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Juan Amós Comenio

La formación como principio y fin


de la acción pedagógica
Rafael Flórez Ochoa*
Mireya Vivas García**

Resumen
La formación como principio y fin de la acción pedagógica
Formation as beginning and end of pedagogical action

En este artículo, de naturaleza teórica, se expone la tesis de que la formación de los alumnos debe convertirse en
el principio y fin de la acción pedagógica, en tanto que la formación humana es la misión de toda intencionalidad
verdaderamente educativa. A partir de allí, se hacen explícitas las dimensiones que comprende la formación, así
como los principios pedagógicos que se derivan de ella. Tales propuestas se derivan de un análisis hermenéutico de
los aportes de los grandes pedagogos al respecto y a la luz de los contextos actuales que demandan unos nuevos
modos de entender la enseñanza.

Abstract
In this article, of theoretical nature, the thesis that the formation of students has to become the beginning and the
end of pedagogical action is exposed, given that human formation is the mission of all intentionality truly educational.
From there on, the dimensions that comprehend the formation are made explicit in the same manner as the
pedagogical principles that derive from it. Such proposals are derived from a hermeneutical analysis of the input
of great pedagogues in regards to and in light of the current contexts that demand new ways of understanding
teaching.

Résumé
Dans cet article de nature théorique, on expose la thèse que la formation des étudiants devrait devenir le principe
et fin de l'action pédagogique, étant donné que la formation humaine est la mission de toute intentionnalité
vraiment pédagogique. A partir de cela, les dimensions qui comprennent la formation deviennent explicites, ainsi
que les principes pédagogiques qui en découlent. Des telles propositions sont dérivées d'une analyse herméneutique
des contributions des grands éducateurs à l'égard des contextes courants qui demandent de nouvelles façons de
comprendre l'enseignement.

Palabras clave
Pedagogía, formación, principios pedagógicos
Pedagogy, formation, pedagogical principles

__________________________________________________
* Profesor jubilado de la Universidad de Antioquia, Colombia.
E-mail: raflorez21@une.net.co.
** Profesora de la Universidad de Los Andes, Venezuela.
E-mail: mvivas@ula.ve

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La formación como principio y fin de la acción pedagógica

E
n esta última década, en el contexto la- Flórez opina que si se rescatan hermenéuti-
tinoamericano ha resurgido la pedago- camente estas ideas originarias, muy bien el
gía como la ciencia distintiva de la pro- concepto formación podría convertirse en el
fesión docente. Así, reaparecen en los planes principio unificador del campo conceptual de
de estudio de las carreras de educación, las la pedagogía y el criterio para validar una ac-
asignaturas Pedagogía general, Corrientes del ción como pedagógica o no, por ello sostiene:
pensamiento pedagógico, Historia de la pe- “La formación es lo que queda, es el fin per-
dagogía, entre otras, por cuanto han sido con- durable” (2005: 108). Los conocimientos, a-
sideradas constitutivas del discurso pedagó- prendizajes y habilidades constituyen apenas
gico, imprescindible en la formación profe- medios para formarse como ser humano. La
sional de los futuros docentes. Este resurgi- condición de la existencia humana es formar-
miento ha estado impregnado de las delibe-
se, integrarse, convertirse en un ser espiritual
raciones sobre el objeto de estudio de esa dis-
capaz de romper con lo inmediato y lo parti-
ciplina, especialmente en torno a los concep-
cular, y ascender a la universalidad mediante
tos fundantes de la pedagogía, como educa-
el trabajo compartido y la reflexión filosófica
ción, enseñanza y la misma formación.
sobre sus propias raíces. Formar a un indivi-
Aunque las comunidades académicas no ha- duo es facilitarle que asuma, en su vida, su
yan alcanzado un consenso al respecto, ello propia dirección racional, reconociendo a los
no justifica que la discusión sea resuelta buro- otros el mismo derecho y la misma dignidad.
cráticamente ni que un decreto ministerial
suprima las diferencias. Es probable que, a la Afirmar que el concepto formación debe con-
luz de los nuevos enfoques epistemológicos, vertirse en criterio para enjuiciar las activida-
ya no tenga tanto sentido seguir discutiendo des escolares como pedagógicas implica que
sobre la cientificidad de la pedagogía, sino, todo modelo, estrategia, proyecto y acción
más bien, dilucidar su estatus desde la pers- educativa serán válidos y potentes pedagógi-
pectiva de la transdisciplinariedad y del pen- camente, si contribuyen a la formación huma-
samiento complejo que reclama la posmoder- na del alumno. Esto quiere decir que, cuando
nidad. Como bien lo expone Maffessoli: nos disponemos a elaborar nuestros proyec-
tos curriculares, tanto a nivel macro (Diseño
Cuando no se tiene ninguna seguridad, curricular, Plan de estudio) como a niveles de
sea cual fuere […] Hace falta saberse fiar intermediación y concreción (programa de la
de la sabiduría relativista. Ella “sabe” gra- asignatura, plan de clase), la pregunta orien-
cias a un saber incorporado, que nada es
tadora podría ser: ¿en qué medida este pro-
absoluto, que no hay una verdad gene-
yecto contribuye a que nuestros alumnos sean
ral sino que todas las verdades parcia-
les, pueden entrar una en relación con las más inteligentes, universales, autónomos y fra-
otras (1997: 12). ternos? Incluso, consideramos que la reflexión
del día a día sobre el quehacer docente debe
Dicho lo anterior con respecto a la pedago- estar orientada por la interrogante: ¿cuánto
gía, interesa ahora destacar que la formación de lo que hicimos hoy contribuye, verdade-
(bildung) aparece como una constante recono- ramente, en forma significativa a la formación?
cida por los pedagogos, desde Juan Amós Contestar en forma sincera a esta pregunta
Comenio hasta nuestros días, consistente en quizá nos conduzca a desterrar de nuestras
esperar de la educación la formación de las prácticas algunas rutinas escolares, que no sólo
nuevas generaciones, como un proceso de hu- no contribuyen a la formación, sino que in-
manización que conduce a niveles superiores cluso se convierten en obstáculos para alcan-
de autonomía, inteligencia y solidaridad. zar los niveles superiores de humanización.

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El concepto formación que se propone, reco- Como lo señala Edgar Morin (2001), el
noce que el hombre se desarrolla, se forma y mundo se vuelve cada vez más un todo,
humaniza no por un moldeamiento exterior, por lo que estamos comprometidos con la
sino como un enriquecimiento que se produ- humanidad planetaria, aspirando no sólo
ce desde el interior mismo del sujeto, como al progreso, sino a la supervivencia de la
un despliegue libre y expresivo que se va for- humanidad.
jando desde el interior, en el cultivo de la ra-
zón y de la sensibilidad, en contacto con la 2. La autonomía. Es la progresiva emancipa-
cultura propia y universal, con la filosofía, las ción de los organismos respecto a los fac-
ciencias, el arte y el lenguaje. La formación es tores externos, mediante la autorregulación
lo que queda, y los conocimientos, aprendi- interna, que en el hombre se eleva hasta la
zajes y habilidades son apenas medios para autodeterminación consciente y libre. Esta
formarse como ser humano. dimensión configura la libertad, la capaci-
dad de autodeterminación, de construir
con autonomía sus propios valores y pro-
Las dimensiones del concepto yectos, y de tomar sus decisiones conscien-
formación te y libremente, a sabiendas de las restric-
ciones que surgen de la misma realidad
Flórez Ochoa (2005) propone la universalidad, natural y social.
la autonomía, la inteligencia y la diversidad inte-
grada como las dimensiones que le dan direc- 3. La inteligencia. Entendida como capacidad
ción y contenido a los procesos formativos. de acumular, analizar, sintetizar y objetivar
La fuerza de este planteamiento se encuentra información. Es también una dimensión
en el hecho de que tales dimensiones o vec- característica del desarrollo histórico del
tores constituyen los ejes mismos de la evolu- hombre a escala individual y colectiva. Ele-
ción de la vida y más específicamente de la var la cantidad y calidad de información
especie humana. Asimismo, están enraizadas sobre el mundo, enriquecer y precisar
en toda la historia del pensamiento pedagógico. la comprensión de la información predic-
tiva sobre el mismo, permite al individuo
y a la sociedad, prever y formular antici-
En ese sentido, formar a un individuo en su
padamente acciones y proyectos que estabi-
estructura más general es facilitarle que asu-
licen su desarrollo y su progreso.
ma en su vida su propia dirección inteligen-
te, reconociendo de manera fraternal a sus
Entender la formación como el desarrollo
semejantes, el mismo derecho y la misma dig-
del potencial humano, exige concebir a la
nidad.
enseñanza como un proceso que posibilita
a los educandos el desarrollo de sus múlti-
Profundicemos en la explicación de estas di- ples inteligencias y demarca otros roles al
mensiones: docente; en tal sentido, una de sus tareas
es, como lo afirma Paulo Freire (2002), apo-
1. La universalidad. Permite a los organismos yar al educando para que él mismo venza
cohabitar en una mayor diversidad ecoló- sus dificultades en la comprensión o en el
gica y a los hombres compartir otras pers- entendimiento del objeto, y para que su
pectivas y dialogar con otras culturas, pre- curiosidad, compensada y gratificada por
sentes o pasadas. Es la flexibilidad que se el éxito de la comprensión alcanzada, sea
manifiesta en la posibilidad aprendida de mantenida y, así, estimulada a continuar
interactuar creadoramente con diferentes en la búsqueda permanente que implica el
sistemas culturales. proceso de conocimiento. Es decir, la for-

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mación debe permitir que los individuos figura el fundamento conceptual y el marco
se asuman como seres cognoscentes, en de referencia obligado de toda estrategia o mode-
tanto capaces de adquirir, construir y re- lo pedagógico particular, de toda acción pe-
construir el conocimiento. dagógica. Tales principios han sido probados
por los docentes en su validez pragmática, en
Como lo indica Morin (2001), la educación su flexibilidad y riqueza conceptual, así como
debe favorecer la aptitud natural de la por los distintos pensadores de la pedagogía,
mente para hacer y resolver preguntas que les han permitido sobrevivir, hasta el pun-
esenciales y estimular el desarrollo de la in- to de que aún los más novedosos y promocio-
teligencia general. Para ello se necesita pri- nados modelos pedagógicos contemporáneos
vilegiar la curiosidad, la cual, muy a me- son derivaciones, desarrollos o aplicaciones
nudo, es extinguida por la instrucción, conceptuales del núcleo teórico pedagógico
cuando se trata, por el contrario, de estimu- sistematizado de estos principios.
larla o, si está dormida, despertarla.
Ello no quiere decir que sean absolutos ni
4. La diversidad integrada. Esta dimensión re-
ahistóricos; están sometidos a la crítica y a la
conoce la concentración de la fuerza evo-
posibilidad de la refutación, y expuestos a co-
lutiva del universo en la especie humana,
rrecciones conceptuales, en caso de que las
en la que todos sus individuos y grupos,
aunque diferentes, poseen la misma digni- comunidades de los pedagogos llegaren en el
dad y las mismas posibilidades de raciona- futuro a otros consensos. Lo que sí es indis-
lidad que desarrollan colectiva e intersubje- cutible es que estos principios pedagógicos,
tivamente, mediante el lenguaje. formulados desde la escuela nueva a comien-
zos del siglo XX por María Montessori, Ovidio
Esta dimensión preconiza lo que Morin Decroly, Edouard Claparède, Federico Froe-
(2001) denomina enseñar la identidad huma- bel, John Dewey y otros, se articulan, reinter-
na como propósito que permite a cada uno pretados, en las nuevas teorías pedagógicas
reconocerse en su humanidad común y, al más avanzadas, como el constructivismo y la
mismo tiempo, reconocer la diversidad pedagogía sociocrítica.
inherente a cuanto ser humano, de tal
manera que se tome conciencia de la con- El afecto
dición común de todos los humanos,
enmarcados dentro de la diversidad de los Integrar lo cognitivo con lo afectivo. Este princi-
individuos, los pueblos, las culturas, y se pio propone no sólo que el afecto es una ne-
asuma la condición de ciudadanos del pla- cesidad del ser humano, sino que el “calor
neta Tierra. humano”, en el aula, facilita y propicia el a-
prendizaje y la formación de los estudiantes.1

Los principios pedagógicos Investigaciones recientes han permitido una


nueva mirada del mundo emocional, pues
Estos principios, derivados del concepto for- proporcionan evidencias con respecto al im-
mación, constituyen el núcleo teórico que con- portante papel que han cumplido las emo-

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1 En la tradición occidental, los conceptos emoción y cognición se han desarrollado de manera paralela, e incluso, se
han considerado como opuestos. Ya desde los antiguos griegos, los filósofos destacaron el lado racional de la
mente en detrimento del emocional, y concibieron ambas partes por separado, y argumentaban que la inteligen-
cia era necesaria para dominar y reprimir las pasiones más primarias. Debido a esta dicotomía, nuestra cultura
está profundamente impregnada de la creencia fundamental de que la razón y la emoción son nociones separa-
das entre sí e irreconciliables y que, en una sociedad civilizada, la racionalidad debe prevalecer.

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ciones en la génesis de las capacidades men- cente está comprometido con la generación
tales más elevadas, como la inteligencia, el sen- de la motivación para el aprendizaje de sus
tido de la moralidad y del sí mismo. En tal estudiantes, y entender que no puede ense-
sentido, Stanley Greenspan sostiene: “Las ñar con éxito lo que los estudiantes no quie-
emociones, y no la estimulación cognitiva, ran aprender.
constituyen los cimientos de la arquitectura
mental primaria” (1998: 15). Este autor va mu- Como lo destaca Mireya Vivas (2003), ya en el
cho más allá en su planteamiento acerca de la campo educativo existe amplio consenso en
importancia de las emociones, cuando argu- aceptar que los pilares de la educación no son
menta que el papel más decisivo de las emo- sólo el conocer y el hacer, sino que también
ciones consiste en crear, organizar y coordi- abarcan el ser persona, el saber estar y el em-
nar muchas de las más importantes funciones prender, todos ellos vinculados con el desa-
cerebrales. rrollo de las competencias socioemocionales,
que tienen que ver con el manejo de la
Desde esta mirada, la pedagogía busca devol- emocionalidad, de las motivaciones, de la sen-
verle a los afectos y la subjetividad el valor sibilidad y del mundo de relaciones con los
que ha pretendido negarle la modernidad: en otros. De allí el interés de los planificadores y
sí, se aspira a reconocer la naturaleza y alcan- teóricos de la educación en promover la com-
ce de los sentimientos, la intuición y la imagi- petencia emocional como una dimensión in-
nación. Resulta urgente generar la síntesis en- herente al trabajo en el aula. Ello implica la
tre las funciones psíquicas y las emocionales. redefinición del sentido y de los compromi-
sos de la propia educación y las nuevas com-
La afectividad consciente e inconsciente, la petencias profesionales del docente.
motivación, el interés, la buena disposición,
el deseo, la transferencia, la energía positiva, La experiencia natural
son variables pedagógicas sobre el mismo eje
conceptual que articula la cabeza con el cora- La acción del docente debe partir de la experiencia
zón, lo cognitivo con lo afectivo. Este princi- previa del alumno, de sus conocimientos, sus ne-
pio reconoce el papel que desempeña la afec- cesidades e intereses. Tal como lo propone Da-
tividad en los procesos de aprendizaje y en el vid Ausubel (2002), el aprendizaje es signifi-
fomento y desarrollo de la creatividad. Pesta- cativo cuando los contenidos son relaciona-
lozzi (1996) proponía la integración de cabe- dos de modo sustancial con lo que el alumno
za, corazón y manos. ya sabe. El aprendizaje del alumno depende
de la estructura cognitiva previa, que se rela-
De allí que el respeto por la afectividad de los ciona con la nueva información. En conse-
estudiantes sea un principio pedagógico que cuencia, en el proceso de orientación del
requiere de la reciprocidad afectiva del maes- aprendizaje, es de vital importancia conocer
tro. El alumno necesita ser valorado positiva- los conceptos y proposiciones previas que
mente como persona, porque la aceptación y posee el aprendiz, así como su grado de es-
el reconocimiento es una necesidad humana tabilidad
y, en consecuencia, las actitudes o juicios del
maestro no deben vulnerar su autoestima. Del mismo modo, la motivación al aprendi-
zaje estará determinada por la apropiada co-
Este principio postula que lo afectivo y cogni- nexión entre el proceso de formación y las
tivo constituyen una estructura integrada, de necesidades e intereses de los educandos. En
tal manera que los estados afectivos pueden consecuencia, debe promoverse la participa-
inhibir, distorsionar, excitar o regular los ción libre, experiencial y espontánea del edu-
procesos cognitivos. En consecuencia, el do- cando, para que estos intereses y necesidades

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afloren, y para que el educando se convierta la cultura propia y universal, la filosofía, las
en el protagonista de su proceso de formación. ciencias, el arte y el lenguaje.

El entorno de aprendizaje La formación es un proceso constructivo, por-


que requiere de la implicación activa y cons-
La formación se contextualiza desde el ambiente ciente del sujeto. Es un proceso interior, por-
natural y sociocultural del individuo. El indivi- que no le es inducido al individuo desde el
duo no se humaniza aislado y por fuera de la exterior ni se transmite. Es progresivo, porque
cultura y de la sociedad, sino en medio de se concibe como una sucesión de estados cada
ella. Como lo señala Lev Vigotsky (1979), los vez más complejos a lo largo de la vida evolu-
procesos psicológicos superiores (inteligencia tiva del sujeto. Es diferenciado, porque reconoce
y lenguaje) son de naturaleza socio-histórica y que cada persona es una realidad genética,
cultural; por tanto, tienen su origen y se desa- constitucional y cultural particular y única;
rrollan en contextos de relaciones social y de allí que la formación se materializa de ma-
culturalmente organizados, a través de la me- nera diferente en cada persona. Sobre todo,
diación cultural y del lenguaje. De ahí que la formación es un proceso diferenciado por-
cada educando tenga la impronta del medio cul- que tiene características específicas de acuer-
tural, social y familiar al que pertenece, lo cual do con la etapa evolutiva en la que se encuen-
debe tomarse como punto de partida para tra el sujeto, y porque el desarrollo se produ-
reconocerlo, respetarlo, influir, modificar o ce en la medida en que el sujeto identifica y
enriquecer sus particularidades en cuanto a define sus capacidades, sus intereses, talen-
valores, creencias, prejuicios, formas de re- tos y proyectos de vida.
presentación y de expresión, entre otras.
La actividad
Este principio también significa que el am-
biente sociocultural puede planearse y dise- El aprendizaje se construye a partir de la activi-
ñarse como entorno de aprendizaje, median- dad consciente del educando. Este principio sig-
te el currículo y la enseñanza, influyendo en nifica que la mejor formación se gana no reci-
la estructura cognitiva y, por ende, en el com- biendo pasivamente conocimientos y valores,
portamiento del educando. Es conveniente sino actuando reflexivamente sobre la propia
para la formación disponer de ambientes de vida, sobre los propios conocimientos y valo-
aprendizaje estimuladores, agradables, cómo- res a que tiene acceso. El proceso de forma-
dos y estéticos, de modo que las satisfaccio- ción debe conducir al individuo a mayores
nes alcanzadas en el aprendizaje aseguren su niveles de autonomía y, en consecuencia, a
permanencia. ejercer cada vez mayor control sobre su pro-
ceso de formación.
El desarrollo progresivo
El conocimiento, entonces, no se recibe pasi-
La formación no es estandarización, es un proce- vamente ni es una copia de la realidad, sino
so constructivo, interior, progresivo y diferencia- que es una construcción del sujeto, a partir
do. Este principio reconoce que el hombre se de la acción en su interacción con el mundo y
desarrolla, se forma y humaniza no por un con otros sujetos. La actividad mental cons-
moldeamiento exterior, sino como un enri- tructiva del sujeto es un factor decisivo en la
quecimiento que se produce desde el interior adquisición del aprendizaje e involucra la to-
mismo del sujeto, como un despliegue libre y talidad de las estructuras cognitivas y afectivas
expresivo de la propia espiritualidad, que se del sujeto que aprende, no sólo sus conoci-
va forjando desde el interior en el cultivo de la mientos previos, sino también sus actitudes,
razón y de la sensibilidad, en contacto con expectativas y motivaciones.

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El buen maestro ser humano, es único, y las diferencias no son


sólo orgánicas, sino también de desarrollo
El maestro es un factor de desarrollo para el alum- mental, de personalidad, de experiencias, de
no. El modelo de acción que encarna o pro- estilos de aprender, de estilos para afrontar y
pone el maestro se convierte no sólo en para- resolver los problemas, diferencias motivacio-
digma, sino también en acicate de superación nales y variedad en los proyectos y metas per-
y crítica, como vía de crecimiento, autono- sonales, las cuales deben ser atendidas en el
mía y emancipación del alumno. Al lado del proceso de formación. Este respeto por las di-
maestro, el alumno eleva su potencial de desa- ferencias individuales, condición necesaria
rrollo, en la medida en que el maestro lo ins- para la eficacia pedagógica, implica un reco-
pira y le permite posibilidades de realización,
nocimiento de las características, experiencias
horizontes de interrogación y de soluciones
y saberes previos de cada alumno respecto de
hipotéticas. El maestro, como ejemplo digno
la materia específica que se le enseña. Por tan-
para sus alumnos, basa su preeminencia y su
autoridad no sólo en su sabiduría, sino en to, el currículo y la enseñanza necesitan indivi-
su compromiso con la enseñanza y con el me- dualizarse, en el sentido de que deben incluir-
joramiento de aquellos, aun a costa de su pro- se opciones, estrategias y actividades, entre
pio sacrificio. otros aspectos, que permitan atender las ne-
cesidades y diferencias que poseen cada uno
La enseñanza lúdica de los aprendices.

La actividad lúdica como actividad formativa. El Además, este principio implica una nueva vi-
juego como principio pedagógico no es sólo sión sobre lo diverso, al considerarlo no como
un recurso didáctico para la enseñanza y el un accidente ni una dificultad, sino, más bien,
aprendizaje, sino una experiencia original que como una oportunidad, como una muestra
forma a los jóvenes sin las consecuencias de de la riqueza y variedad de la especie en el
seriedad y responsabilidad propias de los seno de cada cultura.
adultos, en la medida en que les permite la
conversión armónica entre el interior y el ex- Al centrarse la acción pedagógica en la pro-
terior, y el equilibrio estético entre el sujeto y moción de la personas, reconoce que cada
su entorno natural y social. La recuperación persona es una realidad genética y experien-
de este principio permitirá rescatar, contra la cial peculiar y única. La educación debe ayu-
seriedad académica, el llamado instinto de ex-
dar entonces a descubrir la propia identidad,
ploración o de curiosidad en el niño, que se ha
a tomar conciencia de sí mismo, a conocer a
ido perdiendo a medida que el alumno ascien-
fondo la unicidad de su persona, a saber cómo
de por los escalones de la escolaridad. El pro-
pósito de este principio no es maximizar la se diferencia de los demás, y en qué forma
productividad del individuo para el merca- sus historias, capacidades, potencialidades y
do, sino propiciar su formación en creatividad, deseos le pueden fijar una meta y trazar una
en alegría y sana emulación, sin los miedos y vía de desarrollo individual, pero en armonía
temores de la vida real. Las instituciones edu- y convivencia con los otros.
cativas deben ser lo más parecido a la vida,
pero sin las coacciones, amenazas, excesos, El antiautoritarismo
tensiones y errores, que caracterizan a la so-
ciedad capitalista contemporánea. La acción docente se apoya en el cogobierno y no
en el autoritarismo. El alumno no se forma
La individualización de la enseñanza pasivamente, sometido, obedeciendo a la au-
toridad del maestro ni copiando lo que el
El respeto por las diferencias individuales. El do- maestro le dicta o le prescribe. Por el contra-
cente debe considerar que cada alumno, como rio, la participación activa y deliberada en la

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definición de las reglas de convivencia de (2002), aunque la formación sólo puede sur-
la comunidad escolar y en la determinación gir de uno mismo, como proceso de humani-
de los proyectos pedagógicos de aula y de zación posee la doble condición individual y
plantel o centro, contribuye al desarrollo de comunitaria, y deviene en proceso social por
su inteligencia y de su autonomía. El maestro cuanto afecta colectivamente a toda la huma-
debe aprender a moverse en esa tensión dia- nidad.
léctica, que se da en la aplicación de los prin-
cipios de autoridad y de libertad en los que se
desarrollan los verdaderos procesos forma- A modo de conclusión
tivos. Tal como lo plantean Freire y Horton:
Como reflexión final, conviene resaltar que
La autoridad del profesor es absoluta- estamos en presencia de la revitalización de
mente necesaria para el desarrollo de la la discusión acerca del concepto de formación
libertad de los estudiantes, pero si (bildung) y como lo afirma Vilanou Torrano
la autoridad del profesor va más allá de (2002), la misma se hace en clave hermeneútica
los límites que ésta debe tener con rela- para lograr las aproximaciones a la compren-
ción a la libertad de los estudiantes, en- sión de su significado.
tonces, no tenemos más autoridad, no
tenemos más libertad, tenemos autori- Es de destacar también la necesidad de los
tarismo (1990: 61). docentes de reconocer y profundizar en la
pedagogía, en tanto que teoriza, sistematiza,
El desarrollo grupal orienta y promueve la atención integral y es-
merada de cada individuo como ser único,
La formación se potencia con el aprendizaje cola- sensible, sociocognitivo, histórico y suscepti-
borativo y social. La actividad grupal y el desa- ble de realizarse en los diversos contextos.
rrollo de proyectos en pequeños grupos de Además de ser la disciplina que distingue, pro-
alumnos crean una situación de estímulo, mueve y sustenta todo lo relativo a la tarea
imitación y emulación, de apoyo y crítica mu- formativa del docente, le califica como forma-
tua, que estimula y enriquece el desarrollo dor, le convoca a investigar y a reflexionar
intelectual y moral de los alumnos, en la me- sobre su propia práctica, en función del me-
dida en que la interacción y la comunicación joramiento permanente de su hacer pedagó-
entre puntos de vistas diferentes propician el gico, y lo sitúa, en estos tiempos de compleji-
avance hacia fases superiores de desarrollo. dad y de posmodernidad, como profesional
El trabajo en equipo también es una estrate- de la formación.
gia que promueve la universalidad y la frater-
nidad. Sin duda, el profesionalismo del docente se
nutrirá, entre otros, de su encuentro activo,
Este principio se conecta con los conceptos dialéctico y creativo con los saberes que lo
zona de desarrollo potencial que definiera Vi- promueve; crecerá al impregnarse de los prin-
gotsky (1979) y aprendizaje mediado de Reuven cipios pedagógicos, generará un conocimien-
Feuerstein (1989), quienes postulan que el in- to pedagógico apropiado para asumir su ta-
dividuo posee capacidades potenciales que rea con mayor densidad y renovadas funcio-
pueden promoverse y manifestarse mediante nes, cuyos éxitos se podrán evidenciar en sus
la mediación de los adultos o de sus pares con actuaciones, siempre que sean coherentes con
mayores niveles de desarrollo. De allí que, las metas del proceso propiamente pedagógi-
como lo argumenta Conrad Vilanou Torrano co, vale decir, con la meta de la formación.

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Juan Amós Comenio

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Referencia
Flórez Ochoa, Rafael, Mireya Vivas García, “La formación como principio y
fin de la acción pedagógica”, Revista Educación y Pedagogía, Medellín, Univer-
sidad de Antioquia, Facultad de Educación, vol. XIX, núm. 47, (enero-abril),
2007, pp. 165-173.

Original recibido: enero 2007


Aceptado: febrero 2007

Se autoriza la reproducción del artículo citando la fuente y los créditos de los


autores.

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