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EL TORITO Y EL BOSQUE

Había una vez, una pareja que vivía en una chocita, ellos tenían muchos animales.
Dentro de todos los animalitos que criaban, una vaca era la favorita, por eso lo
cuidaban mucho, la cruzaron con un toro macho, y ella salió preñada. El día que
ella parió tuvo un becerro muy pequeño el cual se comenzó a criar más con los
dueños. Algunos meses después la pareja de esposos tuvieron un hijo, con el
tiempo el niño fue creciendo y se comenzaba a encariñar más con el becerrito,
pasaron algunos años más la vaca murió, quedando muy solo el torito.

El niño y el torito iban a todos lados juntos, eran como mejores amigos. No se
alejaban ni el uno ni el otro.

Un día el papá le dijo al niño vamos al bosque, quiero enseñarte un río muy
hermoso. El papá, el niño y el torito fueron hacia allá, el río quedaba un poco lejos.
Cuando llegaron el niño se sorprendió porque el lugar era muy hermoso, el paisaje
era impresionantemente bello como el de los cuentos había peces, mariposas
posadas en la horilla del río, aves que nunca antes él había visto, definitivamente
para el niño era como un paraíso, era tal como lo describió su padre, se sentía
mucha tranquilidad.

El niño fue a ver el río y cuando se acercó se dio cuenta que se podía ver su reflejo,
él no quería irse de ese lugar era demasiado lindo, se quedó hasta la tarde jugando
con el torito. El papá al ver que era demasiado tarde le dijo que es hora de volver a
casa. El niño un poco triste volvió con el torito y su papá a la chocita, donde su
madre los esperaba con la cena lista.

Al día siguiente, muy temprano, volvieron al bosque para ver el río otra vez, desde
ese día se convirtió en su lugar favorito del niño y el torito, tanto que no se cansaban
de estar ahí.

Todos los días al despertar el niño y su torito iban al río como se había hecho
costumbre. Hasta que un día el niño al despertar no encontró a su fiel amigo el torito
y comenzó a buscar por todos lados. Llegando el medio día y el torito no había, el
niño se comenzó a desesperar. Tanto así que fue a buscarlo en el río, donde solían
jugar todos los días, y fue ahí cuando se llevó una mala sorpresa, encontró a su
amigo el torito tirado al costado del río y con lágrimas entre los ojos se echó a llorar
sobre su amigo, sus gritos eran muy fuertes, tanto así que sus padres lo escucharon
desde su pequeña choza, los padres al llegar ahí vieron a su hijo sobre el torito, le
preguntaron qué fue lo que pasó el niño solo dijo que lo encontró así: tirado aun
lado del río y no sabía que le había pasado. Los padres trataron de consolar a su
hijo, le prometieron que le iban a comprar otro torito, pues ellos también estaban
tristes.

En unos meses después, los padres del niño llegaron a comprar un becerro al cual
le criaron con mucho cariño y amor. Con el tiempo el niño fue creciendo y superando
poco a poco la triste ausencia de su amigo el torito. Y algunas tardes, con su nuevo
amigo, iban a jugar al río. Así la familia comenzó una nueva vida y empezaron a ser
muy felices.

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