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INSOMNIO Y ESPASTICIDAD

Dr. Darío Fernández Delgado

El insomnio es muy frecuente entre las personas que sufren espasticidad. Las contracturas, los
espasmos, el dolor derivado de estos y hasta la misma medicación pueden interferir en el
ritmo del sueño. El descontrol del esfínter vesical con su incontinencia urinaria nocturna que
provoca despertares, las posibles úlceras por presión mantenida todo el día sobre puntos de
apoyo con su dolor y la retención de heces propia del estreñimiento son otras dificultades más
y hace falta una integridad en la estructura del sistema nervioso que no se da en la
espasticidad. A esto causas se añade la ansiedad propia que genera el mismo hecho de
“querer/intentar /esforzarse y no poder” dormir. El insomnio es la consecuencia de un hábito
perdido y este hábito se recupera, como todos los hábitos, cambiando conductas, controlando
pensamientos anticipatorios negativos y en esta patología, los síntomas específicos de la
espasticidad y con la higiene del sueño. Esta implica, horarios fijos, un control de la dieta
especialmente de la cena, el grado adecuado a la exposición a la luz que regula la secreción de
la hormona del sueño, la melatomnina y un entorno seguro del sueño que tenga en cuenta la
temperatura, iluminación y silencio adecuados de la habitación, el tipo de colchón, altura de
la almohada y postura más favorecedoras.
Por lo tanto ¿Qué pueden hacer las personas con espasticidad para controlar su insomnio?
En primer lugar seguir su tratamiento, especialmente de fisioterapia para controlar en lo
posible la espasticidad y la higiene postural, con cambios frecuentes de puntos de apoyo por
el día que eviten las úlceras por presión. Para controlar la nicturia dejar de ingerir líquidos
tres horas antes de irse a la cama. Por líquidos se entiende, además del agua, sopas, caldos y
fruta.
Valorar con su neurólogo ajustar y /o cambiar los medicamentos o su momento de
administración teniendo en cuenta sus efectos secundarios: tomar la clonidina por las
mañanas .Puede producir prurito (picores) que con el calor de las sábanas se puede hacer más
molestos. El baclofeno puede aumentar la frecuencia urinaria y molestias gastrointestinales
que dificulten coger el sueño. Atención a las plantas medicinales tipo valeriana para dormir.
Pueden potenciar el efecto del baclofeno. La tizanidina, mejor horas antes de acostarse para
aprovechar la somnolencia que produce y minimizar sus efectos de hipotensión y, además,
puede ser una opción para sustituir al baclofeno si se tolerase mal.
Control de la dieta: que sea rica en fibra para evitar el estreñimiento: ensalada de lechuga y
tomate diarias, legumbres, pan integral, el zumo mejor de fruta exprimida que aporta más
fibra que el de bote y al menos dos litros de agua al día, siempre hasta tres horas antes de ir a
la cama, que ablandan las heces facilitando su tránsito intestinal. Evitar la ingesta de cafeína
oculta en algunos alimentos, además del café, el chocolate, coca cola, postres congelados,
bebidas energéticas, el té rojo, yogur saborizado, refrescos de lima, limón y muchas golosinas.
Las patas fritas de bolsa y otros aperitivos altos en grasas saturadas disminuyen los niveles de
serótina,precursor de la melatonina, la hormona del sueño. Quesos muy curados, los
embutidos y salchichas, aportan tiramina un amionoácido excitante, mejor tomarlos por las
mañanas. Y atención, el repollo y las coles estimulan poderosamente la absorción de la
cafeína. Las cenas, tres horas antes de irse a la cama, ligeras y con alimentos fáciles de digerir.
Evitar grasas, alcohol, bebidas gaseosas y picantes que favorecen el reflujo y enlentecen la
digestión. Masticar hasta triturar bien los alimentos y embadurnarlos de saliva. La primera fase
de la digestión se lleva a cabo en la boca. De este modo “caerán” al estómago ya “casi
digeridos”. Digestión pesada y lenta, sueño intranquilo. En casos de hernia de hiato o reflujo,
poner unos tacos de unos 5cm de alto en las patas delanteras de la cama.
Inducen sueño el salmón, el atún, los guisantes, zanahorias y espinacas, ricos en vitamina B6
que es fundamental en la generación de melatonina. Igual hacen las cerezas, el plátano, las
nueces y fresas. El pescado azul y algunos blancos como la merluza, rape y los frutos secos,
abundantes en ácidos omega 3 y 6 también favorecen la frabricación de melatonina.
Regularidad en los horarios de acostarse y de levantarse y usar la cama solo para dormir, o
amar. No meterse en la cama hasta que no venga el sueño y si se tarda más de 30 minutos en
cogerlo, levantarse , realizar una actividad relajante: leer con luz tenue, echarse en el sofá e
intentar ejercicios de relajación. No leer en la cama, ver la tele o enredar con el móvil. Su luz
impide la liberación de la melatonina.
No intentar “compensaciones” de la falta de sueño con siestas de más de 30 minutos o
aprovechando el quedarse en la cama por la mañana el día que se ha cogido bien el sueño.
Así nunca se reestablecerá el hábito. Todo lo contrario, hay que hacer restricciones del sueño.
Es imprescindible levantarse a la hora programada, aunque apenas se haya “pegado” el ojo en
toda la noche. Y combatir la somnolencia de ese día manteniéndose activo. El premio vendrá a
la noche: se cogerá el sueño solito. Para realizar una restricción del sueño de una manera
correcta, llevar un diario del sueño que mide el tiempo real de sueño: el que va desde que
se apaga la luz y se duerme hasta que se despierta, descontando el de los despertares.
Levantarse a la hora programada. Eso es innegociable. Si en total se ha dormido menos de 7- 8
horas, ese tiempo hay que retrasarlo a la hora de irse a la cama al día siguiente, teniendo en
cuenta que la máxima de las restricciones ha de permitir permanecer cinco horas en la cama
aunque no se duerman todas. Ejemplo: despertarse un hora antes de los previsto supone
retrasar una hora el momento de irse a la cama. Si el despertar se adelanta dos horas, lo
mismo hay que hacer con el acostarse. Así hasta un máximo de tres horas.
Melatonina solo bajo prescripción médica. ¡Y con receta! Las de mercado libre no reúnen la
composición y dosis adecuadas.
Evitar la activación psicológica angustiante consultando a la almohada sobre problemas,
rencores, ajustes de cuentas o “mareando” decisiones difíciles a tomar. Tampoco cargarse de
pensamientos anticipatorios negativos, a cada cual más catastrófico sobre lo “hecho polvo”
que se sentirá al día siguiente . Ni vigilar el despertador y contar las horas que son “y todavía
sin dormir” que se colocará siempre de cara a la pared.
Cuidar las condiciones de temperatura, ventilación y luminosidad de la habitación: entre 18
y 21 Cº , silenciosa, oscura y ventilada. La almohada de una altura adecuada. Delgada para los
que duermen boca arriba, debe permitir ver la punta de los dedos de los pies. Y con otra
almohada bajo las corvas para que apoyen las lumbares. Más gruesa par los que lo hacen de
lado, así no se desalinea la columna cervical con el resto. Lavarla, no solo la funda, de vez en
cuando. Puede acumular ácaros que causen picores en piel o nariz que impidan dormir. La
mejor postura, de lado, con ambas piernas flexionadas, posición fetal. Flexionar sólo una
desequilibra la cadera y puede provocar dolores en la zona.
Un colchón adaptado a la postura y a la constitución corporal. Los que duermen boca arriba,
se benefician de un colchón más bien duro. Menos duro para los que duerman de lado, de este
modo el hombro se puede hundir un poco y evitar rigideces. En la espasticidad y sobre todo si
hay sobrepeso, mejor el colchón duro. Cuesta menos girase. Para frioleros mejor un colchón
viscoelástico o incluso de espuma. A calorosos y sudorosos, de muelle. Transpiran más.
Colchones de látex y con fundas lavables para asmáticos y alérgicos.
Manejar los despertares adecuadamente. Si pasan más de 15 minutos y no viene el sueño,
levantarse. No quedarse en la cama dando vueltas a las cosas e intentando (a la fuerza)
quedarse dormido. Ni poner la tele, conectarse a internet, mirar whatsApp, consultar el
correo, exponerse a luces azules y brillantes, visitar la nevera. Esto es activarse. Sí ayuda el
levantarse, intentar relajarse y volver a la cama cuando entre sueño. Repetir este ciclo las
veces que sea necesario.
La última medida es la retirada del somnífero con supervisión médica. Siempre de manera
escalonada, bruscamente produce un insomnio de rebote. Normalmente si se siguen las
instrucciones indicadas a partir de la cuarta o quinta semana se puede iniciar esta
deshabituación que puede durar semanas o algunos meses. ¡Pero al final se tendrán buenas
noches!

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