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ISSN: 0121-1617
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Universidad de Los Andes
Colombia
Arias, Ricardo
Los sucesos del 9 de abril de 1948 como legitimadores de la violencia oficial
Historia Crítica, núm. 17, julio-diciembre, 1998, pp. 39-46
Universidad de Los Andes
Bogotá, Colombia
Y esta percepción del enemigo -y de los hechos- fue compartida por las
élites en general, sin distingos políticos. Es cierto que liberales y
conservadores se acusaron mutuamente de asesinar a Gaitán. Pero tan
pronto entendieron que lo que estaba en juego era el bipartidismo y su
permanencia en el poder, los dirigentes de los dos partidos hicieron hasta
lo imposible para deslegitimar la revuelta del 9 de abril. Los directorios
de los dos partidos, luego de una reunión con el presidente Ospina,
dieron a conocer el siguiente comunicado: "El grave clima de
exacerbación política creado por el excecrable (sic) asesinato del señor
Jorge Eliécer Gaitán constituye un serio peligro para la paz pública y
amenaza con torcer el rumbo histórico de la Nación. Los directorios de
los dos partidos se hallan de acuerdo en la necesidad de restablecer la
calma y la normalidad, no sólo para salvar al país de esos gravísimos
peligros, sino también para poder encauzar el esfuerzo unido de todos los
colombianos hacia la reconstrucción moral y material del país, tan
seriamente quebrantada por designios extraños que sorprendieron a los
dos partidos históricos en sus métodos de lucha cívica"12. Como se puede
apreciar de manera muy clara, los diri-
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El 9 de abril fue eso para las élites, una oportunidad más para
deslegitimar al "exterior de lo social": el populacho, los revoltososos,
los salvajes. Y como lo dijimos desde un comienzo, la historia, en ese
sentido, no ha cambiado mucho cincuenta años después, pues hoy en
día los campesinos movilizados, los trabajadores en huelga, los
defensores de los derechos humanos, y tantos otros sectores e indi-
viduos, siguen siendo vistos por el Estado y por una parte de la
sociedad como elementos manipulados por las guerrillas comunistas
y, por eso mismo, altamente peligrosos para el país. En el fondo, el
"otro", cualquiera sea su rostro, no tiene cabida en una sociedad que
ha erigido a la intolerancia y a la exclusión en pilares básicos de su
funcionamiento. Es por ello que la asombrosa debilidad de los
movimientos de oposición, que ha caracterizado a Colombia a lo largo
de toda su historia, no puede ser desligada de esa visión que, desde las
altas esferas, se ha tenido -y se ha difundido exitosamente- del "otro",
visión que legitima la represión sistemática con que éste ha sido
combatido. No olvidemos que la estabilidad de nuestra "democracia"
ha reposado en regímenes de excepción. Dentro de ese contexto, las
recientes advertencias dirigidas por la Comunidad Europea al
gobierno colombiano por su tendencia a criminalizar las protestas
sociales resultan sin duda refrescantes, pero, al mismo tiempo, no deja
de ser profundamente vergonzoso y humillante que la atención de un
país en torno al respeto de los derechos humanos esté determinada
por las presiones económicas de la comunidad internacional.
notas
1
El libro clásico de Arturo Alape -El bogotano. Memorias del olvido: 9 de abril de
1948, Bogotá, Ed. Planeta, 1987-, así como algunos de los trabajos realizados por
Alfredo Molano -en particular Los años del tropel, Bogotá, Cerec-Cinep-
Estudios rurales latinoamericanso, 1985-, permiten apreciar lo que
representaba Gaitán para amplios sectores de la sociedad.
2
Nos referimos especialmente a los trabajos de Daniel Pécaut, en particular
Orden y violencia, vol. II, Bogotá, S. XXI, 1987, pp. 364-485, y "De las violencias
a la violencia", en Pasado y presente de la violencia en Colombia, Bogotá, Cerec,
1986, pp. 188-190.
3
OQUIST, Paul, Violencia, política y conflicto en Colombia, Bogotá, Instituto
de Estudios Colombianos, 1978, p. 59.
4 Revista javeriana, número 144, mayo 1948, pp. 185-186.
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5
El Siglo, 31 de diciembre de 1950.
6
El Tiempo, 7 de octubre de 1982.
7
El Siglo, 27 de marzo de 1953.
8
Revista Javeriana, numero 144, mayo 1948, p. 194.
9
Ibid., pp. 193-194.
10
Ibid., numero 145, jumo 1948, p. 229.
11
Si bien es cierto que los manifestantes atacaron y saquearon muchos locales
comerciales y hon lujo, lo que puede ser considerado como una manifestación
del odio de clases, no hay que olvilar sin embargo que la oligarquía liberal no
fue víctima de la acción de los "revolucionarios".
12
Revista Javeriana, número 144, mayo 1948, p. 187.
13
ARIAS, Ricardo, 9de abril'de 1948, Bogota, Panamericana Editorial, 1998, pp.
39-40.
14
SANCHEZ, Gonzalo, Los dias de la revolución. Gaitanismo y 9 de abril en
provincia, Bogota, Centro Cultural Jorge Eliécer Gaitán, 1983, p. 152.