¿Trabajamos para tener libertad o haciéndolo solo nos privamos de
esta? Desde el inicio de las sociedades y la propiedad privada, el hombre ha sido objeto de la plusvalía por parte del proletariado, siendo parte del apoyo a su propia utilización, pero con incapacidad para detenerla. Remontándonos a la colonización de Colombia, este país solo ha sido explotado y saqueado, a diferencia de su contra parte en el mismo continente, el cual fue creado como el imperio más grande del capitalismo. Los Estados Unidos de América, no tomada por colonia si no como inversión, generando un dominio sobre los demás países bajos y tercermundistas, ejerce poder sobre América Latina llegándolo a dominar mediante a la economía global. La república de Colombia como un país marcado por la violencia y explotación territorial. Ha atravesado dificultades administrativas debido a la disputa sobre la toma del poder de la nación y su manera de administrarlo, posicionando a Estados Unidos a ser parte del flujo y manejo económico. Esta deficiencia del control ejercido en la región, le dio comienzo a la hegemonía conservadora, la cual conllevo a una fragmentación por bandos politos, generando holocaustos que trajeron como consecuencia el primer conflicto armado después de la independencia de Colombia, denominado como la guerra de los supremos, seguida años después por problemáticas como la guerra de los mil días y la separación de panamá, que fue ideada por los Estados Unidos en asociación con la oligarquía de la época. Para los comienzos del siglo, la Republica estaba sumergida tanto en terror y violencia como en deudas, Colombia reapareció en los mercados financieros internacionales en la siguiente centuria con motivo del auge de préstamos norteamericanos en los años veinte. El país alcanzó una posición en la lista de los principales deudores internacionales, y fue uno de los cuatro mayores deudores de la América del Sur. En el auge crediticio de los setenta, Colombia fue una vez más uno de los países más endeudados, tanto en Suramérica como a nivel mundial. En los años veinte el comercio nacional comenzó a abrirse de una manera sin precedentes al mercado internacional, la exportación de banano se había iniciado con la entrada del siglo, y ya la industria bananera generaba una gran parte de la economía del país. Lo que se llamó como el corredor bananero fue monopolizado por una multinacional proveniente de Estados Unidos, que llego a Colombia desde finales del siglo XIX. la United Fruit Company, interesándose de nuestras tierras que tienen unas ventajas comparativas con las tierras de los países centro americanos, comenzó sembrando en algunas tierras y simultáneamente expropiando a algunos colonos, alquilándole tierras a muchos terratenientes. Convirtiéndose en una riqueza fundada en un monocultivo como el del banano y en una sola forma de comercialización, debido a que, si alguien de la región intentaba comercializar por fuera de la United, era una labor casi imposible, debido a que el mismo corredor bananero donde se dio el desarrollo de la producción bananera de la zona, la cual estuvo relacionado con la construcción de redes ferroviarias; ambas actividades se desarrollaron tierra adentro, al sur de Santa Marta, donde se introdujo el cultivo del banano una vez terminada la red ferroviaria entre Santa Marta y Ciénaga. El ferrocarril se prolongó hasta Riofrío, hasta Sevilla en y hasta Aracataca y Fundación. La distancia total desde Santa Marta era de 59 millas. La United Fruit Company añadió 50 millas de riel desde la carrilera principal a las plantaciones. Teniendo en cuenta la capitalización que tenía la multinacional sobre el ferrocarril, esta ejercía un control y regulaba las exportaciones que se hacían por este medio. No obstante, la influencia de la United no solo se limitaba ahí, pues el fondo fue la relación entre Estados unidos y el gobierno nacional, fundamental para que el conflicto violento se desarrollara en estas zonas del país. El gobierno de Colombia se veía beneficiado con todas las exportaciones de esta multinacional, construyendo una relación más fuerte con Estados Unidos, lo cual genero la producción masiva de banano, mediante a una modalidad de contratistas y de tercerización laboral. Debido al desempleo y a la monopolización de la United sobre la región, los campesinos y obreros optaron por refugiarse bajo el régimen de la multinacional, la cual, al tener un control absoluto sobre el pueblo, ya que al no haber otras maneras de comercialización estos debían aceptar cualquier tipo de condiciones en las que se pudiese trabajar, generando una explotación laboral, donde cada obrero producía por semana el doble de lo que se podía ganar al mes, lo cual era completamente irregular debido a que no eran contratados o vinculados directamente por la empresa norte americana, si no que trabajaban a destajo; por jornales, teniendo una variable entre un día si y el otro tal vez no. Siendo el banano en ciénaga el cielo para una pequeña elite, pero el infierno para los trabajadores. En las grandes ciudades del país, ya se estaba formando las primeras semillas de una organización sindical, mientras en la zona bananera residían franceses los cuales profesaban una visión política anarquista, tratando de promover organizaciones en los trabajadores para reclamar sus derechos y movilizarlos hacia la protesta social. En la casa 460 del pueblo de ciénaga se le dio inicio al sindicalismo en Colombia, con la presencia de María Cano y Raúl Eduardo Mahecha, los cuales se convirtieron en líderes obreros que lograron hacer contacto con la organización ya establecida por los trabajadores, que denominaban ‘‘La unión sindical’’, los cuales se unieron y establecieron un pliego petitorio que constaba de nueve puntos, lo cual buscaba que se cumpliera la escasa legislación laboral que había en Colombia, exigiendo un pago semanal, el descanso dominical, seguridad social, pero sobre todo la abolición del sistema de contratistas, para que fuesen reconocidos como trabajadores. Aproximadamente 25.000 huelguistas, correspondientes al 16% de los trabajadores de la UFCO se congregaron en la sede de ciénaga en la mañana de 12 de noviembre, con la idea de hacer una marcha a la ciudad de Santa Marta, ya que el gobernador de magdalena de esa época, anuncio su deseo por escucharlos para levantar la huelga, sin embargo, no hubo ninguna respuesta ante el gobierno o algún emisario de la compañía, por ende, se quedó en espera uno de los procesos comunistas más grandes de Colombia por casi un mes, hasta los primeros días de diciembre cuando el mismo presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge se comunica con el presidente Miguel Abadia Mendez, para pedirle que se hiciera cargo de la manifestación, quien como por dinero baila el perro, acato los deseos del gobierno norteamericano. La noche del 5 de diciembre, el gobernador de magdalena Núñez Roca, emitió un decreto en el que le exigía a las fuerzas militares dispersar las huelgas. Para eso, el ejército instala ametralladoras, conocidas popularmente con un lenguaje coloquial como las marías palito, en los techos de las estaciones; en ese momento el general Cortes Vargas, da la orden mediante un megáfono a la multitud de manifestantes, de desalojar el lugar en cinco minutos. Al ser miles de personas unas más temerarias que otras, una gran parte se quedó y otra huyo. Pasado los cinco minutos el ejército de Colombia los rodeo y abrió fuego a los miles de manifestantes que aún quedaban, dejando un número de muertes incalculable. Para la madrugada del siguiente 6 de diciembre, Cortez Vargas había encargado una fosa gigante, en los alrededores de ciénaga, donde depositaron una gran parte de los cadáveres, debido a que otros los desplazaban en un camión para luego llevárselos por embarcaciones. Para cuando el hecho se dio a conocer en el País, las versiones oficiales del ejército y los periódicos nacionales, hablan de un total de 20 muertos, para días después incrementar su fecha a 200, para luego reunido los testimonios de los sobrevivientes, la cifra del número de muertes rondaba por los 1.000 huelguistas asesinados, Mientras el gobierno oculta la versión de los hechos, se crea la leyenda de la masacre de las bananeras considerada el mayor movimiento emblemático obrero del país. Colombia desde sus inicios ha vendido sus riquezas, cambiando esmeraldas por papel verde, intercambiando granos de café por monedas de centavos, pero hechos como la huelga de los trabajadores de la UFCO nos recuerdan lo vivos que estamos, aunque ellos ya estén muertos, y la lucha constante que tenemos que llevar por el país, siendo la única discrepancia entre los recuerdos de todos, son los números de muertos, que de todos modos no será la única incógnita de nuestra historia. Tenemos el deber de construir de Colombia un país de oportunidades, no desertar de este e ir a uno el cual se las arrebata.
‘’El gobierno tiene para los colombianos la metralla homicida y una
temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano’’ – Jorge Eliecer Gaitan.