Está en la página 1de 66

FORMULACIÓN Y

NOMENCLATURA: LA IUPAC Y
SUS “RECOMENDACIONES”
30/07/2016

Muchos compuestos son conocidos desde la antigüedad, por lo que tienen nombres
comunes que prevalecen en la actualidad, como la sosa cáustica (NaOH), el yeso
(CaSO4·2H2O) o la cal (CaO). Otros muchos son de gran importancia industrial o
comercial y son generalmente conocidos por su nombre tradicional, como ocurre con el
amoniaco (NH3), el ácido sulfúrico (H2SO4) o el bicarbonato sódico (NaHCO3). Sin
embargo, el número de compuestos es tan grande que no tendría sentido asignar a cada
uno de ellos un nombre propio, y mucho menos, aprendérselo.

Diferentes nombres y fórmulas de un mismo compuesto


Pensemos que en la actualidad se conocen 118 elementos distintos y, si cualquier
combinación entre ellos fuese posible, podríamos obtener 13 924 compuestos binarios
(de dos elementos), 1 643 032 compuestos ternarios (con tres elementos cada uno) o 193
877 776 compuestos cuaternarios (de cuatro elementos), siendo posible, desde luego,
combinaciones con un mayor número de elementos por cada compuesto. Y esto sería solo
una parte, pues estas combinaciones entre metales y no metales se corresponden con ese
grupo que denominamos compuestos inorgánicos. Existe un conjunto mucho más
numeroso y variado de compuestos orgánicos, caracterizados por la presencia de
carbono, elemento que tiene la capacidad de unirse a sí mismo formando cadenas largas
y ramificadas, de gran tamaño, que pueden tener cientos o miles de átomos (incluso más,
en moléculas orgánicas de importancia biológica).
La realidad es que no todas las combinaciones posibles son probables, y de ellas sólo
algunas se han conseguido identificar en la naturaleza o sintetizar en un laboratorio. Aun
así, la Chemical Abstracts Service (CAS), organismo que se encarga de asignar un
número identificativo a cada sustancia química que se descubre o se sintetiza, incluye en
su registro más de 55 millones de sustancias únicas, orgánicas e inorgánicas, y cada
día se añaden más de diez mil.
Con la intención de poner un poco de orden a semejante enjambre de compuestos, se
establecen una serie de criterios con los que poder nombrar sin ambigüedades a cada uno
de ellos (nomenclatura) y asignarles una fórmula única que los identifique
(formulación). De ello se encargan la mencionada CAS, que edita el semanario de
resúmenes Chemical Abstracts (CA) y mantiene la base de datos SciFinder, y
la IUPAC (International Union of Pure and Applied Chemistry), cuyas recomendaciones
para la formulación y la nomenclatura de los compuestos orgánicos e inorgánicos se
recogen en dos publicaciones, conocidas como Libro Azul y Libro Rojo,
respectivamente.

La última actualización del Libro Rojo (inorgánica) se hizo en 2005, mientras que la
versión más reciente del Libro Azul(orgánica) es de 2013 (imagen).
Las directrices marcadas por la IUPAC son aceptadas internacionalmente y, aunque en
ocasiones provocan polémicas o discrepancias, coinciden en lo esencial con las del CAS.
Con ellas, es posible asignar un nombre y una fórmula a cada sustancia, de manera
unívoca e inequívoca. El aprendizaje y el dominio de estas normas puede resultar un
auténtico quebradero de cabeza para los estudiantes de química, complicándose, además,
por el uso extendido de nombres comunes, tradicionales o de antiguas
nomenclaturas, actualmente en desuso pero que, en ocasiones, debido a la amplia
difusión que tienen entre los químicos, los textos científicos o los catálogos comerciales,
son aceptados (a veces a regañadientes), aunque no recomendados.
No hay que olvidar, tampoco, la importancia que tiene la traducción del inglés al
castellano, pues los anglohablantes tienen la “mala” costumbre de adjetivar antes del
nombre, algo que nos obliga a adaptar a nuestra lengua no solo los nombres de los
compuestos, sino también el orden que deben tener cada una de las palabras en el nombre.
Por ejemplo, la sal común es, químicamente, una sal binaria formada por cloro y sodio.
Los ingleses denominan a este compuesto sodium chloride, y en la fórmula aparecen en
ese mismo orden, NaCl. Sin embargo, en castellano no tendría sentido decir sodio
cloruro, como si sodio fuese un adjetivo, y optamos por invertir el orden de las palabras,
de lo que resulta el nombre cloruro de sodio (o cloruro sódico). A veces resulta útil
recurrir a nuestros conocimientos elementales de inglés para leer adecuadamente las
fórmulas, no de izquierda a derecha, que sería lo natural, sino de derecha a izquierda.
Esto, que parece una tontería, antes no se hacía, y en algún libro antiguo aún podemos
encontrar ejemplos del tipo ClNa, con los elementos situados en el mismo orden en el que
aparecen en el nombre, pero esta costumbre afortunadamente desapareció, adoptándose
internacionalmente el orden inglés, lo cual ha facilitado enormemente la comunicación
científica a nivel global (aunque a todos los hispanohablantes nos hubiese gustado que
la opción elegida fuera la nuestra…).
Con esta entrada se inaugura en el blog una serie dedicada a la formulación y la
nomenclatura de las principales sustancias químicas, especialmente enfocada
a alumnos de secundaria que tienen su primer contacto con este “lenguaje químico“. En
ellas se ofrecerá una explicación detallada de cómo se construyen las fórmulas y los
nombres recomendados, aunque se valorará, en cada caso, la utilidad o la necesidad de
conocer otras nomenclaturas. Puedes acceder a todas las entradas de esta serie a través de
este enlace:}
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: VALENCIA Y
NÚMERO DE OXIDACIÓN
30/07/2016

Experimentalmente se comprueba que en cada compuesto los elementos se combinan en


una determinada proporción. Por ejemplo, en el cloruro de hidrógeno encontramos que
la proporción de átomos de cloro es la misma que la de átomos de hidrógeno, es decir,
hay un empate 1:1, lo que significa que un átomo de cloro se une con un átomo de
hidrógeno para formar una molécula de HCl. Sin embargo, en el hidruro de calcio
(CaH2), por cada átomo de calcio hay dos de hidrógeno, así que en este caso la
proporción es 1:2. En la molécula de agua (H2O) hay dos átomos de hidrógeno por cada
átomo de oxígeno, por lo que la proporción es 2:1. Mientras que en la cal (CaO) la
proporción es 1:1, con un átomo de oxígeno por cada átomo de calcio. Es fácil darse
cuenta que cada elemento tiene una capacidad de combinarse con otros
elementos distinta, y a esta capacidad la denominamos valencia química.
Tradicionalmente, la valencia de un elemento se define como el número de
hidrógenos que pueden combinarse con él.
En los ejemplos anteriores, vemos que el cloro se une a un hidrógeno mientras que el
calcio y el oxígeno se unen a dos hidrógenos. En consecuencia, la valencia del cloro es
1 y tanto la del calcio como la del oxígeno es 2. De manera similar, podríamos decir
que la valencia del nitrógeno es 3 en el amoniaco (NH3), y la del carbono es 4 en el
metano (CH4). Esta capacidad de unión es característica de cada elemento químico y
condiciona la manera en la que se unen con otros elementos distintos de hidrógeno.
Vamos a imaginar por un momento que los átomos son como piezas de lego, con
tamaños y formas diferentes para cada elemento químico. La valencia indicaría el
número de salientes o cavidades que posee cada átomo, de manera que al formar una
molécula, los salientes de uno deben encajar en las cavidadesde otro. Un átomo de cloro
se une a un átomo de hidrógeno, ya que entre ellos sólo hay un punto de unión. Pero el
oxígeno y el calcio tienen valencia dos, es decir, poseen dos puntos de unión, y en cada
uno se encaja un hidrógeno, por lo que en los compuestos correspondientes hay el doble
de átomos de hidrógeno que de oxígeno o de calcio. ¿Y qué ocurre cuando el calcio se
une al oxígeno? Pues que como ambos tienen dos puntos de unión, solo hace falta uno
de cada para formar una molécula de CaO. ¿Y si es el nitrógeno el que se une al
oxígeno? Como el nitrógeno tiene valencia 3 y el oxígeno valencia 2, nos
encontraríamos en una situación en la que las piezas no encajan a la perfección, y la
opción preferida por las moléculas es la de encontrar la combinación de átomos más
sencilla posible que equilibre la situación, es decir, aquella en la que el número
de salientes coincida con el de cavidades, para garantizar que la estructura que se forma
sea resistente y estable. Por eso, en la combinación de nitrógeno y oxígeno, se emplean
dos nitrógenos (con valencia tres cada uno) y tres oxígenos (con valencia dos cada uno),
obteniéndose la molécula N2O3.
En realidad, en los átomos no existen salientes y cavidades, sino que la combinación de
átomos se explica por la captación o la aceptación de electrones en su capa más
externa, llamada capa de valencia. Como la forma más estable de un átomo es aquella
en la que todas sus capas están completas, pueden darse dos posibilidades:
 Que el átomo tenga muchos electrones en su última capa, por lo que la opción más sencilla
es aceptar los electrones necesarios hasta que esta capa quede completa. Esto es típico de
los elementos no metálicos, que tienden a aceptar electrones y, por tanto, a
formar aniones (cargados negativamente).
 Que el átomo tenga pocos electrones en su última capa, por lo que sería complicado encontrar
otros átomos tan generosos como para cederles todos los electrones que necesitan para
completar su capa de valencia, y la opción más fácil es desprenderse de los electrones que
tienen en ella (de esta manera, perderían los electrones de su última capa y la inmediatamente
inferior sería la que queda completamente llena). Esta situación es propia de los elementos
metálicos que, al perder electrones, forman con facilidad cationes (cargados positivamente).
Así, nos encontramos que en realidad la valencia de los átomos está relacionada con la
capacidad para aceptar o ceder electrones, y como en este proceso se ganan o pierden
cargas, se puede hablar de una valencia negativa y de una valencia positiva,
respectivamente. Esto es lo que se conoce como número de oxidación:
El número de oxidación es el número de electrones (indicado en números romanos)
que un elemento cede o acepta cuando se combina con otro: si los cede, su número de
oxidación tiene signo + (pues adquiere carga positiva) y si los acepta, su número de
oxidación tiene signo – (pues adquiere carga negativa).
Lo que ocurre es que no siempre los átomos consiguen todos los electrones que
necesitan, o no siempre encuentran otros átomos que acepten todos los que no quieren.
Digamos que, a veces, negocian entre ellos situaciones intermedias, conformándose con
un número de electrones comprendido entre los que tienen y los que desearían tener.
Esto significa que los átomos de un cierto elemento no tienen siempre el mismo
número de oxidación. En realidad pueden mostrar varios números de oxidación, con
preferencia de unos sobre otros. A veces, incluso, cuando ambos compiten por llevarse
un electrón (los dos átomos tienen tendencia a coger electrones) hay alguno que es más
insistente y acaba ganándolo, a costa del otro que lo pierde. Por eso nos encontramos
también con elementos (los no metálicos) que no solo pueden tener estados de
oxidación de diferente valor numérico, sino que también los tienen de signo
contrario, en función del elemento químico con el que se asocien.
La tendencia a ceder o captar electrones está íntimamente ligada con una magnitud
denominada electronegatividad. Los elementos muy electronegativos tienen gran
tendencia a captar electrones y formar aniones (en general, los elementos no metálicos);
mientras que los menos electronegativos tienen mayor tendencia a cederlos y formar
cationes (en general, los metales). Una regla sencilla para conocer el orden de
electronegatividades de los elementos es: cuanto más arriba y más a la derecha de la
tabla periódica se encuentre un elemento, más electronegativo es; y, a la inversa,
cuanto más abajo y más a la izquierda se sitúa, menos electronegativo. Este orden
es muy importante, ya que, por regla general, los elementos en una fórmula están
ordenados por orden de electrogatividades:
Secuencia de los elementos

Teniendo esto en cuenta, es fácil deducir que:

 Cuando se combinan un metal y un no metal, el metal siempre cede electrones (número de


oxidación positivo) y el no metal los acepta (número de oxidación negativo).
 Cuando se combina un metal con hidrógeno, el metal es el que cede el electrón al
hidrógeno (que tendrá un número de oxidación negativo).
 Cuando se combina un no metal con hidrógeno, pueden darse dos situaciones: si se trata
del boro, el carbono, el silicio o alguno de los elementos de la columna del nitrógeno, son
estos los que ceden el electrón al hidrógeno (que tendría número de oxidación negativo); pero
si se trata de elementos de la columna del oxígeno o del flúor, es el hidrógeno el que tiene
que ceder su electrón (por lo que en este caso su número de oxidación es positivo).
 Cuando se unen no metales entre sí, puede pasar de todo: en este caso el comportamiento de
uno depende del que tenga el otro (por eso los no metales tienen números de oxidación
positivos y negativos).
 Cuando se une un elemento con flúor, es el flúor el que gana, pues es el elemento más
electronegativo de todos, así que siempre es él el que se lleva el electrón (por eso su número
de oxidación solo puede ser negativo).
 ¿Y los gases nobles? Pues como tienen completa su última capa, se puede decir que su
tendencia a ceder o captar electrones es nula, por lo que su número de oxidación es 0. De ahí
su nombre de gases nobles, por su aversión a juntarse con el resto de humildes
y plebeyos elementos (aunque en la actualidad se han descubierto y sintetizado algunos
compuestos en los que intervienen).
En resumen, para comprender la manera en que se combinan debemos tener unos
conocimientos básicos de la tabla periódica, de las valencias o números de
oxidación de los elementos y de la estructura atómica que poseen. Y aquí es donde
los alumnos preguntan: ¿pero hay que saberse la tabla periódica? ¿y los números de
oxidación? Y esta es la respuesta que los alumnos no esperan oír: SÍ. El único consuelo
es que todos, lo que se dice todos, no.
Para utilizar correctamente el lenguaje hay que saberse primero el alfabeto y ciertas
reglas ortográficas y gramaticales. Para ser bueno en matemáticas hay que aprenderse
los números y dominar las operaciones básicas. Pues para sumergirse en el mundo de
la química, hay que conocer su lenguaje, la nomenclatura y la formulación, y esto
no es posible si no conocemos sus elementos básicos.
Pero os voy a confesar un secreto: no creo que ningún químico (yo lo soy) se sepa
completamente TODA la tabla periódica. No por no haberla estudiado, que sí, sino
porque muchos elementos son tan poco habituales, que rara vez nos encontramos con
sus compuestos. Sin embargo, hay una cantidad importante de elementos que son
muy abundantes y comunes, tanto en química como en el día a día, y estos sí
debemos memorizarlos, conocer su símbolo y número de oxidación, y saber
situarlos en la tabla periódica. Sin ello, sería imposible aprender a nombrar y formular
los compuestos.
Como ayuda, os podéis descargar la siguiente tabla con los elementos metálicos y no
metálicos más importantes, en la que se indican sus números de oxidación
habituales. No están todos los que son, pero sí son todos los que hay que saber…
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LAS
SUSTANCIAS SIMPLES
01/08/2016

Cuando hablamos de sustancias simples nos estamos refiriendo a los elementos


químicos, formados exclusivamente por átomos con idéntico número atómico. Pero
debemos tener en cuenta que el hecho de que los elementos estén formados por el
mismo tipo de átomos no implica que estos, en estado natural, se encuentren aislados
individualmente, sino que muchos de ellos aparecen asociados de dos en dos, de tres en
tres, etc. Debido a esto:
Las sustancias simples se representan mediante el símbolo del elemento y un
subíndice que indica el número de átomos de dicho elemento que las forman.
Por ejemplo:

 Los gases nobles aparecen siempre en forma monoatómica, es decir, se encuentran en la


naturaleza como átomos individuales, y se representan mediante el símbolo del elemento: He,
Ne, Ar, Kr, Xe o Rn.
 Los halógenos y los demás elementos gaseosos se presentan siempre como moléculas
diatómicas, formadas por la unión de dos átomos idénticos, por lo que se representan
mediante el símbolo del elemento en cuestión con un 2 como subíndice: H2, N2, O2, F2, Cl2,
Br2 o I2.

La molécula de oxígeno es diatómica

 El oxígeno también se encuentra en el ozono como molécula triatómica: O3.


 El fósforo y el arsénico suelen presentar una estructura tetraatómica: P4 o As4.
 El azufre y el selenio pueden formar moléculas con un mayor número de átomos por
molécula: S6, S8 o Se8.
 El carbono es capaz de generar estructuras con más de 20 átomos, de las cuales la más
estable es la molécula C60, conocida como fullereno.
Fullereno

 Los metales forman grandes redes, en las cuales todos los átomos participan en el enlace
metálico, por lo que suelen representarse únicamente mediante el símbolo del elemento o,
a lo sumo, cuando la estructura cristalina está bien definida, añadiendo el subíndice n (por
ejemplo, Fen).
En muchas ocasiones, nos referimos a estas moléculas mediante el nombre del elemento
(al decir hidrógeno u oxígeno, damos por hecho que nos referimos a la molécula
diatómica de hidrógeno u oxígeno), aunque la IUPAC recomienda emplear los
nombres sistemáticos para distinguir claramente cuándo nos referimos al elemento en
sí, y cuándo a la forma molecular con la que aparece en la naturaleza.
En las sustancias simples se añade un prefijo multiplicador (di–, tri–, tetra–…) al
nombre del elemento, para indicar el número de átomos que forman la molécula.

Nombre de los prefijos multiplicadores en la nomenclatura química


Según esto, el H2 sería dihidrógeno, el O3 se nombraría como trioxígeno, el P4 como
tetrafósforo, el S6 es hexaazufre y el C60 se denominaría hexacontacarbono. En algunas
ocasiones se puede añadir al nombre información adicional, como en el caso
del S8 que, al presentar una estructura cíclica, se le puede añadir el prefijo ciclo–, y su
nombre sería ciclo–octaazufre:
Molécula de ciclo-octaazufre
Finalmente, es interesante valorar que, cuando se unen átomos idénticos entre sí, no
existe polarización de los enlaces, ya que no hay diferencia de electronegatividades,
por lo que:
El número de oxidación de un elemento cuando está combinado consigo mismo es
cero.
LOS NUEVOS ELEMENTOS D E LA TABL A PERIÓDICA

De los 118 elementos químicos actualmente conocidos, todos aquellos que tienen un
número atómico superior a 95 son sintéticos (elementos transuránidos), y se han ido
incorporando a la tabla periódica a lo largo de las últimas décadas según se iban
descubriendo. La IUPAC establece un procedimiento para asignar
sistemáticamente un nombre provisional (y un símbolo) a cada nuevo elemento en
función de su número atómico:
El nombre se obtiene por unión de las raíces numéricas asociadas a cada una de
las cifras que constituyen su número atómico, en el mismo orden en que aparecen en
él, añadiendo la terminación –io (en inglés, –ium).

Raíces numéricas para la nomenclatura provisional de nuevos elementos.

El símbolo químico se construye a partir de las raíces numéricas que forman el


nombre (con la primera letra en mayúscula)
Así, los elementos químicos con números atómicos comprendidos entre 111 y 120 se
nombrarían como: unununio (Uuu), ununbio (Uub), ununtrio (Uut), ununquadio (Uuq),
ununpentio (Uup), ununhexio (Uuh), ununseptio (Uuh), ununoctio (Uuo), ununenio
(Uue) y unbinilio (Ubn).
La IUPAC se encarga de asignar un nombre definitivo a cada nuevo elemento químico,
a propuesta de los responsables de su síntesis, una vez que una comisión evaluadora ha
ratificado el descubrimiento. Actualmente, están pendientes de confirmar los
nombres de los elementos 113, 115, 117 y 118, para los cuales se han propuesto los
siguientes: nihonium (¿nihonio?), moscovium(¿moscovio?), tennessine (¿tenesino?)
y oganesson (¿oganesón?); cuya asignación oficial se producirá, previsiblemente, a
finales de 2016.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS
IONES SIMPLES
06/08/2016

Un ion es un átomo, o un grupo de átomos, que posee una carga neta. Los iones se
pueden clasificar de la siguiente manera:

 Según la carga del ion podemos distinguir: cationes (iones con carga positiva)
y aniones (iones con carga negativa). Los metales, debido a su baja electronegatividad,
forman fácilmente cationes, mientras que los no metales, más electronegativos, tienden a
formar aniones.
 Según el número de átomos que constituyen el ion: monoatómicos (formados por un único
átomo) y poliatómicos (formados por más de un átomo).
 Dentro de los iones poliatómicos, podemos distinguir: iones homopoliatómicos (formados
por átomos de un mismo elemento) e iones heteropoliatómicos (formados por más de un
tipo de átomos).
En esta entrada se tratarán los iones monoatómicos y homopoliatómicos:

C AT I O N E S M O N O AT Ó M I C O S

Los cationes monoatómicos son iones cargados positivamente y formados por un


único átomo.
Los cationes monoatómicos se representan mediante el símbolo del elemento (A),
y un subíndice en el que se indica el valor y el signo de la carga (n+): An+. Por
ejemplo: H+, Na+, Ca2+, Fe3+, Pb4+…
El nombre de un catión monoatómico es el del elemento con el número de carga
pertinente (sin espacios entre medias).
El número de carga, anteriomente llamado número de Ewens-Bassett, se expresa en
números arábigos, seguido del signo y siempre entre paréntesis. Por ejemplo:
Símbolo y nombre de algunos cationes monoatómicos

Aunque esta es la forma que habitualmente utiliza la IUPAC, también se puede sustituir
el número de carga por el número de oxidación (al estilo de la nomenclatura de Stock),
el cual debe escribirse en números romanos y sin signo (en el caso de los cationes). Con
ella tendríamos nombres como cobre(I), hierro(II), cromo(III), plomo(IV), etc.
A pesar de estar desaconsejada por la IUPAC, la nomenclatura tradicional está
relativamente extendida en los textos, por lo que puede ser conveniente conocerla. En
ella, cuando se quiere especificar el número de oxidación del elemento, se añade un
sufijo a la raíz del nombre: la terminación –oso indica que el elemento actúa con el
menor número de oxidación, mientras que la terminación –ico se usa para el número de
oxidación mayor. Por ejemplo, los dos cationes del hierro se denominarían ferroso (Fe2+)
y férrico (Fe3+), pues sus números de oxidación son II y III, respectivamente.
Además, la IUPAC acepta los siguientes nombres para los cationes del hidrógeno y
sus isótopos:

Nombres de los cationes del hidrógeno y sus isótopos

C AT I O N E S H O M O P O L I AT Ó M I C O S

Los cationes homopoliatómicos son iones cargados positivamente, formados por la


unión de varios átomos de un mismo elemento.
Los cationes homopoliatómicos se representan mediante el símbolo del
elemento (A), un subíndice que indica el número de átomos que lo constituyen y un
superíndice donde aparece el valor y el signo de la carga.
Los cationes homopoliatómicos se nombran como los cationes monoatómicos,
anteponiendo un prefijo multiplicador que identifica el número de átomos que
aparecen.

Fórmula y nombre de algunos cationes homopoliatómicos

Para evitar ambigüedades en la nomenclatura de los iones homopoliatómicos, la IUPAC


no recomienda el uso de los números de oxidación, pues estos se refieren a los átomos
individuales de los elementos y, a diferencia de lo que ocurre en los iones
monoatómicos, no coinciden numéricamente con la carga. Por ejemplo, en el catión
dimercurio(2+), el número de oxidación es I, por lo que el nombre dimercurio(I) podría
resultar confuso.

ANIONES MONOATÓMICOS

Los aniones monoatómicos son iones cargados negativamente que están formados por
un único átomo. De manera análoga a los cationes monoatómicos:
Los aniones monoatómicos se representan mediante el símbolo del elemento(A) y un
superíndice en el que se indica el valor y el signo de la carga (n–): An–. Por
ejemplo: H–, Cl–, S2–, N3–, C4–…
Sin embargo, hay un pequeño matiz distintivo en su nomenclatura:

El nombre de un anión monoatómico se obtiene al añadir el sufijo -uro a la raíz del


elemento, además del número de carga pertinente (sin espacios entre medias).
Veamos como se aplica con algunos ejemplos:
Nombre de algunos aniones monoatómicos

Cuando no exista ambigüedad puede omitirse el número de carga en el nombre del


anión, algo que ocurre frecuentemente, como en los ejemplos anteriores: hidruro,
cloruro, sulfuro…

El oxígeno es una excepción y su anión, O2–, no se denomina oxigenuro, sino óxido.


A N I O N E S H O M O P O L I AT Ó M I C O S

Los aniones homopoliatómicos son iones cargados negativamente, formados por la


unión de varios átomos de un mismo elemento. De manera similar a los cationes
homopoliatómicos:
Los aniones homopoliatómicos se representan mediante el símbolo del
elemento (A), un subíndice que indica el número de átomos que lo constituyen y un
superíndice en el que se recoge el valor y el signo de la carga.
Los aniones homopoliatómicos se nombran como los aniones monoatómicos,
anteponiendo un prefijo multiplicador para señalar el número de átomos que
aparecen.
En los siguientes ejemplos se indican, además, algunos nombres tradicionales
aceptados por la IUPAC:

Fórmulas y nombres de algunos aniones homopoliatómicos

En los aniones homopoliatómicos tampoco se recomienda el uso de los números de


oxidación, por las mismas razones que se expusieron para los cationes
homopoliatómicos. En el anión dióxido(2–) el oxígeno actúa con número de oxidación –
I, y esto podría conducir a equívocos. Es más, en algunos aniones, como en
el dióxido(1–) o el trinitruro(1–), se deberían asignar números de oxidación
formalmente fraccionarios, lo cual debe evitarse siempre.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS
COMPUESTOS BINARIOS
07/08/2016

Los elementos químicos se pueden combinar entre sí de diferentes maneras para formar
gran variedad de compuestos. Las combinaciones más sencillas son aquellas en las que
participan solo dos elementos distintos: los compuestos binarios. Entre ellos, por
ejemplo, se encontraría el agua (formada por oxígeno e hidrógeno), la sal común (que se
obtiene por la unión de átomos de cloro y de sodio) o el benceno (anillo de átomos de
carbono enlazados a hidrógenos).
¿ C Ó M O R E P R E S E N T AM O S L O S C O M P U E S T O S ?

Cada compuesto se caracteriza por la proporción que hay entre los átomos de sus
elementos constituyentes, que se representa mediante su fórmula química:
 Las fórmulas empíricas ofrecen la relación más sencilla en la que se encuentran los átomos
en un compuesto.
 Las fórmulas moleculares indican el número de átomos que forman parte de cada molécula
(cuando el compuesto es molecular).
 Las fórmulas estructurales informan sobre la distribución de los átomos y los enlaces que se
establecen entre ellos.
Analicemos las diferencias entre ellas:

 En el agua la cantidad de hidrógenos es el doble que la de oxígenos, por lo que su fórmula


empírica es H2O. Como el agua está formada por moléculas discretas, cada una de las
cuales contiene dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno, su fórmula molecular
coincide con la anterior. Los enlaces covalentes entre hidrógeno y oxígeno quedan patentes
en su fórmula estructural:

 En la sal común la cantidad de sodio es la misma que la de cloro, por lo que su fórmula
empírica sería NaCl. Este no es un compuesto molecular, es decir, no se puede decir que en
realidad existan moléculas individuales de sodio y cloro, sino que estos átomos se apilan de
manera ordenada formando una estructura mucho mayor, conocida como red cristalina:
 En el benceno, el número de átomos de carbono coincide con el de átomos de hidrógeno, por
lo que su fórmula empírica sería CH. Este sí es un compuesto molecular, y al estudiarlo,
comprobamos que en cada molécula hay seis átomos de carbono y seis átomos de hidrógeno,
por lo que su fórmula molecular es C6H6 (en este caso no coincide con la empírica, sino que
es un múltiplo de ella, pero la relación de átomos es la misma). Los átomos de carbono se
unen entre sí formando un anillo hexagonal, y cada uno se enlaza a un hidrógeno, lo cual
aparece reflejado en su fórmula estructural:

La fórmula estructural aporta mucha más información, lo que resulta especialmente útil
en moléculas orgánicas (como el benceno) o de estructura compleja. Pero este no es el
caso que nos ocupa ahora, por lo que nos bastará con conocer la fórmula molecular
de un compuesto (o la empírica, en su defecto) para poder nombrarlo o identificarlo.
¿CÓMO OBTENEMOS LA FÓRMULA DE UN
COMPUESTO?

En la fórmula de un compuesto se representan los elementos que lo forman mediante


sus respectivos símbolos, y el número de átomos de cada uno mediante un subíndice.
Para formular un compuesto binario debemos tener en cuenta, fundamentalmente, dos
cosas:
 ¿Qué elemento va en primer lugar en la fórmula?
 ¿Qué subíndice le corresponde a cada elemento?
Para responder a la primera pregunta, seguiremos las actuales recomendaciones de la
IUPAC, que propone la siguiente secuencia de elementos, basada en consideraciones
de electronegatividad, en la que la flecha hace un recorrido que parte del
elemento menos metálico y continúa hacia el elemento más metálico(finalizando con los
gases nobles):

En las fórmulas de los compuestos binarios, el elemento que se encuentre el último al


seguir la flecha, se representa el primero en la fórmula.
Los elementos se ordenan en una fórmula empezando por el más metálico (menos
electronegativo) y terminando por el menos metálico (más electronegativo).
Aunque a grandes rasgos la electronegatividad varía de esta manera, no es una
coincidencia exacta. La IUPAC intenta simplificar el recorrido al ir de grupo en grupo,
y de arriba a abajo. Solamente el hidrógeno tiene una posición única. Esto significa
que el oxígeno, que anteriormente disfrutaba de un estatus especial, recibe ahora la
misma consideración que los demás elementos y aparece en la secuencia en la
posición que le corresponde por su situación en la tabla periódica (antes el oxígeno se
solía situar al final, por tener una electronegatividad solo superada por el flúor).
Con respecto a la segunda pregunta, para asignar los subíndices adecuados a cada
elemento, debemos tener en cuenta que la suma de los números de oxidación en una
sustancia neutra siempre es nula (si fuese un ion sería su carga). En un compuesto
binario, el número de oxidación del elemento más electronegativo debe ser compensado
con el número de oxidación del elemento más electropositivo. Si ambos son iguales,
pero de signo opuesto, no hay problema (su suma es cero), y en la fórmula sólo
aparecería un átomo de cada elemento. Sin embargo, cuando los números de oxidación
no coinciden, debemos compensarlo variando el número de átomos hasta que el valor de
ambos se iguala. La estrategia general consiste en añadir tantos átomos de un
elemento como indique el número de oxidación del otro.
Veamos algunos ejemplos:

 Una combinación binaria de calcio y azufre. El número de oxidación del calcio es II, y el
del azufre, –II. Como ambos coinciden, en la fórmula solo debemos incluir un átomo de cada
para que la suma sea cero, por lo que, respetando el orden que les corresponde, la fórmula
sería: CaS.
 Una combinación binaria de aluminio y oxígeno. El aluminio, más electropositivo, tendría
número de oxidación III. Por su parte, el oxígeno, más electronegativo, actuaría con número
de oxidación –II. Con dos átomos de aluminio y tres de oxígeno conseguiríamos empatar los
números de oxidación, y la fórmula resultante sería: Al2O3.
¿CÓMO SE NOMBRA UN C OMPUESTO A PARTIR DE SU
F Ó R M U L A?

Al igual que ocurría con las fórmulas, también existen diferentes tipos de nombres, y
cada uno aporta una información distinta de la molécula:

 Los nombres de composición indican únicamente la cantidad de átomos de cada elemento


en el compuesto. Dan poca información de cómo se distribuyen los átomos en la molécula.
 Los nombres de sustitución se basan en el nombre de un compuesto de partida (progenitor),
en el que se han sustituido algunos átomos por otros (derivado). Inspirados en la
nomenclatura orgánica, dan bastante información sobre la estructura de la molécula.
 Los nombres de adición se forman a partir del nombre del átomo central al que se van
añadiendo los átomos con los que se enlaza. Da mucha información sobre la estructura de la
molécula.
Aunque los nombres de composición son los que menos información estructural
ofrecen, son los que vamos a utilizar casi de manera exclusiva. El uso de nombres de
sustitución y de adición requiere tener ciertos conocimientos de los compuestos y la
manera en que se enlazan sus átomos, por lo que pueden ser muy útiles cuando se
especializa el estudio, pero no en los cursos iniciales y, mucho menos, en las primeras
tomas de contacto con la nomenclatura inorgánica.
El tipo de nombre de composición más sencillo es un nombre estequiométrico, que es
solamente el reflejo de la fórmula empírica o molecular del compuesto.
En los compuestos binarios se cita primero el elemento situado a la derecha en la
fórmula, añadiendo el sufijo –uro a la raiz de su nombre, y a continuación el nombre
del elemento situado a la izquierda en la fórmula, con la preposición “de” entre
medias.
Nótese que el elemento situado a la izquierda es, por convenio, más electronegativo, y
por ello se nombra como si se tratase de un anión, por lo que el elemento situado a la
derecha, más electropositivo, se consideraría un catión. Esto hace pensar que el enlace
tiene una naturaleza iónica, lo cual no siempre se corresponde con la realidad.
Por ejemplo, el nombre estequiométrico del compuesto de fórmula NaCl es cloruro
sódico (sal común) y el del CaS es sulfuro de calcio. Solo el oxígeno se mantiene como
excepción, y cuando va situado al final de la fórmula se le nombra como óxido, por lo
que el compuesto MgO no es oxigenuro de calcio, sino óxido de calcio.
Cuando las proporciones de los elementos en la fórmula no son las mismas, pueden
indicarse de diferentes maneras:

 Mediante prefijos multiplicadores (mono–, di–, tri–, tetra–, penta–…) para indicar el
número de átomos de cada elemento (antes llamada nomenclatura sistemática). Por
ejemplo, el nombre para el Al2O3 es trióxido de aluminio. El prefijo mono– es superfluo, y
solo se debe utilizar en los casos en que convenga distinguir un compuesto de otro con los
mismo elementos, como ocurre con el monóxido de carbono (CO) y el dióxido de carbono
(CO2).

Tabla con los prefijos multiplicadores

 Indicando el número de oxidación pertinente entre paréntesis (y en números romanos)


inmediatamente después del nombre, sin dejar un espacio (antigua nomenclatura de Stock).
Esto solo es necesario cuando el elemento tiene posibilidad de actuar con más de un número
de oxidación, por ejemplo, en el óxido de aluminio (Al2O3) no sería necesario (el aluminio
solo puede tener número de oxidación III) pero sí en los compuestos de hierro: cloruro de
hierro(II) para el FeCl2 o cloruro de hierro(III) para el FeCl3.
 Indicando el número de carga, de la misma manera que el anterior, pero en números
arábigos y con el signo correspondiente (número de Ewens-Bassett). Como ocurre con los
números de oxidación, solo se indica cuando es necesario: hidruro de plomo(2+) o hidruro de
plomo(4+), para los compuestos PbH2 y PbH4, respectivamente.
Estos criterios son de aplicación general en todos los compuestos binarios, aunque
suele clasificarse su estudio por grupos de compuestos, por lo que es
conveniente prestar atención a las particularidades de cada uno de ellos, pues en ciertos
casos se recomiendan otros nombres o se aceptan otras nomenclaturas.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LAS
COMBINACIONES BINARIAS
DEL HIDRÓGENO
04/08/2016

Se sabe que casi todos los elementos químicos son capaces de generar compuestos
binarios con el hidrógeno, por lo que el número de estos compuestos,
denominados hidruros, es tan elevado, y sus propiedades tan diferentes, que resulta casi
imprescindible realizar algún tipo de clasificación que facilite su estudio, como la
siguiente, basada en la distinta naturaleza del enlace que se establece entre el hidrógeno
y el otro elemento:
 Combinaciones binarias de hidrógeno y un metal: si el metal pertenece a los grupos 1 y 2
de la tabla periódica (elementos del bloque s) el enlace es predominantemente iónico,
clasificándose como hidruros salinos (son sólidos cristalinos no conductores de la
electricidad y no volátiles); pero con los elementos de los bloques d y f se forman hidruros
metálicos, conductores de la electricidad y de composición variable (no estequiométrica).
 Combinaciones binarias de hidrógeno y un no metal: la mayor parte de los compuestos
binarios del hidrógeno con los elementos del bloque p son compuestos moleculares
volátiles, razón por la cual se clasifican como hidruros moleculares. Entre ellos, nos
encontramos con una serie de hidruros gaseosos, formados con los elementos no metálicos
de los grupos 16 y 17, que forman con facilidad disoluciones acuosas ácidas, por lo que se les
denomina hidrácidos.
H I D R U R O S S AL I N O S E H I D R U R O S M E T Á L I C O S

A pesar de las diferentes propiedades de unos y otros, en cuanto a formulación y


nomenclatura pueden tratarse de manera conjunta. Sea cual sea el elemento metálico,
este siempre tiene una electronegatividad menor a la del hidrógeno, motivo por el
cual el metal actúa con un número de oxidación positivo (I, II, III…) y el hidrógeno
con su número de oxidación negativo (–I). Según esto:
Al formular los hidruros de elementos metálicos, se escribe en primer lugar el símbolo
del metal y, en segundo lugar, el símbolo del hidrógeno, con un subíndice que indica
el número de oxidación del metal: MH, MH2, MH3…
Estos hidruros se nombran siguiendo la estrategia general de leer la fórmula de derecha
a izquierda:

Nomenclatura: hidruro de + nombre del metal


De esta manera podemos nombrar sin problemas los hidruros salinos, en los que el
metal posee un número de oxidación único (I o II).
Fórmula y nombre de algunos hidruros salinos

Sin embargo, los metales pertenecientes a los bloques d y f suelen actuar conmás de
un número de oxidación distinto, por lo que tiene que incluirse en el nombre
información suficiente para poder distinguir los posibles hidruros:
 Se pueden emplear prefijos multiplicadores (di–, tri–, tetra–…) para indicar el número de
átomos de hidrógeno que aparecen en la fórmula (antigua nomenclatura sistemática).
 Se puede indicar el número de oxidación con el que actúa el metal, inmediatamente después
de citar su nombre, sin dejar espacios y en números romanos (antigua nomenclatura de
Stock).
 Se puede sustituir el número de oxidación por el número de carga, que se corresponde con
la carga del catión metálico que participa en el compuesto, expresada mediante un número
arábigo y el signo correspondiente (como en la anterior, entre paréntesis y pegada al nombre
del metal).
Es importante recordar que esta información adicional solo debe incluirse cuando el
metal posee más de un número de oxidación. Veamos algunos ejemplos:

Fórmula y nombre de algunos hidruros metálicos. Aquellos señalados con un asterisco


no existen en la naturaleza como tales, aunque se proponen como ejemplo útil en la
aplicación de las normas de formulación y nomenclatura.
Aunque aparecen como ejemplos en los libros de texto y en muchos ejercicios de
formulación/nomenclatura no se conocen hidruros de los elementos de transición de
los grupos 7, 8 y 9 (zona de inexistencia de hidruros, en la que se encuentran el Mn, el
Fe y el Co) ni de algunos metales comunes, como Ni, Ag, Hg o Cd.
H I D R U R O S M O L E C U L AR E S

Existen hidruros de todos los elementos del bloque p, metálicos o no metálicos, a


excepción del bismuto y el polonio. Al formular y nombrar estos compuestos debemos
tener en cuenta que en la secuencia según la cual se deben ordenar los elementos, el
hidrógeno se encuentra entre los elementos del grupo 15 (la columna del nitrógeno) y
los del grupo 16 (la columna del oxígeno). Por ello, la posición del hidrógeno varía de
unos a otros:

 Con los elementos de los grupos 13, 14 y 15, el hidrógeno se sitúa el último en la fórmula, y
se entiende que en ellos actúa con el número de oxidación negativo (–I). Se formulan de
manera análoga a los hidruros metálicos: AHn(donde n representa el número de oxidación del
elemento A, que en los grupos considerados suele ser III o IV).
 Con los elementos de los grupos 16 y 17 (calcógenos y halógenos, respectivamente), el
hidrógeno ocupa la primera posición en la fórmula, por lo que le corresponderá el número de
oxidación positivo (I). Su fórmula general es HnA (donde n representa el número de
oxidación del elemento A, que en estos grupos es –I o –II).
En cuanto a su nomenclatura:

Los hidruros de los grupos 13, 14 y 15 se nombran como hidruros del elemento
correspondiente, anteponiendo, en su caso, un prefijo multiplicador para indicar el
número de hidrógenos en la fórmula .
Los hidruros de los grupos 16 y 17 se nombran como halogenuros o calcogenuros de
hidrógeno (para lo cual se añade la terminación -uro al nombre del elemento), sin
necesidad de anteponer ningún prefijo multiplicador.
Unos ejemplos servirán para aclararlo:
Fórmula y nombre de algunos hidruros moleculares

¿Por qué en unos se añade prefijo multiplicador y en otros no? La clave está en las
consideraciones que subyacen tras el orden de los elementos en la fórmula. En los
hidruros de los grupos 13, 14 y 15 se asigna al hidrógeno el número de oxidación
negativo, por ir situado el último en la fórmula. En consecuencia, el otro elemento debe
actuar con un número de oxidación positivo y, dado que este puede ser distinto en cada
elemento, debe especificarse de cuál se trata en cada caso. Sin embargo, en los hidruros
de los grupos 16 y 17, el hidrógeno va en primer lugar y actúa con número de oxidación
positivo, por lo que en este caso el otro elemento es el que actúa con un número de
oxidación negativo, y resulta que este es único para cada elemento (–I para los
elementos del grupo 17, los halógenos, y –II para los del 16, los calcógenos), por lo que
no es necesario especificarlo de ninguna manera en el nombre.
HIDRUROS PROGENITORE S E HIDRUROS DERIVAD OS

Conviene mencionar que los nombres anteriores corresponden a lo que


se denomina nomenclatura de composición, pues solo tiene en cuenta los elementos
constituyentes y no la estructura del compuesto. En los hidruros moleculares también se
puede emplear la nomenclatura de sustitución, inspirada en la nomenclatura orgánica,
que permite ofrecer información sobre la estructura de compuestos derivados de
hidruros, en los cuales los hidrógenos se han sustituido por otros elementos o grupos de
elementos. Estos hidruros de los que derivan otros compuestos se denominan hidruros
progenitores, y tienen asignados los siguientes nombres:
Nombres dados por la IUPAC a los hidruros progenitores

Con estos nombres la IUPAC pretende sustituir los nombres tradicionales que se han
venido usando para algunos de estos hidruros (fosfina, arsina o estibina), salvo el
de amoniaco, que sigue siendo un nombre aceptado (y ampliamente utilizado) para
el NH3. Aunque podemos utilizarlos para referirnos a los respectivos hidruros, su
uso está especialmente indicado para nombrar los compuestos derivados de ellos,
como:
 Los hidruros con un número de enlaces distinto al habitual, en los que se indica mediante
un superíndice unido a la letra griega λ el número de hidrógenos que aparecen en el
compuesto, y separado del nombre mediante un guion. Por ejemplo: λ5–fosfano, para el PH5,
o λ6–sulfano, para el SH6.
 Los hidruros en los que algunos hidrógenos han sido sustituidos por otros átomos (o
grupos de átomos). Por ejemplo: triclorofosfano, PCl3, donde todos los hidrógenos del PH3,
han sido sustituidos por átomos de cloro.
 Los hidruros en los que el elemento que no es hidrógeno forma enlaces consigo mismo
dando lugar a cadenas (no muy largas, pues son relativamente inestables). En ellos el
número de átomos encadenados se indican mediante un prefijo multiplicador situado delante
del nombre del hidruro progenitor. Por ejemplo: diazano (N2H4), triazano (N3H5), difosfina
(P2H4) o disilano (Si2H6).

Disilano

¿Y qué ocurre con el H2O? Pues que su nombre común, científico, recomendado y
usado siempre es ¡agua! No hay que darle más vueltas. Es más, si nos ponemos
rigurosos ni siquiera debería seguir las normas de formulación propuestas para los
hidruros, pues al tratarse de una combinación con oxígeno, debería, en todo caso,
nombrarse como un óxido (óxido de hidrógeno). Pero no tiene sentido complicar las
cosas, y solo habría que utilizar el nombre oxidano cuando se considere un hidruro
progenitor del que derivan otros compuestos, como, por ejemplo, el dioxidano (más
conocido como peróxido de hidrógeno o, con su nombre común, agua oxigenada):

Dioxidano

HIDRÁCIDOS

Cuando el hidrógeno se combina con alguno de los elementos no metálicos


pertenecientes a los grupos 16 y 17 (calcógenos y halógenos) se obtienen hidruros
volátiles que, al disolverse en agua, dan disoluciones de marcado carácter ácido, por lo
que se conocen comúnmente como hidrácidos. La IUPAC acepta la nomenclatura
tradicional para estos hidruros, especialmente cuando se encuentran en disolución:
Los hidrácidos se nombran con la palabra ácido seguida de un adjetivo formado por
la unión de la raíz del nombre del elemento no metálico y el sufijo –hídrico.

U N AS C O N S I D E R AC I O N E S F I N A L E S

Aunque la IUPAC denomina hidruros a todas las combinaciones binarias del hidrógeno,
esto no debe asociarse a la existencia real del anión hidruro (H–) en el compuesto. En
realidad, este anión solo puede considerarse que aparece en los hidruros salinos y, si
acaso, en algunos hidruros metálicos (es decir, con los metales menos electronegativos).
En estos hidruros el número de oxidación del hidrógeno es, efectivamente, –I.
Por otra parte, merece la pena analizar brevemente la naturaleza del enlace de algunos
hidruros moleculares. En ellos, la posición del hidrógeno en la fórmula sigue un
orden determinado que, aunque inspirado en el orden de electronegatividad
creciente de los elementos, no coincide exactamente con este. Así, nos encontramos
con situaciones como la que ocurre en el amoniaco, NH3, en el que el hidrógeno, al
situarse en último lugar, parece tener una electronegatividad mayor que la del nitrógeno.
Esto no es así, ya que en realidad es el nitrógeno el más electronegativo y, en
consecuencia, el que tiene una mayor tendencia a atraer hacia sí los electrones, por lo
que su número de oxidación sería negativo y el del hidrógeno positivo, al contrario de lo
que indica su fórmula.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS ÓXIDOS
05/08/2016

Llamamos óxido a cualquier combinación binaria en la que participa el oxígeno. Casi


todos los elementos forman combinaciones estables con el oxígeno y muchos de ellos
en varios estados de oxidación.
ÓXIDOS DE ELEMENTOS METÁLICOS

Se conocen como óxidos básicos. En todos ellos el metal actúa con un número de
oxidación positivo (I, II, III…) y el oxígeno con su número de oxidación negativo (–II).
Debido a la mayor electronegatividad del oxígeno, con respecto a cualquier metal, en la
fórmula aparece siempre el metal en primer lugar y, a continuación, el oxígeno.
La fórmula general de los óxidos metálicos es M2On, donde M y nrepresentan el
símbolo y el número de oxidación del metal, respectivamente.
 La fórmula general de los óxidos de metales alcalinos es M2O, ya que para todos ellos el
número de oxidación es I. Así, obtenemos Li2O, Na2O, K2O, Rb2O…
 La fórmula general de los óxidos de metales alcalinotérreos es MO, ya que los números de
oxidación del metal y el oxígeno coinciden (en valor) y se simplifican en la fórmula: BeO,
MgO, CaO, SrO…
 Los óxidos de los metales de transición tienen fórmulas que dependen de los estados de
oxidación del metal que participa, que incluso pueden variar para un mismo metal. Por
ejemplo, la plata solo puede formar el óxido Ag2O (ya que su único número de oxidación es
I), mientras que el hierro puede generar los óxidos FeO y Fe2O3 (según sea su número de
oxidación II o III). Cuando el número de oxidación del metal es par, se simplifica con el del
oxígeno.
Los óxidos se pueden nombrar, de manera general, siguiendo la estrategia de leer la
fórmula de derecha a izquierda:
Nomenclatura: óxido de + nombre del elemento metálico.
Sin embargo, como son muchos los metales que pueden actuar con más de un número
de oxidación distinto, este debe especificarse en el nombre cuando sea necesario. Al
igual que en los hidruros, esto puede hacerse de tres maneras:
 Anteponiendo prefijos multiplicadores (mono–, di–, tri–, etc.) a la palabra óxido y/o al
nombre del metal, para indicar el número de ellos que hay en la fórmula (antigua
nomenclatura sistemática). El prefijo mono– es superfluo y no se incluye salvo que permita
distinguir un compuesto de otro con los mismos elementos.
 Indicando el número de oxidación del metal, justo después de nombrarlo, en números
romanos, entre paréntesis y sin dejar espacios (antigua nomenclatura de Stock).
 Indicando el número de carga del catión metálico, en números arábigos y con el signo, entre
paréntesis, inmediatamente después de nombrarlo.
Veamos algunos casos ilustrativos:
Fórmulas y nombres recomendados para algunos óxidos metálicos.

ÓXIDOS DE ELEMENTOS NO METÁLICOS

Se conocen como óxidos ácidos. En ellos, el oxígeno actúa con número de oxidación
–II, por lo que al no metal le corresponde un número de oxidación positivo:
 Los halógenos (a excepción del flúor) tienen números de oxidación I, III, V y VII, por lo
que pueden dar cuatro óxidos distintos.
 Los calcógenos (anfígenos) tienen números de oxidación II, IV y VI, por lo que pueden
combinarse de tres maneras distintas con el oxígeno.
 Los pnicógenos (nitrogenoideos) actúan con los números de oxidación I, III y V cuando se
combinan con el oxígeno (el nitrógeno, incluso, con II y IV).
 El carbono forma dos óxidos, cuando actúa con los números de oxidación II y IV.
 El silicio solo forma un óxido, con su número de oxidación IV.
 El boro forma un único óxido, cuando actúa con número de oxidación III.
El flúor es una excepción, pues es el único elemento más electronegativo que el
oxígeno, y solo puede actuar con número de oxidación negativo (–I), por lo que en
combinación con él, el oxígeno será el que actúa con número de oxidación positivo (II).
Es por ello que, tradicionalmente, el óxido de flúor ha sido el único en el que el orden
de los elementos en la fórmula se invertía, representándose como OF2. Y
digo tradicionalmente porque con las últimas recomendaciones de la IUPAC (de
2005) la situación ha cambiado. Anteriormente, el oxígeno mantenía
un estatus especial, que le permitía ir siempre en último lugar en la fórmula de cualquier
óxido (salvo en el caso del flúor, como se ha explicado). Actualmente, la IUPAC retira
esta consideración al oxígeno, lo que implica que su posición en la fórmula debe
seguir los mismos criterios que el resto de elementos, en función de su posición en la
tabla periódica:
Secuencia de ordenación de los elementos en la fórmula.

Según este planteamiento:

La fórmula general de los óxidos no metálicos es A2On, donde A y nrepresentan el


símbolo y el número de oxidación del no metal, respectivamente, siempre y cuando no
se trate de un halógeno (X), en cuyo caso el orden se invierte (OnX2).

Fórmulas de los óxidos no metálicos (según las recomendaciones de la IUPAC)

Este cambio ha resultado polémico y está encontrando importantes reticencias por


parte de los químicos y los docentes, no solo por la (comprensible) costumbre de
emplear los anteriores criterios, sino también por ciertos aspectos controvertidos de la
nueva propuesta:
 Se podía entender la excepción del flúor por su mayor electronegatividad, pero esto no ocurre
en el resto de los halógenos. Al utilizar la formulación OnX2 se presupone que al oxígeno le
corresponde el número de oxidación positivo y al halógeno un número de oxidación
negativo, lo cual es cuestionable desde el punto de vista electrónico. Además, ¿en qué tabla
se encuentran números de oxidación negativos para los halógenos?
 Anteriormente todas las combinaciones binarias del oxígeno se leían como óxidos de,
mientras que ahora, al colocar los halógenos en posición final,
deberán leerse como halogenuros de oxígeno (yoduro de oxígeno, cloruros de oxígeno,
bromuros de oxígeno…). Es decir, se tratan como compuestos binarios sin especial
consideración, no como óxidos.
Por tanto, las implicaciones de esta cuestión afectan a los criterios según los cuales
deben nombrarse estos compuestos:

Las combinaciones binarias del oxígeno con elementos no metálicos se nombran


como óxidos del elemento considerado, salvo en el caso de los halógenos, que al
situarse al final de la fórmula, deberían nombrarse como halogenuros de oxígeno.
Además, como viene siendo habitual, se utilizan prefijos multiplicadores para indicar
el número de átomos de cada elemento en la fórmula, o bien, se indican los números de
oxidación entre paréntesis, al igual que en los óxidos metálicos, siempre que sea
necesario (en este caso, el uso de números de carga está desaconsejado). Por ejemplo:

Fórmulas y nombres de algunos óxidos no metálicos. Los compuestos y nombres


marcados con asterisco siguen siendo usados, aunque ya no son recomendados por la
IUPAC.

Por si no fuera suficiente, para los óxidos de los elementos se ha utilizado durante
mucho tiempo la nomenclatura tradicional, con la que también se nombran los
oxoácidos derivados de ellos. A pesar de estar desaconsejada por la IUPAC, su uso
extendido, especialmente en los oxoácidos, hace que sea conveniente, al menos,
conocerla.
En la nomenclatura tradicional los óxidos no metálicos se nombran como anhídridos
del elemento en cuestión, a cuyo nombre se le pueden añadir los prefijos hipo–/per– y
los sufijos –oso/–ico, para indicar el estado de oxidación con el que participan.
 Cuando el elemento no metálico tiene un único número de oxidación, a la raíz del nombre
se le añade la terminación –ico.
 Para aquellos no metales con dos números de oxidación, se añade la terminación –oso a la
raíz del nombre cuando actúa con el número de oxidación menor, y la terminación –
ico cuando se trata del mayor.
 Si el no metal tiene tres números de oxidación, se añade el prefijo hipo– y el sufijo –
oso para el menor, únicamente el sufijo –oso para el intermedio, y el sufijo –ico para el
mayor.
 En el caso de actuar con cuatro números de oxidación distintos, se utiliza el sufijo –
oso para los dos primeros y el sufijo –ico para los otros, añadiendo el sufijo hipo– al menor
de todos y el sufijo per– al más alto.
Puede resultar confuso, por lo que quedará más claro mediante unos ejemplos:

Esta nomenclatura también ha sido usada durante largo tiempo en las combinaciones de
oxígenos con metales, siguiendo las mismas pautas, pero empleando la palabra óxido en
lugar de la de anhídrido, si bien su uso es cada vez más reducido.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS
PERÓXIDOS Y OTROS ÓXIDOS
05/08/2016

En la mayoría de los compuestos binarios en los que participa el oxígeno (óxidos) nos
encontramos con que su número de oxidación habitual es –II. Sin embargo, esta no es la
única opción, pues el oxígeno puede dar lugar a varios aniones distintos con los que
forma compuestos característicos:

La IUPAC no hace ningún tipo de distinción entre ellos, en cuanto a formulación y


nomenclatura, por lo que están sometidos a las mismas reglas que los óxidos pues, de
manera general, todos ellos pueden englobarse dentro de esta denominación.
LOS PERÓXIDOS

En estos óxidos aparece el anión peróxido, diatómico, y con carga 2–, por lo que se
considera que cada oxígeno actúa con número de oxidación –I. En consecuencia:

La fórmula general de los peróxidos es A2(O2)n, donde A suele ser un elemento


metálico, y n representa su número de oxidación.
Una consecuencia de lo anterior es que no podemos simplificar la fórmula de los
peróxidos todo lo que queramos, pues en ellos siempre debe existir un número par de
átomos de oxígeno:

 Cuando n es uno, la fórmula del peróxido es A2O2, como en Na2O2.


 Cuando n es dos, la fórmula del peróxido sería A2(O2)2, que al simplificarse queda como AO2,
como en MgO2.
 Cuando n es tres, la fórmula del peróxido sería A2(O2)3, que no puede simplificarse y, a lo
sumo, podría representarse como A2O6, tal y como ocurre en el Fe2(O2)3 (o Fe2O6).
Siguiendo la misma estrategia que en los óxidos (y, en general, en cualquier compuesto
binario), el nombre de los peróxidos se obtiene leyendo la fórmula de derecha a
izquierda:

 Se pueden nombrar utilizando prefijos multiplicadores para indicar el número de átomos de


cada elemento en la fórmula (antigua nomenclatura sistemática). En este caso, se puede
poner entre paréntesis el nombre del anión para resaltar su presencia como tal en la
molécula. Por ejemplo, el Hg2O2 se nombraría como dióxido de dimercurio o (dióxido) de
dimercurio.
 Si optamos por utilizar el nombre sistemático del anión, dióxido(2–), se deberá utilizar (por
coherencia) el número de carga también para el catión que lo acompaña. Según esto, el
Hg2O2 se nombraría como dióxido(2–) de dimercurio(2+).
 También podemos utilizar el nombre tradicional aceptado del anión, peróxido, en cuyo caso
añadiremos el número de oxidación del otro elemento entre paréntesis, en números romanos
y sin espacios. De esta manera, el Hg2O2 se nombraría como peróxido de mercurio(I).
Veamos otros ejemplos:

Fórmula y nombre de algunos peróxidos

El peróxido de hidrógeno se conoce habitualmente como agua oxigenada, que


también puede considerarse un hidruro derivado, en cuyo caso obtendríamos el
nombre dioxidano.
LOS SUPERÓXIDOS Y LOS OZÓNIDOS

Los superóxidos o hiperóxidos se caracterizan por la presencia del anión dióxido(1–),


diatómico, mientras que en los ozónidos aparece el anión trióxido(1–), triatómico.

La fórmula general para los superóxidos es A(O2)n, y para los ozónidos es A(O3)n,
siendo n el número de oxidación del elemento A.
En ambos casos se pueden aplicar las mismas estrategias de formulación y
nomenclatura mencionadas anteriormente, por lo que nos limitaremos a exponer
algunos ejemplos:
Fórmulas y nombres de algunos superóxidos y ozónidos
ORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LAS SALES Y
OTRAS
COMBINACIONES BINARIAS
08/08/2016

Hasta el momento hemos estudiado dos casos particulares de combinaciones binarias:


aquellas en las que participa el hidrógeno (hidruros) y otras en las que interviene el
oxígeno (óxidos). Ahora vamos a tratar las demás combinaciones posibles entre los
demás elementos, que suelen separarse en dos grandes grupos:
 Combinaciones de elementos de diferente electronegatividad, generalmente entre un metal
electropositivo y un no metal electronegativo.
 Combinaciones de elementos de electronegatividad comparable, generalmente no metales
entre sí.
En el primer caso podemos considerar que el metal existe como catión y el no metal
como anión, de manera que el enlace que se establece entre ellos es de
naturaleza electrostática, por lo que forman sólidos iónicos, denominados sales. Sin
embargo, en la segunda opción, cuando los elementos que se combinan son no
metálicos, la diferencia de electronegatividad entre ellos no es muy grande y su unión,
aunque pueda tener una pequeña contribución iónica, es fundamentalmente covalente.
Estos compuestos suelen ser sólidos o líquidos moleculares, y su fórmula representa el
número de átomos que se combinan entre sí en una molécula (fórmula molecular),
mientras que las sales forman redes cristalinas, en las que es imposible identificar
moléculas discretas, por lo que su fórmula simplemente indica la proporción con la que
se combinan los elementos en el compuesto (fórmula empírica).
S AL E S B I N AR I A S ( M E T A L + N O M E T AL )

Para formularlos debemos tener en cuenta la secuencia de los elementos que hemos
utilizado en otras ocasiones:
En la fórmula de una sal binaria se sitúa, en primer lugar, el símbolo del metal y, en
segunda posición, el símbolo del no metal.
Como siempre, hay que indicar mediante un subíndice el número de átomos de cada
elemento. De manera general, cada elemento lleva como subíndice el número de
oxidación del otro, simplificando siempre que se pueda.
Veamos como se formulas algunas sales:

 Cuando se combinan potasio (metal, número de oxidación I) y yodo (no metal, número de
oxidación –I), la sal que se obtiene se formula como KI.
 Cuando se combina el sodio (metal, número de oxidación I) y el azufre (no metal, número de
oxidación –II), se obtiene la sal Na2S.
 Cuando se combinan calcio (metal, número de oxidación II) y selenio (no metal, número de
oxidación –II), se obtiene el compuesto CaSe (simplificado).
Como en el resto de compuestos binarios, para nombrar estas sales debemos leer su
fórmula de derecha a izquierda:
En el nombre de las sales binarias, se cita primero el anión (añadiendo la
terminación –uro a la raíz del nombre del no metal) y a continuación el catión
(nombre del metal), con la preposición “de” entre ambos.
Así, obtendríamos los siguientes nombres para los ejemplos citados: yoduro de sodio
(KI), sulfuro de sodio (Na2S) y selenuro de calcio (CaSe). Al igual que ocurría
en óxidos e hidruros (y como se explica al final de esta entrada), habría
que añadir prefijos multiplicadores, o bien, indicar el número de oxidación o de
carga del elemento metálico, cuando sea necesario:
Fórmula y nombre de algunas sales binarias

C O M B I N AC I O N E S B I N AR I A S D E N O M E T AL E S

En base a la anterior secuencia de elementos y prescindiendo de oxígeno e hidrógeno:

Para formular una combinación binaria de dos elementos no metálicos, los elementos
deben ordenarse según la siguiente secuencia:
Ga < Al < B < Pb < Sn < Si < C < Sb < As < P < N < Te < Se < S < I < Br < Cl < F
Cuando se combinan dos no metales, debemos pensar primero cuál es más
electronegativo para asignarle el número de oxidación negativo, y al menos
electronegativo, el número de oxidación positivo. Por ejemplo:

 Cuando se combinan el carbono y el silicio: el carbono actúa con el número de oxidación


negativo, −IV; mientras que al silicio le corresponde el número de oxidación positivo, IV; por
tanto, la fórmula del compuesto esSiC (simplificado).
 Cuando se combinan el cloro y el fósforo: el cloro actúa con el número de oxidación
negativo, –I; el fósforo podría presentar números de oxidación III o V; por tanto, serían
posibles dos compuestos, el PCl3 y el PCl5.
Estos compuestos se nombran como las sales binarias, aunque en este caso es más
aconsejable el uso de prefijos multiplicadores o, a lo sumo, el número de
oxidación. Dada la poca diferencia de electronegatividad entre los elementos no
metálicos, no se puede considerar que estos se encuentren como iones, por lo que no
tendría sentido utilizar el número de carga en su nomenclatura (lo mismo que ocurría en
los óxidos no metálicos, frente a los óxidos metálicos). Algunos ejemplos:
Fórmula y nombre de algunas combinaciones binarias de elementos no metálicos

Los halogenuros de oxígeno se pueden considerar un caso particular de estos


compuestos, pues las actuales recomendaciones de la IUPAC no hacen distinción
alguna y no dan un trato preferente al oxígeno frente a otros elementos. Aun así,
las combinaciones binarias del oxígeno, por su importancia y características (también
por costumbre), han sido estudiadas en este blog de forma separada (como óxidos).

Comparación: halogenuro de oxígeno vs. óxido no metálico (la IUPAC recomienda


actualmente la primera)
C O M B I N AC I O N E S P S E U D O B I N A R I AS

Hay algunos compuestos formados por más de dos elementos, pero que, en la práctica
se formulan y nombran como binarios. Esto ocurre cuando uno de los iones, anión o
catión, es poliatómico, pero actúa como un grupo con entidad propia, con una carga y
un nombre concretos. Veamos un par de ejemplos comunes:
 NaCN. Este compuesto está formado por la unión del catión Na+ y el anión CN–,
denominado cianuro. Su nombre es, por tanto, cianuro de sodio.
 NH4Cl. En este compuesto se unen el catión amonio, NH4+, con el anión cloruro Cl–. Su
nombre es cloruro de amonio.
Incluso, entre ellos, pueden forman un compuesto: NH4CN, cianuro de amonio.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA:
LOS HIDRÓXIDOS
09/08/2016

Vamos a comenzar con el estudio de los compuestos ternarios, es decir, aquellos que
están formados por tres elementos distintos. En general, podemos distinguir tres grandes
grupos de compuestos que se ajustan a esta descripción: los hidróxidos, los oxoácidos y
las oxisales. Abordaremos, en primer lugar, los hidróxidos pues, como se verá, su
formulación y nomenclatura guardan una gran similitud con los compuestos binarios.
EL ION HIDRÓXIDO

El nombre de estos compuestos se debe a que en ellos siempre aparece el


ion hidróxido: OH–. Este es un anión heteropoliatómico, derivado de una molécula de
agua, por pérdida de un protón (H+), por lo que su estructura es:

Debido a la pérdida del protón (en rigor, se debería denominar hidrón), el oxígeno
adquiere una carga negativa (pues se queda con el electrón del hidrógeno saliente).
Por ello, sería más lógico representarlo como HO–, para indicar que la carga recae
sobre el oxígeno, y no sobre el hidrógeno. Además, de esta manera se respetaría el
orden de la secuencia de elementos que hemos empleado en otras ocasiones (el oxígeno,
más electronegativo, debería situarse después del hidrógeno). Sin embargo, la
costumbre de escribir OH– está tan arraigada que es de uso habitual, y en pocas
ocasiones nos encontraremos con la otra opción (al menos en este tipo de compuestos).
F O R M U L AC I Ó N D E L O S H I D R Ó X I D O S

El anión hidróxido actúa como un único grupo con número de oxidación –I, por lo
que se combina con cationes de naturaleza, fundamentalmente, metálica, es decir, con
número de oxidación positivo. Según esto:
La fórmula general de un hidróxido es M(OH)n, donde M es el símbolo químico del
metal y n se corresponde con su número de oxidación.
Según la IUPAC, los agrupaciones de átomos deben ir entre paréntesis en la
fórmula, aunque su uso no es obligatorio en iones de uso común, como es el caso del
anión hidróxido, salvo que al paréntesis de cierre le siga un subíndice multiplicador, en
cuyo caso es siempre necesario.
Así, cuando el anión hidróxido se asocia con el cobre, este puede participar con dos
números de oxidación distintos: con el número de oxidación I, el hidróxido
sería CuOH o Cu(OH); con el número de oxidación II, el hidróxido sería Cu(OH)2.
Téngase en cuenta que si en este segundo caso obviáramos el paréntesis, la fórmula
CuOH2 parecería indicar que hay dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, y no dos
de cada elemento agrupados en sendos aniones como realmente ocurre.
N O M E N C L AT U R A D E H I D R Ó X I D O S

Como decíamos, los hidróxidos se nombran de manera similar a los compuestos


binarios, pues al considerar el anión como un grupo que tiene un nombre propio y
posee una carga determinada, podemos leer fácilmente la fórmula de derecha a
izquierda como en anteriores ocasiones:
Los hidróxidos se nombran con la palabra hidróxido seguida de la preposición “de” y
el nombre del metal.
Como viene siendo habitual, cuando sea necesario:

 Se indica mediante un prefijo multiplicador (di–, tri–, tetra–, etc.) el número de iones
hidróxido que aparecen en la molécula.
 Puede indicarse el número de oxidación del metal, inmediatamente después de nombrarlo
(sin espacio), entre paréntesis y en números romanos.
 También puede señalarse el número de carga del metal, a continuación de su nombre (sin
espacios), entre paréntesis y en números arábigos (añadiendo el signo).
Los siguientes ejemplos aclararán lo anterior:

Fórmula y nombre de algunos hidróxidos


Aunque no son nombres oficiales, los hidróxidos de sodio y potasio son muy
conocidos por sus nombres comunes o comerciales: sosa (cáustica) y potasa(cáustica),
respectivamente.
A veces nos podemos encontrar con algún hidróxido de cierta complejidad. Por
ejemplo, el mercurio, cuando actúa con número de oxidación I, forma un hidróxido de
fórmula Hg2(OH)2, y no HgOH. ¿Por qué no se simplifica su fórmula? Porque, en
realidad, en su molécula se unen entre sí dos átomos de mercurio, formando un catión
diatómico que se enlaca a dos aniones hidróxido: HO-Hg-Hg-OH. Pero esto, aunque
pueda sorprendernos, por ser desconocido, no nos impide nombrarlo, pues nos
limitamos a dar nombres de composición para los cuales la distribución de átomos es
indiferente. En estos casos recomiendo usar los prefijos multiplicadores, pues nunca nos
harán dudar, con los que el nombre del Hg2(OH)2 sería dihidróxido de dimercurio.
También podríamos optar por el número de oxidación, en cuyo caso el nombre sería
hidróxido de mercurio(I), aunque también hidróxido de dimercurio(I), pues con esto
quedaría claro que aparecen dos átomos de mercurio, y no uno. Sin embargo, al usar el
número de carga debemos tener cuidado, pues no olvidemos que el catión diatómico
Hg22+ tiene dos cargas positivas, por lo que en el nombre habría que decir hidróxido de
dimercurio(2+).
Otro compuesto ternario que puede generarnos dudas es el hidróxido de
amonio, NH4OH, que se representa así precisamente para remarcar la existencia
del catión amonio (NH4+) y del anión hidróxido (OH–) en su estructura. Podría, incluso,
insistirse en ello mediante el uso de paréntesis (NH4)(OH), aunque son grupos iónicos
tan comunes que estos no suelen emplearse.
C AR Á C T E R B Á S I C O D E L O S H I D R Ó X I D O S

Aunque al estudiar la formulación y la nomenclatura de los compuestos no nos


detenemos en analizar sus propiedades y reactividad, vamos a hacer una breve
descripción del comportamiento básico de los hidróxidos.
Según Arrhenius, un ácido es una sustancia que cede protones al medio, mientras que
una base se caracteriza por ceder hidróxidos.
El anión hidróxido es, por definición, un compuesto básico. Por tanto, los hidróxidos,
al disolverse en agua, disminuyen la acidez del medio. Los hidróxidos de los metales
alcalinos (Na, K, Rb…) son bases fuertes, pues son muy solubles en agua. Los
hidróxidos de los metales alcalinotérreos (Mg, Ca, Sr…) son bastante menos solubles,
por lo que su basicidad es menor. Mientras que los hidróxidos de los demás metales
(Zn, Al…), son más o menos insolubles en agua, y pueden actuar, en según qué
condiciones, como bases o como ácidos (son anfóteros). También pueden existir
hidróxidos ácidos formados por no metales (como el boro), aunque este
comportamiento no es habitual y son poco numerosos.
P AR A S A B E R M Á S : L O S O X I H I D R Ó X I D O S

Son compuestos ternarios en los que el metal se une tanto a un anión O2– (óxido)
como a un OH– (hidróxido), por lo que su fórmula general es del tipo MO(OH). En su
nombre se citan primero los aniones (hidróxido óxido) y luego el catión metálico.
Veamos unos ejemplos:
 AlO(OH): hidróxido óxido de aluminio.
 CoO(OH): hidróxido óxido de cobalto(III).
 CrO(OH): hidróxido óxido de cromo(III).
 FeO(OH): hidróxido óxido de hierro(III).
Evidentemente, en ellos el número de oxidación del metal debe ser III, como
mínimo, para poder igualar los de los aniones óxido (–II) e hidróxido (–I). Si el número
de oxidación del metal fuese mayor, serían necesarios más aniones:
 CrO2(OH)2: dihidróxido dióxido de cromo(VI).
 UO2(OH)2: dihidróxido dióxido de uranio(VI).
 Mo2O5(OH)2: dihidróxido pentaóxido de dimolibdeno(VI).
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA:
LOS OXOÁCIDOS
11/08/2016

Si los hidróxidos se caracterizan por presentar un carácter más o menos básico,


los oxoácidos, como su propio nombre indica, destacan por tener un
comportamiento ácido. Hasta en su nombre redunda la acidez, pues deriva de la palabra
griega oxýs, que significa ácido. Aunque, en realidad, se añade este sufijo para remarcar
la presencia de oxígeno en el compuesto, un elemento que no aparece en los otros
ácidos inorgánicos ya estudiados, los hidrácidos.
Según las teorías de Arrhenius y de Brönsted-Lowry, un ácido es una sustancia capaz
de ceder protones al medio.

 Hidrácidos: combinaciones binarias de hidrógeno y un no metal de los grupos 16


(calcógenos: S, Se, Te) o 17 (halógenos: F, Cl, Br, I).
 Oxoácidos: compuestos ternarios de hidrógeno, oxígeno y un elemento electronegativo,
generalmente no metálico.
Actualmente la IUPAC considera los hidrácidos meros hidruros, y utiliza la
denominación ácidos inorgánicos de manera exclusiva para los oxoácidos, aunque en
la bibliografía lo podemos encontrar indistintamente con una u otra clasificación.
F O R M U L AC I Ó N D E L O S O X O Á C I D O S

La fórmula general de los oxoácidos es HaNbOc, siendo N un elemento electronegativo


(no metálico, en la mayoría de los casos).
En estos compuestos:

 El hidrógeno actúa con número de oxidación I.


 El oxígeno actúa con número de oxidación –II.
 El elemento electronegativo, generalmente no metálico, actúa con un número de oxidación
positivo, n, que puede deducirse a partir de los subíndices a, b y c, si tenemos en cuenta
que la suma de los números de oxidación positivos debe compensar la de los números
negativos:
¿Y de qué manera se asignan los subíndices que acompañan a cada elemento? De
manera general, podemos considerar que todo oxoácido procede de un óxido al que se le
añade una molécula de agua. ¿Os acordáis que los óxidos no metálicos se denominaban
tradicionalmente anhídridos? La palabra anhídrido proviene del griego ánydros ‘que no
tiene agua’, por lo que añadiendo dos hidrógenos y un oxígeno a un óxido obtendremos
su correspondiente oxoácido. Eso sí, tiene que ser un óxido de un no metal (aunque
también puede darse con algún metal de transición en un estado de oxidación alto).
Veamos unos ejemplos:
 Con el monóxido de carbono o anhídrido carbonoso: CO + H2O = H2CO2. Puede
comprobarse que, tanto en el óxido como en el oxoácido, el número de oxidación del carbono
es II (para contrarrestar las cuatro cargas negativas que aportan los oxígenos hacen falta,
además de las dos cargas positivas de los hidrógenos, otras dos cargas positivas que aportaría
el carbono).
 Con el dióxido de carbono o anhídrido carbónico: CO2 + H2O = H2CO3. En este caso, el
número de oxidación del carbono es IV (los tres oxígenos aportan seis cargas negativas, que
se anulan con las dos cargas positivas de los hidrógenos y con cuatro cargas positivas del
carbono).
 Con el trióxido de azufre o anhídrido sulfúrico: SO3 + H2O = H2SO4. En los dos
compuestos el número de oxidación del azufre es VI (las ocho cargas negativas de los
oxígenos se anulan con las dos cargas positivas de los hidrógenos y las que aporte el azufre,
que tienen que ser seis).
 Con el heptaóxido de dicloro o anhídrido perclórico: Cl2O7 + H2O = H2Cl2O8 = HClO4. El
cloro actúa, en ambos, con su mayor número de oxidación, VII (las siete cargas positivas del
cloro más la carga positiva del hidrógeno igualan las ocho cargas negativas que aportan los
cuatro oxígenos).
N O M E N C L AT U R A T R AD I C I O N AL D E L O S O X O Á C I D O S

La nomenclatura tradicional está tan extendida en los oxoácidos, y de ella derivan


tantos nombres, que es casi imposible sustituirla, de manera que la IUPAC no puede
evitar aceptarla y usarla. Es, por tanto, la que vamos a detallar en este momento, y
relegaremos otras nomenclaturas pues solo pueden ser del interés de estudiantes de
niveles más avanzados de química. En ella se utilizan las mismas reglas que para la
nomenclatura de los anhídridos:
En la nomenclatura tradicional los oxoácidos se nombran como ácidos del elemento
en cuestión, a cuyo nombre se le pueden añadir los prefijos hipo–/per– y los sufijos –
oso/–ico, para indicar el estado de oxidación con el que participa.
 Cuando el elemento no metálico tiene un único número de oxidación, a la raíz del nombre
se le añade la terminación –ico.
 Para aquellos no metales con dos números de oxidación, se añade la terminación –oso a la
raíz del nombre cuando actúa con el número de oxidación menor, y la terminación –
ico cuando se trata del mayor.
 Si el no metal tiene tres números de oxidación, se añade el prefijo hipo– y el sufijo –
oso para el menor, únicamente el sufijo –oso para el intermedio, y el sufijo –ico para el
mayor.
 En el caso de actuar con cuatro números de oxidación distintos, se utiliza el sufijo –
oso para los dos primeros y el sufijo –ico para los demás, añadiendo el prefijo hipo– al menor
de todos y el prefijo per– al más alto.
Según esto, los ejemplos previamente utilizados se nombrarían así:
 El ácido derivado del monóxido de carbono o anhídrido carbonoso es H2CO2. por lo que su
nombre sería ácido carbonoso, ya que actúa con su número de oxidación menor (II).
 El ácido derivado del dióxido de carbono o anhídrido carbónico es H2CO3. En este caso,
el carbono actúa con su número de oxidación mayor (IV), por lo que su nombre es ácido
carbónico.
 El ácido derivado del trióxido de azufre o anhídrido sulfúrico es H2SO4, y su nombre
es ácido sulfúrico, pues el azufre actúa con su número de oxidación más alto (VI).
 El ácido derivado del heptaóxido de dicloro o anhídrido perclórico es HClO4. Como el cloro
actúa con el número de oxidación más alto (VII) de los cuatro posibles, no solo es necesario
el sufijo –ico, sino también el prefijo per–, por lo que su nombre es ácido perclórico.
A continuación se recogen las fórmulas y nombres de los oxoácidos de los elementos
más representativos de cada grupo del bloque no metálico de la tabla periódica:

Nombre y fórmula de los principales oxoácidos

También existen algunos oxoácidos de metales de transición. Los más importantes son
los que se forman con el cromo y el manganeso, en sus estados de oxidación más altos:
Oxoácidos de cromo y manganeso

P AR A S A B E R M Á S : L AS F O R M A S META Y ORTO
Hasta el momento hemos visto los distintos oxoácidos que puede dar un mismo
elemento con cada uno de sus números de oxidación. Pero también es posible encontrar
oxoácidos que, estando el elemento no metálico en un mismo estado de oxidación, se
diferencian en el grado de hidratación que presentan:
 Todos los ácidos mencionados anteriormente se obtienen por adición de una molécula de
agua al correspondiente anhídrido. Estas se denominan formas meta, y cuando es necesario
distinguirlas de otros ácidos más hidratados se debe incorporar el prefijo meta– al nombre.
 Los ácidos que tienen un mayor grado de hidratación, con una o dos moléculas de aguas
adicionales respecto a la forma meta, se conocen como formas orto, y se añade
el prefijo orto– al nombre para distinguirlas de las anteriores.
Son ejemplos típicos los oxoácidos del fósforo, cuando este actúa con número de
oxidación V:

De la misma manera obtenemos los oxoácidos del arsénico y el antimonio (del mismo
grupo que el fósforo):
El boro y el silicio también forman oxoácidos con una molécula de agua adicional:

La forma orto de los oxoácidos de P, Ar, Sb, B y Si es más estable, y por ello es la más
común y el prefijo puede (y suele) eliminarse del nombre.
En el caso de los oxoácidos de los elementos 16 y 17 la forma orto posee dos moléculas
de agua más que la correspondiente forma meta (fíjate que en los anteriores era solo una
molécula). Así ocurre con el telurio y el yodo:

La forma meta de los oxoácidos de Te y I es la más estable, por eso, en este caso, es la
que suele prescindir del prefijo.
P AR A S A B E R U N P O C O M Á S : L A S
F O R M AS PIRO - O D I -
Estos ácidos se forman por la unión (condensación) de dos moléculas del oxoácido
precursor, con pérdida de una molécula de agua. En ellos simplemente hay que
añadir el prefijo di– al nombre del ácido (antiguamente se usaba el prefijo piro–). Esto
puede darse en el azufre, el fósforo y el cromo:
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS
OXOÁCIDOS (AMPLIACIÓN)
26/08/2016

En una entrada anterior vimos que las fórmulas y los nombres de los oxoácidos que más
se utilizan son los tradicionales. Sin embargo, la IUPAC, aunque acepta estas formas,
insiste en emplear también en estos compuestos nomenclaturas más sistemáticas. En sus
recomendaciones, se decanta principalmente por la nomenclatura de adición, en la que
se da a los oxoácidos un tratamiento similar al de los compuestos de coordinación.
Esta nomenclatura ofrece más información de la estructura de la molécula, pero eso
implica que para su uso sean necesarios ciertos conocimientos sobre cómo se
distribuyen y enlazan los átomos en cada compuesto. Debemos considerar, en primer
lugar, que un oxoácido está constituido por un átomo central (generalmente, como
hemos visto, un elemento no metálico) al que se unen los átomos de hidrógeno y
oxígeno, de diferentes maneras:

Fórmulas estructurales de algunos oxoácidos


Esta disposición de los átomos se plasma en su fórmula molecular:

La fórmula general de los oxoácidos puede expresarse como NaHbOc(OH)d,


donde a simboliza el número de átomos del elemento central N, generalmente un no
metal; b y c representan, respectivamente, la cantidad de hidrógenos y oxígenos
enlazados individualmente al átomo central; y d indica el número de hidrógenos y
oxígenos que se unen como grupos hidroxilo.
Teniendo esto en cuenta, los ejemplos anteriores se formularían así:
Representación de algunos oxoácidos como compuestos de adición
Acostumbrados como estamos a las fórmulas tradicionales, estas representaciones
resultan, cuando menos, extrañas, aunque nos proporcionan mucha información
estructural del compuesto y nos facilitan su nomenclatura:
En la nomenclatura de adición los átomos o grupos de átomos que se unen al átomo
central se denominan ligandos.

Ligandos en los oxoácidos


El nombre de adición de los oxoácidos se forma anteponiendo al nombre del elemento
central el de los ligandos (en orden alfabético, y sin tilde), indicando si fuera
necesario el número de estos mediante prefijos multiplicadores (di–, tri–, tetra–, etc.).
Veamos algunos ejemplos, comparados con sus fórmulas y nombres tradicionales:
Fórmulas y nombres de adición de los principales oxoácidos
Un caso particular es el del ácido hipocloroso, de fórmula tradicional HClO, en el que
el átomo central no es el cloro, sino el oxígeno:

Siendo rigurosos, el hidrógeno y el cloro se considerarían ligandos, por lo que se


nombraría como clorurohidrurooxígeno. Sin embargo, por coherencia y por analogía
con el resto de oxoácidos, se prefiere el nombre hidroxidocloro (ClOH).

Por otra parte, vemos que en todos los ejemplos anteriores el hidrógeno va siempre
asociado al oxígeno, pero existen algunos oxoácidos en los que este aparece como
ligando, por ejemplo, el ácido fosfónico:

Este ácido, de fórmula tradicional H3PO3 (como la del ácido fosforoso), se representaría
más apropiadamente como PHO(OH)2, siendo su nombre
dihidroxidohidrurooxidofósforo.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS
PEROXOÁCIDOS Y
LOS TIOÁCIDOS
29/08/2016

En los oxoácidos se puede sustituir un anión óxido (O2–) por un anión peróxido (O22–) o
por un anión sulfuro (S2–), obteniéndose, respectivamente, un peroxoácido o
un tioácido.
F O R M U L AC I Ó N Y N O M E N C L AT U R A D E L O S
PEROXOÁCIDOS

Al sustituir un anión O2– por un anión O22–, en los peroxoácidos nos encontraremos con
un oxígeno más que en el correspondiente oxoácido, lo que puede hacerse notar en la
fórmula resaltando la existencia del anión peróxido entre paréntesis, y
añadiendo el prefijo peroxo– al nombre tradicional del ácido.
 Del ácido carbónico, H2CO3, deriva el ácido peroxocarbónico, H2CO4 o H2CO2(O2).
 Del ácido nítrico, HNO3, deriva el ácido peroxonítrico, HNO4 o HNO2(O2).
 Del ácido sulfúrico, H2SO4, deriva el ácido peroxosulfúrico, H2SO5 o H2SO3(O2).
 Del ácido disulfúrico, H2S2O7, deriva el ácido peroxodisulfúrico, H2S2O8 o H2S2O6(O2).
Si decidiésemos utilizar la nomenclatura de adición, debemos tener en cuenta que en
estos compuestos aparece el ligando –O–OH. Veamos como se haría mediante un
ejemplo:

Ácido peroxosulfúrico

El grupo –O–OH deriva del HO–OH (peróxido de hidrógeno), cuyo nombre


como hidruro progenitor es dioxidano, por lo que el ligando se denomina dioxidanuro.
Aplicando los mismos criterios utilizados para los nombres de adición de los oxoácidos,
el ácido peroxosulfúrico se nombraría como (dioxidanuro)hidroxidodioxidoazufre
(recuerda que los nombres de los ligandos se ordenan alfabéticamente, para lo cual no
se consideran los prefijos multiplicadores, y que los nombres complejos de los ligandos
se escriben entre paréntesis, para evitar confusiones o ambigüedades).
F O R M U L AC I Ó N Y N O M E N C L AT U R A D E L O S T I O Á C I D O S

Los tioácidos se obtienen al sustituir en un oxoácido uno o varios oxígenos por átomos
de azufre divalentes, lo que, como es lógico, debe reflejarse en la fórmula, añadiendo
tantos azufres como oxígenos se restan, y en el nombre, incorporando el prefijo
tio– al nombre tradicional del ácido, con el prefijo multiplicador correspondiente:
 Al sustituir un oxígeno en el ácido fosfórico, H3PO4, se obtiene el ácido tiofosfórico,
H3PO3S.
 Al sustituir los cuatro oxígenos del ácido fosfórico, H3PO4, por cuatro azufres, se obtiene
el ácido tetratiofosfórico, H3PS4.
 Al sustituir un oxígeno en el ácido sulfúrico, H2SO4, se obtiene el ácido tiosulfúrico,
H2S2O3 (hay que prestar atención en estos tioácidos, para no confundirlos con diácidos).
En la nomenclatura de adición, debemos recordar que el azufre recibe el nombre
de sulfuro cuando actúa como ligando. Así, el ácido tiofosfórico se nombra como
trihidroxidosulfurofósforo y el ácido tiosulfúrico, dihidroxidooxidosulfuroazufre.

Ácido tiofosfórico

Ácido tiosulfúrico
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS
IONES COMPLEJOS
12/08/2016

Los iones son átomos, o grupos de átomos, que poseen carga neta. Se pueden
considerar iones simples aquellos formados por un solo átomo (iones monoatómicos,
como el Na+ o el Cl–) o por varios átomos de un mismo elemento (iones
homopoliatómicos, como el Hg22+ o el O3–). Por su parte, los iones complejos son
aquellos formados por varios átomos pertenecientes a dos o más elementos
químicos distintos (iones heteropoliatómicos).

F O R M U L AC I Ó N D E I O N E S C O M P L E J O S

Tanto los cationes como los aniones heteropoliatómicos proceden de especies neutras
que han perdido o ganado un ion, de forma que quedan cargados positiva o
negativamente:

Los iones heteropoliatómicos se formulan colocando un superíndice en la parte


superior derecha, que indica su carga: A+ o A–.
N O M E N C L AT U R A D E C A T I O N E S
H E T E R O P O L I AT Ó M I C O S

La IUPAC recomienda las nomenclaturas de sustitución o de adición. Cuando se utiliza


la nomenclatura de sustitución, el catión procede de un hidruro progenitor:
 Cuando el hidruro progenitor capta un H+, el catión se nombra sustituyendo la
terminación –o en el nombre del hidruro por el sufijo –io. En el caso de que se
incorporen dos o más H+, se indicará mediante los sufijos –diio, –triio, etc. (en este caso, sin
eliminar la terminación –o del nombre del hidruro).
 Cuando el catión se produce por pérdida de un anión H–, su nombre se obtiene
sustituyendo la terminación –o por el sufijo –ilio (en los derivados del silano, germano,
estannano y plumbano reemplaza a la desinencia –ano).
 En cationes sustituidos, se añaden al nombre del catión los prefijos de los
sustituyentes (con prefijos multiplicadores, si fuera necesario).
Veamos algunos ejemplos:

Nombre de sustitución de algunos cationes heteropoliatómicos

La IUPAC acepta los nombres oxonio y amonio para los cationes H3O+ y NH4+,
respectivamente.
También es posible emplear la nomenclatura de adición en estos cationes, que supone
formados por un átomo central al que se le van añadiendo otros alrededor que se
conocen como ligandos. Con ella, se nombran primero los ligandos (con sus
respectivos prefijos multiplicadores), seguidos del nombre del átomo central y, entre
paréntesis y sin espacios, la carga del catión. Por ejemplo:

Nombres de adición de algunos cationes heteropoliatómicos

Esta nomenclatura ofrece la posibilidad de nombrar cationes complejos que


difícilmente pueden interpretarse como derivados de hidruros. Sin embargo, para
ello debemos conocer la estructura del compuesto, algo que no siempre es evidente. Por
ejemplo, el catión H3SO4+ puede escribirse, atendiendo a su estructura, como
[SO(OH)3]+, y su nombre sería trihidroxidooxidoazufre(1+).
N O M E N C L AT U R A D E A N I O N E S H E T E R O P O L I AT Ó M I C O S

Cuando se utiliza la nomenclatura de sustitución, como en el caso de los cationes, el


nombre deriva del hidruro progenitor:
 Si el anión se obtiene por pérdida de uno o más H+, se sustituye la vocal final por
los sufijos –uro, –diuro…
 Si el anión se produce por adición de uno o más H–, su nombre se obtiene sustituyendo la
vocal final por el sufijo –uuro.
 En cationes sustituidos, se añaden al nombre del anión los prefijos de los
sustituyentes (con prefijos multiplicadores, si fuera necesario).
A continuación, unos ejemplos:
Nombres de sustitución de algunos aniones heteropoliatómicos

La IUPAC propone desde hace poco el nombre “oxidanide” (en inglés) para el anión
OH– (traducido como oxidanuro, o también, oxiduro), aunque acepta el
nombre hidróxido, que es el que realmente se utiliza.
Al igual que en los cationes, también es posible emplear en los
aniones la nomenclatura de adición, aunque en ellos se añade la desinencia –ato al
nombre del átomo central. por ejemplo:

Nombres de adición de algunos aniones heteropoliatómicos.

N O M E N C L AT U R A D E O X O AN I O N E S

Un caso particular lo constituyen los oxoaniones, que se obtienen cuando un oxoácido


pierde algún H+. En ellos se puede emplear la nomenclatura de adición, aunque es
común la nomenclatura tradicional:
El nombre de los oxoaniones deriva del de los oxoácidos, por sustitución de las
terminaciones –oso e –ico por los sufijos –ito y –ato, respectivamente.
Nombres tradicionales y de adición de algunos oxoaniones.

Si el anión conservase alguno de los hidrógenos ácidos se indicará al comienzo del


nombre. Por ejemplo:
 El anión HSO4–, derivado del ácido sulfúrico, por pérdida de un H+, se nombra, en la
nomenclatura tradicional, como hidrogenosulfato. En la nomenclatura de adición, debemos
tener en cuenta que uno de los oxígenos conserva su hidrógeno, por lo que su fórmula podría
representarse [SO3(OH)]–, y se nombraría hidroxidotrioxidosulfato(1–).

 El anión HCO3–, derivado del ácido carbónico, por pérdida de un H+, se nombraría
como hidrogenocarbonato. En la nomenclatura de adición, teniendo en cuenta que su
fórmula podría representarse [CO2(OH)]–, se nombraría hidroxidodioxidocarbonato(1–).

 El anión H2PO4–, derivado del ácido fosfórico, conserva dos hidrógenos, por lo que su
nombre sería dihidrogenofosfato. En la nomenclatura de adición, representándolo
como [PO2(OH)2]–, se nombraría dihidroxidodioxidocarbonato(1–).
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LAS
OXOSALES Y LAS SALES ÁCIDAS
13/08/2016

Una sal es un compuesto iónico formado por interacción electrostática entre un catión y
un anión. El caso más sencillo es el de una sal binaria en la que sus iones son
monoatómicos, pero esta no es la única posibilidad, pues nada impide que haya un
mayor número de iones o que estos sean agrupaciones de átomos de diferente
naturaleza. Un caso particular lo constituyen las sales que resultan de la unión de un
catión metálico monoatómico y un anión complejo derivado de un
oxoácido (oxoanión):
 Cuando el oxoanión no contiene hidrógenos ácidos (es decir, el oxoácido del que
procede se ha desprendido de todos sus H+), la sal que se obtiene se denomina oxisal.
 Cuando el oxoanión conserva hidrógenos ácidos (el oxoácido ha perdido algún H+,
pero no todos), la sal que se obtiene se denomina sal ácida.
Independientemente del tipo de sal, la regla general mediante las que se formulan todas
ellas es siempre la misma:

En la fórmula de todas las sales aparece en primer lugar el átomo o grupo catiónico
y, a continuación, la parte aniónica.
El número de cationes y de aniones debe ser tal que las cargas aportadas por cada uno se
anulen entre sí, para que la molécula conserve su neutralidad. Por ejemplo:

Fórmulas de algunas oxosales y sales ácidas


Aunque solemos hacer estudios específicos de cada tipo de sal, de manera general se
puede decir que:
En el nombre de las sales se menciona siempre, en primer lugar, la parte aniónica y,
en segundo lugar, la parte catiónica.
NOMENCLATURA DE OXOS ALES
En las oxosales se debe nombrar primero el oxoanión y, a continuación, el catión
metálico. Para nombrar el oxoanión podemos emplear la nomenclatura tradicional o la
de adición, como en los siguientes ejemplos:

Cuando empleamos la nomenclatura tradicional para el oxoanión, lo más habitual es


indicar, si fuera necesario, el número de oxidación o el número de carga del catión
metálico, inmediatamente después nombrarlo (entre paréntesis y sin dejar espacio entre
medias). Por ejemplo:

Nombres tradicionales de algunas oxosales


Cuando empleamos la nomenclatura de adición, preferida por la IUPAC, se indican
los números de carga tanto en el anión como en el catión (en este último, solo
cuando hay varias posibilidades):
Nombre de adición de algunas oxosales
También podemos utilizar prefijos multiplicadores, tanto para el anión como para el
catión. Como el catión es un ion sencillo, los prefijos que le pueden acompañar son los
habituales di–, tri–, tetra–, etc. Sin embargo, el oxoanión es un ion complejo, que en sí
mismo podría incorporar algunos de estos prefijos en su nombre, por lo que, para evitar
confusiones o ambigüedades, se escribe entre paréntesis y, si fuera necesario, se
utilizarían los prefijos multiplicadores bis–, tris–, tetrakis–, pentakis–, etc.

Uso de prefijos multiplicadores en la nomenclatura de adición de las oxosales


Aunque menos común, también pueden usarse los prefijos multiplicadores en la
nomenclatura tradicional, en cuyo caso el oxoanión, a pesar de recibir un nombre no
sistemático, se considera igualmente un ion complejo, por lo que se escribe entre
paréntesis y se emplean los prefijos multiplicadores anteriormente mencionados:
Uso de prefijos multiplicadores en la nomenclatura de adición de oxisales

NOMENCLATURA DE SALE S ÁCIDAS


Las sales ácidas que contienen oxoaniones, en los que se conserva algún hidrógeno del
oxoácido de procedencia, se nombran de manera análoga a las oxosales, aplicando
los criterios de nomenclatura correspondientes a este tipo de aniones.
Los nombres más extendidos son los tradicionales, en los que se antepone la palabra
hidrógeno (dihidrógeno, trihidrógeno…) al nombre del oxoanión, como se puede
apreciar en los siguientes ejemplos:
Nombres tradicionales de algunas sales ácidas
El primer compuesto, el hidrogenocarbonato de sodio, es de uso común en antiácidos,
dentífricos, preparaciones de repostería… ¿Sabes a qué sustancia nos referimos? Se
trata, en realidad, del bicarbonato sódico, cuya denominación corresponde a una
nomenclatura antigua, en desuso desde hace décadas, aunque en este caso su nombre ha
sobrevivido, debido a su extenso uso comercial y farmacéutico.
Por su parte, la nomenclatura de adición requiere un gran conocimiento de la
estructura del compuesto, por lo que es menos común, a pesar de ser la recomendada
por la IUPAC. Veamos como se nombrarían los anteriores ejemplos:
Nombres de adición de algunas sales ácidas
Aunque nos hemos centrado en las sales ácidas derivadas de oxoácidos, también se
consideran sales ácidas aquellas que proceden de sustituir un hidrógeno en los
ácidos hidrácidos. Por ejemplo, del H2S (sulfuro de hidrógeno o ácido sulfhídrico)
deriva el anión HS–, hidrogenosulfuro o hidrurosulfato(1–), que al combinarse con un
catión metálico puede dar distintas sales ácidas:
 Con el catión K+ genera la sal KHS: hidrogenosulfuro de potasio o hidrurosulfato(1–)
de potasio.
 Con el catión Be2+ genera la sal Be(HS)2: hidrogenosulfuro de berilio,
hidrurosulfato(1–) de berilio o bis(hidrurosulfato) de berilio.

También podría gustarte