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Pablo de Tarso nació en el seno de una familia de artesanos, quienes eran judíos fariseos de la
cultura helenística y que además poseían el estatuto jurídico que los convertía en ciudadanos
romanos. Recibió estudios hebreos en su pueblo natal y luego sus padres lo enviaron a
Jerusalén para que siguiera estudiando en la escuela con los mejores doctores de la Ley,
principalmente con el famoso rabino Gamaliel. De esta forma logró adquirir una sólida
formación teológica, filosófica, jurídica, mercantil y lingüística pues hablaba griego, latín,
hebreo y arameo.
Y así fue como San Pablo, se convirtió en uno de los principales difusores del mensaje que
había dejado Jesús, arriesgando su vida, sufriendo persecuciones, encarcelamientos y,
finalmente, perdiendo la vida al ser decapitado en Roma entre los años 58 y 67, durante el
gobierno de Nerón.
Conversión
En el año 36, Pablo de Tarso fue enviado a buscar y detener a los partidarios de Jesús en
Damasco. De camino a la ciudad, fue testigo del poder divino deslumbrado por una misteriosa
luz, fue arrojado a tierra y perdió la visión por un tiempo. Este hecho cambió su vida, y decidió
convertirse en cristiano. Fue bautizado y adoptó así el nombre de Pablo. Ya que, según el
relato del mismo libro de Hechos, capítulo nueve: “Le rodeó un resplandor de luz desde el
cielo. El cayó en tierra y oyó una voz que le decía —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y él
dijo: —¿Quién eres, Señor? Y él Respondió: —Yo soy Jesús, a quien Tú persigues. Pero
Levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer…”
Primer viaje
San Pablo y Bernabé iniciaron su primer viaje en Antioquia, Turquía y de ahí viajaron a Chipre.
En la isla desembarcan en Salamina, donde en una Sinagoga local y parten a Páfos. Aquí San
Pablo se enfrentará al “mago” Elimas, quien quiere impedir que Pablo convierta un cónsul al
cristianismo. Luego viaja a Antioquia. Embarcan hacia Galicia, hogar de los Gálatas donde
predican provocando la ira de las comunidades judía. De Antioquia viajan a Iconia donde San
Pablo hace curaciones. Luego van a Derbe de donde regresan al punto de partida.
Segundo viaje
Visitó las iglesias fundadas y quiere seguir predicando por Asia Menor pero un mensaje del
cielo se lo impide y lo envía a Europa. Ahí encuentra al evangelista San Lucas y Timoteo, que
será su más fiel secretario y servidor. La primera ciudad que visitó en Macedonia fue Filipos.
Tuvo cariño por los filipenses y les dirigió una de sus más cariñosas cartas, la Epístola a los
Filipenses. Luego fue a Atenas y partió a Corinto de donde saldrían las cartas a los corintios.
Tercer viaje
Pablo de Tarso viajó a Éfeso donde logró que muchas personas entendieran que la diosa Diana
era un simple ídolo. Los que fabricaban estatuillas de Diana promovieron una persecución
contra él. Viajó a Jerusalén donde les dijo a sus discípulos que el Espíritu Santo le había dicho
que en Jerusalén iban a pasar cosas graves, y que por eso no lo volverían a ver.
Viaje de la cautividad
Muerte
Pablo de Tarso fue condenado a muerte. Debió haber sido quemado por su condición de
“mago” pero su condición de civis romanus, el ser miembro de una familia que sirvió a Roma y
sus orígenes le ayudaron por lo que únicamente fue decapitado. Fue sacado de prisión hasta
llegar a Aquas Salvias, lugar donde le cortaron la cabeza, ésta, al caer, rebotó tres veces, y en
cada una de ellas se produjo un milagro. Algunos dicen que en cada uno de los lugares en
donde la cabeza tocó el suelo brotaron tres fuentes nuevas, otros afirman que del cuello, brotó
leche en lugar de sangre.
El objetivo de las cartas era dar instrucciones a los cristianos sobre cómo comportarse y
responder a sus inquietudes. Fueron 13 cartas o epístolas de las cuales cuatro son personales a
Filemón, a Tito, Primera y Segunda a Timoteo, y el resto son colectivas, que son la Primera y
Segunda a los Tesalonicenses, a los Gálatas, Primera y Segunda a los Corintios, a los Romanos,
a los Filipenses, a los Colosenses y a los Efesios.
Personalidad