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RODRIG ABRIL 19: se oveceeccnoceosees -, REVISTA ASTRONOMICA ORGANO MENSUAL DE LOS “AMIGOS DE LA ASTRONOMIA” SUMARIO Presentaci6n. Propésitos de la Asociacién Argentina AMIGOS DE LA ASTRONOMIA, Noche Serena, por el R. P. Luis Rodés S.J Nuestro Globo, su constitucién fisica, unidad en fa Naturaleza, por Antonio R. Zihiga Las magnitudes estelares y las estre- llas mas brillantes del cielo, por Ernesto de La Guardia. Un saludo fraternal, por Ismael Gajardo Reyes. Meteorologia césmica, por Teresa B. de Musso. Nombres de las constelaciones. Fendémenos celestes, por Alfredo Vélsch. Comisién Directiva. Nomina de socios. ARIA DEL PENA 361 BUENOS AIRES i PRESENTACION 6 Bajo los auspicios de la aseciacién argentina “ Ami- gos de le Astronomia’, aparece hoy en el estadio de la prensa periédien li Revista Astronémica’’, la cual cum- ple con el grato deber de dirigir wn afectuoso saludo a to- dos sus colegas nacionales y extranjerc Los fundadores de la mencionada asociacién son, co- mo su titulo lo indica, aficionados al estudio de la cier- cia astrondmica, que se han agrupado con el propésito de cultivarla y difundirla en su parte elemental, se- gin asi consta en el predmobulo de los estatutos generales, donde también se dis pone Cinciso b del Art. 1’) que se edi- tard una revista que serd un brgano de difusién dela As- tronomia. Tenemos el convencimicnto mds profundo de que es- ta sublime ciencia es precisa y necesaria en la sociedad de los hombres; pero atin cuando fuese wna ciencia iitil, slempre seria muy respetable. De ella dependen la nave- gacion, la geografia y la cronologia, 0, mejor dicho, es- tas ciencias y sus conocimientos no pueden ctistiv sin la astronomtia, porque sin su aucilio, ni se puede viajar so- bre los mares, ni penetrar en los paises apartados, ni ain conocer los que se habitan, ni arreqlar las fechas de los siglos pasados. En una palabra, sila geografia 0 eracto conocimiento de los paises de la Tierra, si la naveqacion maritinua y area son tan precisas para la comunicacion y el comercio; sila cronologia es el principal fundamen- to de la historia, y es ademds la que arregla el cémputo de los tiempos indispensables para el orden social, todo esto necesita de la astronomis, o, mas bien, son ranas de sus conocimientos. Pero lo que hace importante y no- ble el estudio de esta ciencia es la sublimidad de sus ideas; sus principios son los més grandes y dificiles de las matematicas, y sus conocimientos inspiran al hombre que tiene la dicha de poseerlos, tal elevacién de esptrite, alma tan grande, que puede decivse que es ya en demu- sin, pues le hace mirar como futilidades aquellos asuntos y aquellos negocios que contemplan los hombres como de la mayor gravedad, y miran los grandes politicas como de primera importancia, PROPOSITOS DE LA ASOCIACION Nuestra entidad cultural, que viene a sumarse a las institucio- nes argentinas que laboran por la difusién de los conacimientos eien- lifiees, se propone desarrollar un plan de estudias que, no dudanos, merecord la aprobucién de cuantos se interesun por el proyreso in- lelectual de nuestro pats, Difundir ol conocimiento de wna ciencia como la Astronomia, es dar un serio impulso al espiritu de inves- tigacién que laie, con mayor o menor intensidud, en todo ser pen- sant est obra consagraremos nuestros esfuerzos: seréin muchos lox que querran unirse a nosatros, AMIGOS DE LA ASTRONOMIA”, desarrollard sw mision cultural de acnerda con los siguientes pun- t nosus, que se iniciard en la segunda quineena de este mes de abril; inauguraré wn curso de clases cleimentiles de Astronomia, instalard wn Observatorio y organizard una Biblioteca. Aparte de las mencio- nadas actividades, cl primer nimero de esta Revista, qua serd men- sual, demuestra que la accidn de nuestra entidad trasciende también al estadio de ta prensa. Por lo que respecta a nuestra Revista, haremos eonstar que et criteria que presidird en ella (como lo confirma la naturaleza de este atimera) serd amplisino, sin exchesividades ni norinas predetermi- y estimamos que Lu asociacién argentina * celebrard un ciclo anual de conferencias con proyecciones lumi radas, siendo deeptadas todas las opiniones con tal de que tengan wn fundamento sdtida, ya que cada colaborador, a objeto de que gave de lw mayor libertad posible, asumiré la responsabilidad de sus ar- ticulos, de acuerdo con la independencia de que es digno todo es- eritor consciente. Eminentes coluberadores, muy respetados en el ambiente cien- tifieo argentino, nos prestan amablemente su apoyo: nucstro enti- siasmo y el valor de los elementos que estén a nuestra lado, hacen ¢ perar que el tras iniciativas. Reproduciremos aqui lo que eseribimes en otra lugar, palabras que vienen « ser nuestro lema: QUEREMOS POPULARIZAR EL CONOCIMIENTO DE LA ASTRONOMIA, QUE NO ES UNA CIENCIA DE DIFICIL ADQUISICION, SINO AL ALCANCE DE TODA PERSONA BIEN DISPUESTA A SU ESTUDIO, ¥ reprodueiremos también el preimbula de los Estalutos (aprobudos xito serd fiel compafiera de nue enda Asamblea yeneral de lu Ascciacion, celebrada el 11 del prési- mo pasado enero) que dices LOS FUNDADORES DE BESTA ASO- CIACION, COMO SU TITULO LO INDICA, SON AFICIONADOS AL ESTUDIO DE LA ASTRONOMTA, QUE SE REUNEN CON BL PROPOSTTO DE CULTIVARLA Y DIFUNDIRLA EN SU PARTE ELEMENTAL, A estos principios nos alendremos, procuranda que sw aplica- cidn les corresponda esirictamente. La aseciacién argentina “AMIGOS DE LA ASTRONOMIA” tiene su sede social on la Secretaria de la Asociacion Wagneriuna de Buenos Aires (Rodriguez Pefiw 361). Los socios fundadores, hasta él wimero de cien, abonardn una anualidad completa, o sea cualro.trimesty peses por drimestre (20 pesos dnuales). Los socies actitos abonarém ta can: araz6n de ct tidad de cineo pesos trimestrates, y, como los socios fundadores, ten- drén derecho a un niimero de esta Revista, « asistir a las confereny cigs y clases elementales de Astronomta y al uso del Observatorio y la Biblioteca, de acuerdo con los reglamentos que oportunamente dard a conocer la Comision Dircetiva. Interinamente, antes de la instalacién del Observatorio de la Asociacién, y a objeto de facilitar las observaciones astronémicas individuales, vurios sovios fundadores pondrén a disposivién de los demis asociados que quieran utilizartos, los telescapios de su pro- piedail, en las condiciones que oportwnanente se hardn conocer. El movimiento cultural de esta Asociacién se iniciard de la si- gitiente manera: Sdbado, 20 de abril, a las 17.80, conferencta por el senor Antonio R. Zuniga, titulada: “Hora y media en la luna’, con proyecciones luminos ibiéndose fotografias recientes tomadus con el gran anteojo ecuatorial ucodado del observatorio de Paris. Esta conferencia tendrd lugar en el salon La Argentina, Rodriguez Pea aol. A este acto seguinin los que a continuacién se edipresan: Una conferencia por el senor Alfredo Vélsch, quien Iratard de “Bl mapa del cielo”, explicando posiciones de estrellas segiin las eoordenadas, azimut, allura, ascension veeta y declinacion. (EBL senor Alfredo Vélsch es autor del “Mapa del cielo’? que publicames en este nimero). Otra canferencia por el sefier Ernesto de La Guardia, BE sis- tema planeturio’’, con él sumarios: Hipdtesis cosmogénica de Laplace y teorias modernas. El sistema geocéntrico, Sistemas de Copérnico y de Tycho Brahe. Trasincién del Sol, Leyes de Kepler. Gravita- cién: Ley de Newton. Puerzas que oviginan la meciniew celeste, Dis- taneia de los planetas al Sol: Ley de Bode. Distancia de la Tierra al e Sol. Coneepto de paralaje. Dimensiones comparaas de ta Tierra, el Sol y los planctus, Caracteristicas generates del Sol y los mundos del sistema: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, asteroides, Aipiter, Saturna, Urano y Neptune. Cometas. Meteoritos. La setora Teresa Bervind de Musso, encargada de la cuarta eun- ferencia, desarrollard el siguiente tema: El Zodtaco”, estudio his- térico y astrondmica de la banda zodiacal, con proyee jones lemi- nosas. NOCHE SERENA Leprortueimes aul et hermoso eserito que ree de eapilulo preliininar tt la notable obra AL Firmamento”’, del R. P. Luis Rodés 8. J. EL director del Observatorio det Ebro. ex- pone wc impresién hondamente sextida de la pocsia nocturna cok su infitita belleca. No podiamos iniciar nuestra evista con una pa- gina, que eapresara mejor nuestra propia de- voeidn por la sublime Astronomia. Sirvan esis patabius de lhamenaje aleminente autor. de la BR. Sumario: Paso a las regiones de la noche. — A'paric’én sucesiva. de las lumbreras del Firmamento, — Las estrellas, la Via Lactea, la Inz zediacal, cometas y estrellas fuga- ces. — Vision de la Luna. — “Hiro aparen- te de la boveda celeste. — Cam- bio de constelacicnes segtin los mezes del afio. — De nuevo frente al sol, Morada de grandeza, Templo de clavidad y hermosura Mi alma que a tu altesa Navid, qué desventura La tone on esta edrcel, baja obsoura? Fray Luis de Leén. Fué en la cumbre de monte Wilson donde pude contemplar una de esas admirables puestas de sol que por su grandiosidad y belleza dejan en el alma impresién indeleble, Alla en el fondo, el Océano Pacifico, euya superficie domina- ba en una extensién de mas de doscientos kilémetros; a mis pies, uno de los mas apacibles y frondosos valles dé California, atraye- do por numerosas colinas puestas en ringle cual las trincheras de un & norama; el conjunto constituia lo que podriamos lamar wna vista del propio planeta; pero la mayor sublimidad del euadro estaba en el cielo; al girar Ja tierra en su movimiento diurno de rotacion. igantesco campamento, y entre las montafas y el mar, dos ndes ciudades, como perdidas en medio de la inmensidad del pa- ¥ nosotros con ella, nos iba escondiendo el sol, que cual un disco de fuego se hundia lentamente en las aguas del Océano. 10 Revisea Asrxonémica ; Qué de matices y cambiantes no le roban las nitbes a esa in- mensa hoguera que arde en el Firmamento, antes de substrarse del todo a la accién de sus rayos? Parecia como s do de refulgente oro y grana para techar aquel bellisimo espee- ticulo. {Lastima que ni la fotografia. ni el pincel, ni mucho menos la pluma, puedan reproducir estas tan deslumbradoras ereaciones por arte mAgiea se hubiese ereado un artesona- de la naturaleza! El lector, que mas de una vez habra quedado e tasiado ante el irresistible encanto de una puesta de sol, supliré en su fantasia las deficiencias de la deseripcién. Y ahora vo le invito a que suba conmigo a la cumbre de un alto monte ose traslade, si prefiere, sohre cubierta de un barco en medio del Océano para admirar en silencio la llegada a las regiones planeta ofrece continuamente un contraste sumo entre los dos hemisferios; el uno, de frente al Sol, inundado de luz, de movimiento, de vida; el otro, de espaldas al mismo, su- mergido en la obscuridad y enyuelto en el mas profundo misterio; y asi, alternativamente vamos pasendo del dominio del dia al reino de la noche, presenciendo cada vez ese imponente cambio de de- eoraeién que nos permite apreciar en toda su grandeza el sublime conjunto césmico de que formamos parte. ‘Aun no han acabado de perderse los ltimos fulgores del Sol de la noche. Nnestr poniente y ya la regién opuesta del horizonte se ya perdiendo mas y mas en el seno de las tinieblas que, poco a poco, invaden por entero la b6veda del cielo; mirémosla con atencién y veremos como silen- ciosamente, casi dirfa sigilosamente, van apareciendo en ellas unos puntitos brillantes, trémulos, indecisos, como dudando de si ha lle- gado ya su hora para dejarse ver de los mortale s al ¢ ; muy pocos al bo de algunas principio, algunos mas después, innumerabl horas, hasta el extremo de infundir en el dnimo la sensacién de lo infinito: son las estrellas; estamos en plena noche y la naturaleza toda quiere contribuir a su realee con notas caracteristicas al va- viado trinar de los pajaros ha substituido el mondtono y persisten- te canto del grillo; las golondrinas y los jilgueros ha cedido su puesto a los mureiélagos y a las aves de rapifia; y hasta muchas flores que abrieron sns edlices a la luz del dia, se replegaron y es- condievon al anochecer, mientras que otras aparecen como impro- visadas en la obseuridad para que también la noche tenga sus {lo- armonias. Todo invita al alma a me- ditar y reconcentrar su atencién en los areanos del cielo qué van pasando por encima de nuestras cabezas. En nuestro giro hacia el oriente veremos aparecer en la pro- fundidad del Firmamento wn niieleo dé liz difuminada proveniente res como tiene sus aves y sus Nocti Serena iW de un grupito de estrellas apenas resolubles; una buena vista dis- tingue bien hasta siete: son las Pléyadas 0 como las llama nuestro pueblo, las Cabrillas, que andan juntas por el cielo sin separarse jamais; asi las vieron los indios y log persas, los babilonios y los eriegos, y asi las veran las generaciones futuras. En su inmovilidad yieron los poetas perlas engastadas en una esfera de cristal; hoy sabemos que son inmenses globos de fuewo centenares de veces mas brillantes que nuestro Sol, pero tan inconeebiblemente lejanos que no consiguen hacemos llegar sino debilisimos vestigios de su ex tencia. igs Girando algo mas hacia el este la Tierra, despunta en el hori- yonte una estrella rojiza que produce la impresién de una luz en- cendida en remota eabafia; es Aldebaran, una de las estrellas mas brillantes del cielo, en la eonstelacién del Toro; no lejos de Al- debaran se distingy ernzan el cielo econ rumbo y velocidad comin, dentro de un espa- cio inmensamente mayor que el ocupado por los planetas de nnes- tro sistema. en las Hyadas, cual bandadas de astros que i perseveramos en nuestra contemplacién del Firmamento, veremos aparecer, a intervalos de tiempo relativamente cortos y en varios puntos del horizonte, una serie de estrellas a cual mas her- mosas y atractivas, que, una vez eolocadas en la béveda celeste, ofrecen la forma de un trapecio con una linea de tres brillantes as en la regién central: es Orién perl eneanto de enantas genera- ciones han mirado el Pirmamento, y puesto en medio del mismo para que sn belleza pueda ser admirada de todos los moradores de la Tierra. ¢Cudntos centenares de siglos han pasado desde que las estrellas de esa region del cielo aparecen en tan eaprichosa dis- posicién? ;Cuantos tendiin que pasar hasta que comiencen a se- pararse visiblemente esas que el pueblo cristiano, por verlas tan ri constantemente juntas, ha venido en llamar las tres Marfas Arrastrados por nuestro Sol, eruzamos el espacio con la inerei- ble velocidad de 20 kilémetros en un decir amén; al cabo de un ato hemos sido transportados a una distancia de unos 600 millones ante, pasan las noehes y se suceden las generaciones tmas a otras, y esas estrellas permanecen fijas, guardando entre si las mismas distancias aparentes, enal unidas de kilémetros, y esto no obs con yineulos eternos, en medio del espacio inmenso. Siempre, des- de que la mirada del hombre se ¢layé por vez primera en el Firma- mento, las Pléyadas han precedido a las Hyadas y éstas a Orién, y siempre, después de Orién, se ha levantado en oriente envue'to en matices de diamante el refulgente Sirio, la estrella que mas Inz gue hacernos llegar de cvantas brillan en la béveda del cielo; 12 Revista Astronéanea no es posible mirar con fijeza unos instantes siquiera ese fare de nitidisimo fulgor sin que el alma. se sienta ¢y. nsportada a las re- giones de lo infinito; eg S Vibraciones que a través del éter Negan a anuestra pupila anduyieren antes eruzando espacio césmico a razén de 300.000 kilémetros cada segundo durante mas de ocho amos, y al fin dieron con nuestro planeta, y en nuestro planeta con el ser inteligente que al recibirlas ¥ estudiarlas reconoce en clas los destellos de im lejanisimo sol, muchay veces mas brillante que el nuestro, ardiendo también como éste.en medio del espae cnal faro de la inmensic ad. Dejemos para el telescopio el deseubrimiento de que este sol tiene a otro sujeio a torno suyo cada 49 templar esa espléndida 1 airaceion obligandole a dar wna vuelta en flos, y aleomos los ojos al Horizonte para con- veda que cubre nnestras eabezas y ad- mirar er todo su armonioso ¢onjunto la sublime magn cielo estrellado. {Qué de antorchas no lucen en esas dilatadisimas re micas, y con qué rica variedad de brillo y de matiees! Rojizas un s de un tinte azul muy mareado, aquéllas de un fulgor nfyeo arrebatador; las hay tan débiles que apenas llegan a impresionar nuest timos destellos de una luz que se extineue; otr ; én cambio, las de primera magnitud, son tan conspienas que parecen puestas en el Firmamento para orientarnos por entre sus complicados laherin- fos;en una region que a manera de f: se hallan tan apiiiadas y a wna distaneia tan inmensamente grande ficencia del iones ¢6s- amarillentas otras, ésta 1 retina y arden trémulas cual los til- a cifie el cielo, las estrellas de nuestra Tierra, qtie los ojos no deseubren’ sino una nube blan- queeina, cual torbellinos de humo proeedentes de un lejano ineen- dio: es la Via Lactea, inmensa aglomeracién de centenares de mi- Ilones de mundos ineandescentes de los que nos Ilegan tan sélo te- nnisimos rayos; y esos rayos, esas vibraciones etéreas que reeoge actualmente nuestra retina, han estado via undo varios siglos por lo menos a través del espacio césmico antes de vadear la fabu- losa distancia que de nosotros los separa. Formando un dngulo con la Via Lactea o tiago”’, segtin el habla de nuestro pueblo, obsér primeras horas de la noche otra faja luminosa que se levanta so- bre el cielo de poniente hasta cerca del zenit: es el reflejo de la luz solar en tma aglomeracion de pequenas particulas de mate- tia edsmiea, dispersas a lo largo del camino que sigue nuestro pla- neta en su veloz carrera alrededor del astro rey; es la luz zodiaeal. Lo que en la Via Lietea son cascadas de estrellas, en la luz zodia- eal son meros granitos de polvo iluminados por el resplandor de camino de San- ase durante las Noenu Surana 13 una de ellas, nuestro Sol; tanto puede la distancia en la apariencia de las cosa Noches hay en que después del ocaso, queda como suspendido sobre el horizonte un Incero de extraordinario brillo y hermosura; a las veces se muestra enyuelto atin entre la palida luz del ereptseu- lo; otras precede tan sélo unas horas a los primeros fulgores del alba; es Venus, otro mundo muy semejante a la Tierra en volu- mien, y tiuestro vecino en el Firmamento; como continuamente da vueltas en forno del Sol, es natural qne al eivar nosotros, le yeamos en oeasiones detras, Incero vespertino, y en ocasiones delante, ln- cero matutino, Este previleg o de andar aparentemente peregrinan- do por las regiones del cielo, de constelacién en constelacién, le ha valido ¢l nombre de planeta, que le distinene de las estrellas, las enales por estar inmensamente mas lejos y fuera de nuestro siste- nia, por mucho que se mnevan ellas a través del espacio, o nos mo- vamos nosotros alrededor del Sol, las vemos cada noche fijas en el ando las mismas posiciones relativas entre que tengamos en observar el cielo distin- asi otros planeta: mismo |p gar y conser si. Por poea constan eniremos como Mercurio, tan eereano al Sol que casi siempre anda sumergido entre sus deslumbrantes rayos; Mar- te, conspicuo por su encendido fulgor y simbolo de la guerra san: eninaria ; Jupiter, a las veces el mas potente de tedos los faros del Virmamento; Saturno, de nivea blanewra y veposada carrera, y otros euya existencia nos revelard el telescopio, al explorar con él las regiones del espacio que nos eerean; todos Incen con brillo, apa- cible y quieto, reflejandonos los mismos rayos que les Iegan del Sol. A lo mejor nos sorprendera una estrella que abandona repen- tinamente sn puesto y dejando en pos de si larga estela de fuewo, cruza el espacio en una grande extensién y se ipierde de nuevo en sus insondables abismos: es una estrella fugaz, que parece huye de las otras y se eseonde en el vacio; el fenédmeno tiene lugar en s aliuras de nuestra propia atmésfera, y es debido a alain pe- queno fi que, en su camino alrededor del Sol, s¢ eruza con la Tierra y, al penetrar en el seno del aire que la envuelve, es tal el ealor del ro- mento de mundos desintegrados o tadavia por formar zimiento que con su gran velocidad desarrolla, que Mega a ponerse ineandescente y da la sensacién de un viganteseo eohete disparado desde el cielo, A algunos la experiencia de haber pasado tan cerea de nuestro planeta les ha eostado la vida y han pereeido inflama- dos y pulverizados por la éxplosién: otros, algo mayores, han so~ brevivido al calor, pero han sido capturados por la fuerza de la atraccién terrestre y llevados prisioneros a nuestros museos, donde Be Revista Astronomic. figuran como aerolitos o piedras del aire; también los hay anima- dos de tal velocidad y a tan grandes alturas, que han eseapado in- eélumes del encuentro y siguen libres sus drbitas entre otros mil y mil que revolotean en torno del Sol. Por eonspi que parezea una estrella fugaz, es en si misma tan pequeiia que, dentro del gran- dioso proceso en que se desenvuelyve el universo astronémico, no pasa de ser una mera chispa desprendida de un gran incendio. En ¢asos excepcionales y muy de tarde en tarde, visitan nuestro cielo unos astros extraiios que, por lo inusitado de-sus formas y lo repen- tino de su aparicién, no dejan de cansar cierto pavor en el animo del que por vez primera los contempla: son los cometas, que se presentan con un nicleo br que arranca, a manera de cabellera desplegada al viento, una co- lumna luminosa que a las veces se extiende sobre una gran parte del Firmamento, siempre dirigida hacia el lado opuesto del Sol, como si éste la repeliera con sus nutridos rayos. El ¢ometa Halley nos visita cada 75 afios, y el lector recordar sin duda su filtima aparicién del afio 1910, en que fué objeto de tan infundados temo- res por parte del vulgo ignorante tro planeta, al que tal vez envolvié momentaneamente con las “il- timas tennisimas derivaciones de su larguisima cola, y sieuiéd su rumbo internandose cada vez mas en Jas profundidades del espacio hasta haeerse del todo invi iniitil ya busear- Jo entre los astros del Firmamento, su distancia le pone al abrigo de todas nuestras pesquisas. i Un tenue, pero progresi vierte que todavia nos queda por contemplar alguna lumbrera mas en ese variadisimo conjunto de estrellas que tachonan el cielo de una noche serena. Esecondida cual la Namarada de nna lejana hoguera, se levanta silenciosa la Luna del fondo del mar y va subiendo lentamente ha- cia el cielo al par que derrama una Ihivia de refulgentes perlas so- hre la superficie de las aguas, como tendiendo un camino que nos convida a dejar nuestro planeta y elevarnos hacia las puras regio- lante de contornos indefinidos y del 1 6rbita eruzdse con la de nues- sible a nuestros ojo: resplandor en el horizonte nos ad- nes del é6ter, en, que ella riela: es la reina de la noche, y, una vez en las alturas (el Firmamento, se despoja de sus rojos celajes y aparece con toda su faseinadora belleza, irradiando rayos de blan- quisima luz que adormecen el sentido y embelesan el alma. ; Qué de miradas no ha arrebatado, qué de sentimientos no ha despertado ese apacible diseo de plata puesto en medio del azul del cielo en las quie- tas noches de otoiio! A veces alguno de los grandes luceros, como Jupiter o Venus. va a colocarse a su lado, proporcionéndonos con esos encuentros un cuadro de la més peregrina hermosura. Tam- Nock Serena 15 bién acontece, de tanto en cuanto, que la Luna, en su viaje mensual alrededor de nuestra Tierra, pasa por delante de alguna conspicua estrella y después de haberla tenido junto a st durante un buen rato a y nos la deseubre de nuevo més tarde én el acaba por taparn horde opuesto; la observacién de este curioso fendmeno es una de an al espiritu, porque le dan la conviccién in- riquisima variedad de astros que brillan en la las que mas intere: tima de que toda es béyeda celeste no estan ahi engastados y como en pintura, sino que son otros tantos mundos que giran, se mueven y se cruzan unos con otros, al deseribir sus érbitas en el seno del espacio inmenso. Bn medio de esa diversidad de movimientos y de esos **pasos desiguales’’ con que recorren su camino los planetas, la Luna, ¢o- metas y den lumbreras del Firmamento, sobresale uno de ¢on- junto, que consiste en la rotacién de toda la efipula del cielo alred dor de un eje que parece fijo o clavado en una estrella del hemis- ferio norte, bastante solitaria aparente inmovilidad marca constantemente la posicién del polo, Obseryemos esa regién del cielo a diferentes ho de la no- che, y notaremos. no sin eierta fruicién y sorpresa natural, e6mo Ja Osa Mayor, ese grupo particular de siete brillantes estrellas en el que la imaginacién popular ha visto un earro con sus rnedas y ca- ballos, ya subiendo a nuestra derecha, en tanto que se hunde por la izquierda, y “ten proporeién eonecorde’’, otro grupo de estrellas, denominada polar, porque eon su Casiopea, que dispuestas en forma de W, se hallan en las yecin- dades del polo; y asi van todas dando la vuelta, alzando y cayendo alternativamente, siempre a la misma distancia de la polar, giéndose las més por debajo del horizonte, rozindole apenas otras, cual “las dos osas, de bafiarse en el mar siempre medrosas”’, y Jandose nnas cuantas siempre en las alturas, s' no reloj puesto en marcha de una vez para siempre por el Creador, “como el cielo vueltas dando, las ho- ras del vivir nos va hurtando”’. sumer- que irviendo de eter- y recordando a los mortales Si nuestro planeta no girase cnal un trompo en torno de su eje, nuestro horizonte eésmico permanecerfa estacionado y por lo mis- mo incompleto; siempre las mismas constelaciones sobre nnestras cabezas. Para explotar en tode su grandioso conjunto el universo astronémico, seria preciso dar la vuelta al mundo, y atin asi de- Javiamos de ver todas las estrellas que estuyviesen del mismo lado que el Sol respeeto de la Tierra, por quedar éstas inundadas entre los torrentes de luz de esa potente lumbrera, que, por tenerla tan cerea respecto a las demas, absorbe, euando la vemos, toda nuestra atencién ; pero la admirable combinacion de movimientos es tal que al rodar la Tierra va levando sucesivamente a sus habitantes, en 16 Revista Asrronémica 24 horas, a la vista de las diferentes ve al dar nes del cielo, y ademas a vuelta en’ un afio alrededor del Sol, nos proporeiona el medio de contemplar durante los meses de otone, cuando estamos al otro lado, aquellas constelaciones que, por tener el Sol de fren- te, no podiamos distinguir en los meses de primavera, En ese viaje de cireunyalacién recorve la Tierra anualmente alrededor de mil millones de kilémetros. Hay otro tercer movimiento en el cual se funda ima remota esperanza de qué las generaciones futuras, si las hay después de varios millones de afios, puedan coniemplar otros cielos estrella. dos distintos del que actualmente nos rod el mismo Sol, la es- trella a que andamos sujetos junto eon los demas planetas, atravie- sa esa dilatadisima selva de astros con la velocidad de 20 kiléme- no por hora, sino por segundo; parece que a esa velocidad el panorama césmico habria de cambiar tan rapidamente que ni si- quiera nos habia de dar tiempo pa: tro alrededor: pero se trata de distancias tan inmensamente gran- des, que, al vepetir nuestro viaje cada afio alrededor del Sol. nos encontramos exactamente con las mismas estrellas agrupadas en la misma forma, ¢ iro: discernir lo que pasa a nues- al si este Sol se hubiese quedado inméyil ¥ mo nos hubiese arrebatado a nnevas regiones, centenares de millones de, kildmetros lejos de aquellas en que dimos nuestra Vuelta anterior; la vida entera de un homhre es demasiado corta para apreciar el pequefiisimo cambio de perspectiv: que puede haber tenido lugar durante el trayeeto, como es también demasiado breve el intervalo de un segundo para que, desde un tren rapido, pueda notarse el eordilleras, e Dequeiio cambio en el perfil de las grande Quizas la vida de la raza humana. si ya no es que pase también como una ola por la superficie de nuestro planeta, sea suficiente para presenciar una nueva disposicién de estrellas en la boveda geleste; por algo nos empefiamos en dejar una carta de nuestro las generaciones futuras. desaparecen una tras otra del Firmamento cual si diesen por cumplida su misién de cielo actual lo mas exacta posible a Pero ya las estrellas van palide enviar a los mortales un destello de lo infinito durante el silencio notables resisten todavia al tenue resplandor rojizo que comionza a matizar el cielo en oriente: de la noche; algunas antorchas ma Jupiter, Venus, Marte vy acaso Sirio, pueden distinguirse unos mo- mentos més; después el carmin del cielo se va extendiendo poco a poco, mientras toma un tinte amarillo oro y amen en una regién determinada del horizonte; del eentro de esa tee gion, de brillo cada vez mas mareado, comienzan a irradiar haces de refulgente Inz que se extiende por todo el Firmamento, y, por a de intensidad Noon Ser iG fin, nadando en resplandores que deslumbran, aparece de nuevo el astro rey en toda su imponente y avasalladora grandeza. Arrastrados por la Tierra, hemos dado una vuelta que nos ha permitido explorar las distintas regiones del espacio y Samos otra vez frente al Sol. La natural toda se reanima; abrense nue- yas flores, 6yense armonfas cada vez ms complejas, los trinos de los pajaros se van multiplieando, y las grandes aglomeraciones hu- manas vuelyen a hervir y agitarse cual si despertasen de un pro- fundo letargo: estames en pleno dia. Si no hubiésemos podido con- templar la sublime hermosura del cielo estrellado mas que una sola noche en la vida, su recuerdo habria quedado indeleble en nue iras almas, cual el de una visién fantastica en el interior de un in- menso palacio encantado; y aun cuando el teleseopio nos reserva maravillas y sorpresas inefabl iyo dispusiera de una hora tan sélo para gozar del cielo, preferiria emplearla toda en contemplar extasiado, con mis propios ojos, la apacible y arrebatadora belleza de una NOCHE SERE 20 Revista AstronGmica i Esas cadenas de montaiias que corren perpendicularmente al ecuador actual. no conservan la huella de una antigua linea ecua- torial? ; Wsas crestas arcillosas no uos indican el movimiento cir- cular primitivo del mundo? Sea Io que fuere, tenemos mundo, ¥, si retrocedemos a las primeras épocas de la Terr do st’ masa apenas condensada no se habia atin enfriado, vemos se- pararse los gases, los vapores acuosos precipitarse, Henar las eavi- dades del globo y formarse los océanos y los mares mediterraneos: la historia de nuestro globo nos ensefard las diversas fases por las enales ha debido Nevar a su actual confienracién. ahi la curiosa idea del armazén del a, clan Si nuestro planeta no hubiera obedecido mis que a influencias exteriores, hubiera probablemente afectado una forma absoluta- mente esférica: pero estf desfigurado, no solamente por las aspero- sidades que lo eubren sino también por las desformaciones geoldai- eas que paso a sefalar. Tomemos, por ejemplo, su configuracién en el plano enya see- cién pasa por el grade 30 de latitud norte, — como lo verified el dis inguido astrénomo franeés Faye, — para hacer resaltar las di- ferencias de nivel. Vese éntonees aparecer, sobre las aguas, Africa, luego Asia, o las altiplanicies del Himalaya; eolocadas aqui para aumentar el efecto, pueden aleanzar hasta dos leguas de eleyacién; la gran depresién del Pacifico, que pasa de wna legua y media, vie- ne en seguida. El suelo asciende hacia la América y yaa parar a las profandidades del océano Atlantico. Esos desniveles no han existide siempre, pnes se han producido poco a poco; su sucesién misma es lo que forma la serie de modifi- caciones de la corteza de nuestro mundo. Ta mar primitiva eubria un globo de granito regular, Inewo, Jas partes menos densas disolyiéndose, formaron los primeros sedi- mentos; archipiélagos numerosos, islas separadas, emergieron solas del océano. Poeo a poco, lentamente, los levantamientos que se han podido observar en nuestra época, reunieron en continentes esas tierras esparcidas, mientras que repentinos himdimientos excaya- ron las euencas de nuestros mares. Bl estudio de esos movimientos reiterados, al trayés de las edades, constituye la geologia. Un ané- lisis proftindo ha permitido a los sabios clasificarlos por époeas, y atin aSignarles una data en la nomenclatura de los siglos pasados. El estudio de la naturaleza abraza la wniversalidad de los ¢o- nocimientos fisicos, y la Tierra debe atrae® nuestra atencidn, no so- lamente Gonsidérada como enerpo aislado, sino también en snus tela- ¢iones con los mundos exterioves. Todos los fendmenos que se pro- ducen en las esferas del ciclo y de la Tierra se encuentran ligados Revisra Aspronémica ABREVIATURAS i = atio trépico d. dia medio h. — horas de tiempo m. = minutos 8. = segundos ,, Bs = grados — minutos de arco | = segundos N. — Norte USUALES Ss: = Sud BE. Este W. = Oeste = boreal E = austral km. — kilémetro m. = metro cm. = centimetro mm. — milimetro SIGNOS DEL ZODIACO 0 1 II Ti IV Vv VI VU. VII Aries Tauro Gemini Cancer Leo Virgo Libra Scorpio Sagitario Capricornio Acuario Piscis 0° 30° 60° 90° 120° 150° 180° 210° 240° 270° 300° 330° 22 Revisra Astronémica que los nos hacen del calor wna propiedad particular de los eney- pos, los otros no ven mis que un modo del movimiento. Fué menester que viniera el potente impulso de la experiencia para hacer abandonar los errores antignos, A fines del siglo XVIM, Lavoisier y Laplace presentaron tna memoria sobre el calor, en la cual rehnsaron Mnelinarse por una wv otra teoria, demostrando asi cnén dificil ora pronunciarse sobre el particular en esa époea, Dos aiios antes del fin del mismo siglo, el 25 de enero de 1798, el conde de Rumford, espiritu original y casi paradojal, se pronuncié altamente contra la materialidad del calérieo. Siendo jefe de la seccion encargada de perforar los eafiones, en los talleres del arsenal de Munich (Alemania), tuvo oportunidad de estudiar, por medio de una serie de observaciones practicadas sobre el calor producido por la pereusién, y las consiené en una Memoria de la cual copio estas lineas: “Si el calor, — dice, — es una materia alojada en los poros de las div: sustancias, se podria hacerla salir como euando se ex- prime él agua de una esponja, y un mismo cuerpo no podria emitir- lo indefinidamente”’, Habiendo asi reducido el asunto a una experiencia, publicd la observacién siguiente: haciendo girar dos barras de hierro, una so- bre otra, en el medio de un liquido, sostenia que la temperatura se elevaba. Traté también, en otra ocasién, despnés de dos horas y veinte minutos de esfuerzos, de hacer hervir agua por medio del ealor desarrollado por la friecién de un cilindro sobre una ¢aja de madera. “Seria diffeil — dice — deseribir la s yrpresa y admiracién pin- tada en el vostro de los as stentes, a la vista de tan grande ¢anti- dad de agua que hervia sin el menor fuego. Aunque ese resultado no tiene nada de extraordinario, confieso francamente que me eau- s6 un placer yerdaderamente infantil tan grande que me hubiera costado mucho oeultarlo si yo hubiera ambicionado la reputacién de grave filésofo, i Qué dicha para un sabio cuando llega por una observacién in- teligente y apasionada de la realidad a descif v, después de un por- fiado estuerzo, una silaba del eniema dol mundo! Los experimentos de Rumford no tuyieron. sin embargo, la re- Sonaneia que merecian, Thomas Young parece haber sido el tinieo en apreciar su alcance; en 1807, traté de cohonestar esos regulta- dos con sus observaciones sobre la luz; pero las viejas ideas sobre el calorico prevalecieron, y la eiencia yolvié a caer en log errores « de las antignas teorfas. NvEstro Giorno 23 Hasta entotices no se habia atm palpado la importaneia de los estudios de la fisica moderna, pero ya se empezaba a vislumbrar su udelanto: ya se sabia que el calor y el movimiento no eran mas que wna modificacién de un mismo fendémeno, debiéndose preguntar si una misma cantidad de movimiento daria siempre wia_ecantidad equivalente de calor, En 1839 ferrocarrile avalué en 440 kilogrametros. En 1842, un médico, — el Dr. Julio Mayer (de Heilbronn), — publicé6 ma memoria, en la que reasumfa sus experimentos sobre ruin habia buseado el ntimeto de kilogramos qite un metro cibico de vapor puede eleyar a 1 me- iro de altura (o sea 1 kilogrametros), Mayer se entregaba a un estudio semejante sobre la dilatacién del eas y daha la cifra de 420 Seguin publicé un estudio sobre la Influencia de los en el enal dié la primera determinacién del calor que el mismo asunto. Mientras que Se kilowrAmetros. En fin Joule, fisieo de Manchester, siguiendo sus inyestigacio- nes sobre eleciro-magnetismo, llegé, en 1843, a dar el valor de 423 kilogrametros, 5. Los experimentos de Régnavlt sobre la conflagracién de !os gases dan como verdadero valor de 439 kilogrametros. Se sabe que el kilogrémetro o ballo-vapor’’ representa el trabajo necesario para elevar 1 kilogramo a 1 metro de altura; Inego, es una unidad absoluta. Cuando se diee que el equiyalente lor es 439 kilogrametros, se entiende que el calor capaz de elevar un grado al termémetro centigrado, la temperatura de 1 kilogramo de agua basta para elevar 439 kilogramos a 1 me- tro de altura y reefproeamente. iNotable deseubrimiento!, que como un faro luminoso, fulgurd entre las tinieblas de la rutina antigua. Ese resultado, que abrié horizontes inmensos a la ciencia, par lo una nueva filosofia de la Naturaleza. ha agitacién perpetua de las moléculas es lo que constituye el calor, pero ese calor puede convertirse en otros efectos; puede, se- gin su grado de agitacién, transformarse en luz 0 cambiarse en so- nido; puede, en fin, producir trabajo meéénico. Una multitud de hechos confirma esas teorfas, y se aplica victoriosamente a los fendmenos Inminosos y sonoros. Los experi- mentos que se pueden repetir todos los dias son muy conoeidos y no me detendré més sobre el asunto. He dicho que el ¢: clase de fuerza; agregaré que la Inz reproduce esos fenédmenos. nico del ece haber sido para nuestro Si lor se puede transformar en cualquiera otra 24 Reyista Astronémica Se puede juzgar de la importancia de esos descubrimientos pensando que la Naturaleza forma una especic de ciclo material en el que cada uno de los diversos efectos que acabo de mencionar constituye, para cada molécula de materia, una especie de enereia intrinseea, que se manifiesta a nuestros sentidos en calor, luz, ete., segtin el grado més o menos elevado de movimiento. Buenos Aires, 1929. Antonio R. Ziiiga. LAS MAGNITUDES ESTELARES Y LAS ESTRELLAS MAS BRILLANTES DEL CIELO Dado que la Inz disminuye en razén del euadrado de las dis- tancias, puede considerarse de modo general que la mayor o menor intensidad luminosa presentada por las estrellas, depende del sotros. Pero esta ley no es ara de neé do de alejamiento que las se absoluta y contiene numerosas excepciones, puesto que en el brillo de los astros intervienen también el volumen y actividad fi Por ejemplo; Sirio se halla ma “alfa”? del Centauro y, sin embargo, resplandeee con superior intensidad. Pero Canopus, ado de la Tierra, casi rivaliza con la mara- si@a. s lejos que inmensamente max ale, villosa estrella del Perro mayor. Su yolumen y poder Iuminoso han a los de Sirio, que a nosotros de ser, por lo tanto, muy superiores nos parece el soberano del Universo estelar. Asimismo astros como Betelgenze o Antarés, a enorme distan- eia de nuestro pequeiio mundo, aleanzan la primera magnitud y son “‘ojgantes”’, mientras varias estrellas relativamente préximas, como la 61 del Cisne y otras, apenas se yen a simple vista 0 pertenecen los érdenes teleseépicos. En consecuencia, el hrillo comparativo de las estrellas, esté determinado por tres factores; distancia de la tierra, volumen y energia luminosa. Esto indica que la potencia de la actividad fisica, puede tam- bién primar sobre el volumen. Por ejemplo: caletilase que Rigel, aunque ¢olosal, es muchisimo menor que Betelgeuze y ademas hé- sin embargo la intensidad luminosa de “‘alfa’’ de Orion, o sea Rigel, es notablemente superior Ilase a mayor distancia de la Tierra. a la que presenta la gigantesca y roj constelacién ecuatorial. La mayor 9 menor energia aleanzada por las vibraciones vi- za ‘hota’? de la estupenda tales del astro, son consecuencia de su constitucién fisiea y evoln- cidn, réveladas por el espectro. Los euerpos eclestes Hamados impropiamente ‘‘estrellas fijas a causa de la aparente inalterabilidad de su disposicién, son ma- nantiales eésmicos de Inz, de ealor y, por tanto, de vida; soles des- Immbradores a semejanza del que ilamina nuestros dias terrenales, 26 Revista Asrronémica ardientes antorchas del infinito. Sus ondas tejen el eterno mistevio de la radiacion universal, Basta dirigir la mirada al cielo en una clara noche, para ad- vertir inmediatamente Ja diferente intensidad luminosa de las es- trellas. Pero determinar eon la mayor preeisién posible la grada- cién de su brillo relativo, es tare dificil y delicada hasta el pun- to de que los resultados fotométricos obtenides por unos wu otros observadores, presentan diser epancias, que aun traténdose de pe- quenos valores no dejan de ser considerables. Ello es debido a que las estrellas de un mismo orden de magnitud, no brillan exacta- mente Hsas ligeras diferencias se expresan en (écimas. Con semejan- te subdivision de magnitudes, f6rmase wna escdla de intensidades que en los 6rdenes inferiores Nega a lo infinitesimal. Pero hay algo interesantisimo y es que la relacién eéxistente entre los diversos 6rdenes consecutivos de maenitud corresponde al promedio del au- mento observado en el niimero de estrellas que sefiala el transito de una magnitud a la subsiguiente. Esta proporeién es aproximada- mente 2,51. Por tanto, en concepto general, una estrella tipiea de enalquier orden hrilla 2 14 yeees mas que otra del orden inmediato inferior y el nimero de estrellas, al pasar de una magnitud a la inmediata descendente aumenta por término medio en la misma proporeién. En la escala de las seis primeras magnitudes — tinieas visi bles a simple vista — la d minucién de la intensidad Juminosa es como de 1 a 100, de modo que una estrella de Sexta magnitud. bri- lla aproximadamente 100 veces menos que una de primera. QO, lo que es lo mismo, si en lugar del orden decreciente, considerasemos el inverso, partiendo de ese limite de visibilidad para los ojos des- provistos de medios anxiliares, el brillo aumenta desde 1. (sexta magnitud) x 2,51, x 2,51,...., hasta 100 (99,625...) intensidad relativa de la primera maenitud, respecto de la sexta (1), igual, CD euupién se ha calewlado el valor 2,56' como razdn de 1a progresion decreciente fotométrien. Asi, una estrella tipica de primera magnitud equival- dria aproximadamente a 109 de sexta, Sin em argo, es preferihle 7 produce muy aproximadamento, segin henios visto, IA relacion de 160, Deda el eardeter elemental del preschite artfeulo,’ no expliearemos el razonamicire mateméti¢o de la ley de Pogson, que determina el 251 eqitivalente a Yaap Obsérvese finieamonte quo la diferencia entro las magnitudes conscentivae we wesponden @ potencias do esa constante: 1 (primera magnitnd): 8,51 (es gunda tmagnitud): 251° (tercera maguitud): 2,51" (enarta magnitud): 2,51' (qninta magnitua). Esta serie de valores es una progresién geométrica de razdn 251. El iiimero de estrellas incluidas en cada orden de magnitud varia nota: blemente en los diversos eatélogos, pero aproximadamente se advierte, como Las Magnrrupes Esreuarns oT Hipareo de Rodas fué el primer astrénomo que en el ato 127 antes de J, C. intenté una clasificaciém de las estrellas por su bri- llo y catalog6 mas de mil. Sin duda este resultado que hoy parece insignificante, fné un bello esfuerzo cuando los ojos de los observadores carecian de todo auxilio téenico. Veinte siglos después, Herschel ealeulé que su te- lescopio hacia visibles yeinte millones de estrellas, de las cuales 18 millones en la Via Léctea. Hoy, telescopios y placas fotogra* fieas descubren mas de 1,000.000.000 (mil millones) de soles, 0 sea una minima parte de las mirfadas y miriadas que se extienden por cantidad, que eleva al eubo el nd- alla de la prodigios el espacio... Dee mero catalogado por Hiparco, descendiendo hasta mi vivésima primera magnitud, sélo son pereeptibles a simple vista, dentro de wn alcance visual medio, alrededor de 5.000 estrellas, pertenecientes a los dos hemisferios. Y esta pequena cantidad co- rrespondiénte al ecuador va decreciendo a medida que se asciende en latitud, de modo que en las cereanfas de ambos polos el ntimero se reduce a la mitad. Realmente, los celestes luminares contemplados por las raras personas que suelen elevar sus ojos hacia la noche estrellada son muy poeos aunque parezean innumerables. Y sin embargo, st niimero es infinito, porque los umiyersos suceden a los univer- as: SOS. acahrmos de manifestar, que el término meAio dei aumento, progresivo oseila en- tre 2y 4. Sin embargo, el valor 2,51 es més preciso como razdu de la progre- siéu geométriea determinada por la gradacién de intensidades Iuminosas, 1A cual responde a la progresién aritmética formada por Ja serie de nitmeros 2 ois , que expresa los tipos de magnitud. Por esto se ha dicho de dos estrellas es proporcional a la dife- logaritmiea de sus intensidades’’. que “ld diferencia de magnitudes rene (2) A los primeros pasos dados en la catalogacién de estrellas por Hipar- y Piolomeo y a las posteriores tentativas de algunos astrénomos arabes y lue- nido la inmensa. obra moderna del lamsteed, Lacaille, Mersehel y La- co vo del danés Tycho Brahe (1580), ha s catilogo estelar, iniciada por Bradley, lande. = Argelander dejé un monumento en su trabajo (Bonner Duschmusterung), veferente al hémisferio boreal, proseguido con las estrellas australes por Schoenfeld, Gould y Macon Thome, Las 324.000 registradas por Argelander se han elevado asi hasta un millén eatalogadas con exactitud. Pero segan se ha dicho, ha Megado a verse inclusive uplicando placas fotograficas a los mis poderosos telescopios, ua cantidad 1.000 veces mayor. Hipareo, lace veintidés siglas, con su pequefto catilogo ‘eolocd, pues, una de las picdras angulares del edificio de la astronomia’’, como dice un sabio famoso, el eual recuerda la adniiracién con que Plinio comentaba la obra del astronomo de Rodas: ‘Se atrevié a contar las estrellas y a nom- brarlas para que ja posteridad pudiese reconocerlas. ;Audaz empresa hasta para un Dios!’? Plinio no podia sospeehar lo que seria la audacia moderna ante las mara- villas del ciclo, Reyisra Astrondéarte Ya hemos dicho que las apreciaciones fotomeétricas de las estre- llas presentan diferencias, como también son distintas — en su.ex presién mumnéri - las escalas adoptadas. En el hemisferio boreal se ha tomado como tipo de eompara- cién la estrella Polar (“alf de la Osa menor) de ‘s¢ zunda mae nitud. Pero como tipo de primera magnitid se considera la estre- lla mas préxima de la Tierra, hemisferio austral. a “alfa” del Centauro, situada en el Dos estrellas de britlo extraordinario, Sirio y Canopus o ‘alfa’? de Carina, supevan en intensidad Iuminosa a la mas brillante es. trella del Centauro. La diferencia es casi como 4 ¥2a J. La rela cién establecida en las estrellas de primera magnitud, de acuerdo a esa proporcion, resulta como los ninieros: 400 200 100 75 72, 68 63 58 50. 4s AG 45 45, 44 43 4] AL 40 40) 35 Sien lugar de 1 tendriamos: Sirio = 4; Canopus = 0,75 y asi sueesivamente, hallandose feros como en la reduccién de 1 brillo de Betelgeuze, tauro, la cuarta part a centena compar Sirio. Canopus. “alfa”? del Centauro. Areturo, Vega. Rigel. Capella, Procién, Betelgeuze. Achernar, Aldebarén. Anta “beta’’ del Centauro. Ifa’ de la Orv Altair, La Espiga. Fomalhaut. “beta” de Régilo. Péllux, la Cruz, dsemos con la simple unidad, 1” del Centauro tanto en los a proporeién a fraeciones que el por ejemplo, es la mitad del de “alfa e de Canopus, Ia octaya de Sixio. 1; Areturo miimeros en- Esrni has Maexrrvp! ARES 29 Para expresar drdenes de magnitud puede formarse una ese: la (progresién aritmética), cuya raz6n es la unidad: Ps TO. BEB, dd cee set as a en la eual cada término representa una disminucién constante de sidad luminosa. La cifra 2 eorresponde a la segunda magnitud, la 3 a la ter- cera, ete.; luego antes de la segunda hay un fragmento de eseala (—2.— 1.0. 1.) correspondiente a intensidades superiores. Si el tipo de primera magnitud es ‘‘cero’’, la intensidad disminuiré de “cero” a2 y aumentara de ‘‘cero’’ a —2, es decir, en razén inversa de los vas negativas expresan ‘‘exeeso”’? de “‘eero’’, superior a su vez al era- inte; valores numéricos, Las dos Juz sobre Ja primera maxima do —1. La gradacién en la primera magnitud es, por tanto mas ex tensa que las de las siguientes. ‘A cada cifva pueden agresarse decimales, Supongamos que hu- biese 40 estrellas de primera magnitud, euyas intensidades lumi- nosas fueran decreciendo en una décima cada una. Resultaria la siguiente s de yalores fotométricos: 1,1 —1,0:.—0/9— -—0,1 0.0, O01. mee se) HS Deipetluilice idle ie : reehag: He aqui tedrieamente completa — con aproximacién de déci- mas — la gradacién de la escala de primera magnitud. specie de casillero numérico, en él puede colocarse cada valor fotométrico donde le corresponda. A partir de la segunda magnitud, establé- eense diez subdivisiones siempre decrecientes: 2.1 frisaré en la segunda absoluta, 2,9 sera casi tercera maenitud y asi en ade- lante. A medida que disminuye la intensidad Iuminosa es més: difi- cil estableeer subdivisiones, pues las diferencias se van haciendo finitisimales, segtin ya hemos dicho, Si en vez de “‘cero’’ consideramos la “unidad’’ como expre- sién comparativa de primera magnitucd, la escala anterior se tradu- ce asi, reduciendo a tres los enatro primeros términos: O20.00) L238. Ania. wr « En ia que pueden interpolarse igualmente subdivisiones. Las Ss negativas se cambian aqui por fracciones de la unidad po- para presentar mayor intensidad que la comparativa 1. Ob- sérvese, pues, c6mo puede variar la representacién numérica de 30 Revista Asrrondatica una eseala y la mayor o menor justeza en la determinacién de un valor. De este modo ereemos haber aclarado algo que siempre parece eonfuso a los amateurs’? no muy versados en tales sutilezas fisico- matematicas. Sabemos ya, pues 1” Que, por ejemplo, 3,8 no expresa en valor fotométrico ter- cera magnitud ‘“‘mas’’ 8 décinias, sino tercers *“menos”’ 8, es de- cir, cuarta mas 2. 2° Que si una misma estrella se elasifica. por ejemplo, como de magnitud 0,5 y —1, 0 bien 1,3 y 0,3 por astrénomos diferentes, ello significa que la eseala relativa tiene en cada caso distinta base. 3° Que por los obs sdlo significan generalmente pequenos valores de diferencia. 8 diserepancias en décimas de magnitnd, presentadas ryadores, son naturales en una tarea tan delicada, y Hoy suele fijarse en 20 el nimero de estrellas de primera magnitud. Veinte entre mil millones, no son mucha: Hipareo, mas severe, sélo conté 15, aunque los antiguos no deseonocieron las mas brillantes del cielo austral. ¥ ann no todos inelu- ciertamente. los astrénomos modernos coinciden al determinarlas. Un yen a ‘‘beta’’ de la Cruz en esa categoria; otros, en cambio, conce- den el honor a Deneb (alfa? del Cisne), més freeuentemente cla- sificada eomo de segunda magnitud, He aqui dos cuadros enya comparacién es interesante: Bl pr mero se encuentra en ‘‘Las Estrellas’? (tomo IL), de Flammarion como resultado de confrontaciones fotométricas de J. Hersehel, Secchi y otros astrénomos, mas las observaciones del autor. Dicho cuadro contiene la proporcién de intensidades antes expnesta y su expresién en valores fotométricos (eseala basada en la unidad eomo tipo comparativo). El segundo cuadye (B) reproduce datos pre- sentados en la moderna y admirable obra “El Firmamento’’ del R. P. Luis Rodés §. J, Las Maanirupes Bsrenarns CUADRO A 4.00 200 100 we 75 12 68 63 28 50 48 AG 45 45 ae 43 41 41 Capella Progién Betelyeu ‘Aldebaran . Antaré Centauro Cruz... Altair .... Espiga .. .. Fomalhaut . * Beta’? Cruz 40 Régulo .. .. ayer res i ae 40 TROLS oe ara ome Be It ec Paa eth eek 38 CUADRO ESTRELLAS SUELO) nn “aeons usar ae, Canopus... 5. oe at ’ Gentauro .. .. . Capella... 0. . Rigel .. a Procién .. . Achernar . ATiaag Sk wei. Betel genre acco we. ss ee * Centauro... .. “Alfa Ortaca. 2s. Aldeharan . Antarés .. - Péllux .. Espiga .. Deneb .. Régulo pene t Fomalhaut .... .. .. 34 Revista Astronémrca La Astronomia es wna ciencia eminentemente desinteresada y cuando una nacién siente las ansias de ensanehar su espiritt. hasta los confines del espacio y del tiempo, esa nacién es grande o lo sera. Entro ahora a exponer algunas ideas sobre el modo eémo po- dria desarrollar su amplio progcama de t rabajo la Asociaeién Argen- tina Amigos de la Astronom fa. Desde lwego, un campo inmenso tienen a la mano en la obser- vaciin y estudio de las estrellas variables del hemisferio Sur. Por el momento, lo primero que debe hacerse eg establecer re- laciones con la las estrellas variables, que esta en plena actividad Y deseosa de en- contrary observadores en el hemisterio Sitr. Dicha asociavidn se enearga de enviar cartas, instruc de indicat las estrellas qne mas conviene observar. Por mi parte, Yo reconiendaria que se prestara ana especial atencién a las estrellas variables del tipo Cefeo, en las que el hecho fundamental lo constit uye la invariable relacién que guarda la mag- nitud real de e eidn de su brillo. Esta relacion constitnye uno de los mas grandes seeretos arran- eadds en la époea moderna por la inteligencia humana al me anismo Sociacién norteamerieana encargada del estudio de jones y estrellas con la duracién del Pperiodo de la varia: de los cielos y se la eonoce con el nombre de Ley Leavitt, en honor de su deseubridora En efecto, Miss Leavitt, que trabajé durante muck afios. en él célebre Observatorio de Harvard, en los Estados Unidos, como resultado del paciente y detenido estudio de 25 variables, entre las 1777 deseubiertas por ella misma en las Nubes de Magallanes, News a la sorprendente conelusién de que el perfodo de la variacién de luz estaba ligado a su magnitnd aparente, bién a la magnitud real, ya que las diferencias individwales de dis: tancia desaparecen ante’ la distancia total que de nosot ros las separa y no alteran de wna manera apreciable las desigualdades del brillo, Hsta misma relacién ha podido ser comprobada en 200 estrellas Variables pertenecientes a siete oreanizaciones estelares distinta Ahora bien, suponiendo que en todas ellas un perfodo determi- nado corresponde al mismo brillo real, resuita naturalmente posi- ble deducir sw distancia de la divacién del periodo y magnitud apa- tente de las variables. En los estatutos de la Asociacién Argentina Amigos de la-Ast trenemia he podide ver. con intensa satisfaeeién, que se procuraré organizar un Observatorio. y una Biblioteca: > por eonsigniente, tari + Us Sancpo Frarern at 35 De acuerdo con esto, yo recomendaria la adquisicién de wn eera- torial con objetivo de unos 28 ems, de abertura libre, y provisto, ailemés, de una camara fotogratica de corto foco y gran campo, para fotografiar cometas, nebulosas, ete. Muy Gtil serfa también un instrimento de pasos de unos 10 ems. dé abertura para el objetivo. con iluminacién eléctrica y mi- erometro impersonal. La caracteristica dominante en es cién en el peso y en el yolumen. Esto se ha eonseguido, en gran parte, mediante el empleo del duraluminio y otr ¥. Sobre todo, acortando en lo posible ¢l anteojo, con el empleo de Ja lente interior para el enfoque, 0 acomodacién del anteojo a las diferentes distancia La nueva asociacién podria también ocuparse de algunos pro- instrumentos es la redue- 0s aleaciones ligera AS, blemas astronémicos que, aun euando tienen un eardeter fantas y no pueden ser resueltos con los medios de que disponemos actual- mente, servirian, en cambio, para fomentar el estnilio entre sus aso- ciados y despertar en ellos el gusto por las cosas del cielo. Asi, por ejemplo, ;qué inconveniente habria para que la aso cin se oeupara del arduo y dificil problema de veneer la atraceién terrestre? Como sabemo: ae el escritor griego Luciano, en la antigtiedad, y Cyrano de Bergerac, en el siglo NVIT, han propuesto las soluciones mas fantastieas para vencer esta fuerza. En épocas mas cercanas a nosotros, ;quién no vecuerda el pro- yeetil de Julio Verne y la curiosa estera de Wells que transporté los primeros hombres a la Luna, gracias a que una parte de su sn- perficie estaba reyestida de una substancia misteriosa que constitusa una, pantalla contra la gravedad ? Cierto es que Julio Verne cometié un error muy gordo al ence- rrar a sus Viajeros en un proyeetil langado por un eafién de 300 me- tros de largo, y, para evitar que no fuesen redueidos a obleas por la repereusién del disparo en el momento de la partida, eoloeé, en el fondo de su proyeetil, una plataforma aplastable de 2 metros de altura. En verdad, lo nico que hizo Julio Verne fué reemplazar su candén insuficiente de 300 metres de largo por otro de 302, eon lo cual no modified en nada las condiciones de achatamiento de sus wlajeros. Por iiltimo, en 1912 y 1918, el profesor americano Robert H. Goddar se entregé, en la Universidad de Princeton, a céleulos ted- ricos, y después, en 1915 y 1916, en la Clark University a expe- riencias con cohetes destinados a explorar las mas altas eapas de la 30 Revista Asrronéutea atmosfera, siguiendo ideas que reproducian muy de ¢erea Ip médico inglés Andrés Bing. Goddar Negé a la conclusién de que era posible enviar a la Juna un proyectil sin pasajeros y eargado con pélvora de magnesia, enyo resplandor, al chocar el proyeetil con la luna, serfa visible des- de Ia tierra:con el telescopio, Sin embargo, ¢qué de difienltades no habria que salvar para acometer semejante empresa ? é Qué clase de material se utilizaria para soportar la aterradora velocidad del cohete en el espacio — puesto qne las formulas de la meciniea nog dicen que la velocidad de escape en la superficie de la tierra es de 11.180 metros pe sundo — sin que se quemara o se desprendiera en pedazas ? Y si el cohete Mevara pasajeros, yo haria esta pregunta: jal suprimirse el campo gravitacional normal terrest re, se podria subs- tituir por un campo gravitacional artificial ? En ningiin caso ereo yo que se podria Ievar a lal préctica tan fantastico viaje, a no ser que se descubriera la manera de almaeenar el hidrégeno atémico en estado liquido y en grandes cantidades, lo cual parece por el momento del todo imposible; pero el gesto atre- vido del profesor Goddar quedaré eternamente gravado en el eam- po de la eiencia como una expresién vigorosa de lo que puede el genio del hombre, exaltado por el amor al progreso. Su gesto soberbio le hace digno de que la gloria le eubra con Ja verdura inmareesible de sus laureles, que ennoblecen el triunfo de Jas magnas epopeyas, Y ahora levanto mis ojos al ciclo, a ese Cielo del Sw, sobre. el cual ha eserito una pagina imborrable en la Revista de la Raza, niimero 153-154, la notable escritora espanola Colombine, y, al yer tal magnificencia y multitud de astros, yo les hago a los Amigos de la Astronomba esta pregunta: Si el hombre se aficionara mas a la contemplacién de las maravillas de la Naturaleza y del Universo infinito; si se dedicara més al estudio de la mas sublime y divina de las ciencias, {no podria ser esto el verdadero progreso intelectual y salvador que tanto busca y necesita la Humanidad de este planeta? del Ismael Gajardo Reyes. Ex-Director del Observatorio Astronémivo de Chile y Académi- “9 correspondiente dela Academia Nacional de Historia de al: ntiago, 6 de Marzo de 1929. METEOROLOGIA COSMICA 1a mueva rama de la ciencia me- tereolégica que investig ienes que pudieran existir enire los multiples y complicados fenémenos que se verifiean en la su- perficie del Sol, y cuantos acaecen dentro del océano gaseoso yue por todas partes rodea al planeta que habitamos, Muchos meteordlogos opinan que gran mimero de fenédmenos atmos cos dependen, en mayor grado, lo que antes no se crefa, del influjo de los movimientos inconstantes e irregwlares del diseo solar, Se ha trabajado y t 2 mucho en extender el dominio del nueyo linaje aludido de investigaciones, porque juzgan algunos que mientras no se funde una yerdadera Meteorologia césmica y com- parada, no se logra La Meteorologia mica es A las re abaj rin establecer las relaviones intimas de cansas co-quimicos de nuestro tema planetario, — lo mismo que los de los demas sistemas estela- res; — atendiendo a que es por completo imposible concebir el he- cho mas sencillo de la Meteorologfa terrestre independiente de la Meteorologia césmica, Actualmente no debe buscarse en la Tierra el origen de nuestros fendmenos atmosféricos, sino en el Sol y en su sistema planetario, donde, con las oportunas investigaciones, ] remos descubrir el influjo que causas remotas y superiores ejercen sobre las condiciones y cireunstancias meteorolégicas de efectos qué enlazan los fendmenos f nuestro globo. Las consideraciones anteriores demuestran claramente la di- reccién que algunos han dado, en épocas pasadas, a los estudios metereolégicos. Segiin opinién de la nueva escuela, no sélo las auroras polares y las perturbaciones magnéticas dependen del in- flujo eésmico, y muy principalmente del Sol, sino que hasta la tempestades atmosféricas, lo mismo que los cambios del barémetro, tienen su origen en'semejante causa, Come autoridades importantes en asuntos meteorolégicos, por razones que callamos, no admiten todavia de un modo absoluto mu- chas de las velaciones aludidas, nos conevetamos a dar algunas breves fotic¢ias relativas a tal clase de trabajos, explicando somera- mente las relaciones que se han tratado de encontrar entre los fe- némenos solares y Revista Asrronéarre, 1" Las auroras polares. 2° Las variaciones del magnetismo ferrestre, 3° Las tormentas, 4° Las variaciones del harémetro. I. Relaciones entre los fenémenos y el magnetismo terrestre, Los fenémenos principales del Sol, de los cuales suponen gue dependen las auro y las perturbaciones magnétieas son: a) La frecuencia y el tamafo de las inanchas. b) La frecuencia ¥ el tamafio de las was o de las masas lu- minosas que se man stan en la fotdésfera solar, ¢) La frecueneia y Ja naturaleza de las produberancia , 0 sea de las miltiples variadisimas emanaciones de la cromésfera del Sol, esto es, de la atmésfera de hidrégeno que enynelye por todas partes la fotdésfera. a) Relaciones entre lus manchas solares, las auroras polares y las perturbaciones mayynéticas. El profesor Loomis de New-Haven, que hizo progresar mucho el estudio de las auroras polares, ha pu- blicado, en 1873, un valioso trabajo sobre dicho asunto. En ese tra- bajo se anuneia que Lovering, en las “Memorias de la Academia americana’? dié a luz un nuevo catalogo de auroras muy completo, el cual contiene nada menos que doce mil auroras observadas en el largo periodo de noventa y dos afios, desde 1776 a 1868. A estas auroras agrega Loomis otras deseritas por él junto econ todas las registradas por el profesor Henry desde 1868 a 1872, que no estan en el eatélogo de Lovering. Respeeto a las manchas solares Loomis ge funda en los datos suministrados por el astrénomo Wolf de Zurich, eon las mejoras introducidas a consecnencia de nuevas investigaciones. Con estos elementos, dicho sabio americano ha formado un euadro que eon- tiene la frecuencia y la extensién de las manchas observadas, y estos ntimeros han permitido construir también una eurva que indi- Ca las fluetuaciones del estado de la superficie solar de 1776 a 1872, segtin los resultados de Wolf, Comparando las tres curvas, se eneuentra una grandisima se- mejanza, sobre todo entre la curva que indica las fluetuaciones de la aurora y la que representa las variaciones de la deg¢linacién mag- nética, lo que demuest ‘a evidentemente que los perfodos erfticos de las auroras apareeen un poco mas tarde que los de la curva de las manchas solares, ¥ que el maximo de frecuencia a menudo dura mas en las auroras que en las manchas. La relacién entre la curva de las auroras tica sorprende todavia mas, lures, las auroras polares polar y la curva magné- aunque el maximo de Tas auroras s Murroronocia Césmica 39 manifiesta un poeo mas tarde que el de la deelinacién; en los dos sucede lo contrario, si bien la diferencia es insignificante. ainimos Por tanto, el examen exacto de las auroras observadas du- rante el largo periodo de 96 anos en las latitudes medias en Bu- ropa y América, confirma de una manera evidente cierto enlace en- tre las tres clases de los alndidos fenémenos. BHmpero, segiin Loom no puede inferirse de lo dicho cue cualquier mancha del Sol, aunque muy pequefia, sea capaz de ejer: cer un influjo directo sobre el magnetismo o sobre la electricidad terrestre, opinando aquel sabio que la mancha solar no es eansa sino efecto de algtin trastorno en la superficie del Sol, que va acom- panado de cierta descarga que se manifiesta instantaneamente en la Tierra, perturbindose su estado magnético y surgiendo electri- cidad, la enal después origina la luz de las auroras en lag regiones superiores de la atmésfera. La rapidez de semejante propagacion se explica, porque la causa origen de tales trastormos se transmite lo mismo que la luz y el calor a través del éter césmico, entrafian- do en consecuencia una velocidad comparable a la de estos dos agentes, Atravesando el vacio. de los espacios celestes sin producir fenédmenos luminosos la corriente electromagnética aludida, s6lo origina luz al entrar en la atmésfera terrestre, euya altura se supo- ne de unas 500 millas. b) Relaciones entre las facwuas, las protuberaciones solares, las auroras polares y las perturbaciones magnéticas. BL profesor Tacchi- ni. astrénomo del Real Observatorio de Palermo, que durante al- #un0s afios se ocupé de estos estudios delicados y dificiles, publics en los “Archivos de Ciencias fisicas y naturales’? de Ginebra, un extenso artienlo econ los resultados que aquél y otros sabios con- siguieron sobre el asunto de que se trata. nciones practicadas por medio del ana- De Jas muchas investis as solares, infiere Tac- chini que la mayor parte de los fenédmenos que aparecen en la cir- cunferencia del Sol, deben provenir de un levantamiento de su su- perficie, causado por la accién interna de materias cuya tempera- tura es altisima, y por el impetu de corrientes externas de la at- mésfera solar, que levantan y trasportan tales materias en forma de nubes. Sin embargo, sucede a menudo que tal fenémeno no presenta el cardcter de materias leyantadas: y transportadas, sino que mas bien se asemeja a modifieaciones especiales que nacen en las mismas capas de la atmésfera muy tenue alrededor del Sol. Tales modifienciones consisten: 1. En apareeer pequefios fila- mentos aislados y luminosos que desaparecen tan répidamente como se forman; 2° en la formacién de masas casi filamentosas y tras- lisis espectral relativas a las proturberane 40, Revista Asrronéutea, parentes, haciendo zetas, las que logran grandes proporeiones, sin que a veces tengan relacién aparente con la estructura de la ero- mésfera; y 3° en la formacién de ciertas irradiaciones que por sus formas y manera répida de propagarse, parecen produeidas por la electricidad, Llama Tacchini a dichas tres clases fendmenos seeundarios, por- que a menudo se yerifiean juntamente con otros producidos en la eromésfera, pudiendo ser éstos la causa de aquéllos. Tales fenéme- nos secundarios no aparecen siempre, y quizd surjan de condicio- nes excepcionales 0 de perfodos especiales en que se aumente la actividad de Ia masa solar, Tacchini supone que la electricidad es causa primordial de es. tos hechos, enya aparicién indica un estado eléetrieo propio exclu vamente del Sol y origen de las auroras. Asimismo, las ntibes [i- tiendo ciertas formas segtin Taechini, deben atribuirse al estado eléetrico ex- geras que vagan por nuestra atmésfera, re especiales, cepcional que se nos manifiesta después como auroras polares mas © menos brillantes. Por eso llama dicho sabio a aquellos fenémenos muroras solares ¥ las considera de la misma naturaleza que las anto- ras polares. Las féeulas que se ven en la superficie del Sol resultan ser protuberancias muy esplendentes. Taechini prueba que el mayor niimero de fécnlas en el disco solar corresponde siempre a un an- mento de actividad en la atmésfera del Sol, la cnal se manifiesta por protuberancias mas brillantes Y por los fenémenos seeundarios ya descritos. Ademas, como nunca se ven manchas en el Sol sin estar acompatiadas de faculas ¥ como cuanto mayor es el nimero de aquéllas mayor es el de éstas, y por consiguiente el de las protu- beranicias, se puede admitir, cehini, como corolario, que en tales casos habré en la atmésfera del Sol mayor desarrollo de electricidad o de auroras solares, Asi pues, el aumentar el mimero y la superficie de las manchas solares s6lo resultan ser, en resu- men, diagnésticos de los movimientos que se verifican en la super- ficie del gran astro, Admitido esto, dedueé Tacchini, como conse- cuencia legitima, que si surgen en el Sol dichos fenédmenos en gran- Segiin des proporciones, entonces siempre influiran en el estado eléetrico de nuestro planeta, originando asi fenémenos eléetricos extraordi- narios como las auroras polares. Adem§ 8, dicho sabio declara que tinicamente si las manchas solares aparecen con faculas y protube- raneias, es cuando las primeras acompanan a las anroras polares, siendo estos tiltimos indicios de un estado eléctrico particular del Sol. Resulta de aqui, que las auroras y las manchas no todas las veces aparecen simulténeamente, mientras que las primeras y las Mernoronocia Césmica AL protuberancias surgen casi siempre cuando los dos fenémenos, man- chas y protuherancias, no ocurren a un mismo tiempo. La conelusién que Taechini deduce de estas prem yaciones, respecto al enlace entre los fenémenog de la atméstera as y obser- solar vy las auroras polares, son las que signen: “J. Un aumento sensible en la actividad de la atmésfera del ‘ol, esp@@ialmente de sus fenémenos secundarios, anuncia como probable la aparicién de una aurora polar. iguen, al dia siguiente la aurora eon- Si tales fenémenos tinuaraé mostrandose. 3. Bn el caso que no se distinga ningtin fendmeno notable ven el con el espectroscopio en la cireunferencia del Sol, y se v disco aumentar el mimero de manchas y féeulas, sera posible la aparicién de la aurora polar. “4. Artin cuando no se vea ninguna mancha, pueden, sin em- bargo, aparecer auroras polares, porque en tal caso es posible que existan muchas fdeulas y espléndidas protuberancias. pondiendo el periodo de formacién de las manchas perturbaciones mas intensas de la atmésfera superior del Sol. Corr al, se puede presumir que en el momento de aparecer de nuevo las manchas, se manifiestan auroras. Por el contrario, puede el diseo permanecer cubierto de manchas antiguas sin que por esto se per- turbe sensiblemente el estado magnético 0 eléetrico de la Tierra. “6. Podran verificarse auroras polares sin manchas en el Sol, y existir muchas manchas sin auroras; pero siempre habré relaeién entre las auroras solares y las terrestres. “7, Tomadas aisladamente, las auroras terrestres surgen casi siempre juntas, mas bien con las protuberancias que con las man- chas; mientras que los términos medios generales deducidos de una larga serie de observaciones podran coineidir con una o con otra serie de fendmenos, esto es, con las protuherancias 6 con las manchas. “8. Si se observan erupciones brillantes en la época de apare- cer o desaparecer las manchas, aquéllas indicaran también la pro- babilidad de que se vean auroras i Pero, de qué modo puede obrar la electricidad del Sol en el estado magnético de la Tierra? E Beequerel, Loomis, Donati, Serpieri y otros, admiten que una corriente directa de electricidad arranca del Sol, llegando hasta la Tierra y otros planetas, y origina en ellos fenémenos eléetricos de yarias clases! Asi, pues, segtin dichos sabios, las auroras polares serfan fendmenos mas bien del Sol que de la Tierra. Tacchini no admite este cambio directo de eleetricidad entre el Sol y la Tie- 42 Revista Asrronémica rra, y erée, al Gontrario, x probable que las auroras terrestres provengan de cierta agitacién o desarrollo de la electricidad te- rrestre, derivada de la influencia de las conmociones en la masa del Sol, que se manifiestan por medio de los aludidos fenémenos seeundarios de la atmésfera solar. Empero, por esto las auroras no dejarian de ser fenémenos terrestres intimamente relacionados con las condiciones fisico-metedricas y con la forma de nuestro globo. Asi, pues, las auror apareceran mas frecuentes en ciertas latitudes, casi permanentes en otras y en algunas faltarén casi por completo. Sree ademas Tacchini que cierto pequefio nimero de auroras polares pueden ser producidas por causas que no provengan del Sol, como y. gr., por violentas tormentas, borraseas atmosféricas, temporales, el paso de la Tierra a través de corrientes meteéri- cas, ete. Muchos combaten los Supuestos y conelusiones cuyo resumen precede. Por medio de continuados trabajos, se podra resolver si diehas teorfas de Tacchini entrafan certeza, 0 si aquéllos y nuevas observaciones Hegaran a destruirlas por completo. Ahora corresponde consignar un hecho que, prescindiendo de rel enlace entre los fenémenos de la atmésfera solar y las auroras polares y el magnetismo terrestre. EL 7 de julio del afio 1873, es que se observahan hacia varios dias (una de las que, visible sin teles- copio, tenia un didmetro cerca de ocho veces mayor que el didme- tro terrestre), a las tres y media de la tarde observo el Padre Sec- chi una sibita y violenta explosién solar. os movimientos inter- nos de los vapores incandescentes que se levantaban como torbelli. nos de la atmésfera del Sol, eran tan intensos, que Jas nubes Iumi- nosas se velan cambiar de forma, y a las cuatro y euarto la altura de la ernpeién 0 protuberancia solar fué diez veces mayor que el didmetro terrestre. Este espectdculo, — segtin el Padre Secchi — era muy admirable y duré cerca de dos horas. habiendo terminado casi por completo a las 7 de la tarde. Al dia guiente, vid el mismo observador, a poca distancia de la anterior, otra erupeién menos intensa. Ahora bien; en Ja tarde del mismo dia 7 de julio, se observé en Brest una hermosa aurora polar, y otra aparecié en Madrid en la tarde siguiente del 8. Se experimentaron fuertes perturbacio- nes en los aparatos magnéticos de los observatorios de Italia e In- glaterra, y hubo disturbios intensos en las lineas telegrafieas tras- atlanticas. En las citadas fechas, el astrénomo Airy, confrontando el tiempo del prineipio de las dos perturbaciones, solar y magnéti- su origen, patentiz ademas de las manchas sola Mareoronoaia Cosmic 43 ea, y considerando a la segunda como producida por la primera, dedujo que laperturbacién solar habia empleado poeo mas de dos horas para llegar del Sol a Ja Tierra. (Continuara). Buenos Aires, 1929. Teresa Berrino de Musso NOMBRES DE LAS CONSTELACIONES Nombres Latinos Andromeda Antlia . Apus { Aquarius Aquila Ara. Auriga . Bootes Caclium . Camelopardalis . Caneer Canes Ver Canis Canis Minor , Capricomus Oarina ; Centaurus Cephous Cetus . Chamaeleon Cireinus Columba Coma... | Corona Australis Corona Borealis. Crater Crux . Corvus Cygnus. . Delphinus . Dorado Dravo . Eqnuleus Eridanus Fornax Gomini Grus Hercules , Horologium Hydra . Hydrus Tnaus . Lacerta . Abrey, Ana Ant Aps Agr Aql Ara Arg Ati Aur Boo Cen Cop Cet Cha Cir Col Com Cra CrB Grt Cra Cry Cyg Del Dor Dra Equ Eri For Gem Gra Her Hor Hya Hyi Ta Lae Andrémeda [Maquina neum Ave (del Par: euario Aguil; Altar... Navio (Argo) Curnero . Cochero Boy Buril Tira Gang: : Perros de Can mi ‘an menor Capricomio Carena (del + Casiopea Centavro Cefeo . Ballena amaleén Compas Palo Cabeller Corona eae Austral Copa Cr Cuervo Cisne , Delfin . : Dorado (pez) Dragén Caballo chico Eridano Horno . . Héreules Relo Ira hembra Hidra macho Indio Lugarto Corona Boreal , Nombres Castellanos vio) . (de Berenice) + | Heugtor ‘ireumpolar, Zodiaco, | odines, + | Boreal, i Austral, + | Thvisible, + | Zodiaco, Bors | Austral, enatorial. Zod Cireumpolar, [nvisible, Cireumpolar, - Invisible, Reuatorial. Cireumpolar, Austral, Boreal. Austral. Cireumpolar, Austral. Austral. Zodinca, Aust + | Boreal. Austral. Citeumpolar, Boreal, NOMBRES DE LAS CONSTELACIONES Nombres Latinos Abrev. Leo Leo eo Minor Limi Lepus Lep Libra . Lib Lupos . Lup Lynx . Lyn Lyra. Lyr Mensa Mon Microseopium Mic Monoeeros . Mon Musca... Mus Norma Nor Octans Oct Ophiuchw Oph Orion . Ori 7D) = Pav Pegasus Pog Perseus . Per Phoenix... . Phe Pictor Pi Pisces Poe Piscis PsA Pup Pyx Retieulnm Ret agibta . Sgeo ugittarins Sgr orpins . Seo Sculptor... + Sel Scutum Sct Serpens . Ser tans . S juris ‘Velescopium Tel THangulum Tri Triangulum Aus tralo Tra Tneana . . Due Ursa Mayor . UMa ‘Ursa Minor UMi Vela on Vel Virgo... ss Vir Volans Vol Vulpoenla Yul “Ver Carina, Pupp y Vela. ‘ Nombres Castellanos Leénu . Leén menor jebre . Balanza . Lobo . Tinte . 0. + Lira, . (Montatia de la) oseopid Unieoriio Wenik 5 7s pn oe Pintor (Caballete dol) Peees . 3 Austral . Pe : (del navio) . . . la Reticulo Mleeha . Sagitario.. . <5. « (aller del) Eseultor Escudo Serpiente Sextante Toro . Teleseopio . L Tri€mgulo (Boreal) .. Triimgulo Austral ‘Tuetin Osa M: Osa Menor... . Vela (del navio) . WHO we ae Volador (Pez) Zorro Situacién Zoiliaco. Boreal. umpokir. Austral. Benatorial. . | Cireumpolar. Gireumpolar. Boreal. Austral. Zodiaco, Austral. Girenmpolar. Boreal Zoiiaco. Austral Eeuatorial, Zodiaco. Anstral, Boreal. Cirenmpolar, Invisible. Austral Boiiaco, Cireumpolar, Boreal. FENOMENOS CELESTES Hl mapa del cielo que publicames representa la béveda celeste a las 21 horas del dia 5 de Ma Spee ss on 20) pe, a Junio 43 Ss 3 20 ¥ contiene la: mas débiles cer e alls mas brillantes hasta Ta magnitud 4* y aleunas a de la ecliptica. En direceién Norte se encuentran todas las estrellas, cuya ascensién recta es de 12 horas exactamente. En detalle se ven las s guientes constelaciones mis importantes: Ursa Magor.— Del famoso coche tan bien visible en Europa, se ven en Bue- nos Aires a la hora indicada tinieamente y Ursae maj. en él meri- rianoy » Ursae maj del horizonte que se pueden distinguir tmicamente en wna noche muy ¢la Vireo — En direccién al Norte a Noreste. @ Virginis (Spica) en el Noreste a mueha altura. B Virginis pocos minutos después del paso por el meridiano. Leo.— En el Norte a Noroeste. a Leonis (Regulus) en el Noroeste, 8 Leonis (Denebola) en la misma d - 17° al Este, ambas tan cer ixeecion como g Vi pero a menos altura. Cory Un euadrilatero, visible en el meridiano, um poco al Bste, en una distancia zenital de 15 a 20° solamente. Boorrs,— Kn direecién Noreste al Norte, a poca altura. & Bootis (Arcturo) algo mas esta constelacién. Corowa Borran En Ja misma dire sa de su poea altura. e@ Coronae borealis (Gemma) cayi Noroeste, a escasa altura. Lira — En direceién Noroeste a Este. alto como las demas estrellas de 6n, casi en el horizonte, poce visible a cau- Xactamente en direceién SOMENOS CELESTES 47 @ Librae a regular altura. Opntucnt . y fn direceién Este algo al Norte y cerea del horizonte, poco visible. F Scorpius. — Bien visible en direecién Este a Sudeste. Constelaciém muy her- mosa. 8 Scorpii exactamente en direccién Este. , a Scorpit (Antares), estrella roja, algo mis al Sud, a poco menos de altura. Saqrrparrus,— En el horizonte, poco visible, en direccién Este Sud Este. —(Cruz del Sud) — se encuentra a mayor altura en él Sud, poco antes del paso superior. y Crucis mas alto, « mas hajo, 8 a la izquier- da, 6 (la mas débil) a la derecha, cerea del meridiano. Mvsca,— En la misma direecién, pero a wm poco menor altura. CENTAURE: Esta gran constelacién esta en direceién Sud a Sudeste, a mu- eha altura y se extiende hasta el zenit. Prolongando la linea 6, 8 Crucis a la izquierda, encontramos primeramente 8, Inego a Cen- tauri (estrella doble, muy brillante). 6Centauri casi en el Sud, . a mas altura que 6 Cricis. Troaneutum AusTRaLe. — En la diveceién de ow Centauri, pero mas bajo, arriba se en- cuentran 6,7, abajo @ Triangulo australi Pavoe.— En direccién Este Sud Este, a escasa altura. Hvprvus.— Idem, pero algo al Oeste, Ermanus.— cerea del horizonte, poco vi a Eridani (Canopus), la segunda en brillo, casi exactamente en el Noroeste a regular altu altura se encuentra la cruz falsa formada por «¢ 1 6 y x Car sible. , en la misma direccién, pero a mas rinae. Pupris.—Corumpa. Estas constelaciones se encuentran en direecién Oe¢es e Sud Oeste. a Columbae a escasa altura. Canis Magor,— En direecién Oeste Sud Oeste. 48 Revisra Astrondémica @ Canis majoris (Sirin al Oeste a escasa altura, Orton. — , la estrella mAs brillante, algo mas Ya bajo el horizonte, con exeepcién de x Orionis en direccién Oeste, algo al Sur, casi invisible. Canis wiyor.— En direceién Oeste Noroeste a eseasa altura, a Canis minoris (Procion) algo mas alto que 6 en direceién 20° al Norte. Gemini.— En el horizonte, al Oeste Sud Oeste, casi invisible, Cancer, — A regular altura en direccién Noroeste. Hypra.— En la misma direecién, pero a m Ovest altura, VISIBILIDAD DE LOS PLANETAS EN EL MES DE Mayo DE 1929. Mercurro.— Kstrella vespertina, visible, aunque no en condicién muy fayo- rable, en el oeste de media hora a wna hora después de Ja puesta del sol, encontrandose en la constelacion de “Tanrus’’. El 15 de mayo esta en su mayor elongacién con 29° al este del sol. Venus.— Estrella matutina, visihle al prin ipio del mes una hora y a fin de mes dos hor s antes de la salida del sol, encontrandose en el Este en la constelacién de ‘‘Piscis’’, El dia mayor brillo, Marre.— 26 de mayo est& en su » cerea de Pollux — constelacién de “Gemi- ‘a de Praesepe en la constelacién del Cancer. bilidad disminuyen considerablemente a can- sa de su alejamiento de la tierra, disminuyéndose el didmetro apa- rente por encontrarse cada vez més cerca del sol. Visible después de la puesta del sol en el Noroeste, poniéndose al principio del mes y afin del mes poco después de lag 21 horas, Jurrrer, — Queda practicamente inyisible en el mes de mayo, eneontran. dose el dia 14 en conjuncién con el sol, Reecién en junio seré vi- sible poco antes de Ja salida del sol en el ste, Sarurno. Esté en la constelacién Sagittarius y sale al principio del mes a las 21 horas, al fin del mes a las 19 horas en direecién Este, ni” — y el dia 24 eer condiciones de vis Frxémenos Cennsres 49. pasando por el meridiano a las 3.30 horas después de media noche el 1" y a la 1.80 hora el filtimo del mes a una altura de m. 0, m. 78°. Visible, por consiguiente, a media noche en las mejores condiciones. Urano — Se encuentra en la constelacién de “Piscis’’, sale a principio del mes a las 4 horas fin del mes a las 2 horas en el Este, que- dando visible desde las horas mencionadas hasta la madrugada, Nerruxo.— Se encuentra en la constelacién de edn, muy préximo a la estrella a Leonis — “‘Regulus’’ de magnitud 1,3 de la eual dista solamente 10 a 15 minutos dé arco. Observando “Regulus” al principio del mes a las 19.30 horas, a fin del mes a las 17.30 horas a una alttira dg m. o. m. 68° en el Norte, cuando pasa por el meridiano, se debe“encontrar Neptuno casi en la misma direceién a sé6lo poeos minutos mas de altura, pa- sando Neptuno por el meridiano un poeo mas tarde eon menos de 1 minuto de diferencia, OCULTACIONES DE ESTRELLAS POR LA LUNA OBSERVABLES EN BUENOS AIRES | Nombre Mag-| TMERSION | deta Bstretla [nitua} “°°? | Legal | ARE 1] 1 Vinginis 4,8 |22 Abril/20% 23") 128° }21" 40™| 309° 2) 22 Librae 65/24 , |20 50 91 |21 50 | 335 3/26 6325 ., | 2 52 |1ll | 4 16 | 296 di) iN tangy 4,9 125 ,, |19 36 | 65 |20 13 | 347 5| 10 G. Scorpii | 5,9:/25 ,, |22 04 |133 |23 22 | 288 6| 86 B. Sagit. 20 154 |20) 44 | 224 7 ry ae 131 6 381 | 213 8| 79 Caneri 6,1 14 Mayo/21 24 | 172 |21 58 | 240 9) 41 Librae 5,3//22 j, (49 29 92 |20 32 | 330 10} k ,, b= l22 ,, [21 36 | 78 |22 37 | 346 11] 68 G Sagit. 62726; 1 40 | 56 | 5 53 | 287 2)69G ,, 13/89 B , 14/154 B Caprice. 50 Revista Asrrondattoa El angulo de posicién dado en Ia tabla anterior corresponde a O* cuando la estrella.a ocultarse se encuentra al Norte del centro de la luna, a 90° cuando la estrella se encuentra en el Este, a 180° cudindo ésta se encuentra en el Sud y a 270° cuando la estrella re- aparece en el Oeste del centro de la luna. Pasando la lina por el meridiano, corresponde ¢l dngulo 0% (Norte) al limbo inferior, el angulo 180° (Sud) al limbo superior de la luna, El grafico que publicamos representa la luna a simple vi Laas lfneas con flecha ocultadas, mareadas con los nimeros de la presente list. indican la marcha aparente de las estrellas Los pun- tos Sud, Norte coinciden m, 6. m. ¢on los polos respectivos de la Iuna, pero es de adyertip que la direccién Snd-Norte concuerda tnicamente con la direceién Zenit- Nadir, cuando la luna pasa por el meridiano. En este caso, fa parte Sud de la luna marea la diree- cién al zenit, la parte norte hacia abajo, direccién al horizonte. En otras posiciones la linea Sud-Norte sutre una inclinacién, de manera que a la salida y puesta de la tuna hay un méximum de inclinaeién de m. 0. m. 55 grados. El zenit debe bnsearse en el grafico en un punto situado Oeste 35° al Sud o Este 35° al Sud, respectiyamente, Bn resumen, si ima ocultacién se produce, teniendo Ja luna un angulo horario al Este, el dibujo debe inclinarse de manera que el genit se eneuentre entre Sud y Oeste, direecién de las flechas hacia arriba, y si la ocultaeién se produce teniendo la hina un an- gulo horario al Oeste, el dibujo debe inclinarse en el otro sentido, direecion de las flechas hacia abajo. ——__. Kota. Por falta de tiempo daremos recién on e) prdsimo aimero mayores detalles para el uso del mapa del cielo, indicando especialmente ¢6mo se pue- den tomar del mapa todos los datos respecto a altura, azimut, fngulo ho Flo, ete. de eidu estrella, dando asimismo otras explicacionss le interés para los aficionados. OcULTACIONES DE 2" Quine STRELLAS OssERVABLES EN BUE NA pe ABRIL ¥ Mes DE Mayo 1929 (Los nfimeros corresponden a ta lista de ocuttactones) CONJUNCION DE LOS PLANETAS CON LA LUNA 6 mayo 7h Urano 3° al Norte de la luna 7 ,, 3h Venus 6° : 9 ., 9h Jtpiter 0,9% al Sud 10 ,, Ith Mercurio 0,7° al Norte ¥ 13, 23h Marte 3% al Sud 21h Neptuno 15h Saturno 4° al Norte 3uenos Aires 1929. Alfredo Vélsch. ASOCIACION ARGENTINA AMIGOS DE LA ASTRONOMIA COMISION DIRECTIVA Presidente Vice Presidente Secretario Dr. Orestes J. Sintti. Seo iG; ssi Diaz. Carlos Cardalda. J, Eduardo Mackintosh, nfelin. Roberto J. Carman. Julio B. Jaimes Répide. Gregorio Petroni. Anibal O., Olivie Juan Pataky. Aldo Romaniello. Xenofén F. Luran. Tesorero Vocales ... Domingo R. § Suplentes .. (La REVISTA ASTRONOMICA publicara la nomina de los socios de los AMIGOS DE LA ASTRONOMIA, en el Ultimo numero de cada trimestre.) NOMINA DE SOCIOS FUNDADORES Orestes J. Siuttt - C. Grassi Diaz « Carlos Cardalda . ; J. Bduardo Mackintosh ..-- Domingo R. Sanfeliu .. Roberto J. Carman . J.B. Jaimes Repide . Gregorio J. R, Petroni Anibal O. Olivieri . Aldo Romaniello ... Juan Pataky .. Xenofon F. Lw 5 Asoc. Wagneriana de Bs. As. Orestes Walter Siutti Enrique Gallegos Serna .., .- Plorida 940. . Vidal Jerénimo A. Rocea Alfredo Vélsch .... Antonio Vazquez Garett ... . Tgualdad 1251. . Oneativo, Cordoba, , Anchorena 1341. . Hurlingan, FP. C. P. Estela Cardalda Sara Duarte de Garz6n . Ramona P. de Sanfeliu . Antonio R. Zimiga M. Bugenio Bates . Enrique Duran .. Alfredo Cernadas Oscar S. Bawa Ricardo E. Garbesi . José Estibales .... Enrique K. Peiletén . . Corrientes 3108. « Corrientes 1985. . La Calandria 2166. Yerbal 1902. . Canning 37. . Corrientes 2470, : Soler 3768. Giiemes $526. - Yerbal 1902. .. Tueuméin 900. Juneal 2036. . General Paz 1192. Rodriguez Pefia 361. orrientes 3108. Maipti 66. Condar “Ta Negrita”’ . Juneal 84 Chareas 4470. Rivadavia 4443. Mitre 860. Bmié. + Layalle 166. José H. Pané . Angel Piatti . Carlos A. Sanfeliu . Martin Kobelt Juan Vitas ... Emilio Richsinger Tuan Areeci ... Paul J. Hogan José Olero Pumar Carlos Lépez Buchardo .... Ernesto de la Guardia . Carlos Pessina Andrée M. de Saint Burique Saint Carlos Havenstein ... Bnrique Vera Alberto Barni Hugo J. Berra Pedro I’. Napolitano .. Braneisea Curutehet . s Juan José San Remin Mecis - Entre Rios 35 + Caballito 659, «+» Canning 37. - Sarandi 1067. . Sarmiento 480. + Sarandi 1067. »» Coronel Sudrez, F.C. - Libertad 848. . Pasteur 2 Sarandi 1067. . Av. R. Séenz Pefia 567. Bulnes 2241. Canning 2386, » Austria 1772. - Alsina 3039. - Avenales 1665, Arenales 1665. -. Arcos 3040. . Pert 1012. Maipti 505, nD Maldonado 99 97, Montevideo. ACTIVGS Pablo BE. Fortin Pedro CO. Vallejos Manwel Ferrari Olazabal ... Rodolfo Pollack Anibal N. Gonzilez .... Antonio Cané Acevedo . J. Braun Rubén v.10. Shary A. Arcelus Nifiez ... Armando Angel: José Sinchez Varela .. Inis B. Vieat .... Julio Lencioni ,.. Juan Scopeletti . s Cayetano Cimminelii aoa . Azevedo 44, Lomas, F.C. «. Corriente: . Bmé. Copérnico 2365. Arenales 2487, Bolsa de Comercio. > La Piedra 428, Laniis. - Pedro Goyena 739. Torrent 1122. Tacuman 371, Lanis. - La Madrid 762. Republiquetas 3745. Vicente Lopez 435, Quilmes. , Rosario. Mitre 2257, 25 de Mayo 4675, Lants. SOCIOS COLABORADORES Teresa Berrino de Musso ... Antonio R. Zitiiiga ........ Brnesto dé la Guardia Alfredo Viélsch Buenos Aires, Buenos anes: Buenos Aires.

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