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La Pesa Vieja: excavacion de rescate en un cementerio de la Fase Curridabat Michael J. Snarskis Oscar Guevara Resumen Como resultado de un proyecto urbanistico del LN.V.U. y de la actividad de saqueo que ello suscit6, la Universidad de Costa Rica y la Asociacién Arqueolégica de Costa Rica colaboraron en dos temporadas de excavaciones cientificas (noviembre y diciembre de 1984 y ‘marzo-abril de 1985), en el lugar denominado La Pesa Vieja, al sur-este de Cartago. En este articulo se presenta una discusi6n acerca de Jos problemas enfrentados en torno a la proteccién del Patrimonio Arqueolégico Nacional, asi’ como a la situacién de la Arqueologra de Rescate y se hace una descripcion e interpretacién de Ios rasgos hallados en este sitio funerario de la Fase Curridabat, Adicionalmente, se postulan algunas inferencias sobre los patrones de asentamiento del Valle de! Guarco, para lo cual, la informacion del mencionado cementerio es clave, a causa de suubicacién. Ayudaré mucho a entender Jos procesos socio-culturales del pasado en la secuencia cultural del Valle Intermontano Central Oriental de Costa Rica. les 36: 31-42, 1987 En Costa Rica, la mayor‘a de los trabajos que se realizan en arqueologfa se ubican dentro de la me- todologia de rescate. Esto se debe a la remocién constante de tierras para abrir nuevas éreas de pro- duccién agricola o al levantamiento de diferentes proyectos de infraestructura: urbanizaciones, par- ques industriales, carreteras y caminos, lo que pro- voca que muchos sitios arqueolégicos sean des- truidos parcial o totalmente. Suele ser que los ar- queélogos no pueden documentar, con tiempo su- ficiente, el potencial de los sitios en cuanto a cro- nologfa, funcién y relaciones con otros lugares. Para el Valle Intermontano Central, érea con mayor densidad poblacional del pafs hoy en dia, el impacto de la demanda de nuevas tierras para habi- tacién y servicios, ha conllevado a una explosién infraestructural no planificada de parte de las insti- tuciones del Estado, principalmente del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) y el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), lo cual no permite una evaluacién de los recursos arqueo- légicos previa a cualquier tipo de proyecto que implique la altecacién de tierras. Los cortes de terrenos para abrir calles, intro- ducir tuberias de agua potable o evacuacién de ‘aguas negras, asf como los rellenos de zonas bajas, provocan alteraciones de sectores con una densi- dad importante de materiales prehistéricos, e indu- ce a los trabajadores de estas obras al saqueo de restos arqueolégicos, con la pérdida o destruccién de los mismos. La Pesa Vieja: historia del lugar De acuerdo con las fuentes histéricas, a media- dos del Siglo XIX, la propiedad fue convertida en un potrero municipal, en donde se levanté la anti- gua plaza de ganado y matadero de la ciudad. En 1889, en un decreto emitido por la adminis- tracién de Ascensién Esquivel Ibarra, se autorizé a la Municipatidad de Cartago vender o arrendar, se- gun las leyes, las propiedades conocidas con los nombres de “La Pesa Vieja’ y “Solar del Carmen” y el producto de la venta se deber‘a invertir en la formacién de un parque piblico, en la plaza princi- Pal de la ciudad de Cartago y en la construccién de un muro de piedra de granito de tres metros de ancho que la rodeara. Por muchos afios (1850-1889), se mantuvo cha plaza; al antiguo encierro se le llamé ‘La Pesa Vieja’, nombre dado por el pueblo en aten- cién a que alli se pesaba el ganado (Mata, 1970: 149-150). Condiciones generales El sitio se ubica en el sector sureste del cua- drante urbano de la ciudad de Cartago, en un lugar de nacimiento de ojos de agua y manantiales, los cuales atraviesan la propiedad. Las coordenadas geogréficas se fijaron de la manera siguiente: 83° 55'02” W / 9° 51'38" N (Hoja Istard, 1981). Los limites preliminares se establecen asi: Al Norte la Avenida 5, tramo conocido antiguamente como “Calle Matamoros”; al Este el Barrio de San Agustin; al Sur el canal de drenaje de aguas negras; al Oeste la Calle 12, la interseccién con las Aveni- das 5, 7, 9. El érea aproximada es de unas 4 a 5 hectéreas, establecida en base a un reconocimiento superficial y a.una recoleccién de materiales en zanjas abiertas para introducir tubos o remociones de tierra La dimensién aproximada del cementerio inves- tigado es de unos 3.000 m2. De éstos, la excava- cién cubrié 135 m2 efectuados sin muestreo pre. vio, en la periferia y en parte de lo que habia sido alterado por el huaqueo, durante las dos tempora- das de campo (21 noviembre - 22 diciembre de 1984 y del 7 marzo - 4 abril de 1985). Trabajos arqueolégicos anteriores por este sec tor de la ciudad habfan sido realizados por Carlos Aguilar a principios de la década de 1970. E1 hizo calas estratigréficas en dos sitios que denominé Guarco Viejo U.C.R. 135 y El Berral U.C.R. 136, ambos de la fase Pavas (300 AC-300 DC). Michael J. Snarskis y Oscar Guevara El rescate Arqueolégico En diciembre de 1983, Guevara observé en el declive de una zona elevada la presencia de abun: dantes tiestos en la superficie. Concentraciones de tiestos diagnésticos se notaron en la periferia de un poco de agua excavado junto a una enorme piedra, del cual se abastecfan los horticultores para irrigar las eras de lechuga, rdbano, repollo y culantro. EI 25 de octubre de 1984 se apersoné al lugar, atraido por los comentarios de la gente, en el senti- do de que en La Pesa Vieja se estaba produciendo tun saqueo arqueolégico de grandes proporciones y del cual se estaban Ilevando “dientes, huesos y ollas de los indios”. Luego de que Snarskis vié el sitio y los materiales en superficie, propusimos la hipotesis de que se trataba de un cementerio de la Fase Curridabat. Después de una recoleccién no sistemdtica de restos arqueolégicos en la zona huaqueada, se iden- tificaron dos componentes cerdmicos: Pavas (300 AC 300 DC) y Curridabat (300-850 DC) (Aguilar, 1974, 1975, 1976), de ahi que se trazaron los si- guientes objetivos: 1) Conocer la naturaleza del depésito arqueolégico 2) Observar la estratigraffa natural y cultural del sitio 3) Definir el tipo de rasgos arqueolégicos en el sec: tor inmediatamente aledafio a lo perturbado, Este sector presenté casi exclusivamente tiestos Pertenecientes al complejo cerdmico Curridabat temprano. Antecedentes Durante las excavaciones exploratorias en La Pesa Vieja, tenfamos en cuenta que s6lo una inves- tigacién anterior habfa enfocado rasgos funerarios de la Fase Curridabat en esta zona. Alli, en Tatis- ct, Carlos Aguilar (1981) descubrié lo que consi- deré un entierro multiple en forma de “paila’”. En- tre las ofrendas se contaron “floreros”, es decir, vasijas periformes con cuellos alargados y soportes tripodes largos. Un grupo de estos cerémios, que- brados intencionalmente, fue encontrado en “...un pequefto cuadro hecho con piedras de rio...” Co- mo parte de la misma ofrenda, Aguilar hallé un colgante antropomorfo metélico sin cabeza, Este importante objeto de cobre o tumbaga (una alea- cién de oro y cobre) parece ser del estilo denomi- nado “Coclé" (Lothrop, 1937:205), y se puede ubicar alrededor de 500 DC en Panamé central La Pess Vieja: excavacién de rescate 33 Fotografia 1 Muro histérico del anti ‘quo matadero de Carta- 90, denominado por el pueblo como “LA PE- SA VIEJA". de una de ‘nuestras trincheras con tumbas (al fondo se aprecian los edificios del Instituto Tecnolé- ico de Costa Rica). ‘Michel J. Snarskis y Oscar Guevara MAPA DE SITIOS ARQUEOLOGICOS DE LA FASE CURRIDABAT EN CARTAGO z CARTAGO 48 08 R. Toyogres R. Chinchi R. Tatisoa erquero R. Toyogres Escala 1:50,000 1000 _500 O 1000 Metros ee LAPESA VIEJA @ TATISCU La Pesa Vieja: excavacién de rescate.. En 1984, se supo relativamente poco de las cos- tumbres mortuorias en ese critico lapso de transi- cién cultural en el Valle Central de Costa Rica. Por eso, se obtuvo de la Asociacion Arqueolégica de Costa Rica més de € 40.000 (cuarenta mil colones) para poder investigar La Pesa Vieja, Las excavaciones Con el objetivo de descubrir la méxima canti- dad de rasgos subterréneos y conocer la extensién aproximada del cementerio, los autores, después de comentar la posible estrategia con Ia Prof. Ana Cecilia Arias de la Seccién de Arqueologia de la Universidad de Costa Rica, optamos por excaver unas trincheras de 2 x 10 mts. En la primera etapa; estas trincheras se orientaron a partir de un punto Alfa de referencia, con los ejes largos de norte a sur y una distancia de 20 mts. entre las dos. (Véa- se fotografia 2). Después de unos 20 cm, de suelo himico, topa- ‘mos con una capa de barro amarillo mezclado con Piedras, de 50-70 cm. de espesor. Esta luego se identified como un /ahar o derrumbe natural, bas tante comuin en lugares cercanos a voleanes, como es el caso de la ciudad de Cartago y del Volcén lrazG, Resulta que esta capa separé lo histérico (arriba) de lo prehistérico (abajo) en el sitio. Inmediatamente debajo del /ahar aparecieron las primeras piedras correspondientes a los rasgos de un cementerio, de acuerdo con nuestra hipéte- sis de trabajo, A primera vista, las formaciones de piedra des- cubiertas eran sin orden. Sin embargo, una inspec- cién mas cuidadosa por Snarskis revelé ciertos pa- trones repetidos. Las tumbas 0 fosas se demarca- ron (a veces en forma clara, a veces no) por rectén- gulos burdos de piedras, tipicamente cantos roda- dos y/o lajas paradas. Estos recténgulos tenfan bé- sicamente las proporciones del cuerpo humano y se distribuyeron en serie, a veces compartiendo pi redes. Todos presentaron una orientacin aproxi madamente este-oeste. Se postuld que, cuando las piedras paradas pre- sentaron una inclinacién del vertical, esa inclina- cién indicaria el centro de la fosa, sencillamente porque la tierra habia estado mas suelta donde se cav6 el entierro, Esto result6 cierto en la gran-ma- yor ia de rasgos observados. Aparentemente, los entierros eran primarios, es decir, los cuerpos se enterraron cuando todavia te- nian carne en los huesos, en vez de ser cremados 0 secados. Llegamos a esta conclusién porque los huesos observados conservaron una posicién anaté- mica. Casi todos los entierros vistos eran adultos, aun- que se reconocié por lo menos un sub-adulto. A veces encontramos més de un esqueleto en la mis- ma tumba, tipicamente a diferentes profundida- des. La variable preservacién de huesos confundi6, el cuadro un poco; posiblemente hubo algunos en- tierros secundarios junto con el primario, tal como se ve en muchas tumbas de cajén de la posterior Fase Cartago (800-1500 DC) (Vasquez, 1981) Aunque se pudo remover algunos huesos para anélisis morfoldgicos més detallados y de los iséto- pos del carbono, esto fue imposible en la mayorfa de los entierros. A la vez que el alto nivel frestico dificult6 los procedimientos de excavacién (los en- tierros frecuentemente quedaron en el agua al abrir las fosas), no hay duda que contribuyé en la pre- servacién de los huesos al mantenerlos siempre en un medio humedo (anaerbico). En la primera eta- a de excavacién, los huesos t/picamente tenfan la textura de palmito cocido. Se observé un patrén definido en el procedi- miento mortuorio en La Pesa Vieja, que se puede resumir asi: 1) Uno 0 més cuerpos se depositaron en una orien- tacién este-oeste en pequefias fosas excavadas hasta c. 1.5 mts, de profundidad. 2) Varias ollas de cerémica usadas (con un didme- tro de 10 a 20 cm. y decoradas con aplicados e incisos) fueron colocadas, sin quebrar, cerca del cuerpo; probablemente contenian algunos ali- mentos y otras, substancias perecederas. A ve- ces fueron dejados otros objetos especiales co- mo metales y jades. Es casi seguro que otros materiales orgénicos (madera, tela, cuero, ceste- ria, etc.) también se colocaron, pero ya han desaparecido. En dos casos, encontramos resi- duos de maiz carbonizado: una vez estaba deba- jo de un metate, mientras la otra muestra se hhallé debajo de una de las varias lajitas puestas en posicién horizontal en algunas fosas; éstas Liltimas posiblemente fueron puestas en asocia- ci6n con otras ofrendas orgénicas, sea como ba- ses 0 tapas. 36 ‘Michael J. Snarskis y Oscar Guevare Fotografia 3. El alto nivel freético fue uno do los problemas més diffciles que ‘tuvimos que enfrentar. Debajo del metate yacia un cuerpo y un ccarbonizado se preservé adheride a los soportes y or del mismo. Fotogratia 4, ivo afecté seriamente nuestra labor, al no con- fn ol sitio. Nétese la perturbacion de las, que cubrié el cementerio, y que sepa: La Peso Vieja 3) Las fosas se rellenaron con tierra hasta una altu- ra de 50 2 100 cm. sobre los cuerpos, fueron puestas piedras de canto para delimitar aproxi- madamente la fosa. Muy posiblemente, estas piedras estaban a flor de tierra en aquel enton- cos, para facilitar el uso repetido de ta tumba por grupos familiares 0 clénicos. También os factible que las tumbas presentaran marcadores © estructuras de madera, hoy dfa desaparecidos. 4) Cantidades de vasijas cerémicas quebradas (y a veces otros artefactos) fueron echadas sobre al- gunas tumbas, pero no todas. Estos depésitos de vasijas rotas se componen tipicamente de “floreros”, vasijas cerémicas con soportes huecos de hasta 40 cm. de largo, aparen- temente alfarerfa de uso ceremonial, tal vez en las fiestas funerarias (sobre las cuales tenemos datos etnohistéricos) (Bozzoli, 1975). Aunque este pa- trén se habfa conocido en Tatised y en un cemen- terio coeténeo del sitio La Montafia cerca de Tu- rrialba (y también por Payson Sheets en un cemen- terio de Ja misma edad cerca del Lago Arenal en 1985 —camunicacidn personal, (as cantidades de cerémica quebrada sobre algunas tumbas de La Pe sa Vieja eran impresionantes. (Véase fotografia 5). Sobre una tumba encontramos aproximada- mente 10 m2 de tiestos, con una profundidad de 50 cm., que llenaron cinco sacos. A veces habia fragmentos de metates y hachas pulidas entre los tiestos. EI sentido de este comportamiento todavia no estd claro, Tal vez los objetos pertenecian al difunto, 0 fueron rotos simbélicamente en Ia oca- sin de su deceso. De unas 25 tumbas excavadas en las dos tempo- radas de trabajo, cinco muestran claras diferencias en cuanto a la estructura de piedras y las ofrendas se refiere. Postulamos que las variaciones observa- das en la cantidad y calidad de ofrendas reflejan diferencias en el status socio-politico de los difun- tos, sea por edad, sexo u oficio durante la vida. Los artefactos designados “especiales” incluyen vasijas cerémicas de mayor tamafio o técnica de acabado, metates y un pequefio colgante de piedra verde parecida al jade. Recordando el hallazgo del colgante metélico por Aguilar, vale destacar que, en el lapso cronolégico bajo estudio, coexistieron lapidaria en jade y la metalurgia, algo visto en muy pocos sitios (ver Snarskis 1985). Lo mismo ayuda en ubicarlos tentativamente entre 400 y 500 DC, sin respaldo todavia del fechado radiométrico. (Véase fotografia 8). 37 Como muchos restos carbonizados de cultivos (maiz, frijoles, palma, zapote y otros) han sido excavados en sitios aun més tempranos que La Pe- sa Vieja (Snarskis 1985), suponemos que la pobla- cién que creé el cementerio también era sedentaria y agricola. Las diferencias en contenido y cons- truccién de las tumbas implican que todas las per- sonas no realizaban los mismos oficios; es decir, se puede inferir una sociedad de rango y posiblemen- te especializacién de ciertas artesanias (lapideria, escultura en piedra). Para confirmar esta hipdtesis, habré que descubrir y excavar sitios de vivienda de la fase Curridabat y encontrar las evidencias de zonas de trabajo especializado, con los restos arte factuales diagnésticos; esto indicarfa la distribu- cién inigualitaria de bienes y tareas que, junto con los datos mortuorios, sugerirfa una organizacién socio-politica de rangos. Con eso no queremos de- cir que La Pesa Vieja era un sitio de alto rango, sino que algunos de sus"’habitantes"’gozaron duran- te su vida de un status més favorable, sin especifi- car exactamente la naturaleza de éste. Mientras la mayoria de las tumbas excavadas parecen ser “proto-tipos” de las tumbas de cajén clésicas de épocas posteriores, notamos un ejempro al final de la segunda temporada que presenté lajas delgadas paradas como paredes y tres lajas finas ‘como tapa, un patrén casi idéntico a algunas tum- bas de cajén en la Fase Cartago como unas pocas excavadas por Vézquez (1981); las ofrendas en la ‘tumba de La Pesa Vieja correspondian al Complejo Curridabat. Lamentablemente, nunca se observ sur tamaito completo por la Jegada de Semana Santa y la destruccién del rasgo por huaqueros. Experiencias y reflexiones sobre la Arqueologia de Rescate en Costa Rica En Costa Rica las fuentes histéricas nos hacen referencia de la destruccién de los sitios precolom- binos desde la conquista y colonizacién espafiola (Meléndez, 1976), consecuencia de la mentalidad del ibérico que lleg6 a nuestras tierras. Desde el perfodo republicano y hasta I actuali- dad, son més frecuentes las informaciones de esta actividad destructora de los bienes culturales mate- riales, de nuestras sociedades ind/genas del pre- contacto. Durante los diltimos afios, incentivado por el comercio ilicito, el afén de coleccionismo y de lucro de unos pocos, el huaquerismo se ha gene- ralizado a lo largo y ancho del pais, como conse- Micheol J. Snarskis y Oscar Guevara Fotografia 5. ‘tefactos cerimicos y liticos varié segin el prestigio o posicién {del individuo dentro de la estructura social. La cerémica rota depositada encima de algunas tumbas consisti6 nte de tripodes largos y grandes. Mas de 10 m2 de ofren- ias fueron hallados sobre estas sepulturas. La Pesa Vieja: excavacién de rescate ... Fotografia 7. EI equipo de trabajadores limpiando los rasgos funerarios que co- menzaban a aparecer en la segunda temporada de campo. Observese la profundidad a que se localizaron y la poca definicién inicial de estos. Fotografia 8. Detalle de un entierro primario de un adulto, nétese la norma social ddo dopositar un tiesto sobre las rodillas del difunto. Un colgante de pi icado por la cuchilla y un artefac- to cerdmico invertido yace junto a los pies. cuencia de nuestras débiles legislaciones y de las sanciones poco efectivas promulgadas contra aquellos que infringen las leyes y niegan la posibili- dad de conocer @ la sociedad costarricense actual, su pasado social e histérico. Esta situacién desesti- mula todo esfuerzo emprendido por los arquedlo- gos en su praxis profesional, pues nos sentimos totalmente desprotegidos en los casos de saqueo arqueolégico. ‘Son innumerables los contextos arqueolégicos que han desaparecido al paso galopante de! hua- querismo. La actividad cientifica que ha tratado de enfrentarlo ha sido la Arqueologia de Rescate, em- prendida por los arquedlogos del Museo Nacional y de la Universidad de Costa Rica ltimamente, que bajo condiciones muy limitadas de trabajo, tanto econémicas como de legislacién, han tenido una ardua tarea, no sélo de documentar los restos del pasado en sus contextos originales, sino también de lidiar con la depredacién intensiva y extensiva de los sitios arqueolégicos. Son asi testimonios los casos de sitios investiga- dos en Cartago entre 1980-1985 por los arqued- logos, donde se han sefialado las limitaciones de sus actividades, principalmente en la proteccién de los recursos culturales arqueolégicos: 27 H.M. El Molino, C. 35 A.C. Agua Caliente y el caso del U.C.R. 383 La Pesa Vieja, sobre el cual pasamos a detallar los aspectos més importantes en cuanto a la destruccién y saqueo del contexto arqueolégico, asi como nuestra situacién ante la Ley 6703. El saqueo en La Pesa Durante la investigaci6n, en otros sectores cer- canos al cementerio, la destruccién por huaqueo intensivo y por remocién de tierras por parte de méquinas continué aceleradamente; varias perso- nas del vecindario y algunos obreros iban detrés de los tractores recogiendo los artefactos que apare- cian. En otras ocasiones se procedfa a saquear in- tencionalmente, metiendo las palas de los tracto- res. En el transcurso de las excavaciones, no se pudo contar con vigilancia en el sitio, debido, segiin se nos manifesté, a “dificultades en la coordinacién entre la Guardia Civil y la Guardia Rural” y por- que se trataba de “un trabajo especial”, as/ como falta de personal. Esto sucedié a pesar de que los policfas de Cartago recibieron un curso del Minis- terio de Cultura, Juventud y Deportes sobre como, proteger el patrimonio arqueolégico. Michael J. Snarskis y Oscar Guevara A partir de enero de 1985, la zona donde se ubicaban las trincheras comenz6 a ser saqueada de ‘nuevo, hasta aterrarlas completamente, lo cual difi- culté el trabajo, pues se pretendfa continuar la am- pliacién para definir la continuidad de los rasgos funerarios. Ante este contratiempo, Guevara plan- te6 una demande formal de delito arqueolégico a la Delegacién de la Guardia de Asistencia Rural de Cartago, amparado en los articulos 11 y 21 de la Ley 6703 del 19 de enero de 1982. Después, se brindé colaboracién, se visité el sitio y se verificé la amplia destruccién Wlevada a cabo por los vén- dalos, como resultado, se efectuaron unas cuan- tas rondas por espacio de unos quince dias y nada més. Los problemas mas sobresalientes que se presen- taron en esta experiencia de Rescate Arqueolégico en Cartago, fueron: 1) A pesar de solicitarle con antelacién, por escrito y personalmente, vigilancia policial a las autori- dades durante los dos meses de excavacién, nunca se cont6 con dicha colaboracién, a ex: cepcién de cuando Guevara Ilevé a la Guardia Rural a verificar la destruccién del cementerio. 2 Se tuvo que trabajar muy rapido, lo que implico una excavacién parcial del cementerio, con la pérdida de informacién espacial debido al poco tiempo destinado para el estudio. La amplia destruccién del contexto funerario (350 m2), y la dificultad de contratar trabajadores de campo, redujeron en parte las posibilidades de una mayor recuperacién de muestras organicas y microliticas. 3 La escasa informacién que la poblacién tiene en cuanto a legislacién sobre el Patrimonio Cultu- ral_y especificamente sobre el Patrimonio Ar- queolégico, asf como la aplicacién oportuna y efectiva de ésta por parte de las autoridades ci- viles, conduce a que en muy pocas ocasiones un sitio arqueol6gico se salve de ser perturbado por huaqueros y vandalos comunes. Es necesario poder sentar un precedente en cuanto a sanciones impuestas por las autorida: des; de otra manera la gente no respeta, no le importa nuestro trabajo y todo esfuerzo realiza- do se observa con indiferencia. 4) La concientizacién de los ciudadanos acerca de la importancia y trascendencia de conocer nues- tras raices del pasado, el modo de vida y con- La Pesa Vioja: excavacién de rescate ducta social de las poblaciones precolombinas, base de nuestra nacionalidad e identidad, ha quedado bajo la responsabilidad de muy pocos; deberfa ser al contrario. 5) Es indispensable enfrentar con responsabilidad y eficacia la puesta en practica de los instru: mentos jurfdicos y administrativos que prote- gen el patrimonio arqueolégico nacional por parte de la Comisién Arqueolégica Nacional y de las entidades publicas relacionadas con éste. 6) No existe vinculacién con el pasado, o se le concibe como algo aparte y distinto de la reali- dad nacional actual. La incompleta educacién, los problemas econémicos, la deficiente comu- nicacién y proyeccién de las entidades encarga- das de velar por la cultura del pafs, principal- mento en aspectos arqueolégicos, son algunos de los indicadores que percibimos como los més agudos para la difusién y conservacién del patri- monio. Ante esta situacién, consideramos que para el futuro se debe legislar planteando una politica conereta, que verdaderamente ampare tanto los recursos culturales arqueolégicos, como también le provea al arquedlogo determinados instrumentos jurfdicos, con los cuales pueda desenvolverse con eficacia en la busqueda, conservacion y divulgacién del pasado social histérico. RECONOCIMIENTOS: Queremos dar las gracias a la Asociacién Arqueologica de Costa Rica, por el aporte econémico @ esta investiga: ibn. A la Seccion de Arqueotogia de 1a Universidad de Coste Rica, en las personas de la Lic. Ana C. Arias y el Lie. Carlos Aguilar Piedra, por el apoyo logistico y trami- taci6n de permisos ante las diferentes autoridades. Al Lic. Enrique Hernéndez, Director del Departamento de Cultura ¥y Deportes del Instituto Tecnologico de Costa Rica, por fu colaboracién, la cual facilit6 el uso gratuito del come- dor estudiantil de esta institucién, cuyos gastos corrieron ‘2 cargo de su departamento, a finales dela primera tempo- ‘ada de trabajo de campo. ‘A la Comision Arqueatégica Nacional, por facilifarnos los permisos de excavacién, asi mismo brindarnos su apo- Yo para solventar los problemas de huaquerismo y aplica- cién de la legislacion sobre el Patrimonio Nacional Ar- 4a Bibliografi Aguilar Piedra, Carlos H. 1974. “‘Asentamientos Indfgenas en el Area Central de Costa Rica”. América Indigena. 34 (2): 311-317. 1975. “El Molino: Un Sitio de la Fase Pavas en Cartago"’. Vinculos 1 (1): 18-56. 1976, “Relaciones de las Culturas Precolombinas en el Intermontano Central de Costa Rica”. Vinculos 2 (1): 75-86. 1981. “Presencia Temprana del Cobre en el Intermontano Central de Costa Ri- ca”. Tiempo Actual. Afio VI (22): 115-119, Bozzoli, Maria E. 1975. Birth and Death in the Belief System of the Bribri Indians of Costa Rica. Tesis Doctoral, Univ. of Georgia, Athens, Georgia. Guerrero M. J. V. 1980. “Problemética de la In- vestigacién en la Arqueologia de Rescate”. Me- moria del Congreso sobre el Mundo Centroame- ricano de su tiempo: IV Centenario de Gonzalo Ferndndez de Oviedo: 129-132. Editorial Tex- to, San José, Costa Rica. Guevara Salazar 0.A.1984.”” Informe Arqueclogico Preliminar de Sitio La Pesa Vieja. U.C.R. 383” Manuscrito, Laboratorio de Arqueologia, Uni versidad de Costa Rica. presente un especial reconoci- miento y agradecimiento al Sr. Gilberto Fonseca Céspedes or su trabajo y esfuerzo permanente en la consecucién {de 1a mejor informacion posible del sitio, ‘Al Ing, Genner Alfaro, Director del Proyecto Istard y al INVU por prestarnos algunas personas y maquinaria para limpiar parte del area de Investigacion en la segunda temporada de campo. Por dltimo, queremos dejar manifiesto nuestro sincero reconocimiento a todos aquellos trabajadores ocasionales, que cumplieron una destacada labor, sin cuyo concurso y ‘empefio no habria sido posible haber logrado las dimen- siones alcanzadas por las excavaciones, como la limpieza y registro detallado de los rasgos. ‘A todas las personas que directa o indirectamente die ron su aporte @ la consecucién de esta Investigacion, que por motivos de espacio no podemos citarlos a todos, vaya ‘uestro reconocimiento y gratitud. 42 Ley No. 6703 La Gaceta. Diario Oficial. 19 ene- ro. 1982. Lothrop, S.K. 1937, An Archaeological Study of Central Panamé, Part 1. Memoirs of the Pea- body Museum of Archaeology and Ethnology, vol. VII. Harvard University, Cambridge, Mass. Mata Gamboa, J. 1930. Monografia de Cartago. Imprenta El Heraldo, PP Capuchinos; Cartago, Costa Rica. Historias de Cartago, 1970. Imprenta Moderna, San José, Costa Rica. Meléndez Chaverri, C. 1976. Viajeros por Guana- caste. Prélogo, comentario y seleccién. Minis- Michael J. Snarskis y Oscar Guevara terio de Cultura, Juventud y Deportes. San Jo- sé, Costa Rica. Skirboll, E. 1984. “Pottery from Curridabat and Concepcién in the Central Highlands of Costa Rica’. Annals of Carnegie Museum. Vol.53. Pittsburgh, Pennsylvani Snarskis, M.J. 1985. “Symbolism of Gold in Costa Rica and its Archaeological Perspective”. En The Art of Precolumbian Gold: The Jan Mit- chell Collection, Julie Jones, ed., pp. 22-23, Weidenfeld y Nicolson, Londres, Inglaterra. Vazquez, R. 1981. 27— H M: Un Sitio en Cartago con Tumbas de Cajén, Tesis de Licenciatura, Dept. de Antropologia, UCR, San Pedro, Mon- tes de Oca.

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