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CAPITULO I

LA IGLESIA BIZANTINA HASTA EL GRAN


CISMA
La lucha iconoclasta se concluye en el 843. La iconoclasta
había contribuido bastante a desacreditar al Imperio Bizantino en
Occidente. Los emperadores iconoclastas habían mostrado poco
interés por la parte occidental de su imperio. Durante la lucha
iconoclasta le emperador León III había sustraído al papado la
jurisdicción de la mayor parte de la Península Balcánica y del Sur
de Italia y la había sometido a la jurisdicción del Patriarca de
Constantinopla (731-732). Esta fecha es el comienzo de una
tensión entre Roma y Constantinopla que ha contribuido
directamente al Cisma de 1054.

Esta sanción imperial significó el final de la Iglesia Imperial


latino-griega, que no fue un final formal sino histórico. Desde este
momento la Iglesia Bizantina Imperial comprendía una parte griega
y otra latina, pero desde este momento la Iglesia Bizantina Griega
se convierte en una sola Iglesia Griega bajo el Patriarca de
Constantinopla. La Iglesia Bizantina llega a ser prácticamente
idéntica con el Patriarcado de Constantinopla. Esto empieza a
sentirse sobre el propio plano de Roma, ya que el Patriarcado de
Constantinopla considera cada vez más a Roma como su rival.

Esta evolución se puede observar sobre todo en el período


del patriarca Focio, que apoya vigorosamente la cristianización del
Islam meridional y oriental y busca extender la zona de influencia
bizantina sobre todos los Balcanes.

En el tema de la jurisdicción sobre Bulgaria el conflicto


entre Roma y Constantinopla sobre las zonas de interés llega a su
culmen. Focio llega a ser no sólo el campeón de la independencia
de la Iglesia Bizantina, sino también el portavoz de intereses
vitales del estado bizantino.

En el 86 un sínodo reunido en Constantinopla, bajo la


presidencia del emperador Miguel III, excomulga al Papa Nicolás
I, condena la doctrina occidental de la procesión del Espíritu Santo
también del Hijo (Filioque) y declara ilegales las intrusiones
romanas en las cuestiones internas de la Iglesia Bizantina. El
resultado de este sínodo es comunicado también a los demás
patriarcas orientales.

En este momento en que Focio había llegado al culmen de


su poder y había llegado a una formulación muy clara de su
posición antirromana, se produce una revuelta de palacio en
Bizancio. El emperador Miguel III es asesinado por un rival suyo,
el cual ocupó el trono con el nombre de Basilio I (867-886). Este
golpe de estado supuso también el cambio de dinastía, terminando
la dinastía Amórica y comenzando la dinastía Macedónica.

Basilio I había heredado un doble cisma en Constantinopla :


el contraste, en el interior de la Iglesia Bizantina, entre los
partidarios del patriarca Ignacio, de una parte y los de Focio, de la
otra ; y el cisma con Roma a causa del Sínodo de Constantinopla
del 867. El nuevo emperador se pone pronto a trabajar. Focio, que
estaba comprometido por sus ataques a la dinastía Amórica, fue
recluido en un monasterio, siendo llamado de nuevo el viejo
Patriarca, Ignacio, y se abrieron las negociaciones con Roma.

En el 869-870, en presencia de legados papales, se tiene un


concilio en Constantinopla, que es considerado por la Iglesia de
Roma como VIII Concilio Ecuménico. En el Concilio es
excomulgado Focio y se restablece la unidad de las dos iglesias.
Todavía permanece abierto el problema de Bulgaria de saber a qué
iglesia pertenece. Al final el zar Boris de Bulgaria obtiene de
Constantinopla lo que siempre había querido, la autonomía de su
iglesia búlgara. De hecho el emperador Basilio permite al patriarca
Ignacio consagrar para Bulgaria un arzobispo y algunos obispos,
que era lo que Roma había rechazado siempre. Desde entonces
Bulgaria permanece unida a la Iglesia y a la civilización Bizantina.
Quizás si Roma hubiese estado más generosa Bulgaria dependería
de la Iglesia Latina.

Esta relación entre Bulgaria y Constantinopla había


comenzado ya con Focio, por lo que la consecución de lo que se
perseguía se puede entender como una cierta rehabilitación de
Focio. Focio fue llamado del exilio en el 875 y fue nombrado
educador del hijo del emperador, León. A la muerte del patriarca
Ignacio (877), Focio llegará por segunda al trono patriarcal, siendo
reconocido en esta ocasión tácitamente incluso por Roma.

Basilio I murió en el 886 en un incidente de caza y llegó al


trono su hijo León VI (886-912). Comenzó su reinado con una
persecución de sus enemigos o de aquellos que consideraba como
tales. Depuso a Focio, su educador, desapareciendo de la escena
muriendo en el exilio, probablemente en el 891. En su lugar
nombra como patriarca a su joven hermano, Esteban, que tenía
sólo 18 años.

El emperador, que había recibido de Focio una óptima


educación, rechazó concentrar el poder en sus manos, también
mediante una nueva legislación, un nuevo Código de Derecho
llamado Basiliká que concernía también a la Iglesia. El Imperio
Bizantino llega a ser, por medio de ese nuevo Código, un estado
centralizado y burocrático.

El emperador tendrá diversos problemas en su reinado. Por


un lado con los búlgaros y árabes en la política exterior. Por otro
con la Iglesia, a causa de sus cuatro matrimonios, llamado la
Tetragamía del Emperador León VI. Este último problema
consiste en los siguiente : el Emperador deseaba un heredero
varón. Su primer matrimonio de joven, negociado por el padre, no
era feliz y tampoco le daba hijos. Tras la muerte de su primera
mujer, León se casó con su amante Zoe.
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Tras de la muete de la primera mujer, León se casó con su amante,


Zoe Zautsina (898), la cual murió al final de 899 sin dejar un
heredero varón. En el 900, León tomó una tercera mujer, algo que
era una abierta violación del derecho canónico bizantino. Para la
iglesia bizantina ya unas segundas nupcias eran sospechosas y las
terceras expresamente prohibidas, incluso por leyes estatales.
Desafortunadamente también esta tercera mujer, mal aceptada por
la iglesia bizantina con una dispensa, murió después de un año y
León era nuevamente viudo. Mientras tanto el Emperador había
puesto los ojos en una bella joven de nombre Zoe Carbonupsina la
cual le dio un hijo en el 905. Ahora se trataba de legalizar ese hijo.
El patriarca Nicolás Místico bautizó al niño, con la condición de
que el emperador se habría de separar de Zoe. Pero tres días
después de aquel bautismo León se casó, con la bendición de un
simple sacerdote, pues ningún obispo lo quería hacer. Luego la
nombró augusta, emperatriz.

Es fácil imaginar la indignación en los círculos eclesiásticos.


El patriarca le prohibió al emperador entrar en la iglesia; pero
quedaba el camino que los bizantinos usaron siempre (si tenían
necesidad de apoyo contra la propia jerarquía), León VI acudió a
Roma y obtuvo, en efecto, del papa Sergio III una dispensa. La
iglesia latina no tenía aquella perplejidad ante el matrimonio
repetido como la iglesia griega. Había también otro motivo porque
el papa ha dado esta dispensa: él no podía rechazar a un emperador
que se dirigía a él, y con esto reconocía de esta manera la
supremacía romana. Recibida la dispensa romana, el emperador
presionó al patriarca Nicolás Místico a retirarse y nombró a otro
patriarca, el cual también rechazó bendecir las bodas del
emperador (aquel rito solemne que el emperador esperaba). Este
nuevo patriarca consintió al menos coronar en el 911 al hijo de
León VI, coemperador, que llegaría a ser emperador con el nombre
de Constantino VII (Porfirogenito). Al menos estaba asegurado el
futuro de la dinastía. Pero con todo esto fue provocada en la iglesia
bizantina una nueva división, que ni siquiera se arregló al regresar
Nicolás Místico, como patriarca, después de la muerte de León VI
(912), sino que duró hasta el 920. Las dos partes tenían posiciones
semejantes, pero detrás estaba el problema (probablemente), ¿cuál
es el rol del emperador en la iglesia, sobre todo con lo que respecta
al derecho canónico ? En otras palabras, ¿el emperador puede
esperar un trato diverso de los demás cristianos?

La historia del imperio bizantino y en particular de los


emperadores, es una historia interminable de intrigas, complots,
asesinatos, golpes de estado, deportaciones; frente a esto los
sucesos del imperio (sobre todo con respecto a los mismos
emperadores occidentales), aparece como una historia de santos.

Un año después de la muerte de León VI, una regencia al


frente de la cual estaba el patriarca Nicolás Místico, tomó la
dirección del gobierno en nombre del pequeño Constantino, cuyo
nacimiento, el patriarca todavía no consideraba legítima y por lo
mismo, la coronación ilegal. La situación interna era muy confusa.
En el exterior el zar Simeón de Bulgaria amenazaba al imperio y
soñó con la fundación de un nuevo imperio búlgaro, en vez de la
vieja Bizancio. No solo un reino búlgaro independiente, sino que el
tenía aspiraciones más altas: conquistar todo el Imperio Bizantino
y llegar a ser emperador. Era una amenaza real porque en el 914,
Simeón estuvo cerca de Constantinopla ; la ciudad de Adrianópolis
se rindió. Simeón devastó Tracia. En el 918 invadió Grecia
septentrional; la situación era desesperada. En esta situación tomó
las rindas del gobierno bizantino el drungarios (quiere decir el
comandante de la flota), Romano Lecapeno, un general.
Prácticamente era un golpe de estado. El joven Constantino debió
casarse con la hija de Romano y este llegó a ser co-emperador. Por
fortuna para Lecapeno, el gran adversario búlgaro murió en el 927
y así siguieron algunos años de paz. Bulgaria renunció a una parte
del territorio conquistado y Bizancio se obligó, para mantener la
paz, a pagar tributo anual a Bulgaria; una antigua tradición
bizantina para tener paz con los pueblos y las tribus hostiles, en los
confines del imperio. Por otro lado el jefe de la iglesia búlgara fue
reconocido como patriarca. Así la iglesia búlgara llega a ser la
primera iglesia independiente (autocéfala) nacida de la misión
bizantina.

Romano Lecapeno no se conformó mucho tiempo con su


posición como co-emperador. En el 920 se hizo proclamar
emperador principal y el legítimo, Constantino VII, fue alejando de
la corte. Para la sede patriarcal de Constantinopla, Lecapeno, había
previsto al propio hijo Teofilacto, el cual, en el momento de la
muerte del patriarca Nicolas Místico (925), era todavía muy joven
para llegar a ser patriarca. Sólo algunos años después (933), fue
"elegido" patriarca, cuando tenía 16 años. Lecapeno logró superar
la oposición de los críticos eclesiásticos, pidiendo la confirmación
del joven patriarca de parte de Roma. El papa Juan XI (931-35),
completamente dominado por su madre Marozia y por el
hermanastro Alberico, dio el consentimiento.

Teofilacto fue creado patriarca de Constantinopla por dos


legados romanos. Este joven patriarca estaba mejor en la escudería
que en la iglesia; y esta indigna situación duró hasta su muerte
(957). Una verdadera vergüenza para la iglesia bizantina y para el
papado por haber confirmado a tal patriarca.

La reconquista del sacro mandilion (la imagen legendaria de


Cristo), una de las grandes reliquias del imperio bizantino fue el
último triunfo militar de Romano Lecapeno. En 944 en viejo
emperador fue llevado por los propios hijos a una isla, donde murió
en el 948. Pero inesperadamente para los jóvenes Lecapenos, que
habían depuesto al propio padre, reapareció Constantino VII
(Porfirogenito) en escena, el cual, después de una larga existencia a
la sombra de los Lecapeno, llega a ser emperador del 945 al 959.

El rol histórico de Constantino no está en su política, sino en su


actividad cultural y literaria. El mismo es autor de varias obras
políticas que todavía hoy son fuentes fiables para el conocimiento
del imperio bizantino de aquella época. Por ejemplo ha escrito un
libro de las ceremonias, donde podemos estudiar el muy
complicado ceremonial de la corte de Bizancio. Y un tratado
histórico-geográfico sobre los países y pueblos extranjeros de los
límites del imperio. Esta obra tiene como título De la
administración del imperio, es preciosa porque da muchas noticias
sobre estos pueblos, de los Balcanes, de los cuales no tenemos
otras fuentes. En la política interna, el gobierno de Constantino VII
se mantuvo en la línea inaugurada por Romano Lecapeno, trató de
proteger la pequeña propiedad agraria, contra el egoísmo de los
grandes feudatarios: una iniciativa sin grandes éxitos.
Característica del gobierno de Constantino fueron las relaciones
diplomáticas con las cortes extranjeras : la relación con Othon I;
con Berengario II de Italia; con Abde-raman III de Córdoba.
Particularmente importante era la visita de la princesa rusa Olga,
viuda del príncipe Igor (entre 955-57). La princesa Olga fue
bautizada por el Patriarca de Constantinopla, recibiendo el nombre
de Elena y siendo el propio emperador el padrino. Este bautismo
fue un paso decisivo para la evangelización del principado de Kiev.

El hijo de Constantino II, Romano II, subió al trono en el 959. No


era un político, sino una persona del todo insignificante. Se
enamoró de una mujer del todo inmoral, hija de un hospedero, que
como emperatriz tomó el nombre de Teofane. Romano estaba
totalmente sujeto al encanto de esa mujer, la cual tomó como
primera medida obligar a la madre ya las cinco hermanas del
emperador a ingresar en un convento.

Los asuntos del Imperio estaban en manos del general Nicéforo


Focas, que provenía de una familia de ricos propietarios de
Anatolia. Después de la muerte prematura de Romano II (963),
Nicéforo se casó con la emperatriz Teófane llegando así a gobernar
el imperio como emperador y a emparentar con la legítima dinastía
Macedonia. Su elevación significaba al mismo tiempo una victoria
para la aristocracia bizantina. A partir de ahora el gobierno central
ya no luchará contra los ricos latifundistas, sino que Nicéforo
protegerá a estos señores feudales contra los pequeños campesinos.
Ante Otón I, Nicéforo hizo oídos sordos a todas las súplicas de
buenas relaciones, en particular se negó a conceder a Otón II una
princesa Porfirogenita para que fuera su esposa, como era el deseo
de Otón I ; debemos recordar en este episodio el maltrato a que se
vio sometido el enviado de Otón I, Liudprando.

Nicéforo, después de los extraordinarios éxitos de sus campañas


militares en Oriente, con la recuperación de Antioquía, y la
conversión de Alepo en un estado vasallo, sabiendo de su potencial
militar se interesó sobre todo en la guerra contra el Islam, que la
concebía como una especie de misión sagrada. Quería que todos
los soldados muertos en las batallas contra los musulmanes fueran
considerados mártires.

La emperatriz Teofane se enamoró de otro general más joven, Juan


Tzimiskes, que se convierte en su amante. Será la propia
emperatriz la que prepare la muerte de su marido, Nicéforo en el
969. Con esta muerte, Juan Tzismiskes será el nuevo emperador
(969-976), para ser reconocido como tal por la Iglesia Bizantina,
fue obligado a hacer penitencia, a echar a Teófane del palacio, y
castigar a los asesinos de Nicéforo. Sólo entonces el Patriarca le
permitió el ingreso a la iglesia y la coronación. El historiador
Ostrogorsky, escribe al respecto: "Esta Canossa bizantina no podía
quedar sin consecuencias en las relaciones Iglesia Estado".

Para la historia de la Iglesia bizantina, vale la pena mencionar dos


sucesos importantes del gobierno de Tzimiskes:

 después de haber vencido a los rusos en 971 (se habían apoderado


de Bulgaria); Tzimiskes ponía a Bulgaria bajo el dominio
bizantino; la familia del Zar, fue llevada a Constantinopla y el
patriarcado búlgaro, fue suprimido; se convirtió de nuevo en una
extensión del poder bizantino.

 la relación con Othon, cambió con Tzimiskes radicalmente;


mandó a Roma, no la deseada princesa Porfirogenita, sino al menos
su sobrina, Teofane, con la que Othon II se casó en 972. Así Juan
Tzimiskes tuvo la mano libre en su guerra contra el califato de
Bagdad; irrumpió en Tierra Santa, y no estando lejos de Jerusalén,
pero no la atacó, regresó a Constantinopla enfermo de gravedad y
murió (977).

Mientras, los dos hijos del emperador Romano II, Basilio y


Constantino habían llegado a la mayoría de edad. Pero sólo Basilio
II tenía interés por el gobierno y la capacidad para llegar a ser
emperador. Reinó del 976 hasta 1025. Con él, el imperio bizantino
llegó a su apogeo. Sólo en los primeros años debía plegarse a la
voluntad de su tío, el eunuco Basilio Lecapeno, ministro
omnipotente y sólo a su caída logró pensar en una política propia.
Además, debió defenderse por doce años de los pretendientes al
trono. En la última gran batalla, venció sólo con el apoyo del
príncipe de Kiev, Vladimir, y el precio de esta ayuda fue la
hermana Porfirogenita de Basilio, Ana, que después del bautismo
de Vladimir, fue esposada con él.

Hasta ese momento ninguna princesa Porfirogenita se había casado


con un extranjero. Era un extraordinario honor para el príncipe de
Kiev; Y se entiende que la corte bizantina quiso no cumplir la
promesa dada, después que había pasado el peligro. Sólo porque
Vladimir amenazó los territorios bizantinos en Crimea (el resto del
imperio bizantino en esa región; para hacer más presión a su
petición) el emperador se resignó a entregar a la princesa. El
matrimonio se llevó a cabo probablemente en el verano del 988: y
ese fue el inicio de la cristianización de Rusia.

La tarea principal del gobierno de Basilio II era la campaña


balcánica contra los búlgaros, que después de la muerte de
Tzimiskes, se habían vuelto a liberar del dominio bizantino. Su jefe
era Samuel, uno de los soberanos más grandes de toda la historia
búlgara. Capital del nuevo reino búlgaro era la ciudad de Ocrida
(se encuentra en la actual república de Macedonia -la ex-
Yugoslavia-), en el límite con Albania. Así ven, que la actual
república Macedonia era no sólo parte de Bulgaria, sino que llega a
ser propiamente el centro. E incluso el nuevo patriarca búlgaro,
después de la renovación del patriarcado, se estableció
precisamente en Ocrida.

La lucha de Basilio II contra los búlgaros duró casi 30 años. Sus


aliados eran los venecianos. La victoria decisiva sobre el ejército
búlgaro se tuvo en 1004, no lejos de la ciudad de Skoplje, actual
capital de Macedonia. La gran victoria de los bizantinos sobre los
búlgaros: el zar logró huir, pero Basilio II festejó la victoria de un
modo horrible, hizo cegar a todos los prisioneros (según las fuentes
era 14000 y los mandó en grupos de cien, guiados por uno con un
solo ojo); el pobre zar Samuel, se descorazonó al ver esta atrocidad
y murió dos días después. Y Basilio recibió el nombre de
Bulgaroctono, .matador de los búlgaros..

En 1018 este primer reino Búlgaro de la historia encontró su fin


definitivo. El patriarcado de Ocrida fue degradado a arzobispado,
con una cierta autonomía, lo que permitía al emperador bizantino
meterse en los asuntos de la zona, sin el parecer del patriarca de
Constantinopla. Serbia y Croacia quedaron como estados vasallos.
Un segundo reino búlgaro no apareció hasta 1185. Por el momento
toda Bulgaria era parte del imperio bizantino.

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