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Notas extraídas de: Tzvetan, Todorov, “Tipología de la novela policial”, en: Poetique de la prose

(adecuación).

• En todo relato policial “se superponen dos series temporales: el tiempo de la investigación que comienza después
del crimen, y el tiempo del drama que conduce a él. En el policial de enigma [...] no encontramos una historia
sino dos: la historia del crimen y la historia de la investigación [...] La primera historia, la del crimen, ha
concluido antes de que comience la segunda. Pero ¿qué ocurre en la segunda? Poca cosa. Los personajes de esta
segunda historia no actúan, aprenden. Nada puede ocurrirles: una regla del género postula la inmunidad del
detective. No es posible imaginarse a Hércules Poirot, Sherlock Holmes o Dupin, amenazados por un peligro,
atacados, heridos ni, con mayor razón, muertos. Las [...] páginas que separan el descubrimiento del crimen de la
revelación del culpable están consagradas a un lento aprendizaje: se examina indicio tras indicio, pista tras pista.
La novela policial de enigma tiende así hacia una arquitectura puramente geométrica”.

• “La historia de la investigación goza de un status muy particular. No por azar es contada frecuentemente por un
amigo del detective, que reconoce explícitamente su propósito de escribir un libro: la historia consiste en explicar
[...] cómo es escrito el libro mismo”

• “Podemos caracterizar esas dos historias diciendo que la primera, la del crimen, cuenta ‘lo que efectivamente
ocurrió’, en tanto que la segunda, la de la investigación, explica ‘cómo el lector (o el narrador) toma conocimiento
de los hechos’[...]

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• “...otro género en el interior de la novela policial, creado en los EEUU [...] después de la segunda guerra mundial
[...] es el policial negro. En la novela policial negra, o americana, se fusionan las dos historias [...] Ya no se nos
narra un crimen anterior al momento del relato: el relato coincide con la acción [...] No hay misterio, en el sentido
en que estaba presente en la novela de enigma. Pero el interés del lector no disminuye por esto: aquí se comprende
que existen dos formas de interés totalmente diferentes. La primera puede ser denominada curiosidad; su marcha
va del efecto a la causa: a partir de un cierto efecto (un cadáver y ciertos indicios) se debe hallar la causa (el
culpable y lo que lo impulsó al crimen). La segunda forma es el suspenso y en este caso se va de la causa al efecto:
se nos muestran primero las causas, los datos iniciales, y nuestro interés está sostenido por la espera de lo que
acontecerá, es decir, por los efectos. Este tipo de interés era inconcebible en la novela de enigma, pues sus
personajes principales (el detective y su amigo, el narrador) estaban por definición inmunizados: nada podía
ocurrirles.

La situación se revierte en la novela negra: todo es posible y el detective frecuentemente recibe agresiones o,
incluso, arriesga su vida”. Además, el detective del policial negro, no investiga por el simple placer de develar un
enigma y ejercitar su impecable capacidad de raciocinio como lo hace el detective del policial clásico; por el
contrario, detectives como Sam Spade o Philipp Marlowe, son profesionales para quienes resolver los crímenes o
delitos es un trabajo por el cual reciben una retribución monetaria. Otras características de este tipo de detectives
es que pertenecen a la clase media, son fundamentalmente pragmáticos, tienen una experiencia de vida muy
variada e intensa y comparten las debilidades de cualquier hombre corriente Cf. a eventuales amoríos, excesos de
alcohol en ocasiones, etc)

• A diferencia del policial clásico que se construye privilegiando el pensamiento racional, lógico y deductivo, “la
novela negra moderna se constituyó en torno de la acción, del medio representado, y de personajes o costumbres
particulares [...] En el policial negro uno encuentra la violencia –bajo todas sus formas-, la inmoralidad, la pasión
desordenada, el odio sin piedad, etc.

• “Algunos rasgos de estilo en la novela negra le pertenecen con exclusividad. Las descripciones están hechas sin
énfasis, fríamente, con una especie de cinismo; las comparaciones connotan cierta rudeza”.
• Por último, entre ambos tipos de policiales también difiere la visión que se tiene sobre la institución policial: en el
clásico la policía podrá no ser todo lo competente que se requiere para la resolución del crimen, pero su honestidad
e integridad nunca se cuestiona; en cambio, en el policial negro, la institución –o al menos parte de ella- aparece
teñida bajo sospecha de corrupción, y de ser en parte responsable por los crímenes o delitos. Obviamente, estas
características varían de un texto a otro y sólo dan cuenta de tendencias generales, no podría ser de otro modo a
menos que sólo existiera un único relato policial de cada tipo.

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