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María Bermúdez Martínez y Pilar Núñez Delgado
(Edición)
Antonio González Vázquez y José Rienda Polo
(Compilación)
© De esta edición:
Ediciones OCTAEDRO S.L.
C/ Bailén, 5 – 08010 Barcelona
Tel.: 93 246 40 02 – Fax: 93 231 18 68
www.octaedro.com – octaedro@octaedro.com
ISBN: 978-84-9921-562-4
Índice
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Prólogo
10. Alzola Maiztegui (2007: 157) lo expresa claramente: «No hay mejor docu-
mento que la literatura infantil para saber la forma en la que la sociedad desea
verse a sí misma, ya que constituye un mensaje de los adultos a la infancia para
contarle cómo debería ver el mundo».
Por su parte Ruiz Campos (1999: 443) lo expresa con claridad al hablar de los
prejuicios sobre la literatura infantil que considera «1. Al niño incapaz de degustar
un texto literario. 2. Inconveniente un texto literario si no está aderezado de ciertas
‘cualidades’, bien ideológicas, bien didáctico-moralizadoras, bien infantilizantes
en el terreno lingüístico-formal y/o temático. En este sentido, y a lo largo de los
dos últimos siglos, se ha considerado que un necesario valor moralizador habría de
estar presente en todo texto escrito para niños».
11. Véase especialmente el cuestionamiento educativo al tratamiento canónico
de los clásicos en Pozuelo (2002: 295-310).
18 Canon y educación literaria
12. Es prolija la larga lista de prejuicios o sesgos que aportan las psicologías
cognitiva y social y su impacto sobre la conducta perfectamente transferibles a
la dinámica de aula, como el sesgo de confirmación que nos mueve a indagar en
busca de la confirmación de nuestras creencias, la percepción selectiva, el falso
consenso, etc.
Canon literario y educación 21
13. Tal y como lo apuntaba Teresa Colomer (2005: 211): «La existencia de unos
clásicos sancionados socialmente resulta algo tranquilizador para la escuela cuan-
do afronta la tarea de decidir qué referentes deberían poseer los alumnos, pero ello
no significa que se deban ignorar las trampas y los problemas que se esconden tras
la existencia reconocida de unos ‘clásicos’. Por ejemplo, la crítica literaria moder-
na reforzó la idea de la relación entre la obra y su autor, de manera que, cuando la
escuela elige sus lecturas, lo hace superponiendo los criterios de excelencia de las
obras y de sus autores. Es decir, una obra puede ser elegida como lectura porque se
piensa que es importante conocer a su autor, aunque la obra en cuestión se consi-
dere de menor interés que otra que ha sido eliminada por tratarse de un autor valo-
rado como poco relevante para el proceso de aprendizaje cultural de los alumnos,
todo lo cual supone una “componenda de equilibrio inestable”». Esta y otras com-
ponendas a las que alude Colomer, y de difícil resolución, pueden quedar resueltas
no haciendo ninguna selección previa por parte del docente y permitir, mediante
la apertura del canon escolar, que la selección la realicen los propios alumnos fa-
voreciendo la pluralidad de textos (mucho mejor para comprender un periodo lite-
rario que una selección previa), aprovechando su capacidad de descubrimiento, de
contraste interno sobre las expectativas de lectura y las efectivamente realizadas,
del debate como método de construcción de un canon de consenso e incluso de
uno propio de disenso, etc. aprovechando para ello toda la potencialidad de los
enfoques constructivistas, cooperativistas, comunicativos y de tareas… que con
tanto éxito ha verificado la didáctica de la lengua; didáctica que ha comprobado,
además, la eficacia psicopedagógica de enfrentar a los alumnos a textos reales y no
codificados ad hoc (M.C.E.R., 2002).
22 Canon y educación literaria
14. Coincidimos con Teresa Colomer (2005: 209) cuando afirma que: «En este
nuevo contexto, el acento escolar en la lectura como acceso libre a un corpus cam-
biante y adaptado a las circunstancias ha empezado a juzgarse como una dejación
de la función escolar de crear referentes y sentido de comunidad […], cuando se
reclama la alineación escolar a favor de la recuperación de los clásicos no debe
olvidarse que la escuela selecciona sus obras “legitimadas” en función de distintos
propósitos y que el canon de donde proceden, sea infantil o de adulto, debe verse
siempre como un conjunto vivo y cambiante» [los subrayados son nuestros]. Sin
embargo, el carácter vivo y cambiante al que alude Colomer parece referirse a la
capacidad sistémica de evolución del canon (Even-Zohar, 2007) desde la perspec-
tiva del docente (único con acceso libre), parece justificar su no siempre ajuste a
cánones estables y/o establecidos educativamente por parte del maestro en aras de
otras metas docentes, y no a la apertura del canon en el aula, a la creación de posi-
bilidades de establecer cánones individuales desde procesos de reflexión e investi-
gación autónomos e intercambio cooperativo para el consenso de cánones sociales
en el seno del aula, etc. En términos generales, la propuesta de Colomer (2005: 208)
se inscribe en una concepción de la tarea docente ligada a la enseñanza de la lite-
ratura que se decanta porque «[…] puesto que la tarea escolar se propone objetivos
tan esenciales como enseñar a construir un significado, mostrar un mapa interpre-
tativo de la cultura y formar una identidad ciudadana común, no parece que los
planteamientos basados en la deconstrucción de lo establecido, en la abolición de
jerarquías entre lo que ha pasado a denominarse “alta literatura” y los restantes
fenómenos ficcionales o en la multifocalidad de los sujetos con derecho a interpre-
tación, resulten realmente adecuados» [los subrayados son nuestros].
15. La apertura de un canon escolar, siguiendo aquí a Walter Mignolo (1998:
268), ha de ser sensible a las culturas presentes en las aulas de nuestro actual siste-
ma educativo para evitar que termine proyectando valores o hipotextos del primer
mundo sobre las otras literaturas marginadas en el aula o de tercer mundo, enseñar
literaturas regionales como si fuesen universales y viceversa, etc.
16. […]«la imposibilidad de separar la percepción actual [de las obras] de las
interpretaciones realizadas por la crítica sobre el texto o el autor a lo largo del
tiempo (Mignolo, 1998: 211)».
Canon literario y educación 23
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tiago de Compostela.
Canon literario y educación 25
Introducción
En cualquier caso, «no hay que perder de vista que [el propósito
de] la presencia de la literatura juvenil en el currículum y en las
programaciones de aula no es otro que el de contribuir a fortale-
cer el hábito lector, esa destreza lingüística que requiere de cierta
frecuentación de la lectura para afianzarse» (Ruiz, 2006: 75). No
olvidemos nunca que «aunque los índices lectores mejoren, se per-
cibe un hecho que es objetivo: se siguen perdiendo lectores, que,
incluso, llegan a convertirse, con el paso de los años, en analfabe-
tos funcionales» (Cerrillo, 2004: 256).
A partir de aquí se establecen las dos cuestiones nodales que
mantendremos en nuestro horizonte crítico: en primer lugar, la
carestía de delimitación significativa del ya manido sintagma ani-
mación a la lectura obliga a una revisión terminológica a partir de
la noción conceptual de lectura motivada que, definitivamente, la
integre en el ámbito docente, a la par que, por un lado, la diferencie
del activismo sociocultural extraescolar y, por otro, posibilite y le-
gitime su teorización didáctica (Rienda, 2006: 9-15); en segundo lu-
gar, la imposición del condicionante axiológico derivado de la im-
plicación de la multiculturalidad en los currículum como elemento
conexo, embrolla aún más si cabe la consecución del ya clásico y
delicado equilibrio surgido del triple engarce que suponen el valor
literario, la lectura y su dinamización (por ejemplo, Sousa, 2008;
Carranza, 2006; Cerrillo, 2002; Cervera, 1995…).
Todo lector sabe que en dónde leemos afecta al cómo leemos: con qué
placer, disposición y concentración. […]. Pero no es solo una cuestión
de lugar, de circunstancia. También es una cuestión de tener los libros
que queremos, de qué humor estamos hablando, […] por no mencionar
nuestra actitud general hacia la lectura –si es algo que en sí disfruta-
mos o no– y por qué estamos leyendo en ese momento en particular –
por obligación o por placer–. Estas son algunas de las cosas que nos in-
fluyen. Todas juntas forman el contexto social de la lectura. Tomadas
en conjunto, constituyen lo que yo llamo el «ambiente de la lectura».
[…] Si queremos ayudar a otras personas, en especial a los niños, a que
se vuelvan lectores ávidos y, lo más importante, reflexivos, necesita-
mos saber cómo crear un ambiente de lectura favorable. (Chambers,
2007: 13)
SELECCIÓN
(Libros con lo que se cuenta,
disponibilidad, accesibilidad,
presentación)
ADULTO
FACILITADOR
En definitiva:
Animación a la lectura, lectura motivada y multiculturalidad 31
donde quiera que los hombres han llegado a establecer relaciones regu-
lares entre sí, la naturaleza de los sistemas de comunicación creados
entre ellos, las formas que asumen tales sistemas y las medidas de su
eficacia han determinado en gran parte las probabilidades de acerca-
miento o unificación de las comunidades, así como las perspectivas de
la reducción de las tensiones o el arreglo de los conflictos que surjan.
(M’Bow, 1980: 11)
riencias de tipo vital. Para ello, […] proponemos una opción didáctica
que facilite la aprehensión y comprensión de por qué es necesaria la
lectura para la vida de las personas. Esa didáctica será de naturaleza
crítica, ya que apoyamos incondicionalmente el hecho de que la forma-
ción de las personas se halle encaminada hacia lo crítico, reflexivo y
autónomo. La elección ontológica de una educación lingüisticolitera-
ria crítica que propugne la inserción del lenguaje a través de todas las
áreas del conocimiento que afectan al aprendizaje de las personas es la
que más nos atrae. Por ello, [los diseños didácticos propuestos] inclu-
yen un entramado comunicativo que permite un más sencillo acerca-
miento a las obras literarias (cfr., López y Encabo 2001: 89-75). Como
conclusión, debemos indicar que es algo muy importante el tratamien-
to didáctico de las obras literarias, ya que de esa forma restaremos ari-
dez a la aproximación a las mismas y permitiremos la animación a
leer, cosa muy necesaria en los tiempos tecnológicos que transcurren.
(Encabo, 2004: 316-317)
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42 Canon y educación literaria
24. Este lector abierto y sensible a las diferencias, que se reconoce a sí mismo y
valora al otro, es al que Tejerina (2008: 71) denomina lector multicultural.
48 Canon y educación literaria
Como materia más sugestiva y rica, el niño experimentará ante ella im-
pulsos lúdicos e imaginarios, alientos cognoscitivos y psicoafectivos,
que tendrán como consecuencia directa despertar reflexiones variadas
sobre los textos, motivando así diversas aproximaciones personales a
la literatura infantil, entre ellas, también, la lingüística (p. 12).
mación de los docentes que les permita no dejarse llevar por los listados de las
empresas que mejor distribuyen sus libros.
54 Canon y educación literaria
30. «Por eso, el contacto del niño con los mejores poemas es además de un pla-
cer y una experiencia lingüística enriquecedora, un puente entre el mundo poético
infantil y el mundo poético adulto, mundo y expresión que no deberían dejar de
ser suyos también en el futuro» (Sánchez Corral, 1995: 104).
56 Canon y educación literaria
31. En el trabajo que comentamos se nos presentan como medios muy valiosos
para el desarrollo de habilidades lingüísticas, para el acercamiento al goce estético
y para la producción textual por diversos motivos: a) parten de los aprendizajes
previos de los alumnos adquiridos en el medio sociocultural en el que se desen-
vuelven, b) introducen a niños, adolescentes y adultos en las raíces culturales de
su pueblo, c) desarrollan actitudes positivas hacia la lectura, d) son fácilmente ase-
quibles a los alumnos y, por lo tanto, muy apropiados para la comprensión lectora
y el análisis textual.
La educación literaria en el ámbito escolar 57
32. Estamos aquí ante el concepto del teatro como espesor de signos de Kow-
zan (1975).
33. Ortega (1991) señala la importancia de juego sociodramático para el desa-
rrollo de habilidades comunicativas y de roles sociales. Para esta autora (p. 15) el
juego sociodramático debe ser visto «como un proceso natural de aprendizaje de
habilidades sociales, sobre todo comunicativas y de representación de conocimien-
tos referidos a los temas en que ellos se reproducen» pero, más allá de esta dimen-
sión hay que considerar su potencial para la educación estética.
La educación literaria en el ámbito escolar 59
niños no sepan leer, debe ser un espacio con entidad propia donde
se realicen actividades de narración, recitación, etc. (Castán, 2002;
Baró y Mañá, 2002; Escardó, 2003; MEC, 2006).
En relación con los materiales necesarios para el trabajo con la
literatura en la escuela (Cedeira et al., 2006), hay que considerar la
ficción audiovisual pues los cuentos e historias ya no se encuen-
tran solo en libros, sino también en CD, en vídeos, en juegos mul-
timedia, en el cine y en la televisión. Aunque todavía no sea muy
usual trabajar con ellos en la escuela, algunos de estos materiales
son de alta calidad y deben escogerse cuidadosamente y utilizarse
con frecuencia.
Los dibujos animados constituyen uno de los apartados más in-
teresantes de la comunicación infantil. La suma de formas, colores,
movimiento, sonido y fuerte caracterización de los protagonistas
reúne las condiciones idóneas para impresionar profundamente la
mente de los pequeños espectadores. Su uso debe ir acompañado
de momentos para dialogar y comentar lo visto.
En otro sentido, es fundamental tratar de implicar a las familias
en la educación lingüística y literaria de los niños y los adolescen-
tes. Así, han de ofrecérseles pautas en relación con la importancia
que tiene en el desarrollo de los infantes el contacto con la literatu-
ra, para lo cual hay que animarlos a que les cuenten historias a sus
hijos, les lean cuentos, les hagan ver por qué leen ellos, les regalen
libros, les comenten cosas que han leído y les han gustado, los lle-
ven a librerías, bibliotecas, teatros, o les destaquen informaciones
que han sabido por un libro, etcétera.
La conservación de la cultura de transmisión oral que forma
parte de la infancia de los padres y abuelos puede ser una tarea
compartida de estos y de la escuela que, además de contribuir al
desarrollo lingüístico, ayuda a construir la identidad individual y
colectiva del niño. En casa se pueden contar historias y leyendas
de tradición oral, cantar nanas, recitar poemas, contar juegos de
antes y las canciones o fórmulas de que se acompañaban, proponer
adivinanzas, etc. Los momentos dedicados a estas actividades tie-
nen también, y sobre todo, un valor inestimable para el desarrollo
afectivo de los niños por la relación que suponen con sus padres y
con sus abuelos.
A modo de conclusión
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Cedeira, L. et al. (2006). Guía de recursos para leer en la escuela. Salaman-
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La educación literaria en el ámbito escolar 63
Graciela Montes
36. El lector, como principio activo de la interpretación, forma parte del marco
generativo del propio texto (U. Eco, 1987: 16).
37. Discurso de Susan Sontag en la entrega del Premio Príncipe de Asturias
de las Letras 2003 (<www.fpa.es/premios/2003/fatema-mernissi-susan-sontag/
speech/>).
68 Canon y educación literaria
38. «[…] una escuela que quiera acoger la educación intercultural no debe con-
formarse con añadir aspectos culturales que ayuden a conocer al otro, aunque este
sea el primer paso, sino pretender lo más difícil: revisar las actitudes de alumnos y
profesores e incorporar en las metodologías la reflexión acerca de los patrones cul-
turales transmitidos. Sentida así, la educación intercultural no se limita a los cen-
tros con alumnos de otras nacionalidades o culturas sino que implica a cualquier
aula puesto que supone reconstruir el conocimiento, trabajar la existencia del otro,
esté o no en nuestra clase […]» (Perera y Ramón, 2007: 89-90).
Literatura infantil y juvenil, educación literaria y diversidad cultural 69
41. En la línea de pensamiento que nos ocupa, textos como, por ejemplo, los de
Aguado Odina (1996), Essomba (2007), Ruiz Román (2003) y Rodrigo Alsina (1999),
citados en la bibliografía.
42. En este sentido, señala Rodrigo Alsina (1999): «Toda cultura es básicamente
pluricultural. Es decir, se ha ido formando, y se sigue formando, a partir de los
contactos entre las distintas comunidades de vidas que aportan sus modos de pen-
sar, sentir y actuar. Evidentemente los intercambios culturales no tendrán todos
las mismas características y efectos. Pero es a partir de estos contactos que se pro-
duce el mestizaje cultural, la hibridación cultural […] Una cultura no evoluciona
si no es a través del contacto con otras culturas. Pero los contactos entre culturas
pueden tener características muy diversas. En la actualidad se apuesta por la inter-
culturalidad que supone una relación respetuosa entre culturas […] la intercultu-
ralidad implica, por definición, interacción […]».
72 Canon y educación literaria
43. Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: aprendizaje, ense-
ñanza, evaluación. Disponible en: <http://cvc.cervantes.es/obref/marco>, p. 23.
Literatura infantil y juvenil, educación literaria y diversidad cultural 73
Solo desde hace unas décadas (en torno a los años ochenta), la lite-
ratura infantil y juvenil viene asumiendo cierto protagonismo en
las aulas. Décadas atrás se venía hablando, como apuntábamos, de
un canon oculto, configurado por un cierto número de obras de la
literatura infantil y juvenil que los maestros «utilizaban» si bien
de manera no declarada (no oficial, no canónica) y casi siempre re-
legada a momentos puntuales, extraordinarios en el devenir de la
programación escolar. En los últimos tiempos, como apunta Teresa
Colomer, esta situación parece revertirse para llegar al movimiento
contrario, el de una «escolarización de la literatura infantil y juve-
nil», fenómeno ligado al boom editorial sobrevenido en el ámbito
de la literatura infantil y juvenil, a su vez condicionado por su pre-
sencia cada vez más destacada en las aulas. Un hecho que encie-
rra un peligro evidente ya que, como señala la autora, el hecho de
que «la literatura infantil y juvenil haya entrado en la escuela no
significa que se sepa exactamente qué lugar debe ocupar una vez
allí» (Colomer, 2010: 70). Esto es así, entre otras causas (y sin de-
jar de poner en relieve la escasa formación del profesorado en este
campo),44 por el hecho de que cuando la literatura infantil y juvenil
ha entrado en la escuela más bien ha sido como instrumento para
la consecución de fines educativos varios, ajenos o añadidos a su
valor intrínseco como literatura, lo cual tiene consecuencias direc-
tas en la selección de textos para la lectura de niños y jóvenes (un
go. Esto tiene mucho que ver con las marcas de origen de esta literatu-
ra. Desde su nacimiento la literatura infantil estuvo embarcada en lo
formativo entrelazado con el deleite. (Bajour y Carranza, 2005)
Desde hace unas décadas en nuestro país, apoyada por una suer-
te de moda editorial y por su utilización en los actuales contextos
educativos, se ha venido generalizando la llamada literatura infan-
Literatura infantil y juvenil, educación literaria y diversidad cultural 77
49. Vid., entre otras, las ensayadas por Pascua (2007: 31), Perera y Ramón (2007:
99), Jaime G. Padrino (2005) o la diseñada por el Centro Internacional del Libro
Infantil y Juvenil de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y la Organización
Española para el Libro Infantil (OEPLI) en La multiculturalidad en la literatura
infantil y juvenil (2008), bibliografía dedicada a la multiculturalidad, presentada
como contribución al IV Congreso Ibérico sobre el Libro Infantil y Juvenil, «Leo
diferente: el libro infantil y juvenil desde la diversidad cultural».
Literatura infantil y juvenil, educación literaria y diversidad cultural 79
M.ª Shua (2007), o Mitos de memoria del fuego (2002), del uruguayo
Eduardo Galeano.50
El volumen de Shua recoge diversos relatos que nos presentan
la figura del pícaro en varias culturas (africanas como la ashan-
ti o la yoruba, coreana, rusa, italiana, china, árabe, japonesa, ju-
día, griega, nepalí, holandesa, sioux, argentina y persa). Mitos se
compone de breves relatos, basados en mitos indígenas de funda-
ción, que nos sitúan en una América previa al Descubrimiento y
la Conquista. Los textos de Shua y Galeano presentan además un
movimiento común en el que autoría y reescritura funcionan estre-
chamente unidas en tanto los autores no se limitan a recopilar los
textos recogidos de la tradición popular, sino que los seleccionan
y reescriben desde una mirada actual, personal y propia que, a su
vez, se inscribe en una perspectiva de lectura y escritura intercul-
tural: no en cuanto a la presencia de una temática o unos «valores»
de convivencia cultural, sino en el valor mismo de los volúmenes
en su conjunto, como expresión de una línea de escritura que ha
venido marcando a la literatura hispanoamericana desde sus co-
mienzos: la unidad de la diversidad cultural y la universalidad de
las prácticas estéticas, culturales y literarias desde la asimilación
de tradiciones y expresiones diversas que definen la esencia misma
de la cultura hispanoamericana (un referente destacado, como ya
apuntamos, para la reflexión intercultural).
Muchos son los textos que podríamos citar como referencia para
ese conjunto de obras que de manera explícita abordan temáticas
más o menos actuales ligadas a la multinterculturalidad e intercul-
turalidad (inmigración, diáspora y exilio, adopción…). Se trata de
un amplio conjunto de textos que se ha ido conformando como de
especial interés para la educación intercultural, si bien, en el cam-
po literario que nos ocupa, su entrada masiva en el mercado edito-
rial implica un riesgo ya que no son muchos los textos que, como
venimos apuntando, consiguen conjugar calidad estética y visión
intercultural.51 Muchos de ellos no dejan de ser textos informativos
que abordan conflictos estrechamente ligados a la multiculturali-
dad, pero en los que no funciona la mirada estética, objeto central de
nuestro interés. Por otra parte, existe el peligro de caer en tipismos o
folclorismos cuando esa mirada está mediatizada por enmascaradas
concepciones culturales etnocéntricas. Desde otra perspectiva, no
podemos dejar de hacer referencia a la importancia de las estrategias
50. En la misma línea pueden leerse otras propuestas de Shua como Planeta
Miedo (2002) y La fábrica del terror (2006).
51. Como ejemplos de textos que reúnen visión intercultural y calidad estética
podríamos destacar títulos como Abdel (1994), de Enrique Páez; El paso del estre-
cho (1997), de Fernando Lalana, o Smara (2006), de Paula Carballeira.
80 Canon y educación literaria
52. Sobre estos aspectos puede consultarse el estudio de Isabel Pascua (2007)
y las líneas del proyecto Only Connect (vid. García Solana, 2005 y García Padrino
2005: 10-15). Son también interesantes las indicaciones que hace Viçent Pagès Jordá
(2009: 44) señalando algunas claves de mediación (presentar a autor y título en su
lengua original, traducciones actualizadas…).
53. La primera edición de Elmer es de 1989 (Reino Unido: Andersen Press Ltd.),
puede verse la edición en español de la editorial Beascoa (2006). La primera edi-
ción de la obra de Leo Lionni, con el título original Little blue and Little yellow es
del año 1962 (G. B.: Brockhampton Press), puede encontrarse traducción al español
en la editorial Kalandraka Ediciones Andalucía (2005).
Literatura infantil y juvenil, educación literaria y diversidad cultural 81
que tendrían poco que ver con el aprendizaje de reglas y mucho con
la posibilidad de conectar cuanto antes mejor con la literatura, en una
amplia gama de formas y en estrecha relación con la lectura de otros,
de manera que el contraste entre la verbalización de las respuestas ob-
tenidas por unos y otros hiciera progresar con naturalidad las capaci-
dades lectoras. (Colomer, 1999: 113)
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Literatura infantil y juvenil, educación literaria y diversidad cultural 83
Milena Bernardi
Premisa
55. Grilli, «Le maschere del mondo e i buchi delle serrature, della curiosità,
del leggere e del raccontare storie» (Beseghi, E., 2008).
Poesía y teatro 87
La poesía
56. Calvino, I. Tutto può sparire in una nuvola di fumo, las entrevistas de Italo
Calvino en las televisiones, editado por Mauro Angeloni.
92 Canon y educación literaria
La inspiración, sea lo que sea, nace de un incesante «no sé». Son dos
palabras pequeñas. Pequeñas pero aladas. Palabras que dirigen nues-
tra vida hacia territorios que se extienden dentro de nosotros mismos
y hacia territorios donde queda suspendida nuestra diminuta tierra.
(Szymbrska, 2008: 17)
60. Pesci d’Argento, colección de libros de poesía para jóvenes ideada y editada
por Grazia Gotti para Einaudi Ragazzi, publicación a cargo de Edizioni EL, Trieste,
que ha publicado volúmenes ilustrados con colecciones de poesías pertenecientes
a muchas lenguas y culturas.
61. Edición y ensayo introductorio a cargo de Antonio Faeti (2007).
Poesía y teatro 97
El teatro
El Festival forma parte del proyecto Small Size, Big Citizens,67 re-
conocido por el Programa Cultura de la Comisión Europea. Fue
ideado y realizado por la compañía La Baracca-Testoni Ragazzi; tie-
ne lugar en Bolonia. En 2011 celebrará su 7.ª edición.
A lo largo de las seis ediciones de «Visioni di futuro, visioni di
teatro» («Visiones de futuro, visiones de teatro») se han dado cita
en Bolonia actores, artistas, bailarines, pedagogos, filósofos, profe-
sores y maestros, educadores y educadoras, padres, estudiantes y,
obviamente, niños de numerosas partes del mundo que han que-
rido intercambiar pensamientos, conocimientos y experiencias,
relacionándose en torno a producciones teatrales pensadas especí-
ficamente para los niños de las guarderías infantiles, los muy pe-
queños y los niños de preescolar.
El desafío es evidente. Reside en la marginalidad de la prime-
ra infancia como lugar, tiempo y dimensión de lo lejano que L. A.
Fiedler (1963: 562), gran crítico literario que estudió en profundi-
dad la relación de la literatura con la imaginación, llama Terra-del-
Mai (Tierra del Nunca). Reside en la especificidad del teatro que
cuenta historias a los niños, y aún más si son muy pequeños. Estos,
al igual que el teatro para la infancia, a menudo son invisibles,68
ya que se les percibe como tal. Para la sociedad y para la historia,
la infancia tiende a caer en una especie de estado de invisibilidad
ante el ojo adulto, y la literatura infantil y la historia de la infancia
lo ponen de manifiesto.
Sin embargo, Roberto Frabetti escribió que «Hasta hace muy po-
cos años, el teatro para los más pequeños era algo más que un fenó-
meno marginal. Pero, puesto que la marginalidad es propia de los
niños y de todas las actividades que los conciernen, quiero centrar
la atención sobre la visibilidad. Antes que nada, esto es, sin duda,
un estado positivo. Es una declaración de existencia certera» (Fra-
betti, 2010: 12).
67. Small size: red europea para la difusión de las artes «performativas» para
la primera infancia. La Comisión Europea, mediante el Programa Cultura, apoya
el nuevo proyecto Small Size, Big Citizens. Doce compañeros de doce países eu-
ropeos diferentes exploran e investigan sobre la relación entre artes e infancia,
creando espectáculos, laboratorios y festivales destinados a los niños de cero a
seis años (desde Icaro, n.°3/4, 2009, la Baracca-Testoni Ragazzi, año 2009-2010, Bo-
lonia, Italia).
68. En una obra mía reciente (Bernardi, 2009) traté la metáfora de la invisibi-
lidad de la infancia expresada mediante los iconos del cuento y, en particular, los
niños muy pequeños. El tema está, a mi juicio, intrínseco en la historia de la infan-
cia y la literatura infantil.
Poesía y teatro 101
Creo que el siguiente paso será crear una biografía para cada uno, re-
montar el tiempo hasta donde sea posible. Sin una historia a las es-
paldas que proporcione un por qué a nuestro existir aquí y ahora, no
somos nadie y, para que esta historia sea personal, en el vacío de la
memoria, en los olvidos necesarios para soportar los horrores y las
desgracias sufridos y realizados, se necesitan rastros de vida que re-
mendar juntos hasta inventarnos un recorrido más realizado, como si
hubiera en algún lugar un sentido, un diseño. (Baliani, 2005: 29)
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104 Canon y educación literaria
Wolfgang Iser
Introducción
La literatura, de todos es sabido, actúa como recreadora de otros
mundos, ya sean iguales o distintos al nuestro (realidad o fantasía),
pero, en la mayoría de los casos, en nuestras aulas no se llega a dar
la chispa que alcanzamos cuando leemos para nuestro propio dis-
frute, no se da ese deseo de seguir leyendo cuando termina nuestro
alumnado su horario escolar.
Y nos preguntamos cuál puede ser la razón o las razones que lle-
van a los niños y niñas a amar la lectura. ¿Será porque los docentes
no sienten pasión por la literatura o será porque las lecturas litera-
rias elegidas no comparten un código sociocultural con el alum-
nado o, quizás, la didáctica de la literatura requiere la experiencia
reflejada en el currículum y en las leyes educativas que el docente
ignora o no lleva a la práctica?
Los procesos de enseñanza aprendizaje van más allá de la trans-
misión de conocimientos. La literatura es, ante todo, goce estético
y el lenguaje es el vehículo que permitirá construir un discurso
literario y una forma de sensibilidad que permitirá decodificarlo.
El goce estético debe ser entendido como una luz clarificadora
que surge del contacto con el mundo que se abre desde la literatura.
Tabla 4. Autores localizados en cada ciclo educativo de primaria clasificados según su producción literaria
2.º ciclo (3.er y 4.º cursos) 3er ciclo (5.º y 6.º cursos)
1.ª categoría INFANTIL-JUVENIL
Alfredo Gómez Cerdá Alfredo Gómez Cerdá
Ana Mª Romero Yebra Ángela Nanetti
Ángela Nanetti Anne Serrano
Antonio Rubio Antonio de la Fuente Arjona
Bianca Pitzorno Beatriz Ferro
Carlos Marianidis Carles Cano
Carlos Puerto Carlo Collodi
Carlos Reviejo Carlos Guillermo Domínguez
Carlos Villanes Cairo Carmen Gómez Ojea
Carmen Pérez Avello Carola Sixt
Christian Bieniek Concha López Narváez
Christine Nöstlinger Consuelo Armijo
Concha López Narváez Daniel Nesquens
Consuelo Armijo Dick King-Smith
Edwin Moser Ema Wolf
Emili Teixidor Fernando Lalana
Enric Larreula Gianni Rodari
Fina Casalderrey Graciela Pérez Aguilar
Geoff Endacott Joan Aiken
Gianni Rodari Joan Manuel Gisbert
Graciela Montes Joles Sennell
Horacio López Jonathan Swift
Joan Manuel Gisbert Jordi Sierra i Fabra
Joel Franz Rosell Jose Antonio del Cañizo
Jordi Sierra I Fabra José María Almárcegui
Juan Muñoz Julio Verne
Knister Lewis Carroll
Mariasun Landa Luis Matilla
Mercè Company Manuel L. Alonso
Michael Ende Mary Pope Osborne
Mira Lobe Miguel Ángel Mendo
Neil Philip Miquel Desclot
Otfried Preussler Nacho Docavo Alberti
Paco Climent Paco Martín
Paloma Bordons Paloma Bordons
Patricia Barbadillo Paolo Lanzotti
Pilar Mateos Ricardo Mariño
Ricardo E. Pose Roald Dahl
Ricardo Mariño Rocío de Terán
Roald Dahl Tao Tao Liu Sanders
Thomas Winding Tomás Afán Muñoz
Victoria Bermejo
2.ª categoría ADULTO
Eliacer Cansino Bo Carpelan
Esopo Esopo
Graham Greene Federico García Lorca
Jesús Fernández Santos Gerardo Diego
Juana de Ibarbourou Juan Ramón Jiménez
León Felipe Juana de Ibarbourou
Miguel de Unamuno Peter Bichsel
Rafael Alberti Quim Monzó
Wilhelm Hauff Ray Bradbury
Yosef Ben Meir Ben Zabarra Ryszard Kapuscinski
Tolstoi
3.ª categoría AMBOS PÚBLICOS
Bernardo Atxaga Bernardo Atxaga
Carlo Frabetti Karlos Linazasoro
Ignacio Padilla Luís Sepúlveda
Presencia de la literatura infantil y juvenil en el canon escolar actual 113
Adulto 15,3 15
Consideraciones finales
Referencias bibliográficas
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Presencia de la literatura infantil y juvenil en el canon escolar actual 115
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116 Canon y educación literaria
Introducción
cia Clásica hasta nuestros tiempos. Desde que en el siglo viii a. C.,
el término canon pasara al griego clásico como «patrón de medida
o forma», se fue extendiendo a diversos campos, entre ellos la lite-
ratura, entendiéndose como el conjunto de obras representativas de
una determinada cultura, por transmitir unos conocimientos su-
puestamente universales. Posteriormente, el concepto de canon ad-
quiere nuevos matices a través de la tradición judeocristiana. Gra-
cias a esta acepción, la palabra goza de cierta supremacía, y todo lo
que estuviera incluido en el canon bíblico era indiscutible, ya que
se encontraba divinamente inspirado. Fue en el concilio de Trento
(1546) cuando se fijó el canon de la Iglesia Católica, declarándolo
dogma, y se propuso un canon apócrifo, esto es, ciertos textos pro-
hibidos y desestimados por las autoridades eclesiásticas.
Con el devenir histórico y dejando de lado el componente reli-
gioso, quedaron sentadas las bases del término como algo indis-
cutible y cerrado. Mención especial merece el canon en el Renaci-
miento, indudable punto de inflexión en todas las disciplinas de-
bido a la difusión de las ideas humanistas, cuya máxima es tomar
al hombre como medida de todas las cosas, como canon, dejando a
un lado las previas concepciones medievales de carácter religioso.
Si bien hasta aquí hemos trazado un recorrido por algunas de
las diferentes consideraciones teóricas sobre el canon desde la
Antigua Grecia hasta el Renacimiento, ha llegado el momento de
centrarnos en el siguiente punto de inflexión sobre el canon: las
diversas teorías literarias del siglo xx, las cuales comparten la idea
de que los estudios literarios deben constituir una ciencia autóno-
ma. Si bien hasta esta centuria se consideró la literatura como cien-
cia estática, válida para cualquier edad y tiempo, en el siglo xx la
práctica totalidad de los teóricos la defiende desde la conciencia
histórica. Así pues, existirían tantos cánones como formas de pen-
sar, teniendo muy presente el principio de interculturalidad y mul-
tilingüismo, exceptuando al neoconservador Harold Bloom. En El
canon occidental (1994), Bloom sostiene una construcción canóni-
ca única, basada exclusivamente en presupuestos estéticos, nunca
ideológicos, lo que no deja de ser, cuanto menos, utópico, ya que,
entre otros factores, la ideología juega un papel fundamental en su
configuración.
En la primera década del siglo xx, el formalismo ruso apoyaba el
dinamismo en la evolución literaria, partiendo del carácter descom-
ponible de la obra en unidades y niveles. El factor más importante
de la evolución literaria sería la misma literatura, siendo la litera-
riedad tan cambiante como la historia. Pasamos a tratar la tradición
literaria estructuralista, con Roland Barthes (El grado cero de la es-
critura, 1953) como su máximo exponente. Llama la atención, ba-
sándose en la tradición saussureana, sobre los códigos utilizados en
118 Canon y educación literaria
El canon y la enseñanza
Conclusión
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Apertura del canon literario a través de la innovación docente 133