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La rentabilidad es la expresión que más se utiliza para medir la capacidad de las compañías de
generar resultados, bien sean positivos o negativos, a partir del capital invertido, pero no la única,
muchas compañías tienen diversas formas de medir su rentabilidad, esto desemboca en que muchas
de ellas se vuelvan sonámbulas y pierdan de vista los datos fundamentales.
En el momento en que las compañías deciden buscar asesorías externas para lograr solventar su baja
rentabilidad se encuentran con métodos generalistas que subestiman las necesidades de cada
empresa, estas asesorías se basan en controlar de manera estricta los gastos, mejorar los márgenes
por producto y aumentar la frecuencia de las ventas. Sin embargo, estas acciones olvidan las
particularidades y minimizan el hecho de que cada empresa es un organismo único que genera valor
de diversas formas.
Debido a esto resulta necesario aplicar la lógica inicial de utilizar los recursos locales, para
solucionar necesidades locales, para ello se plantearon 5 claves para evaluar la rentabilidad:
La innovación requiere inversión, pero no debe de ser una manera tan significativa, más bien
centrarse en tener trabajadores talentosos y mantener una disciplina inamovible sobre la
investigación y desarrollo de nuevos productos.