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Rom án Reyes ( Dir ) : Diccionar io Cr ítico de Ciencias Sociales

Fam ilia ( Sociología de la) M anu el J. y Fe r nan da Rodr ígu ez Ca am a ño


Universidad Com plut ense de Madr id

> > > ficha técnica

Result a oport uno iniciar una aproxim ación a la Sociología de la fam ilia condider ando com o acert ado el
diagnóstico que, sobre la sit uación de est a form a social y de sus m iem bros en la sociedad, est ablecieron T.
W. Ador no y M. Horkheim er cuando afirm ar on que: < < la fam ilia se encuentr a som etida a una doble dinám ica
social. Por una par te, la crecient e socialización - la " racionalización" e " int egr ación" de todas las relaciones
hum anas en la sociedad de intercam bio plenam ent e desarrollada- t iende a com pr im ir y negar al m áxim o el
elem ent o, irracional y nat ur al- espontáneo desde el punto de vist a de la sociedad, del ordenam iento fam iliar .
Por otr o lado, el desequilibr io ent re el individuo y las potencias tot alitarias de la sociedad se agudizan de tal
m odo, que a m enudo inducen al pr im ero a buscar una especie de r efugio, r etr ayéndose en m icroasociaciones,
com o la fam ilia, cuya per sist encia autónom a parece inconciliable con el desar rollo gener al> > ( 1) .

Desde nuestr o punt o de vist a, el com port am ient o hist órico de la inst itución fam iliar m uestr a la r ealidad del
m encionado aser to puesto que la hist or ia de la fam ilia se reduce al com plejo y pr agm át ico r elat o que inform a
de su subor dinación y r elat ivo pr otagonism o. Son, por tanto, causas de var iada índole y circunst ancias
espacio- t em por ales concr et as las que definen la condición estr uct ur al de la inst it ución y las funciones - t ant o
visibles com o ocult as- que esta form a social m uest ra en su devenir hist órico y sist ém ico- social cotidiano. De
esta m aner a desplegar em os nuest ro análisis insistiendo en la dependencia y, a la vez, resistencia que
acom pañan, j ust ificadam ente, a la fam ilia en su crecient e dinam icidad im pulsada por las tr ansform aciones
que t ienen lugar en la sociedad en que se encuent ra ubicada. Estos factores de dependencia y r esist encia
m uestr an, punt ualm ent e, aspectos de la problem át ica realidad fam iliar coet ánea, en cuanto r eflej an el
caráct er der ivat ivo, residual y adapt at ivo de est a instit ución en los cont ext os actuales de sobresocialización:
la organización int er na y la esfera em ocional de la existencia fam iliar choca, en m uchos casos, con la
racionalidad ext er na de la realidad social que será, a la postr e, la que im ponga el m odelo de inst itución
fam iliar m ás funcional y acorde con las estruct ur as socioeconóm icas y polít icas existentes. Así, por ej em plo,
en las sociedades som et idas a procesos generales de cam bio, se m anifiest an nitidam ent e cuestiones relat ivas
a la elección estr at égica que en su opcionalidad com por ta posibles sit uaciones conflictuales en el ám bit o
m at erial o exist encial.

Result a opor tuno aclarar, com o así lo exige el pr oceso de cam bio, la incer tidum br e y los r eferentes que
persist en y aún siguen funcionando, que este t rabajo tiene un car ácter abier to y no exhaust ivo pues el obj et o
de reflexión y análisis - en est e caso, la fam ilia- es, a nuestr o ent ender, un algo que, en oposición a los que
han dictam inado su condición de nat ural recurriendo a las costum bres o a la t radición y silenciando así la
lógica del cam bio fam iliar, m uest ra de form a paradigm át ica las huellas de su irr ever sible som etim ient o al
sist em a social y su dependencia respect o del proceso hist ór ico.

Asim ism o, es necesario par tir del principio de que una aproxim ación a la Sociología de la fam ilia t iene que
ocuparse de analizar, siguiendo a Max Weber, t odas aquellas acciones significat ivas que de un m odo u otr o
desar rollan los m iem bros que com ponen est a form a social y que son, por lo tanto, relevant es en el
funcionam ient o fam iliar . Adem ás de est ructuras, funciones, st atus y papeles no se pueden obviar act itudes,
com portam ient os, valores, r elaciones de m últ iples t ipos, vínculos afect ivos, int im idades, deseos,
sentim ient os, et c., etc. Es decir, la com plej idad del obj eto - sus aspectos expr esivos e inst rum ent ales- exige
un tr at am iento inter disciplinario, ya que en el reduct o fam iliar oper an y confluyen influencias y
condicionam ient os de índole t an var iada que es necesar io disponer de los conocim ientos que repor tan otras
ciencias t ales com o la econom ía, la ant ropología, la psicología y la hist or ia, entr e ot ras. Al m ism o t iem po,
desde nuestro punto de vist a, una acotación sociológica de la fam ilia debe avanzar en un tipo de análisis que
com patibilice arm ónicam ente las perspectivas que ofr ecen los diferentes enfoques que se han elabor ado y se
están confeccionando sobre la cuest ión fam iliar . Am bas pr em isas analít icas ayudan a m ost rar, en su
inter penet ración, la com plej idad del suj eto- obj et o que es la fam ilia.

Hem os convenido en la ut ilidad que, en el or den del conocim ient o sociológico, tiene el acercam iento a la
realidad fam iliar insist iendo en la com plejidad que ent raña en cuánt o exter nam ente es un agrupam ient o
subor dinado en sus aspect os est ructurales y funcionales y, asim ism o, en cuanto int ernam ent e reflej a otr o
t ipo de necesidades, poco t rat adas pero de sum a im por tancia, que t ienen los hum anos de afect ividad,
intim idad, etc. y que, precisam ente, en función de éstas tienden a agr uparse de un m odo u ot ro: la fam ilia es
una fiel im agen de la sociedad en que se desarr olla y funciona y, a la vez, es una fuent e gener adora de
vínculos afect ivos, de lazos expresivos. Es decir, la fam ilia es el m edio, ent re ot ros, por el cuál las
necesidades expr esivas del ser hum ano encuent ran un cauce par a su propio desarrollo. Razón por la cual
cabe pronost icar que, a pesar de las tr ansfor m aciones a que está suj et a y a las cr isis const ant es que la
atr aviesan, constit uye una inst itución hum ana y social ( expr esiva e instr um ent al) que result a plausible que
perdur e en el t ranscur so del t iem po, con uno u otr o diseño, puesto que en su adapt abilidad
( < < polim orfism o> > ) constante responde a ciert as necesidades t ant o de la sociedad en su conj unto com o de
los individuos en su par ticularidad concreta.
La m ayoría de las definiciones que se han establecido sobre la fam ilia present an un rasgo com ún que, con el
t ranscur so del t iem po, tiende a m ostrar su insuficiencia com o consecuencia de la dinam icidad del obj et o que
abar can. Una posible for m a de resolver la inadecuación ent re la plural realidad de la fam ilia y la definición de
la m ism a, es abogar por el reconocim ient o inm ediato de que un acceso al conocim ient o de esta inst itución
debe disponer de la suficiente flexibilidad que le perm ita adapt arse a los incesantes cam bios que se pr oducen
en el seno de la m ism a. De est e m odo, el térm ino < < polim or fism o> > r esult a acept able y apropiado en
cuant o m uest ra y r eflej a la realidad plur al exist ent e y, adem ás, en su aper tura per m it e ir int egr ando los
nuevos t ipos de agrupam ient o fam iliar. Asi pues, el recurso a la Sociología de la fam ilia se hace m ás
necesar io, puest o que ayuda a m ost rar el posible desfase en que se encuent ran o pueden hallar las
instit uciones en r elación con la r ealidad que int ent an reglam ent ar. El científico social dedicado al est udio de la
fam ilia, tiene que int eresarse por el com por tam iento real de los individuos y no reit er ar , punt o por punto, las
definiciones, reglam ent aciones y encasillam ient os que se est ablecen al respect o. Debe m edir
com parativam ente el gr ado de relevancia que poseen par a los actor es sociales, las definiciones y norm at ivas
frente a su propia realidad existencial y social. Cuest ión diferente, son los beneficios que le pueden r eport ar a
sus análisis las const rucciones < < típico- ideales> > que sobre la fam ilia se han for m ulado.

En líneas generales, si bien la concepción que analiza al ser hum ano en función de sus aspectos racionales
externos resulta apropiada y acert ada; en determ inados casos, sin em bargo, aparece com o un enfoque que
silencia la posible aut onom ía de los elem ent os fam iliar es. Pues no bast a con decir que el suj eto social es
result ado de sus propios ent or nos de socialización. Nosot ros, siendo deudor es del conocim ient o y del hacer
sociológico de los clásicos, com par tim os un punt o de vista m ás com plej o que pone de relieve que el ser
hum ano no puede ser reducido, únicam ent e, a sus aspectos r acionales ext ernos. De m odo que frente a las
visiones unilaterales - cer teras algunas, per o insuficient es- proponem os un enfoque no r educcionist a que, en
su interdisciplinar iedad y diversidad m etodológica de enfoques, conlleve el exam en pluricausal y
m ult idim ensional de la plur alidad de factores y elem entos - externos, int ernos, personales y colectivos- que
confluyen, configuran, consolidan y t ransfor m an al m odelo fam iliar y a sus com ponent es. Los supuest os
fundam ent ales que apoyan nuest ras apreciaciones son, por una par te, la consider ación del ser hum ano com o
una ent idad integral y, por otr a part e, el reconocim iento de que, com o acer tadam ent e reflej ó F. Tönnies,
< < t oda convivencia ínt im a, privada, excluidora, suele entender se, ( ...) , com o vida en Gem einschaft
( com unidad) . Gesellschaft ( sociedad) significa vida pública, el m undo m ism o. A t ravés de la Gem einschaft
( com unidad) que uno m antiene con la propia fam ilia, se vive desde el nacim ient o en unión con ella tanto para
bien com o par a m al. Sin em bargo, se accede a la Gesellschaft ( sociedad) com o se llega a un país ext raño.Al
j oven se le previene contr a la m ala Gesellschaft ( sociedad) , per o hablar de m ala Gem einschaft ( com unidad)
viola el significado del tér m ino> > ( 2) .

Una cuest ión crucial a t ener en cuenta consist e en que la r ealidad social- individual, en que se encuentra
inm ersa la fam ilia, se com plejiza a part ir del desacuerdo que puede em erger entr e los niveles que presiden
t oda r ealidad, el inst rum ental- ut ilitar io y el expr esivo- em ocional, con los que inevit ablem ent e tiene que
coexist ir el suj eto- individuo que, al m ism o tiem po, aparece com o resultado y pr oductor de sus condiciones
obj et ivas de exist encia: en ciert as sociedades, la r ealidad en su significación vit al y social puede ser descrit a a
partir del cit ado antagonism o. Aunque no cabe duda de que, a part ir de la exist encia y posibilidad funcional,
se pueden realizar sútiles e int er esadas estr ategias de acción que, en su efect ividad fáct ica, im plican
m anifiest as y lat ent es t ransform aciones en diver sos ám bit os y que, de m anera específica y notoria, se
visualizan en la esfer a fam iliar.

Com o consecuencia del proceso de racionalización, la disección operada en el m odelo occidental que funciona
com o r eferente ha conducido al aum ento de la fisura que existe ent re el m undo de lo m aterial y el m undo de
lo afect ivo, entr e la iner te r ealidad de las cosas y el m undo anim ado de lo hum ano. Una t endencia
generalizada en las sociedades alt am ente desarrolladas, es el pr edom inio de lo instr um ent al, que en su
adecuación funcional se denom ina racional, sobre lo expr esivo. Este últim o, en su com plem entariedad
sist ém ica accesoria, act úa com o equilibrador em ocional y se clasifica com o irr acional.

Al parecer, en su inagot able vor acidad, el requisit o sist ém ico - a part ir de una concepción determ inada y
sim plist a del sist em a y la com plej idad- pret ende que la tot alidad de la existencia social del ser hum ano se
regular ice siguiendo los cánones de la lógica m ecánica e instr um ent al: una vez elim inados los obstáculos a
t ravés de su reducción cosificador a o m ar ginación, se pueden cum plir los pert inentes obj etivos sist ém icos por
m edio de la r ealización de aquellas funciones utilit arias que dem anda una sociedad r egida por los principios
de la ofer ta y la dem anda. La racionalidad im per ant e, en su afán por som et er a las reglas del cálculo t odo lo
existente, t am bién aspir a a cont rolar y subor dinar la esfera hum ana de lo expresivo.

Sin em bar go, en la real contienda que se desarr olla ent re lo que pr edom ina com o racional fr ent e a lo
delim it ado com o irr acional, los r esult ados dist an de ser lo suficientem ent e tr ansparentes - a pesar de lo
dictam inado por algunos autores- com o para perm itir postular la extinción en el m undo de lo social de t odo lo
que se engloba en el concepto de irracionalidad. Es decir, dicho de un m odo claro y preciso: lo racional e
ir racional en el m undo de la fam ilia son las dos car as de la m ism a m oneda cuya coexistencia no dej a de ser
com pleja. Y si bien el cont rol r acional del cam po social y funcional de la fam ilia es est ruct ur alm ent e cada vez
m ayor, no podem os silenciar la constante presencia y em ergencia de la ir racionalidad en el ent or no fam iliar .
Es evidente que la racionalidad de las sociedades de m ercado irr um pe, progr esa y confor m a la est ructura y
funciones de la fam ilia; no obstante, en su vida privada - som os conscient es de que tam bién está m ediat izada
social y cult uralm ente- los m iem br os que la com ponen pueden t ener valor es, ideas, com port am ient os y
actit udes ent re ellos que apenas guar dan r elación alguna con sus form as de vida pública.
Del m ism o m odo, siguiendo crit er ios sociológicam ente oper ativos, es necesar io desvelar cier tos t ópicos sobre
la fam ilia que, en su pr ejuicial visión de la r ealidad - la realidad social cam bia- com o un algo est át ico y
vinculado a una caduca tr adición, m enospr ecian de m anera inquisitorial aspect os de det erm inadas form as
fam iliares, plenam ent e adapt adas a sus condiciones m ateriales y circunst ancias sociocult urales, que no se
configuran siguiendo las paut as t radicionales. La realidad histórica m uest ra que la fam ilia es un resultado de
la sociedad en que se gener a y configura. Es decir, según se t rate de uno u otr o t ipo de sociedad, y en
consonancia con el nivel de desarrollo de la m ism a, observarem os específicas form as de instit ución fam iliar .
Consecuentem ente, en sus funciones r epercut irá el proceso de cr ecient e racionalización que acom paña a las
sociedades en su evolución. Una m uest ra que señala su dinam icidad o r ealidad histórica es, pr ecisam ent e, su
adapt abilidad estr at égica cuando la situación lo dem anda.

Probablem ente el r asgo m ás caract eríst ico en el análisis de la fam ilia es aquel que m uest ra, por un lado, la
exigua aut onom ía de que dispone dicha instit ución y, por otr o lado, la lim itación y dependencia de la fam ilia
de las práct icas y const ricciones que t ranscurren en lo que denom inam os realidad social. De m anera que, en
la evolución del proceder económ ico y social, las t ransform aciones que se producen en la sociedad se
vinculan sistem át icam ent e con las que subsidiariam ente ir rum pen en el seno de la fam ilia. De este m odo,
result a fácil det ect ar com o los cam bios en el sistem a social gener al r eviert en dialéctica y m ecánicam ente
t ant o en la estr uctura com o en las funciones de la fam ilia: siendo ésta una entidad dependient e no podr ía ser
de ot ra m anera. Y así, es ver osím il que la fam ilia haya sido y siga siendo una de las form as sociales m ás
suj et a a los cam bios ( y refract ar ia, al m ism o tiem po, por la insigne función de ést a en el área em ocional que
no t er m ina por adapt arse al par adigm a y pr oceder de la sociedad m ercant il) a causa de los efectos que recibe
del contexto social en que se encuent ra.

En las organizaciones sociales desarr olladas, la ilustr ación funcional de la sociedad va a pr oducir, m ediante el
ej er cicio de la reflexividad, una tr anspar encia en las relaciones sociales que inducen a la adopción, por parte
de los individuos, de est rategias que en su evolución y r ealidad im plican una serie de cam bios en la
constit ución, estr uct ura, funcionam ient o y com posición de la unidad fam iliar . Cuando hablam os de estr at egias
en el ám bito fam iliar, nos refer im os a < < aquellas asignaciones de recur sos hum anos y m ater iales a
actividades relacionadas ent re sí por par ent esco ( consanguíneo y afín) con el obj eto de m axim izar su aptit ud
para adaptar se a ent or nos m ateriales y sociales> > ( 3) . En est e sentido, el concepto de < < estr at egias
fam iliares> > m uest ra no sólo su adecuación y per tinencia sociológica par a solvent ar favor ablem ente la
problem át ica que en ciert os niveles se encuentr a inm er sa la fam ilia, sino que tam bién cont ribuye a r esolver
una serie de cuest iones de m ét odo que plant eaba el análisis de la fam ilia, superándose de est a m anera
aquellos planteam ientos act ualm ent e m uy lim it ados en su función de infor m ar de la realidad que analizan.

A par tir del análisis de la relación cost es- beneficios, aplicado tanto a la unidad fam iliar com o a sus m iem br os
com ponentes, aspect os vinculados a la dinám ica fam iliar pueden ser reflej ados r ecur riendo al enfoque
económ ico. Est a perspectiva m uest ra com o las actitudes y com port am ientos de los individuos se pueden
t raducir en < < acciones estr atégicas> > , cuyo fin es alcanzar los obj etivos m ás coherent es con sus propios
inter eses. El resultado es que en la fam ilia, al int ervenir en su actuación cier tos inter eses insoslayables, se
generan tr ansfor m aciones der ivadas e im pulsadas por los efect os t ant o pr evist os com o im previst os de la
acción social ( en este sentido es revelador el análisis de L. Gar rido Medina y E. Gil Calvo, ya m encionado) .
Una de las conclusiones que se pueden der ivar de este hecho es que si bien la fam ilia puede disponer de una
autonom ía relativa, ésta es una inst itución dependiente de las condiciones m at eriales y cult urales que exist en
en la sociedad. Los individuos se adapt an social y cult uralm ente a la r ealidad m at er ial y, consecuent em ent e,
la fam ilia, configurada por los suj et os y la sociedad, se adapta funcionalm ente a los im perativos que le
dem andan tanto sus m iem bros com o la organización social que la engloba. No se puede silenciar esta
realidad m aterialist a y cult ural en cuanto gener adora de los cam bios que se pr oducen en la sociedad, en la
fam ilia y en el individuo.

La dist ancia entr e ideales y r ealidad es un hecho clar o y patente, t ant o en la esfera social com o en la fam iliar .
Y en vir tud de est a com pr ensión de la r ealidad, se r econoce que la situación conflict ual de la fam ilia es un
hecho per sistente y una r azón de ser en ésta, dada la confluencia, en la m ism a, de individuos no sólo de
difer ent e edad y m ent alidad sino tam bién de distinto sexo. En cuanto a la condición social der ivada del sexo,
la realidad es m odélica de la sit uación injust a e ilegít im a en que se encuent ran las m uj er es y de lo caduca
que deviene una división sexual del t rabajo que produce y r epr oduce desigualdad ent re los sexos y
subor dinación de uno a otr o. Y ést o ocurr e tanto en el conj unt o de la sociedad com o, no podía ser de otra
m anera, en una de sus instit uciones repr oductor as com o es la fam ilia. Y es, precisam ent e, en el ám bit o
dom éstico y privado donde se visualiza de un m odo im placable dicha r elación asim ét rica ent re los géneros.

Adm itida la dependencia est ruct ur al de la fam ilia, es necesario destacar los beneficios que repor tan, para la
dom inadora sociedad, las específicas funciones que der ivan de la inst it ución fam iliar. En cuant o configur a y
reproduce la legitim idad que exige t odo sist em a de dom inación, la fam ilia, en su generalidad y norm alidad,
construye sujet os reflexivam ente adapt ados a las cir cunstancias sociales. En est e nivel, los cam bios de y en
la fam ilia se refieren a las dim ensiones estruct ur al y funcional; de ahí que la hist oria de la fam ilia, en est os
t ér m inos, podría r educirse a la historia del cam bio por y para su adapt ación al cont ext o en que se desar rolla.
En la consider ación de la fam ilia com o inst itución, conviene incidir en su funcionalidad respecto del sistem a
social en su t ot alidad y en cóm o la com plem ent aria r eest ruct ur ación, que sufre la fam ilia, im plica una
dism inución y ret raim iento de su cam po de acción: se r educe su ám bit o a tr avés del cont rol sistém ico.

La instit ución fam iliar , com o se encuentr a a m erced de los cam bios que se pr oducen en el cont ext o espacio-
t em por al, no puede sust raerse t otalm ente a las variaciones que se generan en la sociedad que la engloba. Su
estr uctura y funciones varían a causa de la radialidad que la im plica y que, causalm ent e, se tr aduce en las
m ut aciones que la afect an y configuran. De m anera que las funciones, en unos u otr os casos, aum ent an o
decrecen en su im por tancia según el gr ado de incidencia que en ella t ienen las m odificaciones m ater iales y
sociocult urales.

La observación sociológica de la cuest ión fam iliar m uestr a en su t ransparencia que la fam ilia cum ple una
im port ant e función ideológica en cuanto < < sist em a de seguridad> > . El t érm ino < < sist em a de segur idad> > ,
que incluye aspect os t ant o int ernos com o ext ernos a los individuos, lo em pleam os en su acepción
epistem ológica que hace referencia < < a la presencia de unos concept os a los que se at ribuye la condición de
respuest as suficient es y concret as a determ inadas cuestiones generales, pero significa tam bién la posesión de
un punto de part ida y un cent ro de refer encia segur os que en el orden psicológico se t raducen com o
segur idad> > ( 4) . Esto es, contr ibuye a la pacificación y est abilización de los m iem bros del gr upo fam iliar t ant o
en sus inter acciones inter nas com o en las r elaciones que desarr ollan con el m undo ext er ior de lo público. Que
la pragm ática r ealidad social cuestione y rebata dichas refer encias, en algún m om ent o, no invalida el hecho
de su profunda int ernalización por part e de los individuos socializados en est a instit ución. Los posibles
conflict os entr e lo ideal y lo r eal, se disipan en función de la aut or idad ideológica de la fam ilia.

Ot ra de las t areas, vinculada a la anterior , que sigue cum pliendo la fam ilia y que com part e con otr os agentes
es la función de socialización. Mediante dicho proceso, el núcleo fam iliar inculca y educa, en gener al, a sus
descendient es en la form a de vida que dem anda el com plejo cont exto en que se encuentr a inm er sa. Esta
función la realiza, sobr e todo, la instit ución fam iliar durante aquellas pr im eras et apas del proceso vital de los
individuos que se consideran cruciales en el desarrollo de la per sonalidad e identidad social. Se puede afir m ar
que la función socializadora de la fam ilia no es actualm ente t an im port ant e y suficiente, intensa y
extensivam ent e, com o lo ha sido en otros períodos históricos; dada la com pet encia que supone la irr upción,
en el ám bit o dom ést ico- pr ivado, de poderosos inst rum entos de socialización. Sin em bargo, esta inst itución
sigue cum pliendo el papel socializador pues pr oduce y repr oduce, m ediante las norm as, valores, actit udes y
ester eot ipos que report a e inculca, suj etos sociales ultra- adapt ados a su cont ext o social.

En el am plio sent ido del térm ino, la pr ot ección y el apoyo de sus m iem bros const ituye uno de los objet ivos de
esta inst itución. El am par o de sus int egr ant es, en los diversos ám bit os, niveles y circunst ancias de la
existencia, es una de las razones de ser de la fam ilia. En este sent ido, la función afect iva es una de las
funciones cuya im por tancia conviene subr ayar, ya que r epr esenta una poder osa refer encia para los m iem br os
de la unidad fam iliar y para el conjunto de la sociedad. Sent im ientos, em ociones y r azones hum anas -
expr esividad- vitales y existenciales que no requier en ningún tipo de explicación racional - por que se viven y
com prenden- conviert en a la fam ilia en el grupo que, por excelencia, genera y fom ent a la afect ividad y el
m undo de lo em ocional en su conj unt o. Variados argum entos j ustifican el incr em ent o de su preponderancia y,
entre ellos, podem os destacar el m at er ialism o hegem ónico y la creciente burocrat ización de las r elaciones y el
m undo social que, inevitablem ent e, conducen a un am bient e social cosificado, im personal, dist anciado,
calculador y obj etivado en el que la sensibilidad hum ana - subj etividad- perm anece cautiva, se sublim a y,
finalm ent e, se externaliza de un m odo inst rum ental la m ayoría de las veces: < < la cr isis de la fam ilia es la
crisis integral del hum anit arism o> > ( 5) , com o postularon T. W. Adorno y M. Horkheim er, cuando analizan las
consecuencias de la profunda penet ración de la r acionalidad instr um ent al en t odos los ám bit os de la
existencia. Adm itiendo, adem ás, que < < j ustam ente la esfera de la int im idad, que parecería decisiva para
definir a la fam ilia, es de nat ur aleza social> > ( 6) .

Sin em bargo, no se puede olvidar que la sensibilidad hum ana, cualquiera que sea el sentido de su
orientación, es un rasgo que subyace y define al individuo, a la fam ilia y a la sociedad en su confor m ación
natural com unitaria. La afectividad fam iliar cont ribuye a m ant ener el equilibrio em ocional de sus m iem bros y
cont ribuye a la adapt ación funcional de éstos a la sociedad. El r eferente fam iliar suele funcionar m ás de lo
que algunos acontecim ient os, de signo cont rario, parecen señalar. En est e sent ido, la aport ación de V. Paret o
sobr e el t em a de los sentim ient os, su teoría sobr e el grado im por tante de dependencia que present an los
fenóm enos sociales en relación a los sent im ientos, no se puede cont inuar m ar ginando, sistem át icam ent e,
pues supone una am putación en el análisis de lo social, sobre t odo cuando se analizan aspectos de la vida
social- com unit aria t an com plej os com o lo es el obj et o de la Sociología de la fam ilia. Existe y se produce una
inter relación, configuradora y condicionant e, entr e los factores m at er iales, socioculturales, psicológicos y
sentim entales que, si bien históricam ente adopt an unas u ot ras form as, hay que adm itir com o un hecho su
perm anencia constante. Es posible que un t ratam ient o de lo social com o el que se postula pueda perm itir , en
su opor tunidad o adecuación, hacer m ás com prensibles y explicables asuntos t an hum anos com o pueden ser
la angust ia, la soledad y la fidelidad, ent re ot ros.

La función reproduct or a de la fam ilia, antaño de sum a im port ancia para su propia legit im ación, m uest ra una
t endencia gr adual y continua al descenso y al m antenim iento de niveles m uy baj os de nat alidad en el
cont exto de las sociedades racionalizadas. Est e hecho social se aj ust a, en am plios aspectos, a las dir ect rices
que hem os calificado de < < estr at égicas> > : la dism inución de los índices de natalidad aparecen com o una
m uestr a represent ativa de la reper cusión que sobre los actores sociales han t enido los fact or es económ icos y
los valores cult urales en auge.

Por ot ra par te, la instit ución fam iliar cum ple la función de reproducir - en concor dancia y arm onía con la
sociedad desigual en que se encuentra- las desigualdades sociales en cuant o a la disponibilidad o carencia de
los r ecur sos y r edes de influencia que, o bien van a per m it ir el m antenim iento o ascenso en la j er arquía social
o, por el contr ario, van a dificult ar la m ovilidad ascendente de sus m iem bros. La universal desigualdad que
funciona en todos los confines exist ent es - al m argen de su m ayor o m enor dureza, crueldad e indignación, en
función de la sociedad analizada- dispone de la fam ilia, ent re otr as inst it uciones, que tam bién en su
universalidad - sea cual fuere la form a que adopte- sir ve para m antener en su funcionalidad sist ém ica las
difer encias de todo t ipo y clase que se configur an y funcionan en las sociedades.

Adem ás, resulta pert inente m ost rar y no olvidar que la r ealidad fam iliar , en ocasiones, expresa y confirm a
que, en su seno, pueden exist ir elem ent os pert urbadores y disfuncionales que derivan en sit uaciones que
definim os com o dram áticas e incluso tr ágicas. Es decir , < < la vida fam iliar no es siem pre, de ningún m odo, un
cuadr o de ar m onía y felicidad. La < < car a ocult a> > de la fam ilia se encuentr a en las paut as de abuso sexual
y violencia dom éstica que a m enudo se producen dent ro de ella> > ( 7) .

Por últ im o, es de sum a im port ancia destacar el pr oceso de cam bio que afect a a la institución fam iliar ya que
éste va a im plicar toda una ser ie de m utaciones y desm itificaciones que, a la postr e, term inan por cuest ionar
la pr opia exist encia de esta form a social com o nicho de vínculos afectivos y em ocionales.

Por su existencia m anifiest a, resulta oport uno const at ar com o algunas diferencias socialm ent e er igidas y
reelabor adas t ienden a ser sust ituidas por const rucciones de car ácter m ás igualit ar io. Los factores
desencadenant es de est e proceso, no sólo se lim it an a la acción e influencia social y política del m ovim ient o
social específico de que se t rate sino que, asim ism o, intervienen factores estr uct urales que ej ercen com o
desencadenant es y liberador es en cuanto a la desest ructuración y r eest ructuración social que or iginan,
perm it iendo o facilit ando la est ructura igualitaria que surge en los ám bit os dom ésticos y fam iliar es, en
paridad con el proceso gener al de dem ocratización social.

Esto hace em erger, en su t ransparencia vit al y cotidiana, una ser ie de com por tam ientos problem át icos y
m anifiest am ente incom pat ibles con la nueva pr oyección y orientación - desde la reflexividad- de la carrera
vital y existencial de los hum anos. En este sent ido, el m odelo m ás representativo de esta anom alía
estr uctural y funcional lo constit uye el pat riar cado y las actit udes y com por tam ientos afines. Resulta
inter esante, por lo que explica y confirm a, el análisis que r ealiza B. S. Tur ner en relación a este tem a cuando
dice que: < < lo que persist e del pat riarcado es un m er o vest igio de poder , una m ister iosa cont ingencia sobre
la cubier ta exterior de la sociedad capitalist a. El capitalism o pr oduce el pat riarcalism o al sacar pr ovecho del
t rabaj o barato y los ser vicios dom ést icos no rem uner ados dent ro del hogar; y, asim ism o, destr uye al
patriar cado al cr ear , por lo m enos form alm ent e, valores univer salistas y el individualism o, y, por m edio de la
dem anda de tr abajo, im pele a las m uj er es hacia la fuerza labor al, r adicalizando así la conciencia de éstas y
socavando la fam ilia nuclear com o un nido em ocional> > ( 8) . La racionalización operada, en el t ranscur so del
devenir económ ico, sociocultural e hist órico de las sociedades capit alistas, ha erosionado de tal for m a su
configuración or ganizativo- social que es fact ible for m ular , sociológicam ent e, que se trat a de un cam bio
estr uctural- funcional de largo alcance que afect a con rigor, ent re ot ras, a la inst it ución dependiente que es la
fam ilia. Sucede que en las sociedades desarrolladas y sum am ente com plej as, las form as y m odos sociales de
vida prem odernos evidencian su anacronism o com o consecuencia de su inadaptación operat iva y funcional,
t ant o en el nivel m aterial com o en el m ental de los individuos en part icular y de la fam ilia en general.

Por ot ra par te, r esult a evident e que: < < las m uj er es todavía exper im entan el sexism o en la vida diar ia, per o
éste es un difunt o patr iar calism o, una estr at egia interpersonal de dom inación por part e de los hom br es,
quienes ven sus t radicionales fuent es de poder cada vez m ás en duda. Su patr iar calism o sexist a es la
respuest a defensiva de una cr isis de ident idades en una sociedad en donde los valor es del m achism o son
cuestionados por la per m isiva legislación est atal sobre la hom osexualidad, por los derechos de los niños y por
la liberación de las m ujeres> > ( 9) . Las r elaciones sociales m ediat izadas por una específica per spect iva
sociológica gener an, en la int er acción de los act ores, una m ent alidad de nuevo signo que propicia actit udes y
com portam ient os diferentes a aquéllos que eran hegem ónicos y dom inant es en otr os m odelos de sociedad.
Así, r esult a pat ét ico observar com o: < < el colapso del patr iar cado ha dej ado t ras de sí al pat rism o, que es
una cult ur a de creencias discr im inatorias, prej uiciosas y pat ernalistas acerca de la inferioridad de las
m uj eres> > ( 10) .

En las sociedades r acionalizadas, tiende a pr evalecer un t ipo de m ent alidad que se aj usta, net a y
coher ent em ent e, a la hom ogeneización y tr ansparencia que éstas requieren par a su funcionam ient o. Aunque
las organizaciones, en su dinám ica transfor m ador a, arr astr an contr adicciones de t ipo cult ur al y social,
rém or as de un pasado m uy pr óxim o aún no super adas por el aceleram ient o del cam bio, ést as propician y
posibilit an, a la vez, que sus m iem br os se for m en en una m oderna ilust ración en dir ect a consonancia con los
nuevos m odos de ser y estar, que exige el coet áneo contexto en que se desarrolla la instit ucionalizada
existencia social. Al m ism o t iem po, la actual y act uante reflexividad provoca el debilit am iento e inform a de la
ilegitim idad de aquellas caducas form as de dom inación - auténticas cast as m edievales incr ust adas en el
ám bito dom éstico- para las actuales circunst ancias individuales, económ icas y sociocult urales. Una r ealidad
paradigm át ica de lo aducido es, precisam ente, el hecho de que < < el conflicto sexual es ahora m ás
pronunciado com o consecuencia del pat rism o defensivo y el fem inism o ofensivo, en un periodo en el que los
sopor tes inst itucionalizados de la división sexual del t rabaj o se hallan en un est ado avanzado de
descom posición> > ( 11) .

A raíz de las m ut aciones or iginadas en la base est ructural de la sociedad, las inst ituciones en su lenta
reconver sión se sust raen de aquellos cont enidos que no responden a la realidad y que car ecen, por t ant o, de
legitim idad nor m at iva en la act ividad social y cot idiana. Sin em bar go, el proceso de sustit ución de los
m odelos es un t ranscur rir gestador de sit uaciones conflictivas que lleva consigo procesos de adaptación e
inadaptación de los individuos y de los sist em as norm ativos. En ot ros t érm inos, el aj uste ent re la realidad
oper at iva, las instit uciones y los individuos no suele ser aut om át ica de m odo que tam poco suele estar exenta
de pr oblem as. Las disonancias, las inadapt aciones, las desavenencias y las disfuncionalidades que se
producen no se lim itan exclusivam ent e a intereses y relaciones de poder y dom inio sino que tam bién abar can
el área de las ideas, cr eencias y valores: los cam bios en la sociedad, la fam ilia y el individuo suponen la
quiebra de cier tas " ident idades" y expect at ivas en la relación con los dem ás actor es sociales y con las
instit uciones.

Cer tezas e incert idum br es han configurado el pasado y configur arán el porvenir . La realidad social, en su
racionalización, es un útil y poderoso inst rum ent o liberador de reducciones elabor adas a part ir de condiciones
estr ucturales diferentes. Las sociedades suj et as a la lógica del sist em a económ ico capitalist a, se encuentr an
inm ersas en una dinám ica que origina la caída continua de las constr ucciones y relaciones sociales de ot ras
épocas. Lo que se suele englobar baj o el concept o de irr acionalidad sigue persist iendo en est as sociedades.
Lo expr esivo, lo em ocional, lo sent im ent al o afectivo no desaparece, com o suelen ar gum entar los nost álgicos
que en su defensa de las const rucciones y represent aciones del pasado pierden en su hor izont e, consciente o
inconscientem ente, la realidad present e: operan con m odelos adscrit os a determ inados cont ext os y los
com paran con refer ent es fam iliares repr esent at ivos de realidades difer ent es, agot ados unos y em ergentes los
otr os. Una not a car acteríst ica de lo social, com únm ent e olvidada, es su condición de ser efím era. Sin
em bargo, el m undo de lo irracional se m ant iene en toda su plenit ud, difer iendo tan sólo la configuración y
expr esión que del m ism o r ealiza el grupo o sociedad en cuestión. En sum a, exist en vínculos que se generan,
en el t iem po, a tr avés de la int er subj etividad y que se const ituyen en expresiones de lo ir racional y,
paralelam ent e, funcionan fuerzas o fact ores en la sociedad que fragilizan y descom ponen los fundam ent os de
aquéllos que no se acom pasan con la viej a y, a la vez, nueva sociedad. Los pr ocesos de construcción y
deconst rucción sociales son const ant es en el m undo de lo social e histórico de m odo que la fam ilia y sus
m iem br os int egr ant es no pueden, de ninguna m aner a, m ant enerse intact os y al m argen del proceso
ir resistible en que se encuent ran inm er sos.

Acept ado el carácter de ensayo abiert o y no exhaust ivo del pr esent e análisis sobr e la fam ilia, conviene
adem ás tener en cuent a el car ácter sum am ent e com plej o de la instit ución fam iliar puesto que son m últ iples
los elem ent os, factores, redes y relaciones, de nat uraleza desigual, los que la configur an, refor m an,
t ransform an y vuelven a configur ar en el cont exto de la sociedad en que se encuent ra em plazada.

I r rebat iblem ent e, una Sociología de la fam ilia tiene que hacer r eferencia a ot ros im port ant es aspect os que le
concier nen y afect an, y que aquí, por r azones obvias, no hem os analizado. Entr e ot ros, cabe señalar, la
distr ibución de la aut oridad, t ipos de fam ilia, st atus y roles, m at rim onio, divor cio, convivencia, violencia,
igualdad y desigualdad, parentesco, et c., etc.

N OTAS BI BLI OGRÁFI CAS

1. T. W. Adorno y M. Horkheim er , La sociedad, Buenos Aires, Editorial Proteo, 1969, p.131.


2. F. Tönnies, Com unidad y asociación, Bar celona, Ediciones Península, 1979, pp.27- 28.
3. L. Garr ido Medina y E. Gil Calvo: < < El concept o de estr ategias fam iliares> > , en L. Gar rr ido Medina y E.
Gil Calvo ( eds.) , Est rategias fam iliares, Madr id, Alianza Editorial, 1993, p.15.
4. E. Tierno Galván, Conocim iento y Ciencias Sociales, Madrid, Editorial Tecnos, Reim p./ 1973, p.69.
5. T. W. Adorno y M. Horkheim er , op. cit., p.141.
6. T. W. Adorno y M. Horkheim er , op. cit., p.137.
7. A. Giddens, Sociología, Madrid, Alianza Editor ial, 1991, p.446.
8. B. S. Turner, El cuer po y la sociedad, México, Fondo de Cultura Económ ica, 1989, p.192.
9. B. S. Turner, op. cit ., p.193.
10. B. S. Turner, op. cit ., p.194.
11. b. S. Tur ner, op. cit., p.195.

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