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FILTROS

la filtración verdadera tiene lugar una vez preparada el agua por la floculación
antedicha, haciendo pasar el circuito por uno o varios filtros, Encerrados en
depósitos cilindricos y trabajando en paralelo, compuestos moderadamente por un
material filtrante de superior capacidad a la clásica arena, por carecer de elementos
solubles y aumentar su poder de retención.
Estos, trabajan llenos por completo de agua. De tal forma que no puedan
presentarse procesos de oxidación en las chapas metálicas que revisten sus paredes.
FILTRO DE ARENA SILÍCEA
En este Sistema, que sin duda debe considerarse como el de mejor resultado, el lecho
del filtro está formado por una capa de arena de un solo caliber, cuyos granos, de
procedencia silícea, se caracterizan por su extraordinaria dureza y se presentan en
forma redonda, perlada, sin arcilla, lodo, impurezas ni materias orgánicas. Su poder
de retención varía con la granulometría de la arena, Es decir, en definitiva, con el
tamaño de los canales o poros formados en el lecho filtrante.
En la mayoría de los sistemas de filtrado por arena, esta capa descansa sobre un
lecho soporte de gravilla u otro material poroso, que sirve para distribuir
uniformemente tanto el agua filtrada como la de lavado.
FILTRO DE DIATOMEAS
Como sustituto de los lechos de arena son utilizadas diatomeas, o mejor dicho, la
tierra diatomácea. Las diatomeas son algas unicelulares microscópicas fosilizadas,
que se distinguen especialmente por la estructura compleja de sus paredes
celulares, las cuales están, por lo común, fuertemente impregnadas de sílice. La
mayoría son diminutas y una que me diera 1/200 milésimas de pulgada, sería
considerada por encima del tamaño medio.
las diatomeas tienen una aplicación especial como aislante térmico, Pues por ser
sílice puro puede resistir temperaturas por encima de los 500 °C. Por otra parte,
tiene una aplicación eficiente en la clarificación de Pequeños caudales líquidos,
como vinos, aceites, jarabes, etc., cuyo precio resulta lo suficientemente elevado
como para permitir un tratamiento clasificador de este tipo.
ESTERILIZACIÓN
El proceso de cloración debe ser estudiado meticulosamente en cada caso, a fin de
conseguir que una vez regenerada y recirculada el agua de una piscina, en cualquier
punto de la misma exista una proporción que oscile entre los 0,2 y 0,3 mg de cloro
residual por litro. Si no fuera así, habría que suponer un error de cálculo en la
dosificación del esterilizador y el proceso resultaría insuficiente.
En tal caso, el agua adquiriría bien pronto su característico tono verdoso, sobre todo
si la piscina se halla cercana a zonas de vegetación, lo que suele ocurrir en la mayoría
de las de tipo particular, instaladas en el interior de jardines o muy próximas a ellos.
Conviene tener en cuenta que árboles, arbustos y plantas constituyen factores de
gran expresividad decorativa, pero al mismo tiempo son un poderoso foco originario
de colonias de microorganismos vegetales,
Cuando la piscina sea pequeña y, como tal, debemos considerar un porcentaje
abrumador de las instalaciones con carácter privado, bastará para lograr los efectos
deseados con dejar que el cloro Pérez sobre la tubería del agua, de una vez filtrada,
efectuándose una sola cloración por las tuberías de salida, que tendrá lugar por la
parte más profunda del tazón natatorio. El dispositivo adoptado será suficiente para
que el agua de la piscina pueda considerarse como estéril, asegurando el Exterminio
absoluto de la materia orgánica que penetre posteriormente.
El gas cloro insuflado en el agua irá desapareciendo en el transcurso de su recorrido,
parte neutralizado por las reacciones germicidas que se vayan produciendo a lo
largo de la piscina, y parte liberado por la atmósfera, de manera que cuando la
circulación se halle al final del circuito, próxima a comenzar un nuevo ciclo en las
profundidades de las bocas de toga, el agua habrá perdido parte de su inocuidad.
En la actualidad otros reactivos, también portadores de cloro, se utilizan en forma
sólida sustituyendo a la lejía. El cloro sólido se presenta en el mercado en forma de
pastillas cuyo almacenamiento y manipulación es más cómodo que en solución.
Ahora bien, no es recomendable en ningún caso adicionar las pastillas al agua
lanzandolas directamente a la piscina, ya que el desprendimiento de cloro se
produce inmediatamente, saturando la masa de agua en contacto con la pastilla, con
lo que en esa zona se alcanza una excesiva acumulación de cloro que puede ser
altamente perjudicial para los bañistas, y en cambio deja sin esterilizar las zonas
alejadas.
otros reactivos eliminadores de materia orgánica se utilizan actualmente como
complemento de la cloración. Estos productos no son más que algicidas de los que
hablaremos más Adelante, y cuya misión es, fundamentalmente, la de destruir la
materia orgánica vegetal.
CONTROL DEL PH
El llamado factor PH se refiere al grado de acidez o alcalinidad que presenta el agua
de la piscina, cuyo exponente químico se caracterizará por el predominio de iones
de hidrógeno (H) o de Oxidrilos (OH).
En el supuesto de que exista un neto destaque de los H, el agua aparecerá ácida. por
el contrario, será alcalina si predominan los OH. Y por último consideramos el agua
neutral, cuando ambos exponentes se hallen en similar proporción, es decir, cuando
existe en equilibrio ácido-alcalino.
Esto último suele suceder muy raramente, por lo que el agua de la piscina tendrá
que corregirse de manera oportuna a fin de que su pH se Halle dentro del porcentaje
correcto de las aguas potables, que se ha de estar comprendido entre 7,2 y 7,6 puesto
que es el correspondiente al PH de las mucosas y partes sensibles del cuerpo
humano.
Para efectuar estas correcciones, la adición se efectuará haciendo circular el agua,
hasta que en cualquier punto de ésta el pH sea requerido, tanto si se trata de
aumentar dicho factor, cómo rebajarlo.
El control de pH se lleva a cabo por medio de un analizador, cuya sencillez de manejo
se halla al alcance de cualquiera.
SITUACIÓN DEL EQUIPO DEPURADOR
La estación purificadora y recuperadora del agua puede hallarse situada bajo tierra
o en una caseta sobre el nivel del terreno.
por razones estéticas es conveniente que se haya enterrada, ya que su presencia no
se juzgará, con toda probabilidad, como muy decorativa y, por dicha razón, habrá
que alejarla del sector, con lo que se alargarán los tramos de tuberías y,
consiguientemente, se encarecerá la instalación.
En efecto. una caseta minima, capaz de contener con cierta holgura un equipo
depurador para una piscina comprendida entre 70 y los 100 m3, se ajustará a unas
medidas exteriores de 2 x 2.5 metros, y una altura de 2,20 metros.
La presencia de edificaciones próximas, como en el caso de la figura 170, soluciona
favorablemente la cuestión, ya que pueden aprovecharse no solamente para alojar,
en una habitación o local habitado, el equipo depurador, sino también los vestuarios
y otras instalaciones convenientes, tales como duchas, lavabos, water, etc.
No estará de más que, al proceder a la excavación del terreno, se tenga en cuenta la
situación de la estación depuradora, dejándola construida aún en el caso de que no
se piense por el momento instalar el correspondiente equipo, porqué tal previsión
facilitará posteriormente el trabajo a realizer.

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