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¿QUÉ ES?
¿CÓMO ES?
¿PARA QUÉ SIRVE?
¿CÓMO SE HACE?
¿QUÉ SE NECESITA PARA CONTESTARLA BIEN?
INTRODUCCIÓN
Iniciamos con este folleto una serie de publicaciones destinadas a dar respuesta a esas interrogantes y a muchas
otras inquietudes de los jóvenes que se aprestan para rendir sus exámenes de admisión a la Universidad.
La información que se va a entregar es de primera mano, porque ha sido elaborada por EL MISMO EQUIPO, LAS
MISMAS PERSONAS QUE HACEN LA PRUEBA.
En efecto, los profesores, investigadores de la Universidad de Chile, que tienen a su cargo la creación,
administración, corrección y análisis de la Prueba de Aptitud Académica, desean proporcionar a los alumnos la verdadera
historia y naturaleza de este instrumento, con el propósito de que ellos sepan exactamente en qué consiste dicha prueba,
qué van a encontrar en sus preguntas, qué hacer para enfrentarla en buenas condiciones, y toda la información pertinente
sobre la fundamentación científica en que se apoya. Se entregará, además, una gran cantidad de ejercicios para el
desarrollo de las habilidades que se miden en la prueba, ejercicios consistentes en preguntas explicadas, pero también
otros tipos de problemas que no aparecen en la prueba, pero que apuntan a los mismos tipos de razonamientos que se
ponen en juego al contestarla.
Durante muchos años habíamos anhelado la oportunidad de comunicarnos a través de un medio masivo, que nos
asegurara el acceso a toda la población juvenil. Ahora nos hemos decidido a salir a la luz pública y dirigirnos a los jóvenes
aspirantes a la Universidad, para exponerles lo siguiente:
Joven amigo:
Quiero explicarte por qué tienes que rendir la Prueba de Aptitud Académica (PAA para los amigos) si quieres
ingresar a la Universidad.
Esto implica que son tantas, las materias que se estudian en cada carrera, y tan complejas, que NO CUALQUIERA
PERSONA puede hacerlo con probabilidades de éxito.
Es verdad, pero eso ocurre porque así está programado. Las exigencias de la educación media son también
“medias”, es decir, no demasiado elevadas. Los ramos que se estudian tienen una profundidad sólo mediana, al alcance de
todos, o de la mayoría. No son especialidades; sus contenidos son generales. Diríamos, básicos.
En cambio, en la Universidad, esas mismas asignaturas ¡y muchas otras! se enseñan a un nivel mucho más
profundo y especializado. ¡Claro, como que van a ser la base de carreras en donde hay que aprender a fondo toda clase de
disciplinas, y en donde se aplican los últimos adelantos de todas las ciencias!
Por eso precisamente es que, mientras más en serio estudies tus ramos en el liceo, mejores herramientas tendrás
para enfrentarte a ese mundo tan repleto de ciencia, de tecnología, de exigencias de conocimiento.
ESTÁ BIEN, PERO, ENTONCES ¿LA PAA SIRVE PARA VER SI LOS ALUMNOS HAN APRENDIDO SUS
MATERIAS?
1
No. Eso lo hacen las Pruebas de Conocimientos Específicos. La PAA tiene una misión distinta.
Para empezar, ¿qué es eso de “aptitud académica”? El sólo nombre causa un poco de recelo. Pero es fácil de
explicar.
En primer lugar, la palabra aptitud, como tú sospechas, es el nombre de un conjunto de condiciones personales
que, si se desarrollan y se entrenan, permitirán realizar bien algún trabajo o actividad cualquiera. Por eso se dice que María
tiene “aptitudes musicales”, aunque no conozca ni una sola nota, ni toque ningún instrumento. Es decir, existen en las
personas muchas aptitudes, para variadas cosas: para la carpintería, para el dibujo, para ser buen vendedor o para
manejar computadoras. Las aptitudes, como ves, son específicas.
Bien; veamos ahora lo de “académica”. En realidad, podríamos decir “teórica”, “universitaria”, “para estudios
superiores”, o algo semejante. Pero lo de “académica” es por la tradición. “Academia” tiene que ver con “Universidad”, se
refiere al saber superior, al estudio teórico y científico, al conocimiento profundo de algunas cosas importantes.
Entonces, como vas comprendiendo, “aptitud académica” significa “condiciones intelectuales para seguir con éxito
estudios superiores o universitarios”. En vez de este largo enunciado, basta con decir “aptitud académica”, lo que es más
sencillo si uno conoce los términos.
En otras palabras, la PAA sirve para encontrar a esos jóvenes que tienen condiciones suficientes para que puedan
hacer un buen papel si entran en la Universidad. En suma: LA PAA PERMITE SELECCIONAR A LOS POSTULANTES A
LA UNIVERSIDAD.
TODO ESTÁ MUY BIEN, PERO ¿POR QUÉ LA PAA TIENE UNA PARTE VERBAL Y UNA PARTE
MATEMÁTICA? ¿ ACASO LA APTITUD ACADÉMICA TIENE ALGO QUE VER CON EL LENGUAJE Y L A
MATEMÁTICA?
¡Tiene muchísimo que ver! En realidad, la capacidad para estudiar en la Universidad depende en gran medida de
tu capacidad para manejarte con el lenguaje verbal y con la matemática, que es otro lenguaje.
La verdad es que esa capacidad para estudiar cosas difíciles, que antes se llamaba “inteligencia general”, es un
conjunto de varios factores llamados “habilidades”, habilidades específicas o particulares que entre todas forman esa
capacidad general; son los componentes de esa capacidad amplia y compleja.
Hay varias, en realidad, hay muchas. Permíteme que no las nombre para no enredar esta explicación.
Si digo, por ejemplo, “fluidez”, o “razonamiento espacial”, que son dos de esas muchas habilidades específicas,
tendría que entrar a definirlas, alejándome del tema que nos interesa. Pero la PAA mide sólo esas dos habilidades, (en
realidad, deberíamos decir "esos dos grandes conglomerados de habilidades") que tienen que ver con el manejo de los
lenguajes verbal y matemático, por una razón fundamental, que te explico inmediatamente:
El lenguaje:
¿Has pensado, amigo, cómo estudias, cómo aprendes, cómo vas apoderándote de lo que te entregan la educación y
la vida? Creo que lo sospechas: lo haces principalmente a través del lenguaje, ¿verdad?. Cuando asistes a clases, o
cuando lees, o cuando conversas con los demás, o tienes que expresarte por escrito, el lenguaje es tu vehículo, tu
instrumento, tu herramienta fundamental. Rara vez pensamos en una cosa tan primordial e importante como ésa. Claro: tú
hablas desde pequeñito y es para ti tan natural como caminar o comer. Y sin embargo, es un verdadero prodigio el que
seamos capaces de comprender las materias más abstractas valiéndonos de un conjunto de palabras, organizadas
mediante otras palabras que son elementos estructurantes. ¿Imaginas la importancia que tiene el manejar el lenguaje, y
emplearlo bien? Cada palabra que conoces y empleas es un concepto que puedes manejar cuando te pones a pensar. Si
conoces pocas palabras, dispones de pocos conceptos, y te vas a ver en apuros cuando tengas que apoderarte de lo que
te entrega la Universidad. Y si te cuesta comprender un texto, o escribir uno para expresar tus ideas, tus dificultades van a
ir en aumento. Más adelante te explicaré con más detalle lo que es un concepto, y cómo los vas formando a través de toda
tu vida. Por el momento, ¿entiendes ahora porqué a la Universidad le interesa enormemente la aptitud verbal de sus
postulantes?
No precisamente. Lo que nos interesa es conocer cómo piensas al manejar el lenguaje. Lo que medimos es tu
capacidad para razonar con los significados de las palabras, oraciones y textos.
Ocurre algo semejante. La matemática es otro lenguaje. Es un lenguaje simbólico que los seres humanos inventaron
para dar cuenta de un aspecto de la realidad extraordinariamente importante: su aspecto cuantitativo. La realidad, joven
amigo, es compleja, es múltiple y es cambiante, y esas propiedades pueden representarse mediante modelos
matemáticos. Tan sencillo y tan fundamental como eso. Y no creas que eso pasa sólo en las ciencias naturales. En muchas
ciencias llamadas humanas, o sociales, o culturales, es posible y a veces necesario emplear modelos matemáticos: en
historia, sociología, economía, lingüística, psicología, en todas las disciplinas van incorporándose, cada día, más conceptos
matemáticos a su estudio. También le interesa entonces a la Universidad conocer tu capacidad para manejar el lenguaje
matemático, que es otra forma de representarse la realidad.
Por lo pronto, quiero presentarte un problema. Al resolverlo, y leer el análisis que hacemos, comenzarás a comprender
cómo funciona tu cabeza cuando lo abordas, y, por lo tanto, cómo opera en ti esa capacidad general que medimos a través
de la PAA.
Una pregunta de término excluido es ésta que te presenta seis palabras, una de ellas tiene un significado
distinto al de las otras cinco, y tienes que encontrar esa diferente. Por ejemplo:
2
ALIANZA
A) coalición
B) organización
C) unión
D) convenio
E) acuerdo
Más adelante te explicaré en forma más técnica qué tipo de estructura forman las cinco palabras asociadas que
aparecen en la pregunta. Por ahora, bastará con que analices el significado general de ALIANZA. Esta palabra, puesta con
mayúsculas a la cabeza de la pregunta, te da la pista para encontrar el término excluido de la serie; por este motivo, es
indispensable que llegues a determinar a qué se refiere ALIANZA.
¡Ah, sí! Buena pregunta. Analizar significa buscar y separar los componentes de un objeto complejo, para ver qué
función cumplen en el objeto.
En el caso del significado de las palabras, este análisis tiene una utilidad inmensa.
¿QUIERE DECIR ESO QUE ESAS CINCO PAL ABRAS SON SINÓNIMOS?
No, no creas que tienen que ser sinónimos. Desde luego, en el idioma, prácticamente no existen los sinónimos.
Para demostrártelo, analicemos con cuidado los significados específicos de esas cinco palabras.
Te advierto que este análisis no tienes por qué hacerlo cada vez que contestas estas preguntas. Aquí lo haremos
sólo para que observes la variedad y riqueza de contenidos que se ocultan en el significado de una simple palabra, y cómo
existen entre ellas diferencias particulares que no se oponen a la idea central, fundamental, común a todas, sino que le dan
un sentido específico. Veamos.
“Alianza” es un pacto, ya sea militar, ya político, o de naturaleza semejante, suscrito entre naciones, partidos
políticos, individuos, u organismos de cualquier tipo, para defenderse mutuamente y para luchar por una causa común a
todos los que participan en la “alianza”, o “aliados”.
“Coalición” es algo parecido, con la diferencia de que le falta la solemnidad, o la firmeza, o la altura de miras de
una “alianza”. Una “coalición” puede acercarse al “contubernio”, que es una asociación oportunista y poco moral para lograr
fines turbios. Al concepto de “coalición” le falta el carácter vergonzoso de “contubernio” y la firmeza y calidad de “alianza”;
pero mantiene el sentido fundamental de “asociación libremente acordada entre partes”. Como ves, existen en la realidad
hechos que pueden ser muy semejantes, y nuestro idioma tiene para ellos el nombre preciso. Es decir, las palabras hacen
referencia a los hechos; por eso, estos hechos son los referentes de las palabras.
“Unión” es un concepto genérico, es decir,apunta a varios hechos (o referentes ¿verdad?) de la misma clase: Una
“alianza” es una “unión”; una “coalición” también lo es; ligeramente distinta a “alianza”, como ya vimos, pero también
“unión”. Claro, porque lo esencial de “unión” es que designa a cualquier tipo de “asociación”, “alianza”, “coalición”,
“contubernio” y cualquier otro referente semejante, y por lo tanto, también pertenece a la serie que en la pregunta va
encabezada por “alianza”.
“Convenio”, fíjate bien, es una manera un poco distinta de hacer referencia (o referirse) al mismo hecho.
“Convenio” se refiere a las bases, al conjunto de acuerdos que han dado lugar a la “alianza”. Cuando decimos “convenio”,
sólo estamos nombrando a cualquiera unión con otro nombre. “Convenio” se refiere a los mismos referentes (ya vamos
aprendiendo) que “unión”, “alianza”, “coalición”, y por lo tanto pertenece a la misma serie.
“Acuerdo”, por su parte, es otro modo, otra perspectiva, de hacer referencia a los mismos hechos. Con “acuerdo”,
aludimos al acto de voluntad que representa una “unión” cualquiera. El concepto de “acuerdo” implica consenso, libre
expresión de voluntades que concurren a una asociación; pero se refiere concretamente a los mismos referentes que los
demás miembros de la serie; por eso forma parte de ella.
¿PERO NO RESULTA MUY LARGO EFECTUAR UN ANÁLISIS COMO ÉSE PARA CONTESTAR CADA
PREGUNTA DE TÉRMINO EXCLUIDO?
Evidentemente, tú no tienes que hacer este tipo de razonamientos para responder una pregunta de término
excluido. Tu experiencia de la lengua trabajará por ti en forma subconsciente. Lo importante es que realmente tengas esa
experiencia. Como lo has visto, ésta, y cualquiera otra pregunta, se podrá contestar con tanta mayor facilidad cuanto mayor
sea tu capacidad para reconocer los componentes del significado de las palabras que manejes; es decir, mientras más
dominio tengas de toda esa gama de detalles o rasgos caracterizadores (así se llaman) ocultos en los significados de las
palabras. Y ese dominio depende de cuánto hayas leído, cuánto escribas, cuánto expongas oralmente tus pensamientos.
¿Comprendes ahora la importancia de hablar, leer y escribir?
3
Ejercitación del Vocabulario
Ya hemos conversado del vocabulario (la parte del léxico que tú conoces), y seguiremos hablando de él. Por
ahora, lo que nos interesa es que comiences a ejercitar tu vocabulario. Para eso, de poco te sirve responder preguntas
hechas. La verdadera ejercitación es aquella en que tú haces; es decir, participas activamente y no eres un simple
respondedor de problemas. Las preguntas hechas sirven para medir tus habilidades, no para entrenarlas. El
entrenamiento, en las preguntas que vienen a continuación, consistirá en buscar palabras nuevas en tu mente, y no sólo en
encontrar la clave. Para eso te presentamos aquí algunos ejercicios novedosos, que te obligarán a investigar palabras por ti
mismo. No trates de consultar diccionarios, porque entonces tu mente dejará de trabajar. Tienes que explorar, escarbar en
tu vocabulario personal, esforzándote por encontrar los términos apropiados. Te asombrará la cantidad de palabras que
conoces (puedes entenderlas cuando las lees o escuchas) pero que nunca piensas en ellas porque no las empleas. Estos
ejercicios son para eso; para activar esa reserva pasiva de palabras.
Veamos primero lo del diccionario. Es como si preguntaras: “¿Qué es mejor: andar en auto o a pie?”. Como
comprenderás, todo depende del propósito. Si debes llegar pronto, el auto; si necesitas hacer ejercicio, la caminata.
Cuando escribes o lees para estudiar o comunicarte, debes recurrir, claro está, al diccionario si tienes alguna duda
semántica o de uso; pero cuando ejercitas tu mente realizando actividades como las que aquí te ofrecemos, debes
esforzarte por acudir a tu memoria, a tu experiencia idiomática, y recurrir sólo en último caso a las páginas de un buen
diccionario. ¿Cuál diccionario? Pues los consagrados. Rehúye aquellas publicaciones destinadas especialmente “para la
preparación de la PAA”. Algunas contienen ejercicios erróneos o inútiles. Una vez vimos un Diccionario de ¡términos
excluidos!. ¿Puedes imaginarte algo más extravagante? Ahora, ¿qué hacer para enriquecer tu vocabulario? Leer, leer
incansablemente y con atención; procurando comprender lo que lees y reflexionar sobre ello. Después, tratar de aplicar las
palabras aprendidas, ya sea escribiendo intencionalmente textos en que puedas insertarlas, ya sea intentando incluirlas en
la conversación. Lo esencial es hacer uso de las palabras aprendidas; si no lo haces, se te olvidarán. Todo ello, desde
luego, depende de que crees hábitos mentales, para que esa ejercitación se convierta en una actividad permanente, y no
quede en esfuerzos ocasionales y cansinos. Todo depende de ti mismo.
Significados similares
Un ejercicio útil para ampliar tu vocabulario es buscar palabras de significado similar a otra que aparezca en un
texto. En los ejercicios que van más adelante en esta sección, nos encontramos precisamente con una característica del
léxico: la posibilidad de elegir distintos lexemas para comunicar una misma idea dentro de un contexto.
Esta característica de algunos términos se suele denominar sinonimia, que significa etimológicamente, “compartir
nombres”. Se dice que dos o más palabras son sinónimos cuando apuntan al mismo referente. Sin embargo, los que
estudian el lenguaje dudan de que existan lexemas estrictamente sinónimos. Será útil para ti saber por qué.
Es verdad que, lógicamente, puede considerarse que la serie robusto-vigoroso-fuerte-hercúleo-fornido-
membrudo (mira el ejemplo) se refiere a una misma característica general del sujeto “hombre” del ejemplo y, lógicamente,
esos mismos atributos podrían asignarse a cualquier otro objeto que posea fuerza, vigor. Pero el idioma no sirve sólo para
expresar el pensamiento lógico; está además al servicio de los sentimientos, de las emociones, de la fantasía y la
imaginación, que pesan en conjunto más que la lógica cuando nos comunicamos, y también nos ayuda a influir en los
demás, a destacar y reforzar, o a atenuar y disimular lo que queremos decir, para convencer a los que nos escuchan y
lograr que se pongan de nuestra parte. Todos estos empleos que hacemos del lenguaje se reflejan en el uso que damos a
las palabras y en los matices psicológicos que se mezclan y superponen al significado estrictamente lógico de aquéllas.
Una de las varias consecuencias de este hecho es la especialización de los términos: rara vez se puede aplicar
una palabra a todas las situaciones posibles. Así, en la serie del ejemplo, podemos efectivamente emplearlas todas porque
la situación está especialmente buscada para hacerlo. Supongamos ahora que en vez de “hombre” dijéramos “bebé”.
Podríamos hablar de un “bebé robusto”, o “bebé vigoroso”; pero nunca de “bebé hercúleo” o “bebé fornido”, o “membrudo”,
porque estas características no corresponden al objeto “bebé” en nuestro sentimiento de la lengua; porque ‘hercúleo’,
‘fornido’ y ‘membrudo’ apuntan de preferencia a las cualidades físicas, musculares, que caracterizan al hombre fuerte y
vigoroso, y por lo tanto no se pueden asignar a un tierno bebé, por robustito que sea. En consecuencia, los adjetivos que
implican “fuerte musculatura” no son estrictamente sinónimos de “fuerte” y “vigoroso”, aunque en el ejemplo del ejercicio
sean aceptables.
Excelente observación: otra característica del uso de las palabras es su sentido figurado o metafórico, originado
en nuestra imaginación y en el deseo de expresar originalidad en lo que queremos decir.
Por ejemplo, el adjetivo robusta, y también fuerte, e incluso vigorosa, pueden atribuirse a los conceptos voz o a
personalidad, por la referencia general a “fuerza” que hacen esos adjetivos; pero no se les puede añadir hercúlea, o
fornida , o membruda. Aquí entra también a actuar la diferencia entre uno y otro grupo de adjetivos que vimos en el
párrafo anterior. Es cierto que un poeta podría decir “voz hercúlea”, pero eso ocurre porque el pensamiento poético es
mágico: transforma imaginativamente los objetos, y no corresponde a la función comunicativa y representativa del lenguaje
que aquí estamos examinando (Más adelante te explicaré eso de las funciones comunicativa y representativa).
También puedes decir olor fuerte, pero eso corresponde ya a otra característica de las palabras, la polisemia,
que dejaremos para después.
Con lo dicho, queda comprobado que las restricciones del sentido de las palabras producidas por el uso que les da
la gente, hacen que la sinonimia total entre dos o más términos sea muy escasa. Debes tener en cuenta este hecho para
ejecutar los ejercicios que vienen a continuación y -principalmente- para emplear el léxico en la comunicación escrita y
hablada; así lograrás un uso adecuado y preciso de tu vocabulario.
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En las preguntas que siguen, hay una oración con una o dos palabras subrayadas. Escribe en las líneas de puntos
que siguen a cada oración, todos los términos de significado semejante a las palabras subrayadas, y que puedas usar en
la oración, sin que ésta cambie de sentido. Haz lo posible por encontrarlas solo, sin ayuda del diccionario.
Ejemplo:
a) vigoroso b) prisa
fuerte prontitud
hercúleo premura
fornido velocidad
membrudo celeridad
........................................
1-2) Las tersas hojas del gomero brillaban bajo el sol primaveral.
(a) (b)
a) ........................................ b) ........................................
........................................ ........................................
........................................ ........................................
........................................ ........................................
........................................ ........................................
3-4) El homenaje que se tributó al fallecido escritor fue muy merecido, pero tardío.
(a) (b)
a) ........................................ b) ........................................
........................................ ........................................
........................................ ........................................
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5-6) El barco cisterna iba dejando una estela de petróleo en el mar ya altamente contaminado.
(a) (b)
a) ........................................ b) ........................................
........................................ ........................................
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7-8) Todos los asistentes comentaban los grandes merecimientos del científico homenajeado.
(a) (b)
a) ........................................ b) ........................................
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9 -10) La narrativa de Bradbury reúne el interés de los científicos con el atractivo de un estilo poético y original.
(a) (b)
a) ........................................ b) ........................................
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11-12) Borges falleció sin haber logrado la máxima distinción a que puede aspirar un escritor.
(a) (b)
a) ........................................ b) ........................................
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5
13-14) La masa de hielo se desprendió del glaciar con un sonoro crujido, y se hundió en la profunda laguna.
(a) (b)
a) ........................................ b) ........................................
........................................ ........................................
........................................ ........................................
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15-16) Mientras el delfín se aclimataba en su nuevo hábitat, los cuidadores le guardaron toda clase de consideraciones.
(a) (b)
a) ........................................ b) ........................................
........................................ ........................................
........................................ ........................................
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........................................ ........................................
Preguntas de antónimos
Estas preguntas plantean la tarea de elegir el término más opuesto por su significado a la palabra que
encabeza cada pregunta. Para responderlas, es necesario que analices el significado de esa palabra, y luego los de
las otras cinco, para encontrar aquélla cuyo significado se opone más diametralmente al de la primera.
Uno de los propósitos de estas publicaciones es el de explicarte características de las palabras, de las frases
y de los textos, para que tú vayas comprendiendo cómo funciona el lenguaje y puedas emplear con mayor eficacia
esas características en el manejo de tu idioma. Por eso, te voy a presentar brevemente una particularidad del
significado de ciertas palabras, llamada antonimia.
Las preguntas de antónimos, por su forma, son similares a las de término excluido, pero sólo por su forma; la
diferencia está en que el término excluido no pertenece al campo léxico formado por las otras cinco palabras. En
cambio, en la pregunta de antónimos, se busca un término cuyo significado exprese lo contrario del significado de la
palabra inicial.
Para que comprendas la naturaleza del fenómeno de la antonimia, te propondré algunos ejemplos.
En primer lugar, la antonimia se refiere a “oposición de significado general” de dos lexemas:
entrar - salir
ascenso - descenso
Estas son parejas de antónimos porque comparten un mismo sentido, designando cada uno de ellos un polo
opuesto. (Piensa en los vectores positivo y negativo de una recta numérica).
agudo - romo
En este ejemplo hay dos antónimos porque tienen significados contrarios; es decir, la afirmación de la
propiedad significada por uno de ellos implica la negación de la propiedad significada por el otro.
Ahora bien, ¿son antónimos palabras como padre y madre? Generalmente se piensa que sí lo son; pero en
la realidad, si nos atenemos al significado fundamental de los términos, resulta que éste más bien los hermana que
los opone. En efecto, padre y madre están unidos por el concepto esencial que ellos implican: ‘progenitor’: éste es el
significado fundamental de ambos términos. El rasgo distintivo “sexo” no los opone; sólo los diferencia, porque no es
lo básico en el concepto de ‘progenitor’. La antonimia se produce cuando la oposición ocurre en el significado
esencial. Por ejemplo: varón-mujer, macho-hembra sí que son antónimos porque lo esencial, lo básico en esos
conceptos es el rasgo “sexo”.
Lo mismo ocurre con parejas como elefante versus pulga, e incluso ballena versus microbio.
Aparentemente, no habría nada más opuesto que los seres designados por ambos pares de términos. Sin embargo,
dichos términos no son antónimos; son muy diferentes, sí pero no semánticamente opuestos, porque sus significados
esenciales tienen muchos otros rasgos específicos más importantes que “tamaño”. En cambio, gigante-enano
forman antonimia porque sus significados se refieren fundamentalmente al “tamaño” de tales seres, y nada más. Lo
mismo ocurre con la pareja enorme-diminuto o con los lexemas grande-pequeño, en los cuales el significado se
agota en el concepto de “tamaño”, y no muestra ningún otro rasgo diferenciador.
Responde ahora las preguntas que siguen, para ejercitar y reforzar la comprensión de estos conceptos de
antonimia que acabamos de discutir.
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Antónimos (Opuestos)
7
Preguntas de término excluido
Contesta ahora una sección de términos excluidos. Te conviene desarrollar esta parte sólo después de
que hayas realizado los dos ejercicios anteriores.
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Síntesis de las habilidades medidas por la Prueba de Aptitud Académica.
Corresponde ahora que te presentemos toda la PAA, porque ése es el propósito de estas publicaciones. Será
útil para ti saber exactamente qué aspectos de tu capacidad de razonar medimos a través de este instrumento.
Es verdad: conviene que te aclaremos por qué la PAA es un instrumento. Tú sabes que todo elemento usado
para medir una magnitud es un instrumento de medida: una regla, una huincha, son instrumentos para medir
longitudes; un reloj, un cronómetro, instrumentos para medir el transcurso del tiempo y sus divisiones; lo mismo
ocurre con un termómetro, una balanza o un barómetro. La PAA es también un instrumento para medir ciertos rasgos
psicológicos. Comprender este hecho tiene importancia por lo siguiente: Supón que una mamá se siente preocupada
porque su hijito está bajo de peso: delgadito, pequeño, el pobre parece que tuviera seis meses, cuando en realidad
tiene ya diez. ¿Qué hacer? A la afligida madre se le ocurre de pronto una idea astuta: comienza a pesar dos veces
por día a la criatura. ¿Te parece un buen procedimiento? Imagino lo que estás pensando. ¡Claro! ¡Vaya ocurrencia!
¿Cómo va a engordar el niño por más que la mamá lo pese una y otra vez? Lo adecuado sería proporcionarle una
alimentación especial, administrarle vitaminas, minerales, tónicos para el apetito, recurrir en suma a todos los medios
para robustecer el organismo del chiquitín, pero ¿medir su peso con el fin de aumentarlo? ¡Absurdo! ¿Verdad? Y sin
embargo..., sin embargo ¡Eso mismo es lo que hacen muchos jóvenes cuando desean aumentar su capacidad verbal
y matemática! Comienzan a contestar las preguntas de cuanto folleto de prueba tienen a mano -y lo peor es que
folletos buenos, pero también regulares y frecuentemente malos- con la cándida idea de mejorar su manejo del
lenguaje, su comprensión de las palabras y los textos, y su habilidad para razonar con símbolos matemáticos; es
decir, pretenden aumentar esas capacidades midiéndolas. Están tan equivocados como la atribulada madre del
ejemplo. Esas habilidades, a pesar de que son en parte innatas, y difíciles de modificar, pueden, sí, desarrollarse,
robustecerse dentro de ciertos límites, pero sólo a través del manejo activo de ambos lenguajes: hablando, leyendo,
escribiendo; estudiando las características de los elementos matemáticos y analizando razonadamente sus
propiedades, planteándose situaciones problemáticas concretas extraídas por uno mismo de la realidad.
PERO ENTONCES, ¿PARA QUÉ CONTESTAR FACSÍMILES, COMO HACE LA MAYORÍA? ¿ACASO NO
ES BUEN EJERCICIO CONTESTAR PREGUNTAS PARA ENTRENAR EL PENSAMIENTO?
Por supuesto que no ayuda. Es verdad que responder un facsímil permite familiarizarse con los distintos tipos
de preguntas y darse cuenta de la mecánica de las preguntas -siempre, claro está, que el facsímil sea bueno-, pero
para responder las preguntas ponemos en juego habilidades que no se desarrollan por el mero hecho de contestar
esas preguntas. Te lo repetimos, la prueba es sólo un instrumento de medida: mide ciertas características
individuales de naturaleza intelectual que son bastante estables, es decir, que son de desarrollo lento y que no se
modifican fácilmente. Medirlas una y otra vez es un método equivocado si tú deseas mejorar tu capacidad de manejo
de los lenguajes verbal y matemático. Nosotros comprendemos que al contestar preguntas de facsímiles, tú te
entretienes y crees que lo estás haciendo bien; pero eso es engañoso. Es mucho mejor que te dediques a leer,
tratando de interpretar y analizar lo que dice el texto, y después a sintetizarlo (que no es lo mismo que resumirlo) y a
investigar las palabras desconocidas para ti; y también a escribir y a conversar eficientemente.
Hecha esta salvedad tan importante, veamos cómo es el conjunto de habilidades medidas por la PAA; cuáles
son ellas, y con qué tipos de preguntas se miden.
Habilidades verbales
Tenemos que comenzar por hablarte de tu lengua. Seguramente has oído decir que la lengua (o idioma) es un
sistema articulado de signos, que sirve fundamentalmente como instrumento de comunicación y
representación. Veamos cómo es esto.
El idioma como sistema de signos. Nuestra lengua es un sistema sonoro, fónico; los elementos que
componen ese sistema son sonidos que producimos con la voz. Estos sonidos son pocos (veintidós en el español de
Chile), pero al combinarse, pueden formar millones de conjuntos. A algunos de esos conjuntos (unos cuarenta o
cincuenta mil) les hemos dado un sentido: ésas son las palabras. Las palabras son signos porque significan algo.
Al articularse entre sí, las palabras a su vez pueden formar millones de conjuntos. Algunos de esos conjuntos,
cuando se combinan de acuerdo con ciertas normas propias del idioma, nos permiten transmitir o comunicar ideas a
los demás; entonces tenemos las oraciones. Por su parte, las oraciones pueden ser articuladas entre sí por el
hablante para exponer sus ideas. Esta combinación de oraciones se llama discurso o texto. Por lo tanto, podemos
decir que el lenguaje hablado es un sistema sonoro de triple articulación (sonidos-palabras-oraciones-discurso) que
un grupo o comunidad hablante usa para ciertos fines. Veamos ahora cuáles son esos fines.
El lenguaje como instrumento de comunicación y representación. Ya vemos que nuestro idioma, como
instrumento que es, cumple funciones. Estas funciones son varias. Las que a nosotros nos interesan son las
funciones comunicativa y representativa.
La representación es un poco más difícil de explicar con sencillez, pero con un par de ejemplos, la cosa
quedará clara.
Supón, querido amigo, que un compañero te cuenta que un árbol que estaba frente a su casa se cayó con el
viento. ¿Has pensado alguna vez cómo es que tú entiendes qué es lo que se cayó? Seguramente tú nunca has visto
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ese objeto que el viento derribó, pero no tienes ninguna dificultad en comprender qué clase de cosa es, y tu amigo
sabe que tú lo comprendes; por eso le basta decirte que es un «árbol», y no necesita describirte el objeto. Es decir, él
y tú (y todos los que hablan nuestro idioma) saben a qué se refiere la palabra «árbol». Esto significa que tú y tu
amigo (y todos nuestros cohablantes) poseen el concepto de árbol. Un fenómeno que parece tan obvio y trivial es,
sin embargo, lo que permite la comunicación a través del lenguaje: las palabras expresan conceptos, conceptos tan
naturales y corrientes como árbol, y tan abstrusos como «fundamentación». Esta es la función representativa del
lenguaje, llamada también referencial: los signos verbales hacen referencia a los distintos aspectos de la realidad.
Ten la bondad, amigo lector, de considerar todavía lo siguiente: Te dijimos hace un momento que unas
cuarenta o cincuenta mil combinaciones de sonido -palabras- tenían sentido para nosotros. Ahora debemos precisar
esta idea: es la cantidad aproximada de palabras que forman el léxico común, el que todos los hablantes cultos
deberíamos conocer; pero en realidad hay más, ¡muchas más! Piensa en los términos específicos de cada ciencia o
técnica; piensa en las palabras que se usan sólo en ciertas regiones; imagina los nombres de cada una de las clases
de cosas o seres vivos; las denominaciones de los hechos, fenómenos, situaciones y variaciones que ocurren en la
realidad. En el párrafo anterior encontraste la palabra trivial y abstrusa, ¿Sabes qué significan? (averígualo); ¿Sabes
qué relación existe entre 'trivial' con 'vía' = camino, por una parte, y con trío o triángulo, por otra? (Infórmate también
sobre esto). A la inmensa cantidad de términos de esta clase semejantes a trivial y abstrusa- debes añadir las
palabras que usan pescadores y albañiles, mineros y campesinos, buzos y aviadores, y que sólo ellos conocen. La
verdad es que esa fabulosa cantidad de objetos (les llamaremos «objetos» porque al menos podemos nombrarlos)
está representada, o podría estar representada por alguna palabra.
Todo lo que te hemos dicho, amigo nuestro, en el párrafo anterior, nos conduce a tres cosas importantes que
deseamos consideres muy bien:
a) El léxico, inmensamente grande, está compuesto de varios cientos de miles de unidades. Algunas de ellas
son del idioma común y solemos manejarlas habitualmente; otras están disponibles para nosotros, aunque
rara vez las empleemos; otras son términos específicos, que seguramente nunca usaremos e incluso quizás
nunca aprendamos. Es decir, en el léxico podemos distinguir varias clases de unidades, según la frecuencia
de uso, la familiaridad, la disponibilidad, la especialización, etc., de las palabras. No nos proponemos
enseñarte estas clasificaciones; pero por lo menos queríamos darte a conocer esta particularidad de las
palabras de tu idioma.
b) Toda la fantástica diversidad de la realidad (naturaleza, cultura, conciencia humana) es representada por el
lenguaje. Las palabras son vehículos para los conceptos, cada uno de los cuales es, sencillamente, la idea
que nosotros nos hacemos de los objetos de esa realidad. ¿Comprendes, amigo, lo que deseamos decirte?
Los conceptos son las ideas que nosotros nos hacemos de los objetos de la realidad. Lo importante de
esto es que nosotros nos hacemos esa idea; es decir, somos nosotros quienes vamos cargando una
palabra, que al comienzo puede ser sólo un conjunto de sonidos vacíos, con rasgos, con matices, con
detalles, hasta llegar a repletarla de significación, es decir, de materia conceptual; todo ello, claro está, dentro
de las posibilidades que nos da la comunidad hablante en que vivimos. En suma, de ti, de nosotros, depende
la profundidad y amplitud que queremos dar a nuestro instrumento representativo y comunicativo.
c) Finalmente, ¿te das cuenta, joven amigo, de la importancia que tiene para ti poseer la mayor cantidad posible
de palabras? Cada palabra te permite disponer de un concepto que te ayuda, junto con otros miles de
conceptos, a comprender la realidad, a incorporarte a la realidad, a apropiarte de la realidad. Se puede
decir que disponemos de una apretada malla de conceptos que reproducen en tu mente, en la mía, en la de
nuestros cohablantes, toda la realidad del ser humano. Ahora, amigo, fíjate bien: esa tupida red conceptual
es la que llamamos cultura, o al menos, es el componente intelectual de la cultura. La cultura humana es
esencialmente conceptual: ciencias, artes, filosofía, creencias, técnicas, todo el conocimiento se te ofrece a ti
expresado en palabras, en conceptos, en juicios (relaciones entre conceptos), en estructuras de pensamiento
racional (relaciones entre juicios), como por ejemplo, leyes científicas, definiciones, teorías, hipótesis,
sistemas de ideas cualesquiera. Y apenas te hemos enumerado unas pocas potencialidades de la palabra:
no hemos mencionado el uso poético del lenguaje, o su capacidad para influir sobre los demás, para
convencerlos, para atraerlos a nuestra propia manera de pensar, o para hacer que el prójimo se pliegue a
nuestros propósitos. No queremos abusar de tu paciencia, joven amigo; sólo deseamos que reflexiones
sobre la importancia de que te apoderes del lenguaje.
Resumiendo entonces:
- El lenguaje verbal es el medio de comunicación más universalmente usado. Su naturaleza es sonora, pero se
complementa con otro lenguaje de carácter visual, que utiliza signos gráficos: la escritura.
- Los signos del lenguaje verbal expresan conceptos. Los conceptos son ideas que nos hacemos de los objetos -
materiales e inmateriales- de la realidad. Mediante los conceptos, comprendemos, ordenamos los hechos de la
realidad, y nos apoderamos de ella.
- Cuando nos comunicamos, son esos conceptos los que combinamos para transmitir nuestras ideas. El problema
está en que, para combinar bien esos conceptos, tenemos que dominar los medios que nos ofrece el lenguaje
para «armar» las oraciones, que son las unidades mínimas de comunicación. Esos medios son otras palabras
que sirven de enlaces, uniones, «abrazaderas» (perdón por el símil, pero es muy exacto) entre las palabras
conceptuales. El conjunto de uniones, nexos o enlaces es parte de lo que constituye el sistema gramatical de un
idioma, especie de nervadura o esqueleto que llenamos con la savia conceptual de nuestros pensamientos. El
sistema gramatical lo comenzamos a aprender ya con las palabras de cariño de nuestras madres, y seguimos
aprendiéndolo durante toda nuestra vida, a medida que nos vamos incorporando a los usos idiomáticos de
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nuestra comunidad. Imagina lo importante que es adquirir a fondo esos usos: mientras mejor lo hagamos, más
perfectamente nos comunicaremos.
Veamos, por fin, qué habilidades entran en juego cuando tú manejas tu instrumento verbal para lograr la
máxima comprensión de lo que escuchas o lees, y la máxima capacidad comunicativa cuando hablas o escribes.
Las habilidades verbales que componen tu capacidad general han sido estudiadas de muchas maneras por los
especialistas, y desde varios puntos de vista. Como ellas son muchas, como están muy entrelazadas y por lo tanto
son difíciles de aislar para estudiarlas y medirlas, se comprende que las clasificaciones sean también diversas, a
veces contradictorias entre sí, y pocas veces completas. Nosotros consideramos que una clasificación útil, y
realmente explicativa de nuestra naturaleza mental, es la que hace un gran psicólogo norteamericano llamado J.P.
Guilford. Conviene que tengas una idea del esquema de Guilford: te ayudará a entender mejor qué es la PAA, y para
qué sirve.
El dice que las habilidades deben estudiarse relacionándolas simultáneamente con tres aspectos de la
información que recibimos:
A) Los contenidos de la información recibida por nuestro intelecto. Esos contenidos son de varias clases; los
que a nosotros nos interesan son los contenidos semánticos, es decir, ese componente conceptual del
lenguaje que ya te explicamos en párrafos anteriores. Es esa carga semántica de las palabras, del lenguaje
en general, la que procesa nuestra mente cuando nos comunicamos, cuando estudiamos, cuando leemos o
escribimos; en suma, cuando utilizamos el lenguaje en cualquiera de sus funciones.
B) Las operaciones intelectuales que realizamos con esos contenidos. Estas operaciones, como podrás
suponer, son muchas; pero fundamentalmente pueden reducirse a cinco:
a) El conocimiento o reconocimiento de los contenidos semánticos.
b) La memorización; es decir, el almacenamiento ordenado, claro y recuperable de la información en
nuestro «depósito de memoria».
c) La inferencia libre de nuevas ideas a partir de la información que procesamos en nuestra mente;
inferencia que tiene que ver con nuestra capacidad para asociar, inferir alternativas, en suma, sacarle
provecho a la información para elaborar nueva información organizada por un mismo. (Producción
divergente llama Guilford a este tipo de operación mental).
d) La elaboración de conclusiones lógicas a partir de la información procesada; es decir, el tradicional
razonamiento deductivo. (Producción convergente, según Guilford).
e) La elaboración de juicios críticos acerca de la calidad de las propiedades de los objetos aportados por la
información, de acuerdo con ciertos criterios (Evaluación).
C) Los productos, o formas típicas que puede adoptar la información recibida: Estos productos pueden ser:
a) Unidades de información. (Por ejemplo, los lexemas, que son unidades significativas del lenguaje).
b) Clases. (Por ejemplo, los campos léxicos, o desde otro punto de vista, las llamadas partes de la
oración: sustantivos, adjetivos, verbos, etc.)
c) Relaciones. (Por ejemplo, las relaciones que se manifiestan entre las palabras de una oración, entre las
oraciones de un texto, entre las ideas en un juicio, etc.)
d) Sistemas. Conglomerados o conjuntos organizados de clases. (Por ejemplo, el léxico del idioma, o el
sistema gramatical).
e) Transformaciones. Los cambios que se operan en la información según las circunstancias. Ejemplo:
«Ven inmediatamente» frente a «Me gustaría que vinieras».
f) Implicaciones o consecuencias. Conexiones circunstanciales entre tipos cualesquiera de información.
(Por ejemplo, una idea determinada tendrá diferente importancia y, por tanto, distintas consecuencias,
según el contexto en que se exprese).
Este modelo de la inteligencia de Guilford es tridimensional. ¿Qué significa eso? Pues sencillamente, que las
habilidades básicas, unitarias, que componen la inteligencia general surgen del entrecruce de las tres dimensiones:
operaciones, contenidos y productos. Sólo podemos definirlas si tomamos en cuenta simultáneamente estos tres
aspectos. Ya te dijimos que para nosotros lo esencial es el contenido semántico. Veamos ahora cómo ponemos a
funcionar el modelo para explicarnos lo que medimos en la PAA verbal:
Tampoco medimos el conocimiento básico que posees de las palabras: no te preguntamos «¿Qué significa la
palabra a, b o c?». La operación más básica que se detecta es la comprensión de los elementos, y su
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interpretación. Ambos desempeños -comprensión e interpretación- están incluidos en la categoría llamada
conocimiento. Naturalmente, porque nos interesa, no el conocimiento inerte, tipo enciclopedia, sino el conocimiento
dinámico, pensante: ¿Qué relación encuentras entre «cándido» e «ingenuo»? y «bondadoso», ¿es semejante por su
significado a aquéllos, o no? He aquí tu mente actuando con el conocimiento que tienes de las palabras,
movilizándolo, comparándolo; ahí es donde se manifiesta tu habilidad.
Respecto de las llamadas producción divergente y producción convergente debemos confesarte que
seguimos prefiriendo los tradicionales términos de razonamiento, deducción, inducción, inferencia, pensamiento
reflexivo, etc.: son más conocidos; gozan de prestigio entre los jóvenes, y se pueden explicar mejor. El
razonamiento es una habilidad que impregna todos tus desempeños en tu vida diaria, en tus estudios y, desde luego,
en la prueba, desde la reflexión que aplicas a encontrar un término excluido (unidad) dentro de un campo léxico
(clase), hasta el trabajo que debes realizar para establecer las relaciones entre dos sistemas de ideas que te
presentamos en un texto (que es otro sistema), o la consecuencia (implicación) que se puede extraer de una
afirmación de ese texto.
Cuando pasemos sistemática revista a las secciones de la PAA para explicártelas a fondo, nos referiremos con
más detalle a estas habilidades básicas, unitarias. Ahora nos interesa únicamente que recuerdes lo siguiente:
Habilidades y aptitudes
Nos interesa tocar nuevamente este tema, querido amigo, -ya te informamos algo al respecto porque se suele
hablar de «aptitud verbal» y «aptitud matemática», cuando lo preciso sería decir «habilidad verbal» y «habilidad
matemática», y sería conveniente que tuvieras una clara idea de los conceptos que se manejan en el proceso en que
te has embarcado. Vamos por partes.
Cuando te presentamos, por ejemplo, un plan de redacción, esperamos que tú analices una serie de ideas
contenidas en ciertas frases u oraciones y descubras la secuencia que debe darse entre ellas para constituir el
esquema de un texto, es decir, para que sintetices un «plan de redacción». El análisis y la síntesis que tú efectúas
implica el manejo de las significaciones de frases y oraciones, y sólo eso; no necesitas saber nada sino el
significado de los elementos verbales para construir un sistema ordenado de ideas. Como ves, las habilidades
medidas se reducen a eso: se circunscriben a los conceptos expresados por ciertas palabras que tú debes conocer
previamente. Son realmente habilidades básicas las que pones en juego.
PERO, ¿QUÉ PUEDE HACER UN JOVEN CON ESAS HABILIDADES? ¿EN QUÉ ÁREA DE LAS
ACTIVIDADES HUMANAS TENDRÁN MEJOR EMPLEO ESOS RASGOS INTELECTUALES QUE MANIFIESTA?
Al plantearnos estas preguntas, ya nos salimos del ámbito de las habilidades mentales básicas y entramos en
el tema de las aptitudes.
En efecto, cuando hablamos de aptitudes, nos referimos a ciertos rasgos personales -incluyendo las
habilidades por cierto- que permiten suponer que el individuo, si perfecciona esos rasgos, podrá desempeñarse bien
en alguna actividad. Esos rasgos, pues, son síntomas de esa potencialidad. Observa bien que en esta definición hay
varios aspectos involucrados:
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menos entrenables; pero si es posible aprender a utilizarlas con el máximo provecho dentro de sus
límites.
c) La capacidad, por su parte, es sólo potencial: no actual sino futura, y para alcanzarla es necesario
mucho esfuerzo, estudio y perfeccionamiento de esas condiciones actuales.
d) Por su parte, estas condiciones que permiten predecir el desempeño futuro son de varias clases. Desde
luego, las habilidades mentales básicas; pero también varios otros rasgos: ciertas predisposiciones
específicas muy numerosas, como por ejemplo, habilidad manual, buen oído, coordinación motriz,
sensibilidad y varios otros rasgos afectivos; interés, perseverancia, capacidad organizativa y otros
rasgos conativos (que tienen que ver con la vieja voluntad). De todos esos rasgos, y de muchos otros
que no te mencionamos, saldrá ese conjunto de condiciones llamado aptitud, que permite predecir que
tú podrías llegar a ser, por ejemplo, un buen pianista o cirujano, gran vendedor o relacionador público,
excelente constructor o biólogo marino, exitoso dentista, analista de sistemas o dibujante técnico.
Por de pronto, las habilidades medidas a través de la PAA permiten predecir -junto a los otros antecedentes
que ya te enumeramos- tu aptitud para los estudios superiores; es decir, tu aptitud académica. Y aquí topamos de
nuevo con las habilidades de tipo conceptual. Sí, porque lo esencial de los estudios superiores es su carácter teórico,
elevadamente conceptualizado y abstracto. Lo que la Universidad exige es capacidad de manejar teorías y
abstracciones, capacidad tanto para comprenderlas como para aplicarlas; allí entra en juego el pensamiento racional
(no es redundancia), crítico, rigurosamente deductivo o penetrantemente inductivo. Si posees esas habilidades,
adecuadas al manejo de contenidos semánticos, es muy posible que tengas aptitud académica.
En síntesis:
a) Las habilidades mentales básicas constituyen un conglomerado que se llama «inteligencia general» o
«capacidad general».
b) Dos grupos importantes de estas habilidades, altamente conceptuales, se miden en la PAA.
c) Estas habilidades medidas por la PAA, junto a otros antecedentes personales tuyos -conocimientos
específicos en ciencias básicas, índice del rendimiento logrado por ti en la etapa de educación media, y
eventualmente otras habilidades más específicas- nos permiten predecir tu aptitud para los estudios
universitarios, que son de carácter superior, teórico y rigurosamente conceptual.
¿Qué consecuencias podemos inferir de todo lo que te hemos dicho hasta ahora?
Algo muy sencillo, pero importantísimo: tú tienes que manejar las preguntas y problemas que van a
continuación, como materiales para ejercitar tus habilidades. Para ello, no basta con responderlos mecánica y
rápidamente: las hemos elegido especialmente para que las analices: tienes que tratar de formular un razonamiento
frente a cada pregunta, con el fin de que te des cuenta del porqué de la respuesta correcta.
Si son problemas verbales, deberías buscar otras palabras, otras frases distintas de las que aparecen allí, y
verificar cómo cambia el sentido de la pregunta; o bien, deberías plantearte un problema distinto con los mismos
elementos.
Por ahora, querido amigo, basta de exposición teórica, y veamos algunos ejemplos prácticos.
Tenemos que profundizar en las preguntas de vocabulario y en las características de las palabras por la
importancia fundamental que tiene el léxico para manejo del lenguaje; importancia que te comentamos al comienzo
de este fascículo.
AGRAVIAR
A) injuriar
B) ultrajar
C) zaherir
D) afrentar
E) atacar
Tú ya sabes que el método adecuado para analizar las palabras es ir descartando rasgos secundarios hasta
quedarnos con lo esencial del concepto. Ya conoces términos técnicos: busquemos, entonces, el rasgo diferenciador,
distintivo, o sema de este campo léxico. Desde luego, sabemos que es la palabra que encabeza la pregunta la que
nos dará el sema común a todas las demás. ¿Cuál es, pues, el rasgo definitorio, el sema de «agraviar»? Después de
una búsqueda que debe ser metódica; por ejemplo, poniendo la palabra en distintas situaciones de uso, nos
llegamos a dar cuenta de que significa «causar menoscabo o «agravio» en el respeto, dignidad, honor, amor propio,
delicadeza, intereses, etc., de una persona». Por el análisis comparativo de lo «menoscabado», nos percatamos de
que éstos son conceptos subjetivos, propios de los sentimientos de autoestima de la persona; es decir, son valores:
la «dignidad», el «honor» y los otros atributos constituyen cualidades consideradas intrínsecamente importantes y
valiosas, por eso son valores de la persona humana. Si tú posees un sentimiento más profundo y fino del sentido de
las palabras, puedes incluso observar que la raíz -grav- de «agraviar» se encuentra también en «gravedad», fuerza
terrestre que produce «gravidez», es decir, «peso», lo que hace que los cuerpos «graviten». ¿Te das cuenta de la
relación?: el «agravio» provoca una carga o peso moral, se carga al ofendido con el peso de un tratamiento injusto,
que puede llegar a ser muy «grave». Las palabras, querido amigo, son en sí pequeños mundos llenos de vida, de
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resonancias, y tienen muchos lazos conceptuales con otros pequeños mundos. Ejercítate en interrogar a las
palabras, en explorar sus pliegues: verás cuánto aprendes.
Con los rasgos descubiertos: 1 causar menoscabo, y 2 dañar un valor espiritual, podemos detectar los otros
lexemas que acompañan a «agraviar» en el campo léxico. Como ejercicio, conviene analizar también, una por una,
las demás palabras.
«injuriar»: Por tu experiencia de la lengua, sabes que esta palabra es sinónimo de «insultar» y calza, por lo
tanto, en la pareja de semas que hemos determinado. De todos modos, practiquemos el análisis: equivale a lanzar
contra alguien conceptos rebajadores de su dignidad u honra; es decir, «improperios» o «insultos». Ahora, si tienes
un poco de curiosidad, y bastante perspicacia, tu oído puede recibir la semejanza de «injuriar» con «jurídico» y
«jurista». Por tanto, «injuriar» es lanzar un insulto contra todo derecho, sin ningún derecho. (lat. jus, juris =
«derecho»).
«Ultrajar»: También tu experiencia te indica que este verbo significa una acción ofensiva, un atentado a la
dignidad personal o al respeto debido a instituciones como la patria, la bandera, las autoridades, los tribunales de
justicia o las fuerzas armadas. Un rasgo especifico de «ultraje» es que es una acción. Fíjate que se «injuria» con
palabras y se «ultraja» con actos; naturalmente que en general, pues una característica de las palabras es su amplia
capacidad de uso, pero en ambos casos, el sema es el mismo: causar menoscabo a ciertos valores éticos, sociales,
morales, espirituales. Podrías preguntarte, amable lector: «entonces, ¿éstas palabras son sinónimos?». La respuesta
es sí y no. Sí, desde el punto de vista del sema, que es común a «agraviar», «injuriar» y «ultrajar», no, desde el
punto de vista de la intensidad de cada lexema. Observa que la carga expresiva de «agraviar» es menor que
«injuriar», y que la de éste es menor que la de «ultrajar»: un «ultraje» es más grave que una «injuria». Esta diferencia
de intensidad impide usar indistintamente estas palabras; cada una se aplica -cuando queremos hablar con
precisión- a situaciones distintas.
«Zaherir»: Este concepto es menos conocido, pero -recuerda que tu ejercitación debe ser lo más dinámica
posible- si no la conoces, debes investigarla: encontrarás que la palabra significa «ofender a alguien con reproches
injustos o malintencionados». En su origen, significó «herir por penitencia», y algo de ese sentido queda en la
acepción moderna. Es un concepto culto, en verdad, pero tú tienes la obligación moral de conocer muchos conceptos
cultos. Como vemos, «zaherir» también muestra el sema que hermana a «agraviar», «injuriar» y «ultrajar», y con las
dos primeras tiene además el matiz semántico de que es una ofensa verbal.
«Afrentar»: Deriva directamente de «afrenta» -significa «causar afrenta»- y «afrenta», bien sabes, significa
«ofensa grave», que puede proceder de un dicho o de un acto. Descubrimos de inmediato que posee el sema que
caracteriza a «agraviar», «injuriar», «zaherir» y «ultrajar». Hemos completado, pues, las cinco palabras del campo
léxico que aparecen en esta pregunta. Te invitamos a observar el lexema «atacar».
Es de común conocimiento que el sentido esencial de «atacar» apunta a una cosa distinta que los otros cinco
términos estudiados; no a una ofensa, ciertamente, sino a una oposición vigorosa, que puede ser violenta, contra un
adversario, sea persona, sea otra entidad. Podemos atacar una opinión ajena, a un contradictor, a un contrincante en
el deporte, una fortaleza o cuerpo militar enemigo, una posición material o intelectual: ése es el sentido esencial de la
palabra, su sema: «acción enérgica o violenta», que pueda ser verbal -puramente conceptual-, o física, a golpes o
tiros. Pero en esa acción no es necesario que exista ofensa, no existe ese rasgo diferenciador en el concepto. Por
cierto que un ataque puede ser ofensivo; por ejemplo, cuando es una agresión irrespetuosa, ultrajante; pero
entonces esa acción merece otro nombre; ya no basta llamarla «ataque», y si se emplea esta palabra, es
indispensable colgarle un adjetivo: «ataque afrentoso», «ataque injurioso», para especificar esa nota de agravio.
Imagino que estarás pensando en la «ofensiva» del equipo de fútbol: pero en ese caso el nombre es «ofensiva» y no
«ofensa»: tiene el sentido de «ataque» y no de «agravio» o «injuria», aunque la raíz sea la misma. Es muy posible
que en una ofensiva militar, el honor de los combatientes esté a salvo e incluso se engrandezca, tanto el del
vencedor como el del vencido. De más está decir, entonces, que «atacar» es el término excluido que andábamos
buscando. Es término excluido porque no participa del sema común a los otros cinco términos de la serie.
En síntesis: Lo importante es examinar las palabras para determinar su sentido esencial, aquel rasgo que no
puede faltar en un concepto para que éste sea tal. Luego, constatar que ese sema se da en cinco de las seis
palabras del problema. Observa que contamos previamente con tu conocimiento de las palabras; lo que debes hacer,
entonces, es someter los significados a un análisis exhaustivo, semejante al que has leído recién.
Después, debes aplicar las palabras estudiadas a distintas situaciones, para observar cómo ellas se pueden
usar en unas pero no en otras, pero que siempre se puede encontrar un matiz esencial en su significado, matiz que
las hermana. Persevera y ¡buen éxito!
Aunque parezca ocioso, tenemos que recordarte que estos consejos son para que tú te ejercites; NO para que
contestes las preguntas de la prueba.
Ahora practica los consejos que te hemos dado en los siguientes ejercicios.
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Preguntas de términos excluidos incompletas
Termina estas preguntas, llenando las opciones en blanco con palabras que guarden
relación con el significado de la palabra del enunciado y con las dos que aparecen en las
opciones. En todas las preguntas aparece la clave (el término excluido). Recuerda lo que te
explicamos al analizar el ejemplo, y plantéate el mismo razonamiento: ¿Cuál es el rasgo, o
los rasgos distintivos que caracterizan el lexema sobre cada pregunta? Cuando lo hayas
decidido, busca otros lexemas que presenten los mismos rasgos.
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Preguntas de término excluido
2) RESALTAR
A) acentuar 8) PRIVADO 14) DESUNIÓN
B) recalcar A) particular A) desavenencia
C) subrayar B) único B) ruptura
D) señalar C) exclusivo C) segregación
E) proclamar D) propio D) disociación
E) reservado E) destrozo
3) CONSCIENTE
A) despierto 9) PRECEPTO 15) PRESUNTUOSO
B) lúcido A) sentencia A) elegante
C) alerta B) norma B) soberbio
D) inteligente C) disposición C) jactancioso
E) listo D) regla D) fatuo
E) ordenanza E) petulante
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CLAVES PAA-VERBAL
1. C 10. D 1. C 10. E
2. B 11. E 2. D 11. C
3. B 12. C 3. E 12. B
4. D 13. E 4. A 13. E
5. B 14. C 5. D 14. A
6. A 15. B 6. C 15. D
7. B 16. A 7. B 16. E
8. C 17. D 8. B 17. A
9. A 18. D 9. D 18. B
17
Términos excluidos incompletos,
página 15.
Términos excluidos
página 16
1. A 10. D
2. E 11. B
3. D 12. A
4. E 13. C
5. B 14. E
6. A 15. A
7. C 16. D
8. B 17. B
9. A 18. A
18
DERECHOS Y DEBERES DEL POSTULANTE
DERECHOS
g) FORMULAR, al término de cada prueba, ante el Jefe de Local en que las rinde toda
queja acerca de la administración del sistema, en especial en la etapa de aplicación de
pruebas, siempre que ella le perjudique personalmente. La queja se presentará por
escrito con plena identificación del reclamante y con la explicación y
fundamentación de los hechos que la motivan.
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DEBERES
a) RESPETAR las normas e instrucciones generales que regulan el sistema, como también las
disposiciones específicas de cada universidad, todo lo cual se informa oportunamente mediante
los documentos oficiales públicos, que más adelante se mencionan, o a través de las
instrucciones que se den a conocer al momento de rendir las pruebas.
f) REVISAR los datos de la Tarjeta de Identificación y hacer las correcciones necesarias dentro
de los plazos fijados para ello, aun cuando el error detectado le beneficie (*).
g) PRESENTARSE a rendir las pruebas sólo con su Cédula Nacional de Identidad en buen estado,
Tarjeta de Identificación y un lápiz grafito Nº 2. Cualquier otro objeto será retenido hasta el
término de la Prueba correspondiente.
i) RENDIR las pruebas obligatorias (PAA y PCE Historia y Geografía de Chile), puesto que la
ausencia elimina del proceso sin apelación ulterior.
l) DEVOLVER ÍNTEGRAMENTE, los folletos de prueba al término de cada una de ellas (*).
m) NO COPIAR, TOTAL O PARCIALMENTE, por ningún medio, las preguntas de las pruebas (*).
n) TRABAJAR individualmente, sin dar, pedir, o recibir ayuda durante el desarrollo de las pruebas
(*).
(*) EL PROCESO DE ADMISIÓN ES UN ACTO PÚBLICO QUE DEBE PROTEGER TODOS LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS
QUE ASPIRAN A SER ALUMNOS DE ALGUNA DE LAS UNIVERSIDADES DEL H. CONSEJO DE RECTORES. LAS PRUEBAS
APLICADAS, TIENEN PROPIEDAD INTELECTUAL Y MARCA REGISTRADA LEGALMENTE.
TODO ACTO QUE PERJUDIQUE A LOS PARTICIPANTES, O ATENTE CONTRA DICHA PROPIEDAD, PUEDE SER CAUSA DE
ACCIONES LEGALES.
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