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REPÙBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÒN SUPERIOR


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LAS ARTES
CATEDRA: BIOÉTICA Y MODELOS DE DESARROLLO
PROFESOR: HORACIO MENDEZ

ENSAYO: El ILUMINISMO Y EL MANATIAL MARXISTA

Integrante:

Guilarte Ubernys C.I. No. 11.409.623

CARACAS, 25 DE FEBRERO DE 2013


El Iluminismo es un Movimiento filosófico del siglo XVIII, que se dio especialmente
en Francia, que afirmaba el poder ilimitado de la Razón para gobernar el mundo de los
hombres y dirigir sus vidas, renegando del pensamiento histórico. Fue antecedente inmediato
de la Revolución francesa. En esta época tomo consistencia un importante movimiento
intelectual europeo: la ilustración o el iluminismo. Sus representantes aspiraban a imponer la
“luz” de la razón frente a la “oscuridad” del pensamiento dominado por la superstición. Surgió
una nueva mentalidad que cuestionaba las “verdades absolutas” que habían dominado durante
mucho tiempo el pensamiento europeo. Las ideas de la ilustración francesa se centraban a mi
manera de ver las cosas, en seis puntos:
Rebelión contra las autoridades
Racionalismo
La idea de “ilustrar”
Vuelta a la naturaleza
Cristianismo humanizado
Derechos humanos

La rebelión contra las autoridades se dirigía en parte contra el poder de la iglesia, del Rey y
la nobleza. En el siglo XVIII estas instituciones eran mucho más poderosas en Francia que en
Inglaterra, por ejemplo. Los franceses siempre han sido un poco más racionalistas que los
ingleses. Esa diferencia tiene sus raíces en la Edad Media. Cuando los británicos hablan del
“sentido común”, los franceses suelen hablar de la “evidencia”. La expresión inglesa tiene que
ver con la “experiencia común”, y la francesa con “lo evidente”, es decir con la razón.

Racionalismo. Al igual que los humanistas de la Antigüedad, como Sócrates y los estoicos, la
mayor parte de los filósofos de la ilustración tenía una fe inquebrantable en la razón del
hombre. Esto fue tan destacable que muchos llaman a la época francesa de la ilustración
simplemente “Racionalismo”. Las nuevas ciencias naturales habían demostrado que la
naturaleza estaba organizada racionalmente. Los filósofos de la ilustración consideraron su
cometido construir una base también para moral, la religión y la ética, de acuerdo con la razón
inalterable de las personas.

La idea de “ilustrar”. Ahora hacía falta “enseñar” a las grandes capas del pueblo, porque ésta
era la condición previa para una sociedad mejor. Se pensaba que la miseria y la opresión se
debían a la ignorancia y a la superstición, por lo tanto había que tomarse muy en serio la
educación de los niños y del pueblo en general. No es una coincidencia que la pedagogía como
ciencia tenga sus orígenes en la Ilustración. En cuanto se difundieran la razón y los
conocimientos, la humanidad haría grandes progresos. Era sólo cuestión de tiempo, pensaron
los filósofos de la ilustración.

Una vuelta a la naturaleza, algunos filósofos se convirtieron en defensores de este punto.


Para los filósofos iluministas la “naturaleza” significaba casi lo mismo que la “razón”, porque
la razón humana proviene de la naturaleza, al contrario que la Iglesia y la civilización.

Cristianismo humanizado: de ahí que había que volver a la naturaleza, a nuestro estado
natural, incluso había que convertir la religión en algo natural, lo cual nos lleva a un concepto
humanizado del cristianismo.

Derechos Humanos: Los filósofos de la ilustración francesa no se conformaron con tener


puntos de vista teóricos, sino que lucharon activamente a favor de lo que llamaron “derechos
naturales”. En primer lugar se trataba de luchar contra la censura y, consecuentemente, a favor
de la libertad de imprenta. Había que garantizar el derecho del individuo a pensar libremente y
a expresar sus ideas. Se luchó en contra de la esclavitud de los negros y a favor de un trato
más humano a los delincuentes. El principio de “inviolabilidad del individuo” fue finalmente
incorporado a la “Declaración de los Derechos Humanos” que fue aprobada por la Asamblea
Nacional Francesa en 1789. Los derechos de la mujer. Una de las que más luchó a favor de los
derechos de las mujeres, durante la Revolución Francesa, fue Olympe de Gouges. En 1791
hizo pública una declaración sobre los derechos de la mujer, ya que la declaración de
“derechos de los ciudadanos” no contenía ningún artículo sobre los “derechos naturales” de las
mujeres, en donde exigía los mismos derechos de los hombres. Esto la llevó a ser ejecutada en
1793, prohibiéndose, además, toda actividad política de la mujer.

El iluminismo, en el sentido más amplio de pensamiento en continuo progreso, ha


perseguido siempre el objetivo de quitar el miedo a los hombres y de convertirlos en amos.
Pero la tierra enteramente iluminada resplandece bajo el signo de una triunfal desventura. El
programa del iluminismo consistía en liberar al mundo de la magia. Se proponía, mediante la
ciencia, disolver los mitos y oponerse la imaginación.

La época de desarrollo del iluminismo es la del Absolutismo, específicamente el


absolutismo del siglo XVIII, también denominado despotismo ilustrado, que gobernó en
Francia, Prusia, Inglaterra y España. Estos regímenes fueron el resultado de ciertos cambios en
la forma de gobernar como estrategia para continuar manteniendo la dominación de las
sociedades. Estos cambios supusieron que durante el siglo XVIII se comenzara a observar la
tendencia a:
1) Una mayor humanidad en el trato de los gobernados
2) El fomento de la educación popular
3) Igualación de los súbditos frente a la ley
4) Apertura hacia la libertad religiosa
5) Suavizar el derecho penal, limitando el uso de la tortura judicial.

Todos estos aspectos deben ser considerados como tendencias a la mejora, ya que en
todos los casos las medidas de gobierno y sus efectos sobre la población, continuaron siendo
extremadamente duras. El iluminismo fue un movimiento muy diverso del cual podemos
señalar como sus principales características las siguientes:
1. creencia en la razón y en la racionalidad humana
2. Utilización del principio de causalidad
4. Los principios y las leyes gobiernan la naturaleza, el hombre y la sociedad
5. Desafían la autoridad y rechazan la tradición
6. Desagrado por el nacionalismo y solidaridad con los intelectuales iluministas.

El iluminismo fue originalmente un movimiento francés y sus integrantes procedían


principalmente de la clase media. Su desarrollo coincide con el ascenso de la burguesía como
clase con poder económico y político.

Entre los principios que confirmaban el nuevo pensamiento del siglo XVIII se
destacaban:

El progreso: los autores del siglo 18 distinguían entre dos tipos de progreso: el material y el
moral. Defendían la idea de la existencia de un progreso científico material: la confianza en el
continuo avance de los conocimientos del ser humano para enfrentar los problemas que
planteaban la naturaleza o la sociedad. Por otro parte, afirmaban su confianza en el continuo
avance espiritual del hombre en la tierra y su capacidad para lograr la serenidad.

La razón: una actitud crítica hacia todo lo que se recibía del pasado. Criticaban a las
autoridades nacionales y los rígidos métodos de investigación. Los estudios científicos fueron
muy importantes en este siglo: se reemplazaron las explicaciones sobrenaturales por las
racionales. Este pensamiento racionalista, que surgió en el siglo XVII con René Descartes,
tuvo su exponente máximo en el siglo XVIII con el filósofo alemán Emanuel Kant, que
proponía al individuo: “atrévete a ser sabio”.

Por otro lado, la filosofía “positiva” de Comte, surge para repudiar la filosofía
“negativa”. Comte creía que la filosofía negativa del iluminismo no era útil. Finalmente, esta
lucha desembocó en la Revolución Francesa y la disolución del viejo orden.
Cuando la tarea principal era la consolidación del nuevo orden burgués-industrial y la creación
de una nueva sociedad verdaderamente orgánica e integrada, la filosofía negativa sólo
conducía a conflicto, división y desorden.

Los proletarios se movilizaban para luchar por la transformación de la sociedad


existente; en lugar de ubicarse en la nueva sociedad orgánica y ajustarse pacíficamente a ella.

La clase trabajadora debía adecuarse al período presente. El mejoramiento había de


producirse orgánicamente, a medida que la sociedad progresara de manera armoniosa de una
etapa a otra. La revolución era inconcebible. La mejor manera de asegurar el progreso no era
mediante la crítica, el conflicto de clases y la actividad revolucionaria, sino reconciliando las
tendencias y las clases antagónicas, educando a todas las clases de la sociedad, y en particular,
a las clases inferiores, para que ocuparan el lugar que les correspondía en la nueva sociedad
jerárquicamente organizada.

El proceso de alienación comienza cuando el hombre se separa de sus medios de


producción y subsistencia. Los hombres son alienados de su propiedad, y por lo tanto, para
evitar morirse de hambre y convertirse en vagabundos, se ven obligados a vender su fuerza de
trabajo a los empresarios capitalistas. Las dos partes, el capitalista y el trabajador entran en
una relación instrumental, que se basa en intereses antagónicos y condiciones de vida
diferentes.

El obrero comienza a consumir sus energías en la producción de objetos, su fuerza de


trabajo se reduce en mercancías sobre las que no obtiene ningún control, pone su vida en el
objeto; pero ahora su vida ya no le pertenece a él, sino al objeto. Sea cual fuere el producto de
su trabajo, él no lo es. La alienación del obrero con respecto a su producto no solo significa
que su trabajo se convierte en un objeto, una existencia externa, sino también que existe fuera
de él, independientemente, como algo ajeno a él y que se transforma en un poder autónomo
que lo enfrenta; significa que la vida que ha conferido al objeto se le opone como algo hostil y
ajeno.

Su trabajo es una actividad alienante no sólo porque pierde el producto en el que ha


cosificado una parte de sí mismo, sino también porque todo el proceso productivo es externo a
él y a sus necesidades humanas.

La importancia social de la revolución industrial puede medirse por la aparición de


nuevos sectores sociales. En el nivel de la burguesía surgió una nueva categoría de
empresarios, dueños de las maquinarias (los medios de producción) y las fábricas. En cuanto a
los asalariados, se formo una clase de obreros de fábrica, el proletariado, dueña únicamente de
su fuerza de trabajo.

El hombre pierde cada vez más el control del proceso de producción. Sólo con la
pérdida creciente de sus facultades humanas creadoras contribuye el obrero al incremento de
la organización productiva. Si bien nunca podrá abolirse completamente el trabajo, ya que es
el proceso por el cual los hombres producen y reproducen su vida misma, en cambio puede
eliminarse de la experiencia humana el trabajo alienado, la explotación y la opresión.

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