(Particular)
19 de setiembre de 1924
Se·ñ orita
Marfa del Rosario U/loa
JY apoleón Quesada
Observad a los niños. Les encanta dramatizar los cuentos
que leen y oyen, vestirse como grandes, imitar el canto y el
vuelo de las aves, senfine Caperucita, Barba Azul o Blanca
Nieves.
Basada en esa aspiraci6n infantil he escrito estas sencillas
dramatizaciones. Leed/as atentamente. Son un resumen de lo
muclzo que hablan los pequeñines que viveiz a vuestro alrededor,
son sus ingenuos pensamientos, son sus sonrisas, su charla y
a veces sus tristezas.
Unas, por su fin moral, impresionarán el alma del niño y
le inclinarán· al bien; otras, las meramente instructivas, le
enseñarán a ama7' la Ciencia y más que todo, la Patria.
/Cuán diclzosa me sentiría si los niños de Costa Rica
sacaran a/gzí.n bentificio de este mi lzumilde libro/
La autora
Para Merceditas Ramírez Borges
(Se oye ttn toque de campana: los alumnos e11,tran en jita y se sientan;
eu,tra el Juaeslro.)
Escena: Una sala de gente rica. En una mesa un florero con flores marchitas.
Regados en el suelo algunos juguetes de niña , entre tos cuales habrá una
muñeca rubia. Es de día.
Personajes: El ABUELO. LUISA (niña de 8 años) y FLORENCIA (una vieja
ctiada).
Escena : Un jardln.
Personajes: La JARDINERA (u!ña de 10 años). La ROSA TEMPRANERA y la
ROSA MARCHITA (dos niñas con trajes apropiados).
Rsc~na: Un jardíu.
Personajes: La NIRA y la MARIPOSA.
LA MAMÁ. Pero si así son todos los niños. Así eras tú tam-·
bién. Como le cuido a él, te cuidé a ti de peque-
ñita. Debías sentirte orgullosa de ser la mayor,
de haber recibido mis primeras caricias, mis pri-
meros afanes, de ser mi primera ilusión.
CLEMEN. Pensar que yo hubiera sido siempre tu único
amor si no fuera por ese tu niño que me ha ro-
bado lo que yo más quiero en el mundo: a ti,.
mamá. (La abraza.)
LA MAl\JÁ. Escúchame, Clemencia: tt't no eres mala; tú quie-
res y cuidas a los pajaritos del jardín, tú sufres
si ves un niño enfermo, una madre desvalida, tú ...
CLEMEN. Sí. .. los quiero, porque ... ellos ... los de afuera,
no me arrebatan tu cariño.
LA MAMÁ. ¿De modo que no quieres a tu hermano? Si es así,
lo regalaré .
CLEMEN. No, eso no, mamá; ieso . .. nunca!
LA l\JAl\IIÁ. ¿pero si no le quieres?
CLEMEN. Le quiero, sí, le quiero a pesar de que me hizo
a un lado en tu corazón.
LA MAMÁ Ya te comprendo. Estás celosa. Te duele el cari-
ño con que rodeo la vida de esta criatura. iüh
Clemencia, mi Clemencia, cómo te vas volviendo
mala!
CLE:\IEN. ¿Mala yo? iJamás lo seré! Dime, dime en seguida
lo que tengo que hacer para llamarme buena.
LA MAl\IÁ Algo muy fácil. Déjame amar a mi niño, que
por mucho que lo ame, siempre te querré igual
a aquel primer día en que mis brazos te estre-
charon. Aleja de tu alma el egoísmo, mala yerba
que cuando crece llena de sombras la existencia
y quiere, al que ha de ser tu mejor amigo y
compañero. (Saca al muñeco de la cuna.) Ahora
es un chiquitín encantador, pero con los años se
convertirá en un joven muy galán.
CLEl\IEN. iQué delicia cuando juguemos jnntos, cuando
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(Aparece una ni17a dormida: es San José; luego salen por el Este
tres ni11as: son el sol y dos de sus rayos. Las ni11as o 11iiios que
representen los cautones iráu trajeados de cam.pesinos y con los
productos propios de cada cantón.)
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P.?ra Alfonso Cecilia Ulloa Zamora
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IN DICE