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“Las obras han sido fragmentadas, pero se han incluido párrafos de síntesis (en
letra normal) que sirven de enlace entre los distintos fragmentos dramáticos, con
el fin de dar a las obras un sentido global.
Texto 1
YOCASTA: (…) Una vez le llegó un oráculo a Layo, no diré del propio Febo,
pero sí al menos de sus servidores, diciendo que era de su destino morir a manos
del hijo que nacería de mí y de él. Pero a él, según fama, unos hombres
extranjeros le dieron muerte en una encrucijada de caminos, y desde el nacimiento
de su hijo no pasaron tres días, cuando Layo, atándole los pies, hizo que le
arrojaran a un monte inaccesible. Así, Apolo no dejó que el niño fuera asesino de
su padre ni tampoco que Layo, cual temiera, muriera a manos de su hijo. (…)
Cuando Edipo crece, acude al oráculo, quien le dice que matará a su padre
y se casará con su madre. En un intento por escapar de este destino infausto.
Edipo se aleja de aquellos a quines cree sus padres, con la intención de no volver.
en el camino, se topa con unos viajeros, entre los cuales se encuentra Layo, y lo
asesina (sin saber quién es).
CREONTE: Voy a decir lo que escuché del dios, El rey Febo nos ha
ordenado claramente expulsar del país a la impureza que, según dice, ha
arraigado en él y a no dejarla que prospere incurable.
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CREONTE: Era en tiempos, señor, Layo el rey de esta tierra, antes de
gobernar tú esta ciudad.
Edipo se esfuerza por encontrar al culpable, sin embargo, lo único que haya
es la verdad acerca de él y descubre que la profecía del oráculo se cumplió: mató
a su padre y se casó con su madre.
YOCASTA: (…) yo soy merecedora, rey, de saber la inquietud que hay en ti.
MENSAJERO 2º: ¡Oh vosotros, los que más honra recibís en esta tierra,
qué cosas vais a oír, cuáles a ver, qué duelo no tendréis si aún, no tebano, os
importa la familia de Lábdaco! Pues yo creo que ni el Istro ni el Fasis pueden
purificar este palacio de los horrores que ahora guarda ni de los que mostrará a la
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luz, horrores y no involuntarios. De las desgracias, son las que duelen más las de
libre elección.
MENSAJERO 2º: Nos pide abrir las puertas, nos pide que mostremos a los
tebanos todos al parricida, al de su madre… -no puedo repetir esa palabra
impura-: dice que va desterrarse y que no se quedará maldito en el palacio, bajo
su propia maldición (…).
EDIPO: Fue Apolo, amigos míos, fue Apolo el que estos males, estos mis
males trajo, estos mis sufrimientos. Más nadie hirió mis ojos más que yo, el
desgraciado. ¿Por qué debía ver yo, que nada dulce ver podría con mi mirada?
EDIPO: ¿A quién podría yo podría ver o amar u oír con placer cuando me
hablara, amigos? Llevadme cuanto antes de aquí lejos, llevadme, mis amigos,
pues soy el gran culpable, el más maldito soy y además, por los dioses el más
odiado de los hombres.
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EDIPO: Muriera el que quitó la cruel atadura de mis pies en el monte y así
de aquella muerte me libró y me salvó. Favor que no agradezco. Si hubiera
muerto entonces, no sería un tal dolor para mí y mis amigos.
(…)
CORO
1. ¿Quién es Edipo?
A) Sólo I
B) Sólo II
C) Sólo III
D) Sólo I y II
E) I, II y III
Texto 2
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encuentran con Martina, ella les dice que hay un médico muy bueno capaz de
curar las “enfermedades desesperadas”, el cual se encuentra en un lugar cercano,
cortando leña. Los sirvientes demuestran extrañeza ante esta actividad, pero ella
les dice:
VALERIO: Es cosa curiosa que todos los grandes hombres tengan siempre
extraños caprichos, algún granito de locura para sazonar su sabiduría.
VALERIO: (Bajo): Veo que habrá que echar mano del remedio. (Alto) Señor,
os ruego una vez más que reconozcáis lo que sois.
VALERIO: Puesto que lo queréis, habrá que decidirse. (Cogen sendos palos
y ambos le golpean)
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GERONTE: Sí; más yo quisiera que me dijerais de qué proviene su mudez.
GERONTE: Muy bien; más, ¿cuál es la causa de que haya pedido el habla,
si os place?
GERONTE: Lo creo.
GERONTE: No.
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SGANARELLE.: Sin duda.
LEANDRO: ¡Cómo!
Sganarelle logra entrar a la casa de Gerente con Leandro y que los jóvenes
puedan conversar mientras tras él distrae al padre. En medio de esto, Gerente
escucha hablar a Lucinda y piensa que ha sido curada. Ella reconoce poder
hablar y se enfrenta a su padre, diciéndole que ella no se casará con un hombre
al que no quiere.
GERONTE: Pero…
GERONTE: Yo he…
GERONTE: El…
GERONTE: La…
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LUCINDA: Y me encerraré en un convento antes decaerme con un hombre
que no ame.
GERONTE: Pero…
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5. El(los) protagonista(s) de El Médico a Palos es (son)
I. Leandro y Lucinda
II. Gerente
III. Sganarelle
A) Sólo I
B) Sólo II
C) Sólo III
D) Sólo I y II
E) I, II y III
A) Sólo I
B) Sólo II
C) Sólo III
D) Sólo I y II
E) I, II y III
A) Sólo I
B) Sólo II
C) Sólo III
D) Sólo I y II
E) I, II y III
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B) Identificar a quién se dirige el personaje y los gestos que
acompañan su parlamento.
C) Provocar hilaridad para mover a la reflexión sobre lo que
acontece.
D) Orientar la interpretación que debe hacer el lector de los dichos de
los personajes.
E) Dar indicaciones sobre la puesta en escena de la obra.
Texto 3
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Hombre soy, pues que ya empiezo
a pagar mal beneficios.
Yo, acudiendo a mis estudios,
en ellos y en todo miro
que Segismundo sería,
el hombre más atrevido,
el príncipe más cruel
y el monarca más impío
por quien su reino vendría
a ser parcial y diviso,
escuela de las traiciones
y academia de los vicios;
y él, de su furor llevado,
entre asombros y delitos,
había de poner en mí
las plantas, y yo, rendido
a sus pies me había de ver
(¡con qué vergüenza lo digo!),
siendo alfombra de sus plantas
las canas del rostro mío
¿Quién no da crédito al daño,
y más al daño que ha visto
en su estudio, donde hace
el amor propio y su oficio?
Pues dando crédito yo
a los hados, que, adivinos,
me pronosticaban daños
en fatales vaticinios,
determiné de encerrar
la fiera que había nacido,
por ver si el sabio tenía
en las estrellas dominio.
Publicóse que el infante
nació muerto, y prevenido
hice labrar una torre
entre las peñas y riscos
de esos montes, donde apenas
la luz ha hallado camino,
por defenderle la entrada
sus rústicos obeliscos.
Las graves penas y leyes,
que con públicos edictos
declararon que ninguno,
entrase a un vedado sitio
del monte, se ocasionaron
de las causas que os he dicho.
Allí Segismundo vive
mísero, pobre y cautivo,
adonde sólo Clotaldo
le ha hablado, tratado y visto. (…)
SOLDADOS: Señor…
CLOTALDO: A los dos quitad las armas, y
ataldes los ojos, por que no vean
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cómo ni de dónde sales.
ROSAURA: Mi espada es ésta, que a ti
solamente ha de entregarse,
porque al fin, de todos eres
el principal, y no sabe
rendirse a menos valor:
CLARÍN: La mía es tal, que puede darse más
ruin: tomadla vos. (A un soldado)
ROSAURA: Y si he de morir, dejarte
quiero, en fe desta piedad,
prenda que pudo estimarse
por el dueño que algún día
se la ciñó: que la guardes
te encargo, porque aunque yo
no sé qué secreto alcance,
sé que esta dorada espada
encierra misterios grades,
pues sólo fiado en ella
vengo a Polonia a vengarme
de un agravio
CLOTALDO: ¡Santos cielos!
¡qué es esto! Ya son más graves
mis penas y confusiones,
mis ansias y mis pesares,
¿Quién te la dio?
ROSAURA: Una mujer:
CLOTALDO: ¿Cómo se llama?
ROSAURA: que calle
su nombre es fuerza.
CLOTALDO: ¿De qué
infieres ahora, o sabes,
que hay secreto en esta espada?
ROSAURA: Quien me la dio: “parte
a. Polonia y solicita
con ingenio, estudio o arte,
que te vean esa espada
los noble y principales,
que yo sé que alguno de ellos
te favorezca y ampare”;
que por si acaso era muerto
no quiso entonces nombrarle
CLOTALDO: (Aparte)
¡Válgame el cielo, qué escucho!
Aún no sé determinarme
si tales sucesos son
ilusiones o verdades.
Ésta es la espada que yo
dejé a la hermosa Violante
por señas que el que ceñida
la trajera había de hallarme
amoroso como hijo
y piadoso como padre.
¿Pues qué de ha hacer ¡ay de mí!
en confusión semejante,
si quien la trae por favor,
para su muerte la trae,
pues que sentenciado a muerte
llega a mis pies? ¡Qué notable
confusión! ¡Qué triste hado!
¡Qué suerte tan inconstante! (…)
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Mientras tanto, el rey ha revelado su secreto a Estrella y Astolfo (sus
sobrinos) y les explica que ha decidido darle una oportunidad a Segismundo y
probar si las estrellas tenían o no razón (de esta forma, cuando Clotaldo se
presenta con sus prisioneros ante el rey, este los perdona). Para liberar a
Segismundo, Basilio crea un plan en el cual es príncipe será liberado mientras
duerme (para lo cual, utilizan un brebaje de hierbas). Se le dirá quién es y si su
actuar es adecuado, se le dejará en libertad. En caso contrario, será devuelto a la
prisión dormido, y se le hará creer que todo fue un sueño.
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Segismundo es liberado y actúa de forma despótica y prepotente, furioso
contra aquellos que lo mantuvieron prisionero. Mata a un sirviente, tirándolo
desde un balcón, intenta matar a Clotaldo y se enfrenta con Basilio. Al ver este
comportamiento, el rey decide volver a encerrarlo, esta vez para siempre. Hacen
dormir a Segismundo y lo devuelven a la torre.
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mi cuello a que tú te vengues:
rendido estoy a tus plantas.
BASILIO: Hijo, que tan noble acción
otra vez en mis entrañas
te engendra, príncipe eres.
A ti el laurel y la palma
se te deben; tú hazañas.
¡Viva Segismundo, viva!
(…)
SEGISMUNDO: ¿Qué os admira? ¿Qué os
espanta,
si fue mi maestro el sueño,
y estoy temiendo en mis ansias
que he de despertar y hallarme
otra vez en mi cerrada
prisión? Y cuando no sea,
el soñarlo sólo basta;
pues así llegué a saber
que toda la dicha humana,
en fin, pasa como un sueño,
y quiero hoy aprovecharla
el tiempo que me durare:
pidiendo de nuestras faltas
perdón, pues de pechos nobles
es tan propio el perdonarlas.
LÉXICO CONTEXTUAL
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CREONTE: Voy a decir lo que escuché del dios. El rey Febo nos ha ordenado
claramente expulsar del país a la impureza que, según dice, ha arraigado en él y
a no dejarla que prospere incurable.
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