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| llos en los que la iio se convierte en el contenido del . —pro} ja que, por otra parte, no tiene una linea argumental definida. i Desde su muerte en 1980, la reputacién de Marshall McLuhan ha Sb sido una especie de paréntesis en espera de que la realidad eléctrica Ile- x gue. Como esto estd sucediendo, el aumento del interés por su trabajo, se debe a su utilidad para comprender los medios. Sus ideas no sélo han perdurado, sino que ademés han mantenido su supremacja dentro de la teorfa de comunicacién. Nadie hasta el momento ha sabido decir mejor que él cémo el proceso eléctrico transforma Ja realidad. Ahora que no- sotros podemos ver mucho de lo que McLuhan percibfa como probable, es posible discutir la «existencia descamada» con un joven que ha toda la mafiana navegando en Internet en busca de sus a ie a a alrededor de Ja «aldea global», o con quien percibe, casi por instinto, la forma en que los medios traducen la realidad. Es curioso notar que, va- j rids afios después de que McLuhan subrayase la importancia del medio sobre el mensaje, los programas de televisién mds populares son aque- \ Recordando a Humboldt, Northrop Frye, quien representa el otro me polo en el campo intelectual de Toronto en los tiltimos cuarenta aiios, gy delimité la secuencia de inhibiciones por medio de las cuales evitamos @< el reconocimiento de grandes mentes: ps Seo porodiqnes a n Cuando comienzas un libro que es relativamente nuevo, tienes una ca reaccién de «sinsentido», después tienes «muchas ideas brillantes pero to- das inconexas», y finalmente, la reaccién de que «todo eso ya lo sabfamos». ~@o4 ‘ncomesen¥® Toronto, Globe and Mail, 26 de febrero de 1983, pag. 18 De esta manera McLuhan ha evadido el exceso de popularidad. No obstante, sus ideas son todavia poderosamente validas, aunque atin te- nemos que entender por completo el valor del i . Esta relevancia persistente con- firma la innegable importancia de sus ideas para entender los efectos de los medios eléctricos. Es irénico que pocos de sus criticos hayan leido la mayor parte de su trabajo. Por ejemplo, apenas hay referencias a sus primeros articulos in- ¥ novadores, tanto especializados como de divulgacién, en donde muchas ideas tomaron forma, ni siquiera a algunos de sus libros. Sdlo reciente- — mente se ha empezado a leer con detenimiento a este importante intelec- er tual del siglo xx. El presente volumen, que contiene partes clave del ca- a non de McLuhan, desea remediar las continuas faltas de atencién a su ¢ trabajo. oo El efecto principal del eléctrico tal como lo descubrié \ a McLuhan, consiste e1 ut la estructura | 4 ca y social. Lads millones de personas sentadas frente a la television, 4 viendo programas al estilo de la CNN y absorbiendo lo que es el equi- g valente moderno del conocimiento cham4nico proveniente de 1a fuente autorizada,’ presentan relaciones andlogas a las antiguas relaciones tri- c bales de instrucci6n tirénica y de control. fora La aldea global, con valores de consumg corporativoss dimula ala i senee su manera tradicional de ser, protegiendo con ello sus desdibujadas, ya que el por la pérdida de identidad. [VicLuhan advirtié que la siempre uce ijLa sensibilidad, los valores y enemistades de antafio, prevalecen sobre el compromiso y ua conciencia democratica comprometida a gran escala. Los profundos wad cambios en la percepcién producidos por el cine, la televisién y otros m en cierto modo, a condiciones i ya que recobramos la glegria por Ja mistica ) de la violencia que goberné la vida de la gente preletrada. La electrici- dad nos hace retroceder, convierte el mundo en un circuito de resonan- specie cia neotribal. Estamos repitiendo os.arametipoe de la profunda expe- riencia humana, los modelos ejemplares de la realidad psfquica y social. S23 Las primeras descripciones precisas de los efectos de transforma- cién generados por los medios aparecieron en La galaxia Gutenberg. El a (lenguaje, el habla, la gramética, la letra impresa los libros}—todas las entajas de la comunicacién civilizada— ajo la y se dirigen mas a oe los sentimientos que al pensamiento. Sin tener en cuenta aquellos lecto- 2 ne res que pensaron que McLuhan aprobaba la disolucién de los valores li- |X es? terarios, podemos decir que s6lo hizo sonar la alarma que anunciaba la Io ip obsolescencia de éstos. El habria preferido mant i av) ,) para clestudio de laretbticay fa gramitica. Esta es una de las razones por \ x las que escribié con un e@tilo complejory Leno de juegos de palabras. Esencialmente, el estilo inusual et la prosa McLuhan envuelve ca la yuktaposicion —su tér- mino para las@toposicionés investigativas—. Este en < Toque critica para &> —descubrir significado es en sf una forma de arte y McLuhan lo lev a © ae facilmente porque forma parte de una clase especial de artistas. Su acidn con Harley Parker indica que se veia a sf mismo como un = =P Nel vhan iTos ESENCIALES MCLUHAN ESC] el observador tiene la ‘Cuando algo se queda sin decir, : ¢ convertirse en parte oportunidad de completar la idea... hasta que parect de ésta. Through the Vanishing Point, pag. 266, eS aes En cuanto a los méritos artisticos del cL P +e suttago «i haber aprendido de Francis Bacon en The Advancement of Learning,a 2x e apreciar su espiritu paraddjico: C oe i imi Esto supone que la defi- oe) nicién mediante conceptos minimiza la totalidad del conocimiento. En 3” esta totalidad de percepciones explica la modificacién permanente y el EI conocimiento basado en percepciones nos casi ee McLuhan, més que enzarzarse en discusiones basadas en ideas ae. aisladas de ambientes intelectuales, se centra en sus campos contex- eho tuales. Se esfuerza por hacernos ver cémo nuestras vidas sensoriales cambian segin los medios que vemos. s \ De hecho, \\ el trabajo de McLuhan explora la iaci i - i : le forma que no se puede encontrar en otra i parte. ( La técnica aforistica permite presentar varios niveles de conciencia simult4nea. Este retorno a la forma poética es sumamente apropiada > para tratar el De Cicerén y Quintiliano aBacon y Nashe, Mc se remite a lo: las fuentes profundas de la teorfa de la comunicacién Los anuncios en periddicos y en la televisién tienen sus raices” en la como Joyce ha mostrado en Wel episodio del Ulysses «AEolus» o periédico, que caracteriza un con- ‘ 4, junto de figuras retsricas actualizadss. Toda comunicacién conlleva SS Rad %= x "en cualquier medio unas prioridades ret6ricas. El gran talento de naar a as McLuhan estriba en exponer estos temas profundos bajo las condi- aiscar’ ciones eléctricas. meiyos ee me W. B. Yeats siempre rehus6 explicar sus g : ‘Ye poemas en fragmentos que 93, Paces limitar su efecto sugestivo. El preferia que todos sus ee se 5 eine oe ee involucraran en la poesia, de la misma manera que en los medios eléc- 2 Fe! | ticos el «usuario» aprende a a oe a ere i6n para ‘S* comune convertirse, en cierto modo, & s ciao como sabe cualquier saris astuto de Picasso, Klee smo MAH Crctnco —POeSsta ayate& INTRODUCCION ww e en cualquier campo cientifico o humants- jombre qué A El artista es un h q y del nuevo conocimiento de tico entiende las consecuencias de sus actos io ti . Se trata de un hombre con a nee Understanding Media,* pag. 65 cerca de los artistas por su McLuhan estaba muy e «el Kandinsky, por ejemplo, mantenfa qu ak Seen nconpsiinYo t laanncd cigaa $8 rados ala luz celta a i sy diciones eléc- ag po" formas medievales y renacentistas tempranas con las condiciones « arse tricas actuales, |lo que represent6 un avance espectacular en medio de la ceguera de los especialistas. Dentro de la rabia que existe contra McLuhan y su popularidad, a menudo escuchamos gritos de ignorancia y temor, dentro y fuera de la academia, de enfurecidos subordinados a Ia conciencia ptiblica del siglo anterior. 3 2 —* La universidad siempre quiere hechos, evidencias y polémica. Los humanistas habfan conseguido permanecer por mucho tiempo ajenos a | las implicaciones de las teorfas de la incertidumbre, de la probabilidad, © de la complementariedad y de la incompletitud. Sin embargo, esta he- \ , i BUN de inc Hdunbre avi gar el estridente debate produjo manfacos de" ™** : las interpretaciones de lite** algunos con sangre en sus ojos. En cierto momento, a finales de los sesenta, surgié el rumor de que una im- portante revista de Estados Unidos habia echado abajo un contrato con McLuhan y habia ofrecido mucho dinero a un hombre para atacarle en sus escritos. Como sabemos, Hugh Kenner rechazé esta oferta. Los celos cuajaron en una cémica gelatina de malas interpretaciones, muchos criticos adoptaron posturas de conciencia detenida, gestos de atc alarma y ee El deseo de McLuhan de ser visto como un persona- & je shtirico no pudo estar més deliciosamente realizado. Un grupo de de- tractores hicieron cola para denunciar lo que ellos vieron como un asalto ; En cierto sentido, \S:not%t- manera de percibir las cosas. oy, a Ja civilizaci6n. Esta etapa fue un «sinsentido» de violenta petulanci Cada adversario buscé6 colgar su Baers «gancho» aa error. zs stew) McLuhan simpatizaba con la civilizacién letrada del pasado. El en- tendi6 perfectamente qi tar el pasado. Se puede aceptar que las tinicas acusaciones razonables a su 0 trabi bie sus excesivas referencias al pasado y su extremada erudicién. adis@ z ae 2 CHOU Mis G * “ind. cast: Comprenderlos medics de comunlencion Bees emteatic Aces aH ** Movimiento laboral de principios del siglo xx opie T aieaig alee ot “industria, (N. del e.) rie Come 18 MCLUHAN ESCRITOS ESENCIALES Su interpretacién sobre el mundo eléctrico tenfa tal coherenci S Tequerfa teconsiderarlo todo a la luz de este enfoque, provocando fiat set times y no no debe esperar que los cambios profundos se adecuen aseee lus esquemas} Los especialistas que habfan fijado su aten- on en figuras aisladas, especimenes de laboratorio, y negado la existen- aa de campos contextuales, se molestaron cuando les hicieron ver que su trabajo era obsoleto. (Para McLuhan la obsolescencia se referia a que . los escondidos i perdfan lenta- mente su poder i . Los educa- dores recomendaban un enfoque especializado s6lo cuando consideraban que se podian formar estructuras para resolver los problemas provoca- ~ por la presién eléctrica transformadora. McLuhan hizo incapié en los ambi la ecologfa del pensa- “© miento y el penetrante e ineludible poder del proceso eléctrico para cam- 22) iar Ia existencia sociopolitica. Desprovista de su hipérbole festiva, su visién fue confirmada por los aconteciniientos. CKAGTAGS yn IV Algunas personas instruidas debieron entender el trabajo de McLuhan como resultado de la tradicién literaria innovadora que pro- cedfa de Joyce? Eliot, Pound y Lewis, entre otros, y de su preparacién para la batalla de la concepcién eléctrica. Sus estudios empezaron con la polémica entre antiguos y modernos centrada en Harvey y Nashe, la misma que dio origen a la revolucién industrial basada en la economia ~ de la ética protestante y la ciencia positivista. Al tiempo que McLuhan decfa que los libros estaban siendo reem- pl pocos advirtieron que este hombre. amante de las letras se mantenfa al margen de sus antepasados. El gravi- taba entorno a las posturas més polémicas del cambio cultural. Comba- tivos lectores le consideraron un traidor a Ja causa alfabetizadora, otros ____lo acusaron de. —como si el_azar no tuviera lugar en su idea (0 la de Innis)— Para muchos McLuhan parecia ser un hombre paradéjico. Debido a la gran variedad de interpretaciones de los medios de comunicacién, se crefa que las cosas eran verdaderas y falsas al mismo tiempo. El mundo de la imprenta y de la televisién eran realidades aparte. A menudo ™ McLuhan decfa que, en la transformaci6n cultural, el interés del empi- tismo racionalista por la j forma en que el trfa a la observaci6n de Rosalie Colie: McLuhan recu- \ Para explicar la ... ee > N % degrs INTRODUCCION la degradacién de la | miento que da vi a dad de comprensién te a los dos sistemas del mundo», el Simplicio de Galileo habla sobre el Peligro existente al favorecer las «palabras» sobre las «cosas» como gufas para llegar a la verdad: una vez que has negado los principios de las cien- cias y has dudado sobre las cosas mAs evidentes, todo el mundo sabe que puedes probar lo que desees y mantener cualquier paradoja. Colie, Paradoxica Epidemica, 1966, pigs. 508-520 Nuestro mundo est lleno de nuevas paradojas producidas cientifi- camente: la certidumbre de los tltimos siglos se ha visto presionada mis alld de los Ifmites de su capacidad y se ha convertido en su contra- rio. La incertidumbre, la probabilidad y el ultimo enfoque estadfstico de la verdad, son ahora conocidos por las teorfas de la complejidad y el caos. Es dificil desde el punto de vista social y politico tratar con para-' dojas: ,c6mo establecer leyes en las que todo sea verdadero y falso al’ mismo tiempo? Ge En la cultura eléctrica vivimos en la paradoja de Simplicio: « McLuhan, no obstante su formacién gramética, requirié del conti- nuo trabajo con especialistas para conformar su campo de trabajo. Con ¢l grupo que estaba comprometido en el proyecto de Exploraciones (McLuhan, Tom Easterbrook, Ted Carpenter, y otros), el estilo de tra- bajo fue la discusion en equipo para llegar a descubrimientos. Fue un investigador de primer nivel que a menudo tv0e en el trabajo de otros, que ni siquiera habfan sido descubit cllos mismos, Algo muy importante es que McLuhan anita Usted ‘as a aquellos con quienes csté invitado a introducirse en este proceso de bisqueda de clari- INTRODUCCION By i dio de la estructura interna de la informacién, dad, aprendiendo por met ; Lea, critique y recuerde que McLuhan estaba preparado para cambiar cualquier declaraci6n que no saliera adelante al ser probada continua- mente. Vaya a los nuevos lugares & donde Ileva este material. VI Las partes que conforman McLuhan Escritos esenciales son cuatro. Los textos de cada divisin se desarrollan cronolégicamente. La prime- ra parte, «La cultura como negocio», investiga la fusién entre estos dos componentes, concibiendo la Ss COMO fe . McLuhan fue el pri- mero en estudiar sistematicamente el cambio que sufrieron los negocios al extender su Ambito de accién, a través de los medios de comunica- cién, a la formacién y marqueting cultural. Junto a su colaborador, el antrop6logo Ted Carpenter y Edward Hall, usaron la técnica de la an- tropologia moderna para descubrir los aspectos culturales © «terrenos ocultos», tal y como McLuhan Ilamé a este Ambito de la estructura subyacente de la informacién. La segunda parte, «La imprenta y la revolucién eléctrica», presen- ta extractos clave de los trabajos fundamentales sobre la revolucién de la alfabetizacin que la tecnologia de Gutenberg dio al mundo. Ese gran evento se contrasta con partes formativas de la ica y el cambio turbulento provocado por esta tecnologia penetrante y Lo que queremos presentar en estos extractos clave, que consti- tuyen el centro del trabajo de McLuhan, es . Las se- lecciones han sido cuidadosamente elegidas para ejemplificar el con- traste fundamental entre la imprenta y sus medios de comunicacién complementarios. La tercera parte, «McLuhan oral», es la ms cercana a la esencia del hombre en sf. McLuhan en su mejor momento «dialoga» con ami- gos y colegas. Los descubrimientos ocurrieron precisamente durante _ estas conversaciones. Quien dijo «nunca aprendo mientras estoy ha- blando», seguramente no fue McLuhan. Tuvo siempre la virtud de sacar provecho de estas acaloradas conversaciones, que algunos tuvimos la fortuna de compartir. Al igual que Coleridge, McLuhan impresionaba a todos los que lo conocfan por ser un hombre con gran capacidad para aprender y percibir, y por la elegancia de su charla esponténea. El art{- culo que le dedicé, boy capté el ritmo de la mente de McLuhan en la elegante exposicidn de sus investigaciones. 8. La galaxia Gutenberg Prélogo El presente libro es, en muchos aspectos, un complemento del titu- lado The Singer of Tales, de Albert B.Lord. El profesor Lord ha conti- nuado la obra de Milman Parry, cuyos estudios sobre Homero lo lleva- ron a considerar que la poesia oral y la escrita han seguido modelos y funciones diferentes. Convencido de que los poemas. de Homero fueron composiciones orales, Parry «se dio a la tarea de probar, de ser posible sin controversias, el cardcter oral de los poemas; por tal motivo, estudié la épica yugoslava». Estudié esta épica moderna con el propésito de «fijar con exactitud Ja forma de la poesfa narrativa oral... Su método fue observar a los recitadores de una préspera tradicién de cantos no escri- tos, y ver aprenderlos y practic: i i escribir». 1. Citado en The Singer of Tales, pg. 3. 124 LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION ELECTRICA Como los estudios de Milman Parry, el libro del profesor Lord re~ sulta totalmente apropiado a nuestra era eléctrica. Tal vez La galaxia Gutenberg pueda ayudar a explicarlo. Ahora estamos tan involucrados en la era eléctrica como los isabelinos ingleses lo estaban en la era ti- pografica y mecénica, y yivimos |: ism: in es que ellos padecieron al vivig.al mismo tiempo en dos formas contrasta- fas de Sociedady de experiengia, Y si los isabelinos se hi an indeci- sos entre la experiencia corporativa medieval y el individualismo mo- derno, nosotros invertimos el problema confrontando una tecnologia eléctrica que parece dejar atrés al individualismo, y déndole primacfa a la interdependencia corporativa. Patrick Cruttwell ha dedicado un estudio muy completo (The Sha- kespearean Moment) alas estrategias artfsticas surgidas de la experien- cia isabelina de vivir en un mundo dividido, que se disolvia y resolvia al mismo tiempo. Nosotros vivimos también en un momento similar de interaccién de culturas en conflicto, y La galaxia Gutenberg intenta se- fialar cémo las formas de experiencia, de Perspectiva mental y de ex- presi6n, han sido alteradas por el alfabeto fonético, primero, y por la imprenta después. La empresa que Milman Parry se impuso con res- pecto a las formas contrastadas de la poesfa oral y de la escrita, se ex- tiende aqui a las formas de pensamiento y de organizacién de la expe- riencia social y polftica. Que los historiadores no hayan Ilevado a cabo el estudio de Ja naturaleza divergente de la organizacién social «oral» y «escrita» es algo dificil de explicar. Probablemente, dicha situacién obedece a que un estudio asf sélo se podfa abordar en el caso de que dos formas de experiencia oral y escrita en conflicto volvieran a coexistir, tal como ahora ocurre. En su prefacio a The Singer of Tales, el profesor Harry Levin dice de Lord (pag. xiii): Eltérmino «literatura», al presuponer el empleo de Ja letra, da por en- tendido que las obras verbales de la ima; y la lectura, La expresion «literatura oral» es obviamente Os contradictoria. Sin embargo, vivimos en unos tiempos en que la capacidad 9 & de leer se ha hecho tan general que dificilmente se puede invocar como S\._ga* ctiterio estético. La palabra, hablada o cantada, junto a la imagen visual @s' del locutor o cantor, ha venido recuperando su dominio gracias a la inge- , nierfa eléctrica. Una cultura basada en el libro impreso, que ha prevaleci exaneaya do desde el Renacimiento hasta hace poco, nos ha legado —ademis de in- MY miX\o” Conmensurables riquezas— esnobismos que deberfamos dejar a un lado. como el habito orgénico de re-crear lo que nos fue legado y hemos de le- eas tens se trans smiten por medi e< fio © nos owen eon Acons| 92 SOU a2” — portante del proceso fue el LA GALAXIA GUTENBERG 125 por el ncuentra una en 1864-1967, Karl Rodbertus desarrollé su teorfa de la «vida econémica en Ja antigiiedad clisica». En Trade and Market in the Early Empires (pg. 5), Harry Pearson describe su innovacién de la siguiente manera: Esta modema interpretacién de la funeién social del dinero no ha sido reconocida en su justo valor, Rodbertus supo que la transicién desde una «economfa natural» a una «economfa del dinero» no obedecié 4 una simy ple cuestién técnica, resultado de la sustitucién del intercambio por la com- pra con moneda. Insistié, por el contrario, en que la economfa monetaria implicaba una estructura social completamente distinta a la que habfa pre- valecido dentro de una economf{a en especie, Pensé que el aspecto mas im- il COMO se cuela del uso del dinero, y no el simple hecho técnico que implica su ie Ne DA manejo. Esta controversia habrfa podido quedar resuelta, aun antes de ser planteada, si la tesis de Rodbertus hubiera atendido a las cambiantes es- tructuras sociales, concomitantes con la actividad comercial del mundo an- tiguo. duro abordé el estudio del mundo clasico, no one nuestro modo ee ericanl de retrospeccién histérica, sino partiendo de las sociedades primitivas, la cuestién qued6 por fin aclarada. Comenzando con las sociedades iletradas y siguiendo por el mundo clasico, 2 Esta perspectiva invertida del mundo occidental alfabetizado es la que ofrece Albert Lord en The Singer of Tales. Pero nosotros vivimos también en una época eléctrica o posletrada, en la que el miisico de jazz se sirve de todas las técnicas de la poesfa oral. En la era electronica que sucede a la era tipografica 0 mecénica de los tiltimos cinco siglos, encontramos nuevas formas y estructuras de aun cuando los com- con més ampli- materia dificil mie ponentes puedan ser no verbales. Esta cuestin tud al final de La galaxia Gutenberg. No se trata 2. Trade and Market in the Early Empires, pag. 5 126 LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION ELECTRICA en si, pero requiere alguna izacién de imaginativa, Este cambio en la manera de conocer se ve siempre retardado por la persis- tencia de los ; modelos de percepcién. Para nosotros, los isabe- linos parecen muy medievales. El hombre del medioevo se crefa un clé- sico, del mismo modo que nosotros nos concebimos como modernos, Para nuestros sucesores, sin embargo, pareceremos hombres de carécter renacentista, inconscientes, por completo, de la importancia que tienen los nuevos factores que hemos puesto en movimiento durante los tlti- mos 150 aiios. No obstante, este estudio, lejos de ser determinista, dar luz, 0 eso espero, sobre el factor principal del cambio social que puede Ilevar a un crecimiento genuino de la autonomfa humana. En Technology and Cul- ture (vol. II, ntim. 4, pag. 348), al escribir sobre «la revoluci6n tecnol6é- gica» de nuestro tiempo, Peter Drucker afirma: «Hay una tinica cues- tién que no sabemos sobre la revolucién tecnolégica, pero que es esencial: gCudl fue on ambit titude: encias y q ? He tratado de demostrar que ] sO. Cientifico tuvo poco que ver en ello. Pero, cuén importante fue el gran -oncepci 1 que la revoluci6n cientffica deter- min6 un siglo antes?». La galaxia Gutenberg intenta al menos sefialar esa «cosa que no sabemos». Pero, aun asi, jtal vez implique muchos otros aspectos! EI método empleado en este estudio se relaciona directamente con lo que Claude Bernard presenté en su clasica introduccién a The Study of Experimental Medicine. Bernard explica (pags. 8-9) que «la observa= ciGn’consiste en percibir los fenémenos'sin perturbarlos, pero la experi mentacién, de acuerdo con los mismos fisiélogos, conlleva la idea de que el experimentador introduce una variacién o perturbacién en las condiciones del fenémeno natural... Para hacerlo, suprimimos un 6rga- no del ser vivo por amputaci6n o ablacién; y del trastorno producido en el organismo en general, o en una funci6n especial, deducimos la fun- ci6n del 6rgano suprimido». El trabajo de Milman Parry y del profesor Albert Lord fue dirigido a observar el supuesta- mente «normales». Es decir, Parry y Lord estudiaron el organismo poé- tico cuando la funcién auditiva quedaba suprimida por la alfabetiza- cin. Ellos i 0 cuando adquiere, con la pa- labra escrita, extensi6n y poder extraordinarios. Este es un factor del método experimental que tal vez fue descuidado precisamente por su dificil manejo. Pero al existir una intensa y exagerada accién, «el tras- KY tomo que se produce en el organismo total, o en una de sus funciones especiales», resulta igualmente observable. z > El hombre, ese animal que construye herramientas, ya sea el len- , Suaje, la escritura o la radio, se ha dedicado desde hace mucho tiempo En su trabajo Doubt and Certainity in Science, dice J.Z. Young (pags. 67-68): : ea . ae 5 oe El efecto de los estimulos, externos 0 internos, consiste en accién unfsona del cerebro 0 de alguna de sus partes. Una sugerencia es- peculativa es que la perturbacién, de alguna forma, rompe la unidad del pa- Ost! ‘roa providmenic Guantttge tae eon cerebro entonces selecciona df Vor? aquellas 1 jue tienden a . No pretendo desarrollar detalladamente esta idea de modelos en nuestro cerebro, pero hay grandes" posibilidades de mostrar cémo tendemos a do a nosotros. De consumacién 0 si no logra detener la perturbacién de origen, entonces ensaya otras sc- cuencias, El Esto puede quizds ocurrir después de una biisqueda incansable, variada y prolonga. Durante esta actividad aleatoria, ae ee ee patrones de accién toman el control, lo que a su vez, determinaré secuen- _cias futuras. Este impulso inevitable hacia el «fin», «cumplimiento» 0 equilibrio ocurre tanto con la supresién como con la extensién de los sentidos 0 funciones humanas. Ya que La galaxia Gutenberg es una serie de ob- servaciones hist6ricas de los nuevos logros culturales que siguieron a las «perturbaciones», primero por la alfabetizacién y después por la im- prenta, tal vez al lector Je sirvan de ayuda las indicaciones de un antro- pélogo: Hoy en dia, el hombre ha desarrollado extensiones para realizar pricti- | camente todo lo que antes solfa hacer con su cuerpo. La evolucién de las ar- G mas comienza con los dientes y el pufio, y termina con la bomba atémica. La ropa y los edificios suponen extensiones de los mecanismos biolégicos de control de temperatura del hombre. Los muebles est4n para que el hombre ya no se acuclille ni se siente en el suelo, Herramientas poderosas, lentes, tele- ss ‘hologia, han sido, en el r 128 LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION ELECTRICA visidn, teléfonos y libros, que llevan la voz a través del tiempo y del espacio, son ejemplos de extensiones materiales. El dinero es una forma de extender y almacenar trabajo. Nuestras redes de transporte ahora hacen lo que solfa- mos hacer con nuestros pies y espalda. De hecho, Las exteriorizaciones 0 expresiones de sentido que constituyen el lenguaje y el on una herramienta que «hizo posible al hombre y facilit6 su transmision y mé- 4 El lenguaje es met4fora en tanto que no s6lo acumula, sino que tam- bién transmite experiencia de una forma a otra. El dinero es met4fora en la medida en que sirve para almacenar especializacién y trabajo, y trans- forma una habilidad en otra. Pero col iaa Sa SaaS SNOUT SOE to es lo qui en momento de nuestra vida. el: precio que" pagamos, por las herra- mientas tecnolégicas especiales, sean la rueda, el alfabeto-o la radio, es qu ‘-Nuestros sentidos /ng son sistemas cerrados, son sistemas que constante- mente se traducen unos en otros mediante esa experiencia que llamamos 4,consciencia. Las prolongaciones de nuestros sentidos, herramientas, tec- ipo, sistemas cerrados incapa- Hoy en dia, en Ja era eléctrica, pores '/ el cardcter instanténeo de la Coexistencia entre nuestros instrumentos tecnolégicos ha originado una crisis nunca antes vivida en la historia de . la humanidad. Tales extensiones de nuestras facultades y sentidos for- ‘man un campo de experiencia especial que demanda que éstos se hagan tentes a una conciencia colectiva) = ntras que nuestras tecnologias fueron tan lentas como la rueda,’el alfabeto o el dinero, fue psiquica y socialmente sopor- table que formaran sistemas aislados y cerrados. Pero esto ya no es posi- ble hoy, cuando la visiGn, el sonido y el movimiento se extienden simu - ténea y globalmentefEl equilibrio que armonice la interaccién de dichas extensiones de nuestras funciones humanas es ahora tan necesario co- lectivamente como lo fue siempre, para nuestra racionalidad privada y personal, el equilibrio entre nuestros sentidos 0 «ingenios». 7 haz LA GALAXIA GUTENBERG Hast lores de la culturahhan tendido a aislar los a ahora, los historia k ido.8 acontecimientos tecnolégicos} de la nee eT que payne ae trataba Ic : S fisi is de Broglie, en The ataba los acontecimientos fisicos. Louis de » olut in de los procedimien- i ai anci limitaci6n in Physics, da mucha importancia a esta ! ‘Proc tos cartesianos y newtonianos, tan semejantes @ los del historiador que mira desde un «punto de vista» in lividual. (pag. 14): Fiel al ideal cartesiano, la fisica clésica nos mostraba el universo como algo andlogo a un inmenso mecanismo, capaz de ser descrito con toda precisién mediante la localizacién de sus partes en el espacio y por sus cambios en el curso del tiempo... Pero tal concepcién descansaba en varias hipétesis implicitas, admitidas casi sin darnos cuenta. Una de estas hipdte- sis fue que el marco del espacio y del tiempo en el que intentamos, casi ins- tintivamente, localizar nuestras sensaciones es un marco perfectamente iento fisico puede, en principio, ser fijo y rfgido, en el que cada acontecil rigurosamente localizado, independientemente de los procesos dindmicos que se produzcan alrededor. Qe ey aula Gnieytas QUATY EES Veremos c6mo no sélo las percepciones cartesjanas, sino también las . La revolucién que describe De Broglie es una consecuencia no del alfabeto, sino del telégrafo y de la radio. J. Z. Young, un bidlogo, hace la misma indica- ci6n que De Broglie. Habiendo explicado que la es algo que «fluye», sino «la , explica (pag. 111): Algo similar sucede cuando los fisicos hallan formas para medir dis- tancias muy pequefias. Se ha encontrado que ya no es posible usar el viejo modelo que supone dividir algo llamado «materia» en una serie de peda- zos, cada uno de ellos con propiedades definidas llamadas tamajio, peso o posicién. Los fisicos no dicen ahora que la materia «est4 hecha» de cuer- pos llamados 4tomos, protones, electrones, etc. Lo que han hecho es re- nunciar al método materialista de describir sus observaciones en términos de algo realizado por el proceso humana, de manufactur, como wn pastel La palabra dtomo 0 electrén no es usada ya como el nombre de una pieza, sino como parte de la descripcién de las observaciones de los fisicos. No tiene significado excepto cuando la emplea gente que conoce los experi- mentos en que se revela. Y agrega: «Es muy im . Si hubiésemos meditado hace tiempo este hecho tan importante f4- cilmente habriamos podido dominar la naturaleza y los efectos de todas | oth a (ust 130 LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION ELECTRICA nuestras tecnologias, en lugar de yernos intimidados por ellas. En todo caso, lo que hacemos en La galaxia Gutenberg implica una meditacién prolongada sobre ese tema de J. Z. Young. Nadie ha sido ms consciente de la inutilidad de nuestros sistemas cerrados de historiograffa que Abbot Payson Usher. Su obra cldsica A History of Mechanical Inventions explica por qué tales si - dos no pueden relacionarse cot los hechos del Caimblo niga a, culturas de la antigiiedad no se ajustan a los patrones de secuencias li- neales de evolucién social y econémica desarrollados por las escuelas hist6ricas alemanas... Si los conceptos lineales de desarrollo se abando~ nan, y el (pags. 30-31). Un - ey que florece ahi donde los efec- tos inconscientes de la alfabetizacion se desarrollan sin el contrapeso de otras fuerzas culturales. Alexis de Tocqueville, cuya formaci6n «litera- tia» fue en gran medida modificada por su cultura oral, parece haber tenido, a nuestro juicio, cierta clarividencia con respecto a los patrones de cambio en la Francia y la América de su tiempo. No tuvo un punto de vista fijo, una posicién desde la cual llenar de acontecimientos su pers- pectiva visual. Més bien, buscé en sus datos la dindmica operativa: Pero si voy mis alld y busco entre estas caracteristicas la principal, que incluye casi todo el resto, descubro que, clones meatal, cada smacdotso ecdee eats aT oT de . América es, por tanto, uno de los pafses donde los preceptos de Des- cartes son menos estudiados y mejor aplicados... SS cuenie para crear la interacci6n entre modos orales y escritos, + | de estructura perceptiva, capacité a Tocqueville para lograr atisbos Ss | eeu en psicologia y politica. Mediante esta interaccién de dos i modos de percepcién logré una mientras que otros observadores sélo expresaban sus particulares puntos de vista. Tocqueville sabfa bien que la formacién «tipogréfica» no sélo habia originado el concepto cartesiano, sino también las especiales caracte- risticas de la psicologfa y de la politica americanas, Mediante su méto- do de interaccién entre modos perceptivos divergentes, Tocqueville fue Nig Sle tea gaat arate ake ” | Ul / 4 I a LA GALAXIA GUTENBERG 131 ¥ tal es el método que A. P. Usher reclama en el estudio de la historia y los cambios culturales. Tocqueville habia empleado un procedimiento similar al descrito por J. Z. Young (pag. 7): «Puede ser que gran parte de las esté en los cee. Es esta provisién de lugares de interacci6n, lo que nos permite reaccionar ante el mundo en su conjunto, en un grado mucho mayor que el alcanzado por otros animales». Pei capaz.de reaccionar ante su mundo, no en secciones, sino como un todo, | interacci6n ¢ interdependencia:JEl presente libro se propone estudiar esta cuestién con respecto a la cultura del alfabeto y de la tipografia. Y ésta es hoy una indagacién que no se puede llevar a cabo sino a la luz de las nuevas tecnologfas que afectan profundamente la operaci6n tra- dicional y los valores alcanzados por la ciyilizaci6n de la tipografia y del alfabeto. Hay una obra reciente que, estimo, me libera del cargo que se pu- diera hacer al presente estudio como meramente excéntrico e innovador. Me refiero a The Open Society and Its Enemies,* de Karl R. Popper, un trabajo dedicado al estudio de aspectos de destribalizaci6n en el mund antiguo y de retribalizaci6n en el mundo moderno. "esque soda mo trataremos en la conclusién. No es necesario afirmar que, con respecto a esta evolucién, solamente se est4 sefialando lo que «es», sin discutir lo que «debiera ser». El diagnéstico y la descripcién deben preceder a la valoracién y a _y la terapia. Sustituir la valoracién moral por el diagnéstico es un procedi- a miento natural y frecuente, pero no necesariamente fructifero. Karl Popper dedica la primera parte de su extenso estudio a la des- tribalizaci6n en la antigua Grecia y a la reaccién que produjo. Peroni en. ape Sus descripciones y andlisis siguen un punto de vista econémico y politico. El pasaje que se cita abajo es especialmente relevante para La galaxia Gutenberg, por- que comienza con la interaccién entre diversas culturas por via del co- mercio y termina con la disolucién del estado tribal, del mismo modo que Shakespeare lo ilustra en King Lear. Opina Popper que las sociecHUe® EIURIEE Ocoeradas lesen Ge Mee dad biolégica, y que «nuestras modernas sociedades abiertas funcionan > us CL, LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION ELECTRICA 132 got. nodes F ‘ principalmente mediante tales como el intercam- bio de cooperacién». Que la abstraccién 0 apertura de sociedades ce- rradas es producto del alfabeto fonético y no de cualquier otra forma de escritura 0 tecnologfa, es uno de los temas de la La galaxia Guten- berg. Por otra parte, el hecho de que las sociedades cerradas son el re- sultado de las tecnologia basades ent Lenguaic hablar, £2] amber yen el ofdo, nos trae, en Tos comienzos de la lectr6nica, a la in- tregracién de iJia humana en una tinica tribu global. Y esta revoluci6n electrénica es menos confusa para los hombre de las socie- dades abiertas que la revolucién del alfabeto fonético, que suprimié barreras y aport6 formas més dgiles a las antiguas sociedades tribales o cerradas. Popper no analiza las causas de tal cambio, pero da una descripcién (pdg. 172) de la situacién que resulta pertinente a La gala- xia Gutenberg: Hacia el siglo via.C., este desarrollo habfa llevado a la disoluci6n parcial de los viejos modos de vida, ¢ incluso a una serie de revoluciones y reac- ciones politicas. Y no s6lo ‘ivificar el tri- -balismo por la fuerza, como en Esparta, sino también esa gran revolucién espiritual que es la invenci6n de la discusi6n critica, y en consecuencia, del ¢ pensamiento libre de obsesiones mégicas. Al mismo tiempo encontramos los primeros s{ntomas de una nueva inquietud. La tensi6n de la civilizacién comenzaba a sentirse. Esta tensi6n, esta inquietud, es consecuencia del colapso de la socie- . Atin en nuestros dfas se deja sentir, especialmente en tiempos de cambio social. Es la tensién creada por el esfuerzo que continuamente nos demanda el vivir en una sociedad abierta y parcialmente abstracta: el empefio por ser racionales, el sacrificar, al menos, algunas de nuestras ne- cesidades sociales emocionales, el cuidarnos de nosotros mismos, la acep- tacién de responsabilidades. Creo qu ie debemos soportar esta tensién como de la racionalidad, de 1a Copernic nuestras probabilidades de supervivencia y de crecimiento de la poblacién. Es el precio que hemos de pagar por ser hombres. Esta tensi6n se relaciona {ntimamente con el problema del conflicto_ entre clases sociales, que surgié por primera vez al decaer la sociedad cerrada. La sociedad cerrada no conocia este problema. Al menos para los dirigentes, la esclavitud, la casta, el dominio clasista eran naturales en el sentido de ser incuestionables. Pero con el colapso de la sociedad ce- rrada, esta La comunidad tribal (y més tarde la «ciudad») es el lugar seguro para el miembro de la tribu. Rodeado de enemigos y de fuerzas magicas peli- grosas ¢ incluso hostiles, experimenta la comunidad tribal de la manera en que un nifio lo hace con su familia y su casa, en las que juega un rol definido; un rol que conoce y desempefia bien. El colapso de la sociedad LA GALAXIA GUTENBERG i ‘es y otros problemas de posi> ren los ciudadanos el mismo efecto que puede © la desintegraci6n del hogar. Por n amenazadas mds intensamen- nterioridad; pero incluso estas descomposicién de su mundo cerrada, que originé elle cién social, debi6 produci producir en el nifio una rifia familiar supuesto, las clases privilegiadas quedaroy te que aquellas clases ya reprimidas con ai Gltimas reaccionaron con inquietud ante la \ «natural». Y si bien continuaron su lucha, muchas veces mostraron 1n- disposicién para explotar sus victorias sobre las clases enemigas, apoya- das en la tradici6n, el status quo, un nivel mas alto de educacién y un sentimiento de autoridad natural. Estas observaciones nos llevan directamente a la consideraci6n la obra transcurren en el de que King Lear y la gran rifia familiar de S siglo Xvi, a comi de 1: iberg- OWS Aes gl comienzos de la era Gutenberg. —~v &s oe La galaxia Guten! reseangan i SMS g berg waters A Cuando el rey Lear muestra sus «més oscuros propésitos», es decir, la sut , est expresando un intento politicamente atrevido y de avant-garde para comienzos del siglo xvi: Conservaremos slo del rey el nombre ejecucion del resto, amados hijos, yuestros son; y, en prueba, reparto esta corona entre vosotros.® Lear est4 proponiendo una modernisima idea de delegacién de au- toridad del centro a los margenes. Los isabelinos hubiesen identificado en seguida sus «oscuros propésitos» como maquiavelismo de izquierda. Los nuevos patrones de poder y organizacién, discutidos en el siglo pre- cedente, eran sentidos a principios del siglo xvi en todos los niveles de la vida social y privada. El eo es una presentacién de la Jia y la psique individual: ; Entre tanto expondremos nuestros més oscuros propésitos. Dadnos el mapa aquel. Sabed que dividimos nuestro reino en tres partes... E] mapa era también una novedad en el siglo Xv1, época de la pro- yeccién de Mercator, y fue clave para lograr una cnet de las 6. Teds cits del King Lear ano ser que Giga fo contra prossien del aio escena I. 134 LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION EI ECTRICA Colén fue cart6grafo antes que nayegante, y el descubrimiento de que resultaba posible seguir una ruta en Ifnea recta, como si el espacio fuese uniforme y continuo, fue una de las mayores conmociones para la conciencia renacentista. Y, lo m4s importante, el mapa presenta inmediatamente un tema princi- pal del rey Lear, esto es, el aislamiento del sentido visual como tipo de Es en la primera escena de la obra que Presa SUS «més os- curos propésitos», empleando un término del arg i niAquiavehico, An- tes, en la primera escena, se hace referencia al poder tenebroso de la na- turaleza en la jactancia de Gloucester por la ilegitimidad de su bello hijo natural Edmund: «Pero, sefior, yo tengo un hijo legitimo, como de un afio mds que éste, y que sin embargo no me es mds querido». Mas ade- lante, Edgard refiere la forma divertida en que Gloucester habla de modo cémo engendré a Edmund: E] lugar tenebroso y de pecado donde te engendré él, los ojos le ha costado. (¥, iii) _Edmund, el hijo natural, abre la segunda escena de la obra: Mi deidad eres ti, naturaleza. Atu ley mis servicios supedito. Por qué he de soportar ese tormento de la costui br » y permitir sumiso que la gazmohierfa de los pueblos me desherede por haber nacido doce o catorce lunas a Iezagas ee prot de un hermano? Edmund posee l’esprit de quantité, tan esencial para la medida tdc- til y Ja impersonalidad de. la ménte-empirica. Edmund aparece como cierta fuerza de la naturaleza, excéntrico desde el punto de vista de la simple experiencia humana y de la «gazmofierfa de los pueblos». Esun Pero el gran fragmentador es el mismo Lear, con su idea de levantar una monarqufa constitucional por medio de la delegacién de su autoridad. Su propio plan es llegar a ser un’especialista: s6lo conservaremos «el nombre y todos los atributos del rey». Siguiendo su singular humorada, Goneril y Regan se Janzan al acto de devoci6n filial con competitiva intensidad. Es Lear quien disgrega su unidad al insistir en una competicidn de elogios: {fOr Hijas mfas, decidme : s que renunciaremos al gobierno, eae por nuestros territorios, a Jos cuidados todos del Estado), icudl podremos decir que més nos ama? Que un legado mayor dejar podamos allf donde la naturaleza desafie alos merecimientos. Goneril, yos que sois la mayor, hablad primero. El indivi el de una / £ociedad largo tiempo investida de valores corporativos y colectivos. El papel jugado por la imprenta en la institucién de los nuevos patro- nes de la cultura no es desconocido. Pero una consecuencia natural de la accién especializada de las nuevas formas de conocimiento fue @ que el poder asumiera cardcter totalmente centralista. En tanto que el papel del monarca feudal habfa sido inclusivo, ya que el rey inclufa en s{ mismo a todos sus stibditos, el principe del Renacimiento ten-: dié a ser centro exclusivo de poder, rodeado de stibditos individuales.. Y el resultado de tal centralismo, a su vez dependiente de muchos nuevos adelantos de las comunicaciones y del comercio, fue la cos- tumbre de delegar los poderes y la especializacién de muchas funcio- nes en 4reas e individuos separados. En King Lear, como en otras obras, Shakespeare muestra total clarividencia en cuanto se refiere a las atributos y funciones en aras de la rapidez, la precisién y el poder creciente. Sus descubrimientos se manifiestan con tanta riqueza en sus versos que es muy dificil elegir entre ellos. Pero ya en las mismas palabras iniciales del monélogo de Goneril nos encontramos inmer- sos en tal perspectiva: Os amo més que las palabras puedan hacéroslo saber; me sois més caro que la luz de mis ojos, que el espacio y que la libertad: La renuncia a los propios sentidos humanos serd uno de los temas de esta obra. La separaci6n de la vista de los demas sentidos ha queda- do de manifiesto en la expresién de Lear sobre sus «més oscuros pro- Ppésitos», al mismo tiempo que usa el recurso meramente visual del mapa. Pero ya que Goneril se muestra dispuesta a renunciar a la vista como muestra de devocién, Regan se ridiculiza asi: ..me declaro enemiga de cualquier otro goce que pueda procurar el més preciado canon de los sentidos... LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION ELECTRICA Regan renunciard a, todos Jos, sentidos humanos mientras posea’é” amor de Lear. La alusién a «el més preciado canon de los sentidos» muestra a Shakespeare efectuando una demostracién casi escoldstica de la necesi-_ 136 i Este tema en Lear es el mis- mo de John Donne en An Anatomy of the World: Todo esta hecho pedazos, la coherencia huida; todo justo consumo, y toda relacién: Soberano, vasallo, padre, hijo, son cosas olvidadas. Las cosas tinicas con que puede llegar el hombre a Fénix... con el consiguient is \facultades, las . Esta ruptura de la proporcién entre facultades o sentidos, personas y funciones, es un tema que apa- rece en el Shakespeare posterior. Cuando Cordelia observa la subita agilidad de sus hermanas Gone- ril y Regan, en demostrar devocién filial, dice: La ruptura del «més preciado canon de los sentidos» significa el i las ... Estoy segura que es mi amor mucho mds rico que mi lengua. Su racional plenitud no es nada junto a la especializacién de sus hermanas. No tiene un punto de vista fijo desde donde proyectar su elo- cuencia. Sus hermanas se saben el papel para cada situacién particular, la fragmentaci6n de los sentidos y de los motivos de célculo exacto jue- gan a su favor. Como Lear, son Maquiavelos avant-garde, capaces de tratar explicita y cientfficamente cada situacién. Actian con resolucion y estén conscientemente liberadas no sélo del canon de los sentidos, sino también de su equivalente moral, de la «conciencia». Porque la Y Cordelia es una cobarde, entorpecida para la accién ee por culpa de las complejidades de su conciencia, de su raz6n y su papel. : 137 LA GALAXIA GUTENBERG King Lear es un modelo que ilustra el proceso de renuncia por el que los hombres pasarondeunmundo | de funciones, a un mundo de empleos. King Lear pertenece a esa categorfa de historias sobre personas que pa- i Es, éste, un proceso de renuncia o dejacién que no ocurre instantaneamente sino en la imaginacién de los artistas. Pero Shakespeare comprendié que eso que ha- bfa sucedido en su época. No hablaba del futuro. Sin embargo, el viejo mun- do de funciones habia perdurado como un fantasma, del mismo modo que, tras un siglo de electricidad, Occidente todavia siente la presencia de los vie- jos valores del alfabetismo, la vida Privada y la i ia personal, como dirfa W. B. Yeats. Son «feudales» en su absoluta lealtad, que ellos consideran simplemente natural a sus funciones. En tales funciones no ejercen autoridad o pode- tes delegados. . Como sefiala Georges Poulet en sus Studies in Human Time (pg. 7): pues, no habfa solamente una duraci6n. i una sobre otra, y no sélo en la universalidad del mundo exterior, sino dentro de él mismo, en su propia naturaleza, en su propia existencia humana». E] hébito familiar de configuracién, que hab{a durado varios siglos, termina con el Renacimiento ante las secuencias continuas, lineales y uniformes del tiempo, el espacio y las relaciones personales. Y, stibitamente, un nue- vo by como se muestra en Troilus and Cressida (I, Sigue el camino trillado que la senda del honor es tan estrecha pasar de frente se puede. Una vez en él, mantente que tiene la emulacién mil hijos que, uno tras otro, te perseguirdn. Si cedes 0 rodeas a un lado desde el centro del camino, todos se avalanzardn como la marea en flujo y te dejaran postrero... La idea de una segmentacién homogénea de personas, relaciones y funciones pudo aparecer en el siglo xvi s6lo como la disolucién de to- dos los vinculos del sentido y de la raz6n. King Lear ofrece la demos- Introduccién James Reston escribié en el New York Times (7 de julio de 1957) Un director de sanidad... informé esta semana que un rat6n, que pre- suntamente habfa estado mirando la televisién, atacé a una nifia y a su gato adulto... Tanto el rat6n como el gato sobrevivieron, y hacemos constar el incidente como una sefial de que las cosas parecen estar cambiando. Tras tres mil afios de ex, losisn, mediante tecnologias mecanicas y. fragmentarias, el En | edades mecdnicas 10S NU 10. Hoy, fe un siglo ica, i pacio, al menos en cuanto a este planeta se refiere. Nos estamos acer- cando répidamente a la —la de _— PE OOO a a alee 184 ) \ ( simulaci6n tecnologica de la eae por Ja cual los procesos crea- tivos del conocimiento se extendern, colectiva y corporativamente, al conjunto de la sociedad humana, de un modo muy parecido a como ya entidos y nervios con los diversos medios hemos extendido nuestros s' $ nilos de comunicacién—. Que Ja extensi6n de la conciencia, que tanto bus- caron los anunciantes de determinados productos, sea «algo bueno» es una cuesti6n que admite una amplia respuesta. Hay pocas posibilidades de responder a semejantes cuestiones sobre las extensiones del hombre sin considerarlas todas a la vez. Cualquier extensi6n, sea de la piel, la mano 0 del pie, afecta a todo el complejo psiquico y social. En este libro se estudian algunas de Jas principales extensiones, asf como sus consecuencias psiquicas y sociales. La consternaci6n mani- festada por uno de los editores del presente libro da cuenta de la poca consideracién que se dio a estas cuestiones en el pasado. Desolado, se dio cuenta de que «el setenta y cinco por ciento del material era nuevo. “Un libro que pretende tener éxito no puede correr el riesgo de ser nue- vo en més de un diez por ciento en su contenido». Valfa la pena correr este riesgo, sobre todo ahora, cuando hay mucho en juego y cuando la necesidad de comprender los efectos de las extensiones del hombre se vuelve cada vez més imperiosa. En la edad mecénica, ahora en recesi6n podfan llevarse a cabo mu- chas acciones sin demasiada preocupacién. El movimiento lento asegu- raba que las reacciones tardarfan largos perfodos de tiempo. Hoy la ac- cién y la reaccin ocurren al mismo tiempo. De hecho, vivimos mftica ¢ integramente, por decirlo asf, pero seguimos pensando con los anti- guos y fragmentados esquemas de espacio y tiempo propios de la era preeléctrica. La tecnologia de la escritura i \ombre. idental el poder sin reacci6n. Las -ventajas de fragmentarse a si mismo de esta ma- nera pueden apreciarse en el caso del cirujano, que quedarfa completa- mente desamparado si tuviese que involucrarse en el plano humano de su operacién. Hemos adquirido el arte de llevar a cabo las mas peligro- sas operaciones sociales con una objetividad absoluta. Pero esta objeti- vidad no era sino una/postura déno implicacién} En la era eléctrica, en la que nuestro sistema nervioso se ha extendido tecnolégicamente has- ta implicarnos con toda la humanidad e incorporarla toda nosotros, par- ticipamos necesaria y profundamente en las consecuencias de todos nuestros actos. Ya no es posible adoptar el distante y disociado papel del occidental alfabetizado. __ El teatro del absurdo dramatiza este nuevo dilema del hombre oc- cidental, del hombre de accién que parece no estar implicado en la ac- cién. Este es el origen y el atractivo de los payasos de Samuel Beckett. maci6n veht ~ COMPRENDER LOS MEDIOS DE COME Cee \ a de una creciente especializacion yali- neaci6n en las extensiones tecnolégicas del cuerpo, nuestro mundo, en un drdstico cambio de sentido, se ha vuelto comprensivo. Eléctrica- mente contrafdo, el globo no es més que una aldea. La velocidad eléc- las funciones sociales y politicas en trica con las juntaron todas cas Cl i un grado intenso la conciencia una implosién re] uN) tumana de a sespansabidad nun rao NSS actor implosi- ® vo afecta ala condicion del negro, del adolescente y la de ciertos otros grupos. Ya no pueden ser contenidos, en un sentido politico de asocia- cin limitada, Ahora(estén implicados en nuestras vidas y nosotros en las suyas, gracias a los medios eléctricos, Fista es la edad de Ja ansiedad, a causa de la implosién eléctrica que — | empuja al compromiso y a la articipacién, muy independientemente | de cualquier «punto de vista».|En Ja edad eléctrica, ya no sirve el ca- récter parcial y especializado del punto de vista. A nivel de la infor- macién, se dio la misma perturbacién con la sustitucién de Ja imagen inclusiva por el mero punto de vista. Si el siglo xix fue la edad del si- ll6n editorial, éste es el siglo del sofa del psiquiatra. Como extensién del hombre, la silla es una ablacién especializada de lo posterior, una especie de ablativo absoluto de lo posterior, mientras que ell sofa ex- tiende el ser integral} El psiquiatra recurre al sofa porque elimina la ten- tacién de expresar puntos de vista personales y elude la necesidad de ra- cionalizar los acontecimientos. “Tras tres mil afios de explosién La asprecidn de ssn tei 8 ees didad a Txconciencia es un elemento natural de la tecnologia eléctrica. © Ya edad de la industria mecdnica que nos precedié encontré en Ja afir- perspectiva individual un modo natural de ex- emente de el a época es su rechazo hacia las pautas im- puestas. De repente, estamos ansi0sos ¢ que la gente y las cosas décla- ren su ser en su totalidad. Hay una fe profunda en esta nueva actitud © —1na fe que tiene que ver con la armonfa tiltima de todo ser—. Y ésta * @s Ja fe con la que se ha escrito este libro. Explora los contornos de- nuestro propio ser extendido por la tecnologfa, buscando el principio dein, >\ aeligibilidad en cada uno de-ellos. Con la plena conviccién de que se puede obtener una comprensién de todas estas formas que las ponga or- denadamente en servicio, las he vuelto a considerar con una mirada nueva, quedéndome con muy poco de la sabidurfa convencional al res- pecto. De los medios, decirse lo que dijo Robert Theobald de las depresi icas: «Hay un factor adicional que ha ayudado a controlar las depresiones: el mejor conocimicnto de su desarrollo». (ahesant & 186 LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION ELECTRICA examen del origen y desarrollo de las extensiones individuales del ser humano deberfa ir precedido de una ojeada a ciertos aspectos generales de los medios, o extensiones del hombre, empezando por el nunca ex- plicado entumecimiento que cada una de. i i el individuo'y aSociedad” si IRR, ALR de on [AER de mroniti dae En una cultura como la nu ede ser un cl e que le recuerden a uno que, Operativa y prdcticamente, £l medio es el mensaje. to significa sim- plemente que las consecuencias individuales y sociales —es decir, de cualquiera de nuestras extensiones— tecnologia nueva. Asf, por ejemplo, con la automatizacién, los nuevos esquemas de asociacién humana tienden a eliminar puestos de trabajo, es cierto. Ese es el resultado negativo, El lado Positivo es que la auto- matizaci6n crea funciones para la gente o, lo que es lo mismo, una in- tensificacién de su implicacién en su trabajo y asociaciones humanas, que la precedente tecnologia mecdnica habfa destruido. Mucha gente es- tarfa dispuesta a decir que el significado o mensaje no es la m4quina sino Jo que se hace con ella. Respecto a las maneras en que Ja maquina mo-_ Es profundamente la m4quina era fragmentaria, centralista y superficial en su configura- cién de los esquemas de relaciones humanas. En este sentido, es revelador el ejemplo de la luz eléctrica. La luz ye feléctrica es informacién pura. Es un medio sin mensaje, por decirlo asf, a menos que se emplee para difundir un anuncio verbal o un nombre. ’ Este hecho, caracteristico de todo: dios, implica que | x El contenido dé Ta escri \, ye i i ' \proceso del pensamiento, que en sf, no es verbal». Un cuadro abstracto representa una manifestacién directa de procesos de pensamiento crea- COMPRENDER LOS MEDIOS DE COMUNICACION 187 tivo tal y como podrian aparecer en un disefio por ordenador. No obs- tante, lo que estamos considerando aquf son las consecuencias mentales y sociales de los disefios o esquemas en tanto amplificadores 0 acelera- dores de los procesos existentes. Porque el «mensaje» de cualquier me- dio 0 tecnologia es el cambio de escala, ritmo o patrones que introduce en los asuntos humanos. El ferrocarril no introdujo en la sociedad hu- mana el movimiento ni el transporte, ni la rueda, ni las carreteras, sino que.aceleré y amplio la gscala de las anteriores funciones humanas, cre- ando tipos de ciudades, trabajo y ocio totalmente nuevos. Ello ocurrié tanto si el ferrocarril circulaba en un entorno tropical como si lo hacfa en un entorno septentrional, y es un hecho totalmente independiente de la mercancfa 0 contenido del medio ferroviario. Por otro lado, el avi6n, al acelerar la velocidad del transporte, tiende a disolver la forma ferrovia- tia de las ciudades, de la politica y de las asociaciones, independiente- mente del uso a que se destine el avién. Pero volvamos a la luz eléctrica. Poco importa que se utilice para alumbrar una intervenci6n quirirgica o un partido de béisbol. Se podria argiiir que estas actividades son el «contenido» de la luz eléctrica, ya que no pueden existir sin ésta. Esta circunstancia no hace sino recalcar el hecho de que Los eontennee o.usos ae estos medios son tan variados como incapaces de modelar las formas de accién humana. En realidad, lo més tfpico es que los «contenidos» de cualquier medio nos impidan ver su cardcter. S6lo ahora las industrias han tomado conciencia de los distintos tipos de negocios en que estdn trabajando. IBM empezé a operar con una vi- sin clara cuando se dio cuenta de que su negocio no consistia en la fa- ty? bricacién de maquinaria para oficinas y empresas, sino en el procesa- miento de informacién. Gran parte de los beneficios de la General Electric Company proviene de las bombillas y de los sistemas de alum- brado. Ain no ha descubierto que su negocio consiste en el transporte de informacién, casi tanto como el de la AT&T. La luz eléctrica deja de llamar la atenci6n, en tanto que medio de co- municaci6n | simplemente porque carece de «contenido». Y esto hace de ella un ejemplo inestimable de cémo los medios no se éstudian en abso- luto. La luz eléctrica no se considera un medio mientras no alumbre “una marca registrada. Asf, pues, lo > que se nota no es la luz eléctrica, sino su contenido (que, en realidad, es otro medio). El) mensaje de la luz eléctrica es parecido al mensaje de la energfa eléctrica en la industria: totalmente radical, ia y descentralizado. La luz y la energfa eléctrica es- ‘én separadas desu uso, y, sin embargo, eliminan factores temporales y 188 LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION ELECTRICA crean Serd facil elaborar un manual completo para el estudio de las ex- tensiones del hombre con pasajes escogidos de las obras de Shakespea- re. Muchos se pondran a sutilizar si se referfa o no a la televisién en es- tas conocidas lfneas de Romeo y Julieta: Pero suave, ;qué luz trasluce de aquella ventana? Habla, y sin embargo no dice nada. En Otelo que, como King Lear, trata del tormento de las personas transformadas por ilusiones, estén estas lineas que revelan la intuicién que tuvo Shakespeare del poder transformador de los nuevos medios: | GBs que no hay'encantamientos’ __ weds 95 Q28\ 28" 6 con los que la propiedad de la juventud y de la virginidad se puedan abusarse? Dime, Rodrigo, no has lefdo \ mada acerca de esas cosas? En Troilus and Cressida, obra dedicada casi exclusivamente a un estudio tanto social como psicolégico de la comunicaci declara su conocimiento de que la vt i ma PEREISLEN MEDD PWS PME fo La providencia, siempre alerta, Y sabe de la més diminuta pizca de oro de Plutus, Le ncuentra el fondo de abismos incomprensibles, mn el pensamiento, y casi como dioses, se revelan los pensamientos en su torpe cuna. Trasluce el creciente conocimiento de la accién de los medios, in- dependientemente de su «contenido» o programacién, en esta molesta y an6nima estrofa: En el pensamiento moderno (si no de hecho) nada existe que no actie, Se y lo tilda de sabidurfa que Ree describe el icon cas? lescribe el arafiazo, pero no el picor. 5.9 mle 2 ehioz o D UE eatlism) £ Cyl E! mismo tipo de conocimiento integral de la configuracién que re- Oa vela por qué el medio es socialmente el mensaje aparece también en las més novedosas y radicales teorfas médicas. En Stress of Life, Hans Sel- ye describe el asombro de un colega investigador al ofr su teorfa: (COMPRENDER LOS MEDIOS DE COMUNICACION 189 Cuando se vio enfrascado en otra exaltada descripcién de lo que habfa observado en animales tratados con tal o cual impureza 0 sustancia tOxica, isteza y me dijo con obvia desesperacién: de lo que hace antes de que sea dema- 1 estudio de la farmacolo- «Pero, Selye, jintente darse cuenta siado tarde! {Ha decidido dedicar toda su vida a) gfa del polvol». =? Se basco silo efecto , 34 olu ta Sek ¥ JEL Ambierhe cartQato (Xen 2 iridades Ebpbe ” Asi como Selye contempla la situaci6n ambiental entera en su teo- ria de «estrés» de la enfermedad, desco! moci- El anterior i ilus- de los efectos soc: trarse con casi cualquier afirmacién convent ional. Al recibir un titulo honorario de la Universidad de Notre Dame, hace unos afios, el general David Sarnoff hizo la declaracién siguiente: «So- mos demasiado propensos a convertir los instrumentos tecnolégicos en chives exiainiag los pecados de quienes los manejan. Los luc- tos de la ciencia moderna no son en sf buenos o malos; ina Su . Esta es la voz del actual so- jamibulismo: Y si dijéramos: «La tarta de manzana no es buena ni mala en sf: es a manera en la que la empleamos lo que determina su valor».O bien: «El virus de la viruela no es en sf ni bueno ni malo: es la forma en que se emplea lo que determina su valor». O incluso: «Las armas en sf no son ni buenas ni malas: es la forma en que se utilizan lo que determi- na su valor». Es decir, si las balas alcanzan a la persona correcta, enton- ces las armas son buenas. Si el tubo cat6dico de la televisién dispara la municién adecuada a las personas adecuadas, entonces es bueno. No me estoy poniendo perverso. Simplemente, no hay nada en la declaracién de Sarnoff que pueda resistir un examen, porque alt del medio, de todos los medios, en el verdadero estilo narcisista de quien est hipnotizado por la amputacién y extensién de su propio ser en una nueva forma tecnol6gica. El general Sarnoff siguié ampliando su actitud frente a la tecnologfa de la imprenta al decir que, si bien era cierto que Ja imprenta puso en circulacién mucha basura, también habfa disemi- nado la Biblia y los pensamientos de sabios y filésofos. Nunca se le ocu- rié que cualquier tecnologiano podfa sino Economistas como Robert Theobald, W. W. Rostow y John Kenneth Galbraith han explicado durante afios por qué la «economia clasica» era incapaz de explicar los cambios 0 el crecimiento. La paradoja de lz canizaci6n es que, TO as a, do nae a cambios, su principio mecanizacién se LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION ELECTRICA MecaMmeacion logra con la fragmentacién de un proceso cual serie de los fragmentos asf obtenidos: No obstante, tal y como lo de- mostré David Hume en el siglo xvul, no-hay. principio de causalidad en= la-mera.secuenciay E] hecho de que una cosa siga a la otra no explica nada, Nada se sigue del seguir, excepto el cambio. El cambio de sentido més importante se dio con ue acabé con la secuencia haciendo que todo se vuel Con la omo no habfan hecho cu: fan secuencialmente en la rrespondiente concaienacién. En lugar de la pregunta ,que hubo prime- To, el huevo o la gallina? de repente, i § =00000 Cuando un avién se dispone a atravesar la barrera del sonido, las ‘ondas sonoras se hacen visibles en las alas del avi6n. La repentina visi- bilidad del sonido en el momento en que éste termina es un ejemplo acertado de aquella gran pauta del ser que revela nuevas y opuestas for- . La me- canizacién nunca fue tan vividamente fragmentada o secuencial como en el nacimiento del cine, momento que nos trasladé més all4 del me- canismo a un mundo de crecimiento e interrelaciones orgénicas. Las pe- liculas, por pura aceleracién de lo mecnico, nos trasladaron del mundo de la secuencia y las conexiones a un 190 ci6n qiié produjo la ahora muy correcta observaci6n: «Si funciona, est4 obsoleto». {Cuando la velocidad eléctrica sustituya atin mds las secuen- cias mecé4nicas de las peliculas, entonces la linea de fuerza en las es- tructuras y los medios se volverdn claras y obvias. Estamos volviendo a la completa forma del icono. \(7> Ante una cultura altamente alfabetizada y mecanizada, las aparecieron como un Fue en ese momento del cine que se dio el cubismo, que ha sido descrito por E.H. Gombrich (Art and Illusion) como «el més radical —la de una construccién humana, una tela coloreada». El cubismo sustituye simultaéneamente todas las facetas de un obje- to por «el punio de Vista» o faceta de ilusi6n en perspectiva. En lugar de Ja ilusi6n especializada de una tercera dimenisa en Ja tela, el cubismo a a n sciatic Muchos lo consideran no como una ilu- si6n, sino como un ejercicio de pintura. COMPRENDER LOS MEDIOS DE COMUNICACION 191 Dicho de otro modo, el cubismo, al rendir en dos dimensiones todo lo de dentro, fuera, arriba, abajo, adelante, detrés y todo lo demés, Te ite que «el medio es el mensaj es 6videiite que, en el momento en que la se encuentra uno en el mundo de la estructura configuracién?/,Acaso no es Jo que pasé en Ia fisica y en la pintura? 4Y en la poesfa y en las comunicaciones? |Segmentos especializados de atencién han cambiado a un campo tot ahora podemos decir con toda naturalidad: «El medio es el m » Antes de la velocidad eléc- trica y del campo total, no era obvio que el medio fuera el mensaje. El mensaje, segtin parecfa, era el «contenido», y la gente preguntaba de qué frataba un cuadro. “Sin embargo, nadie preguntaba nunca dé qué trataba una melodfa, una casa o un vestido. En estos temas, se conser- vaba cierto sentido de conjunto, de la forma y 1a funcién como una en- tidad tinica. En la era eléctrica, esta idea integral de estructura y con- figuraci6n se ha vuelto tan predominante que la pedagogia teérica ha echado mano al asunto. En lugar de trabajar «problemas» especializa- dos de aritmética, el enfoque estructural sigue ahora las Ifneas de fuer- za del campo de los ntimeros y tiene a nifios pequefios meditando so- bre la teorfa numérica y los «conjuntos». El cardenal Newman dijo de Napoleén: «comprendié la gramética de la p6lvora». Napole6n dedicé parte de su atencién a otros medios de comunicacién, como el telégrafo por seméforos, que Je conferfa una gran ventaja sobre sus enemigos. Se le atribuye la frase: «Mas temibles son tres periddicos hostiles que mil bayonetas». Alexis de Tocqueville fue el primero en dominar la gramética de la imprenta y de la tipograffa. Asf pudo hacer una lectura del mensaje de los cambios que se avecinaban en Francia y América del Norte como si leyera en voz alta,un texto que se le hubiese entregado. De hecho, si la Francia y los Estados Unidos del siglo xix fueron un libro abierto para Tocqueville, fue porque habfa estudiado la gramética de la imprenta, Aunque también sabfa cudndo ésta no procedfa. Cuando le preguntaron por qué no escribfa un libro sobre Inglaterra, ya que conocia y admira- ba dicho pais, contesté: Uno habria de tener un grado de locura filosdfica poco comtin para creerse capaz de juzgar Inglaterra en seis meses. Un afio siempre me pare- cié demasiado poco tiempo para apreciar correctamente los Estados Uni- dos, y es mucho més facil adquirir nociones claras y precisas sobre la Unién Americana que sobre Gran Bretafia. En los Estados Unidos, todas 320 Reg . voluci6n la hicieron hombres de letras y abogados. 192 LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION BLBCTRICA las leyes se derivan, de algdn modo, de la misma linea de pero sociedad en conjunto, por decirlo asf, esta fundada en un uinico hecho; todo surge de un sencillo principio. Podrian compararse los Estados Unidos con un bosque atravesado por una multitud de caminos rectos que convergie~ Tan en un mismo punto. Sélo hay que encontrar el centro, y todo puede apreciarse con una tnica mirada, En cambio, en Gran Bretafla, los caminos se entrecruzan y s6lo recorriéndolos todos puede uno hacerse una imagen del conjunto. En una obra anterior sobre la Revolucién Francesa, Tocqueyille ex- plica como fue la "Pero, en Inglaterra, tal era el poder de las antiguas tradiciones del derecho comtin, respaldado por la institucién medieval del Parlamento que no Ilegaron a imponerse del todo ni la uniformidad ni la continuidad de Ja nueva cultura visual de la imprenta. E] resultado fue que el aconte- cimiento més importante de la historia de Inglaterra nunca se produjo, a saber, una Revolucién Inglesa paralela a la Francesa. Aparte de la mo- narqufa, la Revolucién Norteamericana no tenia ninguna institucién le- gal medieval que descartar o erradicar. Por otra parte, muchos han soste- nido que la presidencia estadounidense se ha vuelto mucho més personal y monérquica de lo que pudo ser nunca ningiin monarca europeo. El contraste que Tocqueville sefiala entre Inglaterra y los Estados Unidos est4 claramente basado en el hecho de la tipografifa y de la cul- tura de la imprenta, que crearon uni idad y continuidad. Inglaterra, dice, ha rechazado este principio y s« de ayudar a interpretar daitaiadeincumes ee no escritas. Matthew Arnold clasific6, acertadamente, a la aristocracia inglesa como barbara porque su poder y su condicién social no tenfan nada que ver con la cultura alfabetizada 0 tipogréfica. Cuando salié pu- blicada la obra Decline and Fall de Edward Gibbon, el duque de Edim- ~ burgo le dijo: «;Otro tocio, eh, seftor Gibbon? Garabatos, garabatos y garabatos, cierto, sefior Gibbon?». Tocqueville era un aristécrata mu versado-en las letras, bastante capaz de distanciarse de los valores y su- Puestos de la tipograffa. Por eso s6lo él comprendié la i Upografia. Y es inicamente de este modo, COMPRENDER LOS MEDIOS DE COMUNICACION 193 cualquier medio tiene el poder de imponer sus propios supuestos al in- cauto. La prediccién y el control consisten en evitar este estado narci- sista subliminal. Y la mejor ayuda para lograrlo es el conocimiento de que el encantamiento puede darse en el acto, por simple contacto, como en los primeros compases de una melodia. A Passage to India, de E. M, Forster, es un dramitico estudio de la incapacidad de la cultura oriental, oral e intuitiva, para coincidir con los patrones de experiencia europeos de experiencia, racionales y visuales. Durante mucho tiempo «racional» ha significado, para Occidente, «uni- forme, continuo y seciiencial». Dicho de otro modo, hemos confundido laraz6n con el saber leer, y el racionalismo con una sola tecnologia. Asf, en la era eléctrica, el hombre parece volverse irracional para el Occiden- te convencional. En la novela de Forster, el momento de la verdad y de dislocacién del trance tipografico de Occidente se da en las cuevas de Marabar. El poder de raciocinio de Adela Quested no puede con el cam- po de resonancia inclusivo y total que es la India. Después de las cuevas, «la vida siguié como de costumbre, pero carecfa de consecuencias, es decir, los sonidos no tenfan eco, ni los pensamientos, desarrollo. Todo parecia cortado de raiz y, por lo tanto, infectado de ilusién». A Passage to India (la frase es de Whitman, que vio que los Estados Unidos se volvian hacia el este) es una parébola del hombre en la era eléctrica, y slo de forma incidental se refiere a Europa y Oriente. He- mos Ilegado al conflicto ultimo entre la vista y el sonido, entre los tipos de percepcién y organizaci6n escritos y orales. Puesto que la compren- ¥ 9S sién detiene la accién, como observé Nietzsche, podemos moderar la ate violencia de la intensidad de dicho conflicto comprendiendo los medios que nos extienden y provocan esas luchas dentro y fuera de nosotros. ~ [ La descomposicién de la tribu por la alfabetizacién sus efectos |/ _ trauméaticos sobre.el hombre.tribal-es el tema de un libro del psiquiatra ‘ 3 J.C. Carothers, The African Mind in Health and disease (Ginebra, Or-! © ganizacion Mundial de la Salud, 1953). Gran parte de su material apa- recié en un articulo de la revista Psychiatry, de noviembre de 1959: «La cultura, la psiquiatrfa y la palabra escrita». Una vez mas, la tecnologia occidental, opera incluso en las zonas ms remotas de la sabana y del desierto. Un ejemplo de ello es el beduino montado en camello y escu- chando la radio. i no estamos més preparados para encontrarnos con la radio y la televi- si6n que el nativo de Ghana para vérselas con la lectura, que lo saca de su mundo tribal colectivo y Jo deja varado en el aislamiento individual. LA IMPRENTA ¥ LA REVOLUCION ELECTRICA 194 Estamos tan desamparados ante el nuevo mundo eléctrico como el nati- vo involucrado en nuestra cultura alfabetizada y mecénica. : de la prehistoria con las La velocidad eléctrica mezcla las culturas “ fabeto con el semialfa- tales de vari e heces de la comercializacién industrial, al ana betizado y el postalfabetizado. Co oa SS | tiacién, Wyndham Lewis hizo de ello el tema de un grupo de novelas S llamado The Human Age. La primera, The Childermass, trata precisa- mente del acelerado cambio de medios como una matanza de los ino- : centes. En nuestro propio mundo, a medida que nos volvemos més _/ — conscientes de los efectos de la tecnologia en la informacién y mani- festacién psfquicas, perdemos toda fe en nuestro derecho de asignar la culpa. Las antiguas sociedades prehist6ricas consideran patético el cri- men violento. Consideran al asesino como nosotros al enfermo de cén- cer. «Debe de ser terrible sentirse asi», dice. J.M. Synge quien desarro- la muy efectivamente esta idea en Playboy of the Western World. Si se percibe al criminal como un inconforme incapaz de cumplir la demanda de la tecnologia de un comportamiento conforme a pautas uniformes y continuas, el hombre alfabetizado se siente muy inclinado a tachar de patéticos a los que no pueden conformarse,.En un mundo de tecnologias visuales y tipograficas, el nifio, el disminuido, la mujer y la {Persona de color aparecen como victimas de la injusticia. Por otro lado, » 3 st a ; jue de todos modos no es de -~ su talla, Considere la frase: «Es un mundo de hombres». Como obser- S vaci6n cuantitativa repetida hasta la saciedad desde dentro de una cul- tura homogeneizada, se refiere a los de este SL pt agwoods > Con nuestros tets de inteligencia hemos producido la mayor inun- V7 daci6n dé éstandares ilegitimos. Inconscientes de nuestro prejuicio cul- 825, 9 tural tipogr4fico, los analistas presuponén. que los habitos continuos.y uniformés son-una:sefial.de inteligencia y, de este modo, dejan de lado al hombre oral y al hombre tactil. : or En la resefia de una obra de A.L. Rowse (The New York Times Book Review del 24 de diciembre de 1961) sobre la politica conciliadora de Gran Bretafia y el proceso que culmin6 en el Pacto de Munich, C.P. Snow se refiere a la inteligencia y a la experiencia de los dirigentes de la Gran Bretafia de los treinta: «Tenfan cocientes intelectuales més altos de lo acostumbrado en dirigentes politicos. ;Por qué, pues, fueron tan de- sastrosos?». Segtin la visién de Rowse, que Snow respalda: «No oyeron OT ad, COMPRENDER LOS MEDIOS DE COMUNICACION 195 las advertencias porque no querfan escuchar». Al ser antirrojos, fueron incapaces de percibir el mensaje de Hitler. Aunque su fracaso no es ; nada comparado con el nuestro en la actualidad. La apuesta norteame- . ricana por la alfabetizacién como tecnologia o uniformidad aplicada a ; todos los niveles de ensefianza, del gobierno, de la industria y de la vida * social se-ve seriamente amenazada por la tecnologia eléctrica..Las ame- . nazas que suponian Hitler o Stalin eran externas. La tecnologia eléctri- ; ca €st4 denitio de ‘nuestros muros’y estamos embotados, sordos, ciegos ; y.mudos ante su encuentro con la tecnologia de Gutenberg, en la que se fundamenta el estilo de vida norteamericano. No es, sin embargo, el ; momento de sugerir estrategias, ya que ni siquiera se ha reconocido la ; existencia de la amenaza. Me encuentro en la posicién de Louis Pasteur 1 cuando decfa a los médicos que su mayor enemigo les era del todo invi- » sible y desconocido. Nuestra respuesta convencional a todos los medios, . a saber que lo que cuenta es c6mo se utilizan, es la postura embotada del : idiota tecnolégico. Porque el «contenido» de un medio es como el ape- titoso trozo de carne que lleva el ladron para distraer al perro guardian de exg la mente. El efecto de un medio s6lo se. fortalece ¢ intensifica porque se le da otro medio que le sirva de «contenido». El contenido de una pe- A licula’és una novela, una obra de teatro o una dpera. El efecto de la for- G ma de pelicula no guarda relaci6n alguna con el programa contenido. El «contenido» de lo escrito y dé 10 impreso €s un discurso, aunque el lec , tor apenas toma conciencia ni de lo impreso ni del discurso. ; - “Arnold Toynbee pasa por alto cualquier comprensi6n de los ie |p : y de la manera en que han moldeado la historia, aunque rebosa de ejem- { plos que puede aprovechar el estudioso de los medios. Incluso llega a ! sugerir, muy en serio, que la escuela para adultos, como la Asociacién | Educativa de Trabajadores (Workers Educational Association) en Gran Bretafia, podria ser un titil contrapeso a la prensa popular. Toynbee con- sidera que si bien todas las sociedades orientales han aceptado, en nues- | tra época, la tecnologia industrial y sus consecuencias politicas «énel» plano cultural, sin embargo, no se ha dado una correspondiente tenden- ciasuniforme» (Somervell, I. 267). Es como la voz del individuo alfa- i i. betizado que, avanzando con dificultad en un entorno de anuncios, se ey ed ‘a: «Personalmente, no presto atencién a los anuncios». De nada le ' -s2" servirén a los pueblos orientales las reservas culturales y espirituales i que puedan tener respecto a nuestra tecnologia. Los efectos de la tecno- 3 logfa no se producen al nivel de las opiniones 0 de los conceptos, sino que modifican los indices sensoriales, o pautas de percepcién, tegular- oe mente y sin encontrar resistencia. El artista serio es el tinico que puede toparse impunemente con la tecnologfa, precisamente porque es un ex- | perto consciente de los cambios en la percepcién sensorial. | | +1 \oee 196 LA IMPRENTA Y LA REVOLUCION ELECTRICA q La accién del medio dinerario en el Jap6n del siglo xvui tuvo efec- tos no muy distintos de la accién de la tipograffa en Occidente. La pe- netracién de una economfa dineraria, escribié G.B. Sansom (en Japan, Londres, Cresset Press, 1931), «causé una lenta aunque irresistible re- volucién, que culminé en el desmoronamiento del gobierno feudal y la reanudaci6n de las relaciones con pafses extranjeros tras més de dos- cientos afios de aislamiento». CECA u Sen Amold Toynbee sugirié una aproximacisr al | o de los medios mediante su concepto de «eters lizacién», que considera como el nologia. De nuevo, hace caso omiso del efecto del desaffo de estas for- mas sobre nuestros sentidos. Se imagina que lo relevante en cuanto al efecto de los medios y de la tecnologia en la sociedad es la Tespuesta de nuestras opiniones, «puntos de vista» que, claramente, resultan del en- cantamiento tipogrdfico. Porque y se cierra ~-en la toma de conciencia de Blake, o del salmista, de que nos converti- remos en lo que contemplamos. Hoy en da, cuando queremos orientarnos en nuestra arene Oo y necesitamos alejarnos de los prejuicios y presiones ejercidos por cual- ; quier forma técnica de la expresién humana, s6lo tenemos que visitar & una sociedad en Ja que dicha forma particular no se ha dejado sentir, o un perfodo hist6rico en el que todavia no se la conocfa. El profesor Wil- bur Schramm hizo uno de estos movimientos estratégicos en su estudio Television in the Lives of Our Children. Descubrié zonas en las que la te- levisin no habfa penetrado en absoluto e hizo unas pruebas. Como no habia hecho ningiin estudio de la peculiar naturaleza de la imagen tele- visiva, dichas pruebas fueron de preferencia de «contenidos», de tiem- Po dedicado a ver la televisi6n y Tecuentos de vocabulario. En una pa- labra, su enfoque del problema fue literario, aunque de forma inconsciente. Por ello, no encontré nada que sefialar. Si se hubiesen em- Pleado sus métodos en el 1500 para descubrir los efectos del libro im- Preso en las vidas de nifios y adultos, no se habrian descubierto ningu- no de los cambios en la Psicologia individual y social que resultaron de la tipografi nd ena, Me el 02% = 7 COMPRENDER LOS MEDIOS DE COMUNICACION 197 Leonard Doob, en su informe Communication in Africa, habla de un africano que, a pesar de no entender nada, se tomaba grandes moles- tias para escuchar cada tarde los informativos de la BBC. Para él era im- portante estar simplemente en presencia de estos sonidos todos los dias alas siete de la tarde. Su actitud hacia el discurso se parece a la nuestra ante una melodfa: las-entonaciones.retumbantes.ya»tienen*suficiente’ sentido, Nuestros antepasados del siglo xv todavia compartfan la ac- titud de ese nativo hacia las formas de los medios, como se desprende del sentimiento siguiente, que expresa el francés Bernard Lam en The Art of Speaking (Londres, 1696): Es un efecto de la Divina Sabiduria, que cre6 al Hombre para la feli- cidad, que todo lo que pueda ser itil a la conversacién (modo de vida) le resulte agradable... porque son deliciosos todos los manjares nutritivos, mientras que son insfpidas las otras cosas que no pueden ser asimiladas ni convertirse en sustancia nuestra. puede pronunciarse facilmente, a menos que sea ofdo con deleite. | | He aqui una teorfa del equilibrio de la dieta y de la expresién hu- manas que, incluso ahora, tras siglos de fragmentacién y de especiali- zaci6n, todavia nos cuesta formular de nuevo para los medios. El papa Pfo XII se preocupé mucho de que se hicicra un estudio se- tio de los medios ei Ja actualidad. El dfa 17 de febrero de 1950, dijo: No es ninguna exageracién decir que el futuro de la sociedad moder- na y la estabilidad'de su vida interior dependen en gran parte del manteni- miento de un n | Durante siglos, el fracaso en este sentido ha sido total y tipicamen- te humano. Como recalcé A. J. Liebling en su libro The Press, que disponga de un arma de fuego para llegar. oo Elresultado es que la épo-

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