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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES ESCUELA DE NEGOCIOS

EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA MODALIDAD VIRTUAL

SINOPSIS SOBRE: LOS CUATRO ACUERDOS.

DOCENTE: LIC. SOFIA ALBAYERO

ESTUDIANTE:

CARNET:

SECCION: 03

SAN SALVADOR, 10 DE FEBRERO DE 2020.


Sinopsis: los cuatro acuerdos
En esencia, vivimos en un gran sueño, un sueño de sociedad, de comunidad, de planeta.
Nuestros padres nos enseñan los métodos, las reglas de nuestra vida, como encajar en
ella, de la misma forma que a ellos se lo enseñaron sus padres, y así hasta el origen.
Asumimos las enseñanzas sin casi cuestión. Éste es el sueño, vivimos aquello que
generalmente no escogimos, pero lo vivimos como si de realidad se tratara. Asumimos
hasta tal punto, que en aquellos momentos que traspasamos el plano de la duda, de la
cuestión, nuestro Juez (educado según el sueño) cae sobre la Víctima. Nosotros mismos
llegamos al punto de auto-controlamos, nos auto-reprimimos para continuar dentro del
camino. Se establecen así acuerdos en uno mismo, acuerdos que no se cuestionan,
simplemente se siguen, porque son el mecanismo por los cuales todos estamos
sumergidos en el sueño.

Primer acuerdo: Ser impecable con las palabras.

Las palabras son armas de doble filo, hay que saber usarlas con razón. Depende cómo,
algo dicho puede girarse hacia uno mismo, por eso, la cuestión es no caer en este error,
no permitir que nuestras palabras den razones de actuar el Juez. Pero aún no se giren en
contra, pueden actuar como armas hacia terceros, con lo que también es un error. Una
vez asumido eso, podemos darnos cuenta que estamos libres del poder de las palabras
de otras personas hacia nosotros. No daremos oportunidad al Juez, porque sabremos que
las palabras son sólo palabras.

Segundo acuerdo: No tomarse nada personalmente.

No seamos egoístas, el mundo no gira a nuestro alrededor, tomarse las cosas a nivel
personal, es pensar que somos el centro. Nada de lo que hacen los demás es por ti, lo
hacen por ellos. Un ejemplo que nos da en el libro es si alguien me insulta por la calle (o
yo lo percibo así) con casi toda la seguridad no tiene nada o muy poco que ver con migo;
es simplemente su reacción a algo que está pensando fuera (tuvo una discusión con su
hijo, por ejemplo) pero eso no tiene por qué afectar a mí. Al no tomar nada
personalmente podemos empezar a romper muchos pequeños acuerdos internos que nos
hacen sufrir.

Tercer Acuerdo: No hacer suposiciones.

Al hacer suposiciones, asumimos realidades no confirmadas y eso crea generalmente


malestar, porque nuestra mente represora tiende a asumir, a suponer cosas negativas y
eso nos causa dolor. Debemos aprender a preguntar, a expresar nuestras inquietudes y
dudas, sólo así seremos (y haremos a los demás) plenamente partícipes de la realidad sin
presunciones negativas. Nuestro error está en que necesitamos justificarlo todo para
sentirnos seguros y al no saber algo lo suponemos porque no tenemos el valor de
preguntar.

Cuarto acuerdo: Hacer siempre el máximo que puedas.


Si siempre haces el máximo, nunca podrás acusarte a ti mismo de no intentarlo. Y por
mucho que otros te acusen, sabrás que lo has intentado y eso es lo único que cuenta.
Con esto, empezamos el camino hacia la libertad. Partiendo de 3 maestrías: De la
conciencia, conociéndonos. De la transformación, como cambiarnos y huir del sueño y del
Amor. De alguna manera, es necesario reaprender todo lo que se ha aprendido en la vida.
Éste es el principio de un nuevo entendimiento, de un nuevo sueño.

Los cuatro acuerdos es un ensayo basado en la sabiduría de los antiguos toltecas. Relata
las creencias que debería tener un ser humano para estar en equilibrio personal, teatral,
diferencial, emocional, mental y social. Para lograrlo se debe, en primer lugar, entender
que todos los humanos tienen un complejo sistema de creencias (cosmovisión) o
paradigma, adquirido por influencia social, familiar, educacional, y que con frecuencia
dichas creencias adquiridas los perturban mental y emocionalmente, creando infelicidad;
en segundo lugar, aprender que se puede modificar el sistema de creencias para
conseguir el anhelado equilibrio interior que lleva a la felicidad. Para lograrlo, se pueden
poner en práctica los cuatro acuerdos.

Honra tus palabras. Lo que sale de tu boca, es lo que tú eres. Si no honras tus palabras,
no te estás honrando a ti mismo; si no te honras a ti mismo, no te amas. Honrar tus
palabras es honrarte a ti mismo, es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces.
Eres auténtico y te hace respetable ante los demás y ante ti mismo.

No te tomes nada como algo personal. Ni la peor ofensa. Ni el peor desaire. Ni la más
grave herida debes tomar como algo personal. Quien te ofende tiene un veneno que
descargar contra ti, por no saber cómo deshacerse de él. En la medida que alguien te
quiere lastimar, en esa medida ese alguien se lastima a sí mismo. Pero el problema es de
él y no tuyo.

No supongas. No des nada por supuesto. Si tienes alguna duda, aclárala. Si sospechas,
pregunta. Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan tu alma y que
no tienen fundamento.

Haz siempre todo lo mejor que puedas. Si siempre haces lo mejor que puedes, nunca
podrás recriminarte de nada.

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