Trabajo Ricardo

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OBSTÁCULOS PARA LLEVAR A CABO LOS VALORES

OBSTÁCULOS PARA LA HONESTIDAD


La impunidad que demuestra que se pueden violar las leyes y
traicionar los compromisos sin que ocurra nada.
El éxito de los vivos y los mentirosos, que hacen parecer ingenuas a
las personas honradas y responsable, pues trabajan mas y consiguen
menos que aquellas que viven de la trampa.
La falta de estímulos y reconocimiento a quienes cumple con su deber
y defienden sus principios y convicciones a pesar de las dificultades
que esto les puede acarrear.

OBSTÁCULOS PARA LA TOLERNACIA

Las verdades absolutas, que no permiten ver el conocimiento humano


siempre se renueva, que las costumbres cambian y las modas son
pasajeras.La incapacidad de comprender que existen miles de formas
de vivir, de expresarse, de actuar y de ser

OBSTÁCULOS PARA LA LIBERTAD.


El miedo nadie puede actuar libremente cuando esta sometido a un

permanente temor de ser castigado o censurado.


La ignorancia la falta de educación y conocimiento hace que las
personas acepten a ciegas todos los valores y doctrinas que otros
quieran imponerles.
El compromiso los que se conforman con lo que son, con lo que
saben, y con lo que tienen difícilmente se aventuran a ir más allá de
lo que ya conocen; en consecuencia; es improbable que
experimenten la emoción y el valor de ser libres.

OBSTÁCULOS PARA EL AGRADECIMIENTO

La vanidad, que impide que a muchos reconocer el aporte de los

demás en sus propios logros.


La costumbre de encontrarle defectos a todos, que lleva a desconocer
por detalles sin importancia, lo valioso de un esfuerzo a los meritos
de un trabajo bien hecho.
La envidia y el resentimiento que hacen tomar como ofensa las
bondades recibidos de los otros.
La falta de humildad y de grandeza, que hacen ver el agradecimiento
como una muestra de debilidad.

OBSTÁCULOS PARA LA SOLIDARIDAD.

El afán de destacarse pisoteando a los demás bajo el


convencimiento de que el mundo esta hecho de ganadores y
perdedores.
La inclinación a creer que todo lo que no nos afecta de manera
directa y personal no es de nuestra incumbencia.
OBSTÁCULOS PARA LA BONDAD.

El desconocimiento casi absoluto de los valores humanos por parte de


quienes practican el crimen en todas sus formas como un medio de
conseguir lo que quieren.
El culto al autoritarismo y la dureza de corazón como manifestaciones
de poder y de fortaleza.
La idea de que ser buenos es sinónimo de ser bobos.

OBSTÁCULOS PARA LA JUSTICIA.

La arbitrariedad con que suelen obrar quienes tiene el poder.


La impunidad que premia a los picaros, a los ladrones, a quienes
traicionan la confianza publica y a quienes anteponen su propio
beneficio al cumplimiento de la ley.
La ausencia de autoridades legitimas que tenga la fortaleza necesaria
para garantizar que cada quien tenga acceso a lo que le
corresponde.

OBSTÁCULOS PARA LA AMISTAD.

Quienes se guían por la arrogancia, el desprecio a los demás, la


competencia desleal y la intolerancia suelen no solamente perder a
sus amigos, si alguna vez los tuvieron, si no amenazar cada minuto
de su vida con una nube de enemigos.
El afán de sobre salir a cualquier precio hace que muchas personas su
vayan quedando solas y con frecuencia rodeadas de otras que solo
les desea lo peor.

OBSTÁCULOS PARA LA RESPONSABILIDAD.

La ambición que lleva a muchos funcionarios a aceptar cargos para


que no están capacitados, movidos por su deseo de conseguir
prestigio, poder y dinero.
La costumbre de algunos profesionales, ejecutivos y políticos de
prometer lo que no están en capacidad de cumplir, con el único fin de
hacerse a un contrato, complacer a un cliente, realizar una venta o
conseguir un voto.
El habito de esconderse a la hora de responder por los compromisos
adquiridos.

OBSTÁCULOS PARA LA LEALTAD.

La falta de convicciones e ideales, que hace que las personas se


dejen guiar por los impulsos mas inmediatos y estén siempre
dispuestos a irse con quien mejor les parezca.
La idea de que el trabajo es un mal necesario que se realiza por la
obligación como un castigo, con el único fin de obtener una
remuneración, lo cual lleva a muchos trabajadores a poner precio a
su lealtad para sus empleadores.
La cultura de la infidelidad, que hacen hombres y mujeres sientan
horror del compromiso y rompan permanentemente sus promesas
amorosas.

OBSTÁCULOS PARA LA PERSEVERANCIA

Los engañosos modelos de éxito y de trabajo que ofrecen algunos


triunfadores precoces, que hacen creer a los jóvenes que hay formas
fáciles, placenteras y rápidas de ganar dinero, como parecen
demostrarlo sus ídolos a través de los medios de comunicación.
Los adolescentes que, como consecuencia de lo anterior, buscan
explotar su belleza física para conseguir fama y dinero rápidamente,
olvidándose de los valores que se inculcan a través del esfuerzo, la
disciplina y el trabajo.
OBSTÁCULOS PARA EL TRABAJO
El exceso de entretenimiento vacío e improductivo que ofrece la
televisión comercial, que impide a multitud de jóvenes y adultos
ocupar su tiempo libre en actividades más formativas que les
permitan superarse desde el punto de vista intelectual y humano.
La falta de compromiso social de muchos empresarios, que no vacilan
en condenar al desempleo y al ocio obligatorio a sus empleados, con
tal de no ver disminuir sus índices de rentabilidad.
La falta de incentivos para el empleo, los bajos salarios y la
deshumanización de los ambientes laborales, que convierten el
trabajo en un permanente motivo de frustración para los
trabajadores.

OSBTÁCULOS PARA LA FORTALEZA

La cultura del facilismo y del placer, que hace de sus adeptos


personas que sienten horror por cualquier clase de de sacrificio, a
pesar de que viven permanentemente insatisfechas e infelices.
Las estrategias que utiliza la sociedad de consumo para obligar a la
gente a comprar cosas que no necesita, apelando a sus debilidades y
a su incapacidad de resistirse a determinadas tentaciones.
El mal ejemplo que dan muchos gobernantes y políticos con su doble
moral y sus prácticas corruptas, que debilitan las instituciones del
estado y desaniman a los ciudadanos a luchar por su país.

OBSTÁCULOS PARA LA PRUDENCIA

La cultura de la indiscreción y del chisme, que nos lleva a prestar


atención y a dar por ciertos los rumores que circulas acerca de las
personas, sin preocuparnos de averiguar si son ciertos o no.
El mal ejemplo que dan muchos ciudadanos, que desafían
públicamente las reglas de la convivencia y consideran sus más
peligrosas imprudencias como travesuras sin importancia.

OBSTÁCULOS PARA LA PAZ

La intransigencia, el fanatismo y la arrogancia de ciertos grupos


armados, que pretenden imponerle por la fuerza sus ideas, su estilo
de vida y sus creencias al resto de la población.
Los atropellos, las injusticias, los crímenes y los horrores de todo tipo
que se comenten contra los civiles indefensos por aprte de quienes
participan en las guerras.
El tráfico de armas, el narcotráfico de armas y demás negocios sucios
que financian las guerras, así como la indiferencia absoluta hacia el
género humano de quienes manejan dichos negocios.

OBSTÁCULOS PARA EL RESPETO

El maltrato y los abusos de todo tipo a que siguen siendo sometidos


todavía hoy en día muchos niños y niñas por parte de los adultos, ya
sean padres, familiares o quienes los tienen a su cargo, que hace de
estos menores futuros abusadores de sus propios hijos, pues ese fue
el ejemplo de vida que recibieron.
La ausencia de principios de muchos hombres y mujeres del mundo
de la política y los negocios, que los lleva a pasar por encima de lo
que sea con el fin de lograr sus objetivos económicos o de poder.

OBSTÁCULOS PARA EL AGRADECIMIENTO

La vanidad, que impide a muchos reconocer el aporte de los demás


en sus propios logros.
La costumbre de encontrarle defectos a todo, que lleva a desconocer,
por detalles sin importancia, lo valioso de un esfuerzo o los méritos
de un trabajo bien hecho.
La envidia y el resentimiento, que hacen tomar como ofensa las
bondades recibidas de los otros.
La falta de humildad y de grandeza, que hacen ver el agradecimiento
como una muestra de debilidad.
Publicado por ESPERANZA FARFAN ZAPATAen 18:07
ÉTICA DE LAS PROFESIONES

LOS OBSTÁCULOS ESTRUCTURALES A LA RESPONSABILIDAD


PROFESIONAL

I.- ÉTICA Y PROFESIONES

Siguiendo las reflexiones de Augusto Hortal en su libro “Ética General


de las profesiones”, podemos afirmar que hablar hoy de profesiones y de
ética profesional es problemático. No termina de ser persona ética aquella que
en todo es intachable menos a la hora de desempeñar sus responsabilidades
profesionales.

La mayoría de profesionales suelen ser trabajadores por cuenta ajena


que desempeñan sus tareas en empresas, instituciones y organismos en los que
se les asigna lo que tienen que hacer.

En la medida que exista un cierto margen para la responsabilidad del


profesional es necesario reflexionar sobre ella. Los complejos problemas que
tiene planteados nuestra sociedad difícilmente podrán encontrar solución sin la
aportación profesionalizada de médicos, ingenieros, arquitectos, sicólogos,
profesores, enfermeras…

Hoy la profesionalidad suele justificarse más por lo que tiene de


especialización cognoscitiva (competencias) que por lo que tiene de
compromiso ético. Pero la competencia profesional no basta. La ética a la vez
que supone unas garantías en la prestación de los servicios profesionales
contribuye a la consolidación de una profesión.

Una ética de las profesiones que pretenda estar a la altura de la


conciencia moral alcanzada por nuestra época ha de ser un discurso coherente
y capaz de orientar la acción interesadas en ser buenos profesionales,
técnicamente capaces y moralmente íntegros en el desempeño de su labor
profesional.

Ser un profesional competente y responsable no


consiste exclusivamente en ser un individuo racional y libre, que posee
habilidades, sino que posee también modos de hacer, sentido de pertenencia a
un colectivo profesional, y compromiso social en el desempeño de su profesión.

La ética de cualquier profesión ha de partir del reconocimiento y apego


a los valores de convivencia que componen la ética cívica compartida: valores
como la libertad, la igualdad, la solidaridad, el respeto, diálogo…

En la ponencia de Emilio Martinez Navarro ”Ética de la profesión:


proyecto personal y compromiso de ciudadanía”, la pregunta ética radical la
platea en los siguientes términos: ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Y la
respuesta tiene que ver con cuestiones que afectan a la propia vida como es la
dedicación profesional. Pero esa parte de la vida está conectada con la vida
social, puesto que la profesión es una institución social que pretender ofrecer
un servicio a la comunidad. En este sentido, pensar las profesiones a estas
alturas nos conduce a plantear la relación entre profesión y ciudadanía.

Hortal distingue entre ética profesional y deontología profesional. La


ética profesional se plantea la profesión en términos de conciencia y de bienes:
qué es ser un buen profesional, en qué consiste hacer bien el ejercicio
profesional. La deontología son los deberes y normas definidos por el
colectivo o colegio profesional.

-1-

II.- DEFINICIÓN DE PROFESIÓN

Es difícil fijar los perfiles y límites entre lo que es y no es una profesión


mediante la enumeración de varias características necesarias.

Si se atendiese sólo a las voces de los profesionales, a lo que ellos dicen


de sí mismos, la esencia de su profesión consiste en el servicio desinteresado a
la humanidad. Un profesional es una persona consagrada a su profesión y a
quienes necesitan sus servicios.

Hortal apunta las siguientes características: Profesiones son aquellas


actividades ocupacionales:

a) en las que de forma institucionalizada se presta un servicio específico


a la sociedad,
b) por parte de un conjunto de personas (los profesionales) que se
dedican a ellas de manera estable, obteniendo de ellas su medio de
vida,

c) formando con los otros profesionales (colegas) un colectivo que


obtiene o trata de obtener el control monopolístico sobre el ejercicio
de la profesión,

d) y acceden a ella tras un largo proceso de capacitación teórica y


práctica, de la cual depende la acreditación o licencia para ejercer
dicha profesión.

III.- OBSTÁCULOS ESTRUCTURALES DE LA RESPONSABILIDAD


PROFESIONAL

En la sociedad actual el trabajo además de una permanente fuente de


frustraciones y amenazas, de alienación y explotación, es elemento
estructurante de la identidad personal (somos lo que hacemos), de la ciudadanía
responsable y de la identidad del laico cristiano.

Las pretensiones de tener una responsabilidad autónoma por parte de


los profesionales no se corresponde con la situación cada vez más mediatizada
en que se lleva a cabo el trabajo profesional en las condiciones y contextos
actuales.

Cada profesión tiene sus propios contextos y cada ética profesional


habrá de tomarlos en consideración. En términos generales todas o casi todas
las profesiones se ven expuestas a tres mediatizaciones fundamentales:

- la mediatización técnica

- la mediatización económica.

- La mediatización organizativa o institucional.


La creciente complejidad y tecnificación del trabajo hace de los
profesionales

más bien servidores de una maquinaria que sujetos que actúan


autónomamente. Hoy los profesionales trabajan en empresas, organismos,
instituciones que les asignan su cometido en el reparto funcional de tareas y
competencias; no tienen otra cosa que hacer que lo que les toca hacer;
haciéndolo cumplen con su deber.

Además de ser asalariados hay otros condicionantes económicos que se


plantean a su trabajo profesional. Si trabajan en un servicio público tienen que
atenerse a las limitaciones presupuestarias y a los recursos asignados; si
trabajan en empresas, su trabajo está sometido al imperativo de la viabilidad y
rentabilidad económica.

¿Queda margen para la responsabilidad profesional?

-2-

A.- LA MEDIATIZACIÓN TECNOLÓGICA DE LAS


PROFESIONES

La técnica configura casi todos los aspectos de la vida actual. Ningún


ejercicio profesional está a la altura de las posibilidades y exigencias que hoy
se plantean sin el uso de los medios técnicos.

La técnica potencia las actividades profesionales. En principio las


innovaciones tecnológicas se introducen para proporcionar mayor eficacia y
precisión en la obtención de resultados, ahorrando esfuerzos.

La tecnificación, al ampliar las capacidades profesionales, trae consigo


una primera y básica consecuencia ética para los profesionales: ser competentes
técnicamente es una condición necesaria, aunque no suficiente, para ser
moralmente responsables en el ejercicio profesional.

Un buen profesional tiene que estar al día en la forma de plantear los


problemas de su profesión y en las soluciones que aporta, lo que hace necesario
capacitarse continuamente en la utilización de las técnicas que se van
renovando. El profesional tiene que ser un buen técnico para ser un buen
profesional.
Pero lo que empieza siendo una innovación al servicio de la mejor
obtención de los mismos fines, acaba pervirtiendo este orden, y terminan
siendo los medios los que determinan los fines.

La difusión de la mentalidad técnica tiende a inhibir las capacidades de


respuesta y responsabilización éticas de los sujetos éticos. En el ámbito
tecnificado la responsabilidad se diluye, se llega a echar la culpa a la máquina
o al “sistema” del mal funcionamiento de las instituciones y personas.

El ejercicio profesional al tecnificarse , hace que se diluyan los aspectos


éticos de la profesión. El profesional pasa a ser un técnico instrumentalizado
por el proceso. La única virtud que se le exige es la habilidad, poseer las
capacidades técnicas necesarias para obtener los resultados que otros desean.
La tecnificación hace aumentar la alienación y hace crecer las dificultades para
que el hombre encuentre una identidad coherente y con sentido. La mayoría de
los que intervienen en procesos tecnificados complejos no se siente
responsable de lo que en ellos se hace.

La tecnificación convierte al profesional en una pieza de un proceso en


el que cada cual desempeña su función de forma más o menos mecánica. En la
vida profesional tecnificada los roles y funciones están previamente definidos;
esto hace que el profesional sea una pieza sustituible. Plantear cuestiones éticas
resulta disfuncional para el sistema, por eso el que plantea los temas éticos
tiende a ser sustituido por otro que se limite a cumplir con “su” cometido.

Esto hace que impere el conformismo. La mayoría vive con cierto


fatalismo el acontecer social. Esto no se debe sólo a la técnica, pero
la tecnificación contribuye a ello. El ejercicio profesional, una vez
superados los primeros idealismos, se vive con cierto sentido fatalista de
sometimiento al “sistema”

La técnica entra en la escena de las profesiones para potenciarlas y


facilitar su ejercicio, pero con frecuencia termina suponiendo una amenaza para
la ética profesional. A veces se piensa y se reacciona pensando que la solución
está en huir de la técnica, o en reducir la tecnificación al mínimo. Se corre el
peligro de caer en una ética estoica y en un maniqueísmo social: todo lo
interpersonal es bueno, todo lo tecnificado es malo.

Frente a esta tendencia hay que intentar conciliar ética y técnica: y para
ello hay que empezar por precaverse frene a la tentación tecnocrática, lo que
nos lleva a creer que para todo problema humano hay una solución técnica.

-3-
El enfoque tecnocrático no consiste sólo en decir abiertamente que sean
los técnicos los protagonistas de los procesos sociales, sino también en reducir
los problemas éticos a problemas técnicos. No hay que esperar que los
problemas que crea la tecnología se resuelvan con sólo medios tecnológicos.

No hay que esperar soluciones exclusivamente técnicas de los


problemas éticos.

En resumen, la tecnificación tiende a instrumentalizar al individuo,


porque:

1) invierte la jerarquía entre medios y fines: sólo se plantean aquellos


temas para los que hay técnicas disponibles.

2) Si algo es posible termina por hacerse necesario

3) Induce a la tecnificación de las relaciones sociales: marketing,


relaciones públicas, técnicas de persuasión..

4) Diluye la responsabilidad: “problemas técnicos”

5) Aumenta la pasividad y el conformismo: consumimos no sólo


objetos, sino también puestos de trabajo, modos de proceder, modas,
opiniones, diversiones.

6) Aumenta la distancia jerárquica entre expertos y legos.

7) Relega al silencio los temas éticos.

B.- LÍMITES Y CONDICIONAMIENTOS ECONÓMICOS DEL

TRABAJO PROFESIONAL

Hoy los profesionales ejercen su profesión como asalariados,


contratados por alguna empresa o como funcionarios de algún organismo
público.

La mediatización económica del trabajo profesional tiene una doble


vertiente: la primera afecta al mismo profesional que tiene en el trabajo su
medio de vida, la segunda vertiente afecta a la misma actividad profesional.

El profesional al ser un trabajador por cuenta ajena, no es dueño de


marcar sus finalidades; las tareas le vienen asignadas; por ellas le pagan; y ése
es su medio de vida. Por tanto está mediatizado por las necesidades vitales
propias y de su familia, y esto supone una fuerte mediatización.

Por otra parte el profesional tiene que aprender a trabajar con recursos
limitados y dentro de unos márgenes que garanticen la viabilidad económica.
La viabilidad económica se convierte en obsesión dominante en forma de la
maximización de la rentabilidad o del beneficio.

Es normal que el profesional que trabaja por cuenta ajena necesita de la


empresa en la que tiene su trabajo y ayuda a que la empresa sea viable y
rentable económicamente. Pero aún siendo esto así, el profesional debe actuar
de modo que no se descuiden facetas menos rentables, pero exigibles en
términos de responsabilidad social.

De los profesionales se espera, según Parsons, que en el ejercicio de su


profesión no sean guiados por el ánimo de lucro, sino por cierto altruismo, por
una orientación al servicio de la colectividad.

La realidad no parece ir por esos caminos. Hay una mercantilización de


la sociedad y una mercantilización de las profesiones. Pero lo que es, no es
nunca el último criterio de lo que debe ser.

En la evolución más reciente del sistema económico hay elementos y


planteamientos que constituyen un obstáculo para la responsabilidad
profesional e incluso para la mima consolidación de la identidad profesional:
“el capitalismo flexible”

-4-

Richard Sennent llama “capitalismo flexible” a la etapa más reciente del


capitalismo en la que productividad viene asociada a una incesante movilidad
laboral exigida por la introducción de las nuevas tecnologías y adaptación a las
condiciones de competitividad internacional. Ello conlleva la inestabilidad y
precariedad en el empleo y contribuye a lo que Richard Sennent ha llamado
“corrosión del carácter”. La falta de estabilidad laboral representa una amenaza
para el profesionalismo, pues obliga a trabajar en lo que sea y como sea

M. Castells afirma que en la sociedad de la información o sociedad red


la división de las clases sociales pasa por la diferencia fundamental entre
trabajadores insustituibles y trabajadores inespecíficos. Todo profesional que
quiera y pueda hacer valer su profesionalidad irá haciendo valer su compromiso
personal con los valores intrínsecos de su profesión.

Algunos sociólogos llevan años viendo indicios de que el sueldo y los


niveles de consumo y status no lo son todo. Empiezan a hablar de la
prevalencia de “valores postmaterialistas”: clima organizativo, mayor
estabilidad en el empleo, participación e identificación con la empresa a
cambio de una estabilidad que es positiva tanto para la empresa (fidelización)
como para el profesional, la corresponsabilización, la participación en riesgos
y beneficios, la capacidad de innovación.

C.- EL MARCO INSTITUCIONAL Y ORGANIZATIVO

. Cada nuevo profesional se encuentra con la profesión ya funcionando,


tipificada, institucionalizada, disponible para ser llevada a cabo por cualquiera
que esté en condiciones de hacerlo.

El profesional no se inventa su profesión. En la mayor parte de los


casos actúa dentro de cauces institucionales que marcan las pautas de lo que
tiene que hacer y de lo que cabe esperar de él. Ningún profesional, tanto
si trabaja en una empresa privada como si es funcionario público, ejerce su
profesión inventándosela a cada instante sin ningún tipo de cortapisas ni límites.
El medio social y la cultura compartida ofrecen un marco contextual que
posibilita a la vez que impone límites y mediatiza el ejercicio de la profesión.

Una visión completa de la ética tiene que prestar atención no sólo a lo


que cada uno, como persona y como profesional, hace y promueve, sino
también a lo que la organización en la que trabaja puede y debe contribuir a
proporcionar bienes y servicios, a respetar y hacer que se respete a las personas
y a cumplir los deberes de justicia. No basta que haya que haya una actuación
ética por parte del profesional y de cada persona que trabaja en la organización,
es necesario que exista una ética de la organización (Lozano, 1999)

De cómo sea la ética de las organizaciones va depender que el


profesional encuentre facilidades o dificultades a la hora de asumir sus
responsabilidades de profesional en ellas, aunque no hay que dar por
supuesto que el profesional será el que quiera actuar éticamente y que será la
organización la que se lo impida.

1) Habrá empresas y organismos corruptos que terminen por corromper


a los profesionales que empezaron queriendo ser honestos.

2) Habrá profesionales deshonestos y corruptos que generen,


mantengan y promuevan una cultura de corrupción allí donde
trabajen.
-5-

3) Habrá empresas y organismos que tengan una cultura moral


aceptable, que faciliten y promuevan actuaciones morales aceptables
en los profesionales que trabajan en ellas.

4) Habrá profesionales que además de honestos, sean competentes,


hábiles y prudentes, y contribuyan a mejorar la cultura moral de las
organizaciones en las que trabajan.

Dentro de las organizaciones en las que trabaja el profesional cabe


distinguir

entre las empresas privadas y los organismos públicos. Estos contextos


conllevan formas diferentes de mediatizar, facilitar u obstaculizar el ejercicio
de la responsabilidad el profesional que trabaja en ellos.

En la empresa privada el profesional ejerce su oficio en base contractual

poniendo sus conocimientos, capacidades y habilidades al servicio de la


organización o empresa, y donde el poder lo ejercen determinadas personas,
que tienen capacidad para iniciar procesos, marcar objetivos, distribuir tareas y
controlar el cumplimiento de las tares asignadas y los objetivos establecidos.
En la empresa privada el profesional tiene una forma de dependencia más
directa.

En el sector público el profesional, funcionario o contratado, las cosas


son en parte más fáciles y en parte más difíciles. Lo normal es que el puesto de
trabajo que se ocupa en la administración pública ya tenga un perfil claro que
delimita lo que se espera del profesional en ese puesto. El ámbito de
competencias y el modo de ejercerlas está burocráticamente establecido. Los
conflictos tienen cauces administrativos y jurídicos para ser resueltos. El
poder es más o menos anónimo y burocrático.

El puesto del profesional en la administración pública es más orgánico,


hay un reparto burocrático de competencias. Lo que no cabe es muy difícil que
se pueda hacer como no sea por la vía de los cambios normativos.

La burocratización empieza intentando ser una forma de


racionalización de las relaciones sociales formales para obtener cierta forma de
igualdad y trae consigo problemas para el ejercicio responsable del propio
trabajo y profesión:
1) el procedimiento se absolutiza hasta desvincularse de lo que con él
se pretendía conseguir; tiende a convertirse en rutina inevitable.

2) Promueve relaciones sociales segmentadas y formales.

3) Fragmenta la responsabilidad: cada uno cumple con su “deber” y


nadie es responsable de un resultado conjunto catastrófico.

4) El individuo se define por su función.

5) Aumenta la pasividad y el conformismo.

Aún así queda espacio para hacer las cosas bien y para hacerlas mal para
esmerarse en solucionar los temas o para dejarlos sin resolver e irse a tomar un
café. En definitiva, se nota si un profesional aprovecha los espacios y las
posibilidades que permiten compatibilizar el propio compromiso profesional
con el carácter de servicio público que conlleva el puesto de trabajo en la
administración.

Estos contextos mencionados mediatizan de forma diversa el ejercicio


de las responsabilidades profesionales que habría que concretar en cada caso y
en cada profesión.

El profesional en el ejercicio de su práctica institucionalizada tendrá que


intentar armonizar sus obligaciones profesionales institucionalizadas con las
de las instituciones en las cuales se enmarca su actividad profesional y también
con sus obligaciones no institucionales.

-6-

IV.- INDIVIDUO Y ORGANIZACIÓN COMO SUJETOS DE LA ÉTICA

PROFESIONAL

Todos estos factores contribuyen a la sensación de impotencia


generalizada y la responsabilidad profesional se debate entre el voluntarismo y
el fatalismo.

Tras esta reflexión habrá que formular cómo se relaciona la


responsabilidad moral del profesional con la responsabilidad moral de la
empresa, institución u organismo en el que trabaja. Según J.M. Lozano (1999)
la ética en las organizaciones y la ética de las organizaciones no deben ser dos
lógicas antagónicas, sino complementarias.

El contexto organizativo o institucional posibilita, configura y a la vez


acota, restringe el campo de la responsabilidad del profesional y sobretodo le
mete en un entramado de fuerzas, de poderes y contrapoderes en el que no puede
proceder sólo desde sí mismo, desde sus capacidades y convicciones

Perspectivas posibles y complementarias de la cultura moral de una


organización:

1) Es un producto que han hecho, hacen, mantienen y modifican las


personas que han trabajado y trabajan en ella.

2) La cultura moral de una organización es a la vez una realidad


objetiva, institucionalizada y disponible para cualquiera que entra a
formar parte de ella.

3) Los nuevos miembros de dicha organización que se incorporan para


trabajar en ella están configurados en sus actuaciones por esa cultura
moral objetivada en sus usos, costumbres y legitimaciones

¿Qué responsabilidad tienen los profesionales de actuar éticamente


contando

unas veces y para unos asuntos con una cultura organizativa que favorece,
facilita, pide y refuerza ese modo de actuar, pero que en otras ocasiones pondrá
trabas, dificultades y obstáculos?

Cuando un profesional trabaja en una organización que le contrata, la


responsabilidad moral tiene que poder compatibilizar las exigencias del rol
profesional con las exigencias de lo que se espera de quien trabaja en una
organización y para ella.

A veces se alude al contexto para descargarse de responsabilidades.


Otras, se pretende asumir responsabilidades sin tener en cuenta los
contextos en los que hay que ejercerlas.

Es verdad que hay contextos que están tan marcados por la corrupción
que impiden llevar a cabo en ellos un proyecto compartido de humanización
de la vida. Pero también es cierto que los contextos ofrecen oportunidades
además de obstáculos, y que solo podemos ser responsables de lo factible,
dando pasos concretos en la dirección correcta antes que soñar mundos
alternativos de espaldas a la realidad.
No deberíamos quedarnos con la impresión de que los profesionales son
meras víctimas o colaboradores ingenuos e irresponsables de un entramado de
poder en el que ellos no son nadie.

Siempre es posible hacer algo con la actividad y responsabilidad


profesional. Decir lo contrario es caer en las trampas de las
mediatizaciones analizadas (tecnocracia, economicismo, burocracia). Es
necesario ejercer la responsabilidad en el entramado de interdependencias que
imponen los contextos.

-7-

No conviene estar en un discurso moralizante que sólo habla acerca de


cómo tendrían que ser las cosas, pues esto llevaría al desánimo, al sentimiento
de impotencia.

¿Cómo podemos vivir esa realidad que no nos gusta sin dejarla del todo
como está, tratando de mejorarla y acercarla al ideal deseable cuanto sea
posible?

La descripción de lo que hay no cierra la cuestión de lo que puede


hacerse; la descripción de una situación no dice nunca la última palabra acerca
de nuestras posibilidades de actuación en ella.

Los profesionales de nuestro tiempo tenemos el doble reto de ser


excelentes profesionales para ser buenos ciudadanos y de ser excelentes
ciudadanos para ser buenos profesionales. (Martinez Navarro)

BIBLIOGAFÍA CONSULTADA:

- Hortal, A. (2002),”Ética general de las profesiones” capítulo 1 (p.23.32),


capítulo 3

(p.55-86). Desclée dB. Bilbao


- Hortal, A. (2007), “La profesión, lugar cotidiano del compromiso cristiano”
Ponencia

dictada en la VII Asamblea de Profesionales Cristianos. Loeches (Madrid),


junio de

2007.

- Martinez Navarro, E. (2006), “Ética de la profesión: proyecto personal y


compromiso

de ciudadanía” en Revista VERITAS (Valparaíso, Chile) nº 14 p.12

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