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Estudiantes:

Maura Lilian Calsina Vargas

Andres Fernando4 Martinez Lopez

Fabricio Ulloa Camacho

Docente:

Franz Conchari
2.1. La teoría clásica del comercio internacional

La teoría clásica del comercio internacional puede decirse que es la primera teoría
que, de una forma integrada y coherente, intentó explicar los patrones del comercio
internacional entre países y la especialización de éstos en la producción y el
comercio de determinadas mercancías. Por consiguiente, es la primera teoría
explicativa de la competitividad de los países en determinados sectores productivos.
Dicha Teoría empezó a elaborarse por los economistas clásicos en la segunda
mitad del siglo XVIII, comenzando Adam Smith con la primera teoría de las ventajas
del comercio internacional como capítulo integrante de la Economía Política. Y,
posteriormente, los autores David Ricardo y John Stuart Mill elaboraron, ya en la
primera mitad del siglo XIX, la primera teoría del comercio internacional (Torres,
1982:74).

Esta primera teoría integral del comercio internacional, como se ha comentado


anteriormente, se encuadra dentro del pensamiento económico clásico, ocupando
un lugar muy importante dentro del mismo y participando, por tanto, de sus
principales tesis . Dicha Teoría intenta fijar un modelo explicativo del comercio
internacional de forma que a partir del mismo se pudieran explicar las causas de
ese intercambio comercial entre países y las ventajas que tiene para aquellos países
que se acogen al mismo. De esta forma, se identifican los factores que determinan
el que unos países se especialicen y sean más competitivos que otros en la
producción de determinadas mercancías.

Según esta teoría, entre dos países se pueden dar hasta cuatro situaciones
diferentes que explican la existencia o no de determinados intercambios
comerciales entre los mismos. Estas cuatro situaciones, según Torres (1982), son:

- Diferencias absolutas de costo: esta situación se da cuando un país A tiene ventaja


absoluta en los costes de producir una determinada mercancía sobre B, mientras
que B tiene ventaja absoluta sobre A en la producción de otra mercancía. Por tanto,
si los países, en función del principio de la división internacional del trabajo, se
especializan en la producción de aquellas mercancías en las que tienen ventajas
absolutas de costos, la producción conjunta será mayor que antes de adoptar la
división internacional del trabajo. Ese aumento equivale a un incremento de la
productividad del trabajo. Y el creador de esta teoría de la ventaja absoluta fue
Adam Smith.
- Costos comparativos o relativos: esta situación la encontramos cuando uno de los
países produce a menor coste ambos productos, aunque la ventaja en cada
producto es diferente. En esta situación también conviene que ambos países se
especialicen, de forma que el país A, que produce a menores costes, se dedique a
producir aquel producto en el que obtiene una mayor ventaja -menor costo-,
mientras que el país B se deberá especializar en el otro producto. Por tanto, este
supuesto también explicará la especialización y competitividad de determinados
países en diferentes sectores productivos. El creador de la teoría de la ventaja
comparativa fue David Ricardo y en ella, como comentaremos posteriormente,
encontramos el precedente de la teoría neoclásica del comercio internacional

- Ventaja incomparable: los países incurren en esta situación cuando cada uno de
ellos produce una mercancía que no la produce el otro. En este caso es necesario
el comercio internacional, ya que determinados países no tienen recursos
suficientes para producir determinados productos

- Diferencias iguales de costo: esta situación se da cuando un país produce las dos
mercancías más barata y en la misma proporción que otro. En este caso no se
produce ninguna relación de intercambio entre países.

Por tanto, para los autores clásicos, defensores del libre comercio internacional,
éste contribuirá a aumentar el valor de la producción y, por tanto, el crecimiento
económico de los países que participen en el mismo, así como el bienestar
universal. En este sentido, David Ricardo afirma que es tan importante para la
felicidad de la humanidad entera aumentar nuestros disfrutes por medio de una
mejor distribución del trabajo, produciendo cada país aquellos artículos que, debido
a su clima, su situación y demás ventajas naturales o artificiales, le son propios, o
intercambiándolos por los producidos en otros países, como aumentarlos mediante
un alza en la tasa de utilidades (Ricardo, 1817 [1959]:101).

La teoría de David Ricardo se basa en las diferencias de la productividad del trabajo


entre unas naciones y otras, diferencias inexplicadas en el entorno o “clima” de las
naciones que favorecía a algunos sectores (Porter, 1990 [1991]: 35). Sin embargo,
como continúa afirmando Porter, aunque David Ricardo estaba en el buen camino,
el centro de atención en la teoría del comercio internacional tomó otras direcciones.
En este sentido, Porter se refiere a la insistencia, por parte de los autores clásicos ,
en las dotaciones de los factores productivos, principalmente los básicos, como
principales determinantes de la competitividad internacional de las naciones en
determinados sectores.

Así pues, del análisis detallado del párrafo anterior podemos extraer los principales
factores que, según la teoría clásica del comercio internacional, van a marcar la
especialización de los países en la producción de determinados bienes. De esta
forma, los factores sobre los que estos autores se apoyan para explicar esta
especialización productiva de los países son, fundamentalmente, factores naturales
-situación geográfica, clima y abundancia de determinadas materias primas, entre
los más importantes-, aunque también hacen referencia a factores creados en el
propio país -mano de obra y maquinaria-. Estos factores se encontraban distribuidos
de forma homogénea a lo largo del país y de forma heterogénea entre países,
existiendo obstáculos para su libre circulación entre éstos, lo cual impulsa la
especialización de la producción y, por tanto, al comercio internacional.

2.1.1.Teoría de las ventajas absolutas

La ventaja absoluta es un concepto desarrollado por Adam Smith en su obra La


riqueza de las naciones, para explicar los flujos de comercio de bienes entre países.
La ventaja absoluta es la habilidad que se tiene para producir un bien usando
menor insumoque otro productor, es decir que la ventaja absoluta está presente
cuando algo o alguien es el mejor desarrollando dicha actividad a un costo menor.
El término es utilizado al comparar la productividad de una persona, una empresa
o una nación con la otra, por ejemplo: si una persona cuenta con mejor tecnología,
más tiempo, más capital o mejores habilidades que otra, tiene una ventaja
absoluta. Los beneficios en el comercio surgen a partir de las ventajas
comparativas así que las personas pueden obtener benéficos comerciales gracias
a la ventaja comparativa.

2.1.2.Teoría de las ventajas comparativas

El modelo de la ventaja comparativa es uno de los conceptos básicos que


fundamenta la teoría del comercio internacional y demuestra que los países
tienden a especializarse en la producción y exportación de aquellos bienes que
fabrican con un coste relativamente más bajo respecto al resto del mundo, en los
que son comparativamente más eficientes que los demás y que tenderán a
importar los bienes en los que son más ineficaces y que por tanto producen con
unos costes comparativamente más altos que el resto del mundo.
Esta teoría fue desarrollada por David Ricardoa principios del siglo XIX, y su
postulado básico es que, aunque un país no tenga ventaja absoluta en la
producción de ningún bien, es decir aunque fabrique todos sus productos de forma
más cara que en el resto del mundo, le convendrá especializarse en aquellas
mercancías para las que su ventaja sea comparativamente mayor o su desventaja
comparativamente menor. Esta teoría supone una evolución respecto a la teoría
de Adam Smith. Para Ricardo, lo decisivo en el comercio internacional no serían
los costes absolutos de producción en cada país, sino los costes relativos.

La teoría de David Ricardo constituye la esencia del argumento a favor del libre
comercio. En la actualidad los supuestos de David Ricardo han sido criticados
fundamentalmente porque él consideraba los costos constantes, a cualquier nivel
de producción y no tomó en cuenta los rendimientos decrecientes. Pero aún en
nuestros días la teoría de David Ricardo sigue teniendo vigencia, y es defendida
por gran número de economistas. Además se han hecho nuevas formulaciones del
principio de la ventaja comparativa sobre hipótesis más generales que muestran
que la esencia de la idea ricardiana es válida.
Causas de la ventaja comparativa
Los economistas señalan frecuentemente tres factores como determinantes de
que un país posea ventaja comparativa en la producción de un determinado bien:

 Diferencias de clima y recursos naturales, los países tropicales o cercanos al ecuador


permiten cultivos de ciertos productos al aire libre todo el año, frente a países de la zona
templada donde esto no siempre es posible. Así los países más ecuatoriales exportan
frecuentemente café, azúcar o bananas.
 Diferencias en las dotaciones de factores y recursos naturales Similarmente al caso
anterior, algunos países tienen importantes reservas petroleras o mineras que los hacen
exportadores de dichos recursos. Pero el caso no se restringe a recursos naturales, sino
también a población trabajadora o capital físico. E. Hecksher y B. Ohlin a formularon
el modelo Hecksher-Ohlin que predice que la ventaja comparativa en un determinado bien
corresponde a un país o región donde abunden más los factores de producción necesarios
para la producción de dicho bien. Esta teoría explica por ejemplo que Canadá sea uno de los
principales exportadores de productos forestales (por la abundancia de bosques), mientras
que Bangladesh o China (con grandes cantidades de mano de obra no cualificada) sean
exportadores de textiles.
 Diferencias de tecnología y especialización A veces diferentes países tienen similares
dotaciones iniciales de factores de producción, pero debido a la especialización de décadas o
la propagación de pequeñas innovaciones tecnológicas y organizativas tienen ventaja en
ciertos productos. Durante los años sesenta y setenta, Japón tenía una clara ventaja
comparativa en la producción de automóviles sobre Estados Unidos. Y desde hace décadas los
Estados Unidos han tenido ventaja comparativa en la producción de aviones, aunque en las
últimas décadas la industria europea ha recortado gran parte de esta ventaja comparativa. Sin
embargo, en el mediano y largo plazo no existen ventajas comparativas en cuanto el
desarrollo de Bienes de Capital ―maquinaria, electrónica, etc.―, dado que todos los países sin
excepción pueden desarrollarlas si disponen de ―o pueden adquirir― las materias primas
esenciales y de conocimiento, siendo este último también desarrollable. Se deduce entonces
que las limitaciones que determinan si un país permanece subdesarrollado son más políticas
que físicas.

2.1.3. Ventajas comparativa y competitiva


La ventaja comparativa, a diferencia de la ventaja competitiva, se encuentra
entre los términos más antiguos dentro de los estudios económicos. La
importancia de tener claro lo que distingue a cada uno de estos términos se
hace patente cuando, por ejemplo, la "competitividad" se usa de manera
generalizada por los gobiernos para justificar en gran medida sus políticas
económicas sin reflejar a veces lo que el término en sí conlleva.
En principio, para definir lo que es la teoría de la "ventaja comparativa",
recurriremos al autor de la misma, el economista británico David Ricardo,
quien postula que si un país no posee ventaja absoluta sobre ningún bien o
producto, a ese país le conviene especializarse en la producción de dichos
productos en los que tenga menos desventajas. En base a esto, el comercio
exterior y los precios dentro del mercado internacional de un producto se
fijan de acuerdo a los costes del trabajo dentro de las fronteras de cada
país.
Básicamente se puede decir que un país posee una ventaja comparativa
cuando los costes de producir un bien, comparándolos con los de otros
bienes producidos por el mismo país, son menores; hablamos de los costes
de inversión y por supuesto de mano de obra.
Michael E. Porter en su obra "Ventaja competitiva. Creación y sostenimiento
de un desempeño superior" nos define la "ventaja competitiva" como la
utilidad que una empresa es capaz de generar para sus clientes. Esto se
traduce en precios más bajos de producción obteniendo beneficios similares
a los de las empresas competidoras. Esta "utilidad se define como la
cantidad que los clientes están dispuestos a pagar por los productos de una
empresa, es decir, el "valor", siempre según Porter. Si este "valor" es
superior a los costes de producción, se dice que el producto es competitivo.
Es decir, cuanto mayor capacidad tenga una empresa de transformar en
beneficios los costes de inversión y la mano de obra, es decir, los insumos,
la empresa será más competitiva.
En nuestros tiempos se habla de que un país debería dejar de competir
sobre ventajas comparativas y competir sobre ventajas competitivas que
surjan de productos únicos. Se busca que haya un grado más alto de
competitividad en base a la especialización de la mano de obra y de los
procesos de producción que se basen en las nuevas tecnologías para
aumentar la eficiencia de los mismos. De esta manera se deja de depender
de la mano de obra barata en exceso y se potencia la optimización de
recursos, generando productos de mayor calidad e igualmente competitivos
dentro de los mercados internacionales e incentivando a su vez el desarrollo
de innovaciones tecnológicas.
A pesar de ello, los economistas aseguran que estos dos términos no son
independientes de ninguna manera y que están ligados el uno con el otro,
ya que en realidad la ventaja competitiva se construye sobre la ventaja
comparativa y los factores que la determinan, y a veces los costos de
producción son tan elevados que no es viable realizar proyectos que
puedan obtener a la vez una ventaja competitiva sobre la producción de
dichos productos en otro país.

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