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DERECHO PROCESAL

ROMANO

Integrantes:
Fernanda Grisel Godínez Varela
Giselle Paloma Ruíz Fuentes
Alexis Guadalupe Saucedo Olivo
Cristyan Francisco Filoteo Palacios
Perla Briseidy García Delgado
Marla Ximena Vallejo Córdova
Kevin Meisel Torres Pargas
José Juan Quiroz Martínez
Paulina Emired Martínez Virgen
Aylin Monserrat Cardona Ramírez
David Daniel de la Colina Alcazar
David Eduardo Salazar Casas
DERECHO PROCESAL ROMANO

El derecho procesal es entendido como la solución de una controversia por un tercero (el juez) y, el
procedimiento como los pasos a dar para llegar a esa solución. Y la acción es la facultad que todos
tenemos de acudir al tribunal para reclamar o realizar nuestros derechos. Esta rama del derecho si
denominó en Roma “Derecho de las acciones”.
De manera que se puede definir como la acción en el sentido más amplio: Todo recurso a la autoridad
judicial para hacer consagrar un derecho desconocido, o, sencillamente, la persecución de un
derecho de justicia. La organización del procedimiento ha variado en Derecho Romano según sus
épocas, tres sistemas estuvieron sucesivamente en vigor: las acciones de ley, el procedimiento
formulario u ordinario y el procedimiento extraordinario.
DE LA ORGANIZACIÓN JUDICIAL:

 Magistrados:
Eran los encargados de la autoridad judicial. El poder de los magistrados judiciales estaba designado
bajo el nombre general de potestas o de imperium.
Los principales magistrados en Roma, en Italia y en las provincias durante los dos primeros
procedimientos fueron los pretores, que se encargaban de la administración de la justicia. Pero gracias
a la afluencia de extranjeros aparecieron los praetor peregrinus o pretor peregrino, encargado de la
jurisdicción entre peregrinos o entre peregrinos y ciudadanos romanos. Al lado de los pretores se
unían los ediles, con funciones administrativas, tales como la policía de la ciudad.

 Jueces:
Bajo los dos primeros sistemas del procedimiento hay dos clases de jueces.
a) Los simples particulares designados para cada asunto y cuya misión termina cuando han
pronunciado sentencia.
Se distinguen el judex, el arbiter, y los recuperatores:

 Judex: es el juez
 Arbiter: es el árbitro y se pueden nombrar uno o varios. En la ley de las XII
se pedían tres. Se usaba en casos de acciones de partición.
 Recuperatores: fueron establecidos para juzgar los procesos entre ciudadanos
romanos y peregrinos.
Estos jueces eran escogidos para cada proceso sobre las listas confeccionadas por el pretor y puestas
en el foro. Hasta los últimos tiempos de la República fueron escogidos exclusivamente entre los
senadores . Pero eventualmente se elegían del orden de caballeros, que era una lista de trescientos al
principio. En el Imperio llegaron a ser hasta mil.
Para ser juez era necesario tener más de veinte años, ser hombre, y ser ciudadano romano.
b) De los jueces permanentes:
Los jueces que componían Tribunales permanentes eran los decemviri stilitus judicandis y los
centumviri. Juzgaban sobre los procesos relativos a la libertad y al derecho de ciudadanía. Reina una
oscuridad sobre el origen y la competencia de los decenviros, que verdaderamente se ignora si fueron
magistrados o jueces, sus funciones especificas son desconocidas.

1. PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS: LA ACCIÓN. – LOS PERIODOS HISTÓRICOS


DEL PROCEDIMIENTO ROMANO.

En los orígenes del Derecho romano, la protección de los derechos del individuo se producía
en el ámbito del grupo familiar por el ejercicio de la potestas del paterfamilias, como jefe
supremo de la familia, cuando el conflicto acaecía entre personas integrantes de la misma
familia. Sin embargo, ante disputas y lesiones de derechos entre individuos de diferentes
grupos familiares, la venganza privada era la forma habitual de resolverlos. Las nefastas
consecuencias de la venganza privada y un mayor interés por parte de la organización de la
civitas de controlar las actuaciones entre los grupos familiares y gentilicios propiciaron la
aparición, en el primer siglo de la República y dentro de la Lex XII Tabularum, de un
instrumento procesal: la actio, es decir, como el instrumento jurídico-procesal ejercitado por
la persona que quiera hacer valer su derecho ante el tribunal legalmente instituido. De esta
manera, en base al tipo de acción que se ejercitase, se desarrollaron dos tipos de
procedimientos:
 DECLARATIVOS: Con la finalidad de que el proceso sirva para el
reconocimiento formal de un derecho.
 EJECUTIVOS: Son procesos que persiguen la ejecución o cumplimiento
material de un derecho ya reconocido, bien por ley o bien por una sentencia previa
de un juicio declarativo que así lo reconozca.
Desde la época de Augusto existieron medidas que condenaban la justicia por propia mano;
más adelante, con Marco Aurelio, inclusive se estableció que quien recurriera a ella perdería
el derecho que trataba de defender.
El comportamiento de los litigantes frente al tribunal, los pasos que deben seguirse para
lograr una sentencia, así como la organización judicial, son precisamente materia del derecho
procesal, entendiendo el proceso como la solución de una controversia por un tercero -el
juez-, y el procedimiento, como los pasos a dar para llegar a esa solución. Y la acción, por
su parte, es la facultad que todos tenemos de acudir al tribunal para proclamar o realizar
nuestros derechos. Esta rama del derecho se denominó en Roma “Derecho de las acciones”,
y así la llamo Gayo en la última parte de sus Instituciones; los términos de proceso y
procedimiento dieron lugar al calificativo de “procesal”.
La acción es el medio jurídico por el cual una persona puede alcanzar el reconocimiento,
satisfacción y sanción de un derecho subjetivo que le ha sido reconocido previamente por el
ordenamiento jurídico, o puede impetrar la protección que el magistrado haya prometido en
su edicto a una determinada situación de hecho en que el actor cree encontrarse.
La palabra acción tiene tres sentidos generales:
1. Señala ante todo el derecho de recurrir a la autoridad para hacer cesar la violación de
un derecho y, si a ello hay lugar, obtener la reparación del daño causado.
2. El hecho mismo de ejercitar este recurso, toma el nombre de acción.
3. Se entiende por acción las formas y reglas según las cuales este recurso se ejercita y
es juzgado.
El derecho procesal fue de especial interés para los romanos, quienes, con su pragmatismo
característico, consideraban que mientras hubiera acción había derecho,

NOCIONES ACERCA DE LOS TRES SISTEMAS PROCESALES CIVILES ROMANOS


Tres sistemas generales de procedimiento se sucedieron en Roma: las acciones de la ley, el
sistema formulario, y el procedimiento formulario. Las acciones de la ley aparecen en pleno
vigor desde las Doce Tablas y es probable que se remonten a una época aún más antigua;
como sistema general reinaron exclusivamente hasta la Ley Aebutia, siglo sexto de Roma.
Desde entonces y en la misma medida en que esa ley se abroga, son remplazadas por el
sistema formulario, cuyo dominio se extiende y perfecciona en los siguientes siglos y que
tuvo fortuna de concurrir con el más grande desarrollo del Derecho Romano –época clásica.
Más tarde, bajo Diocleciano, este sistema desaparece, dejando sitio a un procedimiento
menos docto quizá y menos sitio a un procedimiento que por los demás no tenía nada de
nuevo, pero que hasta entonces no había funcionado más que a título excepcional, de ahí el
nombre de procedimiento extraordinario que la fuerza de la costumbre conservó, aunque se
convirtió en el derecho común.
En el primer sistema se caracteriza por la solemnidad de los actos y de las palabras que tienen
lugar con el concurso del magistrado; son a estas solemnidades a las que se llama legis
actionis. La palabra acción no designa aquí más que el primer acto del procedimiento.
En el segundo sistema el papel del magistrado consiste en redactar un instructivo que lleva
la designación del juez y la determinación de sus poderes. A este instructivo se le llama
formula, y la acción no es otra cosa que el derecho que pertenece al actor de dirigirse al juez
así designado para requerirle una decisión conforme a la fórmula, Así lo entiende Celsus
cuando define la acción como el derecho de perseguir ante un juez aquello que nos es debido
–nihil aliud est actio quam ius quod sibi debeatur, iudicio persequendi.
Ambos procedimientos constituyen el ORDO IUDICIORUM PRIVATORUM, es decir, los
juicios privados que, a pesar de las distintas diferencias entre ellos, sin embargo, contienen
dos características comunes:
 Ambos procedimientos se desarrollan en dos fases: Una fase in iure, ante el
magistrado (experto en Derecho); y una segunda fase apud iudicem, ante un juez o
jueces (ciudadano no experto en Derecho),
 b) En ambos procedimientos, las sentencias son inapelables.
En el procedimiento extraordinario la palabra acción necesariamente no tiene más que el
tercer significado general, pues este procedimiento excluye toda clase de solemnidades y no
distingue al magistrado del juez. El proceso era monofásico y la persona que conocía de la
acción también conocía todo el procedimiento hasta llegar a la sentencia.

2. EL PROCEDIMIENTO DE LAS LEGIS ACTIONIS:


El procedimiento per legis actionis representa, en el orden cronológico, el primer sistema de
enjuiciamiento civil aplicado en Roma, pues corresponde al período histórico del derecho quiritario,
de cuyas características más notables participa y en particular de su solemnidad, pues todo litigio
debe amoldarse a uno de los cinco módulos de la ley-legis actiones- es decir, a uno de los únicos
cinco esquemas preestablecidos, que se traducen siempre en un complicado ritual compuesto de
gestos simbólicos y palabras solemnes y sacramentales, que deben ser escrupulosamente cumplidos
y textualmente pronunciadas, bajo pena de ser vencido en la causa el que no lo hiciere, aun
asistiéndole la razón.
CARARCTERÍSTICAS DEL PROCEDIMIENTO DE LAS LEGIS ACTIONIS:
1. Es un procedimiento que pertenece al ordo iudiciorum privatorum y, por tanto, se desarrolla
en dos fases:
 In iure: Ante un magistrado (magister), experto en materia jurídica inicia
y encauza el proceso hasta la siguiente fase.
Esta etapa se prepara con la in jus vocatio o citación en Justicia, y concluye
con la constitución del proceso o litis contestatio.
 Apud iudicem: Ante un juez (iudex) no experto en derecho, ante el cual se
practican las pruebas y dicta sentencia condenando o no al demandado. Las
sentencias son inapelables. Se señala el cese de la actividad magistratual, con
la intervención del juez, árbitro particular designado por los litigantes para
dirimir la contienda.
2. Los ritos de cada acción se realizaban in jure, es decir, delante del magistrado. Las partes
cuya presencia era necesaria. De manera que las palabras que pronunciaban las determinaban
con gran precisión y según los términos de la ley; el error más pequeño traía consigo la
perdida del proceso.
3. Sólo podían proceder los ritos durante los días fastos (eran los días de las jornadas laborales,
especialmente la actividad jurídica).
4. Este procedimiento se reservó a los ciudadanos romanos.
5. Bajo las acciones de ley, nadie puede en asuntos de justicia figurar por otro, salvo cuando un
ciudadano es tratado como un esclavo y requiere la representación o cuando un tutor sostiene
en justicia los derechos del pupilo.
CLASES DE ACCIONES:
Declaraciones solemnes que, acompañadas de gestos rituales, por regla general los particulares tenían
que pronunciar frente al magistrado, para pedir se les reconociera un derecho que se les discute, o
bien para solicitar que se les ejecutara uno previamente reconocido.
En este procedimiento se dan cinco clases de acciones; las tres primeras son declarativas, es decir,
dan lugar a juicios declarativos que persiguen el reconocimiento de un derecho mediante una
sentencia, mientras que las dos últimas son ejecutivas, es decir, dan lugar a juicios ejecutivos que
persiguen el cumplimiento de un derecho anteriormente reconocido. Esas cinco acciones son:

 Declarativas:
- Legis Actio Sacramento (Acción de Apuesta Sacramental):
Es considerada como una de las acciones más antiguas y consistía en una
apuesta sacramental, es decir, el que perdía el juicio debía pagar una
cantidad de dinero (sacramentum), previamente establecida, en concepto
de pena y a favor del pueblo.

Las partes primero debían acudir a los pontífices, quienes les indicaban la
declaración que habrían de repetir; después, el actor debía hacerse
acompañar por el demandado y, ya ante el magistrado, recitaba la formula
verbal de carácter solemne. A continuación se simulaba una lucha entre
ambos y era en este momento cuando el magistrado intervenía
indicándoles que hicieran una apuesta, cuya cantidad debería ser
depositada hasta que el juez decidiera quién era el ganador. La cantidad
era de 500 ases si el valor del litigio era superior a 1000, y de 50 si era
inferior. Una vez realizado lo anterior, el magistrado citaba a las partes
para que comparecieran ante el tribunal treinta días después, momento en
el cual se designaría a un juez, aquí terminaría la primera fase del proceso
fase in iure. Y a la comparecencia antes el magistrado se le dio el nombre
de litis contestatio.

La fase apud iudicem se desarrolla ante el juez, quien para dictar sentencia
debía basarse en lo ocurrido en la fase anterior; además examinar las
pruebas aportadas por los litigantes, oiría sus alegatos y pondría fin al
proceso de decidir quién ganaba o perdía la apuesta.
La cantidad depositada era recuperada por el ganador y se perdía para el
vencido, quién debía entregar su apuesta en favor del templo.

De esta manera quedaba interpuesta la acción con su respectiva apuesta


sacramental. Este tipo de acción tenía dos versiones:
- Legis actio Sacramento in rem, que es la que hemos relatado y tenía
un carácter real porque servía para reivindicar una cosa. Por tanto, es una
acción con eficacia erga omnes, es decir, se ejercita contra cualquier
persona que tenga en ese momento el objeto.
- Legis actio sacramento in personam, ejercitada para reclamar un
derecho de obligación y, por tanto, tiene un carácter personal en la medida
que sólo se puede reclamar a la persona de la que exigimos un
comportamiento determinado

- Legis Actio Per Iudicis Arbitrive Postulationem o Postulatio Iudicis


(Acción de la Ley por Petición de Juez o Árbitro):
En esta acción desaparece la apuesta sacramental y se limita a pedir al
magistrado el nombramiento de un juez o arbitro como consecuencia de
que el demandado no acepta pagar la deuda que reclama el demandante
surgida por una sponsio o contrato verbal, o bien para pedir la división de
una herencia.
Solo procede en dos casos:
 En el caso de las acciones divisorias, para pedir la división de la
herencia indivisa, o de la cosa común en la copropiedad o el
deslinde terrenos. Se trata de llevar a cabo la partición de forma
tal que cada uno reciba lo que le corresponde. No existen una
verdadera controversia; la persona que resuelve el litigio recibe
el nombre de árbitro
 En caso de créditos resultantes de una estipulación que es un
contrato verbal, solemne, en virtud del cual una persona se podía
obligar a cualquier prestación como, por ejemplo, a pagar una
cantidad de dinero o a transferir la propiedad de una cosa. La
acción sirve para verificar la celebración de contrato y, en caso
afirmativo, para saber en qué términos.
- Legis Actio Per Condictionem (Accion de Ley por Condicción):
Fue creada para la recuperación de aquellos créditos referentes a una
determinada suma de dinero o una cosa determinada, o sea una cosa
individualmente designada; por ejemplo, el esclavo Pánfilo, o cierta
cantidad de cosas fungibles; por ejemplo, treinta medidas de trigo egipcio
de primera calidad.
Surge por una lex Silia en el siglo II a.C. para poder reclamar deudas
ciertas de dinero (obligaciones de sumas determinadas). Más tarde, en el
siglo II a.C. la lex Calpurnia extendió su utilización para reclamar
cualquier otra cosa cierta. Ante la negativa del demandado de reconocer
una deuda, el demandante sin tener que expresar el motivo de su
reclamación, se limitaba a solicitar la comparecencia del demandado a los
30 días con objeto de elegir al juez, según podemos ver en Gayo, Inst.,
IV, 17 b. Se ignoran los ritos exactos de esta acción.

 Ejecutivas:
- Legis Actio per Manus Iniectionem (Acción por Aprehensión Corporal):
Tiene las características de la defensa privada. En él, el acreedor prende
a su deudor, y si éste no satisface su obligación en un cierto plazo, primero
podía venderlo como esclavo en el extranjero, o matarlo.
Es una acción ejecutiva que se ejercitaba:
 Cuando el demandado no cumplía la sentencia dictada por el juez
condenándole a pagar al demandante. En estos casos, sólo se
podía ejercitar pasados los 30 días a partir del pronunciamiento
de la sentencia.
 O bien, si se había producido la confessio in iure, esto es, cuando
el demandado reconocía ante el magistrado durante el desarrollo
del proceso de que el demandante tenía razón en sus pretensiones.
De esta acción nos informa la Ley XII Tablas, III, 4-6, así como Aulo
Gelio, Noct. Att., XX, 1, 46-47, relatando que el vencedor en el juicio,
ante el incumplimiento del condenado, podía tenerlo en su domicilio
encadenado durante sesenta días. El peso de las cadenas no podía exceder
de 15 libras y debía alimentarlo. En el transcurso de ese tiempo, debía
llevarlo durante tres días sucesivos al mercado y proclamar en público la
existencia de esa deuda. Si nadie acudía en ayuda del condenado para
pagar la deuda durante esos sesenta días, el vencedor del proceso podía
vender al condenado como esclavo en el extranjero (trans Tiberim), o bien
darle muerte. En el supuesto de que hubiese varias personas que ocupasen
la posición de vencedoras en el juicio, la muerte del condenado se
desarrollaría troceándolo en tantas partes como vencedores existiesen y,
si alguno recibía una parte del condenado menor que otro, ello no era
causa para un nuevo litigio. A partir de la lex Poetelia Papiria del 326
a.C., la prisión por deudas quedó abolida, respondiendo el condenado con
su patrimonio y no con su persona.
Cuando el Estado asume la administración de justicia, se conserva la
manus iniectio, aunque rodeada de garantías
 1º El acreedor debería llevar al deudor ante el magistrado y recitar
una fórmula determinada y, poniendo su mano sobre él, dar a
conocer el título sobre el que apoyaba su pretensión y la cuantía
de su crédito. Después repetía el gesto de aprehender al deudor
por el cuello. Si las palabras y gestos del deudor se ajustaban al
texto prescrito por los pontífices, el magistrado autorizaba al
acreedor a llevarse al deudor a su casa y retenerlo allí durante
sesenta días. En ese lapso de tiempo lo exhibía en el mercado tres
veces en el mercado, para ver si alguien pagaba por su liberación
y si no era así podía venderlo o matarlo.
 2º La Ley de las XII Tablas fijó los plazos que debían mediar
entre la aprehensión corporal y la ejecución de la venganza, para
que el deudor pudiera pagar.
 3º La ley solo permitía manus iniectio cuando una deuda había
sido reconocida en un proceso, o cuando un acreedor la
reconocía. A partir del pronunciamiento de la sentencia, el deudor
tendría treinta días de gracia antes de la aprehensión.
 4º Cualquier tercero o el propio deudor podían oponerse a la
nanus iniectio, si no estuviera justificada, como cuando no se
siguieran las reglas del procedimiento.

- Legis Actio Per Pignoris Capionem (Acción por Toma de Prenda):


Esta acción servía a los acreedores que, al no obtener lo debido, podían
tomar alguna cosa perteneciente a su deudor (pignus o prenda).
La acción se desarrollaba fuera del tribunal, frente testigos, y no se
requería la presencia del adversario.
Es un procedimiento por el cual el acreedor toma a título de garantía
ciertos bienes del deudor para obligarle a pagarle su deuda, Se componía
de palabras solemnes, las cuales ignoramos. Pero se diferencia de las otras
acciones de la ley porque tenía lugar en ausencia del magistrado y, casi
siempre en ausencia del adversario, aunque fuera en un día nefasto.
DESARROLLO DE LAS FASES DEL PROCEDIMIENTO DE LAS LEGIS ACTIONIS:
I.- FASE IN IURE (magister):
1.- Citación (in ius vocatio) por el demandante. El proceso empieza por el acto que tiene por objeto
llevar a las partes delante del magistrado. Se opera con una sencillez totalmente primitiva. Es el
mismo demandante quien orden a su adversario seguirle diciendo: In jus sequere o In jus te voco. Es
una citación o llamamiento privado que realiza el demandante al demandado para acudir ante el
magistrado, ya que es necesaria la presencia de ambas partes para que pueda comenzar el proceso.
2.- Si no va el demandado manus iniectio extrajudicial. Cuando el demandado de manera
injustificada no quiere acudir ante el magistrado, el demandante –previa autorización del
magistrado– puede ejercer un acto de violencia física (manus iniectio, “echarle la mano”) sobre la
persona del demandado, con la finalidad de conducirlo hasta la presencia del magistrado. Se dice
que esta manus iniectio es extrajudicial porque, hasta que no se ejercita la acción y es concedida por
el magistrado, el proceso no se inicia formalmente, todo lo que suceda hasta ese momento son
medidas extrajudiciales.
3.- Modo de evitarla: vindex y vas - vadimonium. El demandado podía evitar la manus iniectio,
anteriormente mencionada, enviando en su nombre a un fiador (vindex) que garantizase la
comparecencia del demandado en un momento posterior. Una vez personado el demandado y si las
actuaciones procesales no hubieran finalizado en ese mismo día, el demandado estaba obligado a
presentar otro fiador (vas) para que garantizase su presencia en el día señalado. Este segundo tipo de
garantía se denomina vadimonium.
4.- Pedir acción y concederla o no el magistrado. Quien tiene que pedir la acción siempre es el
demandante, el demandado no tiene en este proceso ningún comportamiento activo. Dicha acción
será concedida, o no, por el magistrado. Cuando la concede, es el momento en el que formalmente se
inicia el proceso. Cuando es denegada, se dice que el proceso nunca se inició.
5.- Posible confessio in iure. Una vez iniciado el proceso, puede ocurrir que se paralice de manera
definitiva si el demandado reconoce y acepta todas las pretensiones del demandante. En tal caso, se
dice que se produce la confessio in iure con un valor similar al de una sentencia ya que, si
posteriormente no cumpliera el demandado lo pedido por el demandante, podría éste inicial un
proceso ejecutivo contra el demandado.
6.- Litis contestatio. Es el momento procesal intermedio del litigio en el que, por una parte, se va a
poner fin a la fase in iure ante el magistrado; y, por otra parte, indica que tras el nombramiento del
juez se procederá a iniciar al fase apud iudicem. En este momento procesal, las actuaciones de las
partes quedan acreditadas con testigos.
7.- Designación del juez. Se procedía al nombramiento del juez, eligiéndolo de común acuerdo por
las partes o bien mediante un sorteo (sortitio) entre los jueces inscritos en los colegios de
recuperatores y de centumviri. Ya mencionados anteriormente en la organización judicial.

II.- FASE APUD IUDICEM (ante el juez):


1.- Presencia de ambas partes litigantes ante el juez. Si alguna de las partes se ausenta, pierde el
proceso.
2.- Breve recapitulación de los hechos. El juicio se reanudaba con una breve recapitulación de los
hechos ante el juez
3.- Práctica de las pruebas. Las partes estaban obligadas a aportar los medios de prueba que
fundamentasen, tanto la acción del demandante, como la defensa del demandado. El juez en este tipo
de proceso no estaba obligado a hacer ningún tipo de investigación sobre las pruebas que pudieran
aportarse al caso. Los medios de prueba más importantes son las declaraciones de las propias partes
y la de los testigos. Todos las hacían bajo juramento. Las pruebas documentales tenían un valor
secundario.
4.- Dictar sentencia. Una vez practicadas las pruebas y cuando el juez obtenga una opinión sobre
las mismas procederá a dictar sentencia condenando, o no, al demandado; o, si se trata de
un juicio divisorio, repartiendo el objeto entre los litigantes y, en estos casos, la sentencia sirve
para la constitución de nuevos derechos para sus destinatarios. La sentencia dictada por el juez es
firme porque no cabe la posibilidad de nuevos recursos de apelación, al no darse instancias
superiores.
5.- Ejecución de la sentencia (a los 30 días) Si a los treinta días el condenado no ha cumplido
con el contenido de la sentencia, el vencedor en el proceso iniciaría un nuevo juicio ejecutivo
mediante la legis actio per manus iniectionem, tal y como explicamos anteriormente. Esto es gracias
a una ley llamada Pinaria de fecha desconocida.

Este procedimiento de acción tenía graves defectos:


 No era fácil aprenderse de memoria el texto de las declaraciones solemnes
 Si se cometía un error en la declaración, el actor perdis el caso y no podía intentarlo de nuevo.
 La memoria de los testigos, así como su buena fe, podría fallar al repetirlo antes un
magistrado
 Los ciudadanos en algún punto desconfiaron de las palabra solemnes a las que un mundo
primitivo atribuyó un significado religioso y casi mágico.

3. EL PROCEDIMIENTO PER FORMULAM: CARACTERÍSTICAS, - LA FÓRMULA, - LA


SENTENICA, - Y SU EJECUCIÓN, - LA PROTECCIÓN EXTRAJUDICIAL.
Las acciones de ley fueron reemplazadas por el procedimiento formulario, llamado así porque el
magistrado redacta y entrega a las partes una fórmula, es decir, una especie de instrucción que indica
al juez la cuestión a resolver, dándole, el poder de juzgar. Es designada también con el nombre de
procedimiento ordinario, porque el magistrado no juzga por sí mismo más que en casos excepcionales,
limitándose desde un principio a organizar la segunda parte de la instancia que debe realizarse delante
del juez.
El procedimiento formulario nació de los procesos entre peregrinos o entre peregrinos y ciudadanos
romanos. Siendo en iguales casos inaplicables las acciones de la ley. El pretor peregrino, encargado
especialmente de esta jurisdicción, habría imaginado resumir brevemente en un escrito o fórmula, los
hechos a comprobar para la solución del litigio. Este sistema se hubiera generalizado poco o poco, y
la ley Aebutia (ley rogada, que autorizo, en materia de procedimiento civil, el empleo del nuevo
sistema procesal per formulam en todos aquellos supuestos en los que se empleaba el primitivo
sistema de las legis actiones. Para algunos autores fue la ley creadora del procedimiento formulario.
Su fecha es incierta 139-126 a. de C.) lo hubiese sancionado definitivamente.
EN ESTE PROCESO SE AMPLIARON LAS ACCIONES DE LEY:

 Acciones civiles y acciones honorarias o pretorias: Las primeras reguladas


por el ius civile y las segundas por el ius honorarium. Estas últimas pueden
ser:
 Acciones Ficticias: En las que el magistrado ordena al juez que juzgue
fingiendo un hecho o derecho que no existe, aunque en la realidad sí
ha podido suceder.
 Acciones Útiles: En las que el magistrado el ámbito de las acciones
civiles a supuestos no comprendidos por ellas pero que requieren una
solución jurídica.
 Acciones In factum: Basadas en el ius civile, regulan conductas
dolosas que no han sido reguladas por el ius civile.
 Acciones con transposición de personas: Son aquellas en las que el
magistrado introduce también un elemento ficticio, esto es, que la
condena afecte a una persona distinta de la que, en principio, debía
afectar. Estas acciones se utilizan cuando la condena tiene o debería
recaer en una persona que no tiene suficiente capacidad procesal para
actuar como parte en un proceso. En tales casos, como es el supuesto
de las acciones adyecticias, de los comportamientos por los que
podían ser condenados los filius o filia o esclavos responde siempre
el paterfamilias. De ahí que, de manera ficticia, aparezca él como
responsable aunque, en la realidad, no fue él quien realizó dichos
comportamientos.
 Acciones in rem y acciones in personam: Con independencia de que sean
acciones civiles o pretorias, las acciones se dividen también en: Acciones
reales (in rem) para reclamar una cosa (res) contra el que en esos momentos
la tenga en sus manos. Por eso se dice de ellas que son acciones con eficacia
erga omnes, es decir, frente a todos, frente a cualquier persona que en esos
momentos tenga en su poder el objeto. Mientras que las acciones personales
(in personam) sólo se pueden ejercitar contra el deudor o deudores
determinados, aquel o aquellos a los que sólo se les puede exigir el
cumplimiento de una obligación.
 Acciones arbitrarias: Son aquellas en las que el magistrado permite al juez
que el demandado pueda restituir o exhibir la cosa reclamada antes de dictar
sentencia, con la finalidad de tasarla y otorgarle un concreto valor pecuniario.
 Acciones de buena fe y de derecho estricto: En las primeras, el juez tiene la
autorización del magistrado para que juzgue en términos de equidad, es decir,
le da amplios poderes para que tome en consideración cuantos elementos y
circunstancias sean necesarios para condenar o no al demandado. Sin
embargo, en las de derecho estricto, el juez tiene que atenerse rigurosamente
a lo contenido en la fórmula.
 Acciones derivadas de actos ilícitos: Pueden ser:
 Acciones penales: Son las que van dirigidas a conseguir una pena
(poena), consistente en una suma de dinero en concepto de
resarcimiento del daño causado pero, a diferencia de las acciones
civiles, se les otorga un valor doble, triple o cuádruple del daño.
Además se caracterizan porque son: Cumulativas (si son varios los
autores del delito, todos tienen que pagar de manera individual el
importe de la pena entera), intransmisibles pasivamente (sólo
responde el autor del delito y no sus herederos, al menos hasta la
litiscontestatio) y noxales (si el delito es cometido por un filius o un
esclavo, el paterfamilias se puede liberar de la responsabilidad
entregando al filius o al esclavo a la víctima del daño).
 Acciones reipersecutorias: Son las que persiguen obtener la
devolución o recuperación de una cosa.
 Acciones mixtas: Son las que permiten perseguir conjuntamente la
cosa y una pena.
 Acciones temporales y acciones perpetuas: Las primeras, son las que tienen
un periodo de tiempo limitado para ser ejercitadas, fuera de dicho plazo se
dice que la acción ha prescrito; mientras que las perpetuas son aquellas que
no prescriben al no tener un plazo delimitado para su ejercicio. Con todo, a
partir de Teodosio II todas las acciones contaron con un plazo para su
ejercicio, fuera de dicho plazo o bien no establecido de manera expresa tenían
una vigencia máxima de 30 años.
 Acciones privadas y acciones populares: Son privadas aquellas acciones que
sólo pueden ser ejercitadas por el propio interesado; mientras que la populares
pueden ser ejercitadas por cualquiera ya que reprimen determinados
comportamientos ilícitos que afectan a la pacífica convivencia en sociedad y
que cualquier persona podría verse afectada (ej: no arrojar líquidos o sólidos
desde un edificio a la vía pública; contra los que tengan animales peligrosos
sin atar, etc.).
COMPOSICIÓN DE LA FÓRMULA:
Podemos definir la fórmula como un documento jurídico-procesal redactado por el magistrado
conforme a un modelo establecido por la ley o por el propio magistrado, recogiendo las pretensiones
de las partes y fijando definitivamente los términos en que se desarrollará el litigio ante el juez. La
fórmula se estructura en unas partes principales o esenciales (que están presentes en toda fórmula) y
otras partes accesorias que, como indica su nombre, no es imprescindible que estén presentes para
que la fórmula tenga validez.
Se distinguen:
a) Las partes principales: partes que necesariamente figuran en una fórmula.
1° Nombramiento del juez o jueces: Como ya hemos visto antes en la designación del juez, eran
escogidos para cada proceso sobre las listas confeccionadas por el pretor y puestas en el foro. Hasta
los últimos tiempos de la República fueron escogidos exclusivamente entre los senadores. Pero
eventualmente se elegían del orden de caballeros, que era una lista de trescientos al principio. En el
Imperio llegaron a ser hasta mil.
Para ser juez era necesario tener más de veinte años, ser hombre, y ser ciudadano romano.
2° Demostratio: Se coloca al principio de la fórmula, enseguida de la denominación del juez. Consiste
en una corta exposición de hechos, e indica el fundamento del derecho, la causa del litigio.
3° Intentio: Es la parte donde se indica la pretensión del demandante, la cuestión misma del proceso
que se encarga de resolver el juez.
4° Condemnatio: Es la parte de la fórmula que concede al juez el poder de condenar o absolver al
demandado. El partido que debe tomar el juez está subordinado a la comprobación de la intentio a la
cual la condemnatio está íntimamente unida; si la pretensión del demandante está justificada, el juez
condena, si no lo está entonces absuelva. La condena siempre consiste en una cantidad en dinero que
el juez debe determinar con precisión.
°5 Adiudicatio: Es una parte de la fórmula que sólo se incluye si estamos ante un juicio divisorio, ya
que permite al juez adjudicar algo a alguno o a todos los que actúan como litigantes ejercitando alguna
de las acciones divisorias, tales como:
 Actio familiae erciscundae, para la división de la herencia
 Actio communi dividendo, para la división de un bien común
 Actio finium regundorum, acción para establecer los límites entre fundos

b) Las adjectiones o las partes accesorias: partes que sólo se añaden a la fórmula si el demandado
o el demandante han solicitado o han obtenido inserción (se usa regularmente hablando de la
inclusión de algún texto o escrito en otro). La variedad de los asuntos fue causa de la
introducción de estas adjectiones, que permitían al magistrado poner la fórmula en relación
con las exigencias de la demanda y de la defensa.
Se distinguen:
a) Excepciones: Por lo general se colocaban a continuación de la intentio, como una condición
negativa, es decir, una condición impuesta al juez; en otras palabras, el juez sólo podía
condenar al demandado si la intentio es justificada y si la excepción no lo está; si el
demandado prueba su excepción, debe ser forzosamente absuelto o, cuando menos, obtener
una disminución en la condena. En otra definición mas sencilla se puede manejar cono parte
de la fórmula que permite al demandado poner a la acción del demandante una alegación que
le hace rechazar o paralizar dicha acción.
Podemos apreciar dos tipos:
 Perentorias: pueden ser opuestas en cualquier momento, tal sería la excepción
del dolo, por ejemplo. Estas destruyen totalmente la acción
 Dilatorias: sólo pueden ser opuestas en cierto momento y bajo determinadas
circunstancias; por ejemplo, si ambas partes han convenido que la deuda se
pague en dos partes, el acreedor no podrá exigir el pago de la segunda hasta
que haya transcurrido el plazo previsto. Estas solo paralizan sus efectos,
posponiendo sus efectos.
b) Praescripciones: Eran las partes escritas a la cabeza de la fórmula. Precedían y reemplazaban
algunas veces a la demostratio. Consisten en la advertencia que el magistrado hace al juez
señalándole una circunstancia para que la investigue y, en función de ello, entrar o no en el
fondo de la cuestión litigiosa.
LA SENTENCIA Y SU EJECUCIÓN:
Una vez que se practicaban las pruebas ante el juez, éste tiene que comprobar si se ajusta lo probado
por las partes con el contenido de la fórmula que recibió del magistrado. Por el principio de la
congruencia, debía tomar una de estas dos posiciones:

 Conceder al actor exactamente lo que había pedido


 Absolver al demandado.
En definitiva la sentencia tiene que respetar y ser coherente con el contenido de la fórmula y, una vez
dictada, es asumida como cierta por las partes litigantes sin dar lugar a ningún otro recurso de
apelación. Por ello se dice que, una vez dictada la sentencia, el asunto del litigio se convierte en res
iudicata (cosa juzgada), esto es, no se puede volver a litigiar por el mismo supuesto.
Cuando el demandante vence en el proceso, el demandado tiene 30 días para cumplir el contenido de
la sentencia. En casi de incumplimiento, o de un mal cumplimiento, o en el caso de confessus (de
alguna de las dos partes), el demandante dispone de la actio iudicati (la fianza en la demanda en
nombre propio), iniciando lo que conocemos como un procedimiento ejecutivo ante el magistrado. Si
el demandado respondiera a una dicha acción con una exceptio, se tramitará un nuevo proceso cuya
pérdida le condenaría al doble (in duplum).
Una vez resuelto el proceso que se inició por la excepctio, o bien porque no hubo ninguna exceptio,
la ejecución de la sentencia se materializa declarando al condenado infame y dirigiéndose contra todo
su patrimonio.
LA PROTECCIÓN JURÍDICA EXTRAJUDICIAL:
La actividad de los magistrados no sólo se limitó a la elaboración del procedimiento formulario, sino
que también crearon otras medidas encaminadas a proteger situaciones especiales no contempladas
en la fórmula o que ameritaban una solución más rápida. Estas medidas que podemos llamar
extrajudiciales porque se pueden dar en el juicio o con independencia de éste, son:
a) Estipulaciones pretorias (stipulationes praetorias): Mediante esta especie de contrato el pretor
creaba una obligación jurídica para las situaciones que él en su edicto consideraba dignas de
ser protegidas y, así, al aceptarse la estipulación se aceptaba implícitamente la posibilidad de
que si la circunstancia prevista se realizaba, se podía incrementar una acción para su
reposición.
b) Missio in possessionem: Es el acto que el magistrado autoriza para que una persona tome
posesión de bienes de otra, no para usarlos, sino simplemente para detentarlos y evitar la
disponibilidad de su verdadero titular durante un tiempo determinado. Esta medida podía
hacer alusión a todo el patrimonio de una persona (missio in bona) o bien a bienes concretos
(missio in re).
c) Interdictos: Son órdenes dadas por el magistrado a petición de un particular, que tienen por
finalidad conseguir una más rápida solución jurídica.
 Exhibitorios: Cuando se ordena enseñar un documento u objeto.
 Prohibitorios: Cuando se prohíben ciertos actos o hechos de carácter violento.
 Restitutorios: Cuando se ordena un comportamiento o restitución de una cosa
perdida por un acto de violencia.
 Mixtos: Son aquellos interdictos que, al mismo tiempo, combinan el
contenido de los prohibitorios y los exhibitorios.
d) Restitutiones in integrum (restitución por entero): Consiste en una decisión tomada por el
magistrado para anular una situación que, por determinadas circunstancias, no se había
realizado conforme al derecho. Todo ello basándose en términos o criterios de equidad y
justicia, para evitar que se produjeran resultados manifiestamente perjudiciales sobre
personas que hubiesen actuado de buena fe, o bien hubiesen sido víctimas de un dolo, o –
incluso– sufrieran alguna merma en su capacidad de obrar.
DESARROLLO DE LAS FASES DEL PROCEDIMIENTO PER FORMULAM:
I. FASE IN IURE (ante el magistrado):
1° Editio actionis: El demandante tenía la obligación de poner en conocimiento de su futuro
adversario la acción que contra el tenía pensado ejercitar antes del inicio del litigio. Así como también
los documentos y demás pruebas que iba a hacer valer en el juicio. Esta medida no existía en el
proceso anterior.
2° Citación (in ius vocatio): Es el demandante quien invita al demandado a seguirle. El demandado
debe obedecer.
3° Si no acude el demandado: Missio in possesionem y venditio bonorum: El demandado debe acudir
ante el magistrado y, en el caso de que no haya, ahora ya no es tan primitivo como con la manus
iniectio, sino que ahora se usa la misio in possessionem que es como una especie de embargo respecto
de sus bienes y la vendicio bonorum que es la venta en subasta pública de dichos bienes).
4° Modo de evitarla: vindex y vas: vadimonium: El demandado podía evitar las medidas
anteriormente mencionadas enviando en su nombre a un fiador (vindex) que garantice la
comparecencia del demanda en un momento posterior. Una vez personado el demandado y si las
actuaciones procesales no hubieran finalizado en ese mismo día, el demandado estaba obligado a
presentar otro fiador (vas) para que garantizase su presencia en el día señalado. Este segundo tipo de
garantía se denomina vadimonium.
5° Interrogaciones in iure: La posibilidad que tiene el demandante de preguntar algo al demandado
en presencia del magistrado antes de proceder a solicitar formalmente una acción, con el fin de
conocer mejor cualquier circunstancia sobre el conflicto que les ocupa y, de esa manera, asegurarse
de que la acción que pida sea la más correcta.
6° Petición y concesión o no de acciones y excepciones: Es el momento en que el demandante solicita
la acción al magistrado y éste, previa causa cognitio, examen de la causa que el pretor lleva a cabo
con carácter previo para determinar la concesión o denegación de la acción correspondiente. Una vez
concedida, el magistrado también dará la oportunidad al demandado para que responda con alguna
alegación o exceptio. Así, en este procedimiento y a diferencia del anterior, el magistrado acepta
escuchar y conceder todas las alegaciones de las partes con el fin de que el resultado del proceso sea
lo más ajustado a la realidad y equidad a la que se aspira en todo litigio.
7° Modos de paralizar o concluir el proceso: Antes de llegar a la redacción definitiva de la fórmula y
a la litis contestatio, el magistrado otorga la oportunidad a las partes para que paralicen el
procedimiento con cualquiera de las siguientes medidas que vamos a analizar. En caso de adoptar
alguna de ellas, las partes darían por concluido el proceso y asumirían el compromiso que acordasen;
si, más tarde, alguna de las partes no cumple con lo acordado, dicho incumplimiento daría lugar a un
juicio ejecutivo, puesto que cualquiera de estas medidas tiene el mismo valor que una sentencia.
Dichas medidas son:
 Transactio o acuerdo entre las partes litigantes para paralizar el proceso.
Dicho acuerdo se podía consensuar y materializar por medio de una stipulatio
praetoriae ante el magistrado.
 Confessio in iure o reconocimiento por parte del demandado de las
pretensiones que persigue el demandante mediante su acción
 Iusiurandum in iure o juramento necesario. Es una medida que pueden
solicitar ambas partes consistente en pedir a la parte contraria si jura sobre la
veracidad o no de un hecho o de un acto. En el caso de que jure, la parte
contraria lo toma como cierto y aceptándolo como una sentencia. Por tanto,
paralizaría definitivamente el proceso.
8°Redacción de la fórmula: Si no se producen ninguna de las medidas anteriores, el proceso continúa
y se procedería a la redacción de la fórmula en los términos anteriormente expuestos.
9° Litis contestatio: Es el último acto llevado ante el magistrado; con él se termina la primera fase del
procedimiento, la fase in iure. En otras palabras, a partir de este momento el proceso está
completamente entablado
Es la fase intermedia entre la terminación de la fase in iure ante el magistrado y, por otro lado, da
lugar al comienzo de la fase apud iudicem ante el juez. Después de esta etapa no hay ningún
mecanismo procesal que pueda detener el proceso. Por otro lado, se considera que la litis contestio
tiene un efecto novatorio, esto es, las acciones personales se materializan ya en una cuantía económica
y las acciones intransmisibles, por los mismos motivos, se convierten en transmisibles. Finalmente,
podemos decir que la litis contestatio se produce una sola vez.

II. FASE APUD IUDICEM (ante el juez):


La segunda fase del proceso se realiza delante del juez. Su misión consiste en examinar el asunto
puesto en la fórmula, en comprobar los hechos que se relacionan, y en hacer la aplicación de los
principios de Derecho puestos en juego. Después, cuando está suficientemente aclarado, termina el
proceso por una sentencia. Esta nueva fase se inicia con la presencia de ambas partes ante el juez que
previamente habían designado e incluido su nombre en la fórmula. Si alguna de las partes se ausenta,
perdería el litigio.
1° Práctica de las pruebas: En principio, quien afirma en su beneficio la existencia de un derecho o
de un hecho, es el que está obligado a presentar las pruebas, por tanto, el demandante debe justificar
su pretensión, pues, de no ser así, queda absuelto de demandado. Por su parte, el demandado no tiene
que hacer prueba directa; su papel ese limita a combatir las presentadas por el demandante.
Los modos de pruebas consisten:
a) En escritos instrumenta o documentos.
b) En testigos, no en valor de número, sino según el valor de los testimonios. Adriano comentó
“fijarse más en el testigo que en el testimonio”.
c) La declaración de una de las partes, hasta que coincida con la declaración de su adversario
(confessio).
d) Peritaje. Existía no solamente en cuestiones de hecho como los médicos, sino también de
derecho.
2° Dictar sentencia: Una vez terminados los debates, el juez puede tomar uno de estos tres partidos:
- Si el asunto no le parece muy claro, no tiene la obligación de
pronunciarse. Declara entonces la organización de un nuevo iudicium
- Pronuncia la sentencia de absolución, si el demandante no ha podido
justificar su pretensión
- Pronuncia una sentencia de condena si la intentio es aprobada sin haber
puesto ninguna excepción.
3° Ejecución de la sentencia: La condena siempre es pecuniaria. Cuando el demandante vence en el
proceso, el demandado tiene 30 días para cumplir el contenido de la sentencia.
 Actio iudicati: En caso de incumplimiento o de un mal cumplimiento de la sentencia, o en el
caso de confessus, el demandante dispone de la actio iudicati, iniciando lo que conocemos
como un procedimiento ejecutivo ante el magistrado.
 Missio in bona: El acreedor puede tomar posesión del patrimonio del demandado, aunque es
una mera detentación ya que no puede usarlo. Por ello, a veces, se nombraba un curator
bonorum para que se responsabilizase de su conservación y administración.
 Venditio bonorum: Venta en subasta pública organizada por un magister bonorum que
concedía la totalidad del patrimonio al mejor postor, (bonorum emptor) considerándolo como
sucesor del ejecutado.
 Distractio bonorum: La venta de los bienes del ejecutado pero por partes con el fin de evitar
los perjuicios que suponían la venta de la totalidad del patrimonio.
 Cessio bonorum: El deudor solicitaba voluntariamente la cessio bonorum cediendo sus bienes
para hacer frente al pago de sus deudas.
VÍAS DE RECURSO:
Hasta el final de la República, la sentencia tenía fuerza de cosa juzgada, como ya hemos visto, pero
bajo el Imperio, quedó abierta una vía de recurso para todos los casos contra las sentencias: es la
apelación que permite hacer reformar la decisión de un juez y de obtener una nueva decisión. Desde
entonces, solo tiene fuerza de cosa juzgada, cuando ya no es susceptible de apelación, o cuando la
apelación ha sido rechazada.
- Revocatio in duplum: Se llama así porque una reclamación mal fundada
arrastraba contra el demandado condenado una condena al doble.
- Apellatio: la apelación data de principios del Imperio. La persona que
quisiese quejarse de la decisión de un magistrado podía desde luego,
reclamar la intercessio (toda intervención de una persona a favor de otra)
del magistrado superior. Pero si el magistrado superior no se oponía a la
sentencia, la anulaba también, y la remplazaba por una nueva sentencia.

VIAS DE EJECUCIÓN:
El deudor tiene un plazo de sesenta días para cumplir con la senencia; en caso de no hacerlo el
acreedor puede ejercer la actio iudicati, acción que remplaza a la manus iniectio de las acciones de la
ley, y ejerce sobre los bienes del deudor mediante las siguientes operaciones:

 Bonorum vendictio: Consiste en la venta en bloque del patrimonio del deudor.


 Bonorum distractio: Es la venta al menudeo de los bienes del deudor
 Toma de prenda o pignus in causa iudicati captum: El acreedor se quedaba
con los bienes del deudor a título de prenda, por un periodo de dos meses,
después de los cuales podía venderlos para cobrarse el adeudo, entregando el
sobrante al deudor.

4. LA COGNITIO EXTRA ORDINEM: CARACTERÍSTICAS,- LA SENTENCIA, SU


EJECUCIÓN Y RECURSOS DE APELACIÓN,- LA AUDIENCIA EPISCOPAL.

COGNITIO EXTRA ORDINEM” O PROCEDIMIENTO EXTRAORDINARIO:

La cognitio extra ordinem o procedimiento extraordinario es en el Procesal romano el broche


de oro, y el que cambia definitivamente la estructura procesal, asemejándolo a nuestro
procedimiento actual.

El nombre de “cognitio extraordinem” o fuera del proceso ordinario, se debió a que en plena
vigencia del proceso formulario ordinario, fueron instaurándose otros, a partir de los albores
del imperio, en los que no se respetaba la división en dos instancias procesales (la “in iure”
instruida por el magistrado y la “apud iudicium” ante el Juez). Entonces aquí recibía el
nombre de Extra ordinem judiciorum (2 partes).

Ahora el mismo magistrado (normalmente debía ser funcionario público) que conocía en la
primera parte, la resolvía directamente sin dar paso a la etapa ante el Juez, es decir cumplía
el papel de magistrado-juez para agilizar los procedimientos, sobre todo en cuestiones de
materias civiles. (Ejemplo cuando un hijo reclamaba su emancipación o un esclavo su
manutención al jefe de familia). Aquí recibe el nombre Cognitio extra oridnem (1 parte).

Este modo de resolver las cuestiones litigiosas se generalizó, y en época del emperador
Diocleciano era el modo común. Finalmente fue abolido definitivamente por una
Constitución de Constancio y Constante del año 342.

El proceso se iniciaba, a partir de Justiniano, con el “libellus conventionis”, que era un escrito
(similar a nuestra demanda) firmado por el actor u otra persona a su ruego. Un funcionario
público, el “executor”, si el “libellus” no era desestimado por el Juez, por ser contrario a
derecho, y éste ordenaba el traslado, a través del “interlocutio”; se lo entregaba al demandado.
Las costas de este traslado eran a cargo del demandado y se denominaba “sportulae”. La
contestación del demandado, llamada “libellus contradictionis” debía ser entregada al
“executor” al recibir el “libellus conventionis”.
Con la demanda y su contestación, se producía la “Litis contestatio”, que ya no producía el
efecto de consumir la acción, como en los sistemas anteriores, de las “legis actiones” o del
proceso formulario.
El actor debía entregar caución de impulsar la causa hasta la sentencia, de acuerdo a los
plazos prescriptos y de pagar las costas en caso de ser vencido. A su vez, el demandado
también debía dar fianza de que se defendería legalmente. Quedaban exceptuados de dar
caución material pudiendo reemplazarla por una simple caución juratoria, los indigentes, las
personas de renombre y los poseedores de inmuebles.
En esta etapa pierde importancia la prueba testimonial, en favor de la documental, y también
de la pericial, ya que al no ser el Juez una persona especialmente escogida por las partes en
función de su conocimiento del tema, debía ser asesorado sobre cuestiones científicas y
técnicas.
CARACTERÍSTICAS:

A. El proceso ya no fue bipartito (2)


B. La existencia de una sola etapa procesal llevada a cabo por un magistrado que fuera
funcionario público
C. La citación al reus es ahora por escrito
D. Se unifica en este procedimiento la jurisdicción civil y penal.
E. Desaparece la fórmula y la actio y la exceptio pierden su significado original para
convertirse en formas de pedir protección jurídica mediante el escrito de demanda en
donde debe incluir las pruebas que quiera hacer valer.
F. Las sentencias pueden ser impugnadas mediante un recurso de apelación ante un
Superior jerárquico.
G. Apareció la noción de costas procesales que debía abonar el que resultaba vencido en
el litigio.

Costas procesales: son los gastos en que debe incurrir cada una de las partes involucradas en un juicio.

H. La posibilidad de la representación, del juicio llevado en rebeldía y


I. La apelación de sentencias (hasta dos sobre un mismo asunto) fue una posibilidad.

Apelación: Permite hacer reformar la decisión de un juez (sentencia) y obtener una nueva decisión. En fin los
magistrados estatuían ellos mismos en caso de apelación.

Desde entonces, solo tiene fuerza de cosa juzgada, cuando ya no es susceptible de apelación o cuando la apelación ha
sido rechazada.

J. La sentencia dada por el magistrado se llamaba decretum.


K. La condena no era siempre pecuniaria; se relacionaba con la misma cosa que se hacía
objeto del proceso, cuando no había ningún obstáculo.
L. El magistrado aseguraba la ejecución en virtud de su imperium, bien fuera por la manu
militari o por alguna prenda.

Se denomina imperium en Derecho romano a la potestad general (de carácter, sobre todo, político) que ejercen algunos
magistrados mayores (cónsules y pretores). Incluye el supremo mando militar, la jurisdicción (que pronto se reservó a
los pretores).

Manu militari: Con mano militar. Locución que significa que se ha recurrido a la fuerza pública para la ejecución de
una obligación o de una orden.
Prenda: Consiste en transmitir al acreedor la posesión de una cosa, misma que debe conservar hasta que se le cubra el
total de la deuda que garantiza la prenda.

LA SENTENCIA

La sentencia en el procedimiento extraordinario presenta las siguientes características:

A) La sentencia se redacta por escrito y es leída oralmente a las partes en audiencia pública.
B) La sentencia dada por el magistrado se llamaba decretum

C) El contenido de la misma se pude dirigir tanto contra el demandante como contra el


demandado.

D) La condena no tiene porqué ser necesariamente pecuniaria puede recaer cuando es posible
sobre la misma cosa.

E) En la sentencia se pueden incluir los gastos o costas procesales que asumirá la parte que
sea condenada

F) La sentencia puede ser objeto de un recurso de apelación ante el mismo tribunal que la
dictó y que elevaría ante el superior jerárquico. Sólo es firme la sentencia no apelada o la que
en última instancia dicta el Emperador.

SU EJECUCIÓN

En cuanto al modo de ejecutar la sentencia, hay que partir del ejercicio de la actio iudicati que iniciaría
el proceso ejecutivo y que se podría desarrollar de distintas formas:

1. Con carácter excepcional se habla de la ejecución personal del deudor o condenado


(iudicatus), consistente en encerrar al condenado en una prisión pública. Podía evitar esta
situación si el condenado cedía sus bienes (cesio bonorum) a la parte contraria o
vencedora del proceso.
2. Ejecución en forma específica o singular por la que se pretende que el condenado realice
la conducta concreta que se espera de él, según reza en la sentencia, y es exigida, manu
militari, por los funcionarios u oficiales del juez.
3. Ejecución por embargo y subsiguiente venta de algunos bienes u objetos concretos del
condenado, preferentemente bienes muebles o animales y, sólo en último lugar, los
bienes inmuebles, según Ulpiano (D.42,1,15). Dichos bienes eran previamente tomados
en prenda (pignus ex iudicati causa captum).
4. Ejecución concursal que se desarrolla cuando el condenado cede voluntariamente sus
bienes (cessio bonorum) al parte contraria o vencedora en el proceso, siguiendo la venta
de los mismos mediante el procedimiento de la distractio bonorum, esto es, no una venta
en bloque de los bienes, sino de forma individual o al detalle.

Contra la sentencia dictada por el magistrado caben dos opciones:

A.- La appellatio que se interpone ante el mismo magistrado que la dictó para que la eleve ante el
superior jerárquico: magistrados municipales, el gobernador de cada provincia preside el tribunal
provincial, vicarios de la diócesis, prefecto del pretorio y el emperador. Cuando se producía un
recurso de apelación, la sentencia dictada en primera instancia quedaba suspendida hasta que se
resolviese por el superior jerárquico y, si el apelante perdía el recurso, debería pagar el cuádruplo de
las costas procesales.

B.- Como recurso extraordinario dirigido a evitar la eficacia de la sentencia estaba la restitutio in
integrum.

AUDIENCIA EPISCOPAL
La literatura de los padres de la Iglesia informa a cerca de un procedimiento denominado episcopales
audentia, seguido frecuentemente por las comunidades cristianas a partir del siglo III. Consistía en
someter al obispo a las mismas controversias jurídicas que él decidía en forma de arbitraje; es decir,
actuaba en ellas como árbitro designado de común acuerdo por las partes, si bien no tenía validez
legal.
A partir de una constitución de Constantino del 318 ambas partes pueden abandonar la causa
pendiente ante un tribunal ordinario y someterla a la controversia del obispo, en este caso la decisión
del obispo tendría carácter ejecutivo y sería inapelable. A partir de Valentiniano en el 452, se regula
la materia y atribuye la decisión de las partes de someter la controversia al obispo, como un
compromissum, y la decisión episcopal puede ser ejecutada desde ahora por un magistrado, siempre
a instancia de la parte interesada.
Justiniano admitió la posibilidad de impugnar en diez días la decisión episcopal ante el magistrado
laico. Si la sentencia del magistrado coincidía con la del obispo, era inapelable; en caso de
disconformidad entre ambas sentencias, la emitida por el magistrado podía ser objeto de recurso
de apelación ante un magistrado de rango superior.

DESARROLLO DE LA COGNITIO EXTRA ORDINEM.

1. Citación: La citación del demandado ya no es iniciativa exclusiva del ciudadano privado, sino que
se opera a través del libellus conventionis, una suerte de "libelo de emplazamiento", un documento
escrito donde el actor expone sus pretensiones y el nombre de aquél a quien se quiere demandar. Tal
escrito se consignaba al magistrado, el cual, tras un sumario examen, lo trasladaba al demandado
mediante un funcionario subalterno (executor), citándolo a juicio en una fecha determinada. La
respuesta del demandado, que debía prestar una garantía de comparecer en juicio el día fijado (cautio
iudicio sisti), se efectuaba mediante el libellus contradictionis, un escrito de contestación a la
demanda, donde intentaba defenderse frente a las alegaciones del actor, exponiendo al mismo tiempo
sus propias razones.

2. En caso de no acudir el demandado se hace una declaración de rebeldía o contumacia, es decir, el


proceso continúa con la ausencia del contumaz hasta la sentencia

3. Presentar la demanda con todas las pruebas y dar traslado al demandado.

4. Posibilidad de solicitar la dilatio litis: Posibilidad de parar el proceso, por parte del demandante o
por el demandado, con el fin de obtener pruebas que no habían podido introducir con la demanda.
Marco Aurelio estableció que sólo se podía solicitar una vez y, en cuanto al tiempo que podía durar
la interrupción, Diocleciano estableció los límites temporales de 3, 6, o 9 meses según la prueba a
conseguir se encontraba en el mismo lugar en donde se celebraba el proceso, o en otra provincia
continental o de una provincia transmarina, respectivamente.
5.Comparecencia ante el juez o magistrado: A diferencia de lo que sucedía en el proceso formulario,
el litigio podía continuar, aunque una de las partes no compareciese, pues el magistrado lo impulsaba
de oficio. Presentes las partes, tiene lugar la narratio, donde el actor o su abogado establece y defiende
el objeto de su pretensión, y la contradictio, en la que el demandado expone los argumentos para
rechazarla. Parece ser que en el momento en que el juez escuchaba la narratio y la contradictio, tenía
lugar la litis contestatio, que no goza de la importancia capital que antes tenía, en cuanto pierde el
efecto consuntivo: en el nuevo sistema, sólo la sentencia extingue el derecho sustancias deducido en
juicio, formando la res iudicata. Eso sí, a partir de la litis contestatio comienza a transcurrir el término
de prescripción de la instancia, que fue fijado en tres años como máximo.

6. Litis contestatio: Acredita sólo la situación de litispendencia. ahora es el momento, no bien


precisado, en que las partes fijan sus pretensiones, no constituye un acto formal, dotado de
solemnidad, ni produce aquel efecto antiguo de la consunción procesal de la acción.

7. La práctica de pruebas: Podemos apreciar también importantes modificaciones con relación al


antiguo régimen. Ante todo, rige el principio de la prueba lega o reglamentada, según el cual, el juez
no puede libremente valorar y apreciar los resultados de las pruebas, sino según criterios previamente
establecidos. La prueba documental tiene preferencia sobre la testifical, y dentro de aquélla tienen
mayor valor probatorio los documentos redactados por funcionarios públicos y notarios (tabelliones).
Así mismo, el valor de los testimonios es graduado en razón de la situación social de las personas que
los prestaban, y el juez no puede otorgar eficacia probatoria al testimonio de una sola persona.
Finalmente, se admiten cada vez con mayor frecuencia las presunciones, tanto iuris et de iure,
como iuris tantum.

8.Sentencia: La sentencia, redactada por escrito y leída a las partes, ya no tiene por qué consistir
necesariamente en una suma de dinero, sino que el juez puede condenar a la restitución de una cosa,
cuando esa fuera la pretensión del actor. Dada la jerarquización de la magistratura, otra diferencia
notable es la posibilidad de apelar la sentencia ante un magistrado de rango más elevado,
estableciendo como última instancia el recurso ante el propio emperador.

9. Apelación de la sentencia: La sentencia puede ser objeto de un recurso de apelación ante el mismo
tribunal que dictó la sentencia y que elevaría ante el superior jerárquico. Sólo el firme la sentencia no
apelada o la que en última instancia dicta el Emperador.

10. Ejecución de la sentencia: Si bien la ejecución sobre el entero patrimonio del deudor (bonorum
venditio) se conserva en el proceso extra ordinem para casos excepcionales, normalmente se acude a
la ejecución sobre objetos concretos de su patrimonio (pignus ex iudicati causa captum). Aunque
subsista la ejecución personal, ésta queda reducida a un medio subsidiario de coacción como vía hacia
la ejecución patrimonial; así mismo, el encarcelamiento en prisión pública del deudor insolvente era
utilizado como medio de coacción en esta época.
Referencias:

 Petit, Eugene, Tratado Elemental del Derecho Romano, Porrúa, México, 2006
 Morineau Iduarte, Marta e Iglesias González, Román, Derecho Romano, Oxford, México
2010
 ARIAS RAMOS, J., Derecho Romano, vol. I, Madrid, 1974
 CAMACHO EVANGELISTA, F., Curso de Derecho Privado Romano, Granada, 2012.
 FERNÁNDEZ DE BUJÁN, A., Derecho Privado Romano, Madrid, 2013.
 GARCÍA GARRIDO, J.M., Instituciones y casos prácticos de Derecho romano, Ediciones
Academia, 2011.
 IGLESIAS, J., Derecho romano. Historia e Instituciones, Madrid, 2010.
 TORRENT RUIZ, A., Manual de Derecho Privado Romano, Zaragoza, 1987.

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