Está en la página 1de 1

En las etapas iniciales de configuración de la pareja, Minuchin y Fishman (2008)

aluden a la necesidad de marcar fronteras en el nuevo sistema creado (la pareja) con

respecto a otros sistemas del entorno. Mediante la negociación, deben establecerse

fronteras que regulen la relación de la nueva unidad con las familias de origen, amigos,

el área laboral, así como otros contextos importantes. Es decir, según estos autores la

pareja debe definir nuevas pautas para la relación con los demás. Igualmente establecen

la necesidad de armonizar los estilos y expectativas que son diferentes en ambos

miembros. De igual modo la pareja debe crear reglas sobre la intimidad, las jerarquías,

así como pautas de cooperación. Otros elementos que señalan como fundamentales son

los de aprender a enfrentarse a los conflictos y realizar la conversión del “todo” en

“parte”. Es decir, al inicio cada cónyuge se experimenta como un todo en interacción con

otro todo. Pero para formar la nueva unidad de pareja, cada uno tiene que convertirse en

parte y es posible que esto se experimente como una cesión de individualidad.

Según Campo (2014) la tipología de conflictos que puede presentar una pareja, son los

siguientes: Conflicto tipo A: Desajustes en la organización de la convivencia

La mayoría de las parejas han podido presentarlos en algún momento de su relación,

aunque es en el inicio de la convivencia cuando suelen detectarse con mayor relevancia.

Son conflictos generalmente explícitos y pueden ser definidos como problema por parte

de al menos uno de los cónyuges. Cuando se prolongan en el tiempo acostumbran a

reflejar el fracaso de los mecanismos de afrontamiento en tanto la pareja no ha encontrado

la manera de propiciar un ajuste adecuado. Se centran en la dificultad para ajustar rutinas

en cuanto a la organización de los aspectos pragmáticos, como por ejemplo, desacuerdos

en las tareas domésticas, en el ocio, en el ámbito laboral, en los hijos, entre otros (Campo

& Linares, 2002)

También podría gustarte