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ANÁLISIS DE

DOS CASOS
DE VIOLACIÓN DEL
CÓDIGO
DEONTOLÓGICO

Master Universitario de Psicología General Sanitaria

(Edición Octubre 2018)

Asignatura: Entrenamiento en Habilidades Básicas del Psicólogo


General Sanitario
CASO Nº 1

1. Presentación del caso.

En septiembre de 2006, Un tribunal de lo Civil de Buenos Aires (Argentina),


condenó a un psicólogo (cuya identidad no ha sido revelada) por haber tratado
durante 28 años a una paciente (que ahora tiene 73 años), argumentando que la
duración temporal excesiva del tratamiento no tiene justificación alguna. Además, el
profesional exigió a la paciente (mediante un documento por escrito), el pago
adelantado de tres años y medio de consultas (a 200 dólares por sesión, lo que
equivale a unos 176 euros por cada visita). Posteriormente, la paciente lo denunció,
y el citado tribunal le dio la razón.
Por ello, obliga al profesional al pago de 67.500 euros a su paciente: de esta
cuantía, 62.500 euros son en concepto de devolución por las sesiones pagadas por
adelantado, y otros 5.000 euros se destinan a reparar el daño moral que la paciente
ha experimentado durante todo este periodo de tiempo.

2. Análisis del caso.

A continuación, estableceremos una relación de los artículos del código


deontológico que estimamos se han violado, y argumentaremos por qué (para
mayor claridad, el artículo aparecerá en letra normal, y nuestra argumentación,
subrayada y en cursiva):

- Artículo 6: La profesión de Psicólogo/a se rige por principios comunes a toda


deontología profesional: respeto a la persona, protección de los derechos
humanos, sentido de responsabilidad, honestidad, sinceridad para con los
clientes, prudencia en la aplicación de instrumentos y técnicas, competencia
profesional y solidez de la fundamentación objetiva y científica de sus
intervenciones profesionales. Estimamos que, en el caso que nos ocupa, el
modo de proceder del psicólogo ha sido carente de responsabilidad y honestidad
para con el paciente, al permitir una relación terapéutica tan inadecuada.

- Artículo 11: El/la Psicólogo/a no aprovechará, para lucro o beneficio propio o de


terceros, la situación de poder o superioridad que el ejercicio de la profesión
pueda conferirle sobre los clientes. Consideramos que el profesional se ha
aprovechado de su poder para lucrarse en perjuicio del paciente, estableciendo
unas condiciones abusivas.

- Artículo 12: Especialmente en sus informes escritos, el/la Psicólogo/a será


sumamente cauto, prudente y crítico, frente a nociones que fácilmente
degeneran en etiquetas devaluadoras y discriminatorias, del género de
normal/anormal, adaptado/inadaptado, o inteligente/deficiente. Si bien este
artículo parece orientarse hacia las etiquetas devaluadoras, creemos que la
redacción del documento por adelanto de honorarios por parte del psicólogo es
un escrito que no es ni cauto, ni prudente, ni crítico.

- Artículo 25: Al hacerse cargo de una intervención sobre personas, grupos,


instituciones o comunidades, el/la Psicólogo/a ofrecerá la información adecuada
sobre las características esenciales de la relación establecida, los problemas que
está abordando, los objetivos que se propone y el método utilizado. En caso de
menores de edad o legalmente incapacitados, se hará saber a sus padres o
tutores. En cualquier caso, se evitará la manipulación de las personas y se
tenderá hacia el logro de su desarrollo y autonomía. Pensamos que el
profesional ha manipulado al paciente, y que ha mermado su autonomía,
fomentando su dependencia hacia él al establecer una relación terapéutica de
casi tres décadas.

- Artículo 26: El/la Psicólogo/a debe dar por terminada su intervención y no


prolongarla con ocultación o engaño, tanto si se han alcanzado los objetivos
propuestos, como si tras un tiempo razonable aparece que, con los medios o
recursos a su disposición, es incapaz de alcanzarlos. En este caso indicará la
persona, institución o comunidad qué otros psicólogos o qué profesionales
pueden hacerse cargo de la intervención. Este artículo es uno de los que se ha
quebrantado de una forma más flagrante: No tiene sentido (ni lógico ni ético)
prolongar una terapia durante 28 años. Tras un tiempo razonable, debería
haberse producido la derivación a otro profesional.

- Artículo 27: Por ninguna razón se restringirá la libertad de abandonar la


intervención y acudir a otro psicólogo o profesional; antes bien, se favorecerá al
máximo la capacidad de decisión bien informada del cliente. El/la Psicólogo/a
puede negarse a simultanear su intervención con otra diferente realizada por otro
profesional. Aquí, consideramos que el pago adelantado de las sesiones ata de
forma injustificada a la paciente con el psicólogo, de tal manera que elimina su
libertad para interrumpir el tratamiento y acudir a otro profesional.

- Artículo 28: El/la Psicólogo/a no aprovechará la situación de poder que pueda


proporcionarle su estatus para reclamar condiciones especiales de trabajo o
remuneraciones superiores a las alcanzables en circunstancias normales. En
este apartado, se vuelve a evidenciar la mala praxis del profesional, al reclamar
condiciones especiales de trabajo (en este caso, el pago por adelantado de
sesiones). Así mismo, habría que valorar si el coste económico de las sesiones
se encuentra dentro de los límites legales establecidos, o si por el contrario
también los ha excedido.

3. Propuesta de desarrollo óptimo del caso.

A continuación, vamos a comentar, por apartados, cuál debería haber sido, a


nuestro entender, el modo de proceder correcto:

- En primer lugar, el pago de los servicios debería de efectuarse por sesión, de tal
manera que bajo ningún concepto existieran pagos por adelantado. Además, la
cuantía económica debería encontrarse dentro de los límites legales
establecidos.
- Por otro lado, tras un tiempo prudencial de tratamiento, el psicólogo tendría que
valorar (al tiempo que lo habla con la paciente), si se están consiguiendo los
objetivos terapéuticos o no.
- Finalmente, como en este caso no se están alcanzando, lo ético y correcto
habría sido proceder a la derivación de la paciente a otro profesional.
CASO Nº 2

1. Presentación del caso.

En febrero de 2016, María Belén Catalano, licenciada en psicología, fue


sancionada por el Tribunal de Ética del Colegio de Psicólogos de la provincia de
Santa Fe (Argentina), por persuadir a una niña de 11 años, que resultó embarazada
producto de una violación, a que continuara con dicho embarazo, de acuerdo a sus
propias convicciones religiosas. Según la información disponible, cuando se acercó
a la menor para hablar con ella, su madre estaba presente.
La Dra. Catalano es miembro de la ONG Grávida, que se opone al acceso al
aborto aún en los casos contemplados por la legislación vigente. El pasado año,
acudió al Hospital Iturraspe e intervino, sin que correspondiera, en la atención de
una niña con discapacidad intelectual. Dicha menor tenía un embarazo, producto de
una violación efectuada por su padrastro, y se encontraba internada.
Catalano interrumpió las estrategias de abordaje y acompañamiento
terapéutico por parte del equipo de salud que trabaja en el citado centro. Pero,
además, parece ser que se acercó a la niña ocultando su condición de psicóloga,
aunque empleando toda su formación profesional y técnica, con la intención de
ejercer influencia sobre la menor para que prosiguiera con un embarazo que ella no
quería mantener, abocándola a una maternidad forzada. Como consecuencia, el
embarazó se culminó y la menor dio a luz a un niño, que fue dado en adopción.
Por todo ello, se resolvió imponer la sanción de apercibimiento público y
suspensión de la matrícula por el término de seis meses a dicha licenciada.
La presidenta del Colegio de Psicólogos de Santa Fe, Mónica Niel, declaró
que era la primera vez que la mencionada profesional era denunciada por este tipo
de actuaciones, y por ello la sanción sólo había sido de seis meses. En caso de
reincidencia, podría llegar a perder la matrícula.

2. Análisis del caso.

Seguidamente, procederemos de idéntica manera que en el caso número 1


(es decir, detallando los artículos violados y su argumentación):
- Artículo 6: La profesión de Psicólogo/a se rige por principios comunes a toda
deontología profesional: respeto a la persona, protección de los derechos
humanos, sentido de responsabilidad, honestidad, sinceridad para con los
clientes, prudencia en la aplicación de instrumentos y técnicas, competencia
profesional y solidez de la fundamentación objetiva y científica de sus
intervenciones profesionales. Entendemos que el punto que se vulnera es en lo
tocante a que la psicóloga no fue sincera con la menor y su madre, puesto que
no se identificó como profesional desde el principio.

- Artículo 15: Cuando se halle ante intereses personales o institucionales


contrapuestos, procurará el/la Psicólogo/a realizar su actividad en términos de
máxima imparcialidad. La prestación de servicios en una institución no exime de
la consideración, respeto y atención a las personas que puedan entrar en
conflicto con institución misma y de las cuales el/la Psicólogo/a, en aquellas
ocasiones en que legítimamente proceda, habrá de hacerse valedor ante las
autoridades institucionales. Aquí, estimamos que la profesional se dejó llevar, en
su proceder, por sus principios morales y religiosos, y se alejó de la objetividad
fundamental necesaria en nuestro trabajo.

- Artículo 17: La autoridad profesional del Psicólogo/a se fundamenta en su


capacitación y cualificación para las tareas que desempeña. El/la Psicólogo/a ha
de estar profesionalmente preparado y especializado en la utilización de
métodos, instrumentos, técnicas y procedimientos que adopte en su trabajo.
Forma parte de su trabajo el esfuerzo continuado de actualización de su
competencia profesional. Debe reconocer los límites de su competencia y las
limitaciones de sus técnicas. En este artículo, consideramos que la
psicoterapeuta sobrepasa los límites de su competencia, pues no está
cualificada para saber si la continuación del embarazo puede generar
consecuencias perjudiciales para la madre, como por ejemplo un riesgo grave
para su salud.

- Artículo 20: Cuando una determinada evaluación o intervención psicológica


envuelve estrechas relaciones con otras áreas disciplinares y competencias
profesionales, el/la Psicólogo/a tratará de asegurar las correspondientes
conexiones, bien por sí mismo, bien indicándoselo y orientando en ese sentido al
cliente. Aquí, estimamos que la psicóloga no establece la pertinente
comunicación con el equipo del hospital que está tratando a la menor, si es su
deseo manifestar su opinión profesional.

- Artículo 25: Al hacerse cargo de una intervención sobre personas, grupos,


instituciones o comunidades, el/la Psicólogo/a ofrecerá la información adecuada
sobre las características esenciales de la relación establecida, los problemas que
esta abordando, los objetivos que se propone y el método utilizado. En caso de
menores de edad o legalmente incapacitados, se hará saber a sus padres o
tutores. En cualquier caso, se evitará la manipulación de las personas y se
tenderá hacia el logro de su desarrollo y autonomía. En el presente apartado,
entendemos que la psicóloga ha manipulado a la menor y a su madre, llevando
su decisión en una determinada dirección, y menguando su autonomía y libertad
de elección.

- Artículo 29: Del mismo modo no se prestará a situaciones confusas en las que
su papel y función sean equívocos o ambiguos. Creemos que el papel de la Dra.
Catalano en esta situación es muy ambiguo: ¿Cuál es su función aquí?
¿Psicóloga, voluntaria de la ONG, amiga de la familia? Consecuentemente, se
propicia una situación altamente confusa.

- Artículo 30: El/la Psicólogo/a no se inmiscuirá en las diversas intervenciones


iniciadas por otros psicólogos. En este punto, estamos asumiendo que en el
equipo de salud del hospital que estaba tratando a la menor, había incluidos
profesionales de la salud mental, entre ellos psicólogos. Por ende, existe una
evidente intromisión de la psicóloga en la intervención ya iniciada por dicho
equipo.

3. Propuesta de desarrollo óptimo del caso.

Seguidamente, propondremos la forma de actuación profesional que


consideramos habría sido la adecuada:
- Para empezar, entendemos que, antes que nada, el profesional debería
identificarse ante la menor y su madre como psicólogo.
- En segundo lugar, consideramos que lo pertinente habría sido ponerse en
contacto con el equipo de salud del hospital, identificarse ante ellos como
psicólogo y comunicarles su interpretación del caso en cuestión. Además, ha de
ser consciente de que no forma parte de dicho equipo, por lo que en este caso
no tiene poder de decisión: sólo puede dar su opinión profesional.
- Paralelamente, cabe recalcar que el psicoterapeuta es competente y tiene
formación técnica para opinar legítimamente en cuestiones de salud mental, no
sobre ginecología ni obstetricia.
- Como conclusión, a lo largo de todo este caso, el profesional debería tratar de
actuar con la máxima imparcialidad posible, e intentar separar sus convicciones
morales y religiosas de la objetividad científica que tendría que guiarle en su
juicio.

Referencias bibliográficas

Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos de España (2010). Código


Deontológico del Psicólogo.

Marirrodriga, J. (13 de septiembre de 2006). Del diván a los tribunales. El País.


Recuperado de http://www.elpais.com

Redacción ACI Prensa (5 de mayo de 2017). Psicóloga hizo “acto humanitario” al


asistir a menor embarazada por violación, afirman. ACI Prensa. Extraído de
https://www.aciprensa.com

Rodríguez, V. (27 de abril de 2017). Sancionaron a una psicóloga por imponer su


creencia religiosa. UNO Santa Fe. Recuperado de
https://www.unosantafe.com.ar

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