Está en la página 1de 20

V CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO

-CELAM-

Nuestra Señora
de América

María,
la Madre de Jesús,
según los Evangelios

Pbro. David Kapkin R.


Pbro. David Kapkin

MARÍA LA MADRE
DE JESÚS SEGÚN
LOS EVANGELIOS

NUESTRA SEÑORA DE AMERICA


Colección Mariológica del V Centenario
x

Presentación

El Documento de Puebla en sus números 282-303 dio


a la Iglesia de América Latina una síntesis mañana en
íntima conexión con el Capítulo VIH de la Constitución
LUMEN GENTIUM del Concilio Vaticano II y señaló
como una de las características más profundas de la vi-
vencia cristiana de nuestras gentes la devoción mañana.
"El pueblo sabe que encuentra a María en la Iglesia
Católica. La piedad mañana ha sido, a menudo, el víncu-
lo resistente que ha mantenido fieles a la Iglesia sectores
que carecían de atención pastoral adecuada" (D.P. 284).

El Secretariado General del CELAM al recibir el encargo


de "propiciar la investigación y la creatividad teológica
y difundir sus resultados", escogió como el primer tema
© Consejo Episcopal Latinoamericano — CELAM específico de estudio para este período 1983-1986
ISBN - 958-625-007-5 - Edición Completa el de María, continuando así la línea iniciada con las
ISBN - 958-625-034-2 Volumen 2 reflexiones sobre Cristo y la Iglesia y retomando el es-
Primera Edición —2.000 Ejemplares
fuerzo que llevó a la publicación en 1979 del libro 36
Bogotá, 1986
Impreso en Colombia — Prínted in Colombia de la Colección CELAM titulado "La Señora Santa
María", hoy agotado.
Al diseñar dentro del Plan Global el Programa 1 se pensó
primero en una sola publicación que recogiera los traba- r~ -N
jos que sobre la Virgen escribirían un grupo de miem-
bros del Equipo de Reflexión Teológico-Pastoral del
CELAM en asocio de otros mariólogos del continente;
sin embargo, la variedad y la abundancia de la produc-
ción mariológica fue tan grande y el interés que se des-
pertó fue tan intenso, que se hizo necesario un nuevo Introducción
rediseño, el cual integró el Programa dentro de las acti-
vidades del Quintó Centenario y reunió bajo el significa-
tivo título "Colección Nuestra Señora de América", que
ahora se presenta, todos los estudios significativos pa-
trocinados por el CELAM que quieren honrar a la Madre
de Dios y Madre nuestra.
^

Los trabajos se han agrupado en tres secciones: una de


carácter bíblico-teológica; otra teológico-pastoral con di-
mensión latinoamericana y finalmente una tercera dedi- El presente trabajo pretende brindar a los fieles de las
cada al mensaje teológico de los principales santuarios comunidades cristianas de América Latina, como colabora-
marianos en América Latina. ción del Equipo de reflexión teológica del C E L A M , un
sencillo recuento de los textos de los Evangelios, en los
A nombre del Consejo Episcopal Latinoamericano, cuales María, la Madre de Jesús, es mencionada y valorada
CELAM doy las gracias a todos los que han dado su por la primitiva fe cristiana. No es posible ni preciso en
el marco de esta colección de trabajos sobre la Madre del
aporte para esta Colección, cuyos primeros volúmenes
Señor, un estudio exegético pormenorizado de los textos,
se publican con ocasión de la visita de Su Santidad Juan ni tampoco el tratamiento crítico exhaustivo de los mis-
Pablo II a la sede del Secretariado General. Que Nuestra mos; como el objetivo de la colección es la fundamentación
Señora de América reciba este filial homenaje y bendiga y el f o m e n t o de la piedad mariana en nuestro pueblo, que
los esfuerzos realizados por el CELAM. se ha caracterizado precisamente por ella desde antaño, el

f Mons. DARÍO CASTRILLONHOYOS Este trabajo fue preparado por el Padre David Kapkln para el libro
Obispo de Pereira La Señora Santa María, No. 36 de la colección Documentos del
CELÁM, ya agotado, páginas 15 a 45.
Secretario General del CELAM
El CELAM al considerar la calidad teológica del trabajo del Padre
Kapkln, ha decidido reeditarlo en esta colección Nuestra Señora de
América.

7
presente trabajo se conformará con una exposición breve los que ella juega un papel. Se podrían resumir estos episo-
y simple del sentido de los textos, sin entrar en abundantes dios, siguiendo los contextos evangéJicos en que María
detalles críticos y sin agitar problemas que deben ser consi- aparece, de la siguiente manera:
derados en otros contextos... Asi' se podrá lograr que los
lectores no habituados a la metodología exegética, puedan A. Evangelio de la Infancia de Mateo: Mt 1, 18-2, 23,
recibir un aporte verdadero para su fe en la poderosa gracia con el que se explica el dato culminante de la genealo-
de Dios concedida a María, la Madre de Jesús, y con ello gía precedente: M t 1, 16.
consolidar y promover su reconocimiento cariñoso de la
perenne figura de la Madre de Dios que les presenta la B. Evangelio de la Infancia de Lucas: Le 1, 5-2, 52.
Iglesia.
C. Narración de la búsqueda de Jesús por parte de su
madre y sus hermanos: Me 3, 31-35, con los textos
paralelos de Mt 12, 46-50 y Le 8, 19-21.
1. ELENCO DE LOS TEXTOS
D. Relato del rechazo de Jesús en la sinagoga de su aldea:
María, la Madre de Jesús, aparece en los Evangelios Me 6, l-6a y el t e x t o paralelo de Mt 13, 53-58.
designada con su nombre propio " M a r í a " (1), por su t í t u l o
fundamenal de "Madre de Jesús" (2) o como " l a que lo E. Narración de la intervención entusiasmada de una mu-
llevó en su seno y lo alimentó de su p e c h o " (3); como "la jer que p r o r r u m p i ó en alabanza de la Madre de Jesús:
esposa de José" (4) o " c o m p r o m e t i d a " con él (5); como Le 1 1 , 27-28.
" v i r g e n " (6); y finalmente como " m u j e r " , siempre en boca
de Jesús (7). F. Relato de las Bodas de Cana de Galilea: Jn 2, 1-12.

Los numerosos textos citados en las notas de pie de G. Narración de la C r u c i f i x i ó n de Jesús: Jn 19, 25-27.
página dan la impresión de que María, la Madre de Jesús,
es una figura m u y corriente en los Evangelios; pero la rea-
lidad es que son más bien pocos los episodios narrados en
2. ANÁLISIS DE LOS TEXTOS

C o m o puede apreciarse en el elenco presentado antes,


(1) Mt 1,16.18.20; 2,11; 1 3 5 5 ; Me 6,3; Le 1,27.30.34.38.30.41.46.56; los textos ün que se destaca en alguna forma María, la Ma-
2,5.16.19.34; Act 1,14. En el texto griego se usa a veces la forma dre de Jesús, son de m u y diferente envergadura, valor y
helenizada " M a r í a " , y a veces ta forma semltizante " M a r i á m " . Esta se- contenido. Dos de ellos, los Evangelios de la Infancia de
gunda es preferida por Le.
Mateo y Lucas, son textos m u y amplios, en los cuales Ma-
(2) Mt 1,18; 2,11.13.14.20.21; 12,46.47.(48); 13,55; Me 3,31.32.(33);
Le 1,43 (Madre de mi Señor); 2,33.34.48-51; 8,19.20; Jn 2,1.3.5.12; ría es protagonista de los acontecimientos. Sin embargo no
(6,42); 19,25.26; Act 1,14. vale lo dicho en forma idéntica de Mateo y Lucas, pues,
(3) Le 11,27 mientras que en Mateo la figura de José es predominante,
(4) Mt 1,20.24 en Lucas se realza maravillosamente la imagen y la impor-
(5) Le 1,26 (dos veces) tancia de María, la cual obtiene un indudable predominio
(6) Mt 1,23; Le 1,27 sobre la de José y constituye al lado de Jesús la verdadera
(7) Jn 2,4; 19,26. protagonista de esa hermosa historia.

8 9
En la narración de la búsqueda de Jesús por parte de en el pueblo sencillo (6,2-3) y en sus mismos discípulos
su madre y sus hermanos (Me 3, 31-35 par.)> el hecho sirve (8, 14-21. 32b-33, 9, 19.32-34; 10, 35-45), se añada tam-
a la antigua tradición de Marcos y luego a los evangelistas bién la ininteligencia de "los suyos". Marcos pretende qe-
mismos para mostrar cuál es el verdadero y auténtico pa- neralizar totalmente el fenómeno, para lograr su propósito
rentesco que une a los hombres con Jesús: no las relaciones teológico. Sólo la fe pascual es capaz de ¡luminar plena-
familiares dictadas por la carne, sino el c u m p l i m i e n t o de la mente la realidad terrena de Jesús. La historia terrena de
voluntad de Dios. Los familiares de Jesús son, entonces, Jesús adquiere su verdadera profundidad sólo cuando se la
según Mateo, sus discípulos que encarnan a todos los cris- contempla desde la luz de la Resurrección del Crucificado.
tianos. Este t e x t o , por t a n t o , no está destinado a exaltar
particularmente a la Madre de Jesús; ésta es mencionada
j u n t o con los " h e r m a n o s " de Jesús con el objeto de prepa- K.H. Schelkle entiende el proceder de María en esta
rar la declaración de Jesús sobre la decisiva vinculación narración de Marcos no tanto como una actitud positiva
a su persona. En el Evangelio de Marcos esta perícopa está de la madre de Jesús, a la cual no se atribuyen las duras pa-
ligada a una breve nota de la t r a d i c i ó n , asumida por el labras de 3,21b, sino más bien como una preocupada y si-
evangelista, en la cual se dice que " l o s suyos", es decir, los lenciosa búsqueda del hijo, realizada por la madre. Esta no
familiares de Jesús, cuando se enteraron del gran movimien- tuvo desde el inicio conciencia plena del misterio de Jesús
t o de gente alrededor de él, salieron a detenerlo, "pues de- y fue además, como el mismo Jesús, sometida a la tenta-
cían: está fuera de s í " (Me 3,21). Es evidente la conexión ción. El hecho de la tentación, comenta Schelkle, no es una
de Me 3,21 con 3, 31-35: " L o s suyos" mencionados en mancha para María. "Pues la perfección no es d e t e r m i n a -
3,21 se especifican en 3, 31-35 como "su madre y sus her-
da por la medida del conocimiento sino por la medida de
manos", " l o s suyos" que salieron a detenerlo en 3 , 2 1 ,
la fe y del a m o r " (8).
son su madre y sus hermanos que llegan en 3,31 y envían
recado llamándolo. Por ello la dura palabra con que " l o s
suyos" interpretan la actividad profética de Jesús que con- La nota de Me 3,21 representa, en t o d o caso, un pa-
mueve las muchedumbres, "está fuera de s í " , es supuesta saje evangélico que hiere la sensibilidad cristiana. De este
por el evangelista en boca de la misma madre de Jesús. hecho ya son testigos los más primitivos lectores del evan-
Sin embargo algunos exégetas interpretan la frase de 3,21 gelio de Marcos: Mateo y Lucas, que según la convicción
"pues decían: está fuera de s í " , en la forma siguiente: de la gran mayoría de los eruditos actuales, emplearen a
"pues se decía: está fuera de s í " . A s í , entonces, no se Marcos para elaborar sus propias obras, suprimen de pro-
estaría dando la palabra de " l o s suyos" sino la o p i n i ó n pósito Me 3 , 2 1 . Esto demuestra que las palabras explicables
de la gente, por la cual pecisamente "los suyos" decidieron en el segundo evangelio, no fueron toleradas por comunida-
ir a detenerlo. Pero esta interpretación, aunque filológica-
des cristianas en las que la figura de María era reconocida y
mente posible, no parece probable. Marcos tiene la clara
venerada, como es el caso evidente de las comunidades
tendencia de aprovechar todos los detalles de su tradición
donde se elaboraron y propagaron las tradiciones que
en que se anota la incomprensión de la identidad y del ca-
mino de Jesús, y de subrayarlos y sistematizarlos cuidado- conforman el evangelio de Lucas. Además la vacilación en
samente. Este es uno de los rasgos más importantes de la la transmisión misma del t e x t o de Me 3,21b, comprueba
teología propia del segundo evangelio. Por ello no debe
causar demasiada impresión el hecho de que a la incom-
prensión de la realidad de Jesús destacada en las élites
(8) K-H. Schelkle, Die Mutter des Erlósers, Col. Die Welt der Bibel,
religiosas y políticas (3,6), en los letrados j u d í o s (3,22), Dusseldorf 1958, págs. 81 -82.

10 11
el escándalo que suscitaba en lectores muy antiguos del
Jesús, el pertenecer a una familia humana como hijo de
segundo evangelio, el comentario de los allegados de
María y, según la o p i n i ó n general, de José (Le 3,23; 4,22),
Jesús": "está fuera de si'". Algunos códices convierten
no permitía a sus conciudadanos dar crédito a la obra de
esta frase en " é l se ha escapado", y otros reemplazan a
Dios. La " c a r n e " de Jesús era m o t i v o de escándalo, es de-
los familiares de Jesús con "los letrados y o t r o s " . La his-
cir, piedra de tropiezo, que hacía terminar en incredulidad
toria misma de la nota de Me 3,21 se convierte, por tanto,
el proceso de revelación de Dios por medio de la palabra
desde la elaboración de los evangelios de Mateo y Lucas,
en testigo del aprecio cristiano por María, la Madre de y obra de Jesús.
Jesús.
Tampoco el t e x t o presente está dirigido, pues, a exal-
En el relato del rechazo de Jesús en la sinagoga de su tar a la Madre de Jesús, aunque ésta es mencionada en él.
propia patria chica (Me 6,l-6a. par.), la mención de Mari'a, La Madre de Jesús entra, más bien, en la historia de la reve-
la Madre de Jesús, así como de sus familiares ( " h e r m a n o s " ) , lación de Dios por Jesucristo, como el factor primordial
está destinada a fundamentar el escándalo que se suscitó a del escándalo de la incredulidad. Ella es quien, al prestar
partir de su predicación y de sus obras maravillosas. Los carne a la acción reveladora de Dios, se constituye para
coterráneos de Jesús, a pesar de haber constatado la sabidu- quienes no quieren abrir los ojos de la fe ante la realidad
ría expresada en su palabra, y las obras maravillosas, por- eficaz de Dios en Jesucristo, en base original del escán-
tadoras de fuerza divina, hechas por sus manos, no son ca- dalo de la incredulidad: " D e dónde a éste estas cosas... No
paces de establecer la relación adecuada de esta palabra es éste el artesano, el hijo de María...? (Me 6, 2-3).
y obra de Jesús con la persona misma de él. A s í , entonces,
la intencionalidad propia de ellas, que se dirige hacia la En Le 11,27-28 presenta el evangelista una tradición
fe, es tergiversada y confluye paradójicamente en la incre- muy semejante a la consignada en 8,19-21. Este ú l t i m o tex-
dulidad. La palabra sabia y la obra poderosa de Jesús se t o es el estrictamente paralelo a Me 3,31-35, el cual es pre-
convierten en obstáculo para sus coterráneos, en m o t i v o •* cisamente la fuente de Le 8, 19-21.
de escándalo. La razón profunda de este escándalo se
encuentra en lo que se podría llamar la paradoja de la en- Lucas trae esta tradición en un c o n t e x t o algo dife-
carnación: Cómo es posible escribir esa palabra y esas rente del de Marcos: mientras que en Marcos aparece antes
obras a una persona que salió de en medio de ellos, cono- del discurso de las parábolas, en Lucas se encuentra des-
cida de todos, al artesano (Me) o hijo del artesano ( M t ) , pués. Quizá el cambio en el ordenamiento por parte de
al hijo de una mujer del pueblo, María, cuyos familiares y Lucas se deba al hecho de que quiera aprovechar la audien-
parientes pueden ser nombrados con nombre p r o p i o : San- cia del discurso para posibilitar la escena de 8, 19-21. En
tiago, José, Judas y Simón? (9) La condición humana de cambio la tradición de Le 11,27-28, que no aparece en
Marcos pero es aproximadamente paralela a Me 3,31-35,

(9) El problema de "los hermanos" de Jesús ha sido muy debatido en


la crítica. Baste aquí con decir que nunca en el N.T. son llamados una María distinta de la Madre de Jesús. Por ello la exegesis católica
hijos de María, la Madre de Jesús. Además, comparando los textos tradicionalmente los ha considerado como primos, o familiares cerca-
de Me 6,3 y 15,40, donde son mencionados, resuita que son hijos d« nos de Jesús. En griego bíblico es bien posible entender la palabra
" h e r m a n o " como primo o familiar cercano.
12
13
está situada dentro del evangelio de Lucas en un contexto que con ella c u m p l i ó Isabel al llamarla "dichosa tú que
casi idéntico al de Me 3,20-35. La escena presenta a una has creído, porque habrá c u m p l i m i e n t o para lo que te ha
mujer que, en medio de la m u l t i t u d , levanta la voz para sido dicho de parte del Señor" (Le 1 , 4 5 ) . Entonces ha si-
gritar: " D i c h o s o el seno que te llevó y el pecho que te do la humilde entrega de María a la voluntad de Dios por su
a l i m e n t ó " . Se trata, por t a n t o , de una alabanza de la Ma- fe, la que ha p e r m i t i d o la realización de la obra de Dios en
dre de Jesús, la cual es designada por las dos funciones más ella. Por eso ella es, por excelencia, la dichosa. La dicha
importantes de una madre para con su hijo (cfr. Gen 49,25; definitiva del Reino de Dios que irrumpe para los pobres,
Le 23,29). Esta clase de bendiciones a una madre es fre- los hambrientos, los afligidos y los perseguidos, se cierne
cuente en la literatura j u d í a . El sentido es claro: la dicha desde ya sobre ella y se conservará para siempre como
más grande de una madre consiste en sus hijos, sobre t o d o testimonio en la alabanza de los corazones agradecidos de
cuando éstos son reconocidos y dignificados. Un hijo enal- los hombres que tengan sentido para comprender el desig-
tecido es el mayor honor de una madre (cfr. Prov 23,24-25). nio de Dios (cfr. Le 11,27-28 con 6,20-23; 1,45 y 1,48-53).
Pero para Jesús parece no tener ninguna importancia esta
vinculación natural de su persona. En el evangelio de Lucas
donde se exalta tan marcadamente a la Madre de Jesús,
Finalmente se han citado los dos textos tomados del
como se mostrará más adelante, no es probable que la
cuarto Evangelio: Jn 2,1-12 y 19,25-27. Estos dos textos
respuesta de Jesús a la entusiasmada mujer deba ser enten-
en los cuales María, la Madre de Jesús, aparece jugando
dida como un rechazo; pero, de todas maneras, Jesús co-
u n papel importante, están relacionados entre sí, no sola-
loca explícitamente el factor decisivo que garantiza la
mente por pertenecer a una misma obra y ser, de esa ma-
recta situación del hombre ante Dios, la aurora de la dicha
nera, testigos de un mismo pensamiento teológico, sino
escatológica (cfr. "dichoso el seno" y "dichosos los po-
también porque el evangelista dispone ambos pasajes en
bres" etc. en Le 6,20-23), en el escuchar y cumplir fiel-
mente la palabra de Dios. La idea de Jesús en Le 11,27-28, forma tal, que el primero esté dirigido hacia el segundo. Se
es por tanto, la misma de Le 8 , 1 9 - 2 1 : el parentesco carnal trata de los dos únicos textos del evangelio de Juan en que
no es lo importante; lo decisivamente relievante es cumplir se menciona a la Madre de Jesús; en ambos Jesús se dirige a
la voluntad de Dios. ella con el t é r m i n o " m u j e r " , el primero se sitúa en un
momento en que explícitamente "la h o r a " de Jesús aún no
ha llegado, aunque por la súplica de la madre el hijo la
anticipa, mientras que el segundo constituye la coronación
Se dijo que, al menos, en el c o n t e x t o general del
misma de la Hora de Jesucristo. La Madre de Jesús aparece,
evangelio de Lucas no era posible comprender la respuesta
por tanto, en el cuarto evangelio en dos momentos privi-
de Jesús a la mujer como un rechazo efe la alabanza, en
legiados: en el inicio anticipado de la Hora, cuando se dis-
cuanto ésta se dirigía precisamente a la Madre de Jesús.
pensa en el vino nuevo la prueba del don ú l t i m o de Dios,
En efecto, según Lucas, la Madre de Jesús que lo llevó en
y en la culminación de la Hora misma, cuando exaltado en-
su seno y lo alimentó de su pecho, es la que por excelencia
tre el cielo y la tierra, el Hijo del Hombre atrae a todos los
escuchó la palabra de Dios y le dio c u m p l i m i e n t o . Baste
hombres hacia sí y reparte a raudales la plenitud del don
simplemente recordar la aceptación humilde que hizo Ma-
de Dios.
ría del mensaje de Dios: " H e aquí la esclava del Señor:
hágase en m í según tu palabra" (Le 1,38) y la distinción

14 15
En el análisis de los textos que se ha realizado en las 3. LOS EVANGELIOS DE LA INFANCIA DE JESÚS
páginas anteriores, se han observado con algún detenimien-
t o algunos pasajes, mientras que otros han sido apenas ci- 3.1. Generalidades
tados y descritos m u y rápidamente. Estos últimos son los
dos Evangelios de la Infancia (Le 1,5-2,52 y Mt 1,18-2,23) Los Evangelios de Mateo y Lucas anteponen a la par-
y los dos textos del Evangelio de Juan: Jn 2,1-12 y te central de sus obras un prólogo, en el cual se ocupan de
19,25-27. De propósito se han reservado estos pasajes, para los sucesos relacionados con el origen y primer desarrollo
brindarles en los numerales siguientes una consideración de la vida de Jesús. Los textos, citados ya antes, son Mt
particular. Ellos constituyen, en efecto, los textos evangé- 1,18-2,23, aunque la genealogía de Jesús (Mt 1,1-17) está
licos donde la imagen y misión de María son realzadas con unida al t e x t o como lo demuestra el v. 1,16, el cual es
particular énfasis. Se trata también de los textos más ela- explicado por los vv. 18-25, y Le 1,5-2,52. La coincidencia
borados teológicamente, en los cuales, como es el caso evi- de Mateo y Lucas al elegir esta clase de prólogo para sus
dente de los evangelios de la Infancia, tradiciones particu- obras, se debe al simóle hecho lógico de que en la existen-
lares de origen judeo-cristiano, conservadas y desarrolladas cia de t o d o hombre, el primer dato es el nacimiento y la
en algunos círculos especiales del cristianismo naciente, la infancia. Los dos evangelistas pudieron disponer de fuentes
estima de la persona de María demuestra que la reflexión al respecto. Pero las fuentes de ambos eran independientes
de la fe ha logrado frutos maduros. entre sí, como se puede apreciar aún en una mirada su-
perficial de los dos relatos.

Los textos más detenidamente considerados antes,


provienen de la tradición que el evangelista Marcos elaboró Una comparación sencilla de las dos narraciones hace
originalmente en su obra, y luego hicieron lo mismo Mateo caer en cuenta de la forma particular como ambos evan-
y Lucas. La tradición sobre la mujer que alabó a la Madre gelistas y sus fuentes concibieron la primera historia de
de Jesús, la toma Lucas de otra fuente distinta de Marcos, Jesús. Mateo, después de la genealogía (1,1-17), recuenta
pero es también testimonio de la antigua tradición de
los sucesos relacionados con la concepción virginal de Ma-
Jesús; En estos textos no se insiste en la persona misma de
ría y la actitud de José, su esposo, ante ella, motivada
María; ella es mencionada a partir del recuerdo auténtico
por una revelación divina (1,18-25). Enseguida narra el
de su vinculación a la persona de Jesús y de la convicción
episodio de la venida de los magos a Jerusalén, la t u r b a -
cristiana de ese hecho. Estos textos aún no dan t e s t i m o n i o
ción del rey Herodes y la adoración del niño en Belén
de una reflexión cristiana sobre el papel particular de María
(2,1-12). Intimamente ligada con la historia anterior, se
en la realización del designio divino. El interés de ellos
consigna a continuación la huida a Egipto y la matanza
es decisivamente cristológico y eclesiológico. Tratan de
poner de manifiesto la realidad que encarna Jesucristo de de los niños de Belén y alrededores, ordenada por Herodes
parte de Dios y la exigencia perentoria que se presenta a (2,13-18). Finalmente se cuenta el regreso de José con "el
los hombres a partir de esta obra de Dios. niño y su m a d r e " de Egipto y la instalación en Nazarethi
(2,19-23). T o d o el relato está surcado de explícitas citas
del A n t i g u o Testamento, con las cuales el evangelista Ma-
teo, siguiendo una tendencia que recorre de principio a
final t o d o su evangelio, pero que se acentúa en estos dos

16 17
primeros capítulos, pretende mostrar cómo en los diferen- y perseguido por su propio pueblo, pero acogido por los
tes sucesos de la infancia de Jesús se da c u m p l i m i e n t o al gentiles. Así un cierto t i n t e trágico, que no está ausente
plan divino (10). del t o d o en Lucas (cfr. 2,34-35), recorre t o d o el relato
de la Infancia de Jesús en Mateo.
Lucas organiza su relato t o m a n d o narraciones sobre
los diversos acontecimientos relacionados con Juan Bautis- Sin embargo se da también una profunda coincidencia
ta e intercalando las correspondientes a Jesús. Siempre, co- en ambas versiones evangélicas de la Infancia de Jesús. Ya
mo es natural, lo narrado de Jesús supera en t o d o sentido se dijo que el evangelista Mateo está dirigido por el interés
a-lo narrado de Juan. La disposición general es la siguiente: teológico de comprobar en los hechos de Jesús el cumpli-
Anunciación a Zacarías (1,5-22); concepción de Isabel ( 1 , miento del designio divino anunciado en el A n t i g u o Testa-
23-25); anunciación a María y concepción virginal de ésta mento. Las citas de la escritura, que se multiplican en
(1,26-38); visita de María a Isabel y canto de María (1,39- estos dos capítulos, tienen esa finalidad. Además la misma
56); nacimiento y circuncisión de Juan y canto de Zaca- anteposición de la genealogía está destinada a colocar el
rías (1,57-80); nacimiento y circuncisión de Jesús (2,1-21); hecho de Jesús como plenitud de plan de Dios. La dispo-
prusontaciún de Jesús en el t e m p l o y canto de Simeón (2, sición de los nombres de los ancestros en tres grupos de 14
22-40); pérdida y hallazgo del niño Jesús en el t e m p l o (2 x 7) generaciones, es de por sí m u y diciente (Mt 1,17).
(2.41-52).
Jesús es llamado " h i j o de D a v i d " , es decir, Mesías prometi-
do, e " h i j o de A b r a h a m " , para que se cumpla en él la
Comparando la sucesión de los acontecimientos de bendición universal, lo que se indica en la visita de los ma-
ambos relatos, se comprueba lo dicho acerca de la inde- gos. También Lucas insiste en el factor " c u m p l i m i e n t o de
pendencia de las fuentes empleadas por ambos evangelistas. los d í a s " que surca toda la narración de comienzo a f i n a l , y
Es claro que no es posible armonizar ambos relatos. Las encadena las diferentes escenas (11). A s í , entonces, el plan
tradiciones consignadas en cada evangelio determinan los de Dios, que se extiende desde el m o m e n t o en que el ángel
intereses teológicos dominantes. Lucas por la paralelización Gabriel dirigió a Zacarías un mensaje de parte de Dios,
de las narraciones que pintan las diferentes etapas de la his- va encontrando c u m p l i m i e n t o histórico concreto en el
toria de Juan Bautista y Jesús, va haciendo resaltar el t i e m p o : cuando Isabel concibe a su hijo Juan, María recibe
p r o f u n d o significado salvífico de Jesucristo; construye su mensaje por medio del mismo Gabriel y concibe a su
las distintas escenas como una hermosa trama tejida por
hijo Jesús, cuando ella misma lo da a luz, y, finalmente,
el amor bondadoso de Dios. Mateo, por el contrario, nunca
cuando Jesús es circuncidado y presentado en el t e m p l o ,
menciona a Juan Bautista en el c o n t e x t o de la historia-de
es declarado por Simeón el profeta como Salvador, Luz de
la infancia de Jesús, y en las escenas del cap. 2 ya alude
al f u t u r o destino del Mesías Jesús, descalificado, rechazado

(11) Cfr. Le 1,23. (57); 2,6.21-22. Estos textos y 1,26.36 dan lugar a un
cómputo del tiempo, que algunos autores han querido detectar en este
texto, con lo cual la intención del autor sería la de mostrar el c u m -
(10) Mt 1,22-23: la concepción virginal (Is 7,14); 2-5-6: el nacimiento en plimiento de la profecía de las Setenta Semanas de Dn 9,24-27, donde,
Belén (Mi 5,2); 2,15: la huida a Egipto y el regreso de allí (Os 11,1); al igual que en Le 1, aparece exclusivamente la figura del ángel
2,17-18: la matanza de los niños (Jer 31,15); 2,23: la instalación en Gabriel. Cfr. R. Laurentin, Structure et théologie de Luc l-ll, París,
Nazareth (cfr. Is 11,1; 53,2; Je 13,5.7). 1964, pags. 48-56-

18 19
las naciones y Gloria de Israel (2,32). Por ello él podrá de- padres, Zacarías e Isabel, menciona al emperador romano
signarse a sí mismo más tarde como hijo del Padre (2,49). de la época y al gobernador de Siria Cirino, con lo cual los
E n todos estos relatos un minucioso tejido de citas y hechos quedan asentados en la historia profana, como co-
alusiones del A n t i g u o Testamento sostienen la convicción rresponde al gusto de Lucas; a los pastores de la región de
teológica del autor de que el designio escatológico de la Belén, a Simeón y Ana y finalmente, a las autoridades del
salvación ha entrado en su fase decisiva. En el relato lucano templo. Ninguno de éstos aparece en el relato de Mateo.
de la concepción de María, como parte integrante de t o d o
Además el motivo de la revelación de Dios por medio
este complejo, se podría destacar con una frase de un anti-
de un ángel, c o m ú n a ambos relatos (en Mt en sueños),
guo sacramentarlo cristiano, la idea teológica básica de los
aparece diferentemente elaborado: en Lucas hay dos reve-
dos relatos de la Infancia de Jesús: Cuando llegó la plenitud
laciones: una a Zacarías y otra a María, que contienen el
de los tiempos " D i o s reunió la totalidad de la escritura en
anuncio de los nacimientos de Juan y Jesús; en Mateo es
el seno de la V i r g e n " .
José (y no María, como en Lucas) el que recibe cuatro
Pero no solamente en esta intuición teológica funda- mensajes divinos en sueños mediante un ángel: la concep-
mental coinciden los dos relatos de Mateo y Lucas. Tam- ción virginal de su esposa, la indicación de la huida a Egip-
bién en puntos teológicos de máxima importancia reina t o , la del regreso a Israel y, sin mención del ángel, la de la
unanimidad, la cual es t a n t o más sorprendente, cuanto instalación en Galilea. La mención y actuación de ángeles
hay certeza de la independencia mutua de las fuentes y /es c o m ú n a ambos relatos: en Lucas los ángeles comunican
también de los autores mismos Mateo y Lucas. El dato a los pastores la alegría de la navidad; en Mateo los magos
coincidente más relievante es el de la concepción virginal en sueños (por medio de ángeles) reciben la orden de regre-
de María (Mt 1,18-25 y Le 1,26-38), el cual, por tanto, no sar a su tierra por o t r o camino.
podría ser declarado como dato teológico de uno de los
evangelistas, sino que hunde sus raíces en una tradición La presencia y actuación de María es también dife-
que supera el t i e m p o mismo de la composición de los evan- rentemente valorada en ambos relatos. Nadie discute la
gelios y de las mismas fuentes empleadas por Mateo y L u - forma cariñosa, por decir lo menos, como Lucas borda las
cas. También hay coincidencia en el importante dato cris- escenas donde María juega su papel, y las afirmaciones
tológico del nacimiento de Jesús en Belén (Mt 2 , 1 . 5 . 8 . 1 1 ; teológicas que explícita o implícitamente se hacen de la
Le 2,1-7), aunque ambos evangelistas saben de la impor- persona y la actuación de la Madre de Jesús. Por ello se
tancia de Nazareth en la existencia terrena de Jesús (Mt dedicará la parte final de este numeral a la consideración
2, 19-23; Le 2,39-40). de los textos donde María aparece particularmente d e s t a -
cada. En cambio en el relato de Mateo, María es, en com-
Los personajes centrales son, evidentemente, idénti- paración con Lucas, casi apenas mencionada.
cos en ambos relatos: Jesús, María su Madre, y José, espo-
so de María. Pero de ahí no pasa la coincidencia. En Mateo 3.2. María en el relato de Mateo
aparecen jugando algún papel Herodes, el rey, los magos,
los niños de Belén y Arquelao, hijo de Herodes. Con He- La primera mención de María se encuentra en el úl-
rodes y Arquelao sitúa Mateo los acontecimientos en su t i m o eslabón de la genealogía; ésta culmina con José,
c o n t e x t o histórico general. Pero ninguno de éstos aparece el cual es el vinculado estrictamente con la línea davídica
en el relato lucano. Lucas presenta a Juan Bautista y sus y del cual depende ante la ley el carácter davídico y con

20 21
ello mesiánico de Jesús. José es llamado "esposo de María aparece en este pasaje, aunque sí más adelante (Mí 2,15).
de la cual nació Jesús, el llamado Mesías" (1,16). El t e x t o Esta filiación divina de Jesús, manifiesta en la concepción
parece suponer el carácter davídico de María, la Madre de virginal efectuada por obra del Espíritu Santo en María,
Jesús. El interés del t e x t o de la genealogía es el de demos- cumple el p r o f u n d o sentido de la promesa divina, hecha
trar que Jesús es el Mesías, el hijo de David (1,1). La vincu- a la casa de David por medio del profeta Isaías. Por ello
lación davídica de José, el padre legal de Jesús, suministra cita Mateo Is 7,14, para acreditar como designio divino el
el argumento decisivo. Sin embargo, como se verá más hecho de que en Jesús, el Dios con nosotros, c o m o cum-
adelante, la mención de María en este punto final de la p l i m i e n t o de la promesa hecha a la dinastía davídica, el
genealogía, al lado de José, prepara el relato siguiente ( 1 , hijo de David es verdaderamente el Hijo de Dios.
18-25) en el cual consta que José nada tuvo que ver con
!a concepción de Jesús: éste fue concebido virginalmente Es ciertamente José el personaje central de esta esce-
por María por obra del Espíritu Santo. A s í entonces, la ge na: él, perturbado por el estado de su esposa, recibe de
nealogía, que insiste en el carácter mesiánico de Jesús por Dios en sueños la primera luz del misterio. Pero José sólo
el origen davídico de José, su padre legal, pretende com- garantiza el vínculo legal del Hijo de Dios con la dinastía
probar el mesianismo de Jesús casi a pesar de su filiación davídica; es María, la que apenas es nombrada, la que en
divina. Con otras palabras: Jesús es el H i j o de Dios, conce- verdad brinda carne a la presencia de Dios con nosotros.
bido virginalmente en María, y, no obstante, el Mesías, el
hijo de David. / En el cap. 2 Mateo consigna una historia al parecer
unitaria, que recogió de alguna fuente judeo-cristiana. Es-
La persona de María es, por t a n t o , la que juega el ta historia está compuesta de varias escenas profundamen-
papel humano trascendental en lo que se refiere al ser ín- te conexas entre sí, en las cuales los protagonistas son,
t i m o de Jesús en su relación con Dios. El relato de M t ante t o d o , el rey Herodes (2,1.3.5.7.8.9.12.13.15.16.19.
1,18-25 constituye la presentación de este p r o f u n d o mis- 20.22) y luego los magos, los niños de Belén que son ase-
terio. No reina entre los críticos unanimidad en la valora- sinados y la misma familia de Jesús. La familia de Jesús es
ción literaria de este pasaje. Parece que en la investigación el centro alrededor del cual se mueven las intrigas de He-
más actual se va abriendo paso la convicción de que M t rodes, la búsqueda y la adoración de los magos, y la ma-
1,18-25 es una composición propia del primer evangelista. tanza de los inocentes. El relato menciona parcamente es-
Es, sin embargo, evidente, como resulta de la comparación ta familia de Jesús; sin embargo las menciones son notables.
con Le 1,26-38, que Mateo no creó los datos que redacta; Cuando los magos llegan a Belén, encuentran en la casa
la concepción virginal del Mesías pertenece a una fuente "al niño con María su M a d r e " (2,11)- Esta mención de
empleada por el evangelista, emparentada aunque no idén- la Madre por nombre propio al lado del niño, que es objeto
tica con la usada por Lucas en el t e x t o citado, y destinada de adoración y reconocimiento, no es casual; está en co-
a expresar el p r o f u n d o misterio de Jesús, el hijo de María, nexión con lo que el evangelista redactó en 1,18-25. En
como Hijo de Dios (12). El t í t u l o " H i j o de D i o s " no

logró demostrar que esta escena está compuesta en la estructura típica


(12) R. Pesch (Eine alttestamentliche Ausführungsformel ¡m Mattháus- y el estilo corriente de Mateo, como, por ejemplo, Mt 21,1-7. Cfr. A.
Evangelium, en Bibl. Zeitsch. NF 10 (1966) 220-245; 11 (1967)79-97; Vógtle, Messias und Gottessohn, Dusseldorf 1 9 7 1 , pags. 15-19.

22 23
las siguientes escenas de la huida a Egipto y del regreso a solutamente, según la medida de Dios, Hijo del A l t í s i m o ,
Israel, es José el protagonista, que recibe de Dios mensajes Rey Mesías davídico para siempre (1,32-33). Pero al lado
que dirigen el curso de los acontecimientos, los cuales, por de este interés cristológico aparece evidente un deseo de
tanto, se fundan en el designio divino. En estas escenas destacar la persona misma de María. Este se ve claro, cuan-
aparece cuatro veces la mención del " n i ñ o y su m a d r e " do se le compara con la de Zacarías. Zacarías es el sacer-
(2,13.14.20.21), que coincide con la citada anteriormente dote, que actuando en el t e m p l o de Jerusalén, desempeña
(2,11) y revela que el evangelista tiene en cuenta lo dicho la f u n c i ó n más importante; recibe de Dios un mensaje,
en 1,18-25 acerca de la concepción virginal de María. porque su oración fue escuchada, y la promesa de un hijo
Por ello no puede decir lo que hubiera sido normal: (José), para su mujer Isabel; pero como osa pedir un signo de lo
" t o m a a t u mujer y al n i ñ o " , sino " t o m a al niño y a su que ha de ocurrir, pues es viejo y también es anciana su
madre". Ese niño ocupa el primer lugar en la atención de mujer, es castigado con la mudez por su incredulidad
José y la relación del mismo José con su mujer queda to- (1,5.8-9. 13.18-21). María, en cambio, es una mujer virgen
talmente opacada por la relación primordial del niño con de Nazareth de Galilea, de la cual no se narra ninguna fun-
su madre. La realización del designio divino fue t a l , que ción importante; sobre ella recae la gracia de la elección
forjó para siempre la imagen, que para todos los cristianos de Dios sin mérito alguno de su parte; se le anuncia el gozo
desde el mismo evangelio de Mateo, a través de t o d o el perfecto de la presencia de Dios y el nacimiento de un hijo
arte cristiano desde el siglo segundo, resulta familiar, la suyo que será Hijo del A l t í s i m o ; cuando inquieta porque
imagen del " n i ñ o con su madre". no conoce varón, pues es virgen, pregunta cómo sucederá
lo que se le anuncia, no recibe un castigo por incrédula
sino la certeza de una obra que cumplirá en ella el Espíritu
3.3. María en el relato de Lucas Santo como poder creador de Dios, el cual, c o m o la nube
que en el A n t i g u o Testamento era signo de la presencia
Se dijo anteriormente que el relato lucano presenta en divina, obrará en ella el prodigio de la concepción virginal
forma paralela narraciones sobre Juan y Jesús. La primera (1,26-28.30-31.34-36;cfr. Ez 40,35).
narración de Lucas, donde María es protagonista indiscuti-
ble, es la que cuenta el anuncio del ángel Gabriel y la con- María es, por tanto, la mujer virgen (13), que por
cepción virginal de María (1,26-38). Esta narración está en pura dignación de la gracia de Dios (14), es hecha por Dios
paralelismo con la del anuncio del mismo ángel a Zacarías madre de Jesús, cuya concepción virginal revela precisa-
y la concepción de Isabel (1,5-25). Comparando detenida- mente que su ser í n t i m o y p r o f u n d o hunde sus raíces en
mente ambas narraciones, se puede apreciar que están cons- el misterio de Dios mismo. El Espíritu Santo como poder
truidas según una idéntica estructura, la cual es, por tanto,
relievante para la interpretación de los textos. La narración
del anuncio a María tiene ante t o d o un interés cristológico:
(13) Este d a t o se e n f a t i z a , pues aparece dos veces en 1 , 2 6 ; con ello se
se trata de destacar quién es Jesús, en comparación con prepara la a f i r m a c i ó n c u l m i n a n t e del pasaje: la c o n c e p c i ó n virginal de
Juan. Mientras Juan es definido como grande delante del aquel q u e es Hijo de Dios.

Señor, esto es, según la medida humana, asceta, lleno del (14) Por ello es llamada por el ángel " l a agraciada", e'n t i e m p o p e r f e c t o , es
decir, la que en el hecho de ser escogida para ser la M a d r e Virgen de
Espíritu Santo desde el seno de su madre, profeta y precur- Jesús, ha sido y será para siempre o b j e t o de la gratuita predilección
sor de Dios mismo (1,15-17), Jesús es declarado grande ab- del amor de Dios.

24 25
de Dios produce en ella como nueva creación el ser santo bel es la continuación del saludo del ángel (Comp. 1,42-43
de Jesús, Hijo de Dios (1,35). con 1,28) y constituye el principio de la alabanza de
María, contenida en el mensaje de Dios, ya entre los hom-
La figura de María, pintada en esta escena de Lucas,
bres. Comienza a cumplirse la profecía del canto de María
se caracteriza por la h u m i l d a d , la cual se hace t a n t o más
(1,48). María es la " b e n d i t a entre las mujeres" por ser la
notable, cuanto la maravilla de Dios cumplida en ella reba-
elegida para madre virginal del Mesías. A l llamarla " b e n d i -
sa t o d o l í m i t e humano. A l ser comparada con Zacarías,
t a " , Isabel no expresa un deseo, sino que afirma un hecho.
el sacerdote que en el t e m p l o llega finalmente al momento
Así empieza, por t a n t o , a forjarse en forma de doxología,
culmen de su ministerio, la sencilla virgen de Nazareth
esto es, como palabra glorificante, el sentido del dogma
acredita con su propia vida la palabra con que se entrega
cristiano sobre María, la Madre del Señor. Ella comienza
a la obra de Dios: " H e aquí la esclava del Señor: hágase
a participar de la palabra que glorifica "el f r u t o de sus en-
en m í según t u palabra" (1,38). A s í la fe de María, po-
trañas" (1,42). El saludo de Isabel termina con una frase
derosamente realzada (cfr. 1,45) no tiene otro f u n d a m e n t o
que recalca la fe de María. Isabel define a María como " d i -
que su propia h u m i l d a d . Así también finalmente se obtiene
chosa t ú que has c r e í d o " . Como se dijo antes, esta dicha
el sustrato vital histórico que posibilita el Canto de María
r\p es distinta de la correspondiente a la hora escatológica
(1,46-56) como expresión lírica del verdadero contenido
de la acción divina. Se funda en la fe, por la cual María se
y del sentido logrado He toda una vida. La escena siguiente,
entregó a la voluntad de Dios (Comp. 1,45 con 1,38).
la visita de María a su parienta Isabel ( 1 , 39-45), no tiene
Así María aparece como la creyente por excelencia: ella
paralelo en la parte correspondiente a Juan; más bien
por su entrega a la voluntad de Dios hizo posible la obra
aparece como la confluencia de las dos narraciones parale-
misma de Dios en Jesucristo. Por ello su maternidad no es
las de los anuncios. La visita de María a Isabel queda ínti-
sólo corporal, c o m o resultado de un prodigio del poder de
mamente ligada con la escena del anuncio, por cuanto Ma-
Dios, sino espiritual, como expresión de la dedicación libre
ría recibe como signo de la gran obra de Dios que debe
do la fe del corazón. María es la madre de la fe (15).
cumplirse en ella, el hecho de que Isabel, la estéril, ha
concebido un hijo en su vejez (1,36-37). Con la visita, Maj
ría puede comprobar la realización del signo. A s í esta La primera parte de Le 1-2, conformada por las dos
escena se entrelaza t a n t o con la de la anunciación a Zaca- anunciaciones y la narración de la visita de María a Isabel,
rías como con la de la anunciación a María. Desde el pun- termina con el canto de María, el célebre " M a g n i f i c a t " , el
t o de vista del cual se ocupa este estudio, es ¡mportanrte cual es la palabra de alabanza con que María, movida por
el saludo de Isabel a María. Se anota que Juan antes de el saludo de Isabel, reconoce la obra de Dios en ella, en
nacer saltó de alegría en el seno de su madre, ante la consonancia con toda la realización escatológica del desig-
presencia de María. Juan es el profeta que cumple la misión nio divino. En el Magnificat (1,46-56) c o n f l u y e toda la
de señalar a Jesús antes de nacer. A q u í se comprende alabanza divina del pueblo de Dios, el Israel definitivo
por qué se había dicho de él que estaría lleno del Espíritu que Dios ha creado, en el cual se prefigura la verdadera
Santo desde el seno de su madre (1,15). Entonces el Espí- situación de la humanidad, que Dios pretende. A s í en este
ritu del hijo se comunica a la madre (1,41), la cual presta
labios y voz al profeta incapaz aún de articular palabra,
y ésta prorrumpe en la alabanza de María. El saludo de Isa- (15) Cfr. H. Schürmann, Das LukasevangeMum, en: Herders Theologischer
Kommentar zum NT, III 1, Freiburg ¡n Br. 1969, pag- 69.

26 27
canto personal de acción de gracias se perciben los acordes
debilidad de " l a esclava del Señor" (1.38-48). A s í , enton-
de ur+ verdadero h i m n o escatológico (16).
ces, en la pobre y humilde virgen de Nazareth cumple el
Poderoso la primera manifestación de su obra escatológica,
Habría que destacar algunos puntos en el Magníficat
en la cual las situaciones históricas no conformes con la
En primer lugar nótese que María misma se presenta como
voluntad de Dios, serán transformadas. La segunda parte
profetisa de su propia gloria futura (1,48). La glorificación
del h i m n o es un verdadero canto de liberación (1,51-55).
de María, contenida en el mensaje divino que le dirigió el
Después de una afirmación general en la que se anota el
ángel, aflora por primera vez en labios humanos por medio
sentido del plan del Poderoso: cambiar las situaciones crea-
de Isabel, y se perpetuará en todos los cristianos que com-
das por la soberbia del corazón del hombre, el himno en
prendan la obra maravillosa realizada por Dios en el seno
dos versículos paralelos, compuestos cada uno en parale-
de la Virgen. El c u l t o continuado de María en la Iglesia no
lismo antitético, y organizados en forma de quiasmo ( 1 ,
es otra cosa que el c u m p l i m i e n t o de la palabra misma de
52 y 53), consagra el sentido escatológico de la obra de
ella. Precisamente, entonces, puede cristalizar c o m o pala-
Dios: derribar a los poderosos y desposeer a los ricos para
bra de ella el reconocimiento imperecedero que desde
ensalzar a los humildes y enriquecer a los pobres. Esta
tiempos de Lucas le t r i b u t a con gozo y cariño la Iglesia.
convulsión escatológica de las tergiversadas situaciones hu-
manas, ha obtenido una aurora presagiosa en la elección de
La obra de Dios en las entrañas de la Virgen es testigo la humilde esclava del Señor como Madre del Mesías pro-
del poder de Dios. Fue "el Poder" del A l t í s i m o el que creó metido. En toda la proyección de esta obra de Dios ha
en María nueva creación (1,35), en lo cual, mucho más jugado el papel decisivo el amor compasivo de Dios que es
que en el caso de Isabel, que a pesar de su vejez pudo con- su misericordia (1,50-55). De esta manera el canto personal
cebir un hijo, manifiesta Dios que nada es imposible para de acción de gracias adquiere la apertura inconmensurable
su poder (1,36) por ello llama María a Dios "el Poderoso". del horizonte de la última obra de Dios. La encarnación
El poder de Dios se acredita como tal en la pequenez y la del Hijo de Dios en las entrañas de la Virgen María es el
inicio y el presagio de la total liberación, en la cual el
Poderoso se acredita como tal contra los poderosos y ricos
(16) Los críticos han d i s c u t i d o m u c h o acerca del origen d e l M a g n í f i c a t .
del mundo y en favor de los humildes y los pobres.
La f o r m a tan s i m p l e c o m o es i n t r o d u c i d o ( 1 , 4 6 a ) y la conclusión,
d o n d e el n o m b r e de Isabel no es r e p e t i d o , se han prestado a t o d a
clase de conjeturas. Algunos piensan q u e es u n h i m n o j u d í o o cris-
tiano p r i m i t i v o q u e f u e i n t r o d u c i d o u l t e r i o r m e n t e en este c o n t e x t o . La segunda parte de Lucas 1-2 está formada por las
Hay quienes a f i r m e n que o r i g i n a l m e n t e f u e c o m p u e s t o c o m o canto
de Isabel y no de M a r í a . Hay o t r o s que le q u i t a n los versículos en que narraciones paralelas del nacimiento, circuncisión y mani-
el h i m n o toca el caso personal de M a r í a . F i n a l m e n t e hay otros que festación de Juan Bautista (1,57-80) y del nacimiento, cir-
a f i r m a n q u e , a partir de una respuesta de M a r í a a Isabel consignada en
f o r m a más simple y breve, se elaboró el h i m n o tal c o m o aparece ac-
cuncisión y manifestación de Jesús (2-1-40). En ambas sec-
t u a l m e n t e , con abundantes reminiscencias del t e x t o griego del A n t i g u o ciones un h i m n o marca el punto culminante: el cántico
T e s t a m e n t o y con la p r o y e c c i ó n escatológica de los versículos 5 1 - 5 5 .
En t o d o caso parece lo más p r o b a b l e que al c o n t e x t o del evangelio
de Zacarías (1,67-79) y el cántico de Simeón (2,29-32).
de la infancia le pertenece una respuesta de M a r í a y que el h i m n o
t o t a l fue c o m p u e s t o para la situación de la misma M a d r e de Jesús.
A s í , según el h i m n o , a nadie más ni mejor que a M a r í a m i s m a se le Además ambas secciones terminan con una nota para-
puede a t r i b u i r el r e c o n o c i m i e n t o agradecido y jubiloso por la r e a l i -
zación del misterio de Dios en Jesucristo.
lela sobre el crecimiento de los dos niños (1,80 y 2,40).
La segunda parte finaliza con la narración adjunta de la
28
29
pérdida y hallazgo del niño Jesús en el t e m p l o , en cuyo La narración de la revelación a los pastores y la visi-
final se repite la nota del crecimiento (2,41-52). Mari'a, la ta de éstos (2,8-20), tiene por objeto el desvelar el sentido
Madre de Jesús, aparece en todas las escenas correspon- p r o f u n d o del acontecimiento tan sencillamente relatado
dientes a Jesús dentro del esquema paralelo. Su presencia en el nacimiento. Los pastores reciben de parte de Dios
no está invocada por ella misma sino en razón de Jesús. una revelación maravillosa. Es un ángel, como Gabriel en
Aparece, como de ordinario en Le 1-2, más destacada que el caso de Zacarías y María, el que trae un mensaje que tie-
su esposo José: Este hecho es muy notable, pues, según el ne como contenido la identificación de Jesús como el Me-
parecer de muchos críticos, las narraciones de Le 2 son sías Señor. Así los pastores experimentan por anticipado
independientes de su origen de Le 1,26-56. por el anuncio evangélico, el gozo mesiánico de t o d o el
pueblo de Dios. Un signo servirá a los pastores para identi-
Como es apenas natural, María es mencionada en la ficar al Mesías Señor: un niño recién nacido envuelto en
escena del nacimiento de Jesús (2,1-7). El interés del rela- pañales y recostado en un pesebre. Los pastores encuentran
t o es mostrar que Jesús nace en Belén, como su ancestro t o d o como se les ha dicho. A s í el sentido p r o f u n d o del
David, el rey; por ello en él se cumple t o d o lo concerniente nacirrtiento de Jesús queda iluminado: María ha dado a luz
al Mesías. Los mismos sucesos políticos de la época, como el Mesías prometido. La paradoja que entraña el singular
el censo de C i r i n o , confluyen en la realización del plan signo es más un interrogante que una respuesta acerca de
de Dios. Se anota, entonces, que José subió de Nazareth ese niño. Desde la palabra de los pastores, que expresaron
en Galilea a Belén, la ciudad de D a v i d , con María que con voz humana el eco de la revelación celeste que habían
estaba encinta (2,5). El estado de gravidez de María pre- recibido, comienza a formarse alrededor de Jesús el inte-
para inmediatamente la narración del nacimiento, que rrogante de admiración de todos (17). María aparece pro-
ocurre precisamente cuando están ya en Belén. El relato fundizando en una forma particular el interrogante que se
del nacimiento es m u y simple; no aparecen en él la ma- cierne sobre su hijo: en el v. 2,19 se dice que " M a r í a
y o r í a de los elementos con que la fantasía popular ha conservaba todas estas cosas meditándolas en su c o r a z ó n " .
envuelto la escena. Escuetamente se dice que María " d i o También, pues, para ella se abre el horizonte del f u t u r o
a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo de Jesucristo; ella queda íntimamente vinculada por el
recostó en un pesebre, porque no había para ellos lu- recuerdo de t o d o lo ocurrido, a los sucesos del f u t u r o , en
gar en la posada" ( 2 , 7-8). El relato al mencionar la fal- los cuales aparecerá con luz plena la verdadera realidad
ta de lugar en la posada y la colocación del recién naci- de su experiencia vivida.
do en un comedero de animales, no pretende destacar,
al menos directamente, la pobreza de María y José ni al- La escena siguiente en que es mencionada María, la
gún desprecio que hubieran experimentado. María atiende Madre de Jesús, es la de la presentación en el t e m p l o
normalmente a su hijo, como solían hacer todas las madres del primogénito a los cuarenta días del nacimiento, según
judías, ligándolo con trozos de tela. La mención de ésto el precepto de la ley (2,22-40). María sola o j u n t o con
y del pesebre está destinada a preparar el signo que han José es mencionada varias veces, o, al menos, su presencia
de recibir los pastores, en la escena que se narra a continua- es presupuesta (2,22.24.27.33.35.39). Dentro de esta es-
ción.

(17) Comp. 2,18-19 con 1,63b-65-66, sobre Juan Bautista.

30 31
cena la parte que más interesa para el presente estudio, es,
culmina en la muerte y se extiende a la misma comunidad
sin duda 2,33-35. El anciano profeta Simeón, por revela-
de los que confiesan a Jesús como Mesías, en los cuales
ción del Espíritu Santo, pronuncia, teniendo al niño en sigue repercutiendo en forma de persecución el rechazo
sus brazos, delante de sus padres, el célebre h i m n o " N u n c de Jesucristo.
d i m i t t i s " (2,29-32), en el cual se llega a la confesión
cristológica más rica de Le 1-2: -Jesucristo es Salvación
universal para todos los pueblos, luz de las naciones y La última escena de Le 1.-2, la pérdida y hallazgo
gloria de Israel. Las palabras de Simeón suscitan admira- de Jesús en el t e m p l o de Jerusalén, 2,41-52, presenta a los
ción en José y María. Esta admiración de ellos es el inicio padres de Jesús como los personajes alrededor de los cuales
de la fe, que luego la comunidad cristiana expresará con se teje esta historia, que tiene la finalidad de recalcar la
la misma p r o f u n d i d a d con que lo ha hecho Simeón. A las profundidad del misterio de Jesús, del cual él fue conscien-
palabras con que el profeta bendice al niño, sigue la ben- te ya eri su edad juvenil. La función de los padres de
dición de los padres. Es en este p u n t o donde el profeta Jesús, que buscan afanosamente a su hijo extraviado, pone
se dirige a la Madre de Jesús especialmente. La profecía de relieve la verdadera filiación de Jesús y la verdadera
de Simeón se refiere al f u t u r o ministerio de Jesús en paternidad de Dios para con él. La pregunta con que la
medio de su pueblo; Jesús era c o m o un signo de con- madre reprocha la conducta del muchacho: " H i j o , por qué
tradicción para sus contemporáneos; a raíz de su persona nos hiciste eso: He aquí que tu padre y y o angustiados
todos tendrán que tomar una decisión definitiva que los te buscábamos" (2,48), sirve de telón de f o n d o que permi-
llevará a caer o a levantarse. Las palabras de Simeón enfa- te percibir con plena luz el sentido de la pregunta con que
tizan la caída, con lo que desde este m o m e n t o se prefigura el joven Jesús le responde: "Por qué me buscabais? No
la incredulidad de Israel en su Mesías esperado. Los pensa- sabiáis que debo estar en la casa de mi Padre? " (2,49).
mientos de muchos corazones, que quedan desvelados, Queda claro, por tanto, quién es el Padre de Jesús y cuál
tocan precisamente el endurecimiento de la mayoría de es la línea que ha de dirigir toda su vida. La distancia que
los j u d í o s , que no querrán aceptar a Jesucristo. Como en Jesús marcará entre su madre y él mismo, tal c o m o fue
t o d o el cap. 2 de Mateo, también en este t e x t o de Lucas
analizada al comienzo de este estudio, es ya la ¡dea central
se dibuja desde la infancia de Jesús la sombra trágica que
de este t e x t o y sirve a intereses cristológicos. La nota de
acompañará toda su actividad y culminará en la cruz. Es-
la incomprensión de los Padre de Jesús es, entonces, m u y
te p r o f u n d o sentido de la profecía de Simeón explica el
explicable (2,50). No se trata de una incomprensión ce-
paréntesis en el que se contempla el caso personal de
rrada, sino de la normal actitud de quienes se sitúan ante
María: " y también a tu alma la traspasará una espada".
una palabra que encierra t o d o el misterio de la fe cristiana.
Es el c o n t e x t o el que ayuda a interpretar la metáfora. La
Esta incomprensión alude así á una futura comprensión.
palabra de Simeón habla de un antagonismo contra el Me-
Finalmente el redactor cierra el relato repitiendo en 2,51b
sías. En este paréntesis la Madre del Mesías niño escucha
una anotación sobre la Madre de Jesús, semejante a la de
la voz profética del f u t u r o dolor del Mesías, en el cual ella
2,19. María, que había sido realzada por encima de José
como Madre del Mesías queda involucrada. El dolor de la
en la narración de 2,41-51a, recibe en esta anotación su
Madre no queda circunscrito a la hora suprema de la
distintivo culminante: " Y su Madre conservaba todas estas
muerte de Jesús; el dolor de María abarca t o d o el rechazo
cosas en su c o r a z ó n " . La nota aparece después del final
que sufre su hijo, como signo de contradicción, el cual
del relato, cuando ya se ha indicado la vida normal del

32 33
de Juan, los relatos tradicionales, por su misma contextu-
joven Jesús como hijo de familia en Nazareth (2,51a), pe- ra íntima aprovechada por el evangelista, se sitúan en el
ro se refiere a t o d o lo narrado antes. María queda de nuevo momento inicial y en el momento culminante de la vida
vinculada al f u t u r o de su hijo. Los acontecimientos de de Jesús. Asi' la Madre de Jesús, en una forma no simple-
que ella fue testigo, en la infancia y la juventud de su hijo, mente casual, queda ligada por v i r t u d de la misma obra
recibirán luz plena después, cuando, también ella que los del cuarto evangelista de una manera muy particular a la
vivió, dentro de la comunidad de los creyentes llegue a Hora de Jesús. _,
ocupar el sitio que le corresponde como fiel creyente
Madre de Jesús ( A c t 1,14).
En el relato de las Bodas de Cana (2,1-11) el papel de
la Madre de Jesús es ciertamente m u y i m p o r t a n t e . Se anota
"4. LA MADRE DE JESÚS EN EL EVANGELIO DE
desde el inicio su presencia en la fiesta (2,1), con lo cual
JUAN
se prepara su inmediata actuación. Cuando faltó el vino,
es ella la que recurre a Jesús, como previendo la acción
En el elenco de textos expuestos al comienzo de
maravillosa que éste iba a realizar. La respuesta de Jesús
este estudio, se citaron los dos pasajes del cuarto evangelio,
a su Madre es semejante a todas las demás actitudes suyas
en los cuales la Madre de Jesús aparece mencionada: se
para con ella, que se han encontrado tanto en las tradicio-
trata del relato de las Bodas de Cana y el subsiguiente
nes consignadas en Marcos, c o m o en las propias lucanas.
viaje de Jesús con su familia a Cafarnaúm (2,1-12), y un
Jesús marca explícitamente la distancia entre él y su Madre.
trozo dentro de la narración joánica de la Pasión, en el
A l llamarla " m u j e r " y no madre, parece Jesús hacer notar
que es nombrada la Madre de Jesús al lado de otras muje-
que para él las vinculaciones familiares no son las decisivas.
res j u n t o a la cruz de Jesús y la siguiente escena donde
Según el Jesús joánico la verdadera relación con él la deci-
se anotan las palabras del Crucificado a su madre y al dis-
de la fe en él como Hijo de Dios, revelador del Padre. Por
cípulo amado (19,25-27).
eso " m u j e r " no es un j u i c i o negativo de Jesús sobre su
Madre, sino " u n a expresión de la autoconciencia del Cristo
Sobre estos dos textos es preciso hacer dos anotacio-
j o á n i c o " (Dauer). La Madre de Jesús por ser tal no va a
nes generales que parecen muy importantes. En primer
obligar a Jesús a actuar. Sin embargo, paradójicamente, ella
lugar la mención de la Madre de Jesús, que no es llamada
sabe que él sí va a actuar. Por eso, como si estuviera en
con su nombre propio, se sitúa dentro del cuarto evangelio
su propia casa, la Madre de Jesús se permite ordenar a los
en dos pasajes que pertenecen a la tradición joánica. Esto
servidores que hagan todo lo que Jesús les mande. Y Je-
quiere decir que ya el redactor central del cuarto evangelio
sús, de cuenta propia, como corresponde al H i j o de Dios,
dispuso de las dos tradiciones en que figura la Madre de
Jesús. De ahí la importancia de ésta en primitivas comu-
nidades cristianas, en donde, como reconoce el mismo R.
Bultmann, era natural la especial valoración de la Madre
gelium des Johannes, Góttlngen, 10a. ed 1964, pags. 78-35. También
de Jesús (18). Además, dentro de la redacción del evangelio la lista de mujeres, entre las cuales está la Madre de Jesús, j u n t o a la
cruz, en 19,25, es un dato tradicional preexistente a la redacción
del cuarto evangelio. Este dato le permite al evangelista redactar los
vv. 26-27, en lo cual conserva recuerdos históricos provenientes de la
(18) El relato de las Bodas de Cana es prejoánico, perteneciente tal vez a vinculación real de la Madre de Jesús con la comunidad de donde
una fuente empleada por el evangelista: Cfr. R. Bultmann, Das Evan- partieron las primitivas tradiciones joánicas.

34 35
obra la maravilla que en alguna forma preparó su Madre. cree en el Resucitado (20,1-10). Igualmente, en el cap. 2 1 ,
La redacción del cuarto evangelista parece haber anotado, que un redactor ulterior añadió a la obra de Juan, el dis-
después de la palabra de rechazo de Jesús a su Madre, la c í p u l o a quien Jesús amaba aparece durante la Pesca mi-
fundamentación teológica profunda de este rechazo: " A ú n lagrosa reconociendo primero, antes que Pedro y los de-
no ha llegado mi h o r a " (2,4b). Pero, como se ha visto, la más, al Señor Resucitado, en el misterioso observador de
Madre ocasiona que el Hijo de Dios anticipe su hora. En la orilla (21,7); este episodio de la Pesca milagrosa parece
la escena de la c r u c i f i x i ó n , cuando la Hora entra en su provenir de la mano misma del Evangelista, aunque fue
instante d e f i n i t i v o , el cuarto evangelista anotará por segun- añadido aqw' por un redactor ulterior, el cual de su parte
da y última vez la presencia de la Madre de Jesús. Es la hace otras precisiones sobre el discípulo a quien Jesús,
Hora de la glorificación final del Señor, que comenzó cuan- amaba, en el mismo cap. 21 (cfr. 21,20-24). Finalmente
do, por indicación de su Madre, sus discípulos ante el nue- también se refieren al discípulo a quien Jesús amaba,
vo y maravilloso vino que lo simbolizaba, comprendieron mencionado en 19,26-27, las palabras del evangelista en
por la fe la presencia de la Gloria de Dios en él (2,11). las que fundamenta sobre el testimonio de un privilegiado
testigo ocular, que no puede ser o t r o que el mismo discí-
pulo, la interpretación más profunda de la muerte de Je-
En la escena de la c r u c i f i x i ó n las diferentes tradicio-
sús (19,35-37).
nes detectables en los relatos evangélicos, constatan la pre-
sencia de algunas mujeres (cfr. Me 15,40 y Mt 27,56; Le
24,10; Jn 19,25). La única cuyo nombre aparece en todas Es claro, por t a n t o , que el discípulo a quien Jesús
las listas es María Magdalena. La Madre de Jesús solamente amaba, es una figura de trascendental importancia para el
es mencionada en la tradición del cuarto evangelio. Parece cuarto evangelio. Esta importancia se debe sin duda al
además que el evangelista anticipó la mención de las muje- hecho de que la profundidad de su fe y de su testimonio
res, situada originalmente después de la muerte de Jesús histórico, fue el fundamento de la tradición del cuarto
(cfr. Me 15,40), para antes de la muerte, con el fin de dar evangelio y la base de la profunda cristología de la cual
ocasión a la escena, que redacta tan cuidadosamente, sobre éste está i m b u i d o . La cercanía de este discípulo a Jesús, re-
las palabras de Jesús a su Madre y a su discípulo amado flejo de la cercanía de Jesús al Padre (cfr. 13,23 y 1,18),
(19,25-27). es la razón de ser de la íntima visión de la p r o f u n d i d a d del
misterio de Jesucristo que se revela en t o d o el evangelio de
Este conocidísimo pasaje del evangelio (19,26-27) Juan.
está en relación con los demás textos del evangelista, don-
de el mismo discípulo es figura central: " E l discípulo a Las explicaciones anteriores sobre el discípulo a quien
quien Jesús amaba" aparece en la Cena de despedida, re- Jesús amaba, son m u y importantes para la comprensión de
costado sobre el pecho de Jesús y escuchando de él par- las palabras del crucificado a su Madre y al discípulo. En
ticularmente la revelación sobre el traidor (13,23-26). verdad el foco del interés de Jesús no es su Madre sino
También es mencionado cuando en la mañana de Pascua, el discípulo. Estas palabras pretenden destacar al discípulo.
corre j u n t o con Pedro a la tumba de Jesús, pero, a pesar de Cuando Jesús lo entrega a su Madre c o m o h i j o , y, luego,
llegar antes, espera que Pedro entre primero y ve lo que entrega su Madre al discípulo como madre, no está preo-
él desde afuera había visto ya; luego entra también él y cupado primordialmente por la f u t u r a sustentación de su

36 37
Madre; lo que quiere es establecer una nueva y decisiva
pulsada por la confesión de fe cristológica, con cariñoso
relación entre el discípulo y su Madre. El discípulo llega
reconocimiento glorificará la entrañable figura de María, la
a ser hijo de la Madre de Jesús y así hermano de Jesús mis-
Madre de Jesús, y desvelará las íntimas virtualidades que el
mo. La palabra del Crucificado, al crear una particular
hecho de su maternidad implica para la incomparable Ma-
lación entre su discípulo predilecto, el testigo de la inti-
dre de Dios.
midad de su misterio, con su Madre, anticipa y singulariza
para este discípulo lo que después será válido para todos
los demás: ser hermanos de Jesús (20,17). La singularidad
del discípulo, fundamento de la validez del evangelio de
Juan, queda consagrada por su relación con la Madre de
Jesús. Así, entonces, aunque no es la Madre de Jesús el
foco principal de la atención del Crucificado en esta esce-
na, sino el discípulo, la nueva relación de éste con ella,
creada por el Crucificado, explica la particularidad decisi-
va que hace a éste discípulo precisamente "el que amaba
Jesús".

La última anotación del evangelista: "Desde entonces


el discípulo la tuvo en su casa" (19,27b), parece poseer
un gran valor histórico. El dato proviene del recuerdo de
la primitiva comunidad cristiana ligada con la Madre de
Jesús. Lo dicho hasta aquí sobre estos pasajes del evangelio
de Juan, da la impresión de quedarse corto ante otras
interpretaciones, en las cuales los textos son relacionados
con el A n t i g u o Testamento (19) o con otros puntos del
mismo cuarto evangelio (20). Sin embargo la lectura hecha
de los textos destaca sin duda la importancia de la Madre
de Jesús y hace justicia al sentido e x p l í c i t o de los pasajes
(21). La reflexión cristiana posterior, aleccionada e ¡m-

(19) " M u j e r " , referido a Gen 3,15 (P. Gachter; F. - M. braun): luego Ma-
ría es la nueva Eva y nueva Madre de todos los cristianos; o María
como la Hija de Sión desolada que recibe nuevos hijos ( H . Sahlin).

(20) Jn 16,21 : la alegría de la mujer después de que da a luz (A. Feuillet):


luego María es la nueva madre de todos los hombres a partir de la
obra de Jesucristo.

(21) Cfr. A. Dauer, Das Wort des Gekreuzigten an seine Mutter und den
"Jünger, den er liebte", en: Bibl. Zeitschr. 11 (1967) 222-239 y 12
(1968) 80-93.

38
39

También podría gustarte