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La Arquitectura del Humanismo
Manfredo Tafuri
XARAIT EDICIONES.Primeea pacte
LAS VICISITUDES HISTORICAS.
Capitulo Primero
LA FORMACION DEL NUEVO LENGUATE
1. ARUNEILESCHTY LEON RATTISTA AUAERTE
Cuando en Florencia surgen Brunelleschi y Ghiberti, la
oligarquia patricia ostenta ya el poder desde hace mis de veinte
aiios tras haber salido vietoriosa de las luchas eiviles dol siglo
XIV; la gran erisis econémica del trescientos concluye y el
gobierno de las Artes mayores he extendido la sofiorfa florentina
fen el interior promoviendo contempordneamente una politica
econémica de incremento productive y comercial: todas las
disciplinas, las eiencias ylas artes son Hamadas a desarrollar su
propio papel de sostén de esa linea politica tendente a restaurar
elpprestigio econdmico y cultural de la ciudad. (Noes casual que
cl «Arte de la lana» sea el responsable de las obras dela catedral,
‘euya tribuna se completa hasta la imposta de la capula en 1418,
sniontras es el «Arto de Calimala» ol que promueve en 1401 ob
‘eoncurso para la segunda puerta del Baptisterio). Como en toda
Europa, las instituciones feudales estin en plena crisis y los
‘movimientos prehumanisticos en el campo de las letras ya han
“sreado la exigencia de una nueva sistematizacién completa de las
wenciones, capazde legitimar, aun tiempo. clindividualismo
tndedor de la nueva élite en el poder y la racionalided
sonal que informa las premisas
No desaparecers sin embargo, el significado efvico que
las exégesis dantescas, las grandes empresas
tructoras —la ‘entre todas la de la capula de Santa
Fiore—. Is identificacién humanistica de Florencia
como «nueva Roma» y refugio de la cultura clisiea (con la
importacién de sabios bizantinos: en 1207 Crisolora inicia en
Florencia el primer curso pablico de griogo). La confrontacién
on lo antiguo se considera motivo de estimulo en la emulacién
de las altas virtudes civiles republicanas: historia, accion y
reflesidn son momentos de una singular visién del mundo que, a
su vex, presupone la conereta transformacién deb mismo
mondo.
Las cartes diplomiticas de Coluecio Salutati son el
‘monumento politico literario de tal fusién de pensamiento y
accién, asi como el «elogio de Florencia» de Bruni sefiala el
advenimiento de una primacia de la contemplacién y de la
autocelebracin, en el seno de una sociedad que ve pasar el
poder de la oligarquia de la alta burguesia ala tiraniailuminada
de Cosme de Médicis (1).
Los aftos de Ia formacién del nuevo eédige lingiistica
clasicista coinciden con las de esas transformaciones politics.
En gran parte se puede considerar a la revoluctén lingiistica
Dbrunelleschiana como 1a conclusién de un largo praceso de
ajuste de la cultura figurativa toscana, efeetuada por un maestro
que —como inmediatamente o perciben sus contempordneos—
al ofrecer ala arquitectura un sistema de convenciones, estable
Y cientificamente construfdo, winventa» y perpetda la figura
‘moderna del arquitecto.
Heredero de la gran tradicién tecnolégica prehumantstica,
Brunelleschi (1377-1446) se coloca en posicién de primer plano
en la vida eiudadana con ocasién del concurso paral cipuls del
Duomo (2). En marzo de 1418, cuando se publica el primer
concurso, es maestro de obras Giovanni d'Ambrogio: pero los
modelos para la edipula de Arnolfo, de Talenti y de Giovanni di
Lapo Ghini parecen casi anacrénieos: la victoria de Brunelleschi
y de Ghiberti —llamados en un primer momento para un
Concurso de segunda categoris, después asociados en la empress
de la eGpula— sefala una eleecién definitive para la politica
cultural florentina. Es més, ahora el progresivo prevalecer de
Brunelleschi sobre Ghiberti, el maestro que le habia veneido
diecisiete afios antes aproximadamente en el concurso para las
puertas del Baptisterio, sume un significado preciso. Nosolo ha
conelutdo la época de las corporaciones artesanas, sino también
lade las colaboraciones paritarias basadas en el compromisooen
genérioos acuerdos «de taller»
Dando una solueién tecnolégicamente nueva al problema de
las cimbras de la cipula, de manera que toda la cubierta resulta
autoportante en todas las fases de su realizacion, e
introdueiendo el aparejo mural «en espina de pez» extraido de
tuna antigua practica constructive, Brunelleschi racionaliza la
téeniea y los modos de la produccién edilicia, rompe la
continuidad de la organizacién colectiva del taller tradicional,
hhaee emerger impetuosamente el tema de la moderna divisign
social del trabajo. Reasumiendo en sus propios cometidos todo
‘el proceso ideativo y todo el programe teenolégico, Brunelleschi
arantiza a la experiencia arquiteeténiea la integracién de la
racionalidad formal con la estructural. La gran «maquina» delapala, midiéndose con las dimensiones paissjistas,incidiendo
en la imagen ciudadana de modo diverso segiin las miltiples
posiciones perceptivas, afirméndose perentoriamente como
Tugar urbano primario con sus ocho pafios las nervaduras que
precisan su consistencia geométriea, es el stmbolo de un nuevo
valor cfvico: Alberti, considerdndola capar de cubrit con su
sombra a todos los pueblos toscanos» (3), entiende agudamente
su significado espectico.
Larevolucién Ilevada s cabo en el interior de las relaciones de
produccién es a respuesta més consecuente que la arquitectara
podia dar ea ideologia humanistica. Bl intelectual-arquitecto se
separa de la produccién colegiada, Reivindicanda la autonomia
de su propio papel. se coloea en la vanguardia de las nuevas
clases en el poder: con tando poder que hasta entra en contlicto
con 6 alli donde ésteno esta dispuesto aser cansecuente hasta el
final con sus propias premisas (yello explica los contrastes entre
Brunelleschi y Cosme de Medicis)
Pero respecto a las temsticas especificamente lingiisticas,
Ai a @
‘43, Planta general del complejo Iaurenciano “en Florencia! 1a iglesia
runeleschiona con ls Sscrista vieja (a agar), la Sacra nena fala
dbecke, la biblioteca de Miguel Angel, a pequed rotons neclisien de
Poccinti la capila de loe Penipes do Niet
“<2. F, Brunllsci,cpula de S. Maris de Fire, axonometi (de Sanpaoes)
frente a las escasas tentativas realizadas en el ambito de la
tradicién florentina de los siglos precedentes, de qué manera
puede plantearse el problema del nueva lenguaje?. Brunelleschi
realiza, al responder a tal interrogante, una revolucién radical
Los tres parémetros sobre los cuales la critica ha analizado st
arquitectura —la reeuperacién de lo Antiguo, la invencién
teenolégica, a espacialidad en perspectiva—son las voves de un
nico cédigo figurative, de una nueva estructura lingitistica de
lun nuevo modo de intervencidn sobre i excena de las acciones
hbumanas, destinadas a dominar por mas de cuatro siglos el arte
oceidenta.
La racionalidad de la visién en perspectiva, investigada
experimentalmente por Brunelleschi en las famosas tablas
representando las plazas de la Signoria y del Battistero, fija una
nueva construceién intelectual del espacio. Toda la realidad
natural es hora dominada por un riguroso eédigo de relaciones:
artificiales, capaz de hacer resaltar las relaciones entre los
objetos como valor cognoscitivo en setido propio; laconstruceién perspectiva, en consecuencia, fija un papel
univoco a cada objeto en la reticula del nueva espacio
normalizado, Esto implica la reduccién de lainfinita variedad de
las formas visibles a pocos elementos reducidos « ean6nicos.
Frente a le racionslizacién asegurada por la nueva
cmensurabilidad» del espacio, eada cualidad de las «cosas» no
representa ya un «valor», sino més bien un estorbo, un exceso
initil aeliminar, o mejor, acontrolar,en estrecha concordancia
con la polémica anticorporativa efectuada en otro lugar: la
normalizacién de los detalles decorativos hace anacréniea de
golpe la inventiva y la libertad creativa antes asignada a
eanteros, escultores y decoradores, que ven asi perder sus
funciones tradicionales. La «recuperacién del Clasicismo» tiene
tun significado preciso: asegura la plena disponibilidad de una
serie normalizada de elementos relacionados entre si por una
gramética puramente métrica, hasta el punto de hacer
permanente el uso de cada elemento, conceptualmente
secundaria su individualizacién, experimental y verificable st
montaje (4)
El carécter instrumental de la recuperacién de lo antiguo se
hhace ahora explicito. Brunelleschi no subordina la formacién
del cédigo clasicista a exigencias literarias. Su experimentacién
no tiende a convencer con Ia exhibicién de virtuosismos
eruditos 0 de memorias arqueolégicass: tiende més bien a
demostrar la universalidad de los propios contenidos y la
infinita amplitud del propio campo de operaciones. Bsta es la
r2zGn por la que las obras iniciadas hacia 1419 —el hospital de
Jos Tnocentes por encargo del Arte de la seda, la sacristia
Faurenciana para Juan de Médicis y la renovacién de S.
BRS. Laces en Florencia, interior,
Lorenzo— exploran modelos tipoldgicos diversos con una
finalidad extremadamente clara: ensayar la constanvia de la
estevetura del espacio en perspectiva en la variacién de sus
posibles figuras particulares,
La reiteracién de los nueve tramos de planta cuadrada
cubiertos eon b6vedas vatdas, en el pértico de los Inocent
hace la funcién de polémica declaracién de principios. La se
de los weubos espaciales», exactamente definidos en i
rolaciones métricas por la estructura obligada de los tramos de
‘medio punto y on las proporciones del orden, se presenta en su
plenitud geométrica. A tal fin primario Brunelleschi sacrifica el
problema de la definicién gramatical del orden arquitecténico y
Be la relacién entre dos érdenes diversos: las pilastras que
delimitan, a los lados del edificio, el plano en perspectiva, se
quedan proporcionalmente desligadas de la teorta de las
columnas sin cormisamento, que campean. como objeoe
En San Lorenzo y en a sacristia medicea la tipologia espacial y
Ia gramétiea proporcional son afrontadas plenamente: 10 e=
casual que, para un experimentalista como Brunelleschi, al tipo
de espacio longitudinal de San Lorenzo se contraponga el
centralizado de Is sacristéa. Asi, a la unidad métriva de esta
‘ltima, rigurosamente definida por el orden Gnico de pilastras
corintias y por los médulos entre sus ejes, corresponde en San
Lorenzo Ia articulacién del doble orden y la pluralidad de las
pirdmides perspectivas equivalentes. Mientras en la sacristia
Brunelleschi «consigue» la centralidad presentando una’
dialéctica de espacios —el del gran vano cuadrado y el
‘complementario del vano menor—confiando a la métrica del
fuancional de los elementos menores
crden ya la compaginaci
la tarca de tradueir en unidad conceptual aquella dialéctica, en
Ia iglesia deja abierto un problema— aquel, precisamente, dela
interseccién de los érdenes— para experimentar le efectiva
invariancia de las estructuras en perspectiva a lo largo de los
riiltiples ejes del organismo,
Se puede critiear también, como hace Luporini, el esquema
critico de Heydenreich, basado en una hipétesis evolucionista
del lenguaje brunelleschiano, pero es indudable que la
investigacidn del maesteo toscano pone a punta una y otra vez
problemas sintacticos y de artieulacidn
sinvenciones» estructurales renovadas siempre sobre la hase de
résultados experimentales sucesivos (5). Asi, los tomas de sus
dos obras laurencianas vienen planteados y resuelios en la
Capilla Pazzi de una parte (desde 1429 a. en adelante), v en S.
Spirito (desde 1428 a.) de otra. En la capilla Pazzi, asentada en
un frea vinculada 2 estructuras preesistentes, la sintesis de
espacio central y espacio longitudinal seresuelve en una serie de
refinadas destrezas proporcionales y estructurales. Una vez mas
Ja universalidad del espacio y su mensurahilidad son la meta de
luna_investigaciGn que asume sus contrarios para hacerlos
confrontar dialéeticamente entre sf
Fs el mismo problema de S, Spirito y de la Rotonds de los
Angeles. Pero es en 5. Spirito (que Brunelleschi hubiera14.5. F. Brunelle, S. Sprtoen Flocencs, plantas del iii raid y del
probable proyecto originato
6. F. Branelleci. glia de S. Spirit en Florencia, detalle del unin dea
rave central om el eer
ddeseado aislar delante de una gran plaza regular), en el que se
puede tomar el significado mas profundo de la investigaciGn
brunelleschiana y, contempordneamente, las razones de su
parcial aislamiento en el ambiente toscan
En 5S. Spirito se superan las incertidumbres gramaticales de
San Lorenzo. Como demuestra Benevolo, todas las medidas
planimétrieas y altimétricas forman aqui un sistema unitario
rdenado por un Gnico médulo de once brazas florentinas:
exactamente la distancia entre los ejes de las columnas. Pero tal
métrica por médulos enteros corresponde a uns polémica
unificacibn del objeto arquitecténico, Aceptandolahipstesisde
Folnesics (6), S. Spirito se habria debido islar en cl contexto
urhano como estructura continua, cerrada en si roisma por la
reiteracign de los asides semicirculares, que habrian envuelto
completamente el organism de cruz latina. La equivalencia de
los tipos espaciales se traduce por tanto, en el originario
proyecto brunelleschiano, en ‘una triple secuencia de
‘structuras: lade lanave central y del ndcleo central del erucero
(casi seguro resueltas, en el proyecto original, con cubiertas
hovedadas). la de las teorias de los espacios menorea cubiertos
con bvedas vadas yla de los abides cupulados, Lagramética de
los 6rdenes define las desviaciones y las soluciones de
continuidad entre las tres estructuras «montadas» uma sobre la
otra. Do esta manera la canstruccién perepectiva recoge el
objetivo de la universalidad, desvinculandose a priori de una
tipologia del espacio: espacio curvo, plano como «interrupeién
de la pirémide visivay, ritmico realizado por areiteracién delos
Geleos espaciales, son sélo elementos disponibles para la
invenci6n de estructuras variables hasta el infinito. Y se
comprende el porqué: se tiendea la demostracién de laabsoluta
racionalidad del espacio y de su universalidad, el espacio
central, el espacio longitudinal, las superficies’ planas, las
super enyolventes eben’ resultar equivalentes, El
organismo arquitecténico, en este sentido, es el lugar de la
sintesis de los espacios,
Todo esto corresponde a una precisa temstica en sentidé
uurbano. Como ha sido demostrado recientemente (7), la capil
Pazzi, originariamente privada del portico (ata en 1430 a
por los «continuadoresy de los que habla ya con ironta el
Bidgrafo brunelleschiano), presentaba, en ver de las cubiertas
actuales, las bévedas de eaén que flanqueaban la ccpula
mayor, trasdosadas y protegidas por una cubierta de teas
Analogamente, 5. Spitito hubiera debido presentarse al exterior
como un puro enunciado de su articulacién volumétrica. A la
ritmicaclasicidad del orden arquitecténica que econstrayen ent
el interior Ia medida perspectiva del espacio, responde ast, en el
exterior de las dos obras, una renuncia a la ritmica de los
Grdenes y una pura manifestacin de las leyesestructurales deEn donde, si se desea, se pueden reconocer una
s del
Humanismo, cobre la val la istoriogralia moderna ha insistide
tanto, se precisa en sus caracteresexpecifics )
Para la transformacién de. Francesco en Ritnini. ya iniciada
por Matteo de Pasti hasta 1447, Alberti decide envolver el
‘organismo interior g6tico tardio con wna caja mural
dosvineulada dela mamposteriaoriginaria. La estructura super
puesta interpreta en los laterales la tipologia de los acueductos
omanos, on el frente la del arco teiunfal: el problema de la
conexién dimensional y perspectiva entre las dos superticies se
doje sin embargo abierto, denunciado, mis que resuelto, por una
serie de «errores» gramaticales, (Pensamoseen el contraste entre
Ta estructura «dsea» de los muros de los laterales-y la solucién
plana de la facheda, en laincertidumbre en el uso modular delas
colurmnas y de los arcos, en la independencia del incompleto
frontis «triunfal» por el complejo articularse del organismo.
Errores que tienen una funcién explicita: la de subrayar
algunas dificultades sintécticas, exbibiéndolas como tales. Lo
que se vede nuevo en la composicién de los espacios. En lugar de
a sintesis tipologica de Brunelleschi, aqui el espacio
longitudinal (neomedieval} y el espacio central (rigurosamente
lasicista, tomado del modelo del Pantheon) se escinden el uno
del otro y se encuentran en una yuxtaposicién polémica,
Larotonda final no ha sido realizada, dejando abiertas muchas
hipétesis sobre su forma: pero la que resulta evidente es la
voluntad de poner en confrontacién «maniera anticay y nuevo
Tenguaje, tipos espaciales de opuesta matriz geométrica y de
clara derivacién arqueolégica, el principio teérico de la
concordantia partum como arménica organicidad de las
estructuras formales y las invenciones derorativas.
8. LB. Alberti, Temple Malatestianoen Rimini, axonometra esti ol spurt
proyecto albertano, en ls reconseuccion de Magahiant (dibujo deP. Dona
consideradas —en el Trattato— come eluces secundadoras de la
belleza» (10)
La ambigtiedad que nace de esta tensiGn entre temétices
voluntariamente puestas en competencia entre ses la misma
que se manifesta en De re wediicaoria. Suma imponente de
erudicién arqueoligica y teenolégiea, densa de sportaciones
premanieristas en homenaje a la infinita «varie
haturaleza, entretejida de consideraciones historicistas, el
tratado alhertiano es la primera verificacién orginies, hecha
adesde dentro», de la revolucién lingstiea clascista (11)
‘Tres —eseribe Alberti (12)— son las leyes fundamentales sobre las
que se funda por completo el método que estamos indaparvdo- el
rnimero, aquollo que llamaremos delimitacin (nto) y la eolocacion
{collocaio). Pero ahi esti ademis una cualidad resultante de la
conexién y de la unién de todos estos elementos: en ella resplandece
aadmirablemente toda la forma de la belleza; y Iss lamaremos
concinnitasy demos que eta verdaleramente nutrida de toda graciay
‘splendor. Bs eometide de la concinnita ardenar segin leyes precicas
Ias partes que de otro modo por propia naturaleza serkan bien distintas
nutes "de-manere que- st aspecto, presente una repre
Por consiguietite, la concinnitas como ley de armonia racional
del organismo arquitecténico: pero también como prineipio de
armonta soeial, como reflejo de la armonia e6smica,
«Cualquier cosa que percibamos por via visiva 0 auditiva —sigue
diciendo Albert (13)— (..) enseguidaadvertimoslo que correspond &
Ia concianias. Por instinto natural (..) aspiramos a lo mejor y alo
‘mejor nos acereamos con placer; ni Ia concianitas se manifesta en el
Dorganismo completo o en sus partes mis dele que no se manifeste por
s{ misma en la'naturaleza —de suerte que yo la amo eompaia del
spirit y de la raztin-—s y tiene espacios vastisimos en los que aplicarse
Y afirmarse, Abraza la vida entera del hombee sus leyes preside ala
nnaturalera toda»
6ss organicidad de les estructuras arquitecténicas
Ger tanto, de Ja misma organicidad del cosmos: le
fpartium es creacién humana plasmada sobre la
WRarmonia mundi. ;Pero cémo se justifica, entonces, la
Seorgenicidad del templo malatestiano, el ansia
ental en el. Sebsstién de Mantua, oen el mismo Dee
gla contradicciGn entre a insistencia sabre el valor
etal de la estructura mural y la importancia dada a los
sos devorativos? No hastadecir que Albert desea sepuia
zatambién en su infinita varieras, en su multiplicidad,
f= clave urbanistica sus prescripeiones relativas a la
gia de las superficies murales. Lo que es
objetivo a
Estab = que el ideal de Is concinnitas es u
por Alberti—.superando todas les dificultades que:
fpeeian oponer: dificultades directamente introducida
Heoremas formales, por el propio arquitecto.
sexpliea que nunca, respecto al tratado, la «critica» hecha
‘specificamente en sus obras vaya més allé, En S.
‘ABest dele dels fachads dS. Maris Novella,
As S Adons de Manton (1870), sxonometia, Falta a esl
io sco XVII.
Maria Novella de Florencia la fachada albertiana incorpora el
tejido decorative medieval. unificando cromaticamente toda la
superficie, a su vez delimiteda precisamente por las pilastras y
por las volutas superiores en homenaje al principio te6rico de la
{finitio, de la precisa delimitacién del cuadro perspectivo. El
‘encuentro con los modos chirbaros» del Medioevo —aqut,
‘como en el interior de S. Francisco de Rimini, 0 directamente en
la ciudad, en donde las nuevas arquitecturas se vieren a
‘encontrar con la propia ley de erecimiento del tejide urbsno—
es aceptado como una especie de reto, El Clasicismo debe ahora
sprobar» su universalidad, tanto que se pueda eonfrontar hasta
con sugerencias orientales (como sucede en el oratorio del
Santo Sepulcro en S. Paneracio) (14).
En la modulaci6n racional de la fachada del palacio Rucella,
—la més antibrunelleschiana de las obras de Alberti. por su uso
de los Grdenes superpuestos como instrumento de «medida
perspectivan de los frentes externas— o en la orgénica
implantacién de S. Andrés de Mantua (1470) —donde la poéticadel muro como masa articulgda y continu aleanza suv maxima
coherencia estructural— las innovaciones sintacticas (la
primera de todas el «armazén ritmico»), parecen resolver en
sntesis acabailas el eriticismo albertiano
11, LB. Alberti, 8. Andres de Mant, plata
Pero en la terminacin de la tribuna de la Anunciacién —en
la que vuelve a emerger el tema del encuentro entre hipstesis
tipolégieas opuestas— y en las varias fases del proyecto de S
Sebastién en Mantua (desde 1460). aquel erticismo se hace
hasta tal punto experimental que rozalahereja.(Véasee ritmo
sincopado de las pilastrasy de los vaciosy el uso del arco sirio.
ens fachada del stemplo cuadrado» mantuano). Latentativade
fundir la tradicién dela civiisacin ciudadana de Florencia con
Ia ideologia de la renovatoclésiea y con el mito universalist de
Ia renovatio imperii, desemboca, por tanto, en la dada, en el
aligido debate entre hipstesis ya dificilmente concliables, La
ironta expresada por Alletien el Momus y los precisos dardos
lanzados/ a Ia. tirania-medicea en De Iviarchia son
extremadamente signifieativos: a cultura neoplaténica, la
tendenvia a laabstraccin, la verificaciGn literaria y erudita del
revo universo de valores, no pueden més que esconder la crisis
civil y politica hora va esidente, al comtenzo de l spunda
nitad del siglo XV. Elintento decbjetivizara través, incluso. de
la precisidn arqueoldgica de las fuentes, el mito clasicista,
desemboca en un resultado opuesto: en lugar de a una
confiemacién tranquiliaadors, las verifiaciones albertianas
‘onducen a profundizar dudas que de ahora en adelante seran
cada vex més inquietantes(16)-Los intelectuales con Alberti ¥.
més tarde, con Tomas Moro, comienan adarse cuenta de que su
invocacién del principio de la Razén es solo una tendencia
ideoldgiea, un mero proyecto de racionalizacién, una
expectativa que implica una continua tensién con la realidad
2. 14S CORRIENTES POSTARUNELLESCHIANAS.
Al rigor de la investigacion brunellesehiana y a la inquieta
teorizacién de Alberti no responden. en el éinbito pictérien y
escultérieo, empeiios anilogos de reedificacién global de las
téenieas de omunicacién visual y de su papel en la vida social
La coherencia lingifstica de un Masaceio 0 de tun Donatello, a
pesar de sus aspectos innovadores, puedeser siempre leida en el
ambiento artiste Florentino como una nueva sistematizacion,
subjetiva del universo formal del gético tardio: el intento de
hhacer reenirar en la nueva «ventana abierta al mundo» por la
ordenacién en perspectiva la infinita variedad de la naturaleza 0
del especticulo de las acciones humanas, pone enseguida a la
pintura y a Ja escultura en rivalidad con la arquitectura. El
método de Brunelleschi. postulanda un eédigo histéricamente
objetivo de construceién del ambiente urbano, se considera
ahora peligroso por quien no quiere aceplar lo absaluto que el
nueva espacio arquitectinico determina al aplicarse como
estructura a la que se subordinan todos los aportes plisticas y
narrativos. Por esto. al elevado «realismon arquitecténieo
brunelleschiano responde enseguida —y la obra de Masolina o
de Carpaccio es una prucha evidente— una fuga de la pintura
hacia Ia representacién del «ailagron
Pero es un milagro que ahora esté obligado a entrar en
contacto con los negocios humanos, que se aproxima al espacio
real, que swcede, més bién, en el interior del espacio real. La
pintura puede. por tanto. sofiar wmilagros arquitectnicosy,
puede pretenier proveer modelos. al mismo tiempo de
alternativa y de vanguardia. a Ia obra de los arquitectos. Es por
esto que los escultores-arquitectos —como Agostino de Duccio
cen Perusa, Amadeo en Milin. y los Lambado en Venecia—crvan
un Ienguaje arquitectonico que tiende a poner entre paréntesis,
el rigor estructural de la visién perspectiva, dando vida a
pastiches cromiticos ¥ plistiros en los que el predominio de la
edecoracién» tiene dos significados opuestos, De un lado
‘compromete el primado del espacio arquitecténico: del otro. ¥
previsamente al reivindiéar una funcién no subalterna para la
escultura 0 la pintura, se hace evidente que éstas sélo ped
invalir los mareos arquitecténicos en funcién del mero