JESUS Y EL REINO DE DIOS
J. Sobrino1
Para la cristología la pregunta primera es ¿qué
fue lo último para Jesús? ¿cuáles fueron el signi-
ficado y objetivo últimos de su vida y misión?
1.0. ¿QUÉ ES LO ÚLTIMO PARA JESÚS?
Problema teológico
1.1. Jesús no es lo último para sí mismo. El no
se predicó a sí mismo. A Jesús se le comprende a
partir de algo distinto y mayor que él mismo.
1.2. Lo último para Jesús no es, simplemente,
«Dios». Jesús no predicó simplemente a «Dios» Je-
sús heredó tradiciones según las cuales Dios no
es nunca el Dios-en-sí-mismo, sino un Dios en
relación con la historia.
1.3. Lo último para Jesús no es la Iglesia ni el
reino de los cielos. Jesús no pretendió fundar una
iglesia, aún cuando deseaba la restauración de
un resto de Israel, fiel a las mejores tradiciones
de su pueblo. El reino de Dios se equipara a veces
con el «Reino de los cielos» o con la Iglesia. Lo
primero es un malentendido y lo segundo es un
anacronismo.
1.4. Lo último para Jesús es el reino de Dios. El
reino de Dios es lo que da sentido a la vida, acti-
vidad y destino de Jesús. Esto último se presenta
en la unidad de trascendencia e historia. Los va-
lores del reino juzgan cualquier tipo de configura-
ción humana.
2.0. ¿QUÉ ES EL REINO DE DIOS PARA JESÚS?
Problema histórico
Jesús predica el reino en la línea del Bautista.
A diferencia Juan, Jesús se concentra en ese te-
ma, lo hace su perspectiva única y decisiva. Ja-
más no dice Jesús expresamente qué es el reino.
Lo único que dice es que se acerca. Y nos mues-
tra una práctica al servicio de ese reino.
2.1. El reinado de Dios en las tradiciones ante-
riores a Jesús.
a) Israel historizó el símbolo de "rey" y lo aplica
a Dios para resaltar su capacidad de intervenir en
la historia. En cada época la intervención históri-
ca de Yahvé se ve de distintas formas. b) El ju-
daísmo apocalíptico del tiempo de Jesús, la gente
se pregunta sobre cómo esperar o adelantar la
llegada de ese reino. c) El reinado de Dios no es
algo geográfico. Denota 1) el regir de Dios en acto
y 2) para modificar y establecer un determinado
orden de cosas. Es lo que ocurre cuando quien ri-
ge el mundo es realmente Yahvé.
2.2. El reinado de Dios como implantación del
derecho a los pobres
a) Los profetas, en los que Jesús se inspira,
dieron respuestas sobre lo que ocurre cuando
Dios reina. b) Para los profetas: Dios es amor, no
condenación. Anuncian un mundo sin opresión,
no por conciliación, sino por transformación: su-
peración de la miseria y reconciliación entre los
hombres. c) La reconciliación universal tiene una
característica esencial: el reino de Dios es para
los pobres.
2.3. Para Jesús, el reino de Dios «se acerca»
a) Jesús pareció esperar la irrupción del reino
durante su vida. b) A diferencia del Bautista,
Jesús predica el reino como buena noticia: se
acerca en gracia. c) Jesús no nos da ninguna no-
ticia de lo que será el reino de Dios en-sí-mismo
cuando ocurra en plenitud, porque el reino no
llegó. d) Desde Jesús sabemos: 1) en qué consiste
la realidad de un reino de Dios que se acerca; 2)
qué hace Jesús para corresponder a ese acerca-
miento del reino.
2.4. El reino de Dios se acerca a los pobres
a) La utopía absoluta del reino es para los po-
bres. A ellos se les predica y anuncia. Esta es una
característica esencial. b) Para Jesús los pobres
son: los despreciados por su ignorancia religiosa
o su comportamiento moral; los que están bajo
una opresión real y tienen una necesidad real.
c)El acercamiento del reino es parcial: Jesús
anuncia que el reino se acerca para los pobres y
no para los justos. Esto es lo que causa escánda-
lo.
2.5. Al reino de Dios que se acerca se corres-
ponde en amor y justicia.
Jesús orienta su práctica a cambiar la situa-
ción de los pobres.
a) Con sus milagros y exorcismo Jesús trata
de transformar una realidad mala en otra buena.
b) Jesús promueve una solidaridad con los
desclasados, para recrearlos comunitariamente,
ej. las comidas con los pobres.
 c) Jesús denuncia el pecado como rechazo del
ideal del reino. Dirige sus anatemas contra gru-
pos que pecan contra el Reino: a los ricos. La
existencia de ricos y pobres es una injusticia (Lc
6,24; 12,16.31), la riqueza es injusta (Lc 16,9),
para hacerla justa hay que darla a los pobres (Mt
19,21; Mc 10,21; Lc 18,22); a los sacerdotes. Son
bandidos con su poder religioso (Mc 11,15-17); a
los escribas. Oprimen con su poder intelectual
(Mt 23,4.13; Lc 11,52; Mc 12,40); a los fariseos.
Hipócritas con el poder de su santidad (Mt 23,
23s); los gobernantes. Tiranos con su poder abso-
luto (Mt 20,25).
d) Jesús vive y propone la práctica del amor
como ley de vida en el Reino, el destinatario es
todo aquel que esté en necesidad (25,35-38.40), el
agente del amor se cualifica por lo que objetiva-
mente hace y no por su intención o su condición.
El amor es absoluto porque Dios se acerca cuan-
do se le practica.
e) A la cercanía del reino se corresponde ha-
ciéndose el hombre semejante a la realidad de
Dios y haciendo un mundo según Dios.
Lo último para Jesús es la voluntad realizada
de Dios. Esto no se descubre desde sus ideas, si-
no desde su vida.
3.0. ¿CÓMO SE HACER CERCANO EL REINO DE
DIOS?
1
SOBRINO, J., Jesús y el Reino de Dios. Significado y
objetivos últimos de su vida y misión, en: Jesús en
América Latina, Sal Terrae, Santander 1982, 131-155.
Problema escatológico
31. Sobre el reino hay dos cuestiones discuti-
das: a) su carácter temporal: si ya ha llegado; b)
su carácter gratuito: si es pura obra de Dios o ac-
ción del hombre.
3.2. Desde la vida de Jesús se ofrece un nuevo
planteamiento escatológico: Jesús pensó en la
próxima venida (futura) del reino, pero predicó
para el presente ya algo último, Jesús concibió el
Reino como don de Dios, pero actuó una tarea en
una forma determinada durante su vida.
3.3. Lo que Jesús ofrece como escatológico y
último es vivir en la cercanía del Reino = su se-
guimiento. a) El seguimiento de Jesús permite en-
tender la escatología: la tensión pensada entre
don de Dios y tarea humana, es experimentada
como nuevos oídos para oír la buena nueva y
manos nuevas para hacer una historia cercana al
reino. b) La tensión pensada entre presente y fu-
turo del reino es experimentada como la esperan-
za que no muere
3.4. El seguimiento no es la respuesta de lo
que sea la plenitud del reino, ni cuando llegará
éste. Ofrece el lugar para plantear con sentido
esas preguntas.