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Estoy sano!

Yo creo que soy sano porque en la Palabra de Dios dice que lo soy.
Y de acuerdo con Éxodo 15:26: «Si escuchas con atención la voz
del Señor tu Dios, y haces lo que es recto delante de sus ojos, y
prestas oído a sus mandamientos y cumples todos sus estatutos,
jamás te enviaré ninguna de las enfermedades que les envié a los
egipcios. Yo soy el Señor, tu sanador». Yo escucho la voz de Dios,
la obedezco de inmediato y guardo Sus mandamientos. Pues ¡Él ES
el Señor quien me ha sanado!.

La Palabra de Dios dice que la oración de fe sanara el enfermo, y


el Señor hará que esté bien. Por lo tanto, ¡no tendré miedo acerca
de este reporte! ¡Tú no me has dado un espíritu de miedo! Oro por
sanidad, y sé que mi oración tiene gran poder y produce resultados
maravillosos. Me doy cuenta que mi cuerpo es el templo del
Espíritu Santo que vive en mi interior y me ha sido dado por Dios.
No me pertenezco a mí mismo, porque tú me compraste a un
precio muy alto. Te honrare con mi cuerpo y cuidare de mí. Señor,
envía Tu Palabra y sáname y arrebátame de la puerta de la muerte.
Considero gozosamente que este problema a llegado a mi camino
porque sé que cuando mi fe es puesta a prueba, mu resistencia
puede crecer.

Gracias Señor, que llevaste mis enfermedades y mis dolencias


cuando moriste en la cruz. Por tus llagas, somos sanos. Pondré
cuidadosamente atención a tus palabras y no las perderé de vista.
Permitiré que penetren profundamente en mi corazón, porque
traen vida a para aquellos que las encuentran y sanidad para el
cuerpo. ¡Alabado sea Dios!

Versículos de Referencia: Santiago 5:15-15; 2 Timoteo 1:7; 1


Corintios 6:19-20; Salmos 107:20; Santiago 1:2-3; Isaías 53:4-5;
Proverbios 4:20-22.

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