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Frío ecológico en la planta de regasificación de Enagás en Huelva

Planta de regasificación de Enagás en Huelva (foto propiedad de Enagás).

La planta de regasificación que Enagás tiene en Huelva aplica desde hace años las tecnologías más novedosas a fin
de mejorar la eficiencia energética. En dicho marco, en la actualidad la planta onubense es escenario de un innovador
proyecto que aprovecha el frío residual del GNL para la refrigeración de mercancías.

Esta iniciativa contempla además la producción de hidrógeno para pilas de combustible.

Detrás de este proyecto puntero está ‘e4efficiency (E4E)’, una startup surgida de Enagás Emprende, el programa de
emprendimiento corporativo e innovación abierta de la gasista. El principal impulsor es Javier Ruesga, un profesional
de la compañía que presentó su idea al concurso de intraemprendimiento de Enagás, Ingenia Business. Actualmente,
está en fase de ingeniería básica y su puesta en marcha está prevista para 2021.

Además, una parte de este proyecto, el denominado ‘Proyecto Shaky’, ha recibido recientemente la cofinanciación
del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), en
el marco del apoyo a iniciativas que impulsan la transición ecológica y la economía circular.

El proyecto fue presentado el pasado mes de junio en el puerto onubense, en un acto en el que participaron
representantes de Enagás, de la Autoridad Portuaria de Huelva y de HuelvaPort.
Por parte de Enagás, estuvo presente su directora de gestión de activos, Rosa Nieto, quien manifestó que “la
compañía está comprometida con la transición ecológica y, desde hace años, trabaja en diversos proyectos que
mejoran la eficiencia energética de las plantas de GNL, reducen el consumo energético y aprovechan la energía
residual de los procesos, incluyendo el frío del gas natural licuado”. En esta línea, Nieto detalló que “Enagás está
llevando a cabo proyectos de aprovechamiento energético que permiten reducir la huella de carbono, como son la
generación de electricidad, el suministro de frío ecológico para otras industrias y otras iniciativas de gases renovables
como el llamado ‘Proyecto Shaky’, que utiliza el frío sobrante del GNL para usos de refrigeración industrial”.

En el acto también estuvo Javier Ruesga, que explicó a los asistentes el funcionamiento del sistema. En concreto, el
proyecto de E4E consiste en la instalación de un nuevo intercambiador de calor, donde se convertirá el frío residual
del GNL en un fluido térmico (salmuera ecológica o CO2, principalmente).

A continuación, ese fluido térmico será conducido por unas tuberías hasta la puerta de los clientes finales, que
pueden ser empresas del mundo agroalimentario (hielo, almacenes refrigerados logísticos para congelados y frescos)
o del mundo industrial (licuación del aire, hielo seco, refino, troceado de neumáticos, farmacéuticas o data centres).

Una vez utilizado ese frío, el fluido retornará desde allí hasta la planta de Enagás para enfriarse de nuevo, en circuito
cerrado.

Este novedoso sistema, que ya se utiliza en Japón, se traducirá en beneficios económicos y medioambientales: hará
posible unos ahorros de más del 40% en la factura de electricidad necesaria para la generación del frío y una
reducción en más del 90% la huella de carbono.

Proyecto Shaky

El innovador proyecto FEDER Innterconecta – Shaky, cofinanciado por CDTI, aprovecha el frío ecológico del GNL de
las planta de regasificación de Huelva de Enagás, mediante su startup E4efficiency, para producir hielo y congelar
productos agroalimentarios. Enagás Trasporte S.A.U, Ariema Enerxia S.L. y Grupo Unifood Alimentaria S.L. son los
promotores de este proyecto estratégico para la mejora de la eficiencia energética de las plantas de regasificación y
la transición ecológica hacia una energía sostenible mediante el uso de tecnologías de hidrógeno y pilas de
combustible. Este proyecto, que será llevado a cabo en Huelva, inició su actividad el pasado octubre de 2018 y tiene
una duración de 30 meses y cuenta con un presupuesto de 2.028.927 euros.
Planta de regasificación de Huelva de Enagás, lugar de realización del proyecto Shaky.

El proyecto
El transporte marítimo del gas natural implica normalmente la licuefacción del gas en origen (Gas Natural Licuado,
GNL) y su regasificación en el puerto de destino. Este proceso de cambio de estado necesita primero de la retirada y
después del aporte del calor latente necesario; debido a las enormes cantidades de gas procesadas, estos flujos de
calor son muy significativos. En la mayoría de las plantas de regasificación de GNL este frío se desperdicia e incluso
en algunas ocasiones se quema parte del gas para aportar calor.

Diagrama de los flujos de calor en origen y destino del GNL.


El proyecto Shaky busca, por un lado, utilizar los excedentes de frío procedentes del GNL para desarrollar un
novedoso tratamiento por congelación para producir hielo y ultra-congelar productos relacionados con la
alimentación. Este proceso de congelación será inferior a los 10 minutos para alcanzar la total congelación del
producto a una temperatura por debajo de los -35°C. Por otro lado, se pretende aprovechar parte de esta energía
criogénica para conversión en otras formas de energía:

 Se utilizará parte del frio para la destilación de agua dulce, pudiendo usar la misma durante distintas etapas
del proceso. Para ello, se construirá un dispositivo que permitirá depurar el agua necesaria basándose en un método
fundamentado en el ahorro energético.

 Se utilizarán los excedentes de frío para producir hidrógeno mediante electrólisis y utilizarlo en un sistema
de generación auxiliar basado en pila de combustible para vehículos de transporte refrigerado, a través de la
transformación previa de esa energía térmica en eléctrica.

Esquema conceptual del excedente de frío.

El principal carácter innovador de esta tecnología radica en aprovechar flujos térmicos preexistentes para obtener
una ultra-congelación gracias a la regasificación de GNL en GN. El GNL se almacena en grandes cantidades a -160°C;
y para regasificarlo se calienta usando, normalmente, vaporizadores de aire (Plantas Satélite) o vaporizadores de
agua de mar (Plantas de Regasificación). Toda esa ingente cantidad de energía frigorífica (miles de GWh) es
actualmente una energía residual, una energía que se pierde o que se “regala” al aire o al agua todos los días del año
y durante todas las horas del día. El proyecto Shaky pretende valorizar esta energía térmica promoviendo el
acercamiento físico de empresas consumidoras de frío (naves de conservación y congelado, fábricas de hielo a nivel
industrial, industria de la separación del aire como oxígeno y nitrógeno, industria del CO 2 sólido o hielo seco,
depuración de agua de mar, conservación de hemoglobina, district cooling, etc.) a las plantas de regasificación GNL.

Con este proyecto se fomenta un sistema energético seguro, sostenible y competitivo, cumpliendo con lo establecido
en la Estrategia española de Ciencia, Tecnología e Innovación en materia de energía y con la estrategia Energía 2020,
enmarcada en Europa 2020.

Actividades de Ariema
Generación de hidrógeno a partir de LNG.
Ariema se propone utilizar los excedentes de frío del LNG para producir hidrógeno mediante electrólisis. Para ello se
utilizará la transformación de energía térmica procedente de la gasificación en eléctrica mediante un prototipo de
‘Organic Rankine Cycle’ (en adelante, ORC). El ciclo ORC funciona, a la inversa que un ciclo de refrigeración
convencional, produciendo electricidad a la vez que enfría un foco caliente y calienta un foco frío. El calor disponible
se utiliza en el evaporador del sistema ORC para calentar el fluido de trabajo. Cuando este fluido se ha vaporizado
entra en el módulo de potencia y se expande en una turbina, cuyo eje hace funcionar un generador para producir
electricidad. Es necesaria la acción de un condensador para devolver el fluido de trabajo a su fase líquida. Para
impulsar el fluido de trabajo se emplea una bomba con rangos de potencia entre 10-30kW eléctricos y usando
temperaturas de foco frío de entre -50°C y -150°C (a partir del LNG) y foco caliente de unos 100 a 150°C por encima
de éstas.

A partir de la energía eléctrica obtenida se produce hidrógeno por electrólisis de agua. La unidad básica de electrolisis
consiste en un stack o apilamiento de celdas, cada una de las cuales tiene un ánodo, un cátodo y electrolito, a la que
se aplica una corriente eléctrica continua con el objeto de mantener el balance de la electricidad y hacer fluir los
electrones del terminal negativo de la fuente de alimentación al cátodo. El electrolito utilizado puede ser ácido o
alcalino, lo que determinará la tecnología de electrolizadores a emplear.

El costo de obtención del hidrógeno depende de forma directa del costo de la electricidad que se inyecte al
electrolizador, por lo que la clave es utilizar energía de bajo costo. Se propone el almacenamiento de energía en
hidrógeno usando directamente la energía obtenida del ORC para producir hidrógeno y almacenarlo en depósitos
con un peso máximo de 25 kg para facilitar la carga manual.
Principio de funcionamiento de la máquina de recuperación térmica.

Generación eléctrica en pilas de combustible de hidrógeno.


Ariema se propone el desarrollo de un sistema auxiliar de energía para vehículos de transporte refrigerado con pila
de combustible usando el hidrógeno producido, y de otro sistema auxiliar para aumentar la autonomía de carretillas
elevadoras utilizadas para el transporte de mercancías, diseñando así dos sistemas similares que valoricen el
hidrogeno que se producirá a través del excedente de frío. El hidrógeno almacenado en los depósitos portátiles
mencionados anteriormente será utilizado para alimentar los sistemas de pila de combustible a bordo de ambos
tipos de vehículos.

La pila de combustible es un dispositivo que permite generar electricidad a partir de la energía química de un
combustible con eficiencias muy superiores a los equipos convencionales, un 60% frente al 40% de un buen motor
diésel lento. En la primera aplicación, el sistema de apoyo permitirá a vehículos diésel apagar los motores en las
paradas sin comprometer la temperatura en la cámara refrigerada ni generar emisiones ni ruidos; en la segunda
aplicación en desarrollo, el sistema de hidrógeno permitirá a carretillas eléctricas alargar sus ciclos de trabajo entre
cargas y además acortar drásticamente el tiempo de repostaje.

Un elemento clave en el uso del hidrógeno con fines energéticos es el método de almacenamiento, capaz de
acumular la producción para su uso posterior. De los diferentes sistemas para el almacenamiento de hidrógeno,
aquellos que aportan mayor fiabilidad y suficientes garantías son: hidrógeno en forma de gas a presión, hidrógeno
licuado (almacenamiento criogénico) y absorbido en un sólido como sucede en los hidruros metálicos. Algunos
hidruros metálicos absorben y desorben hidrógeno a temperatura ambiente y a presión casi constante, un factor
importante para el almacenamiento ya que evita un aumento indeseable de los requerimientos de energía y equipos
soporte.

El proceso consiste en absorber el gas a baja temperatura y a una presión suficiente para que la aleación se hidrure
completamente. Posteriormente se calienta para liberar el gas a una presión más elevada. Los recipientes de hidruros
metálicos de alta capacidad deben poseer un sistema de control de temperatura para calentar y enfriar el material.
Las temperaturas no deben de ser menores a 10 °C ni mayores a 100 °C para la absorción y desorción,
respectivamente, en los hidruros más frecuentemente utilizados.

Entre las alternativas de almacenamiento de hidrógeno, la que cumple mejor con los requisitos impuestos a la
aplicación de este proyecto es el almacenamiento en hidruros metálicos: requiere escasos elementos auxiliares, es
una tecnología flexible y experimentada, tiene un consumo energético mínimo, costos de operación y mantenimiento
reducidos, capacidad de almacenamiento durante periodos prolongados de tiempo sin pérdidas, y operación en
diferentes condiciones ambientales. Además, en esta aplicación la conexión electrolizador-almacenamiento de
hidrógeno puede realizarse de forma directa, sin necesidad de comprimir el hidrógeno producido.

Implicaciones y futuro
En el marco del proyecto Shaky se han identificado varios sectores y subsectores con interés en materia de frío y de
hidrógeno, principales productos valorizables del proyecto.

Sector industrial, con capacidad de valorización del frío.

 Industria de producción y almacenamiento de hielo: cubitos, bloques y escamas.

 Industrias de almacenamiento y transporte de mercancías refrigeradas (principalmente alimentos y/o


medicamentos).

 Industrias alimentarias de congelación y ultra-congelación de productos perecederos.

Sector industrial, con capacidad de valorización del hidrógeno y la energía eléctrica producida.

 Las propias plantas de regasificación pueden ser usuarias de electricidad y del hidrógeno, en combinación
con el gas natural.

 Sector logístico y de transporte, para la valorización del hidrógeno en vehículos (coches, furgonetas,
carretillas, etc).

 Industrias usuarias de amoniaco, por ser la industria del amoniaco una de las principales consumidoras de
hidrógeno. También aquí el proyecto crea sinergias, dado que el amoniaco en uno de los productos
refrigerantes más utilizados.
Mercado gasista, como generador de excedentes de frío.

 En el avance hacia la sostenibilidad de los procesos energéticos, la valorización de estos excedentes debe
convertirse en una vertiente más en la concepción de este tipo de plantas. Tanto nuevos diseños como
plantas existentes podrían aplicar los conceptos y experiencia generados en el Proyecto.

 Existe la posibilidad de inyectar el hidrógeno en las redes existentes de gas natural, por lo que el proyecto
contribuye a la familiarización de la infraestructura gasista con la tecnología del hidrógeno.

 Existe incluso la posibilidad de producción de gas natural sintético a partir de hidrógeno y CO 2, por lo que
incluso en escenarios libres de combustibles fósiles, el comercio internacional de GNL y las plantas de
regasificación podrían seguir en activo.

Mercado del hidrogeno, para su uso en múltiples aplicaciones.


 El costo de producción del hidrógeno a partir de excedentes energéticos será muy bajo en algunos casos,
favoreciendo su comercialización.

 Las plantas de regasificación siempre se situarán en áreas industrializadas, por lo que gran parte del
consumo sería cercano y el costo de transporte podría ser muy bajo o casi nulo.

Bibliografía:

https://www.enagas.es/enagas/es/Comunicacion/NotasPrensa/2018_05_08_Jornada_en_Puerto_de_Huelva

http://www.ariema.com/sobre-ariema/proyectos/proyecto-shaky

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