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Unidad 3. Recurso 1. Mora Judicial PDF
Unidad 3. Recurso 1. Mora Judicial PDF
DE LA
J UDICATURA
Seminario
“ Mora Judicial”
Seminario “ Mora Judicial “ 2
PRESENTACIÓN............................................................................................... 3
INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 4
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................... 25
PRESENTACIÓN
Desde siempre grande ha sido el lamento y mucho el sufrir de los usuarios del
servicio judicial por la tardanza o el retardo de los procesos judiciales en nuestro país.
Domingo Gil
Juez 1er. Sustituto de la Corte Laboral del Departamento Judicial de Santiago
Coordinador del Comité de Planificación
INTRODUCCIÓN
En cierta ocasión hablando con un juez de larga data en la función le señalaba
que la principal queja que los abogados en ejercicio exteriorizaban en su contra era la
lentitud con que daba solución definitiva a los asuntos sometidos a su consideración, a
lo cual ufanamente respondió “ es que el tiempo del juez no es el mismo que el de los
abogados.”
La institución, ya sea del orden judicial o del orden administrativo, que no rinde
justicia a tiempo, no hace justicia. Pues en la materia judicial, siempre hay riesgo en la
demora.
No se puede más que desear con ardor que cada proceso sea juzgado y la
decisión sea rendida en un plazo razonable.
Es banal decir que en las últimas décadas la conducta social o la vida cotidiana
se ha caracterizado por la aceleración de los tiempos y la crisis de referencia.
Cada actor jurídico tiene su propia lógica y su propia percepción del tiempo, las
partes en el proceso, los auxiliares de la justicia, los jueces, el administrador. Los
procesos judiciales, principalmente por sus ritos, tienen asimismo su propia lógica
temporal.
El análisis y contabilización del ritmo del trabajo de los actores del proceso,
como también la medición del impacto o de los efectos potenciales de sus decisiones no
tan solo frente a los justiciables, su persona, su patrimonio en el tiempo y en el espacio,
sino también en la sociedad en la cual vivimos inmersos, debe ser parte esencial de su
propia eficacia, y del discernimiento que debe acompañar a todo juez.
De aquí que la función del Juez dentro del contexto del servicio del Estado deba
realizarse con criterios de gestión administrativa, es decir, pertinencia, oportunidad,
eficacia, y que de su sola experiencia sea suficiente para cualificarlos en el
cumplimiento cabal de su rol, y para precisar o detectar en el o ella las destrezas y
técnicas necesarias para la administración moderna de justicia.
¿Nuestro personal de apoyo, los equipos con que contamos para la ejecución de
las tareas del día a día, las condiciones de trabajo, son realmente las más optimas para la
ejecución de la tarea puesta sobre nuestros hombros?
Son las preguntas que debemos responder al plantearnos el problema.
Esta opinión esta avalada por las estadísticas de que se disponen, las cuales
muestran una larga data entre la fecha de entrada de los asuntos sometidos a
consideración del juez y la fecha de su fallo, que evidencia un gran cúmulo de
expediente que esperan solución.
Por otro lado la ejecución de la sentencia así como las implicaciones a que da
lugar esta ejecución.
La Justicia no tiene una eternidad ante ella, ella debe ser hecha en plazos
suficientemente breves para influenciar la vida y no solo limitarse a decir tan solo el
derecho. La justicia no es una empresa como cualquier otra y no se puede en este
propósito, como a propósito de cualquier otra empresa, hablar de rendimiento o
productividad.
La Justicia, y es preciso citar a Michael Levy cuando señala que “ésta es una
empresa productora de verdad”, aún cuando lo hiciera de manera secundaria y relativa,
y por esto, y en términos abstractos, no debe cuestionar sobre su alto valor ni tampoco
sobre los esfuerzos esfuerzo que se produce para lograrla en todas las circunstancias.
Lo mejor que se puede hacer es, en cualquier forma, utilizar los instrumentos
para medir el tiempo jurisdiccional de manera más acabada, sin analizar cuestiones muy
heterogéneas, sino analizando categorías de asuntos y categorías de justiciables, como
lo ocurrido en una de las condenaciones contra Francia dictada por la Corte Europea de
los Derechos del Hombre, debido a la lentitud excesiva de la justicia, sentencia del 31
de marzo de 1992 en materia de sangre contaminada en la que se hace resaltar que el
justiciable no podía esperar indefinidamente ya que sus días estaban contados, en espera
del análisis de las muchas y haciendo parte, en fin, de tiempos muertos y de dilaciones y
de perdida de tiempo para poner en practica procedimientos útiles.
Si creo en los filósofos, el tiempo no existe, sino tan solo el espacio. Esas son
ideas que el hombre, “ser limitado”, proyecta sobre la eternidad y el infinito que le
circunda.
El tiempo es, por otra parte, un concepto muy subjetivo, que sería aplicado y
valorado por las personas usando criterios muy personal según sean sus necesidades o
expectativas.
Una buena justicia es de entrada aquella que satisface la paz social y los
sentimientos de seguridad y de equidad tanto de los grupos como la de los individuos.
La rapidez es en consecuencia, a veces necesaria, a veces no. Es al legislador, a los
jueces y a los auxiliares de la justicia, a quienes compete hacer que el tiempo útil sea
respetado en todo procedimiento según el objeto del litigio. Y la solución a dar será
variable según que ese litigio enfrente a los particulares o que ponga en juego el interés
público.
Cuando el interés público no está en causa, es necesario facilitar a las partes los
tiempos de presión y los tiempos de respiro. El tiempo de presión es necesario para la
seguridad jurídica de los contratos y de las situaciones de derecho, que no debe ser
susceptibles de una demora en la puesta en causa, de donde nace la utilidad de las
En los litigios con carácter puramente privado, los jueces y los auxiliares de la
justicia están al servicio exclusivo de los ciudadanos y de la sociedad civil, el Estado no
hace sino ejercer por su intermediación un poder que es propiedad del pueblo soberano.
Así la ley 821 del 1927 sobre Organización Judicial dispone en su artículo 165,
modificado por la ley 1021 del 16 de octubre de 1935, : “Que los jueces de las cortes y
Tribunales de la República deberán fallar los asuntos civiles y comerciales de que
conozcan dentro de los noventa días de las vistas de la causa, bajo pena de soportar al
percibir sus sueldos el descuento correspondiente a cada día de retardo. La Suprema
Corte de Justicia determinará el modo de hacer efectiva esta sanción”.
Entre las excepciones que comporta el precitado texto legal, en materia civil, por
ejemplo, y cuando se trate de incidentes de embargo inmobiliario, los artículos 728 y
729 del código de procedimiento civil, distinguiendo si se trata de un incidente antes o
después de la lectura del pliego de condiciones, establecen la obligación a cargo del juez
de fallarlos “a más tardar el día designado...”, ya sea para la lectura o ya sea para la
adjudicación. En materia penal, la ley 1014 del 11 de octubre del 1935, impone a los
jueces penales un plazo que a su mismo decir es meramente conminatorio de justificar o
motivar sus decisiones en el término de 15 días contados a partir del momento en que
rindan sus fallos, el asunto sea resuelto en estrado de fallarlos al fondo cuando, como en
materia correccional, se hayan reservado el mismo para dictarlo en una próxima
audiencia.
Hay que destacar, sin embargo, que en materia laboral ordinaria, cuando se trate
de un conflicto colectivo, cuya solución se demande, el Juez goza de un plazo mayor,
dada su complejidad en vuelta en el caso, así esta decisión debe ser rendida en el
término de 30 días contados a partir del momento en que expiren los plazos otorgados a
las partes para presentar sus escritos ampliatorios.
Para la Corte de Apelación y en aquellos asuntos que sean recurribles, los plazos
son los siguientes:
1. Asuntos ordinarios, un mes a contar de la expiración del plazo
señalado a las partes para presentar sus escritos de ampliación, salvo
lo dispuesto por el artículo 536”.
2. Cuando se trate de calificación de huelgas, o de solicitud de
autorización para despedir a un dirigente sindical protegido por el
fuero, es te plazo sin embargo es de 5 días. En lo que respecta a la
Suprema Corte de Justicia, el Código de 1992, también se ocupó de
señalar los plazos en que el más alto tribunal, juzgando en funciones
de Corte de Casación, debe rendir su decisión: “ dentro de los 30 días
de haber celebrado la audiencia” (art. 647 del código de Trabajo)
3. En materia de Niños, Niñas y Adolescentes, la ley 14-94 señala varios
plazos, los cuales se imponen tanto a los tribunales especiales creados
por la misma, como a los Juzgados de paz a quienes se les han
conferido algunas atribuciones, principalmente en materia de pensión
alimentaria. La obligación de fallar una vez el asunto este en estrado
la obligación del juez de fijar la pensión que culmine con una
demanda en tal sentido, no puede exceder de 8 días. Pero tratándose
de un asunto correccional, y conforme s e desprende la economía el
texto del articulo 301 precitado texto, la obligación de fallar el asunto
y motivarlo debe ser de 20 días, contados a partir “de la recepción de
los resultados del estudio.”
4. Tanto en la jurisdicción de tierras, como en la del Juzgado de Paz,
ante el mutismo de la ley, se aplicarán las disposiciones del artículo
16 de la Ley de organización Judicial.
5. En materia tributaria de conformidad con el artículo 171 de la ley 11-
92, el plazo en que deben ser solucionados los asuntos sometidos a
consideración de los jueces del Tribunal contencioso Tributario es de
60 días.
Después es necesario buscar por más largo tiempo el instrumento jurídico por el
cual el derecho se apodera del hecho y deduce la sanción aplicable, como en materia
penal por ejemplo. Es imperioso ahora atender la verdad de la manera más precisa
posible.
Se dibuja así una suerte de tipología: ágil del hecho simple y débilmente
sancionado para lo cual poco tiempo es necesario, hasta el hecho complejo y al cual
están unidos consecuencias jurídicas importantes, para el cual el tiempo debe ser
invertido, pasando por el hecho simple y groseramente sancionado y por el hecho
complejo, pero ligero en sus consecuencias jurídicas, los cuales requieren lo que se
podría llamar medias medidas del tiempo.
El primer abuso tiene que ser siempre reprochado a la justicia, el segundo exceso
comienza a abrirse campo en una institución jurídica atrapada por un pensamiento
economista carente a veces de matices.
Pero esa tipología puede ser invertida por el derecho positivo, Ese re-
direccionamiento constituye así un desafío jurídico. En efecto, imaginemos no un hecho
complejo pero que- el tiempo no está dado como una consecuencia de la tipología sino
por el mismo hecho, el fallo de rendirlo muy rápidamente, por que hay urgencia.
Clásicamente, en función de la regla lógica precitada, porque se trata de un hecho
complejo pero que no se le puede consagrar tiempo que sería necesario para su
conocimiento fiable aunque las consecuencias jurídicas que les sean inherentes deben
ser confiables, se encuentra aquí el fundamento de la regla según la cual el juez de los
referimientos no estatuye más que provisoriamente.
un mundo que está implícito, el mundo de la familia, el mundo de los negocios, etc , y
el mundo, así movido, así implicado en el proceso no está necesariamente sometido al
mismo tiempo. Así se puede considerar que los tiempos de la familia son relativamente
lentos mientras que los financieros pueden ser del orden del relámpago, y en el plazo de
la adecuación entre los tiempos judiciales y los diversos tiempos sociales en juego, entra
el juez administrador del mismo.
Y esa es la última parte del silogismo, si el proceso es el camino para dar paso
al juicio, entonces el derecho al derecho que ha engendrado el derecho al Juez, el
derecho del Juez se engendra el “derecho al proceso” y en su seno el “derecho al tiempo
que conviene”, para que la sentencia sea rendida en beneficio del justiciable. Dentro de
tal esquema, el Juez conserva ciertamente el estatuto de agente y no solo un agente de
aplicación de las reglas del derecho, sino un agente de efectividad de los derechos de las
partes y compromisorio de sus derechos al tiempo; a este respecto es que trata la
convención americana de los derechos del hombre que consagra el derecho de toda
persona “a que su causa sea atendida equitativamente, públicamente y en un plazo
razonable, por un tribunal independiente e imparcial…”
Pero, para Motulsky, el sujeto del derecho es todavía titular del derecho de
acción en justicia. Es ese derecho de naturaleza procesal, es el que permite a la parte
obtener un juicio de donde nace su derecho subjetivo substancial. Así la acción en
justicia es el derecho procedimental, que duplica y anticipa el derecho substancial. Ese
carácter subjetivo ha sido contestado por el resto de la doctrina procesalista, más
inclinada a definir la acción en justicia como un poder.-
Vean ahí las fuentes teóricas del advenimiento del derecho al tiempo. Pero se
puede pensar que las fuentes técnicas son más inmediatas e identificables: se trata del
cuerpo nacido de la convención americana de los derechos del hombre y sus referencias
al derecho de obtener un juicio en el “tiempo razonable”, de los procedimientos, el
derecho del acusado de tener conocimiento “en el plazo más corto” de lo que se le
reprocha y de su derecho de “disponer del tiempo necesario” para preparar la defensa.
Pero porque se trata de un derecho de acreencia, hay que determinar ahora quien
es el deudor de ese derecho al tiempo. El porqué el derecho subjetivo exige la
efectividad, la meta está sin dudas de pasar a un sistema de sanción de las violaciones a
un sistema de efectividad positiva.
Pero la designación concreta del Juez como deudor del derecho al tiempo
presenta debilidades. En primer lugar, sociologicamente puede ser torpe colocar así el
Juez dentro de una relación de obligación que arriesgue deteriorar las relaciones entre el
Juez y el justiciable. Después, este estatuto de un Juez como deudor de un derecho al
tiempo, no sería sino por el vocabulario, como un deudor del juicio, una máquina de
contar el tiempo y las decisiones. De ahí se revela una concepción para mucho
gestionaria, mecánica, de la actividad de la justicia.
Así los artículos 505 al 516 del Código de Procedimiento Civil, ponen a cargo
del Juez, la obligación del cumplimiento de su deber de juzgar y fallar los asuntos
puestos a su cargo en determinados plazos, pena de que su incumplimiento pueda
comprometer su responsabilidad civil.
Art. 505. Los Jueces pueden ser demandados en responsabilidad Civil :1ro.
Cuando se pretenda que en la sustitución de un pleito o al producirse sentencia ha
habido dolo, fraude, o concusión. 2do. Cuando la responsabilidad Civil del Juez
este expresamente pronunciada por la Ley. 3ro. Cuando la Ley declare a los Jueces
responsables, bajo pena de daño y perjuicio. 4to. Cuando haya denegación de
justicia.
Una de las dificultades actuales de los derechos del hombre, a través de la puesta
en causa de su carácter abstracto, es hacer la partición entre, de una parte, el respeto en
beneficio de cada uno de un derecho en perímetros idénticos y, de otra parte, la
exigencia de cada uno de ver reconocer la especificidad de su situación.
5. LA SITUACION ESPECIFICA EN LA
MATERIA PENAL
Dominar el tiempo en materia de justicia es establecer las prioridades y arbitrar
las tensiones inevitables entre el principio fundamental del derecho de cada uno a un
proceso equitativo y las condiciones del ejercicio difícil de nuestra justicia ligada a la
aglomeración judicial y a los problemas de orden material; entre la inquietud de
preservar el orden público, de asegurar una respuesta judicial eficaz destinada a
restablecer el equilibrio social y la obligación de velar por el respeto de los derechos de
las personas (presunción de inocencia y libertades individuales); entre la tentación de
ceder a las sirenas de las modernidad, de la rapidez de las nuevas técnicas de
información y la necesaria serenidad en la cual debe envolverse nuestra justicia.-
¿ Qué pensar de una reconstrucción que ha tenido lugar cinco años después del
hecho cometido? De un expediente de instrucción que dure por años?
La prontitud de una respuesta social es más que nunca esencial para paralizar el
proceso de deterioro que avanza en una población joven, social y económicamente
frágil. Se llama la atención sobre el hecho del avance de la delincuencia juvenil en los
últimos tiempos, y ¿ cual debe ser la respuesta de la justicia y su plazo de reacción
cuando se sabe que en la psicología de un infante, solo una respuesta inmediata,
instantánea, tiene sentido?
Se le debe recordar a los Jueces penales que en todas las hipótesis, que la justicia
no puede ser administrada con retrasos progresivos que tiendan a comprometer su
eficacia y credibilidad, y más aún su responsabilidad Civil.
El objetivo que debemos asignarnos es del de encontrar un ritmo judicial que sea
un punto medio entre una lentitud excesiva y una rapidez excesiva.-
6. LA SITUACIÓN ESPECÍFICA EN LA
MATERIA CIVIL
El derecho civil, para su aplicación, descansa sobre las reglas del Procedimiento
Civil, el cual, no es más que el conjunto de formalidades mediante las cuales una
dificultad de orden jurídico se somete al tribunal.
De manera que tenemos que su importancia radica en que el mismo permite a los
litigantes el control de las situaciones que se puedan presentar ante los tribunales, por lo
que las partes pueden acudir a los órganos jurisdiccionales para resolver sus diferencias
y evitar que cada uno trate de hacerse justicia por sí mismo.
Pero el hecho de que sean las partes quienes impulsan el proceso conlleva que
durante el conocimiento del mismo existan múltiples factores inherentes a las partes que
influyan en el retraso de los procesos judiciales, como lo constituye las solicitudes
reiteradas de prórrogas de medidas ya ordenadas, con el consentimiento de ambas partes
o el hecho de las partes solicitar plazos consecutivos y extremadamente amplios para
depositar escritos ampliatorios de conclusiones, réplica y contrarréplica.
Por otra parte, a veces tenemos que existe una falta de criterio definido para
escoger los casos a fallar, ya que a veces fallamos por solicitud de los abogados, lo que
provoca la acumulación y el retardo de los casos no solicitados.
BIBLIOGRAFÍA