Unos años antes, en los ’50, Yves Klein asombró al mundo con sus
performances en las que varias modelos restregaban sus cuerpos por el suelo
y las paredes como si de pinceles se trataran. A su vez, sonaba el jazz como
banda sonora de la acción artística. Para Klein el cuerpo era un receptor
energético por lo que buscó un color acorde: el International Klein Blue, un
intenso azul ultramar. El cuerpo visto por el ojo del Klein condujo la Historia del
Arte hacia las “antropometrías” o pinturas corporales. El 9 de marzo de 1960
se unían el cuerpo, la pintura, el teatro y la música en Sinfonía Monótona: 20
minutos con el sonido de una nota y 20 minutos de silencio; las modelos
cubiertas de nuevo de azul Klein recorrían la sala pintando con su cuerpo
antropometrías. A la salida de la performance, Yves Klein había dejado abierto
el camino del arte conceptual, pero también acababa de dar a luz al “body art”
de quien es padre predilecto.
El cuerpo como soporte busca incansablemente la liberación del ser humano.
El escritor François Pluchart escribió en la revista arTitudes: “El placer, el
sufrimiento, la muerte, la enfermedad dejan huella en el cuerpo dibujando un
individuo socializado capaz de satisfacer todas las exigencias y apremios del
poder de cada momento”.
El Body Art es un constante cuestionamiento de la subjetividad, el intento
por integrar el cuerpo biológico, el ser humano y el alma en un mismo hombre,
viviente y actuante, hijo y heredero de su cultura y de su tiempo. Nos
despedimos como lo haría Yves Klein: “¡Larga vida a lo inmaterial!”.
Vía| Artemza.
La danza
La danza son movimientos corporales rítmicos que siguen un patrón, acompañados generalmente de
música y que sirven como forma de comunicación o expresión.
La danza es la transformación de funciones normales y expresiones comunes en movimientos fuera
de lo habitual para propósitos extraordinarios, por ejemplo, una acción tan normal como el caminar,
al realizarse en la danza de una forma establecida, en círculos o en un ritmo concreto y dentro de
una situación específica.
La danza puede incluir un vocabulario preestablecido de movimientos, como el ballet y la danza
folklórica, o pueden utilizarse gestos simbólicos o efectuar determinadas acciones comunes como
mímica, es decir, sin hablar, sólo con el lenguaje del cuerpo, un ejemplo de esta es la danza
proveniente de lugares tan lejanos como China o Japón. Asimismo, la danza se manifiesta de
diferentes maneras de acuerdo al lugar de donde proviene, y es por eso que usualmente revelan
mucho sobre su forma de vivir.
La danza y el cuerpo humano
El cuerpo puede realizar acciones como rotar, doblarse, estirarse, saltar y girar. Si combinamos
estas actividades físicas con una dinámica distinta, los seres humanos podemos crear un número
indeterminado de movimientos, y es ahí donde es importante la cultura, ya que es el cuerpo el
elemento que permite distinguir los distintos tipos de danzas. Siempre el cuerpo alcanzará un mayor
nivel en los movimientos de este arte, para lo que es necesario largos períodos de entrenamiento
especializado. Por ejemplo, en el ballet, el bailarín se ejercita para rotar o girar hacia afuera las
piernas a la altura de las caderas, haciendo posible el movimiento conocido como arabesque. En la
India, algunos bailarines lo hacen incluso con los ojos y cejas de su rostro. El vestuario también
aumenta las posibilidades físicas: zapatillas de puntas, zancos y arneses para volar, son algunos de
los elementos que se usan para bailar, y que además otorgan un atractivo visual al espectáculo.
¿Qué es el lenguaje corporal?
El lenguaje corporal humano es una forma de expresión que abarca múltiples planos. Es
comunicación espontánea e instintiva, pero al mismo tiempo calculada. El lenguaje corporal es un
paralenguaje y acompaña a toda expresión verbal. El lenguaje del cuerpo puede ser independiente
del lenguaje de las palabras cuando actúa conscientemente con gestos mímicos en la vida cotidiana
o en el ámbito artístico; también puede hacer las veces de acción intencionada o movimientos que
hace abstracción del gesto mímico, como en la danza. En la vida diaria a veces se utilizan los gestos
mímicos esquemáticos, técnicos, codificados o simbólicos. El lenguaje corporal es material
informativo real y ficticio, al mismo tiempo. Por una parte, es físicamente concreto, pero también
puede desprenderse del cuerpo. Los elementos fundamentales del lenguaje corporal: espacio,
tiempo, energía, comunicación, se efectúa en un momento determinado y no es recuperable con un
gasto energético en el espacio. Fuente: www.icarito.tercera.cl
Tipos de Danza:
Ballet Clásico
Ballet Neoclásico
Ballet Moderno
Ballet Español
Flamenco
Danza Jazz
Danza Moderna: Martha Graham, Doris Humphrey, José Arcadio Limón, Alwin Nikolais, Merce
Cunningham, James Waring, Paul Taylor, Alvin Ailey y Twyla Tharp. (Técnica graham: relajación y
contracción – técnica humphrey: caída y recuperación – técnica limón).
Posmodernismo: Danza Contemporánea: reléase – * contact
Danza teatro (Pina Bausch)
Danza terapia
Religiosas
Cortesanas
Campesinas (bailes populares y sociales)
Bailes de salón (Tango, Balls, chachacha, twix, charleston, 50, mambo, salsa, foxtrox,)
Folclore (baile)
Danzas étnicas: africanas (Lamba de Senegal, el Sunun y Kassa de Guinea) populares brasileñas
(Capoeira, la Samba, el Frevo, el Maracatú, el Forró, el Afoxé, etc.).
Danzas indias
Danzas de Indonesia
Danzas del vientre
Danzas chinas
Teatro japonés (corte imperial)
Tuvieron que pasar poco más de veinte años, par a que Samuel
O’Reilly, competencia de toda la vida de Hilderbrandt, inventara la
máquina de tatuar, inspirada en una maquina inventada por
Thomas Alva Edison.
Este invento fue fundamental para el acercamiento de la sociedad
a los tatuajes.
1939 – 1945: Humillación
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis tatuaban a los judíos
con cifras, similares al número de serie de un objeto, con un doble
propósito, de identificación y humillación, ya que la cultura judía
prohibía las marcas en el cuerpo.
1960: El Resurgimiento
El gran resurgimiento de los tatuajes se dio en la década de los
años 60 y 70, cuando los hippies elevaron al tatuaje a la categoría
de arte, realizando diseños multicolores y popularizándolo entre
toda la sociedad.
Presente: Símbolo de moda y vanguardia
A partir de las últimas décadas, en la mayoría de las culturas los
tatuajes han dejado de tener significados negativos y ser tabú para
volverse parte casi fundamental de la moda.
Grandes personalidades portan con orgullo sus tatuaj es y los
buenos tatuadores están en la misma órbita que pintores y otros
artistas visuales.
Dicha evolución del pensamiento ha venido acompañada de nuevos
estilos que ofrecen una amplia gama de posibilidades para elegir el
tatuaje que vaya mejor con tu personalidad, al igual que las latas
tatuadas de Fuze Tea reflejan la personalidad propia de cada sabor,
con sus diseños coloridos y atractivos.
Los estilos y formas de expresión que constituyen al arte como tal son
dinámicos de forma natural, se conciben, evolucionan y dan paso a
nuevos y variantes conceptos a partir de una raíz. El camino que ha
recorrido el arte a través de su historia es muy interesante e
intrincado, grupos enteros de personas dedican su tiempo y esfuerzo a
estudiar estos movimientos para explicarnos cómo se va dando este
proceso evolutivo y cómo se puede identificar.
-Minimalismo:
Busca que con la menor cantidad de recursos o apoyo gráfico que se
pueda se transmita una idea simple que el receptor del mensaje capte
puesto que es algo que puede asociar con cualquier cosa que conoce.
El arte minimalista se caracteriza por ser simple y directo con lo que
expresa, además de agradable y constante en el sentido de su
tolerancia, puesto que no cansa a quien lo aprecia.
2-Anti dualismo
3-Hipster
El arte cada vez se desplaza más al campo del diseño gráfico, las
exhibiciones de arte contemporáneo son lugares donde lo clásico se
une con lo innovador, e incluso algunos movimientos buscan la fusión
de estos dos mundos, y quienes muestran sus trabajos en
exhibiciones para museos son diseñadores.
Visita el museo Louvre de París, o el MoMa de Nueva York si buscas
una experiencia fresca y vanguardista, conoce el museo nacional de
Bangkok si lo oriental te vá mejor, o para algo más tradicional puedes
probar con el museo San Ildefonso aquí en México. Sé líder global con
AIESEC.
– Jorge Castañeda
La iluminación en el arte:
Turistas contemplando una pintura panorámica de Versalles, en el Metropolitan Museum of Art de Nueva
York.
El artista francés Marcel Duchamp (1887-1968) dijo en una ocasión: “Contra toda
opinión, no son los pintores sino los espectadores quienes hacen los cuadros”.
Y sin la luz que los ilumina el espectador no podría contemplar las obras de arte
de éste o de otros muchos grandes pintores y artistas.
La iluminación puede presentarse de infinitas formas, que condicionan el resultado final de la obra que
vamos a contemplar. La elección de la misma puede cambiar totalmente la percepción que tengamos de
un cuadro. Para ello la luz es elegida, medida, dirigida, degradada, polarizada… con el fin de conseguir un
efecto determinado, según el entorno donde se encuentre, bien sea un museo, una biblioteca, o un
espacio privado.
Como ya se ha indicado, la luz hace visibles las obras de arte pero también puede dañarlas
irreversiblemente. Hace más de un siglo los científicos Abney y Russell demostraron la capacidad de la
luz para alterar el estado de las obras de arte, soportadas o constituidas parcial o totalmente por
materiales orgánicos. La luz, ya sea natural o artificial, lleva asociada una energía que es capaz de
desencadenar reacciones químicas que pueden llegar a modificar irreversiblemente las propiedades
físicas de muchos materiales y de propiciar condiciones ambientales desfavorables para la conservación
de las obras de arte.
Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de exponer una obra ante el público, bien sea en un
museo, una biblioteca… son las condiciones ambientales a las que la obra va a ser sometida y realizar un
exhaustivo control de las mismas, para evitar posibles riesgos de deterioro. Dentro de estas condiciones a
las que se va a someter la obra expuesta, está la luz, por lo que se deben considerar los aspectos
cualitativos de la iluminación que van a influir en este proceso, para actuar sobre los mismos.
Los agentes deteriorantes producidos por la luz son dos, el efecto fotoquímico y el efecto térmico.
La luz cuenta con una parte de radiación electromagnética que va acompañada de otras radiaciones no
visibles. La radiación no visible por encima de los 760 µm de longitud de onda, o radiación infrarroja (IR),
se caracteriza por los efectos térmicos que produce y las consecuentes reacciones físicas y químicas que
puede ocasionar. En otro extremo, las radiaciones de longitud de onda inferior a los 400 µm, o la radiación
ultravioleta (UV), poseen energía suficiente para ocasionar reacciones químicas en los materiales más
inestables, principalmente pigmentos y sustancias de origen orgánico.
Ambos tipos de radiación no visible han de ser controladas de forma que la radiación IR no eleve la
temperatura de los objetos, ni afecte a la temperatura y humedad del aire, y la radiación UV no supere los
75 µW/lumen.
La radiación visible (luz) comprendida entre los 400 y los 760 µm lleva asociada una energía que produce
efectos fotoquímicos sobre ciertos materiales, aunque de manera irregular a lo largo del espectro de
radiación, y dependiendo de las moléculas sobre las que incide.
Para controlar estos factores y evitar el posible deterioro de las obras de arte, han de usarse lámparas de
espectro de emisión adecuado y se han de adoptar unos niveles de iluminación de referencia. Según los
estudios científicos se establecen los siguientes límites:
-Iluminación máxima de 50 lux para objetos especialmente vulnerables, como acuarelas, tejidos,
materiales teñidos, pigmentos procedentes de sustancias animales o vegetales, grabados en color,
dibujos, fotografías en color, pergaminos, colecciones de ciencias naturales, etc.
-Iluminación máxima de 750-200 lux para objetos de sensibilidad media, como grabados en blanco y
negro, fotografías y material de archivo, materiales orgánicos no pintados, policromías, pinturas al óleo y
acrílicas, materiales pintados y lacados, marfil, etc.
-Iluminación máxima de 300 lux para objetos de baja sensibilidad a la acción de la luz, como cerámicas,
porcelana, vidrio, etc.
Respecto a la elección de la fuente de iluminación, la iluminación artificial puede realizarse a partir de
lámparas incandescentes, las cuales ejercen un efecto térmico considerable que es necesario controlar,
mientras que las lámparas fluorescentes producen un efecto térmico mucho menor. Para el control de la
carga térmica asociada a la fuente de luz influyen, no sólo el tipo de iluminación elegida, sino las
características del espacio arquitectónico como sistema termodinámico y la naturaleza de la obra
expuesta. Un edificio histórico con cerramientos decorados con pintura mural no cuenta con las mismas
limitaciones en la elección del sistema de iluminación que un museo de nueva construcción con
instalaciones capaces de evacuar eficazmente el calor generado por el sistema de iluminación.
El control de la radiación ultravioleta tiene más que ver con la elección de la fuente de luz y la forma de
iluminar que con el empleo de elementos correctores como los filtros. Así, por ejemplo, muchos
conservadores aún creen que la fluorescencia emite más ultravioletas que la incandescencia, cuando en
la realidad es justo lo contrario: mientras que las nuevas gamas fluorescentes sitúan su emisión en unos
49 µW/lumen, la incandescencia tradicional emite 75 µW/lumen y algunas halógenas sin protección
alcanzan los 100 µW/lumen. En cualquiera de los casos es necesario utilizar lámparas de espectro de
emisión conocido y que éstas sean concebidas dentro de un proyecto específico, que permita
compatibilizar las exigencias de la conservación de los objetos con la confortabilidad visual requerida para
la iluminación de museos.
En consecuencia, para preservar las obras de arte frente a la luz, se deben controlar los siguientes
factores:
-Eliminar los componentes espectrales dañinos asociados a la luz (UV, IR) que no inciden en el proceso
de la visión.
-No sobrepasar los niveles de iluminación recomendables por el Consejo Internacional de Museos
(ICOM): 50 lux en objetivos sensibles y de hasta 200 lux en los moderadamente sensibles.
-Regular el flujo de los sistemas de iluminación, de modo que resulte sencillo el control de la iluminación.
-El control del tiempo de exposición. Los efectos fotoquímicos son acumulativos, por lo que el nivel de
iluminación y el tiempo de exposición se relacionan inversamente, de forma que cuanto mayor sea la
iluminación menor ha de ser el tiempo de exposición y viceversa.
El diseño de la luz
La iluminación en un museo o edificio histórico debe resolverse de forma que exista un equilibrio entre la
luz, el objeto y el observador, para que el proceso visual funcione correctamente. La luz no sólo es
necesaria para ver las obras de arte, sino que debe ayudar a percibir las máximas posibilidades de la obra
al contemplarla.
El diseño de iluminación es una de las tareas más complejas y habitual-mente peor resueltas en los
museos, exposiciones temporales… Las palabras de Miguel Ángel Rodríguez Lorite, uno de los mayores
expertos en iluminación de museos de nuestro país, confirman este hecho: “En una corta pero intensa
experiencia en la iluminación de museos he tenido la oportunidad de comprobar hasta qué punto la luz es
motivo de debate. Tal polémica es lógica por tratarse de un fenómeno capaz de estimular variadas
sensaciones e incidir decisivamente en muchos aspectos del sistema expositivo, lo que no es óbice para
que sea manipulada irresponsablemente. Sorprendería saber cuántos expertos diseñadores desconocen
los rudimentos de la luminotecnia y los efectos degradantes de la luz”.
Tabla 1.
En líneas generales, la iluminación en un museo debe cumplir con varios objetivos fundamentales:
-Debe ser compatible con las exigencias derivadas de la conservación de los objetivos.
-Debe suministrar un nivel razonable de prestaciones tecnológicas, tanto en lo relativo a flexibilidad, como
en los parámetros indicadores de la calidad.
-Debe realizar una correcta presentación de las obras, adaptándose en la medida de lo posible al diseño
del espacio. Cualquier punto de la sala debe ser alcanzado mediante la proyección sin provocar
deslumbramientos molestos y garantizando la regulación de la luz (tanto de niveles como en formas de
haz).
-Debe tener un uso y mantenimiento adecuados a las posibilidades de la entidad gestora del museo.
-Conseguir lo anterior no debe suponer la proliferación de infraestructuras eléctricas que carguen
visualmente el ambiente.
Para cumplir con todos estos objetivos hay que tener suficientes conocimientos técnicos sobre la
naturaleza y funcionamiento de las fuentes de luz y luminarias, así como de los métodos de proyección de
alumbrado.
La Dirección General de Bellas Artes, junto con el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes
Culturales, editó en 1991 unas Recomendaciones para el Control de las Condiciones Ambientales en
Exposiciones Temporales, entre las que cabe destacar las siguientes en materia de iluminación:
–Los sistemas de iluminación artificial deben ser regulables. En los casos en los que las fuentes sean de
fluorescencia se utilizarán sistemas de alta frecuencia (balastos y lámparas) que permitan la regulación.
-En el caso de disponer de sistemas de iluminación mixtos (general y de acento), debe tenerse en cuenta
que es conveniente que la iluminación general sea uniforme y que la relación entre la general y el objeto
no supere la proporción de 1:4.
-El rendimiento cromático de las fuentes de luz será inferior a 85, según el Índice de Rendimiento
Cromático (IRC) de la Comisión Internacional de Iluminación (CIE).
-Para la elección de la temperatura de color de las fuentes de luz pueden seguirse las reglas de la tabla
1.
-En ningún caso deberán iluminarse vitrinas o módulos desde el interior con fuentes de luz halógenas o
incandescentes clásicas, con una liberación de energía en forma de claro superior al 90% de la potencia
nominal.
-La energía calorífica suministrada por la iluminación debe estar calculada en función de la capacidad de
control del sistema de acondicionamiento, o viceversa.
-El uso de filtros para la radiación infrarroja o ultravioleta debe tener en cuenta que modifican
sensiblemente la tonalidad de la luz emitida. El efecto del filtro IR es un enfriamiento del tono, mientras
que el del UV lo empobrece considerablemente. En ambos casos queda alterado el rendimiento cromático
de la luz empleada. Se sugiere que antes del empleo de los mismos se diseñe adecuadamente la
instalación.
A la hora de concebir el diseño de la luz en un espacio, el criterio del experto en iluminación juega un
papel importante. Para conseguir un adecuado control cuantitativo de la luz artificial, se debe cuidar el tipo
de fuente de luz, garantizando su regulación de flujo y jugando correctamente con su distribución.
Un ejemplo de la importancia de la distribución del alumbrado lo encontramos en que un conjunto de
cuadros con diferentes composiciones cromáticas, sobre panel blanco, aparecerá mucho más luminoso
con la técnica de baño de pared con valores de 150 lux, que iluminando cuadro a cuadro con 300 lux. Por
otro, se ha de tener en cuenta que el ojo humano, convenientemente adaptado, puede percibir como
luminoso un ambiente con muy bajos niveles de iluminancia, y captar perfectamente el color con
luminancias mínimas. Es decir, que con un buen reparto de luz siempre se puede lograr un ambiente
luminoso dentro de los rangos convenientes, para la conservación de las obras y una adecuada
percepción de las mismas.
La infraestructura de la luz
Desde la elección de una fuente de luz y de la óptica que va a modular la emisión de su flujo luminoso,
hasta presentaciones aparentemente insignificantes de las infraestructuras eléctricas, como el cableado,
cuadros eléctricos… van a determinar si una instalación está o no, en condiciones de servir a los
requisitos de conservación y exposición de las obras.
Un caso frecuente es encontrar en los grandes museos y salas de exposiciones magníficas salas con
precarios e inflexibles sistemas de soporte para la iluminación y, sin embargo, con un potente sistema de
iluminación mediante proyectores.
Una de las limitaciones más importantes a la hora de realizar un montaje de iluminación es la instalación
eléctrica. Cada sistema de iluminación ha de contar con uno o varios circuitos independientes; un sistema
de alumbrado general debe crear diversas ambientaciones en función del tipo de exposición, y contar con
varios sistemas de encendido. El diseño de este alumbrado debe respetar la simetría de la sala.
Interior restaurado del castillo de la Orden de Livonia, en la ciudad de Ventspils, al noroeste de Letonia.
La iluminación a base de focos se realiza normalmente en carriles eléctricos, es conveniente que estos
carriles sean trifásicos, con alguna de las fases a cuadro. Estos focos deben estar repartidos de forma
que cualquier punto de la sala sea accesible, y deben contar con mecanismos que permitan su
movimiento en altura.
Los cuadros eléctricos deben estar ocultos pero próximos al recinto expositivo, de modo que las
manipulaciones (regulación, encendidos, etc.) puedan realizarse sin dificultad.
La gestión de la luz