vestimenta para la cual son identificados los letrados. Existen muchos abogados que dicen que la toga envuelve la magia y el encanto de la oralidad y el buen debatir de un caso en los diferentes estrados en los cuales se desenvuelven los abogados; magia que encierra y le da fuerza en los tribunales, por eso los abogados se envuelven en ese manto negro que a la vez se cubre de pureza, cuando el abogado ejerce con altura sus casos. Es así como los signos ofrecen un relajamiento. Es por esto que la Toga no es por si sola una calidad, ya que cuando el togado no ejerce con esfuerzo el proceso, la Toga se convierte en un antifaz y disfraz que, en vez de causar bienestar, se convierte en un acto irrisorio. Por eso el que la lleva tiene dos significados; freno e ilusión y el que la contempla otras dos diferenciaciones y respeto. La conversación innecesaria con gente mezquinas y palabras groseras que traen consigo un gesto innotable y un impulso inadecuado. Es por esto que podemos decir que, al llevar la Toga puesta, los nervios se templan, la rebeldía se reduce y el furor se acorrala, hasta el límite de buscar válvula de escape contundente en la ironía cerrada. La Toga es ilusión. Quizás no nos convenga limpiar el deseo de ser una cosa distinta a los demás, sino por nuestra función, nuestro valor y nuestra significación. En conclusión, la Toga es ante el público diferenciación, por ella se nos distingue ante los demás espectadores en los tribunales, ya que esta diferenciación debe ir acompañada de respeto, por eso hay disposiciones que la ordena, y sin duda tenemos la obligación de justificarlo. Pobre de nosotros los abogados si no lo entendemos.