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Ol asno salvaje y el doméstico Un asno salvaje, que buscaba alimento por las lomas, divisé 0 doméstico, que comia a boca llena pero prisionero en el ro. Entonces, aproximandose, le hablo asi: —Colega, se te ve reluciente y alegre. Tienes abundante co- ida y disfrutas regalada vida. —Asi es —repuso el doméstico—; de estar bien alimentado O me quejo, pero me cuesta mucho ganarlo. No bien acababa de hablar cuando aparecié el amo, latigo mano, para llevarlo a la cabafia. A poco reaparece el doméstico con una pesada carga en el 10 y detras suyo el arriero. —Si ese es el precio de tu buena vida —dijo el salvaje—, no tengo por qué envidiar tu suerte. Prefiero ser libre y no esclavo por un poco de alfalfa. Mas amo libertad con pobreza que prision con riqueza. 37 Www.FabulasAnimadas.com 4 fun thane adr un co eta m projec lergemene Scared. vena 0 Stat pry rine rie 8 ny. jor ce mets fe as srr Iipensr iw 0 cirneros eta 9s depen, secur joa across saad tae ota os 2 ies moroccan $ Ou cm pot na Wray genie ot tans ue encase (acetal oreerate ada atc! ao amare ave 5 www.FabulasAnimadas.com: alga Kobus kis Zo0rvva ¥ Una liebre preguntd, en cierta ocasion, a la zorra: —¢Podrias informarme si tienes de verdad muchas ganan- cias en tus correrias y por qué te llaman astuta? —Ya que no lo sabes —respondié la zorra—, ven a mi modestisima casa y cenemos juntas. La ingenua liebre aceptd la invitacion; mas, en casa de la embustera no habia otra comida que la misma liebre. Entonces ésta, resignada a morir, le dijo: —Ahora sé, para mi mal, de donde viene tu nombre. No es de las ganancias, sino de tus embustes. —jSi no fuera por mi astucia, amiga mia, el hambre me ani- quilarfa! —le replicé la sabida raposa. La curiosidad pena y el curioso se condena. El ratén sin cola Sajid- Un taviate retonclio we divetia molasande ol gato 1s de legre derramer al plots de lacke an que el gote bebla. Frio, el gale periguié el eatin, depueste a coméselo, pero slo aged avrarcarle le coltay v4 quedé con ele =e le dare —cio el gatos! repores ta leche que me treo Ecotoncto fue a ver ala vace —Vaguita, segilame vn poce de leche pare que tela dé al goto y ne dovoelee mi cole. To la cord responds a vaco—, si me Hoes un poco ée masa fen ratoncite fue @ pedir la moss fresco ale cocnere. Panchita, eagdlame un poco de masefresea para que se lo dé ‘2 vees, abtenga de olla un pote de leche ye le deal geto a ‘ombio de mi ala te dort le masa —cespondis la cocnera—, si me Woes el maiz pore ee le prepare fue on bxsce dal labrodory le dio Amigo, regélame ve pace de maiz pore que slo llave ala cotineia pora que me prepare mara fresco, y yo cl dba la vac, hienga de ela un poco de leche 30 le db ol gate a cambio de ie ‘Cen guste tele dee, ci no fuera porque la fella de ilavie ha ‘evasade la coseche Tl retencto se qued muy trite y emparé a lloror omergamente Ellabrodor, openade erpez6 0 lor tobi, y uaidas los lagrimas corieron por los surcosregondo el melz, que coments ar nos hermosos mazerces. Cl labredor, muy contento,empens o cosochar yo dia a rotoncto sna buena bela de eit ttencto cordands lev el maiz ola Eocrera, que en un mominla lo molié y propers la mas fresca, eve la mesa fesca @ le vace, que se la tragé on um abrir y ear de ojos, ost pedo dar leche ol retoncie, El goto, 0 verte leche, a fo 0 rotonio su ec. bl Ming eee ail + ulasAnimadas.com Ol wane als curloso Mientras paseaba en la floresta, en un tibio dia de sol, un cer- vatillo, que iba detras del ciervo, admiraba el magnifico aplomo y se- forio de su padre. Sin poder contener su curiosidad, el pequefio hablo al ciervo de este modo. —Padre, veo que luces fina estampa y eres mas agil que los perros; ademas, llevas fuerte cornamenta para defenderte, gpor qué huyes cuando ves uno de ellos? El ciervo, luego de escuchar a su crio, le replicé sonriente: —Todo cuanto dices, hijo mio, es cierto; pero yo mismo no puedo explicarme la razon; pues, tan pronto escucho el ladrido de un perro, se me escarapela el cuerpo y me faltan patas para echarme- las, rapido y lejos. Ni buscar la muerte es valentia ni huirla es cobardia. 16 ire ol08 reloncaa coma rejas-e « — c hallaban en continua guerra los ratones y las comadrejas. Los ratones, que siempre ‘eran veneidos, se reunieron en asamblea, y pensando que era por falta de jefes que siempre percian, nombraron a varios estrategas. Los nuevos jfes reciénelegidos, queriendo deslumbrar y eistinguirse de los soldados rasos, se hicieron una expecie de cuernos 1s los sujetaron firmemente Vino sige gran bata, Wt y como siempre, el ejército de fos ratones levé las de perder Enconces todos los ratones huyeron 2 sus agujeros, los jfes, mo puciendo entrar a causa de sus euernos, fueron apresados y devorades. 2 ? Responsabi TS PE & Cuando adquieras un puesto de ato ni 7 tmuche mayor que la cumplir lo encomendado ~& — ) ‘ ASC gallina dle bos hecesen de ovo Habia en un corral una gallina que ponia huevos de oro. Su duefo, que todas las mafianas los recogia y vendia a buen precio, dijose entonces: —Si los huevos de la gallina son de oro, las entrafas, donde ‘se forman, deben contener oro en abundancia. Acto seguido, mato a la gallina creyendo hacerse rico en poco tiempo; pero al comprobar que las entranas eran como las de todas las gallinas, comprendié que habia cometido un irreparable error. —jBien merecido tengo el chasco, pues feliz estaba con mi gallinita viva que me daba un huevo todos los dias! —exclam6 el am- bicioso, presa de honda frustraci6n. La codicia es mala consejera, y hace tu fortuna pasajera. 71 , FabulasAnimadas.com Platero Platero es pequeiio, peludo, suav tan blando por fuera, que se diria todo de algodon, que no Ieva huesos. Sdlo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozindolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente:“;Platero?”, y viene a mi con un trotecillo alegre que parece que se rie, en no sé qué cascabeleo ideal... ,s Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas, mandarinas, las uvas moscateles, todas de ambar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel... Es tierno y mimoso igual que un nifo, que una nina...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las ultimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirandolo: — Tien’ asero... Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tempo. Juan Ramon Jiménez Platero y yo Aga oe Sin rad ie SY ry www. librosalacalle.com Cialzutes el vernno, pero tanga colaotar alimonto para olivier | www.FabulasAnimadas.com Cc ol oso y i leds Un leon y un oso hambrientos se pusieron de comun acuerdo para cazar un cervatillo que asomo la cabeza por entre el verde follaje. Al iniciar el festin cada cual reclamé su derecho y se trabaron en feroz contienda para determinar quién tenia la preferencia sobre el cervatillo Una zorra que merodeaba por el lugar observ6 con vehe- mencia el episodio y se dijo: —jExcelente oportunidad para saciar mi hambre! Acompaiiando las palabras a la acci6n, arrastro al cerva- tillo hasta su madriguera. Cuando el leén y el oso se dieron cuenta, pusieron el grito en el cielo y vociferaron: —jPobres de nosotros! Mientras nos peleabamos como dos tontos llego la zorra y sacd provecho. Quien disputa y no comparte, 36 perdera toda su parte. LA ZORRA, EL LOBO Y EL CABALLO (La Fontaine) Una zorra pequefia vio un dia, por vez primera, un caballo. Le caus6é tanta sorpresa, que corrié a darle la gran noticia al lobo. —No puedo contarte lo que he visto— le dijo—. Es un animal asombroso. Tienes que verlo. El lobo se rio de la agitacién de la zorra y pidié que se lo descri- biera. Por fin logré ésta convencerlo de que fueran juntos adonde estaba el animal. El caballo los miré con desconfianza y cuando le dijeron que sentian curiosidad por saber su nombre, el noble animal respondié: —Si se acercan mas, podran leerlo en las suelas de mis zapatos. La zorra dudé y confesé que jamés habia ido a la escuela. —Pero mi amigo el lobo — agregs— es muy instruido, porque sus padres, grandes sefiores, le han dado muy buena educacién. El lo leera. El lobo, inflado de vanidad, se aeercé a mirar los cascos del ca- ballo. Una tremenda coz, bien aplicada, lo arrojé por los aires con tres dientes de menos. Después de lo cual, el caballo se alejé al galo- pe, con un relincho burlén. Por lo que entendemos que vale mucho ser prudentes anie lo que desconocemos. 2 55: La leyenda del pon EL BURRO Y EL PERRITO (Esopo) El amo tenia en su casa un pe- rrito faldero y un borrico. Muchas veces se entretenia el hombre jugan- do con el cachorrito, que saltaba a su alrededor, haciéndole mil fiestas. Cuando el duefio salia, el perrito es- peraba impaciente su regreso, y al verlo venir corria dichoso a su en- cuentro. Desde luego, siempre traia el amo algo para su mimado, una golosina que le arrojaba al verlo acercarse moviendo la cola, y que el animalito atrapaba de un salto. EI burro empezé a sentir celos. Queriendo también caer en gracia, se acercé al amo dando brincos y le dio tremenda patada. Enfurecido, mandé el hombre que lo ataran en el establo. Desarrollemos nuestras propias condiciones, sin ponernos a imitar sin ton ni son, las de los demas. 59 evens fre LUZ DE Mi TIERRA »* El lzdn, la zorra yg gl asno~w CS leén, la zorra y el siempre ingenuo asno, se asociaron para ir de caceria. Cuando ya tuvieron bastante, dijo el leén alasno que repartiera el botin El asno hizo tres partes iguales y le pidid al leon que escogiera la suya. Indignado el ledn por esa reparticion, salto sobre el asno y lo devoro. Entonces le pidio a la zorra que fuera ella quien repartiera el botin.La zorra hizo un montén de casi todo,y dejé en el otro grupo solo unos residuos. Llamo al leon para que escogiera de nuevo: Al ver, aquello, el leon le pregunt6 que quién le habia ensefiado a repartir tan bien: - jPues el asno, sefior, el asno! Aprendizaje . Aprendamos del error ajeno. ~2, 1 EBD "eAérovmne | Youll GE EL BUEY Y LA CIGARRA (Iriarte) Arando estaba el buey, y a poco trecho la cigarra, ‘cantando, le decia: “iAy, ay! iQué surco tan torcido has hecho!” Pero él la respondié: ‘Sefiora mia, si no estuviera lo demas derecho, usted no conociera lo torcido. Calle, pues, la haragana reparona; que a mi amo sirvo bien, y él me perdona entre tantos aciertos un descuido.” iMiren quién hizo a quién cargo tan futil! jUna cigarra al animal mas til! Mas, ési me habré entendido el que a tachar se atreve en obras grandes un defecto leve? Sélo los tontos y envidiosos critican los pequefios defectos de las grandes obras. a9

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