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“¡NO ME COMPRENDES!

"

OBJETIVO:
Ayudar a los conyugues la importancia de saber escuchar a la pareja para tener una
relación mas llena de confianza y así mantener una convivencia en armonía y fidelidad.

ORACIÓN
Señor, Jesús, Tú viviste en una familia feliz. Haz de nuestras casas una morada de tu
presencia, un hogar cálido y dichoso. Venga la tranquilidad a todos sus miembros, la
serenidad a nuestros nervios. el control a nuestras lenguas, la salud a nuestros cuerpos.

Que la alegría brille en los ojos, la confianza abra todas las puertas, la dicha resplandezca
como un sol; sea la paz la reina de este hogar y la unidad su sólido entramado. Amén.

TEXTO BIBLICO: Santiago 1, 19

TEMÁTICA

"¡NO ME COMPRENDES!" Esa dolorosa expresión se la han escuchado, sin duda, muchos
padres a sus hijos, principalmente cuando son adolescentes y necesitan mucho ser
comprendidos. Los niños, más que ser comprendidos, piden ser oídos: llorando, gritando,
hablando ellos cuando se tiene una visita. Los adultos, si no se los escucha, son ya capaces
de quedarse ellos con lo suyo. Pero los adolescentes, que comienzan a tener opinión propia
y sentimientos fuertes que los afectan, todavía son inseguros, y necesitan no sólo que se los
escuche, sino que se los comprenda y de ese modo se los apoye.
Los hijos tienen que “escuchar”, no sólo “oír” a sus papás; pero igualmente los papás a
sus hijos. Pero mucho más un esposo a su pareja: porque necesita ser comprendido y
apoyado por el otro, como se lo prometieron al casarse. Igual que en nuestra relación con
Dios: no solamente Él tiene que escucharnos a nosotros, que siempre nos escucha y nos
comprende; mucho más nosotros tenemos que escucharle a Él y comprenderle. No sólo he
de ir a Dios para pedirle lo que a mí me interesa, sino para escuchar y aceptar yo lo que me
pide El.
Es normal “pedir”, pero “no oír” al otro; acaso “oír”, pero no “escucharle”. De ahí
vienen los problemas y las peleas en cualquiera de las áreas de convivir en la pareja: el
dinero, el trabajo, el descanso, los caprichos legítimos o los irracionales, los hijos y su
cuidado, los padres o familiares del uno y los del otro, los amigos, las diversiones, el tiempo
que han de dedicarse, la salud que deben cuidar, el trance de la muerte, etc.
Pero tenemos que recordar, cuantas veces sea oportuno,
que hay diversos modos de hablar y de escuchar en toda
vida de relación, y concretamente en la de la pareja en
matrimonio. Un primer modo es el de confrontar ante
los problemas o conflictos con el otro. Muchas veces
se debe confrontar, no dejar las cosas así. Pero
siempre habrá de hacerse con mucho amor, como Dios
nos ama a ambos y quiere la felicidad de los dos en la
pareja, “amaos como yo os he amado”, que dijo Jesús
para ser suyos. De esa manera deberán “escucharse”: no sólo “oyéndose” el uno al otro (a
veces con gritos), sino comprendiendo, aceptándose, perdonándose, sanándose si hubo
heridas. Como Dios nos escucha. Sólo así se logrará la paz. Si no es de ese modo, el
confrontar causa heridas y es negativo hacerlo.
Otro modo de hablar y escucharse en la pareja puede ser el intercambiar opiniones
sobre los problemas que están ocurriendo en cualquiera de las áreas de relación, que
antes mencionábamos, aunque sea el caso de que no hay conflictos de enfrentamiento, sino
necesidad de aclararse y ponerse de acuerdo para vivir en unidad y buena paz. También en
este caso el “hablar” debe ser con el amor que se tienen en su matrimonio, con el amor
con que se le habla a Dios. Y el “escucharse” debería ser igualmente como se le escucha a
Dios, y como Él nos escucha. Sólo así puede lograrse el objetivo deseable en la discusión
o intercambio de ideas: la buena armonía, la buena inteligencia mutua, una mayor paz, una
más grata convivencia en la pareja. Si no fuese así, de nada sirve (1Cor 13, 2).
Un tercer modo de hablar y de escucharse la pareja es dialogar sobre los sentimientos.
Siempre se tienen sentimientos positivos de gozo, de satisfacción, de alegría, o sentimientos
negativos, de tristeza, de temor, o de cólera. Los mencionábamos específicamente en el tema
anterior. Según el signo con que estén afectadas las necesidades en las diversas áreas de
relación en la pareja: necesidad de ser amado, necesidad de ser valorado, necesidad de
pertenecer amando, y necesidad de ser autónomo, satisfechas o insatisfechas, surgen los
diversos sentimientos, positivos o negativos.
No se trata de “hablar” para manifestar al otro su pensamiento acerca del problema, y
mucho menos para acusar. Sino para manifestar al otro los sentimientos que tiene ante
la presencia de ese problema; hablando al otro con mucho amor y por la confianza que
se le tiene. El otro debe “escuchar” con el amor que responde a la confianza que se le está
teniendo, como quien escucha a Dios, queriendo que la palabra no caiga en roca, sino en
tierra preparada para dar fruto. Se escucha no con la inteligencia analizando lo que se oye,
sino con el corazón acogiendo lo que se escucha y a quien habla. De esa manera se logra no
sólo armonía y cierta unidad en la pareja, sino la deseable intimidad, lo único capaz de hacer
sentir la felicidad de vivir unidos en pareja, tanto como soñaban cuando se enamoraron.
DINAMICA: “La escucha en cadena”.
El objetivo de esta actividad es experimentar cómo se transmite la información: se pierde,
se distorsiona y se inventa cuando no se escucha con atención.
Cuatro voluntarios salen de la habitación mientras se explica lo que se va a hacer al resto del
grupo. Entra el primero y se le lee una noticia del periódico. Este debe reproducírsela sin leer
al segundo cuando entre. Y así sucesivamente, el segundo al tercero, y el tercero al cuarto,
quien deberá escribir en la pizarra la noticia resultante.
Después se compara entre todos la noticia original con lo que ha quedado de ella tras la
intervención del cuarto integrante. Se puede observar cómo el receptor recuerda mejor lo
que le llama la atención y no recuerda lo irrelevante para él, y cómo, a medida que va
recibiendo el mensaje, el receptor va traduciendo lo percibido para posteriormente
reconstruirlo en el recuerdo según un proceso lógico en el que la información que le falta
se la imagina. Esto explicaría porque se van añadiendo “cosas nuevas”.

COMPROMISO: elegir un día de la


semana y hablar como pareja como han estado
en la semana y manifestar los sentimientos e
ideas que se tienen para mejorar la relación en
caso que hayan dificultades.

Manuel Jahir Jimenez Rivera


II de Configuración

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