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¿QUÉ OCURRE DESPUÉS DE LA MUERTE?

(explicado con un lenguaje adecuado para quien


recién se incorpora)

Cuando decimos que una persona ha muerto lo único que ha ocurrido es que la vida y la
conciencia se ha separado del cuerpo físico. En realidad, eso que llamamos “vida”, es un
cuerpo energético que tiene la misma forma que el cuerpo físico y que algunos llaman
“fantasma” En este cuerpo es donde grabamos las imágenes de nuestras experiencias, las
cuales son las que algunas personas, presuntamente muertas, han visto pasar ante sus ojos en
unos momentos. Las imágenes se graban ahí como se graban en un carrete de fotos de una
cámara, o sea, por medio del éter que hay en la atmósfera y que respiramos.

Una vez muerto el cuerpo físico y grabada la película de nuestra vida, pasamos al Mundo del
Deseo o mundo astral, y lo hacemos con nuestro cuerpo de deseos, también llamado cuerpo
emocional. Según hayamos sido en la vida pasada y según el estado o desarrollo espiritual que
tengamos, nos podemos quedar en la primera región o en las siguientes de las siete que hay.
La primera región es donde están las personas de más maldad y que la iglesia la llama el
infierno, la segunda es donde purgamos los deseos y acciones menos malvadas pero que nos
atan al mundo físico, y la tercera es donde van la mayoría de las personas normalmente
llamadas “buenas” Lo que hacemos en estas regiones inferiores del mundo astral –también
llamado “purgatorio”-, es sentir el mal que hemos hecho a los demás, para así tomar
conciencia de ello y proponernos no volver a caer en la próxima vida. Quiero decir (como
ejemplo) que una persona que haya caído en el alcohol y haya hecho sufrir a su compañera de
matrimonio y a sus hijos, después de la muerte deberá sentir ese sufrimiento para aprender la
lección de lo que no se debe hacer. Pero es que, además, en la vida próxima, la Ley de Causa y
Efecto hará que se vuelvan a juntar para que él pueda devolver con acciones positivas el
desarrollo que con sus acciones de la anterior vida impidió. Por lo tanto, hemos pasado por el
purgatorio muchísimas veces y el resultado de ello es lo que llamamos “conciencia”.

Después del purgatorio pasamos al cielo, que es donde recibimos todo el bien que hicimos y
que nos hicieron, para asimilarlo como virtudes y grabarlo también en la conciencia. A
continuación pasamos a otras regiones más elevadas donde, con la ayuda de los Arcángeles y
otras Jerarquías, preparamos nuestra próxima vida basándonos en los hechos de la anterior y
anteriores. Las Jerarquías superiores, llamadas Ángeles, Arcángeles, etc. nos ayudan y nos dan
a elegir entre varias vidas (siempre basadas en nuestros propios hechos). La elección se hace
de tal manera que sea lo mejor para nuestro desarrollo y de forma que tengamos las mejores
oportunidades de quitarnos deudas pasadas con respecto a otras personas. La vida que
elegimos es, por lo tanto, fruto de nuestros propios actos, tanto en bien como en mal, pero
siempre tendremos la oportunidad de hacer cosas nuevas, además de recibir el fruto de las
pasadas. Si una persona que muere está dominada por un vicio, sentirá el deseo de continuar
haciendo o consumiendo lo que sea, pero como no tiene cuerpo físico no puede hacerlo y
entonces, este cuerpo de deseos, hace sufrir a esa persona mucho más que en la tierra porque
ya no tiene cuerpo físico que, en cierto modo, es un amortiguador de los deseos. Cuanto más
enganchado esté a ese vicio más tiempo estará en ese purgatorio y solamente se liberará
cuando se dé cuenta de que ese vicio no le sirve para nada, y al contrario, le ata a lo más bajo y
no le permite subir a las regiones espirituales llamadas cielos.
Según vamos deshaciéndonos de esos deseos terrenales, así vamos elevándonos y así vamos
aprendiendo en cada vida las lecciones que nos harán más morales, intelectuales y
espirituales. Cuantas más lecciones aprendidas, más fuerte y clara es la voz de la conciencia
que siempre nos advierte cuando vamos a hacer algo malo y nos reprende cuando lo hemos
hecho a modo de decir “No hagas eso que ya lo hiciste y sufriste por ello en otra vida”.

Después de ese proceso dejamos la mente, o cuarto cuerpo llamado “mental”, que está por
encima del cuerpo de los deseos, pasiones y sentimientos, indicando esto que el razonamiento
puede dominar al aspecto animal del ser humano. Luego estamos un tiempo en un estado
similar a lo que aquí llamamos noche, para recuperarnos y fortalecernos para empezar otra
vida. Esto es, al fin y al cabo, lo mismo que hacemos aquí en la vida física donde trabajamos,
experimentamos y asimilamos el fruto de cada día y luego descansamos para que, al siguiente
día, podamos volver a las actividades diarias o escuela de la vida que nos hace evolucionar año
tras año.

A la siguiente vida nacemos con un cuerpo mental, astral, etérico y físico superior al de la
anterior como fruto de lo aprendido en la vida pasada y de la experiencia en el purgatorio y el
cielo. Sabiendo esto, es lógico pensar que somos nosotros mismos quienes hemos creado
nuestro propio destino, la Ley de Causa y Efecto sólo hace que recibamos el fruto de lo que
sembramos. La Ley de Renacimiento hace que renazcamos en y donde nos corresponde,
dependiendo de con quien tengamos deudas y qué debemos experimentar para aprender las
lecciones que necesitamos. Antes de renacer elegimos la vida que más nos va a ayudar pero
sabiendo que siempre está basada en nuestros hechos anteriores y que nadie nos pone ni nos
quita nada. Por último, somos nosotros, aquí en la vida, quienes actuamos en bien o en mal
según queramos ante las diversas situaciones, según sea esa actuación, así serán las
tendencias, inconvenientes y posibilidades de la próxima vida. Estamos evolucionando vida
tras vida y continuaremos así hasta que obtengamos la consciencia Crística, hasta que nuestros
cuerpos sean perfectos y no seamos capaces de practicar el mal sobre ningún otro Espíritu
hermano nuestro, y hasta que nuestro único deseo sea el de practicar el “Servicio Amoroso y
desinteresado a los demás”.

Debemos tener claro que esos otros Seres que están por encima de nosotros están
ayudándonos y utilizando las Leyes Divinas muy sabiamente. Si una persona rehúye de su hijo,
le maltrata y no cumple con sus responsabilidades o incluso aborta, en la próxima vida no
tendrá hijos o los deseará intensamente y cuando nazcan, o al poco tiempo, es posible que
mueran. El que maltrata y abusa de sus empleados, en la próxima vida abusarán y le
engañarán a él; el que va haciendo mal por la vida, en la próxima se lo harán a él; etc. Así es
como trabajan las Leyes para que aprendamos a hacer el bien, a ser responsables, a
aprovechar cada una de las vidas para evolucionar cuanto antes, pero aun así, debemos tener
la tranquilidad de que todo se hace con Amor.

Francisco Nieto Vidal

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