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- 2º BAC
TEMA 10
EL RENACIMIENTO EN ITALIA.
El Renacimiento, que a grandes rasgos comprende cronológicamente los siglos XV y XVI, con el
que se pone fin a la Edad Media y comienza la Edad Moderna de la cultura occidental, es un fenómeno
complejo que impregna todos los ámbitos de la existencia humana más allá de lo estrictamente artístico y
cultural.
El primero en utilizar el término “renacimiento” fue el tratadista Vasari en el siglo XV, a finales
del S.XVIII, aparece en la “Enciclopedia Francesa” el término “renaissance”. Pero fue tal vez, Michelet,
quien dio al concepto “renacimiento” un sentido histórico en el año 1885.
El movimiento renacentista surge en Florencia (Italia) en el S XV., extendiéndose por Europa a
finales de ese siglo y comienzos del siguiente.
No debe extrañarnos que fuese en Italia donde surge el Renacimiento, si tenemos en cuenta, por una
parte, la “tensión clásica” tanto cultural como artística de la que siempre estuvo animado el “espíritu”
italiano, y, por otra parte, el auge económico y político, alcanzado por algunas de las ciudades-estados
(Florencia, Roma, Venecia, etc.) dando pie a una sociedad de carácter urbano más rica que propiciará este
movimiento artístico.
La influencia de la próspera burguesía ciudadana y mercantil en la vida política y cultural (fueron
grandes mecenas) fue determinante en el desarrollo del nuevo espíritu renacentista, al ser ella quien
decidía los nuevos intereses de la sociedad. La cultura en general, y el arte en particular quedaron bajo
el control de la nueva nobleza renacentista.
“El renacimiento fue, ante todo, un nuevo espíritu que transformó las artes, las letras, las ciencias
y todas las formas de pensamiento y de la actividad humana”, aunque, no debe entenderse como una
ruptura total con el pasado, ya que, muchas de las concepciones desarrolladas durante el periodo
renacentista surgieron ya en la Baja Edad Media y muchas de las formas artísticas medievales se
mantuvieron a lo largo del siglo XV.
Los dos rasgos más característicos del Renacimiento son:
A.- Humanismo.
Se trata, ahora, de un humanismo racional, no el emotivo de la Edad Media.
Antropocentrismo: el hombre se convierte en el “centro” de todo y es con referencia a él como se
estudia todo el ámbito de la existencia.
Individualismo: El hombre se define por su individualidad en todos los planos de la vida. El nuevo
ideal es el hombre completo, armónicamente desarrollado en todas sus facultades del cuerpo y del
espíritu.
Valoración de la razón.-Frente al sobrenaturalismo medieval en el que el hombre había sometido
su iniciativa al pensamiento religioso, el hombre renacentista confía en la razón humana como fuente
autónoma de conocimientos, capaz de hallar nuevas verdades y de desarrollar por sí solo los distintos
ámbitos del saber.
Se produce una disociación entre cristianismo y cultura laica, que no es anticristiana si no que los
intelectuales de la época se emancipan del monopolio ejercido por la Iglesia, desarrollando una cultura
racionalista y un espíritu crítico.
Este humanismo estuvo alentado por la difusión de la cultura clásica, la investigación de textos
antiguos, de las lenguas latina y griega, excavaciones arqueológicas, etc. Es una resurrección del pasado
clásico considerado como origen de la civilización, para ello contó con el gran invento de la imprenta
que contribuyó a la difusión de las ideas.
También fue importante la aportación que hicieron los intelectuales que huyeron de
Constantinopla (actual Estambul) al caer la ciudad bajo el poder de los turcos
Características principales.
Es en Florencia, a principios del siglo XV, donde primero se produce una transformación de la
concepción y de la función del arte hasta entonces vigente. Influyen entre otros factores, la existencia en
Italia de ruinas clásicas, el no haber arraigado plenamente el gótico y un deseo por recuperar la Historia.
Los primeros protagonistas fueron Brunelleschi (arquitecto), Donatello (escultor) y Masaccio
(pintor).
Los resultados “más clásicos” del arte renacentista se lograron en Roma a principios del siglo XVI.
En la creación y difusión de las nuevas formas artísticas desempeñaron un papel decisivo los
Mecenas (Los Médicis, Papas), que no sólo protegen a los artistas sino que recopilan importantes
colecciones.
Este mecenazgo no estuvo exento de cierto carácter interesado, por cuanto, junto al artista también a
los mecenas les alcanzaba la gloria de la fama, acrecentando su prestigio social, su poder político etc.
Las obras dejan de ser anónimas y el artista adquiere una consideración, pasando a ocupar un
puesto destacado dentro de la sociedad. Se valora su trabajo y su persona y ellos firman sus obras.
El artista es elevado al rango de “artesano intelectual”. A diferencia del artesano medieval cuyos
temas iconográficos le eran impuestos por una autoridad superior o por una tradición consagrada, el
artista renacentista determina con autonomía la orientación ideológica y cultural de su propio trabajo. El
arte deja de ser una actividad manual o mecánica y pasa a ser una actividad intelectual o liberal.
El movimiento artístico renacentista aunque complejo y variado, y por lo mismo no exactamente
igual en todas las partes, supo, sin embargo, elaborar unos principios, métodos y formas comunes:
Vuelta a la antigüedad grecorromana. El arte renacentista supone un rechazo a las formas
artísticas góticas, consideradas propias de los “bárbaros”, sustituyéndolas por otras basadas en los
modelos clásicos. “Esta vuelta a las formas y principios del mundo antiguo no significa una simple
imitación, es más bien, una interpretación, una recreación del mundo antiguo, que ahora se intenta
revitalizar en todos sus aspectos...”
De Grecia adoptan el espíritu (Neoplatonismo) y de Roma las formas artísticas.
Nuevo concepto de belleza. Se considera el arte más como pura recreación del espíritu “aspira a
crear arte con belleza”. El concepto de belleza se encuentra íntimamente relacionado con la geometría y
las matemáticas. Fundamenta racionalmente el ideal de belleza basándolo en la medida, la proporción, el
número, el orden y la armonía entre las distintas partes de la obra artística, al igual que en Grecia con los
órdenes y el canon
IMPORTANCIA DE LA PERSPECTIVA. El hallazgo técnico de la “perspectiva”, es decir, un
conjunto de reglas gráficas y matemáticas, que permiten representar con exactitud científica el aspecto
de la realidad, fue un elemento decisivo para el nuevo arte “porque permitía dibujar y mostrar a todos
en términos comprensibles el resultado final de la obra artística, es decir, permitía “proyectarla”; de
tal manera, que nació la idea de que el proyecto, más que la realización, es la esencia de una obra de
arte”.
Características generales.
Aunque no se dio una total uniformidad estilística en toda Italia, sí pueden determinarse algunos
elementos básicos que fueron comunes. La existencia de “escuelas” arquitectónicas con peculiaridades
estilísticas, fue consecuencia de la división política italiana y del distinto grado de desenvolvimiento
económico de las ciudades-estado, centros de la renovación artística renacentista.
En general, la arquitectura renacentista utiliza elementos constructivos y decorativos tomados de
la arquitectura romana clásica.
Los materiales más empleados son el ladrillo y el aparejo ordinario revestido de mármol
Muro: Recupera su función (auténtico elemento sustentante y de cerramiento) valorando su
superficie que, en oposición a la estética gótica “que buscaba desmaterializar el cuerpo del edificio y
borrar irracionalmente los límites espaciales”, se hace plana, limpia, luminosa, sin frescos ni mosaicos,
creando así un espacio perfectamente delimitado.
Ordenes Arquitectónicos: Se toman los clásicos pero con un canon más esbelto.
Columnas y pilastras: El capitel preferido es el corintio o compuesto, adornado con grutescos.
El principal centro será Florencia, bajo el mecenazgo de los Médicis, grandes impulsores del arte.
Desde el punto de vista artístico, el siglo XV se caracteriza por una visión científica basada en la
perspectiva y en la idea de proporción.
La catedral de Santa María de las Flores, iniciada a fines del siglo XIII por Arnolfo di Cambio, se
encontraba, tras sucesivas intervenciones de arquitectos como Giotto (campanario) y Andrea Pisano,
todavía a medio construir, cuando Brunelleschi recibió el encargo de realizar la enorme cúpula montada
sobre un tambor octogonal de tipo gótico que ya estaba construido.
Llevó a cabo el proyecto tal y como lo había presentado en el concurso que ganó:
El aspecto exterior es muy poco clásico (excepto la cenefa de guirnaldas y arcos que separan el
tambor de la cúpula) porque Brunelleschi se vio condicionado por la necesidad de mantener la armonía
con la decoración de cosmati (taracea de mármoles) que tenía el edificio, hay sin embargo un colosalismo
en las dimensiones, un evidente intento de emular al Panteón de Roma y un nuevo uso del espacio que
son ya claramente renacentistas.
Lo más original es la solución técnica que emplea Brunelleschi: la bóveda fue construida sin
cimbras, como la del Panteón, cerrándola a medida que se ascendía.
El material utilizado es el ladrillo y son en realidad dos cúpulas -una dentro de otra- que se
contrarrestan mutuamente. Ocho espigones de ladrillo en "espina de pez" forman el armazón interno que
se va trabando horizontalmente según se asciende. El resultado es una cúpula liviana pero con la rigidez
de un cuerpo macizo.
Sobre ella se coloca una linterna que da luz al interior sin deja el cielo abierto como sucede en el
Panteón romano. Remata todo con una gran bola de bronce cuya colocación supuso un notable problema
técnico resuelto por medio de un original andamio
El arquitecto florentino partió de la necesidad de una estructura de ocho nervios, que discurren por
el exterior y sirven de apoyo para el resto de los elementos decorativos, como los relieves con motivos
arquitectónicos, los ocho ojos de buey y la elegante linterna que culmina el conjunto.
Por primera vez en la historia una cúpula ofrecía el mismo aspecto estructural en el interior que en
el exterior.
El éxito de la cúpula fue tan grande que este elemento se convirtió en el distintivo de las iglesias
renacentistas. Miguel Ángel, al proyectar la de San Pedro del Vaticano afirmó que “quería hacer su
hermana mayor pero no más bella”.
Durante casi cinco siglos los arquitectos, tanto de Europa como de América, reprodujeron las
soluciones propuestas por Brunelleschi y su concepción espacial de las iglesias.
A) ICONOGRAFÍA
Inspirada el la basílica romana y en la
iglesia paleocristiana, este edificio es un
prodigio de perspectiva ya que consigue que
todos los puntos convengan en uno único, el
altar, y un prodigio de simetría, ya que el
espectador, situado en la nave central, percibe
un lado como espejo de otro.
El resultado es un interior amplio y
diáfano, a escala humana, que prima la
horizontalidad sobre la verticalidad.
En el crucero dispuso una cúpula sobre pechinas para pasar dela planta cuadrada a la
circular. Brunelleschi busca en esta iglesia básicamente dos aspectos:
El interés de la obra reside en la racionalidad del alzado y el espacio interior modulado por
el cuadrado, en los elementos constructivos plenamente clásicos (columnas y capiteles corintios
romanos, entablamentos y pilastras adosados...). Lo más original es la interposición de un
fragmento de entablamento entre los capiteles de la columnata y el arranque de los arcos, un motivo
destinado a gozar de gran éxito posterior.
A) ICONOGRAFÍA
Desde el primer momento, el palacio se convierte en
un edificio de prestigio social, tanto en su imagen exterior
como su decoración interior (pinturas) Favorece la rivalidad entre las grandes familias nobles por poseer
la mejor fachada. La familia Pitti encarga este palacio que aunque se desconoce a su autor se vincula a
Brunelleschi. Se sitúa a las afueras por la intención de poseer grandes jardines.
Ideados en su función urbana, pierden el carácter de
fortaleza anterior, resaltando ahora su función residencial, y
sobre todo el prestigio social del propietario. Son
polifuncionales, ya que no son sólo residencia de la familia
sino también despacho del rico comerciante.
La importancia del Palacio Pitti de Filippo
Brunelleschi es que en él, el autor establece el modelo
renacentista de palacio que fue ampliamente seguido por sus
discípulos, como ocurre en el caso del Palacio Médici-
Ricardi, obra de Michelozzo di Bartolomeo.
Aproximadamente el primer tercio del siglo XVI, Florencia atraviesa un periodo de inestabilidad
política, por lo que los artistas abandonan la ciudad, instalándose en Roma y Milán. Será ahora Roma,
bajo el mecenazgo de los Papas, el principal centro creador del arte “clásico” renacentista.
“La crisis planteada por las contradicciones entre Cristianismo y Cultura Clásica, surgida en
Florencia durante los últimos años del siglo XV, encuentra ahora una alternativa en la que triunfa el
nuevo ideal del humanismo cristiano, siendo la ciudad de Roma, el símbolo que representa el poder
político logrado por la Iglesia y el Papado.
Con Julio II, se inicia el desarrollo de la Roma Clásica, a través de la arquitectura, queriendo dejar
patente el poder político de la Iglesia (no sólo quiere ser el sucesor de San Pedro, como acredita el
proyecto de su tumba encima de la de San Pedro, sino el sucesor de los mismos emperadores romanos), y
para ello promueve una serie de realizaciones artísticas, en las que el clasicismo se convierte en la cultura
oficial del Papado.
Bramante, Miguel Ángel y Rafael son los tres grandes artífices empeñados en la elaboración de un
nuevo lenguaje que supere la contradicción entre Cristianismo y Cultura Clásica.
El protagonismo será ahora de la pintura y será la cualidad pictórica la que se refleje en la
arquitectura y en la escultura.
Es un arte solemne y monumental, pero se huye de todo colosalismo deshumanizado. Es una
arquitectura a escala humana.
Se utiliza con mayor rigor los órdenes clásicos de acuerdo con unos cánones establecidos, también
se emplean frontones triangulares y curvilíneos.
Se imponen las iglesias de planta centralizada con cúpula, símbolo del orden divino existente en el
Universo.
En general, los edificios deben resaltar el prestigio social de los mecenas, que son ahora quienes los
encargan. Se unen los aspectos prácticos con los suntuarios y simbólicos.
Principal representante: BRAMANTE (1444-1514)
A) ICONOGRAFÍA
Levantado sobre el lugar en el que según la
tradición había sido martirizado San Pedro es un templo
votivo encargado por los Reyes Católicos. Se alza sobre
la cripta, que según la tradición, se encuentra la roca
donde fue crucificado San Pedro
En la 2ª mitad del siglo XVI, se produce una crisis en la cultura europea, cuestionándose las
verdades dadas por ciertas (pensamiento escolástico), para dar paso a la búsqueda de la verdad mediante
la “duda metódica”.
Esto va a influir en el arte dando paso a una nueva concepción que recibirá el nombre de
“manierismo”. “a la maniera de…” es decir como al artista le guste trabajar, libre, sin normas ni
reglas. Los arquitectos manieristas crean un nuevo lenguaje arquitectónico, pero no inventan nada nuevo,
sino empleando los ya existentes articulados en una nueva síntesis.
La característica más importante será: la yuxtaposición de los elementos, los cuales ordena el
artista a su antojo.
Emplean el orden colosal o gigante, combinándolo con otros de menores dimensiones.
Rompen con la serenidad y el equilibrio clásico iniciando el dinamismo barroco.
Principal representante: Miguel Ángel y Maderno