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SALTERRJY}

En ((¿Por qué temo decirte quién soy?», John


Powell aplica sus valiosísimas intuiciones y su
.iñnegable saber al tema del autoconocimiento y de
la comunicación interpersonal, con objeto de ayu-
darnos a desarrollar nuestra autoestima y a mejorar
nuestras relaciones con quienes nos rodean. Tene-
mos miedo de no gustar a los demás si llegan a
enterarse de cómo somos en realidad; por eso
muchas veces adoptamos posturas que nos permi-
tan evitar ser sinceros con ellos y con nosotros
mismos. Powell identifica cinco niveles de comuni-
cación, y sugiere que el tipo de información que
nosotros mismos revelamos con nuestras palabras
y con nuestro$ actos determina el nivel de profundi-
dad de nuestras relaciones.
¿Quién eres tú? ¿Eres acaso el «enterado», o el
«guaperas», o el ((payaso», o el «competidor», o
cualquiera de los muchos personajes que solemos
representar para protegernos a nosotros mismos?
Sólo si somos capaces de "hacer frente a nuestros
temores con franqueza y con sinceridad, podremos
aprender a querernos a nosotros mismos Y a
confiar en que los demás habrán de aceptarnos tal
John Powell,s.j.
como realmente somos.

¿Por qué temo


decirte quién soy?
Sobre autoconocimiento,
ISBN: 978-84-293-0840-2
l
911788429
maduración personal
y comunicación interpersonal
Sal Terrae
Colección «PROYECTO» John Powell, S. J.
27

¿Por qué temo decirte


quién soy?
(Sobre autoconocimiento, maduración
personal y comunicación interpersonal)
(16.a edición)

Editorial SAL TERRAE


Santander
Indice

Título del original en inglés: Págs.


Why Am 1Afraid to Tell You Who 1Am?
@ 1969 by Tabor Publishing, 7
a División of DLM, Inc. 1. Comprender la condición humana. ... .....
23
Allen, Texas (USA) 2. Crecer como persona ........................
33
Traducción: 3. Relaciones interpersonales ..................
José Vicente Bonet ti3
4. Afrontar nuestras emociones. .. ... .... .... .
@ 1989 by Editorial Sal Terrae
5. Escondrijos humanos: 75
Polígono de Raos, Parcela 14-1
los mecanismos de defensa del ego. .... ...
39600 Maliaño (Cantabria)
Fax: (942) 36 92 01
89
6. Un catálogo de juegos y roles..............
E-mail: salterrae@salterrae.es
http://www.salterrae.es

Con las debidas licencias


Impreso en España. Printed in Spain
ISBN: 978-84-293-0840-2
Dep. Legal: Bl-2388-07

Fotocomposición:
Didot, S.A. - Bilbao
Impresión y encuadernación: : 5-
Grafo, S.A. - Bilbao
1
Comprender la condición
humana

«¡Qué hermosa, extraordinaria Y liberadora


es la experiencia de aprender a ayudarse unos a
otros! Nunca se insistirá lo bastante en la inmensa
necesidad que los seres humanos tenemos de ser
realmente escuchados, tomados en serio, com-
prendidos. ..
La psicología moderna ha insistido enorme-
mente en este punto. Y la verdad es que ese tipo
de relación en la que unopuede decirlo todo, como
un niño pequeño se lo cuenta todo a su madre, es
la esencia misma de toda psicoterapia.
En este mundo, nadiepuede crecer en libertad
y vivir en plenitud sin sentirse comprendido al
menos por una persona...

-7-
dad. Se sobreentiende que en algún lugar, dentro
Quien quiera conocerse como es debido tiene
que abrirse a un confidente libremente elegido y de ti y dentro de mí, se oculta nuestro verdadero
merecedor de tal confianza. «yo». Y se supone que éste es una realidad estática
y ya formada. Hay momentos en los que este mi
Fijémonos en las conversaciones que se dan yo real se manifiesta abiertamente, y hay otros
en nuestro mundo, tanto entre naciones como entre momentos en los que me siento obligado a ca-
personas: la mayoría de las veces no son más que muflarlo.
diálogos entre sordos».
Tal vez esté justificado este modo de hablar;
Dr. Paul Toumier, pero, en mi opinión, es un modo de hablar que
Psiquiatra y escritor suizo puede ser más engañoso que otra cosa. Ni en tu
interior ni en el mío existe tal persona perfecta-
mente acabada, fija, verdadera y real, precisa-
La palabra «comunicación» se refiere aun mente porque ser persona implica necesariamente
proceso por el que alguien o algo se hace común, hacersepersona, existir enproceso. Si yo soy algo
es decir, se comparte. Si tú me cuentas un secreto, como persona, ese algo es
entonces tú y yo poseemos en común el conoci- lo que yo pienso,
miento de tu secreto, porque tú me lo has comu- Juzgo,
nicado siento,
valoro,
Pero tú tienes mucho más que comunicarme respeto,
-si así lo deseas- que simplemente uno de tus estimo,
secretos. Tú puedes decirme quién eres tú, del
o amo,
mismo modo que yo puedo decirte quién soy yo. odio,
temo,
deseo,
La persona «real» espero
en lo que creo
En nuestra sociedad actual le damos mucha y
importancia al hecho de ser auténtico. Ya es un con lo que me comprometo.
lugar común lo de las máscaras con que ocultamos Estas son las cosas que defi-
el rostro de nuestro yo «real», o lo de los papeles
con que disfrazamos nuestra verdadera personali- nen mi persona; y estas cosas están en un constante

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proceso de cambio. A no ser que mi corazón y mi Interlocutor: «¿Deseas una respuesta a tu pre-
mente estén total y absolutamente acorazados, to- gunta?».
das estas cosas que me definen como persona están
cambiando constantemente. Autor: «Esa es precisamente mi intención,
responder a la pregunta».
Mi persona no es un pequeño y tenaz núcleo
encerrado en mi interior, una especie de estatuilla Interlocutor: «Pero ¿deseas saber mi respues-
ta?».
perfectamente formada, auténtica y real, fija y per-
manente; «persona» implica más bien un proceso Autor: «Por supuesto que sí».
dinámico. En otras palabras, si tú me conociste
ayer, hazme el favor de no pensar que hoy estás Interlocutor: «Temo decirte quién soy, por-
tratando con la misma persona. Hoy tengo una que, si yo te digo quién soy, puede que no te guste
mayor experiencia de la vida, he descubierto nue- cómo soy, yeso es todo lo que tengo».
vas profundidades en las personas a las que amo, Este breve diálogo, que es parte de una con-
he sufridoy he orado... y soy diferente. (
versación real y totalmente espontánea, refleja en
No me atribuyas, por favor, un comporta- cierto modo los tremendos temores y dudas que
miento fijo e irrevocable, porque yo, como todo nos paralizan a la mayoría de nosotros y nos im-
el mundo, estoy «metido en el ajo», tratando de piden avanzar hacia la madurez, la felicidad y el
aprovechar las oportunidades de la vida diaria. verdadero amor.
Acércate a mí, pues, con un cierto sentido de cu- En un ensayo anterior, titulado, ¿Por qué
riosidad, y busca en mi rostro, en mis manos y en temo amar? (<<WhyAm I Afraid to Love?», 1967),
mi voz los indicios del cambio; porque lo que es intenté describir de algún modo las heridas y su-
seguro es que he cambiado. Ahora bien, una vez frimientos que padecemos los humanos y que obs-
que admitas esto (si es que lo admites), puede que taculizan nuestro camino hacia el verdadero amor.
todavía me dé cierto miedo decirte quién soy. Pues bien, las mismas heridas y los mismos te-
mores y sufrimieIltosinteriores obstaculizan nues-
tro camino hacia la verdadera auto-comunicación,
La condición humana
que es sobre lo que se edifica el amor. Como ya
lo hicimos entonces, no hay necesidad de que pa-
Considera la siguiente conversación: semos revista de nuevo a los dilemas y sinsabores
Autor: «Estoy escribiendo un librito que va a psicológicos que forman parte de la condición hu-
titularse ¿Por qué temo decirte quién soy?». mana.

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Sin embargo, y avanzando un poco más con El «Análisis Transaccional»
respecto al mencionado ensayo, sí quiero decir aquí
algo acerca del modo en que dichas heridas (y las El célebre psiquiatra califomiano Eric Beme,
defensas que empleamos para protegemos de nue- en su conocidísima obra The Games People Play
vas heridas) tienden a crear pautas de acción y (<<Juegosen que participamos»), habla del «análisis
reacción. Con el tiempo, estas pautas llegan a ha- transaccional», con lo que se refiere a un análisis
cerse tan engañosas que acabamos perdiendo todo de la transacción social que se produce cuando dos
sentido de identidad y de integridad, y nos limi- personas se encuentran en una situación determi-
tamos a interpretar «papeles», a llevar «máscaras» nada. En tal situación, se da el «estímulo transac-
y a ejecutar «juegos». cional» (por ej., un niño enfermo que pide un vaso
Ninguno de nosotros desea ser un farsante o de agua) y la «respuesta transaccional» (la madre
se lo lleva). El análisis transaccional intenta diag-
vivir una mentira; ninguno de nosotros quiere ser nosticar los llamados «estados del ego» de las per-
un impostor, pero los temores que experimentamos sonas implicadas. El análisis transaccional supone
y los riesgos de una autocomunicación plenamente
que en diversas interacciones podemos perfecta-
sincera nos parecen tan intensos que el buscar re- mente actuar en diferentes papeles o «estados del
fugio en nuestros papeles, máscaras y juegos se ego».
convierte en un acto reflejo casi del todo natural.
Tales «estados del ego» pueden dividirse en
Al cabo de un tiempo, puede que incluso nos
resulte difícil distinguir entre lo que realmente so- tres categorías: el Padre (que es superior y pro-
mos, en un momento dado de nuestro desarrollo tector y que de algún modo suple la insuficiencia
del otro); el Adulto (que se basta a sí mismo y se
como personas, y lo que pretendemos aparentar. relaciona de igual a igual con otro adulto); y el
Es éste un problema humano tan universal que bien
podríamos llamarlo «la condición humana». Niño (que es insuficiente y, por lo tanto, necesita
algún tipo de ayuda y apoyo). Ninguno de nosos-
Al menos es la condición en la que la mayoría tros se encuentra permanentemente fijo en alguno
de nosotros nos encontramos y el punto de partida, de estos «estados del ego», sino que podemos fluc-
también mayoritario, hacia la madurez, la integri- tuar de uno a otro, según la situación concreta y
dad y el amor. . nuestras propias necesidades del momento.
Por ejemplo, un hombre puede a veces fun-
cionar como Padre para con su hijo, o como Adulto
para con su esposa o sus socios; pero ese mismo

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1,

I
11
hombre es capaz de adoptar (consciente o incons- conjunción entre las influencias previas en nuestra
cientemente) el «estado del ego» de Niño. Mientras vida (programación social) y nuestra reacción a
se viste para acompañar a su esposa al teatro, donde ellas (programación individual). Los estímulos de
probablemente adoptará el «estado del ego» de Pa- tales influencias previas y las consiguientes reac-
dre o de Adulto, puede que, sin pensarlo, le diga ciones quedan indeleblemente grabados en nuestro
a su mujer: «Mamá, ¿puedes buscar mis geme- interior.
los?». El Niño que hay en él se ha activado ino- El organismo humano lleva dentro de sí una
pinadamente, debido a su necesidad del momento, especie de «magnetófono» que está siempre so-
aunque tal vez regrese inmediatamente a uno de nando, suave pero insistentemente, dentro de no-
sus otros «estados del ego», según cuáles sean sus sotros. La cinta puede llevar grabado el mensaje
necesidades físicas o emocionales. de la madre o del padre (o de otra persona). Puede
También puede ocurrir que la persona que que la voz de la madre siga diciendo todavía:
responde se sienta inclinada a eludir toda respon- «Nada es demasiado bueno para mi tesoro. Yo
sabilidad y, en nuestro caso, la Niña que hay en fregaré 105platos y haré las camas. Tú vete a jugar,
la mujer salga a la superficie: «¡lo, papá, si tú no Cariño». Si la reacción de «Cariño» fue aceptar el
los encuentras, seguro que tampoco los voy a en- papel de niña perpetua, es posible que ahora (su-
I
I
contrar yo!». La «línea vectorial» es estrictamente puesto que ya es adulta) siga yéndose a jugar,
I horizontal en esta transacción: Niño se relaciona
I esperando que otros lo hagan todo por ella y ne-
con Niño. gándose a asumir cualquier responsabilidad.
I
I O puede que sea la voz airada del padre la
I
I «Programados» para adoptar. que se escuche: «¡No sirves para nada, maldito
inútil!». Si el niño, en este caso, reaccionó de una
los diferentes «estados del ego»
manera dócil, es probable que, cuando pase a tu
Los experimentos clínicos realizados para lado, lo veas taciturno, desanimado y ~urmurando
comprobar estas teorías se han basado en la hi- para sí: «¡No valgo para nada... No valgo para
nada!».
pótesis de que todos somos susceptibles de adoptar
esos diversos «estados del ego» y que hemos sido La «programación» social y la individual tien-
«programados» por nuestra particular historia psi- den a cristalizar en pautas de acción y reacción
cológica para reaccionar como Padres, como Adul- que a menudo, en la mayoría de nosotros, pueden
tos o como Niños en determinadas situaciones de predecirse con bastante exactitud. Según cuáles
la vida. Tal «programación» es resultado de la sean nuestras necesidades físicas o emocionales del

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momento, tendemos a desempeñar los mismos «ro- Cuando hablamos o actuamos, a veces quien
les» ya jugar los mismos juegos. Y el juego siem- habla o actúa (el mensaje es indeleble y es siempre
pre obedece al «programa». Si quieres comprender operativo)es el padre o la madre que hay en nosotros,
correctamente el juego, te será muy útil conocer otras veces es el Yo-Niño, y otras el Yo-Adulto. Y
el programa. también hay ocasiones en que el Padre que hay en
nosotros interrumpe al Yo-Niño, o viceversa. Por
ejemplo: «Hace un día tanfantástico que me gustaría
Programar: ¿quién va a llevar salir a jugar al jardín (Niño), pero uno no puede
la voz cantante en el psicodrama? hacer siempre lo que le apetece (Padre)>>. En este
momento puede intervenir el Adulto para aflfillarse
En el interior de cada uno de nosotros hay un a sí mismo y decidir: «Pero, como necesito tomar
«magnetófono» que reproduce la banda sonora de aire fresco, y lo necesito ahora, voy a SalID>.
un psicodrama que está representándose constan- En otras palabras: hay en cada uno de nosotros
no sólo diversos «estados del ego», sino también
temente. La escena la ocupan el Padre (o su equi-
valente), el Yo-Niño y el Yo-Adulto. La Madre o un yo inculturado y un yo deliberado. Esta distin-
el Padre transmite un mensaje al Yo-Niño, y el ción significa, esencialmente, lo mismo que la dis-
Niño reacciona a su manera. Cuando el Yo-Adulto tinción entre el yo programado y el yo Adulto que
oye el mensaje y observa la reacción del Niño, se interviene. La cultura o sub-cultura en que vivi-
ve forzado a intervenir y corroborar o rechazar el mos, y que constituye uno de los factores deter-
mensaje. Tiene que afirmarse a sí mismo, porque, minantes de nuestra programación, nos predispone
a reaccionar de determinadas maneras ante deter-
de lo contrario, el futuro de la persona en cuestión minadas situaciones. Cuando reaccionamos como
no consistirá sino en vivir hasta el final lo que ha
sido programado en el pasado. los demás esperan que lo hagamos, o cuando se-
guimos unas pautas más o menos determinadas por
Si, por ejemplo, el Padre está diciendo: nuestro pasado, entonces es el yo inculturado el
«¡Nunca llegarás a nada!», el Adulto tiene que que actúa. A medida que una persona va hacién-
intervenir y reprender al Padre: «¡Deja de decide dose progresivamente adulta (madura), entra en
al chico que es un inútil!». El equilibrio puede y funciones el yo deliberado, que actúa desde la in-
debe recobrarse. La vida ha de ser algo más que tegración y la convicción personal. El ser plena-
la simple ejecución de lo programado en el pasado, mente humano se libera gradualmente de su «pro-
y puede sedo si el Adulto que hay en nosotros gramación» y, de «reactor», pasa a ser «actor». Se
interviene. convierte en dueño de sí mismo.

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, Recurrir a los juegos ego» que podemos adoptar, según las necesidades
del momento y la situación vital.
Los «juegos», en este contexto, no son en
realidad divertidos. Se trata de reacciones estereo- Lo único que todos estos juegos tienen en
tipadas ante determinadas situaciones vitales; reac- común es que frustran el autoconocimiento y eli-
minan toda posibilidad de auto-comunicación sin-
ciones que han sido programadas para nosotros en
cera con los demás. El precio de la victoria en
algún remoto momento de nuestra personal historia
psicológica. A veces estos juegos son extrema- estos juegos es muy elevado: hay muy pocas pro-
babilidades de que la persona experimente verda-
damente reñidos, porque todo el mundo juega para
deros encuentros interpersonales, que sería lo úni-
ganar... para ganar algo. Al objeto de lograr una
co que podría encaminarlahacia el crecimiento
comunicación sincera con los demás, experimentar
humano y hacia la plenitud de una vida realmente
la realidad de los demás, llegar a integrarse y ma- humana.
durar, resulta sumamente útil que seamos cons-
cientes de nuestras reacciones estereotipadas, de La mayoría de nosotros practicamos estos jue-
los juegos que jugamos. Si nos hacemos cons- gos con los demás en nuestra conducta habitual.
cientes de dichos juegos, tal vez consigamos aban- Provocamos a los demás para que reaccionen ante
donarlos. nosotros tal como nosotros deseamos que lo hagan.
Los mencionados juegos son casi siempre pe- y puede ser que, por ejemplo, no lleguemos jamás
queñas maniobras de las que nos servimos para a madurar en auténticas personas, porque hemos
eludir la auto-realización y la auto-comunicación. decidido seguir siendo niños pequeños y necesi-
Son como pequeños escudos que llevamos delante tados. Emitimos nuestras señales de desamparo
de nosotros cuando entramos en la dura batalla de con el tono de nuestra voz y la expresión de nuestro
la vida y que han sido pensados para protegemos rostro, y condicionamos a los demás para que reac-
de los golpes y ayudamos a obtener algún pequeño cionen ante nosotros con la mayor amabilidad po-
trofeo para nuestro ego. Eric Beme denomina estas sible. Damos la impresión de estar tan desvalidos
pequeñas victorias con el deportivo término de como un niño, y la mayoría de la gente es tan
«strokes» (golpe, jugada, tacada, etc.): pequeñas servicial que obedece dócilmente nuestras instruc-
victorias o éxitos que nos proporcionan protección ciones «escénicas».
y reconocimiento. Los juegos son de lo más di- Otros asumen un papel mesiánico e insisten
verso, porque la historia psicológica y la progra- en querer salvar a los demás a toda costa. Desean
mación es siempre algo único en cada caso, y por- ser «los ayudadores» y convertir en «ayudados» a
que además hay una diversidad de «estados del todos los demás con quienes se relacionan. Ocurre

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11
a veces que el «niño perpetuo» establece un curioso ¿Origino inconscientementeproblemas con el
maridaje con el «mesías», y ambos hacen de ello fm de llamar la atención? ¿Me empeño en relegar a
un juego para toda su vida. Y como la cosa fun- todos aquelloscon los que me relacionoa la categoría
11111
ciona bastante bien, ninguno de los dos tendrá ne- de «los que necesitan mi ayuda»? ¿Aparento ser una
11111
cesidad jamás de madurar. persona fma y delicada para asegurarmede que voy
11111
Si, a pesar de nuestros miedos y nuestra in- a ser tratado con delicadeza? ¿Hago uso de otras
111 seguridad ~ue nos incitan a asumir diversos «es- personas para procurarle «transfusiones de vida» a
111 tados del ego» y a jugar diversos juegos-, fué- mi renqueanteego? ¿Trato de impresionar a los de-
111
ramos capaces de contactar honradamente con más con mi autosuficiencia, precisamente porque
nuestras emociones y de referidas con sinceridad, dudo de mi suficiencia como persona?
11111
entonces aparecerían y se nos harían evidentes los La última parte de este librito es una lista
estereotipos de las «señales de desamparo» o de la -incompleta, lógicamente- de algunos de los
111
«mística mesiánica». «roles» que suele adoptar la gente para desempe-
El «niño perpetuo» descubriría que nunca se ñarlos de un modo permanente u ocasional. Po-
relaciona bien con los demás, excepto cuando les dríamos llamarlo «repertorio de juegos y roles».
expone sus problemas y su desvalimiento; el su- Pero dicho repertorio no pretende ser en absoluto
'1111,
puesto «salvador» comprobaría que nunca se re- la «sección de pasatiempos» del libro. Todos no-
11111
laciona bien con los demás, a no ser que el otro sotros experimentamos la «condición humana» del
se encuentre en apuros... y le necesite. No es fácil
1I

1111
miedo y el ocultamiento; todos sabemos más <>
ser así de honrado consigo mismo, porque para menos, por experiencia, lo que signfica eso de
!In ello hay que permitir que las emociones reprimidas «. ..si yo te digo quién soy, puede que no te guste
11 puedan ser reconocidas como tales, y ello, a su cómo soy, y eso es todo lo que tengo».
11
vez, exige relatar dichas emociones a los demás, Lo que tú y yo realmente necesitamos es un
como veremos más adelante. momento de la verdad y un hábito de sinceridad
~IIII
Es dudoso que haya alguien que no participe con nosotros mismos. En la tranquila y personal
111
en estos u otros juegos. Por eso, si realmente deseo privacidad de nuestra mente y de nuestro corazón,
I
«vedo tal como es. .. y contarlo tal como es», debo tenemos que preguntamos ¿En qué juegos parti-
hacerme a mí mismo una serie de difíciles pre- cipo? ¿Qué es lo que trato de ocultar? ¿Qué es lo
111:: guntas acerca de las pautas de acción y reacción que espero obtener?
11111 que aparecen en mi conducta, y debo preguntarme Mi firme voluntad de ser sincero conmigo
11
qué es lo que dichas pautas me revelan acerca de mismo y con estas preguntas será el factor decisivo
1 11
mí mismo. y esencial para crecer como persona.
¡III

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1
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I

I.

2
Crecer como persona
A 10largo de estas páginas se hacen constantes
referencias .al «crecer como per.sona», del mismo
modo que se habla bastante de la necesidad de auto-
comunicación y de encuentro interpersonal como
medios para dicho crecimiento. Resulta fascinante,
a la vez que difícil, tratar de describir 10 que este
«crecimiento» implica. Es imposible citar un solo
ejemplo de persona plenamente «crecida», porque
cada uno de nosotros tiene que llegar a ser su propia
persona, no llegar a ser «como» cualquier otra.
¿Qué clase de persona intentamos llegar a ser?
A esta persona (la que intentamos llegar a ser) la
denomina Carl Rogers «la persona que funciona
plenamente»..(Psychotherapy: Theory, Research
and Practice, 1963); Yla verdad es que, dado que
el hacerse persona es un proceso dinámico y que
lleva toda una vida, el crecimiento tendrá que ser

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definido fundamentalmente en términos de funcio- hacen experimentar tanto la belleza como el dolor,
nes. Por su parte, Abraham Maslow, el célebre y no rechaza ninguna de las dos cosas. Es capaz
psicólogo de la Brandeis University, llama a esta de experimentar toda la gama de emociones, desde
persona «la persona que se auto-realiza» y «la per- la aflicción hasta la ternura. Su mente es viva y
sona plenamente humana». perspicaz; su voluntad busca poseer cada vez más
todo cuanto es bueno y, al mismo tiempo, saborea
lo que ya posee. Esta persona se ha escuchado a
Interioridad y exterioridad sí misma y sabe que nada de lo que ha oído es
malo o aterrador.
La persona plenamente humana mantiene un
equilibrio entre «interioridad» y «exterioridad». La «interioridad» implica auto-aceptación.
Tanto el introvertido extremo como el extrovertido La deseada interioridad significa que esa persona
extremo están des-equilibrados. El introvertido «que funciona plenamente», «que se auto-realiza»
está interesado casi exclusivamente en sí mismo; y que es «plenamente humana» no sólo es cons-
él es el centro de gravedad de su propio universo; ciente de sus necesidades y actividades físicas, psi-
y, debido a la preocupación que siente por sí mis- cológicas y espirituales, sino que además las acepta
mo, es ajeno al vasto mundo que le rodea. Por su como buenas. Se siente a gusto con su propio cuer-
po, con sus emociones (tanto afectuosas como hos-
parte, el extrovertido extremo se prodiga hacia fue-
ra, pasando de una distracción externa a otra; su tiles), con sus impulsos, pensamientos y deseos.
vida no es en absoluto reflexiva y, consiguiente- y no sólo se siente a gusto con lo que ya ha
mente, apenas tiene profundidad. Como dijo Só- experimentado en sí misma, sino que esta persona
crates: «La vida sin reflexión no merece la pena está abierta a nuevas sensaciones, a nuevas y más
ser vivida». profundas reacciones emocionales y a distintos
La primera condición para el crecimiento es, pensamientos y deseos. Acepta su condicióncam-
pues, el equilibrio. biante, porque el crecimiento es cambio. Su des-
tino último como ser humano, es decir, lo que será
La «interioridad» implica que una persona se al final de su vida, es algo deliciosamente desco-
ha explorado y experimentado a sí misma. Esa n
nocido. No hay ninguna pauta de crecimiento hu-
persona es consciente de la vitalidad de sus sentidos mano que pueda ser pre-estructurada para todos. Irl
y emociones, de su mente y de su voluntad, y no No ambiciona llegar a ser como cualquier otra per-
le producen extrañeza ni miedo las actividades de sona, porque ella es ella misma; y su yo potencial,
su cuerpo y de sus emociones. Sus sentidos le que se realiza a diario a base de nuevas experien-

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cias, posiblemente no sea susceptible de ser defi- Sufre con los que sufren y se alegra con los que
nido en ninguna fase de su crecimiento. están alegres. Renace con cada primavera y siente
Esta persona se acepta tal como es. Sabe que el impacto de los grandes misterios de la vida:
lo que ella es, en la medida en que lo conoce, es nacimiento, crecimiento, amor, sufrimiento, muer-
bueno; y sabe que su yo es aún mayor en potencia. te... Su corazón late al ritmo del de los jóvenes
Pero es realista acerca de sus propias limitaciones, enamorados y comparte en cierto modo su júbilo.
y por eso no pierde el tiempo en soñar en lo que También conoce la filosofía de la desesperación
querría ser ni emplea el resto de su vida en tratar del «ghetto» y la soledad de los que sufren sin
de convencerse de que lo es. Ha escuchado y es- remedio, y la campana nunca dobla sin que, de
cudriñado en su interior y ha amado lo que real- alguna extraña manera, doble también por él.
mente es. Y cada nuevo día, esta experiencia de «Crea en mí, oh Dios, un corazón atento»,
sí será tan nueva como el propio día, porque dicha reza el salmista.
persona no deja de cambiar, y por eso es siempre Lo contrario a esta apertura es una especie de
una nueva persona, revelada en una personalidad actitud defensiva del que oye únicamente lo que
constantemente cambiante y renovada. Confía en quiere oir y ve exclusivamente lo que quiere ver,
sus propias dotes y recursos y en su capacidad para conforme a su manera de ser y a sus pre-juicios.
adaptarse y hacer frente a todos los desafíos que La persona defensiva no puede crecer como es
la vida le presente. debido, porque su mundo no es mayor que ella
Esta clase de auto-aceptación capacita a la misma, y su horizonte es un círculo cerrado.
persona para vivir plena y confiadamente con todo La «exterioridad» tiene su máxima expresión
cuanto ocurre en su interior, y no teme a nada que en la capacidad de «dar amor libremente». El Dr.
sea o pueda ser parte de sí misma. Karl Stem, un psiquiatra profundamente intuitivo,
La «exterioridad», en cambio, implica que la ha afirmado que la evolución del crecimiento hu-
persona está abierta no sólo a sí misma y a su mano es una evolución que va, desde una nece-
interior, sino a su entorno exterior. La persona sidad absoluta de ser amado (infancia), hasta una
plenamente humana está en profundo y significa- plena disponibilidad a dar amor (madurez), pa-
tivo contacto con el mundo exterior a ella. No sólo sando por todo tipo de fases intermedias. Decía el
se escucha a sí misma, sino que escucha también Dr. Stem: «En nuestro estado primario de unión
las voces de su mundo. La amplitud de su propia (al comienzo de nuestro crecimiento como perso-
experiencia individual se ve infinitamente multi- nas) somos egoístas (y no empleo este término,
plicada gracias a una sensitiva empatía con otros. naturalmente, en su habitual sentido moral). El yo 11 '
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re- complacida de quien se contenta con 10que ya hay ,1.'1
ferirse a nuestros impulsos y ambiciones) y aún no y, en el otro extremo, la actividad desasosegada 11~~I
11n~ 1111
mi
se ha diferenciado del ego (que, en el sistema freu- de quien va, de aturdimiento en aturdimi~nto, en I I 1
diano, es 10 que adapta y armoniza los impulsos busca de algo más. El resultado, dice Heidegger, , .q
Ilu personales con la realidad); el id del yo infantil 10 es siempre el enajenamiento. En el amor debemos 1 .1
hl
I~
~I I

111I invade todo y no tiene verdadera conciencia de sus poseer y saborear 10que hay y, al mismo tiempo, 11.11
I11 propios límites. Los actos de unión de la perso- aspirar a poseer (amar) más plenamente el bien. I~~I
11111
11
nalidad madura, en cambio, son desinteresados»*. Este es el equilibrio conseguido por el ser plena- "1
'" 111.1
mente humano entre «10 que hay» y «10que está In.
11111
El ser plenamente humano es capaz de salir por llegar».
I\I~ 1.'""
de sí y comprometerse con una causa, y de hacerla 111
"
II11

I~II
libremente. Evidentemente, el ser plenamente hu- En el amor, el ser plenamente humano no se
I mil mano debe ser libre. Hay entre nosotros muchos identifica con 10 que ama, como si se tratara de 11,1'.,
ml~
filántropos que entregan su tiempo o sus bienes de algo añadido a él. En su libro Etre et avoir, Gabriel 1111,
11
1111 IIli
¡,111111 un modo entusiasta o compulsivo. Parece como si Marcel se lamenta de que nuestra civilización nos 1_11,
'Iilll sintieran una especie de necesidad irresistible que enseña a apoderamos de las cosas, cuando más \'
I~III
no les dejara en paz, una especie de culpa y/o bien debería iniciamos en el arte de desprendemos flll'
de ellas, porque no hay libertad ni vida real sin un li ~;

:~I¡ ansiedad que --como si de una anilla en la nariz 11 11


se tratara- les arrastrara obsesivamente de una aprendizaje de la desposesión. Itl'II,I
11
1111'

111111
buena acción a otra. El ser plenamente humano El equilibrio entre «interioridad» y «exterio-
l'
111
111'
sale de sí, hacia los demás y hacia el propio Dios,
111111

ridad» es lo que se entiende por «integración de 1 11


~I¡ no por una especie de neurosis compulsivo-obse- la personalidad». Contrariamente a muchas de las , ¡'I 1

siva, sino activa y libremente y porque así 10 ha l. I1I


~II::
decidido. cosas que se han dado a entender acerca de ella,
la naturaleza humana es fundamentalmente razo-
1

I11 111111

El filósofo Martin Heidegger, hablando de la nable. Carl Rogers insiste en estar seguro de esta 11
111,
i

JliI ~!!II unión amorosa, señala dos obstáculos que pueden conclusión, basada en veinticinco años de trabajo
11111111 sofocar el crecimiento humano: la satisfacción psicoterapéutico. El hombre no es una jungla de
' In deseos e impulsos irracionales. Si así fuera, el '.
jlllll
I~p
1

1111
hombre no desearía ser plenamente humano. Todos 111
somos capaces de exagerar, y todos podemos vol-
* Institute of Man Symposium on Neurosis and Personal camos excesivamente hacia dentro o hacia fuera.
I~~IIIII:II
II Growth, Duquesne University, Pittsburgh (Pa.), 18 de noviembre
:Il~l I::I
de 1966. Todos podemos hacemos esclavos de nuestros'pla-
111 111

~I 1

-28- - 29 ---,

I~I!: 111111
fl

11111
1111111
,11

8IJ)Jj IIJlI
I
I

ceres sensoriales, sin paramos a reflexionar sobre le respondió con brusquedad y descortesía. El ami-
I

1111'
nuestra paz anímica o sobre nuestra necesidad so- go de Harris, mientras recogía el periódico que el
cial de amar y damos a los demás. O podemos I otro había arrojado hacia él de mala manera, sonrió
también exagerar en sentido contrario y dejamos I y le deseó al vendedor un buen fin de semana.
esclavizar por el «intelecto» y vivir únicamente del Cuando los dos amigos reemprendían su paseo, el
cuello hacia arriba. columnista preguntó:
~ 111

Cuando el hombre vive plenamente con todas - ¿Te trata siempre con tanta descortesía?
111111

sus facultades y armoniza todas sus fuerzas; la


1111111 naturaleza humana demuestra ser constructiva y - Sí, por desgracia.
digna de confianza. En otras palabras, y como - ¿Y tú siempre te muestras igual de amable?
observa Rogers, cuando el hombre funciona libre-
111111"

mente, podemos fiamos de sus reacciones, que - Sí, así es.


IIIII~ "
IIIII~ "
serán positivas, progresivas, constructivas. Este es - ¿Y por qué eres tú tan amable con él, cuan-
un gran acto de fe en la naturaleza humana que es do él es tan antipático contigo?
111111111
muy poco frecuente entre nosotros: si un hombre
1111" está verdaderamente abierto a todo lo que él es y - Porque no quiero que sea él quien decida
si funciona libre y plenamente con todas sus ca- cómo debo actuar yo.
1 1111111

pacidades (sentidos, emociones, mente y volun- Lo que intento sugerir es que la persona «ple-
1111111
tad), su comportamiento armonizará todos los da- namente humana» es la persona que consigue ser
tos de dichas capacidades y será equilibrado y rea- «ella misma»; que no se doblega ante cualquier
lista. Ese hombre estará en el camino del
,1 ~IIIII

1
I dlllll viento que pueda soplar ni está a merced de la
crecimiento (que tal es el destino humano del hom- mezquindad, la vileza, la impaciencia y la ira de
111~IIIIII
1 bre: no la perfección, sino el crecimiento). los demás; que no se deja transformar por el am-
II~ ~'1 biente, sino que es ella la que influye en éste.
I
Acción versus reacción Por desgracia, la mayoría de nosotros nos sen-
~IIIII'
timos como una embarcación a merced de los vien-
~III~I~II
La persona plenamente humana es un Actor, tos y las olas. Cuando los vientos rugen y las olas
IIlli[11111
no,un Re-actor. Cuenta el columnista Sidney Ha- se encrespan, nos falta lastre y decimos cosas
IIIIIIIII~I
rris que en cierta ocasión, acompañando a comprar como: «Me pone enfermo.. .»; «Me saca de mis
el periódico a un amigo suyo, éste saludó con suma casillas. ..»; «Sus observaciones me hacen sentirme
IIIIII!IIII
cortesía al dueño del quiosco, el cual, por su parte, terriblemente violento.. .»; «Este tiempo me de-
1111

1'1

-30-
11
1l1li1
-31-
1
111111111

UII ~I
,,,.

'111
! ~ 11

,11
I
(1 1I1
1111 I
prime increíblemente. ..»; «Este trabajo me aburre ]1 1 I

soberanamente.. .»; «Sólo con vede me pongo tris- 11.11


11

111'.'
te.. .». 111.'
Obsérvese que todas estas cosas me afectan 111.
11111.
a mí y a mis emociones. No tengo nada que decir 11""

1'
acerca de mi enojo, de mi depresión, de mi tristeza, III~II
'
etc. Y, al igual que todo el mundo, me limito a
I¡ 11 111

111 l
'

culpar a otros, a las circunstancias y a la mala . ~II

11 II~
11 suerte. La persona plenamente humana, como dice, I¡ ~I
Shakespeare en Julio César, sabe que «la culpa,
querido Bruto, no es de las estrellas, sino nues- 3 I¡II'I
1'1111
"Ih
tra. ..». Podemos alzamos por encima del polvo de 111111

1111 la batalla cotidiana que a tantos de nosotros ciega Relaciones interpersonales 111'1

1 I11
1111
y sofoca; y esto es precisamente lo que se espera Iljlll
I~II
11111

de nosotros en nuestro proceso de crecer como


1111

Harry Stack Sullivan, uno de los psiquiatras I '11,"


personas.
I

11111' -I~~(,
111,

No hay nada en todo lo dicho que sugiera que más eminentes de nuestro tiempo en el campo de IIUI"
11'11
las relaciones interpersonales, ha propuesto la teo-
11

haya que reprimir las emociones o negar la plenitud


1

1111

II¡
11111

de las mismas y de nuestros sentidos. Lo que sí se ría de que todo crecimiento y maduración personal, '

111

1'
111111

~ 11111 sugiere es, más bien, el equilibrio y la integración al igual que todo deterioro y regresión personal, 1

1111
1 11111
de las emociones. En la persona humana plena- pasa a través de nuestras relaciones con los demás. 111 Jt
illlll

111111 mente viva no puede darse ni el amortiguamiento La mayoría de nosotros, debido a una mala infor- - 1111
111
ijl~1I1
de los sentidos y emociones ni la entrega incon- mación, nos obstinamos en creer que podemos re- 1 i

I~
1I~ mllll

"II~II
dicional a los mismos. solver nuestros propios problemas y gobernar la
i~1111
I~ II IIII~~
La persona plenamente viva escucha a sus nave de nuestra vida, pero lo cierto es que, en lo 11'
,1
:

1111111

1111111
sentidos y emociones y sintoniza con ellos; pero que de nosotros depende, no podemos dejar de 111 11
111'1,11
vemos abrumados por nuestros problemas y nau-
11

111'1111' el entregarse a ellos supondría abdicar del intelecto 1


111
ijllllll,"
y de la capacidad de elegir, dos facultades que fragar. Lo que yo soy, en cualquier momento dado
111111~II'II

I~ 111l~1I hacen a los seres superiores a los animales, aunque del proceso de mi hacerrne persona, vendrá deter-
11111111 i
ligeramente inferiores a los ángeles. Volveremos minado por mis relaciones con los que me aman
111"
en otro momento sobre esta reconciliación de los o se niegan a amarrne y con aquellos a los que yo
11

1"~ 11 11

111
sentidos, las emociones, el intelecto y la voluntad. amo o me niego a amar.
11111

I
1111

I 11
11111

'1 II~ -32- -33-


1 1 111111

11,,,
1

'111111111

IlljlullI

1I111~t

,.". ',~
"I
Lo que es seguro es que una relación sólo será La relación sujeto-objeto
.
I~
buena si es buena la comunicación en que se basa. versus el «encuentro»
Si tú y yo somos capaces de decimos con toda
sinceridad el uno al otro quiénes somos, es decir, En el lenguaje de la psicología existencial,
~".
qué es lo que pensamos, juzgamos, sentimos, va- «encuentro» describe una especial forma de rela-
loramos, respetamos, estimamos, amamos, odia- ción entre dos personas. Se trata de una comunión
""11
. mos, tememos, deseamos y esperamos, en lo que o comunicación entre personas perfectamente aca-
mi
I! " creemos y con lo que nos comprometemos, enton- bada. Es una existencia que se comunica con otra
1 I1
11
ces -y sólo entonces- podremos ambos crecer. existencia; una existencia que se comparte con
! 11111
Entonces -y sólo entonces- podrá cada uno de otra. Esta relación es denominada por Gabriel Mar-
1111
nosotros ser lo que realmente es, decir lo que real- cel como «comunión ontológica»: una auténtica
mente piensa y expresar lo que realmente ama. Este
11111

' fusión de dos personas. Para ilustrar lo que esto


es el verdadero sentido de la autenticidad como
,11111

1111111
significa, Marcel explica que, con mucha frecuen-
~ 1
111

1111111
persona: que mi exterior refleje verdaderamente mi cia, nuestras emociones y nuestra simpatía no bro-
I~III~~I interior. Lo cual significa que yo puedo ser sincero tan en absoluto cuando topamos con el sufrimiento
I~IIIIIII
111111111
en la comunicación de mi persona a los demás, de los demás en nuestra vida diana. Por la razón
111111111 pero que no puedo hacerlo a menos que tú me que sea -prosigue Marcel-, no soy capaz de
11111
ayudes. Sin tu ayuda, yo no puedo crecer ni ser reaccionar a dicho sufrimiento, porque esas per-
111111'

1IIIIIIIi
feliz ni estar realmente vivo. sonas, sencillamente, no existen para mí. Ahora
IIIIII !:: Tengo que ser libre y capaz de expresarte mis bien, si un amigo que se encuentra muy lejos nos
II
pensamientos, hacerte saber mis opiniones y mis escribe para notificamos una enfermedad o cual-
1~li ~JII

I~~ ~mlU valores, exponerte mis miedos y mis frustraciones, quier otra desgracia que le haya sobrevenido, al
reconocerte mis fallos y mis motivos para aver- momento nos sentimos cercanos a él, unidos a él,
11111::
gonzarme, y compartir mis éxitos, antes de poder sufriendo con él; estamos juntos, sin más.
I ~III
, mi estar realmente seguro de lo que soy y de lo que En palabras de Martin Buber, el filósofojudío
III111111

.111[11111
puedo llegar a ser. Debo ser capaz de decirte quién de la interpersonalidad, es en el encuentro donde
IIIIIIUII soy antes de poder saberlo. Y debo saber quién el otro individuo ya no es un ser impersonal, un
1~llml
1111111111
soy antes de poder obrar auténticamente, es decir, «él» o «ella», sino que se convierte para mi «Yo»
1~IIIIIUlI de acuerdo con mi verdadero yo. en un «Tú» sensibilizado y correlativo (cf. Martin

1
I
I II
11~II
II
111111
~II
Buber, I-Thou, Scribner, New York 1958). De
algún modo misterioso y casi indefinible, la otra
1 111111.

11111111111
persona se convierte en un ser especial a mis ojos,
11 ~IIIII

11111111

'111111 -34- -35-


1 1111111

111 111111

11111111

'1111

'111111
,11

en una parte de mi mundo y en una parte de mi Por eso es por 10que psicólogos como Erich
111
propio yo. En cuanto ello es posible, yo entro en Frornm afirman que no podemos amar a alguien
el mundo de su realidad y él entra en el mundo de sin amar más a todo el mundo. Si yo puedo co-
mi realidad. Se ha producido una especie de fusión, municarme contigo, y tú conmigo, únicamente a
aun cuando cada uno de nosotros sigue siendo su nivel «sujeto-objeto», es muy probable que ambos
II¡I: propio e inconfundible yo. Como dice E.E. Cum- nos comuniquemos con los demás, e incluso con
mings: «Uno no es la mitad de dos, sino que dos el propio Dios, a ese mismo nivel. Nosotros se-
son las dos mitades de uno». guiremos siendo sujetos aisladQs; y los demás y
1"
"Imlllllll
111
En el encuentro, mi amigo ya no es alguien Dios seguirán siendo meros «objetos» en nuestro
ajeno a mí y que es útil a mis propósitos, o que mundo, pero no experiencias. La persona que no
pertenece a mi «club», o que trabaja conmigo. La ha experimentado la revelación de un encuentro,
1:11
11
1 11
nuestra no es tal relación sujeto-objeto, sino que probablemente tenga 10 que llamamos «amista-
hemos experimentado esa misteriosa, pero cierta, des», y tal vez conserve una supuesta fe religiosa
.111 comunión o unión íntima. Esto es 10 que los psi- (una especie de relación con Dios), fundamental-
11 cólogos existenciales denominan «encuentro». Y mente porque ésas son cosas que de algún modo
la materia de la que está hecha el encuentro es la se esperan de ella, pero dichas relaciones con los
111
comunicación sincera. demás no pasarán de ser meras conveniencias so-
111 Donde existe verdadero encuentro -y esta- ciales y no tendrán auténtico significado personal.
11
mos diciendo. que éste es absolutamente esencial
11

para crecer como persona-, el interés de las per- El mundo de dicha persona es un mundo de
sonas en tal encuentro no 10 constituyen tanto los objetos, de cosas que pueden ser manipuladas para
problemas y las soluciones a los mismos cuanto la que sirvan de distracción y proporcionar placer.
comunión y el compartir. Yo me abro a mí mismo Las posesiones de tal persona podrán ser hermosas
para ti y te abro mi mundo para que puedas entrar; y caras o vulgares y baratas, pero la persona estará
y tú te abres a ti mismo para mí y me abres tu sola, y llegará al final de sus días sin haber vivido
mundo para que también yo pueda entrar. Yo te jamás. El'proceso dinámico de personalización se
he permitido experimentarme como persona, en tomará algo tan estático como un pedrusco en un
toda la plenitud de mi ser personal, y tú me has charco de agua. Y cuando el proceso de perso-
permitido a mí experimentarte de la misma manera. nalización es sofocado, la vida entera se convierte
en un terrible aburrimiento. Si las aristas de la vida
y por eso debo decirte quién soy y tú debes hacer
10 mismo conmigo. La comunicación es el único sonmuy afiladas, la vida puede resultar sumamente
camino hacia la comunión. dolorosa para una persona, la cual sentirá necesi-
11
1

lill
-36- -37-
111

\~ I

~
í~,,'¡1
I
~11"
I'n
Ilh'l
Il ~I
il 11I,
.j I
It "

dad de una serie de estímulos artificialmente pro- mente, las rejas no están cerradas. Puede salir, IIIII~'

vocados y efímeros, pero que son pequeños inten- pues, de su prisión, pero durante su larga estancia 11'
ili'lll"II'
tos de evadirse de la vida, breves «escapadas», en ~
I,~I, en ella ha aprendido a temer los posibles peligros 111

un desesperado esfuerzo por huir de la inexorable .0,


con que podría encontrarse. Así pues, ha llegado 1

intrusión de la realidad y de la esencial soledad de


1111'11111

a sentir una especie de seguridad y protección tras ~11,1,


i:milllll,
la persona' carente de verdaderos amigos. los muros de la prisión, en la que está preso por .U~'
",.lllt~11
propia voluntad. La misma oscuridad de la prisión ,llnll
ílll~~ La vida humana tiene sus leyes, y una de ellas
le impide tener una visión clara de sí mismo, y no 1
1111

It'
IIIII!I es ésta: debemos usar las cosas y amar a las per-
sonas. Pero aquel que vive la vida exclusivamente está seguro del aspecto que puede tener a la luz 1111...
IIJ~ I del día. Pero, sobre todo, no está seguro de cómo
al nivel sujeto-objeto no tarda en descubrir que ama 1IIIIall
IIIII!
las cosas y usa a las personas. Y esto significa una habrían de recibirlo el mundo que él ve desde detrás
1111,
1111111
auténtica sentencia de muerte para la felicidad y de sus barrotes y las personas a las que ve moverse '
'HII~, ", la realización humana. en dicho mundo. De modo que se siente desgarrado 11111111

1
1,1111111 entre, por una parte, la necesidad casi desesperada 1'111'111

Ililllll~',
de ese mundo y esa gente y, por otra, el temor
El encuentro interpersonal igualmente desesperado al riesgo de ser rechazado ;:~:Ii 1
I~! II~IIII"

y los cinco niveles de comunicación si decidiera poner fin a su aislamiento. Illhlll


I¡I~ IIII!III'"
11-111111
IIIII~I'III Este prisionero evoca lo que Viktor Frankl i
jl
III
~" Alguien ha tenido el acierto de distinguir cin- escribe en su libro, Man' s Search for Meaning,
111I ~~ 11
co niveles de comunicación en los que las personas acerca de sus compañeros de infortunio en el cam- ifl

podemos relacionamos unas con otras. Para com- po de concentración nazi de Dachau. Algunos de ¡III,
l. l.
,111"11

prender dichos niveles, tal vez sea útil imaginar aquellos prisioneros, que anhelaban tan desespe-
1 1111111

una persona encerrada en una prisión. (Es el ser radamente su libertad, habían estado encerrados U~I
111
humano, urgido insistentemente desde dentro a sa- durante tanto tiempo que, cuando al fin fueron 1]
/11111
lir hacia los demás y, sin embargo, temiendo ha- liberados, salieron a la luz del sol, parpadearon
cerla). Los cinco niveles de comunicación, que en nerviosamente y regresaron en silencio a la ya fa- 1
¡II;: seguida describiremos, representan otros tantos miliar oscuridad de los barracones, a la que se
Illi

l.,
IU~II:: grados de disponibilidad a salir fuera de sí mismo habían acostumbrado al cabo de tanto tiempo. 11II1I11I

I~II ~I~III
y comunicarse con los demás. I

ml~l'11
Este es el dilema, un tanto dramático, que
El hombre de la prisión -todo hombre- ha todos nosotros experimentamos, en un momento u
1 ., I IIII~~
estado en ella durante años, aunque, paradójica- otro de la vida, a 10 largo de nuestro proceso de
I 11il'

, I111I~[ 11
1 ,1111111' -38- -39-
I~II!III
I~II~IIIII'
t!II~"
1111 L 11
L nif
,1ll~I~;1
11I11 '

1111 1'
~I' -- I~
1 111

1

,
11111
11 111'
11111
ser personas. La mayoría de nosotros nos limita- estás?», se pusiera el otro a responder en detalle, 1' 1 1':
11
mos a dar una débil respuesta a la invitación de nos quedaríamos pasmados. Afortunadamente, lo 1 .111
llegar a un encuentro con los demás y con nuestro I I1 1
normal es que el otro sea perfectamente consciente
1

111'11
.i 11if mundo, porque nos resulta incómodo y violento de lo superficial y convencional de nuestro interés I~ ,,1'
h Ir 11
ftll
IIu
exponer nuestra desnudez de personas. Algunos y de nuestra pregunta, y se limite a responder de ~Ihl.'
I '111
sólo están dispuestos a aparentar semejante «éxo- un modo igualmente convencional: «Muy bien, I~.,
&11"
do», mientras que otros consiguen reunir el valor gracIas». '1
suficiente para recorrer todo el camino hacia la
-lt,1
hlnl,' ,
11'
'
Esta es la conversación -la no-comunica- 1111
,1

1I ¡i¡
libertad, el cual tiene una serie de etapas que vamos 11
11
ción- típica del «cocktail», del supermercado o :: 1::1 :
111
a describir a continuación bajo los respectivos epí- ~,"II 1'

grafes de los cinco niveles de comunicación. El de la peluquería. Las personas no comparten nada 1111.1 1
en absohltO. Cada cual sigue refugiado en el ais- I,IUI,
quinto nivel, que será el primero que veamos, re- 111.111
11
¡II
111 presenta la disponibilidad mínima a comunicamos lamiento de su afectación, de su fingimiento y de 1 '1111
.1

11.11 su sofisticación. Todos dan la sensación de haberse I tlllll


con los demás. Los sucesivos niveles descendentes
1

1 It~11
1I1I1
reunido para estar solos en grupo. Es lo que refleja II111
111111
se refieren a un grado cada vez mayor de dicha
1

'11
disponibilidad. perfectamente la canción de Paul Simon Sounds of 111&'
11~I 1 1
,

SUence, tan eficazmente usada en la película «El !I III


1

graduado» . ,11111
11111 I ~'

" Quinto nivel: Conversación «tópica» 11 I 111'


IIi
I
«. ..y en la desnuda noche vi 111 1
11'111
~ 11, l Este nivel representa la más débil respuesta a diez mil personas, tal vez más, I :'
11
1111"
11 al dilema humano y el más bajo nivel de auto- que charlaban sin hablar, I
,1
"
comunicación. De hecho, puede decirse que no hay que oían sin escuchar, I i,
que escribían canciones I 11

I
'111
1111
comunicación alguna, a menos que sea por puro I 1,
i "' accidente. En este nivel, hablamos con frases he- que ninguna voz cantaba. I l'
I Nadie se atrevía 1 1
111
chas, tales como: «¿Cómo estás?... ¿Y la fami- 11 1
~ II~
1-II1
I lia?. .. ¿Dónde te has metido?. ..». Y decimos cosas a romper los sonidos del silencio»* 1I

1 ni de este estilo: «¡Me encanta el vestido que llevas!»; 1 :

1I1 111
«Espero que volvamos a vemos muy pronto...»; 111'"

«Ha sido fantástico verte.. .». En realidad no que- * «...And in fue naked night 1 saw / ten thousand people, 1 , '1

maybe more, / people talking without speaking, / people hearing


11 ¡
remos decir casi nada de lo que, de hecho, decimos without listening, / people writing songs that voices never shared. :111
:

1 o preguntamos. Si a nuestra pregunta, «¿Cómo / Noone dared / disturb the sounds of silence».
" I 1;1111

I" 1111

I 1 1 11
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I~: -40- -41-


:::' Ili
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I 1111,1
1111,1
1111,11

Illrltl1 li!"
, I
- ..
111,'
Cuarto nivel: Hablar de otros mente me batiré en retirada y me apresuraré a re-
fugiarme en el silencio, o cambiaré de tema de
En este cuarto nivel no nos aventuramos de- conversación, o peor aún: me pondré a decir cosas
masiado lejos de la prisión de nuestro aislamiento que sospecho que quieres que diga. Trataré de ser
para adentrarnos en la verdadera comunicación, como a ti te gusta.
porque no revelamos casi nada de nosotros mis- Tal vez algún día, cuando haya hecho acopio
mos. Nos contentamos con referir a otros 10 que
de valor y desee intensamente crecer como per-
ha dicho Fulano o 10que ha hecho Mengano. Pero sona, tal vez entonces descubra ante ti todo cuanto
no hacemos ningún comentario personal, auto-re-
contienen mi mente y mi corazón. Entonces será
velador, sobre tales hechos, sino que nos limitamos
mi momento de la verdad. Puede que incluso ya
a referidos. Del mismo modo que la mayoría de
10haya hecho, pero tú no puedes conocer aún más
nosotros nos escudamos a veces en tópicos, así
también recurrimos en ocasiones al cotilleo, a la que una pequeña parte de mi persona, a no ser que
yo esté dispuesto a pasar al siguiente nivel de auto-
trivialidad y a la anécdota ajena. Ni damos nada comunicación.
de nosotros ni pedimos nada de los otros a cambio.

Tercer nivel: Mis ideas y opiniones Segundo nivel: Mis sentimientos (emociones).
«Gut Level»
En este tercer nivel ya comunico algo de mi
persona. Estoy dispuesto a dar este paso, para salir Puede que muchos de nosotros creamos, que
de mi solitaria reclusión, y a asumir el riesgo de una vez que hemos revelado nuestras ideas, opi-
referirte algunas de mis ideas y revelarte algunas niones y decisiones, no nos queda realmente mu-
de mis opiniones y decisiones. Sin embargo, 10 cho más que compartir. Pero 10 cierto es que las
habitual es que mi comunicación siga estando so- cosas que más claramente me diferencian y me
metida a una estricta censura. Mientras comunico individualizan respecto de los demás, que hacen
mis ideas, etc., te observo atentamente. Es como que la comunicación de mi persona sea objeto de
un conocimiento realmente único, son mis senti-
comprobar la temperatura del agua antes de zam- mientos o emociones.
bullirte en el mar. Quiero estar seguro de que vas
a aceptarme con mis ideas, mis opiniones y mis Si deseo realmente que sepas quién soy yo,
decisiones. Si arqueas las cejas o frunces el ceño, debo hablarte con las tripas (<<gut-level»)tanto
si bostezas o no dejas de mirar el reloj, probable- como con la cabeza. Mis ideas, opiniones y de-

-42- -43-
l j1"'"
.

I 'II!I
1111
i~

cisiones son absolutamente convencionales. Si yo Opinión Algunas posibles


reacciones emocionales I'jl"
soy un convencido conservador o un convencido Pienso que eres inteligente... ...y ello hace que te tenga 1"1'I'¡
liberal, también lo es muchísima gente; si estoy a envidia.
favor o en contra de la exploración del espacio, ...y ello me hace sentinne It'~'1
siempre habrá otros que piensen lo mismo. Pero frustrado. I¡~IIII
11 los sentimientos que subyacen a mis ideas, opi- ...y ello hace que me sienta illl~1 11

orgulloso de ser amigo


! II~
niones y convicciones son exclusivamente míos.
Nadie apoya a un partido político, o tiene una
tuyo. 'i~I"
1
I
...y ello me hace sentinne in-
i' II¡ convicción religiosa, o está comprometido con una cómodo en tu compañía. 111~111

:,,111
causa, con mis mismísimos sentimientos de fervor ... y ello me hace sospechar
de ti. IIIIUII
o de apatía. Nadie experimenta mi mismo senti-
'II¡ ..,y ello me hace sentirme in- 1,11
¡'IIII
11 miento de frustración, padece mis mismos miedos ferior a ti. ~ I
1II11
.
y siente mis mismas pasiones. Nadie se opone a ...y ello me mueve a irnitar- Ili~:~111
la guerra con la misma indignación con que yo lo te.
IT
hago, y nadie defiende el patriotismo con el mismo ... y ello me hace salir hu- 111~lr'l'
sentido de la lealtad con que yo lo defiendo. yendo de ti. 11 .I~I~'
...y ello me hace sentir de-
En este nivel de comunicación, son estos sen- seos de hurnillarte. I1I I

1I1111
11 timientos los que debo compartir contigo si es que I I~I,
he de decirte quién soy yo realmente. Para ilus-
11 La maY9ríade nosotros tenemos la sensación I 11

trarlo, voy a poner en la columna de la izquierda


1I11
una opinión, y en la de la derecha algunas de las de que los demás no van a soportar que comuni- !I Ili

posibles reacciones emocionales ante dicha opi- quemos con tanta sinceridad nuestras emociones.
,11
Preferimos defender nuestra insinceridad argu-
nión. Si sólo te hago saber el contenido de mi
, 111

mente (el juicio u opinión), estaré ocultándote una mentando que la sinceridad podría dañar a otros; II1
nll
gran parte de mí mismo, especialmente en aquellas y como hemos racionalizado nuestra insinceridad
I1II
haciéndola pasar por «nobleza», nos conformamos
1

dll'll áreas en las que soy más genuinamente personal, 1


con unas relaciones superficiales. Esto ocurre no
!I~! " más individual, más profundamente yo mismo.
sólo con personas a las que hemos conocido más
dlll'
11 ¡II~I

¡ill~ o menos casualmente, sino también con miembros


de nuestra propia familia, pudiendo incluso llegar
III~ I a destruir la auténtica comunión dentro del matri-
monio. Consiguientemente, ni crecemos nosotros ~i
111\
ul -44- -45- l'
111'

II~:!!II
" nli'
l' MilI
, 1°
, 1I 11

,II !!

I I/ I~ ni ayudamos a nadie a crecer. Entretanto, nos ve- patía mutua casi perfecta: yo sé que mis reacciones
mos obligados a vivir reprimiendo las emociones, son totalmente compartidas por la otra persona, y
~I 1I11
lo cual resulta verdaderamente peligroso y auto- en ella se reduplica perfectamente mi felicidad o
:: Ir destructivo. Para tener el carácter de un verdadero mi aflicción. Somos como dos instrumentos mu-
l' i
11
encuentro personal, toda relación debe basarse en sicales que dan exactamente la misma nota, que
1"
Ii: 1 ~ esa comunicación visceral (<<gut -level») sincera y emiten el mismísimo sonido y con idéntica inten-
¡
it abierta. La alternativa consiste en quedarse ence- sidad. Esto es lo que queremos indicar al hablar
¡;
1
11
l 111
rrado en la propia prisión y soportar la lenta e
inexorable agonía de uno mismo como persona.
de este nivel de comunicación cumbre (cf. A. H.
Maslow, Religions, Values and P eak-Experiences,
111
I~,
Volveremos a referimos a este nivel de co- 1964).
1I
I II Ir
11 1. municación una vez que hayamos descrito el pri-
11
1
m mero y más profundo nivel de comunicación entre «Reglas» para una comunicación «gut-Ievel»
11 111
11" 11 personas.
'11M1

II Si la amistad y el amor humano han de ma-


11'1
11: durar entre dos personas, debe darse entre ambas
11111 Primer nivel: Comunicación cumbre una absoluta y sincera revelación mutua, y esta
IUb"
1'111',1
clase de auto-revelación sólo se consigue mediante
111111 Toda amistad profunda y auténtica, y en es- lo que hemos llamado comunicación «gut-level»
pecialla unión de quienes están casados, debe ba- (comunicación «visceral»). No hay otra forma de
'III!~¡
'1111 sarse en una transparencia y una sinceridad abso- conseguido, y todas las razones que podamos adu-
lutas. A veces la comunicación «gut-level» resul- cir para racionalizar y justificar nuestros disimulos
tará más difícil, pero es precisamente en esas y nuestra falta de sinceridad deben ser consideradas
-Ir ocasiones cuando es más necesaria. Entre amigos como un puro engaño. Sería mucho mejor para mí
íntimos, o en el matrimonio, ha de darse de vez decirte lo que realmente siento acerca de ti que
en cuando una comunión emocional y personal enredarme en la viscosa dificultad e incomodidad
_1
n~,"
total y absoluta, de una relación insincera.
11 ~I
IIJIIII
111/111
Dada nuestra condición humana, ésta no pue- La mentira tiene siempre la rara virtud de
1111111 de ser una experiencia permanente. Sin embargo, volverse contra uno, y puede dar lugar a verdaderos
111111 puede y debe haber momentos en los que el en- disgustos. Aun cuando yo tenga que decirte que

i
cuentro alcance la comunicación perfecta. En esas no te admiro ni te amo emocionalmente, será mu-
'j¡1
ocasiones ambas personas experimentarán una em- cho mejor que tratar de engañarte y tener que pagar
~ ",
II~ 11¡ ,
II~' ::: -46- -47-

¡¡;I:
111
'I!I
el precio que, a la larga, exigen todos los engaños todo este tiempo en que has estado fastidiándome,
de este tipo: un mayor daño tanto para ti como yo iba guardándomelo dentro y aprendía secreta-
. para mí. Y también tú tendrás que decirme, en mente a odiarte. La miel de mis buenas intenciones
ocasiones,cosas que te costarámuchísimodecir. . iba convirtiéndose en hiel.
Pero la verdad es que no tienes otra alternativa; y, Cuando, al fin, todo estalla en una violenta
si yo deseo tu amistad, debo estar dispuesto a acep-
tarte tal como eres. Si cualquiera de nosotros en- explosión emocional, tú no comprendes nada, y
tabla la relación sin esta determinación de com- piensas que semejante reacción está absolutamente
fuera de lugar. Ahora, los lazos de nuestra amistad
portarse con absoluta sinceridad y transparencia,
o de nuestro amor parecen increíblemente frágiles
entonces no hay amistad ni crecimiento posible; lo
y a punto de romperse. Y el caso es que todo
único que habrá será, más bien, una especie de
empezó el día en que me dije: «No me gusta lo
asunto sujeto-objeto que podríamos tipificar en las
que hace, pero será mejor no decir nada; de ese
riñas, las malas caras, los celos, los enfados y las modo nuestra relación será más pacífica». Aquello
acusaciones propias de adolescentes.
fue un error, y yo debería habértelo dicho desde
La tentación clásica en este asunto -y que el primer momentp. Ahora se ha producido un
podría parecer el más destructivo de los errores que divorcio emocional, ¡y todo porque yo quería man-
se cometen en el campo de las relaciones huma- tener la paz entre nosotros...!
nas- es la siguiente: nos sentimos tentados a pen-
sar que la comunicación de una reacción emocional
desfavorable tiende a dividir, a separar. Si yo te Regla primera: La comunicación «gut-Ievel»
digo que me estás molestando cuando haces algo (transparencia y sinceridad emocional) no
que estás acostumbrado a hacer, tal vez me sienta debe jamás implicar un juicio sobre la otra
tentado a creer que sería mejor no mencionarlo persona
siquiera, y de ese modo nuestra relación será más
pacífica. Además -pienso-, no lo entenderías... Sencillamente, no estoy lo bastante maduro
para entablar una verdadera amistad si no caigo en
De modo que guardo silencio y me quedo con la cuenta de que no puedo juzgar acerca de la
ello dentro, y cada vez que tú haces eso que a mí intención o motivación de otra persona. Debo ser
me molesta, mi estómago lleva la cuenta: 2... 3... lo suficientemente humilde y sensato como para
4... 5... 6... 7... 8..., hasta que, un día, vuelves respetar la complejidad y el misterio de todo ser
a hacer lo mismo que has hecho siempre... y se humano. Si te juzgo, lo único que hago es revelar
arma un follón de todos los demonios. Durante mi propia inmadurez y mi ineptitud para la amistad.

-48- -49-
li¡

It'I¡'II!'

~lll~,
La franqueza emocional no implica nunca un que sé es que estoy intentando decirte que en este
juicio acerca del otro. De hecho, se abstiene in- momento estoy experimentando fastidio. IDil'ltlll
cluso de todo juicio acerca de uno mismo. Si, por Probablemente sería sumamente útil, en la
ejemplo, yo te dijera a ti: «No me siento a gusto lijl'I~]:11
mayoría de los casos, prologar nuestra comuni-
¡'flll contigo», habré sido emocionalmente sincero y, al cación «gut-level» con una especie de aclaración, ~Illlllli
mismo tiempo, no habré dado a entender en ab-, con el fin de hacer saber al otro que no hay juicio
I,j¡¡ soluto que es tuya la culpa de que yo me sienta a I! II~i111
implícito de ningún tipo. Podría comenzar uno di-
gusto contigo. Tal vez se deba a mi complejo de ciendo: «No sé por qué me molesta tal cosa, pero
1'111
inferioridad o al concepto exagerado que tengo de
el caso es que me molesta. .. Supongo que soy una I~I'I~I!I!
tu inteligencia. Pero, de hecho, no afirmo que sea
1111111 persona hipersensible, y en realidad no pretendo In-II:~
la culpa de nadie; lo único que hago es expresar dar a entender que sea culpa tuya, pero lo cierto
I !III mi reacción emocional ante ti en ese momento. I~I'II'I"
1111
es que me siento dolido por lo que estás diciendo».
., y lo mismo sería si yo te dijera que estoy Naturalmente, lo importante es que de hecho I~! II~' I

I'~ 11 enfadado o dolido por algo que tú has dicho o no haya juicio. Si yo tengo la costumbre de juzgar
hecho. No te he juzgado. Tal vez la culpa sea de las intenciones o la motivación del otro, debería
1111'1111

1,1 mi egoísmo, que me ha hecho tan sensible, o de esforzarme por superar tan adolescente costumbre, I '1,1
mi tendencia a la paranoia (una manía persecutoria,
i

" porque, de lo contrario, sencillamente no podré


11"1
por ejemplo). No estoy seguro y, en la mayoría de camuflar mis juicios, por más aclaraciones previas l
11 ,,1

: I
los casos, nunca lo estaré. El estar seguro impli- que haga. / 111
111!!
caría un juicio. Lo único que yo puedo asegurar
1,1
es que ésta ha sido y es mi reacción emocional. Por otro lado, si realmente soy lo bastante 11
maduro como para abstenerme de formular tales I

I~ 11 jll
Si yo te dijera que algo que tú haces me fas- juicios, también esto acabará notándose. Si yo de- 111 l'

tidia, yo no sería tan arrogante, una vez más, como seo realmente saber la intención, o motivación, o
11",
para pensar que tu acción fastidiaría a cualquiera. reacción de otra persona, no hay más que una for- 111
:111

llll~I'" ma de averiguarlo: debo preguntárselo. 11"


1
Ni siquiera doy a entender que tu acción sea
II~I en modo alguna mala u ofensiva. Sencillamente, Quizá sea éste el momento de decir una pa- i'll,

"' II~ digo que yo estoy experimentando fastidio aquí y labra sobre la diferencia entre juzgar a una persona
ahora. Quizá se deba a que me duele la cabeza, o y juzgar una acción. Si yo veo cómo alguien roba II1

11111. ] a una mala digestión, o a que no he dormido bien el dinero a otro, puedo juzgar que esa acción es
la noche anterior. Realmente, no lo sé. Lo único moralmente mala, pero no puedo juzgar a esa per-
~~III
11

.:.11,
'" -50- -51-

III~'II

~11
sana.,El juzgar laresponsabilidad human~ es cosa Antes de poder estar lo bastante liberado como
de DIOS,no tuYani mía. Sin embargo, SI no pu- para practicar esa comunicación «gut-level», en la
diéramos juzgar de la rectitud o iniquidad de una que uno se muestra emocionalmente sincero y
acción, ello significaríael final de toda moralidad transparente, hay que estar convencido de que las
objetiva. Y no debemoscaer en el error de pensar emociones no son una realidad moral, sino sim-
que no hay nada objetivamente malo ni objetiva- plementejáctica. Mis envidias, mi ira, mis deseos
mente bueno, sinoque todo depende de la forma sexuales, mis temores, etc. no hacen de mí una
en que uno lo Vea Ahora bien, juzgar de la res- buena o mala persona. Por supuesto que esas reac-
ponsabilidad del o~o sigue siendo cosa de Dios. ciones emocionales deben ser integradas mental y
afectivamente; pero antes de que puedan ser in-
tegradas, antes de que yo pueda decidir si deseo o
Regla segunda: Las emociones no entran en el no deseo seguidas, debo permitides que se ma-
terreno de la Itloral (no son buenas ni malas) nifiesten y debo oir con toda claridad lo que están
diciéndome. Debo ser capaz de decir, sin el más
., Teóricamente, la mayoría de nosót~os ~dmi~ mínimo sentido de represión moral, que estoy en-
tma que las etllociones no son ni mentonas nI fadado, o que estoy airado, o que estoy sexual-
pecaminosas. El Sentirse frustrado, el estar enfa- mente excitado.
dado, el tener tlliedo o el encolerizarse no hacen Ahora bien, antes de ser lo bastante libre como
que una persona Seabuena o mala. En la práctica, para hacer esto, debo estar convencido de que las
sin ~mbarg.o,.la Inayoría de nosotros no acepta ,e.n emociones no entran en el terreno de la moral, no
son buenas ni malas en sí mismas. Y también debo l'
su vIda,COtIdIanalo que estaría dispuesto a admItIr
en teona, y todos practicamos una censura bastante estar convencido de que la experiencia de toda la III
estricta de nuestras emociones. Si nuestra con- amplia gama de emociones forma parte de la con-
ciencia censora no acepta determinadas emociones, dición humana y es patrimonio de todo ser humano. 1.1
reprimimos éstas en nuestro subconsciente. Los
expertos en. medicina psicosomátic~ afirman que Regla tercera: Los sentimientos (emociones) I

la causa mas frecUente del cansanCIOy de auten- deben ser integrados con el intelecto y la
ticas enfe~edades es la represión de las emocio- voluntad
nes. Lo. cIerto es que hay emociones que ~? es-
tamos dIspuestos a reconocer. Sentimos verguenza Es sumamente importante comprender este
de nuestr!>smiedos o nos sentimos culpables de punto. La no-represión de nuestras emociones sig-
nuestra ira o de nU~stros deseos físico-afectivos. nifica que debemos experimentar, reconocer y

II
-52- -53- I!II
11~I.I I1

11 '1
aceptar plenamente nuestras emociones. Lo cual mismo- que estoy sintiendo miedo. Yo me per-
mito sentir ese miedo y reconocerlo. Mi mente
no implica en modo alguno que debamos siempre
obrar de acuerdo con ellas. Sería trágico y de- elabora un juicio según el cual yo no debería obrar
de acuerdo con dicho miedo, sino a pesar de él, y
mostraría la más absoluta inmadurez el que una
debería decirte la verdad. Consiguientemente, la
persona permitiera que sus sentimientos o emocio-
nes rigieran su vida. Una cosa es sentir y reconocer voluntad ejecuta el juicio de la mente y te digo la
verdad.
ante uno mismo y ante los demás que uno tiene
miedo, y otra cosa es permitir que ese miedo le Sin embargo, si busco una verdadera y au-
venza a uno. Una cosa es que yo sienta y reconozca téntica relación contigo y deseo practicar la co-
que estoy enfadado, y otra cosa es que te aplaste municación «gut-level», deberé decirte algo así:
la nariz de un puñetazo. «En realidad no sé por qué..., quizá sea mi vena
de cobardía..., pero me da miedo decirte algo y,
Intelecto sin embargo, sé que debo ser sincero contigo...
Tal como yo lo veo, la verdad es. ..».
O bien, por poner otro ejemplo, tal vez yo
sienta mucha ternura y cariño hacia ti. Pero, como
observaba Chesterton, el más mezquino de todos
los miedos es el miedo al sentimiento; tal vez sea
cosa de nuestra herencia cultural, o tal vez se deba
Voluntad Sentimientos (emociones) al temor de ser rechazados, pero lo cierto es que
solemos experimentar una gran repugnancia a ma-
En este triángulo podemos ver las tres facul- nifestar externamente la ternura y el amor. Quizá
tades humanas que deben ser integradas, es decir, en este caso mi mente dictamine que es correcto
aunadas en un conjunto armónico, si se desea avan- seguir ese impulso del sentimiento, y quizá mi
zar en el proceso de hacerse persona. Si el signi- voluntad también ejecute en esta ocasión el juicio.
ficado de esta integración está claro, resulta obvio Debería ser obvio que en la persona integrada las
que la mente juzga si es necesario o deseable seguir emociones ni están reprimidas ni ejercen el control
determinadas emociones que han sido experimen- sobre la persona. Sencillamente, son reconocidas
tadas plenamente, y la voluntad hace efectivo dicho
(¿Qué es lo que siento?) e integradas (¿Deseo obrar
juicio. Por ejemplo, puede que a mí me dé mucho de acuerdo con este sentimiento o no?).
miedo decirte la verdad sobre determinado asunto.
El hecho es -y ello no es ni bueno ni malo en sí

-54-
-55-
11

11' 11

11

I~~I
,111
1
Regla cuarta: En la comunicación «gut-level», pero también pueden somatizarse en tensiones
las emociones deben ser explicitadas musculares ,en violentos portazos, en apretar los
puños, en el aumento de la presión sanguínea, en
Si tengo que decirte quién soy yo realmente, el rechinar de dientes, en llantos, en rabietas y en
debo hablarte de mis sentimientos, tanto si voy a todo tipo de actos de violencia. Cuando enterramos
obrar de acuerdo con ellos como si no. Puedo de- nuestras emociones, no han muerto, sino que si-
cirte que estoy enfadado y explicarte el hecho de guen vivas en nuestro inconsciente y en nuestras
mi enfado sin inferir juicio alguno sobre ti y sin vísceras, lastimándonos y afligiéndonos. Elexpli-
tratar de obrar sobre dicho enfado. Puedo decirte citar nuestros verdaderos sentimientos no sólo fa-
que tengo miedo y explicar el hecho de mi miedo vorece mucho más una auténtica relación, sino que
sin acusarte de ser tú la causa de él y, al mismo además es esencial para nuestra integridad física y
tiempo, sin sucumbir al mismo. Pero, si debo abrir- para nuestra salud.
me a ti, tengo que permitirte tener la ~xperiencia La razón más frecuente por la que no expli- ¡1iII
(encuentro) de mi persona, para 10 cual debo ha- citamos nuestras emociones es porque no queremos
blarte de mi enfado y de mi miedo.
reconocerlas, por la razón que sea. Tememos que
Se ha dicho con razón que o verbalizamos los demás puedan no pensar bien de nosotros, o .1

nuestros sentimientos o los somatizamos. Los sen- incluso rechazamos, o castigamos de alguna ma-
timientos son como el vapor que se acumula en el nera por nuestra franqueza emocional. En cierto
interior de una olla: si se guardan dentro y se per- modo, hemos sido «programados» para no aceptar
mite que acumulen intensidad, pueden acabar ha- como parte de nosotros determinadas emociones
ciendo saltar la «tapadera» humana que los repri- que, más bien, nos producen vergüenza. Eso sí:
me, 10mismo que el vapor puede hacer saltar por podemos racionalizar y decir que no podemos ma-
los aires la taP':lderade la olla. nifestar dichas emociones, porque no serían com-
prendidas, o que el manifestarlas serviría para per-
Ya hemos dicho que la medicina psicoso- turbar una relación pacífica o para provocar en el 111
mática sostiene que la represión de las emociones otro una reacción emocionalmente borrascosa; pero
constituye la causa más frecuente del cansancio y todas nuestras razones son esencialmente fraudu-
de determinadas enfermedades. Ello forma parte lentas, y nuestro silencio sólo puede producir re-
del proceso de somatización. Las emociones re-
laciones igualmente fraudulentas. Quien no cons-
primidas pueden encontrar salida en la «somati- truya una relación sobre la transparencia y la sin-
zación» de dolores de cabeza, erupciones cutáneas, ceridad construye sobre arena, y semejante
alergias, asma, resfriados, dolores reumáticos...;
III!

I~'

-56- -57- 11 I

In

11 f' 1111
,III¡'
relación jamás podrá superar la prueba del tiempo; ción emocional. Si el receptor está emocional-
y ninguna de las partes obtendrá de dicha relación mente tan alterado que apenas está en disposición
-1'111 !
1 ningún beneficio que valga la pena. de recibir nada y, debido a su agitado estado emo-
cional, lo más probable es que vaya a distorsionar
Regla quinta: Salvo raras excepciones, las lo que yo le diga, puede que yo tenga que dejar
H
emociones deben ser manifestadas en el para otro momento la explicitación de mi reacción
emocional.
momento en que se experimentan
~ Pero, si el asunto es lo suficientemente grave
11 A la mayoría de nosotros nos resulta mucho y las emociones lo bastante intensas, tal aplaza-
más fácil manifestar una emoción que ya forma miento no debería diferirse demasiado, ni tampoco
R parte del pasado. Pero es casi como hablar de otra debe uno asustarse ni sentirse forzado a.reprimir
persona el hablar de uno mismo a un año o a dos completamente sus emociones. Insisto en que el
de distancia y reconocer que en aquella época uno aplazamiento no debe ser excesivamente largo y
estaba lleno de miedo o sumamente airado. Como que, en cualquier caso, debería ser algo excepcio-
aquéllas fueron emociones fugaces y ya pasadas, nal.
es fácil disociar tales sentimientos de la propia Ahora bien, parece que una excepción válida
persona aquí y ahora. Pero es difícil revivir un a esta norma de no diferir o eliminar la explici-
sentimiento una vez que ha pasado a la propia tación de la emoción sería el caso de un incidente
historia personal. Muy a menudo nos sentimos per- pasajero en una relación meramente casual. Los
plejos al recordar semejantes emociones pasadas: rudos modales de un conductor de autobús pueden
«No me explico cómo pude emocionarme tanto.:.» molestarme, pero ello no debe ser ocasión para
El momento de manifestar las emociones es pre- encararme con él y hablarle de la reacción emo-
cisamente el momento en que se experimentan. El cional que me provoca. Sin embargo, en el caso
llll!
diferirlo, aunque sea temporalmente, no es ni pru- de dos personas que tienen que trabajar o vivir
dente ni saludable.
juntas, o que desean relacionarse profundamente,
Obviamente, toda comunicación debe respe- esta explicitación emocional en el momento mismo
tar no sólo al transmisor de la misma, si~o también de la emoción es de vital importancia.
al receptor que tiene que aceptarla. Consiguien-
temente, podría suceder que, en la integración de
mis emociones, mi juicio determinara que no es
éste el momento oportuno para explicitar mi reac-

-58- -59-

11lI'
11111

\
11~11
Las ventajas de la comunicación «gut-level» Quienquiera que observe las pautas de sus reac-
ciones y esté dispuesto a examinarlas con deteni-
La primera y más obvia ventaja de la comu- miento, puede que llegue a la conclusión de que
nicación «gut-level» es que da lugar á una ver- se trata de pautas de hipersensibilidad o de para-
dadera y auténtica relación y a eso que hemos dado noia. Y en el momento mismo en que esta con-
en llamar un verdadero «encuentro» entre perso- clusión se le imponga, descubrirá cómo cambia la
nas. Un encuentro en el que no sólo va a darse una pauta. A pesar de todo cuanto hemos dicho acerca
I comunicación mutua entre personas, con el con- de las emociones, no hemos de creer que las pautas
I siguiente compartir y experimentar recíprocamente emocionales son puramente biológicas o inevita-
I el ser personal de otro, sino que va a desembocar bles. Yo puedo cambiar, y he de hacerlo, mis pau-
1111111 en un sentido cada vez más claramente definido de tas emocionales (es decir, pasaré de una emoción
li a otra) si honradamente he dejado aflorar mis emo-
la identidad de cada una de las partes de la relación.
ciones y, tras haberlas explicitado sinceramente,
Hoy somos muchos los que nos preguntamos: las considero inmaduras e indeseables.
«¿Quién soy yo?». Esta ha llegado a ser una pre- Sí, por ejemplo, explicito constante y since-
gunta socialmente admitida y hasta de buen tono, ramente la emoción de «sentirme ofendido» o irri-
e implica que uno no conoce realmente su propio tado por multitud de cosillas intrascendentes, con
yo de persona. Ya hemos dicho que la persona es el tiempo me resultará obvio que soy una persona
10 que uno piensa, juzga, siente, etc. Si yo he hipersensible y que tengo una innegable tendencia
comunicado estas cosas con libertad y abiertamen- a autocOIppadecerme.En el momento en que esto
te, con toda la transparencia y sinceridad de que se me haga absolutamente evidente y me impacte
soy capaz, constataré un crecimiento evidente en realmente, en ese momento cambiaré.
mi propio sentido de la identidad, así como un más La dinámica, en suma, es la siguiente: per-
profundo y auténtico conocimiento del otro. Se ha mitimos que nuestras emociones afloren para que
convertido en un verdadero tópico psicológico eso puedan ser identificadas; observamos las pautas de
de que sólo comprenderé aquello de mí mismo que nuestras reacciones emocionales, las explicitamos
haya sido capaz de comunicar a otros. y las juzgamos. Una vez hecho todo esto, de un
La segunda e importantísima ventaja de esta modo instintivo e inmediato hacemos las modifi-
clase de comunicación consiste en que, alhaberme caciones necesarias a la luz de nuestros propios
comprendido a mí mismo por haberme comuni- ideales y expectativas de crecimiento. Es decir,
cado, constataré cómo mis pautas de inmadurez se cambiamos. Cualquiera puede intentarlo y com-
transforman en pautas de madurez: cambiaré. probarlo por' sí mismo.

-60- -61-
1
1'
'" ;"

II1I ,
11
'¡ 111 1I
Ijll 1
1111 II 1 1 Como ya hemosdicho, nuestras reacciones
11"1' 1

III~ : 1
111' emocionales no son algo biológica o psicológica- III~IIII
1
,1111 mente fijo e inevitable. Si 10 deseamos, podemos 1111111'
1"111I1
pasar de una emoción a otra, y podríamos citar
'III'IIII Illtllll'
infinidad de ejemplos. Supongamos, por poner III'I~IIII
¡

II~
l' il
,1'
11
uno, que siento un irrefrenable impulso de com-
petir; si permito que las emociones que subyacen
~,
[1111'1
't'
111

a mi espíritu competitivo salgan a la superficie para 1.11111111


1

poder ser reconocidas, tal vez descubra que 10úni- IIIII~II'


co que me impulsa a competir es mi sentido de illll
inferioridad, mi falta de fe en mí mismo. Resulta 4 11 ~ i
extrañamente misterioso cómo, cuando permitimos II! J
Afrontar nuestras r
que estas emociones iluminen nuestro interior,
pueden revelamos cosas que nunca hemos sospe- .
emociones
1I
11 111
chado acerca de nosotros mismos. Esta clase de 11 1111

auto-conocimiento es el comienzo del crecimiento. 11 II11

111
O pongamos el caso de quien tiene que de- Hemos dicho que el ser plenamente humano, 11
1

batirse con una emoción destructiva, como la de- en cuanto de él depende, no reprime sus emocio- 111.11

1I1'"
sesperación, y descubre al examinarla que no es nes, sino que permite que salgan a la superficie
más que un intento de auto-punición. La mayoría para poder reconocerlas. El ser plenamente hu- 1[ljll
11
de las veces, la «depresión» es, sencillamente, mano experimenta la plenitud de su vida emocio- :1
11
tll
auto-punición. Una posterior indagación puede nal; está «al tanto de» sus emociones, en sintonía 1

tll
mostrar que esa persona tiene un complejo de culpa con ellas, consciente de 10que ellas le dicen acerca 11

11 I~
y necesita dicho castigo a modo de expiación. Na- de sus necesidades y de sus relaciones con los 11 1.
.
turalmente, esa persona va camino de la auto-des- demás. Por otra parte, también hemos dicho que 11I I
trucción. Cuando sea capaz de reconocer tales esto no supone abandonarse a las emociones. En 111
emociones como negativas y auto-destructivas, en- la persona plenamente humana se da un equilibrio II~I
tonces podrá pasar a una distinta reacción emocio- entre los sentidos, las emociones, el intelecto y la 111111

nal: de la auto-compasión o la auto-punición al voluntad. Las emociones tienen que ser integradas. 1I11

amor, de la ira a la empatía, de la desesperación y aunque sea necesario «explicitar» nuestras emo- -1

a la esperanza. ciones, no es necesario en absoluto que obremos IPII


en función de ellas. II1'1'

11111
II!

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-62- -63- 1I1I1I11

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II!ir

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I

¡II" I1 1
La vital importancia de todo esto resultará mente, «Lo siento pero es mi forma de ser», no
:111,1

1 11'
evidente si se considera por un momento: 1) que es más que una escapatoria y un engaño. Es verdad I~~ ,[',

111
'

casi todos los placeres y sufrimientosde la vida que resulta cómoda cuando uno no desea crecer; 11111
1

1111
11 están profundamente relacionados con las emocio- pero, si uno desea realmente crecer, no emplea '11111
11 ,l.

11"1111
nes; 2) que, en la mayoría de los casos, la conducta semejante falacia.
~" 11,
humana es resultado de fuerzas emocionales (aun l'lhl

cuando todos sintamos la tentación de dámoslas de La tercera ventaja de la comunicación «gut- 1111 11

level» es que suscita en los demás una reacción de I


' 1
qll I11
intelectualesy explicar a base de motivos racio- ,.
l

1111 !! nales y objetivos todas nuestras preferencias y ac- sinceridad y transparencia que es absolutamente 11' 11'1'

I 11
ciones; y 3) que la mayoría de los conflictos in- necesaria para que la relación sea realmente inter-
11 mi
terpersonales provienen de tensiones emocionales personal, mutua. El psiquíatra Goldbrunner afir- Illtll

(p. ej., ira, celos, frustraciones, etc.), y la mayoría ma, un tanto jactanciosamente, que en cuestión de 11.'

'

minutos puede acceder fácilmente a los más pro-


1

fl::' 111 de los «encuentros» interpersonales se logran me-


fundos estratos de cualquier persona. Su técnica 1',1 1

1, 11' diante algún tipo de comunión emocional (p. ej.,


, 111
empatía, ternura, sentimientos de afecto y de atrac- no consiste en indagar a base de preguntas, porque 11'1111

I
'
1", ción.. .). En otras palabras, tus emociones y el ello sólo sirve para que la persona insegura se I ~III

modo que tengas de afrontarlas probablemente de- ponga más a la defensiva. La teoría de Goldbrunner 1'"'1. I

terminen tu éxito o tu fracaso en la aventura de la es que, si queremos que el otro se abra a nosotros, 1
'11:

vida. debemos comenzar por abrinos nosotros a él, ha- 1'"1 1

blándole sincera y abiertamente de nuestros sen-


La mecánica de la «concienciación», la «ex- timientos. 1 11 ~III

plicitación» y la «integración» de las emociones 11"1

puede ilustrarse como sigue. , La persona ofrece resonanc~a a la persona, 1


1

1111

Situación: Estás discutiendo con un miembro insiste Goldbrunner. Si yo estoy dispuesto a salir '1

de la oscuridad de mi prisión y exponer a otra '1:

de tu familia o con un amigo. Hay evidentes di- persona lo más profundo de mí, el resultado es casi
11 11

ferencias de opinión, y poco a poco van subiendo 11

siempre automático e inmediato: la otra persona se


1111:

de tono las voces... y la presión sanguínea. Estás siente con fuerzas para revelárseme ella a su vez. 1II111

comenzando a sentir la tensión de fuertes emocio-


El escuchar mis secretos y profundos sentimientos "'1 1

nes. ¿Qué harías?


le ha dado valor para comunicar los suyos. En
Si todo esto es verdad -y no hay más que último análisis, a esto es a lo que nos referimos ,:11:
1
¡l.,

;:11 ij
experimentarlo para saber que loes-, es obvio cuando hablamos de «encuentro». Iln

que esa frasecita que solemos usar tan oportuna-


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11

111 11
-64- -65-
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REACCION SALUDABLE REACCION NO-SALUDABLE REACCION SALUDABLE REACCION NO-SALUDABLE


1
DII,'" 1
1111 U l'
I

~ ! 11'

1. Toma conciencia de tus 3. Investiga tu emoción. Si 3. Sigue buscando en tu


1111111
1'

nJ 1. Ignora tu reacción emo- ""fl' 1 I


emociones. Olvida por un cional. Al fin y al cabo, no realmente quieres descubrir mente argumentoscontun- 11
momento la discusión y pres- tiene nada que ver con la dis- un montón de cosas acerca dentes. El que sea más es- 'tl~11I
~JI
11 ta atención explícita a tu cusión. O mejor aún (si de- de ti, pregúntale a tu ira pabilado y más brillante se
reacción emocional. Pregún- seas cometer el mayor de los cómo ha llegado ahí y de va a llevar el gato al agua. 1.11
1" I tate: ¿Qué estoy sintiendo? errores), convéncete a ti mis- dónde viene. Rastrea el ori- Se trata estrictamente de ga-
¿Turbación (porque sus ar- mo de que no te estás alte- gen de tu emoción. Tal vez nar o de perder. Habla más 1"1'1
1,

gumentos parecen mejores)? rando en absoluto. Si estás no seas capaz de descubrir despacio: estás empezando a '.1
¿Miedo (porque el otro es un sudando, repítete una y otra todo el árbol genealógico de balbucear; pero no te pares, 1"
I

grandullón y está enfadán- vez que es por culpa del calor tu actual emoción, pero pue- o te comerá la tostada. Man-
1'
dose por minutos)? ¿Supe- que hace. Procura retener tu de que logres vislumbrar un tén tu mente en la discusión, I~I"
rioridad (porque vas «ganan- ira en la boca de tu estóma- complejo de inferioridad que y no dejes de buscar la yu-
nunca habías reconocido. ,~I~
.
1'1111
do por puntos», y él lo sabe). go, donde tu cabeza no pue- gular.
da advertirla. A fin de cuen-
IJIII
1"'1
tas, el sentir emociones du-
rante una discusión
'Ii, IIJII1
intelectual es indigno de ti... 4. Explicita tu emoción. 4. Si pierdes por completo 11
, Ahora limítate a los hechos. la calma y empiezasa po- 111111
fllll 2. Reconoce tu emoción. Ni interpretaciones ni jui- nerte incoherente,échale la I
Imll 1
I Concéntrate plenamente en cios. «Vamos a calmamos culpa al otro. Y asegúrate de
la emoción. Examínala de- 2. Sigue negando tus emo- un minuto. Estoy exaltán- incluir algún defecto gordo I1111

tenidamente, a fin de que dome demasiado y estoy em- en tu acusación. Dile, por
' 111
ciones. Dite a ti mismo y a 11

puedas identificarla. Intenta los demás: «¡Pero si no estoy pezando a decir cosas que en ejemplo: «¡No se puede dis- 111
calcular también su intensi- furioso en absoluto... !». Te realidad no quiero decir». Es cutir de nada contigo! jEres
dad. Puede que sea ira, y de será más fácil ignorar las muy importante no acusar ni un maldito arrogante! ¡Nun- '11f! t
'"'11 muy alto voltaje, por cierto. emociones si mantienes tu juzgar en estos momentos. ca (generalizaciones de este '1111'

mente fija en la discusión. No le digas que estás así de tipo también sirven) escu-
11 No dejes que tus emociones enfadado por su culpa. En chas! Te crees Dios, ¿no es
te distraigan. Más tarde, realidad no es suya la culpa, así?» (Asegúrate de que el
cuando tu propio estómago y tú lo sabes. De haber algún otro es consciente de que la
te llame «mentiroso», pue- culpable, lo serás tú. No le pregunta es meramente re-
des tomarte un «AIka Sel- culpes a él, ni siquiera para tórica. 'I~I
tzer» . tus adentros.
11

-66- -67-
REACCION SALUDABLE
de realmente amarnos de veras. si no
. nos
REACCION NO-SALUDABLR
-' puede verdaderamente. En cam b 10, qUIen se
5. Integra tu emoción. Des- pren ., ama d o.
ido ciertamente se sentIra
pués de haber escuchado, 5. Puesto que ni siquier jíliteeomprend '
cuestionado y explicitado tu has reconocido tener Un
emoción, no tendrás que td Si no hay nadie que me compre~da y me ~ceJ?-
emoción, deja ahora que tu
marte la molestia de inten (J como soy, me sentire «extr~nado». NI mIS
mente juzgue lo que convie-
ne hacer, y deja también que aprender nada de tus rea~ v"tos ni mis bienes me consolaran
. en ' absoluto.
tu voluntad lo ejecute. Pue-
ciones emocionales ni de i uso rodeado de gente, sIempre ten dr e una sen-
tegrarlas. Sin embargo, 1
des decir, p. ej.: «Vamos a '5n de aislamiento y de soledad. Experimentaré
emociones reprimidas sue!(
empezar de nuevo. Creo que jugar malas pasadas; de m~K :especiede «reclusión en solitario». Es un axio-
te he escuchado en una ac- tan cierto corno la ley de la gravedad, que
nera que retírate con aire d
titud demasiado defensiva.
Me gustaría intentarlo otra estar ofendido, tómate un PL ~n es comprendido y amado crecerá corno per-
de aspirinas... y sigue dáh'l!, a; en cambio, quien padece esa situación de
vez». O bien: «¿Te impor- dole vueltas y convencié..
taría mucho que cambiára- dote de lo terco y poco ra\ ¡trañamiento» acabará languideciendo solo en
mos de tema? Me temo que zonable que ha sido el otri ¡solitaria reclusión.
hoy estoy demasiado sucep-
tible para discutir sobre lo ~ Todos tenemos en nuestro interior muchas co-
que sea...» - que nos gustaría compartir. Todos tenemos
i
oStropasado secreto, nuestras secretas vergüen-
.y sueños fallidos, nuestras secretas esperan-
Reflexiones sobre ;." Pero, por muy grande que sea esa necesidad
«extrañamiento» y «encuentro» '~seo de compartir dichos secretos y de ser com-
didos, cada uno de nosotros debe tener en
A pesar de 10 reacios que somos a decir rptasus propios temores y los riesgos que corre.
otros quiénes somos, todos y cada uno de nosotrl p c~ale,ssean mis secretos, parecen formar par-
estamos habitados por un profundo e intensodes fe mI mas profunda y singularmente que ninguna
de ser comprendidos. Todos tenemos muy cla, ~ cosa. Nadie ha hecho jamás las mismísimas
que deseamos ardientemente ser amados; peF,C¡ ,~sque yo he hecho, nadie ha pensado mis pen-
cuando no somos comprendidos por aquelloscu~ ,mentos y nadie ha soñado mis sueños. Ni si-
.eter-a t
amor necesitamos y deseamos, cualquier clase I ¡a lases oy seguro de poder encontrar las Palabras
que .
comunicación profunda se convierte para noS?tfl ... COmpartIrestas cosas con otro; pero
en algo inquietante e incómodo, algo que nI ni ~;lgO ~e 10que estoy aún menos seguro: ¿qué
ensancha el corazón,ni nos anima. Es evidente q ecenan esas COSflsa ese otro?

11

-68- -69-
. ':1I
11111II
La persona que tiene una buena imagen de sí también haya habido otros momentos en los que '111 ~I,
misma, que se acepta a sí misma real y verdade- alguien haya escuchado mi secreto y aceptado be-
I

11

ramente, tendrá mucho adelantado en este mo- névola y delicadamente mi confidencia. Puede que . 11
1

!'I
III'¡ ili mento del dilema. No es muy probable, en cambio, aún recuerde las palabras que dijo para tranquili- . 1'11
que una persona que nunca se ha dejado compartir zarme, la compasión que había en su voz, la com-
i!t! pueda gozar del apoyo de una buena imagen de sí.
La mayoría de nosotros hemos experimentado y
prensiva mirada de sus ojos, la dulzura con que
me tomó de la mano y la ligera presión que ejerció
'1 ;,¡

realizado cosas y hemos vivido sensaciones y sen- sobre ella para darme a entender que me com- !I~:I'I
II!Ii" timientos que sabemos que jamás nos atreveríamos prendía. .. Aquella fue una experiencia grande y .'
a contar a nadie, porque podríamos parecer ilusos, liberadora, a raíz de la cual me sentí muchísimo I~: 11\

ridículos o engreídos. Toda nuestra vida podría más vivo: me había sido satisfecha una inmensa 111
:1 i" parecer un espantoso fraude. necesidad de ser realmente escuchado, tomado en
Mil y un temores nos mantienen encerrados serio y comprendido.
1";
en la solitaria reclusión del «extrañamiento». A Unicamente a base de compartir de este modo
¡J algunos les aterra ponerse a llorar y romper en
sollozos, como si fueran niños; a otros les frena el
llega una persona a conocerse a sí misma. La in-
trospección de uno mismo no sirve de nada. Una
~I~II

temor a que la otra persona no perciba la tremenda persona podrá confiar todos los secretos que quiera ~!~ I1
'1 111 11
I~;'1 importancia que el secreto de uno tiene para uno a las dóciles páginas de su diario personal, pero
'I!
mismo. Por lo general, presentimos el profundo sólo puede conocerse a sí mismo y experimentar
dolor que experimentaríamos si nuestro secreto ~II¡II
111

I
la plenitud de la vida en el encuentro con otra I
fuera recibido con indiferencia, incomprensión, persona. La amistad, pues, resulta ser una gran
~H 11

disgusto, enfado o irrisión. También nos da miedo aventura en la que mi amigo y yo vamos descu-
111'11

11 I el que nuestro confidente pueda enfadarse y revelar briéndonos mutua y progresivamente, a medida
nuestro secreto a otras personas que no querríamos que seguimos revelando nuevos y más profundos
If' !U que lo supieran. estratos de nosotros mismos. La amistad abre mi

ji I¡ i Puede que en un momento dado de mi vida


haya tomado yo una parte de mí y la haya expuesto
a la luz para que pudiera verla otra persona. y
mente, ensancha mis horizontes, me llena de nueva
sensibilidad, ahonda mis sentimientos y da sentido
a mi vida.
1,1

~III
puede ser que esta persona no lo comprendiera y Sin embargo, las barreras nunca quedan rotas
que yo, totalmente arrepentido, me refugiara en definitivamente. La amistad y la auto-revelación
una dolorosa soledad emocional. Pero puede que mutua tienen que hacer frente a la novedad día tras
:1111'11

~70- -71-
jllll.~!

MIIII 11
~I
li

ll! día, porque el ser una persona humana conlleva


cambio y crecimiento diarios. Mi amigo y yo cre- Por supuesto que nuestra amistad aún puede
:t:j 1I cemos, y las diferencias resultan cada vez más perdurar. Seguimos teniendo a nuestro alcance lo
patentes, porque no nos hacemos una misma per- que es más humanamente útil y hermoso, y ahora
sona, sino que cada cual se hace él mismo. Yo no debemos volvemos atrás. Todavía podemos
'11
descubro en mi amigo otros gustos y preferencias, compartir todas las cosas que antaño compartimos
I 1

otros sentimientos y esperanzas, otras reacciones con tanto entusiasmo, cuando por primera vez nos
dijimos mutuamente quiénes éramos tú y yo, res-
11

II!11 11 ante nuevas experiencias. Descubro que este asun-


11
to de decide quién soy yo no puede liquidarse de pectivamente; sólo que ahora compartimos de un
11
una vez por todas. Yo debo decirte constantemente modo más profundo, porque somos más profun-
1I

quién soy yo, y tú debes decirme constantemente dos. Si yo sigo escuchándote a ti con la misma
11

11
quién eres tú, porque ambos estamos en continua sensación de admiración y de gozo con que lo hacía
evolución. al principio, y tú me escuchas a mí del mismo
1,11
11
11 modo, nuestra amistad echará más firmes y pro-
11
Puede ocurrir que las mismas cosas que antes fundas raíces, y el oropel de nuestro primer com-
me atraían hacia ti parezcan ahora obstaculizar la partir madurará en oro de ley. Podemos y queremos
comunicación. Al principio, tu emotividad parecía estar seguros de que no hay necesidad de que nos
compensar mis inclinaciones de tipo más intelec- ocultemos nada el uno al otro, de que lo hemos
tual, tu estilo extrovertido complementaba mi in- compartido todo.
troversión, tu realismo servía para contrapesar mi Yo experimento continuamente la realidad
intuición artística... Lo nuestro era algo así como siempre creciente y siempre nueva de tu ser, y tú
una amistad ideal. Tú y yo parecíamos dos mitades experimentas la realidad del mío; y el uno a través
que se necesitaban mutuamente para formar un del otro, experimentamos juntos la realidad de
todo. Pero ahora, cuando yo deseo que tú com- Dios, que en cierta ocasión dijo: «.. .no es bueno
partas mi forma intelectual de ver las cosas, me que el hombre esté solo».
fastidia que no te intereses en mis razonamientos «Tu más leve mirada
objetivos. Ahora, cuando quiero hacerte ver que ha de abrirme fácilmente;
tu emotividad no es lógica, no parece importarte aunque yo me haya cerrado
como un puño,
lo más mínimo. Al principio parecíamos encajar tú me abres siempre,
perfectamente. Ahora, tu deseo de extroversión y pétalo a pétalo,
mi natural más introvertido parecen dividimos. como abre la Primavera
(con hábiles y misteriosas caricias)
su primera rosa».
E. E. Cummings

-72-
-73-

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mecanismos de defensa del ego que de algún modo
111 siempre están presentes en dichos «roles» yjuegos. 1111111.'

11
11
Tales mecanismos, en pocas palabras, son com- 1111,
pensaciones que practicamos para contrarrestar y
camuflar algo que hay en nosotros y que consi- I .
deramos un defecto o «handicap». I
El gran Alfred Adler fue el primero que ma-
nifestó interés en la compensación como fenómeno III1I1

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Formación reactiva

Antes de pasar a catalogar los diversos «roles»


y juegos, parece necesario decir algo acerca de los
mecanismos de defensa del ego que de algún modo
siempre están presentes en dichos «roles» yjuegos.
Tales mecanismos, en pocas palabras, son com-
pensaciones que practicamos para contrarrestar y
camuflar algo que hay en nosotros y que consi-
deramos un defecto o «handicap».
El gran Alfred Adler fue el primero que ma-
nifestó interés en la compensación como fenómeno

-75-
I

I~
psicológico, cuando observó cómo la naturaleza determinadas tendencias conscientes, como defen-
I~I humana tiende a suplir las deficiencias corporales: sa contra otras tendencias (éstas de carácter in-
un riñón asume la función",delos dos riñones cuan- consciente, opuestas a las anteriores y reprobables)
do uno de ellos deja de funcionar, y lo mismo que amenazan con forzar su reconocimiento cons-
ocurre con los pulmones; una fractura ósea debi- ciente. La persona extremadamente dogmática,
¡::, \ I damente curada hace que el lugar donde se produjo que está absolutamente segura de todo, cultiva
11
la fractura resulte ser más fuerte de lo normal. conscientemente esta postura de seguridad a causa
h de las desmoralizadoras dudas que habitan su sub-
I~I Es innegable, además, que muchos personajes consciente. La imagen que tiene de sí mismo no
11
I
:! famosos han desarrollado alguna habilidad en gra- es lo bastante sólida para vivir con tales dudas.
1

do extraordinario precisamente por haber tratado


de superar algún «handicap». Glenn Cunningham, De las personas superafectivas o exagerada-
el primer gran corredor norteamericano de la milla, mente sentimentales suele sospecharse que adoptan 1I

probablemente se hizo tan excepcional corredor a ta1 actitud para compensar severas y crueles ten-
causa de su tenaz empeño en fortalecer sus piernas, dencias que han sido reprimidas en su subcons-
que habían quedado gravemente dañadas, cuando ciente.
sólo tenía siete años, con ocasión de un incendio
La mojigatería, en su forma más extrema,
en el que casi pierde la vida. Charles Atlas se suele ser una hiper-compensación de unos deseos
convirtió en el primer «culturista» famoso, porque
en su adolescencia se sentía acomplejado por su sexuales perfectamente normales, pero reprimidos,
endeble constitución física. Existe también lo que con los que el mojigato no puede vivir a gusto.
se denomina «compensación sustitutoria», por la La persona que parece mostrar un exagerado
que una persona que padece un defecto o dismi- interés por la salud de su anciano progenitor, pro-
nución en un determinado aspecto aprende a des- bablemente lo hace para compensar su deseo sub-
tacar en otro. El célebre pintor Whistler, al que consciente de que muera éste para verse él liberado
suspendieron en~West Point y vio frustrados sus de responsabilidades.
11
deseos de seguir la carrera militar, aprendió a des- Obsérvese, con todo, que no podemos sos-
tacar como artista a base de cultivar sus dotes en
11..
este campo. pechar que toda buena inclinación sea una «tapa-
11 1 dera» de una inclinación contraria. Lo que ocurre
11 :: con la «formación reactiva» es que es siempre una
La «formación reactiva» que aquí estamos
considerando es una hiper-compensación que se hiper-compensación, una reacción exagerada. Las
Ililllll: raliza a base de exagerar o desarrollar en exceso actitudes compensatorias son algo así como echar

-76- -77-

111
el cuerpo hacia atrás para evitar caer hacia ade- hacia sus padres. Por lo general, nuestra «progra-
lante. Pero este tipo de compensación, una vez máción» social no permite expresar directamente
iniciado, conduce casi sieplpre a la exageración, a tal hostilidad; quiero decir que uno no puede odiar
la extremosidad. Consiguientemente, sólo una ac- a sus propios padres. De manera que el niño en
titudexagerada, del tipo que sea, es sospechosa de cuestión, para dar salida a la hostilidad que ha
ser una «formación reactiva» compensatoria. El tenido que reprimir, hará cosas como destruir la
dogmático no se equivoca nunca. El mojigato es propiedad pública y otras gamberradas por el es-
super-casto. El reformador, propenso a sermonear tilo. Yel aficionado al boxeo, con mentalidad ho-
y santurrón, odia virulentamente tanto el pecado micida, que, de pie junto al cuadrilátero, vocifera
como al pecador, y no admite en absoluto la normal sin parar: «¡Mátalo, acaba con él!», mientras un
flaqueza humana. indefenso boxeador se derrumba a los pies del otro,
111111
11 La conclusión es que la conducta exagerada evidentemente alberga en su interior alguna hos-
de una persona suele significar justamente lo con- tilidad subconsciente que tiene que reprimir, por-
n 1111 trario de lo que da a entender. Muy frecuentemente que no puede vivir con ella ni expresarla.
acusamos al dogmático de orgullo y nos sentimos Una forma frecuente de «desplazamiento» es
«llamados» a ayudarle a que aprenda a ser manso el empleo de una «víctima propiciatoria». Reac-
11, y humilde. De hecho, él no está seguro de sí en cionamos con una gratuita e injustificada violencia
absoluto y, cuanto más nos esforcemos en derro- cuando alguien nos mira de reojo, porque hay en
tarle, en sembrar dudas en su ánimo y en hacerle nosotros una hostilidad que no podemos expresar
u
11'

ver sus errores, tanto más tendrá él que compensar, directamente: por la razón que sea, la persona a la
y probablemente su dogmatismo se haga aún más que querríamos expresar nuestra hostilidad nos im-
I.I!I extremo y detestable. pone demasiado. El hombre que muestra un tem-
peramento violento en la oficina puede perfecta-
mente estar expresando la hostilidad que siente
Desplazamiento hacia su mujer o hacia sí mismo, pero que no puede
expresar en su casa. O el hombre que ha sido
Un segundo mecanismo de defensa del ego injustamente reprendido por su jefe (al que teme,
es el llamado «desplazamiento», que suele referirse
porque de él depende su trabajo) puede que, al
a la expresión indirecta de un impulso que la con- llegar a casa, descargue su hostilidad sobre su mu-
ciencia censora (el super-ego freudiano) nos pro- jer y sus hijos. La mojigata, que es incapaz de
hibe expresar directamente. Un niño, por ejemplo, admitir abiertamente su propia sexualidad, puede 1I

puede desarrollar una actitud de furiosa hostilidad 11

11'

11

11

-78- -79- l'


11111111
IIIII~I
',1
11~'lllli

fácilmente interesarse muchísimo por los «escán- mujer, acostumbrará entonces a quejarse de autén-
dalos» de tipo sexual. La persona aislada y soli- ticas nimiedades sin trascendencia alguna: negará
taria, incapaz de reconocer francamente su nece- el valor de las opiniones y la sensatez de las ac-
sidad de amor y de af~cto, afirmará estar «loca- ciones de su mujer, y criticará con acritud la «es-
mente enamorada» de alguna otra persona (a la que túpida manera» que ella tiene de jugar a las cartas.
en realidad no ama en absoluto).
Una segunda forma de «desplazamiento» con- Proyección
siste en «disfrazar» ciertas realidades desagrada-
bles que no podemos reconocer (y que por eso Otro mecanismo de defensa del ego es la lla-
reprimimos) a base de acentuar conscientemente
mada «proyección». Todos tendemos a rechazar
alguna otra cosa que no resulte tan molesta o tan
nuestras propias negatividades y a «proyectarlas»
violenta. Afirmamos, por ejemplo, estar preocu- en otros. Tratamos de libramos de nuestras propias
pados por cualquier trivialidad para ocultar algún limitaciones atribuyéndoselas a cualquier otro.
temor que somos incapaces de confesar sincera- Adán trató de explicarle a Dios su pecado diciendo:
mente. O supongamos que estoy celoso de ti, pero «La mujer me tentó...» Eva, por su parte, atribuyó
soy incapaz de admitido realmente, ni siquiera para el desastre a la serpiente.
mi fuero interno; entonces me fijo en cualquier
motivo trivial de enojo, como puede ser el tono de También es proyección el pretender culpar de
tu voz, que me parece chillona. El marido y la nuestros fallos a las circunstancias: los medios que
mujer que han llegado a despreciarse mutuamente, tiene uno para trabajar, la posición de las estre-
pero que no pueden admitir abiertamente las causas llas... Cuando tropezamos con alguien, fácilmente
reales de su mutua aflicción, suelen fácilmente re- le recriminamos: «jA ver si mira usted por donde
ñir con gran vehemencia por auténticas triviali- va!».
dades.
Es una frecuentísima inclinación (proyección) I
1"
El hombre cuya madre ha dominado a su padre humana detestar especialmente en los ~emás lo que
It
'11 (de él) suele est~ «programado» para tratar a su no podemos aceptar en nosotros mismos. El au- \~III!
111

~I ténticoenigma de esta proyección es precisamente


mujer como a un ser inferior. Sin embargo, como
l' no puede reconocer el resentimiento que experi- ése: que no reconocemos tales cosas en nosotros
menta por su madre y por el modo en que ésta ha (porque están reprimidas) y que, sin embargo, so-
tratado a su padre, ni puede tampoco admitir que mos capaces de condenar sin paliativos en los de-
lo que realmente quiere es tener sometida a su más lo que no podemos admitir en nosotros mis-

-80- -81-

IIIIII!
mos. Pues bien, cuanto más intensa y exagerada- Introyección
mente se manifieste nuestra aversión hacia algo,
tanto más deberíamos sospechar que se trata de una La «introyección» es el mecanismo de defensa
«proyección». del ego por el que nos atribuimos a nosotros mis-
Cuando alguien no deja de condenar la «hipo- mos las buenas cualidades de los demás. La intro-
cresía», por ejemplo, y afIrma a todas horas que es yección desempeña un papel importante en lo que
,1 un defecto general de la raza humana, lo más pro- se ha dado en llamar el «culto al héroe». Nos
bable es que esté reprimiendo el reconocimiento identificamos con nuestros héroes, del mismo
consciente por su parte de que él mismo es un hi- modo que lo hacemos con nuestras posesiones. Nos
11,
11..'111 pócrita. El hombre vanidoso y que no es capaz de sentimos muy orgullosos cuando alguien elogia
reconocer su propia tendenciaa la vanidad sospecha nuestra casa, o nos creemos especiales por el hecho
que todo el mundo no desea más que llamar la aten- de haber nacido en determinada ciudad, por per-
ción y hacerse publicidad. La persona ambiciosa e tenecer a un club famoso o por haber viajado a
incapaz de reconocer honradamente su ambición (y muchos lugares. Muchas mujeres se identifican
Ij~i, que por eso la reprime) suele pensar que «todo el con las heroínas de los seriales de televisión. Un
mundo se busca a sí mismo, y lo que la mayoría de psiquíatra de Manhattan constató que muchas de
l1li1111]
la gente desea es dinero y celebridad». sus pacientes femeninas recaían en sus pasadas
1'
I

Tenemos también el caso del paranoide (víc- dolencias tras haberse hecho adictas a dichos se-
tima de una manía persecutoria) que proyecta en riales, pues se identificaban con todo el infortunio
11
I los demás la aversión que siente hacia sí mismo, y la desdicha de los sufridos personajes de tales
"1
y piensa que los demás no le quieren. La mojigata melodramas. Este tipo de identificación permite
IR cree que todo hombre atractivo la mira con deseos fácilmente acceder a un mundo de fantasía y pro-
deshonestos: proyecta en todo macho atractivo sus porciona un cierto romanticismo a nuestras vidas,
propios anhelos encubiertos (reprimidos). La per- aunque las consecuencias de este mecanismo de
sona que no tiene la conciencia tranquila piensa defensa .no son precisamente beneficiosas ni re-
que los demás sospechan de ella y la observan. confortantes.
También es muy frecuente que, cuando alguien
pone el dedo en la llaga de nuestra debilidad, ha- Racionalización
ciéndonos ver, por ejemplo, que somos demasiado
temperamentales, contraataquemos diciendo: La forma más habitual de mecanismo de de-
«¡Mira quién fue a hablar...! ¡Tú si que eres tem- fensa del ego es la «racionalización», que resulta
peramental!». bastante difícil de mejorar como técnica de auto-

-82- -83-
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justificación. Consiste, esencialmente, en hallar al- En cuanto estado de ánimo interior, la insin- ~II~I
111
guna razón que justifique nuestra acción o nuestra ceridad es una imposibilidad psicológica. Yo no 11111111
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conducta, para lo cual «pensamos» (racionaliza- puedo decirme a mí mismo que creo y que no creo ~IIPII
DiClI mos) nuestra manera de negar a una conclusión algo al mismo tiempo. También el elegir el mal
~1111
previamente establecida. Muy frecuentemente, por el mal es psicológicamente imposible, porque 1II11111

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existen dos razones para cualquier cosa que ha- la voluntad sólo puede elegir el bien. Consiguien- 1"1111

gamos: la supuesta buena razón y la razón real. La temente, para negar la verdad que no puedo admitir lillllll

IJ 111
racionalización no sólo es una forma de auto-en- y para realizar la acción que no puedo aprobar, ~III~I
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gaño, sinoque, conel tiempo, acabacorrompiendo debo necesariamente racionalizar hasta que la ver-
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~I todo sentido de integridad (totalidad). Racionali- dad deje de ser verdadera y el mal se convierta,en
I "11 zamos nuestros fallos; hallamos justificación para bien.
nuestras acciones; conciliamos nuestros ideales y
1111 ¿Te has preguntado alguna vez cómo es po-
111, nuestras obras; convertimos nuestras preferencias sible escoger el mal, cómo es posible cometer pe-
emocionales en nuestras conclusiones racionales.
111" cado? Por su propia naturaleza, la voluntad sólo
Afirmo que bebo cerveza porque contiene malta, puede escoger lo que es bueno. Personalmente, yo
'ill~I cuando la verdadera razón es que la cerveza me estoy convencido de que el ejercicio o el uso del
I ~II gusta, porque me ayuda a desinhibirme y a sen- libre albedrío en una situación concreta de culpa
tirme seguro con los demás. consiste en que la voluntad, deseosa de un deter-
1 ~:::' Como sucede con todos los mecanismos de minado mal que tiene aspectos buenos (si te robo
defensa del ego, también en este caso hay algo en tu dinero, yo seré rico), obliga al intelecto a cel)-
fl mí que no puedo admitir, o algo que me gustaría trarse en el bien que puede conseguirse en el acto
1
111' hacer pero que me parece incorrecto, o algo que malo y a renunciar a reconocer el mal. Ello, a su
me haría sentirme mejor si pudiera creer en ello. vez, obliga al propio intelecto a racionalizar aque-
La racionalización es el «puente» que convierte llo que en principio se reconocía como malo. Mien-
1I
mis deseos en realidades. Es el uso de la inteli- tras estoy haciendo algo incorrecto (en el momento
,11,
gencia para negar la verdad, lo cual nos hace in- de hacerlo), no puedo afrontar abiertamente su as-
"
sinceros con nosotros mismos (y si no podemos pecto malo, sino que tengo que pensar que es bueno
nll ser sinceros con nosotros mismos, tampoco po- y correcto. En consecuencia, el libre albedrío pro-
1
111' dremos serlo con nadie más) y, consiguientemente, bablemente se ejerce en el acto de obligar al in-
1111
sabotea toda autenticidad humana, desintegrando telecto a racionalizar, más que en la realización
y fragmentando la personalidad. del acto mismo.
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-84- -85-
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algo al mismo tiempo. También el elegir el mal
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puede escoger lo que es bueno. Personalmente, yo
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gusta, porque me ayuda a desinhibirme y a sen- libre albedrío en una situación concreta de culpa 111

111
tirme seguro con los demás. consiste en que la voluntad, deseosa de un deter- 1

111
Como sucede con todos los mecanismos de minado mal que tiene aspectos buenos (si te robo
defensa del ego, también en este caso hay algo en
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tu dinero, yo seré rico), obliga al intelecto a cen-


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mí que no puedo admitir, o algo que me gustaría trarse en el bien que puede conseguirse en el acto 1111111

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hacer pero que me parece incorrecto, o algo que malo y a renunciar a reconocer el mal. Ello, a su 111

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¡Atención: seres humanos!


va a recogerlas y a recomponer de nuevo la frágil
111
11 , porcelana del pobre Ser Humano? ¿Tal vez tú?
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Obsérvese que en todos estos mecanismos de ¿Podrás hacerlo?
1I

11
I 11
1
defensa del ego hay algo que la persona que utiliza
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IIII'
el mecanismo ha séntido necesidad de reprimir. El favor más grande: la verdad
: 11
Esa persona ha caído en la cuenta de algo que no )
' ~ I
~r
puede soportar; sea por lo que sea, conserva in- Todo cuanto hemos dicho en estas páginas.
. tactas todas sus «piezas» psicológicas, gracias a
I

11, ~ :i~~
parecería urgimos a ser abiertos y veraces acerca 11

que se ha engañado a sí misma de algún modo; lo


,

de nosotros mismos, de nuestros pensamientos y


que ocurre, simplemente, es que no puede soportar emociones. De hecho, nos ha urgido a ser sinceros I'I

fácilmente la verdad, y por eso la ha reprimido. con nosotros mismos y con los demás. y no vamos
Así pues ~y esto es sumamente importan- a desdecimos aquí de nada de lo dicho. Pero es
te-, la vocación de «poner derechas» a las per- absolutamente necesario caer en la cuenta de que
sonas, de arrancarles sus máscaras, de obligarlas no hay nada en estas páginas que me incite o me
a hacer frente a la verdad reprimida, es una vo- dé motivos para erigirme en juez de los demás. Yo
cación altamente peligrosa y destructiva. Eric Ber- puedo decirte quién soy y referirte con toda fran-
ne previene contra el peligro de desilusionar a las, queza y sinceridad mis emociones, y éste es el 11'11111

personas con respecto a sus «juegos»: puede que, mayor favor que puedo hacerme a mí mismo y a
sencillamente, no lo soporten. Habían escogido un ti. Aun cuando mis pensamientos y emociones no
«rol», habían comenzado a jugar un determinado sean de tu agrado, el revelarme abierta y since-
juego y a llevar una determinada máscara, preci- ramente sigue siendo el más grande de los favores.
samente porque ello iba a hacerles la vida más En. la medida..de mis posibilidades,.. intentaré ser
vivible y tolerable... SIncero conmIgo mIsmo y comumcarme sIncera-
mente a ti.
Por eso debemos ser muy cuidadosos ~x-
Otra cosa sería que me erigiera en juez de tus
tremadamente cuidadosos, de hecho- y no asumir
la vocación de hacer ver a los demás sus errores. errores. Eso sería jugar a ser Dios. Yo no tengo 1111 ~\

Todos sentimos la tentación de desenmascarar a por qué intentar ser el garante de tu integridad y
sinceridad: eso es cosa tuya. Lo único que puedo
los demás, de hacer pedazos sus defensas y dejarlos 11

desnudos y perplejos bajo la implacable luz de hacer es esperar que mi sinceridad para conmigo
nuestros focos. Pero el resultado podría ser trágico. mismo y acerca de mí te permita y te ayude a ti a 111

ser sincero contigo mismo y acerca de ti. Si yo 11\1

Si las «piezas» psicológicas se despegan, ¿quién I

!I

-87-
-86- L
11

1II
III
Imll;

puedo reconocer y dec1ararte mis defectos y mis


vanidades, mis hostilidades y mis temores, mis
secretos y mis vergüenzas, tal vez seas capaz de
reconocer los tuyos y confiánnelos, si así lo deseas.
Es una calle de doble dirección: si tú has de
ser sincero conmigo y hacerme partícipe de tus
éxitos y tus fracasos, de tus angustias y tus éxtasis,
ello me ayudrá a encararme conmigo mismo y a
ser una persona íntegra (total). Yo necesito tu aper-
tura y sinceridad, y tú las mías. ¿Querrás ayudar- 6
me? Te prometo que yo he de intentar ayudarte a
ti y decirte quién soy realmente. Un catálogo de juegos
«Cuesta tanto llegar a ser plenamente humano y roles
que son muy pocos los que poseen
el esclarecimiento o el valor necesarios
para pagar el precio requerido... Esta lista de juegos y «roles» sumamente ha-
Para ello_hay que abandonar totalmente bituales en las relaciones humanas no responde a
la búsqueda de seguridad ningún orden lógico. Tampoco encierra limitacio-
y asumir con los brazos abiertos el riesgo de vivir.
Hay que abrazar el mundo como un amante, nes relativas a la edad o al sexo. Cualquiera puede
sin esperar una fácil retribución de ese amor. jugar uno o varios de estos juegos. Nuestra «pro-
Hay que aceptar el dolor gramación» y nuestras necesidades serán las que
como condición de la existencia. decidanen cuáles de ellos vamos a ser más expertos
Hay que admitir la duda y la oscuridad o vamos a emplear más tiempo.
como precio del conocimiento.
Hay que tener una voluntad obstinada en el conflicto, Todos estos <<juegos»tienen algo en común,
pero siempre dispuesta a la aceptación total por muy diferentes que puedan parecer: todos ellos
de todas las consecuencias de vivir y morir». enmascaran y distorsionan la verdad acerca de lo
Morris L. West, más importante que yo puedo compartir contigo:
Las sandalias del pescador yo mismo. Debo preguntarme a mí mismo: ¿Cuáles
de estosjuegos practico? ¿Qué es lo que pretendo?
¿Qué es lo que oculto? ¿Qué es lo que trato de
obtener?

-88- -89-
,1
- III~I'
I
11 I~I~

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I¡,bll.
El aprensivo brecarga de emociones reprimidas (hostilidad, por
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I

ejemplo), acompañadas o no de amenazas exter- '11


111,111!!II
I
En su libro The Meaning of Anxiety, dice Ro- nas. Por eso es posible que el aprensivo crónico 11
~IIII'
llo May que el nivel normal de ansiedad es pro- se sienta tremendamente incómodo si no sabe qué ".11 1

¡I "~I' porcional a la amenaza o peligro objetivo para la es lo que realmente le está fastidiando. La presión 1111
111
11'
' 11",111
existencia de un individuo como persona. La an- interna de las emociones reprimidas no siempre
1 ~ siedad neurótica, en cambio, es desproporcionada necesita estímulos externos para producir este in- '11111

cómodo estado. Es uno de los elevados costos que


11 111111

respecto de dicho peligro objetivo. La causa más '.1'1'


,"Iil común de ansiedad es la inseguridad que un in- tenemos que pagar por la represión emocional. 111'111
~IIII dividuo experimentó en su infancia. Si, cuando era 11111,

.Ii, un bebé, no gozó de la necesaria sensación de


liD11 seguridad ni fue sostenido por unos brazos aco- El «cardias» ,1~I 1 \
l'
!In
gedores que lo mecieran para dormir, y si más tarde I1111111

no disfrutó de la seguridad del amor de sus padres, Se piensa que la formación reactiva es causa 1111
',1
di del exceso de ternura y de afectividad de esta per-
probablemente esa persona tendrá un elevado nivel
I~,! de ansiedad. sona. Se trata de una compensación subconsciente 1111~III

de sus tendencias sádicas. Todos tenemos de vez 111111

m Como juego, la aprensión es una forma in- en cuando inclinaciones crueles, pero a esta per- 1111~l
1 I
, 1I madura de solventar las dificultades. El aprensivo, sona (el «cardias») las suyas le horrorizan espe- 1111

1m por lo general, no para de darle vueltas a la noria, cialmente. 1I11

recorriendo una y otra vez el mismo trayecto sin


1111

llegar a ninguna parte (aunque al final llega a con- Lo que ocurre con la compensación es que, 1I111
1
:11

111 traer alguna que otra úlcera). Repite continua e una vez puesta en marcha, casi siempre acaba en 1111 1

'1
inútilmente el rollo de su problema, ensaya diver- sobre-compensación. De algún modo, su «progra-
i~1 I
sas alternativas, sin llegar a ninguna decisión, y mación» ha hecho a esta persona incapaz de con-
1
calcula una y otra vez todas las posibles conse- tactar consigo misma y reconocer sus inclinaciones 1I111

11

cuencias de las posibles decisiones. El aprensivo hostiles, y emplea la mayor parte de sus energías 11111

111

se sentiría probablemente culpable si no hiciera en negar la verdad que no le es posible admitir.


11

nada constructivo; por eso hace algo: intranquili- Es probable que esta persona sea excesivamente
zarse. cariñosa con los animales domésticos, se extasíe
ante los niños y sea demasiado indulgente con
Psicológicamente, la aprensión guarda rela- ellos, excediéndose en sus demostraciones de afec- 111111

ción con la ansiedad, la cual proviene de una so- to y de ternura. 111111

'11

-90- -91-
[
1111

1111,
Obedece en todo a su corazón, hasta el punto ingenio suele ser síntoma de una hostilidad encu- 11 r
de que los demás se preguntan si el cerebro le sirve bierta, porque no ha encontrado la vida tal como
para algo. Es el corazón el que lo decide todo.
Esta persona manifiesta todo tipo de emociones
él la deseaba. Jamás ha sido capaz de aprender
empatía y tolerancia ni ha experimentado verda-
q
«blandas», pero será raro que explicite, si es que dero afecto hacia otras personas. Consiguiente-
lo hace alguna vez, emociones «duras», precisa- mente, es una persona sumamente solitaria, a pesar 1111,

mente porque las tiene miedo y debe reprimidas. de su afectada sonrisa.


Las mujeres son más proclives a esta «formación " 11
reactiva», debido a que nuestra sociedad las «pro-
grama» para que crean que las emociones hostiles El competidor 1,1
o crueles son particularmente horripilantes en la I

mUjer. Nuestra cultura occidental nos ha programado


a la mayoría de nosotros para que aceptemos la 11111

competitividad como parte del plan divino. El com-


El cínico petidor debe vencer en cualquier cosa que haga. 11111
Para él todo se reduce a «ganar o perder». No
Es frecuente que las expectativas desmesu- dialoga, sino que discute. Su búsqueda de triunfos,
1III
radas en la vida se vengan abajo y den lugar al muchas veces a expensas de los demás (<<los buenos
juego del «cínico». La persona programada para chicos quedan los últimos»), puede ser conse-
pensar que el universo debería estar cortado a la cuencia de una carencia afectiva o de una falta de
medida de su personal conveniencia acaba sufrien- aprobación en sus primeros años. La inseguridad
do un doloroso choque con la realidad. Es entonces resultante le hace poner en duda su valía, y se ve
cuando contraataca con su cinismo. Básicamente, obligado a demostrarla constantemente a base de
el cínico es un irrealista desmoralizado. Las cosas competir y rivalizar con los demás. Su necesidad
no han marchado tal como él quería, y por eso se de ser reconocido intensifica su ansia de «ir siem-
desahoga culpando a todo el mundo de su desi- pre en cabeza». Por eso siente hostilidad hacia 1

lusión: «No puedes fiarte de nadie...» «Todo el cualquiera que, según él, se interponga en su ca-
11I
sistema está corrompido...» Mientras desempeñe mino o trate de adelantarle. Tarde o temprano, le
su papel de cínico, no querrá tomarse la molestia invadirá la sensación de fracaso, porque el ansia
de mirarse con sinceridad a sí mismo y a su mundo de vencer se hace cada vez más voraz. Al final no 11111

ni de experimentar las dificultades y sufrimientos consigue demostrar su superioridad y acaba frus-


propios de la adaptación a la realidad. Su agudo trado. Básicamente, el problema es que no es capaz
1
11
-92- -93-
1
1I
de distinguir entre sí mismo como persona y sus plenamente sus posibilidades, y dado que en el
logros, entre ser y tener. (Véase más abajo: El ser fondo es un derrotista y siente pena de sí mismo,
inferior y culpable). porque es incapaz de estar a la altura de su propio
ideal, opta por elevar su propia auto-estima a base
El conformista de rebajar la estima de los demás. Adler lo de-
nomina «crítica derogatoria». Es mucho más fácil
Este juego se denomina «la paz a cualquier echar abajo a los demás que levantarse uno mismo 1
precio», y el precio no es otro que la renuncia a a base de logros objetivos. Pero, dado que «su- 11
toda individualidad en aras de los demás. En su perioridad» e «inferioridad» son términos relati~ .~
11

origen suele haber, por una parte, la experiencia vos, parece como si el rebajar a los demás signi-
de una autoridad excesivamente dominante y, por ficase autQmáticamenteelevarse uno mismo.
otra, sentimientos de culpabilidad. El conformista
En cierta ocasión dijo Benjamin Franklin: «si
no quiere o no puede correr el riesgo de no ser
quieres conocer los defectos de una persona, eló-
aceptado por los demás. Suele ser objeto de ala-
giala delante de sus iguales». El chismorreo puede
banzas .por su disponibilidad para seguir adelante,
servir también para paliar los propios sentimientos
pero tiene que pagar un elevado precio, en forma
de represión de emociones, a cambio de la miseria de culpa: nos gusta referir las «fechorías» de los
de alabanzas que recibe. Su reluctancia a mostrarse demás para no sentimos tan culpables de las nues-
tras. Ello explicanuestaansia por enteramos del
en desacuerdo con la opinión imperante hace que
último escándalo publicado en periódicos, revistas,
pase inadvertido para los demás. Por lo general,
etc., siempre dispuestos a complacer. Después de
desarrolla algún tipo de síntomas psicosomáticos, leer la crónica de un atroz asesinato, nuestro propio
porqué, con el tiempo, su subconsciente se ve so-
sarcasmo y nU'estraira no parecen ser tan terribles
brecargado con todo lo que ha tenido que reprimir
males. Lo que se obtiene con este juego es un
para ser «el buen chico que está siempre dispuesto
encumbramiento del yo y una mayor facilidad para
a todo». (Véase más abajo: El ser inferior y cul- soportar los propios pesares.
pable) .

El chismoso El «diferidor»

El que participa en el juego del chismorreo, El juego de «para mañana» pretende eludir la
como en la mayoría de los juegos, lo hace por un realidad posponiendo las cosas que deberían ser
inequívoco interés personal. Incapaz de aprovechar hechas «aquí y ahora». El «diferidor» (procrasti-

-94- -95-

----
nator) tiene que engañarse a sí mismo con pro- El «dopado»
mesas irrealistas tales como: «Voy a empezar a
!i!~11 fumar menos en cuanto pueda tomarrne unos días
de vacaciones»; «en cuanto llegue el buen tiempo, Del mismo modo que el soñador (véase más
pienso empezar a hacer deporte»; «cuando me es- adelante) huye de la realidad haciendo uso de la
tablezca y tenga mujer e hijos, volveré a ir a la «alfombra mágica» de su fantasía, el «dopado» (a
iglesia». El huir a confusos e irrealistas mañanas base de alcohol o cualquier otra clase de droga)
no es sino una de las muchas variedades de evasión intenta el camino de la narcosis. Los que más ex-
de la realidad que con frecuencia intentamos los puestos están al «stress» suelen ser los más ne-
seres humanos. (Véase más abajo: El indeciso). cesitados de una escapatoria. La adicción a la be-
bida, a la marihuana, etc. suele darse entre quienes
reaccionan mal ante las privaciones, entre quienes
El dominador más fácilmente se dejan vencer por la frustración
y entre quienes son más tímidos y menos a gusto
se encuentran en compañía de otras personas.
Este juego se caracteriza por un deseo exa-
gerado de controlar las vidas de los demás y sus Al desahogo y a la sensación de libertad mo-
procesos mentales. Como a la mayoría de las per- mentánea que se obtiene bajo el influjo sedante del
sonas que exageran su importancia o su saber, al alcohol o de la droga suele seguir un aumento de
dominador le incomodan tremendamente los sen- ansiedad y una más profunda depresión cuando los
timientos subconscientes de incapacidad. Resulta «vapores» se disipan. Lo cual, naturalmente, ori-
extraño, pero es muy frecuente que esta persona gina una nueva y mayor necesidad de sedación para
esté tan empeñada en sentirse competente que pasa aliviar la ansiedad, el sentimiento de culpa y la
por alto el hecho de que posee un estilo y unas depresión. La capacidad del alcohol y la droga para
maneras despóticas. Y suele explicar su talante proporcionar una auténtica «solución» topa con
autoritario como algo necesario, razonable y per- evidentes dificultades. Huir de la realidad mientras
fectamente justificable. El dominador se ve afli- dura la narcosis sirve únicamente para que resulte
gido con mucha frecuencia por sentimientos de más difícil volver a la realidad y soportarla. La
hostilidad, los/cuales, al ser reprimidos, se expre- justificación que suele darse a este juego es que
san en forma de egoísmo y desconsideración para ayuda a ser sociable, a desinhibirse, a expresarse
con aquellos a los que se supone que debería amar. y a olvidar los problemas...

-96-
-97-
!I

!II
El egocéntrico El fanfarrón
!II!
Es prácticamente una ley universal el que la Este juego constituye un intento pueril de afir-
11
magnitud del egocentrismo de una persona es pro- mar la propia superioridad y es una de las diversas
¡III porcional a la cantidad de sus sufrimientos. Es un manifestaciones de un desarrollo interrumpido. El
problema de capacidad de atención: uno no puede fanfarrón suele ser también un «matón» si la si-
prestar mucha atención simultáneamente a sí mis- tuación lo permite. Desea dominar a los demás, ya I

mo y a los demás. La cantidad de atención que sea con palabras o, si se siente seguro de sí mismo,
podemos prestar es limitada. El aspecto destructivo a base de la fuerza física. Lo que revela es falta
1'11
o reductor del sufrimiento consiste en que atrae de auto-estima: desea ser importante, pero no en-
irresistiblemente la atención hacia nosotros mismos cuentra en sí mismo nada que le permita satisfacer I
y hacia el área de nuestro propio sufrimiento. Los tal necesidad. A veces le preguntamos: «¿A quién I

que padecen cualquier sufrimiento, desde un dolor intentas convencer: a nosotros o a ti mismo?». Y
~ I
de muelas hásta la soledad de la vejez, tienden al la respuesta es: a ambos.
egocentrismo. La preocupación por uno mismo se 11I

transforma muchas veces en hipocondría (por ex- II ~

ceso de preocupación por la salud) o en paranoia El frágil


(manía persecutoria, por ejemplo). .1
Uno no puede considerarse el centro del uni- La persona «frágil» lanza infinidad de señales ill"!
verso y quedarse tan tranquilo si los demás no lo a los demás para hacerles ver lo delicada que es y
aceptan como tal. Sean cuales fueren los sufri- la necesidad que tiene de ser tratada con sumo 11m:

mientos que nos haya podido ocasionar nuestra cuidado. Y ante una persona con las lágrimas siem-
«programación» pasada (complejo de culpa o de pre a punto y capaz de deprimirse al instante, «los
inferioridad, ansiedad, etc.), tales sufrimientos nos demás» son reacios, naturalmente, a hacerle frente,
han de conducir inevitablemente a todas las tram-
pas del egocentrismo. Al egocéntrico no le preo-
a darle una mala noticia, a pedirle que acepte una
responsabilidad (es mucho más fácil hacerlo uno
ti
cupa lo que digan de él, con tal de que hablen de mismo que pedírselo a ella) o a formularle una 11

él. Con el tiempo, caerá en una depresión emo- crítica sincera. Fundamentalmente, este juego es 11

cional, porque vivir en un mundo tan restringido producto de un sentimiento neurótico de incapa-
cidad para hacer frente a la vida. El que juega a
!I!

es como vivir en una prisión. Y sufrirá aún más


I!
que las otras personas que tienen que vivir o tra- ser «frágil» manifiesta además una enorme sensi-
bajar con él. bilidad en relación a la estima de los demás. Su
,!
1I
-98- -99-
II!
!I

1I
¡
I

I!
ego es tierno y vulnerable,y por ello es frecuente de recordarle el mundo cuando haya muerto. Este
que malinterprete determinadas observaciones o juego ilusorio trata de proporcionarle una sensa- 11

gestos. La persona «frágil» es hipersensible pre- ción de importancia que le es negada por la rea- 1

lidad. Obviamente, y tratándose de ella, es difícil


11

cisamente porque se valora muy poco a sí misma. 11

Pero esto, por lo general, no lo verán claro ni ella ser sincero con esta persona. 11

ni los demás. 11

I 11

La fragilidad representa una regresión a la 1/

::
infancia, a un estado de necesidad y desamparo. El «guaperas» 11

Ir
111
11 111 y la persona que sabe jugar a este juego no tendrá 11
Por lo general, la vanidad corporal es una
11

1,
"
que crecer jamás ni hacer frente a la sangre, el 11

sudor y las lágrimas de la vida real. La persona forma de compensar un complejo de inferioridad I¡
«frágil» expresa con sus lágrimas y sus traumas como persona. La persona hermosa o «guapa» que I1
repentinos lo que el niño dice con sus pataleos y juega este juego no deja de mirarse en los espejos
(o en cualquier superficie brillante) y en los ojos t:
sus rabietas, porque lo que está pidiendo es el ~I
mismo trato preferencial que tan frecuentemente de los demás, porque no es capaz de encontrar ~I
exigen los niños. consuelos más profundos. Esta clase de vanidad jll

está siempre teñida de una indefinible tristeza, por-


que, evidentemente, para estas personas la vida se I
,11
11
11
El «grandioso» acaba a los 35 años, dado que identifican su per- 111
sona con su cuerpo. 11

Este juego es fruto de un sentido erróneo de 11

la importancia personal. El jugador ha sido «pro- A la pregunta «¿Qué eres tú?» respondería:
gramado» para dar ante los demás una sensación «Yo soy guapo». Y si fuera capaz de ser sincero j:

de importancia. Trata de impresionar citando nom- y franco, añadiría: «...y nada más; simplemente, ,1

/1
bres de personas importantes y tiende a que la guapo». ~I
-1
conversación gire en torno a él. Al igual que el /11
«fanfarrón», esta persona intenta compensar una /111
falta de auto-estima. Todos nos esforzamos en pro- El hedonista 1111

teger nuestro ego de la humillación. Pero esta per- /111

sona prefiere hacerlo con gestos dramáticos y es- La típica persona para quien su propio placer III
es lo primero trata de ocultar su inmadurez emo- /"
pectaculares. Le ofende la insignificancia, y suele 1"
I
soñar con alguna magnífica hazaña por la que habrá cional a base de eufemismos (<<essólo por diver- 11

- 100- - 101-
sión...»), pero su inmadurez sale enseguida a la mente debemos tomar. El único verdadero error es
superficie en sus relaciones. Es característico del no aprender de los propios errores.
niño y del neurótico (infantilismo emocional) el El problema básico en este punto es la auto-
pretender que ha de tener siempre lo que quiere, estima y la protección de la misma. Las personas
y tenerlo inmediatamente. Por eso~nunca refrenará indecisas temen que se les va a perder el respeto
demasiado tiempo ningún impulso que le lleve a si su decisión resulta ser equivocada. Alguien ha
lograr su propia satisfacción. Es incapaz de sus- dicho que sólo las personas insignificantes no se
pender su búsqueda del placer ni siquiera para con- equivocan nunca. Aprendemos más de nuestros
siderar las consecuencias de sus actos. errores que de nuestros aciertos; pero la persona
Su incapacidad para posponer el placer acaba indecisa está tan preocupada por su propio ego y
llevando a esta persona a buscar dicho placer en por su estima personal que no es capaz de apreciar
todas las cosas y caiga quien caiga. Cuando recibe estas verdades. Lo que le importa es la seguridad
el estímulo del placer en ciernes, su respuesta es y la protección; y su lema es: no intentes nada, y
automática. Los hábitos hedonistas se adquieren, nada perderás.
muy frecuentemente, como compensación de los Muy frecuentemente, la indecisión se da en
aspectos duros y difíciles de la vida. «Me han personas que han sido condicionadas por innu-
ignorado, o no me han entendido, y por eso ahora merables (y a veces contradictorias) normas de
puedo atracarme de comida o masturbarme...» todo tipo y preceptos morales, o que han sido cen-
(Casi nunca se cae en la cuenta conscientemente surados y se han sentido avergonzados por pasados
de cómo funciona esta forma de lógica). errores. Finalmente, la indecisión también puede
darse en personas que pretenden soportar más pro-
blemas emocionales de lós que pueden resolver.
El indeciso Por lo general, estas personas se desconciertan y
no son capaces de decidir en ninguno de los men-
cionados problemas.
Se ha dicho que el mayor error que podemos
cometer es tener miedo a cometer errores. La in-
decisión y la incertidumbre son formas de evitar El «inflamable»
errores y responsabilidades. Si no tomo ninguna
decisión, no puedo equivocarme. La inclinación a A la mayoría de nosotros nos resultará difícil
evitar tomar decisiones se manifiesta a veces en el creerlo, pero lo cierto es que las personas que pier-
hecho de que diferimos en lo posible las que real::. den los estribos con facilidad y pegan grandes gri-
1I11

- 102 - - 103 -
I
tos, muchas veces están reaccionando ante un su-
dades no-destructivas (el deporte, por ejemplo).
puesto agravio que no es en realidad la causa de
Muchas veces somos más «inflamables» con aque-
su enojo. Como no pueden abordar abiertamente llos a los que queremos, porque habitualmente es
el verdadero agravio, se desahogan como pueden, contra ellos contra los que sentimos una mayor
y su cólera raras veces puede ser debidamente eva- hostilidad, dado que nuestro trato con ellos ha sido
luada. Lo que late en su subconsciente es hostili- más prolongado y más intenso.
dad. Las personas suelen ser mucho más hostiles
I.
unas para con otras de lo que parece; y es que la I
hQstilidad suele reprimirse, porque nuestra socie- El «intelectual»
dad nos ha hecho creer que la hostilidad es im- II~
propia de unos seres humanos socializados y ci- Nuestra «programación» social nos hace su- I
vilizados.
mamente fácil ser «intelectuales» y menospreciar t
Karl Menninger, en su obra Love Against las reacciones más «humanas», especialmente en
Hate, habla a este respecto de una reacción en tanto que son emocionales. Por lo general, el papel
cadena que él ejemplifica del siguiente modo: los de «intelectual» lo adopta quien tiene miedo a sus
padres reprimen sus hostilidades a base de frustrar emociones o se siente incómodo con ellas por una
a sus hijos y fomentar en ellos nuevas hostilidades razón o por otra. Tal vez esa persona ha sido «pro-
reprimidas; más tarde, los hijos se transforman en gramada» para no manifestar tales emociones y
padres igualmente frustrados que, a su vez, se frus- para pensar que «sentimiento» equivale a «debi-
tran a sí mismos y a sus hijos. jY más hostilida- lidad». A veces, además, una persona se ve incapaz
des...! El primer paso para romper esta reacción de relacionarse fácilmente con otras, de disfrutar
en cadena, sugiere Menninger, es identificar las de la amistad, y por eso recurre a su «pose» de
intelectualismo.
causas y el alcance de nuestra agresión y hosti-
lidad, que es algo de lo que muchas veces no somos La torre de marfil de semejante intelectualis-
conscientes. Nuestras hostilidades están encubier- mo es también una manera habitual de eludir la
tas (reprimidas) porque la gente nos hace sentir que competitividad que implican las relaciones hu-
no podemos enfadamos (especialmente con nues- manas. En sí mismos, los procesos de aprendizaje
tros padres, que «han hecho tanto» por nosotros). no son para la mayoría de nosotros tan amenaza-
Debemos, pues, neutralizar esas hostilidades, una dores como pueden serIo otras personas. El am-
vez reconocidas, tratando de comprenderIas más biente conocido y cálido del aula es preferible a
profundamente, o bien dándoles salida en activi- ese frío y cruel mundo que nos han enseñado a
temer; y hay almas más tímidas que prefieren leer

- 104- - 105-
acerca de la vida que intentar vivir. Las estanterías y lo hacen a base de fomentar un mejor auto-
de una biblioteca pueden constituir un refugio para conocimiento y una mayor auto-aceptación. El
los quebraderos de cabeza de la vida diaria y pue- «ligón» se niega a aceptar el riesgo de semejantes
den además proporcionar el solaz del aislamiento relaciones y sigue corriendo sin parar.
y el prestigio de la erudición. pueden significar
una huida de las responsabilidades sociales. El «ligue» sólo es posible cuando las emo-
ciones son triviales y superficiales, aunque nin-
Las personas «programadas» para el aisla-
guno de nosotros está dispuesto a reconocer que
miento suelen sentir mayor inclinación hacia el su~mociones son de esa naturaleza. Unas rela-
trabajo intelectual que hacia las relaciones con los
ci~n~ humanas profundas y duraderas jamás po-
demás. Más que admitir que es un «ermitaño» ais- drán edificarse sobre unas emociones corno las del
lado de la sociedad, el que juega el rol de intelec-
«ligón». El juego del «flirteo» o del «ligue» da por
tual insiste en que está dedicado al conocimiento
sentado, además, que, cuando uno se cansa de una
de cosas más elevadas. Incidentalmente, este juego
conquista, puede pasar a otra. Es éste un tipo de
nos libera de responsabilidades sociales, de orga-
nizaciones y comités, de devolver visitas y de hacer deporte bastante egoísta y en el que se producen
muchas «lesiones». Nadie desea reconocer que es
amigos. (Obsérvese, por favor, que no pretendo
un «ligón» (o que está jugando cualquiera de estos
en absoluto lanzar acusación alguna contra los ver-
daderos intelectuales. El verdadero intelectual hace juegos); pero el primer paso hacia la verdadera
madurez emocional consiste en reconocer tal ten-
una aportación inestimable a la sociedad; pero na- dencia, con el fin de poder someterla a algún tipo
die está llamado a ser un intelectual al precio de de control.
dejar de ser un ser plenamente humano, una per-
sona con todas las de la ley). En todos estos juegos debemos preguntamos
qué es lo que realmente queremos, por qué lo que-
remos (lo cual siempre nos revelará algo acerca de
El «ligón» nosotros mismos) y por qué sería mejor renunciar
a nuestro juego. Aunque el «flirteo» pueda pro-
El juego del «flirteo» constituye fundamen- porcionar algún tipo de gratificación pasajera al
talmente un intento de obtener para el ego algún ego, esos pequeños y superficiales encapricha-
tipo de reconocimiento. Por lo general, lo juegan mientos muchas veces complican enormemente la
los que jamás han cultivado ninguna verdadera vida y nos hacen buscar subterfugios, inventar ex-
emoción profunda. Sólo unas relaciones realmente cusas, recurrir a engaños y preocupamos en exceso
profundas pueden
, proporcionarle seguridad al ego. por nuestro propio yo. El desarrollo sexual y emb-

- 106 - 11
- 107 -
:1

I11
:.1
cional comienza en el niño con el narcisismo (amor tas que exigen que todo se haga como ellas quieren.
a sí mismo), pero a medida que maduramos como El hijo de una «madraza» (el hijo de mamá) está
personas deberíamos ser cada vez más capac~s de terriblemente falto de preparación para hacer frente
altruismo (amor al otro). De algún modo, el «li- a un mundo que no está dispuesto en absoluto a
gón» se ha quedado fijo en una fase adolescente, mimarle ni a acceder a todos sus caprichos. Los
y su maduración ha quedado inteIfUmpida. estudios psicológicos realizados con soldados en
tiempo de guerra muestran que los que más fre-
El «listillo» cuente y gravemente «cascan» psicológicamente
son los hijos de madres superprotectoras. La can-
Esta persona casi nunca pierde una discusión ción que más frecuentemente solicitaban los sol-
(si es que pierde alguna). Aun cuando las pruebas dados a 'l3ing Crosby, cuando éste visitaba a las
comiencen a amontonarse en su contra, él se las tropas del~~cífico del Sur durante la Segunda Gue-
arregla siempre para conservar indemne su posi- rra Mundial, era la «Canción de cuna» de Brahms.
ción. No sabe escuchar y da la impresión de que Este juego no responde a un amor auténtico,
espera aprender muy poco, o nada, de los demás.
En el fondo, su auto-estima se siente amenazada. sano y maduro, sino a una de estas tres posibles
causas:
Su dogmatismo es lo que Freud llamaba una «for-
mación reactiva». Se comporta con una seguridad 1) Ansiedad neurótica. La madre insegura
absoluta, con el fin de defenderse de las desmo- tiene miedo de que su hijo pueda sufrir algún daño
ralizadoras dudas que se agitan en su subconsciente si ella no lo hace todo por él, y ese miedo suele
y tienden a minar su aparente certidumbre. Su con- transmitido a sus hijos. Semejante madre no dis-
ducta indica lo contrario de lo que parece ser la fruta de sus hijos; tan sólo se preocupa de ellos.
verdad: que, aunque sean inconscientes, abriga 2) Hostilidad. Por extraño que pueda parecer,
profundas dudas acerca de sí mismo y de sus opi- el exceso de protección materna es a veces una
nIones.
sobre-compensación (formación reactiva) por una
hostilidad subconsciente hacia sus hijos. La madre
La «madraza» expía la aversión que siente hacia sus hijos dedi-
cándose a ellos en cuerpo y alma.
La madre superprotectorajuega un juego muy 3) Relaciones maritalesfrustradas. La madre
dañino. Por lo general, las madrazas producen pe- que no es feliz con su marido vierte frecuentemente
queños monstruos, personas absolutamente egoís- sobre sus hijos su afectividad reprimida. En tales
l'
111
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- 109 -

Ilj
circunstancias, el hijo tiene que soportar la peor variedad de esquizofrenia (desorden mental por el
parte de la vida amorosa insatisfecha de la madre. que la persona enferma está separada de la reali-
(Véase: David Levy, Maternal Overprotection, dad). La principal característica del paranoico neu-
Columbia University Press). rótico es el recelo o la sospecha. Sufre 10 que los
psicólogos llaman «engaños referenciales», que
convencen al paranoico de que, por ejemplo, todo
El «maniático»
el mundo habla de él, o de que llueve el día en
que él tiene que desfilar porque Dios tiene per-
La tendencia neurótica que caracteriza al «ma- sonalmente algo contra él, etc. Es un sentimiento
niático» es una escasa capacidad de tolerar la frus- de estar siendo maltratado.
tración. No sale muy airoso en situaciones de ten-
sión y de «stress». Por 10 general, la «programa- Habría que decir que algo de esto sentimos
ción» del «maniático», como la del «competidor», todos en ocasiones; personas muy normales sufren
conlleva una carencia afectiva durante la infancia engaños á~eces. Sin embargo, en la persona nor-
que da lugar a sentimientos de hostilidad. El «ma- mal estos en~años no son tan irracionales, tan ex-
niático» se siente falto de seguridad personal. Ade- tremos ni tan paralizantes. El paranoico se en-
más, se siente menos seguro de sí mismo cuando cuentra a menudo en la misma situación que el
las cosas van mal, y tiene una larga lista de agravios mentiroso, que se ve obligado a inventar historias
favoritos que proclama ante los demás de vez en para jUstificar sus tergiversaciones de los hechos.
cuando. Los que le rodean saben que cualquiera Con el tiempo, estos engaños se sistematizan, yel
de los mencionados agravios puede sacarle de sus individuó tiende a aferrarse a ellos, a pesar de sus
casillas, y en esto consiste el juego: en hacer saber evidentes inconsecuencias.
a los demás, de diversas formas, que no deben Las manías persecutorias suelen deberse a un
frustrarle en modo alguno. complejo de inferioridad. El individuo detesta su
propia insuficiencia y proyecta este sentimiento en
las mentes de los demás, sacando la conclusión de
El «mártir»
que éstos también le detestan. No puede entablar
relaciones satisfactorias con los demás y, en ge-
La manía persecutoria (paranoia) del «mártir» neral, es hipersensible. Su ego es sumamente de-
es un desorden emocional caracterizado por mul- licado. Al sentirse rechazado por los demás, se
titud de recelos infundados. Es fácilmente obser- repliega gradualmente sobre sí mismo yse aparta
vable la presencia de tendencias paranoides en esta cada vez más de ellos. Es incapaz, por tanto, de

- 110 - - 111-
controlar sus imaginarias interpretaciones de los ranoide es verdaderamente notable, y a veces con-
hechos, que juzga erróneamente. Tiene la sensa- sigue convencer a otros de la racionalidad de su
ción de que no ha recelado suficientemente de los comportamiento.
demás, y que éstos se han aprovechado de él. Aho-
ra ya es demasiado receloso y piensa que no puede
fiarse de nadie. El «mesías»
Con semejante actitud mental es imposible Este juego requiere una cierta imaginación (y
sostener unas relaciones sociales normales. Todos
una necesidad subconsciente de sentirse importan-
somos algo suspicaces o recelosos; lo contrario te). El «mesías» cree ser un salvador de la raza
sería credulidad o simple ingenuidad. Pero el pa- humana, lo cual podría ser perfectamente una for-
ranoico va demasiado lejos, pues realiza su juego mación reactiva ante el temor a ser insignificante.
culpando a otros de sus propios errores, lo cual Lo cierto es que en casi todas sus relaciones se
constituye un hábito que es parte normal del engaño considera a sí mismo como «ayudador», y a los
paranoide. El paranoico no puede evaluar correc- demás cl,mo «ayudados». En lugar de instar a los
tamente su propia responsabilidad en cuanto dis- demás a que hagan uso de sus propias fuerzas y
tinguible del papel que desempeñan los otros en la , de su propia sabiduría, él considera su deber pres-
creación de sus problemas. Sus propios auto-en- tarles las suyas. Si examina honradamente su vida,
gaños le parecen absolutamente claros y veraces. enseguida descubre que son muy pocas las per-
sonas con las que se relaciona de igual a igual. Si
El complejo de mártir es producto de una auto- hay personas deseosas de conocerle, debido a una
evaluación inestable y de no haber sabido mantener serie de cualidades que evidentemente posee, a
un grado insatisfactorio de fe en los demás. Se pesar del papel que desempeña, mejor será para
expresa acusando a otros de la propia infelicidad. ellas tener un problema o una necesidad.
El paronoide es consciente, además, de sus propios
sentimientos hostiles, pero los racionaliza con sus Lo que se obtiene en este juego es una sen-
auto-engaños. Su instinto es el de atacar a otros, sación bastante fuerte y gratificante de «expan-
porque se siente perseguido. Y los engaños en este sión» y una larga lista, perfectamente memorizada,
sentido no son más que intentos de crear una si- de aquellas personas a las que se ha ayudado. Bá-
tuación imaginaria en la que los síntomas experi- sicamente, el «mesías» padece sentimientos de in-
mentados puedan parecer racionales y aceptables. ferioridad, de los cuales intenta liberarse domi-
A menudo, la capacidad de racionalización del pa- nando emocionalmente a otros.

- '112 - - 113 -

1
I~ :,
El «miserable» El «Ponce de León»

11,
Este es el juego que practican los que parecen Este es el juego de la persona que, sencilla-
despreciarse a sí mismos. El «miserable» habla de mente, no puede hacerse a la idea de que envejece.
sí mismo con desprecio, tal vez porque busca pa- Es muy frecuente entre las personas de mediana
labras tranquilizadoras que alivien sus «sentimien- edad tener la sensación de que se pierde el atrac-
tos de culpa». (Véase más abajo: El ser inferior y tivo. La calvicie, la gordura y las arrugas simbo-
culpable). ~ lizan la «cotización a la baja» entre las personaS
del sexo opuesto. Para compensar este deterioro
de la edad, quienes no han madurado como autén-
El payaso ticas personas ni han cultivado vínculos afectivos
profundos con otros, suelen ponerse a buscar un
Como la mayoríá de nosotros, el «payaso» amante más joven. Además de la evidencia física
compulsivo anda buscándo algún tipo de recono- que aporta el espejo, estas personas padecen tam-
cimiento y de atención. Lo malo es que piensa que bién un «bajón» emocional. que se manifiesta en
sólo puede atraer sobre sí la atención de los demás pérdida de ambición, cansancio y frecuentes crisis
haciendo el payaso. Aparte de esto, y a un nivel de depresión. Y ello, biológicamente, puede de-
más profundo, puede que se identifique con su , berse a una insuficiente producción hormonal.
actuación y que intente eludir la realidad no to- Lo trágico de este juego es que estas personas
mándose nada en serio. De hecho, el hacer el pa- han sufrido un «parón» emocional y jamás han
yaso es a veces un mecanismo de huida. El payaso aprendido a relacionarse de un modo significativo
no sabe como arreglárselas en una situación real- como personas; por eso, al llegar la mediana edad,
mente seria ni sabe cómo reaccionar ante la tris- apenas tienen recursos con los que poder conso-
teza, y por eso adopta una actitud de alegría irres- larse. Han estimado enormemente el «sex appeal»,
ponsable. En su trato con los demás, su juego sirve y ahora ven cómo éste se desvanece. Es triste ver
perfectamente de máscara defensiva (como la más- cómo tratan de ocultar la papada, las varices, las
cara del payaso de circo) para impedir que otros arrugas, las canas, etc. y se esfuerzan en pensar y
sepan quién es él realmente. El prefiere,reir y bro- actuar como si fueran jóvenes. El «sex appeal» no
mear antes.que hacer frente a las duras realidades ha sido nunca (ni pódrá serlo) la llave que dé acceso
de la vida. a las cosas más hermosas de la vida, que son las
que verdaderamente pueden hacer soportable el en-
vejecimiento.

- 114 - - 115 -
El prejuzgador fanático nuéstros prejuicios; por eso la mayoría de los fa-
náticos no necesitan elaborar su propia explicación
Este juego es el producto de una neurosis so- lógica y razonada. Les basta con recitar unas cuan-
cial que abunda principalmente entre las personas tas líneas perfectamente aprendidas.
inseguras. El individuo prejuzgador necesita algún
tipo de válvula de escape para sus hostilidades
emocionales. Y la víctima propiciatoria en esta El «pucheritos»
situación no verá ciertamente favorecido su desa-
rrollo si se ve de tal modo maltratada. Gordon Este juego es propio de personas emocional-
Allport, en su obra The Nature of Prejudice, su- mente no-adultas. El «pucheritos»no es capaz de
giere que el prejuicio nace de nuestras propias an- sentarse y discutir abiertamente problemas inter-
siedades: nos sentimos inseguros, y formamos a personales, generalmente porque su postura o su
nuestro alrededor un grupo de referencia, a modo motivo de queja es irracional, y él, en el fondo,
de parachoques protector; a:los que quedan fuera lo sabe. Puede hostigar emocionalmente a los de-
de mi grupo les considero úna amenaza y les critico más con su silencio, sus miradas tristes, etc., sin
duramente, porque de algún modo me siento ame- tener que decir con palabras qué es lo que le mo-
lesta. Puede estar de mal humor sin aceptar la
nazado por ellos. No puedo indicar de manera ló-
gica el porqué (aun cuando se aducen infinidad de responsabilidad de tener que explicar por qué lo
razones), pero lo cierto es que cualquiera que no , está. Una explicación podría resultar tan absurda
pertenezca a mi grupo de referencia constituye ne- que él sabe perfectamente (y periféricamente) que
cesariamente para mí una amenaza que me hace la otra persona podría morirse de risa; y resulta
sentirme sumamente inquieto e inseguro. que él puede obtener la necesaria satisfacción y
dar rienda suelta a su auto-compasión sin necesidad
El prejuicio es un engaño emocional, aunque de resolver las situaciones difíciles mediante la
el prejuzgador nunca 10 reconocerá como tal. Y el comunicación. (Véase más arriba: El frágil).
prejuzgador fanático, inevitablemente, tratará de
explicar su prejuicio (pre-juicio = juicio previo a
la consideración de toda evidencia) en términos El resentido
intelectuales, pero es casi imposible que reconozca
la irracionalidad de su postura. Cuando la típica persona «perdedora» busca
Muy a menudo, la sociedad nos da ya hecha una víctima propiciatoria de su propio fracaso, muy
la labor de racionalización necesaria para explicar a menudo culpa a alguien o a algo distinto: el

-116- -117-
I
~
I
«establishment», la vida, la mala suerte... Le ofen- tido es un re-actor, no un actor; y.cuando, con el I
den el éxito y la felicidad de los demás, porque su tiempo, quiere darse cuenta de ello, no le queda
propia vida, en comparación con la de ellos, es ni rastro de amor propio. Se ha pasado la vida
sumamente desdichada. Siente que de algún modo empleando el fracaso como mecanismo, y él es I
ha sido desposeído... consciente de ello en cierto modo.
~
Todos sentimos la tentación de hacer com-
prensibles nuestros fracasos explicándolos en tér-
El ser «inferior y culpable»
minos de cualquier cosa que no sean nuestras pro-
pias insuficiencias e incapacidades. La deslealtad
Gemelos no-idénticos. La literatura psicoa-
de los demás, la injusticia, la «conspiración» de
las circunstancias, etc., nos permiten afrontar más nalítica distingue entre sentimientos de inferioridad
fácilmente nuestros fracasos. y sentimientos de culpa, aun cuando unos y otros
son manifestaciones de un conflicto entre el yo real
El «resentido» emplea todas sus energías en y el yo ideal, entre lo que uno es realmente y lo
resentirse, y por eso no suele conseguir gran cosa. que le gustaría ser, entre lo que uno realmente hace
A veces parece que los más virulentos críticos de. o siente y lo que piensa que debería hacer o sentir.
lo que sea (el gobierno, la educación, la Iglesia, La diferencia fundamental estriba en que en los
etc.) son a menudo los mismos que no mueven un sentimientos de inferioridad .se da un reconoci-
dedo para mejorar las instituciones que tan rui- miento de la propia debilidad e insuficiencia. Las
dosamente critican. La persona resentida intenta personas que padecen sentimientos de inferioridad
constantemente llevar su caso ante el tribunal de suelen provocar la competitividad y la agresividad,
la vida, esperando que el jurado de los demás le porque tratan de erradicar sus sentimientos de in-
declare inocente de sus fracasos. ferioridad dando muestras de superioridad en al-
«Resentimiento» proviene del verbo latino re- guna forma de rivalidad. Los sentimientos de cul-
sentire (volver a sentir): el resentimiento está cons- pa, por el contrario, pueden ser verbalizados: «No
tantemente escarbando en el pasado, reviviendo soy una buena persona. La mayoría de mis deseos
pasadas batallas que no pudo ganar, y a menudo y de mis actos me parecen mezquinos y malos. La
persiste en este juego durante toda su vida. El verdad es que mis fallos merecen el desprecio y el
resentimiento llega a ser un hábito emocional: los castigo. ..». Los sentimientos de culpa inhiben el
sentimientos no son causados por los demás, sino espíritu competitivo. Son más bien reacciones a
por nuestras propias respuestas emocionales, por los impulsoshostilesy agresivosque uno sienteen -
nuestras propias opciones y reacciones. El resen- su interior.

- 118- -119-
1

Para liberarse de tales sentimientos de culpa siones, ni internas ni externas, sobre mi compor-
se intenta, por lo general, renunciar a competir, tamiento!». (Véase: Franz Alexander, Fundamen-
mientras que los sentimientos de inferioridad tals of Psychoanalysis, 1964).
suelen incitamos a adoptar una actitud compe-
titiva. Lo normal es que los sentimientos de culpa
nos muevan a la subordinación y se manifiesten La «sexy-boom» y el «macho rapaz»
en auto-desestima y auto-punición. Por lo ge-
neral, las-personas tratan de liberarse de los sen- A excepción del caso patológico de las nin-
timientos de inferioridad a base de ambicióIl y fomaníacas, que viven obsesionadas por el sexo,
competitividad, intentando vengarse o ~quedar la mayoría de las mujeres jóvenes que juegan a
por encima. En cambio, la liberación de los sen- desempeñar el papel de la «sexy-boom» no lo ha-
timientos de culpa suele buscarse mediante la cen porque disfruten realmente de la sexualidad
sumisión y tratando de evitar toda conducta hostil genital ni porque estén «hipersexuadas», sino más
o agresiva. Los sentimientos de inferioridad tien- bien porque sienten que no tienen otra cosa que
den a producir rebeldes; los sentimientos de cul~ ofrecer más que un cuerpo provocativo. Pretenden
pa tienden a producir conformistas moderados y atraerse la atención masculina y desean ser po-
sumISOS. pulares. La pequeña estratagema de este juego sue-
le tener éxito, pero las conquistas que se logran
La ambición y la competitividad, en el caso no suelen ser gran cosa, pues casi siempre se trata
de la persona dominada por la culpa, se limitan al de individuos emocionalmente inmaduros. Aparte
ámbito de la imagina~ión y la fantasía de dicha de este penoso motivo de ganarse un mínimo afecto
persona, la cual suele ser una persona retraída, y llamar la atención,. a veces lo que pretende la
poco amiga de llamar la atención y que intenta a «sexy-boom» es rechazar y mortificar a sus pro-
toda costa evitar las contradicciones. Es una per- genitores.
sona con tendencia a minimizar sus propias posi- Por su parte, el «macho rapaz» suele ser un
bilidades. Tras adoptar un comportamiento que su ególatra en búsqueda constante de nuevas con-
conciencia no puede aprobar, la persona con sen- quistas que añadir a su colección de «trofeos». Sus
timientos de culpa suele proponerse no volver a sentimientos de inferioridad son bastante profun-
hacerlo jamás. En cambio, la persona con senti- dos, y él pretende compensarlos tratando de hacer
mientos de inferioridad reacciona casi siempre pre- conquistas entre las personas del otro sexo. A ve-
guntando: «¿Y por qué no? ¿Por qué no voy a ces, los «conquistadores» que más éxito tiene no
hacerlo? ¡No pienso ceder a ningún tipo de pre~ son más que unos neuróticos que se esfuerzan di-

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ligentemente en encubrir su propia inseguridad per- sumamente eficaces para impedit la comunicación
sonal; por eso son más dignos de compasión que son:
de reproche.
1) Hablar muy poco. Puede que la gente crea
Lo verdaderamente triste, tanto de la «sexy- que eres muy «profundo» si no abres la boca. Dice
boom» como del «macho rapaz», es que ambos un viejo refrán que «los ríos profundos fluyen si-
buscan algún tipo de intimidad o de cercanía hu- lenciosos».
mana. Ahora bien, dado que el llegar a una inti-
2) Hablar tanto que los demás no puedan en
midad personal requiere bastante tiempo y exige modo alguno «codificarlo» ni averiguar nada acer-
mucha sinceridad (comunicación «gut-level»), y ca de ti. Empleando esta técnica, no podrás hablar
dado que estas personas se sienten absolutamente mucho sin contradecirte un montón de veces. Y
incapaces de pagar semejante precio, sustituyen la absolutamente nadie podrá acusarte de no poner
intimidad personal por la intimidad física. En su nada de tu parte para comunicarte. Sólo los más
propia opinión, no están en condiciones de hacer
perspicaces caerán en la cuenta de que no saben
nada mejor. de qué demonios estás hablando.
Nadie le toma cariño al lado «inútil» de la
vida, dice Alfred Adler en su obra What Life El solitario
Should Mean to You, a no ser que tema acabar
frustrado si se queda en el lado «provechoso». Los Hay una forma o juego de evasión que guarda
que juegan a esto suelen ser tan inmaduros emo- . bastante similitud con la «torre de marfil» del in-
cionalmente que practican el donjuanismo de por telectualismo que describíamos anteriormente: el
vida y son incapaces de amar a nadie de un modo juego del aislamiento. El solitario se aísla de los
duradero, si es que son capaces de amar de algún demás, vive solo y trata de convencerse de que es
modo.
eso lo que le gusta. Al adoptar esta especie de
confinamiento solitario, consigue eludir los más
difíciles retos de la vida y la sociedad humanas.
El silencioso y el locuaz Adopta una actitud de suficiencia, se burla de todo
lo que sea «organización» y se ríe de los pobres
Hay dos maneras de no comunicarse con los «gregarios», a los que mira con una pretendida
demás; y, debido a diversos temores, la mayoría actitud de superioridad y condescendencia. Y no
de nosotros somos reaCiosa permitir que los demás deja de decirse a sí mismo que él está por encima
sepan quiénes somos realmente. Esas dos técnicas de semejantes absurdos.

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I
El neurótico está desgarrado por dos impulsos con el tiempo, a crearse un mundo confortable en
IU internos: uno que le lleva hacia los demás y otro el que puede ser «alguien». Muy a menudo, el
1.._,
que le aparta de ellos. El solitario es un neurótico soñador ha ambicionado más de lo que sus posi-
I que opta por este segundo impulso. Se bate en bilidades le permitían alcanzar, y tiene que com-
I
retirada y, dado que no puede relacionarse fácil- pensar a base de fantasía sus contratiempos en la
i~li mente con los demás, se embarca en este juego realidad. Esto se denomina «ficción neurótica»: el
para evitar fracasos en sus relaciones humanas. Los soñador tiene una coartada para explicar cada uno
efectos últimos vendrán condicionados por lo que de sus fallos y fracasos. Pero no puede conciliar
haya en el interior del solitario, por las razones de sus ambiciones con sus posibilidades. Por eso, lo
sus tendencias aislacionistas. Si lo que predomina que fundamentalmente necesita es valor para acep-
es la hostilidad, puede acabar estallando en vio- tarse a sí mismo tal como es.
lencia, como fue el caso de Lee Harvey Oswald.
Si predomina la ansiedad, puede producir hábitos
neurótÍCoscompulsivo-obsesivos (por ej., lavarse
constantemente las manos). Si lo que predomina El «sufridor»
es la paranoia, se ahondará el abismo entre la per-
sona y el resto de la raza humana. El modelo es- Algunos neuróticos han sido condicionados de
capista acaba siempre en alguna forma de tragedia. tal modo que se sienten culpables cuando disfrutan
de algo en la vida. Como en cierta ocasión dijo
Abraham Lincoln, «las personas son, aproxima-
El soñador damente, tan felices como deciden que van a
serIo». Este juego «masoquista» exige una nueva
Este es, claramente, un juego de «evasión». penitencia por cada placer. El «sufridor» rara vez
El soñador está resuelto a huir de la realidad. Con- gasta dinero en cosas frívolas, y no disfruta real-
sigue grandes logros en su mundo de fantasía, don- mente de un espectáculo, por ejemplo, si la entrada
de obtiene reconocimiento y «honores». Con mu- es cara. Por otra parte, tiende a enredarse en si-
cha frecuencia, sus sueños son un .sucedáneode la tuaciones afectivas imposibles, y suele encapri-
realidad y representan una forma de compensar su charse de alguien totalmente inalcanzable. Si en
falta de éxito en el mundo real. Al soñador suelen algún momento se sorprende a sí mismo pasándolo
gustarle las películas y los relatos, porque le pro- bien, ideará, cual pecador contrito, alguna manera
porcionan a su imaginación nuevos escenarios y de castigarse por ello. Las ganancias materiales le
materiales para futuras ensoñaciones, llegando, parecen fútiles y absurdas, y rara vez cae en la

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