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Introducción
1
país. En el tercero, abordamos el caso empírico resaltando los rasgos de la
construcción, las estrategias que lleva adelante la dirigencia para poner frenos a esa
experiencia y la relación entre las formas políticas de organización y su expresión en
el conflicto. En las conclusiones proponemos algunas claves para comprender las
limitaciones con las que se enfrentan estas experiencias y la importancia de la
democracia sindical en vistas de proponer formas alternativas a los modelos de
representación existentes.
2
centrados en los cambios ocupacionales y sectoriales y en los cambios en las
políticas de administración y organización de la producción. Esta argumentación
sostiene que un aumento en la tasa de desempleo trastoca la estructura del
mercado laboral y puede hacer aumentar la posibilidad de antagonismos entre los
grupos más protegidos, la periferia y los desempleados. El crecimiento de las formas
atípicas de empleo supone una mayor dispersión de los trabajadores en trabajos
más pequeños y en peores condiciones. A su vez, la caída del empleo en el sector
industrial y manual (con una tendencia a mayor afiliación) contribuye a una caída en
el número de afiliados. Por otra parte, crecen los sectores que requieren mayor
calificación y en los que predominan las estrategias individuales de acción. En
definitiva, se sostiene la hipótesis de una relación entre posición en el mercado
laboral vista mediante la calificación del empleo y nivel de sindicalización, de
acuerdo a la cual la curva descripta por estas variables tiene la forma de una U
invertida, donde el mayor índice de sindicalización se daría en los puestos de
mediana calificación y en las categorías intermedias y a medida que nos
aproximamos a los extremos la tendencia a la sindicalización sería cada vez menor.
Los cambios en el peso relativo de los diferentes sectores supondrían un desafío
para los viejos principios y formas de acción. Esto puede causar una desorientación
y amenazar el consenso intersindical que constituía el recurso fundamental del
sistema de representación.
3
los partidos políticos. Estos dos basamentos que se constituyeron históricamente
como las principales fuentes de poder sindical, se han erosionado y ello ha incidido
de manera determinante en la crisis del sindicalismo.
2 Murillo, Victoria, “La adaptación del sindicalismo argentino a las reformas de mercado en la primera
presidencia de Menem”, Desarrollo Económico, Vol.37, n. 147, pp. 419-446, 1997.
3
Una idea similar es la que Daniel James ha denominado “pragmatismo institucional”.
4
La noción de recursos de poder es recuperada del trabajo de los politólogos suecos Korpi y Shalev
(1980) que realizan una adaptación de las teorías neocorporativas. Estos autores habían estudiado
las diferencias en las tasas de huelga en los principales países europeos y habían sostenido la tesis
que en los países donde un partido obrero logra implantarse en el poder, la tasa de huelga tiende a
caer de manera significativa y duradera. De ahí que ponía el énfasis en los recursos de poder
proveniente de la esfera política. Estos recursos pueden originarse tanto en el campo industrial como
en el político.
5 Etchemendy, Sebastian; Collier, Ruth, “Down but not out: Union Resurgence and Segmented
Neocorporatism in Argentina: 2003-2007, Politics and Society, vol. 35, N.3, septiembre 2007
4
registrados y cuentapropismo de supervivencia. Este marco de negociaciones sólo
beneficia a la fracción mejor posicionada de la clase obrera, en un contexto de un
gobierno favorable, que habilita al sindicalismo participar activamente de la puja
distributiva ganando aumentos de salario y lo que puede denominarse beneficios
organizacionales y particularistas, vinculados fundamentalmente con cambios pro-
sindicales en la legislación laboral, designaciones en la agencia estatal que
supervisa el funcionamiento del sistema de obras sociales controlado por los
sindicatos y beneficios particulares dirigidos hacia los sindicatos más grandes, así
como también designaciones en las comisiones directivas de las empresas
renacionalizadas (agua, correos).
6
Por ejemplo las industrias intensivas en recursos naturales en Chile o la producción de tipo maquila
en México.
7 Echemendy y Collier, op. cit.
5
2. Democracia sindical: El fortalecimiento de los sindicatos y la reedición de
viejos interrogantes.
6
control y subordinación de la estructura centralista de la mayoría de los sindicatos.
Además, el aparato institucional aparece cooptado por ciertos grupos de poder que
ocupan los cargos dirigenciales, que permanecen fuertemente enquistados en sus
posiciones y operan activamente para boicotear cualquier atisbo de surgimiento de
corrientes opositoras o seccionales y comisiones internas con cierto grado de
independencia de las líneas políticas oficiales de la conducción.
8
Ver Doyon, L. “La organización del movimiento peronista, 1946-1955.”, Desarrollo Económico, Vol.
XXIV, Nº94, 1984.
9
De la Garza Toledo, Enrique, ¨Democracia, representatividad y legitimidad sindical¨, en
http://docencia.izt.uam.mx/egt/publicaciones/articulos/democracia.pdf
10
Novelo precisa la definición de democracia sindical al introducir la diferenciación entre democracia
formal y sustantiva y situar la discusión básicamente en torno a la segunda, a la que describe como
“una forma de organización sindical donde la voluntad mayoritaria busca crear espacios que permitan
discutir, aprender e intervenir en aquella parcela que en la sociedad capitalista es de total
incumbencia del capital, como es el control y la gestión de la producción”.
7
Tanto Novelo11 como Bensusán12 destacan un elemento clásico en el análisis
del problema de la democracia en los sindicatos, que es la supuesta contradicción
entre la eficacia y la democratización de las decisiones en una organización. Y
ambas coinciden en señalar además, que la incidencia de esta problemática se
define fundamentalmente por la concepción ideológica de la práctica sindical que
postule la organización. En este sentido, plantean un modelo dicotómico entre
sindicatos de tipo empresarial y otros portadores de una identidad más
movimientista y con objetivos políticos más amplios que las reivindicaciones
inmediatas de sus afiliados. Consiguientemente, Novelo abre la reflexión en este
punto, instalando una pregunta provocadora: en ausencia de la conciencia de clase
–como conciencia revolucionaria-, cuál es el contenido de la democracia sindical?
8
integración de las organizaciones de base-comisiones internas- en el aparato
institucional sindical.
Ambos coinciden en señalar que, al menos hasta el año 1976 -en que fueron
desmanteladas por la implantación del terrorismo de Estado- y fundamentalmente en
las décadas del 50, 60 y principios de los 70, las comisiones internas constituyeron
el elemento organizativo clave para paliar la tendencia creciente a la burocratización
verticalista en las organizaciones mayores. Este punto de tensión en la estructura
sindical cristalizó en procesos históricos de gran radicalidad, entre cuyos puntos
álgidos se incluye la conformación de la CGT de los Argentinos en 1968 y la
emergencia del sindicalismo clasista o de liberación en Córdoba y Santa Fe a
principios de los años 70. Los sindicatos más representativos de esta corriente
fueron el Sindicato de Luz y Fuerza–Córdoba, dirigido por Agustín Tosco, las
automotrices SiTraC (Concord) y SiTraM (Materfer) y la UOM seccional Villa
Constitución, encabezada por Alberto Piccinini. Estas experiencias postulaban la
posibilidad de una perspectiva autónoma de la clase obrera para la conformación de
un modelo alternativo al vandorista imperante, que horizontalizara la estructura
gremial, promoviendo una mayor participación de los trabajadores de base, que en
el esquema tradicional sólo eran convocados a condición de incluirlos en fuertes
dispositivos de control que anulaban la vitalidad de esa participación bajo la
disciplina de los aparatos.
15
James, Daniel, “Racionalización y respuesta de la clase obrera: contexto y limitaciones de la
actividad gremial en Argentina”, Revista Desarrollo Económico, vol. 21, Bs As, 1981.
16
Torre, Juan Carlos, Op. Cit.
9
de nivel inferior, es decir, seccionales y comisiones internas. Adquiere gran
relevancia, además, la puesta en práctica de maniobras de manipulación electoral
que dificultaban severamente las posibilidades de cualquier competencia interna a
los líderes del oficialismo. En la última etapa, ya en el marco democrático, el Estado,
a su vez -sobre todo en la tercera presidencia de Perón- refuerza su alianza con la
tradicional dirigencia sindical, convalidando el control cupular a través de la sanción
de una nueva Ley de Asociaciones profesionales que fortalecía el poder de las
dirigencias, intensificando el verticalismo burocrático a partir de conceder mayores
facultades de intervención sobre las filiales de menor escala y autorizar la posibilidad
de revocamiento de delegados, entre otras cuestiones. Esta fuerte avanzada no
logró, sin embargo, desactivar los extendidos conflictos en empresas, muchos de los
cuales continuaron expresando demandas con un fuerte contenido antiburocrático.
Esta breve referencia histórica intenta dar cuenta del anclaje de la discusión
en torno a los procedimientos internos de los sindicatos en la experiencia concreta
del movimiento obrero argentino. En la etapa referida, en el marco del intenso y
radical proceso político que caracterizó a esas décadas, la conformación de una
tendencia que demandaba nuevos esquemas de participación y decisión al interior
de los sindicatos, cuestionando severamente la concepción tradicional del
sindicalismo, tensó substancialmente el modelo establecido, mostrando claramente
sus contradicciones y limitaciones. En ese período, esta disputa política se saldó
mediante la puesta en práctica del terrorismo de Estado, que encontró entre los
activistas sindicales de base una de sus principales víctimas, justamente por la
potencia política que implicaba la organización en el lugar de trabajo.
17
James, Daniel, Op. Cit, pp 322.
10
las bases que ponen en cuestión y muestran las limitaciones de las reglas de juego
establecidas.
18 Entre 1990 y 1991, año en que comienzan los ajustes de personal, se despidieron cerca de 1.000
trabajadores. Al 1º de enero de 1994, la plantilla de empleados de las cinco líneas del subte era de
3.980, para noviembre de 1996 era de 2.500, incluyendo al personal del ferrocarril Urquiza.
11
De esta manera, al momento de efectivizarse la concesión del servicio la
empresa contaba con un plantel notablemente reducido, que se vio sometido
además a una importante avanzada flexibilizadora que se tradujo en la extensión de
la jornada laboral, por primera vez, de seis a ocho horas y la implementación de un
sistema de flexibilidad funcional19. Este nuevo contexto impuso un régimen laboral
fuertemente disciplinario, signado por la amenaza permanente de despido frente a
cualquier acto de desobediencia o errores, por mínimos que fueran, en el
desempeño de las tareas. Claramente, la reducción de la cantidad de trabajadores
previa a la puesta en marcha de la explotación del servicio a cargo del grupo Roggio,
se llevó a cabo también en función de criterios orientados a desmantelar las
posibilidades de organización colectiva en un espacio de trabajo, caracterizado
además, por una notable tradición histórica de lucha de, al menos, los últimos 30
años. La “purga”, en este sentido, no fue fortuita, tuvo, entre otras cosas, un criterio
político claro. Así lo expresa un delegado del subte: “...ustedes imagínense que la
gente que quedó de la privatización es la que les decía que sí a todo lo que se
hacía. El tipo que levantó el dedo y dijo ‘yo no’, ese no estaba más.”20
"...en el 96, empiezan a pasar ya algunas cosas, nos empezamos a reunir las
personas de más confianza en forma secreta [...] nos reuníamos afuera, no
19 En septiembre de 1994 se firma un nuevo convenio colectivo de trabajo con la UTA (nº 121) en el
que se introducen una serie de pautas que delinean categorías laborales notablemente polivalentes,
normándose que el trabajador debe ejecutar (o estar en condiciones de) diferentes tareas, ya sea del
mismo nivel de calificación o de otro (Vocos, 2007).
20 Entrevista a delegado del subte Taller
21
Entrevista a delegado del subte línea B
22 La táctica de la clandestinidad tan cara al período de la dictadura vuelve a ser un recurso táctico
necesario cuando la organización no cuenta con la fortaleza necesaria para dar garantías a los
activistas -llamativamente ahora sucede en un marco democrático-. Si bien carecemos de estudios
agregados que puedan indicarnos si se trata de un fenómeno extendido hemos podido corroborarlo
en otro estudio sobre los trabajadores telefónicos (Montes Cató, 2006), aparece señalado en Ghioni
(2005) y también se refleja en varias conversaciones de delegados y activistas de otros sectores
productivos.
23
Entrevista a delegado del subte línea B.
12
hablábamos por el teléfono interno porque sabíamos que nos escuchaban. En
el laburo nos frecuentábamos poco, cosa que no se dieran cuenta, porque
teníamos miedo de que si se daban cuenta de que nos estábamos organizando
para tratar de mejorar las condiciones de laburo, nos echaran.”24
24
Entrevista a ex delegada del subte.
25
Entrevista a ex delegada del subte.
13
cual se plantearán los principales conflictos sindicales de toda la historia de la
actividad.
“Llega el año 2000 donde la gente elige mayoritariamente, o sea, decide pasar
a retiro a toda la vieja dirigencia que era obsecuente con el sindicato y votar a
toda la gente esta que decía que no había que permitir despidos, que se tenía
que volver a trabajar seis horas, que había que pedir aumento de sueldo
cuando estábamos en el pleno 1 a 1, la estabilidad y la ley de convertibilidad. Y
ahí se renueva, y empieza la segunda parte de la historia que es la de las
grandes hazañas colectivas, ¿no?”26
Así lo relata una de sus protagonistas: “En el año 2001 a los 4 o 5 meses de
haber asumido, la empresa de un día para el otro decide que la línea B va a
funcionar sin guardas, sólo conductores. Entonces teníamos dos días para
reaccionar. Nos enteramos un jueves y el sábado tenían que bajar todos los
guardas. Y paramos el viernes. Y después de 3 meses de negociaciones en el
Ministerio logramos revertir la decisión de la empresa de eliminar el puesto de
guarda, y eso nos hizo muy populares. Como teníamos desconfianza del gremio, el
primer día que hubo reunión, la primer reunión que se hizo en el Ministerio, que fue
para dictar la conciliación obligatoria, nos paramos en la puerta y dijimos que no iba
a haber reunión si no entraba un grupo de 4 delegados, y entraron 4 delegados
nuestros, la primera vez que metimos delegados de base.”27
14
delegados contraponen un modelo de intervención sindical sustentado en un fuerte
activismo de base, que garantice niveles mínimos de participación del conjunto del
colectivo y en el cual el rol del delegado se convierte en el pilar fundamental de la
organización. El relato de uno de los delegados ilustra el funcionamiento de esta
dinámica: “Antes en las asambleas, se preguntaban: ¿Qué dice la UTA? Pasamos
de eso a decir, bueno ¿Qué dicen las otras líneas? Y terminamos diciendo: ¿Qué
dice el cuerpo de delegados? [...] lo que el cuerpo de delegados debata, unifique o
consensúe como línea de intervención generalmente es aprobada en las asambleas
porque el cuerpo de delegados que ha surgido es un emergente de las propias
bases donde hay una carta de confianza y de respeto.”28
28
Entrevista a delegado del subte A.
29
Activista
30
Entrevista a ex delegada del subte
15
La necesidad de ampliar la cantidad de delegados, militantes y activistas
también se vincula con la especificidad que la tarea del delegado asume en esta
organización en particular. En la medida en que el CD, fuera de lo formal, no tiene
ningún tipo de integración a ninguna estructura sindical de mayor nivel, en los
hechos opera como un sindicato dentro del sindicato y la función del delegado se
resignifica ampliamente. Además de concentrar las ocupaciones relacionadas con la
actividad cotidiana (gestión de condiciones de trabajo, licencias, negociación de
sanciones, etc.) se le agregan las tareas propias de la dirección sindical, referidas a
la elaboración de estrategias políticas a mediano y largo plazo, las negociaciones
con el Estado, la articulación con otros sectores, el diseño de políticas comunicativas
hacia la opinión pública, etc. Esto plantea una limitación clara a partir de la falta de
contención institucional porque la función del delegado se vuelve demasiado amplia
y requiere necesariamente de la colaboración estrecha de un grupo de activistas
afines.
“La función del delegado hoy es muy amplia, tiene que estar desde en lo más
pequeño, de las necesidades más pequeñas de los compañeros hasta
organizando todo lo que tiene que ver con discusiones salariales, discusiones
de convenio, discusiones en el Ministerio, con abogados, en todos los ámbitos.
Es muy amplio y exige también un esfuerzo muy grande.”31
31
Entrevista a delegado del subte B.
16
ofreciéndoles toda clase de beneficios y facilidades para neutralizarlos a partir del
acercamiento a la empresa.
“Lo primero que ellos decían que había que sacar de la cabeza de los
trabajadores, que era lo que había logrado la organización de base, era que
todo se podía lograr a través de la lucha, que todo se podía lograr a través de
la organización. Por eso la empresa empezó a cambiar su actitud [...] Empezó
a generar ámbitos de discusión con los trabajadores, a mandarles
comunicaciones a sus casas, libritos, revistas. A tratar de presentar a la
empresa como una empresa más amigable y de esa forma empezar a
desdibujar la línea que hay entre los trabajadores y las patronales.”32
17
patronal porque, digo, nosotros no tenemos lastre, no tenemos margen para
equivocarnos, lo pagamos caro. Ellos pueden equivocarse, ellos pueden echar
lastre. Por eso en su momento tuvieron que acceder a las seis horas, tuvieron que
reconocer la terciarización, tuvieron que conceder aumento salarial, y bueno, ellos
tienen resto. Nosotros no. Solamente que la apuesta iba subiendo más y bueno,
llegó un momento donde ellos también juegan y van a buscar a uno y si no lo
pueden matar lo van a tratar de dividir por lo menos para anular el aval que es
tuyo..."34
"...Y bueno, tanto la lucha por las seis horas como el primer aumento salarial
que fue otro logro muy importante consolidó, digamos, una relación muy buena
entre los compañeros y los delegados en desmedro de la política de la
empresa y de la UTA..."
"...lo que se pudo lograr fue ese fenomenal aumento de casi un 35, un 45% de
promedio y después todo lo que vino después de ese conflicto fueron todo el
proceso de la lucha contra la tercerización que si bien ya estábamos dentro del
convenio de alguna forma acompañé dando una mano, tratando de organizar,
de generar conciencia, de unir en mi rol de delegado con los otros compañeros
de las tercerizadas..."36
34
Entrevista a delegado del subte empresa tercerizada
35
Esta significativa participación y vinculación de las bases no resta capacidad de reacción al cuerpo
de delegados, como recuerda uno de los participantes: "... en una reunión en el Ministerio nos dejaron
afuera [la UTA] y se paró el subte sin mediar demasiado o se han largado paros desde el Ministerio
de Trabajo a través del celular, o sea, previamente votado el paro: Bueno muchachos, empiecen y se
corta el servicio. Se han hecho cosas impresionantes en ese sentido y gracias a toda una dinámica y
toda una construcción muy interesante..."
36 Entrevista a delegado del subte empresa tercerizada
18
El proceso de conflictividad desarrollado a partir de esta construcción ha
estado caracterizado por una gradual pero constante lucha por resistir la
arbitrariedad de la empresa en los lugares de trabajo.
“Uno por ahí cuando está inmerso en el proceso no lo termina de ver bien, pero
si vos ves todo el proceso del subte, ves que primero se pararon los despidos,
se le sacó a la patronal la principal herramienta disciplinadora de los
trabajadores, y una vez que conseguimos eso luchamos por el mejoramiento de
las condiciones de trabajo, por la reconquista de cosas que teníamos, por
ejemplo, lo de las 6 horas para nosotros era algo que habíamos perdido, no era
algo caído de la luna, las 6 horas tenían existencia real.37”
En gran medida este conflicto es tributario de los que habían sido llevados
adelante por los boleteros, trabajadores de tráfico (guardas y conductores) y
mecánicos de los talleres de material rodante desde 1996. De allí que para una
adecuada interpretación de este conflicto resulte necesario incorporarlo en un
proceso más general de conflictividad laboral en el subterráneo. Así lo plantea una
de las delegadas:
“En el conflicto de los 4 días pasó algo que para mi fue terminante en relación a
la gente de limpieza. Nosotros dormimos 4 noches en el subte. Mientras nosotros
dormíamos en las cabeceras y en los talleres, en las cabeceras trabajan 10, 15
compañeros de limpieza, son nocheros, trabajan toda la noche, la mayoría del
laburo de limpieza se hace de noche. Esos pibes estuvieron con nosotros, ellos
laburaban esos días porque eran de otra empresa, no estaban de paro,
compartieron con nosotros esas noches y vieron cómo nosotros ganamos.
Además de que habíamos tomado durante 4 días el laburo, vieron que nosotros
ganamos. Entonces al poquito tiempo, estos chicos empezaron a decir pero éste
trabaja acá al lado mío, trabaja 6, gana 2000, y yo trabajo 9 y gano 380. Y de a
poquito se empezaron a juntar y empezaron a ver cómo había sido antes de la
privatización y se dieron cuenta que la gente de limpieza antes de la privatización
37
Entrevista activista línea A
19
tenía el mismo convenio, era de UTA. Entonces empezaron a pedir que si
trabajábamos todos en el subte, nos correspondía a todos el mismo convenio” 38.
38
Entrevista activista
39
Este segundo objetivo es muy difícil de lograr en particular cuando se produce una interrupción del
servicio, los usuarios responsabilizan al empleado que está en la primer línea de reclamo. A fines del
2007 se han dado casos de agresiones físicas a trabajadores incluso ante hechos de fallas del
servicio producto de la falta o escaso mantenimiento de las formaciones, señalizaciones o vías.
20
sobre la que sustenta el CD el poder, la herramienta objetiva es la aplicación de los
principios que rigen la democracia sindical.
Conclusiones
I
En el artículo se ha focalizado el análisis en el proceso por el cual las
relaciones entre trabajadores-delegados-dirigencia sindical se modificaron
constituyendo una nueva configuración de los vínculos que determinan el “campo
sindical” en el sector de subterráneos de Buenos Aires. Los efectos de la
privatización se hicieron sentir en cuanto el cuerpo de delegados en los primeros
años dejó en manos de la empresa la iniciativa política y se supeditó acríticamente a
las directrices de la burocracia sindical. Las consecuencias en las condiciones de
trabajo de esta estrategia fueron patentes: precarización, flexibilización laboral,
discrecionalidad empresarial y profundización de técnicas disciplinarias. A pesar de
las duras condiciones imperantes de los trabajadores y del nivel de subordinación
que los delegados tenían con la UTA se fue plasmando una corriente opositora que
tuvo que recomponer el status sindical y constituirse como alternativa viable. Es
decir, supuso generar un estado que permitiese pasar de una situación de
desmovilización a otra de fuerte activación gremial. En ese desarrollo aparece la
figura de la clandestinidad como un momento necesario de la organización,
clandestinos frente a la empresa y frente a la dirigencia del sindicato. Se trata de la
instancia subterránea de organización. El acierto en los métodos de acción (que
combina medidas directas con otras de carácter propagandístico) y la actualización
de los modelos de toma de decisiones y participación permitió revertir la dinámica de
concentración del poder que regía previamente. La consolidación de la corriente
opositora logró plasmarse en la composición del cuerpo de delegados y este éxito
reforzó los métodos de acción gremial, en especial aquellos que fomentan la
participación y reivindican la asamblea como instancia de toma de decisiones. A su
vez, se ha visto en el artículo que la construcción política del nuevo cuerpo de
delegados no estuvo exenta de fuertes oposiciones por parte de la empresa y la
dirección del sindicato. La constante para entender las tácticas de ambos actores es
que según se trate el momento por el que pasa la relación con el cuerpo de
delegados las tácticas pueden estar regidas por una lógica de imposición o de
implicación. En el caso analizado esas tácticas que buscan desmantelar la
capacidad de acción y la legitimidad de los delegados se cristaliza en una alianza
estratégica entre la empresa y la dirigencia del sindicato.
II
El proceso de instauración de las políticas neoliberales en los noventa y su
antecesor proceso implantado con el golpe de 1976 buscaron borrar todo tipo de
resistencia en los lugares de trabajo en vistas de la fuerte organización que
ostentaban los trabajadores y que se expresaba en consolidadas comisiones
internas y cuerpos de delegados. El objetivo fue alcanzado en la gran mayoría de las
empresas al debilitar la organización sindical de base. Para el capital supuso
desmantelar todo tipo de oposición que pudiese contener los cambios en la
21
organización y en el proceso de trabajo que se llevarían a cabo sobre todo luego de
la ruptura del acuerdo fordista. Como se sabe, el capital tiene un problema
irresoluble: garantizar el control efectivo del proceso de trabajo en el corto y largo
plazo. Ese desajuste pone en entredicho permanentemente el proceso concreto de
extracción de plusvalía y de acumulación de capital. Para lograrlo requiere controlar
el proceso de trabajo, obtener predecibilidad interna, operar sobre las variables que
pueden interrumpir ese proceso. De allí que los delegados en tanto cuentan con la
posibilidad de tornar impredecible la dinámica cotidiana constituyan los principales
blancos de ataque del capital. Esto nos lleva a plantear la hipótesis que el principal
legado de esos dos grandes procesos de erosión del poder sindical –dictadura más
neoliberalismo- debe ser analizado en la baja presencia sindical en los lugares de
trabajo o como hemos visto para el caso analizado en la fuerte oposición que estas
tienen cuando no responden a las directrices de la burocracia sindical. La expresión
sindical en los lugares de trabajo se vio por lo tanto enormemente debilitada. La
pregunta que se deriva directamente de nuestra hipótesis en vista del llamado
resurgimiento sindical es, ¿ese resurgimiento supone una revitalización en las
formas de relacionamiento entre las bases y la dirigencia o la mayor relevancia
sindical que exige el modelo de desarrollo actual aún tiene una deuda pendiente en
cuanto consolidación de la organización sindical de base?
III
Frente al escenario descripto en el punto anterior, el caso analizado ha sido
de interés en cuanto se trata de uno de los más paradigmáticos en relación a la
amplitud, persistencia y profundidad de las reivindicaciones alcanzadas. ¿Dónde
reside pues la clave explicativa de este fenómeno? Sostenemos que una de las
principales claves es el modelo de vinculación entre las bases y los delegados. En
gran medida las formas de organizar la acción sindical limita el alcance o potencia
las prácticas de resistencia. De allí que para profundizar las prácticas insumisas
debe incorporarse la dimensión organizativa lo que supone profundizar las formas de
participación de los trabajadores, radicalizar la democracia sindical.
22
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