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ESTETICA/ARTESPLASTICAS
Mathias Goeritz (Danzig, hoy Gdansk, 1915 – Ciudad de México; México 1990) fue un
filósofo, historiador, poeta, pintor, escultor y arquitecto; que tras la Segunda Guerra Mundial
se refugió en México, país donde desarrollo su actividad como artista, puliendo su noción
estética utilizando como medio la arquitectura, el arte figurativo, la escultura monumental y
un concepto que él mismo definió como “arquitectura emocional”, siendo con ello uno de
los artistas de mayor renombre dentro de las artes plásticas y la arquitectura del país.
Para hablar y entender esta obra, es preciso dar una breve explicación de lo que Goeritz
denomina como “arquitectura emocional”, ya que esta es la línea por la cual se rige la mayor
parte de sus obras.
Dentro de este manifiesto que plantea Goeritz en el año de 1954, define que los espacios y
los objetos deben crear emoción en el hombre, no importaba realmente la funcionalidad del
objeto siempre y cuando demostrara una experiencia sensible, pasional. Esta clase de
arquitectura fue explicada por Goeritz como la unión entre el arte y la arquitectura a través
de obras monumentales edificadas la mayoría de ellos en espacio público, para que de esta
manera se llegara a un mayor número de espectadores.
Esto desde el punto de varios filósofos tienen gran sentido, por ejemplo, podemos encontrar
en Kant que el arte, busca producir en el espectador una satisfacción, algo agradable, idea
que se puede retomar de igual forma de parte de Santo Tomás, hablando de lo agradable,
desde el punto de vista de lo bueno.
Sin embargo y aunque varios filósofos tengan ideas comunes, encuentro en Hegel un punto
de mayor interés, ya que nos habla de incorporar el mundo interior y el exterior, que a pesar
de que encontremos en la arquitectura y escultura materiales solidos o hasta un punto
inexpresivos, es posible gracias a esta incorporación, crear un arte sensual, basándonos en la
virtuosidad en el uso de los materiales, aunque este se vea de primera instancia limitado.
El Manifiesto de la Arquitectura emocional fue presentado por primera vez el 7 de
septiembre de 1953, en la inauguración del Museo Experimental el Eco.
Dentro de este recinto se exhibió por primera vez una de las obras más sobresalientes
de Mathias Goeritz, “La Serpiente del Eco”, también conocida como “Ataque” «el cual era
un proyecto de forma geométrica más cercano a la abstracción, el nombre de Ataque proviene
de una lucha, una llamada “Guerra Fría Cultural” de parte de Goeritz hacia la corriente del
muralismo en México … y justamente el resultado fue una construcción que en cuyo patio
había una serpiente monumental y que fue una de las obras importantísimas que cambio la
historia del arte en México».
La estructura de “La Serpiente del Eco”, es una obra monumental -de ocho metros de largo
y tres metros de alto- la cual, si, fue concebida como parte de un todo hablando de la
construcción de museo y también como una crítica hacia el movimiento del muralismo que
se daba en México en los años 50. Goeritz siempre se mostró crítico y a su vez era señalado
por el grupo de pintores, muralistas y artistas mexicanos, ya que no podían comprender la
idea que un extranjero estuviera provocando tanto revuelo en su país.
Este solo fue el inicio de una serie de grandes obras, las cuales cambiaron desde la perspectiva
de algunos así como el propio paisaje de la ciudad, creando puntos de interés, centros en los
cuales era posible llegar a cualquier clase de espectador, sin la necesidad de acudir a un
museo, ya que la propia ciudad se convirtió en uno y hasta la fecha es posible encontrar obras
majestuosas de Goeritz en muchos lugares que podrían ser comunes y no determinados como
artísticos o generados para el arte.
Lo que logró Goeritz con el pasar de los años, fue generar un nuevo espacio, hacer que el
entorno cambie, que se deje de ver solo como un patio o un museo, una avenida o un estadio,
sino que logro que el espectador fuera parte de la obra, de acuerdo con Kant, podemos
encontrar en la obra de Goeritz un arte bello, ese que tiene como fin el goce de la sociedad,
el cual a partir de los sentidos nos va a permitir llegar a un conocimiento, el cual sigue
permanente en muchos de los rincones de la ciudad.