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al revés
TODO
al revés
l
José Miguel Ruiz Valls
Primera edición: enero 2017
ISBN: 978-84-9160-162-3
www.editorialcirculorojo.com
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se lo pedirás a otro,
y te convertirás en un mendigo.
se lo enseñarás a otro,
y te transformarás en un maestro.
Leyendo estos artículos surgen preguntas, y cada vez que surge una
pregunta surge una respuesta. ¿Dónde estaban las respuestas? Qui-
zá estaban dentro de ti y lo habías olvidado… Cuando se responde
una pregunta sientes felicidad. Estás en un momento en el que
no piensas, no recuerdas el pasado, no quieres saber el futuro, ni
siquiera te lo planteas, solo sientes. Parece que es lo más fácil del
mundo, y así es. Pero la mente siempre busca la iluminación en
lo difícil, siempre quiere cosas difíciles y cuando se da cuenta de
que algo es fácil quiere complicarlo. La mente siempre pone en el
futuro su deseo de “iluminarse” y así siempre lo pospone y nunca
lo hace, y sigue engañándonos… Habiendo leído este libro y el an-
terior, me doy cuenta de que los libros no son para que te los creas,
porque si nos crees se transforman en una religión. Lo que dicen los
libros debe servir de ejemplo para tu propia experiencia. No evadir,
sino enfrentar, para poder entender el sentido de la vida ¿Y cuál es?
Te diré lo que yo he sentido que es, ya me dirás qué sientes tú…
Para mi es perder el miedo y simplemente gozar.
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¿DE QUÉ VA ESTO?
Fue el médico y psicólogo Carl Gustav Jung quién dijo que “Aquel
que mira afuera, sueña y quién mira en su interior, despierta”. Lo
que estás empezando a leer es una colección de textos que han
ido surgiendo al mirar en mi interior y que comparto porque sé
que pueden resultar de utilidad para otros que quieran mirar en
su interior. Es ese un viaje para el que no se requiere ningún co-
nocimiento previo, es más, aquello que crees saber, será tu freno.
¿Por qué si no dijo Jesús que “los primeros serán los últimos y los
últimos los primeros”?.. ¿Por qué si no dijo “dejad que los niños
se acerquen a mí”?.. Porque nos quiso advertir sobre el fariseísmo,
sobre la utilización del “saber espiritual” como un fin y no como
un medio, lo cual provoca la ilusión de percibirse como un “doc-
tor entre pacientes”, es decir, separado. Es el destino de todos los
“doctores de la ley”, de los que se creen “intermediarios”, da igual
su religión, seguir pensándose –que no sintiéndose- “superiores
a…”, “separados de…”. El también psicólogo Jonathan Haidt da
en el clavo al decir que “Aquello que reduce al yo –sea lo que fue-
re- crea la oportunidad para vivir una experiencia espiritual”. Es
necesario pues recuperar cierta frescura infantil para poder jugar
a los juegos mentales que te propongo en las páginas que siguen.
Hace falta percibirse inocente, como un niño, para poder tener
una verdadera experiencia no-dual.
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“conocimientos”; pero eso es porque su objetivo no es aumentar
el peso de tu mente sino aligerarlo... Es por eso que no suma sino
que resta... Es por eso que no añade sino que sustrae… Es por
eso que no construye sino que destruye... ¿Cómo se puede ayu-
dar a un cautivo a liberarse, sino privándole de lo que tiene, de
sus cadenas?.. Si después de leer no-dualidad, no sientes que has
perdido algo, seguro que era otra cosa.
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instante, te pueda transportar allí donde no caben argumentos,
al silencio, entendido, no como ausencia de sonido, sino como
ausencia de pensamiento.
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HONESTAMENTE
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todo me parecía más luminoso, más intenso, más vívido. El sim-
ple hecho de inspirar y expirar me llenaba de gozo… Hasta que,
en otro instante, apareció un pensamiento -¿Estás loco, José Mi-
guel?.. ¿Cómo puedes estar sonriendo en el lamentable estado en
que te encuentras?-. Entonces hice un esfuerzo por contenerme y
regresar al “estado normal”, eso es, a lamentarme por mi falta de
trabajo, de dinero, por mi soledad.
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en realidad no hay nada que decidir. La práctica de la honestidad
me permite saber que me estoy mintiendo cuando me estoy min-
tiendo... Me permite contemplar mi propia locura... ¡Y eso me
hace reír!
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UN POCO DE CIENCIA
Hasta no hace mucho, los físicos creían que los cuerpos celestes
estaban suspendidos en la nada, es decir, que no había nada entre
ellos, aparte de distancia o espacio vacío. Tal creencia, trasladada
a todo nivel fractal, les llevó a concebir el universo, no como un
“único ente” autoorganizado sino como una “caótica pluralidad”
de entes aislados. Esta “visión caótica” que reflejó Darwin en su
teoría, nos ha llevado a todos a creer en una evolución basada en
la competencia, en el conflicto permanente entre sujetos inde-
pendientes. -No interdependientes-.
Pero, a día de hoy, los físicos ya han averiguado que ese es-
pacio que imaginaron vacío, en realidad está muy lleno, hasta el
punto de que, ellos mismos, dicen que representa el 95% de la
masa existente en el universo, y lo han rebautizado como “energía
oscura”, ya que, al no reflejar la luz, resulta invisible, pero pue-
den saber que está ahí por su efecto en la expansión del universo
visible –Por su empuje-.
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por energía oscura, y las moléculas que forman dichos seres están
unidas por energía oscura... Significa que existe algo no manifies-
to, que representa el 95% de todo lo que hay, que hace posible,
además, que se manifieste el otro 5% que hasta ahora creíamos
que era todo. Como el silencio que une a dos notas musicales y
hace posible la música, es esa oscuridad lo que permite la mani-
festación de todas las formas; una fuerza invisible que envuelve,
abraza a cada objeto, a cada sujeto, impidiendo que se desintegre,
permitiéndole ser... ¡Amándolo!
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LA AUTÉNTICA REVOLUCIÓN
Seguro que acierto si digo que, nunca antes, hubo tantos seres
humanos compartiendo el deseo de “iluminarse”… ¿Por qué?..
¿Es que el sol no luce allá donde viven?.. ¡Vaya tontería acabo
de decir, ¿no?!… Puede que sí pero, ¿realmente tenemos todos
claro que, el que quiere iluminarse, es porque se percibe oscure-
cido, ofuscado, confundido?… ¿Disponemos de suficiente valor,
fortaleza, energía, para reconocer nuestra propia confusión?.. Y
al reconocer nuestra confusión, ¿no estamos reconociendo que
nada de lo que hemos acumulado en nuestra memoria nos ha
servido para salir de ese estado?.. ¿No deberíamos pues, prescindir
de todo aquello que hemos “aprendido”?.. ¿No deberíamos poner
la atención en donde nunca la hemos puesto?
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libertad es la máxima realización y la verdad el medio para conse-
guirla… ¿Y de qué puede liberar la verdad sino de la confusión?
La mente coge agua del río y la mira con lupa, para saber lo
que es un río, pero no se da cuenta de que, en el momento en que
la cogió, esa agua dejó de ser río. La mente graba experiencias a
medida que van sucediendo y las convierte en fotos fijas, en con-
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ceptos que acaban sustituyendo a la realidad, y eso tiene su riesgo.
Un ejemplo: Hay estudios que indican que muchos accidentes de
tráfico suceden en tramos muy conocidos para el conductor, lo
cual parece desafiar toda lógica, pero no es así. Y es que, cuando
desconoces la carretera por la que circulas, te mantienes alerta,
pero a medida que la vas conociendo, la mente genera un recuer-
do de la ruta que te permite conducir “de memoria”… ¡Memoria
en la que no figura el árbol que acaba de caer!
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El único error que existe es mental y es en la propia mente
donde se tiene que reparar, lógicamente. En realidad, a medida
que van llegando las olas de información a tu presente, las vas
recibiendo, aunque tu mente insista en ignorarlas, aunque no
quiera darse cuenta en presente… ¿Qué es sino “darse cuenta”?..
¿Dónde estaba eso de lo que te acabas de dar cuenta, antes de dar-
te cuenta?.. ¿Por qué no necesitas que nadie, ni obispos ni jueces,
ratifiquen aquello de lo que te das cuenta?.. ¿Por qué no dudas
de lo que te das cuenta?.. El hecho de que tu mente se niegue a
subirse a la ola, no significa que la ola no exista. Tan solo significa
que tu mente elige la confusión... ¡Porque tiene miedo!… Pero el
miedo solo hace que tenga que enfrentar, cada vez, una ola más
grande. Por eso tus experiencias de vida parecen repetirse pero
aumentadas… ¡Es lo que llamamos sufrir!.. Es el único medio de
asegurar la iluminación para todos.
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que otro ser sufriente que aspira a dejar de sufrir -como todos-,
puedes entender que, dejar de sufrir, es la auténtica revolución
planetaria en la que todos estamos inmersos… Entonces puedes
entender que no hay nada más revolucionario que vivir lo que
eres, tal como eres… -¡Qué gran alivio, dejar de fingir!-... Pue-
des experimentar que, aceptar lo que eres, lleva necesariamente a
amar lo que eres; y el amor es “el cambio” que todos estamos bus-
cando… Puedes darte cuenta de que, cuando te conoces, cuando
te amas, necesariamente conoces y amas a los demás, pues todos
somos lo mismo… ¡Has descubierto el sentido común; el único
sentido que no se presta a confusión!
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LO QUE NOS UNE
Pero hay otras personas, a las que se suele confundir con los “no
creyentes” que, de entrada, niegan toda trascendencia, niegan cual-
quier Dios, lo que significa que no están dispuestos a cuestionar la
existencia de ninguno. Son los ateos. Ellos opinan que si hubiera
un ser divino, no habría creado personas con deficiencias mentales,
y es solo un ejemplo pues, en realidad, aplican el mismo argumen-
to a cualquier cosa que perciben como imperfecta o “mala”. Para
ellos, cada “imperfección” o “maldad” demuestra la irrealidad de
un Dios que, por definición, debería ser perfecto y bueno, y debe-
ría crear cosas perfectas y buenas.
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ser deficiente?.. En realidad, lo que viene a expresar el ateo con
tal argumento es que le disgusta que haya “deficientes”, como le
disgusta que haya “malos”, y está enfadado con Dios por no haber
amoldado la creación a sus gustos personales.
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colores, más aún, existen tantas formas en el reino animal, que los
cineastas lo tienen muy difícil cuando quieren fabricar un aliení-
gena “original” para sus películas.
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en el caso de las carnívoras, para cazarlos. Un rayo puede arrasar
una pradera pero en Australia las praderas se regeneran gracias a
los rayos. Un volcán puede arrasar grandes extensiones pero gra-
cias a ellos podemos veranear en las Canarias. Un meteoro puede
arrasar el planeta entero pero gracias a uno, que al parecer, extin-
guió a los saurios, podemos presumir de ser los actuales “amos
del mundo”.
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LAS PALABRAs se
quedan cortas
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La cuestión es que toda sensación psíquica depende, no de lo
que nos hagan los demás sino de nuestra propia opinión sobre
lo que nos hacen, y no por otra cosa uno te quería matar y otro
ni se inmutó cuando les insultaste con la misma palabra. Esto
es tanto como decir que la misma experiencia será memorizada
como dolorosa o no, según tu umbral de dolor psíquico, que a
su vez, depende de tus juicios, de tus gustos, de tus opiniones. La
acumulación de juicios “dolorosos” en tu memoria, te hará creer
que tu vida es un infierno.
Hay una frase célebre que dice que “quién olvida su pasado se
condena a repetirlo”, pero lo cierto es que quién olvida su pasado,
olvida su dolor y deja de sufrir. Si el pasado es el problema ¿Cómo
puede ser la solución? Buscar soluciones en el pasado, es extraer
problemas de la memoria, de la “biblioteca de acumulación de jui-
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cios” que, al reproducirlos en el presente, se perpetúan en el futuro.
Olvidar el pasado no es otra cosa que perdonar, borrar, limpiar,
vaciar. La mente no puede entender que restando se sume, y lo
juzga como “locura”, pero observa el mundo ahora, en silencio, sin
juicios, sin etiquetas, y comprueba lo que ha fabricado la mente.
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EL ÁNGEL DE LA GUARDA
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Y así, la mente nos impulsa a correr en una carrera sin meta, nos
aboca a un esfuerzo sin fin cuyo único objetivo es acumular, adquirir
nuevas experiencias que nos permitan olvidar aquella misteriosa sen-
sación. El resultado, paradójicamente, es que, cuanto más consegui-
mos, más nerviosismo, incomodidad, insatisfacción manifestamos.
La vida se convierte en una aburrida, en una previsible sucesión de
borracheras y resacas… Y es ese mismo aburrimiento el que, tarde o
temprano, fuerza a la mente a admitir que ese no es el camino.
De haber algún error, nunca puede estar en “lo que es” sino en
nuestra limitada percepción de “lo que es”, que se traduce en un
entendimiento parcial, o lo que es lo mismo, en una falta de en-
tendimiento total... No es difícil observar como nuestra mente,
de manera automática, selecciona aquellas piezas que le gustan y
rechaza aquellas que le disgustan. Su rechazo a encajar todas las
piezas le impide completar el puzzle, por tanto, le impide percibir
la misma imagen que ansía contemplar.
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ten en la medida en que nos resultan necesarios para nuestro pro-
pio entendimiento y desaparecen cuando ya no lo son. Dicho de
otro modo: Si ves a otro, es porque te hace falta otro... ¡Para ver!
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No es difícil darse cuenta de que, quién coincide en todo, en
nada amplía su comprensión, pues aquello en lo que se coincide
es porque ya se sabía. Y eso nos indica que, para ampliar nuestra
comprensión, tenemos que permitirnos observar justo aquello
que nos enfada, aquello con lo que no estamos de acuerdo, aque-
llo que nos disgusta, aquello que nos da miedo. -Que es como
decir que tenemos que permitirnos observar nuestro ego-. Solo
así se pueden obtener todas las piezas y completar el puzzle. Solo
así podremos trascender nuestra comprensión parcial… ¡Solo así
se puede alcanzar la comprensión total!
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¿ESTÁ CLARO?
Suele repetirse mucho, por ejemplo, que “la verdad está más
allá de la mente” o que “la verdad no es intelectual”. La utiliza-
ción de tales expresiones, sin más explicación, parece más orien-
tada a convencer al lector de que el que escribe es una autoridad,
que a ofrecerle pautas con las que pueda descubrir su propia ver-
dad... ¿Para qué puede servirle, al que aún no tiene consciencia
de haber trascendido la mente, saber que la verdad está fuera de
ella?.. Asumir intelectualmente que “la verdad no es intelectual”,
sin haberlo experimentado, está dificultando que muchos seres
lo puedan experimentar pues, paradójicamente, eso les lleva a
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prescindir del intelecto… -Si la verdad está más allá de la mente
¿Cómo me puedes ayudar a encontrarla con tus razonamientos
mentales?- suelen argumentar, pero -¿acaso para ir “más allá” del
mar no hay que atravesar el mar?-
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Es muy fácil comprobar, por propia experiencia, como cada
contradicción mental que eliminas, aumenta tu energía, tu vita-
lidad, tu vida. Es muy fácil comprobar cómo cada conflicto no
resuelto, la va agotando. El único error que existe es mental, es
un simple malentendido, y es en la propia mente donde tiene
que enmendarse. Pretender atajar la racionalidad imposibilita ese
ejercicio de autoindagación, impidiendo, en consecuencia, recu-
perar la energía que necesitas para iluminarte. Si prescindes del
conocimiento que se obtiene por propia experiencia, te obligas a
creer, porque no hay más opciones. Pero el conocimiento genera
confianza, valor, fortaleza... ¡Energía!.. Y creer, por contra, genera
inseguridad, y la inseguridad es miedo... ¿Y qué indica el miedo
sino una pérdida energética?
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La mente, cuando no ve, piensa que es porque no está aquello
que debe ver, y eso es porque no está programada para descubrir
sus propios fallos. Como no ve, se pone a buscar automáticamen-
te. Así es como inventa el futuro y te llena de ansiedad. Pero la
mente no tiene ninguna intención de causarte daño. Es como un
ordenador que no hace sino seguir las instrucciones de su dueño;
y es su dueño el que le ha dicho ¡quiero ver!, sin darle instruc-
ciones concretas de cómo lograrlo… ¿Y a falta de instrucciones,
qué puede hacer la mente sino tirar de memoria?.. ¿Y cómo le va
a ayudar la memoria a ver lo que nunca ha visto?.. La buena no-
ticia es que la mente, como un ordenador, se puede reprogramar,
y eso se hace, convenciéndola, en su propio idioma, razonando,
de que si no ve, es porque no ha prestado la suficiente atención.
Entonces dejará de buscar y se pondrá a observar y ya no hará
falta que leas más sobre consciencia ni acudas a ningún evento.
Mientras tanto, puede serte muy útil realizar tales actividades,
porque, si te fijas, te darás cuenta de que a la mente no le gusta
dar la razón; por tanto, si has visto alguna razón en alguna de
estas palabras, has ido más allá de la mente.
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HÁGASE TU VOLUNTAD
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tual, buscador del espíritu, debes admitir que, hasta este mismo
instante no has encontrado al espíritu. Debes admitir que nada
de lo que has aprendido, hasta ahora, te ha ayudado a conocer
al espíritu. Debes aceptar que todo lo que tienes son creencias
que, al ser para ti incuestionables, te impiden hacerte preguntas,
te impiden averiguar, te impiden saber hasta qué punto se puede
saber. Cuando aceptas que no sabes, que las cosas que tienes en
la mente “no te sirven”, no temes vaciar tu mente… Y una mente
vacía es una mente silenciosa, tranquila, calmada, en paz… Y es
en ese estado de paz donde puedes reconocer a Dios, donde pue-
des reconocerte a ti... Y es que, mientras creas que Dios está fuera
¿Cómo lo vas a buscar dentro?
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creyentes tienen una imagen mental de Dios porque, al no saber lo
que es la mente, creen que pueden meter a Dios en ella. Pero el que
humildemente reconoce que su mente limitada no puede abarcar
lo ilimitado; o el que se da cuenta de que Dios no puede tener una
imagen estática, inmóvil, -pues si así fuera, estaría limitado por esa
propia imagen-, en el mismo momento en que reconoce su igno-
rancia, se reconoce inocente y deja de sentirse “no digno de Dios”...
¿Crearía Dios algo indigno de sí mismo?
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LA PLENITUD DEL AMOR
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se avergüencen de sus instintos corporales y los repriman men-
talmente. -Aunque no se hayan parado a investigar que “cosa”
pueda ser la mente-. Ellos creen que debe morir su parte animal
para que pueda nacer su parte espiritual. Creen que tienen la
misión de “evolucionar”, no en el sentido de moverse, sino en el
sentido de “dejar de ser una cosa para ser otra” y eso les provoca
angustia, ansiedad, insatisfacción, por creer que ahora no son lo
que deberían ser. Al ansiar ser “otra cosa”, se muestran discon-
formes con “la cosa que ahora son”, y su rechazo a lo que ahora
son les impide apreciar lo que ahora son; les impide conocerse,
amarse. Es por ello que creen que el camino para encontrar el
espíritu pasa por el autodesprecio, por el automaltrato, incluso
por la autoamputación. -Obviamente, no se puede amar aquello
de lo que se reniega-.
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Ahora imagina que puedes poner tu atención en cualquiera de
las tres realidades. Si pones la atención en tu realidad corporal, es
decir, si es tu cuerpo lo que consideras más importante, tendrás
experiencias animales, instintivas. Si prestas atención a tu mente
tendrás “gustos y disgustos”; juzgarás y elegirás, y ello te llevará
a creer, por un tiempo, que eres libre, hasta que te des cuenta de
que elegir no hace desaparecer ninguna “necesidad”. Solo fiján-
dote en la realidad espiritual tendrás experiencias trascendentes.
Puede que, a primera vista, te parezca paradójico, pero solo pue-
des salir del estado de necesidad cuando consideras una necesidad
salir de ese estado, y ello ocurre, cuando sientes, aunque sea un
instante, la plenitud del amor.
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AL CIELO EN UN INSTANTE
Todo deseo futuro expresa una queja actual, y toda queja ac-
tual te lleva a pensar que eres infeliz, ahora. Quién desea ser me-
jor de lo que es, es porque piensa que es peor de lo que debería
ser... ¿Y quién establece lo que debería ser?.. La mente, que nunca
se conforma con lo que es- -Los creyentes dirían el diablo, que no
acepta la creación tal como Dios la creó-.
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Para cambiar no hay que esforzarse, en absoluto. Todo esfuer-
zo implica sufrimiento... ¡Y para qué querríamos cambiar sino
para dejar de sufrir!.. Cambiar, en realidad, supone un descanso,
supone aceptarse, tal como uno es, ahora; no juzgarse por lo que
se es. Supone no desear que el mundo sea distinto pues al que-
jarse es cuando se ve como un valle de lágrimas y ya sabemos
adónde conduce verlo así. Cambiar supone relajar la mente, dejar
de pensar... ¡Para poder sentir!.. ¿O es que se puede hacer ambas
cosas a la vez?
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demás, pues estamos todos hechos con lo mismo… ¿O no?.. Si
te quejas de cómo estás hecho, también te quejas de quién te ha
hecho, da igual cómo le llames… Si no te gusta lo que es, piensas
en cambiarlo, y acabas “asfaltando el paraíso”. Pero al pretender
cambiar “lo de fuera” para adaptarlo a tus gustos ¿No estás inten-
tando, precisamente, no cambiar tú?
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¿TE SIENTES VÍCTIMA?
Quién piensa como víctima, solo por eso, ya sufre. Quién sufre,
no tiene paz. Quién no tiene paz ¿Cómo va a dar paz a los demás?
Es cierto que la paz surge de aceptar todo tal como es, pero
identificarse con algo no es lo mismo que aceptarlo. La identi-
ficación es una actividad mental, la aceptación es una no-acti-
vidad que se da en un “lugar” más profundo. Cuando te iden-
tificas, sientes que hay resistencia “en tu cabeza”. Identificarse
es pensar “acepto que soy débil pero ya verás cuando sea fuerte
jeje”; y en ese “jeje” hay revanchismo, odio, rencor, hay envidia.
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remedio, de creer en un futuro en el que se pueda “corregir” tu
presente... ¡Y eso te llena de ansiedad!
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ber para que no quieras verla salvo el miedo?.. Así, el miedo hace
que le des a la victima una importancia que no tiene. El miedo la
transforma, de personaje secundario, en protagonista pero ¿quién
es el protagonista de tu vida sino tú?.. Te has identificado con la
víctima y eso te lleva a pensar que tu vida no es suficientemente
buena, que tienes que “cambiar”... ¡Y eso te llena de ansiedad!
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BIENVENIDO AL AHORA
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Podemos conceptualizar pues el desapego como la ausencia
de repetición de ideas en la mente y el deseo como la repetición
compulsiva de una idea. De ello son muy conscientes los publi-
cistas, que no persiguen otra cosa que instalar ideas en la mente
del consumidor a base de repetirlas- -De lo que no son conscien-
tes es de que ellos también son consumidores-.
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EL VALOR DE LA EXPERIENCIA
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vale la pena buscar causas concretas de infelicidad cuando la mis-
ma repetición, la monotonía, es ya una causa-. Y es cuando la in-
felicidad te parece insoportable cuando estás dispuesto a tantear
otra imagen distinta de ti, con tal de librarte de ella. Así, cuando
decides cambiar, lo que decides realmente es desprenderte del
miedo que te hace infeliz.
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tuvo que ocurrir para que pudieras tomar tu decisión, ahora, en
este mismo instante; y que para tomar tu decisión, lo único que
había que cambiar era el miedo por amor… ¿Qué te ha parecido
la experiencia?
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CAMINO A LA NADA
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Vivimos en el reino de la mente, del tiempo, de la ilusión y
deseamos vivir en el reino de la consciencia, de la eternidad, de la
realidad. Pero debemos entender que se trata de estados mentales
y que pasar de uno a otro no significa cambiar de espacio ni de
tiempo sino, tan solo, cambiar la manera de percibir. Se trata
de entender que TODO está bien, que no podría estar de otra
manera, que somos nosotros lo que elegimos estar mal, percibir
mal. En el espacio-tiempo nos sentimos imperfectos porque la
percepción del tiempo nos hace sentir efímeros y la percepción
del espacio nos hace sentir ínfimos. En la eternidad, en el ahora,
no nos sentimos así porque desaparecen tales límites espacio-tem-
porales. Por tanto, no hay que hacer nada para “ser eternos” pues
ya lo somos... ¿Acaso se puede tener la experiencia de no-ser?
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LA SEÑAL
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relevante para “vencerle”. Esto significa que los datos que ofrece
la mente tienen que ver con una intención.
Pero todavía hay un riesgo mayor, pues si creo que estoy des-
pierto cuando veo señales externas... ¿Qué hago si no las veo?..
Si capto señales de que soy feliz, lo creo y lo soy pero, si no las
capto... ¿Espero para ser feliz, a que se presenten las señales, a que
se den “circunstancias favorables”?.. Si el despertar es un estado
de calma, de certeza, de “no duda”... ¿Cómo puedo dudar si estoy
o no despierto?.. ¿No es la misma duda la señal que me indica
que no lo estoy?
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EL PROBLEMA DE
LA PERCEPCIÓN
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zando, por ejemplo, la hipnosis... ¿Es verdad lo que el hipnotiza-
do está experimentando? Para él, por supuesto que sí... ¿Qué es su
verdad sino aquello que percibe que le está ocurriendo?
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que, en un momento dado, nos damos cuenta de que todo cono-
cimiento se olvida, y por tanto, de que el conocimiento no puede
ser “la meta”… ¡Y nos volvemos a frustrar!
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LA MÁQUINA DEL TIEMPO
Si afirmo que estamos vivos, tal vez pienses que he dicho una ob-
viedad. Si te pregunto, ¿Cómo sabes que estás vivo? te induciré a
comprobarlo, a “sentirlo”. Si, abusando de tu paciencia, te vuelvo
a preguntar, ¿cuándo puedes sentirlo? me dirás, -¡Ahora mismo!-
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Es muy fácil experimentar el momento presente. Tan fácil
como preguntarte ¿Cómo sé que estoy vivo?.. Tan fácil como tra-
gar una gran bocanada de aire. Si inspiras y expiras varias veces,
comprobarás que vas adquiriendo una mayor consciencia de ti
mismo, que tu vitalidad aumenta, que te sientes más vivo... Has-
ta que, en un momento dado, te sorprendes pensando en algo
que sucedió o que, supuestamente sucederá, y entiendes que esa
sensación de “estar vivo” es incompatible con “estar pensando”.
Entonces, puede que le ordenes a tu mente ¡Deja de pensar en el
futuro o en el pasado!.. ¡Déjame seguir sintiendo el presente!.. Y
compruebes que tu mente ¡No te obedece!
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Hay personas que, creyendo haber reconocido su incapacidad
para dejar de pensar, se esfuerzan en combatir los pensamientos
que les atormentan con otros pensamientos que juzgan “positi-
vos”. La idea es sustituir los pensamientos que “hacen sentir mal”
por otros “que hagan sentir bien”. Así inician una guerra intermi-
nable de “pensamientos buenos” contra “pensamientos malos”,
que no hará sino aumentar su nivel de ansiedad.
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UN SUCESO IMPREDECIBLE
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que pienso que perderé mi libertad de fumar cuando me venga en
gana. En mi inconsciencia, no veo una ganancia sino una pérdida,
lo que me obliga a seguir fumando, a seguir tosiendo, y a inten-
tar acostumbrarme a que, cada cigarrillo, me siga recordando mi
imperfección, y siga aumentando mi sensación de impotencia.
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deja de importarme la perfección... Y al no querer cambiar nada,
puedo amarlo todo, tal como es, puedo amarme, tal como soy...
¡Hizo falta que un suceso impredecible me ayudara a entender,
que no hay tiempo que perder!
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Tanto si crees como si no
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Quién se reconoce perfecto, se obliga a pensar perfectamente,
y tú no quieres obligarte, pues piensas que eso sería perder liber-
tad pero, al no querer obligarte a pensar perfectamente ¿No te
estás obligando a pensar imperfectamente?
Al fin y al cabo, tanto los que creen como los que no, sabe-
mos que Dios es lo infinito, y sabemos que, siendo infinito, ocupa
TODO… La elección es muy simple, o eres Dios… ¡O no existes!
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LA LIBERTAD DE ELEGIR
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el que, en general, reparte infelicidad, ¿Qué hace sino repartir,
generosamente, lo único que tiene?
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LA ENERGÍA DE LA VIDA
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te sorprenderá, lo que hará que tu cuerpo se contraiga y tu mente
perciba la descarga como “desagradable”. Pero si estás suficien-
temente alerta, lo verás acercarse y no te sorprenderá. Tendrás
tiempo para decirte a ti mismo -Tan solo es un pensamiento lo
que viene, y un pensamiento no puede causar ningún daño. Voy
a relajarme en lugar de contraerme, voy a abrirme en lugar de ce-
rrarme, y así podré observar lo que es el miedo en realidad- Cuan-
do lo logres, comprobarás que no es más que una sensación eléc-
trica que recorre tu cuerpo... ¡Y desaparece!.. Cuando lo logres,
habrás visto el miedo en su estado puro, en su estado físico, sin
el aditivo psicológico que lo hace parecer “desagradable”. Habrás
podido disociar la señal eléctrica de la opinión “desagradable”
que la acompaña... ¡Habrás aprendido a despojar al miedo del
juicio “desagradable”!
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una entrada al paraíso. Lo entienden como un negocio: “Hago
esto y me lo pagas”. No quieren darse cuenta de que causar daño
genera culpa y miedo; de que la cuestión no es que el culpable
encuentre cerradas las puertas del cielo y no pueda ser feliz en el
futuro, sino de que es infeliz, ahora mismo, en el presente. Si se
dieran cuenta, se plantearían cancelar la culpa, reparar el daño,
ahora, a fin de poder enfrentar su miedo, ahora.
Ya sabes todo lo que hay que saber para poder llevar a cabo el
experimento exitosamente. Puedes hacerlo ahora o dejarlo para
otro ahora. Cuando lo logres, pensarás -¡El miedo que me hubie-
ra ahorrado de haberlo hecho antes!-... Aunque tampoco es para
sentirse culpable... ¡Es solo es una película!
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CUANDO CREES DESPERTAR
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Los pensamientos te incapacitan para mantener la atención en
tus sentidos, para mantenerte despierto.
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¿Y qué puede hacer la mente, aparte de soñar y pensar?.. Si
toda la actividad mental es percibida como sueños y pensamien-
tos y tanto los unos como los otros son producto de la fantasía,
¿no es la propia mente una fantasía, algo falso, “algo que no es”?..
¿No es la propia mente la que te mantiene en ese estado soporífe-
ro?.. Por tanto, la realidad, lo verdadero, “lo que sí es”, debe estar,
necesariamente, más allá de la mente, y para ser consciente, hay
que olvidar todos los sueños, todos los pensamientos, todas las
fantasías, a fin de que no sigan secuestrando tu atención.
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¿HAY ALGUIEN AHÍ?
Todos hemos recordado alguna vez algún sueño, y eso nos in-
dica que sí pueden ingresar en la memoria; pero lo cierto es que,
cuando lo hacen, no depende tanto de nuestra voluntad como del
impacto que producen, muchas veces al provocarnos un miedo
intenso pero también al provocarnos un intenso placer. Y es que
un sueño puede desencadenar emociones e incluso respuestas fi-
siológicas, como cuando un hombre eyacula por estar soñando
un orgasmo. Está claro pues que los sueños tienen cierta capaci-
dad de controlar lo que ocurre pero ¿Quién controla los sueños?
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el sueño y mucho menos el monstruo que surge dentro del sueño,
y resulta que con los impactos que producen los sueños -y los
pensamientos-, se va construyendo la memoria, ¿quién elige tu
memoria?.. Considerando que nuestra memoria es nuestra histo-
ria y nuestra historia es nuestra personalidad, -lo que creemos que
somos-, ¿Quién está fabricando nuestra historia, nuestra persona-
lidad?.. ¿Quién nos está fabricando?
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Así pues, no podemos identificar ninguna entidad, ningún
“yo” con voluntad de recibir y coleccionar pensamientos y sue-
ños... ¡Pero tampoco podemos identificar ningún “yo” como emi-
sor!.. Lo único que podemos decir, si nos atenemos a nuestra
percepción, es que los pensamientos y los sueños surgen de la
nada y a la nada regresan y que, por tanto, nuestra personalidad,
nuestro yo, está haciendo el mismo camino... ¡Y eso significa que
tú eres Nada!.. Pero no te ofendas, no sufras porque te lo diga...
¿Qué hay de malo en llamarse Nada?.. Es solo un nombre, una
palabra, y tú no eres una palabra... Tú eres Nada-El-que-recibe y
eres Nada-El-que-emite... Por tanto… ¡Eres TODO!
84
CONSCIENCIA SEXUAL
Pero nadie puede dejar de expresar lo que es; y es por eso que
te ves obligado a echar mano del romanticismo, que no es más
que otro pensamiento, un disfraz mental con el que ocultar tu
instinto sexual. Tras miles de poemas, canciones, novelas, pelícu-
las y fiestas ensalzándolo, a pocos se les ocurre cuestionarse si, de
verdad, el romanticismo tiene algo que ver con el amor.
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Una hoja de parra es pues, lo que establece la diferencia; lo que
pone de manifiesto nuestra vergüenza, nuestro miedo a mostrar
lo que somos. Y sobre tal símbolo hemos construido una civili-
zación hipócrita, en la que no faltan doctores que se devanan los
sesos tratando de hallar la frontera entre erotismo y pornografía,
entre romanticismo y sexualidad.
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Mientras sigamos negando que somos animales, menospre-
ciaremos a los seres que nos lo recuerdan, eso es, a los animales.
Mientras sigamos negando nuestros instintos, nuestros instintos
nos seguirán controlando, desde ese lugar de la memoria en el
que los escondimos, pues de igual manera que esconder el polvo
debajo de la alfombra no nos libra de los ácaros, disfrazar nues-
tros instintos no nos libra de su influjo. Es cierto que el romanti-
cismo nos inmuniza de la locura que surge de la represión, pero
nos enferma con la locura que surge de la ilusión.
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CUANDO QUIERAS
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que estés triste?.. ¿Tiene algún beneficio tu tristeza para tu pareja
muerta?.. ¿Tiene algún beneficio para ti?.. ¿Por qué elegir estar
triste?.. ¿Qué razón puedes tener para sentirte triste pudiendo ha-
cer el amor con quién desees?
Pero también hay quién piensa que el ser humano está irre-
mediablemente partido entre los sentimientos que brotan de su
corazón y los razonamientos que brotan de su mente. Para ellos,
el ser humano es una especie de campo de batalla en el que están
condenados a enfrentarse sentimientos y razonamientos, por los
siglos de los siglos... ¡Han convertido la propia contradicción en
su seña de identidad!.. Reprimir el alivio, la felicidad, es lo que
hace que quede fijada en la mente su búsqueda. Así se convierten
en eternos buscadores.
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ser por el que sufres... Ya ves, probablemente nunca te hayan di-
cho algo tan “positivo” y sin embargo, una parte de ti se resiste a
admitirlo. Es la parte de ti que siempre elije sentirse desgraciado.
90
LA SENSACIÓN DE AMAR
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mente… ¡La mente se resiste a ser expulsada!.. La mente quiere
controlarlo todo con sus pensamientos, incluido el amor del que
nada sabe; y en el momento en que se pone a pensar, el amor deja
de ser una experiencia plena y por tanto, deja de percibirse amor.
92
EL PROPÓSITO DE LA VIDA
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el presente, que es donde está. La cuestión se vuelve un poco más
simple cuando reformulo la pregunta… ¿Me siento satisfecho
con la vida que estoy viviendo?
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Ahora tengo claro que todos los que se comparan con los demás
y mantienen la esperanza en un futuro “mejor” sienten miedo, y
eso me indica que, en realidad, no hay nadie a quién envidiar. Me
doy cuenta de que no somos tan distintos; y esa comprensión de
estar todos unidos por el miedo hace brotar un sentimiento de
fraternidad, de compasión, que me tranquiliza… Me da paz…
95
EL FINAL DE LA PESADILLA
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Puede que, al plantear la cuestión, llegue un pensamiento y le
intente convencer de que “No puede liberarse solo”. Si lo logra,
como, en realidad, es imposible renunciar al deseo de libertad,
buscará a alguien o algo que le libere “desde fuera”. Entonces,
creerá en la “suerte” -la lotería me liberará-, en la política -el líder
me liberará-, en la magia -Dios me liberará-, y creerá en todas esas
cosas conjuntamente porque, en realidad, no confía en ninguna
de ellas pues ¿Si cree que su Dios se basta para liberarle, para qué
quiere a los políticos?… Como ves, un único pensamiento puede
adoptar muchas formas: “No puedo solo”, “no tengo el poder”,
“otro tiene el poder”, “estoy en manos de otro”, “no soy libre”…
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SENTIRSE “TODO”
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obtienes la certeza de que, cualquier experiencia “que se presente”
no es fruto de tu obstinación.
Meditar es pasar a través del árbol -la mente-, para poder ver el
bosque -el ser-. La mente es una pequeña parte de ti que preten-
de abarcarte, completamente, con el pensamiento. Es como una
sardina que pretende comerse una ballena. Basta entender que
poner atención al “sentir” es quitar atención al “pensar”; que sen-
tir te ancla al presente y pensar es navegar al futuro o pasado… ¡Y
la vida, la realidad, está siempre en el presente!
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NOS VEMOS EN LA CIMA
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tomar impulso hacia la realidad espiritual que pretende alcanzar.
En mi experiencia, el mejor punto de anclaje es la respiración. Se
trata de tomar consciencia de cada inspiración y expiración (Me-
jor desde el vientre, sintiendo subir y bajar el diafragma, que des-
de el pecho) y no perder esa consciencia, pues si la atención del
meditador se va detrás de cualquier pensamiento que aparezca en
su pantalla mental, dejará de prestar atención al punto de anclaje,
y eso le hará sentirse inseguro, con lo que surgirá el miedo y la
parálisis. En tal supuesto, la mente retomará rápidamente el con-
trol, no porque quiera impedir nuestra experiencia trascendente,
sino porque la mente tiene la “misión” de velar por su dueño, y
acaba de percibir que su dueño se ha perdido.
Así pues, tanto para subir montañas como para ascender en co-
nocimiento, solo hay que respetar la más sencilla de las reglas, que no
es otra que “No perder pie”. “Creer” que se puede ignorar tal regla,
es locura; es lo que te lleva a pensar que puedes perderte; es lo que te
hace regresar, una y otra vez, al campo base, al estado mental.
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AL OTRO LADO
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ces te quedas con la sensación de un niño al que le quitan un
helado, justo cuando está empezando a degustarlo. Esa sensación,
digamos “frustrante”, te permite comprender lo que es la incons-
ciencia, al sentir, al conocer sus efectos -siendo, por tanto, una
toma de consciencia-. Ahora conoces el sabor del helado... Ahora
te apetece más... Y eso te lleva a preguntarte ¿Podría dilatar, ex-
pandir, la experiencia?
103
DATE CUENTA
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el control una y otra vez… ¡Hay que olvidar la eternidad para
ingresar en el tiempo!
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dición, de plenitud, que es “darse cuenta”!… ¡Y puedas llegar a
ser consciente del ahora, del único momento en el que te puedes
“dar cuenta”!
106
EL LÍMITE DE LA MENTE
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si así fuera, tendría una poderosa razón para no tener más miedo
ya que la muerte del cuerpo no tendría por qué determinar su
propia muerte. Ese es el verdadero propósito de la mente al hacer
sus preguntas, deshacerse del miedo. Por tanto, la pregunta clave
puede ser ¿Sobrevive la mente al cuerpo?
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¡Amor!.. Es al sentirme unido a otras personas, a otros seres, al
universo… Esos raros instantes me dan a entender que el miedo
no es mi naturaleza, pues el hecho de que alguna vez se vaya y
yo me quede, significa que no estoy hecho de miedo, que puedo
prescindir de él… Y eso me hace entender que el amor es la cura
del miedo… ¡Que, a más amor, menos miedo!
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DOS VIAS A ELEGIR
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rios no inspiran mucha tranquilidad ni confianza. Si definimos algo
como misterioso es porque desconocemos qué es y desconocemos
sus consecuencias y eso nos hace dudar, y la duda es miedo.
La fe, de existir, debe ser una certeza y no una duda, para po-
der dar tranquilidad y confianza. Toda certeza es consecuencia de
saber y toda duda es consecuencia de no saber, de creer. Así pues,
mientras entendamos la fe como una creencia, tendremos miedo
y mientras tengamos miedo, nuestros músculos estarán tensos y
nuestra mente pensará en resistir –Observa tu miedo y verás que es
cierto lo que digo-. Tanta tensión nos lleva al agotamiento y el ago-
tamiento nos lleva a rendirnos, a admitir que la fe en la que creímos
es una ilusión… ¡Esa es la “iluminación” por la vía del sufrimiento!
111
cambiar los dientes?.. En cualquier caso, tener fe, ¿cambia algo las
cosas?.. ¿Acaso los que tienen fe no mueren?.. Pero la fe no tiene
en cuenta la percepción, no tiene en cuenta el conocimiento, y
responde inventando otra vida, al otro lado de la muerte. La fe es
un misterio que te lleva, de misterio en misterio.
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basta que experimentes vida, ahora, y que sigas experimentándola,
ahora, y ahora, y ahora; y que sigas así, un ahora tras otro, pues esa
experiencia da fe, de que mientras experimentas vida, no puedes
experimentar muerte. Eso es la eternidad. Eso es amar la vida y ren-
dirse a ella. Eso es la fe como punto de llegada… ¡La “iluminación”
por la vía del conocimiento!
113
Epílogo
¡Da igual empezar por una u otra!… Cada contradicción que eli-
minas calma un poco más tu mente, te quita un peso de encima
y eso te hace sentir más ligero, más ingrávido, más etéreo, más
espíritu-al. Ni siquiera tienes que creerlo, lo puedes comprobar en
el mismo instante… ¿O es que preferimos tener una mente frag-
mentada, dual, bipolar?… ¿Preferimos la confusión y al tiempo
buscamos la verdad -la no-confusión-?.. ¿Elegimos la oscuridad y al
tiempo pretendemos iluminarnos?…
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ÍNDICE
PRÓLOGO...........................................................................11
¿DE QUÉ VA ESTO?............................................................13
HONESTAMENTE..............................................................16
UN POCO DE CIENCIA....................................................19
LA AUTÉNTICA REVOLUCIÓN.......................................21
LO QUE NOS UNE.............................................................26
LAS PALABRAS SE QUEDAN CORTAS............................30
EL ÁNGEL DE LA GUARDA..............................................33
LA COMPRENSIÓN TOTAL..............................................35
¿ESTÁ CLARO?.....................................................................38
HÁGASE TU VOLUNTAD..................................................42
LA PLENITUD DEL AMOR...............................................45
AL CIELO EN UN INSTANTE...........................................48
¿TE SIENTES VÍCTIMA?....................................................51
BIENVENIDO AL AHORA.................................................54
EL VALOR DE LA EXPERIENCIA......................................56
CAMINO A LA NADA........................................................59
LA SEÑAL.............................................................................61
EL PROBLEMA DE LA PERCEPCIÓN..............................63
LA MÁQUINA DEL TIEMPO.............................................66
UN SUCESO IMPREDECIBLE...........................................69
TANTO SI CREES COMO SI NO......................................72
LA LIBERTAD DE ELEGIR.................................................74
LA ENERGÍA DE LA VIDA.................................................76
CUANDO CREES DESPERTAR.........................................79
¿HAY ALGUIEN AHÍ?..........................................................82
CONSCIENCIA SEXUAL....................................................85
CUANDO QUIERAS...........................................................88
LA SENSACIÓN DE AMAR................................................91
EL PROPÓSITO DE LA VIDA............................................93
EL FINAL DE LA PESADILLA............................................96
SENTIRSE “TODO”............................................................98
NOS VEMOS EN LA CIMA..............................................100
AL OTRO LADO...............................................................102
DATE CUENTA.................................................................104
EL LÍMITE DE LA MENTE..............................................107
DOS VÍAS A ELEGIR.........................................................110
EPÍLOGO...........................................................................115