“La cosa juzgada consiste en vestir a una resolución u acto extrajudicial (v.g.

una
transacción u acta de conciliación) de una armadura que la proteja de posteriores
modificaciones o afectaciones. Tal armadura solo podría ser quebrantada por la acción
de cosa juzgada fraudulenta tal cual espada que desflora su coraza. Ante cualquier
otro intento de profanación, la Constitución envía suprema protección desde lo más
alto (…) Así, nuestra Carta Magna reconoce un derecho fundamental a que se respete
la cosa juzgada. (…)”1

1
CEMA, Moeste. Manifestación de la cosa juzgada desde un enfoque constitucional. Grijley. Lima, 2013,
P. 666.