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"La Oralidad en el
Proceso Civil"
UNIVERSIDAD SIGLO 21
La Oralidad en el Proceso Civil
Se debe aclarar que lo regulado en nuestra Provincia no es un proceso oral puro, sino
que es un sistema mixto donde prevalece la oralidad por sobre la escritura. En este sentido,
Giuseppe Chiovenda sostenía que un proceso oral puro podía imaginarse solamente en un
proceso primitivo1. La mencionada norma provincial estable que la demanda, su contestación
o reconvención y las excepciones seguirán siendo tramitadas de manera escrita. Sin embargo,
el núcleo del nuevo proceso está en dos audiencias: la preliminar y la complementaria, que
son de carácter oral.
Para comenzar debo señalar que la implementación del sistema de oralidad conlleva
un cambio estructural del sistema de justicia que, como señala Román Abellaneda "…propone
revisar la concepción tradicional del proceso procurando una justa composición de los
intereses en juego de modo más eficiente e inmediato"2. Aunque no se diga de manera
expresa, este cambio elemental de los sistemas procesal tiene como objetivo principal la
concentración de actos procesales y, por lo tanto, la celeridad. Para cumplir con esta meta es
necesario un cambio radical en las formas de trabajar y de pensar de todos los operadores
judiciales.
1
Concurso Reflejar 2017 - "La Oralidad en lo Civil y Comercial: Cuestiones que plantea la implementación; y/o
aspectos de diseño procesal, y/o conocimientos, habilidades y actitudes necesarias". Instituto de Capacitación
Judicial de las Provincias Argentinas y Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pág. 27.
2
Román Abellanda (2019). El proceso civil por audiencias en la provincia de Córdoba. Análisis de la ley
provincial 10.555 y del Protocolo de Gestión del proceso civil oral. LLC 2019 (mayo), 1.
La preeminencia de la oralidad permite que los sujetos procesales estén en un
permanente contacto personal, el Juez tiene un acercamiento directo con las partes en las
audiencias orales, esto hace al principio de inmediatez, otra de las piedras fundamentales de
este tipo de proceso. El magistrado, al tener contacto directo con las partes, interpretará los
hechos y las pruebas de primera mano, lo que se verá reflejado en una mejor calidad de las
resoluciones que dicte, la sentencia será en base a las actividades procesales directamente
percibidas por el propio juzgador.
Asimismo, más allá que el Juez no puede iniciar de oficio las causas, la oralidad en el
proceso civil le otorga un rol protagónico; esto no quiere decir que se convierta el proceso en
uno de carácter puramente dispositivo pero se consagra un juzgador activo y director del
proceso. A los procesos orales el Juez los debe dirigir con el principio de economía procesal
en mente, no puede permitir que el expediente no avance, pero para ello necesita que las
partes cumplan con el principio de colaboración procesal.
Inmediatez
Este principio requiere una relación directa y personal del Tribunal, más
específicamente del magistrado, con las partes y con todo el material del proceso. Una vez
entablada la demanda y contestada, el Juez debe tomar contacto directo con las partes y con
las pruebas del proceso.
Se debe hacer la salvedad que la inmediación no influye de igual modo en todo tipo de
pruebas, sino que tiene una mayor repercusión en el testimonio de las partes o de terceros. La
aclaración es correcta si se tiene en cuenta que quienes la sostienen, hacen énfasis en la clave
visual y en cierta conexión sensitiva del Juez con el órgano de prueba.
Además, como sostiene Mario Masciotra, el contacto directo del magistrado con las
partes genera transparencia a su accionar. Es importante que las partes conozcan
personalmente a quien va a decidir la contienda. Igualmente, esta relación inmediata facilita
la labor conciliadora del magistrado ya que puede proponer fórmulas para simplificar y
reducir las cuestiones litigiosas surgidas en el proceso o que tengan que ver con la cuestión
principal.
3
PICÓ, I. JUNOY, Joan, "Oralidad y control de las pruebas personales en segunda instancia: hacia la búsqueda
del necesario equilibrio", Revista de Derecho Procesal, 2011-1, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2011, ps.
444/445.
Fórmulas conciliadoras
El contacto directo con las partes permite al Juez invitarlas a conciliar, proponiendo
fórmulas conciliadoras. Es decir, a través del estudio del caso el juzgador se empapa de su
contenido, conoce así lo que desea el actor, las defensas esgrimidas por el demandado, los
hechos agregados al expediente y, aquí, debe asumir un mayor protagonismo aún,
proponiendo fórmulas de avenimiento que beneficien a ambas partes. Se trata de una función
que tiende a lograr el avenimiento total o parcial de las diferencias que separan las posiciones
de las partes.
De esta manera, el magistrado "… podrá advertir a las partes de la posible suerte de
sus pretensiones y defensas, sin que ello implique prejuzgamiento ni adelanto de opinión"4.
La experiencia señala que cuando las partes expresan sus verdaderas pretensiones al Juez, a
veces no condicen con exactitud con lo que se reclama o están dispuestos a renunciar a una
parte de sus objetivos, que normalmente no lo señalan en un documento escrito. Por ello, el
tribunal debe percibir esta situación y transformar en sumas dinerarias las posible fórmulas
conciliadoras.
Es decir, el Juez no solo debe invitar a las partes a conciliar sino que debe asumir el
rol protagónico del proceso y proponer formas de solucionar el litigio. Para esto es importante
la preparación del juzgador y las técnicas de negociación que vaya a utilizar. Más allá de las
destrezas naturales que los jueces puedan tener, es útil que conozcan técnicas de
comunicación, que comprendan el lenguaje gestual o los modos de abordaje del conflicto5.
4
Román Abellanda (2019). El proceso civil por audiencias en la provincia de Córdoba. Análisis de la ley
provincial 10.555 y del Protocolo de Gestión del proceso civil oral. LLC 2019 (mayo), 1.
5
Díaz de Vivar, Elisa y Vila, Rosa: Menos fojas y mejor Justicia (A propósito del art. 360 del código procesal),
E.D. 168-1001, ap. IV.
Fijación de los hechos
Seara López afirma que "... no se aprecia como necesaria tal fijación de hechos
controvertidos, ya que estos son los que se plasmaron en los escritos constitutivos (salvo los
hechos nuevos) y no se ve la conveniencia de repetirlos o delimitarlos introduciendo una
complicación disfuncional. En efecto, tal fijación de hechos podría crear ocasiones nuevas de
disenso y obligaría a una tarea interpretativa del Juez tendiente al cierre o clausura de estos,
en forma innecesaria y prematura". Por lo que, es importante la interpretación del juzgador
en cada caso en particular, en algunos será conveniente delimitar los hechos controvertidos y
en otros no ya que podrían complicar el proceso.
Aun así, se debe señalar que uno de los beneficios de fijar los hechos se produce al
momento de pre calificar la prueba. Si el Juez detecta hechos no controvertidos puede
inadmitir la prueba que intente probarlos, colaborando así con el principio de celeridad y
economía procesal. En el mismo sentido, el magistrado puede detectar que algunos hechos no
son conducentes para la solución del problema.
El proceso con prevalencia oral permite que el Juez escuche a las partes y después fije
los hechos que sean conducentes a la decisión del litigio. Es decir, que más allá de los hechos
relatados en la demanda y su contestación, las partes pueden hacer un relato directo de cómo
transcurrieron los acontecimientos. Esto permite que la percepción que tiene el juzgador de
las palabras que utilizarán las partes en sus relatos, superará a las que puedan resultar de la
lectura de los escritos presentados, y aún más, será el momento oportuno para indagar algunas
cuestiones fácticas que aparecen confusas o contradictorias. De esta manera, el magistrado
establecerá los hechos que integran el objeto del proceso y respecto de los cuales deberá
pronunciarse al resolver.
Allí está la importancia de la fijación de los hechos, la sentencia se debe basar en ellos.
Así como debe haber una congruencia subjetiva, es decir que el Juez debe decidir respecto de
las partes que intervinieron en el pleito como actor y demandado, debe existir una
correspondencia objetiva. Por lo que el Juez no debe fallar: ultra petita (concediendo más de
lo reclamado), infra petita (concediendo menos de lo reclamado sin dar fundamentos acerca
de las razones por las que se reduce lo pretendido - incongruencia y falta de fundamentación-.
Si diera las razones, sólo importaría un acogimiento parcial del objeto pretendido); extra
petita (concede algo que no ha sido pedido por las partes); ni citra petita (omite pronunciarse
sobre alguno de los hechos litigiosos).
Asimismo, en la sentencia debe haber una relación fáctica o causal, deben tratarse los
tópicos ingresados al proceso, sino una de las partes podría ser condenada en virtud de
cuestiones respecto de las cuales no tuvo oportunidad de defenderse.
Esto quiere decir que la sentencia no debe apartarse de los capítulos de la litis, la parte
dispositiva debe tener congruencia extrínseca con las pretensiones deducidas. En virtud del
6
EISNER, Isidoro, "La fijación de los hechos litigiosos", Revista del Colegio de Abogados de La Plata, 30, p.
142, obra citada por BERIZONCE, Roberto, "La audiencia preliminar: un acto esencial del proceso. (A
propósito del flamante ordenamiento procesal rionegrino)", LA LEY 1988-E, p. 754.
principio Iura Novit Curia el Juez es el único dotado de la facultad específica de administrar
justicia aplicando e interpretando la norma para resolver los conflictos de los particulares, sin
embargo, debe pronunciarse sobre el tema que las partes han planteado, sin transgredir,
ignorar o modificar lo pedido, en virtud también del principio de Congruencia Procesal.
Una vez que el Juez fijó los hechos controvertidos entre las partes, debe determinar las
pruebas necesarias para comprobar tales hechos y descartar las innecesarias, superabundantes
o inconducentes. Como se dijo en el apartado anterior, esta función debe ser llevada a cabo
con máxima precaución ya que podría correr riesgo la garantía de defensa en juicio de alguna
de las partes. Por esta cuestión, Román Abellaneda señala que "…sería conveniente que las
decisiones sobre la prueba se adopten en términos de provisoriedad /…/ Los hechos objeto de
la prueba se encuentran interconectados, no se presentan tan aislados en la realidad como
pueden estarlo en el mundo de los conceptos, y sería sobreestimar ingenuamente las
posibilidades reales del Juez, creer que en un momento tan temprano del trámite pueda tener
una visión clara y abarcadora de la prueba necesaria como para dejar de lado por
irrelevante o inconducente alguna de ellas sin un humano agregado que dé cuenta de la
provisionalidad de la estimación. Proponemos sobre este punto aludir a lo que prima facie
parece necesario, a que la denegatoria se limita ´al estado actual de la causa´, y a la reserva
de ´lo que pudiera posteriormente resolverse´ en uso de las facultades que otorga la ley”.
Con relación a los hechos controvertidos, se recomienda que el Juez asuma varias
hipótesis de decisión de fondo y allí decidir la prueba relevante y necesaria. El problema se da
porque el actor en su demanda introduce los hechos principales y luego, en la etapa probatoria
puede probar los accesorios, por lo que al desestimar algún medio probatorio podría poner en
riesgo la comprobación de alguno de los segundos hechos.
Por esta razón, es importante que el juzgador requiera a las partes las explicaciones de
los hechos que pretendan comprobar con las pruebas propuestas ya que suelen intentar
producir pruebas de hechos que no están controvertidos o que ya están reconocidos o
acreditados en la causa.
Pero esta regla clásica puede generar complicaciones, lo que para una de las partes
puede ser muy difícil de demostrar, para la otra puede ser accesible. Por esta razón, el Juez
debe ir analizando cada una de las pruebas y evaluar para qué parte es más fácil aportarla al
juicio, la que se encuentre en mejores condiciones de probar deberá suministrarla al proceso.
Esta teoría se denomina la "carga probatoria dinámica" la que "(...) constituye una regla de
distribución de la carga probatoria caracterizada por gravar al litigante que se encuentre en
'mejores condiciones de probar', con la responsabilidad de acreditar el hecho de que se trate,
o en caso contrario, correr el riesgo de no triunfar en el litigio"7.
7
Conf. FERRER, Sergio, "Carga probatoria dinámica: panorama actual y algunas precisiones", Semanario
Jurídico, 1091, 30/05/1996, p. 590.
El juzgador a cargo del proceso debe tener en cuenta qué parte se halla en mejores
condiciones de aportar al proceso la prueba ofrecida. Puede suceder que una de las pares
tenga especiales conocimientos de lo sucedido o mayor acceso a una información necesaria o
le sea menos costoso conseguir la prueba.
Esto no significa que la teoría de "la carga dinámica de la prueba" no tenga en cuenta
las reglas clásicas de la carga probatoria, sino que trata de complementarlas y mejorarlas,
flexibilizando su aplicación en los casos en que quien debía probar según la regla tradicional
se vea imposibilitado de hacerlo por motivos ajenos a su voluntad.
Aun así, hay una parte de la doctrina que sostiene que no es suficiente la mejor
posición de una parte para acercar el elemento probatorio al proceso sino que también exige
que a la parte responsable de acreditar el hecho en cuestión (según las reglas clásicas), le sea
imposible o dificultoso hacerlo aunque ponga todo su empeño. Es decir, a la parte a quien se
le desplaza la carga probatoria debe tener una posibilidad lógica de acercar el elemento
probatorio.
Con relación al lenguaje no verbal, la actitud del que declara al momento de hacerlo.
Hay síntomas que se hacen de manera automática, no voluntaria, como la palidez del rostro, el
tartamudeo, movimientos de las manos y la inseguridad en la expresión, pueden significar
distintas cosas para cada uno de nosotros. Por lo que, se debe tener en cuenta la declaración
con estos síntomas sin dejar de lado otros datos fácticos ya aportados a la causa.
El profesor Nieva Fenoll sostiene que existen cuatro parámetros que deben tenerse en
cuenta para saber si un testigo miente o dice la verdad: 1. La declaración debe ser coherentes
sin contradicciones importantes; 2. El testigo debe ser capaz de describir las características
que no pudieron pasar desapercibidas y que rodeaban al hecho en cuestión; 3. Debe haber
otros elementos de pruebas que permitan corroborar la declaración; 4. Se deben valorar los
"comentarios oportunistas", que no tienen como objetivo narrar los hechos sino lograr
convencimiento a través de percepciones personales. Estos comentarios se valoran de distinta
forma si son dichos por una de las partes, un familiar o amigo, o por un perito ya que entiende
que conoce más de profesión que el resto de los presentes.
Integración de la litis
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Román Abellanda (2019). El proceso civil por audiencias en la provincia de Córdoba. Análisis de la ley
provincial 10.555 y del Protocolo de Gestión del proceso civil oral. LLC 2019 (mayo), 1.
y contra quien se ejerce ese reclamo. Con respecto a los terceros, no todos tienen una
vinculación con la relación jurídica sustancial que se discute en un caso en particular; los
terceros interesados son aquellos que se manifiestan así o porque son denunciados por quienes
ya están dentro del proceso, son comunes a la controversia.
En la intervención coactiva del tercero hay varias posturas, algunos dicen que no se
podría condenar a alguien que no fue demandado ya que la relación procesal se traba entre el
actor y a quien demandada, no con el que cita el demandado. El Tribunal Superior de Justicia
de nuestra Provincia no abala esta postura, sostiene que la sentencia tendrá los mismos efectos
para las partes y los terceros.
Conclusiones
El sistema procesal que actualmente se utiliza fue una herramienta diseñada para una
época y una realidad distinta a las actuales, por ello se ha vuelto un proceso lento y engorroso,
se demora demasiado en llegar a una sentencia de un tribunal.
Uno de los factores que propende a la excesiva demora es la escritura, que entre otras
cuestiones no permite que varios actos procesales se concentren en uno solo. Para mudarnos a
un proceso oral es necesario un cambio de paradigmas, un cambio de mentalidad en los
operadores y en los auxiliares judiciales.
En los procesos orales un requisito esencial es el contacto del Juez con las partes y con
las fuentes de prueba, por ende, con el objeto litigioso. El contacto con las partes del proceso
tiene como objetivo lograr un diálogo continuo y evitar que el Juez sea un mero espectador
del "ida y vuelta" entre actor y demandado. Además, la relación entre el magistrado y las
partes permite determinar en forma directa el foco del conflicto y en base a él puede trabajarse
en una conciliación.
Por su parte, la relación directa entre el Juzgador y la prueba permitirá que la búsqueda
de la verdad objetiva sea real, para así tener una sentencia debidamente fundamentada. La
interpretación de la prueba por parte del Juez en un proceso oral es de manera inmediata, por
lo que produce una mayor convicción en su valoración. Por ello, la sentencia tendrá un plus al
mostrar la propia percepción de quien decide, provocando mayor certeza y por lo tanto,
seguridad jurídica. En este proceso no existe una intermediación en la decodificación del
mensaje como sucede en el proceso escrito. De esta manera se contribuye a la satisfacción del
principio a la tutela judicial efectiva consagrado en nuestra Constitución Nacional.
Para que el proceso oral logre sus objetivos es necesario asignarle a los jueces más
facultades que las que poseen en los procesos eminentemente escritos. En estos procesos
deben tener facultades de pre clasificar y distribuir las pruebas, resolver incidentes sin
sustanciación en los casos que sea posible, etc.
Asimismo, para que los procesos orales cumplan con sus metas es necesario contar
con una infraestructura judicial adecuada, debe tenerse en cuenta la cantidad de jueces y las
audiencias a fijares, el personal a cargo de cada Juzgador, el espacio físico y las herramientas
tecnológicas necesarias para llevar a cabo las audiencias. Si no se tienen en cuenta estos
factores, indefectiblemente el "proceso por audiencias" fracasará.
El sistema oral en sí, a priori, se muestra más adaptado a la realidad y actualidad que
nos rodea que el eminentemente escrito. Como principales beneficios observo, que la
concentración de actos procesales conlleva a la celeridad procesal, y la inmediación del Juez,
además de aumentar las probabilidades de llegar a un acuerdo conciliatorio, tiene como
positivo que producirá una sentencia de mayor calidad debido a la percepción directa de los
objetos probatorios por parte del Juzgador.
Bibliografía
- Héctor Mario Chayer, Juan Pablo Marcet. Nueva gestión judicial: oralidad en los procesos
civiles.
- Picó, I. Junoy, Joan, "Oralidad y control de las pruebas personales en segunda instancia:
hacia la búsqueda del necesario equilibrio", Revista de Derecho Procesal, 2011-1, Ed.
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2011, ps. 444/445.
- Díaz de Vivar, Elisa y Vila, Rosa: Menos fojas y mejor Justicia (A propósito del art. 360 del
código procesal), E.D. 168-1001, ap. IV.
- Eisner, Isidoro, "La fijación de los hechos litigiosos", Revista del Colegio de Abogados de
La Plata, 30, p. 142, obra citada por BERIZONCE, Roberto, "La audiencia preliminar: un acto
esencial del proceso. (A propósito del flamante ordenamiento procesal rionegrino)", LA LEY
1988-E, p. 754.