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SVLVIE TENENBRUM

MENSAJERO
Sylvie Tenenbaum

COMO MEJORAR
TU VIDA DE PAREJA
Afectividad
Psicología
Comunicación

®
EDICIONES MENSAJERO
Quedan prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del
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ción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimien-
to informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante al-
quiler o préstamo públicos, así como la exportación e importación
de esos ejemplares para su distribución en venta fuera del ámbito de
la Unión Europea.

Título original: Bien gérer sa vie de couple


Traducción del francés: Jesús Mendibelzua
Portada y diseño: Alvaro Sánchez
Introducción

"Erase una vez... y vivieron felices y tuvieron muchos hi-


jos": así comienzan y acaban los cuentos que colmaron nues-
tra infancia... de quimeras. Los puntos suspensivos corres-
ponden a las hadas benévolas y perversas, a los Pies de Asno
y las Blancanieves, Cenicientas, Bellas Durmientes del Bos-
que y demás Caperucitas Rojas y Príncipes Encantados que
transforman nuestra vida real en una obstinación crónica por
intentar descubrir en nuestra pareja el Príncipe maravilloso o
la Mujer soñada, queriendo vivir una relación de amor aleja-
da de la realidad; realidad acerca de lo que somos, de lo que
es el otro y de nuestro entorno.
Nada acontece como en los libros puesto que somos unos
seres de todo punto diferentes y únicos.
Nada acontece como en los libros puesto que ansiamos en
exceso asemejarnos a esos míticos personajes.
Nada acontece como en los libros puesto que nos encon-
© Département Retz de la Librairie F. Nathan. 1 rué du Départ, 75014 París tramos limitados por nuestra lectura.
© 1996 Ediciones Mensajero, S.A. - c/. Sancho de Azpeitía, 2 - 48014 Bilbao Nada acontece como en los libros puesto que dichos libros
ISBN: 84-271-2019-2 no nos refieren el "cómo" de sus historias.
Depósito Legal: BU-388.- 1996.
Nada acontece como en los libros puesto que Piel de Asno
Impreso en: Aldecoa, S.L. - Pol. Ind. Villalonquéjar. resulta repelente hasta el final de sus días; Blancanieves, en-
c/. Condado de Treviño, s/n - Naves C.A.M., n.° 21 - 09001 Burgos
7
venenada por completo, renace una y otra vez; Cenicienta tie-
ne unos pies enormes y las manos enrojecidas como conse-
cuencia de las tareas domésticas; la Bella Durmiente del Bos-
que se muere de vieja, absolutamente decrépita; su Príncipe
Azul se desmaya de miedo, perdido en la maleza...
Es urgente que escribas tú mismo tu propia historia de
amor.

PRIMERA PARTE
LA PAREJA:
CHOQUE DE DOS VISIONES
DEL MUNDO
-1
Cada ser humano supone
un sistema programado
Antes de que se establezca cualquier relación, una pareja
consta de dos seres humanos, únicos y diferentes. Para com-
prender lo que sucede con ocasión de un encuentro, de una
elección de compañero, cuando se instaura una vida entre
dos, resulta esencial saber que es lo que encierra en sí cada in-
dividuo.
En efecto, no existen en el mundo dos personas que sean
rigurosamente idénticas: entran en juego demasiados factores
en la constitución de nuestra personalidad. Bien se trate de
los procesos neurológicos, de la propia manera de pensar o
sentir, de las aficiones y cualidades, somos todos seres diferentes
unos de otros.
NUESTROS PROGRAMAS

patrimonio situación programa experiencia


genético familiar sociocultural personal

. X YO
y ^

Somos todos individuos únicos y, por lo mismo, diferentes.

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Construcción del edificio EL PROGRAMA GENÉTICO
Nuestra personalidad reúne una serie de elementos que
podemos denominar programas. Y, aunque el término "pro- La suerte está echada
gramado" pueda hacer que rechinen los dientes de no pocos
El ser humano, desde su concepción hasta el final de la vi-
de nosotros, la programación de cada individuo constituye
da, se ve influenciado por la propia constitución neurobioló-
una realidad tan simple que es mejor asumirla como un he-
gica: es su parte innata, el resultado del azar genético de nues-
cho adquirido, de igual suerte que aceptamos sin la menor
tro nacimiento. Ese es nuestro programa básico, el más
duda que hay que comer para vivir. Por otro lado, nada
arcaico, aquel sobre el que menos podemos actuar. La perso-
existe que nos impida modificar o acomodar nuestros pro- nalidad biológica hace que todos seamos únicos como conse-
gramas en cuanto algunos de ellos puedan antojársenos cuencia de nuestro patrimonio genético.
inapropiados o limitadores. La posibilidad de intervenir so-
bre parte de lo adquirido constituye una de nuestras liber- Desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, gran-
tades básicas, de la misma manera que podemos modificar des pensadores, "clasificadores de personalidades" -sin du-
sin límites nuestros menús y elegir la comida que deseamos da conmovidos ante semejante diversidad en lo íntimo de la
tomar. especie humana y con objeto de reconocerse un poco mejor
entre todos sus hermanos humanos-, han intentado clasifi-
Aceptemos, pues, el principio de que todo ser vivo es por- carlas, etiquetarlas y colocarlas dentro de unas tipologías tan
tador de unos "soportes lógicos", de unos programas bien variadas como las modas y las ideas de la época, intentando
definidos. En el caso del ser humano, los hay de cuatro clases: en ocasiones a la fuerza y a cualquier precio hacer que todos
programas genéticos, familiares, socioculturales y, por fin, los los hombres entraran en las categorías que habían elaborado;
que se derivan de nuestra experiencia personal. Por lo que to- una vez conseguido semejante emplazamiento, multiplica-
ca a estos últimos, en la mayoría de las ocasiones nos progra- ron las descripciones, acompañándolas de interpretaciones
mamos a nosotros mismos de una manera inconsciente. Por psicológicas de las características físicas.
ejemplo, un niño sufre un día el arañazo de un gato y dedu- Son múltiples los criterios que han dado lugar a estas clasi-
ce de ello que todos los gatos son malos y peligrosos. Se ha ficaciones: desde el tamaño del lóbulo de la oreja hasta la se-
forjado por sí solo semejante opinión acerca de los gatos y esa paración de las cejas pasando por la forma de las uñas, no ha
decisión formará parte de su auto-programación. Por supuesto sido dejado al azar ni un solo centímetro cuadrado del envol-
que si, en un momento u otro, se percata de que tal conclu- torio humano. No hay que omitir tampoco las seculares teo-
sión es debida a una generalización efectuada a partir de una rías vinculadas al sexo: las interpretaciones de las diferencias
sola experiencia (cosa que suele ser frecuente), siempre estará biológicas entre el hombre y la mujer (constitución, ritmos,
en su mano, si lo desea, reconsiderar la idea en cuestión y etc.) han dado pie a las mayores aberraciones, lo mismo que
desprenderse de ella. los estudios pseudocientíficos que describen las consecuen-
cias del color de los cabellos o los ojos sobre la personalidad
Por consiguiente, cada ser humano supone un sistema psicológica e intelectual...
único compuesto de diversos programas.
No se detiene ahí la diversidad entre los seres humanos:
nuestra fisiobiología interna condiciona de manera directa el
influjo que los climas y el medio ambiente ejercen sobre el in-
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dividuo, su resistencia a las enfermedades, su capacidad de do de un modo no consciente tales modos selectivos de per-
adaptación o sus ritmos biológicos. Desde este punto de vis- cepción (adoctrinados, de manera también inconsciente por
ta, si bien quedan aún muchas cosas por descubrir, el estado sus padres) y por eso las informaciones que retienen son
actual de los conocimientos corrobora con nitidez a la par muy variables.
esas diferencias y la unicidad de cada ser, puesto que, si bien La construcción de la realidad supone, en definitiva, algo de
resulta de todo punto evidente que los sistemas culturales po- todo punto personal e involuntario en la mayoría de las oca-
seen una considerable fuerza sobre nuestra conducta, estos mis- siones (¿quien podría ser capaz de decidir no ver o no oír la
mos dependen en no pequeña medida de lo biológico y lo fi- mayor parte de las cosas?). Por ejemplo, cuando acudimos
siológico. por primera vez a casa de alguien, no elegimos dar impor-
tancia al color de las paredes, a la cantidad de libros o a la ca-
pa de polvo que hay sobre las baldas, etc; reparamos en de-
Un gato no es un gato
terminadas cosas, percibimos distintos elementos (visuales,
auditivos, olfativos o del ámbito de las sensaciones, como
Aun cuando cada individuo posee los mismos receptores
"¡Aquí hace calor!"), en tanto que otro individuo captará otra
sensoriales del medio ambiente (las orejas, los ojos, la piel, las
serie de características. Por lo tanto, la percepción es conse-
papilas gustativas y la nariz), el funcionamiento de tales instru-
cuencia de la selección que efectuamos entre nuestras sensa-
mentos difiere en una proporción nada desdeñable entre
ciones. Viene a ser como una especie de criba llevada a cabo
una persona y otra. Con independencia de eso, ya sabemos
entre los múltiples e incesantes estímulos externos que nos
que la elaboración de la realidad que captamos se deriva de
asaltan segundo a segundo; dicha criba es, por lo demás, un
unos procesos neuro-fisio-biológicos extremadamente com-
proceso de todo punto necesario puesto que, al no saber que-
plejos.
hacer con todas esas informaciones, nos sentiríamos muy
A ello se debe que, por ejemplo, los testimonios oculares pronto saturados.
de un mismo acontecimiento proporcionen en ocasiones
Tal vez pueda antojarse extraño que semejante selección
unas versiones muy alejadas unas de otras. Si pides a diez
pueda, en parte, proceder del contexto en el que crecemos.
personas que describan el mismo cuadro, acaso te quedes
Eso no obstante, nuestros programas neurológicos se hallan
sorprendido ante la variedad de las descripciones y, en no
condicionados en no pequeña medida por nuestras estructu-
pocos casos, ni siquiera reconozcas la obra original, ¡tal como
ras socio-genéticas. Si nos hemos educado en el campo o al
tú la ves!
borde del mar, filtraremos las informaciones sensoriales de
La construcción de la realidad es el resultado de numero- una manera muy distinta a como lo haríamos si hubiéramos
sas selecciones entre las sensaciones, selecciones que suponen sido unos niños de ciudad. Lo que un ciudadano conoce co-
otros tantos fenómenos humanos universales. La persona mo "viento", será especificado con otros términos por un
aprende a valerse de sus receptores de una manera selectiva agricultor o un marinero. Lo que el ciudadano califica como
(construyendo, en consecuencia, su propia realidad) intro- "hierba", gozará de numerosas y distintas denominaciones
duciendo una serie de filtros que hacen que sólo determina- en boca de un jardinero. De igual manera, un músico o afi-
dos elementos del entorno sean retenidos en tanto que otros cionado a la música emplearán vocablos muy diferentes pa-
quedan rechazados. La construcción de nuestro universo es ra describir una obra musical: no la escuchan con el mismo oí-
el producto de lo que captamos, habida cuenta de que elimi- do, puesto que no somos capaces de percibir más que aquello
namos multitud de informaciones. Los niños van aprendien- que acertamos a nombrar: la memoria dirige nuestras sensaciones.

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Realidad innegable y acaso hasta irritante: estamos progra- exhortaciones y reglas de sus padres pasa a convertirse en
mados incluso en nuestras mas recónditas profundidades neu- una cuestión de supervivencia. Si bien la transgresión suele ser
rológicas. Una vez dicho esto, nos estará permitido hasta cierto anhelada no pocas veces en la intimidad recóndita de sus
punto ampliar el marco de nuestras percepciones: abrir los ojos, sueños de rebelión, dicha transgresión aparece como algo temi-
prestar oídos, recordar que existen olores sutiles e incrementar ble y amenazador a lo largo de muchos años, años intermina-
las propias posibilidades perceptivas es algo que está al alcance bles en cuyo decurso se van instalando aprendizajes y progra-
de quien lo desee. mas, hasta llegar a convertirse en automatismos, inconscientes
en su mayoría.
El influjo de la familia es casi permanente durante toda la
EL PROGRAMA FAMILIAR vida, en grados diversos, pero conviene caer en la cuenta
del detalle de que realizamos una serie de aprendizajes
desde el día de nuestro nacimiento hasta el de la muerte:
El capullo delicado aprendemos todos los días, y luego nos olvidamos de que
hemos aprendido ya que sabemos cómo hacer las cosas.
"La sombra de la familia oscurece la visión del individuo" 1 .
Precisamente a eso se debe el que gocemos de la posibili-
La familia constituye un lugar de aprendizaje que tendrá el dad de modificar algunas de esas cosas aprendidas y, sobre
máximo influjo, sin duda, a lo largo de la vida del individuo; todo, de que seamos capaces de poner en práctica nuevos
por medio de ella es como más marcado quedará desde la aprendizajes que nos satisfagan más, que se nos antojen
más tierna infancia hasta el remate de la adolescencia, y, en más ventajosos. Tan sólo como consecuencia de que, en u n
consecuencia, en un época (cosa sobre todo válida para los momento determinado y en u n contexto muy peculiar, op-
primeros años) en la que uno es joven y especialmente maleable tamos por lo que nos parecía que era el mejor modo de pro-
e influenciable, en tanto que apenas si goza de energía y poder ceder en función de aquello que podíamos realizar en dicho
sobre los demás y sobre el propio entorno. momento, es por lo que es definitivamente imposible pro-
ceder de otra forma y por lo que tenemos que conducirnos
Su inmaduro sistema nervioso soporta mal el agota-
siempre igual. Son muchos los caminos que conducen a u n
miento, carece de recursos para cuestionar y controlar y,
resultado positivo, ¡estudiemos el mapa de cerca antes de
por lo mismo, es susceptible de recibir cantidad de infor-
comprometernos y recordemos que existen varios más e in-
maciones erróneas por carencia de posibilidades de verifica-
cluso mejores!
ción. En tales circunstancias, no dispone de alternativas y su
marco queda limitado a aquello que le viene dado. Por ejemplo, imaginemos u n muchacho que acaba de ob-
La conducta del niño va viéndose modificada poco a poco tener un resultado pésimo en clase; siente auténtico pánico
gracias al contacto con el medio ambiente familiar y esas pre- ante la reacción de su padre y falsifica las calificaciones en el
siones resultan tanto más fuertes cuanto que su intensa urgen- boletín de notas (cosa que incrementa todavía más su mie-
cia de seguridad le dicta, de ordinario, una actitud de aceptación do ya que corre el riesgo de ser descubierto). Ese mismo día
proporcional a su miedo a verse rechazado, a no sentirse ha comprendido que mentir puede sustraerle de la cólera
amado. Para un niño, el conformarse a las órdenes, modelos, paterna y acaso, aunque de forma inconsciente, tome la de-
cisión de mentir siempre que se vea sorprendido en falta
1 R.D. Laing, La politique de lafamille, Stock, 1979, p. 27. por los representantes de la autoridad (patrón, etc.), limi-

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tándose con ello en sus opciones de conducta y perpetuan- tante, tenemos la facultad de mejorar el campo de las sensa-
do una modalidad de comportamiento que ya no resulta ciones mediante ejercicios apropiados, sin dejar de tener pre-
apropiada para las situaciones que se le presenten en la vi- sente que existen ciertos límites infranqueables para el ser
da como adulto. Eso no obstante, más adelante podrá refle- humano.
xionar sobre la razón que provocó semejante conducta. Un
niño que ha tenido miedo a su padre puede llegar a con-
vertirse en una persona mayor que se permita el error y ¡Cuidado con los bebés!
que, por lo tanto, no sienta miedo cuando se equivoca; se
ofrece a sí mismo en tal caso la posibilidad de actuar de Supuesto todo lo anterior, vamos a estudiar nuestros filtros
biológicos programados, ya que es esencial conocer su exis-
otra manera como, por ejemplo, la de decir simplemente la
tencia y saber, como consecuencia, que cada individuo dispo-
verdad.
ne de una visión personal y única de cuanto le rodea, de la rea-
El niño, mientras vive con sus padres, al observar a éstos va lidad, de su realidad. Por ejemplo, de conformidad con los
almacenando multitud de informaciones sobre sí mismo, sobre hábitos alimenticios de tu medio ambiente familiar, una taza
los demás y sobre el mundo. Aprende a percibir a las personas de café que contenga cinco terrones de azúcar te puede resul-
de su entorno, a conferir sentido a cuanto capta (si papá sonríe, tar amarga o, por el contrario, ¡pensarás que estás bebiendo
es que está contento); a comunicarse merced al modelo pater- un jarabe! Tus papilas gustativas portan la huella de la familia.
no. Graba una serie de normas (muy explícitas o implícitas),, ri- Este sencillo ejemplo muestra cómo nuestro contexto de aprendi-
tuales y creencias (sobre sí y sobre el mundo); aprende a de- zaje es susceptible de influir sobre la interpretación que hacemos de
fenderse, a hacer frente a las amenazas, a desempeñar el papel las sensaciones y, comoquiera que se trata de u n aprendizaje,
de hombrecito o mujercita. Va engranando asimismo una can- cabe modificarlo, ya que el aprender está al alcance de cual-
tidad enorme de datos objetivos, de métodos y habilidades quiera.
que le darán pie a ampliar su marco de autonomía material. De De todo esto cabe deducir que no existe ninguna percep-
ese modo, año tras año va formándose su personalidad. ción que sea equivocada a priori y que el error más frecuente
De ahí que el medio en el que uno crece influya a la vez so- sobre el que suele descansar lo esencial de nuestros conflictos
bre las propias sensaciones, percepciones y pensamientos. Ya y dificultades (que nos enfrentan a unos con otros a lo largo
hemos visto cómo colocamos ciertos filtros sobre los recepto- de la vida) consiste en la idea ingenua por demás de que
res sensoriales, filtros que suponen una selección en nuestras nuestra visión personal de la realidad es evidentemente la
percepciones. Ni que decir tiene que no somos capaces de única posible y la más atinada; en cuanto al otro, ¡por necesi-
captar todo lo que es perceptible (no disponemos de los per- dad tiene que ser tonto, malo, loco o perverso para pensar,
trechos necesarios). Hay animales, por lo demás, que gozan actuar y reaccionar de otra manera!
de una agudeza sensorial muy superior a la nuestra en deter- Ese otro, sea quien fuere, no capta el m u n d o exactamen-
minados ámbitos: las aves (sobre todo las de rapiña) tienen te como tú, puesto que las "relaciones que el hombre man-
una vista extraordinaria; los murciélagos, delfines y ballenas tiene para con su entorno dependen a la par de su aparato
(por no citar más) poseen una agudeza auditiva sorprendente sensorial y de la manera en que está condicionado para ac-
por completo. tuar" 2. Las consecuencias del torpe empeño por convencer
al otro de que está equivocado - c u a n d o lo que ocurre es
Nos hallamos, pues, ante unos filtros biológicos con respec-
to a los cuales nuestros recursos son limitados. Eso no obs- 2 T. Hall, La dimensión cachee, Le Seuil, 1971, p. 86.

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simplemente que su realidad es distinta de la t u y a - suelen ¡Jamás una Dupont se casará con un Durand!
resultar las más de las veces inútiles y originadoras de ¡En nuestra casa, somos siempre tenderos de padres a hijos!
amargura. Para que un niño ande derecho, ¡sólo valen los golpes!
¡El amor, está bien en los libros!
Dentro de nuestra familia es donde aprendemos a filtrar e ¡Si se quiere triunfar, es menester sufrir!
interpretar las percepciones. En efecto, el contexto familiar es ¡La felicidad no existe!... ¡O hay que pagarla muy cara!
el que, por ejemplo, provoca el rechazo (o la atracción) res- etc.
pecto a determinado tipo de hombre o mujer. Para conferir
cierto sentido a nuestra percepciones, nos apoyamos en las creen- ¿Qué tal si, al filo de tus recuerdos, dentro de tu propia lis-
cias o en los mitos familiares, y la mayoría de tales mitos se re- ta, te planteas este par de interrogantes: qué es lo auténtica-
montan a tiempos muy antiguos y van siendo transmitidos y mente verdadero... útil...? ¿Que podría suceder si dejara de
acondicionados de generación en generación. creer en eso?
¿Te das cuenta de la cantidad de ideas y juicios que reci-
Cuéntame una historia bimos en el seno de nuestra familia y que constituyen nuestra
personalidad sin que reparemos en ello? Desde la infancia,
Manteniendo la cabeza bien fresca y el ánimo tranquilo, vamos viéndonos influenciados en nuestros pensamientos
resulta interesante cuestionarse uno a sí mismo acerca de los sobre temas tan importantes como la vida y la muerte, el
mitos que circulan dentro de la propia familia, no ignorando hombre y la mujer (y sus respectivos papeles), el bien y el
que gran parte de ellos son producto de generalizaciones aca- mal, las ideologías, los valores (para aceptarlos o rechazar-
so perdidas en la noche de los tiempos y que, de ordinario, no los, sin matices), todos los códigos de moral (los vicios y la
descansan sobre ninguna base lógica. Dichos mitos, compar- virtud), los apriorismos y los principios, los prejuicios (de to-
tidos por lo general por los miembros de una familia (hasta dos los órdenes y necesariamente discriminatorios), los de-
su puesta en tela de juicio por parte de algunos disidentes re- rechos y deberes (cuándo, dónde, respecto a quién...), las
fractarios y rebeldes para con la cultura familiar o con deter- costumbres (las hay buenas y malas, pero ¡cuidado que no se
minados aspectos de la misma), ofrecen, sin embargo, la ven- tornen en coacciones!)... Todas esas ideas se nos han ido
taja de evitar los conflictos abiertos pues suponen ciertos transmitiendo por parte de la familia con absoluta buena fe y
puntos de convergencia (con frecuencia implícitos), lo cual re- no somos capaces de enseñar y compartir sino aquello que
sulta muy tranquilizador: las cuestiones susceptibles de ser sabemos y creemos.
embarazosas quedarán en la sombra, olvidadas, borradas
merced al automático acuerdo que evita en no pocas ocasio-
nes tener que pensar... ¡Sí, creo!

Existe, empero, toda una serie casi ilimitada de ejemplos ¡Y es que no es cuestión de lanzarle al bebé al agua del ba-
contrarios respecto al consuelo que se supone que propor- ño! Por el contrario, acaso no quedaría fuera de lugar el que
cionan semejantes mitos familiares: ¡pregúntales a Romeo y nos planteáramos una serie de cuestiones acerca de todas las
Julieta si el mito de la discordia obligatoria entre sus dos fa- creencias, que las examináramos con nuestros propios filtros,
milias era tan tranquilizador! Cuántas almas errantes siguen los nuestros, a fin de conservar sólo aquellas que deseamos
todavía acudiendo, por la noche, a postrarse a los pies del que perduren. La posibilidad de seleccionar las" propias ideas
patriarca quien; hierático, violento y amenazador, les espeta: y pensamientos se asemeja mucho a la libertad. Con objeto

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de ayudarte en semejante tarea, puedes también entrete- sión del mundo. No existe regla alguna que sea buena o mala:
nerte buscando ejemplos en contra de cada uno de los mitos sí hay algunas que cierran una cantidad enorme de puertas,
que encuentres: ¡tal vez experimentes un no pequeño alivio en tanto que otras las abren con generosidad. Problema nues-
y rechinen menos tus dientes cuando te digan que constitu- tro será el elegir.
yes un sistema programado, ya que entonces lo estarás en
menor grado! Cabe asimismo que repliques que sí, que po- Mitos y normas suponen también un asunto personal:
sees una serie de programas y que eso es algo necesario y puede que encuentres que una creencia te resulta más o me-
provechoso, cosa en la que tendrás toda la razón del mundo, nos útil o coactiva, eso es asunto tuyo, y no implica ningún
una vez que hayas comprobado la utilidad de cada uno de juicio sobre la persona que la posee, ya que forma parte de su
dichos programas. programa, del mismo modo que tu creencia. Más vale no con-
fundir a la persona con aquello que dicha persona cree o hace.
Con independencia de los mitos y creencias, la familia
trasmite además una cantidad imponderable de reglas, por lo Mediante las modalidades de conducta, mitos y reglas, la
general formuladas en frases análogas a éstas: "es preciso...; familia nos ofrece un terreno de aprendizaje privilegiado en
no hay que...; se debe...; no se debe...", con todas las variantes todos los ámbitos, y entre ellos no es el de menor importancia
posibles y acompañadas, por lo regular, de un "si no..." ame- el de la comunicación, ya que el lenguaje no nos sirve sólo pa-
nazador. ra suministrar informaciones, sino que refleja, palabra por
palabra, nuestra visión de la realidad, quedando ésta confi-
Esto supuesto, lo mismo que has hecho con los mitos pue- gurada (ya volveremos sobre ello más adelante) por el con-
des realizar con las reglas que han ido jalonando tu infancia y junto de nuestros programas.
adolescencia, concernientes, por ejemplo, a:
- La alimentación: "¡hay que tomar ensalada en cada co- ¡Abracadabra!
mida, sino...!"
- La ropa: "¡hay que llevar siempre camisa, si no...!" Donde el niño aprende a hablar es en el seno de su propia
- Uno mismo: "¡no hay que mostrarse demasiado original familia: de qué, a quién, en qué contextos, qué es lo que tie-
en el vestir, si no...!" ne derecho a creer y a decir, lo que nunca debe expresar, so-
bre todo dentro del campo de los sentimientos e ideas... Y la
- Los horarios: "¡es preciso levantarse temprano / comer a
comunicación no se limita a las palabras, al lenguaje verbal:
una hora fija / ir al baño a una hora fija, si no...!"
en su sentido mas amplio, es sinónimo de comportamiento.
- Las palabras: "¡no hay que hablar del propio cuerpo, si No cabe duda de que existen las palabras, pero también to-
no...!" do cuanto las acompaña (o que se expresa sin palabras): lo
- La higiene: "¡lavarse demasiado el ombligo resulta peli- no verbal (gestos, actitudes, mímica, silencio, maneras de
groso!" proceder, etc.), y que supone una forma de expresión muy
significativa.
Es preferible detener la enumeración; mejor será que cada Además, el niño comprende muy pronto el impacto de los
uno localicemos tales reglas y las sometamos a nuestro pro- mensajes que envía: las reacciones verbales y no verbales de
pio interrogatorio, a nuestro juicio como persona adulta, aun sus interlocutores le van indicando con claridad el alcance de
a riesgo de que inventemos otras, útiles y provechosas, que lo que acaba de hablar y la manera en que es comprendido e
posibiliten nuestra expansión, el ensanchamiento de nuestra vi- interpretado.
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Así van originándose para él las primeras reglas de la co- y mímica, ruidos y silencios, posición en el espacio, ritmos y
municación, reiterativas como toda regla, y van imprimién- presentación de sí mismo (ropa, etc.). Extrema sutileza de to-
dose en él hasta formar su lenguaje. dos esos elementos entrecruzados, las más de las veces de
manera inconsciente
Más adelante veremos cómo los modelos de comunicación
adquiridos en los primeros años de la vida inñuyen sobre las
interacciones y los contactos y sobre toda la vida relacional de Ejercicios de puntuación
una persona, puesto que, desde que un ser humano accede a
esta tierra, la comunicación se convierte para él en el factor La comunicación está también compuesta por los ritos fa-
más importante: "Determina el estilo de relación que estable- miliares: costumbres tales como el ritual de levantarse y acos-
ce para con los demás y con todo cuanto le acontece en el uni- tarse, los ritmos o la organización del ocio, la frecuencia de
verso que le rodea" 3 . contactos con los restantes miembros de la familia (desde las
De ahí que, cuando alguien expresa una idea por medio grandes fiestas tradicionales a las comidas del sábado con el
de una palabra (como, por ejemplo, "felicidad"), sea im- tío Filiberto...), con los amigos, etc. Este cúmulo de ritos que
portante preguntarle lo que dicho vocablo significa para él, realza los días del año es reiterativo y está cuidadosamente
lo que entiende bajo ese término, ya que no es evidente que organizado; forma parte del ambiente del niño que lo integra
tú conozcas su propia concepción de la felicidad, que no y que, a su vez, instaurará más tarde (a veces con ciertas mo-
tiene por qué ser por fuerza como la tuya. El lenguaje es un dificaciones) en su propia familia.
elemento fundamental en la elaboración del pensamiento. Este rápido bosquejo de los modelos que constituyen un
El espíritu humano va almacenando y organizando de for-
programa familiar puede antojarse muy oneroso y apremian-
ma estructurada cuanto le rodea, en rigurosa adecuación
te, pero es necesario. No es posible imaginar que unos padres
con sus programas
transmitan algo distinto a aquello que ellos conocen, pero ca-
Esto explica que la evolución de nuestro pensamiento - y la da generación es portadora de variantes y de evolución. Y es
misma evolución en su sentido general- quede condicionada que, ¡tranquilicémonos!, es verdad que todos esos elementos
por el lenguaje que utilizamos. (mitos, reglas y comunicación) son susceptibles de ser modi-
ficados y mejorados si así lo decidimos.
Todo lo que nos enseña nuestra familia hace referencia por
necesidad a la lengua que en ella se emplea, factor esencial en
la constitución de nuestros programas. Ni que decir tiene que
una estructuración así atañe a las diferentes maneras de ex- EL PROGRAMA CULTURAL
presar los sentimientos propios. Dentro de semejante ámbito
de expresión es como vamos aprendiendo a valemos de to-
El modelado, un juego de sociedad
dos los medios que la comunicación de la familia pone a
nuestra disposición: tanto las palabras como lo no verbal que
Dentro de una sociedad, los grandes valores, que evolucio-
el niño capta muy pronto: distancia entre las personas, con-
nan, se nos transmiten mediante eso que se conoce bajo la
tactos físicos regidos por unas reglas muy precisas, ademanes
denominación de la cultura; tales valores y principios constitu-
3 V. Satir, Pour retrouver l'harmonie familiale, Éd. Universitaires, J.-P. De- yen una guía de saber actuar, decir, pensar y comunicar (a
terge, 1980, p.45. través de las palabras y el comportamiento).

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Las culturas son tan numerosas como los países (por no Están por todas partes
aludir a las culturas regionales, las subculturas que, en no
pocos casos, suelen ser muy específicas); se apoyan sobre Nuestro programa cultural se entrecruza con la vida ente-
tradiciones intensamente estructuradas, que dirigen y codi- ra puesto que se insinúa en todos sus ámbitos:
fican todos los tipos de conducta y el conjunto entero de la - Las relaciones (o interacciones) entre los individuos: co-
comunicación. municación verbal y no verbal.
Un programa cultural viene a ser como un programa fa- - La propia estructura de nuestra sociedad para con las
miliar a escala más amplia: se trata de una constante presión del nociones de clases, partidos y modalidades de gobierno.
medio ambiente cuyo objetivo se centra en colocarle al indivi-
- Las necesidades físicas (como la alimentación).
duo dentro de un molde. Dicha elaboración social se vale de los
padres para salir adelante, toda vez que ellos mismos la han - La vida profesional mediante un código de trabajo y es-
sufrido. tructuras precisas.
Nos encontramos, en efecto, sumidos dentro del progra- - Los comportamientos específicos vinculados con los se-
ma que nuestra cultura nos impone. Portamos una especie xos y las funciones dentro de la sociedad.
de filtros culturales que nos mantienen en nuestros princi- - El territorio mediante el aprendizaje de las relaciones es-
pios y apriorismos, impidiéndonos incluso dirigir una mi- paciales: necesidades: individuales, vivienda, frontera.
rada objetiva sobre nuestra propia cultura. Ya en el mismo
instante en que nacemos, la cultura tiene un enorme influ- - Los ritmos vitales (la temporalidad), mediante la medida
jo sobre nuestras percepciones y modelos de selección de y el sentido del tiempo.
todos los pensamientos. Al margen de eso, nos resulta por - Los conocimientos, mediante el aprendizaje del saber,
demás difícil cobrar distancia en relación con dicho progra- primero informal (en la primera infancia) y luego profesional,
ma: es él el que ha modelado la capacidad de nuestros re- su valor y su empleo dentro de la educación.
ceptores sensoriales, el que elabora nuestra conducta. ¿Có-
mo ver aquello que no hemos aprendido a mirar? ¿Cómo - Las diversiones y los juegos, mediante lo que está prohi-
oír aquello que no hemos aprendido a escuchar? ¿Y cómo bido, sugerido, autorizado... o muy aconsejado.
dar un sentido distinto a las percepciones si no sabemos - La defensa del individuo, mediante unos esquemas de
que es posible otra interpretación, si el medio ambiente fa- creencias representados por las instituciones, los ritos y la
miliar no nos ayuda a ello? Con todo, disponemos de la po- medique suponen actitudes individuales peculiares.
sibilidad de adoptar una postura "meta" frente a nuestra
- La utilización de la materia, mediante la noción de co-
cultura a fin de adoptar cierta distancia. Una buena manera
modidad, la explotación de recursos o la tecnología 4 .
de lograrlo consiste en estudiar a los demás y sobre todo,
en comportarse como ellos, sin pretender emitir ningún jui- Todos esos aspectos integran nuestra escenificación, nuestro
cio; en efecto, si decidimos observar una cultura diferente programa cultural que nos influye hasta en la más estricta in-
de nuestras propias estructuras de pensamiento, no sere- timidad. Esto es lo que explica los problemas que encuentran
mos libres respecto a la comprensión de nuestras observa- las personas que se instalan en un país de cultura diferente: to-
ciones y calificaremos determinadas conductas como ab- do allí les resulta desconocido, nuevo, distinto..,.los códigos de
surdas, raras, etc.
4 Según E.T. Hall, Le langage silencieux, Le Seuil, 1984.
26 27
comunicación no verbal son diferentes y, al no permitirles sus del volumen de la cavidad craneal del hombre y la mujer; ni
propios programas interpretar tales mensajes, su adaptación no por el estudio del cerebro como tal. "Se descubren nuevas
resulta sencilla, exactamente igual que los programas propios 'deficiencias' neuroanatómicas en la hembra en la región del
del país de acogida no les comprenden a ellos. Aun cuando cuerpo calloso, en la complejidad de las circumvoluciones y
dichos emigrantes posean la lengua del país de adopción, ese escisuras cerebrales, en la conformación de estas últimas y, en
conocimiento no basta, ya que cada individuo se expresa su- fin, en la rapidez del desarrollo del córtex en el feto (Wooley,
poniendo que su interlocutor funciona de acuerdo con un có- 1910) 5 ". Ahora bien, nadie ha podido probar nada que esté
digo similar al suyo. Además, si el lenguaje verbal es diferen- fundado científicamente.
te, no cabe duda de que el del cuerpo lo es mucho más: de ¡No es preciso ser especialmente sabio para asegurar que
igual suerte que las palabras, lo no verbal supone un discur- se dan ciertas diferencias! La interpretación del estudio de ta-
so codificado que encierra sus propias convenciones. Un ges- les diferencias queda en manos de los apriorismos ideológi-
to codificado significa lo mismo tanto para el actor como pa- cos de aquéllos que se encargan de llevar adelante las inves-
ra el espectador, y de ahí que aquél lo utilice. tigaciones en cuestión. Una vez más, no deja de tener su
Por supuesto que cada uno de estos aspectos se halla en interés el encontrar la prueba que uno no busca en lugar de la
evolución constante desde los comienzos de la humanidad, que está buscando: la ciencia (si es lícito valerse de este tér-
enriqueciéndose dicha evolución con las múltiples confronta- mino en el caso presente) se pone así al servicio de una ideo-
ciones entre los diversos modelos culturales. logía, no consagrándose sino a aquello que la corrobora, re-
fuerza y consolida, amordazando de este modo cualquier
No es nuestro intento analizar aquí todos los elementos de interrogante e impidiendo la menor sorpresa.
nuestro programa cultural; nos limitaremos a una ojeada su-
perficial de dos temas que nos interesan de un modo más El programa cultural está totalmente impregnado de pre-
particular: los programas vinculados al sexo y nuestra "cul- juicios que fortalecen y justifican un modo de proceder res-
tura amorosa". trictivo. No es posible que se perpetúen tales creencias y con-
dicionamientos sexuales sino en el supuesto de que se den en
ambos sexos, cuando ambos se oponen recíprocamente; la di-
¡Y cuando le veas a la reina! ferencia entre los sexos constituye la trama y los fundamentos
de la relaciones humanas: ya se trate de una chica o de un chi-
Si existe un terreno en el que el ser humano se encuentre co, todos los niños están modelados y vaciados de acuerdo
rodeado por unas reglas estrictas y, por lo tanto, no sea libre con unas ideas bien definidas.
(ni en sus pensamientos ni en sus actos), ése es el de las fun-
El poder de semejantes creencias se explica por el hecho
ciones vinculadas al sexo. Si bien es cierto que determinadas
de que son transmitidas a unos jóvenes que no disponen de
modalidades de conducta van evolucionando, los programas
los datos necesarios para analizarlas y ponerlas en tela de jui-
culturales están muy lejos de ser modificados toda vez que
cio. Como ocurre con otros muchos elementos de los progra-
sus raíces se hallan hundidas en una historia inmemorial. A
mas recibidos, suponen otras tantas verdades que controlan
pesar de algunas investigaciones consideradas como científi-
casi la totalidad de la vida diaria, tanto de las mujeres como
cas y profundas que intentan poner de manifiesto ciertas
de los hombres, padeciéndolas estos últimos por igual; en
pruebas fisiológicas de la inferioridad constitucional de la
mujer, los sabios más eminentes no han sido capaces de pro- 5 M.-C. Hurting y M.-F. Pichevin, Les différences des sexes, Tiercé-Scien-
bar dicha inferioridad: ni mediante el estudio comparativo ces, 1986, p.35.

28 29
efecto: "¡no hay más remedio que ser hombre!... Porque, lino contra "la mujer que inició el pecado" y que es la causa
cuando uno es hombre, ha de ser sin tregua, pues el menor de nuestra decadencia y muerte (Eclesiastés, 25-24).
desfallecimiento lo comprometería todo. Ocupado en todo
momento en reducir al silencio... los propios temores y lágri- M Í programa sexual
mas, las cobardías y anhelos... 6 ". - ¿Quiénes eran las personas importantes para mí en mi in-
fancia?
Desde su más tierna infancia, se le inculca al pequeño un
código de conducta atiborrado de nociones que consolidan el - ¿Qué decía cada una de ellas sobre:
concepto de virilidad: nociones tales como el valor, el sentido • la vida de la pareja
del honor, del deber, de las responsabilidades, la robustez • el amor
psíquica... útiles todas ellas, sin duda (¡también para las mu- • la sexualidad
jeres!), pero que reducen su vida, comprimiéndola dentro de • los hombres
• las mujeres
una coraza de la que quedan excluidos los sentimientos.
• la confianza
• el cuerpo
• la homosexualidad
Yo Tarzán, tú Jane • la proximidad con los otros
• el placer
Los estereotipos sexuales se van perpetuando a través de
una imaginería tan variada como ancestral, tanto en la litera- - ¿Qué imagen de pareja te proporcionaron tus padres?
tura como en los textos religiosos, corriendo parejas con las
- ¿Qué decían acerca de los medios para ser felices como
canciones, las películas o la publicidad. Los papeles sexuales
pareja?
del hombre y de la mujer condicionan no sólo su vida social y
profesional, sino también la vida privada e íntima: el derecho - ¿Qué piensas hoy en día sobre este tema?
al orgasmo en la mujer ha preocupado durante mucho tiem-
po a los teólogos cristianos (a la inversa, por ejemplo, de lo En cuanto a la sociedad laica, ha exaltado atrevidamente
que acontecía con los mesopotamios, cuyas tablillas muestran -no obstante la austera apariencia de los buenos modales- la
con nitidez que, a pesar de que se trataba de una sociedad "fornicación" adúltera y los éxitos sexuales masculinos, dando
machista, las mujeres y los hombres poseían idénticos dere- pábulo a las hazañas necesarias para demostrar la propia virili-
chos en la búsqueda del placer; dentro de este campo, la mu- dad, y colocando a la sexualidad, pese a ser algo tan natural, en
jer, no considerada como objeto ni como instrumento, era res- el centro de las preocupaciones viriles, como si se tratara de al-
petada como una compañera igualmente activa). Por lo que go excepcional. Y este mito sigue propagándose alegremente.
hace referencia a la Iglesia, durante mucho tiempo ha asocia- De igual suerte, durante mucho tiempo se consideraba de
do el acto carnal (fuera del matrimonio) con un pecado grave buen tono en las mujeres el rechazar a su marido después de
y ha rechazado, aun en el hombre, el placer sexual ("Es vergon- haber tenido sus hijos (o, incluso, el "soportar" el sacrosanto
zoso amar demasiado a la propia esposa; ...aquél que ama a "deber conyugal"). Las esposas debían seguir siendo castas y
su mujer con demasiado ardor es un hombre adúltero" -afir- los maridos buscaban así su placer junto a mujeres "de mala
maba San Jerónimo), no autorizando la sexualidad sino en or- vida", las únicas autorizadas para procurárselo.
den a la procreación y poniendo en guardia al género mascu-
Un amplio movimiento de hombres y mujeres viene lle-
6 A. Leclerc, Paroles defemme, Grasset, 1974, p. 90. vando adelante una cruzada incesante en contra de los mitos

30 31
vinculados al sexo. Ahora bien, no basta una generación para muerte; no te sobreviviré ni un segundo; moriremos juntos".
modificar unos programas impresos en nuestras memorias Él: "Yo te defenderé", y ella: "Te adoraré".
desde hace muchos milenios. Las modificaciones que se han
Mujeres convertidas en "semiángeles, semicretinas 7 " y
ido introduciendo en tales condicionamientos se deben más a
hombres obligados a transformarse en padres-guerreros-
concienciaciones individuales que colectivas y, desde un pun-
héroes-dioses si quieren mantenerse sobre ese incómodo pe-
to de vista sociológico, no se traducen en cambios culturales destal en que el individuo no cuenta para nada: su único co-
radicales. La evolución avanza, jalonada acá y allá por el éxi- metido consiste en responder a un sueño.
to, pero refrenada ante la fuerza y pujanza de unas creencias
que, aunque se vean legalmente contestadas o puestas en Tópico de un amor que no puede darse en lo conyugal, de-
cuestión, siguen todavía gravitando con todo su peso sobre masiado oneroso: amor glorificado en el adulterio, en la
las actitudes y conductas. muerte, la locura, el exilio, el dolor y la destrucción.
Tópico de un amor de cuento de hadas que no repara más
que en el contacto y los primeros momentos, quedando el res-
Eros que hace daño to como un "feliz conjunto", sin que se sepa demasiado en
qué consiste.
Prueba de ello la tenemos en el mito "amoroso", gigantes-
co embuste que se va transmitiendo de generación en gene- Tópico de un amor del que uno sabe de sobra que no es
ración, embuste del amor romántico que -como dice Stend- posible que dure por mucho tiempo bajo esa forma y que la
hal- consiste en esa "maravillosa capacidad para descubrir evolución de cada una de las circunstancias de la vida contri-
en el objeto amado una serie de virtudes que no posee" (De buye a modificar y transformar sin que ello tenga nada de
l'amour). Ese amor romántico ante el cual todos o casi todos triste o negativo: simplemente es otra cosa.
-pocas son las excepciones- las hemos pasado muy mal al- Tópico, en consecuencia, de un amor contradictorio, des-
gún día (¡al menos uno!) y ante el que nos hemos hecho los truido por la vida común, que anima al matrimonio... ¿Qué
tontos aguardando su dentellada a la par dulce y atroz, dolo- pensar? ¿Qué hacer? ¿En qué consiste el amor?... En lo que tú
rosa y adorable. ¡El que nunca haya pecado que nos arroje la quieras que sea, de acuerdo con tus propios criterios, en el su-
primera piedra! Y todos los artistas ponderando sin cesar los puesto de que te convenga. Ni el deseo de conformidad y
deliciosos ardores que las flechas de Eros nos proporcionan aprobación, ni el temor ante un castigo o la exclusión deben
cuando sucumbimos al amor. ¿Y en qué consiste el verdadero prevalecer sobre tu propia opción vital.
amor sino en el hecho de decirle al ser amado: "Cada vez que
te veo, aun cuando no sea más que por un instante, mi voz se
paraliza y la lengua se me pega al paladar. Un fuego sutil re-
corre mi carne entera, mis ojos quedan ciegos, los oídos me LA EXPERIENCIA PERSONAL
zumban y el sudor baña mi cuerpo. Tiemblo con todo mi ser
y me siento a punto de morir"? (Safo). ¡Horror!, si no fuese Yo autorrealizado
porque estamos hablando del amor, no vendrían mal unos
cuantos comprimidos de quinina. Las diferencias interindividuales más importantes proce-
den de nuestra experiencia personal.
Tópicos del amor-fusión para toda la vida: "Nada ni nadie
podrá separarnos; yo soy tú y tú eres yo; te quiero hasta la 7 R. Brain, Amis et amants, Stock, Le Monde ouvert, 1980, p. 293.

32 33
Muchos individuos se extrañan a veces de que hermanos Por tu parte, pon por escrito ese mismo trayecto, procuran-
y hermanas educados de la misma manera tengan personali- do, por supuesto, incluir la mayor cantidad de precisiones
dades muy distintas. Por supuesto que han recibido los mis- posibles.
mos modelos y programas (cultural y familiar), pero eso no También cabe que inviertas los papeles: tu compañero es-
quita para que adopten caminos divergentes en cuanto a de cribe y tú dibujas.
sus propias vivencias y a la interpretación de las experien-
cias personales. Procede con independencia el uno del otro, sin intercam-
biar informaciones. Asignaos treinta minutos y luego com-
La forma en que cada individuo vive una experiencia vie- parad vuestras descripciones. Es muy posible que guarden
ne determinada no sólo por su programa familiar, sino tam- ciertos puntos comunes (Si ambos sois golosos, ¡los dos ha-
bién por el influjo de gran número de personas que han ido bréis tomado buena cuenta de la pastelería!), pero tal vez
mareando su vida: profesores, compañeros, escritores, etc. Al adviertas que tus puntos de referencia no son exactamente
los mismos. Tu percepción de la realidad no es la de la otra
margen de eso, cada experiencia fracasada o feliz, habrá con-
parte. Tu visión del mundo es única.
tribuido asimismo a construir con su matiz individual y úni-
co, hasta tal extremo que incluso las palabras que utilizamos
A lo largo de toda nuestra vida, disponemos de tres me-
tienen como referencia ciertas experiencias, ciertas vivencias
dios para autoprogramarnos: la generalización, la selección
particularísimas de cada individuo: es el lenguaje de la expe- y la distorsión.
riencia. Por ejemplo, varios padres de alumnos que discutan
entre sí acerca de la severidad de determinado profesor no
cuentan forzosamente con los mismos criterios de definición Generalización
de la severidad. Cada uno de ellos aportará su propia expe-
riencia en este campo, refiriéndose a distintas personas seve- La generalización da pie a sacar una conclusión general a
ras a su juicio, bien sea de su infancia o de su adolescencia. partir de una experiencia; una vez que somos capaces de po-
¿Dónde comienza la severidad? ¿Dónde acaba? Hay casi tan- nernos unos calcetines (o, incluso, uno de ellos) sabemos ha-
tas respuestas como interlocutores. cerlo ya para toda la vida: la generalización supone, en efec-
to, la base de todos nuestros aprendizajes. Es, asimismo, el
Esta disparidad de vivencias de las experiencias persona- fundamento de nuestros apriorismos y juicios: cuando Fran-
les es ilimitada; constituye el programa individual de todo cisca, a los siete años, comprendió que Papá Noel era un in-
ser humano e influye sobre todos sus pensamientos y formas vento, concluyó de ahí que no era posible confiar en los adul-
de comportarse. tos, que éstos eran unos mentirosos, y mantuvo una solida
desconfianza respecto al género humano adulto.

I
Lo que yo veo
Miguel y Alicia
Con objeto de hacer más concreta la idea de la diferencia en
la percepción de la realidad, no vendría mal que acudieses Miguel, divorciado desde hace quince años, vive ya hace
seis meses con Alicia. Esta no conocía la menor nube hasta
a la siguiente experiencia con tu pareja.
que un día, en el transcurso de una disputa, se entera de
Piensa en un trayecto que os resulte familiar a ambos. que, en su primer matrimonio (que duró ocho años), Mi-
Pídele a la otra parte que haga un mapa topográfico de di- guel mantuvo relación amorosa continua con otra mujer. A
cho trayecto, un esquema, anotando en él el mayor numero partir de ese instante, Alicia vive sumida en el temor de es-
tar siendo engañada puesto que piensa: Si le engañó a su
posible de detalles.
34 35
primera mujer, quiere decirse que no es fiel y, en conse- que antes nunca había hecho). Eso no obstante, si Alexis no
cuencia, por fuerza me tiene que estar engañando. hubiese efectuado semejante selección, se daría cuenta de
A partir de una experiencia, Alicia ha construido una gene- que Clara le llama todos los días y de que con gran frecuen-
ralización y formula un juicio general acerca de Miguel. cia suele confesarle su gozo por estar junto a él, el amor que
le profesa y su deseo de tener un hijo suyo. Alexis no perci-
be más que aquello que no responde a sus esperanzas, dan-
do de lado a la mayoría de las muestras de amor de Clara.
Selección

La selección nos hace posible el concentrar la atención so-


bre determinadas cosas, mientras ignoramos otras. Como Distorsión
consecuencia cuando conducimos un coche, no captamos
esencialmente más que las informaciones útiles para nuestro La distorsión nos permite "introducir ciertos cambios en
cometido; si empezamos a interesarnos por el paisaje y dete- nuestra experiencia sensorial 8 "; de este modo disponemos to-
nemos la mirada sobre una maravillosa puesta de sol, allá le- dos de la facultad de imaginar lo que no existe o, por lo me-
jos, a la izquierda, olvidando la observación de la carretera, nos, no existe todavía de ser creativos. Un buen día, Carolina
corremos enormes peligros: estamos obligados a proceder a me dejó estupefacto: su máquina de escribir se había estrope-
una selección. Eso no obstante, dicha selección nos impele en ado y producía un ruido anormal y continuo...; ella, entusias-
ocasiones a desdeñar determinados aspectos positivos o muy mada, ¡escuchaba el canto de unas cigarras! Un proceso aná-
importantes dentro de nuestra experiencia. Recuerdo al pe- logo puede muy bien inducirnos a imaginar lo peor: Fulano
queño Pablo que sufría terriblemente del vientre desde hacía no toma en un par de ocasiones un postre preparado amoro-
una serie de días; su padre le aseguró que no era mas que un samente por su mujer y ésta, sin más, ¡concluye de eso sim-
"pedo atravesado" y no llamó al médico a pesar de que Pablo plemente que la detesta!
se retorcía de dolor. El padre se desesperaba tratándole al ni-
ño de blandengue a lo largo de todo el santo día. Poco más Franck
tarde, Pablo era operado con urgencia de peritonitis.
Franck se plantea una serie de interrogantes de lo más de-
Jacqueline, por su parte, se queja sin cesar de su trabajo y sagradables acerca del amor que le profesa su mujer. No
de sus compañeros; curiosamente no cae en la cuenta de que sólo opina que no le ama, o lo hace poco, sino que le pro-
acaba de conseguir ese puesto que venía ansiando desde ha- voca y se burla de él. ¿En qué se fundamenta para distor-
cía tres años y de que ¡precisamente su mejor amiga está en sionar de ese modo la realidad? Hace algún tiempo, él le re-
su misma oficina! galó un pañuelo de seda. ¿Y qué es lo que ha hecho con él?:
se lo pone en la cabeza para protegerse cuando cocina (so-
bre todo cuando prepara pescado, a fin de que su cabellera

I
Alexis no sufra la "marea"). Por lo tanto, es el pañuelo que sopor-
ta los tufos de la cocina lo que Franck considera como una
Alexis se encuentra un poco triste: se ha ido persuadiendo
afrenta que viene a corroborar su desamor hacia él. Tiene
poco a poco de que Clara le ama menos puesto que ya no le otra "prueba": dado que considera que ella tiene los cabe-
escribe tanto como en los primeros tiempos de su amistad y llos muy deteriorados como consecuencia de los cepillados,
no tiene para con él las mismas atenciones (prefiere el res-
taurante a las pequeñas cenas íntimas y, el último mes, pasó 8 Grinder y Badler, The Structure ofMagic, vol. 1, citado por J. de Saint-
un fin de semana entero con su familia en el pueblo, cosa Paul y A. Cayrol, Derriére la magie, Inter-éditions, 1984.
36 37
le ha aconsejado con insistencia a Verónica que se los deje LA VISION DEL MUNDO
secar por sí solos, lo cual ella no hace jamás, simplemente
porque, de proceder de semejante modo, ya no podría pei- Mirada de lince
narse. Para Franck, existe una gran cantidad de "pruebas"
de ese tipo, toda vez que distorsiona de manera regular la Las diferencias que median entre dos personas pueden ex-
realidad en beneficio de sus propias creencias. plicarse mediante el siguiente proceso: aun cuando tú perci-
bas exactamente lo mismo que tu marido (cosa que puede su-
ceder...), a través del significado que le otorgas a dicha
Fielmente tuyo percepción eres una persona única ya que creas una relación
personal por entero entre aquello que percibes y lo que pien-
Estas tres clases de construcción de nuestro modelo de ex- sas de la información captada, lo cual incidirá de manera di-
perimentación de la realidad nos dan también pie a hacer que recta sobre tu conducta. Por ejemplo, un tiempo muy cálido
esa visión nuestra de lo real sea a la par estable y tranquiliza- les incitará a determinadas personas a salir para aprovecharse
dora , consolidándola y perpetuándola. ¡Las experiencias vi- del sol, en tanto que otros se enclaustrarán en sus hogares, con
vidas en esa línea la confirman y constituyen otras tantas los postigos bien cerrados, a fin de lograr un poco de frescura.
"pruebas" en su favor! Volvamos sobre el ejemplo de Francoi-
Acudamos a otro ejemplo: con ocasión de una velada, un
se: a los siete años, una experiencia que vivió de forma harto
hombre observa a una mujer con una atención sostenida. La
negativa le indujo a concluir que no es posible tener confianza
mira (percepción visual) y al punto le asigna un sentido a di-
en los adultos (generalización), ya que el mejor ejemplo de
cha percepción; puede pensar: "Esa mujer es muy distinguida,
que puede disponer es, por supuesto, el de sus padres; en con-
pues su aspecto físico corresponde a sus criterios de distin-
secuencia, despreciará los signos evidentes de confianza que
ción: alta, hermosa, delgada, lejana, casi distante, elegante..."
reciba de los amigos y de las personas con que empalme (se-
Al proceder así, interpreta cuanto percibe de ella, poniendo de
lección) y, en caso de que los perciba, estimará que son intere-
ese modo en práctica sus programas, conocimientos y expe-
sados (distorsión). De este modo, cualquier individuo puede
riencia. Semejante interpretación dará lugar a una serie de re-
conservar una visión del mundo dentro de unos límites elabo-
acciones a nivel de su cuerpo: experimentará ciertas sensacio-
rados por el mismo. Ésta es también la razón por la que, me- nes (deseo, atracción etc.) ante las que reaccionará, siempre en
diante la transformación del significado de la experiencia, so- función de las propias creencias al respecto. Una vez alcanza-
mos capaces de modificar nuestra visión de la realidad. da esta fase, se preguntara que actitud deberá adoptar ante di-
En la actualidad, Francoise piensa que sus padres no hi- cha mujer, de acuerdo con su interpretación y con lo que expe-
cieron más que seguir una tradición que juzgaban encanta- rimenta. Semejante evaluación, consciente o no, determinará
dora para los niños; ¡después de todo, Papá Noel trae sus re- su modo de proceder. Otro hombre, ante la misma mujer, po-
galos! Y, al mismo tiempo, supone un enorme sacrificio por drá pensar con igual derecho (según su visión del mundo):
parte de los padres que ni siquiera se ven reconocidos por los "Tiene cierto aire "snob"'. Su interpretación será diferente y su
presentes que les hacen a sus hijos, conformándose estos con comportamiento lo será también, lo mismo que sus sensacio-
la generosidad de ese Papá Noel a quien se dirigen todos los nes. Cabe igualmente que piense: "Debe de ser un auténtico
agradecimientos. ¡Qué enorme abnegación de parte de los témpano", o bien: "Parece cualquier cosa", etc. Sensaciones y
padres! Semejante reconsideración de la experiencia le hace conducta variarán de acuerdo con lo individuos y con el mo-
posible una vida de relaciones más gratificante y feliz. delo de mundo de tales individuos.

38 39
Las cinco etapas de la comunicación dad, nuestra visión del mundo no es universal: es peculiar en ca-
da uno y en eso reside precisamente nuestra riqueza. "Nues-
tra visión del mundo no es el m u n d o 9 " . Nos hallamos ante
TENGO UNA SENSACIÓN una noción fundamental y que afecta a todos los aspectos de
la vida.
(veo - oigo)
Esto supuesto, no existen en el mundo dos personas que
ATRIBUYO UN SIGNIFICADO A LA SENSACIÓN
posean exactamente las mismas ideas en todos los terrenos,
(¿Qué quiere decir eso que percibo? que sientan de una forma idéntica ante una determinada si-
Nuestra experiencia y nuestros conocimientos nos informan) tuación, que tengan deseos idénticos en el mismo momento,
etc., toda vez que cada ser humano es único.
SIENTO
(Conforme he experimentado, siento una emoción o un "Debemos considerar una imagen del mundo como la sín-
sentimiento) tesis más amplia y más compleja que es capaz de realizar el
individuo a partir de miradas de experiencias, convicciones,
ADOPTO UNA ACTITUD INTERNA influjos e interpretaciones, con sus consecuencias sobre el va-
(En función de mi interpretación y de lo que siento, lor y el significado que atribuye a los objetos percibidos (...)
decido qué pensar y qué hacer) Es el producto de la comunicación 9 ".

OPTO POR UNA CONDUCTA


YO, TÚ, NOSOTROS
(Según V. Satir)
Por lo tanto, toda pareja supone el contacto de dos sistemas
programados, de dos visiones del m u n d o únicas: yo poseo mi
Ese proceso se reproduce de forma automática ante cada visión del mundo, tú posees la tuya y tú y yo procedemos
situación que viva el ser humano, lo cual explica la infinita va- ambos de un sistema de aprendizaje (familiar, cultural e indi-
riedad de actitudes ante unos mismos acontecimientos. Eso es lo vidual) que nos da pie a establecer nuestra propia realidad,
que sucede antes de pasar a la acción (percepciones-interpre- que nos impele a ver el m u n d o de conformidad con nuestra
taciones-sensaciones y sentimientos-conducta) y la razón por propia mirada, única y original. Disponemos de nuestro pro-
la que los otros no siempre actúan como nosotros sin que, a pio sistema de percepción, sentimos de distinta manera aque-
pesar de ello, sean unos monstruos o unos locos. llo que percibimos, contamos con nuestras soluciones y mo-
dos de proceder, poseemos nuestras ideas acerca de lo que
creemos verdadero, justo, bueno, falso y malo, acerca de lo
El país de ninguna parte que hay que pensar, hacer o decir en función de los contextos
en que nos encontremos. Ni tú te equivocas ni yo tengo razón
En consecuencia, la visión del mundo de un individuo es- al pensar de este modo: simplemente, ésa es la manera de
tá compuesta por la suma de sus programas y por su expe- pensar que tenemos unos y otros. Tú me darás a conocer tus
riencia personal, cosa que la convierte en personal y única por pensamientos y tu visión del m u n d o , y yo te daré los míos.
completo. A eso se debe, sin duda, el que con frecuencia re-
sulte tan difícil aceptar y reconocer que nuestra propia reali- 9 P. Watzlawick, Le langage du changement, Le Seuil, 1980, p. 49.

40 41
Descubriremos en qué nos asemejamos y aprenderemos Una pareja
aquello en lo que somos diferentes. Aunaremos nuestras con-
cordancias y nuestras divergencias.
Estos dos sistemas (todo sistema está integrado por partes
distintas pero unidas entre sí; mediante un objetivo común),
estos elementos ("yo" y "tú") estructurarán un nuevo sistema
compuesto por tres partes, con lo que introducirán un nuevo pro-
"En una pareja existen tres partes: tú, yo y nosotros. Se tra-
grama condicionado por la respectiva aportación de cada parte. ta de dos personas, de tres partes, siendo cada una de ellas
Este tercer lugar, el "nosotros", supone un terreno para nuevos importante y poseyendo una su propio jefe y facilitando ca-
aprendizajes que vendrán a incorporarse a los antiguos. da una la existencia del otro 1 0 ".
Este sistema, "nosotros", no borra nunca a los otros dos, al
"yo" y al "tú", aun cuando determinadas creencias opinen lo
contrario. Cuando aparecen los verdaderos problemas dentro
de la pareja es cuando el "nosotros" suplanta o hace que de-
saparezcan el "yo" y el "tú", si bien semejante eventualidad
tiene pocas oportunidades de producirse cuando "yo" y "tú"
son dos personas autónomas, seguras de sí mismas y cons-
cientes de que antes existen el uno sin el otro. Si la relación
nace de la alegría de estar juntos y no del sueño o la ilusión
de una necesidad, el placer será su cimiento.
Como consecuencia precisamente de que la pareja pone en
juego dos programas, dos modelos del mundo diferentes, ¡la
relación no resulta tan sencilla como lo hacen creer los cuen-
tos de hadas! Y es que a veces a muchos nos resulta difícil ad-
mitir que existe otro modo de proceder, porque dicho com-
portamiento es la prueba en el día a día de que "tú" no es yo
y de que "tú" puede tener razón en ocasiones.
Esa nueva célula específica en absoluto que supone toda
pareja es el lugar de cohabitación de las dos visiones del
mundo de cada uno de sus miembros y el del nacimiento de
un nuevo sistema.
De ahí que 1 + 1 no sea igual a 2, y menos aún a 1... sino a 3.

10 V. Satir, Pour retrouver l'harmonie familiale, Éd. Universitaires, J.-P.


Delarge, 1980, p. 141.

42 43
La elección del otro

"Los 'actores dramáticos' particulares con los que cada


uno de nosotros escenifica su propia vida son tan raramente
elegidos al azar como la distribución de las papeles en una
producción de Broadway l ".

¡Y la luz fue hecha!

Desde la atracción irresistible hasta una elección fríamente


calculada, pasando por el "azar" y el "destino" a las volunta-
des implacables, las razones que le inducen a uno a elegir es-
to o lo otro en lugar de lo de más allá son tan numerosas co-
mo vagas, por no decir nebulosas o inexplicables ("y, sin
embargo, me gustaba cómo era él", o, "ella es la que espera-
ba, lo supe al instante") y, en la mayoría de las ocasiones, irra-
cionales. Ahora bien, como suele decirse "el corazón tiene
unas razones que la mente ignora", y, si es posible enunciar
una verdad en este campo, es sin duda la que asegura que no
elegimos una cosa de este calibre a capricho del destino. En
realidad, el amor no es ciego; sólo nos induce a mirar con unos ojos

1 G. Bateson y otros, La nouvelle communication, Le Seuil, 1981, p. 226.

45
distintos. ¿En qué consiste esa mirada que preside la elección mos de ellas". Y acabamos de ver cómo la opinión procede
del propio compañero o compañera? ¿En qué se fija? directamente de la interpretación de nuestras percepciones y
Desde los albores de la escritura, las literaturas de todos de los sentimientos que dicha interpretación provoca. Porque
los países son ricas en textos -todos ellos de un lirismo de- nuestro cuerpo reacciona entonces ante esa interpretación:
senfrenado- acerca de los flechazos que es susceptible de de- experimenta emociones, sentimientos; algunas personas sien-
sencadenar una mirada, una simple y, con frecuencia, breve ten deseo sexual o ganas de estar más cerca, o bien, en otro re-
mirada. Los ojos son los instrumentos que más utilizamos: en gistro, de conocer, hablar con o hablar de sí (¿no hay gente
cuanto percibimos a otra persona ponemos en funcionamien- que "inspira" al punto confianza?).
to el proceso ya descrito, proceso de una enorme complejidad Esta interpretación y sentimiento serán el origen de los
y de vertiginosa rapidez hasta llegar a convertir se en un au- cambios ulteriores, con independencia de sus niveles, puesto
tomatismo que entra en funcionamiento una cantidad incalcu- que es primordial que intentemos verificar si nuestras informa-
lable de veces desde la más tierna infancia. En efecto, nuestro ciones sensoriales son justas, si su interpretación es correcta y si
comportamiento para con los demás funciona de acuerdo con somos capaces de integrarlas en un todo coherente.
la impresión inmediata que tenemos de ellos.
La atracción física es, sin lugar a dudas, el primer criterio
De manera inconsciente, comenzamos por "apreciar" glo- que interviene en la elección del otro, ahora que ya sabemos
balmente las cualidades del otro y, si dicha estimación resulta lo que hay detrás, lo que acontece en nosotros (aunque no
satisfactoria según nuestros criterios, se lo hacemos saber. El nos formulemos de manera expresa que lo que se está incu-
otro se entera así de que no nos desagrada. bando sea el germen de una relación amorosa): la atracción
Al mismo tiempo, mantenemos un discurso interno que se es un hecho y experimentamos el deseo de saber más acerca
apoya las más de las veces sobre sensaciones nuevas o desa- de esa persona elegida entre tantas otras. Si bien el "azar"
costumbradas, por lo menos eso es lo que solemos creer. puede ser la causa de las circunstancias que han influido en
el contacto, dicho azar no tiene nada que ver en la atracción
que sienten recíprocamente dos personas cuando se ven por
primera vez.
Versión a la carta

Lo que menos conocido nos resulta es cuanto acontece en


los profundos meandros de nuestra memoria: sin ser cons- Sabor alternativo
cientes de ello, vamos confiriendo sentido a todo lo que cap-
tamos (conforme hemos visto más arriba). Por lo tanto, inter- Nos encontramos, pues, en el punto en que se contemplan
pretamos nuestras percepciones en función de los y cuando la "afinidad electiva" que han sentido les va a hacer
conocimientos que hemos ido almacenando al correr de los posible franquear, con mayor o menor nitidez, las etapas si-
años y de las experiencias que han jalonado nuestra vida. Es- guientes. Dentro de un contexto tan definido (ya que resulta-
te fenómeno se explica por obra de esa atribución de significa- ría muy diferente si se tratara de contratar a un empleado en
do inconsciente a todo cuanto percibimos, seguida de sensa- una empresa o de buscar un socio financiero o para una par-
ciones. Como ya afirmaba Epicteto: "No son las cosas en sí tida de bolos), es donde van a actuar nuestros protagonistas.
mismas las que nos perturban, sino la opinión que nos hace- Conviene insistir sobre esta noción del contexto ya que, se-

46 47
gún sea éste, los mensajes sensoriales implicarán unas inter- Y el reconocimiento no nace sino de las semejanzas: las diferen-
pretaciones susceptibles de resultar contradictorias por com- cias, cuando son percibidas positivamente, abren universos
pleto: el contexto es ¡o que le confiere su significado al mensaje; asi- de enriquecimiento, de recíprocos hallazgos y de asombros
mismo, será de conformidad con el contexto como llevaremos que harán de la vida común, cotidiana, un copioso manantial
a cabo ciertas selecciones dentro de nuestras percepciones. Por de intercambios y participaciones .
lo tanto, nuestros dos postulantes del amor, ante la seguridad
de que tienen algo que compartir, tal vez intenten conocerse Se parecen; pueden aportarse mucho; caminan a gusto
un poco más. En otro capítulo hablaremos de los inevitables juntos; resulta tranquilizador sentir lo mismo; aprenderán
juegos de la seducción, juegos que se dan en el proceso de to- mucho uno del otro; están de acuerdo sobre tantas cosas... po-
do encuentro amoroso; aquí estudiamos los factores que pre- seen un poco la misma historia; tienen la impresión de que se
siden la elección del otro. conocen desde siempre; uno está hecho para el otro; hasta es
mejor no estar siempre de acuerdo: resulta más vivo; tienen
Volvamos a nuestra pareja de amigos: ¿qué es lo que, uno
los mismos gustos...
y otro, buscan para confirmar su atractivo recíproco? Y el tér-
mino "confirmar" no está colocado al acaso, puesto que Descubiertos sus universos mediante sucesivas pincela-
aquello que el ser humano decide percibir, sea consciente la das, comienza a emerger un cuadro más preciso en ese puzz-
elección o no lo sea, es lo que le confiere sentido de entrada a le en el que cada pieza corresponde a una información suple-
su universo y lo estructura. Podrás escucharles cómo, en las mentaria acerca de la personalidad de los dos postulantes a la
terrazas de los cafés, hablan de lo que les gusta, de lo que de- relación: las expectativas y esperanzas crecen mientras se
testan, de sus aficiones y desagrados, de sus alegrías y pe- confirma su carácter. Ha nacido un nuevo vínculo, fortalecido
nas, de sus pasiones e indiferencias, de sus ideas, de sus ma- por obra de las actitudes que cada uno adopta respecto al
neras de ser, de su familia, de su profesión y ocupaciones, de otro: se descubren y se encuentran a la vez. Parece que ambos
sus esperanzas y desilusiones. Y cada apartado viene subra- satisfacen sus criterios de selección basados en su propia visión
yado con un: "¡Vaya!, ¡exactamente igual que yo!", o: "Sí, yo del mundo.
también..."
O, incluso, y en esto reside la alegría del misterio: "No co- Orden de pedido
nozco eso en absoluto; ¡pero tiene que ser apasionante!", o: ¿Cómo te representas a tu compañero ideal?
"¡Me hubiera gustado tanto a mí; también llegar tan lejos...!
Tienes que contarme..." - Físicamente: reconozcamos que todo el mundo tiene
sus alergias, y, si existe un terreno en el que es preferible no
Las correspondencias entre lo que uno es, lo que ha sido forzarse, ¡es, por supuesto, en éste!
y lo que desearía ser suelen presidir, de ordinario, el en-
- En su comportamiento: ¿hay actitudes, comporta-
cuentro entre dos personas que se atraen físicamente y re-
mientos que no soportarías en absoluto (desde la manera
sulta por demás natural el que deseen encontrarse sobre un
de sostener el tenedor, pasando por las uñas mordisquea-
terreno común, bien sea a nivel de los gustos, las ideas o las das, ciertos ademanes de cara a tus allegados o a los su-
conductas. El opinar que se trata de dos que van a ver el yos, y los viajes de negocios, hasta su modo de vestir, por
m u n d o con una misma mirada, que lo valoran al unísono, ejemplo)?
suponen otros tantos aspectos fundamentales para sentirse
uno reconocido. - En su carácter: ¿cuál sería el retrato-robot en lo refe-
rente a los defectos tolerables y en cuanto a las cualidades?

48 49
- En sus ideas: ¿hay opiniones, pensamientos o convic-
ciones que te resultan de todo punto incompatibles con los
tuyos? ¿Cuáles, en concreto?
Clasifica tus respuestas en cada categoría de acuerdo con
su orden de importancia, estableciendo así tus prioridades
y el catalogo de los matices.

SEGUNDA PARTE

PARIDAD, ESTANCAMIENTO
Y CARENCIA O LAS FUENTES
DE ERROR

50
Los sistemas Be creencia

El mal de amor, secular y tan investigado, viene provocan-


do desde la noche de los tiempos los mismos síntomas. Y, co-
mo acontece con la diabetes o la gripe, conviene conocer sus
causas con miras a remediarlo. Si el azúcar es el responsable
de la diabetes (en un sentido general) y si determinados virus
suponen el origen de la gripe, lo que provoca la mayor parte
del mal de amor, lo que mina las parejas y deja con frecuencia
a las personas lesionadas y hasta deshechas, son precisamente
los sistemas de creencia acerca del amor y la relación amorosa.
Siguiendo con la analogía médica, bueno será desconfiar de
los tratamientos esparadrapo que no hacen otra cosa que disimu-
lar el síntoma: las sucesivas recaídas tan sólo logran debilitar al
organismo hasta convertir el mal en crónico. Por lo tanto, lo
que hay que hacer es modificar el terreno - y no los síntomas-;
y el terreno en cuestión es el sistema de creencias que tiene la
persona, aquél del que se deriva su visión del mundo, porque
entre lo que creemos que es la realidad y la propia realidad
existe una gran cantidad de imágenes e ideas en las que cree-
mos, que estimamos como verdaderas y que nos impiden pen-
sar y reflexionar con lucidez.

53
CREENCIAS ACERCA DE UNO MISMO quiátrico... Todo depende de aquél o aquélla sobre el que ha-
yas puesto tu mirada. Además, "falta confesada, la mitad
¡Mi vida no es una existencia! queda perdonada",... en especial cuando tú no eres responsa-
ble de nada de eso. Nada hay que "vaya mal": tú eres diferente;
La creencia limitadora más grave de cara a uno mismo eso es todo. Resultaría asimismo inútil por completo, bajo pre-
puede resumirse, sin duda, en esta frase lacónica y banal: texto de no sentirse a la altura, desvalorizarle al otro que te
"Tengo algo que no anda bien". El "algo que no anda bien" contempla con ternura pensando que también él tiene "algo
que todo ser humano posee (nadie es perfecto) condiciona en que no anda bien", ¡puesto que pierde el tiempo interesándo-
algunos un comportamiento autodesvalorizador que engendrará se por tu insignificante persona!
actitudes mas bien sumisas, pasivas, con objeto de excusarse, Si te es factible modificar eso que te molesta y la cosa me-
de "lograr que pase" el defecto. Dicha autoevaluación conduce rece la pena, puedes llevar a cabo las transformaciones que
siempre (admito que es una generalización) a una desvalori- estimes necesarias; en caso contrario, saborea tu incipiente
zación susceptible de inscribirse en dos columnas: "No soy amor.
bastante..." y: "Soy demasiado..." En este juego cruel que uno
lleva a cabo en su intimidad, siempre sale perdiendo. Es po- De esta creencia básica se desprenden otras, tan poco per-
sible evaluarse, pero más vale hacerlo en términos de com- tinentes, y que con frecuencia suelen condicionarlo todo, co-
portamientos: por ejemplo, "Si no he conseguido esto o lo mo: "Me siento culpable de ser...(tan pobre, tan poco culto,
otro, ¿qué hacer para lograrlo mejor?" Lo que hacemos puede tan superficial, tan original, etc.)", y como consecuencia lógi-
verse sujeto a revisiones, mejoras, etc. Un juicio definitivo so- ca: "¿Qué otra cosa querrá de mí?" Es cierto que si estás de
bre uno mismo puede tener las consecuencias más nefastas verdad convencido de tu nulidad, nadie querrá nada de ti y
sobre el sentimiento de la propia valía personal. el presente libro no va contigo, ya que se trata de una relación
entre dos. Por contra, si hay alguien que se interesa por ti lo
¿Y no tiene también el otro "algo que anda mal"? ¿Le amas suficiente como para intentar recorrer un trozo de camino a
menos por eso? ¿Es que ese "algo" es realmente dramático? tu lado, fíate de él siquiera lo mínimo... Entonces, si ese otro
Ese "otro" ha hecho la opción de conectar contigo, de sedu- tiene el mérito de encontrarte un poco a su gusto y si tal gus-
cirte, ¿es que acaso tiene mal gusto? ¿No será más bien por- to es recíproco, vive esa común y recíproca estima...
que resultas amable? Esto supuesto, ¿sería difícil dejarte que-
rer y centrarte sobre lo que no anda mal (por supuesto, en ti)? A no ser que seas un verdugo de niños, un asesino reitera-
Tanto más cuanto que, de ahí a decir que no eres "normal" tivo, un torturador inveterado u otro monstruo de semejante
¡apenas si median unos kilómetros! ¿Y qué quiere decir ser calaña, ¿por qué ibas a tener vergüenza de lo que eres? Tanto
"normal"? ¿Ser como los demás? Vuelve sobre la primera más cuanto que somos perfectibles...
parte de este libro y verás que esto no quiere decir gran co-
sa. Entonces tus tres kilos de exceso en las caderas, tu aver-
¡Mi existencia no es una vida!
sión a la música "pop" y la preferencia por las zapatillas de
paño sobre el auto-stop con mochila al Nepal no resultan
Entre la multitud de tópicos que arruinan nuestros instan-
válidas para sentirte algo espantoso, que tan sólo a ti te ha
tes más hermosos, hay uno, muy famoso, que logra casi la
ocurrido y cuya cruz has de soportar toda la vida: un padre
unanimidad, a saber, el célebre: "Tengo necesidad de él". Fue-
alcohólico, una madre que hace "streap-tease", un hermano
ra de los niños que tienen necesidad de sus padres o de sus-
perteneciente a una secta, un tío abuelo en un sanatorio psi-
titutos paternos que se ocupen de ellos, nadie tiene necesidad de
54 55
otra persona para sobrevivir. Tener ganas de vivir con alguien es Como es natural, puedes combinar el "qué querría de mí"
una cosa, un sentimiento de todo punto justo, tener necesi- con "tengo necesidad de él", cosa por lo demás lógica. Si, a
dad de él es un mito que uno se forja para sufrir más. El ser hu- pesar de tus defectos, él te ama, es fácil que sientas necesidad
mano tiene necesidad , para nutrirse de energía, de signos de de él para valorarte un poquito, ¡siquiera sea sólo a tus pro-
reconocimiento, de muestras de atención, pero no le resulta pios ojos!
vital recibirlos con regularidad de una sola persona, de ese
otro que no existe sobre la tierra para ser utilizado como una
pila eléctrica que deba, por fuerza y a petición, insuflarnos el Querer, poder
aprecio por la vida y la capacidad de hacerlo. Cuentas en ti
mismo con todas las facultades, con toda la capacidad y con todos Supone una utopía imaginar que somos capaces de pasar
los recursos precisos para vivir bien y no tienes necesidad de nadie. revista a todas las carencias que eventualmente puedan darse
en nosotros mismos; no solemos reparar más que en las co-
Las verdaderas necesidades de un individuo se resumen
rrientes, y se da un tercer grupo que puede acarrear conse-
en el alimento, la defensa respecto a las inclemencias del
cuencias onerosas y que atañe a la soledad y que con frecuen-
tiempo, la medicina en caso de enfermedad y los contactos
cia se formulará en los siguientes términos: "No soy capaz de
con otras personas (cuya frecuencia es variable de un indivi-
duo a otro). Todo el resto no pasa de ser deseo, ganas, cosa vivir solo", y: "Es humillante estar solo". Si bien todo indivi-
que en modo alguno quiere decir que tales apetencias sean duo normalmente constituido goza de la capacidad de vivir
desdeñables. Además, seguramente cuentas en tu derredor solo, puede acontecer que no lo desee, en cuyo caso sería más
con ejemplos de personas que creían con firmeza que tenían justo afirmar: "No quiero vivir solo". Por lo que respecta a co-
necesidad de otro para vivir y que no fallecieron al instante nocer los motivos por que él o ella no quiere vivir solo, se tra-
con ocasión de una ruptura. Sufrieron, pero no llegaron a ta de un asunto personal y puede que las razones varíen has-
morir. ta el infinito, sin que ello implique falta de capacidad. Por
otro lado, el estar solo no es algo mortal. Los momentos soli-
Autorretrato tarios son patrimonio de la independencia, de la autonomía,
lo cual significa que una persona adulta puede y debe contar
Descríbete para ti mismo, aplicando sólo adjetivos califica-
tivos, las cualidades o aptitudes que encuentres en ti. ante todo consigo misma. Respecto al aserto que asimila la
humillación con la soledad, no es difícil constatar su veraci-
Una vez que tengas cumplimentada la relación (reparando dad abriendo con amplitud los ojos al mundo, a los demás.
en los aspectos físico, intelectual, moral, artístico, etc.), co- Conozco personas (de todo punto "normales") que aprecian
lócate delante de un espejo y díte en voz alta todo eso que
en gran manera el vivir solos, tanto más cuanto que vivir solo
has apreciado. Procede de este modo con regularidad (am-
pliando la lista en cuanto descubras algo grato o apreciable no significa de ningún modo vivir sin amor. Hay individuos fa-
en ti) y, sobre todo, en los momentos en que la moral no se mosos -por acudir a pruebas conocidas por todos- que se
encuentre en su mejor forma. Saber con qué cuentas en ti han sabido amados durante decenios sin que, a pesar de ello,
mismo, en qué recursos puedes apoyarte y qué cualidades vivieran bajo un mismo techo. Pienso, por ejemplo, en J. P.
son susceptibles de servirte como trampolín no supone nin- Sartre y Simone de Beauvoir, pero hay otros muchos.
guna inmodestia (y, aunque lo fuera, si está justificada ¡no
tendría nada de censurable!). Es importante que cuentes Cada uno organiza la propia vida a su manera y elegir vivir
con lo positivo que hay en ti y, a tal efecto, conviene que solo no tiene nada de humillante. ¿Acaso quiere eso decir que
tengas conciencia de ello. nadie les ha querido? Sí, tal vez, y sería cosa de verificarlo,

56 57
pero eso puede animarles a algunos y algunas a pensarlo así, amarle más que a él; mi felicidad depende sólo de ella; sin él la
aunque no sea más que para confirmar la posibilidad de dar un vida no merece la pena ser vivida; él es mi razón de vivir; no
giro en redondo. ¿Será también posible que tales monstruos (o soy capaz de vivir sin él", y todas las variantes que puedan su-
santos), tales eremitas, que se han consagrado por espacio de marse a éstas... Como si no hubiera más que un único ser en el
largos años (¿toda su vida?) a una causa que les parecía más mundo que posea todas las cualidades buscadas, y en especial,
válida que cualquier relación amorosa, no hayan querido a como si una persona no fuera completa sino injertada en otra,
nadie...? siendo así que lo que sucede la mayoría de las veces es que precisa-
mente porque uno no cree poder vivir sin una determinada persona es
por lo que, en general, solemos ser incapaces de vivir con ella.
¿C.O.D. o C.O.I? ¿Qué es lo que está sin completar? ¿De verdad no eres ca-
paz de vivir sin él? ¿Qué hacías antes de conocerle? ¿Te halla-
Historia de una manzana bas en una incubadora o en un congelador? ¿Es la primera
persona que has apreciado? ¿Quién se ha interesado por ti?
Érase una vez una preciosa muchacha y un hermoso joven ¿Nunca nadie antes? Y, si no es ella, ¿te vas a ir al convento?
que no se conocían y que, un buen día, vivieron la misma Eso es lo que Jacques Salomé denomina "la dependencia ima-
experiencia. Paseaba, cada uno por su país, ella soñando ginaria x".
con su Príncipe Azul y él con su Gentil Princesa; camina-
ban distraídamente, recogiendo frutas acá y allá. A media
tarde, un poco cansados, deciden detenerse para reposar y
saborear una espléndida manzana. Como una y otro sabían CREENCIAS ACERCA DEL OTRO
que no es demasiado adecuado mordisquear con energía
una manzana, suelen cortarla en dos trozos. En el mismo
momento, cada uno de ellos con su mitad de manzana en la Quimeras
mano, piensa: "He aquí que he descubierto el secreto de la
felicidad: comoquiera que estas dos mitades constituyen Todas esas ideas, asumidas como certezas y añadidas a las
entre las dos una manzana perfecta y basta con ellas dos, creencias acerca de uno mismo, resultan más bien limitado-
ahora sé cuál es mi objetivo: encontrar mi otra mitad, que ras. Sin olvidar a los desengañados: "Por lo menos sé con
me completará tan exacta, tan perfectamente, que ya no se- quién estoy"; los utópicos: "Formamos un solo ser; es otro yo;
remos más que uno; y, por fuerza, no existe más que una es mi alter ego"; los optimistas: "¡Soy capaz de morir por él!"
sola persona en la tierra que sea capaz de hacer posible di- (¡a verlo!); los distraídos:"Le amo más que a nada en el mun-
cha realización acabada y única, de igual suerte que sólo do"; los inconscientes: "Con él me siento segura"; los inge-
estas dos mitades de manzana están hechas la una para la niosos: "Ella me tiene que amar por fuerza puesto que yo la
otra". De esta historia hace ya mucho, mucho tiempo y el amo"; los megalómanos: "Ella tiene necesidad de mí;"; los no
joven y la joven todavía siguen buscando.
difíciles: "Es que lo amo todo en él"; los locos: "Le amo tanto
que lograré cambiarle", etc. Sin dar de lado tampoco a los im-
¿No hay "algo que no anda bien" en la idea de no ser du-
perativos exclusivos al estilo de: "No amo más que a ese tipo
rante toda la vida más que una mitad? "Sin él no me siento
de hombre", emitido por las reductoras más incondicionales.
completa, si no es él no será nadie, nadie más que él me pue-
de amar; sin ella no soy nada; sin él me moriré; no puedo 1 J. Salomé, Parle-moi, j'ai des dioses a te diré, Éd. de l'Homme, 1985, p. 2
58 59
Las creencias acerca del otro miembro de la pareja, de las No deja de ser algo triste y conviene aceptar esta idea.
que cabe afirmar que carecen de lucidez, contribuyen a con- ¿Quién puede esforzarse en amar a alguien? ¿Qué es lo que
solidar aquellas que uno tiene acerca de sí mismo, y recí- demuestra que uno le amará a la misma persona toda la vi-
procamente. De ahí que no suela ser raro el oír: "No existo da? Ya pueden las religiones y las leyes cansarse en imponer-
más que yo en el m u n d o " , o bien: "Soy todo para ella", lo lo, no lograrán nada. ¿Cómo reaccionar ante una conminación
cual supone una presunción pasmosa y presagia negros nu- como la de: "Ámame"? En este ámbito no cabe la exigencia. Es-
barrones que ensombrecerán sin duda la relación, nubarro- ta creencia viene impulsada por otra: el amor no es cosa que
nes susceptibles de merecer el nombre de "poder sobre ti", brote así como así, que no es sino una variante de la anterior.
ya que él tendrá un enorme miedo a perderla, al estar solo Tal vez no sea algo que surja "así como así", pero sí es "cosa"
en el mundo. que puede marcharse como ha venido. Recuerda que lo que
provoca los sentimientos es la interpretación de las percepcio-

I
nes. Por lo tanto, si la interpretación sufre ciertas modificaciones, el
¡Ilusión! sentimiento también es modificado. Sus grandes ojos rasgados pue-
Si Papá Noel y May West hicieran una carrera para saber den convertirse en grandes ojos de ternera, su pasión por el
bridge en una verdadera tabarra, su energía aseguradora ad-
quién llegaría el primero al Polo Norte la que ganaría sería
quirir un aspecto un tanto simiesco y su prisa por hacer el
May West ya que Papá Noel no existe. amor pasar a ser una obsesión sexual, ¡y hasta su gentileza aca-
(Según Milton Erickson) ba por resultar insoportable!

El borrador universal
CREENCIAS ACERCA DEL AMOR
Se dan también creencias acerca de los beneficios del amor:
Futuro del verbo "amar" Cuando uno ama, ya no existen problemas. ¿En qué terre-
no(s) exactamente? En efecto, "la sociedad pretende que la re-
La principal creencia acerca del amor es particularmente lación conyugal discurre casi por entero sobre el amor y (...)
temible: El amor es algo que dura para siempre, "amor" (en después exige unas respuestas que el amor por sí solo es in-
francés "amour") rima con "siempre" (en francés, "tou- capaz de proporcionar jamás... 2 "
jours"), ya que es posible que uno ame durante toda su vida;
¿Es que, como cuentan las historias, basta con el amor pa-
la otra parte de la pareja es la que tal vez no sea siempre la
ra ser feliz? Por supuesto que "da alas", que hace factible una
misma y aquéllos que tienen la suerte de conocer semejante
iluminación muy positiva sobre la vida y sobre las personas
dicha son los primeros en calificarla como algo más bien raro.
que nos rodean, lo cual tiene mucha importancia. Pero, a pe-
Esta "ley" tiene por resultado el falsear la relación desde su
sar de todo, no es suficiente para borrar de manera definitiva
comienzo. Desde luego que podemos hacer mucho en orden
las dificultades. Afirmar que, gracias al amor, no queda ya
a alimentar el amor y, a pesar de ello, que éste disminuya has-
ningún problema supone en realidad confundir Roma con
ta dejar de existir o, simplemente, transformarse. Y, a priori,
nadie es responsable del desamor. 2 V. Satir, Pour retrouver Vharmonie familiale, Éd. Universitaires, J.-P.
Delarge, 1980, p. 148.

60 61
Santiago o, en todo caso, será así cuando reúna a dos perso- - Querido, ¿qué deseas para tu santo?
nas que no posean absolutamente ninguna creencia. Otra fór- - Lo que tú desees, mi amor...
mula, también errónea, enuncia que: Sólo cuando se está ena-
morado o enamorada se vive de verdad; ¿qué son, entonces, Puede ser que "mi amor" se haya sentido decepcionada
aquéllos que, por el momento, no viven ninguna relación varias veces intentando adivinar y que la compra de un rega-
amorosa? ¿Sombras? A pesar de todo, ¿no aman a nadie? ¿No lo se convierta no ya en un placer sino en uña carga cuyo in-
tienen ninguna razón para vivir? tento pasa a hacerse aterrador.
Una creencia más viene a envenenar a no pocas parejas.
Creo que estoy seguro Cuando se ama de verdad, se está siempre de acuerdo.
¿Quién decía tal cosa? ¿Cuál es el origen remoto o desapare-
Otras creencias hacen referencia a las pruebas del amor: ¿có- cido de semejante certidumbre que no deja margen más que a
mo saber si me ama? Hay cierto indicios que parecen deter- una única solución posible: la adaptación al otro, un deseo re-
minantes: Cuando uno ama de verdad, tiene que ser capaz de cíproco de conformarse? ¿ Se consigue el amor al precio de perder
adivinar todo lo que el otro quiere. Tan hermoso asunto, ¡qué la propia identidad? Sabes perfectamente que toda pareja reúne
molesto resulta y qué enorme carga de responsabilidad gene- dos sistemas programados y que dos personas, si bien con
ra! "Si no lo adivino, creerá que no le amo". Es posible que, frecuencia suelen contar con sus puntos comunes, jamás pue-
veinte años después, él confiese que no le gusta el bacalao a la den ser idénticas. Si es posible que se dé conformidad acerca
provenzal o que le regales un jersey de Cachemira puesto que de determinados puntos, ¿por qué iba a ser necesaria la coin-
le raspa horriblemente. ¿Qué significará tal cosa: que ya no le cidencia en todo, siempre? No somos unos robots.
amas? ¿Que deberías haber sido más eficaz preguntándole
por sus gustos y sus potenciales alergias? Dos personas que
se aman creyendo firmemente en este principio pueden pasar
su vida intentando adivinarse, engañándose una vez sí; y CREENCIAS ACERCA DE LA RELACIÓN
otra no (o más) y aburriéndose con sus errores, con sus preo-
cupaciones por ser tan malos adivinos, ¡tan mal amados y tan No formamos más que uno solo
malos amantes! Esta creencia puede, por otro lado, cobrar ai-
res de chantaje: "Si todavía no has comprendido que no quie- Cualquier cosa que suceda, tanto en lo referente al placer
ro... (que tengo ganas de...), ¿qué hago contigo? Ni siquiera como a la adversidad, "no formamos más que uno solo"
eres capaz de comprenderme, ¡será necesario que lo diga to- (¡cuando menos hay dos personas a las que alimentar!). Se-
do! Si de verdad me amaras, ¡me adivinarías!" mejante creencia enmascara una gran ignorancia respecto al
detalle de que cada parte de la pareja posee necesariamente
De la precedente creencia se desprende directamente otra, (en cuanto individuo único) su propio concepto de la natura-
a saber: Cuando uno ama de verdad, si pide algo, siente me- leza de la relación, que no será jamas un calco del otro. De ahí
nos placer en recibirlo ya que eso tiene menos valor por ha- que la culpa no sea de nadie: simplemente, los pensamientos
berlo solicitado y menos agrado en ofrecerlo por no ser es- son diferentes.
pontáneo. Esto supuesto, ahí va un consejo: no pidas nunca
nada: tu placer y el de tu compañero permanecerán intactos. Nunca le creeré a un hombre que me diga: "Cuando a ti te
También cabe que procedas de la siguiente manera: duele el estómago, yo siento idéntico dolor a la vez que tú"; es

62 63
inútil y ni siquiera le pregunto eso. Una creencia de este tipo mantuviera prisionero, con las alas cortadas por miedo a trans-
no resulta demasiado práctica para la vida en caso de que se gredir. No deja de ser una enorme lástima vivir por mandato
entienda tal como suena. Además, es tan incómoda y hasta y "lo que Dios ha hecho, puede deshacerlo".
tan auténticamente peligrosa para la relación que ésta no
constituiría ya un ámbito de expansión sino de angostura. Tal Hablando de deshacer, hay muchas parejas que se estan-
vez "haga buen efecto" presentarse como si se fuera una sola can en cierto desamor que se va transformando a veces en
persona ante algunas amistades o ante la familia; no deja de odio o indiferencia, y en la mayoría de los casos en descon-
suponer cierta tranquilidad para todo el mundo el pensar así tento, cuando se fundamenta en la siguiente creencia: sepa-
o dar la impresión de creerlo... pero es falso. Constituye una rarse es vivir un fracaso, es mostrar que uno no es capaz de
ilusión que puede costar cara a ambos miembros de la pareja, amar y ser amado. En efecto, no suele ser raro constatar que,
que se culpabilizarán por atreverse a tener una idea personal en el momento en que una pareja se deshilacha o rompe, ha-
o un sentimiento diferente. Con independencia de eso, nos ha- ya individuos que descubran el rechazo respecto a sí mismos
llamos ante el mismo tipo de chantaje: "Si me amaras de ver- persuadiéndose de que no están "a la altura"; en tales ocasio-
dad, sentirías igual que yo al instante, votarías como yo, etc." nes la ruptura es vivida como un fracaso. Eso no obstante, que el
que nunca se haya equivocado sea quien (de nuevo) arroje la
No suele ser difícil tampoco escuchar alegatos de este tipo. primera piedra.
"Nos amamos, puesto que vivimos juntos". ¿No estaría mejor
formularlo a la inversa? Sería más lógico afirmar: "Vivimos Además, si se da fracaso, no es ahí donde reside; lo haría
juntos porque nos amamos y porque elegimos cada día ele- más bien en la negligencia perpetrada de cara a uno mismo
girnos, vivir juntos." cuando decidimos incrustarnos a cualquier precio dentro de
una relación frustrante ya que habíamos puesto en práctica to-
Me parece que la prueba de amor que se sitúa en la vida do lo que estaba a nuestro alcance (o al menos lo pensábamos)
en común encierra cierto deje de amargura, despecho o algo para volver a enderezarla. Abandonar (y ser abandonado) no equi-
por el estilo: "Es menester que nos amemos ya que vivimos vale a fallar, sino que con no poca frecuencia supone ser más
juntos..." ¿No te da la impresión de que existe ahí cierta con- lúcido sobre el precio que uno paga para no estar ni siquiera
notación más bien de tristeza y fatalismo? Como si el indivi- bien, por hacer "como si...", como unos niños que juegan a un
duo pretendiera aferrarse a una esperanza, a una certidum- juego que ya no les divierte pero que intentan, cueste lo que
bre de la que sabe, o presiente en el fondo de su alma, que no cueste, recuperar la pasión de los primeros momentos.
es verdadera del todo...
Cuando se han llevado a cabo los esfuerzos necesarios y
posibles, cuando ya no tiene uno energía para invertir en el
Jaque mate buen funcionamiento de la relación, ¿a qué viene mantener-
la? ¿Por no perder prestigio? Ahora bien, tus amigos, tu fa-
Hay ocasiones en que esta creencia alude a la siguiente: milia verán con claridad en tu rostro que ya la cosa no fun-
"Es nuestro destino". ¿Qué es vuestro destino? ¿El estar jun- ciona en absoluto. El prestigio se pierde en vuestras miradas
tos? ¿Has encontrado al fin tu otra mitad de la manzana? ¿Es tristes o acerbas, en esa mueca amarga que dibujan tus labios,
Dios quien os ha aunado? ¿Cómo lo sabes? Una vez más, me en las palabras envenenadas o los suspiros profundos que na-
da la impresión de que estoy escuchando a alguien que sufre, die puede dejar de escuchar.
que no está tratando de su destino, de su vida. Como si no sé ¿Es ése tu concepto de la seguridad? ¿La vida de pareja a
qué fatalidad, no sé qué fuerza procedente de otra parte le cualquier precio, cueste lo que cueste? ¿Prestas de verdad tu

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adhesión a la creencia que pretende que siempre cabe la posi- verdaderamente mucho miedo a una cosa muy concreta, nos
bilidad de arreglarse? En tal caso, conviene que sigas mos- las solemos arreglar, las más de las veces de manera incons-
trándote muy educado, muy deshonesto, ¡hasta sus últimas ciente, para provocarla.
consecuencias!: hasta la depresión, la cura de sueño, la úlce-
ra de estómago, la colitis crónica, etc. El cuadro clínico estará Consciente I inconsciente
acorde con las "avenencias".
Se han elaborado multitud de teorías y cada una de ellas
pretende ser la buena definición del inconsciente, pero no
pasan de ser otras tantas teorías, aunque algunas de ellas
sean más comúnmente admitidas que otras. Por principio,
CREENCIAS ACERCA DE LAS REGLAS DE cualquier definición del inconsciente no puede suponer
BUENA CONDUCTA más que una especulación intelectual.
Resultaría vano censurar con detenimiento la mayor o me-
Seguros a todo riesgo nor veracidad de una u otra: no existe prueba alguna y tan
sólo se trata de hipótesis.
La normas suponen otras tantas fórmulas generales que se
Esto supuesto, hipótesis por hipótesis, lo más eficaz me pa-
enuncian -recordémoslo- en términos como "es preciso...", rece elegir la más útil (y la más sencilla, por añadidura), la
"no hay que...", "se debe...", "no se debe...", todas ellas se- de Milton Erickson. Está compuesta por tres teoremas:
guidas de un "si no..." amenazador porque, si el "cómo" de la
vida entre dos no acierta a satisfacer la esperanzas y los sue- - el inconsciente existe;
ños, el amor corre el peligro de deshacerse. Aunque dichas - el inconsciente es aquello que no es consciente, lo que no
reglas sean tan diversas como múltiples, algunas de ellas se accede a la clara conciencia;
repiten con mayor frecuencia, como acontece, por ejemplo - el inconsciente es nuestro aliado: concebido como un po-
con: "no hay que decepcionar jamás a la otra parte, si no..."; der positivo, está considerado como el depósito de todos
"no hay que molestarle nunca, si no..."; "no se debe discutir nuestros conocimientos, de todas nuestras experiencias pa-
nunca, si no..."; "hay que mostrarse siempre afable, si no ..."; sadas, de todos nuestros aprendizajes, habilidades, auto-
"disponible, si no..."; "no deben expresarse los propios senti- matismos (de acción, reacción y pensamiento), de nuestros
mientos negativos, si no..."; "es menester preservar siempre recursos y competencias.
la paz, si no..."; "no se debe hablar de los problemas, si no..."; Es aquello que interviene en el tratamiento de la informa-
"hay que reconciliarse siempre antes de dormir, si no..."; "no ción cuando recibimos determinados mensajes del entorno;
se deben introducir cambios, si no..."; "hay que evitar siem- lo que dirige la interpretación de nuestras percepciones y
pre el conflicto abierto, si no...", etc. nos preserva, en ocasiones, de revelaciones brutales o trau-
máticas: no permitiendo que accedan a nuestra conciencia,
Si quieres rellenar los puntos suspensivos que siguen a los nos protege.
"si no", tus respuestas girarán en la mayoría de las ocasiones Es también lo que nos proporciona las informaciones útiles
en torno al deseo de preservar la relación o la idea que uno tiene de y necesarias para nuestra vida de cada día (sea que les
dicha relación. Sin embargo, aun cuando la intención es buena prestemos oídos o que no).
(hacer cuanto sea preciso para mantener la pareja en equili- Por el contrario, nuestra parte consciente es aquella que pien-
brio), el clima que se suscita por parte de estas reglas revela sa, reflexiona, actúa, decide de una manera controlada (aun
un miedo intenso a la ruptura. Por desgracia, cuando tenemos cuando las motivaciones sean patrimonio del inconsciente).

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Con independencia de estas reglas, están también las cre- que se hace cargo de todo, que debe satisfacer a su señora y
encias sobre los derechos y deberes de cada uno de los miembros de conferirle seguridad, pasando por: "Todas las mujeres son
la pareja en el ámbito de la relación, formuladas por lo común unas..., menos mi madre (y acaso mi hermana)"; "los hom-
en estos términos: "Una buena esposa se debe a..."; "un buen bres no piensan más que en "eso"; "si quieres conseguirlo to-
marido es un hombre que... y que no..." El modo de cubrir do de ellos, haz huelga de cama (o compórtate como una Me-
esos puntos suspensivos es el mismo que hacía referencia a salina)"; "si quieres conservarlos, hazles el amor todos los
los "si no": han de ser rellenados luego de haber reflexionado días (¡el reino de los éxitos!)", etc.
sobre los propios tópicos, apriorísticos, referentes a una "bue-
na esposa" o un "buen marido". Si no se cumplimentan todos Las creencias vinculadas con el sexo suelen generar, de ordi-
los deberes, los "si no" quedarán a juicio de la otra parte, en nario, otras creencias acerca de la intimidad (peligrosa) y la con-
función de los derechos que le otorga el sistema. fianza (difícil de prestar y / o de obtener) que, a su vez, condi-
cionan la vida de la pareja y no sólo en el ámbito de la
Estas series de normas sobreentienden que una, la otra o sexualidad.
ambas partes de la pareja, en la mayoría de las ocasiones, tie-
nen que ignorar u ocultar sus propios sentimientos, adorme- Tras esta visión rápida de las creencias que suelen darse con
ciéndolos bajo la ilusión de que de ese modo no habrá proble- mayor frecuencia (en lo tocante al tema que nos ocupa), con-
mas. Eso no obstante, es rigurosamente imposible mantener a viene que estudiemos nuestro comportamiento a la luz de ta-
largo plazo tal opción: de uno u otro modo, directa o indirec- les informaciones que no son desdeñables. Y es que siempre
tamente, aquello que ha permanecido en la sombra surgirá. cabe poner en tela de juicio semejantes mitos, si tenemos en
cuenta que algunos de ellos resultan limitadores en exceso y
se oponen a la expansión de las personas y las relaciones, con
lo que dan pie a determinadas actitudes muy específicas, que
CREENCIAS ACERCA DE LOS HOMBRES Y LAS se fundan en unas reglas estrictas e inadecuadas.
MUJERES
Lo que nos hace actuar

Él es fuerte, ella es dulce A /


2 /
O /
- / CREENCIAS
De entre las creencias que juegan un papel importante den- < /
tro de la vida de relación, son primordiales aquéllas que atañen S / PENSAMIENTOS
a lo femenino y lo masculino. Condicionarán la instauración de -1 /
O /
numerosas reglas que ayudarán en mayor o menor grado en to- Z I SENTIMIENTOS
do lo referente al mantenimiento de una relación buena. O /
U
/ CONDUCTAS
Han sido ya evocadas en la primera parte, desde la "mu- "La gente guarda profundamente ocultos dentro de sí los
jer-niña (...) con un lenguaje infantil, su ligero enfurruña- pensamientos y creencias que desafían a la lógica y, peor
miento, una debilidad enternecedora, (...), pueril, impoten- aún, que son susceptibles de deformar su capacidad de juz-
te, emotiva, débil, sumisa y dependiente 3 ", hasta el hombre gar sanamente cuanto cae de su propio proyecto4".
fuerte, protector, envolvente, asegurador, que no teme nada,
3 R. Brain, Amis et amants, Stock, Le Monde ouvert, 1980, p. 293. 4 Dr. Howard y M. Halpern, Adieu. Apprenez a rompre sans difficultés,
Jour Éditeur, 1983, p. 14.
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El alardftfcamoroso

Una danza singular

El alarde amoroso supone un momento precioso: se trata


de unos instantes cuyo recuerdo, en aquellos que se aman por
un espacio largo de tiempo, hace que la emoción crezca en
ocasiones hasta las lágrimas, y que se enternezcan ante esta
memoria común lejana y, a pesar de todo, tan precisa. Para
otros, que se aman menos pero que todavía viven juntos, tales
horas y días resultan más difuminados, cuando ambas partes
de la pareja están de acuerdo sobre el desarrollo de los acon-
tecimientos, cosa que no siempre suele ser el caso: tanto una
ocasión como la otra son susceptibles de reanimar las brasas
de un entusiasmo venido a menos o incrementar un estado de
disputa crónica. Por lo que hace referencia a aquéllos que han
pasado la página de su vida concerniente a la relación amoro-
sa, serán capaces de hablar de aquel encuentro en términos de
lo más variopintos, como: "¡Era yo tan joven!", "¡No conocía
la vida!", "¡Ella me conquistó con su poquita cosa!", "¡Resulta
increíble: me encontré casado sin darme cuenta!", etc.

Sucede que u n buen día, como flor azul romántica o ma-


cho cínico, se produce u n encuentro importante. Y ya hemos

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visto más arriba cómo una sola mirada puede bastar para de- sin llegar a producir un "shock" (!), acaso sea la causa de una
sencadenar semejante alarde (los primeros pasos junto con la extraordinaria sorpresa; él y ella se van descubriendo por par-
otra parte) que se sitúa a dos niveles: aprender a conocerse tes sucesivas dejando flotar múltiples misterios o, posibilida-
mutuamente (la parte de los sueños y las esperanzas) e ima- des de misterio, cosa de lo más sugerente y que da ganas de
ginar (con mayor o menor razón o lucidez) una vida en co- saber más acerca del tema. "¿Cuándo dejará de admirarme?"
mún. (Me veo obligada a precisar que no vamos a tratar en El conjunto de conductas vinculadas con la presentación
estas páginas más que de estudiar por qué una pareja experi- de uno mismo (aspecto físico y territorio) responde a unas re-
menta dificultades y cómo tales dificultades se tornan a veces glas (con frecuencia inconscientes) codificadas por obra de
en problemas). los programas que nos vienen construidos mirando un obje-
tivo muy concreto (dentro del alarde amoroso -1° mismo que
en la elección de la pareja- no hay nada que sea debido al
azar): seducir y, para ello, como actores en semejante alarde,
LO QUE QUIERO QUE VEAS DE MÍ tratamos de ofrecer (bajo nuestro control o al margen de él)
una idea de nosotros mismos tal que la otra vez, derive de
El "look" ella ésta o aquélla impresión.

En nuestra vida diaria, cuando nos topamos con un desco-


nocido, las primeras impresiones suelen ser esenciales. Con ¿Tarot o bola de cristal?
ocasión de la seducción amorosa, momento esperado, tan so-
ñado, sea arrebatada o autorizada, asistimos a un alarde en ¿La preocupación de ambos protagonistas n o se centra en
cuyo decurso una de las primeras preocupaciones consiste en agradarle al otro? ¿Y en qué consiste agradar sino en contentar,
la presentación de uno mismo. halagar, complacer, embriagar, encantar, embelesar, respon-
der a unas esperanzas adivinadas, etc.? La tarea no resulta
Presentación física de uno mismo: se trata de la casi inevitable sencilla, ya que en ocasiones Eros suele ser difícil de conven-
carrera febril en pos del look con la idea más o menos cons- cer. ¡Los filtros de amor resultan de un uso proporcional-
ciente de lo que él prefiere (¡pero, al no conocerlo es tan fácil mente mas rápido y económico en cuanto a tiempo, preocupa-
equivocarse!) más bien el tipo BCBG, relajado, discreto, agre- ción y energía! Esto supuesto, y aun a riesgo d e exhibirse, ¿a
sivo, sexy o neutro, etc. La elección de la ropa y los accesorios qué viene hacer alarde de la peor imagen de u n o mismo? Pa-
(adornos y demás perifollos), aderezos del alarde, suponen ra poder afirmar después: "¡Ya lo ves, te lo hat>í a prevenido!
otros tantos elementos de la mayor importancia (tanto para él O por "acceso-exceso" de franqueza: "Es preferible que sepas
como para ella) en la comunicación no verbal. Estas decisiones, antes ...", aun con peligro de verse tal vez r e c h a z a d o de en-
que pueden antojarse secundarias, no se toman al azar, como trada o, por el contrario, provocar la m a g n a n i m i d a d y la
tampoco la de ser "natural", y una vocecilla nos susurra tales grandeza de alma de ese otro ardientemente d e s e a d o ("¡Tiene
consejos en función de los sentimientos que pretendemos que estar bien para aceptar incluso hasta eso!").
suscitar: asombro, admiración, seguridad...
¿A qué no llegará uno con objeto de parecer a q u e l l o que el
A la presentación del aspecto físico conviene añadir otra otro espera, prefiere o desea? Porque jamás e s t a m o s seguros
presentación que pronto o tarde se llevará a cabo: la del pro- de responder con exactitud a las expectativas d e la otra parte,
pio territorio, imagen que confirmará la anterior (la coheren- ¡puesto que no las conocemos! Por lo mismo tenemos que
cia puede ser tomada de una manera muy positiva) o bien,
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convertirnos en unos videntes extralúcidos y poner en juego citar una impresión a partir de la expresión de sí no es raro que
todas nuestras cualidades adivinatorias. Tan solo actuamos ese "yo" propuesto haga olvidar, descuidar al verdadero
en función de la idea de las expectativas que uno tiene respecto al "yo". Acaba uno por no atreverse a manifestarse a plena luz,
otro ( fundándonos por tanto en nuestras creencias) y no se por miedo a decepciones.
nos ocurre nunca verificar tales intuiciones. ¿En qué radicaría
entonces el misterio? ¿Dónde estaría el juego? ¿Dónde el mé- Semejante miedo a decepcionar, que subyace bajo la ma-
rito de lograr la victoria buscada? El alarde amoroso constituye yoría de las conductas ligadas con el encuentro, con el alarde
un juego difícil (y la decisión de no "interpretar la seducción" amoroso, tiene como resultado atar al individuo dentro de un
supone ya una modalidad de ella, muy sutil y sofisticada). La papel convirtiéndose en la imagen que ofrece de sí (hasta aca-
otra parte espera -la espera es recíproca- verse seducida: bar en algunos casos por creer en ella). Tal prisión es el precio
"Hazme ver de qué eres capaz, acaso me consigas". que uno estima que debe abonar para estar seguro de ser
amado, en tanto que a la par nos enclaustramos en una doble
El mayor inconveniente relacionado con esta presentación tensión: "Si sigo siendo mi imagen, corro el peligro de trai-
de uno mismo estriba en que no resulta sencillo cambiar la cionarme (lo cual acabará forzosamente por suceder, es algo
imagen durante el trayecto y uno acaba en ocasiones cansán- ineluctable); si me libero de dicha imagen, puede que no sea
dose si dicha imagen es demasiado distante de la realidad. El amado (lo cual resulta claramente menos evidente)".
agotamiento puede llevarse el gato al agua: no siempre con-
tamos con los medios (físicos, psíquicos y... financieros) para
parecer durante mucho tiempo aquello que no somos o no lo ¡A la de quinientas, descanso!
somos sino ocasionalmente.
Esto supuesto, mujer, si por ejemplo no hubieras tenido ga-
nas de seducirle, ¿hubieses sentido placer en pasar la mayor
¿Qué seré esta noche? parte de vuestras tardes escuchando jazz junto a él, cuando a
ti no te agrada la música? ¿Hubieses pasado tres horas diarias
La etapa de la presentación de uno mismo (aspecto exte- ante el horno agotando tu libro de recetas internacionales?
rior y territorio) lindará con la presentación de su personalidad; ¿Eres capaz, aquí, ahora, de asegurar que ya nunca jamás
ambas presentaciones discurren simultáneamente. Dentro del vas a dejar de ponerte crema nutritiva antes de acostarte?¿De
campo del carácter (ideas generales y peculiaridades, sue- jurar que vas a seguir riendo durante años todos sus juegos
ños, gustos, etc.) se verá facilitada la comunicación puesto de palabras? Y tú, hombre, ¿es reciente tu afición a la nueva
que cuanto digamos tiene poca importancia cuando sabemos cocina en cada comida? ¿Tu pasión por los muebles pintados
con qué diligencia quiere creernos nuestro "oyente" ya que eso austríacos no es un simple capricho pasajero? ¿Seguirás prac-
hará que nuestra comunicación coincida con su sistema de ticando "jogging" todas las mañanas de los domingos porque
creencias . a ella le encanta correr a tu lado? ¿Es que te entusiasma tanto
Una vez más, la cuestión no consiste en engañarse y facili- su hermanita como para escucharle hablar sin descanso? etc.
tar la mejor imagen posible de uno, siempre en función del con- ¿Cómo vais a proceder los dos para dar marcha atrás en
texto y del objetivo que se persigue. Por desgracia, suele ser estos puntos (y en tantos otros) que parecían logrados, pun-
muy frecuente a lo largo de este período (el alarde amoroso) tos de apoyo de cara a nuevos impulsos, para otros aprendi-
que se cometan los errores de peores consecuencias: a fuerza zajes, aprendizajes forzados que os tienen aprisionados y os
de pretender ofrecer a cualquier precio una imagen de sí (sus- atenazan cada vez más? ¿Cómo dar a conocer tus pretensio-

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nes de no ser constantemente una imagen? ¿Cómo yugular Esto supuesto, ¿por qué preferir la dificultad y el rechazo
ese miedo a no dar ya placer? ¿Se te perdonará que seas lo que de la identidad de uno mismo? ¿Es que no es posible ser ama-
eres? Llegado este estadio, ¿sabes con exactitud quién eres? do por lo que uno es? Por supuesto que sí, y, a pesar de todo,
Este entramado de disimulaciones y de falsas revelaciones no es eso lo que nos han enseñado nuestra familia y nuestra
cierra sobre ti la trampa del alarde amoroso puesto que, cuan- cultura (en líneas generales). ¿Resultamos lo suficientemente
do un actor propone cierta definición de una escena, inser- "bien" como para mostrarnos tales como somos? Eso no obs-
tante, cuando se deteriore la imagen hermosa, ¿que acontece-
tándose en un papel determinado, abandona a la par todas
rá? Remitimos esta cuestión -que infunde demasiado miedo-
las demás posibilidades, rechaza cualquier pretensión a ser lo
a más adelante y nos consagramos a conservar nuestra nueva
que no parece ser y, por lo mismo, renuncia a verse tratado
personalidad, la del momento de la seducción que, por fuer-
como desearía ya que ese tratamiento queda reservado para
za, tiene que agradarle más al otro, a ese otro que obtendrá
unas personas que no le corresponden, toda vez que ha elegi-
tan solo de nosotros una imagen deformada y que únicamen-
do mostrarse de otra manera.
te contemplamos a través del caleidoscopio de nuestra mirada
-"¡Bueno, yo soy abierto de ideas, no tengo dificultad en enamorada. ¿Y no consiste el Amor en "tener siempre razón"?
admitir las relaciones sexuales extraconyugales! Es algo nor- (Barbey d'Aurevilly).
mal... Hay que ser moderno, ¿no?"
-"¡Bien!... Si tú lo dices... (una mirada soñadora).
Y la esposa, fortalecida con semejante permiso, pasa a la LO QUE QUIERO VER DE TI
acción, con enorme perjuicio para ese gran hombre tan mo-
derno... que padecerá torturadores ataques de celos sin otor- Lo que deseo ver en ti son otras tantas alucinaciones progra-
garse a sí mismo el derecho a contradecirse. madas. Hay dos clases de alucinaciones o fenómenos hipnóti-
cos: la alucinación positiva, que consiste en ver algo que no
existe, y la alucinación negativa, que consiste en no ver aque-
Soplar no es interpretar
llo que está ante nuestros ojos. Por ejemplo, a fuerza de de-
A pesar de lo dicho, no es nuestro intento tildarles de hi- searlo, una persona es capaz de estar persuadida de que el
pócritas a ambos miembros de la pareja. (Irene Pennacchioni otro le ha dicho "te amo"; o bien no ver, cuando salen juntos,
-véase la bibliografía- habla de los "simuladores sinceros" que el otro mariposea sin cesar, dejándole solo frente a frente
que acaban por perderse entre los meandros de los espejos con su drink...
deformadores que colocan entre ellos mismos para no verse Y es que resulta cierto que el alarde amoroso no se conten-
demasiado bien). Con frecuencia quedan apresados en su ta con poner en práctica una imagen de uno mismo a la par
propio juego y llegan a persuadirse tranquilamente de que aduladora y apropiada (por lo menos eso es lo que suele cre-
son aquello que pretenden ser; esa realidad que intentan cre- erse), sino que dicha imagen da lugar a otro milagro: una se-
ar a cualquier precio se va convirtiendo poco a poco - y du- lección tal en las percepciones que ni siquiera cabe decir que
rante algún tiempo- en su realidad. En el caso contrario, ya el amor le haga a uno ciego. ¡Más bien nos induciría a ver ji-
no cabe hablar de alarde amoroso, sino de una duplicidad, si rafas con lunares azules! Filtros y alucinaciones trabajan y se
no ya de un cinismo, cuyos peores ejemplos "seducen y aban- multiplican hasta que la imagen del otro se corresponda con la so-
donan" a unos hombres y mujeres confundidos. ñada: hacer unir la realidad con el sueño en una adecuación

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justificada únicamente por los prismas de una visión de de- nea a su madre todas las noches, eso quiere decir que es un
seos, expectativas y anhelos. Hasta ese pequeño mohín tan hijo afectuoso, que tiene sentido del deber, que se puede contar
adorable, señal de dulzura que se convertirá en "la horrible con él. Si ella no toma nunca la iniciativa en la relaciones sexua-
mueca hocicona" de las horas menos gloriosas en las que el les, significa que es seria, que no acudirá a ver a otros. Si él per-
alarde dejará de ser amoroso para convertirse en marcial. manece las tardes enteras ante el ordenador, quiere decir que no
es capaz más que de amar con pasión.
En el momento del alarde amoroso, el tratamiento de la informa-
Dispongo de todas las pruebas
ción se ve seriamente optimizado: bien se trate de lo físico o de la
personalidad del otro. La percepción se torna entonces extre-
Cada índice (actitud, gesto, palabra, mirada, comportamien-
madamente selectiva: no vemos más que aquello que quere-
to o ademán, incluso los esbozados) quedará encuadrado posi-
mos ver y lo que descubrimos suele ser con frecuencia lo que
tivamente. buscamos; por ejemplo, si de acuerdo con el comportamiento
de una persona, deducimos de ello que dicha persona posee
El encuadre
determinadas cualidades, les atribuimos a tales cualidades (con
Un suceso, una palabra, un gesto no posee otro sentido que razón o sin ella) un valor científico de tipo diagnóstico; y así
aquel que le atribuyamos, en función de nuestra visión del creemos saber más acerca de cómo es el propietario de dichas
mundo. De ahí que puede resultar importante encuadrar cualidades.
una interpretación y hay dos maneras de hacerlo:
- Encuadre de sentido: conferirle otro significado a una in-
La caza del tesoro
terpretación. Por ejemplo, Santiago se reconoce muy testa-
rudo: puede proceder a un encuadre de sentido reconocien-
do que es obstinado, lo cual puede significar perseverante, y En consecuencia, el otro es idolatrado, idealizado y colo-
eso implica una cualidad útil. cado sobre un pedestal tan alto que no podrá por menos de
caer de él aplastando bajo el peso de ensoñaciones y de todas
- Encuadre de contexto: aquello que connotamos de una las hermosas imágenes que se habían formado de él -imáge-
manera negativa en determinados contextos es susceptible nes que este último habrá contribuido a forjar, conforme he-
de revelarse muy positivo en otros. Por ejemplo, Natalia se
mos visto.
siente muy poco diplomática en su vida profesional y, a pe-
sar de todo, sus amigas la aprecian por su espontaneidad y Así es como uno sucumbe al amor por el Amor; al ser huma-
su entusiasmo, por su sinceridad y franqueza, lo cual de- no que queda detrás sólo le corresponde mantenerse, ¡estar a
muestra que ese aspecto de su carácter tiene también sus la altura! Tanto más cuanto que se le mira con unos ojos tan
lados positivos. miopes que le resulta fácil dejarse llevar por ese amor tan po-
deroso que no ve en el más que cualidades excepcionales.
Si por ejemplo, ella se lava las manos a todas horas, signi-
fica que es verdaderamente meticulosa: la casa estará bien La imagen que uno pretende forjarse del otro queda de-
atendida, será siempre limpia para consigo misma (¡es tan im- formada hasta el extremo de que los defectos pasan a con-
portante la higiene!) y, sin duda, atenderá con esmero a los ni- vertirse en cualidades muy preciosas; ¡eso por lo que atañe
ños. Si él no habla apenas, significa que piensa intensamente, a las cualidades! Ya no faltarán sino los altares para cele-
que es inteligente. Si ella cuenta con muchos amigos, es que brarlas y ni siquiera se encontrarán palabras adecuadas pa-
es agradable, expresiva, que la quieren mucho. Si él le telefo- ra su descripción: "¡Oh, ya sabes, el es., ¡es tan...!"

78 79
¿Como describir lo indescriptible? ocultas, cuando simplemente se muestra tal cual es; esto es lo
Ahora bien, ¿por qué no verle al otro tal cual es, como un ser que explica los cambios bruscos que sobrevienen en el mo-
humano? Una vez más, topamos con el miedo, distinto en esta mento en que los dos miembros de la pareja viven la relación
ocasión: "Si no es éste, acaso no se presente nadie después; es en el día a día y no ya en unas condiciones privilegiadas co-
preciso que sea él, quiero que sea él". "Esta es la teoría que de- mo las de la declaración de amor, la luna de miel o unas va-
cide qué es lo que estamos en condiciones de observar" -afir- caciones. La visión del otro y la imagen que uno ha pretendi-
maba Einstein. Si mi teoría me dice que es él al que quiero o el do mostrar de sí mismo se ven entonces seriamente alteradas,
que me hace falta, haré cualquier cosa, sin que importe qué, pa- lo cual resulta tanto mas difícil de soportar cuanto que ni uno
ra confirmarlo. De lo contrario, pues, tendría que volver a em- ni otro se hallan ya tan disponibles en lo referente al tiempo
pezarlo todo con otro, si tengo ocasión de ello, ¡cosa nada segu- como en la bendita época del encuentro cuando cada uno era
ra! Y no hay nadie (por el momento) consciente de verdad de para el otro. Sin omitir el dato de que solemos mostrar cierta
una mirada tan velada, tan falseada -como tampoco de las ra- propensión a vivir el presente en función del pasado: es ésta
zones de esa neblina de color de rosa. Las deformaciones, gene- una tendencia tan constante como opresiva.
ralizaciones y selecciones (las modalidades de creación de Imagen de sí, visión del otro, ocurre como en la declaración de
nuestra propia realidad) proceden de buena fe, son inocentes y amor: la persona percibida no es, pues, más que fragmentaria, par-
están atiborradas de sueños y esperanzas procedentes de lo cial, compuesta a un mismo tiempo por aquello que ella pretende
más profundo de nuestro ser. Dichos sueños pasan a hacerse re- mostrarnos y por lo que nosotros aceptamos ver en ella -¡lo que tan-
yes y reinan sobre esos instantes de los que siempre se nos ha tas ganas tenemos de ver en ella!
dicho que eran los más ricos. "Todos y todas parten en busca de
la idea del amor como los niños que creen en el tesoro 1 ".
¿Y es que no es mejor un "toma" que dos "te daré"? El co-
DOS LEYES DEL ENAMORAMIENTO:
locar una aureola sobre la cabeza del otro resulta siempre
PARECERSE - ADAPTARSE
más halagador para uno mismo. El ejército de los no-amados,
de los malqueridos apreciará cueste lo que cueste a ese otro
cuya primera virtud estriba en existir, en estar libre (entién- Felicidad, pudor...
dase disponible); a propósito de la libertad, tiene su gracia el
constatar cómo, por lo general, la mujer soltera esta conside- Cualquier diferencia, aun la menor, tiene que quedar su-
rada como una mujer sola y acaso libre, en tanto que el solte- primida o disimulada con esmero, bien se trate de valores o
ro lo está como un hombre ¡libre en absoluto y tal vez solo! La principio de aficiones o deseos, de preferencias o repulsas.
realidad no es siempre tan agradable como se ha solido ase- Los nuevos miembros de la pareja suelen ser, de ordinario,
gurar con frecuencia, por lo que la decoramos, la maquilla- cómplices en el enmascaramiento e ignorancia de todo cuan-
mos y hasta la olvidamos un poco, antes de que ella se acuer- to pudiera ser fuente de conflicto o, incluso, hasta de mera fal-
de tristemente de nosotros, ¡más fea que lo que es en sí, ta de acuerdo.
precisamente por haber sido demasiado embellecida!
¿Hay algo, en efecto, más agradable que encontrarse en el
Estas alucinaciones tienen una molesta consecuencia: la otro? Esto supuesto, por esos mismos motivos (tan sólo ve-
decepción cuando todas las facetas de la otra parte quedan mos aquello que queremos ver), es fácil descubrir multitud
de puntos comunes y tranquilizarse con ello. Si dos se pa-
1 I. Pennacchioni, De la guerre conjúgale, Mazarine, Essai, 1986, p. 202. recen ¿no tienen todas las posibilidades de entenderse, en

80 81
virtud del viejo proverbio "lo semejante se une a lo seme- He aquí a nuestra pareja a la búsqueda de semejanzas en todos
jante" ("qui se ressemble s'assemble")? los ámbitos: costumbres, aficiones, ideas y maneras de pensar,
De ahí que cualquier tema susceptible de litigio sea cuida- persuadidos de que, cuanto más se asemejen, mejor podrán po-
dosamente soslayado y que la conversación se asemeje en nerse de acuerdo, se sentirán más seguros de estar "hechos el
ocasiones a un simple parloteo, poco peligroso; basta con es- uno para el otro". Por lo tanto, ¿está implicada la semejanza
cucharle bien a la otra parte, con observar con atención sus dentro del amor? ¿Y cómo va a ser uno capaz de apreciar de
actitudes y manera de proceder para adivinar las cosas que verdad las semejanzas (ya que es cierto que se dan) cuando pa-
no hay que decir ni hacer. Semejantes "adivinaciones" no son san a convertirse en una cuestión de vida o muerte para la exis-
verificables toda vez que permanecen en el estadio de la in- tencia de la relación?
tuición e intentar desvelarlas entraña excesivos riesgos.
En consecuencia, todos y todas intentan con desesperación Persiste y firma
no desagradar y complacer al otro, hasta el extremo de que
cada actor tan sólo vive en función de lo que estima que la Si, a pesar de todos los esfuerzos combinados por parte de
otra parte espera. Algo así como si hiciera falta que ese otro se cada uno por disimularlas, algunas diferencias resultan dema-
convirtiera en el espejo que aprueba nuestra existencia como si siado evidentes, se imponen dos soluciones: cuando no puedan
no fuéramos capaces de existir más que a través o gracias a la de verdad ser negadas u ocultadas, el individuo se las arregla
mirada del otro: "¡Me ha mirado ella, me ha sonreído, y ha procediendo, una vez más, a ciertos encasillamientos tan tran-'
caído en la cuenta de mi existencial!"; "Sin él, ¡no sería nada!"; quilizadores como inadecuados: "Nunca me ha dicho ella que
"Ella es quien me ha hecho descubrir lo que de verdad era...!" me amaba, pero, si no me quisiera, me habría dicho que no que-
ría verme más..." "Él no deja de criticarme, pero eso demuestra
El envite es realmente de importancia puesto que, si la
con claridad que me ama; de lo contrario no se interesaría tan-
mirada se dirige a otra parte, volvemos a convertirnos en ese
to por mí..." "Es cierto que ella bebe algo más de lo debido, pe-
pobre ser carente de vida, sin consistencia, que volverá a
ro me ha jurado que lo dejará pronto..." "Él me ha dicho que no
asumir su divagar hasta localizar a algún otro (si existe) que,
quería tener un hijo, ¡pero sé de sobra que los adora y que será
con su aliento, nos devuelva ese sentimiento que no tiene
feliz cuando el niño esté presente!", etc.
precio: el de existir. Y todo ello sin omitir (y es un añadido
que cuenta) que, al proceder de este modo, volvemos a de- De este modo, las divergencias quedan minimizadas, lo
positar resueltamente la responsabilidad de nuestra vida en cual responde a una grave ignorancia en lo referente a su po-
manos del otro. ¡Menudo regalo! Repara que se trata de algo tencial impacto de cara a la relación futura; por otro lado, y
recíproco, pero, esto supuesto, entonemos todos juntos, al suele ser la postura más corriente, la persona se adapta a la otra.
amor de los farolillos: "¡Dependencia, henos aquí!"; "¡de- Aprender a conformarse a los deseos reales o supuestos del
pendencia, henos ahí!". otro y a sus necesidades (asimismo reales o supuestas) sigue
Es también ésta la razón por la que determinadas acciones siendo otra prueba que parece que la declaración de amor
determinados gestos se ven reprimidos, puesto que podrían exige dentro de su serie de ritos iniciáticos.
revelar ciertos aspectos que contradicen la conducta tan cui- Es preciso demostrar que uno es capaz de anularse ante el
dadosamente elaborada: la aceptación del otro. El temor a las Amor: el objetivo (una relación duradera) anula la verdadera
divergencias, a las diferencias es más fuerte que la alegría y la ri- identidad. El precio que hay que abonar por el fin buscado
queza que pueden proporcionar. parece ser, en el mejor de los casos, la confusión, una especie

82 83
de oscurecimiento en el pensamiento, y en el peor, la volun- NACIMIENTO DEL "NOSOTROS
tad deliberada de proceder "como si". Como si no fuera gra-
ve el aceptar (tascando el freno) que ella lea toda tu corres-
Objetivo: trueque
pondencia (porque "todo lo tuyo es mío"). ¿Y qué decir
contra cualquier realidad que no resulte conforme con el pro- Cada miembro de la pareja espera que el otro actuará co-
yecto, cuando uno tiene miedo de decepcionar? Como si no mo él: a cambio de lo que él da, recibirá cuanto desea.
fuese suficientemente grave el someterse a unos imperativos
categóricos del estilo de "quiero que una mujer sea así", o Mientras que al comienzo del alarde amoroso quedan
"quiero que los hombres sean así", por miedo a desagradar. abiertas todas las posibilidades, el proceso que acabamos de
ver (presentación trucada de uno mismo, imagen deformada
En contra de la imagen que uno ofrece de sí mismo y que del otro, búsqueda de semejanzas, negación de diferencias y
suele responder (con frecuencia de manera inconsciente) a lo adaptación al otro) ha aminorado claramente la opción de
que estimamos que el otro quiere de nosotros, se trata aquí de ciertas modalidades de conducta excluyendo, dejando fuera
un proceso (que se parece a un juego cuyas reglas conoce ca- de la relación cuanto no convenía autorizar que entrase en
da parte de la pareja) con unas consecuencias que no se te es- ella. De ese modo, ambas partes, de acuerdo con la cantidad
capan. Puesto que, al proceder de este modo, no sólo nos en- de energía invertida en dicho proceso, muestran sin lugar a
gañamos a nosotros mismos dejándole a la relación pocas dudas lo que están dispuestas a realizar en favor de la rela-
posibilidades de fundarse sobre unas bases sólidas (lo cual no ción, en favor del otro, ajustando su compromiso a su con-
excluye en absoluto el amor), sino que también suele ser en cepto de la vida entre dos.
tales momentos de la declaración del amor cuando aprende-
mos a engañarle al otro actuando de tal manera que no poda- De ordinario, la noción romántica del amor crea una serie
mos por menos de obtener la respuesta deseada. En efecto, en de expectativas que ninguno de los miembros podrá satisfa-
toda interacción el deseo de cada parte de la pareja se centra cer en virtud del lado irreal de tales expectativas. Semejante
en influir y dirigir la reacción, la respuesta del otro: es un te- decepción - m u y comprensible- se acentuará todavía más si
ma fundamental de la seducción. La acomodación (que signifi- va acompañada del sentimiento de haber sido engañado, em-
ca la adaptación al otro) consiste no sólo en responder a todos baucado por el otro que no sabe (que no puede) responder, ni
los deseos que suponemos en ese otro, sino también en llegar descolgar la luna todas las noches; entonces los sueños se nu-
hasta a creer firmemente y a asegurar en voz alta y clara que blan, las imágenes se desgarran y los sabores exquisitos se
experimentamos tanto agrado como él. Tal es el tributo que cargan de amargura.
hay que satisfacer al amor romántico que no conoce otra rela-
La movilización sobre el objetivo y los esfuerzos llevados
ción amorosa que la bañada en leche y miel. ¡Qué más da un
a cabo en el transcurso de la declaración de amor no sólo han
embuste cuando sufrimos una embriaguez!... de la cual no ig-
hecho que la relación se concretice, sino que ha habido tiem-
noramos sus inciertos y desencantadores días siguientes.
po para que se hayan instaurado una serie de reglas, men-
Todos esos rituales suponen otros tantos fenómenos cultu- guando las posibilidades e instalando un mecanismo y un códi-
rales que se van transmitiendo de generación en generación go que lo convierten en un autentico sistema. ¿Responderá
a través de un complejo entramado de creencias. De este éste a los deseos, expectativas y esperanzas (conscientes e in-
modo se produce una especie de control mutuo ("Yo juego conscientes) que conoce toda persona que se compromete en
el juego si tú también lo juegas"), primera regla de la rela- una relación amorosa? Los diversos elementos que integran
ción naciente. el alarde amoroso inducen una respuesta que apenas si tiene

84 85
posibilidades de resultar positiva. ¿Cabría, pues, que nos
planteáramos la cuestión de saber por qué ocurre tal cosa?
¿De qué puede uno tener miedo? Dado que sabemos que cuanto
más fuertes son las expectativas, mayor será la frustración y
causa de sufrimiento, ¿de que sirve rehusar el abrir los ojos?
Es de sobra conocido por todos que las frustraciones suelen ser
de ordinario proporcionales a la potencia de las esperanzas, expecta-
tivas y aspiraciones, y ya veremos cómo el sistema (sus reglas,
códigos y comunicación) intentará mantener tan precario equi-
librio; ¿no merecía más la pena que no se hubiera dado la rela-
ción, todo el dolor y los esfuerzos llevados a cabo para cons-
truirla? Hay que justificar la inversión y, por lo menos, no salir ¡«¿ese
La parejlf (desembarca
perdiendo: las leyes del nuevo sistema se encargarán de admi-
nistrar esa reunión de tres conjuntos muy dispares, "yo'V'tu" y o la emergencia de las reglas
"nosotros", a fin de que pueda sobrevivir "nosotros".

Las reglas de partida


Mientras que los amantes navegan, la pareja atraca en la
Podemos descubrir las reglas que se instauran al comienzo ribera de la realidad de la vida cotidiana. Se verá abocada a
de la relación planteándonos las siguientes cuestiones: "tener dicha vida juntos" y a "serla juntos".
- ¿Quién se dirigió hacia el otro? Ha concluido ya el alarde amoroso: las dos partes deciden
- ¿Quién tomó la primera iniciativa? vivir juntas, cosa que significa que, como en toda interacción,
- ¿Quién tomaba las decisiones sobre: irán emergiendo una serie de reglas de vida en común; dichas
• las citas, reglas, que son necesarias para el equilibrio del sistema, reduci-
• la ocupación del tiempo,
rán considerablemente el campo (que era ilimitado) de las
• las actividades comunes?
- ¿Cuál era el clima en la incipiente vida relacional (alegre, posibilidades que se ofrecían con ocasión del encuentro.
seria, tensa...)?
- ¿Se colmaron vuestras expectativas?
- ¿Cuál fue tu primera decepción? Yo debo, tú debes, nosotros debemos
- ¿Tienes la sensación de no haber sido, en ocasiones, tú
mismo? Eso equivale a decir que, a medida que se desarrolla una rela-
- ¿Qué abandonaste? ción, se va estructurando cada vez más. Significa que, de entre
- ¿Qué recibiste? todos los numerosos comportamientos posibles, algunos se tor-
narán cada vez mas frecuentes (y, por lo mismo, más previsi-
De acuerdo con tus respuestas, tal vez descubras una serie bles), en tanto que otros, por resultar inútiles, se retirarán de la
de reglas que se han instaurado en vuestro funcionamiento escena.
como pareja. También puedes poner en práctica el presen-
te ejercicio con tu compañero de pareja, descubriendo con Esta estructuración (y ese es el cometido de las reglas) de-
ello su propia percepción de esta realidad. termina ciertos esquemas de conducta (apenas queda margen

86 87
para la sorpresa) que pasarán a hacerse repetitivos, por lo que tiempo, inconscientes; se trata, pues, de una especie de con-
existe el peligro de que la relación pase a hacerse rígida en ex- trato tácito (denominado también contrato psicológico) que en
tremo, en función justamente de esa repetitividad y de la re- ningún caso suele pasar a ser objeto de discusión, de nego-
ducción de las opciones dentro del "cómo vivir juntos". ciación: por lo mismo, sus condiciones nunca quedan defini-
Los sistemas integrados por cada miembro de la pareja su- das. Estas reglas no emergen a la conciencia de los miembros de la
ponen, en efecto, poca apertura en la selección de actitudes ya pareja sino cuando se ven violadas y su descubrimiento rara vez
que suele ser raro que los mitos familiares generen programas es apreciado. Además, como son implícitas, no es posible po-
que eviten la repetición y acepten lo imprevisible. Las situa- nerlas en tela de juicio antes de que se haya producido la
ciones inesperadas o los cambios desencadenarán con fre- transgresión, lo cual suele ser origen de no pocas dificultades
cuencia momentos de vacilación, si no ya de pánico, puesto dentro de la vivencia de la relación.
que "¡no lo habíamos previsto!" Entonces viene el precipitarse
sobre la memoria, sobre los modelos familiares con objeto de Un buen contrato
encontrar una regla, un código susceptible de organizar algo Establecer un contrato supone ponerse de acuerdo sobredi
que podría antojarse indecente: la novedad. "Las sombras "cómo" vivir juntos. Se fundamenta en:
contagiosas del pasado" (Virginia Satir) pasan a hacerse tan-
- un consentimiento mutuo,
gibles, palpables, en semejantes momentos de tormenta.
- la competencia de cada parte para cumplirlo,
Las reglas en cuestión suponen otros tantos dispositivos - la consideración recíproca,
que rigen la relación: estipulan y delimitan las conductas de - un objetivo común.
cada uno en la mayoría de los terrenos de la vida entre dos; les Cuando un contrato es sinónimo de presión o de apremio,
atribuyen a cada uno de sus miembros tanto ciertas obligacio- ya no es contrato: es una modalidad de sabotaje en la rela-
nes (que son estrictamente coacciones,deberes en lo referente a ción. Un buen contrato se asume con entusiasmo y lucidez
la conducta que hay que adoptar) como esperanzas de cara al en lo referente a las posibilidades reales de cumplirlo y sa-
otro (los derechos de cada uno): "Como tengo que decirte la biendo cuáles serán sus consecuencias para la pareja. Se
verdad, espero de ti que me la digas"; "como estoy obligado enuncia de manera positiva (no en términos de prohibi-
ción) y las partes saben desde el principio que puede adap-
(por nuestras reglas) a respetarte, espero de ti que me respe-
tarse a las situaciones nuevas y a la evolución personal de
tes", etc. Los deberes son el precio para otorgarse unos derechos, de- cada uno. El valor de un contrato depende de su claridad,
rechos y deberes que tienen que mantener el equilibrio de la de la voluntad de consentimiento, de la fuerza del compro-
relación. El precio de cada uno se armoniza con el del otro a fin miso y de la sinceridad del respeto hacia el otro.
de que el "día de las cuentas" (si llega) entre lo "dado" y lo "re-
cibido" constituya un día de fiesta y no de acritud: "¡Después Bernardo ha adoptado, desde el comienzo de la vida en
de todo lo que he hecho por ti! ¿Así me lo agradeces?" común, la costumbre de sacar las basuras cada noche, sin que
se lo haya pedido jamás Blanca. La regla implícita reza: Ber-
nardo es el que tiene que sacar la basura. Un buen día, Ber-
El iceberg al completo nardo se absorbe en la lectura de un libro y la velada se pro-
longa. Blanca, que no es capaz de dormirse más que cuando
Existen dos modalidades de reglas: las implícitas y las ex- la cocina queda inmaculada, se pone nerviosa a medida que
plícitas, formuladas con claridad. Las primeras, dado que son van pasando las horas y ya muy tarde, no soportándolo mas,
implícitas, permanecen ocultas y, durante la mayor parte del le pregunta a Bernardo si va a sacar o no las basuras. Él, con
88 89
tranquilidad, le responde que, excepcionalmente, puede ha- ben compartir o reprimir (o escribir en el diario íntimo), las
cerlo ella ya que él no tiene ganas de dejar su libro. El estupor cuestiones que es menester plantear o callar, etc. En conse-
y la cólera se apoderan de Blanca: la regla oculta se pone de cuencia, tienen que seguir siendo tabúes ciertos aspectos im-
manifiesto al ser transgredida. Bernardo se defiende: "¡Des- portantes de la vida de cada miembro.
pués de todo, nadie ha dicho nunca que sea yo quien deba
Las reglas tácitas equivalen a una especie de contrato no
hacerlo todas las noches!".
formulado entre las partes (las reglas implícitas), cosa que po-
Si Bernardo y Blanca no quieren transformar el incidente dría inducir a pensar que son aceptadas libremente por el
en una dificultad, les bastaría con enunciar una norma clara otro; ahora bien, no suele ser siempre ése el caso, sino que no
respecto a las basuras que hay que sacar; en caso contrario, pocas de ellas son impuestas -como veremos más adelante.
dado que esa noche Bernardo rehusa obedecer, Blanca (pues-
to que no soporta aguardar hasta la mañana) las sacará sin di-
simular su cólera y con el sentimiento de que ha sido engañada; Más o menos el infinito
r
o bien lo hará Bernardo pensando que se le está explotando.
Acaso la dificultad se convierta en un problema por no haber Para concluir con esta presentación de lo que suponen las
sido tratada. Al margen de esto, este tipo de incidentes, tan reglas, conviene hacer notar la diferencia entre los sistemas (las
anodino en apariencia, ¡puede ser el detonante de una dispu- relaciones) abiertos y los sistemas cerrados, generadores unos
ta mucho más seria en caso de que ambas partes se sirvan de y otros de reglas más bien contrarias.
él para dar rienda suelta a cuanto poseen en su corazón des- Un sistema abierto ofrece un abanico de opciones de con-
pués de tantos años! ducta suficientemente amplio como para que el cambio o lo
La principal contradicción inherente al tema de las reglas imprevisto no se conviertan en otras tantas situaciones insu-
implícitas reside en el hecho de que la mayor parte de ellas perables. Se trata de un sistema que otorga la preferencia a la
quedan precisamente ocultas para eliminar todo conflicto, siendo flexibilidad y a la lucidez: "Se fundamenta en respuestas a la
así que, en realidad, lo que hace posible evitar las disputas es realidad para seguir viviendo 1 ".
el enunciado de una regla, de una modalidad de funciona- En cambio, todo sistema cerrado descansa sobre la coac-
miento. Comoquiera que existen gran cantidad de reglas ción, la fuerza y la rigidez: "¡Es así; porque es así y porque
ocultas que se han ido instaurando en virtud del adagio "si nunca será de otra manera! ¡No quiero oír una palabra más
de algo no se habla, ese algo no existe", tales reglas suponen sobre este tema!".
una coacción con una pujanza incuestionable; a pesar de su
Ni que decir tiene que las reglas que se instauran con cada
invisibilidad, ejercen un influjo notorio sobre la vida de los
uno de tales sistemas se hallan en las antípodas unas de las
miembros de la pareja.
otras: los sistemas cerrados establecerán unas reglas gravosas, atosi-
Condicionarán los temas prohibidos (por ejemplo, no se gantes, sin matices y de ordinario, inadaptadas; en tanto que las fle-
puede hablar nunca de que Fulana ha venido manteniendo xibles y adecuadas al contexto serán fruto de los sistemas abiertos.
relaciones sexuales con su cuñado desde hace treinta años, o
Cada regla, explícita o implícita, se deriva directamente de
del último hijo de la cuñada que, a sus cuatro años, no habla
las creencias que tengan los miembros de la pareja; cuanto
demasiado bien), los intercambios acerca de las percepciones
(en el sentido de que no ver u oír determinadas cosas resulta 1 V. Satir, Pour retrouver Vharmoniefamiliale, Éd. Universitaires, J.-P. De-
muy aconsejable), las sensaciones y sentimientos que se de- terge, 1980, p. 128.

90 91
más limitadoras sean, mayor reducción supondrán a nivel de ello: me daría la impresión de que estoy traicionando mi papel
la elección de las conductas, bien se traten del papel y las fun- de esposa", o bien: "Si no fuera su marido, le hablaría de otra
ciones de cada uno de ellos en el seno de la relación, bien de manera..."
su respectivo poder, de las prohibiciones (en la mayoría de
De entre todas las etiquetas posibles una de las más difíci-
los casos implícitas), de la noción de espacio y tiempo o, in-
les de llevar (por poner otro ejemplo) acaso sea la de suegra:
cluso, de la imagen que la pareja pretende ofrecer de sí mis-
resume por sí sola toda una serie de creencias -hasta quedar
ma en público.
en ocasiones eliminada por completo la persona que inter-
preta tal papel. Aunque ella lo rechace, se las vería mal (en al-
gunos casos) para mostrar, demostrar y probar que es una
PAPELES Y FUNCIONES persona con iguales títulos que cualquiera otra, ¡que no hay
por qué pagar tan caro su lugar dentro de la familia! Lo cual
significa que hasta se llega a olvidar e ignorar al hombre y la
"¿Lo he hecho bien?" mujer que se hallan detrás de los papeles de esposa y esposo.
Cuando un ser humano se confunde con el papel que debe Cuando tales papeles quedan estrictamente definidos, to-
desempeñar, su verdadera personalidad queda reducida a do lo que uno lleva a cabo parece "normal" (como, por ejem-
una sola faceta, su forma de proceder se subordina a los de- plo, preparar cuando menos un par de comidas al día, sonreír-
beres que van vinculados al personaje que representa y, en le a Don Fulano porque es el jefe de su marido o hacer horas
adelante, ya no será percibido sino de acuerdo con el papel en extraordinarias en el trabajo y agotarse puesto que un buen
cuestión. marido está obligado a hacerlo, aunque gane suficiente dine-
ro sin salirse de la jornada habitual, etc.). De suerte que resul-
La idea de los papeles dentro de la pareja se deriva de los
ta extremadamente difícil ser uno mismo: las maneras de pro-
mitos, por ejemplo de aquellos que hacen referencia al hom-
ceder autorizadas y prohibidas están especificadas (de forma
bre y a la mujer, pero también de otras creencias, como las del
explícita o no -y, de ordinario, no); ideas y sentimientos que-
"buen marido" o la "buena esposa".
dan condicionados por las autorizaciones que ofrece -¡o des-
A partir del momento en que dos personas viven juntas, tila!- el sistema, el nuevo programa.
de cara al futuro se creerán obligadas a llevar la careta de su
Los papeles establecen, pues, unas reglas muy estrictas
personaje y, si no lo hacen, podrán culpabilizarse o ser llama-
sobre los deberes y entrañan intensos sentimientos de culpa-
dos al orden por parte del otro que no comprende cuanto su-
bilidad cuando sus exigencias no se ven satisfechas. Recla-
cede: no cambia uno "así como así" las reglas de juego.
man unas modalidades inmutables siendo así que el ser hu-
Esta máscara es el equivalente a una etiqueta que cada una mano está en constante evolución (como todo ser vivo), en
de las partes parece que lleva sobre su frente, estereotipos de el ámbito de sus ideas y de lo que siente. Es preferible ser y
pensamientos, actitudes y conductas que no siempre tendrán sentir lo que uno debe ser y lo que debe sentir: así reza el
demasiado que ver con su verdadera identidad y contribui- texto del papel. De suerte que, a veces, nuestros sentimien-
rán a hacer que se desvanezcan los sueños. A cuántas perso- tos, gustos, deseos, esperanzas y expectativas se oponen a
nas no he oído que dirigen discursos similares a éste: "Si me la regla, a la ley y se ven exiliados, excomulgados, declara-
escuchara a mí misma, sé perfectamente lo que haría con los dos "fuera de la ley" o, cuando menos, indeseables, puesto
niños; pero no puedo, no merece la pena siquiera pensar en que ahí están y nada los puede borrar, hacer que desapa-

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rezcan. Existen, escondidos, ¿y cómo van a hacerse oír? Lo función ser docente en las clases de primaria: no se trata de
cierto es que un buen día reaparecerán, eso es seguro. ningún papel que haya que desempeñar sino de una función
que se debe cumplir -lo cual no excluye los restantes aspectos
de uno mismo. Esta separación entre el papel y la función de
Una mirada mezquina cada miembro en el seno de la relación hace posible una mi-
rada distinta sobre los derechos y deberes de cada uno.
Los papeles pueden verse favorecidos por determinadas
ideologías (sean las que fueren) que estrechan todavía más el
marco y amplían su texto; en esa misma proporción incre-
mentan la culpabilidad debida a una falta de memoria o a SIMETRÍA Y COMPLEMENTARIEDAD
una "improvisación". Dichos papeles acaban por adherir
ciertas máscaras sobre los miembros de la pareja que, en con- El brazo de hierro conyugal
secuencia, ya no sabrán demasiado bien quiénes son, quienes
deben ser. Por lo que hace referencia a la culpabilidad, irá cre- El concepto de simetría describe una de las dos formas fun-
ciendo en función de las reacciones de la otra parte ante la damentales que es susceptible de revestir una relación; dicho
transgresión. Y sentirse culpable de no interpretar bien (o concepto puede describirse en estos términos: el comporta-
mantener) el propio papel no es, sin duda, motivo para auto- miento de cada parte de la pareja determina directamente el de la
rizarse a ser uno mismo. Si los papeles hacen posible conser- otra. Una relación se llama simétrica cuando se basa en la
var el equilibrio de la relación, la condición sine qua non para igualdad de poderes de las dos partes: "Si tú haces esto, yo tengo
que no acarreen conflictos dolorosos estriba en que sean derecho a hacerlo puesto que soy igual a ti y ya no tienes po-
adoptados con libertad (no impuestos por el otro) y con liber- der sobre mí;, ni más derechos que yo"; las decisiones so dis-
tad reevaluados de acuerdo con los cambios que puedan pre- cuten sin que ni uno ni otro quiera ceder; la negociación dis-
sentarse en la vida de la relación (vida profesional, llegada de curre en pie de igualdad. No pocas veces la simetría acarrea
un hijo, evolución personal de uno de los miembros, etc.) conductas de sobrepuja y hasta, en ocasiones, de rivalidad.
Esta noción de papeles se inmiscuye tanto dentro de los te- Cuando el modelo de interacción es simétrico, el hombre
rrenos propios de la vida relacional, como en los de la vida (por ejemplo) decide actuar porque su compañera actúa, lo
sexual por ejemplo (¿quién tiene el derecho a tomar la inicia- cual incita a esta última a subir un peldaño suplementario,
tiva?) y en los de las tareas caseras, la elección de vacaciones, obligándole así a su compañero a ascender un nuevo escalón,
el lugar en que se ha de vivir, la gestión financiera del gobier- y la escalada puede llegar muy lejos. Ambas partes se consi-
no de la casa, etc. De ahí que sea importante considerar la derarán como estando en igualdad a todos los niveles: deci-
propia relación a la luz de los papeles que se ha decidido in- siones, críticas o impacto sobre el otro. El envite de tales inte-
terpretar dentro de ella a fin de verificar de manera minucio- racciones se centrará en mantener el propio poder, cosa que
sa si el individuo que está detrás de ellos no queda frustrado es susceptible de originar muy pronto relaciones de fuerza:
ni molesto.
-Querida, es preciso que le escribas invitándole a la tía
Cumplir con una función no equivale a meterse en un papel, a Dionisia.
adoptarlo como una de las facetas de la propia personalidad. -¿Y por qué he de ser yo quien tengo que hacerlo?
Con frecuencia suelen surgir numerosos problemas por amal- -Eres tú quien se encarga del correo, ¿no?
gamar esas dos nociones. Por ejemplo, un maestro tiene como -Yo ya sé lo que tengo que hacer.

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-¿Le has llamado al fontanero? de proceder de una especie de acuerdo, tácito, y la relación
- N o , ¿y tú? etc. dará la sensación de que auna a dos personas que se comple-
mentan una a otra. El término "posición elevada" no tiene
La negativa a otorgarle al otro la última palabra (postura
por qué significar necesariamente cierta referencia a no se sa-
que se percibe como algo que le hace a uno superior) es pri- be qué pretendida inferioridad de aquel que se mantiene en
mordial: "Si me das, te doy; si me rechazas, te rechazo; si me la posición básica. Sencillamente, lo que son complementa-
mandas, te mando..." y sigue adelante la relación de competi- rias y adaptadas a cada una de las partes son las conductas:
ción. La sobrepuja puede implicar muy pronto conflictos de- "Dado que tú desempeñas el papel de niña pequeña, yo seré
bidos a la escalada en la que el proceso de interacción resulta a el protector para contigo", "dado que tú adoptas el papel de
veces más importante que el propio contenido. protector, desempeñaré para contigo el papel de una nena".
Cuando una relación simétrica es vivida bien, descansará En ambos casos, los papeles que se asumen son los que a
sobre el respeto recíproco a la personalidad de cada uno y so- cada uno le convienen. La complementariedad no sólo se da ,
bre la confianza mutua. a nivel de las máscaras, sino que también puede ser fuente de
equilibrio si se produce a la altura de la diversidad en las com-
petencias de cada una de las partes: "Admito que te ocupes
"Como tú quieras" de las cuentas de la casa pues a mí no me gusta hacerlo y lo
hago mal"; "Es mejor que seas tú quien elija la película esta
El concepto de complementariedad (segunda modalidad tarde ya que la conoces mejor que yo".
de la relación) supone que uno de los miembros de la pareja
adopta una posición considerada como "básica" en tanto que
el otro se halla en una complementaria, es decir "alta"; esta ¿Qué elegir?
clase de relación implica la adaptación de uno al otro.
La interacción complementaria (que ha sido el estilo de rela- Dentro de esta modalidad de interacción complementaria,
cada parte acomoda su conducta en función de la conducta
ción en la pareja más utilizado hasta nuestros días, como con-
del otro; al proceder así, la justifica, lo cual significa que uno
secuencia de la adaptación de los papeles a los sexos) supone
y otro están de acuerdo en lo referente a la definición de la re-
una especie de jerarquía en cada ámbito de la vida en pareja.
lación. Cuando una relación de complementariedad es sana,
Todos los comportamientos quedan entonces catalogados
los dos miembros resultan fortalecidos y asegurados acerca
("división del espacio doméstico y social, distribución de ta- de la "confirmación positiva y recíproca de su yo 3 ".
reas y papeles 2 "); la aceptación de un modelo de este tipo jus-
tifica las actitudes de dominio y sumisión. Si bien la relación simétrica puede complicarse con con-
flictos abiertos, también la complementaria tiene sus peligros
En efecto, en una relación complementaria, los dos miem- cuando es demasiado rígida: cierto sentimiento creciente de
bros de la pareja rechazan la noción de igualdad en sus inte- frustración puede ir invadiendo a uno u otro de los miembros
racciones; uno de ellos ocupa una posición elevada (supe- ya que una de las características de la relación complementa-
rior): él debe ser el líder dentro de la relación, en tanto que el ria consiste en que el equilibrio no puede mantenerse sino
otro presenta todos los rasgos de la posición baja, es decir si- cuando dicha complementariedad es estable: "Yo desempeño
gue la senda marcada por el primero. Semejante actitud pue-
3 P. Watzlawick, J. Helmick - Beavin y Don D. Jackson, Une logique de la
2 I. Pennacchioni, De la guerre conjúgale, Mazarine, Essai, 1986, p. 46. communication, Le Seuil, 1972, p. 106.

96 97
tal papel en tanto que tú interpretes el tuyo". Si uno ya no en- - el territorio interior (pensamientos y sentimientos);
tra en el juego, el otro corre el riesgo de sufrir una serie de du-
- el territorio constituido por el cuerpo físico;
das en lo tocante a su identidad real. Esto no es posible que
llegue a ocurrir en una relación de tipo simétrico. - el espacio personal del individuo;
Por el contrario, cabe que se dé una falsa simetría si aquel - el espacio compartido dentro de la vida relacional.
que se sitúa en el lugar superior le autoriza al otro a colocar- El territorio interior invisible por completo, constituye el ul-
se a su altura, a unirsele. Tan magnánima actitud no conduce timo baluarte de una persona: sólo la muerte será capaz de
más que a una serie de simulaciones por una y otra parte y suprimirlo ya que se cree que todo ser en el mundo puede
las reglas que genera son extremadamente difíciles de respe- preservarlo hasta el día postrero. Digo bien "se cree" puesto
tar dada la sutileza de sus convenciones. Otro tanto ocurre que existen abundantes medios de presión para coaccionarle
cuando una de las partes adopta de intento la postura básica al otro bien a desvelarlo, bien a modificarlo (es lo que puede
(en una relación complementaria) con objeto de controlarla, denominarse la violación del pensamiento). Y, como veremos
valiéndose de su supuesta debilidad para imponer su modo mas adelante, no es preciso que nos encontremos en situacio-
de proceder. Suele ser una táctica frecuente que le enreda al nes excepcionales (guerra, resistencia, etc.) para sufrir una
otro dentro de un considerable cúmulo de deberes. violencia.
Estas dos modalidades de interacción dentro de una rela- Este territorio es el más privado (hasta es su prototipo) del
ción (simetría o complementariedad) definen, pues, las reglas individuo. A el le corresponde, pues, decidir los momentos
que las dos partes de la pareja están obligadas a seguir si "abiertos" en cuyo decurso quedan autorizadas las "visitas".
quieren mantener el equilibrio del sistema. Tales opciones se aplican también a las personas amadas: es-
ta permitido rehusar ese derecho de acceso al territorio interior
Según eso, ¿cuál sería la forma correcta de interacción? Ni
siempre que uno prefiera estar a solas consigo mismo. Una de
la simetría ni la complementariedad son en sí buenas ni ma-
nuestras mayores libertades reside, en efecto, en esa decisión
las, normales o patológicas. Ya hemos visto cuáles son sus
que adoptamos en cada instante sobre compartir o no cuanto
respectivos peligros y no nos es posible escapar a ninguna de
pensamos y sentimos. Eso no obstante, dicha libertad puede
las dos sin adherirnos más a la otra. De acuerdo con los con-
quedar retirada - o no utilizada- si provoca en el compañero
textos, con los ámbitos de la relación y la personalidad de
un sentimiento de rechazo o de pérdida del control de la si-
ambos miembros, una de ellas nos resultará más apropiada
tuación o del individuo. Reglas como "hay que decirlo todo"
que la otra - y recíprocamente.
se encuentran entre aquellas que son susceptibles de violar
esta libertad fundamental a la que todos tenemos derecho.

LA OCUPACIÓN DEL TERRITORIO


Propiedad privada

Pienso, luego existo El territorio físico, nuestro cuerpo, nos pertenece igualmente
con pleno derecho y parte de nuestras libertades se centran en
Se dan también otras reglas, de ordinario implícitas, que compartirlo con el prójimo (¡a pesar de que sea tan amado!) si-
organizan el territorio de los miembros de una pareja. Esta no- no en la medida en que lo deseemos. No porque vivamos con
ción de territorio comprende cuatro dominios fundamentales: alguien al que amamos ese alguien tiene el menor derecho so-

98 99
bre nuestro cuerpo -sino aquel que le otorguemos. Antiguas Campo libre
leyes referentes al matrimonio le suelen obligar no pocas ve-
ces a la mujer a someterse al deseo sexual del hombre: ya sa- Con esto llegamos al tercer territorio: el espacio personal de
bemos cómo muchas leyes (cuando menos en este ámbito) un individuo; responde a una porción de espacio que se sitúa
pueden sufrir las modificaciones deseadas en nombre de la li- en torno de uno mismo y en el que cualquier intrusión del
bertad. Esto resulta válido en ambos sentidos: un hombre no otro, si no es deseada, se considerará como una agresión y
tiene por qué sentirse obligado a responder a ciertas deman- acarreará una serie de sentimientos desagradables y, en oca-
das que hagan referencia a su territorio físico si no tiene ga- siones, cierta actitud de retraimiento.
nas de ello. Podemos hacer lo que queramos con nuestro pro-
pio cuerpo puesto que nos pertenece, a nosotros y a nadie En tal supuesto, esta porción de espacio no comprende ya
más; es nuestro bien propio. Vivir una relación dual no con- sólo nuestro propio cuerpo físico: implica asimismo la distan-
cede ningún derecho a nadie sobre el territorio físico del otro: cia que pretendemos establecer entre nosotros y el otro (dis-
ni derechos, ni deberes. El deseo, las ganas son los iónicos criterios tancia variable de acuerdo con el humor del momento), al
para compartir dentro del marco de un compromiso respetuo- igual que el sentimiento de pertenencia: "Este objeto es mío";
so para con el otro (y, por supuesto, para con sus deseos) y pa- "esta servilleta es la mía"; "esta habitación me pertenece", etc.
ra con uno mismo (y con las propias ganas de responder a los Este espacio personal responde a un sentimiento muy
deseos del otro). fuerte en nosotros y se asemeja a la noción de territorio entre
los animales, lo cual puede explicar los trastornos que pro-
Con todo, creencias como "lo que es mío es tuyo" impo-
voca su violación. Cada individuo tiene necesidad de un mí-
nen una serie de reglas sumamente culpabilizadoras cuando
nimo de espacio personal a fin de conservar su propio equili-
se trata del territorio físico de una persona. El demasiado cé-
brio interno. Las normas que rigen esta porción de espacio
lebre y triste "deber conyugal", que impone la sumisión a la
suelen permanecer las más de las veces ocultas y su trans-
mujer y la potencia de obligatoriedad (ante la demanda) al
gresión constituye el origen de numerosas molestias dentro
hombre, es el responsable de no pocos estragos en el seno de de la relación.
las parejas.
Imagínate por un instante que te hallas metido dentro de
una burbuja: si desearas unos momentos de compartir, de in- "Esto me basta"
timidad, abrirías tu burbuja a la persona que tú quisieras; de
lo contrario, dicha burbuja delimitaría (bajo tu propio con- El cuarto territorio es aquel que compartimos por obliga-
trol) la distancia que no se debe franquear. Esto es conse- ción con el otro una vez que decidimos vivir con él: se trata
cuencia de nuestra responsabilidad, de nuestra decisión so- del lugar de habitación. A no ser que todas las habitaciones es-
bre el momento y puede explicársele fácilmente al otro (que tén desdobladas la cohabitación supone una opción, lo cual
goza de los mismos derechos): las reglas implícitas se tornan así significa que se pone el territorio en común. Es "nuestra casa",
explícitas y desaparecen las culpabilidades. Si estás atento a tus lugar para compartir concedido automáticamente al otro.
sensaciones y sentimientos, ellos te avisaran al punto sobre si Con todo, dentro del conjunto de la vivienda, tienen que
has dejado franquear los límites de tu burbuja en un momen- emerger ciertas reglas, diversas según las creencias y costum-
to inadecuado: problema tuyo será el escuchar tales mensajes bres derivadas de las creencias: "Esta es mi butaca"; "la coci-
del cuerpo y actuar en consecuencia. na es mi dominio"; "¿por qué están tus camisas en mi balda?";
"este es mi sitio aquí, ¿quieres apartarte?"

100 101
Resulta esencial para cada miembro de la pareja el poseer, EL TIEMPO EN LA RELACIÓN
dentro del interior del territorio compartido, unos lugares,
unos sitios que le sean propios: cajones, baldas, etc., ya que Caminar al paso
esos "miniterritorios" suponen la prueba tangible de la pro-
pia existencia, las señales de independencia y respeto para La sincronización en el tiempo constituye un elemento im-
con su importancia dentro de la relación. portante dentro de la relación, aunque sea difícil ponerla en
Por ejemplo, si hay dos perchas en el cuarto de baño para práctica en razón de las diferencias de ritmo entre las partes.
colgar los albornoces y uno de los miembros de la pareja uti- Caminar al paso (es decir, "no ir ni lento, ni pisando los talo-
liza las dos, está claro que el otro se sentirá excluido de su nes 4 " respecto al otro) no parece cosa que fluya de por sí,
propio terreno y tal vez experimente cierto sentimiento de re- pues los ritmos impuestos generan cantidades importantes
chazo. Otro tanto sucederá si uno deja tiradas por todas par- de esfuerzos y tensiones. Y es que no es el ritmo propio del
tes sus cosas: el otro podrá muy bien tener la impresión de individuo el que organiza el tiempo, sino el de la relación, y
que se ve invadido, que ya no tiene sitio. hay que tener en cuenta que hay una variedad infinita de mo-
delos de tiempos, tan diferentes como seres humanos hay. Ca-
Esta noción de territorio compartido viene regida por una da reloj interno es único.
reglas estrictas y, de ordinario, no formuladas, que hacen que
no pocas personas se encuentren indecisas en cuanto a la de- Ahora bien, en una relación cada miembro debe acomo-
fensa de su territorio. darse más o menos al ritmo del otro, según las normas que
fijan los horarios (levantarse, acostarse, comidas, etc.). Tales
Las concesiones hechas en lo referente a nuestros cuatro
normas suelen ser en ocasiones fuente de estrés (entendien-
territorios se sitúan entre aquellas que atañen en particular a
do éste como una reacción de adaptación física a u n cam-
la libertad individual y, por lo mismo, son reflejo de las leyes
bio). El tiempo de uno no tiene por qué ser por necesidad el
mas rígidas. Las fronteras entre "yo" y "tú" son vagas de intento,
del otro y la vida entre dos reduce las posibilidades de op-
en beneficio del "nosotros" que parece autorizado francamente a to-
ción al respecto.
do, en detrimento del derecho de cada uno a conservar y preservar
su territorio y no abrirlo más que a su criterio. Los empleos del tiempo de los miembros de una relación
privilegiarán con frecuencia al "nosotros", relegando los
Esta idea de territorio es una de las mas arcaicas y se ha
perpetuado hasta nuestros días: los hombres combaten desde tiempos del "yo" y del "tú" a unos pocos minutos robados
siempre con miras a preservar su territorio y son muy punti- por acá y por allá, a veces a escondidas, pues resulta difícil
llosos - y hasta violentos- en su defensa, bien sea haciendo suponer que uno no es dueño de su tiempo (al margen de los
frente al "extranjero" (de otra ciudad o de otro país) que se horarios impuestos por la vida profesional, no siempre senci-
instala cerca de él, bien contra el enemigo declarado. Luchará llos de aceptar y respetar).
entonces para conservar unos cuantos metros a u n lado de Tanto más cuanto que hay personas que tienen unas creen-
una línea conocida como frontera. ¿Por qué va entonces a to- cias muy precisas sobre esto: "El m u n d o les pertenece a
lerar, a aceptar ese imperialismo, esa ocupación, cuando se aquellos que se levantan pronto", etc. ¿Y si la otra parte pre-
trata de su territorio propio e íntimo -es acaso el menos im- fiere trabajar por noche (en caso de que su trabajo se lo per-
portante, menos necesario o menos digno de respeto? mita, por supuesto)? ¿Cómo llegar a una negociación acerca
4 E. T. Hall, La danse de la vie, Le Seuil, 1984, p. 178.

102 103
del tiempo de descanso, acerca de que uno de los dos prefiere Las señales públicas del vínculo variarán de una pareja a otra,
estar a solas, o sobre las actividades comunes, etc.? codificando semejante puesta en escena una serie de reglas
De todos modos, es preferible hablar de ello, discutirlo, ¡a muy precisas: miradas, gestos, señales de connivencia, actitu-
fin de no agotarse en contratiempos! Y habrá que mantener des, maneras de tocarse (la mano, el talle, el hombro...) o de
dicha discusión por respeto mutuo al tiempo del otro, sin deseo no tocarse, etc., indicaciones todas ellas ritualizadas en fun-
de imponer el de uno como si fuese el mejor, el más eficaz, el ción de los espectadores y que atestiguan una manera pecu-
que mejor se adapta, etc. Hay personas que tienden a hacerlo liar de relación.
todo a última hora, con gran celeridad y a la perfección; otras
son de un ritmo más lento, y los matices oscilan a todo lo lar- Tristán e Isolda
go de la escala. Si algunos se sienten atraídos por la improvi-
sación, otros estarán más a gusto en actividades previstas y Tristán e Isolda regresan de una velada. Son las tres de la
mañana. Tristán conduce con rapidez ya que se siente can-
organizadas de antemano. Un ritmo de vida impuesto no po-
sado. Isolda no dice nada, se muerde los labios, pálida en la
drá por menos de entrañar somatizaciones o acumulaciones
noche. De pronto, rompiendo el silencio, ella grita:
de rencores, frustraciones y cóleras cuyo origen las más de las
veces se ignorará. Lo esencial consiste en organizarse de tal -¡Tristán, ya basta... basta... basta! ¡Siempre que vamos a
manera que el tiempo propio quede salvaguardado lo más casa de algunos amigos, me ridiculizas, te burlas de mí!
posible, teniendo presente el contexto -es fruto de una escu- -¡No! ¡Sabes de sobra que estoy de bromas...!
cha atenta del cuerpo y del respeto al mismo. -A ti tal vez te haga eso gracia, pero a mí no me la hace en
absoluto. ¿Qué impresión doy?
-¡No das ninguna impresión! Y no me burlo de ti, ¡te digo
que bromeo!
LA IMAGEN DE LA PAREJA -¿Sí? Y cuando dices que no sé preparar más que espague-
tis, ¿cómo quedo?
-Pero, querida, si tú sueles preparar con frecuencia espa-
Levantar la cortina guetis, por cierto deliciosos...
-¿Y acaso no suelo hacer también postres? ¡Atrévete a decir
La imagen de una pareja es la fachada, "la parte de la re- que no los he hecho nunca!
presentación que tiene como misión establecer y fijar la defi- -Sí que los has hecho, y muy ricos; y también muchos es-
nición de la situación que se ofrece a los observadores 5 ". paguetis.
Siempre que una pareja se encuentra en público, cuando la -¡Así las cosas, ya puedes esperar los postres! ¡Vete a co-
relación tiene testigos, entra en escena una comunicación merlos a casa de tu madre! ¡Es injusto, vejatorio!...nuestros
(con frecuencia no verbal). amigos creen que no sé hacer más que espaguetis ¡y eso es
mentira!
Si, por ejemplo, dices: "Te presento a Pablo, mi compañero",
o: "Te presento a Don Fulano, mi marido", proporcionarás Isolda solloza. Tristán, con una leve sonrisa en los labios, le
unas imágenes distintas sobre tu pareja; la presentación del dice que lo dramatiza todo.
vínculo que existe entre tú y tu compañero no es la misma -co- Isolda deplora la imagen que Tristán da de ella ante sus
mo tampoco lo es la imagen que ella ofrece de vuestra relación. amistades: se ha transgredido una regla tácita (no burlarse
de ella en público) y ella lo sufre.
5 E. Goffman, La mise en scene de la vie quotidienne, Éd. de Minuit, 1973,
tomo 1, p. 29.

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proyecto! ¡Tienen que reírse de mí a gusto!"; "Bien que se
La conducta en público (tiendas, familia, amigos, etc.) de
apretujaba esta tarde junto a ti Santiago, ¿no te parece?", etc.
ambos miembros -identificados de este modo en la mayoría
de los casos con el "nosotros" (se les invita a los Martínez a La mayor parte de las creencias dentro de este campo pue-
comer)- se estima que proporciona una imagen de la pareja den resumirse así: cuando dos aparecen juntos delante de los
muy concreta: ¿quién habla el primero, quién toca tal asunto demás, es preciso formar un frente común, estar de acuerdo,
o tal otro, quién es el que más habla, quién lo hace en nombre apoyarse, darse importancia (o que lo haga el otro). La recí-
de los dos, quién es el que hace valer las cosas, qué aspectos proca dependencia resulta en ocasiones harto onerosa de so-
de la personalidad hay que mostrar a éstos o a aquéllos, qué portar y opresiva en alto grado aunque no provoque ningún
público autoriza o prohibe tal o cual postura, esta palabra o la conflicto público. Una de las cosas peor vistas es, sin duda, la
otra, tras qué "nosotros" social conviene ocultar el "nosotros" crítica del otro delante de terceros, lo cual, por lo general, sue-
íntimo? le augurar un buen fin de velada, ¡un enfrentamiento de to-
nos elevados!
La prueba de las tablas En pocas palabras
Son muchas las reglas que establecen las modalidades de
cooperación de los dos miembros de la pareja ya que la uni- Ya hemos visto cómo gran cantidad de reglas vienen a ins-
dad a nivel del parecer resulta indispensable para la mayoría en taurarse en el seno de la relación: todas ellas proceden de la
orden a mantener la definición de la relación. De esa "inter- comunicación puesto que, las más de las veces, son resulta-
dependencia mutua 6 " se derivará, en efecto, la persistencia o do de interacciones entre los dos miembros -más que con-
secuencia de una opción controlada de conducta. Por lo
no de la imagen que la pareja intente dar a los demás. Porque
tanto, entran en juego mediante las modalidades de inte-
no es cuestión de fallar en la presentación de sí mismos, de
racción, las transacciones entre "yo" y "tu" (de acuerdo con
olvidar su texto, de ir contra la puesta en escena o improvisar las creencias propias del sistema) y se consolidan median-
sobre ese caminar a una cuidadosamente regulado por las le- te esos mismos tipos de interacción- lo cual cierra el siste-
yes de la presentación. Infringir una de tales reglas será consi- ma sobre una comunicación que no siempre discurrirá en
derado por el otro como una de las peores afrentas. En la in- el sentido deseado.
timidad, siempre cabe corregir cualquier paso en falso, pero,
en público ¡eso supone una trampa! ¿Qué van a pensar los
demás? ¿Qué impresión estamos produciendo?
Los regresos tras las salidas, en familia o con los amigos se
asemejan en ocasiones a otras tantas rendiciones de cuentas
estrictas en cuyo decurso ambas partes se echan recíproca-
mente en cara el no respetar las reglas (implícitas) de la re-
presentación en público: "Me has llevado la contraria tres ve-
ces esta tarde, ¿te imaginas siquiera por quién me van a
tomar ahora?"; "¡No me has apoyado cuando hablaba de mi

6 E. Goffman, La mise en scéne de la vie quotidienne, Éd. de Minuit, 1973,


tomo 1, p. 83.

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El lenguaje del sistema

"ELLA: ¿Y entonces?
EL: Y entonces, ¿qué?
ELLA: Ya sabes lo que quiero decir...
EL: ¿Que es lo que sé?
ELLA: Conoces de sobra a que me refiero...
EL: No, no lo sé en absoluto.
ELLA: ¡Vamos, anda!
EL: ¡Bueno! ¡Habla!...
ELLA: ¡Que pesado!
EL: Tu eres la que estás insistiendo
ELLA: ¡Déjalo!
EL: Tu has empezado.
ELLA: Y tú el que continúas.
EL: ¿El que continúo qué?
ELLA: No has renunciado.
EL: ¿A qué?
ELLA: Lo sabes perfectamente.
EL: No vuelvas a las andadas.
ELLA: Nunca has explicado nada.
EL: ¿Te gusta hablar así?
ELLA: Sí, me gusta 1 ".
1 R. D. Laing, Est-ce que tu m'aimes, vraiment?, Stock, 1978, p. 40.

109
Todos hemos oído como amigos o familiares nuestros se Los terrenos para las divergencias son ilimitados: desde la
lamentaban de que, en su pareja: "Ya no se puede hablar, re- decoración de la casa hasta la elección de la película para una
sulta imposible la comunicación", etc. ¿Qué es eso que tienen noche, pasando por la decisión que hay que tomar acerca de
que decirse y no se atreven, que no saben expresar para darse la raza del chucho, sin mencionar los comentarios que subra-
a entender? ¿Que rígido proceso viene impuesto por esas re- yan los acontecimientos políticos, artísticos o financieros y
glas que dirigen sus interacciones? que supondrían otras tantas ocasiones para constatar que el
otro tiene ideas personales (!).

"ESTAMOS DE ACUERDO POR COMPLETO" Si los miembros de la pareja desechan el mutismo, darán
sus primeros pasos juntos eligiendo no abordar más que con-
versaciones de bajo riesgo, sobre temas que no entrañen mo-
Ya hemos visto cómo, a propósito de la declaración de
lestia particular: sus diferencias anodinas. Semejante tipo de
amor los dos miembros de la pareja huían como de la peste
interacción suele bloquear con frecuencia la evolución de la
hasta de la mera idea de que pudieran ser diferentes, de que
relación y de su comunicación: su discurrir se torna más difi-
no se asemejaban por completo. Eso no obstante, cuando ya
viven juntos, no son capaces de seguir adelante con el mismo cultoso y el crecimiento queda refrenado por ese silencio sobre
juego: la vida de cada día les impele a abrir los ojos a sus dife- las divergencias. La menor expresión directa se antoja dema-
rencias, sus divergencias, desde las más menudas (por ejem- siado peligrosa: al día siguiente se verían obligados a cantar y
plo, los hábitos alimenticios) hasta las más importantes (con- las vocecillas internas (que no pueden por menos de hacer sus
cepto de la relación, organización de la vida común, ideas observaciones y comentarios) quedarán pronto reprimidas .
opuestas sobre determinados temas "importantes", etc.). So-
lo que, en lugar de hablar de aquello que puede suponer al-
guna disconformidad reconocida (toda vez que una dispari- "¡Y soy muy amable!"
dad de ideas no supone por necesidad ningún desacuerdo),
suelen persistir de ordinario en su silencio para seguir agra- Por encima de todo es preciso mostrarse "amable", esto es,
dándole al otro (cuando menos en los primeros tiempos de la más bien pasivo, sin expresar más que ciertos sentimientos au-
vida común). No se acepta abiertamente la menor discordan- torizados (se entiende que positivos): es la mejor manera de
cia, ninguna crítica (¡qué horror!), ningún reproche, ninguna evitar conflictos - y si no existen conflictos quiere decirse que
insatisfacción; la más insignificante rareza quedará disimula- la relación es buena. Eso no obstante, si el tal amable se aho-
da con esmero, bien por temor a verse menos amado, bien ga un poco, también le ahoga con frecuencia su compañero al
por miedo a que la otra parte lo sienta así. Las viejas creencias imponerle la misma clase de conducta. ¿Quién sería capaz, en
se hacen dueñas del lenguaje, el sistema se va enredando en un efecto, de tomar la iniciativa de ser el "malo"? "Dado lo ama-
mutismo que ambos esperan que resultará protector, una mu- ble que soy yo, es preciso que tu también lo seas: es lo nor-
ralla contra los conflictos que se mantienen escondidos, pres- mal". Semejante actitud ofrece sobre una bandeja su buena
tos a infiltrarse a través del ronroneo monótono de cada día. dosis de culpabilidad: el afirmar que uno no está de acuerdo,
Más vale permanecer mudo tomando una sopa tres veces que no quiere lo que se le propone, que opta por el extremo
más salada de lo debido o recogiendo los discos que llevan en mejor, que preferiría más caricias antes de hacer el amor, etc.,
el suelo varios días que proferir eso que es percibido por uno no parece que resulte demasiado amable -y, por lo mismo, es
y otro como una crítica, un reproche o una declaración de. inexpresable. Preciso, una vez más, que esta actitud se da con
guerra susceptible de provocar la ruptura en la relación. mayor frecuencia en los primeros tiempos de la relación.

110 111
Ambos miembros de la pareja (que muchas veces opinan ro todo ello no pasa de ser unas fantásticas ideas cuya traduc-
que se acostumbrarán) temen por igual hablar de forma ción en hechos sufre multitud de alteraciones que tienden a
abierta y oír mensajes claros: se censura la palabra por una y imponer notables restricciones (siempre con miras a estar de
otra parte -en ocasiones hasta un extremo tal que los pensa- acuerdo): "Quiero que me digas todo lo que sientes, tus emo-
mientos y sentimientos son sencillamente desaprobados, ne- ciones y sentimientos, pero procura respetar la idea que tengo
gados o tan retorcidos que llegan a resultar irreconocibles. formada acerca de ti, ya que quieres que nos sintamos a gusto,
¿no?". "Te amo tal cual eres, no deseo que cambies nada, pero
El proceso de adaptación (descrito con ocasión del alarde
podrías hacer un esfuerzo por mostrarte más amable con mi
amoroso) se acentúa a fin de conservar esa paz aparente, recom-
tío; ¿no supondría un detalle de mayor gentileza por tu par-
pensa de todos los esfuerzos llevados a cabo día a día, desde
te?". "Eres absolutamente libre para hacer cuanto quieras, lo
los tiempos de la seducción. Dicho miedo a los conflictos sue-
le alcanzar, de ordinario, su más alto grado en la sexualidad, sabes de sobra, pero no me quieras poner triste, ¿de acuerdo?".
campo en el que los tabúes culturales ejercen mayor presión. "Quiero que seamos transparentes el uno para el otro, pero sa-
Por lo menos, es más fácil confesar que a uno no le gusta el bes de sobra que no me gusta que me hables de tus antiguos
chucrut o no sé qué autor de moda que murmurar, en el secre- amigos". "Por supuesto que puedes hacerlo (ponerte a traba-
to húmedo de la alcoba, que se siente decepcionado, que espe- jar, volver a la universidad, ver a las amistades que desees,
raba otra cosa, acaso con mayor frecuencia o con menor, acaso etc.), pero que eso no cambie nada nuestras costumbres, ¿en-
de otra manera; o, en otras circunstancias, tal vez se invierta la tendido?". "Necesito saber que seguirás siendo siempre tal co-
situación (o la problemática) concluyendo de todo ello que mo eras cuando te conocí, como el primer día." "Procede co-
uno no es "normal". ¡Extraña alquimia ésta de unas personas mo quieras, pero a mí me gusta mucho sentir que soy la
que se aman y que prefieren ignorar sus componentes con persona mas importante para ti, que ocupo el primer lugar."
idea de que no se conviertan en otros tantos detonantes! ¿Qué hacer ante semejante tipo de discurso? ¿Qué parte
del mensaje elegir, dado que ese "pero" anula la primera se-
cuencia, permisiva por completo? ¿Cómo decidir de intento
Visado de censura desagradar, ante una perspectiva así (que no lo es tal), falsea-
da desde su comienzo?
Ni que decir tiene que un miedo así no estimula la imagi-
nación para mejorar las cosas y buscar soluciones; peor aún, "Si te expresas, si eres tú mismo, si actúas con libertad, si
no podrá por menos de acarrear una serie de decepciones eres honesto, si te abres, si procedes como quieres... no cabe
-decepciones que corroborarán las creencias y que harán to- duda de que sufrirás y nuestra relación correrá el riesgo de
davía más rígidas las reglas Y hasta se llegará a rizar el rizo deteriorarse".
mediante un silencio en el que acabara uno por aturdirse: es- El envite -la relación- es demasiado importante como pa-
tamos en todo de acuerdo.
ra no ceder a ese chantaje afectivo (inconsciente) susurrado con
En los límites de dicho silencio, se concederán toda suerte voz tierna por parte del ser amado que esconde sus frases en-
de licencias ya que ni uno ni otro querrán pasar por u n verdu- tre besos y lo remata todo con un regalito en tanto que el otro,
go, por el aguafiestas de un amor perfecto. Al contrario, suele con un nudo en la garganta, el corazón en un puño y los ojos
estar bien visto animarle al otro a que sea él mismo, a que se húmedos ante tanto amor, solicitud y comprensión remite a
exprese con libertad (la auténtica buena fe obliga). La prohibi- su alter ego la llave de oro de su prisión -mejor que no estar
ción oficial es precisamente la censura ("Se prohibe prohibir"); pe- de acuerdo, suceda lo que suceda.

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¿Resultaría terrible si el peligro se produjera dado que • las posibilidades generales de resolución de la misma,
probaría que uno es indiferente, insensible, no todo lo amable las posibles opciones;
que debería, o yo qué sé más? Entonces cerremos los ojos no • las cualidades personales (o las de la pareja) para
cedamos a la tentación, a las ganas (en ocasiones harto exi- resolver el problema.
gentes) de hablar, de compartir; resulta, en efecto, por demás El desconocimiento de la existencia de un problema es evi-
tentado el optar por expresarse, por ser uno mismo, ¿pero no dentemente la más grave puesto que condiciona las restan-
constituiría una trampa? "No, decididamente no, no quiero tes ignorancias.
historias, eso podría arruinarlo todo: ¡estamos de acuerdo por Un ejemplo: Julia tiene miedo de manifestarle a Julio una
completo!" decepción. Sus ignorancias pueden ser las siguientes:
- ignorará su disgusto (suscitado por el miedo) toda vez
que va a estar más pendiente de un estímulo interno (náu-
"NO QUIERO SABER NADA" seas no justificadas fisiológicamente);
- o bien pensará que digiere mal, lo cual explicaría sus mo-
La mayoría de las dificultades descubiertas son fruto de lestias, y no procederá adelante en su reflexión;
nuestros propios anteojos, de nuestras inhibiciones que impi- - o bien pensará: "Siempre estoy con miedo, soy así, nadie
den ver lo evidente. puede hacer nada por mí";
Comoquiera que el conflicto resulta demasiado peligroso, - o bien pensará: "No puedo impedir sentir miedo".
es preferible rechazar que existan diferencias, divergencias o
desacuerdos, crescendo que conduciría a una observación de- No ver ni oír más que aquello que uno quiere ver y oír exi-
masiado esmerada (¿realista?) de la situación. ge una atención, una concentración de todos los instantes
-siempre con peligro de desaparecer uno mismo. ¿Cómo negar
¿A qué vendría aceptar riesgos? Negar las dificultades y unos índices flagrantes? ¿Cómo llegar a esa hiperselección a
proceder como si no existiesen es la mejor manera de evitar- nivel de las percepciones, que no obedece más que a una ley:
las; es, empero, el método soñado no ya para no resolver na- buscar tan sólo y siempre las confirmaciones de los propios sueños,
da en absoluto si no también para originar auténticos proble- mitos y creencias? ¿Cómo apartarse por propia voluntad de
mas: se dan entonces las condiciones ideales para que la las demostraciones contrarias a lo que uno busca?
relación se torne si no insoportable (no pocos la viven de ese
modo), sí cada vez mas difícil y penosa y menos realizadora. Parece que existen muchas personas que llegan a hacerlo,
y no sólo al principio de su relación; ciertas conductas instau-
Las ignorancias radas muy pronto se convertirán a veces en otros tantos ele-
mentos de la comunicación de la relación.
'* | Existen varias modalidades de ignorancias:
- acerca de uno mismo,
"Silencio, se duerme"
- acerca de las situaciones
Cuando surge una dificultad; cabe ignorar: Semejantes actitudes de evasión pueden cobrar diversas for-
• la existencia de la dificultad; mas: el sueño, por ejemplo, supone un excelente medio para
! • el sentido, la importancia de dicha dificultad; escapar de una conversación o de una escena penosa, de un

114 115
sentimiento incómodo o de un momento difícil de superar. Y más remedio que aceptar no recibir nada de ese autómata
toda persona bien educada está obligada a respetar el sueño que tiene enfrente. Callarse uno para consigo mismo, callar-
del otro. Como es evidente, no cabe acudir a esta técnica (que se de cara al otro son otras tantas técnicas que forman parte
tiene la ventaja de relajar y descansar) a lo largo de todo el día de la panoplia de la evitación.
-salvo que uno elija el cansancio crónico o la cura de sueño
(en un medio ambiente adecuado) como consecuencia de una
depresión, o de tratamientos médicos suficientemente inten- La moda de lo desvaído
sos como para justificar un adormecimiento casi permanente,
cosa que es posible, como muy bien sabemos. Al margen de Otra estrategia para no saber nada consiste en no plantear
eso, el sueño tiene como efecto cierta distancia entre sí y el otro cuestiones, rechazar toda información clara -en otros térmi-
- y este proceso de fuga no siempre es consciente. Da pie a nos, elegir la niebla. De este modo, una persona puede preferir
abstraerse por el momento (como una especie de protección lo desvaído (no en sentido artístico en este caso concreto) que
ofrecida por el cuerpo), bien para alejar una potencial fuente preserva las imágenes positivas - y el compañero puede sen-
de desengaños o dificultades, bien para aislarse durante unos tirse satisfecho enteramente con ello.
instantes. Dado que toda precisión es potencialmente una base de
desacuerdo, ignorémoslas, sumámonos en la ignorancia, deam-
bulemos entre brumas rosáceas o planeemos sobre aguas dor-
La barrera del sonido midas, confiemos en nuestro poderoso amor. Pero, ¡cuidado!,
la niebla es peligrosa y el barco correrá el riesgo de perderse...
Tan aislante como el sueño en ocasiones, pero mucho más
fácil de turbar es el silencio impuesto al otro "por miedo a que Dentro de esta misma gama, es fácil que puedas encontrar-
diga demasiado o a oír demasiado", y el silencio que uno se te con individuos a los que el trabajo o la actividad les impone
impone a sí mismo. El silencio interno supone una postura a una concentración tan intensa y exigente, se sienten tan absor-
la cual determinadas personas acceden con facilidad (una cos- tos en sus búsquedas, creaciones o tareas urgentes del momen-
tumbre vieja para lograr la paz). Cortan en tal caso las emocio- to que se quedan parapetados dentro de un universo al que
nes, evitando todo contacto con sus sentimientos y controlan- pocas informaciones procedentes del entorno pueden acceder
do aquellos pensamientos insidiosos que intentan imponerse. -cosa que resulta de lo más apropiado para ignorarlo todo.
Pronto se produce la inversión: "No me cuesta lo más mínimo
El arte de oír nada (bien se trate de palabras ajenas, bien de la
seguir sin saber nada, tengo para ello óptimas razones".
propia vida física) se adquiere tanto más rápidamente cuanto
mayor sea el miedo al conflicto.
Además, el silencio constituye un buen procedimiento pa-
ra obligarle al otro a que adopte la máxima responsabilidad LA EXPRESIÓN DE LOS SENTIMIENTOS
puesto que el mutismo del compañero le forzará muchas ve-
ces a actuar en solitario. Semejante fuerza de inercia puede re- El mundo del silencio
sultar temible de cara al futuro de la relación. El enclaustrar-
se no protege más que durante cierto tiempo - a largo plazo, Desde la más tierna infancia, sabemos pronto que la expre-
supone el aislamiento lejos del otro. Este otro, que pone en sión de los sentimientos resulta peligrosa, o puede resultarlo,
juego cuanto puede para obtener informaciones, no tendrá cuando es simple y precisa: tenemos el peligro de vernos re-

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chazados o nos enfrentamos con conflictos en caso de que no falta de control. El sufrimiento de la persona que vive una ex-
nos adhiramos a los deseos, reglas y sentimientos de aquéllos periencia dolorosa resulta entonces terrible por obra del si-
de los que dependemos; corremos el riesgo de mil vejaciones lencio que tal tipo de "conveniencias" impone.
y humillaciones si nos atrevemos a expresar algo distinto de lo
que está admitido. A ello se debe el que se convierta en un mal menor y has-
ta en ocasiones nos defienda el método que, con objeto de
De ahí que aprendamos muy pronto a callarnos o a hablar acallar los propios sentimientos e impresiones, tiende a mos-
de una manera tan indirecta que se soslayen la mayoría de trar otros distintos más aceptables. La dificultad estriba en
los peligros en cuestión. Más adelante, invertiremos largos que, con harta frecuencia, eso pasa a convertirse en una cos-
años en perfeccionarnos en ese arte del disimulo (como con- tumbre y el sentimiento auténtico queda oculto por comple-
secuencia del miedo). to, sepultado en las mazmorras.
Precisamente debido a que tenemos miedo no manifestamos Semejante postura se explica, sobre todo, si se tiene en
más que aquello que autorizan las reglas (implícitas), o ex- cuenta el hecho de que hay gente que piensa que se dan sen-
presamos mal lo que sentimos. Dicho miedo va aumentando timientos malos, incongruentes, fuera de lugar o inadecua-
en función de la intimidad de la relación -así como las moda- dos. Tal vez el sentimiento sea lo más humano que existe y
lidades indirectas de manifestarse, puesto que el miedo a per- los adjetivos "bueno" o "malo" que suelen atribuírsele resul-
derle al otro se incrementa. Con frecuencia tal miedo suele ten, como tales, inaceptables. Habrá sentimientos que sean
remontarse a muy lejos, a una época en la que uno no gozaba más o menos agradables de vivir y experimentar, más o me-
del derecho a decirlo todo.Sm embargo, la energía empleada pa- nos proporcionados respecto al contexto y más o menos limi-
ra no decir nada es mucho más importante que la que entra en jue- tadores; pero ¿quién está autorizado a aseverar de manera
go para expresarse cuando a uno le vienen ganas de hacerlo: es por perentoria que unos sean mejores que otros? ¿Qué derecho te-
demás difícil detener el curso de un río, ¡la construcción de nemos a juzgar qué es lo que el otro siente? ¿Conocemos su his-
una presa requiere un inmenso esfuerzo! Los programas fa- toria entera? ¿Sabemos lo que un incidente (de apariencia
miliares y culturales dejan margen a determinados senti- anodina) evoca en esa persona? ¿Por qué hay hombres que
mientos, en tanto que prohiben otros: en tales casos es cuan- no experimentan la menor vergüenza en llorar cuando están
do puede intervenir directamente la opción personal del tristes (¿y qué hay en ello de vergonzoso?) y por qué algunas
adulto otorgándose los permisos necesarios. mujeres se permiten dar rienda suelta a su ira? No tienen nin-
gún temor a expresarse. Tan solo las consecuencias de deter-
Recuerdas algunos sentimientos que no tenías derecho a minadas emociones o sentimientos pueden resultar negativas
expresar en tu propia familia: ¿era el miedo, la cólera o la tris- (como algunos tránsitos a la acción violentos, contra sí mis-
teza? El niño suele aprender no pocas veces dos cosas: a ocul- mos y contra los demás). El sentimiento, en cuanto tal, no tie-
tar determinados sentimientos y a patentizar un sentimiento ne nada de condenable.
(autorizado) en lugar de otro (prohibido) siguiendo el ejem-
plo de mamá, que aseguraba que se encontraba "tan fatiga- Tanto más cuanto que el silencio es una buena manera de
da" cuando estaba triste, o de papá, que se encolerizaba enor- evitar la intimidad (¡objetivo frecuente en una relación!), con
memente en cuanto se sentía inquieto. Y es que no pocas miras a aislar a los miembros de la pareja, alzando paredes
creencias certifican que la expresión de tal o cual sentimiento entre ellos.
(y, en los casos peores -pero que también se dan-, de todos los
sentimientos) o de una emoción es síntoma de debilidad, de

118 119
Por encima del volcán gligente y distraído, acumulando errores. ¿Quién pensaría
que una quemadura enorme con la plancha sobre su camisa
Tomemos como ejemplo la cólera (sentimiento tan temido, más bonita no sea tal vez mas que la expresión indirecta de
que va en contra de los mitos románticos y de la inmensa ma- un antiguo rencor o de una cólera contenida? ¿Quién imagi-
yoría de las creencias): "Expresar la propia agresividad exte- naría que ese "horroroso dolor de cabeza que le atormenta to-
riorizando la cólera, manifestando con franqueza el resenti- da la noche" y que no le permite al otro pegar ojo tal vez no
miento a los ojos del otro u oponiéndose honradamente a él sea más que la expresión indirecta de una insatisfacción?
sigue estando considerado como una conducta, en el mejor ¿Quién lo iba a creer? Y, sin embargo...
de los casos, molesta, de mal gusto o descortés, y en el peor,
como inconveniente, inaceptable y hasta "insensata" 2. Sin Cansancio frecuente (no justificado por ninguna actividad
que pasemos por alto el hecho de que todos esos juicios ne- especial o mediante una enfermedad, incluso latente), descen-
gativos se multiplican por diez cuando se trata de expresar la so (inexplicable desde el punto de vista médico) de energía,
propia ira dentro del contexto de una relación amorosa: es la torpezas reiteradas, olvidos de todos los tipos... suelen res-
bestia negra de aquellos que guardan en su corazón un poco ponder con frecuencia (cuando tales síntomas se repiten) a un
de Tristán e Isolda... tal vez junto a una úlcera de estómago, mensaje indirecto: el sentimiento reprimido, oculto, rebrota de
auténticos nudos en el estómago e hipertensión. una u otra forma -comunicación terrorista (involuntariamente)
y perjudicial para cada uno de los miembros de la pareja, pues
No expresar los sentimientos (en particular la cólera) en el "¡los tigres de la ira son más sabios que los caballos de la ins-
momento en que se sienten supone un riesgo que no tiene na- trucción!" (William Blake, Le mariage du ciel et de l'enfer).
da de desdeñable: no acumulamos impunemente nuestro rencor;
puede estancarse durante mucho, muchísimo tiempo en
nuestro interior... para resurgir un buen día, con violencia, Los bálsamos de tigre
por haber permanecido demasiado tiempo retenido, compri-
mido. Cuanto más haya macerado, más se consolidará con Virginia Satir (véase la bibliografía) describe cuatro com-
otras cóleras no expresadas - y su expresión resultará más vi- portamientos que son como "unos escudos que la gente utili-
rulenta, y hasta brutal, y acaso su expresión sea impropia. To- za para ocultar sus sentimientos y no sufrir daño 3 ". Son los
da la energía negativa almacenada brotará a la menor gota de siguientes:
agua y hará que se desborde el vaso - y no siempre en el mo-
mento oportuno. Dichas tormentas suelen ser mucho más no- • Suplicar, para que el otro no se disguste: es la conducta
civas y perjudiciales que la expresión, con medida, de la ira, propia de aquel que lo acepta todo, que se hace la víctima y
el descontento o la disconformidad sin más. que responde a unos programas aprendidos (inconsciente-
mente) desde la infancia, por obra de consejos como: "No te
impongas"; "Supone egoísmo pedir algo para ti". El que su-
"No lo he hecho a propósito" plica esconde sus propias necesidades y no puede por menos
de suscitar en el otro culpabilidad puesto que está sobreen-
Otra manera de expresarse de manera indirecta y desfasa- tendido que es preciso que se le proteja, ya que lo suplica; si
da en cuanto al tiempo, consiste en mostrarse uno torpe, ne- el otro no tiene indulgencia, ¡no es más que un cínico! El su-
2 Dr. G. Bach y Dr. H. Goldberg, L'agressivité créatrice, Le Jour Éditeur, 3 V. Satir, Pour retrouver l'harmoniefamiliale, Éd. Universitaires, J.-P. De-
1981, p. 108. large, 1980 p. 106.

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plicante pensará que no es importante, que no le quieren. Es- proporcionan el medio de organizar y utilizar su poder sobre los de-
tará persuadido de que es absolutamente necesario agradar si más (en el caso que nos concierne, sobre el otro, el o la otra
quiere ser amado por el otro. Es una víctima. miembro de la pareja).
• Censurar con objeto de que el otro te considere como un
ser fuerte; quien censura esconde a los demás sus necesida-
des, guiado por vetustos consejos, como: "No permitas que El boomerang
nadie te supere"; "No seas cobarde"... Semejante actitud sus-
Esos papeles desencadenan en el interlocutor, de forma
citará miedo en el otro, no quedándole a éste más alternativa
automática, un tipo de comportamiento previsible y comple-
que obedecer, "si no..." El censurador tiene miedo a no ser
mentario, ya que no conseguimos de los otros sino lo que suscita-
respetado: habla con voz alta y fuerte para hacerse oír, cre-
mos en ellos, dicho de otra manera, les enseñamos a los demás
yendo que esta solo y que no es amado. Es una especie de
cómo deben comportarse con nosotros: es la retroacción.
dictador.
• Razonar como un ordenador, intentando (de forma implí- Esquema de la retroacción
cita) volver a colocar en su sitio su propia estima personal me-
diante la construcción de grandes frases; al proceder de este estado comportamiento estado comportamiento
modo, esconde sus necesidades tanto a sí mismo como a los de- interno exterior interno exterior
más y suscita en su interlocutor (fascinado ante tanta facilidad
de palabra y sabiduría) una actitud de conformidad. El razona-
dor opina que, si se muestra inteligente, nadie caerá en la cuen-
1
ta de sus emociones -que él considera como una debilidad. Pre- YO TU
siente que es vulnerable y teme, también éste, que no le amen.
• Enloquecerse para despreciar la situación, ignorándola al Feed-back: mi conducta tiene un impacto sobre el estado
comportarse como si no ocurriera nada; aquel que "desvaría" interno del otro y recíprocamente; nos hallamos en una
ignora por entero sus necesidades: habla de cualquier cosa, a continua interacción.
tontas y locas, cambia de conversación y responde a un po- Le enseñamos al otro cómo debe conducirse para con no-
tencial peligro mediante la ligereza, de acuerdo con las anti- sotros.
guas conminaciones familiares: "No seas tan serio; ¡tómate
suficiente tiempo! ¿Quién se preocupa por eso?" Al proceder Por otro lado, cuando una persona se adentra en uno de
de este modo, ¡más bien le incita al otro a reír o a ponerse ner- tales papeles (todos tenemos nuestro papel favorito), busca
vioso! El "inadecuado" se encuentra presto a hacer cuanto sencillamente expresar su necesidad de amor, reclamar algún
sea para lograr que el otro se fije en él, única prueba válida de signo de la importancia que merece a los ojos del otro.
amor. Es el bufón horripilante o llegará a convertirse en tal.
Introducirse en un papel viene a ser como una especie de
Estos cuatro papeles, universales, fueron aprendidos muy señal de alarma que plantearía la siguiente cuestión: "¿Qué es lo
pronto en el medio ambiente familiar con miras a encarar aque- que en este momento estoy percibiendo como amenazador?"
llo que era percibido como una amenaza, pretendiendo con- Conviene atender a esta señal en orden a evitar la interpreta-
servar o restablecer la estima de uno mismo o, simplemente, ción de uno de esos papeles y ser más congruente (observan-
para verse reconocido (o por lo menos creerlo). Tales papeles do y expresando los propios sentimientos tal como ellos son).

122 123
Cuando adviertas que tu compañero empieza a interpretar rríamos decir 4 ". Semejante táctica (de ordinario incontrolada)
alguno de estos papeles, puedes invitarle a hablar, a compar- hace posible que conservemos oficialmente toda la inocencia:
tir sus emociones e ideas: de acuerdo con esto, no asumirás el "No lo he hecho de intento", cosa que es real; preserva las
papel complementario que su actitud podría suscitar ni abri- apariencias de la buena fe, aun en el caso de que se reiteren
rás nuevas opciones de conducta tanto para ti mismo como para las negligencias, olvidos, torpezas, distracciones, cansancio,
tu interlocutor. Al autorizarle a que se exprese de manera etc. El otro se exasperará y, si no manifiesta tal exasperación,
congruente, te estás concediendo a ti mismo esa misma auto- podrá utilizar este medio para lograr que pase el mensaje. Es
rización - y la comunicación en el seno de tu relación ganará ésta una escalada silenciosa: oficialmente, yo soy sólo torpe,
con ello en fluidez. negligente, distraído, lo cual da pie a decir muchas cosas de
Comoquiera que sabes que la comunicación no verbal es forma vaga, a ti te corresponde comprender eso que no me
tan significativa -si no m á s - que las palabras, bastarán las atrevo a formular - y que hago.
meras actitudes correspondientes a los papeles descritos pa- Así sucederá en tanto que lo no verbal no sea descifrado y
ra, en un abrir y cerrar de ojos, comprender en qué papel se
traducido *en palabras, en cierto modo descodificado. En efec-
ha adentrado tu compañero: el cuerpo habla con toda claridad.
to, los dobles mensajes contienen dos partes: el texto escucha-
Esto es algo que solemos olvidar con demasiada frecuencia
do, explícito por completo, que no expresa sino aquello que
imaginando que es suficiente con callarse para no decir nada.
está permitido: "Estoy de acuerdo contigo (por ejemplo), lo
Ahí es precisamente donde reside la ilusión dentro del ámbi-
acepto, nos amamos y no hago ni digo nada más que lo que tú
to de la expresión de los sentimientos. Incluso el simulador
quieras que diga y haga". Está claro, aparentemente, y el otro
más hábil (y esto vale también para su femenino) sólo muy
lo entiende muy bien. Al mismo tiempo, la otra parte de esa
raramente posee el talento necesario para engañar por mucho
persona "aceptadora", implícita y en la mayoría de los casos in-
tiempo a la persona con la que se codea a diario.
consciente, expresará casi siempre lo contrario, aunque de una
Estos despliegues de maniobras en ocasiones sutiles (e in- manera confusa, tortuosa y velada: indirecta. Esta parte signi-
conscientes) resultan a la larga contrarios por demás para la ficará: "No estoy de acuerdo contigo, no lo acepto, etc."
propia salud mental y la de la pareja y actúan en contra de
Los dobles mensajes son otros tantos signos de conflicto o de
una relación sana. La confianza, aquella que autoriza la expre-
deseo intenso de cambio en uno de los miembros de la pareja o
sión y el compartir los sentimientos, se reserva, aguardando
en ambos; conflicto que temen y que no expresan abierta-
con impaciencia su licitud.
mente.

LOS DOBLES MENSAJES El efecto Larsen

Una modalidad frecuente de "expresión doble" consiste


La tinta antipática en utilizar cierto humor de un gusto en ocasiones dudoso co-
nocido como la broma: "Te suelto una pulla en broma, ¡por su-
Con anterioridad hemos visto una clase de doble mensaje puesto! ¿No lo encuentras divertido? ¡Sólo la verdad es lo que
cuando se expresan los sentimientos de manera indirecta; su-
cede como si "nuestro consciente cerrase los ojos mientras co- 4 Dr. G. Bach y Dr. R. Deutsch, Arrete! Tu m'exasperes, Le Jour Éditeur,
municamos de manera indirecta aquello que de verdad que- 1985, p. 32.

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ofende!" Bajo capa de chanza aparece con nitidez la hostili- LA LECTURA DE PENSAMIENTO
dad. Problema del otro será el acertar o rechazar semejante
estilo de comunicación. La clarividencia
Un doble mensaje puede también revestir el aire de una
incongruencia: mientras los labios dicen una cosa, tu cuerpo Estos dobles mensajes son en ocasiones efecto de un diálo-
manifiesta otra distinta. Acude, por ejemplo, ella a abrazarte go interno que vendría a significar lo siguiente: "Si digo clara-
y tú respondes a su beso apretando los puños: claro lenguaje mente que no deseo hacer esto, y que lo siento cuando lo ha-
del cuerpo. Aseguras que te sientes completamente feliz por go, el me dirá que se siente decepcionado y me imagino
salir con él esa noche y haces alarde de una máscara dolorida perfectamente lo que eso supone para él"; es lo que se cono-
o bien tu rostro cambia, o lo dices muy de prisa, dirigiendo la ce como la lectura del pensamiento.
mirada a la punta de tu zapato... Con todo, el motivo de que la distancia entre su compren-
¿No has visto nunca a alguien que decía "sí" moviendo la sión sea tan grande es que ambos miembros viven la misma
cabeza de derecha a izquierda (cosa que, según nuestro códi- situación de maneras diferentes. En efecto, suponemos que
go común, significa claramente "no")? ¿No has visto nunca a conocemos muy bien lo que el otro piensa o siente, pero, al
alguien asegurar "¡lo siento en el alma!", mientras lucía una proceder así, nos estamos refiriendo tan sólo a nuestras propias
amplia sonrisa? ¿No has visto nunca alguien proferir un "no" ideas, a nuestros propios sentimientos (como si no pudieran
con mirada de ganas? ¿No has visto nunca a alguien decir existir otros, (¡incluso en el ser amado!). En consecuencia, ten-
"abrázame" con una voz hastiada, autoritaria o glacial? ¿No demos a omitir el detalle de que somos todos diferentes unos
has oído nunca a alguien afirmar "sí, todo marcha perfecta- de otros (por ejemplo, si estamos tristes ¡podemos muy bien
mente" ostentando un semblante afligido y derrumbándose pedirle al otro lo imposible! o, incluso, transformar un "¡estoy
sobre la primera silla que encuentra, con un sonoro suspiro al enojado con él!" en un "me da la impresión de que está eno-
desplomarse? jado conmigo.")

Tal vez haya personas que no se otorguen el permiso de de- Creemos saber lo que hay en la cabeza y en el alma del
cir "no" ("El me ama, eso está claro, es tan superior a mí! ¿Con otro (¿quién de nosotros n o ha empezado alguna vez una
qué derecho yo, tan poquita cosa, podría decirle que no?"). frase con estas palabras: Sé de sobra lo que me vas a res-
¿Acaso la persona en cuestión tiene miedo a provocar la cóle- ponder...?); ¿en qué nos basamos para contar con tales certi-
ra en el otro? ¿Represalias? ¿Acaso tiene miedo a decepcio- dumbres? Ni que decir tiene que estamos persuadidos de
narle, a darle pesar o herirle, cosa nada "gentil"? ¿Acaso teme conocer bien a esa persona con la que vivimos; además, exis-
ella también que la relación sufra consecuencias graves y aca- ten gran cantidad de comportamientos y reacciones que esta-
be por romperse? ¿Acaso opina además que el esforzarse no mos en condiciones de prever (la repetición supone un buen
es grave: después de todo, qué importancia tiene? índice) y no es cuestión de desdeñar o negar nuestras intui-
ciones. Simplemente, lo mejor es verificarlas planteando cier-
Todas estas razones constituyen el origen de los dobles tos interrogantes -en lugar de formular las preguntas y las
mensajes que exigen una percepción objetiva de la relación respuestas.
para ser observados y catalogados, y para que se conviertan
en el núcleo de un dialogo no ciertamente muy sencillo pero La lectura de pensamiento no deja de tener consecuencias
sí muy favorable de cara al desarrollo de los dos miembros de nefastas para la relación: si soy capaz de leer el pensamiento
la pareja y, por lo mismo, al de la relación. del otro dado lo íntimos que somos, entonces mis ideas no son

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simples suposiciones, y ni siquiera tengo necesidad de hacerle Si me amaras de verdad
preguntas, de pedirle informaciones; somos unos libros abier-
tos uno para el otro puesto que vivimos juntos. Por lo tanto, sé Al hablar de las creencias, evocábamos un aspecto de la
de sobra lo que piensas y ya puedes decirme lo contrario u otra lectura de pensamiento que hace posible una cantidad subsi-
cosa, ¡sé que eso no es verdad! Te conozco bien, ¡anda! guiente de chantajes (aceptados mediante un acuerdo tácito
entre ambas partes de la pareja): cuando se ama, no hay nece-
sidad de decirse todo, es mejor adivinarse, supone una prueba
La transparencia vidriosa de amor. En consecuencia ha de ser posible adivinarlo todo: to-
dos los deseos, todas las necesidades, todos los sentimientos y
Repara en que, con frecuencia, el otro sostiene el mismo todas las ideas.
discurso. De suerte que uno y otro se conceden idéntico dere-
cho a hacer todas las suposiciones posibles: no sólo no imagi- Por lo tanto, cuando no se adivina todo, ello puede signifi-
nan que podrían, llegado el caso, verificar lo bien fundado de car que no se ama, que se ama mal, o que no se sabe amar; o
sus certezas (cuyo aspecto hipotético negarían con vehemen- hasta incluso que uno no es amado, que es malquerido, que el
cia) sino que incluso despreciarán toda información o conato otro no sabe amar. Culpabilidad en doble sentido, ilusión recí-
de información, todo esclarecimiento procedente del otro. Se proca que no tiene peligro de mejorar la estima de sí mismo,
trata de un robo, hasta de una violación de pensamiento, que al ser ilimitados los riesgos de error. Una vez más, la lectura
las más de las veces suele concluir con discusiones del estilo de pensamiento pasa a hacerse tiránica ya que las faltas de lec-
de: "¡Pero estaba seguro de que eso te gustaría!" o: "¡Estaba tura son consideradas como otras tantas pruebas incontesta-
persuadida de que no esperabas más que eso!" o incluso: bles de desamor, carencia de amor o malquerencia.
"¡No me vengas con cuentos, sé de sobra que no estás malhu-
Cabe asimismo refinar la aludida lectura de pensamiento
morado en serio!"
proponiendo (siempre a condición de que el otro quiera pres-
Llegado este nivel, tal vez no pueda por menos de resultar tarse con gusto a ello) una especie de suplicio de Tántalo, téc-
molesto, pero la relación corre el riesgo de chirriar seriamen- nica que consistirá en prometer alguna cosa, suscitar una espe-
te cuando se toma en consideración lo que dice el otro (la cer- ra fundada en la esperanza, estableciendo ciertas condiciones
tidumbre de conocerlo tiene como resultado una enorme ig- para obtenerla, condiciones tan vagas que el otro tendrá que
norancia). Y cuando, al margen de ello, una de las partes desvivirse en adivinarlas con miras a obtener la imposible
intenta imponerle a la otra lo que debe pensar, sentir, no nos recompensa -hasta llegar a dudar de sus propios sentimien-
hallamos demasiado lejos de una modalidad de imperialismo tos y facultades mentales (en vez de hacerlo de la buena fe
terrorista: "No me cuentes nada acerca de ti, ¡sé con seguridad del otro). "Si eres muy amable, tendrás por fin tu vídeo". Pe-
que piensas lo contrario! ¡Dices eso para ponerme de genio!" ro, ¿qué quiere decir eso de "muy amable"? ¿Cuáles son los
o: "¡No puedes estar triste por semejante tontería, no sería criterios de la amabilidad en cuestión? A aquel que se ve re-
propio de ti! ¡Tú no eres así!" querido le corresponderá deslomarse para buscar...
El territorio interior se ve de este modo invadido y la peor La lectura de pensamiento supone una modalidad de co-
crónica del conflicto inhibe con frecuencia los retoques sobre municación que genera una enorme negligencia: para qué
su "por lo que a él se refiere" íntimo que nadie mejor que su molestarse en explicar, en hablar claro, en proporcionar infor-
propietario está en condiciones de conocer y valorar -mien- maciones concretas siendo así que la regla implícita estipula
tras no se demuestre lo contrario. que el otro lo comprenderá todo, ¡con medias palabras o has-

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ta en silencio! Nos hallamos ante el dominio de la vaguedad to- No resulta viable ningún descifrado correcto si no posee
da vez que está previsto que somos capaces de leer en el pen- uno todas las claves -claves que se hallan, sin embargo, al al-
samiento uno del otro. Frustración, decepción y hasta rabia cance de todos y todas, con tal de que todos y todas quieran
son el resultado de las malas lecturas: "No te digo lo que de- tomarse la molestia de buscarlas- a no ser que prefiera valer-
seo pues debes adivinarlo y me siento furioso para contigo ya se de las adivinanzas como una especie de poder sobre el
que no has cumplido el contrato, o (tal vez) te has confundi- otro: "Como te amo, sé mejor que tú lo que te conviene", o:
do. Sin embargo no es motivo para que vaya a transgredir la "Comoquiera que te amo de verdad, te conozco tan bien, aca-
regla del silencio: resultaría demasiado molesto para ti reco- so mejor que tú..."
nocer que me lees al revés y muy desagradable para mí con-
fesar que soy mal leído".
"YO NO QUIERO MÁS QUE TU FELICIDAD"
Requiere traductor-intérprete
"El volverle loco al otro está en manos de todo el mundo.
Existen varios métodos para provocar en el otro la lectu- El envite radica en (...) el asesinato psíquico de ese otro de tal
ra de pensamiento, como por ejemplo, la técnica consisten- manera que no escape al amor; que no sea capaz de existir
te en no dar en absoluto información, o no darla de manera por su cuenta, de pensar, sentir o desear acordándose de sí
suficiente, o en dar informaciones incompletas, ambiguas, mismo y de eso que le corresponde como propio 5 ".
imprecisas, con doble sentido, o por el contrario, ofrecer una
Antes de "hacer la felicidad" del otro (que cuenta en oca-
información excesiva ahogando en un mar de detalles inúti-
siones demasiado para ti y no para él), es preferible pregun-
les lo que es importante: el otro se perderá en ellos. Cabe
tarle en qué puede, a su vez, construir él esa felicidad; en su
también no solicitar informaciones, contentarse con algunas
defecto, hay gran peligro de procurar su felicidad a su pesar.
incompletas, ambiguas, imprecisas, de doble sentido, no es-
cuchar lo que el otro dice o hacerlo con oídos distraídos, o Me decía una amiga hace ya algún tiempo: "Mi marido
juzgar que uno lo ha comprendido bien sin verificarlo - o hace muchas cosas por mí;, pero no aquello que espero de él,
hacer creer que se ha tomado buena cuenta del mensaje, por y que, sin embargo, se lo he solicitado con frecuencia; es co-
pereza o deliberadamente. Puede, incluso, interpretarse mo si él supiera mejor que yo qué es lo que puede hacerme
cuanto dice el otro en función de los pensamientos, senti- dichosa. Pero se equivoca. Esta fórmula milagrosa, "yo no
mientos o deseos propios (se le lee entonces al otro como si quiero más que tu felicidad" suele ser de ordinario el sésamo
fuese una lengua extranjera que uno conoce mal y que no que da acceso a todos los poderes y no es raro que el postulante
tiene ganas de aprender), o rechazar la idea de que ese otro a la felicidad contemplado a través de la mirada del otro se
es diferente y leerlo a través de la trama de la etiqueta que vea condenado (o se condene) a padecer tal poder - q u e debe
se le ha adjudicado. hacerle tan dichoso.

Estas estrategias permiten luego echar ciertas cosas en ca-


ra: "¡No me escuchas jamás! ¡En verdad no comprendes nada
de nada! ¡Mira lo que has logrado que haga!" Hasta llegar a la
sempiterna expresión: "¡Es imposible entre nosotros la comu- 5 H Searles, L'effort pour rendre Yautrefou, prefacio de P. Fédida, Galli-
nicación!" mard, 1977, p. 11.

130 131
Dependencia mutua En efecto, ¿cómo no otorgarle de manera espontánea toda la
confianza a alguien que te ama de tal manera que hasta sabe
- ¿Cuáles son los ámbitos de tu vida en los que tienes que incluso todo cuánto piensas, todo cuánto sientes -que hasta sa-
tomar decisiones? be cuando piensas "mal" y cuando sientes "mal"? ¿Cómo no
- ¿Cómo procedes para tomarlas? ¿A quién le hablas de sentirse culpable de no sentir (o de tener un mal desvarío en
ello? ¿Tienes en cuenta los puntos de vista de los demás? sentir) lo que el otro quiere que sientas, para tu bien? ¿Cómo no
¿De tu compañero de pareja? ponerse a sí mismo en tela de juicio cuando no experimenta
- Las más de las veces, cuando una decisión concierne a "buenos" sentimientos? ¿Cuando no tiene ideas "justas"? "¡Ya
vuestras relaciones, ¿quién decide cuando no estáis de no sé lo que debo pensar! ¡Creo que me estoy volviendo loco!
acuerdo? ¡No sé ya dónde estoy!" suponen otras tantas letanías que ha-
- ¿Cómo es vivido esto por aquel que decide? brás oído muchas veces. ¡Qué carga de sufrimiento, angustia,
- ¿Cómo es vivido esto por aquel que acepta? duda y mala conciencia no llevan consigo!
- ¿Le dejas a tu compañero tomar decisiones en cosas que
no te conciernen más que a ti?
"Sé mejor que tú"
- ¿Qué es lo que te impide decidir por ti mismo?
- ¿Qué ocurriría si lo hicieras? Luego de algún tiempo (meses, años...) de semejante forma
- ¿Eres capaz de decirle "no, no quiero" a tu compañero? de proceder, el otro, por su propia felicidad (no lo olvidemos),
- ¿Expresas tus deseos o aguardas a que sean adivinados? ya no será más que aquello que uno quiere que sea, hasta en
- ¿Cómo soportas una separación, aunque no sea más que su "yo" más íntimo. Y el menor sobresalto de su auténtica
de cuarenta y ocho horas? identidad quedará pronto aniquilado: "Basta con una mira-
da, un contacto, una tos (...), orden que será seguida "implíci-
- ¿Cómo reaccionas ante una responsabilidad que hay que
tomar en solitario? tamente" 6 " para reducir a la nada cada intento de afirmarse. En
tales casos, lo esencial del mensaje "que vuelve loco" se resume
- ¿Tomas algunas iniciativas? ¿En qué dominios en par-
ticular? así: "Lo que tú ves, lo que oyes, piensas, etc. no es precisa-
mente bueno ni para ti, ni para mí, ni para nuestra relación.
En función de tus respuestas, ¿qué decides? Lo sé mejor que tú".

Dada la enorme dificultad que encierra (si no ya imposibi- El otro, siempre con idea de mejorar "su dieta", va vién-
lidad) el imaginar en el otro una necesidad que él mismo ig- dose reducido cada vez más a apoyarse por entero en el em-
nora, ¿cómo se lo tomará?, no tenemos sino el apuro de la baucador, cosa que no tiene por qué resultarle forzosamente
elección: podemos, por ejemplo, persuadirle al otro (y las ar- desagradable ya que al adoptar semejante actitud y mante-
mas de la persuasión son múltiples, desde la más suave a la nerla, consolida regularmente la conducta del "fabricante de fe-
más autoritaria) de que sus sentimientos e ideas acerca del licidad". Recuerda que el acusador no puede acusar más que a
entorno o sobre sí mismo son erróneas; bastará con repetir la uno que suplica y a la recíproca: lo que hace el uno provoca
operación, apoyándolo en pruebas (y uno las encuentra siem- por sistema la respuesta del otro. Estos juegos resultan parti-
pre, aunque no fuera más que tomándose a sí mismo como cularmente destructivos, tanto para el uno como para el otro.
modelo) para que ese otro, abrumado ante tantas evidencias,
acabe por dudar de sus percepciones. 6 R. D. Laing, La politique de la famule, Stock, 1979, p. 100.

132 133
En esta especie de doma, cada uno paga en efecto su parte: "¡Mira lo que me has hecho hacer!"
la víctima sufre y su salud mental se ve seriamente maltratada «
en tanto que el otro (que detenta oficialmente el poder) recoge De este modo es posible echar en cara más adelante: "Si
los frutos de su responsabilidad casi total en forma de acrecen- me he equivocado, ¡la culpa es tuya! ¡He seguido tus conse-
tamiento de responsabilidades que tiene que tomar en solitario, jos!" Lo cual lleva consigo (por parte del "consejero"): "Te di-
de decisiones que ha de asumir él solo, de cruz que llevar a je eso por tu bien; quería hacerte un favor, ¡eso es todo! ¡Es
cuestas, en cierta medida, a costa de sus propias necesidades evidente que no comprendiste nada!"; "Ya ves con claridad
que apenas si tendrá tiempo ni ocasión de escuchar. Pasará la que no eres capaz de hacer nada solo, deja que yo actúe o ¡no
mayor parte de su tiempo defendiéndose de las necesidades cuentes conmigo en adelante para nada!" "Ya ves que no eres
(reales o supuestas) del otro, necesidades que ya no sabrá capaz de aclararte sin mí!" Se sobreentiende: "Sigue siendo
siempre si las crea este último en todas sus partes para robus- dependiente".
tecer el estado de dependencia en el que está enredado - y que le
hacen posible verse "asistido", sostenido, hacer la vida a mer- Cuando la persona que acaba por no saber ya bien cómo
ced del otro, y criticarle, llegado el caso, si es "mal servido". se llama tiene algunos arranques de lucidez, resulta fácil su-
mergirla de nuevo en su niebla, tanto más cuanto que "el
hombre suele querer muchas veces verificar su sensación de
"¿Que haría yo sin ti?" lo desagradable buscando una experiencia repetida 7 ". Vea-
mos unos cuantos ejemplos de interacciones típicas de este
¿Cómo puede uno mantener una dependencia así;? Hay sistema de comunicación:
diversos medios perfectamente a propósito para llegar a ello.
Por ejemplo, cabe afirmar muy amablemente: "Bien está que - ¿De verdad me amas?
pienses así; o de la otra manera, pero, por otro lado, tienes - ¿Y qué es el amor?
que acostumbrarte a ponerlo en práctica, es mejor para ti..."; - Me gustaría un vestido nuevo.
"Lo sé mejor que tú, yo me ocupo de ello... no te preocupes, - ¿Y quién es el que gana el dinero? Soy yo, ¿no?
aquí estoy yo..."; "No estés triste (o enojado), no adelantas
nada, cuenta conmigo..."; "Sé muy bien cómo eres, no te mo- - Me da miedo que no me ames ya, si te digo lo que pienso.
lestes en explicármelo..."; "Conozco perfectamente por qué - Ni hablar, veamos, no tengas miedo.
actúas así, hazme caso, no te engañes, ya te diré yo lo que tie-
- Tengo ganas de conducir hoy, ¿puedo hacerlo?
nes que hacer..."; o incluso: "No hay misterio alguno, piensas
- Sabes de sobra que el coche es frágil; está hecho a mi mano.
eso porque no has dormido bien. ¡Vamos, se acabó!"
- Tengo sueño.
Ese otro, con miras a conservar su "farniente" psíquico, inte-
- Ya se te pasará, yo estoy en plena forma.
lectual y sentimental, puede, a su vez, animar el comporta-
miento "salvador" y superprotector del otro, otorgándole ple- - Si te quieres divorciar, confiésalo, es problema sólo tuyo.
nos poderes: "Dime lo que hay que hacer"; "Explícamelo, tú lo - Yo te quiero.
comprendes mejor, por fuerza"; "¿Qué harías tú en mi lugar?"; - ¡Ah, bueno!
"¿Crees que tengo razón?" Estas cuestiones transmiten el men-
saje siguiente: "Sabes mucho más que yo". - ¿Por qué me golpeas en el brazo?
- He chocado con él, que no es lo mismo.
7 G. Bateson, Vers une écologie de Vesprit, Le Senil, 1979, p. 243-244.

135
134
- Pero me aprietas demasiado, me haces daño. - ¿Cual es la reacción de tu pareja cuando lo haces?
- ¡Antes no decías eso!
- ¿Recibes las muestras de atención (verbales y no verba-
- Veo con claridad que estás triste. les) que desearías recibir (en cantidad y calidad)?
- ¿Por quién me tomas? - ¿Das fácilmente todas las muestras de atención (verbales
- ¿Salimos mañana? y no verbales) que desearías dar?
- ¿Es que has limpiado ya el garaje? - ¿Cuáles son los defectos que la otra parte reconoce en ti?
- ¿Vamos a esquiar este invierno? - ¿Cuáles son las cualidades que te reconoce?
- ¿Te has olvidado acaso de que detesto la "fondue"?
- ¿Te sientes satisfecho con vuestra vida sexual?
- ¿Vamos al cine? - ¿Soléis hablar de ello juntos?
- ¡Yo trabajo! ¡No fabrico el dinero!
- ¿Estás satisfecho de vuestras intercomunicaciones sobre
- Me gustaría hablarte... lo que hacéis, sobre lo que os interesa?
- No tengo ni un minuto, lo sabes de sobra... preciosa...
- ¿Te sientes libre para ser tú mismo?
Si la persona que ignora ya su nombre constata que está
- ¿Te sientes dependiente del "nosotros", de la relación?
siendo un poco descuidada, cabe que intente recuperarle al otro
poniéndose enferma, incluso hasta grave; puede acumular ne- - ¿Estás satisfecho de la gestión del presupuesto?
gligencias, torpezas o atolondramientos, sufrir una depresión - ¿Realizas algunas peticiones explícitas?
nerviosa, desencadenar unas crisis de nervios, tornarse violen-
- ¿Recibes todas las informaciones que quisieras recibir?
ta o apática, o incluso, lanzarse impetuosamente a un hiperacti-
vismo o también mostrar incompetencia en diversos terrenos. - ¿Das todas las informaciones que resultarían útiles para
En pocas palabras: que no faltan medios y que la imaginación tu compañero?
carece de límite, tanto por uno como por otro lado, para mante- - ¿Qué sientes cuando el otro te dice que no?
ner una comunicación que vaya en contra del objetivo de la re-
lación: estar bien juntos, desarrollarse juntos. - ¿Tienes el sentimiento de no poder vivir solo?
- ¿Quién toma las decisiones? ¿En qué campos? ¿Te en-
Unos cuantos interrogantes que conviene plantearse cuentras satisfecho al respecto?
- ¿Te sientes seguro en vuestra relación?
Cómodamente instalado, arrellanado en tu butaca favorita,
tranquilo y solitario por un momento, si lo deseas, puedes - ¿Has renunciado a cosas importantes para ti a fin de con-
emplear el tiempo en plantearte unas cuantas preguntas a servar la relación? ¿O por darle gusto a tu pareja?
fin de estudio vuestra relación tal como ahora la vivís. Esta - ¿Cómo defiendes tu territorio interior? ¿Tu espacio per-
investigación puede darte pie a conocer mejor tus esperan- sonal? ¿El espacio compartido te resulta agradable?
zas y constatar hasta qué punto se han cumplido y si es de-
seable añadir un poco por aquí, cambiar otro poco por allá... - ¿Cuáles son los puestos respectivos otorgados al "yo", al
"tú" y al "nosotros" dentro de vuestra relación?
- ¿Manifiestas con libertad tus sentimientos desagradables?
- ¿Respetas vuestros propios ritmos?
- ¿Cómo eres escuchado cuando lo haces?
- ¿Tenéis actividades propias? ¿Amigos propios? ¿Centros
- ¿Expresas con facilidad tus sentimientos gratos? de interés propios?

136 137
- ¿Tenéis actividades comunes? ¿Amigos comunes? ¿Cen-
tros de interés comunes?
- ¿Te sientes distendido en el seno de vuestra relación?
- ¿Te sientes responsable de vuestra relación?
Por espacio de unos instantes, puedes cerrar los ojos para
imaginar los que será vuestra relación -si no cambia n a d a -
dentro de cinco años, luego de diez y luego de veinte (si te
es factible hacerlo).
Este ejercicio de visualización puede ayudarte a discernir
mejor tus esperanzas no satisfechas, tus logros, en qué te-
rrenos, y qué modificaciones te gustaría aportar en el aquí
y el ahora.
Las respuestas a estos interrogantes no resultarán siempre
sencillas de formular y requieren muchos matices. Es nece-
sario dedicar tiempo a semejante investigación.
Una vez que hayas encontrado tus respuestas (o ciertos ele- TERCERA PARTE
mentos importantes de respuesta), pregúntate cómo pue-
des sacar provecho de esta pesquisa. Ni que decir tiene EL PLACER DE AMAR
que, en cuanto tenga de positivo y satisfactorio, puedes
apresurarte a hacer partícipe de ello a la persona interesa-
da. Le supondrá un buen regalo. Acaso tu pareja quiera en-
tonces, a su vez, dedicarse a esta reflexión, con lo que os se-
rá posible confrontar vuestras respuestas, matizar vuestra
parte de responsabilidad para cada uno e imaginar juntos
en qué podéis mejorar. Hablar de esto unidos, es hablar de
la relación propia y por lo mismo, situarse en posición
"meta": es un buen medio para conocerse mejor y pasar de
lo implícito a lo explícito.

138
Cómo comunicarse

Sin duda tienes algunas ideas buenas (que ciertamente ha-


brás experimentado) acerca de lo que es susceptible de mejo-
rar la comunicación dentro de una relación, haciéndola más
eficaz y más dilatadora para los dos miembros, lámbién po-
sees ciertas ideas justas y útiles sobre aquello que puede mo-
lestar, truncar dicha comunicación impidiéndole que sea flui-
da y, por tanto, perjudicando al sistema.

EL MIEDO A COMUNICARSE

La torre infernal

Lo que más dificulta a ambos miembros de una relación


son los miedos a mostrar, a preguntar, a expresar. Todas las
catástrofes imaginarias (de ordinario no formuladas) les indu-
cen a uno y otro a acurrucarse, aislándolos tras las paredes de
la soledad. Esas murallas de lo no dicho, que tan solo protegen
de una manera superficial, amplían las distancias, desterran-
do la intimidad fuera de la relación (en ocasiones resulta más
sencillo abrir el corazón a alguna amiga, a un compañero...).

141
Temor a pasar por un ser débil, flojo; a perder el control de amigo largo tiempo alejado de nosotros. Entonces retorna-
uno mismo y verse sumergido por emociones y sentimientos mos al hogar del "nosotros", amargados y decepcionados por
inconfesables, tal vez incongruentes y prohibidos (se piensa); semejante escapada en sí que ha dejado de ayudarnos -es co-
decepcionar; temor a interpretar mal el papel propio, a in- sa de sobra conocida que, al cabo de un cuarto de hora, no
ventar e improvisar un texto distinto; a ser rechazado; a "dar percibimos ya las emanaciones molestas.
una impresión lamentable", a estropearlo todo, a pronunciar
palabras irremediables o decisivas; a adoptar tales responsabi-
lidades; temor a ciertas palabras que pueden resultar definiti- ¿Cara o cruz?
vas, tajantes, hirientes o, simplemente, sinceras.
Eso no obstante, a lo largo de la vida todos habéis aprendido
Miedo a tu realidad, a tu verdad -miedo favorecido por las que no existe una única manera de hacer una misma cosa: así como
creencias, a su vez consolidadas por las experiencias desa- hay numerosas formas de preparar una salsa para la ensala-
gradables (aquí y ahora o en el pasado), creencias endureci- da, de narrar una historia o de dirigir una empresa, también
das con los miedos... se dan otros medios para vivir una relación, puesto que lo
esencial es el "cómo" de la vida entre dos y la mejoría de ese
Miedo a respirar el aire de la discordia, de un auténtico
"cómo" reside en el lenguaje propio del sistema, en la comu-
gran conflicto abierto en el que cada uno se expresa, confian-
nicación y en las modalidades de interacción.
do en el otro; a respirar las miasmas de la revelación de si
mismo; en la que los sentimientos positivos pueden verse No deja de ser tranquilizador el saber que tales métodos no
también atados de pies y manos ("A pesar de todo, ¡no hay los hemos inventado nosotros: de ordinario nos han sido en-
que andar con demasiados cumplidos. ¡Podría relajarse, señados al correr de los años, a través de las distintas personas
echarse a perder! ¿Podría dar no sé qué impresión si me que han supuesto nuestros modelos y que nos han transmiti-
muestro satisfecho abiertamente? Resulta indecente mostrar do sus propios sistemas, así como por la sociedad y sus prin-
de una manera excesivamente llamativa el placer o la alegría cipios codificados. Dado que hemos aprendido eso, somos ca-
propios, ¡y eso puede pasar a ser indiscreto! Conviene hacer- paces de aprender a proceder de otro modo, a modificar,
se desear un poco, ¿no? Hay peligro de ablandarse, de dejar- revaluar y cambiar aquello que haya que cambiar. Basta con
se llevar, de acostumbrarse..."); miedo a las emanaciones de quererlo, con hallarse uno plenamente motivado: "Cada per-
la insatisfacción; a los ataques de ira; al viento que augura la sona debe elegir entre afirmar sus derechos a la salud mental
tempestad. o cederlos. (...) La cuestión que nos toca plantearnos a noso-
tros mismos es, pues, la siguiente: cuál de nuestros dos mie-
Ahora bien, los céfiros de la ternura son expulsados por la dos fundamentales vencerá: el miedo a las posibles conse-
brisa del aburrimiento, la desmoralización, la tristeza, el do- cuencias de la expresión directa (...), o el miedo a las posibles
lor de vientre o el desencanto, mientras se va infiltrando poco consecuencias de nuestro rechazo a expresar(nos) abierta-
a poco un sutil tufillo a descomposición. Degradación de la mente 1 ".
atmósfera que uno rehusa admitir encerrándose cada día un
poco más en sí mismo, un sí mismo que ni siquiera supone ya
siempre un refugio toda vez que acabará por no conocerse,
por no sentirse tranquilo. Lo hemos olvidado: nuestro olor no
nos proporciona ya seguridad, el contacto con nosotros mis- 1 Dr. G. Bach y R. Deutsch, Arrétel Tu m'exaspéres, le |oiu ídilour,
mos resulta incómodo, como si fuera con un extraño o con un 1985, p. 103.

142 143
COMUNICARSE: UNA RESPONSABILIDAD RECIPROCA Personas bajo influencia

• Todo comportamiento determinará el del otro: es lo que sue-


Teoremas
le llamarse el comportamiento-respuesta. "No podemos no
influir 2 ". Tomemos el ejemplo siguiente: nos encontramos un
En cuanto dos personas se unen (con independencia de
domingo al final de la tarde; Francisca, profesora de historia
cuál sea la naturaleza de su relación), se instaura una comu-
corrige un montón de exámenes para el día siguiente a la ma-
nicación y el determinar cuáles habrán de ser las modalida-
ñana ya que no tuvo tiempo de hacerlo antes durante el fin
des de interacción -bien específicas- caerá bajo la responsa-
de semana; Pedro, su marido, está molesto y descontento por
bilidad de los dos miembros.
verla trabajar en ese momento pues ella se las suele arreglar
Vamos a resumir los grandes títulos de lo que podríamos de ordinario para no tener nada que hacer el domingo. El
encontrar en un "abecedario de la comunicación", definiendo puede decirle: "¿Por que trabajas precisamente ahora? Estoy
con exactitud, antes de nada, qué es una interacción: es el in- harto de esto, ¡apenas si sacas tiempo para ocuparte de mí!
flujo mutuo que ambos interlocutores ejercen uno sobre otro. ¡Prefieres tu trabajo y yo no cuento!" Francisca, herida por el
tono agresivo de Pedro responde elevando el tono, con bre-
Partiendo de esta definición, encontramos las cinco ideas
vedad, y se ensimisma con rabia en sus papeles. Es evidente
básicas importantes que conviene precisar:
que Pedro ha influido sobre su reacción al hacer su observa-
• Toda actitud y toda conducta suponen sendos mensajes que ción en u n tono de reproche - y Francisca le influirá a Pedro
le remites al otro y que tú recibes de ese otro. Por ejemplo, si respondiendo a la cólera de éste con la suya. Pedro preten-
tu compañero cierra la puerta de una forma más ruidosa que día, sin duda, sacar mejor partido de su domingo con Fran-
la acostumbrada a la vuelta del trabajo, eso es un mensaje que cisca -que tal vez hubiera preferido no tener que realizar
tú recibes: acaso lo interpretes pensando que él expresa cierto aquel trabajo.
enojo contra ti o que ha tenido algunos problemas profesio-
Influimos sin cesar y estamos "bajo influencia" en cuanto so-
nales, etc. La mirada que le lanzarás en ese momento será asi-
mos dos. Según la manera en que me hablas de este o aquel
mismo un mensaje que indicará tu interpretación de seme-
restaurante, siento más o menos ganas de acudir a él, etc. La
jante comportamiento. ¿Será bien comprendida tal mirada?
utilización de dicho influjo no depende más que de nuestra
¿Qué provocará? Todo cuanto uno hace (mirada, gesto) y to-
propia personalidad: somos responsables, conociendo que no
do cuanto constituye otros tantos mensajes.
podemos no influir, de nuestra manera de emplear dicho in-
• No puedes no comunicar: aunque no digas nada, el silen- flujo. ¿Seremos escrupulosos, honrados y respetuosos para
cio es una forma de comunicación y no es indispensable apli- con la persona en cualquier ocasión o nos dedicaremos a po-
car ninguna lupa para comprender ciertos cambios en el rit- ner en funcionamiento esa influencia en beneficio propio, a
mo de una respiración o ciertas tensiones musculares (por veces con detrimento de nuestro interlocutor? liste aspecto
ejemplo, unas mandíbulas crispadas). Las actitudes y, de de la comunicación constituye un asunto personal, que esta-
modo general, el lenguaje del cuerpo dice en ocasiones con rá en función de nuestros criterios morales. Tarea nuestra se-
mayor facilidad aquello que las palabras tienen dificultad en rá saber cómo utilizarlo, y del otro (de tu compañero en este
expresar. caso) reaccionar a su manera: la pelota, según esto, está en su
campo y tiene a su disposición una cantidad ingente de op-

2 P. Watzlawick, Le langage du changement, Le Seuil, 1980, p. 19.

144 145
ciones y de posibilidades de respuestas. En el ejemplo de ¿Quién está al aparato?
Francisca y Pedro, la respuesta de aquélla se vio directamen-
te influenciada por la cólera de Pedro: respondió con la cóle- Incumbencia propia de cada uno de los miembros de la
ra; sin embargo, eran posibles otras respuestas. En conse- pareja será defender los derechos a una correcta comunicación.
cuencia, "aceptó" verse influida, lo cual formaba parte de ¿Cuáles son tales derechos? Los hay de dos clases: derecho a
sus opciones. recibir las informaciones que se juzguen necesarias y derecho
a seguir siendo uno mismo y a expresarse.

Traducción simultánea Para seguir siendo uno mismo dentro del marco de una re-
lación, conviene querer y saber respetar el propio territorio inte-
No puedes saber realmente lo que dices (en lenguaje verbal o rior, íntimo y personal. Eso significa que cada uno somos res-
no verbal) más que en función de la respuesta de tu pareja: su reac- ponsables de permanecer o no a la escucha de nuestros
ción mostrará con claridad el significado de tu mensaje (para pensamientos, ideas y sentimientos; responsables de fiarnos,
tu interlocutor). Se trata del "feed-back". de tener confianza en nuestras percepciones de la realidad,
aun cuando no respondan con exactitud a las de nuestro
Si le dices a tu mujer: "Abrázame", sabrás cómo se lo has
compañero o a las que éste querría que tuviésemos. De ahí
dicho observando su respuesta. ¿Habrá tomado tu invitación
que sea importante que estés en contacto contigo mismo y
como una orden? ¿Como una señal de amor?, etc. De acuerdo
compruebes si piensas y sientes más en función de lo que el
con su respuesta, conocerás con exactitud el sentido otorgado
otro espera de ti, o tus ideas y sentimientos son de verdad
a tu mensaje.
personales, te pertenecen por entero. En caso de que no sea
A cada uno de los miembros de la pareja os corresponderá éste el caso, si caes en la cuenta de que te has alejado de ti
aseguraros de que el otro comprende lo que decís y de que tú mismo, responsabilidad tuya será recorrer el camino en sen-
has comprendido lo que ha dicho el otro. tido inverso, volver con celeridad sobre ti y confrontar tu per-
Un gato no es para todo el mundo un gato y será mejor ir- cepción de la realidad con la del otro. De lo contrario, los la-
lo comprobando poco a poco durante el diálogo puesto que mentos resultarán estériles y comprenderás que tu
un mismo vocablo no tiene por qué significar necesariamente compañero reacciona simplemente a tu modo de proceder.
lo mismo para uno que para otro. Cada uno habláis vuestro O bien él rechazará tu postura (tu desafección respecto a
lenguaje, en particular cuando empleáis términos abstractos ese tipo de responsabilidad) y acaso te incite a que te reen-
(tales como "felicidad", "comunicación", "respeto", etc.) Esas cuentres contigo mismo (o te descubras), situándote así en el
expresiones (de las que cada individuo puede poseer un con- camino de una plenitud que sin duda desea para ti. Actuan-
cepto personal) son susceptibles de provocar lamentables do de este modo, te impedirá que establezcas una comunica-
errores de traducción. Cuanto más abstracto sea el lenguaje me- ción perjudicial para vuestra relación y te demostrará su res-
nos fácil resultará la comunicación. Los discursos políticos cons- peto hacia ti.
tituyen otras tantas pruebas capaces de distraer según los ca-
sos: todos hablan de "mejoría", de "cambio", de "igualdad", No basta con pensar y sentir de acuerdo con la propia vi-
de "progreso", etc. Resulta fundamental penetrar en el senti- sión del mundo: también tienes derecho a expresarte. Com-
do de la clarificación de los mensajes intercambiados. petencia tuya será decir lo que quieres decir, compartir lo que
tienes ganas de compartir, cuando decidas que es el momen-
to oportuno. Dado que eres responsable del poder (o del no-

146 147
poder) que le concedes al otro sobre aquello que piensas y ""i ro aceptas tú tal cosa? ¿Te abandonaría? ¿Estás seguro de
sientes, lo eres igualmente de tu libertad de expresión: tú elegi- ello? ¿Lo has intentado ya? ¿De qué modo procediste?
rás su manera y momento, de acuerdo con lo que te parezca ¿Qué aconteció entonces? ¿Serías capaz de actuar de otra
más eficaz para hacerte comprender. El otro, a su vez, será manera? Y si te abandonara por este motivo, ¿qué signifi-
responsable de su reacción de cara a tu mensaje. caría eso? ¿Que ya no eres amado por el único motivo de
que hablas acerca de ti? ¿Que le decepcionas por ser lo que
Es cierto que una comunicación así puede acarrear algu- eres: un ser auténtico que tiene sus propias sensaciones y
nos conflictos o desacuerdos; sin embargo, un conflicto entre < emociones y que quiere compartirlas con la persona a la
dos personas bien vivas, deseosas de llevar a término su ob- que ama? ¿Temes verte calificado como egoísta o harpía?
jetivo (vivir la mejor relación posible), dos personas que exis- Acaso puedas regresar al punto de partida y tomar el ca-
ten en verdad, ¿no es más deseable que una lenta asfixia? mino correcto: podrías llegar allí. ¿Resulta demasiado ele-
vado el riesgo?
"Una pareja estalla en primer lugar por el silencio. Si dicho si-
lencio se rompe, nada hay que impida ya abordar todos los
Eres asimismo responsable por lo que hace referencia a la
temas 3 ". ¡Concluyendo con ello los mensajes dobles, las ne-
petición de informaciones: informaciones acerca del otro, de
gligencias, olvidos y torpezas de todo tipo (que, tiene que re- lo que piensa, siente, desea, de aquello sobre lo que experi-
conocerlo, con harta frecuencia se vuelven, no obstante, con- menta atractivo o necesidad. Es el momento de desacralizar
tra su autor)! Conoces que puedes proceder de otra manera y la-lectura-de-pensamiento-prueba-del-verdadero-gran-amor.
empezar ya desde ahora a experimentar. Cuando no sepas qué hacer (cómo o dónde actuar, etc.) pre-
gunta, no te equivocarás. Aunque no obtengas la respuesta
satisfactoria, sigue preguntando, buscando precisiones (me-
La buena elección diante ejemplos que lo apoyen, si es necesario). Tal vez resul-
te molesto para el otro, ya que no tiene por costumbre hacer-
¿Y si mi compañero rechaza todas las ocasiones que le pro-
lo de una manera tan sistemática, pero es un buen medio
pongo para expresarme? Si no quiere que lo haga, ¿soy de
para acabar siendo claro para con él. Y además, semejante
verdad responsable de su rechazo?
período de aprendizaje no durará eternamente o acaso sea
cuestión de otra cosa, de cierta falta de energía al servicio de
Monólogo sobre un diálogo
la relación...
» Es cuestión de saber cómo induces el diálogo; si has reali- Tanto uno como el otro tenéis derecho a cuantas aclaracio-
;¿ zado numerosas tentativas, variando las maneras de abor- nes estiméis útiles: no le consientas a nadie el indebido dere-
jjl darlo, tal vez no seas tú el responsable directamente de se- cho a privarte de esto.
fli mejante rechazo. Sin duda existirán otras razones ¿Qué
S piensas al respecto? Preguntando suprimirás un amplio porcentaje de inter-
pretaciones erróneas y suposiciones vagas y la energía que ya
IH Si ese fin de no-recibir es crónico y no llegas a expresarte, y
no emplearás en adivinanzas, la recuperarás intacta pudien
M conociendo que no puedes por menos de influir, ¿qué po-
li dría ocurrir dentro de vuestra relación si cambiaseis vues- do utilizarla en unas modalidades de conducta positivas, que
M tra comunicación? ¿Te iba a pegar tu compañero? Se trata, beneficien al "yo", al "tú" y al "nosotros", y disminuirás al
11 efectivamente, de un medio para reducirte al silencio, ¿pe- máximo las fuentes de errores -aun aceptando que el error es
algo muy humano. Si tú y tu compañero compartís este crite-
3 Revista Autrement, "Couples!", n. 24, texto de Jules Nadaud, p. 49. rio, os sentiréis proporcional mente más a gusto y disminui-

148 149
réis las posibilidades de conflicto. Ya no tendrás por qué te- brotan -delicadas, soeces o amables, maleducadas o cor-
mer, puesto que serás capaz de asumir tus propias responsa- teses; mi voz, melodiosa o chillona, y todas mis acciones,
bilidades, y te comunicarás mejor. bien se refieran a los demás o recaigan sobre mí mismo.
Reconozco como míos mis temores y mis esperanzas, mis
fantasías y mis sueños.
...He ahí la cuestión
Reconozco como míos todos mis fracasos y errores, mis
Prosigamos nuestro viaje a través de las sendas de la co- triunfos y éxitos.
municación y veamos juntos cómo mejorar el día a día de la
Dado que reconozco como mío todo cuanto hay en mí, es-
relación hasta convertirla en una historia a la paz singular toy en condiciones de entablar conocimiento conmigo mis-
(pues es únicamente vuestra) y enriquecedora. mo de la manera mas íntima. Al proceder de este modo,
Se impone una condición, que podrás añadir a cualquiera soy capaz de amarme y de mantener buenas relaciones con
cada parte de mí mismo. Puedo, pues, hacer posible que to-
de las páginas toda vez que es indispensable para toda buena
do mi yo trabaje en favor de intereses.
relación (sea cual fuere su contexto): se trata de la estima pro-
pia y de la estima del otro. Sé que hay determinados aspectos en mí que me intrigan y
otros que ignoro. Pero, cuanto por más tiempo mantenga
No tienes la menor duda de que esas dos nociones tienen respecto a mí sentimientos amistosos y amables, con mejor
todos los derechos para intervenir desde el comienzo hasta ánimo y esperanza podrá buscar soluciones a mis proble-
el final de la presente obra: desde la elección hasta todo el mas y aprenderé mucho mas acerca de mí.
largo camino que hay que recorrer mano a mano. Por lo de-
Poco importa cuál sea mi semblante, lo que diga o haga, lo
más, tampoco son nada específico de una pareja feliz, sino el
que piense y sienta en un momento dado; ese yo es autén-
trampolín que nos propulsa a lo largo de la vida en todos los
tico y representa lo que soy en ese instante preciso.
ámbitos.
Cuando vuelva a considerar más adelante cuál era mi apa-
*, Mi declaración de estima propia riencia, lo que decía y hacía, pensaba y sentía, puedo que
ocurra que algunas partes de mi yo se me antojen incon-
Yo soy yo. gruentes. Estaré en condiciones de apartar cuanto no resul-
te adecuado, conservando lo que se manifieste como idó-
No hay nadie en el mundo entero que sea exactamente co- neo e inventando algo nuevo que sustituya a aquello que
mo yo. Habrá personas que tengan ciertos aspectos simila- he desechado.
res a los míos, pero nadie los reúne todos juntos de la mis-
ma manera que yo. En consecuencia, todo cuanto procede Puedo ver, escuchar, sentir, hablar y actuar; dispongo de
de mí es auténticamente mío ya que yo solo soy quien ha una serie de instrumentos que me permite vivir bien, ser
hecho su opción. próximo a los demás, ser productivo y conferir un sentido
y un orden al mundo de las personas y las cosas situadas <i I
iM Reconozco como mía mi persona entera: mi cuerpo, com- exterior de mi.
M prendiendo todo aquello que él hace; mi espíritu, con todos
H sus pensamientos e ideas; mis ojos, con las imágenes de to- Me reconozco como mío y Yo puedo construirme a mí mismo.
|j| do lo que perciben; mis sentimientos, sin que importe su Yo soy yo y puedo apreciarme tal como soy.
|| naturaleza -cólera, frustración, decepción, excitación, ale-
jj gría, amor, etc.; mi boca, y todas las palabras que de ella Según Virginia Satir
150 151
Precisamente como consecuencia de que te aprecias de que nada, apreciarse tal como uno es) son otras tantas condicio-
manera positiva, juzgas necesario afirmarte con franqueza y nes esenciales para amar bien: comunicarse, intervenir, ex-
claridad, y estimas conveniente expresar tus pensamientos, presarse, preguntar, afirmarse y sentirse libre - y recuerda que
tus demandas de informaciones y pensamientos. Precisa- la libertad no hay que pedírsela a nadie, ¡somos nosotros
mente porque eres consciente de la importancia que tienes a quienes podemos ofrecerla! Amarse uno a sí mismo supone
tus propios ojos es por lo que el otro ya no goza de más poder ya un gran paso hacia "ser amado": no esperemos del otro
sobre ti que aquel que decidas libremente concederle. Preci- más de lo que somos capaces de darnos a nosotros mismos,
samente porque te amas, no podrás realizarte sino cuando vi- constituye un mal cálculo el no estimarse más que a través de la mi-
vas "como persona total, entera, completa y real, en contacto rada del otro.
con tu cabeza, con tu corazón, sentimientos y cuerpo 4 ". Pre- Eso no significa que seamos perfectos o que no debamos
cisamente tu estima de ti mismo será la que te guiará en tu tomar en consideración más que nuestros aspectos más ama-
parte de responsabilidad dentro de la relación: ella será la bles; conocernos implica también aceptar la idea de que ja-
que te hará que no exageres el precio que hay que pagar pa- más reuniremos todo el cúmulo de virtudes y cualidades que
ra que tu pareja navegue con armonía sobre las aguas en oca- cabe enumerar en nuestro planeta.
siones agitadas de ese "nosotros" tan exigente, de ese "noso-
tros" que querría que "yo" y "tú" se desvaneciesen en lo No hay duda de que tenemos posibilidad de mejorarnos
profundo de las negras olas; ella será, asimismo, la que te en muchos campos, pero el término "mejorar" no significa
permitirá decir sí o no de acuerdo con tu propia opción. que la "base" sea mala o negativa sino tan solo que somos
perfectibles. Nunca seremos Mozart, Einstein, Albert Cohén y
Porque estás convencido de que eres una persona autosufi-
Borg unidos en una sola y única persona.
ciente, rechazarás toda forma de dependencia que no hayas
deseado. Uno de los más hermosos regalos que podríamos autoofre-
cernos consiste en saber apreciar nuestras cualidades recono-
Porque tu aprecio de ti mismo es grande y constituye esa
ciendo nuestras limitaciones. Y que eso no excluye las ganas de
tierra poderosa y fértil de la que sacas tus fuerzas vivas, perma-
crecer, sin colocar a pesar de todo el listón demasiado alto
necerás vigilante y te mantendrás en contacto contigo mismo.
(inaccesible), desalentándonos a lo largo de la vida por no ser
Dentro de una relación feliz, cada parte está en condicio- esto o aquello o por no hacer lo de más allá. Semejante apro-
nes de pensar y clamar a quien quiera oírle: "Pienso lo que ximación respecto a uno mismo es, por otro lado, un excelen-
pienso, siento lo que siento, sé lo que sé; soy yo mismo y no te te medio para incrementar el campo de las posibilidades ya
reprocho a ti que seas tu mismo 5 ". que la idea misma del éxito supone el primer factor de cara al
triunfo. Rodeémonos, pues, de todos los éxitos cosechados
Y es que el arte de amar consiste, ante todo, en amarse uno a sí
durante toda la vida, a fin de convertirlos en nuestro equipa-
mismo. Tal vez nos encontremos lejos de la teoría de Ovidio:
je cotidiano, y avancemos por el camino de la plenitud; unas
otros ojos, otras miradas... El sentimiento de la propia valía y
maletas con una carga así serán más fáciles de llevar que el
la aceptación de uno mismo en el presente (sin aguardar a ha-
peso de los fracasos y los "fallos".
ber cambiado tal o cual aspecto de la propia personalidad, o
de la de los dos, puesto que cambiar es, en primer lugar y antes ¿El amarse uno a sí mismo no significa ser egoísta, ego-
céntrico, "autocontemplativo" y no sé cuántas cosas más? Si
4 V. Satir, Pour retrouver l'harmoniefamiliale, Éd. Universitaires, J.-P. De-
terge, 1980, p. 91. no nos entendemos con nosotros mismos, ¿quién nos va a so-
5 J. de Saint-Paul y A. Cayrol, Derriere la magie, Inter-Éditions, 1984, p. 27. portar? Somos nuestro mejor amigo, para toda la vida: esto

152 153
supuesto, sin que nos deleitemos en una indulgencia dema- Mi declaración de estima respecto a tí
siado edulcorada, observémonos con benevolencia: el amor no
es ciego, tiene en cuenta ciertas cosas... Precisamente porque tú eres tú, diferente de todos los de-
más y de mí, es por lo que yo te elegí un buen día.
Tú eres, yo soy, nosotros todos somos seres humanos y,
por lo mismo, algo importante, con independencia de cual- Posees ciertos puntos en común conmigo, pero sigues sien-
quier otro título: no tenemos la menor necesidad de creernos do único y yo amo tus diferencias (me basta con un espejo):
dependientes de ninguna otra persona para estimarnos en lo me interesan. Algunas de ellas me extrañan, otras me cues-
que valemos. Siempre que lo estimemos necesario, podemos tionan - y hay algunas que me seducen. Eso ocurre porque
tú eres tú: tu cuerpo, lo que tú piensas (que respeto de for-
recavar consejos, una ayuda concreta (a las personas compe-
ma escrupulosa), lo que te imaginas (que puede atraerme o
tentes, según el contexto), exponer ciertas demandas de sorprenderme), lo que sientes (aunque no lo comparta del
muestras de afecto. Tales demandas no ponen en cuestión todo), lo que dices acerca de ti (con pudor y exactitud, ya
nuestra independencia y autonomía ya que, aun admitiendo que te atreves a hablar sin mostrar desprecio), lo que haces
que nos estimamos, también somos capaces de procurarnos (aun cuando, en ocasiones, me parezca que podrías actuar
determinadas muestras de cariño, ciertas señales de reconoci- de otra manera; aun cuando realices muchas actividades al
miento, sabemos apreciarnos, decírnoslo y, en consecuencia, margen de mí), lo que creas (eres capaz de reinventar cada
ofrecernos esa mirada amorosa. día lo cotidiano), lo que sueñas, lo que llevas a término
(aunque yo no haya tomado parte en ello)... por eso te elijo
No sería bueno que esta noción de estima de uno mismo cada día.
se estancara a nivel de una idea abstracta. No basta con pen-
sar: "Me aprecio, estoy muy, pero que muy bien..." Es impor- Precisamente porque tú eres tú: cuanto descubro, cuanto
se, cuanto ignoro; cuanto has sido, cuanto has vivido,
tante concretar semejante pensamiento en la conducta, en los
cuanto has pretendido vivir; cuanto contribuye a hacerte
actos. Se trata de una experiencia cotidiana, con sus aciertos y
tal como eres; tu manera de vivir la vida, tu curiosidad,
errores, sus éxitos y fracasos que pondrán de manifiesto el ca- tus rechazos, tus matices, tus esperanzas... por eso te elijo
mino que hay que seguir o evitar. Así nos adentramos en la cada día.
senda de la congruencia y tu comunicación es la señal más fla-
grante del aprecio que te tienes. Al realizar todo eso, suscitarás Precisamente porque tú eres tú eres ese tú que nadie hu-
biera sido capaz de imaginar: no constituyes ni un prototi-
en el otro estima y respeto hacia ti como persona.
po, ni una imagen, ni un mito. Precisamente porque tú eres
sencillamente tú y todo tú es por lo que yo te elijo, a ti, cada
día, con alegría y estima hacia ti.
Lo mejor de ti
Ahora ya sabes que no puedes por menos de comunicar e
Una buena comunicación requiere, pues, un aprecio de sí
influir: y si, bajo unas sonrisas insignificantes y unos gestos
suficiente tanto de parte de uno mismo como del otro. Si no le
benévolos haces que pase un mensaje negativo, una idea
respetas a tu compañero tal como es, es cierto que no tendrás
descortés hacia tu compañero, lo que pasará y será percibido
ganas de hablarle, y menos aún de escucharle -y todavía me-
será el "discurso" negativo, y habrás destrozado su estima
nos de tomar en consideración sus palabras.
respecto a sí mismo, dado que esta última sea frágil. En ca-
so contrario, no habrás lastimado nada en absoluto y tu
compañero podrá compararte tomando en consideración la
inadecuación entre tu discurso oficial y el lenguaje no ver-
154 155
bal. De no ser así, la comunicación de la relación corre el Otro tanto acontece en una relación de pareja: como nues-
riesgo de degradarse o estancarse en los carriles descritos tros modos de comportarnos son otras tantas respuestas a los del
con anterioridad. otro, no siempre ayuda demasiado el intentar remontarse al
punto de partida. Semejante actitud no puede por menos de
Para practicar tu deporte favorito, para pasar una buena ve-
amplificar los sentimientos desagradables y supone una in-
lada, etc., elegirás a tu pareja del momento de acuerdo con las
vestigación malsana con miras a encontrar con desesperación
cualidades que reconozcas en ella para ese campo en que de- un culpable para el recuerdo de episodios ingratos o doloro-
seas su compañía. Tu compañero en la vida supo seducirte con sos. Decir "es culpa tuya" o "es culpa mía" apenas si hace
sus cualidades: tú fuiste capaz de verlas (incluso no has capta- avanzar el proceso de sentirse mejor. ¿Bastarán unas cuantas
do más que eso) y apreciarlas -por lo tanto, está claro que esti- excusas y promesas para dar el incidente por concluido? Si
mas que vives con una persona; la amas por sus cualidades éste se repite con regularidad, excusas y promesas no pasarán
(que has reconocido) y a esas cualidades te diriges cuando de ser sino unos esparadrapos que ocultarán pero sin cam-
quieres comunicarte con ella, a todo eso que te parece "bien" biar nada en lo referente al "como": ¿Cómo ha llegado a pro-
en ella, a todo lo que hace que sea una persona estimable y es- ducirse esto? ¿Cómo he sentido tus gestos, tus palabras? Es-
timada de ti. te tipo de preguntas y respuestas da pie a enfrentarse
provechosamente y a poner en práctica una forma de interac-
ción diferente.

ES MEJOR COMUNICARSE De este modo puedes efectuar una localización de los efec-
tos previsibles en vuestra comunicación a fin de reconsiderar
aquellos que no os convienen.
Los medios para el fin

El proceso de interacción instaurado con el nacimiento del El efecto zoom


sistema responde al "cómo" de la relación: ¿cómo estamos jun-
tos? ¿Cómo nos comunicamos? Con frecuencia suele resultar Eso te dará pie a tomar la distancia necesaria para estudiar
más apropiado plantearse unos interrogantes así que aquellos el lenguaje de vuestro sistema: al proceder así, os situáis en la po-
otros que empiezan con un "¿por qué?". sición "meta", es decir, os asignáis ambos los medios para
"comunicaros a propósito de la comunicación como tal 6 ". Tú
Cuando acudes al médico, puedes decirle: "Me duele el
eres quien debe asumir el control, señal de que te sientes res-
pie, no sé por qué..." Aunque exista un motivo adecuado (co-
ponsable de la relación y de que tienes ganas de consagrarle
mo un traumatismo, etc.), con seguridad que el médico no se
tiempo y energía con miras a efectuar las modificaciones con-
detendrá sólo en ese aspecto. Procurará mirar "cómo" funcio-
venientes. Tales cambios intervendrán a nivel del proceso, del
na tu pie, cuáles son los movimientos que provocan el dolor.
"cómo" de vuestra vida en pareja, puesto que resulta necesa-
La investigación es necesaria en orden a proceder a un buen
rio cobrar cierta distancia y observar con perspectiva.
diagnóstico, pero no basta el conocimiento de un eventual mi-
crobio para matarlo; es mas útil saber cómo neutralizarlo. El
cambio no puede producirse más que a nivel de lo que sucede; el por-
qué suele ser de ordinario hipotético, sobre todo en el terreno
afectivo. 6 G. Bateson, Vers une écologie de Vesprit, Le Seuil, 1979, p. 243.

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Pablo y Virginia hacen otra cosa que consolidar los miedos, éstos refuerzan los
motivos y se acaba girando en redondo sin cesar.
Un ejemplo de comunicación sobre la comunicación.
La estima que te mereces tú mismo es suficiente - y siem-
-Virginia: Cuando estoy enojada y te lo digo, no soporto pre indispensable- para que des preferencia a la expresión di-
que te calles; me hace ponerme todavía de peor humor. recta de tus pensamientos, sentimientos y preguntas, con in-
-Pablo: Cuando empiezas a chillar, no lo aguanto y, con dependencia de cuál sea su contenido, tanto más cuanto que
objeto de evitar que sigas o que grites todavía mas fuerte, no le autorizas al otro a leer en tus pensamientos (o, si lo ha-
prefiero callarme. ce, es preferible que lo verifique). Tu congruencia interna y el
-Virginia: Cuanto más te cierras, más me enojo, más grito... deseo de afirmarte alto y claro constituyen los recursos pro-
fundos y poderosos que te proporcionarán los medios para
-Pablo: Cuanto más te encolerizas, gritas más, y me dan expresarte. Sabes, asimismo, que el otro, dado que te ama, te
más ganas de callarme y de cerrarme. escucha y entiende; como también él tiene derecho a su pro-
-Virginia: Pero, entonces, nuestro caso supone un círculo vi- pia congruencia y a la expresión de ella, nada ni nadie puede
cioso: cuando tú te cierras, yo tengo la impresión de que no obligarle a que te siga por tu camino, a que esté de acuerdo
*" quieres ya hacerme caso, de que ya no soy importante para ti. con tus puntos de vista. No porque te comprenda bien será por lo
que acepte forzosamente pensar como tú.
-Pablo: Sí, tú eres importante para mí, y quiero seguir es-
cuchándote, por supuesto. Si me callo, es con idea de pro- Cada miembro es libre de comentar y plantear cuestiones,
curar calmarte, porque hay ciertas cosas que cuando estás de hacerlo dentro de un clima de respeto mutuo. Y eso no só-
muy encolerizada dices que no quiero oír, que tú misma la- lo para facilitar la comprensión recíproca, sino también por
mentas luego y, sobre todo, que me inducen a dudar de mí,
simple estima de uno mismo y del otro. La expresión directa
de mi amor hacia ti y de tu amor hacia mí.
sigue siendo la mejor manera de experimentar y practicar la
-Virginia: Eso que acabas de decir es importante. estima propia, la responsabilidad y el derecho a la informa-
(Continuará...) ción y de existir en plenitud dentro de la pareja.
A partir de ella, es posible decirlo y compartirlo todo, con
Una metacomunicación así resulta provechosa ya que hace la única condición de que se diga y se comparta con pleno
posible aclarar el código que se ha instalado entre los miem- aprecio de la otra parte. "Te amo y estoy muy enojado conti-
bros de la pareja: lo implícito abandona su nebulosa dando go porque..." "Te amo y no estoy de acuerdo con que eches
paso a la luz de lo explícito, de la comprensión y de una me- agua en el zumo de limón" (en lugar de: "¡No me quieres, por
jor comunicación. Esta posición "meta" les ayuda tanto a uno eso echas agua!"). "Cuando haces (o dices) eso, en esta situa-
como al otro a abrirse más, a compartir su propia percepción ción bien concreta, me siento mal y no estoy a gusto."
de la realidad y a expresarse libremente con confianza y, por
lo mismo, con seguridad. Formulado así, el resentimiento resulta cuando menos
más grato de escuchar que ciertos insultos o portazos. No
existe agresión brutal alguna, no hay ningún ataque, sino
El círculo mágico más bien una información sobre cómo vivo tu actitud y tus
palabras, cómo las recibo -y, dado que no sabías que las reci-
Ya hemos catalogado las principales razones inhibidoras bía de este modo, no podías pensar en actuar o hablar de otra
de la libre expresión en el seno de la relación. Esas razones no manera, a no ser que te informara de ello. Ahora que estás al

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corriente, te ruego que procedas de otro modo. Al hablar así, cualquier tontería que le induzca a disputar antes que afron-
no le hieres a tu compañero en lo que es, sino en lo que hace, có- tar la indiferencia - o lo que él toma como tal- de sus padres:
mo lo hace. Es una discusión, hasta acaso una disputa, pero un castigo o unos sopapos demuestran, a pesar del disgusto
con lealtad, que hará posible acceder con facilidad al nivel de inmediato, que se interesan por él. Son en cualquier caso
la negociación para resolver la dificultad. Recuerda que uno no muestras de atención. Tal vez sea preferible oír que le dicen a
puede entenderse bien con alguien sino cuando se siente libre para uno: "Me pones nervioso cuando arrastras los pies", que na-
decirle cosas negativas, es un factor necesario en toda vida en co- da en absoluto. Si se nota que arrastro los pies, he acertado
mún. Además, al expresarte, le cargas con la responsabilidad por lo menos en la primera parte de mi dominación indirecta:
de tu propia reacción de cara a su comportamiento a tu com- existo. Evidentemente, si arrastro los pies desde que sé andar,
pañero - y recíprocamente. esta peculiaridad no quiere decir gran cosa -aun cuando sepa
que eso exaspera a mi entorno y no haga nada para reme-
diarlo. Pero, si de un día para otro, empiezo a arrastrar los
La savia vital pies, es muy probable que con ello intente comunicar algo, in-
directamente por supuesto. A mi compañero le corresponde-
Donde las palabras suelen resultar de ordinario más ate- rá estar atento a semejante modo de expresión, aunque su
nuadas es a nivel de las necesidades afectivas hasta llegar a ne- respuesta comience por la de su enojo o nerviosismo. Cual-
gar uno los propios sentimientos a fin de evitar toda tentación quier cosa antes que la indiferencia.
de decirlos o incluso de susurrarlos. Sin embargo, las mues-
tras de afecto, las señales de reconocimiento constituyen los esti-
mulantes imprescindibles para la energía vital de una perso- El oxígeno necesario
na. Pueden ser verbales ("te quiero", "me encuentro muy a
gusto contigo", "está bien eso que has hecho", etc., sin ningún La costumbre de vivir unidos no constituye seguramente
límite) y no verbales: un gesto (una mano sobre el hombro, una un razón válida para despreciar esa atención al otro: no deje-
caricia, una atención...), una mirada (alegre, de admiración, fe- mos que semejante forma de indiferencia penetre dentro de
liz, amable, cómplice...), una expresión en el rostro, una acti- nuestra relación. Porque si bien para algunos puede ser sua-
tud, la mera presencia, etc. suponen otras tantas muestras de ve y tranquila, es indiferente; si el aire no aviva la llama, la
afecto tan significativas como las palabras, si no más. candela corre el riesgo de extinguirse. Sin embargo, y siempre
con idea de que no hay que pensar, ¿cuántas personas no se
Comoquiera que estas señales son generadoras de vida,
atreven a solicitar las muestras de reconocimiento que les
resultan esenciales: a cualquier edad, la persona que no las
gustarían? ¿Cuántas no ofrecen aquellas que sienten ganas de
reciba en una cantidad suficiente perderá gran parte de sus
proporcionar, refrenando sus impulsos, su espontaneidad
motivaciones para vivir. La esperanza se entenebrece en un
(por un viejo hábito de no ser demasiado expansivo)? ¿Cuán-
sentimiento de no-existencia, de no-importancia, de no-reco-
tas rehusan (de manera indirecta, de ordinario: por ejemplo,
nocimiento: llegado este extremo, sufrirá su vida, sin encon-
mediante no sé qué tarea urgente que hay que terminar) las
trar en ella nada motivador, y su energía irá disminuyendo,
señales de reconocimiento que sienten tantas ganas de reci-
como una pila eléctrica que se descarga.
bir? ¿Cuántas las solicitan de algún otro (padres, amigos,
Tan importantes y necesarias son estas muestras de reco- etc.)? ¿Cuántas ofrecen las muestras de atención que quisie-
nocimiento que, incluso cuando son negativas, siguen con- ran para sí (¡me escondo en el hueco de tu hombro dado lo
servando su función. Por ejemplo, un niño preferirá hacer mucho que ansio que tú me tomes en tus brazos!)?

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If? El intercambio de caricias una pareja de una relación amorosa, se llevará a cabo tenien-
do en cuenta las expectativas de uno y otro -puesto que la ig-
Con idea de conocer mejor los intercambios de caricias, de norancia de los deseos de uno de ellos no resulta favorable
señales de atención en el seno de tu relación, te sugiero que
para la armonía. No considerar más que el propio placer, des-
reflexiones aquí con ayuda del cuadro siguiente:
deñando el del otro, no se deriva de la vida entre dos, de la
relación amorosa. Tener ganas de proporcionar placer es tan
Caricias
Caricias Caricias importante como la búsqueda del de uno mismo, sin salir del
que tengo ganas
que yo le hago que recibo de él marco del deseo de proporcionar placer -nada de violencia-
de recibir
obligación. La alegría que se experimenta ante el contento del
compañero supone una fuente importante de satisfacción.
Elegir al otro, supone también elegir el comprometerse a ayudar a
su felicidad.
Si la única motivación para actuar consiste en proporcio-
¿Vuestro intercambio de muestras de atención te satisface? nar agrado, no supone, sin duda, un buen medio para reali-
¿Se da adecuación entre aquello que esperas y lo que reci- zarse en cuanto pareja. Recordemos asimismo que cada uno
bes? ¿Como podrías obtener eso que te falta? También cabe es responsable (en todos los ámbitos) de su propio placer y
que le invites a rellenar un cuadro similar a tu compañero:
que saber formular las peticiones en este sentido (teniendo
el reparto de respuestas acaso sea la solución y el medio
para conocer mejor vuestras respectivas expectativas en es-
confianza en la atención del otro) puede gratificarle a este úl-
te campo. timo por tal muestra de confianza. Ahora bien, proporcionar
placer en detrimento de la propia identidad, de los deseos,
sentimientos y pensamientos de uno mismo, será causa de
una acumulación de rencor y frustraciones que volverá a sur-
Acciones - obligaciones gir un día u otro. ¡Hay peligro de que el otro apenas si com-
prenda nada! Da cuando tengas ganas de hacerlo (es cierto
Existen otros métodos también temibles de cara a fracasar
que darás mejor, en calidad), acepta el recibir si es lo que res-
en la satisfacción de las propias necesidades afectivas, como el de-
ponde a tu expectativa del momento, pide directamente, re-
talle de aceptar las muestras de afecto no deseadas (si no tienes
husa con amabilidad y mira, pues, cómo podríais proporcio-
ganas a la vez que él de un mimo, ¿a qué viene decir que sí;?
naros deleite: hablaos tiernamente, permitios la satisfacción
¿Por qué comer si uno no tiene hambre? ¿Porque es la hora
de los gustos dentro del ámbito de vuestras posibilidades.
oficial? ¿Porque está preparada la comida?); o hasta el hecho
¿Cuántos minutos al día consagráis a vosotros mismos, nada
de muestras de este tipo siendo así que uno preferiría proce-
der de otro modo (¿por qué aceptas ir a cine fingiendo entu- más que a vosotros? ¿Os gustaría hacerlo más? ¿Qué es lo
siasmo cuando te estás cayendo de sueño?); o incluso propo- que os impide sentiros satisfechos? ¿Que ocurriría si os con-
nerlo cuando no tienes ganas de ello (simplemente porque la cedieseis más tiempo? Sonreíros: tú eres tu mejor amigo y sa-
otra parte no lo comprendería o por darle gusto...). Y tu pro- bes lo que os conviene mejor que nadie.
pio placer, ¿es menos importante que el del otro? Tómate de la mano y sal a pasear contigo mismo, háblate,
Cuando la gestión de intercambios de muestras de aten- piensa en ti: acumularás tesoros de disponibilidad y de ternu-
ción y de señales de reconocimiento tiene lugar en el seno de ra para el otro toda vez que habrás sabido levantar tu ánimo y
acumular energía para ponerla al servicio de vuestra relación.

162 163
Todas las señales de amor (que uno recibe, solicita o da) uno de nosotros, pero es factible si no ya extirparlos por com-
responden a nuestras necesidades afectivas; son las pruebas pleto de nuestro lenguaje, sí por lo menos hacerlos más raros
concretas (ya que hablar sin hacer no basta, resulta demasia- prestando atención a ello.
do fácil) de los sentimientos recíprocos de los dos miembros
- Las generalizaciones. Por ejemplo, si escuchas una frase
de la pareja, de la estima que tienes para contigo y de la que
como ésta: "Jamás me diriges una palabra amable", al punto
te merece el otro, y son particularmente poderosas. De ahí
te das cuenta de que tales palabras suponen una generaliza-
que sea tan importante el expresarse con libertad y plena con-
ción. Puedes responder: "¿De verdad, jamás?", insistiendo
fianza: en este ámbito, el código debe estar explícito y expli-
sobre el "jamás"; o bien: "¡Siempre estás en otro sitio cuando
citado claramente (¡acabadas las lecturas de pensamiento y
tengo necesidad de ti!" (Siempre, jamás). Los términos "ja-
los dobles mensajes!).
más" y "siempre" encierran las más de las veces (¡no te diré,
En consecuencia, hablarás más claro, bien se trate de tu por supuesto, que siempre!) una generalización contra la
diálogo interno bien del diálogo con tu compañero, ya que cual puedes encontrar fácilmente numerosos ejemplos. Co-
"conocer bien lo que el otro quiere, sea cuales fueren las pala- mo si te dice alguien: "¡Lo sé todo acerca de ti!", o bien: "No
bras que emplea, constituye la base para unas buenas relacio- se puede decir nunca nada" (en este segundo caso se dan
nes humanas 7 ". dos generalizaciones, "nunca" y "nada"). A la última frase,
podrás responder: "¿Y qué es lo que quieres decirme?" Son
muchos los procesos que se pueden poner en juego para ilu-
Claroscuro minar la comunicación y, en la mayoría de los casos, estriban
en cuestiones precisas y formuladas con nitidez, según lo
Existen una serie de causas de la imprecisión. Son, sobre todo: que quieras saber.
-Las informaciones deficientes: por ejemplo, decir: "Estoy - Las distorsiones, tales como: "No me has telefoneado hoy,
irritado", no suministra mucha información; resulta mejor veo con claridad que ya no te intereso"; por supuesto que ésa
decir: "Estoy irritado por oír cómo arrastrar los pies al an- es una hipótesis, ¿pero la única? Se trata de una distorsión de
dar", es ya más claro; eso da pie a llegar más lejos. Si dices: la realidad a la que puedes reargüir: "El hecho de no haberte
"Me encuentro triste", es preferible que precises en razón a telefoneado ¿en qué prueba que ya no me interesas? ¿Me sue-
qué estás triste. De lo contrario, ¿qué puede hacer tu compa- les telefonear tú todos los días? ¿Le telefoneas cada día a tu
ñero? Poca cosa... madre? ¿Eso quiere decir que ya no cuentas para mí? ¿Que tu
Por eso, las informaciones deficientes se encuentran den- madre no significa ya nada para ti?, etc. Donde interviene l.i
tro de frases como: "Ya no comprendes" (¿Cómo lo sabes? distorsión es a nivel de la interpretación de un hecho. Si' d.in
¿Qué es lo que hay que comprender? Concreta con exactitud otras modalidades como la lectura de pensamiento (que l.iu
eso que quieres que el otro comprenda: ¿a propósito de qué bien conoces): "Sé que estás enojado y que no me lo quieres
se da la incomprensión?) O bien: "¡Es peor que nunca!" decir", a lo cual puedes responder: "¿Y cómo lo sabes?"; o
(¿Cuándo es nunca? ¿Cómo era antes?) O incluso: "Eso me da acaso hayas tenido ocasión de enfrentarte con ciertas prcami
igual, eso me pone nervioso" (¿En qué consiste precisamente dones de este tipo: "Si me amaras, no me harías tan desgra-
ese "eso"?). Son éstos otros tantos hábitos universales en cada ciado"; la presunción en este caso es "no me .unas" y la frase
requiere dos cuestiones para que quede aclarada: "¿En qué
7 V. Satir, Pour retrouver l'harmoniefamiliale, Éd. Urüversitaires, J.-P. De- eres desgraciado? ¿Cómo sabes (o: ¿qué es lo que te induce a
large, 1980, p. 63. decir) que no te amo?" Por lo que hace referencia a la aseve-

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ración: "Estás echando a perder mi vida", requiere de forma ejemplo, mediante su expresión libre y directa), macera y se
urgente unas precisiones que lograrás si planteas las cuestio- acumula junto a otros, incrementando el estrés. Si la tensión
nes siguientes: "¿En qué echo a perder tu vida? ¿En qué se ha acumulada de este modo no se descarga, tanto más difícil será
echado a perder tu vida? ¿En qué soy yo el responsable? Da- que lo hagan otras y que se experimenten sentimientos dife-
me algunos ejemplos". rentes - d e placer o de alegría, cosa por demás perjudicial. Por-
que la alegría remite mensajes de satisfacción, de plenitud. Una
Las respuestas a esas preguntas le hacen factible al otro posible tristeza que sientas será testimonio de alguna carencia
completar, precisar y proporcionar las informaciones necesa- (por ejemplo de muestras de atención); tarea tuya será el hacer
rias para una verdadera comunicación y son útiles en orden a lo necesario para que aquélla se colme, mediante las adecua-
mejorar. La expresión de los sentimientos y las peticiones será das peticiones (dirigidas a ti mismo o a tu pareja). En cuanto a
por fuerza menos borrosa, menos vaga si conservas en un rin- la cólera, en la mayoría de los casos te indicará que hay alguna
cón de tu memoria las principales razones para la imprecisión dificultad o problema por resolver; puedes valerte de ella im-
en el lenguaje. Con facilidad podrás pasar entonces de las abs- pulsando hacia ahí; la energía útil para buscar soluciones. El
tracciones menos propicias a ejemplos concretos que se con- miedo, por fin, te advertirá de algún peligro: acaso imaginario,
vertirán en los auténticos temas de conversación. Ya ha pasado pero mejor será verificarlo permaneciendo vigilante a cuanto
la hora de los lamentos; conságrate a la acción y pregúntate: sucede y examinando tus intuiciones. El miedo, bien adminis-
¿Qué es, con exactitud, lo que quiero?, y asimismo pregúntale trado, da pie a movilizar los propios recursos internos. Es pre-
a tu compañero: ¿Qué es, con exactitud, lo que tú quieres? Se ferible ver un peligro de cara y afrontarlo; de ese modo lo re-
trata de un par de cuestiones eficaces en grado sumo. ducirás a sus justas proporciones cayendo en la cuenta de que
no tiene por qué tratarse necesariamente de una eventualidad
del tipo "todo o nada", o de una cuestión "de vida o muerte".
"Lista-control" emocional

Por lo que hace referencia a la claridad del diálogo para conti- La confusión de los sentimientos
go mismo, es igualmente primordial, aunque sólo sea para sa-
ber lo que quieres. De ahí que resulte importante que prestes Ya hemos tratado de las incongruencias que pueden existir
gran atención a cuanto sucede en ti: pensamientos, senti- dentro de la comunicación de una persona (hay incongruen-
mientos o emociones. No desprecies esos elementos que te cia cuando lo verbal y lo no verbal no dicen lo mismo: por
suministran todas las informaciones necesarias acerca de tu ejemplo, sonríes afirmando que sientes una gran preocupa-
estado presente. Los sentimientos son otras tantas reacciones ción). Con miras a mejorar el lenguaje del sistema, conviene
fisiológicas asociadas a ciertos pensamientos, y los principa- tomar nota de estas inadecuaciones; supone una buena ma-
les pensamientos reactivos son la alegría, la tristeza, la cólera nera de obtener ciertas informaciones, tanto sobre ti misino
y el miedo y sus derivados, por supuesto, con todos los mati- como sobre el otro, y así le otorgarás a cada uno la posibili-
ces imaginables sin olvidar las diferencias de intensidad. dad de expresarse directamente:
Ahora bien, con independencia de cuál sea el sentimiento -¿Qué tal has pasado el día?
experimentado, éste se compone de dos tiempos: el de la "car-
' ga" (el sentimiento surge a partir de un suceso o de una idea) y, - M u y bien, gracias, muy bien (pero ves perfectamente que
si no se estanca en su punto culminante, el de la "descarga". el semblante muestra ansiedad, que la sonrisa es triste y el
Eso no obstante, cuando un sentimiento no se descarga (por suspiro no es de satisfacción).

166 167
- M e dices que has pasado un buen día, y veo que estás
suspirando, que das sensación de inquietud; ¿quieres que ha-
blemos de eso?
Tu compañero conocerá así que le has entendido, que le
has mirado con atención y que estás dispuesto a compartir
con él aquello que no funciona bien; son otras tantas mues-
tras de atención positivas, de hermosos cantos rodados muy
suaves para ser depositados junto a otros sobre la playa de
vuestra relación. }>'

La congruencia (conformidad entre ambos niveles del


mensaje) genera una respuesta directa en la que está presente La Comunicación al servicio
la afirmación de uno mismo, al lado de la estima para con el
otro y para consigo, y del respeto hacia el "yo", el "tú" y el de la relación
"nosotros".

Estar a gusto contigo


Comoquiera que conoces perfectamente los movimientos,
"Me gusta vivir contigo porque, en doce años de vida co- estás en condiciones de practicar y, por lo mismo, nadar en
mún, ocho de ellos casados, nada me ha parecido imposi-
las aguas unas veces límpidas y otras turbias de vuestra rela-
ble, jamás he renunciado a ninguna cosa a causa de ti (...),
lo cual nos hace factible confesarnos una ternura extraordi-
ción: zambúllete con entusiasmo y experimenta nuevos
naria en lugar de remordimientos y pesares (.. ) No nos aprendizajes; sírvete de tus errores para corregir las manio-
sentimos forrados a ofrecer al mundo un modelo de pareja bras. En cualquier caso, manten el rumbo; vivir una relación
inmutable y reflejo de una ideología cualquiera (...) correcta con tu pareja.
Nuestro pacto de agresión mutua contempla que tenemos
derecho a decírnoslo todo, aun las cosas desagradables, y
a permanecer enojados tres minutos y treinta y cinco se- ACEPTAR EL PERMANECER LÚCIDO
gundos (...)
Porque puedo vivir, en suma, sin las máscaras de rigor en
Yo escucho
sociedad, sin la obligación de ser joven, rica y hermosa, sin
esquemas ni condicionamientos 8 ".
Cuando te sientas mal, a disgusto, cansado, fatigado, con-
vendrá que permanezcas atento a tales signos en cuanto se
manifiesten; responden a otros tantos timbres de alarma que
conviene no ignorar puesto que informan sobre la manera en
que estás viviendo una experiencia. Eso equivaldría tanto a
permanecer deliberadamente en la ignorancia como el des-
preciarlos o hipertrofiarlos hasta tomar el portante, sin otra
8 Revista Autrement, "Couples!", n° 24, texto de F. Simpére, p. 164-165.
forma de proceso.

168 169
Cuando tu coche mete un ruido extraño, desacostumbra- Imágenes - sonidos - sensaciones
do, haces lo necesario para saber de dónde proviene y qué- Virginia reflexiona en su soledad: "¿A qué se debe que no
hay que hacer para que desaparezca; no abandonas tu vehí- soporte que Pablo se calle cuando me encolerizo?"
culo en mitad de la calzada diciéndote: "¡Ya no funciona bien,
Cierra los ojos, se deja llevar arrellanada en su butaca y re-
no lo quiero!" En general, lo llevas a tu mecánico. Tú vales
memora ciertos momentos difíciles junto a Pablo. En su
por fuerza más que tu coche (y lo mismo se diga de tu rela-
memoria, contempla el rostro de éste: hosco, tenso, con la
ción), por lo tanto interésate mas por ti cuando tu cuerpo te
mirada fija en otro sitio distinto de ella; vuelve a escuchar
remita esos mensajes inquietantes. aquel pesado silencio, interrumpido tan sólo por sus pro-
Tómate tiempo (a solas contigo mismo, en la oquedad de pios gritos que van incrementando su volumen con regula-
tu propio espacio interior) para sentir mejor, para reflexionar ridad. Cada vez que ve ese rostro y escucha el mismo silen-
sobre eso que acaba de suceder o que está a punto de hacer- cio y los mismos gritos, experimenta idénticas y penosas
lo y que te molesta, te inquieta y hace que te sientas desdi- sensaciones: latidos acelerados del corazón, tensión en los
hombros, manos húmedas y garganta anudada. Está muy
chado, triste y de mal humor. Aprovecha esa pausa para es-
en contacto con lo que siente. Guiada por tan desagrada-
tudiar en términos de modalidades de conducta y de
bles sensaciones, sigue adelante en su viaje hacia el centro
sentimientos lo que estás viviendo. Interrógate contando con
de sí misma. Poco a poco, se va imponiendo sobre ella una
la mayor cantidad posible de informaciones explícitas. Aun - voz que le dice: "Si él no me responde cuando me enojo, es
cuando lo que descubras no resulte demasiado agradable - y porque le importa muy poco y porque, en el fondo, no me
ese puede ser el caso- ya sabes que te será mas provechoso el ama. Porque en casa (cuando estaba con su familia), si al-
mirar de frente la realidad de lo que estás viviendo. Todo ese guien gritaba, todo el mundo acababa gritando: eso de-
material, ese conjunto de elementos serán los que te harán mostraba a las claras que se interesaban los unos por los
posible cruzar a la etapa siguiente, es decir, pasar a la bús- otros, que se querían, que nadie resultaba indiferente. Pero
queda de las soluciones. Pablo se comporta de otra manera y no estoy segura sobre
sus sentimientos para conmigo".

(continuará...)
El cambio de agujas correcto
Pasa, pues, directamente al "cómo" ha sucedido para llegar
No intentes detenerte sobre el "por qué" ha ocurrido eso, cuanto antes al aspecto más constructivo de esta reflexión:
si "eso" viene durando desde hace dos, cinco, diez o quince ¿Qué es lo que quiero hacer con "eso"? ¿Cómo me gustaría
años, ¡habrás adelantado mucho! (y si "eso" dura desde hace que "eso" discurriera? ¿Qué puedo hacer para conseguirlo?
tanto tiempo, ¡tal vez no sea tan insoportable!). Es, en efecto, Tus lamentos tendrán ocasión de transformarse así en actos
de muy poco provecho hundirse en el pasado y andarlo ru- positivos para llegar a lo que deseas. Por otro lado, no hay
miando: "Siempre es igual"; de todos modos, no es posible nada como un objetivo deseado ardientemente para sentirse
hacer nada sobre él, no queda sino acostumbrarse, seguir co- uno lleno de energía.
mo antes, eso es todo. Si el comportamiento que te coloca en
este estado se reproduce con regularidad, no merece la pena
de verdad andar buscando sus razones, habrá demasiadas, tú
has cambiado (tu compañero también) y te perderías en tan
estériles meandros.

170 171
Mejor cercar un objetivo judicar la relación, a perderte, a decepcionarte —¡lo cual sig-
Estado presente Estado deseado nifica que te ama! Demuéstrale con el ejemplo que es posible
que se exprese con claridad: "Me parece que hoy no te en-
Contexto cuentras demasiado bien, ¿me equivoco? ¿Te gustaría hablar
Causa/Efecto de ello conmigo?" Eso es preferible a: "¡Evidentemente, des-
de que has entrado en casa tienes mala cara! Ya no me hago
Estado interno
ilusiones: ¡no me puedes soportar y ni siquiera te atreves a
decírmelo!"
Contexto: situación en la que se plantea el problema. Después de ocho o diez horas de trabajo y de dificultades
Causa/Efecto: aquello que, a mi juicio, suscita el problema. profesionales, es posible, en efecto, que tu compañero ya no
Estado interno: aquello que yo siento. te soporte y no tenga ganas de hablarte.
Estado presente: aquello que quiero cambiar, lo que no me
conviene dentro del contexto. En cambio, el primer tipo de frase le muestra claramente al
Estado deseado: aquello que quiero conseguir en la misma otro que le consideras como una persona capaz de sentir un
situación. malestar y con derecho a manifestarlo: es una señal de aten-
¿Qué será lo que me aportará? ción que se asume con agrado puesto que patentiza que el
"tú" es importante. Durante la discusión, puedes hacer lo ne-
Reconocer lo que no funciona es el camino que conduce a cesario para mantenerte dentro del campo de lo explícito (re-
la resolución de los conflictos si uno es capaz de determinar chazando la vaguedad) y lo presente (no aceptando hablar
con precisión qué es aquello que quiere poner en lugar de lo del pasado, pendiente resbaladiza que desemboca en una pa-
que ya existe y que uno no desea que pase a hacerse crónico. sividad inútil y en interminables disputas). Antes de pasar al
Y el funcionamiento de tu relación no va a cambiar tan sólo ataque, fíjate en vuestras respectivas expectativas. Por el contra-
rio, sería vano virar sobre la peligrosa pista de las concesiones
porque sepas cómo debe funcionar, ¡como por u n milagro!
intentando agradar a fin de acortar la experiencia de la reali-
dad (que acaso te parezca desagradable) sin llegar hasta el fi-
Línea privada nal: reconocer la diferencia, la dificultad o el conflicto (¡bestia
negra, monstruo cuyas llamas resultan mortales!).
Por lo tanto, lo único que puede conducirte al reconoci-
miento de un conflicto es la atención a las señales de alarma:
la manera de proceder de tu compañero te proporcionará "¡No estoy de acuerdo!"
unos indicios magníficos y desdeñarlos resultaría perjudicial
Sería igualmente malsano valerse de ese momento de ex-
para la relación. Puedes fijarte en las incongruencias, los
presión libre para hacerse con el control de la relación ("Te
mensajes dobles y las escapatorias ya mencionadas: supon- perdono ...pero no lo olvidaré: ¡me pagaras de una manera u
drán otras tantas señales evidentes, si no ya de u n conflicto otra el no ser perfecto!") o para castigarle a la otra parte de la
como tal, sí por lo menos de un problema o de una dificultad pareja por manifestar lo que siente ("¿Cómo: sólo ahora me lo
que convendrá abordar un día u otro -cuanto antes mejor. dices? ¡Yo que creía que podía tener confianza contigo...!").
Además, ya sabes que si tu compañero acude a una co- Llevar adelante el juego de la libertad de expresión (en su do-
municación indirecta, quiere decirse que tiene miedo a per- ble sentido) significa que te encuentras dispuesto (elige bien

173
172
el momento) para atender cuanto dice tu compañero sin juz- mos lejos de ese extremo del muelle del que uno no puede
garle. Concédeos mutuamente el derecho a la expresión de por menos de alejarse: huir del problema no es resolverlo.
los sentimientos. ¿Crees que comunicarse de ese modo puede
Hay ciertas medicinas, como la homeopatía, que conside-
llevar lejos? ¿No sabes con exactitud hacia dónde y eso te in-
ran que le memoria es cierta cuando "eso sale", incluso en
funde miedo? ¿Te estás adentrando en un mundo desconoci-
forma de granos u otras desgracias momentáneas. Lo esencial
do? ¿Es más difícil de tolerar la incertidumbre respecto a un
es que "eso salga", el peligro queda minimizado y la úlcera (u
próximo futuro que una certeza tristona y enervante? ¿Acaso
otra dolencia corrosiva) ya no es de temer.
conservas una brizna de esperanza de que la "cosa" se arre-
glará por si sola?
Los nuevos pioneros
Objetivo común
Virginia, consolidada por su discusión con Pablo y por las Ahora que sabes qué es lo que no funciona, que lo has ex-
conclusiones de su reflexión, comprende que el modo de pro- presado y el otro ha tomado buena nota de tu mensaje pues
ceder de éste no significa en absoluto que no la ama. Antes estaba enunciado con nitidez, tal vez se nos plantee una cues-
al contrario, se calla ante sus enojos con objeto de evitar la tión: ¿Deseo efectuar el cambio necesario o los riesgos resul-
escalada de la agresión, para no decir esas palabras que tan demasiado grandes? En el momento actual, vamos tiran-
luego uno lamenta (veneno insidioso). Al proceder así, el
do, ¿merece la pena removerlo todo y afrontar una serie de
piensa que la calmará y que podrá más adelante hablar
tranquilamente con ella.
novedades que no nos ofrecen seguridad? ¿Es tan terrible el
actual statu quo?
Por lo que se refiere a Virginia, como no quiere acumular ren-
cor contra Pablo, prefiere expresar su enojo en cuanto lo sien- Tú eres quien debe responder: por lo menos lo habrás des-
te. Ahora bien, interpreta el silencio de aquél como un repro- dramatizado, lo cual ya es positivo. ¿Piensas que sabes dónde
che y una señal de indiferencia, lo cual redobla su cólera. te encuentras y que no sabes a dónde vas? Con todo, es cier-
to que eres tú quien determinas tu objetivo: no se trata de
Habrás advertido que uno y la otra tienen el mismo pro-
partir sin rumbo, a ciegas, con los ojos vendados. Efectuar
yecto, el mismo objetivo: preservar su relación viviendo
bien los conflictos. Pero "vivir bien los conflictos" no supo- cambios no es ninguna atracción de circo. Dado que has con-
ne en ambos los mismos procesos, e ignoran (antes de que cretizado tus esperanzas (de acuerdo con tus reflexiones soli-
se hablaran de ello) cómo era vivido su modo de proceder tarias), sabes perfectamente a dónde quieres ir.
por parte del otro. O incluso, tal vez estés pensando: "La cosa es como es, no
Ahora conocen cuáles son sus expectativas y su meta y en- se puede hacer nada", o: "Sé de sobra que hay que actuar, pe-
contrarán juntos los medios para comunicarse mejor. ro de qué va a servir, ¡al fin, siempre existen problemas!
(¿siempre?)", o: "Desde el momento en que uno se ama, eso
¿Dónde reside el auténtico peligro? Por supuesto, "cuando es lo único que cuenta, ¡lo demás supone andar buscando di-
el otro individuo es verdaderamente incapaz de aceptar ficultades donde no las hay!" Tanto mejor si no las hay, si no
nuestros sentimientos sinceros respecto a él o nuestra manera las ha habido jamás (¿jamás?).
de ver la relación, es sin duda preferible admitir que dicha re-
lación descansa sobre ilusiones 1 ". Pero todavía nos encontra- Como decía Hamlet, "nada hay en sí bueno o malo, ¡todo
depende de lo que se piense!" Por lo que a mí toca, no pienso
1 Dr. G. Bach y Dr. H. Goldberg, L'agressivité créatrice, Le Jour Éditeur, que no se pueda hacer nada, que baste el amor (aun cuando
1981, p. 261. sea de todo punto indispensable y maravilloso).

174 175
Y me dirijo a aquellos y aquellas que tienen ganas de cam- El ser humano es por naturaleza más propenso a la felicidad que
biar, modificar su conducta cuando no están satisfechos de lo a la desgracia; no quiere mas que una cosa: vivir lo mejor posi-
que viven. ble, pero no siempre sabe cómo hacerlo. Tampoco contempla
de buena gana que el otro se vaya marchitando al correr de los
Me dirijo a aquellos y aquellas que no quieren soportar su meses o los años. Entre todas las teorías psicológicas de venta
relación, que son plenamente conscientes de que "eso que no en el mercado, una de las menos favorecedoras es aquella que
funciona" viene provocado por una cosa u otra. determina que las "compulsiones de fracaso" son patrimonio
Me dirijo a aquellos y aquellas que quieren efectuar las mo- de "masoquistas" inveterados: ya está pegada la etiqueta y,
dificaciones precisas para sentirse mejor (¡lo cual no significa suceda lo que suceda, ¡todos los comportamientos serán ex-
en modo alguno que estén viviendo una relación infernal!). plicados y predichos en función de ese sacrosanto masoquis-
mo! El individuo queda reducido en nombre de su supuesto
Me dirijo a aquellos y aquellas que han llegado a pregun- problema, el todo es tomado por la parte. ¿Acaso tenemos una
tarse que pueden hacer para aportar un cambio positivo y su- parte de nosotros mismos que nos incita a veces a optar por
primir lo que mantiene en su sitio la dificultad. una actitud de víctima, o de "verdugo-perseguidor" que no
Me dirijo a aquellos y aquellas que aceptan captar la reali^ trae más que la desgracia o el sufrimiento? Eso no significa en
dad de su relación a través de sus propios ojos y que quieren modo alguno que seamos unas víctimas o unos verdugos. No
reconocer que la verdad de uno no tiene por qué ser obliga- somos lo que hacemos: ¿un niño que roba una manzana de lo
toriamente la del otro. más apetitosa de una tienda merece que le etiqueten de por vi-
da de ladrón? ¿Es que somos nuestros errores?
Me dirijo a aquellos y aquellas que están dispuestos a con-
sagrar tiempo y energía en favor de una mejoría en su rela- Reaccionamos como podemos y sabemos que somos per-
ción. Tender hacia la perfección, sabiendo que no es algo de fectibles en nuestras maneras de proceder, simplemente por-
este mundo, supone un objetivo que da alas. que somos capaces de aprender a actuar de otra manera. Y
cuando estamos bien persuadidos de ello, ¡qué alivio! ¿A qué
viene pulsar siempre las mismas teclas de un piano, ignoran-
do las restantes? La opción es amplia: utilicemos todo el te-
ACEPTAR LA IDEA DEL CAMBIO clado y actuemos con todos nuestros dedos. ¿Y por qué no a
cuatro manos? ¿Lavas todavía tu ropa con un cubo para la co-
Decoración de interior lada? ¿Cuentas trazando palotes? ¿Te iluminas con una can-
dela (en determinados momentos resulta más íntimo, ¡pero
Porque tú pides y buscas el cambio por todos los medios no para siempre!")? Puedes seguir adelante con tus atractivos
(no siempre los mejores ni los más eficaces, pues nadie nos ha vetustos "trucos", aunque no resulten demasiado conforta-
enseñado realmente a maniobrar esta clase de barco). bles o hasta sean rotundamente molestos: eso supone tu elec-
Cuando te comunicas de manera indirecta, cuando estás ción de no elegir.
enfermo, torpe, etc., no haces sino expresar indirectamente
una petición de cambio; tus palabras dan la impresión de que El oso de San Francisco
aceptan un statu quo en tanto que la comunicación no verbal El zoo de San Francisco decide adquirir un oso blanco. La
grita lo contrario. La sumisión oficial no es más que aparente, dirección se dirige directamente al Polo Norte que les ga-
la calma ficticia. rantiza la entrega de la bestia en un plazo de seis meses.

176 177
Durante ese tiempo, el zoo prepara una caverna, una mag- El agua de baño
nífica caverna, inmensa, maravillosa, cómoda, bien acondi-
cionada y digna de tan extraordinario animal. Al hablar de temor al cambio, conviene ser capaz de disociar
Eso no obstante, cuando llega el oso blanco, la gruta no es- el rechazo parcial del rechazo total: semejante distinción resulta
tá aún del todo terminada. En consecuencia, el director del beneficiosa para aquel que quiere lanzarse a la afirmación al-
zoo, durante la espera, instala una jaula en el interior de la ta y clara de sus deseos de cambio y para incitarle a su com-
cueva. Le encierra en ella al oso, explicándole que, muy pañero a hacerlo (pues no existe razón alguna para que el ca-
pronto, dispondrá de sitio, de mucho sitio. mino sea único, ¿no?). Puede que este o aquel aspecto de tu
Mientras llega ese buen día, el oso -como la mayoría de los personalidad no resulte grato: se trata de un rechazo parcial
osos en una situación así pasa el tiempo como puede. ¿Y que no demuestra en absoluto que se te rechace por entero.
qué es lo que hace? Camina de un extremo al otro de su No es definitivamente imposible vivir con una persona que
jaula (ocho metros de longitud por cinco cincuenta de an- no comparta con exactitud todos tus gustos y pensamientos.
chura), incansablemente. Se comporta exactamente como
un oso enjaulado.
La reciprocidad en la aceptación de peticiones de cambio dará
pie a que cada demanda, idea nueva o propuesta sea atendi-
Por un fin, un radiante día de mayo, la caverna está dis- da con respeto -lo cual, insisto, no quiere decir que baste con
puesta para la acogida. Es en verdad una gruta ideal, tal co- pedir para lograr lo que se solicita. Cuando una persona hace
mo ningún oso blanco de ningún zoo podría soñar. Le reti- una petición, existen siempre (sí, siempre) cuando menos dos
ran, pues, su jaula y pueda aprovecharse de su gruta, su río
posibilidades de respuesta: sí y no y precisamente cuando sa-
y sus rocas -en una palabra, del entorno paradisíaco creado
muy especialmente para el.
bes que se te puede oponer un "no" categórico y que estarás
en condiciones de asumirlo (aunque sea con desagrado) es
¿Y qué hace nuestro oso blanco? Con los ojos clavados en el cuando podrás expresar tus peticiones con confianza. La res-
suelo, ignorando violentamente cuanto le rodea, reempren- puesta "no" es un caso de figura potencial, conviene recor-
de su interminable marcha: ocho metros a lo largo, cinco darlo antes de formular una petición.
cincuenta metros a lo ancho...
Comoquiera que has decidido consagrar buena parte de
Por lo menos, escúchale a tu compañero prestando aten- tus fuerzas vivas a la mejoría de vuestra relación, invierte,
ción a todo cuanto pueda parecerse a una solicitud de cambio pues, un poco de tiempo contigo mismo (cosa que, en cual-
-siquiera sea indirecta. Eso no significa que te la estés jugan- quier caso, supone un excelente ejercicio) en orden a determi-
do, ni tú ni la relación; más bien quiere decir que la otra par- nar con claridad y precisión los cambios deseados a fin de ex-
te no está superando bien tal o cual situación: se trata de su presarte lo más nítidamente posible durante la negociación,
propia percepción, que puede ser la tuya, sin que le conside- porque ni un solo instante de apariencia de paz merece ser
res, empero, a tu compañero como un bien que haya que de- pagado con una parcela de la propia identidad.
socupar. Cuando realizas (si es que lo haces) tu limpieza de
primavera, ¡no arrojas los muebles o las cortinas por la venta-
na! Cuando consideras determinados aspectos de vuestra rela-
ción, es que la tienes y que sientes deseos de embellecerla. A na-
die le gusta hacer mal por el placer de hacerlo y todo el mundo
puede sentirse tranquilo: siempre es factible cambiar en lo to-
cante a la acción.

178 179
NEGOCIAR EFICAZMENTE elegid juntos el momento más conveniente (no cuando haya
que atender a la leche que está sobre la chapa, ni ante unos
Los constructores del tiempo párpados cargados de sueño, ni ante un trabajo que haya que
terminar para el día siguiente o al ir a rellenar la declaración
Dado que estableciste tu relación sobre el agrado que te de renta); has de disponer de tiempo ya que es importante
proporcionaba la presencia de tu compañero (o sobre cual- que le consagres largos ratos. ¿Lo haces con frecuencia?
quier otro aspecto positivo), es importante que hagas de tal Tiempo, por tanto, y un lenguaje no agresivo. Ya lo he-
esperanza una realidad duradera en el tiempo: ese objetivo es mos visto más arriba, el feed-back (la respuesta, verbal o no,
lo que preside el deseo de cambio -cambio que conseguirás de tu interlocutor) te dirá más sobre tu mensaje que las pa-
"a la medida" gracias a una negociación eficaz, al recordarte labras que te escuchas a ti mismo pronunciar. Relaja tu cuer-
que la realización del otro es tan importante como la tuya en orden po, las palabras no soportarán ya tus tensiones; adopta una
a una relación armónica. postura a la par vigilante y abierta, y obtendrás a cambio
Se precisan un par de condiciones antes de poner en otro tanto.
práctica un proceso de negociación: el deseo de cambiar una
o varias modalidades de la relación debe quedar explicitado
con toda claridad a fin de evitar cualquier confusión, toda Paso-de-dos
posible d u d a al respecto (en efecto, si no sé exactamente qué
es lo que quiero, por fuerza me sentiré decepcionado). Por Puesto que ya has dejado en claro para ti el cambio que
otro lado, la negociación no debe recaer más que sobre una desearías conseguir, sabes a dónde quieres llegar merced a la
petición en cada caso, petición precisa y específica dentro de negociación en cuestión. Para que ésta resulte lo más eficaz
un campo bien delimitado, bien ajustado. Se trata de no posible, he aquí un modelo sobre las etapas que hay que se-
mezclar un deseo de cambio que tienda a economizar, por guir. Se trata tan solo de un modelo y no de una regla impe-
ejemplo, con otro que se derive (siempre por ejemplo) del rativa: es susceptible de que la adaptes y modifiques a tu an-
ámbito de la sexualidad. No habría quien se orientase -ni si- tojo. Lo esencial es que alcances el mejor resultado:
quiera tú mismo. 1. Describir el comportamiento que plantea el problema:
"Dejas tirados tus discos en el salón".
Una vez puestas esas dos premisas, examinemos unas cuan-
tas consideraciones prácticas capaces de optimizar los resulta- 2. Expresar lo que sientes cuando te ves enfrentado con este
dos de vuestro compromiso. tipo de conducta: "Cuando veo todos esos discos por el sue-
lo, me da la sensación de que no te importo nada; que no me
En primer lugar, dado que sabes que la formulación de tus
respetas, ni a mí ni a mi trabajo; ¡tengo la impresión de que
mensajes va a influir sobre tu compañero (y recíprocamente),
no soy aquí más que el que ordena! Me siento triste por ello,
procura crear un clima propicio para la confianza, la calma y el
me produce cólera."
respeto mutuo. Si anuncias de forma atolondrada, con negli-
gencia o gritando que es el momento de negociar o de lo con- 3. Concretar lo que quieres exactamente, a poder ser me-
trario haces las maletas o te desentiendes de todo, tal vez no diante una formulación positiva; en consecuencia, evita los:
logres reunir todas las condiciones favorables. Aunque, con "No quiero que dejes tirados los discos", ya que eso no es una
un poco de suerte, ¡el choque debido al estupor!... Pero no negociación, sino una orden: "Me gustaría que, cuando hayas
cuentes demasiado con esto. Da preferencia a alguna tregua y acabado de escuchar tu discos, los colocaras tú misma".

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4. Expresar lo que tal cambio te va a proporcionar: "Si haces el caso que nos ocupa, tu compañera puede aceptar guardar
eso, me sentiré importante para ti; estaré seguro de que me por sí misma los discos, pero no nada más acabar la audición;
respetas y de que tomas en consideración mis sentimientos". es posible que difiera dicho arreglo para más tarde, antes de
5. Expresar lo que tal cambio aportará a la relación: "Co- acostarse - y no al momento. Por lo tanto, se habrá aceptado
noceré que somos capaces de ayudarnos mutuamente y de un cambio: tú veras si es suficiente para darte por satisfecho,
hablar juntos con plena seguridad". para suprimir los sentimientos desagradables que sientes an-
te esa situación concreta.
Puedes valerte de este esquema (o de otro análogo) para
comenzar una negociación: te encuentras seguro de ti mismo, Si quieres saberlo, mantente bien a la escucha de lo que
sabes lo que quieres y por qué lo quieres, y lo expresas en tér- sientes. Si tu sentimiento sigue siendo aún demasiado desa-
minos precisos concretos, especificando bien el contexto. gradable, si las sensaciones se siguen pareciendo en exceso a
las conocidas en tiempos de la "conducta-problema", tal vez
Tu compañera acaso se sienta sorprendida al escuchar que convenga hacerle comprender a la otra parte la importancia
unos simples discos desparramados por la alfombra suscitan que tiene a tus ojos (siempre en términos concretos) que or-
tan gran revuelo en ti: es normal, sois diferentes el uno del dene sus discos en cuanto acabe de oírlos. Recuerda en tal ca-
otro. Pregúntale qué sentiría al oír que uno de sus discos pre- so que "a veces lo que se consigue no es lo más importante,
feridos se ha rayado o al acostarse sobre unas sábanas llenas sino lo que es posible 2 "; no busques la luna, no la alcanzarás.
de migas de galletas del desayuno... Tal vez comprenda lo Todas las posibilidades están permitidas dentro de los límites de lo
que experimentas al contemplar ese desorden que hiere a tus posible, justamente. Si no es así, si experimentas un fuerte
ojos como un disco rayado lo hace a sus oídos o unas migas acceso de alegría, de alivio, amor o reconocimiento, házselo sa-
en la cama a su piel. Tus ojos se sienten afectados como lo es- ber enseguida; no eres ningún ingrato, conoces perfectamen-
tarían sus orejas o su piel. Vuestros sentimientos, aun cuando te lo que le ha costado su esfuerzo. Porque ella se verá com-
sean debidos a estímulos o causas diferentes, son perfecta- prometida a hacerlo y cejar en su empeño equivaldría a
mente comparables, y, en cualquier caso, desagradables. Lo romper el compromiso: ahí sigue descansando una de las res-
cual es un motivo suficiente para pedirle que actúe de otra ponsabilidades de cada miembro de la relación. Tú has logra-
manera. do quedar satisfecho y, una vez dado el primer paso (el que
más cuesta, según dicen), las restantes negociaciones no serán
ya más que mera rutina -rutina tanto para uno como para el
La pequeña felicidad del día
otro, puesto que la reciprocidad constituye un factor básico.
También puede ocurrir que ella no acceda a tu demanda: Vosotros mismos sois quienes os brindáis, sobre una ban-
es el riesgo que hay que asumir cuando se formula una peti- deja de plata, la libertad de hablar, de expresaros y pedir: aca-
ción clara. Repetimos que se trata de una negociación y no de báis de efectuar su aprendizaje y de apreciar el resultado.
un ultimátum o de una petición cuya respuesta haya de ser ¿Volveréis a las andadas?
por fuerza favorable. A tal efecto resulta importante conocer
por sí mismo qué es lo prioritario en la petición, eso que su- Cada compromiso felizmente negociado constituirá un es-
pone un primer paso hacia un compromiso. Y he aquí que he- calón suplementario sobre el que apoyaros en orden a vuestra
mos llegado a lo siguiente: una negociación que desemboca en un realización personal y la de la pareja -realización que será
compromiso, es decir que el cambio apetecido no tiene por qué 2 J. Salomé, Parle-moi, j'ai des choses a te diré, Éditions de l'Homme, 1985,
conseguirse necesariamente al cien por cien. Por ejemplo, en p. 218.

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vuestra obra común, como un hijo que os asombra cada día los anteojos o con un cristal de aumento. Con inmejorable
con sus progresos, os conmueve con sus amplias sonrisas en buena voluntad, acaso hayáis multiplicado vuestros esfuer-
la comisura de los labios y en los ojos, del que tú, él y ambos zos, desplegándolos en el mismo sentido contemplando una
estáis tan orgullosos y que tiene su propia personalidad, aun- única posibilidad de solución: habéis hecho siempre "más de
que también se parece a vosotros. Lo mismo sucederá con lo mismo" y los resultados conseguidos son justamente lo
vuestra pareja: una vez concluidos los sacrificios, los "favo- contrario de lo que esperabais.
res" que tan caros han resultado, los "tanto peor" frustrado-
res y otras desafortunadas payasadas que a nadie hacen reír. Acaso vuestros intentos de solución no hayan conseguido
sino acentuar aquello que queríais que desapareciese. Por
ejemplo, si tu compañera rehusa de ordinario hacer el amor
por la mañana, no variará porque te obstines en hacerle idén-
A CADA PROBLEMA SUS SOLUCIONES ticas proposiciones, en el mismo momento, exactamente de la
misma manera todos los días -aunque sea con la mayor ter-
nura o del modo más sensual del mundo. Si tu método no
Profilaxis amorosa
funciona, imagina otro antes de seguir practicando ese que
no logra los resultados apetecidos.
Habéis sabido llevar a buen puerto vuestra negociación: la
resolución de los problemas y los cambios que ella entrañe no Si no te gustan los pomelos y decides tomarlos tres veces
serán de temer puesto que no significarán ninguna ruptura al día con objeto de aprender a apreciarlos o, por lo menos, a
de la relación; hasta incluso eres consciente de que es posible acostumbrarte a ellos, corres el peligro de perder la moral o
que existan soluciones: éstas descansarán en las múltiples po- hastiarte pronto: habrás hecho "más de lo mismo" en lugar
sibilidades una vez que has aprendido a mirarlas. de hacer "otra cosa" que responda de una forma más ade-
Las más de las veces, dos serán las razones que originarán cuada a tu objetivo. El resultado es la mejor verificación posible y
los problemas con los que habrás de enfrentarte: o bien las di- de él es del que conviene fiarse toda vez que es concreto.
ficultades cotidianas son desdeñadas o, por el contrario, se Hay ocasiones en que la solución preconizada no hace si-
las considera como otras tantas montañas que nada ni nadie no acentuar la dificultad hasta transformarla en problema
es capaz de allanar. (como en los dos casos precedentes: la mujer se sentirá hosti-
En el primer caso, hay peligro de que la dificultad se trans- gada por su compañero y los pomelos no se tornarán más de-
forme en un verdadero problema por el único motivo de que liciosos milagrosamente a fuerza de ingerirlos). La solución
es negada: se repetirá e irá cobrando fuerza con tanta mayor acaba por constituir en sí misma un problema. Si tu compañero
amplitud cuanto que no se le busca ninguna solución. Eso no está celoso y, para demostrarle que no existe razón alguna pa-
obstante, si desde su comienzo dicha dificultad hubiera sido ra ello, le indicas cada mañana con todo detalle cómo vas a
objeto de una simple discusión, su vida habría podido ser só- emplear el tiempo a lo largo del día autorizándole a cine te te-
lo de muy corta duración. lefonee a cualquier hora, no haces más que someterte a sus
celos -que no desaparecerán en absoluto, sino todo lo contra-
En el segundo, cuando la importancia que se le otorga a rio (¡salvo cambio imprevisto!). Al proceder de ese modo, es-
una dificultad es desproporcionada en relación a su realidad, tás manteniendo cuidadosamente su sentimiento de disgusto
puedes tener la sensación de enfrentarte con un problema im- y sufrirás cada vez más todas las coacciones que te vaya im-
posible de solucionar dado que lo miras por el lado malo de poniendo, transformando así vuestra relación en un nuevo

184 185
problema del que acaso te las veas mal para deshacerte. No Acusaciones a uno mismo, al otro o a la propia relación
sólo seguirás soportando mal sus celos, sino que tu vida pro- que suponen otros tantos obstáculos que deberéis vivamente
fesional o personal podrá verse afectada seriamente con ello. evitar manteniéndoos centrados sin más en la dificultad que
Hay que pensar en otras soluciones. hay que resolver, en solucionar el problema.

El mapa de escollos "Lluvia de ideas"

Se dan otros muchos métodos para mantener una dificultad Una vez identificado con precisión el problema, estableced
o un problema. Uno de ellos consiste en hablar de eso que no juntos una lista de soluciones, aun cuando se os puedan antojar
funciona de manera totalmente abstracta (para distanciarse estrafalarias o caprichosas. Dejaos llevar a merced de vuestra
de ello lo más posible o para obviar emociones demasiado imaginación, de vuestra creatividad, ¡el único peligro tal vez
penosas), prefiriendo expresar grandes ideas generales en lu- descanse en que os riáis a la vuelta de alguna idea que os re-
gar de sentimientos auténticos, apoyándose en creencias, tó- sulte tan incongruente como inesperada! Establecida la lista
picos, generalizaciones o estereotipias, con gran alarde -a ve- en cuestión, respetando mutuamente las sugerencias de uno y
ces- de citas o ejemplos sacados de la literatura. Y todo ello otro, consagrad tiempo a pasar cada propuesta por la criba de
con miras a mantenerse como muy racional/ sin dejarse sor- vuestras respectivas posibilidades; sopesad las ventajas e in-
prender en la trampa de los valses-vacilaciones de las emo- convenientes para cada una de ellas hasta quedaros sólo con
ciones tan difíciles de formular, tan imperceptibles. Intelec- dos o tres. Con esas soluciones conservadas, podéis pasar a la
tualismo, racionalismo y demás compinches, miserias secas etapa siguiente: el establecimiento de un compromiso -sa-
que no protegen más que por un breve instante y que, sin em- biendo que ni uno ni otro quedará del todo satisfecho con se-
bargo, se eternizan sin motivo dentro de lo racional de los ar- mejante consenso. Cada uno aceptará proceder a una modifi-
quetipos que especulan hasta perderse de vista en pro del su- cación (o a varias) en su manera de actuar, y también a no
puesto control de la situación. Pero ¿de qué estábamos conseguir exactamente lo que quería.
hablando?...
Dicho compromiso quedará sometido a un período de prue-
Existe otro escollo contra el que a veces chocan los miem- ba que la pareja decidirá de común acuerdo; una vez conclui-
bros de una pareja, y es la técnica que consiste en cambiar de do este tiempo de probación, siempre será posible modificar
asunto por sistema en cuanto puede convertirse en un peligro y revaluar el compromiso. Únicamente la experimentación
de tener que enfrentarse con la realidad. Ambos pueden efec- dirá si es válido tal como está o conviene introducir algunos
tuar entonces un viraje peligroso comprometiéndose en el cambios. Entonces se impone otra negociación. El respeto al
polvoriento camino de la culpabilidad: "¡Conozco de sobra que precedente compromiso o contrato es de rigor y responsabili-
no estoy a la altura, todo es culpa mía!" (A su vez, el otro aca- dad de cada uno; si una de las partes rompe el acuerdo, es
so diga lo contrario para consolarle, repitiendo que eso es fal- importante que explique el motivo y a partir de ahí, podrá re-
so, que es maravilloso, perfecto, etc.). O bien caminarán por anudarse el proceso.
la accidentada senda de la acusación: "¡Me pregunto a qué vie-
ne todo esto! No quieres cambiar nada, ¡es todo culpa tuya!" ^ Casi sin respiración
O hasta incluso es posible que se adentren en el callejón sin Pedro y Solange se enfrentan con la solución de un impor-
salida de la fuga: "¡Me pregunto qué hacemos juntos!" tante problema:

186 187
Solange: "Tengo ganas de estar sola con mayor frecuencia, Pedro con regularidad. Como contrapartida, Solange se
no soporto que quieras hacerlo todo siempre conmigo; me compromete a hacerle saber (por los medios que ella juz-
da la impresión de que estoy en una cárcel, me ahogo y te gue oportunos) que desea seducirle y que experimenta de-
odio; como me siento muy enojada contra ti por este moti- seos de él; le telefoneará a su trabajo tres veces por semana.
vo, dado que tengo el sentimiento de que me impides vivir, Cada uno tendrá su propia actividad sin el otro, además de
¡menosprecio el hecho de vivir contigo!" una común. Saldrán juntos, los dos, al menos una vez a la
semana.
Pedro: "Cuando manifiestas tu deseo de estar sola, me
siento rechazado por completo, excluido de tu vida; no me Como es evidente, ni Pedro ni Solange han conseguido la
considero importante para ti y me siento muy triste." totalidad de los cambios apetecidos y, a pesar de ello, tan-
to él como ella experimentan un gran alivio: han hablado
Solange propone sus soluciones: marcharse algunos días, con claridad de sus dificultades, de lo que sentían, y han si-
varias veces al año; disponer de la posibilidad de salir sin él do capaces de encontrar algunas soluciones. Pedro se senti-
de cuando en cuando; mantener ciertas actividades al mar- rá seguro en adelante de que es importante para Solange
gen de la relación; disponer de un día a la semana para ver -la cual, a su vez, dispondrá de varios espacios de tiempo
a sus amigas o salir de compras, sin él; poder refugiarse ella para consagrarlos a sí misma, además de un lugar que le
sola en la habitación (salvo por la noche) cuando quiera es- será propio. Solange respira.
tar sola, o tener la posibilidad de prepararse un rincón para
sí en casa; divorciarse; buscar un trabajo que la comprome-
ta a una serie de viajes frecuentes; trabajar aunque sólo sea Vivir mejor para sentirse bien
a media jornada. De este modo, tratando un problema después del otro, po-
Pedro propone las suyas: salir juntos, solos los dos, varias drás llegar a dar la vuelta a eso que refrena vuestro desa-
veces al mes; realizar dos viajes juntos al año, aunque sea rrollo personal y el de vuestra pareja (sólo aquí y ahora, ya
cortos; Solange, con independencia de lo que haga a lo lar- que toda relación va evolucionando, pues es algo vivo, y la
go del día, estará en casa cuando él regrese del trabajo; te- evolución implica una serie de cambios -y hasta, en ocasio-
ner cuando menos una actividad de recreo en común, re- nes, de dificultades). Acaso os veáis abocados a afrontar el
gular; con idea de estar seguro de ser importante a los ojos tema más tabú para no pocas parejas, aquél del que se habla
de Solange, pide: que no sea siempre él quien tome la ini- con mayor dificultad, la sexualidad. El proceso ha de ser el
ciativa de hacer el amor, que ella le demuestre su deseo de mismo y ya puedes estar seguro de que sólo concretando
hacerlo; que le telefonee a su trabajo al menos un par de ve- vuestras esperanzas, deseos y gustos persistirá, amplificán-
ces a la semana; que deje de llamarle sistemáticamente a dose, el impulso que os reunió. "Aquellos que piensan que
Natalia en cuanto tenga u n problema, que primero lo co- se elimina todo el lado mágico del amor por discutir sobre
mente con él. él, verán cómo se van deteriorando gradualmente sus rela-
ciones sexuales 3 ". Por qué soportar tal gesto que te desa-
Después de haber discutido todas esas soluciones, una por grada, por qué callar un deseo concreto: piensa en aprecia-
una, acuerdan el compromiso siguiente: Solange viajará sin ros mutuamente más y recuerda que, sobre todo en este
Pedro una vez al año, no por más de cinco días, indicándo- ámbito, cada uno es responsable de su propio placer.
le a él a dónde va y prometiendo enviarle noticias; dispon-
drá de media jornada para sí misma a la semana y de una
noche al mes; podrá dedicarse a buscar un trabajo a tiempo
parcial; ambos estudiarán juntos las posiblilidades que hay
de acondicionar una parte del granero a fin de preparar 3 Dr. G. Bach y Dr. H. Goldberg, L'agressivité créatrice, Le Jour Éditeur,
una habitación a gusto de ella, a la cual promete invitarle a 1981, p. 278.

188 189
Edificar una relación feliz

Ahora sabes ya cómo buscar soluciones a tus dificultades,


problemas, y nunca es demasiado tarde para poner en prácti-
ca cuanto sea preciso a fin de vivir una buena relación: mien-
tras tengas energía, el pronóstico es totalmente favorable.

DE LO IMPLÍCITO A LO EXPLÍCITO

Las luces de candilejas

Sea en el momento en que se toma la decisión de vivir jun-


tos, sea más tarde, resulta de sumo interés el plantear el marco
de la relación y establecer su contrato. Semejante actitud te
puede parecer en las antípodas del romanticismo (y tienes ra-
zón, es lo contrario de la ceguera). Tal vez se te antoje muy
árido, seco y vulgar hablar de un contrato ¡cuando uno tiene
el corazón en las estrellas! ¿Y dónde queda el amor? Por su-
puesto que ahí, no lo dudes, y lo preservas, tomas buen cui-
dado de él al establecer dicho contrato. Puedes imaginar otro
término si éste te resulta severo, austero o notarial. Acaso al-
gunas otras palabras se te antojen menos ingratas: pacto,

191
compromiso, cláusulas, disposiciones, convenciones, arreglo, reja: la tareas de casa (no es mezquino hablar de ello), la ges-
convenio (global, en el caso presente, puesto que corresponde tión de las finanzas (¿Una única cuenta común? ¿Cada uno la
a la suma de convenios previos...) etc. Lo esencial no es el sig- suya y una común para los gastos comunes?...), la organiza-
nificante sino el significado. Estad tranquilos, no entra en el ción de los tiempos libres, de la vida social, la sexualidad, la
ámbito de lo posible el preverlo, organizarlo y programarlo protección de vuestros territorios (personales y compartidos),
todo: lo imprevisto te sorprenderá a la vuelta de cualquier de vuestros ritmos (individuales y comunes), estilo de comu-
mañana de verano o de una velada de invierno. nicación y trabajo, la realización personal de cada uno, la fi-
delidad o la no-fidelidad, los límites a la autonomía de cada
Pacto de agresión controlada uno, los ámbitos del "yo", el "tú" y el "nosotros", etc.
Romeo y Julieta reconocen, por fin, que son unos indivi-
duos como tú y yo: admiten que pueden no estar de acuer-
do (hasta hallarse en total desacuerdo), muy enojados uno Reconducción no tácita
contra el otro -amándose enormemente. Acaba de produ-
cirse un gran paso. A eso se debe el que decidan buscar El presente pacto irá definido en términos de modalidades
juntos los medios eficaces para comunicarse dentro del de conducta concretas, fundadas en ejemplos e hipotéticos
marco de un conflicto sin que su relación sufra por ello. Se "casos figurados". La lista en cuestión hará presagiar que se-
ponen de acuerdo sobre los siguientes procedimientos: rán indispensables numerosas actualizaciones al correr de los
- Cuando tengan un conflicto, se atendrán estrictamente a meses y los años puesto que tanto tú como la otra parte vais
aquello que haya suscitado dicho conflicto: lo cual significa cambiando y la vida -por su propia esencia- en el seno de la
que evitarán las desvalorizaciones (mutuas o personales), relación cambia igualmente. Más pues, actuar de suerte que
que no pondrán en tela de juicio su relación (so pretexto, tales cambios sean sinónimos de evolución más que de retro-
por ejemplo, de que Julieta quiere pasar la Navidad con sus ceso o de pánico.
padres, lo cual es rechazado en absoluto por Romeo);
- Eligen un sitio especial que será el receptáculo de sus Si os acostumbráis a adoptar unas decisiones claras frente
querellas (les parece adecuado el cuarto de baño); a las distintas situaciones que se presentan y reconocéis que
vuestros compromisos son susceptibles de verse modifica-
- Deciden limitar la exposición del conflicto a diez minu- dos, el marco de vuestra relación será de los más enriquece-
tos, prefiriendo consagrar más tiempo, una vez pasada la
dores: os permitirá ser flexibles (lo cual es contrario al estan-
tempestad, a la búsqueda de soluciones;
camiento estéril en modelos vetustos: si lo que estás haciendo
- Se comprometen a no agredirse jamás físicamente; ya no te conviene, haz otra cosa) y dar más fácilmente con so-
- Se comprometen ambos a respetar el presente pacto y a luciones para cada dificultad que se presente -con indepen-
hacerlo respetar por parte del otro enfrentándole con sus in- dencia del contexto. En efecto, una simple y vaga esperanza
fracciones, si se presenta el caso; el pacto será, por lo demás, tácita no será capaz de protegeros por mucho tiempo de una
.; escrito, firmado por los dos y colgado en el cuarto de baño. cotidiana multitud de rutinas y silencios, del mismo modo
Tarea vuestra será reflexionar y elaborar vuestro propio que la idea de un "contrato para siempre" supone una ilu-
pacto de agresión controlada. sión, una gran ignorancia del movimiento ininterrumpido de
la vida. No pocos de los días siguientes desentonan de los del
Vuestro pacto (ya que la palabra "contrato" te desagrada- comienzo de la vida en común sencillamente porque el cam-
ba) hará referencia a diferentes dominios de la vida como pa- bio es de importancia: la pareja no es ya "todo uno para el

192 193
otro". Trabajo, familia, amigos, problemas económicos o de- enmascaradas y una enorme sed de triunfo: pero dispones de
claraciones de Hacienda constituyen otras tantas disonancias todos esos recursos y los utilizas a diario. Son las cualidades
cargadas de consecuencias tanto más difíciles de asumir que pones a contribución en cada campo de la vida. Y, dado
cuanto la relación haya sido menos "ajustada". La luna de que sabes que existen, no esperes a mañana o pasado mañana
miel tiene un final y la transformación es en ocasiones peno- para abordar vuestra relación con una mirada nueva. ¿Por
sa: el Príncipe Azul pierde su encanto y la Princesa no tiene qué esperar? ¿Esperar qué?
por qué ser un hada.
Tus sectores de dependencia
Así, iréis descubriendo juntos vuestros sectores de depen-
Continuidad y cambio
dencia en el seno de la relación: lo que hacéis juntos y lo
que compartís; las contrariedades a nivel del territorio, del
No voy a abordar un obstáculo potencial, a saber, la inob- ritmo, de la presencia y de la organización de cada día,
servancia del contrato por una de las partes, o por ambas, so- vuestros sectores de independencia y autonomía (cuyos
bre todo si se repite (el error es humano y nadie es perfecto). criterios y límites para cada uno habréis definido): lo que
En tal caso, es posible que determinados términos del pacto hacéis sin el otro, lo que compartís con él. Vuestra vida de
no sean adecuados o que la motivación para respetarlos se cada día quedará equilibrada mediante negociaciones su-
haya debilitado. En toda conciencia de la estima de uno pa- cesivas (bien sean puntuales o con carácter de urgencia), el
ra consigo mismo y para el otro, convendrá hablar de esta respeto mutuo para con las ideas y sentimientos respecti-
ruptura a fin de tener las ideas claras en una situación así, vos, la aceptación del otro tal cual es (físicamente, etc.), el
que puede parecer ambigua. Es innegable que las disposicio- reconocimiento de vuestras cualidades personales y la con-
nes establecidas son otros tantos compromisos, lo cual signi- ciencia que cada uno de los dos tenéis sobre vuestras res-
fica que ninguna de las partes obtiene todo cuanto desea. Eso ponsabilidades.
no obstante, dicha parte aceptó los términos de la negocia- La aplicación honesta y el respeto para con el contrato, las
ción y, si ciertas cláusulas fueron admitidas para darle gusto confrontaciones en cuanto pareja, si es necesario, en rela-
al otro, por abreviar la discusión, por negligencia o por no ción a los suplementos de información y a una postura
caer en la cuenta de las propias expectativas, dichas cláusulas "meta" respecto al pacto en cuestión (con objeto de adoptar
(a pesar de todas las contrapartidas recibidas a cambio) ha- cierta distancia eficaz en ocasiones), la actualización de los
brán de ser revisadas a fin de que coincidan más con los de- compromisos, los estímulos y la alegría por los éxitos, que
seos y con la idea de la relación de cada uno de los miembros no hace sino centuplicar la energía, el gozo y el sentimiento
de la pareja. de plenitud que experimentéis, serán algunas de las bazas
^g| mejores de que dispondrás para salir airoso en tu relación.
Las dificultades que tal vez no tengáis más remedio que
confesar serán los mejores indicios de la necesidad de actualizar
vuestro contrato. Indicarán el o los objetivos que no han sido Crédito a voluntad del consumidor
alcanzados. Al llegar aquí, te estoy oyendo casi suspirar: ¡qué
cantidad de energías son necesarias para que una relación re- De la estima que nos tengamos a nosotros mismos depen-
sulte bien! Sí, hace falta energía, tiempo, atención, disponibi- derá el precio que aceptaremos pagar para conservar nuestra
lidad, mucho amor, una gran estima respecto a sí mismo y pareja. Si persistimos en querer mantenerla cueste lo que
respecto al otro, un rechazo sistemático de las interacciones cueste, al precio que sea, eso será problema nuestro y la cuen-

194 195
ta habrá que evaluarla en términos de la estima propia dete- - Yo tengo que ser algo prioritario para él, en todas sus op-
riorada y de una amargura que se convertirán, pronto o tar- ciones y decisiones. Nadie más que yo debe contar con él.
de, en una deuda tan considerable respecto a nosotros mis-
- Mi compañero debe realizar cuanto sea preciso para
mos que ya no sabremos a quién dirigirnos para saldarla.
mantenerse tal cual era cuando le conocí, física, intelectual
¿Recibes en función de lo que entregas o bien estás abo- y moralmente.
nando un precio descabellado por las migajas que es obliga- - Mi compañero tiene que acomodarse a mi propia evolu-
torio concederte? ¿Crees que te está costando o tienes la sen- ción, a mis cambios.
sación de que te enriqueces en lo íntimo de tu relación? Si no
consigues más que unas migajas (y, encima, a un elevado pre- - Cuando reflexiono sobre mi relación, veo lo que me da y
lo que no me da -evito tomar en consideración que yo, por
cio), pregúntate si de verdad le estás dando a tu compañero
mi parte, no aporto nada.
la impresión de que vales más y comprueba si estáis seguros
de no merecer algo mejor. - En una relación, si es necesario realizar esfuerzos, ello
%i| quiere decir que no es tan buena como debiera
Tu valía personal no es un mito y, si en ocasiones te asaltan
dudas acerca de ello, mírate en un espejo enunciando en voz
alta todas las cualidades que encuentres. Verbaliza todo cuan-
to constates en ti de apreciable y válido, física, intelectual y
EL ARTE DE AMAR
moralmente, sin complacencia ni falsa modestia. Si aún nece-
sitas más argumentos, recuerda lo que otros piensan de ti (fa-
milia, relaciones, amigos, etc.) y sé capaz de respetar su juicio. Al margen de todo eso, cuando el otro te moleste, cuando
Háblate con amabilidad: eso que sabes hacer con los demás, a veces resulte difícil soportarle (con todas sus manías que ya
empieza por aplicártelo a ti mismo. no te confunden o te impresionan menos), piensa honrada-
mente en todas las cualidades que encuentras en él -y díselas
Expectativas poco recomendables en el momento que juzgue oportuno. ¿No lo amas todo en él?
Hay necesidades que son poco útiles -y hasta nocivas- de Lo esencial estriba en amar, en saborear cuanto encuentres de
cara a la relación armónica. Se trata de las exigencias que van amable, sabroso y grato y... ¡en actuar sobre el resto!
en el sentido de una perturbación -si no ya de una ruptura- De este modo, tu relación ya no será un yugo que hay que
de dicha relación, dado que son imposibles de cumplir. soportar un día tras otro puesto que tan sólo subsistirán
- Mi compañero ha de responder a la imagen ideal que me aquellas obligaciones que tú deliberadamente has elegido y
he forjado de él, hora tras hora y día tras día; si no lo hace, de- que, por esa misma razón, dejan de ser obligaciones: ni sumi-
mostrará con ello que me ha engañado acerca de cómo era. sión, ni relaciones de poder, ni dominado y dominador, ni go-
- Mi compañero ha de satisfacer todos mis deseos, necesi- bernante y gobernado. Se trata de un acuerdo entre dos, fun-
dades y expectativas. No debe estar disponible más que dado sobre la autonomía, el respeto y la plenitud de uno y
para mí. otro a fin de que cada uno de ellos acceda a lo mejor que hay
en él, pues desea y sabe que ése es también el deseo del otro.
- Mi compañero ha de estarme ensalzando en todo mo-
mento.
- Mi compañero, si de verdad me quiere, tiene que adivi-
nar todas mis necesidades, y responder a ellas.

196 197
Lo observable y lo observado - ¿Qué hago para que la otra parte sepa que le amo?
- ¿Mediante qué señales conozco que soy respetado?
El arte de amar supone también cobrar conciencia de lo que se
ama. Cada individuo tiene sus propios criterios para evaluar si - ¿Cómo sé que experimentamos placer por estar juntos?
ama, si es amado y si la relación que mantiene es correcta. En
- ¿Cómo sé que nuestra relación es buena?
efecto, cuando le asignamos un significado a lo que estamos
viviendo, evaluamos la situación de conformidad con unos Una vez que hayas respondido (tal vez sea necesario tiem-
determinados criterios y reaccionamos (mediante nuestra con- po) a estos interrogantes, clasifica las respuestas por orden
ducta o nuestras emociones) sobre la base de esa interpreta- de importancia.
ción. Nuestros criterios responden, pues, a una serie de valo- Por fin, ante cada criterio descubierto, pregúntate que es lo
res que condicionan el juicio que efectuamos acerca de las que significa para ti, lo que tal criterio prueba acerca de ti,
personas y los acontecimientos. En consecuencia, considera- de tu compañero y de la propia relación.
mos que la evaluación en cuestión resulta positiva siempre
que satisfaga tales criterios y negativa cuando lo logre. Al proceder de este modo, llegarás a desterrar algunas de
tus creencias...
Por otro lado, nuestra percepción de una situación no pue-
Ni que decir tiene que también estaría bien que tu compa-
de llevarse a cabo sino en función de esos criterios, que vie-
ñero efectuara el mismo estudio y que podéis intercambiar
nen a ser como una especie de filtros ya que no nos es posible
con utilidad las respuestas.
evaluar un acontecimiento (o una actitud o palabra) más que
comparándolos con nuestro sistema de valores, que son las
Precisamente sobre la base de nuestros criterios es como
únicas referencias de las que aceptamos fiarnos. Nuestros cri-
descubrimos y etiquetamos la manera de proceder de la otra
terios hacen coherente la visión del mundo que adoptamos y
parte de la pareja. Cuando dejamos de constatar que tales
conviene conocerlos para valemos de ello en orden a mejorar
criterios quedan satisfechos, nos esforzamos en poner de re-
la comunicación de la pareja.
lieve todos los que no lo están, pasando así de una sucesión
Tus criterios de emociones positivas a u n embrollo de reacciones negati-
vas: el filtro de nuestras percepciones ha cambiado, y ya no
Estás en condiciones de descubrir qué es en verdad funda-
retenemos sino aquellas situaciones en las que no quedan
mental y significativo para ti dentro de vuestra relación: se
trata de tus criterios, eso que, cuando no queda satisfecho, satisfechos dichos criterios. Llegado este momento, la rela-
te demuestra que tu pareja no llena tus expectativas. ción se halla en peligro.

Puedes confeccionar una relación con los criterios principa- Ahora bien, antes de enfrentarse con un cambio tan pro-
les, a tu juicio, de cara a una "buena relación" ("buenos" se- fundo, han tenido que producirse una serie de experiencias
gún tu concepción del mundo) planteándote las siguientes desagradables. Los interrogantes que conviene que nos plan-
cuestiones (las respuestas ganarán si son precisas y están teemos en tan penosos momentos pueden asemejarse a éstos:
enunciadas en términos de conducta, en términos de "ha- "Cuando él hace o dice eso, ¿qué es lo que me está demos-
cer" y no de "ser"):
trando acerca de sí mismo, de mí o de nuestra relación?", o:
- ¿Cómo sé que le amo? "¿Cuál es el criterio que no ha quedado satisfecho ahora? ¿Es
- ¿Cómo, mediante qué señales, sé que soy amado? muy importante?"

198 199
Criterio de la certeza des son la base de la relación (la tierra rica y fértil de vuestra
vida como pareja), conviene alimentar dicha tierra y deposi-
Todas la respuestas son tus propios criterios de evaluación tar en ella las simientes para luego recoger las cosechas...
(pregúntate, asimismo, si son realistas, susceptibles de ser
atendidos, si caen dentro del terreno de lo posible, si todos Hay plantas que gozan de la capacidad de resistir fuertes
ellos merecen la pena y cuáles son los que más te llegan al al- inclemencias del tiempo si se hallan bien sustentadas y sufi-
ma). Es importante conocerlos -en particular cuando experi- cientemente abastecidas de luz. La luz de vuestra relación es la
mentes cierto malestar. Por ejemplo, el marido de Carolina no energía que le consagráis vosotros dos. Te emocionarás ante los
le ha llevado a ésta su desayuno a la cama, lo cual constituye nuevos retoños y contarás las hojas nuevas: tu pareja va evo-
uno de los criterios de la amabilidad de Franck. ¿Acaso ese lucionando, a su ritmo, a ese ritmo que vosotros le conferís a
criterio no satisfecho es prueba de que Franck ya no es ama- una con vuestra confianza compartida (¡porque sois dos en
ble? ¿No puede ser que no haya tenido tiempo? ¿Tal vez ha- prodigarle cuidados!). El arte de amar sigue siendo -¿y espe-
bía un motivo válido para no hacerlo, con independencia de cialmente?- el agrado por vivir: reír, llorar, cantar, dormir, sa-
su relación para con Carolina? Pero ésta se siente frustrada en borear los placeres y secar las lágrimas con el calor de la ter-
su ritual matutino (que, a su vez, es un criterio de la buena re- nura, sentiros confiados de vuestra capacidad para amar y para
lación en cuanto pareja). Si se detiene ella en su desagrado sin ser amado y conseguir gozar con ello; el agrado por vivir abra-
formularse ninguna pregunta, es posible que se sienta enco- zados por la cintura, por estar juntos y gustarlo y elegirlo ca-
lerizada contra Franck. También cabe que se cuestione por da mañana -decírselo y repetírselo- y el gusto por la propia
qué él no la ha satisfecho esa mañana y que encuentre en las valía y por la del otro.
respuestas una posibilidad de incrementar el campo de lo
que ella puede aceptar de parte de Franck -sin dejar de res- El arte de amar supone también amarse por ser tan amado
petar los propios criterios; de este modo podrá flexibilizarlos y por saber amar tan bien.
y diversificarlos reconociendo que la infracción de la mañana
no quita nada a la amabilidad de Franck. Tengo ganas de decirte
He aquí una serle de interrogantes que te posibilitarán que
seas más concreto cuando le asegures a tu pareja que te
La mano verde sientes a gusto con ella, que vuestra relación es única y re-
alizadora. Tus respuestas constituirán los argumentos que
El arte de amar es todo eso y mucho más; supone también te confirmen en tu opción y la garanticen en lo suyo.
conocerle al otro el derecho a ser lo que es, a vivirlo y enrique- - ¿Qué es lo que más aprecio dentro de nuestra relación?
cerlo - y de ser feliz de compartirlo contigo, vivir a una contigo.
- ¿Qué es lo que hace que dicha relación tenga tanta im-
El arte de amar supone también considerarse a sí mismos portancia en mi vida?
como otras tantas plantas verdes: éstas tienen necesidad de
- ¿Cómo repercute sobre la confianza que tengo en mi
oxígeno, luz, agua y muchos cuidados. Conviene hablarles,
mismo?
regarlas, proporcionarles ciertos productos que enriquezcan
el mantillo. Y no basta con decirles que uno las quiere: es me- - ¿Qué es lo que hace que, cada día, me sienta dichoso
nester demostrárselo. Tener la mano verde supone un arte cuando menos por unos instantes?
que reclama un aprendizaje diario que se va mejorando día a - ¿Qué es lo que hace que me sienta más tranquilo, más
día, aunque esté uno dotado para ello. Si el amor y sus virtu- optimista y más relajado cuando pienso en nosotros?
200 201
- ¿Qué es lo que hace que trabaje mejor, que resulte más
eficaz y más motivado?
- ¿Qué es lo que hace que tenga en mi cabeza numerosos
proyectos, que mi vida relacional resulte tan rica?
- ¿En qué contribuye mi relación a todo esto?
Respuestas que conviene intercambiar cuanto antes.

Contemplar la vida
con el gran angular

Revisión general

Al comienzo de la presente obra, evocábamos la noción de


visión del mundo, única para cada persona. Con no poca fre-
cuencia esta visión del mundo (compuesta por el conjunto de
nuestras creencias, experiencias y programas) es la que nos
hace factible que consideremos los acontecimientos y los in-
dividuos que nos rodean y que ellos supongan una mirada
más o menos positiva, más o menos favorecedora. Ella será la
que nos sugiera nuestros actos, modalidades de conducta
pensamientos y sentimientos. Un hecho no tiene otra impor-
tancia que aquella que uno tenga a bien otorgarle. Nuestras
reacciones (en términos de emociones, sentimientos y con-
ductas) serán las que nos demuestren cómo lo hemos inter-
pretado.

Julio y Martina
Julio, por ejemplo, llega con media hora de retraso a la cita
que Martina le ha dado; de acuerdo con la visión del mun-
\ do de ésta, podrá pensar que él no la ama, que no resulta
ü importante para él, que se encontraba con otra mujer, que

203
202
ella no le inspiraba confianza, que él es un irresponsable (la Si ésta hubiera utilizado otro filtro para interpretar y eva-
puntualidad podría muy bien ser entonces uno de sus cri- luar esa situación, su concepción del mundo se habría visto
terios de elección de cara a u n "buen" compañero). Cabe ampliada en beneficio propio. Nuestra experiencia de la vida
también que piense que él se ha retrasado por alguna cita, viene originada por aquello que estimamos verdadero, posi-
algún atasco o cualquier otro suceso imprevisto. Puede
ble e importante; de ahí que esté en nuestras manos mejorar
también no pensar nada en absoluto y sentir tan sólo una li-
de forma considerable la calidad de vida actuando en tres
gera impaciencia. Hasta puede aprovecharse de eso para
robustecerse sobre algunas creencias acerca de ella misma
campos: respetar y hacer que sea respetada nuestra visión del
pensando "no valgo nada, me hace esperar", o acerca de él mundo; reconsiderar nuestras reglas y creencias cuando las
"no cuento nada para él", o acerca de su relación "nuestra juzguemos limitadoras, y abrir de par en par nuestra capta-
pareja viene después de su vida profesional". Será Martina ción del mundo a fin de mirar la vida con el gran angular.
quien atribuya un sentido peculiar al acontecimiento y, con
toda probabilidad, actuará de conformidad con ese signifi-
cado otorgado al retraso de Julio. Ejercicios de flexibilidad
De este modo, Martina mantendrá la coherencia de su uni- Muchas reglas serán útiles tanto para ti como para la rela-
verso interno perpetuando sus creencias acerca de ella, de ción y no cabe imaginar una persona que pudiera vivir sin
Julio y de su relación para con él y asociando el retraso a ninguna regla ni creencia (también esto es fácil que suponga
una "verdad" sobre ella, sobre él o sobre la relación, siendo
una creencia, y no me molesta). Sin embargo, suele venir muy
así que dispone de múltiples opciones de atribución de sig-
bien pasarles revista, dirigiéndoles una mirada nueva y obser-
nificado para ese evento concreto. Para reconsiderar sus
creencias, podría emitir otras hipótesis o explicaciones, o
vando su eficacia y sus límites.
buscar ejemplos (dentro de su propia experiencia o en Repara en las reglas de vuestra pareja: sin duda necesitarás
otras) que demuestran que un retraso puede significar algo tiempo para lograr que emerjan y salgan a la luz. Sin duda,
distinto, o bien pensar que, en la visión del mundo de Julio, no todas ellas aparecerán, pues muchas son implícitas y ade-
el hecho de llegar tarde no hace referencia más que al re- más hay gran cantidad de ellas: cubrirán todos los ámbitos de
traso en sí mismo y a nada más. Antes incluso de sentirse a vuestra vida diaria -el gobierno de la casa, el presupuesto de
disgusto basándose en su interpretación, Martina podría
gastos, la comunicación (en su sentido más amplio: verbal y
preguntarse: ¿Cómo sé que no me ama? ¿Que no soy im-
no-verbal, lo que se dice y lo que no se dice, los tabúes y lo
portante para él? etc.; o bien: ¿El hecho de llegar con retra-
so en qué prueba que ya no cuento para él?
que está autorizado), la organización de los tiempos libres,
los terrenos del "yo", el "tú" y el "nosotros", los rituales (Na-
vidad en casa de tus padres, Año Nuevo en la de los míos,
etc.), la sexualidad, etc.

REVISAR LAS REGLAS Y CREENCIAS Una vez descubierta una, puedes preguntarte cómo se in-
trodujo en vuestra vida privada, y luego hazlo por la función
que desempeña (¿Para qué sirve? ¿Qué obstaculiza? ¿Qué
Las creencias constituyen, sin d u d a , los cimientos d e n u e s - aporta?). Dejando que hable la memoria, podréis dialogar so-
tra visión del m u n d o y n o s s e r v i m o s d e las experiencias q u e bre lo que ocurrió cuando se vio infringida (la violación de
v i v i m o s p a r a consolidarlas, ya q u e t o d o s t e n e m o s u n a g r a n una regla es un buen medio para descubrir su existencia): ¿se
c a p a c i d a d d e adherirlo todo a cualquier cosa - c o m o el retraso d e produjo una censura, un castigo, cierta sensación de culpabi-
Julio a s u falta d e a m o r respecto a Martina... lidad, algún peligro para la relación, malestar...?

204 205
Cuando hayas localizado varias que se te antojen impor- - Y si tu mujer no se encuentra bien de salud o carece de
tantes, vete tomándolas una a una y comprueba si hay algu- energía, ¿qué quiere eso decir para ti?
nas entre ellas que sean opresivas o, simplemente, inútiles, - Eso significa que no está bien...
confusas, caducas, parciales o rotundamente nocivas por lo
- De acuerdo que ella no está bien; pero, ¿puedes añadir-
que respecta a vuestra realización personal o a la de la pareja.
me algo más?
Después de haberlas pasado por esa criba honesta, rigurosa y
(¿por qué no?) no desprovista de su poquito de humor, con- - ¡Claro! Si no está bien, es que no se siente feliz, ¿no?
serva aquellas que te parezcan beneficiosas y convenientes en - No lo sé.
el momento presente, y toma la decisión de volver a conside-
- Por supuesto que cuando uno goza de buena salud,
rarlas si llegas a no encontrarlas, por cualquier motivo, apro- cuando está con energía, ¡quiere decirse que no hay duda
piadas para vuestra evolución individual o como pareja. Es- de que es feliz!
tudiad juntos los cambios y modificaciones que podéis
aportar a las reglas que no os satisfagan (parcial o totalmente: - Por lo tanto, si tu mujer no está bien de salud, si carece de
energía, ¿demuestra eso que es desgraciada?
en este último caso, decidles adiós sin más proceso). Aten-
ded, sobre todo, a transformar los "siempre hay que..." o - ¡Seguro! Siempre se encuentra cansada, ¡y eso quiere de-
"nunca hay que..." en "estaría mejor, cuando lo pida la situa- cir que es desgraciada! Y si es desgraciada, significa que no
ción...", "sería preferible...", etc. es feliz por vivir conmigo, puesto que no me ama ¡y que tal
vez no sea un buen marido!
Modulad vuestras reglas quitándoles todo carácter sistemático;
- Si he comprendido bien, me estás sugiriendo que tu mu-
aprended a realizar transposiciones de una gama a otra y jer tiene que gozar de buena salud y energía, y si no ¿eso
manteneos en contacto con vuestra creatividad a fin de mati- demuestra que tú no eres un buen marido?
zar lo más posible. Así, pasaréis de un reglamento imperativo
- Sí, eso es precisamente lo que creo.
y petrificado (que incitará sin remedio a las transgresiones, co-
mo cualquier ley rígida) a una guía revisable de la relación más
acomodada a lo que estáis viviendo aquí y ahora. Si a veces te
resulta molesto descubrir todas las reglas de vuestra vida co- Teoría de la relatividad
mún, bastará con permanecer un poquito vigilante para des-
cubrirlas a medida que se vayan presentando; con objeto de Por otro lado, si tropiezas con algunas reglas cuya infrac-
ción te inquieta (por ejemplo, la expresión de determinados
ayudarte en tal cometido, escucha con atención todo cuanto,
sentimientos o peticiones), tienes en tus manos la posibilidad
en tu comunicación verbal, pueda asemejarse a un precepto y
de "pasar tus reglas por un crisol" y seguramente que tus te-
que se valga de giros tales como "deber", "ser preciso", etc.
mores disminuirán, hasta llegar acaso a desaparecer por
completo.
Creencia! regla de Fortunato
Fortunato se siente torturado por una regla que tiene re- Una regla de Estefanía
percusiones negativas sobre su pareja. Esta regla en cues- Estefanía es consciente de que obedece a una regla que la
tión reza así: perturba en gran manera y que ella formula en estos tér-
- Mi mujer debe gozar de buena salud, debe tener energía. minos: "No debo decepcionarle jamás a Boris, de lo con-
trario él podría rechazarme." He aquí lo que ella podría
Cuando le pregunto:
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206
decirse a sí misma, a poder ser en voz alta: "Soy capaz de - Cuando una de las partes descubra una regla que le pa-
; no decepcionar jamás a Boris". rece injusta o inadecuada, puede intervenir para lograr cier-
Al oírse hablar en tales términos, acaso se pregunte si es tas modificaciones;
coherente del todo con lo que está diciendo; sus senti- - Más vale una regla explícita que una implícita.
mientos pueden patentizar cierta incongruencia entre
aquello que verbaliza y sus sensaciones. Esto supuesto, de- Pero no se trata precisamente de reglas: son más ciertas
berá añadir, siempre en alta voz: "Puedo decepcionarle a "ayudas" que favorecerán la buena marcha de vuestra vida
Boris en ocasiones". entre dos; podéis encontrar muchas más.
Al hablar de este modo, es posible que experimente una
sensación molesta, cierta especie de aprensión ya que adi-
vina que ha infringido con claridad más de una vez la regla Las cuentas de César
en cuestión. Eso no supone ningún descubrimiento para
ella, toda vez que sabe que, a pesar de ello, Boris no la ha Lo que ha sido posible hacer con la reglas, puedes emplear-
rechazado. Ahora está en condiciones de expresarse de la lo para tus creencias. El simple hecho de sacarlas a la luz (lo
siguiente manera: "En estas tres circunstancias le decepcio- cual suele ser a veces menos sencillo que con las reglas dada
né a Boris: la multiplicidad de sus formulaciones) te ayudará a com-
prender mejor determinados modos de proceder y algunas
- cuando me corté el pelo, siendo así que a él le gusto más
de tus respuestas reaccionales a ciertas actitudes o palabras
con el pelo largo;
de la otra parte.
- cuando dejé de practicar el "jogging" junto con él;
- cuando organicé una cena a solas con él para su cumple- La nueva imagen del halcón
años, sabiendo que a él le habría gustado más una gran Veamos una sabrosa historia de creencia:
fiesta".
"Un día, Nasrudin encontró un halcón posado en el alféizar
"Si, ya sé que le decepcioné y que él no me rechazó. Mi re- de su ventana. Era la primera vez que el Mulla veía un ave de
gla es inútil pues soy consciente de que puedo no seguirla; esa especie. Daba la impresión de que estaba muy cansado.
aun cuando, si la hago más flexible, podrá ayudarme a res-
petar las expectativas de Boris". - ¡Pobre viejo -dijo Nasrudin-, cómo te han podido dejar
en semejante estado! Recortó las garras del halcón, le cortó
el pico bien derecho y le igualó las plumas.
Cuando lo absoluto se convierte en relativo, cuando desa-
parece la obligatoriedad, Estefanía se siente aliviada de ver- - ¡Ahora -dijo Nasrudin- das la impresión de ser una au-
dad, desculpabilizada -¡y, a pesar de ello, no se lanzará a lle- téntica ave!"
var a cabo todo lo que es capaz de hacer para decepcionar a (tomado de Les Exploits de Vincomparable
Boris! Su regla ya no supone una ley estricta y definitiva y las Mulla Nasrudin, por Idries Shah).
consecuencias de su transgresión no son temibles; Estefanía
tiende a expresarse con mayor libertad. No es cuestión de suprimir creencias, sino más bien de
ampliarlas a fin de contemplar la vida con el gran angular y,
Hay reglas que son susceptibles de ayudar al desarrollo de
por lo mismo, amplificar el campo de visión. En nuestra vi-
los miembros de las pareja y a ésta en cuanto tal:
sión del mundo, demos preferencia al gran angular sobre el
- Viene bien revisar con regularidad las reglas de la relación; teleobjetivo.

208 209
Como resultado de un descubrimiento en el campo de tus jama viejo ¡y ya sabes que me horroriza!", o incluso: "Si fue-
creencias, cabe también que te preguntes si algunas de ellas te ra importante para ti, ¡no te irías a andar en bici todos los do-
pertenecen como propias o si otras, en cambio, no forman mingos!", etc. Busca la referencia directa... ¡o deja de lado la
parte de una herencia que en modo alguno estás obligado a creencia! Matizar las propias reglas creencias no quiere decir
aceptar. Eres libre, asimismo, de inventártelas a tu medida, si cambiar la visión del mundo sino ampliarlo todo mantenién-
se te antojan mas fértiles. Cuando las encuentres, puedes dola única.
también pensar en entretenerte sobre cada una de ellas y bus-
car algunos ejemplos en su contra de suerte que, de creencias
limitadoras, pasen a convertirse en unas guías eficaces. Las
generalizaciones (a veces apresuradas) se transformarán en AMPLIAR EL MARCO
"ideas-consejos" adaptables a las circunstancias.
Volvamos sobre el ejemplo de Estefanía. Tiene también co- "Aprendo, luego existo"
mo creencia: "Si le decepciono a Boris, eso demostrará que
El significado que le otorgamos a un suceso depende sobre
soy una mala esposa, una egoísta". Es poco probable que se
todo del marco en cuyo interior lo contemplemos.
formule su creencia (que se traduce en actitudes y en ansie-
dad) en términos tan claros; pero, con cierta reflexión sobre sí A lo largo de toda tu vida, desde tu más tierna infancia,
misma, puede que llegue a cobrar conciencia de ella, valién- has ido acumulando numerosas experiencias de aprendizaje,
dose de esta sencilla formula: "Si hago esto o aquello, ¿qué consciente e inconscientemente. Dicha facultad de aprender es
demostrará respecto a mí?" A la vez y en primer lugar, puede un recurso inagotable que no se interrumpirá más que con tu
buscar algunos ejemplos, en su propia experiencia o en las de último aliento y que, lo sepas con claridad o no, estás utili-
otras personas que conozca, que demuestren que una puede zando día tras día -aunque no fuese más que para adaptarte
decepcionarle a su marido sin ser un monstruo de egoísmo o a los cambios, técnicas, climas, nuevas habilidades, etc. Este
algo por el estilo; nadie es perfecto, ni siquiera la mejor espo- es lo que tú quieras que sea - o acercarte a ello lo más posible
sa o compañera que exista en el mundo. Una vez hallados ta- (quedando el ideal en el ámbito de... lo ideal).
les ejemplos, estará en condiciones de moderar su creencia
¿Eres acaso de la opinión de que no puedes hacer nada,
juzgando que "es preferible" no decepcionar a Boris, y sin
que no serviría para nada, que es demasiado tarde, que uno
embargo, si llega a hacerlo, no por ello será una mala esposa.
no puede rehacerse, que eres como eres (en esto tienes ra-
Le habrá decepcionado, y nada más. Podrán hablar de ello,
zón) y que no es posible que actúes de otra manera, etc.? Es
en términos de actuar y no de ser (decepcionar no significa
fácil que no lo recuerdes, ¿pero cuántas caídas hubiste de
ser decepcionante): ni Boris la censurará ni ella se culpabili-
soportar antes de ser capaz de sostenerte sobre las dos pier-
zará. ¿Es que acaso Boris es tan frágil como una estatuilla?
nas y corretear bajo la admirativa y emocionada mirada de
¿No es capaz de soportar una decepción? Dado que una creen-
tus padres? ¿Cuántos rasguños y moratones fueron necesa-
cia acarrea la otra, nos detendremos aquí.
rios para disfrutar del placer de los patines, la bicicleta, el
Hay ciertas palabras, o, mejor, ciertas expresiones que po- esquí, etc.? ¿Cuántas pruebas, ensayos, intentos y fallos no
nen en evidencia creencias como: "x prueba con claridad y...", fue preciso llevar a cabo antes de saber leer, escribir, contar,
"x demuestra y..", etc.; por ejemplo: "Puesto que no estás de etc.? Todos esos aprendizajes -entre otros m u c h o s - fueron
acuerdo conmigo, se sigue que no me amas", o: "Veo con cla- imprimiendo en ti ciertos automatismos: has olvidado que
ridad que estás de mal humor esta noche, te has puesto el pi- sabes, simplemente actúas. Aprender es la más rica y la

210 211
más hermosa cualidad de todo ser humano; aun los errores El peso de las palabras
y fracasos están llenos de enseñanzas.
Para ver de otra manera y ensanchar el cuadro, dispones
Sin detenerte por más tiempo en tu pasado (lo que de él de la posibilidad de utilizar una serie de palabras nuevas pa-
has hecho en tus pensamientos de acuerdo con el recuerdo de ra describir un mismo acontecimiento: tu compañera "sus-
las percepciones e interpretaciones de entonces), puesto que ceptible" puede convertirse en "sensible" y "delicada"; tu
con harta frecuencia suele servir de excusa para no avanzar y compañero "de voz un poco fuerte" será "entusiasta", toma-
evitar experimentar nuevas maneras de actuar, imagínate tu rá las cosas a pecho, será lo contrario a la indiferencia... Si
vida futura, junto a la persona que amas y te ama. Recuerda cambias tu manera de mirar y de hablar (los pequeños co-
que es peligroso conducir mirando sin cesar por el retrovisor, mentarios que uno tiene de ordinario en su cabeza), sentirás
basta con unas cuantas ojeadas; o, incluso, no tomes de tus de modo diferente: tus sentimientos cambiarán. El entusiasmo
experiencias anteriores más que lo que pueda resultar útil no consiste tanto en ir hacia lo desconocido sino en reconsiderar qué
hoy en día -sin aguardar a estar más en forma, a un traslado, es lo que uno cree conocer.
a haber cambiado de trabajo, a las próximas vacaciones o a
cualquier otra perniciosa razón para seguir pasivo. Sigue los El joven Shaman
consejos del poeta y "recoge ya desde hoy las rosas de la vi-
Erase una vez, allá en Mongolia, un joven shaman. Era reco-
da"; mañana será otro día. Aprende a ver, a desplazar los lími-
nocido por su hipersensibilidad, su carácter solitario, reser-
tes de tu cuadro con miras a encontrarte más a gusto. vado y soñador, por su capacidad de padecer el sufrimiento
¿Qué es lo que te impide pasar ahora al gran angular? de los demás, por su tendencia a vivir muchos aconteci-
Dificultades y problemas los encontrarás a lo largo de toda tu mientos ordinarios como otras tantas pruebas difíciles.
vida (solo los muertos no tienen ninguna preocupación): no Una noche, durante un sueño, vio aparecerse una criatura
sirve de nada vagar por lo ingrato, por el displacer y resignarse llena de poder y de alegría que le preguntó cuál era su de-
hasta que todo discurra bien. Si tal día llega, tanto mejor, no seo más profundo. El joven shaman respondió: "Conocer
tendrás ya necesidad ni ganas de hacer nada - a no ser apro- los secretos del infierno y del paraíso". Al punto, fue trans-
vecharte de él. ¿Pero llegará por sisólo ese día? ¿Tomarás la de- portado al infierno.
cisión de batirte en retirada en tu relación? Me parece que no. Ante todo, se sintió sorprendido, ya desde la puerta, por un
olor delicioso y apetecible, y más aún al contemplar a quin-
Sin quejas por el pasado (tanto más cuanto que, si lo miras
ce personas sentadas a la mesa ante los manjares mas refi-
bien, con tus gafas rosas, puedes descubrir en él tesoros que nados y exquisitos que el pobre shaman no se hubiera atre-
tenías escondidos) y sin ilusiones utópicas de cara al futuro, vido ni siquiera a imaginar nunca. Ahora bien, vio asi-
es preferible actuar en y sobre el presente, modificando aque- mismo cada una de aquellas personas tenía una gran cu-
llo que sea modificable, sin pensar sin embargo que es nece- chara, asida con la mano, demasiado grande para llegar a
sario desecharlo todo (todo es bueno o malo, blanco o negro). la boca. Estaban todas ellas obligadas a contorsionarse, de-
Hasta que se demuestre lo contrario, que algo no sea "bueno" rramando la comida sobre sus vestidos y sin llegar a gustar
no implica por fuerza que sea "malo". Entre ambos extremos, siquiera de tantas maravillas.
existe una multitud de matices que encontrarás al reconside- Descorazonado ante semejante visión, el joven shaman le
rar cada faceta de una experiencia de tu compañero o de ti suplicó a la extraña criatura llena de fuerza y de alegría que
mismo. Eres más de lo que piensas que eres -al igual que él: ¡te le condujera al paraíso. Y, a las puertas de éste, se sintió to-
quedan tantas cosas por descubrir acerca de ti y de él! davía más sorprendido al percibir el mismo olor maravillo-

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W so, y luego al contemplar la misma mesa y otra quincena de En cambio, si decides ser el viento y no la hoja, elegirás el
convidados sentados a ella alrededor de otros platos tan re- sentido de tu soplo; no dependerás más que de ti mismo
finados y exquisitos, con idénticas cucharas demasiado manteniendo alerta a tu dirección. Así te convertirás en actor
grandes adheridas a la mano de cada uno.
de tu relación -único medio para no sufrirla.
Eso no obstante, se trataba sin duda del paraíso: cada uno,
tomando los manjares de los platos, llevaba la cuchara a los Contemplar la vida con el gran angular supone conceder-
labios de su vecino. se la libertad de elegir, de elegir conscientemente las propias
opciones, no las de los demás (padres, familia, amigos o com-
Por ejemplo, si fuerais amigos y no los dos miembros de pañero). Elegir en función de lo que tú eres, de lo que piensas
una pareja, ¿qué podríais decir el uno del otro? Si sales del y sientes, elegir lo que quieres y sin tener en cuenta teorías
marco de la pareja para contemplaros y conoceros de otra que no son tuyas, que convierten en previsible tu conducta de
manera, sin tener la vista alterada por las cuadrículas de pa- acuerdo con los acontecimientos que vivas, impidiendo toda
peles y creencias, sin pretender asemejaros cueste lo que flexibilidad de respuesta a cuanto suceda a las situaciones
cueste y sin decidir ocultar las diferencias (ya que no deja de que vivas, a las personas con las que estés, etc.
suponer una ilusión que dos personas puedan poseer una vi- Ventana y privilegio tuyo como adulto es el poder afirmar
sión del mundo perfectamente idéntica -¡y qué aburrido re- y expresarte tomándote en consideración a ti mismo y no a
sultaría si fuera posible!), descubrirás unos mundos, unos un papel que se esperaría de ti, a un ritual (que te vieras obli-
universos cuya existencia ni siquiera sospechabas. Te encon- gado a observar sin otro motivo que la fuerza de la costum-
trarás con una persona muy viva, única, en ocasiones desco- bre) y tampoco a ninguna regla que tú no hubieras elegido.
nocida bajo ciertos aspectos -¿y qué cosa más vivificante pa-
ra vuestra andadura común que tales descubrimientos? ¡Y
qué alegría iniciarle a la otra parte de la pareja en el propio Optar, adoptar, cooptar
universo de uno! Hasta es posible que descubras aspectos de
tu propia personalidad que habían quedado en la sombra y Contemplar la vida con el gran angular equivale a elegir
que el otro te habrá ayudado a descubrir. sentirme libre, "estar solo cuando lo deseo, compartir si es mi
voluntad"; elegir es sentirme libre para mostrarme tal como
soy, sin "ceñirme" a una imagen que quisieran pegar sobre
mí; elegir es sentirme libre de defenderme cuando experi-
SER EL VIENTO Y NO LA HOJA mento necesidad de ello y disfrutar de la intimidad de otra
persona, si ése es mi auténtico placer. Elegir es sentirme libre
para decir a alguien al que quiero "he aquí el límite de tu do-
Ser una minúscula hojita flotando y girando a voluntad minio de influencia y el comienzo del territorio en el que cui-
del viento (cuando ya no existen distintos ni contrarios, ¡qué daré de mí mismo l ".
más da!), revoloteando primero en un sentido y luego en
otro, subiendo y bajando hasta depositarse en cualquier sitio, Elegir es asumir mis opciones: son decisiones propias mías y
allá donde se confundirá con todas las demás hojitas pronto yo, únicamente yo, soy su responsable, puesto que me perte-
enterradas en el suelo para un olvido definitivo, no resulta necen, con independencia de cuáles sean las consecuencias.
ciertamente una suerte envidiable; ¿a quién le importa nada?
1 Dr. G. Bach y R. Deutsch, Arrete! Tu m'exaspéres, Le lour Editeur,
¡Ni siquiera a ella misma!
1985, p. 138.

214 215
Elegir es otorgarme la posibilidad de elegir: multiplicar
mis opciones de respuesta de cara a u n mismo suceso, a una
misma situación. Las que dictan mis reacciones ante lo que
me pueden decir hacer son mis opciones de respuesta.
Elegir es saber proyectar soluciones personales, nuevas,
convertidas en más eficaces por la experimentación que he te-
nido de ellas; elegir es poder decirme: "Por costumbre, en es-
te caso, yo suelo reaccionar así o de la otra manera, y, si no
quedo satisfecho, decido hacer otra cosa, aunque me pueda
equivocar; me preguntaré qué es lo que deseo con exactitud
obtener en esta situación bien concreta y cómo puedo conse-
guirlo"; elegir es incrementar el registro de mis maneras de
proceder, de mis actitudes, interpretaciones y precauciones. Conclusión
Si me falta un poco de imaginación (a fuerza de no disponer
más que de una opción restringida, mi creatividad está algo
apagada pensaré en algunas personas que conozco, que pre- Tu realidad es aquella que te vas construyendo tú mismo
cisamente consiguen aquello que deseo y m e ayudaré de su diariamente: ten confianza. Tal como eres, hoy en día, ya que
modelo; o bien me hablaré como si mi mejor amiga acudiera estás vivo y sientes satisfacción por vivir, por vivir bien, por
a solicitarme un consejo; al proceder así, iré multiplicando amar, estas en condiciones de actuar ahora para llevar la vida
progresivamente mis posibilidades y seré capaz de elegir que elijas vivir. De este modo tu visión del mundo resultará
mejor ya que dispondré de la opción entre varias soluciones. más adecuada con la que sueñas: la edificarás y enriquecerás
Saber, cobrar conciencia del hecho de que uno puede actuar según tus propias creaciones. En la actualidad, eres capaz de
de otra manera da pie a considerar el mundo de un modo imaginar, de inventar y de decirte:
más libre y más satisfactorio: supone ver la vida con el gran
angular. Variar las propias opciones es acceder a una mayor "Quiero poder amarte sin asirme
libertad. Apreciarte sin juzgarte
Reunirme contigo sin invadirte
Elegir es negar a cualquiera un poder sobre mí si no lo he Invitarte sin insistencia
decidido yo deliberadamente: poder de hacerme sentir a dis- Dejarte sin culpabilidad
gusto, de juzgarme, de controlar mis ideas y sentimientos; de Criticarte sin reprobación
impedirme que me exprese y que actúe; de "decidir" mis de- Ayudarte sin disminuirte
cisiones; de no molestarme en mis opciones, mediante pre- Si quieres tú concederme eso mismo
siones de todo tipo o mediante el sufrimiento que mis opcio- Entonces podremos
nes podrían acarrear. Si delego estas opciones en otras En verdad encontrarnos
personas, aun en mi compañero al que amo, y en otros pode- Y crecer uno y otro"
res incluso, al no proteger mis propias fronteras (por defecto
de estima de mí), ello será también opción mía del momento Virginia Satir
y tan sólo me quedará la de cambiar dicha situación. Y si tú lo quieres, ¡no será u n sueño!...

216 217
índice

Introducción 7
PRIMERA PARTE: LA PAREJA
CHOQUE DE DOS VISIONES DEL MUNDO
1. Cada ser humano supone un sistema programado . 11
El programa genético 13
El programa familiar 16
El programa cultural 25
La experiencia personal 33
La visión del mundo 39
"Yo", "Tú", "Nosotros" 41
2. La elección del otro 45

SEGUNDA PARTE: PARIDAD, ESTANCAMIENTO


Y CARENCIA O LAS FUENTES DE ERROR
3. Los sistemas de creencia 53
Creencias acerca de uno mismo 54
Creencias acerca del otro 59
Creencias acerca del amor 60
Creencias acerca de la relación 63
Creencias acerca de las reglas de buena conducta 66
Creencias acerca de los hombres y las mujeres 68
4. El alarde amoroso 71
Lo que quiero que veas de mí 72

219
Lo que quiero ver de ti 77
Dos leyes del enamoramiento: parecerse - adaptarse 81
Nacimiento del "Nosotros" 85
5. La pareja desembarca o la emergencia de las reglas . 87
Papeles y funciones 92
Simetría y complementariedad 95
La ocupación del territorio 98
El tiempo en la relación 103
La imagen de la pareja 104
6. El lenguaje del sistema 109
"Estamos de acuerdo por completo" 110
"No quiero saber nada" 114
La expresión de los sentimientos 117
Los dobles mensajes 124
La lectura de pensamiento 127
"Yo no quiero más que tu felicidad" 131

TERCERA PARTE: EL PLACER DE AMAR


7. Cómo comunicarse 141
El miedo a comunicarse 141
Comunicar: una responsabilidad recíproca 144
Es mejor comunicarse 156
8. La comunicación al servicio de la relación 169
Aceptar el permanecer lúcido 169
Aceptar la idea del cambio 176
Negociar eficazmente 180
A cada problema sus soluciones 184
9. Edificar una relación feliz 191
De lo implícito a lo explícito 191
El arte de amar 197
10. Contemplar la vida con el gran angular 203
Revisar las reglas y creencias 204
Ampliar el marco 211
Ser el viento y no la hoja 214
Conclusión 217

220

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