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UNA VISITA AL PAÍS DE LOS LAGOS Y DE LOS PUENTES

Por Walter Robles Rosales1


Entre el 22 de julio al 09 de agosto visité Canadá, el país de los grandes lagos y de los
puentes, cuando ya el estío emprendía una discreta retirada dejando en su plenitud
inmensos árboles de pinos, matizados de flores. Su impetuoso desarrollo industrial y
agrícola, la gama de sus recursos y de sus inversiones, le permite a su población gozar
de uno de los más altos ingresos per cápita del mundo. Su costa atlántica donde se
sitúan las provincias de Québec y Ontario, con sus más importantes ciudades como
Québec, Montreal, Ottawa y Toronto, es la vitrina que satisface al más exigente de
los turistas gracias a sus museos como el Royal Ontario, centros de esparcimientos,
arquitecturas espectaculares como el CN Tower, festivales top, zoológicos como
Toronto Zoo, parques por doquier, residencias históricas como Casa Loma. Y por
supuesto, Niágara Falls o las Cataratas de Niágara, cuyas aguas caen implacables sobre
el pacífico Lake Ontario y que a lo lejos se aprecia como una larga cabellera de plata en
medio de un arco iris que la adorna dándole una belleza intimidante para todo aquel que
pretenda acercarse en demasía. Nos conformamos sólo con verla con ojos asombrados
desde un yate de pasajeros que se le aproxima prudentemente como pidiendo
permiso o desde las alturas del SkylonTower. Los norteamericanos no pueden
disfrutar del espectáculo de este fenómeno natural, no obstante su cercanía fronteriza
porque la engreída belleza les da la espalda.

En Ottawa, capital de Canadá, por mandato de la reina Victoria de Inglaterra (1857), se


encuentra el Parlamento, primer poder del Estado, que tiene dos Cámaras: La Cámara
de los Comunes o de Diputados y la Cámara de Senadores. La primera, conformada
por 308 Diputados, elige al Primer Ministro, jefe de Gobierno, y la segunda, con 105
Senadores aborda los problemas más importantes del Estado.

No puedo dejar de describir este Parlamento, cuyo hermoso edificio de estilo


neogótico, de techo abovedado recubierto de lino donde aparecen dibujados diversos
símbolos heráldicos, vidrieras coloridas que exhiben pinturas de flores que representan
a las 10 provincias y 3 territorios, encontrándose a cada paso con gárgolas, animales
míticos y figuras extrañas, todos los cuales representan un capítulo de la historia
canadiense. Esta casa de las leyes se construyó sobre una colina a inicios de 1859 y se
concluyó en 1866, pero un incendio la dejó en ruinas con excepción de su envidiable
biblioteca. Su reconstrucción concluida en 1927 ha conservado su viejo estilo pero con
un diseño de solemnidad y majestuosidad. Su Biblioteca -con mayúscula- conserva
celosamente la historia de su pueblo y su Torre de la Paz, de 92,3 metros, con 52
inmensas campanas que pesan cada una desde 4,5 kgs. hasta 10 tonelada; son de visita
obligada para deslumbrarse de la diligencia con que trabajaron sus artistas

Su régimen político de monarquía constitucional lo vincula con el Reino Unido por un


Estatuto de Asociación (Commonwealth). Muy atrás quedó el conflicto entre británicos
y franceses que se disputaron su control. Hoy es un país completamente independiente
que se rige por la British North America Act (1867) y las reformas civiles y políticas
del Acto de Canadá (1982) que configuran un Estado federal y una ordenada
democracia parlamentaria.

1
Profesor de derecho constitucional. Pág. web: www.constitucionalrobles.com
Sus patricios como Samuel de Champlain (1567-1635), explorador y fundador de
Québec City, George-Étienne Cartier (1814-1873), inspirador de la Confederación;
John A. Macdonald (1815-1891), 1er. Premier Ministre, son considerado los
fundadores de esta gran nación de refugiados e inmigrantes. Y claro está, la honestidad
de su clase política ha logrado un significativo nivel de calidad de vida para su
población en el marco de una democracia federal de libertad y tolerancia que les
permite convivir con seguridad y respeto a la diversidad multicultural.

Pero mi visita a este ubérrimo y hospitalario país, obedeció básicamente al interés


académico de explorar la posibilidad de establecer un Convenio entre la Université de
Montreal y la Universidad Nacional Federico Villarreal. Tuve la fortuna de conversar
con sus más importantes autoridades, especialmente con el profesor Guy Lefebvre,
avocat y Vice-doyen au developpement et aux études supérieures de la Université de
Montreal, responsable de los convenios en las áreas de maestría y doctorado, quien
mostró interés y me explicó la política universitaria internacional que están llevando
a cabo con universidades de China, Europa, Asia, Medio Oriente y en América Latina
con Brasil, Argentina y México, pero que sería muy bueno, lograr un convenio con
una universidad de la costa oeste de América Latina, que podría ser del Perú.

En este marco de cordialidad me permití dar una conferencia sobre “El pensamiento
constitucional de Haya de la Torre y su influencia en América Latina”, ante un
auditorio de jóvenes estudiantes, motivando el interés por conocer más sobre la
originalidad de las ideas de Víctor Raúl, la historia e instituciones políticas de las
incipientes democracias de los países de América del Sur, cuya ausencia en las
revistas y noticieros debe ser preocupante. Sin embargo es grato saber que el peruano-
canadiense Jaime Castillo, a quien no conozco, está disputando la Alcaldía de Toronto
en las próximas elecciones de octubre. Algo más, la comunidad hispana apoya
activamente la campaña del Bringit Back the Act que busca repatriar la Constitución
original que se encuentra en Londres. Abrigan esperanzas que para el 150 aniversario
que se cumple el 1° de julio de 2014, tengan en su país la Carta Constitucional que fijó
las bases de una gran nación que insurgió poderosa y que no dudó en participar en la
defensa de la democracia en la Primera y Segunda Guerra Mundial.

La Université de Montreal tiene puertas abiertas para convenir con las universidades
del mundo. La internacionalización de sus estudios superiores calza con los nuevos
roles que está asumiendo la universidad peruana que debe definir nuevos perfiles
profesionales de acuerdo con los avances de la ciencia y la tecnología y la variabilidad
de los retos que nos presenta la globalización.

Es un deber histórico para nuestra generación establecer vínculos con universidades


del primer mundo. El intercambio científico y las relaciones humanas que nos aproxime
a otras realidades habrá de permitirnos innovar técnicas y métodos, replantear
paradigmas y consecuentemente, mejorar sistemas que posibiliten el progreso material
y el desarrollo humano de nuestros pueblos.

¿Qué hacer? Ponerle ganas, voluntad y empeño para que el conocimiento virtual se
convierta en conocimiento real. Hay que romper el cerco que todavía nos imponen
espíritus medievales acoquinados de egoísmos que no se atreven a dar el primer paso
por temor a los fantasmas del prejuicio y del celo.
Finalmente, mi más profundo agradecimiento a las autoridades universitaria de la
Faculté de droit de la Université de Montreal, y especialmente al doctor Guy Lefebvre,
Vice.doyen y responsable de los estudios superiores, por su interesante informe y
cálida recepción, y a Eric, por su fraterno apoyo en la traducción y oficiar de paciente
cicerone en la región de los castores y de las hojas de arce.

Lima, 16 de agosto de 2010.


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