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NOMENCLATURA: LA IUPAC Y
SUS “RECOMENDACIONES”
30/07/2016
Muchos compuestos son conocidos desde la antigüedad, por lo que tienen nombres
comunes que prevalecen en la actualidad, como la sosa cáustica (NaOH), el yeso
(CaSO4·2H2O) o la cal (CaO). Otros muchos son de gran importancia industrial o
comercial y son generalmente conocidos por su nombre tradicional, como ocurre con el
amoniaco (NH3), el ácido sulfúrico (H2SO4) o el bicarbonato sódico (NaHCO3). Sin
embargo, el número de compuestos es tan grande que no tendría sentido asignar a cada
uno de ellos un nombre propio, y mucho menos, aprendérselo.
La última actualización del Libro Rojo (inorgánica) se hizo en 2005, mientras que la
versión más reciente del Libro Azul(orgánica) es de 2013 (imagen).
Las directrices marcadas por la IUPAC son aceptadas internacionalmente y, aunque en
ocasiones provocan polémicas o discrepancias, coinciden en lo esencial con las del CAS.
Con ellas, es posible asignar un nombre y una fórmula a cada sustancia, de manera
unívoca e inequívoca. El aprendizaje y el dominio de estas normas puede resultar un
auténtico quebradero de cabeza para los estudiantes de química, complicándose, además,
por el uso extendido de nombres comunes, tradicionales o de antiguas
nomenclaturas, actualmente en desuso pero que, en ocasiones, debido a la amplia
difusión que tienen entre los químicos, los textos científicos o los catálogos comerciales,
son aceptados (a veces a regañadientes), aunque no recomendados.
No hay que olvidar, tampoco, la importancia que tiene la traducción del inglés al
castellano, pues los anglohablantes tienen la “mala” costumbre de adjetivar antes del
nombre, algo que nos obliga a adaptar a nuestra lengua no solo los nombres de los
compuestos, sino también el orden que deben tener cada una de las palabras en el nombre.
Por ejemplo, la sal común es, químicamente, una sal binaria formada por cloro y sodio.
Los ingleses denominan a este compuesto sodium chloride, y en la fórmula aparecen en
ese mismo orden, NaCl. Sin embargo, en castellano no tendría sentido decir sodio
cloruro, como si sodio fuese un adjetivo, y optamos por invertir el orden de las palabras,
de lo que resulta el nombre cloruro de sodio (o cloruro sódico). A veces resulta útil
recurrir a nuestros conocimientos elementales de inglés para leer adecuadamente las
fórmulas, no de izquierda a derecha, que sería lo natural, sino de derecha a izquierda.
Esto, que parece una tontería, antes no se hacía, y en algún libro antiguo aún podemos
encontrar ejemplos del tipo ClNa, con los elementos situados en el mismo orden en el que
aparecen en el nombre, pero esta costumbre afortunadamente desapareció, adoptándose
internacionalmente el orden inglés, lo cual ha facilitado enormemente la comunicación
científica a nivel global (aunque a todos los hispanohablantes nos hubiese gustado que
la opción elegida fuera la nuestra…).
Con esta entrada se inaugura en el blog una serie dedicada a la formulación y la
nomenclatura de las principales sustancias químicas, especialmente enfocada
a alumnos de secundaria que tienen su primer contacto con este “lenguaje químico“. En
ellas se ofrecerá una explicación detallada de cómo se construyen las fórmulas y los
nombres recomendados, aunque se valorará, en cada caso, la utilidad o la necesidad de
conocer otras nomenclaturas. Puedes acceder a todas las entradas de esta serie a través de
este enlace:}
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: VALENCIA Y
NÚMERO DE OXIDACIÓN
30/07/2016
Los metales forman grandes redes, en las cuales todos los átomos participan en el enlace
metálico, por lo que suelen representarse únicamente mediante el símbolo del elemento o,
a lo sumo, cuando la estructura cristalina está bien definida, añadiendo el subíndice n (por
ejemplo, Fen).
En muchas ocasiones, nos referimos a estas moléculas mediante el nombre del elemento
(al decir hidrógeno u oxígeno, damos por hecho que nos referimos a la molécula
diatómica de hidrógeno u oxígeno), aunque la IUPAC recomienda emplear los
nombres sistemáticos para distinguir claramente cuándo nos referimos al elemento en
sí, y cuándo a la forma molecular con la que aparece en la naturaleza.
En las sustancias simples se añade un prefijo multiplicador (di–, tri–, tetra–…) al
nombre del elemento, para indicar el número de átomos que forman la molécula.
De los 118 elementos químicos actualmente conocidos, todos aquellos que tienen un
número atómico superior a 95 son sintéticos (elementos transuránidos), y se han ido
incorporando a la tabla periódica a lo largo de las últimas décadas según se iban
descubriendo. La IUPAC establece un procedimiento para asignar
sistemáticamente un nombre provisional (y un símbolo) a cada nuevo elemento en
función de su número atómico:
El nombre se obtiene por unión de las raíces numéricas asociadas a cada una de
las cifras que constituyen su número atómico, en el mismo orden en que aparecen en
él, añadiendo la terminación –io (en inglés, –ium).
Un ion es un átomo, o un grupo de átomos, que posee una carga neta. Los iones se
pueden clasificar de la siguiente manera:
Según la carga del ion podemos distinguir: cationes (iones con carga positiva)
y aniones (iones con carga negativa). Los metales, debido a su baja electronegatividad,
forman fácilmente cationes, mientras que los no metales, más electronegativos, tienden a
formar aniones.
Según el número de átomos que constituyen el ion: monoatómicos (formados por un único
átomo) y poliatómicos (formados por más de un átomo).
Dentro de los iones poliatómicos, podemos distinguir: iones homopoliatómicos (formados
por átomos de un mismo elemento) e iones heteropoliatómicos (formados por más de un
tipo de átomos).
En esta entrada se tratarán los iones monoatómicos y homopoliatómicos:
C AT I O N E S M O N O AT Ó M I C O S
Aunque esta es la forma que habitualmente utiliza la IUPAC, también se puede sustituir
el número de carga por el número de oxidación (al estilo de la nomenclatura de Stock),
el cual debe escribirse en números romanos y sin signo (en el caso de los cationes). Con
ella tendríamos nombres como cobre(I), hierro(II), cromo(III), plomo(IV), etc.
A pesar de estar desaconsejada por la IUPAC, la nomenclatura tradicional está
relativamente extendida en los textos, por lo que puede ser conveniente conocerla. En
ella, cuando se quiere especificar el número de oxidación del elemento, se añade un
sufijo a la raíz del nombre: la terminación –oso indica que el elemento actúa con el
menor número de oxidación, mientras que la terminación –ico se usa para el número de
oxidación mayor. Por ejemplo, los dos cationes del hierro se denominarían ferroso (Fe2+)
y férrico (Fe3+), pues sus números de oxidación son II y III, respectivamente.
Además, la IUPAC acepta los siguientes nombres para los cationes del hidrógeno y
sus isótopos:
C AT I O N E S H O M O P O L I AT Ó M I C O S
ANIONES MONOATÓMICOS
Los aniones monoatómicos son iones cargados negativamente que están formados por
un único átomo. De manera análoga a los cationes monoatómicos:
Los aniones monoatómicos se representan mediante el símbolo del elemento(A) y un
superíndice en el que se indica el valor y el signo de la carga (n–): An–. Por
ejemplo: H–, Cl–, S2–, N3–, C4–…
Sin embargo, hay un pequeño matiz distintivo en su nomenclatura:
Los elementos químicos se pueden combinar entre sí de diferentes maneras para formar
gran variedad de compuestos. Las combinaciones más sencillas son aquellas en las que
participan solo dos elementos distintos: los compuestos binarios. Entre ellos, por
ejemplo, se encontraría el agua (formada por oxígeno e hidrógeno), la sal común (que se
obtiene por la unión de átomos de cloro y de sodio) o el benceno (anillo de átomos de
carbono enlazados a hidrógenos).
¿ C Ó M O R E P R E S E N T AM O S L O S C O M P U E S T O S ?
Cada compuesto se caracteriza por la proporción que hay entre los átomos de sus
elementos constituyentes, que se representa mediante su fórmula química:
Las fórmulas empíricas ofrecen la relación más sencilla en la que se encuentran los átomos
en un compuesto.
Las fórmulas moleculares indican el número de átomos que forman parte de cada molécula
(cuando el compuesto es molecular).
Las fórmulas estructurales informan sobre la distribución de los átomos y los enlaces que se
establecen entre ellos.
Analicemos las diferencias entre ellas:
En la sal común la cantidad de sodio es la misma que la de cloro, por lo que su fórmula
empírica sería NaCl. Este no es un compuesto molecular, es decir, no se puede decir que en
realidad existan moléculas individuales de sodio y cloro, sino que estos átomos se apilan de
manera ordenada formando una estructura mucho mayor, conocida como red cristalina:
En el benceno, el número de átomos de carbono coincide con el de átomos de hidrógeno, por
lo que su fórmula empírica sería CH. Este sí es un compuesto molecular, y al estudiarlo,
comprobamos que en cada molécula hay seis átomos de carbono y seis átomos de hidrógeno,
por lo que su fórmula molecular es C6H6 (en este caso no coincide con la empírica, sino que
es un múltiplo de ella, pero la relación de átomos es la misma). Los átomos de carbono se
unen entre sí formando un anillo hexagonal, y cada uno se enlaza a un hidrógeno, lo cual
aparece reflejado en su fórmula estructural:
La fórmula estructural aporta mucha más información, lo que resulta especialmente útil
en moléculas orgánicas (como el benceno) o de estructura compleja. Pero este no es el
caso que nos ocupa ahora, por lo que nos bastará con conocer la fórmula molecular
de un compuesto (o la empírica, en su defecto) para poder nombrarlo o identificarlo.
¿CÓMO OBTENEMOS LA FÓRMULA DE UN
COMPUESTO?
Una combinación binaria de calcio y azufre. El número de oxidación del calcio es II, y el
del azufre, –II. Como ambos coinciden, en la fórmula solo debemos incluir un átomo de cada
para que la suma sea cero, por lo que, respetando el orden que les corresponde, la fórmula
sería: CaS.
Una combinación binaria de aluminio y oxígeno. El aluminio, más electropositivo, tendría
número de oxidación III. Por su parte, el oxígeno, más electronegativo, actuaría con número
de oxidación –II. Con dos átomos de aluminio y tres de oxígeno conseguiríamos empatar los
números de oxidación, y la fórmula resultante sería: Al2O3.
¿CÓMO SE NOMBRA UN C OMPUESTO A PARTIR DE SU
F Ó R M U L A?
Al igual que ocurría con las fórmulas, también existen diferentes tipos de nombres, y
cada uno aporta una información distinta de la molécula:
Mediante prefijos multiplicadores (mono–, di–, tri–, tetra–, penta–…) para indicar el
número de átomos de cada elemento (antes llamada nomenclatura sistemática). Por
ejemplo, el nombre para el Al2O3 es trióxido de aluminio. El prefijo mono– es superfluo, y
solo se debe utilizar en los casos en que convenga distinguir un compuesto de otro con los
mismo elementos, como ocurre con el monóxido de carbono (CO) y el dióxido de carbono
(CO2).
Se sabe que casi todos los elementos químicos son capaces de generar compuestos
binarios con el hidrógeno, por lo que el número de estos compuestos,
denominados hidruros, es tan elevado, y sus propiedades tan diferentes, que resulta casi
imprescindible realizar algún tipo de clasificación que facilite su estudio, como la
siguiente, basada en la distinta naturaleza del enlace que se establece entre el hidrógeno
y el otro elemento:
Combinaciones binarias de hidrógeno y un metal: si el metal pertenece a los grupos 1 y 2
de la tabla periódica (elementos del bloque s) el enlace es predominantemente iónico,
clasificándose como hidruros salinos (son sólidos cristalinos no conductores de la
electricidad y no volátiles); pero con los elementos de los bloques d y f se forman hidruros
metálicos, conductores de la electricidad y de composición variable (no estequiométrica).
Combinaciones binarias de hidrógeno y un no metal: la mayor parte de los compuestos
binarios del hidrógeno con los elementos del bloque p son compuestos moleculares
volátiles, razón por la cual se clasifican como hidruros moleculares. Entre ellos, nos
encontramos con una serie de hidruros gaseosos, formados con los elementos no metálicos
de los grupos 16 y 17, que forman con facilidad disoluciones acuosas ácidas, por lo que se les
denomina hidrácidos.
H I D R U R O S S AL I N O S E H I D R U R O S M E T Á L I C O S
Sin embargo, los metales pertenecientes a los bloques d y f suelen actuar conmás de
un número de oxidación distinto, por lo que tiene que incluirse en el nombre
información suficiente para poder distinguir los posibles hidruros:
Se pueden emplear prefijos multiplicadores (di–, tri–, tetra–…) para indicar el número de
átomos de hidrógeno que aparecen en la fórmula (antigua nomenclatura sistemática).
Se puede indicar el número de oxidación con el que actúa el metal, inmediatamente después
de citar su nombre, sin dejar espacios y en números romanos (antigua nomenclatura de
Stock).
Se puede sustituir el número de oxidación por el número de carga, que se corresponde con
la carga del catión metálico que participa en el compuesto, expresada mediante un número
arábigo y el signo correspondiente (como en la anterior, entre paréntesis y pegada al nombre
del metal).
Es importante recordar que esta información adicional solo debe incluirse cuando el
metal posee más de un número de oxidación. Veamos algunos ejemplos:
Con los elementos de los grupos 13, 14 y 15, el hidrógeno se sitúa el último en la fórmula, y
se entiende que en ellos actúa con el número de oxidación negativo (–I). Se formulan de
manera análoga a los hidruros metálicos: AHn(donde n representa el número de oxidación del
elemento A, que en los grupos considerados suele ser III o IV).
Con los elementos de los grupos 16 y 17 (calcógenos y halógenos, respectivamente), el
hidrógeno ocupa la primera posición en la fórmula, por lo que le corresponderá el número de
oxidación positivo (I). Su fórmula general es HnA (donde n representa el número de
oxidación del elemento A, que en estos grupos es –I o –II).
En cuanto a su nomenclatura:
Los hidruros de los grupos 13, 14 y 15 se nombran como hidruros del elemento
correspondiente, anteponiendo, en su caso, un prefijo multiplicador para indicar el
número de hidrógenos en la fórmula .
Los hidruros de los grupos 16 y 17 se nombran como halogenuros o calcogenuros de
hidrógeno (para lo cual se añade la terminación -uro al nombre del elemento), sin
necesidad de anteponer ningún prefijo multiplicador.
Unos ejemplos servirán para aclararlo:
Fórmula y nombre de algunos hidruros moleculares
¿Por qué en unos se añade prefijo multiplicador y en otros no? La clave está en las
consideraciones que subyacen tras el orden de los elementos en la fórmula. En los
hidruros de los grupos 13, 14 y 15 se asigna al hidrógeno el número de oxidación
negativo, por ir situado el último en la fórmula. En consecuencia, el otro elemento debe
actuar con un número de oxidación positivo y, dado que este puede ser distinto en cada
elemento, debe especificarse de cuál se trata en cada caso. Sin embargo, en los hidruros
de los grupos 16 y 17, el hidrógeno va en primer lugar y actúa con número de oxidación
positivo, por lo que en este caso el otro elemento es el que actúa con un número de
oxidación negativo, y resulta que este es único para cada elemento (–I para los
elementos del grupo 17, los halógenos, y –II para los del 16, los calcógenos), por lo que
no es necesario especificarlo de ninguna manera en el nombre.
HIDRUROS PROGENITORE S E HIDRUROS DERIVAD OS
Con estos nombres la IUPAC pretende sustituir los nombres tradicionales que se han
venido usando para algunos de estos hidruros (fosfina, arsina o estibina), salvo el
de amoniaco, que sigue siendo un nombre aceptado (y ampliamente utilizado) para
el NH3. Aunque podemos utilizarlos para referirnos a los respectivos hidruros, su
uso está especialmente indicado para nombrar los compuestos derivados de ellos,
como:
Los hidruros con un número de enlaces distinto al habitual, en los que se indica mediante
un superíndice unido a la letra griega λ el número de hidrógenos que aparecen en el
compuesto, y separado del nombre mediante un guion. Por ejemplo: λ5–fosfano, para el PH5,
o λ6–sulfano, para el SH6.
Los hidruros en los que algunos hidrógenos han sido sustituidos por otros átomos (o
grupos de átomos). Por ejemplo: triclorofosfano, PCl3, donde todos los hidrógenos del PH3,
han sido sustituidos por átomos de cloro.
Los hidruros en los que el elemento que no es hidrógeno forma enlaces consigo mismo
dando lugar a cadenas (no muy largas, pues son relativamente inestables). En ellos el
número de átomos encadenados se indican mediante un prefijo multiplicador situado delante
del nombre del hidruro progenitor. Por ejemplo: diazano (N2H4), triazano (N3H5), difosfina
(P2H4) o disilano (Si2H6).
Disilano
¿Y qué ocurre con el H2O? Pues que su nombre común, científico, recomendado y
usado siempre es ¡agua! No hay que darle más vueltas. Es más, si nos ponemos
rigurosos ni siquiera debería seguir las normas de formulación propuestas para los
hidruros, pues al tratarse de una combinación con oxígeno, debería, en todo caso,
nombrarse como un óxido (óxido de hidrógeno). Pero no tiene sentido complicar las
cosas, y solo habría que utilizar el nombre oxidano cuando se considere un hidruro
progenitor del que derivan otros compuestos, como, por ejemplo, el dioxidano (más
conocido como peróxido de hidrógeno o, con su nombre común, agua oxigenada):
Dioxidano
HIDRÁCIDOS
U N AS C O N S I D E R AC I O N E S F I N A L E S
Aunque la IUPAC denomina hidruros a todas las combinaciones binarias del hidrógeno,
esto no debe asociarse a la existencia real del anión hidruro (H–) en el compuesto. En
realidad, este anión solo puede considerarse que aparece en los hidruros salinos y, si
acaso, en algunos hidruros metálicos (es decir, con los metales menos electronegativos).
En estos hidruros el número de oxidación del hidrógeno es, efectivamente, –I.
Por otra parte, merece la pena analizar brevemente la naturaleza del enlace de algunos
hidruros moleculares. En ellos, la posición del hidrógeno en la fórmula sigue un
orden determinado que, aunque inspirado en el orden de electronegatividad
creciente de los elementos, no coincide exactamente con este. Así, nos encontramos
con situaciones como la que ocurre en el amoniaco, NH3, en el que el hidrógeno, al
situarse en último lugar, parece tener una electronegatividad mayor que la del nitrógeno.
Esto no es así, ya que en realidad es el nitrógeno el más electronegativo y, en
consecuencia, el que tiene una mayor tendencia a atraer hacia sí los electrones, por lo
que su número de oxidación sería negativo y el del hidrógeno positivo, al contrario de lo
que indica su fórmula.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS ÓXIDOS
05/08/2016
Se conocen como óxidos básicos. En todos ellos el metal actúa con un número de
oxidación positivo (I, II, III…) y el oxígeno con su número de oxidación negativo (–II).
Debido a la mayor electronegatividad del oxígeno, con respecto a cualquier metal, en la
fórmula aparece siempre el metal en primer lugar y, a continuación, el oxígeno.
La fórmula general de los óxidos metálicos es M2On, donde M y nrepresentan el
símbolo y el número de oxidación del metal, respectivamente.
La fórmula general de los óxidos de metales alcalinos es M2O, ya que para todos ellos el
número de oxidación es I. Así, obtenemos Li2O, Na2O, K2O, Rb2O…
La fórmula general de los óxidos de metales alcalinotérreos es MO, ya que los números de
oxidación del metal y el oxígeno coinciden (en valor) y se simplifican en la fórmula: BeO,
MgO, CaO, SrO…
Los óxidos de los metales de transición tienen fórmulas que dependen de los estados de
oxidación del metal que participa, que incluso pueden variar para un mismo metal. Por
ejemplo, la plata solo puede formar el óxido Ag2O (ya que su único número de oxidación es
I), mientras que el hierro puede generar los óxidos FeO y Fe2O3 (según sea su número de
oxidación II o III). Cuando el número de oxidación del metal es par, se simplifica con el del
oxígeno.
Los óxidos se pueden nombrar, de manera general, siguiendo la estrategia de leer la
fórmula de derecha a izquierda:
Nomenclatura: óxido de + nombre del elemento metálico.
Sin embargo, como son muchos los metales que pueden actuar con más de un número
de oxidación distinto, este debe especificarse en el nombre cuando sea necesario. Al
igual que en los hidruros, esto puede hacerse de tres maneras:
Anteponiendo prefijos multiplicadores (mono–, di–, tri–, etc.) a la palabra óxido y/o al
nombre del metal, para indicar el número de ellos que hay en la fórmula (antigua
nomenclatura sistemática). El prefijo mono– es superfluo y no se incluye salvo que permita
distinguir un compuesto de otro con los mismos elementos.
Indicando el número de oxidación del metal, justo después de nombrarlo, en números
romanos, entre paréntesis y sin dejar espacios (antigua nomenclatura de Stock).
Indicando el número de carga del catión metálico, en números arábigos y con el signo, entre
paréntesis, inmediatamente después de nombrarlo.
Veamos algunos casos ilustrativos:
Fórmulas y nombres recomendados para algunos óxidos metálicos.
Se conocen como óxidos ácidos. En ellos, el oxígeno actúa con número de oxidación
–II, por lo que al no metal le corresponde un número de oxidación positivo:
Los halógenos (a excepción del flúor) tienen números de oxidación I, III, V y VII, por lo
que pueden dar cuatro óxidos distintos.
Los calcógenos (anfígenos) tienen números de oxidación II, IV y VI, por lo que pueden
combinarse de tres maneras distintas con el oxígeno.
Los pnicógenos (nitrogenoideos) actúan con los números de oxidación I, III y V cuando se
combinan con el oxígeno (el nitrógeno, incluso, con II y IV).
El carbono forma dos óxidos, cuando actúa con los números de oxidación II y IV.
El silicio solo forma un óxido, con su número de oxidación IV.
El boro forma un único óxido, cuando actúa con número de oxidación III.
El flúor es una excepción, pues es el único elemento más electronegativo que el
oxígeno, y solo puede actuar con número de oxidación negativo (–I), por lo que en
combinación con él, el oxígeno será el que actúa con número de oxidación positivo (II).
Es por ello que, tradicionalmente, el óxido de flúor ha sido el único en el que el orden
de los elementos en la fórmula se invertía, representándose como OF2. Y
digo tradicionalmente porque con las últimas recomendaciones de la IUPAC (de
2005) la situación ha cambiado. Anteriormente, el oxígeno mantenía
un estatus especial, que le permitía ir siempre en último lugar en la fórmula de cualquier
óxido (salvo en el caso del flúor, como se ha explicado). Actualmente, la IUPAC retira
esta consideración al oxígeno, lo que implica que su posición en la fórmula debe
seguir los mismos criterios que el resto de elementos, en función de su posición en la
tabla periódica:
Secuencia de ordenación de los elementos en la fórmula.
Por si no fuera suficiente, para los óxidos de los elementos se ha utilizado durante
mucho tiempo la nomenclatura tradicional, con la que también se nombran los
oxoácidos derivados de ellos. A pesar de estar desaconsejada por la IUPAC, su uso
extendido, especialmente en los oxoácidos, hace que sea conveniente, al menos,
conocerla.
En la nomenclatura tradicional los óxidos no metálicos se nombran como anhídridos
del elemento en cuestión, a cuyo nombre se le pueden añadir los prefijos hipo–/per– y
los sufijos –oso/–ico, para indicar el estado de oxidación con el que participan.
Cuando el elemento no metálico tiene un único número de oxidación, a la raíz del nombre
se le añade la terminación –ico.
Para aquellos no metales con dos números de oxidación, se añade la terminación –oso a la
raíz del nombre cuando actúa con el número de oxidación menor, y la terminación –
ico cuando se trata del mayor.
Si el no metal tiene tres números de oxidación, se añade el prefijo hipo– y el sufijo –
oso para el menor, únicamente el sufijo –oso para el intermedio, y el sufijo –ico para el
mayor.
En el caso de actuar con cuatro números de oxidación distintos, se utiliza el sufijo –
oso para los dos primeros y el sufijo –ico para los otros, añadiendo el sufijo hipo– al menor
de todos y el sufijo per– al más alto.
Puede resultar confuso, por lo que quedará más claro mediante unos ejemplos:
Esta nomenclatura también ha sido usada durante largo tiempo en las combinaciones de
oxígenos con metales, siguiendo las mismas pautas, pero empleando la palabra óxido en
lugar de la de anhídrido, si bien su uso es cada vez más reducido.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS
PERÓXIDOS Y OTROS ÓXIDOS
05/08/2016
En la mayoría de los compuestos binarios en los que participa el oxígeno (óxidos) nos
encontramos con que su número de oxidación habitual es –II. Sin embargo, esta no es la
única opción, pues el oxígeno puede dar lugar a varios aniones distintos con los que
forma compuestos característicos:
En estos óxidos aparece el anión peróxido, diatómico, y con carga 2–, por lo que se
considera que cada oxígeno actúa con número de oxidación –I. En consecuencia:
La fórmula general para los superóxidos es A(O2)n, y para los ozónidos es A(O3)n,
siendo n el número de oxidación del elemento A.
En ambos casos se pueden aplicar las mismas estrategias de formulación y
nomenclatura mencionadas anteriormente, por lo que nos limitaremos a exponer
algunos ejemplos:
Fórmulas y nombres de algunos superóxidos y ozónidos
ORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LAS SALES Y
OTRAS
COMBINACIONES BINARIAS
08/08/2016
Para formularlos debemos tener en cuenta la secuencia de los elementos que hemos
utilizado en otras ocasiones:
En la fórmula de una sal binaria se sitúa, en primer lugar, el símbolo del metal y, en
segunda posición, el símbolo del no metal.
Como siempre, hay que indicar mediante un subíndice el número de átomos de cada
elemento. De manera general, cada elemento lleva como subíndice el número de
oxidación del otro, simplificando siempre que se pueda.
Veamos como se formulas algunas sales:
Cuando se combinan potasio (metal, número de oxidación I) y yodo (no metal, número de
oxidación –I), la sal que se obtiene se formula como KI.
Cuando se combina el sodio (metal, número de oxidación I) y el azufre (no metal, número de
oxidación –II), se obtiene la sal Na2S.
Cuando se combinan calcio (metal, número de oxidación II) y selenio (no metal, número de
oxidación –II), se obtiene el compuesto CaSe (simplificado).
Como en el resto de compuestos binarios, para nombrar estas sales debemos leer su
fórmula de derecha a izquierda:
En el nombre de las sales binarias, se cita primero el anión (añadiendo la
terminación –uro a la raíz del nombre del no metal) y a continuación el catión
(nombre del metal), con la preposición “de” entre ambos.
Así, obtendríamos los siguientes nombres para los ejemplos citados: yoduro de sodio
(KI), sulfuro de sodio (Na2S) y selenuro de calcio (CaSe). Al igual que ocurría
en óxidos e hidruros (y como se explica al final de esta entrada), habría
que añadir prefijos multiplicadores, o bien, indicar el número de oxidación o de
carga del elemento metálico, cuando sea necesario:
Fórmula y nombre de algunas sales binarias
C O M B I N AC I O N E S B I N AR I A S D E N O M E T AL E S
Para formular una combinación binaria de dos elementos no metálicos, los elementos
deben ordenarse según la siguiente secuencia:
Ga < Al < B < Pb < Sn < Si < C < Sb < As < P < N < Te < Se < S < I < Br < Cl < F
Cuando se combinan dos no metales, debemos pensar primero cuál es más
electronegativo para asignarle el número de oxidación negativo, y al menos
electronegativo, el número de oxidación positivo. Por ejemplo:
Hay algunos compuestos formados por más de dos elementos, pero que, en la práctica
se formulan y nombran como binarios. Esto ocurre cuando uno de los iones, anión o
catión, es poliatómico, pero actúa como un grupo con entidad propia, con una carga y
un nombre concretos. Veamos un par de ejemplos comunes:
NaCN. Este compuesto está formado por la unión del catión Na+ y el anión CN–,
denominado cianuro. Su nombre es, por tanto, cianuro de sodio.
NH4Cl. En este compuesto se unen el catión amonio, NH4+, con el anión cloruro Cl–. Su
nombre es cloruro de amonio.
Incluso, entre ellos, pueden forman un compuesto: NH4CN, cianuro de amonio.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA:
LOS HIDRÓXIDOS
09/08/2016
Vamos a comenzar con el estudio de los compuestos ternarios, es decir, aquellos que
están formados por tres elementos distintos. En general, podemos distinguir tres grandes
grupos de compuestos que se ajustan a esta descripción: los hidróxidos, los oxoácidos y
las oxisales. Abordaremos, en primer lugar, los hidróxidos pues, como se verá, su
formulación y nomenclatura guardan una gran similitud con los compuestos binarios.
EL ION HIDRÓXIDO
Debido a la pérdida del protón (en rigor, se debería denominar hidrón), el oxígeno
adquiere una carga negativa (pues se queda con el electrón del hidrógeno saliente).
Por ello, sería más lógico representarlo como HO–, para indicar que la carga recae
sobre el oxígeno, y no sobre el hidrógeno. Además, de esta manera se respetaría el
orden de la secuencia de elementos que hemos empleado en otras ocasiones (el oxígeno,
más electronegativo, debería situarse después del hidrógeno). Sin embargo, la
costumbre de escribir OH– está tan arraigada que es de uso habitual, y en pocas
ocasiones nos encontraremos con la otra opción (al menos en este tipo de compuestos).
F O R M U L AC I Ó N D E L O S H I D R Ó X I D O S
El anión hidróxido actúa como un único grupo con número de oxidación –I, por lo
que se combina con cationes de naturaleza, fundamentalmente, metálica, es decir, con
número de oxidación positivo. Según esto:
La fórmula general de un hidróxido es M(OH)n, donde M es el símbolo químico del
metal y n se corresponde con su número de oxidación.
Según la IUPAC, los agrupaciones de átomos deben ir entre paréntesis en la
fórmula, aunque su uso no es obligatorio en iones de uso común, como es el caso del
anión hidróxido, salvo que al paréntesis de cierre le siga un subíndice multiplicador, en
cuyo caso es siempre necesario.
Así, cuando el anión hidróxido se asocia con el cobre, este puede participar con dos
números de oxidación distintos: con el número de oxidación I, el hidróxido
sería CuOH o Cu(OH); con el número de oxidación II, el hidróxido sería Cu(OH)2.
Téngase en cuenta que si en este segundo caso obviáramos el paréntesis, la fórmula
CuOH2 parecería indicar que hay dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, y no dos
de cada elemento agrupados en sendos aniones como realmente ocurre.
N O M E N C L AT U R A D E H I D R Ó X I D O S
Se indica mediante un prefijo multiplicador (di–, tri–, tetra–, etc.) el número de iones
hidróxido que aparecen en la molécula.
Puede indicarse el número de oxidación del metal, inmediatamente después de nombrarlo
(sin espacio), entre paréntesis y en números romanos.
También puede señalarse el número de carga del metal, a continuación de su nombre (sin
espacios), entre paréntesis y en números arábigos (añadiendo el signo).
Los siguientes ejemplos aclararán lo anterior:
Son compuestos ternarios en los que el metal se une tanto a un anión O2– (óxido)
como a un OH– (hidróxido), por lo que su fórmula general es del tipo MO(OH). En su
nombre se citan primero los aniones (hidróxido óxido) y luego el catión metálico.
Veamos unos ejemplos:
AlO(OH): hidróxido óxido de aluminio.
CoO(OH): hidróxido óxido de cobalto(III).
CrO(OH): hidróxido óxido de cromo(III).
FeO(OH): hidróxido óxido de hierro(III).
Evidentemente, en ellos el número de oxidación del metal debe ser III, como
mínimo, para poder igualar los de los aniones óxido (–II) e hidróxido (–I). Si el número
de oxidación del metal fuese mayor, serían necesarios más aniones:
CrO2(OH)2: dihidróxido dióxido de cromo(VI).
UO2(OH)2: dihidróxido dióxido de uranio(VI).
Mo2O5(OH)2: dihidróxido pentaóxido de dimolibdeno(VI).
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA:
LOS OXOÁCIDOS
11/08/2016
También existen algunos oxoácidos de metales de transición. Los más importantes son
los que se forman con el cromo y el manganeso, en sus estados de oxidación más altos:
Oxoácidos de cromo y manganeso
P AR A S A B E R M Á S : L AS F O R M A S META Y ORTO
Hasta el momento hemos visto los distintos oxoácidos que puede dar un mismo
elemento con cada uno de sus números de oxidación. Pero también es posible encontrar
oxoácidos que, estando el elemento no metálico en un mismo estado de oxidación, se
diferencian en el grado de hidratación que presentan:
Todos los ácidos mencionados anteriormente se obtienen por adición de una molécula de
agua al correspondiente anhídrido. Estas se denominan formas meta, y cuando es necesario
distinguirlas de otros ácidos más hidratados se debe incorporar el prefijo meta– al nombre.
Los ácidos que tienen un mayor grado de hidratación, con una o dos moléculas de aguas
adicionales respecto a la forma meta, se conocen como formas orto, y se añade
el prefijo orto– al nombre para distinguirlas de las anteriores.
Son ejemplos típicos los oxoácidos del fósforo, cuando este actúa con número de
oxidación V:
De la misma manera obtenemos los oxoácidos del arsénico y el antimonio (del mismo
grupo que el fósforo):
El boro y el silicio también forman oxoácidos con una molécula de agua adicional:
La forma orto de los oxoácidos de P, Ar, Sb, B y Si es más estable, y por ello es la más
común y el prefijo puede (y suele) eliminarse del nombre.
En el caso de los oxoácidos de los elementos 16 y 17 la forma orto posee dos moléculas
de agua más que la correspondiente forma meta (fíjate que en los anteriores era solo una
molécula). Así ocurre con el telurio y el yodo:
La forma meta de los oxoácidos de Te y I es la más estable, por eso, en este caso, es la
que suele prescindir del prefijo.
P AR A S A B E R U N P O C O M Á S : L A S
F O R M AS PIRO - O D I -
Estos ácidos se forman por la unión (condensación) de dos moléculas del oxoácido
precursor, con pérdida de una molécula de agua. En ellos simplemente hay que
añadir el prefijo di– al nombre del ácido (antiguamente se usaba el prefijo piro–). Esto
puede darse en el azufre, el fósforo y el cromo:
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS
OXOÁCIDOS (AMPLIACIÓN)
26/08/2016
En una entrada anterior vimos que las fórmulas y los nombres de los oxoácidos que más
se utilizan son los tradicionales. Sin embargo, la IUPAC, aunque acepta estas formas,
insiste en emplear también en estos compuestos nomenclaturas más sistemáticas. En sus
recomendaciones, se decanta principalmente por la nomenclatura de adición, en la que
se da a los oxoácidos un tratamiento similar al de los compuestos de coordinación.
Esta nomenclatura ofrece más información de la estructura de la molécula, pero eso
implica que para su uso sean necesarios ciertos conocimientos sobre cómo se
distribuyen y enlazan los átomos en cada compuesto. Debemos considerar, en primer
lugar, que un oxoácido está constituido por un átomo central (generalmente, como
hemos visto, un elemento no metálico) al que se unen los átomos de hidrógeno y
oxígeno, de diferentes maneras:
Por otra parte, vemos que en todos los ejemplos anteriores el hidrógeno va siempre
asociado al oxígeno, pero existen algunos oxoácidos en los que este aparece como
ligando, por ejemplo, el ácido fosfónico:
Este ácido, de fórmula tradicional H3PO3 (como la del ácido fosforoso), se representaría
más apropiadamente como PHO(OH)2, siendo su nombre
dihidroxidohidrurooxidofósforo.
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS
PEROXOÁCIDOS Y
LOS TIOÁCIDOS
29/08/2016
En los oxoácidos se puede sustituir un anión óxido (O2–) por un anión peróxido (O22–) o
por un anión sulfuro (S2–), obteniéndose, respectivamente, un peroxoácido o
un tioácido.
F O R M U L AC I Ó N Y N O M E N C L AT U R A D E L O S
PEROXOÁCIDOS
Al sustituir un anión O2– por un anión O22–, en los peroxoácidos nos encontraremos con
un oxígeno más que en el correspondiente oxoácido, lo que puede hacerse notar en la
fórmula resaltando la existencia del anión peróxido entre paréntesis, y
añadiendo el prefijo peroxo– al nombre tradicional del ácido.
Del ácido carbónico, H2CO3, deriva el ácido peroxocarbónico, H2CO4 o H2CO2(O2).
Del ácido nítrico, HNO3, deriva el ácido peroxonítrico, HNO4 o HNO2(O2).
Del ácido sulfúrico, H2SO4, deriva el ácido peroxosulfúrico, H2SO5 o H2SO3(O2).
Del ácido disulfúrico, H2S2O7, deriva el ácido peroxodisulfúrico, H2S2O8 o H2S2O6(O2).
Si decidiésemos utilizar la nomenclatura de adición, debemos tener en cuenta que en
estos compuestos aparece el ligando –O–OH. Veamos como se haría mediante un
ejemplo:
Ácido peroxosulfúrico
Los tioácidos se obtienen al sustituir en un oxoácido uno o varios oxígenos por átomos
de azufre divalentes, lo que, como es lógico, debe reflejarse en la fórmula, añadiendo
tantos azufres como oxígenos se restan, y en el nombre, incorporando el prefijo
tio– al nombre tradicional del ácido, con el prefijo multiplicador correspondiente:
Al sustituir un oxígeno en el ácido fosfórico, H3PO4, se obtiene el ácido tiofosfórico,
H3PO3S.
Al sustituir los cuatro oxígenos del ácido fosfórico, H3PO4, por cuatro azufres, se obtiene
el ácido tetratiofosfórico, H3PS4.
Al sustituir un oxígeno en el ácido sulfúrico, H2SO4, se obtiene el ácido tiosulfúrico,
H2S2O3 (hay que prestar atención en estos tioácidos, para no confundirlos con diácidos).
En la nomenclatura de adición, debemos recordar que el azufre recibe el nombre
de sulfuro cuando actúa como ligando. Así, el ácido tiofosfórico se nombra como
trihidroxidosulfurofósforo y el ácido tiosulfúrico, dihidroxidooxidosulfuroazufre.
Ácido tiofosfórico
Ácido tiosulfúrico
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LOS
IONES COMPLEJOS
12/08/2016
Los iones son átomos, o grupos de átomos, que poseen carga neta. Se pueden
considerar iones simples aquellos formados por un solo átomo (iones monoatómicos,
como el Na+ o el Cl–) o por varios átomos de un mismo elemento (iones
homopoliatómicos, como el Hg22+ o el O3–). Por su parte, los iones complejos son
aquellos formados por varios átomos pertenecientes a dos o más elementos
químicos distintos (iones heteropoliatómicos).
F O R M U L AC I Ó N D E I O N E S C O M P L E J O S
Tanto los cationes como los aniones heteropoliatómicos proceden de especies neutras
que han perdido o ganado un ion, de forma que quedan cargados positiva o
negativamente:
La IUPAC acepta los nombres oxonio y amonio para los cationes H3O+ y NH4+,
respectivamente.
También es posible emplear la nomenclatura de adición en estos cationes, que supone
formados por un átomo central al que se le van añadiendo otros alrededor que se
conocen como ligandos. Con ella, se nombran primero los ligandos (con sus
respectivos prefijos multiplicadores), seguidos del nombre del átomo central y, entre
paréntesis y sin espacios, la carga del catión. Por ejemplo:
La IUPAC propone desde hace poco el nombre “oxidanide” (en inglés) para el anión
OH– (traducido como oxidanuro, o también, oxiduro), aunque acepta el
nombre hidróxido, que es el que realmente se utiliza.
Al igual que en los cationes, también es posible emplear en los
aniones la nomenclatura de adición, aunque en ellos se añade la desinencia –ato al
nombre del átomo central. por ejemplo:
N O M E N C L AT U R A D E O X O AN I O N E S
El anión HCO3–, derivado del ácido carbónico, por pérdida de un H+, se nombraría
como hidrogenocarbonato. En la nomenclatura de adición, teniendo en cuenta que su
fórmula podría representarse [CO2(OH)]–, se nombraría hidroxidodioxidocarbonato(1–).
El anión H2PO4–, derivado del ácido fosfórico, conserva dos hidrógenos, por lo que su
nombre sería dihidrogenofosfato. En la nomenclatura de adición, representándolo
como [PO2(OH)2]–, se nombraría dihidroxidodioxidocarbonato(1–).
FORMULACIÓN Y
NOMENCLATURA: LAS
OXOSALES Y LAS SALES ÁCIDAS
13/08/2016
Una sal es un compuesto iónico formado por interacción electrostática entre un catión y
un anión. El caso más sencillo es el de una sal binaria en la que sus iones son
monoatómicos, pero esta no es la única posibilidad, pues nada impide que haya un
mayor número de iones o que estos sean agrupaciones de átomos de diferente
naturaleza. Un caso particular lo constituyen las sales que resultan de la unión de un
catión metálico monoatómico y un anión complejo derivado de un
oxoácido (oxoanión):
Cuando el oxoanión no contiene hidrógenos ácidos (es decir, el oxoácido del que
procede se ha desprendido de todos sus H+), la sal que se obtiene se denomina oxisal.
Cuando el oxoanión conserva hidrógenos ácidos (el oxoácido ha perdido algún H+,
pero no todos), la sal que se obtiene se denomina sal ácida.
Independientemente del tipo de sal, la regla general mediante las que se formulan todas
ellas es siempre la misma:
En la fórmula de todas las sales aparece en primer lugar el átomo o grupo catiónico
y, a continuación, la parte aniónica.
El número de cationes y de aniones debe ser tal que las cargas aportadas por cada uno se
anulen entre sí, para que la molécula conserve su neutralidad. Por ejemplo: