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FIDEICOMISO GANADERO

I. INTRODUCCION: El 9 de enero de 1995 fue promulgada


y el 16 del mismo mes y año fue publicada la ley 24.441 conocida en general como
de “financiamiento de la vivienda y la construcción”. Se trata de una norma con
variado contenido e importantes innovaciones jurídicas como el fideicomiso, el
leasing, las letras hipotecarias, créditos hipotecarios para la vivienda, ejecuciones
hipotecarias e incluso introduce reformas a los códigos de fondo civil y penal, sin
perjuicio de otras normas nacionales. Esta característica generalizadora motivó que
algún jurista notable (1) la haya calificado como ley ómnibus. Todo ello sin perjuicio
de disponer por su art. 97: “Déjase sin efecto toda norma legal que se oponga al
contenido de la presente ley”, expresión imprecisa y difusa, que tanto mal hizo en su
momento para la determinación de si ciertas normas agrarias habían sido o no
derogadas o modificadas. (v.g. con relación al plazo, el precio, etc. en
arrendamientos y aparcerías rurales).
Este instituto no es nuevo y fue utilizado como una liberalidad
mortis causa para evitar que el patrimonio familiar se desmembrara como
consecuencia de la partición hereditaria, teniendo su origen en el derecho egipcio y
griego. La fiducia romana que consistía en una garantía en cuya virtud alguien
entregaba a otro una cosa por mancipatio o in iure cessio, con cargo de devolución
una vez alcanzado el fin propuesto, precediendo a la prenda e hipoteca. (2)Funes,
Víctor Luis. Los Nuevos Contratos Agropecuarios. Ponencia Congreso Internacional.
UMSA, año 1998). Se afianza en el sistema anglosajón mediante el trust, ampliado
enormemente en Estados Unidos, siendo su característica fundamental la confianza.
En Latinoamérica llevó la delantera México siendo motivo de leyes especiales
también Colombia, Chile, Venezuela, El Salvador, Panamá, Perú, Puerto Rico,
Brasil. En Argentina el instituto estaba previsto en nuestro código civil (arts. 2662 y
2507) pero de manera tibia toda vez que su sola existencia no era suficiente para
hacerlo operativo. Destacamos que hubo varios intentos de regulación antes de la ley
24.441 y posteriormente el proyecto de reformas al código civil de 1998 se ocupa
extensamente del fideicomiso tomando los lineamientos generales de la indicada ley.
En la práctica el instituto existió en la ley de prehorizontalidad.
II. FIDEICOMISO EN LA LEY 24.441. Habiéndose
regulado el fideicomiso por ley específica destacaremos sus principales aspectos,
todos los cuales serán de aplicación común con relación a nuestro tema de estudio, el
fideicomiso ganadero. Acotamos también que nuestro enfoque se hace desde el
fideicomiso ordinario toda vez que el fideicomiso financiero -si bien y como lo
veremos más abajo es utilizado para nuestra actividad- consideramos que su objeto y
finalidad es exclusivamente rentístico-especulativo mientras que el ordinario atiende
al aspecto productivo propio de nuestra actividad agraria.
1º. Concepto: La misma ley evita que acudamos a la doctrina,
a los antecedentes o al derecho comprado para definir en qué consiste el fideicomiso.
El art. 1º conceptúa: “Habrá fideicomiso cuando una persona (fiduciante) transmita la
propiedad fiduciaria de bienes determinados a otra (fiduciario), quien se obliga a
ejercerla en beneficio de quien se designa en el contrato (beneficiario), y a
transmitirlo al cumplimiento de un plazo o condición al fiduciante, al beneficiario o
al fideicomisario”.
Destaquemos que, en orden a la operatividad de este instituto,
es fundamental el acuerdo de partes y las estipulaciones que las mismas determinen.
Existe un amplísimo campo asignado a la autonomía de la voluntad, en aspectos
como el establecimiento de condiciones que morigeran las facultades del fiduciario
sobre bienes cuyo dominio le transfiere el fiduciante o las obligaciones de los
beneficiarios que hacen que aquel elemento esencial que encontramos en el
nacimiento del instituto o en legislaciones comparadas aquí aparece acotado, como
es el elemento confianza. Bien lo explica Emilio Betti (3) cuando señala dos
momentos: “externamente se le da la titularidad al fiduciario; internamente se la
limita por contrato que le confiere al fiduciario un encargo para cuidado de bienes
ajenos; en el primer momento hay una confianza, en el segundo una seguridad contra
el riesgo que importa esa confianza”. Véase el amplio campo cedido a la autonomía
de la voluntad por la propia ley. (arts.4º, 4º, inc. e), 2º, 10º, 16º, 25º inc. c).
Este negocio jurídico comprende un doble tipo de relaciones:
una real para el supuesto que se transfieran inmuebles o muebles registrables que
impliquen la transferencia dominial por instrumento público inscripto en los
Registros pertinentes y otra personal, la obligacional, entre fiduciante y fiduciario
más rica, detallada, casuística, donde el fiduciante impone una serie de condiciones a
cumplir por el fiduciario optando la ley por un dominio condicionado, restringido,
imperfecto (arts. 2661, 2662 cód. civil) y demostrando -seguramente por nuestra
idiosincrasia- que no se puede conceder una confianza ilimitada. Argentina opta,
creemos que acertadamente, por el fideicomiso latinoamericano: confianza pero con
importantísimas limitaciones y condicionamientos.
Dentro de este concepto de fideicomiso ordinario tiene cabida
un fideicomiso ganadero. No encontramos reparo alguno para la instrumentación, de
un fideicomiso agrario en tanto la transmisión de la propiedad fiduciaria esté
compuesta de inmuebles rurales, de semillas, maquinarias agrícolas, de semovientes,
etc. En nuestra limitada posibilidad de investigación no hemos encontrado
transmisión de inmuebles rurales a propiedad fiduciaria. En cuanto a semillas existe
alguna experiencia, pero estos contratos tanto por su estructura, como en cuanto al
aspecto obligacional y el operativo se asemejan o confunden con el fideicomiso
financiero y no pueden considerarse como objeto de fideicomiso ordinario.
Específicamente en cuanto es objeto de nuestra preocupación,
el fideicomiso ganadero, está constituido por la propiedad fiduciaria de vacunos por
tratarse de las explotaciones más comunes en el área de la pampa húmeda donde
desarrollamos nuestra actividad.
2º. Clases de fideicomiso: Podemos clasificar los fideicomisos
en función de la naturaleza de los bienes, del acto constitutivo, de acuerdo a los
sujetos, por causa de su cesación y por las prescripciones impuestas y estos aspectos
en nada impiden ser aplicados al fideicomiso ganadero. Conforme a la finalidad del
negocio podemos hacerlo en: 2.1: De garantía, que en lo ganadero consistiría en la
transmisión de ganado para asegurar con ellos y su producción el cumplimiento de
una obligación. Así se suple la constitución de prenda u otra garantía real, otorgando
mayor seguridad al acreedor ante la acción futura de otros acreedores y la sencillez,
seguridad y simplicidad -además del menor costos operativo- en el procedimiento
para realizar los bienes y hacer efectivo el pago de intereses y del capital, como el
destino del remanente si existiere; 2.2: De administración que puede ser el medio o
vehículo para incorporar a profesionales u operadores con idoneidad y
responsabilidad para que desarrollen la actividad mediante la dirección técnica y
gerenciamiento de un rodeo o de una explotación agropecuaria; 2.3: De inversión
medio apto y eficaz, en tiempo de desarrollo de la actividad, para quienes deseen
invertir en ganado con la seguridad que estarán garantizados con un patrimonio
separado e independiente de las personas que manejarán el negocio, con las garantías
propias del fideicomiso en cuanto a las responsabilidades particulares del fiduciante
y fiduciario y la protección de los bienes aportados y su producción ante la
persecución de terceros, salvo acción de fraude. (arts. 15 ley 24.441)(4)
3º. Causas fuentes del fideicomiso: Las causas fuentes son
dos, conforme lo norma el art. 1º y 3º de la ley 24.441: el contrato y el testamento.
En ambos casos, en lo que es motivo de nuestra preocupación, se transmitirán bienes
muebles semovientes debiéndose cumplir con las formalidades legales (art. 12) y las
especificaciones del art. 4º. Tratándose de la transmisión de semovientes debemos
cumplir con lo normado por la ley 22.939 (arts.9, 10, 11, 12, 13, 14, 16, 17), del
código rural provincial (arts. 122 y ss., 168 y ss. ley 10.081), todo ello con el estricto
cumplimiento de las normas sanitarias pertinentes incluido, dentro de éstas, las
disposiciones relativas a la trazabilidad. Finalmente y para que se perfeccione la
transmisión del dominio fiduciario de los semovientes a favor del fiduciario también
deberá cumplimentarse con el requisito de la tradición (art. 577 del código civil). En
cuanto a los animales de pura raza se exigirá el certificado de inscripción en los
registros genealógicos y selectivos reconocidos.
4º. Objeto: Del texto de la ley no encontramos objeción
alguna para que una explotación ganadera, un rodeo, un conjunto determinado de
vacunos o vacas y/o reproductores de singular valor genético -toda vez que la norma
tiene por objeto bienes determinados y no universalidades (arts. 1 y 4 inc. a)- sea
objeto de un fideicomiso. El objeto legal es amplio por cuanto pueden ser bienes
determinados (art. 1º) o determinables (art. 4, inc. a) o existentes o futuros siempre
que se describan los requisitos y características de los mismos (art. 4 inc a). Lo que
claramente la ley excluye son a las universalidades. El ganado vacuno queda
comprendido dentro de cosas “in comercium”, es decir susceptible de apreciación
pecuniaria, pues parece indudable que la propiedad fiduciaria es un derecho
patrimonial (5). No se podrá constituir dominio fiduciario sobre cosas fungibles y
consumibles para la posterior restitución por otras de igual especie y calidad, pues
ello se confundiría con el cuasi usufructo o usufructo imperfecto (6).
Precedentemente hemos considerado la posibilidad que los granos podrían ser objeto
de fideicomiso pero los intentos conocidos lo han sido desde la perspectiva
financiera. Pero sería motivo de consideración especial y ampliada la posibilidad de
transferir en fideicomiso bancos genéticos o de semen (v.g. ley 20.425 y decreto
reglamentario 4678/73) o bancos de embriones (resolución 304/1988, SAGPA)
modalidad desarrollada en Argentina, destacando que una parte de los reproductores
presentados en la exposición rural de Palermo provienen de transferencia
embrionaria (T/E). En otro orden, recordamos, que la explotación ganadera a que nos
referimos puede ser de cría, engorde, recría, tambera, propios de nuestra zona, y
demás modalidades que puedan desarrollarse.
5º. Caracteres: Es consensual, surge de una manifestación de
voluntad plena de los sujetos; Es bilateral o plurilateral porque si bien participan
esencialmente el fiduciante y el fiduciario, también son terceros con legitimación
activa los beneficiarios; Es oneroso porque el fiduciario recibe una retribución (art.
8), pero con relación a la transmisión de los bienes esta no puede ser calificada de
onerosa y en esto debemos aclarar que el acto o título de transmisión de la propiedad
fiduciaria siempre debe revestir el carácter de gratuito (7); Es conmutativo es decir
obligaciones conocidas y asumidas desde el consentimiento; Formal por cuanto,
como lo hemos visto, requiere el cumplimiento de las normas pertinentes para la
transferencia del dominio fiduciario y su inscripción en los registros; Es intuitu
personae por cuanto es central y fundamental la figura del fiduciario por su aptitud
técnica, científica, sus cualidades morales y capacidad gerencial; Es de colaboración
por cuanto el fiduciante permanece interesado en el cumplimiento de lo acordado con
el fiduciario, ello implica una actitud de colaboración y preocupación por el destino
del contrato.
6º. Sujetos: 6.1: Fiduciante o fideicomitente es el creador del
fideicomiso (art. 1) y como tal tiene una serie de derechos cuyas facultades
principales son: fija las pautas contractuales (art. 4), impone condiciones, determina
plazos, designa fiduciario y sustitutos e impone las causas sobre su renuncia o
remoción pudiendo proponer un nuevo sujeto fiduciario (art.9, 10), nombra
beneficiarios (art. 2) y les podrá requerir el cumplimiento de las contraprestaciones
impuestas contractualmente, ejerce todas las acciones que correspondieren para la
defensa de los bienes para el caso que el fiduciario no lo hiciere (art. 18), si él mismo
se constituye en beneficiario o fidecomisario tiene el derecho de exigir los
acrecentamientos (frutos, productos, etc.) o la transmisión y entrega de los bienes
fideicomitidos al finalizar el contrato, designa el o los fideicomisarios, dispone sobre
la administración, modo de disposición de los bienes, fija retribuciones (art 8),
establece causas de extinción (art. 25), puede disponer que el derecho de los
beneficiarios no sean transmisibles por actos entre vivos o causa de muerte (art. 2 in
fine), puede reservar la facultad de revocar el fideicomiso (art. 25).
Consecuentemente tiene sus obligaciones tales como: transmitir la propiedad de los
bienes conforme las normas legales vigentes, reembolsar gastos y pagar retribución
(art. 8).
En nuestro caso el fideiconstituyente, si nace por contrato o el
fideinstituyente si surge de testamento, es decir el fiduciante es el sujeto -no
necesariamente sujeto agrario- que aportará los semovientes que haya comprometido,
conforme características, estado, sexo, condiciones, edad, sanidad, y demás
condiciones individualizantes que surgirán del contrato (art. 4 inc. a). (8) aceptando
la existencia de este fideicomiso ganadero nos dice “las cosas futuras también
pueden ser objeto de afectación fiduciaria por fideicomiso, es decir las que si bien no
existen al presente, tendrán existencia en el futuro. Entre estas últimas quedarían
incluidas, por ejemplo, las crías por nacer de animales de una hacienda o los frutos
de un sembrado”. Es perfectamente válido que el bien transmitido se trate de vacas
preñadas.
Decimos que necesariamente no debe tratarse de un sujeto
agrario porque el origen de los animales fideicomitidos puede surgir de una dación
en pago u otra forma de transferencia o adjudicación a un sujeto que carece de
medios, elementos y aptitud para su cuidado y atención, que desconoce la actividad
pero desea mantener este tipo de explotación totalmente separada de sus tareas
propias. Claro está que necesitará una fracción de campo acorde con la dimensión de
la explotación ganadera a emprender, predio que cualquiera de los sujetos del
fideicomiso podrá cederlo o bien de un tercero.
6.2: La otra parte fuerte de este vínculo jurídico es el
fiduciario, que puede ser una persona física o jurídica (art. 5). Es quién recibe la
transmisión de un bien determinado, se obliga a administrarlo y a darle el destino
impuesto en el contrato o la manda; es el depositario de la confianza y persona con
capacidad, aptitud y profesionalidad suficiente para actuar como operador gerencial y
administrador de bienes que si bien le han sido transferidos -por propiedad fiduciaria
(art. 11) constituyendo un dominio imperfecto (arts. 2661 a 2672 del código civil)
con facultad de disposición sobre ellos (art. 13 y 17)- pero en propiedad totalmente
acotado conforme a las limitaciones y restricciones contractuales y disposiciones de
la misma ley. Los derechos y obligaciones del fiduciario deben estar contenidos
específicamente en el contrato (art. 4 inc. e), pero ante su inexistencia o insuficiencia
debemos acudir a la norma y en su virtud podemos mencionar lo siguiente:
Derechos: retribución por su tarea y reembolso de los gastos (art. 8) con derecho de
retención para hacer efectivo su cobro; administrar, gravar y disponer los bienes
fideicomitidos (art.17); inscripción en los registro de los bienes (art. 12, 13);
contratar créditos en dinero, con o sin garantías; renunciar a su cargo una vez
efectuada la transferencia de los bienes del fideicomiso al sustituto (art. 9 inc. e);
ejercer todas las acciones legales en defensa de los bienes fideicomitidos, contra
terceros y contra el beneficiario (art. 18); liquidar (liquidación sin quiebra, aspecto
éste cuya constitucionalidad debe considerarse) los bienes fideicomitidos conforme
lo contemplado en el supuesto del art. 16; Obligaciones: la ley impone al fiduciario
cumplir las obligaciones legales y contractuales dentro de un marco de prudencia y
diligencia del buen hombre de negocios (pater familias romano, art. 902 código civil)
a quien se ha depositado confianza (art. 6); ni siquiera con dispensa del contrato
podrá el fiduciario eludir la obligación de rendir cuentas, ni de la responsabilidad por
culpa o dolo que pudieren incurrir él y sus dependientes, ni de la prohibición de
adquirir bienes fideicomitidos tornándose así esta disposición -art. 7- en norma de
orden público, fijando la rendición de cuentas anual; debe ejercer todos los actos
necesarios para la conservación, resguardo y protección de las cosas, derechos y
bienes fideicomitidos para mantener su integridad y función; debe ejercer todas las
acciones legales necesarias para la defensa de los bienes del fideicomiso contra quien
lo atacare (art. 18); atento su posible doble condición de administrador propio o de
otros terceros y su rol de sujeto fiduciario es obligación esencial destacar
expresamente cuando se actúa por el fideicomiso para asumir esta responsabilidad
para el mismo; entrega de los frutos o productos al beneficiario; extinguido el
fideicomiso entregar los bienes al fideicomisario o sus sucesores en la forma legal
pertinente (art. 26). El fiduciario no puede ser beneficiario, ni fideicomisario, sin
embargo se constituyen sociedades -integrada por el fideicomisario- que resultan ser
las beneficiadas.
En cuanto a nuestro fiduciario ganadero éste recibirá del
fiduciante los vacunos que se transmitan en propiedad, conforme la modalidad
jurídica antes indicada y desarrollará el tipo de explotación que se acuerde (cría,
engorde, tambo, cabaña, etc). Estos animales se destinarán al predio rural,
establecimiento, feed-lot o espacio agrario necesario que provea el mismo fiduciante
o, en su caso el fiduciario o el beneficiario o fideicomisario y/o cualquier tercero, sea
en arrendamiento, usufructo, aparcería, uso, comodato, u otro medio de obtener el
uso y goce del predio. Aún puede el fiduciario -si fuere titular de dominio- transferir
el inmueble rural comprendiendo éste el fideicomiso. La figura del fiduciario, en este
tipo de fideicomiso, adquiere la misma importancia y relevancia que el aparcero
tomador en la aparcería pecuaria o aparcería ganadera, porque es la persona que por
sus conocimientos, pericia técnica, aptitudes, profesionalidad y confianza se
constituye en el eje del negocio, por ello hemos coincidido al destacar como uno de
los caracteres del fideicomiso como “intuitu personae”. Este carácter personal se
destaca hasta en la facultad de establecer en el contrato el nombre de quienes pueden
sustituir al fiduciario fallecido, removido, renunciado. También destacamos (9) que
existe entre fiduciante y fiduciario un ánimo colaborativo, similar a la naturaleza
asociativa de la aparcería en general. Esta similitud entre el aparcero tomador, propio
del contrato típicamente agrario como lo es la aparcería, se asimila en gran medida
con el fiduciario de un fideicomiso ganadero. Destacamos que el fiduciario, atento la
amplísima facultad legal que tiene para la administración, incluso disposición de los
bienes fideicomitidos, puede determinar la oportunidad, forma y modo de liquidación
de la producción, por ante el mercado o empresa que seleccione (salvo que esté ello
establecido en el contrato) El fiduciario no podrá ser beneficiario ni fidecomisario,
salvo en el fideicomiso de garantía.
6.3: El beneficiario, que no es parte en el contrato, recibe la
utilidad de la estipulación que se realiza en su favor (frutos, productos, rentas,
capital). Puede ocurrir que el objeto único fuere la entrega de los bienes
fideicomitidos y en tal caso la figura del beneficiario se confunde con la del
fideicomisario. Quién recibe los frutos, productos, etc., será el beneficiario y quién
separadamente recibe el capital será el fideicomisario, sin perjuicio de reunirse en la
misma persona ambos beneficiarios. Puede ser persona física o jurídica y debe ser
individualizado en el contrato y, aún, puede tratarse de una persona que no exista al
momento de celebrarse el contrato. Puede designarse más de un beneficiario los que,
a falta de estipulación en contrato, se beneficiaran por partes iguales y se podrá
designar beneficiarios sustitutos en caso de no aceptación, renuncia o muerte. Puede
pactarse el derecho de acrecer. Salvo pacto en contrario puede transmitir su derecho
por actos entre vivos o por causa de muerte. La ley norma que si ninguno de los
beneficiarios designados aceptare o, en su caso, renunciare o falleciere se entenderá
que el beneficiario es el fideicomisario. Y si lo mismo ocurriere con el fideicomisario
el beneficiario será el fiduciante (art. 2). El beneficiario tiene derechos tales como:
impugnar actos del fiduciario si los considera perjudiciales; puede asignársele en el
contrato la facultad de elección de nuevo fiduciario; puede ejercer las acciones del
art. 18 en forma sustitutiva para el caso que el fiduciario no las asumiere; puede pedir
la remoción del fiduciario con citación del fiduciante (art. 9 inc. a); podrá pedir
rendición de cuentas al fiduciario (art. 7). Correlativamente surgen las siguientes
obligaciones, sin perjuicio de aquellas consideradas en el contrato: suscribir la
documentación que le requiera el fiduciario para cumplir éste con sus obligaciones;
cumplir con las contraprestaciones conforme a contrato.
En el fideicomiso ganadero el beneficiario será el destinatario
de las crías o del mayor valor adquirido por los animales a engorde y en otros tipos
de fideicomiso la producción de leche o de la recolección de frutos, hortalizas y
verduras en general, de la vid, del árbol, en fin, de los distintos frutos y productos de
las diferentes actividades agrarias regionales las cuales pueden ser objeto de
fideicomiso, de la extracción de semen, óvulos, etc. El contrato deberá establecer la
forma, modo, oportunidad y mercado donde se comercialice la producción, caso
contrario este aspecto queda a cargo y decisión del fiduciario. Hemos visto que es de
la esencia de esta figura legal la necesidad de consignar en el contrato la mayor
cantidad posible de acuerdos y estipulaciones, así lo sugiere la ley en virtud del
principio de la autonomía de la voluntad al cual se aferra.
6.4: Finalmente, el otro sujeto es el fideicomisario. No es
parte, sino la persona destinataria natural de los bienes fideicomitidos, a quién se le
transmite la propiedad. También es, por disposición de la ley, el beneficiario eventual
en caso de no existencia, renuncia o muerte del o los beneficiarios (art. 2º).
Fideicomisarios pueden ser el fiduciante, el beneficiario u otra persona. Siendo el
objeto del fideicomiso semovientes, elemento vivo dependiente de las leyes
biológicas y ecológicas, qué ocurre frente a la pérdida, por muerte o enfermedad
(sacrificio conforme leyes sanitarias 3950 y 24.305), total o parcial, de los
semovientes?. Se pierden para quien ha sido destinado como beneficiario tanto de los
frutos, como del capital?. Consideramos que la responsabilidad se regulará en
función de la aplicación de los arts. 578, 579, 584, 585, 597, 889, 890, 891 del cód.
civil.
7º. Patrimonio separado o de afectación: Los bienes
fideicomitidos constituyen un patrimonio totalmente diferenciado que no se
encuentra alcanzado por las vicisitudes que corren los patrimonios, ni las de quien
los dio en fiducia, ni de quien los recibiera para administrar, como tampoco del
destinatario final de ellos (10). Sin perjuicio de existir varias explicaciones teóricas
sobre la naturaleza de este patrimonio, la ley 24.441 en su art. 14 lo ha resuelto
normando que los bienes fideicomitidos constituyen un patrimonio separado.
En virtud de la naturaleza de este patrimonio podemos analizar
aspectos fundamentales en cuanto a la administración, disposición, destino,
responsabilidad, etc. del patrimonio separado. Tomaremos los aspectos de mayor
posibilidad de ocurrencia y consecuencia patrimonial.
7.1: En orden a la responsabilidad objetiva del fiduciario -en el
fideicomiso ganadero- emergente del art. 1113 del cód. civil (art. 14 de la ley), en
cuanto a los riesgos derivados por el manejo, custodia, tenencia de los semovientes,
se encuentran aquellos producto de las tareas necesarias atinentes a la sanidad,
higiene, desarrollo, reproducción, extracción, implante, traslado, etc. dentro y fuera
del establecimiento donde se encuentran permanentemente (arts. 1124 y concs. del
cód. civil). Un aspecto que adquiere cada vez mayor interés es el contagio de
enfermedades a rodeos vecinos (v.g. aftosa, brucelosis, tuberculosis) y que, no existe
una línea de seguros para atender tales problemas (arts. 98, 99 y ss. ley 17.418 y
arts. 2 inc. f, 14 y concs. ley 24.305). Sin perjuicio de los salarios de los obreros y
demás cargas sociales se encuentran los riesgos por accidentes, en muchos casos de
personal no permanente o accidental contratados para tareas temporarias y por lapsos
reducidos (vacunación, castración, inseminación, tacto, reparación de molinos,
aguadas, atención de maquinarias, etc) donde la contratación de seguros se hace
dificultosa por la modalidad laboral, costo de las primas y la exigüidad del plazo. Y
además aquella que provocan los semovientes sueltos en la vía pública, como
accidentes de tránsito. La no contratación de seguro, tratándose de una obligación
legal (art. 14), convierte al fiduciario en responsable solidario. Destacamos que
-atento el patrimonio separado- el fiduciario deberá indefectiblemente obtener un
boleto de marca y/o señal especial para esta fiducia y para diferenciarlo de sus
propias explotaciones u otros fideicomisos a su cargo, por cuanto frente a un animal
causante de un siniestro, si la marca es la misma, será de gran dificultad probar si
pertenece al fideicomiso o es propio del fiduciario. Creemos que la falta de
contratación de seguro hará responsable al fiduciario en forma subsidiaria e ilimitada
con todo su patrimonio personal (11). Tendría como eximente la falta de oferta de
seguros, por empresa nacional y extranjeras radicadas, sobre estos riesgos o que las
primas fueren desproporcionadas con relación al valor de la cosa asegurada. Dudas
-además- nos quedan cuando la empresa aseguradora elegida por el fiduciario se
concursa o quiebra o cuando el daño a que ha sido obligado reparar fuere superior al
monto asegurado. Hay culpa del fiduciario por la elección de la empresa o por el
monto convenido en la póliza contratada que luego resulta insuficiente? Existe culpa
in eligendo?
7.2: En supuesto de fallecimiento podemos destacar dos
situaciones, desde un fideicomiso ganadero: 7.2.1: Deceso del fiduciante: Los
semovientes han salido de su patrimonio, en consecuencia, no formarán parte de su
haber sucesorio, pero puede ocurrir que con tal disposición hayan afectado la
legítima de sus herederos por lo cual, éstos, tendrán disponible la acción de
reducción o de colación (arts. 1831, 3379, 3601 y concs. del cód. civil). Si la
disposición a favor de un heredero no excede del quinto disponible deberá entenderse
que el fiduciante ha beneficiado al heredero con su parte disponible, no siendo
colacionable (art. 3604 cód. civil); 7.2.2: Deceso del fiduciario: Automáticamente
será reemplazado por el sustituto designado en el contrato o en su defecto conforme
lo determine el Juez (arts. 9, 10 ley 24.441). Aquí no estamos en presencia de bienes
inmuebles en propiedad fiduciaria, los que conforme el art. 11 de la ley se asimila al
dominio imperfecto (arts. 2661 a 2672 cód. civil), sino de semovientes considerando
que la transferencia de los mismos al nuevo fiduciario se efectúa conforme ley
22.939 y código rural provincial. Para operarse la transmisión no se requiere
intervención judicial alguna (v.g. juicio sucesorio del fiduciario), por cuanto se trata
de un dominio imperfecto, sometidos a condición resolutoria y sobre el particular se
ha dicho que la condición resolutoria produce efectos en forma inmediata, ipso iure
(12). También se ha afirmado que se trata de una resolución automática, sin
necesidad de demanda alguna (13). Finalmente se ha sostenido que es innecesario
todo trámite judicial por cuanto con la prueba de la condición resolutoria, en virtud
de un acta, con ello se toma razón de la transferencia en el registro respectivo (14).
En nuestro caso, consideramos que -lo habíamos expresado más arriba- es necesario
que se otorgue al fiduciario un boleto de marca o señal especial para este negocio
fiduciario. En tal caso sería conveniente, a fin de ordenar estos aspectos en el futuro,
que el Registro de Marcas y Señales abriera un registro especial para propiedad
ganadera en fideicomiso, en consecuencia con un acta notarial donde conste el
deceso del fiduciario, acompañándose el certificado de defunción y con copia del
contrato de fideicomiso no sería necesario otro trámite para transferir el boleto
pertinente. Sin embargo, no obstante lo dispuesto por el art. 10 de la ley y lo
precedentemente destacado se ha opinado que “Sin una norma legal aplicable, se nos
ocurre que no habrá juez alguno que disponga directamente la transmisión de los
bienes fideicomitidos al sustituto, si no es acudiendo a los trámites que regulan la
transmisión dominial post mortem” (15).
7.3: En supuesto de divorcio o separación personal del
fiduciante, como generalmente y atento la naturaleza de los semovientes -salvo con
registro genealógico- no se requiere el consentimiento del otro cónyuge para su
transmisión y menos aún cuando el boleto se encuentra a nombre exclusivo del
fiduciante, estimamos que esos bienes -salvo condición de propios teniendo en
cuenta que sus frutos son gananciales (arts. 1271, 1272 cód. civil)- integran el
patrimonio de la sociedad conyugal que se debe liquidar. Si él o los beneficiarios y
fideicomisarios son herederos de los divorciados estimamos que debe regir lo
precedentemente indicado para el caso de sucesión con la facultad de reversión o
revocación (arts. 1793, 1848 y ss. cód. civil), pero si el beneficiario o fideicomisario
es un tercero el fiduciante deberá compensar a su cónyuge con otros bienes toda vez
que, consideramos, la transferencia al fiduciario -conforme a ley- es irrevocable por
cuanto el cónyuge tuvo los remedios pertinentes para su previa oposición al acto de
transmisión, salvo la acción de fraude. (art. 15 de la ley)
7.4: La liquidación sin quiebra de los bienes fideicomitidos
que contempla el art. 16 de la norma, en función de la separación de los patrimonios,
si bien el principio permite la celeridad y menor costo en la liquidación, lo cierto que
deberá afrontar su previo tratamiento constitucional.
7.5: El fiduciario, con ese patrimonio separado, podrá
disponerlo o gravarlo, como asimismo disponer de los frutos, sin consentimiento del
fiduciario, pero todo ello dependerá de lo pactado en el contrato o testamento.
8º. Plazo o condición: La ley establece un plazo máximo a
falta de convención entre las partes. Ese plazo es de 30 años (art. 4 inc. c). En el
fideicomiso ganadero los plazos pueden estar determinados por el cumplimiento de
determinados ciclos biológicos. Por ejemplo si se transfiere una explotación de cría o
de reproducción puede establecer que el plazo se vinculará a una determinada
cantidad de pariciones, con liquidación del ternero al destete. Si el contrato es muy
extenso se deberán considerar reservas para la recría o bien incorporar otros animales
(art. 4º inc. b) a fin de sustituir, en el transcurso del contrato, los ineptos, enfermos,
viejos, improductivos, etc. Si es de engorde ello estará determinado por la categoría o
tipo de novillo a comercializar. Si es de tambo en función de la cantidad de litros de
leche (diarios, mensuales, anuales) que se pretende extraer y así, respetando el ciclo
biológico, conforme al tipo de actividad agraria. Aquí más que un plazo determinado
la vigencia está vinculada por las características de los ciclos productivos, que serán
los que condicionan la vida del contrato.
9º. Extinción: En cuanto a las causales de extinción
contempladas en el contrato o testamento, las comunes del derecho o las
contempladas en la ley 24.441, no encontramos aspectos que los diferencien para ser
aplicadas también al fideicomiso ganadero.

III. FIDEICOMISO GANADERO COMO MODALIDAD


CONTRACTUAL AGRARIA.

El fideicomiso ordinario es un tipo de contrato cuya utilización


aún no ha sido requerida y, además, se ha visto opacada por la existencia del
fideicomiso financiero cuyo desarrollo, tanto por los particulares como por el Estado
mismo, ha sido y es destacado. Al extremo que se suele referir al fideicomiso pero
desde un punto de vista exclusivamente financiero ignorando las demás posibilidades
como contrato -en nuestro caso- con objeto y destino agropecuario. Sin embargo y
para el ámbito agrario estimamos que se trata de una herramienta eficaz para
desarrollar explotaciones agropecuarias eficientes, debidamente protegidas y con
seguridad jurídica. El fideicomiso ganadero puede competir y aún reemplazar al
contrato de aparcería en sus diferentes modalidades por la existencia de varias
similitudes. Podemos ejemplificar con actividades diversas, tanto agrícolas como
ganaderas, pero siendo nuestro tema éste último tomaremos como ejemplo una
aparcería ganadera de cría. El fiduciante será quien aporta el rodeo y puede hacerlo
con o sin la cesión del uso y goce de un predio y demás muebles necesarios para su
desarrollo o bien puede tener a su disposición en usufructo, arriendo, uso o cualquier
otro título un predio. Puede que la cesión del uso y goce del predio lo efectúe el
fiduciante, el fiduciario, el beneficiario o el fideicomisario, con las debidas
compensaciones, las que -en el supuesto del beneficio- estarán calculadas en función
de las utilidades que el fiduciante dispuso. La propiedad fiduciaria es el rodeo, el
conjunto de vientres y reproductores. El fiduciario hará las veces del aparcero
tomador porque tendrá a su cargo la dirección técnica, administración y desarrollo
del negocio y se lo designará, precisamente, por sus aptitudes técnicas, cualidades
profesionales y confianza, es decir sus condiciones personales, se trata de un contrato
intuite personae. Es asociativa porque el fiduciario puede -como retribución art. 8º y
sin desnaturalizar la institución- participar de un porcentaje en la distribución de las
utilidades en función de la productividad, atento la naturaleza de la actividad
propiamente aleatoria, donde no hay certeza, porque no se trata de un contrato de
cambio sino de evidente naturaleza asociativa. La seguridad está dada por la
formación de un patrimonio autónomo, de afectación, separado del correspondiente
al del fiduciario y con todas las garantías que ello implica porque queda al margen de
las obligaciones y compromisos personales que pueda tener el fiduciario, el
fiduciante o los beneficiarios, éstos últimos sólo pueden ser perseguidos por extraños
con relación al beneficio (frutos, productos, renta). El plazo se pacta libremente y
todo actúa autónomamente hasta cumplir su objetivo. Evidentemente la figura otorga
seguridad jurídica, estabilidad, libertad y certeza, todos valores fundamentales para
una explotación ganadera que, atento sus tiempos biológicos, sus características
especiales necesita esta seguridad en su desarrollo.
IV. EXPERIENCIAS EN FIDEICOMISOS:
Conocemos la existencia de algunos fideicomisos agrarios,
pero no ordinarios -como el que pretendemos analizar- sino de tipo financiero. Desde
nuestra región mencionaremos brevemente dos: Uno agrícola otro ganadero.

1º. Fideicomiso agrícola: Tomamos como ejemplo el llevado


a cabo por Agrofide fideicomiso de inversión soja 2002/2003. Busca una alternativa
de inversión para los productores excedentarios que deben mantener la soja en
acopios y bolsas de campo. El almacenamiento del producto implica un costo (3 tn
por cada 100 tn almacenadas). Puede como estrategia vender o vender a futuro y con
ello comprar dólares. Pero la propuesta es que el productor invierta su soja en un
fideicomiso para que éste la preste, previa conversión a insumos, a otros productores
que necesitan financiamiento. Luego el inversor de soja recibirá la misma
conjuntamente con una tasa de interés también en soja. Este se hará a través de un
fideicomiso y los mismos inversores deberán aprobar las condiciones en las cuales la
soja será prestada a otros productores. La operatoria se realiza por un Administrador
Fiduciario que no tiene discrecionalidad sino que debe actuar conforme las
condiciones aprobadas por los inversores.
Lo que se pretende es generar un instrumento de inversión que
permita canalizar los excedentes de unos productores a otros productores que lo
necesiten. Con ello se sustituyen las fuentes ordinarias de financiamiento por un
sistema más simple, ágil y económico.
El fideicomiso (en el ejemplo Agrofide) con la soja que recibe
de sus inversores adquirirá insumos. Estos insumos (principalmente glifosato) serán
otorgados a crédito a los productores que lo necesiten. El tomador devolverá capital e
intereses en el grano pactado.
El fideicomiso emitirá distintos certificados, con los cuales los
inversores adquirirán derechos y obligaciones. Certificados clase A, para los que
aporten 4.000 tn. soja, tendrán un interés del 10% anual en dólares, representarán el
80% del fideicomiso y tendrá derecho de cobro preferencial sobre el total de la soja
disponible. Certificados clase B, para los que aporten 1.000 tn. soja, tendrán un
interés del 12% anual en dólares, representarán el 20% del fideicomiso y estarán
subordinados a los tenedores de certificado clase A. Hay un juego de
compensaciones: más interés para la clase B. pero con mayor riesgo por cuanto la
garantía para el recupero es menor. Es obligatorio a los tomadores de crédito
contratar seguros climáticos.
Evidentemente estamos frente a un fideicomiso financiero.
Antecedente similar tuvimos con los créditos otorgados por la Junta Nacional de
Granos.
En este sentido y tratando los pool de siembra y los fondos
comunes de inversión el Dr. Funes (16) se expresa con relación al negocio fiduciario
de la siguiente forma: “Las combinaciones probables de las diversas relaciones
jurídicas que pueden describirse para la concertación de un acuerdo al margen del
régimen de los fondos comunes de inversión sin duda girarán en torno al negocio
fiduciario”. Entendemos que lo que garantiza la seguridad en este tipo de negocios
es, precisamente, efectuarlo a través de un fideicomiso. Como bien se ha sostenido
“Los fondos de inversión cuando perciben que otro negocio puede otorgarles mejores
dividendos o que las ganancias acumuladas son suficientes como para someterlas a
riesgos innecesarios salen abruptamente a vender y provocan fuertes corridas
bajistas. Con la misma fuerza pueden hacer subir los precios si creen que invertir en
los granos es la mejor opción financiera del momento”. (17)

2º. Fideicomiso ganadero: Se trata de una experiencia, en


trámite de concreción, del INTA Bordenave cuyos enunciados generales han sido
formulados por su inspirador el licenciado Gabriel Delgado (18) y orientado
exclusivamente para una explotación ganadera de cría.
Sus características son: Se constituye un fondo ganadero,
integrado por un aporte del 30% en semovientes por parte de un productor que
solicitará crédito, se entiende que el crédito lo será por el 70% restante. Por otra parte
están los inversores que aportan semovientes o dinero para la adquisición de los
mismos. El fondo da en préstamo al productor el 70% restante para completar su
explotación en semovientes. La propiedad de estos animales queda en cabeza del
fiduciario quién controlará el desarrollo de la explotación pudiendo tener
asesoramiento de un operador profesional del INTA. El productor deberá entregar al
fondo 0,34 terneros por vaca más 5% para gastos del fiduciario. El fondo abonará a
los inversores por intereses y amortización del capital aportado el 9% anual sistema
francés, para ello enajenará los terneros entregados por el productor. El productor es
el responsable de mantener la cantidad y calidad de los animales y su estado de
productividad, procurando que la edad del rodeo se mantenga en condiciones de
aptitud procreativa. Al cabo de 10 años los productores se quedan con las vacas. A
los inversores se le extenderá los títulos y certificados pertinentes.
Los autores del proyecto consideran las siguientes más
destacadas ventajas: Si los bienes del fideicomiso no alcanzan para afrontar las
obligaciones el fiduciario procederá a su liquidación prescindiendo de la justicia y
honrará las obligaciones según el orden de privilegio establecido en el contrato;
Permite al inversor que no sabe, no puede o no quiere dedicarse a una actividad
hacerlo a través de un fiduciario que le merezca confianza; Se puede disminuir
considerablemente el costo del financiamiento del productor; No es un banco sino
una figura jurídica novedosa que le permite invertir capital en un negocio
determinado, el cual será manejado por un experto que merece su confianza y
respeto. Desde la otra cara y en su aspecto operativo tiene dificultades tales como:
Qué ocurre cuando al rodeo lo afectan enfermedades graves o el nivel de
producción?; o cuando existen adversidades climáticas extremas?; o productores que
abandonan la actividad? cómo se tasan las vacas?; qué condiciones de desarrollo y
estado deben tener los terneros que el productor entrega al fondo?. En fin todas estas
especificaciones son aquellas que este contrato permite incorporar en base al
principio de la autonomía de la voluntad, destacándose la importancia de la
especialidad en la redacción de estos contratos cuyo ingreso a la vida contractual
argentina será lento pero seguro.
Este fideicomiso constituye una combinación del ordinario con
el financiero, encontramos en él elementos típicos de cada uno. De todas maneras es
una forma de avanzar con esta encomiable experiencia.
1. Morello, Augusto Mario. Aspectos procesales de la ley 24.441. J.A. del 3.5.95.
2. Funes, Víctor Luis. Los Nuevos Contratos Agropecuarios. Ponencia Congreso
Internacional. UMSA, año 1998.
3. Lorenzetti, Ricardo Luis. Tratado de los Contratos. Tomo III, pág. 301. Rubinzal
Culzoni año 2000.
4. Lascala, Jorge Hugo. Práctica del Fideicomiso, pág. 58. Astrea año 2003.
4. Lascala, Jorge Hugo, ob. cit. pág. 58.
5. Mariani de Vidal, Mariana. Curso de Derechos Reales, tomo II pág. 81. Zavalía.
6. Lorenzetti, Ricardo Luis, ob. cit. pág. 316.
7. Lascala, Jorge Hugo, ob. cit. pág. 138.
8. Lascala, Jorge Hugo, ob. cit. pág. 58.
9. Lascala, Jorge Hugo, ob. cit. pág. 142.
10. Moisset de Espané, mencionado por Lascala Jorge Hugo, ob. cit. pág. 152.
11. Lascala, Jorge Hugo, ob. cit. pág. 80.
12. Compagnucci de Caso, Rubén. El negocio jurídico, pág. 459 y 464. año 1992.
13. López de Zavalía, Fernando. Teoría de los Contratos, pág. 505 y 513. año 1976;
Borda Guillermo. Manual de Contratos, pág. 644, año 1991; Llambías, Jorge J.
Código Civil Anotado, tomo II-A pág. 237 y 246.
14. Armella-Llorens- Lamber. Usufructo y Donaciones como negocios jurídicos
familiares. Pág. 179.
15. Lascala, Jorge Hubo, ob. cit. pág. 193.
16. Funes, Víctor Luis. Los Nuevos Contratos Agropecuarios. Ponencia Congreso
Internacional. UMSA, año 1998.
17. Rofi, Dante A. “Los fondos de inversión dominan el valor de la soja”. Diario La
Nación del 18.04.2004.
18. Delgado Gabriel. Fideicomisos. Una alternativa ante la falta de crédito. Revista
Ida y Vuelta Rural. INTA. Cuenca del Salado, págs. 6/7. Año VI, nº 19, abril 2004.

Rodolfo Evaristo Iriarte.


Docente Derecho Agrario.
Facultad de Derecho. U.C.A.L.P.
RESUMEN

El fideicomiso se ha incorporado en la legislación argentina


constituyendo un tipo de contratación, si bien de antigua data, no desarrollado en
nuestras prácticas. La dificultad en su aceptación está indicada por el excesivo campo
cedido a la confianza, no obstante que nuestra ley morigera fuertemente las
facultades concedidas a los fiduciarios imponiendo limitaciones y restricciones a su
actuación. Asimismo se corre el riesgo que su utilización sea adoptada, en algunos
casos, como medio de eludir acreedores y perjudicar herederos. No obstante permite
constituir un patrimonio separado sobre el cual se puede desarrollar una explotación
agropecuaria. Y aplicado a la vida rural, entendemos, puede constituir un eficiente
medio formador de empresas agropecuarias.
Entre los caracteres que distingue al fideicomiso ordinario, que
es nuestro caso de estudio, está la confianza valor destacado en la vida contractual
agraria donde nos encontramos -aún hoy en una gran mayoría de casos- con
convenios celebrados verbalmente, donde la palabra empeñada aún tiene
fundamental valor. Las pequeñas y medianas explotaciones agrarias venden y
compran bienes e insumos, contratan tareas culturales, reparan mejoras, celebran
contratos de arrendamiento, pastoreos, pastajes, con contratistas, etc. etc. sin firmar
ningún documento y en su mayoría todo se cumple rigurosamente. Este valor
confianza constituye una de las características del contrato que estudiamos. Otra
característica está dado por su condición intuitu personae atento las cualidades
relevantes que impone la debida selección del fiduciario.
El patrimonio separado, afectado exclusivamente para la
finalidad del fideicomiso y la persona del fiduciario son los elementos centrales de
este contrato. Se ajusta más que todo otro tipo contractual para preservar patrimonios
de menores o bien de personas a quienes se desea beneficiar -en nuestro caso con una
explotación agropecuaria- o para la formación de una empresa agropecuaria para
quien no tiene conocimiento de la actividad, permitiendo con la figura del fiduciario
tener la persona que podrá orientan y preparar el futuro empresarial en las especiales
características de dirigir una explotación agropecuaria. Esta modalidad se caracteriza
por tener resguardado y con la debida seguridad jurídica el patrimonio que quedará
fuera del alcance de los acreedores del fiduciario y del fiduciante. Estimamos que un
fideicomiso ordinario, debidamente constituido y con todas las especificaciones
propias del objeto elegido, constituye uno de los contratos con mayor seguridad
jurídica.
El fideicomiso ganadero, entre otros, tiene similitudes con la
aparcería porque concurren dos elementos esenciales en ambos: la condición de
intuite personae de quien dirige y tiene a su cargo la dirección técnica (nuestro caso
fiduciario) y por la posibilidad de ser también asociativo por cuanto nada impide que
la retribución del fiduciario lo constituya un porcentaje en las utilidades. El factor
decisivo a nuestro criterio, a favor del fideicomiso es la seguridad jurídica que otorga
el mismo frente a terceros y a las mismas partes.

Rodolfo Evaristo Iriarte.


Docente Derecho Agrario. Facultad de Derecho. U.C.A.L.P.

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