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UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA – SEDE IBAGUÉ/ESPINAL

Hacienda Pública en Colombia: Historia y análisis

Estudiante:

ANGIE DANIELA RUGELES DÍAZ

Docente:

AMPARO TRIANA

FACULTAD DE CONTADURÍA PÚBLICA

IBAGUÉ

2019
HACIENDA PÚBLICA EN COLOMBIA: HISTORIA Y ANÁLISIS

Determinar los inicios de la Hacienda Pública en Colombia acarrea consigo la tarea de


determinar, entre otras cosas, todos aquellos factores que incidieron de manera directa en la
consolidación de un régimen con alto contenido normativo en virtud de los distintos capitales de
origen civil, y cuya destinación yacía en la satisfacción de necesidades colectivas, especialmente
aquellas que respondían a necesidades de la comunidad misma. En ese sentido, corresponde
inicialmente detallar los verdaderos inicios de esta disciplina en Colombia, y posteriormente
analizar las consecuencias que acarreó el desarrollo de las distintas escuelas hasta ahora conocidas;
posteriormente compete desarrollar un concepto propio sobre la hacienda pública misma.

Historia Fiscal y evolución de la hacienda pública en Colombia

En lo que respecta al desarrollo fiscal que tuvo el país desde la época mercantilista que se
extendió desde el siglo XXVIII hasta el decisivo 1810, hasta la denominada época neoliberal, se
resalta inicialmente la creación de impuestos cuya razón de ser radicaban esencialmente en una
figura de Estado que encontró la necesidad de recaudar un porcentaje del ejercicio de determinadas
actividades que involucraban capital, o simplemente la manera de grabar la comercialización o
tenencia de algún bien, de este modo, los primeros en ser sujetos de un tributo fueron la sal, los
naipes, la pólvora y el tabaco, sin embargo, se diseñaron impuestos como el diezmo, donde, sin
tener en cuenta su naturaleza voluntaria y católica, eran de estricto cumplimiento, bien fuera con
bienes o dinero.

Posteriormente, en la época leseferista se evidenció el tránsito hacia un estado más abierto


en materia de esquematización de tributos, tomando entonces como punto esencial de la
capitalización la inversión extranjera, pues a través de esta se permitió además cobrar impuestos
en aduanas, impuesto de timbre, minas, y el papel sellado; todo esto respondiendo lógicamente al
afán de generar un tesoro lo suficientemente grande como para poder asegurar el rumbo de la
Colombia independiente, con retos comprometedores luego de los estragos ocasionados en la lucha
independentista, y la restructuración y centralización de todos los parámetros fiscales diseñados
en pro de un nuevo estado. Algo de resaltar es que en este periodo se llevó a cabo la creación de
entes de suma importancia para el desarrollo fiscal en el país, entre ellos el Banco de la República,
la Contraloría General de la República, la Superintendencia Bancaria, entre otras.
Luego a esto devino lo que se denomina la época proteccionista, la cual básicamente se
sustentó en una política que permitiera al Estado intervenir la economía misma en aras de darle
prioridad al interés general por encima del particular, de modo que los intereses del Estado
prevalecían sobre cualquier otro, y esto se vio reflejado en una serie de medidas que el mismo
estableció para contrarrestar los efectos adversos que acarrearon consigo una serie de guerras
civiles, las cuales retrasaron considerablemente el desarrollo económico del país. Esta época es
fundamental en materia laboral, pues se estableció que el trabajo era un deber de los ciudadanos
en pro del mejoramiento del Estado y la economía nacional, de modo que pasó a ser un estándar.
Al situarse este periodo en el siglo XX, se puede dar parte de varios acontecimientos que
favorecieron esta corriente, entre ellos la creación del Frente Nacional, el surgimiento del Fondo
Monetario Internacional, entre otros.

Finalmente llega la época neoliberal, la cual, podemos decir, es probablemente la más


compleja y paradójica, pues establece un constante esfuerzo estatal por darle cabida y pleno
ejercicio a las compañías extranjeras y los mercados internacionales, pues ya el concepto de
globalización se ha vuelto un imperativo en todos los países afines a las políticas económicas de
las potencias mundiales, y en particular las de Estados Unidos, de este modo es preciso señalar
que con la incidencia de otras economías dentro de la interna, se genera entonces una proliferación
indiscriminada de tributos, impuestos, tasas y contribuciones, en aras de mantener un equilibrio
entre la situación fiscal interna del país, y las necesidades y contingencias que subyacen como
como resultado de una constante competencia sumamente perjudicial para las pequeñas y
medianas empresas colombianas. En ese sentido, el Estado busca recuperar la confianza de su
pueblo a través de una serie de medidas encaminadas a mitigar un poco dicho déficit, y además,
garantizar un acceso o apertura económica acorde a las necesidades del país y la visión de la
comunidad internacional.

Es importante recalcar que, si bien el desarrollo fiscal y de la hacienda pública no se limitan


a estas situaciones, lo cierto es que se trata de un fenómeno que, gracias a lo anteriormente descrito,
contrastan entre sí, lo cual permite identificar las consecuencias y las diferencias entre una escuela
y otra, pues es claro que respondiendo a un proceso de transformación política y normativa como
es normal en cualquier estado de derecho, precisa determinar pautas precisas y diseñar planes de
financiamiento lo suficientemente eficientes para asegurar una fiscalización basada en
contribuciones e impuestos razonables y con verdaderos intereses legítimos.

Así pues, la hacienda pública encuentra su sustento en la necesidad de financiar diferentes


proyectos y desarrollar la gran mayoría de los fines esenciales del Estado, invertir en el desarrollo
social y garantizar a todos los habitantes una vida bajo parámetros aceptables. Teniendo en cuenta
esto, la hacienda pública viene a ser entonces todas aquellas medidas que enmarcadas dentro de
una misma disciplina, se encargan de regular, determinar, medir y buscar nuevas formas de llevar
a cabo la actividad tributaria, cuya titularidad reside exclusivamente en el Estado a través de sus
instituciones, tomando como punto de partida la utilización o tenencia de algunos bienes y
servicios sujetos de gravamen, además de algunas actividades que, dada su naturaleza lucrativa,
permiten generar una ganancia para el Estado, al ser este el encargo de garantizar su ejercicio y
tenencia de manera satisfactoria.

Finalmente, es posible afirmar que, gracias a esta disciplina, es posible establecer una base
para que cualquier Estado pueda llevar a cabo una verdadera actividad fiscal, donde, si se ejerce
de manera honesta y los recursos son manejados de manera eficiente, se pueden lograr grandes
resultados en materia de avances en lo social, infraestructura, servicios, entre otros, lo cual, visto
desde la óptica contable, es completamente necesario no sólo para la satisfacción de necesidades
colectivas, sino también para la creación de fondos y reservas de capital, necesarias para cualquier
contingencia o eventualidad que surja a futuro.

En síntesis, la hacienda pública es inherente al desarrollo de un Estado mismo, pues esta se


centra especialmente en el recaudo de dinero de cada una de las personas que habitan el territorio,
bien sea por u otra razón, siendo que son de obligatorio cumplimiento, y absolutamente
indispensables para todos, de allí que sea tan favorablemente aceptado el compromiso con el
cumplimiento el pago de impuestos.

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