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LIBERACIÓN ANIMAL Y REVOLUCIÓN SOCIAL

INTRODUCCIÓN: LOS ANARCOVEGANOS


Desde hace algún tiempo, la liberación animal y los activistas que luchan en su
nombre se han visto envueltos en un discurso y acción acalorados. Aunque la
teoría de la liberación animal y el activismo han seguido la corriente de la
Izquierda, muchos anarquistas están empezando a reconocer su legitimidad, no
sólo como una causa válida, sino como un aspecto integrante e indispensable de
la teoría radical y la práctica revolucionaria. Mientras la mayor parte de los
que se denominan a si mismos anarquistas no han aceptado la liberación animal y
su correspondiente estilo de vida -el veganismo-, un número creciente de
anarquistas jóvenes adoptan actitudes que incluyen la ecología y a los animales
como parte del conjunto de su praxis.
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praxis: la fusión de la teoría y la práctica; un modo de vida enraizado
conscientemente en la teoría social
"A principios de siglo, Thomas Edison ideó la manera de demostrar, de un solo
golpe, el poder de la electricidad y el impacto de la cámara de fotografía en
movimiento. Filmó la electrocución pública de un elefante"
-Larry Law
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Igualmente, muchos veganos y liberacionistas están siendo influenciados por el
pensamiento anarquista y su rica tradición. Esto lo evidencia la creciente
hostilidad entre los activistas por la liberación animal hacia el Poder
Establecido capitalista, sexista, racista y que discrimina por motivo de la
edad; aquellos han ido extendiendo el radio de acción de su guerra no sólo a los
animales no humanos, sino también a sus defensores humanos. La relativamente
nueva comunidad de liberacionistas rápidamente está teniendo en cuenta la
totalidad de la fuerza que mueve la máquina especista que es la sociedad
moderna. A la vez que aumenta esta conciencia, también lo hace la afinidad entre
liberacionistas y sus equivalentes más socialmente orientados, los anarquistas.

Cuanto más reconozcamos lo que tienen en común y la interdependencia de ambas


luchas, que en un tiempo se consideraron bastante distintas una de la otra, más
entenderemos lo que realmente significan liberación y revolución.

Además de una visión de largo alcance, anarquistas y liberacionistas comparten


metodología estratégica. Sin pretender ser capaz de hablar por todos, diré que
aquellos que considero verdaderos anarquistas y liberacionistas pretenden
realizar sus ideas mediante cualquier medio efectivo. Entendemos, contrariamente
a las percepciones de la corriente principal, que la destrucción sin sentido y
la violencia no conseguirán el fin que deseamos; pero a diferencia de liberales
y progresistas, cuyos objetivos se limitan a reformas, estamos dispuestos a
admitir que un cambio real sólo se logrará si añadimos fuerza destructiva a la
transformación creativa de la sociedad opresiva. Podemos construir todo lo que
queramos y debemos estar en activo donde sea posible, pero también entendemos
que sólo podemos hacer sitio para la libre creación mediante la eliminación de
lo que existe para impedir nuestra liberación.
Soy vegano porque tengo compasión por los animales; los veo como seres que
poseen un valor no distinto a los humanos. Soy anarquista porque tengo la misma
compasión por los humanos, y porque no acepto adoptar perspectivas tolerantes,
estrategias de medias tintas ni venderme por los objetivos. Como radical, mi
aproximación a la liberación animal y humana es intransigente: libertad total
para todos.

En este ensayo querría demostrar que cualquier aproximación al cambio social


debe componerse de la comprensión no sólo de las relaciones sociales, sino
también de las relaciones entre los humanos y la naturaleza, incluyendo los
animales no humanos. También espero exponer aquí por qué ninguna aproximación a
la liberación animal es factible sin una completa comprensión e inmersión en el
intento revolucionario social. Debemos todos volvernos, si os parece bien,
"anarcoveganos".

¿QUÉ ES REVOLUCIÓN SOCIAL?


"Revolución" es una de esas palabras cuyo significado varía grandemente del uso
de una persona al de otra. En efecto, es probablemente cierto decir que no hay
dos personas que compartan la misma idea de lo que es realmente "revolución".
Esto, según mi criterio, es lo que hace a la revolución verdaderamente
atractiva.

Cuando hablo de revolución, me refiero a una transformación social drástica.


Pero mi revolución no está definida por cambios objetivos en el mundo de mi
alrededor, tales como el desplome del estado o del capitalismo. Estas cosas,
para mí, son meramente síntomas. La revolución en si misma no se puede encontrar
fuera de nosotros. Es completamente interna, completamente personal.
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"Todo el mundo tiene una cantidad limitada de tiempo y energía y el tiempo
empleado en el trabajo activo por una causa reduce el tiempo disponible para
otra; pero no hay nada que impida a aquellos que se dedican a sus problemas el
unirse al boicot a la producción cruel de la industria ganadera. No se necesita
más tiempo para ser vegetariano que para comer carne... Cuando los no
vegetarianos dicen "los problemas de los humanos están primero" no puedo evitar
preguntarme qué es exactamente lo que hacen por los humanos que les obliga a
continuar apoyando la derrochadora y cruel explotación de los animales de
granja"
-Peter Singer, Liberación Animal
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Cada individuo tiene una perspectiva. Cada uno de nosotros vemos el mundo de
diferente manera. A muchos, sin embargo, les ha moldeado sus perspectivas la
sociedad en la que viven. La aplastante mayoría de nosotros vemos el mundo y a
nosotros mismos de forma condicionada por las instituciones que dirigen nuestras
vidas, es decir, gobierno, familia, matrimonio, iglesia, empresas, colegio etc.
Cada una de estas instituciones, a su vez, es generalmente una parte de lo que
llamo el Poder Establecido -una entidad que existe únicamente para la
perpetuación del poder de una minoría relativa. Movido por esa pasión de la
élite por conseguir más y más poder, el Poder Establecido necesariamente extrae
el poder del resto del mundo por medio de la opresión.

El Poder Establecido emplea muchas formas de opresión; la mayoría de ellas


comúnmente reconocidas, pero raramente comprendidas y mucho menos combatidas. En
primer lugar está el clasismo, que es opresión económica; el estatismo, o el
sometimiento de la gente por la autoridad política; el sexismo y homosexismo,
opresión basada en la supremacía heterosexual (masculina) o patriarcado; y el
racismo, un término general para definir los distintos tipos de opresión
fundamentadas en el etnocentrismo. Además de estas formas de opresión más
comúnmente reconocidas también existe la dominación de los niños y jóvenes por
los adultos; y finalmente las opresiones que resultan del antropocentrismo, a
saber el especismo y la destrucción del medio ambiente.

A través de la historia, el Poder Establecido ha sido dependiente de estas


actividades opresivas, y como resultado de ellas ha aumentado y consolidado su
poder. Consecuentemente, cada forma de opresión se ha vuelto interdependiente de
las otras. La fusión de estas formas diferentes de opresión ha servido para
intensificar y complementar a las otras en versatilidad tanto como en
resistencia.

De manera que la fuerza que está tras las instituciones que nos manipulan
socialmente es la misma que está tras el racismo, especismo, sexismo, clasismo y
demás. Sería razonable asumir, entonces, que la mayoría de nosotros como
productos de las instituciones del Poder Establecido, hemos sido socialmente
configurados para favorecer la opresión dentro y entre nosotros.

Revolución es el proceso -no es un acontecimiento- de oponerse al saber y


valores falsos con los que nos han adoctrinado y de desafiar las acciones que
hemos aprendido a hacer y a no hacer. Nosotros somos el enemigo; el derrotar a
los opresores que hay en nosotros mismos será la revolución- el ver sus
construcciones defenestradas será meramente un (¡alegre!) signo de que estamos
haciendo una revuelta juntos de manera unificada y sin restricción. La
revolución social es una colección de procesos internos. Un cambio social
radical de las condiciones objetivas en cuyo contexto vivimos puede sólo ocurrir
como resultado de una revolución de tal clase.

VEGANISMO RADICAL
Dos palabras más, cuyo significado se malinterpreta con bastante frecuencia son
"radicalismo" y "veganismo". El que liberales faltos de previsión y centrados en
si mismos se hayan apropiado de estos términos ha suprimido el valor que se les
otorgaba originalmente. Otra vez sin demandar un monopolio sobre definiciones
"verdaderas", ofreceré el significado personal que doy a estos términos.

Radicalismo y extremismo no son en absoluto sinónimos, contrariamente a la


creencia popular. La palabra "radical" se deriva de la raíz latina "rad-" que
efectivamente significa "raíz". El radicalismo no es una medida del grado de
fanatismo ideológico, hacia la derecha o la izquierda; antes describe un estilo
de aproximación a los problemas sociales. El radical, literalmente hablando, es
aquel que busca la raíz de un problema de forma que pueda enfrentarse a él para
encontrar una solución.

Los fines de los radicales se limitan a reformas. No es asunto suyo hacer


concesiones a los que hacen víctimas para conseguir un alivio de la miseria
resultante de la opresión. Estas son tareas generalmente dejadas para liberales
y progresistas. Aunque se reconozca que con frecuencia se puedan encontrar
beneficios en las reformas, para los radicales, nada menos la victoria es un fin
satisfactorio -un fin definido como un cambio revolucionario en las raíces de la
opresión.
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“Algunos defensores de los animales piensan que el reconocimiento de los
derechos animales significa oponerse al aborto. Nada podría estar más lejos de
la verdad. El aborto representa un problema moral único que no tiene replica en
ningún otro de la sociedad. Incluso si se considera al feto una “persona” con
derechos, la realidad es que este portador de derechos subordinado vive dentro
del portador de derechos principal -la madre. Podemos bien dejar la decisión de
terminar el embarazo a la madre o bien algún legislador o juez masculino que no
puede estar embarazado. En nuestra sociedad patriarcal, estas son las únicas
elecciones que tenemos. En nuestra opinión, la oposición a la opresión nos
compromete a apoyar la libertad de elección.”
-Anna E. Charlton, Sue Coe & Gary Francione, “The American Left Should Support
Animal Rights: A Manifesto”
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Según mi definición, el vegetarianismo puro no es veganismo. Rechazar el consumo
de productos de animales no humanos, aunque una elección óptima para vivir, no
es en si misma veganismo. El vegano fundamenta sus elecciones en el
entendimiento radical de lo que es realmente la opresión de los animales y su
elección de estilo de vida está altamente informado y politizado.

Por ejemplo, no es inusual para los que se proclaman a si mismos veganos


justificar su consumo descuidado de productos de multinacionales afirmando que
los animales están indefensos mientras que los humanos, no. Muchos vegetarianos
no llegan a ver la validez de las causas de liberación humana o las ven como
subordinadas en importancia a las de los animales que no pueden defenderse por
si mismos. Tal pensamiento muestra la ignorancia de los vegetarianos liberales
no sólo de la opresión a la que están sujetos los humanos, sino también de la
conexión profundamente asentada entre el sistema capitalista en libertad y las
industrias que oprimen a los animales.
Mucha gente que se llaman a si mismos veganos y activistas por los derechos
animales, según mi experiencia, tienen poco o ningún conocimiento de ciencias
sociales; y con frecuencia, lo que "saben" sobre las conexiones entre la
sociedad y la naturaleza no humana está cargado de equivocaciones. Por ejemplo,
no es inusual oir a veganos argumentar que el consumo de ganado es la causa del
hambre del mundo. Puesto que más del 80% de las cosechas de grano de EEUU se
utiliza para alimentar a los animales y eso sería más que suficiente para
terminar con el hambre en el mundo. Parece lógico concluir, entonces, que del
fin del consumo humano de animales en EEUU resultaría el alimentar a la gente
con hambre de todo el mundo. El guru vegano [guru ="maestro" palabra del antiguo
indio "gurus" que procede de la raíz indoeuropea *gwrH2- "pesado" "difícil de
transportar/soportar" que ha dado en griego: bar-ú-s "pesado" y en osco: bru-to-
s "energúmeno"] John Robbins parece sostener está opinión.
¡Pero es falso por completo! Si los norteamericanos dejaran de comer carne el
año que viene es improbable que ni una sola persona con hambre se alimentaría
con el grano excedente cultivado en el suelo de EEUU. Esto es así porque el
problema del hambre mundial, como el de "sobrepoblación", no es en absoluto lo
que parece. Estos problemas no tienen la raíz en la disponibilidad de recursos.
Las élites necesitan la carestía -una fuerte restricción del suministro de
recursos- principalmente por dos razones. En primer lugar, el valor de mercado
de los bienes baja de manera terminante al aumentar el suministro. Si el grano
que ahora alimenta al ganado fuera de repente a estar disponible, el cambio
haría caer su precio hasta el suelo, arruinando el margen de beneficio. Las
élites con inversiones en el mercado agrícola del grano, por consiguiente,
tienen intereses que se corresponden directamente con los de aquellas otras
élites que tienen parte en el mercado de la ganadería. Los vegetarianos tienden
a pensar que los agricultores que cultivan verduras y granos son benignos
mientras que los que se dedican a la ganadería son infames. La realidad es, sin
embargo, que los vegetales son una mercancía, y aquellos con intereses
financieros en la industria de la agricultura no quieren hacer su producto
disponible si ello significa cultivar más para además conseguir menos beneficio.

Segundo, se da el caso de que la distribución nacional y global de los alimentos


es una herramienta política. Los gobiernos y las organizaciones económicas
internacionales manipulan cuidadosamente el suministro de alimentos y de agua
para controlar poblaciones enteras. Unas veces, se puede privar de comida a
gente hambrienta como un medio de mantenerlos débiles y dóciles. Otras, su
aprovisionamiento es parte de una estrategia que pretende apaciguar a
poblaciones agitadas al borde de una revuelta.

Conociendo todo esto, se hace razonable asumir que el gobierno de EEUU, tan
fuertemente controlado por intereses privados, subvencionaría la no producción
de grano, para "salvar a la industria del colapso". A los agricultores
probablemente les pagarían para no cultivar granos o incluso para destruir las
cosechas.
No es suficiente hacer un boicot a la industria cárnica y esperar que los
recursos sean redistribuidos para alimentar a los que padecen hambre. Debemos
establecer un sistema que realmente intente satisfacer las necesidades humanas,
lo cual implica una revolución social.
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vivisección: la práctica de experimentar en animales mediante operaciones y
otras formas de tortura coactiva
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Esta es sólo una de las muchas conexiones entre la explotación de los animales y
la de los humanos, pero ilustra bien la necesidad de una revolución total. Una
revolución en la relación entre humanos y animales está enfocada con estrechez
de miras y, de hecho, la impide la propia naturaleza de la sociedad moderna. Una
razón por la que se explota a los animales en primer lugar es porque su abuso es
rentable. Los vegetarianos tienden a entender esto. Pero la industria cárnica
(que incluye lácteos, vivisección*, etc) no es una entidad aislada y no será
destruída hasta que se destruya el mercado capitalista, porque es el último el
que proporciona ímpetu e iniciativa a la primera. Y para los capitalistas la
perspectiva de ganancias fáciles procedentes de la explotación animal es
irresistible.
El motivo de la ganancia no es el único factor social que anima la explotación
animal. Efectivamente, la económica es sólo una forma de relación social.
También hay relaciones políticas, culturales e interpersonales, cada una de las
cuales puede demostrarse que influyen en la percepción de que los animales
existen para el uso de los humanos.

La Biblia cristiana y las religiones occidentales en general, están llenas de


referencias al supuesto "derecho divino" de los humanos de usar a nuestros
equivalentes animales para nuestras necesidades. En este momento de la historia,
es absurdo que alguien piense siquiera que los humanos necesitan explotar a los
animales. Hay poco que se pueda obtener del sufrimiento de los animales no
humanos. Pero Dios supuestamente dijo que se podían utilizar, de modo que
continuamos haciéndolo, a pesar del hecho de que se ha superado cualquier
necesidad real de ellos que alguna vez pudiéramos haber tenido.

Los vivisectores pretenden que se puede aprender algo utilizando los animales no
humanos y usan esta aseveración para justificar la tortura y el asesinato de
seres sintientes. Los radicales necesitan entender, como lo hacen los veganos,
que lo único que podemos aprender de los animales es como vivir con una relación
sana y razonable con el medio ambiente. Necesitamos observar a los animales en
su habitat natural e imitar, cuando proceda, su comportamiento con el medio. Tal
entendimiento de armonía entre los humanos y la naturaleza algún día salvará y
añadirá valor a más vidas que encontrar una cura para el cáncer mediante
"ciencia" de la tortura de animales. Puesto que la raíz de la mayor parte del
cáncer está en que los humanos maltratran la naturaleza. Ningún radical
esperaría que se encontrase una solución al problema en la destrucción adicional
de la naturaleza por medio de la experimentación con animales.

Las correlaciones entre especismo y racismo -entre el trato que se da a los


animales y a la gente de color- ha sido también explícita (y gráficamente)
demostrada. En su libro, The Dreaded Comparison: Human and Animal Slavery,
Marjorie Spiegel enuncia con habilidad asombrosas comparaciones entre el trato
de los animales por los humanos y el de las "razas inferiores" por los blancos,
afirmando que "están construidos sobre la misma relación básica -que entre
opresor y oprimido". Como Spiegel ilustra, el tratamiento de los no blancos por
los blancos ha sido históricamente de forma sorprendente similar al de los no
humanos por los humanos. Decidir que una opresión es válida y la otra no es
limitar conscientemente el propio entendimiento del mundo; es ocuparse
voluntariamente uno mismo en la propia ignorancia, con bastante frecuencia por
conveniencia personal. "una causa cada vez" , dice el pensador monista, como si
estos mecanismos interrelacionados pudieran ser esterilizados y extraidos de su
relación con los demás.
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monista: cualquier teoría social que enfatiza una opresión como más importante
que otra; una aproximación a la revolución centrada en una sola cuestión.
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La dominación masculina en la forma de patriarcado y el especismo ocasionados
por el antropocentrismo ha sido expuesto con poética claridad por Carol Adams en
su libro The Sexual Politics of Meat. El feminismo y el veganismo tienen mucho
en común, y cada uno tiene mucho que enseñar y aprender del otro. Después de
señalar comparaciones concretas entre la perspectiva patriarcal y el tratamiento
de los animales, Adams describe y demanda el reconocimiento de profundas
conexiones entre el estilo de vida vegano y el feminista.
Una comparación entre relaciones interpersonales y relaciones humano-animal que
no ha sido examinada a fondo, hasta donde llega mi conocimiento, incluye el
tratamiento de los niños y gente joven por los adultos, así como el trato que
reciben de los adultos los ancianos. En cada caso, al oprimido se le ve como
alguién que no está en posesión de plena capacidad para decidir sus acciones.
Por ejemplo, los niños y del mismo modo los ancianos son considerados débiles e
incompetentes (a pesar de su potencial real para la responsabilidad). Esta
discriminación está arraigada en algo que llamo adultocracia, que remite a la
noción de que la edad adulta está en posesión de una cierta calidad de la
responsabilidad que no se encuentra en viejos ni en jóvenes. Como los animales,
a aquellos que están oprimidos por este prejuicio se les trata como objetos
desprovistos de carácter y valor individual. Son explotados siempre que es
posible, mimados si se les considera "monos", pero casi nunca se les concede el
respeto que se ofrece a los adultos humanos. Que los niños, los ancianos y los
animales son seres vivos, pensantes y sintientes está de alguna manera perdido
en la búsqueda de dominio y poder del adulto. No diferente del patriarcado, la
adultocracia no require una jerarquía formal: afirma su dominio por medio de
convencer a sus víctimas de que son en efecto menos válidos que sus opresores
adultos. Los no humanos, también, pueden ser fácilmente anulados. Simplemente el
privales de cualquier libertad para desarrollar un carácter individual es el
paso principal en esa dirección.

No hay duda de que el estado está de parte de aquellos que explotan a los
animales. Con unas pocas excepciones, la ley es decididamente anti animal. Esto
se demuestra tanto por las subvenciones de las industrias cárnica y láctea, de
la vivisección y el uso militar de los no humanos que hace el gobierno como por
su oposición a quienes ofrecen resistencia a la industria de la explotación
animal. El político nunca entenderá porque el estado debería proteger a los
animales. Al fin y al cabo, todas las esferas de la vida social permiten y
promueven el abusar de ellos. El actuar a favor de los "intereses" presentes de
las circunscripciones (humanas) siempre se traducirá, aunque absurdamente, en
actuar contra los intereses del reino animal, una vasta circunscripción que
todavía no ha recibido el derecho de votar.
Pero, pregunta el anarquista, ¿si se garantizara el sufragio a cada uno de los
animales y se impondría su necesidad de protección mediante el voto, tendríamos
una sociedad mejor? Es decir, ¿realmente queremos que el estado se coloque entre
los humanos y los animales, o no haríamos mejor en eliminar la necesidad de esa
barrera? La mayoría estarían de acuerdo con que el que los humanos decidan no
consumir animales sin haber sido coaccionados es la elección óptima. Después de
todo, si la prohibición del alcohol causó tanto crimen y violencia, ¡imaginemos
que discordia social crearía la prohibición de carne! Lo mismo que la guerra
contra las drogas nunca hará mella en los problemas ocasionados por la
dependencia química y su correspondiente "submundo", ninguna guerra legal contra
la carne haría votos para frenar la explotación animal; sólo causaría aún más
problemas. La raíz de este tipo de problemas está en el deseo creado y reforzado
socialmente de producir y consumir lo que realmente no necesitamos. Todo lo que
hay en la presente sociedad nos dice que "necesitamos" drogas y carne. ¡Lo que
realmente necesitamos es destruir esta sociedad!
El vegano debe ir más allá de una comprensión monista de la opresión de los no
humanos y entender que sus raíces están en las relaciones sociales humanas. Lo
que es más, debe también extender su modo de vida de resistencia a la
resistencia contra la opresión humana.

VIOLENCIA EN LA VIDA DIARIA


Nuestra sociedad, muy pocos discreparán, está basada en gran manera en la
violencia. A cualquier sitio que nos volvamos, parece, hay violencia, una
percepción intensificada de forma manifiesta por las imágenes controladas
institucionalmente de los medios de comunicación.
Esta violencia como parte de la cultura y de la propia existencia,
indudablemente tiene una profunda influencia en nosotros cuyo alcance
difícilmente podemos esperar llegar a entender verdaderamente alguna vez.
Aquellos que reciben la violencia naturalmente sufren una grave falta de poder.
Puesto que el poder es un concepto social, nosotros como gente no necesariamente
percibimos lo que significa para nosotros, una de las típicas reacciones es
afirmar cuán poco poder nos queda. Una vez que interiorizamos los efectos de la
opresión, los llevamos con nosotros, con frecuencia sólo para volvernos del
bando que hace víctimas a los demás. Es una triste realidad que las víctimas
frecuentemente se convierten en perpetradores expresamente porque ellos mismos
han sido escogidos como víctimas. Cuando las represalias toman forma de
violencia física, generalmente se traduce en todavía más violencia.

Con esto presente, podemos ver claramente porque el abuso de los animales -ya
sea directamente, como en los casos relativos al maltrato de animales de
compañía, o indirectamente, mediante el proceso de comer carne -se corresponde
con la violencia social. Los humanos a los que se ha maltratado tienden a
maltratar a otros, y los animales están entre las víctimas más fáciles e
indefensas.

Así se descubre otra razón más de por qué la opresión social debe ser combatida
por aquellos que se preocupan por el bienestar de los animales.
Lo que es más, este mecanismo causa-efecto funciona en ambas direcciones. Se ha
demostrado que quienes son violentos con los animales -de nuevo, directa o
indirectamente- es también más probable que sean violentos con otros humanos. La
gente que se alimenta con una dieta vegetariana son típicamente menos violentos
que los que comen carne. Los que abusan de sus animales de compañía es
improbable que terminen ahí -sus hijos y compañeros son a menudo los siguientes.

Es absurdo pensar que una sociedad que oprime a los animales no humanos sea
capaz de convertirse en una sociedad que no oprima a los humanos. El reconocer
la opresión de los animales de esta forma se convierte en un prerrequisito para
el cambio social radical.
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"El comparar el sufrimiento de los animales con el de los negros (o cualquier
otro grupo oprimido) es ofensivo sólo para el especista; quien haya adoptado las
falsas nociones de cómo son los animales Aquellos a los que ofende la
comparación con un compañero que sufre han caído en la propaganda vomitada por
los opresores. Negar nuestras similitudes con los animales es negar y minar
nuestro propio poder"
-Marjorie Spiegel, The Dreaded Comparison Between Human and Animal Slavery
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ALIENACIÓN EN LA VIDA DIARIA


En la raíz de la opresión, sostiene el radical, está la alienación. Los seres
humanos son criaturas sociales. Somos capaces de experimentar compasión, de
entender que existe el bienestar social, un bien común. Puesto que podemos
sentir empatía hacia otros, aquellos que nos enfrentan a unos contra otros ya
sean sociedades, comunidades o individuos, o los humanos contra la naturaleza,
deben alienarnos de los efectos de nuestras acciones. Es difícil convencer a un
humano para que cause sufrimientos a otro. Es incluso más difícil el convencerle
para que cause daño a un animal no humano si no hay una razón o para que
directamente contribuya a la destrucción de su propio medio ambiente natural.

Cuando una sociedad emprende una guerra contra otra, es imperativo que los
dirigentes de cada una de ellas convenzan a "las masas" de que la población
adversaria es vil e infrahumana. Además deben ocultar a la gente los resultados
reales de la guerra: violencia de masas, destrucción y derramamiento de sangre.
La guerra es algo que ocurre en todas partes, dicen, y aquellos "extranjeros"
que mueren lo merecen.

Los mecanismos opresivos en las relaciones sociales siempre están basados en una
dicotomía nosotros-ellos, con los opresores vistos con clara distinción de los
oprimidos. Para los opresores, el "nosotros" es supremo y privilegiado. Los
ricos "entienden" que sus riquezas se han adquirido mediante métodos "honrados"
y "justos". Por ejemplo, a ambos opresor y oprimido se les conduce a creer que
es la incapacidad y la incompetencia de los pobres la que les mantiene
arruinados. No se reconoce el hecho de que el privilegio económico
automáticamente precipita hacia la desigualdad. Simplemente no hay suficiente
para continuar cuando a algunos se les permite coger más de su parte equitativa,
pero los ricos son ajenos a esta verdad tan simple. Tienen que serlo pues de
otra forma no podrían justificar la injusticia a la que ellos contribuyen.
Es lo mismo para todos los mecanismos opresivos, tiene que serlo.
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"Más que sólo un rechazo a tomar parte en la violencia contra los animales no
humanos para producir alimentos, vestidos etc, el veganismo es un rechazo a
tomar parte en la violencia que afecta a la sociedad al completo. El veganismo
trabaja para descubrir y terminar con el sutil adoctrinamiento de la industria
en la sociedad capitalista que desea desensibilizar a la humanidad de la
violencia contra muchos para beneficio de unos pocos."
-Joseph M. Smith, "The Threat of Veganism"
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El vegano entiende que la alienación facilita la explotación humana y el consumo
de animales. La gente no sería capaz de vivir como lo hacen ,es decir, a
expensas de los animales y a costa de su sufrimiento- si entendieran los efectos
reales de tal consumo. Esto es precisamente por lo que el capitalismo tardío ha
separado completamente al consumidor del proceso de producción. La tortura
continúa por todas partes, detrás de puertas cerradas (herméticamente). Una vez
permitida la empatía con las víctimas de la opresión por razón de la especie,
los humanos no podrían continuar viviendo como lo hacen actualmente.

A los humanos se les debe conservar ajenos al simple fundamento del veganismo
para mantener al dicotomía nosotros-ellos entre humano y "animal" (¡como si no
fueramos animales nosotros mismos!), no se nos puede permitir oir argumentos
básicos a favor de superar este falso sentido de dualidad.
Se nos dice que los humanos pueden emplear una lingüística compleja e
intrincados estilos de razonamiento. Los no humanos no pueden. Los humanos son
gente, todos los demás son bestias en el mejor de los casos. A los animales les
hace inferiores a los humanos, no la naturaleza, sino la deshumanización activa,
un proceso por el cual la gente conscientemente despoja a los animales de su
valor. Después de todo, la falta de aptitud para hablar o razonar con una
capacidad "ilustrada" no hace a los niños o a la gente con grave retraso mental
sujetos de la violencia que los no humanos sufren a millones todos los días.
Enfrentémonos a ello, la dicotomía entre humano y animal es más arbitraria que
científica. No es diferente de la que se establece entre "blancos" y "negros" o
"rojos" o "amarillos"; entre adulto y niño; entre hombre y mujer; entre
heterosexual y homosexual; local y extranjero. Las líneas están delimitadas sin
cuidado, pero con un propósito enrrevesado, estamos diseñados por las
instituciones que nos hacen creer que estamos a un lado de la línea y que para
empezar esa línea es racional.
En la vida diaria, somos ajenos a los resultados de nuestras acciones más
básicas. Cuando compramos comida en la tienda, se pueden leer la lista de
ingredientes y generalmente decir si en el proceso de producción se han
asesinado y/o torturado animales, pero ¿qué sabemos de la gente que ha hecho ese
producto? ¿Se pagó menos a las mujeres que a los hombres? ¿estuvieron las
personas negras sometidas a la violencia de las blancas en aquella planta de la
fábrica? ¿Hubo un sindicato o un esfuerzo de colectivización entre los empleados
presionados? ¿Fueron cien matados brutalmente en la línea de vigilantes de los
huelgistas por demandar un salario para vivir?
Cuando yo, por ser hombre, hablo con una mujer o con alguien más joven que yo,
¿soy el dominante y el déspota como he sido condicionado para serlo por la
sociedad patriarcal? ¿Me veré yo, como persona blanca, (incluso
inconscientemente) como "por encima" de los "negros"? ¿Es posible que vea a la
gente de color como personas de alguna manera inherentemente diferentes a mí?
Estas son las preguntas que no tenemos el valor de plantearnos, pero debemos
hacerlo. Para superar la alienación, debemos ser vigilantemente críticos no sólo
con el mundo circundante, sino también con nuestras propias ideas, perspectivas
y acciones. Si queremos extinguir a los opresores que hay dentro de nosotros
tenemos que poner en cuestión constantemente nuestras opiniones y suposiciones.
Lo que debemos preguntarnos a nosotros mismos como individuos, son los efectos
de nuestras acciones, no sólo sobre los que se producen a nuestro alrededor,
sino también en el medio ambiente natural.
Como un componente clave para la perpetuación de la opresión, toda alienación
debe ser destruida. Mientras podamos ignorar el sufrimiento del matadero y del
laboratorio del vivisector, podemos ignorar las condiciones del campo en el
Tercer Mundo, el ghetto urbano, los abusos domésticos, el autoritarismo de las
aulas y demás. La habilidad para ignorar alguna de de las opresiones es la
habilidad para ignorar cualquiera otra.

EL PLAN REVOLUCIONARIO
La comprensión de nosotros mismos y nuestra relación con el mundo que nos rodea
no es sino el primer paso hacia la revolución. Debemos entonces aplicar nuestra
comprensión a un programa práctico de acción. Cuando hablo de acción, no me
refiero únicamente a acontecimientos semanales o mensuales cuando, en
colaboración con un grupo organizado, declaramos nuestras creencias en una
manifestación o cuando ejecutamos un ataque planeado a un lugar en donde se
pratique la opresión.

La acción no es tan limitada. Se puede encontrar en la vida diaria, en las


actividades rutinarias y no tan rutinarias. Cuando declaramos nuestras opiniones
al hablar en una conversación, en el trabajo, en la mesa, estamos actuando. De
hecho, ya nos demos o no cuenta, todo lo que hacemos es una acción o una serie
de acciones. El reconocerlo permite transformar la vida diaria de reprimida y
alienada en libertadora y revolucionaria.

El papel del revolucionario es simple: convertir la propia vida en un modelo en


miniatura de la sociedad alternativa y revolucionaria a la que se aspira. Cada
uno es un microcosmos de el mundo que le rodea, e incluso la más elemental de
nuestras acciones afecta al contexto social del que somos parte. Haz estos
efectos de naturaleza positiva y radical.
La revolución debe llegar a ser parte de nuestro modo de vida, guiada por la
amplitud de miras y movida por la compasión. Cada pensamiento, cada palabra que
se pronuncie, cada acción que se haga debe estar fundamentada en la praxis
radical. Debemos liberar nuestros deseos a través de una crítica constante de lo
que se nos ha enseñado a pensar y una busca persistente de lo que realmente
queremos. Una vez que conocemos nuestros deseos debemos actuar en su interés.
Después de identificar como funciona la sociedad y decidir lo que esencialmente
queremos, debemos comenzar a desmantelar la presente y preparar la futura
-debemos llevar a cabo estas tareas simultáneamente. Mientras arrancamos los
vestigios de la opresión se deben también crear, con cálculo y espontaneidad,
nuevas formas de relaciones sociales y con el medio ambiente, facilitadas por
instituciones renovadas.

Por ejemplo, económicamente hablando, donde hoy hay propiedad privada, mañana
debe haber propiedad social. Donde ahora el reparto de la producción, consumo y
recursos están dictados por las fuerzas irracionales del mercado, en el futuro
debe haber un sistema racional para la adquisición y distribución de bienes
materiales y servicios, centrados en la igualdad, diversidad, solidaridad,
autonomía y/o cualesquiera valores tengamos en perspectiva.

Como una persona de amplias miras, el vegano ve el mundo libre de la explotación


de los animales. Además, ve una relación entre la sociedad humana y su medio
natural verdaderamente pacífica y sana. El movimiento ecologista riguroso ha
demostrado que la naturaleza no animal tiene un valor que no se puede
cuantificar en términos económicos, al igual que los veganos han demostrado el
valor de los animales no humanos, un valor que no pueden calcular los
economistas, sólo se puede medir por la compasión humana. Esa compasión que los
socialistas demuestran por el proletariado, los feministas por las mujeres y
homosexuales, los intercomunalistas por la gente de color y de grupos étnicos
marginados, los defensores de la juventud por los jóvenes y ancianos y los
libertarios por los que son el objetivo del barril de pólvora del estado, es la
misma compasión que experimentan los veganos y ecologistas radicales hacia el
mundo no humano. Que cada uno de nosotros necesita convertirse en todos estos
"tipos" de radicales -e incorporar sus ideologías en una, teoría de la
comprensión de la totalidad, vision de futuro, estrategia y práctica- es una
evidencia que no podemos permitirnos seguir ignorando. Sólo una perspectiva y
modo de vida basada en la verdadera compasión puede destruir las construcciones
opresivas de la presente sociedad y empezar de nuevo a crear unas relaciones y
realidades deseables. Esto, para mí, es la esencia de la anarquía. Nadie que
coincida con esta definición de anarquista puede dejar de adherirse a todas las
luchas contra la opresión. Esto puede parecer demasiado pedir, pero nunca dejaré
de preguntarmelo de todos los seres humanos.
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"Con su moderna tecnología -medios de comunicación, sistemas de transporte
rápido, ordenadores, planes económicos etc- el capitalismo puede controlar ahora
las mismísimas condiciones de la existencia. El mundo que vemos no es el real,
es una visión del mundo que estamos condicionados para ver... La vida en si
misma se ha vuelto un espectáculo contempladp por una audiencia... La realidad
es ahora algo que vemos y pensamos, no algo que experimentamos"
-Larry Law, The Spectacle: A Skeleton Key
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La teoría será teoría práctica -una teoría de la práctica revolucionaria- o no
será nada...nada más que un acuario de ideas, un interpretación contemplativa
del mundo. La esfera de las ideas es la sala de espera eterna del deseo no
realizado."
-The Spectacle, Revolutionary Self-Theory
POST SCRIPTUM DE LA TERCERA EDICIÓN
Cuando la segunda edición de este panfleto fue a la imprenta aproximadamente
hace un año, añadí un breve "apéndice" en el que declaraba mi preocupación sobre
algunas ideas expresadas en el texto original. Más que hacer serios cambios
editoriales en el contenido del ensayo, que opino que se sostiene como un
tratado sólido, he optado por discutir algunas conclusiones que he sacado más
recientemente sobre el asunto.

SOBRE LIBERACIÓN
Entre los problemas que tengo ahora con la pieza original está la utilización
del término "liberación" para describir lo que en realidad es el liberar a los
animales de la explotación y opresión que sufren a manos de los humanos. Creo
que liberación es un concepto particularmente humano basado en el proceso
subjetivo del aumento de la concienciación y de la propia autoridad. La
liberación es personal y mucho más complicada que meramente eliminar las cadenas
físicas. Cuando se suelta a un prisionero de los confines de su encarcelamiento,
no es necesariamente "liberado" de las opresiones de una sociedad autoritaria.
Es simplemente "libre" de la celda. Lograr la liberación -en si misma quizá un
ideal imposible para cualquier ser terrestre- es algo que excede las capacidades
de cualquier animal.

Se puede argumentar que los animales de los que se abusa y maltrata (y que es
bastante obvio que sufren daños psicológicos) deben experimentar un proceso de
recuperación psicológica o subjetiva, como los humanos oprimidos; pero incluso
la recuperación personal, teóricamente entre las capacidades de muchas especies
no humanas, no es verdadera liberación. Puesto que liberación, como la he
definido, requiere el aumento de concienciación social, para la cual los no
humanos (y algunos humanos) simplemente no poseen capacidad, su configuración es
más compleja que la de la recuperación.

Todo esto puede parecer un asunto de semántica. Sin embargo, insisto en que es
mucho más. Durante demasiado tiempo la liberación humana se ha percibido como
únicamente un proceso social/estructural. Cuando cambiemos las condiciones de la
sociedad, llegaremos a estar liberados. Pienso que se impone una aproximación
mucho más dialéctica. Debemos liberarnos, como colectivos de individuos, antes
de que podamos reestructurar la sociedad de tal manera que conduzca a la
liberación. Al mismo tiempo, antes de que podamos liberarnos personalmente (es
decir tener el poder, ser ilustrados etc) debemos reestructurar la sociedad y
sus instituciones. Esto parece una trampa, pero cuando lo observamos
dialécticamente, como un proceso de flujo y reflujo gradual, bilateral, la
complejidad de la teoría de la liberación empieza a abrirse paso.

Los que se proclaman a si mismos "animalistas liberacionistas", por lo general


activistas ciertamente dedicados y sinceros, tienden a equivocarse en dos
puntos. Primero, una persona sólo puede liberarse a si misma. Lo máximo que
podemos esperar para los demás es librarles de las restricciones que impiden su
propia liberación. Segundo, sólo aquellos que pueden comprender la complejidad
de su propia opresión pueden combatirla mediante un proceso de liberación.
Durante incontables siglos, los mejores intentos por la libertad de los humanos
se han traducido en luchas desesperadas simplemente por verse libres de las
imposiciones autoritarias de la sociedad opresiva. Como animales enjaulados, ha
habido poco más en el campo de batalla que la destrucción de la mismísima jaula.
Sin embargo al contrario que los animales enjaulados hemos tenido en primer
lugar el potencial de entender el por qué de la existencia de la jaula. Sabemos
que siempre hay más jaulas y hasta que no se destruya la maquinaria social que
las produce (para ambos, humanos y no humanos), lo más cerca que podemos esperar
llegar de la liberación es a una libertad momentánea y relativa.

REDEFINICIÓN DE VEGANISMO
También me gustaría clarificar las definiciones de algunos términos, muy
destacadamente la de "veganismo". La definición que di originalmente era
acertada, creo, pero se vuelve confusa en el contexto del resto del ensayo, no
se distingue lo suficiente de lo que llamo "vegetarianismo". Aclarémoslo: el
veganismo es la abstinencia consciente por razones éticas, de acciones que
contribuyan, directa o indirectamente, al sufrimiento de seres sintientes, ya
sean animales o humanos. La gente llega al veganismo a través de dos rutas
diferentes: preocupación por los derechos/bienestar/libertad de los animales y
preocupación por el medio ambiente (gravemente dañado por la ganadería). La
abstinencia del consumo de alimentos derivados de animales sólo es simplemente
vegetarianismo. Para abstinencia del consumo de carne, típicamente llamada
"vegetarianismo", el término apropiado es "lacto-ovovegetarianismo", porque
quienes lo practican continuan utilizando leche y huevos. La mayoría de los
vegetarianos lo son porque es una dieta más sana; de manera que no tienen
ninguna razón obvia para abstenerse de consumir artículos de cuero, productos
probados en animales y demás.

Es importante señalar que el veganismo no es un estado absoluto de ser. En


primer lugar, hay muchas interpretaciones de lo que constituye un ser sintiente.
Algunos argumentan que todos los animales, desde mamíferos a insectos, merecen
por completo su inclusión en esa categoría. En el extremo están aquellos que
creen que las plantas y los animales merecen por igual esta distinción, y de
este modo eligen comer sólo frutas y frutos secos (a esta gente se les llama
comúnmente "frutarianos.") Todavía hay otros más que insisten que de muchos
animales, tales como insectos o crustáceos, no se puede demostrar que tengan
voluntad individual, carácter distintivo, aparatos nerviosos complejos o
cualquier parecido a una emoción y no son "sintientes" por definición. No hay
espacio aquí para ahondar en este debate, pero baste decir que cualquiera que
sea la especificidad de la propia definición, se debe entender que compartimos
los mismos principios generales, y todos intentamos vivir conforme a ellos lo
mejor que sabemos.

En segundo lugar, el veganismo es un ideal que sólo podemos esperar vivir con
arreglo a él. Muchos productos que se han convertido en "necesidades" de la vida
moderna, como los vehículos, películas fotográficas etc, que contienen partes
derivadas de los animales. La comida para mascotas es otra cuestión
controvertida. Es importante subrayar que sólo podemos esperar actuar lo mejor
que podamos, para dar un inmenso paso hacia nuestro ideal. Aunque todo lo que
hagamos sea dejar de comer carne este año, bien que resulte insuficiente para lo
que los veganos consideran una reorganización justa para vivir compasivamente,
estamos reduciendo drásticamente nuestra contribución personal a la explotación
de los no humanos. El agotamiento sobreviene cuando nos imponemos demandas
imposibles y una alienación adicional es un típico resultado de imponer demandas
extremas a otros.

LAS RESPONSABILIDADES DEL MODO DE VIVIR


Soy el primero al que disgustan esos radicales pesados, la mayoría de la "vieja
escuela", que proclaman que los cambios en el modo de vivir deben, por lo menos,
ocupar un lugar secundario con respecto al "verdadero" trabajo del cambio
social, que se limita a la reestructuración de las instituciones sociales. Sigue
siendo bastante importante su crítica a quienes, en el otro extremo, creen que
el cambio personal será realmente la revolución cuando se practique a gran
escala. Debemos evitar cualquier extremo. Desafortunadamente, los anarquistas
actuales al igual que los veganos tienden hacia la proposición del cambio en el
estilo de vida. Como he descrito en la primera sección de este addendum, hay
establecida una dialéctica vital. Y como he mencionado en el conjunto de
Liberación Animal y Revolución Social, el simple acto de cambiar el estilo de
vida propio, aun cuando millones de personas lo hicieran, no puede cambiar el
mundo cuyas estructuras sociales se han hecho artesanalmente por las élites para
servir a sus propios intereses.

Algunos radicales van tan lejos como para declarar que nuestro estilo de vida
cambiará "después de la revolución". Semejante idea es una necedad. Aquellos de
nosotros que nos han educado para ser consumidores ciegos, ciudadanos sumisos,
maridos, mujeres y demás, debemos alterar nuestras actividades diarias
radicalmente, de otra manera seremos incapacesde sostener una futura sociedad
libertadora. Es evidente que ni siquiera se pretenda cambiar radicalmente el
mundo circundante hasta que se aprenda a valorar los efectos y elementos
superficiales y espectaculares del presente. No estableceremos una economía
socializada que se oponga a la producción de carne debido a sus altos costes
sociales y medioambientales a menos que queramos dejar de consumir carne. Una
empresa inevitable de una economía sana será la abolición de las industrias que
explotan a los animales y esto será obvio antes para aquellos que tengan el
poder de construir una economía de tal clase (es decir, la gente). Pero, ¿por
qué nos íbamos a esforzar por un sistema del cual resultaría la imposibilidad de
comer carne, si no podemos soportar el dejar de hacerlo ahora?

Finalmente, es importante notar que los cambios de estilo de vida, como el


volverse vegano, realmente no constituyen una clase de activismo concreto. El
ser un activista es mucho más que adoptar una posición, especialmente una
silenciosa.

-Brian Dominick, octubre, 1997.

http://www.rootmedia.org/ messmedia/veganation/anlib.htm

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