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La . mujer desnuda Un estudio del cuerpo femenino Desmond Morris Traduceién de Miguel Hernandez Sola y Virginia Villalon a t Die. 2204 Planeta 16 LA MujER DESNUDA Asi que, para resumir, en el recorrido de los sexos humanos por su senda evolutiva hacia neotenias cada ver mayores, los ma- chos se comportaban de una manera cada vez més infantil, aunque mostraban menos cambios fisicos, mientras que las hembras de- sarrollaban cada ver més cualidades fisicas infantiles aunque mos- traban menos cualidades mentales infantiles. Es importante hacer aqui una observacién sobre el grado de diferencia entre los hombres y las mujeres. Me he concentrado en enumerar las diferencias entre los sexos, pero es crucial recordar que ambos sexos humanos son un centenar de veces més neoté cos ent todos los aspectos que los sexos de otras especies. Las dife- rencias entre hombres y mujeres son muy reales y muy interesan- tes, pero siguen siendo muy leves. Slo me he detenido en ellas porque es importante para establecer, desde el principio, el hecho de que el cuerpo de la hembra humana estd més evolucionado en muchos aspectos —es por tanto mds neoténico— que el del ma- cho. Comprender esto ayudaré a clarificar muchos de los rasgos dela anaromia femenina que encontraremos cuando viajemos de la cabeza a la punta del pie, aunque no lo explicaré todo, porque ha habido ademés otros muchos cambios evolutivos en Ia anato- mia femenina muy especializados, particularmente en los rasgos sexuales y reproductivos, que han contribuido a hacer del cuerpo de la mujer un organismo tan evolucionado y maravillosamente perfeccionado, Como vamos a ver.. E3 2. El cabello En la actualidad apenas existen mujeres que se dejen crecer el ca- bello tanto como la naturaleza pretende. Si lo hicieran, termina- rian con una meena que les llegarfa por debajo de las rodillas, 0 si fuesen de piel oscura, con una enorme mata lanuda alrededor de su crdneo. Los antropélogos no explican nunca cémo se las arre- glaban nuestros primiivos antepasados para enfrentarse con esas extravagantes pautas de cabellera antes de que se inventaran los cuchillos, las tijeras, los peines y otras herramientas para acicalar- se, quizd porque no tienen respuesta. A menudo, cuando se habla ‘de gente prehistérica en los libros, las ilustraciones muestran en sus imaginativas reconstrucciones a mujeres que de algiin modo misterioso han ido a la peluqueria antes de posar. Su cabello es siempre demasiado corto. A no ser que, en vez de la prostitucién, la profesién més antigua del mundo sea la peluquerfa, aqui hay algo que no encaja, y el error oculta uno de los grandes misterios, de la anatomfa femenina: a saber, zpor qué a la hembra humana le crecen cabelleras tan exageradamente largas? {guo, tribal, una mata de cabello tan desproporcionada y ondulan- te resultarfa un serio obsticulo, reminiscencia de una cola de pavo real. ;Cudl es pues la ventaja evolutiva de un desarrollo tan exce- sivo? Es incluso més extrafio el hecho de que, aparte de en la cabe- za, as axilas y los genitales, la hembra humana tipica carezca préc- ticamente de cabello. Es verdad que, con una lente de aumento, es posible ver pelos diminutos y atrofiados en todo su cuerpo pero én un mundo anti- 18 LA MUJER DESNUDA a cierta distancia son invisibles y su piel es funcionalmente des- nuda. Esto hace que su larguisimo cabello en la cabeza sea atin més extrafi. No es dificil rastrear el origen del patrén de cabello humano. Cuando un fero de chimpancé tiene unas veintiséis semanas muestra una distribucién de pelo muy parecida a la de nuestros adultos. El hecho de que en los humanos ese patrén sobreviva en la edad adulta es otro ejemplo de neotenia. A diferencia de los si- mios, que desarrollan un manto completo antes de nacer, no- sotros conservamos la distribucién de cabello fetal toda nuestra vida. Los hombres son menos avarzados que las mujeres en este aspecto, al tener cuerpos més peludos, largos bigotes y barbas, pero ambos sexos siguen estando funcionalmente desnuidos en la mayor parte de su superficie corporal. Ni siquiera el més peludo de Tos hombres conseguirfa ninguin calor de su pecho velludo en una noche frfa, ni evitaria quemarse por el sol con un calor intenso, Asi pues, pareceria que la naturaleza nos ha dotado de un re- parto del pelo extremadamente rato comparado con otras espe- cies. El feto de simio puede darnos pistas sobre de dénde provie- ne nuestra curiosa pauta de cabello adulto, pero no nos dice qué ventaja de supervivencia obtuvimos por el hecho de no perderla. Inevitablemente, cuando no existe una explicacién obvia, prolife- ran las ideas especulativas. Los defensores de la teorfa acudtica del origen humano han sugerido que perdimos nuestro pelaje corporal como adaptacién para nadar, pero conservamos el pelo de la cabeza para proteger la parte superior de nuestras cabezas de los rayos del sol. También hhan sugerido que el larguisimo cabello de las hembras serviria para que los bebés se agarraran a él cuando nadaban con sus ma- dres. Los eriticos de la teorfa acudtica consideran que esto es inve- rosimil. Si las madres hubieran estado buscando comida en el agua, probablemente no habrian permitido que sus crias las acompafiaran. Por otra parte, si nuestros antepasados evoluciona- ron en un clima afticano célido, es probable que su modelo de ca- bello no fuera largo y flotante, sino mucho mas espesos més pare- cido al que se ve en las cabezas africanas actuales. La idea del crdneo peludo como proteccién tiene sin embar- FL CABELLO 19) g0 cierto sentido, con o sin una localizacién acustica. Si los hu- ‘manos primitivos se convirtieron en cazadores/recolectores di nos en las sabanas africanas, necesitarfan una proteccién del in- tenso calor del sol tropical. El espeso cabello en la cabeza se la proporcionaria, mientras que mantener desnudo el resto de la piel aumentaria espectacularmente la reftigeracién mediante el sudor. (El sudor refrigera cinco veces més eficazmente la piel desnuda que’tin manto de pelo.) Si otros animales africanos conservaron su pelaje corporal, eso fue presumiblemente porque estaban més activos al alba y al crepdsculo, cuando el sol no caia de plano so- bre ellos, pero los primeros humanos eran animales tipicamente diurnos, como otros monos y simios. Esto podria explicar el caracteristico estilo capilar africano —una espesa y tupida cubierta sobre el cuero cabelludo, que ais- la eficazmente al cerebro del recalentamiento—, pero no ayuda a clarificar el misterio del largo y flotante cabello de los humanos de las regiones mas frias del norte, Algunos antropélogos han sugeri- do que el cabello muy largo en la cabeza ayudaba a mantener ca- liente en invierno los cuerpos de las gentes del norte, como una capa natural que cayera sobre los hombros y colgara espalda aba- jo. Por la noche, la gran melena de cabello podia haber servido casi como manta contra el fio glacial, Incluso puede haberles dado la idea para fabricar sus primeras ropas enrollindose pieles de animales en el cuerpo. Pero si ése fuera el caso, zpor qué a los humanos de las regiones frias no les volvié a crecer un manto completo de espeso pelaje para protegerlos? Como antes, hay se- rigs fallos en el argumento. La explicacién més probable es que el curioso patrén de ca- bello humano actuase como una bandera de la especie; una seal que nos distinguiera de todos nuestros parientes cercanos (parien- tes que hemos eliminado hace mucho tiempo). Si intentéramos representar a un pequefio grupo de nuestros antepasados remotos, mucho antes de que desarrollaran medios de abrigo 0 cualquier clase de instrumentos cortantes, esté claro que tendriamos que darles una apariencia muy diferente de cualquier otra cosa del planeta. Con sus cuerpos desnudos coronados por largas capas ‘ondulantes o gigantescas matas lanudas, serfan inmediatamente 20 LA MUJER DESNUDA identificables como miembros de esta especie recién inventada que camina sobre sus pacas traseras. Fsta puede parecer una extra- fia forma de etiquetar a una especie, pero una mirada répida a otros simios y monos nos demuestra en seguida con cudnta fre- cuencia extrafios patrones de cabello han surgido como sefiales de identificacién de una especie. Existe una gran variedad de crestas, melenas, capas, barbas, bigotes y mechones de pelo brillantemen- te coloreados. Los primates son animales predominantemente vi suales y de ello se deduce que el mado mis ripido y eficaz de dis- tinguir una especie de otra es desplegar sefiales visuales llamativas. En su condicién primitiva, nuestros remotos antepasados humanos, con sus cuerpos desnudos y su largo cabello, podian set localizados a distancia y ser diferenciados ficilmente de sus pri- mos cubiertos de pelo. Acercéndonos un poco mis, seria posible distinguir entre los sexos. Los machos, con sus caras peludas, no podrian ser confundidos con las hembras de caras desnudas, Sin embargo, en los patrones humanos de cabello hay algo mas que la identificacién de especie y de sexo. Cuando los seres humanos comenzaron a expandirse desde su tierra natal originaria cn Africa y se vieron obligados a adaptarse a distintos entornos, es- tos nuevos pueblos comenzaron a diferenciarse cada vez més de los tropicales que dejaban atrés. La necesidad de amoldarse a climas diferentes les hizo tomar caminos evolutivos que los llevaron al des- arrollo de varios tipos raciales distintos. Viendose en la necesidad de sobrevivir en desiertos secos y cilides, o en zonas de temperaturas moderadamente clidas, o en las heladas tierras del norte, sus cuer- pos tuvieron que experimentar modificaciones si querian salit ade- lante. Una vez logradas estas modificaciones era importante que no se perdicran. Al igual que con otras tendencias evolutivas, se tuvieron que levantar barreras que redujeran los cruces. Las dife- rentes razas tenfan que tener un aspecto tan diferente una de otta como fuera posible. Uno de los modos mis répidos de conseguir esto era variando el patrén de cabello humano, Cabello lanudo, rizado, ondulado, liso, rubio: variaciones que podfan etiquetar ré- pidamente a los grupos humanos como diferentes unos de otros. Obviamente, este proceso comenz6 a cobrat velocidad en una fase temprana, mientras los humanos extendfan su presencia EL CABELL 24 por cada vex més partes del mundo. Hay pocas dudas de que fba- mos camino de evolucionar como nuevos grupos de una especie relacionada intimamente: humanos de los trépicos, humanos de los desiertos, humanos de zonas templadas, humanos de los polos y asi sucesivamente. Nuestros diferentes estilos capilares fueron la primera muestra de que se estaba llevando a cabo este proceso. Pero antes de que legara muy lejos, la historia humana dio un nuevo giro espectacular. Mediante nuestra avanzada inteligencia, nos hicimos increiblemente méviles, Inventamos botes y barcos, domamos caballos y los montamos, inventamos la rueda ¢ hici- ‘mos catros, construimos trenes y coches, ferrocarriles y aucopistas y.inalmente, aviones. Las diferencias raciales que habian comen- zado a desarrollarse estaban todavia en una fase muy preliminar. Slo en dos campos se habia hecho algin avance: en el relaciona- do con el calor y la humedad (diferencias en la pigmentacién.de la piel, fa densidad de las glindulas sudoriparas y rasgos semejan- tes) yen el relacionado con etiquetas visuales: las pautas capilares. Las poblaciones humanas modethas tienen en la actualidad pocas ocasiones de utilizar las adaptaciones climticas de sus cuer- pos. Hay especializaciones que se han quedado casi obsolecas. Hemos aprendido a dominar nuestro entorno con nuestras ropas, con fuego y calefaccién central, con reftigeracién y aire acondi- cionado. Las diferencias supervivientes entre las razas ya no son importantes. En cuanto a los diferentes patrones capilares que surgieron como mecanismos de segregacién que ayudaran a man- tener apartados los diferentes tipos, hoy sélo son una molestia desfasada, Puesto que ya no nos separamos, sino que nos mezcla- mos por todo el mundo, slo conducen a la desarmonfa. En el futuro, con nuestras poblaciones cada vez mis mezcladas, estos mecanismos de segregacién finalmente desaparecersn, pero entre- tanto es necesario comprenderlos. Si pensamos, errdneamente, que reflejan profundas diferencias entre razas, continuarén cau- sando problemas. Pueden ser llamativos, pero son triviales y su- perficiales y como tal deben ser contemplados. Volviendo ahora concretamente al cabello de la cabeza feme- nina; esta claro que los largos mechones y la cara desnuda de la hembra debieron de suponer un contraste visual sorprendente. Si, 22 LA MUJER DESNUDA como he explicado, el excesivo crecimiento capilar en la cabeza se desartollé sobre todo como un indicador visual, no deberia sor- prendernos que, durante siglos, haya sido objeto de tanta aten- cin, tanto positiva como negativa. Se ha realzado, ocultado, mol- deado, cortado, rizado, estirado, ondulado, levantado, soltado, soloreado y adornado de mil maneras diferentes. Ha sido todo, esde el maximo atractivo de la mujer hasta motivo de estrictos tabties religiosos. Ninguna otra parte del cuerpo femenino ha es- tado sujera a una gama tan increible de variaciones culturales. Antes de examinarlas més detilladamente, merece la pena mirar més de cerca los cabellos individuales en si mismos. Hay al- rededor de 100.000 en cada cabeza humana. Las rubias tienen el cabello mis fino y lo compensan teniendo una cantidad ligera- mente superior a la media, habitualmente alrededor de 140.000. Las morenas tienen unos 108.000 cabellos, mientras que las pel rrojas, cuyo cabello es més grueso, poseen sdlo 90.000. Normalmente, cada cabello crece durante unos scis afios. Luego entra en una fase de descanso de tres meses antes de caers En un momento cualquiera, el 90 por ciento de los cabellos esta creciendo activamente mientras que el 10 por ciento estd descan- sando. Por lo tanto, en una vida humana completa, en cada bul- bo piloso crecen doce cabellos, uno después de otro. A diferencia de otros mamiferos, los humanos no tienen mudas estacionales. Nuestto cuero cabelludo tiene el mismo espesor en todas las esta- ciones. Como promedio, cada cabello crece 13 centimetros al afio, aunque en el caso de los jdvenes adultos sanos llega a 18 centime- tos al afio. Asi pues, si no se cortara, cada cabello crecerfa més 0 menos un metro antes de caerse. Esio excede cualquier largo de cabello de cualquier otro primate y es una de las caracteristicas realmente tinicas de la especie humana En raros casos hay una excepcidn a esta norma, En lugar de cacrse al cabo de seis aftos, los cabellos siguen creciendo cada vez més, hasta que Hegan al suelo. En algunos casos atin més alld y al- gunas mujeres han llegado a tener el pelo tan largo que podian pi- sdrselo. Una joven americana posefa una cabellera de mds de cua- tro metros de longitud, pero incluso ese extraordinario logro fue ELCABELLO 23 superado por una mujer china cuyos cabellos, récord mundial, median casi cinco metros. Es como sien la tendencia genética se hubiese desarrollado tanto imperu para producir cabello humano cada ver mds largo, que en ocasiones se desbocase creando indivi- duos de extraordinarias cabelleras. Incluso sin Hegar a estos extremos, esté claro que con tanto cabello a su disposicién, el siempre inventivo ser humano en se- guida iba a sentirse tentado a experimentar con diferentes formas y estilos, Sabemos por algunas de las estatuillas de Venus més an- tiguas que esto ha sido asi desde hace por lo menos 20.000 afios. Se han encontrado tallas de la Edad de Piedra que muestran con claridad diversos estilos de peinado distintos, incluidas elaboradas patticiones desde el medio de la cabeza y, en un caso, con el afia- dido de una trenza cayendo sobre el hombro derecho. Echando una mirada a perfodos hist6ricos anteriores al nues- 110, es posible ver cémo han ido, cambiando lentamente los estilos predominates, mostrando cada época las modas capilares que fileron propias de su tiempo. En la era moderna, con la existencia de salones de peluquer‘a profesionales y los sistemas de comuni- cacién global, la rapidez de estos cambios de moda se ha acelera- do de una forma espectacular. ‘Actualmente, en el siglo 2011, hay tantas influencias vigentes que ya no existe una tendencia inica. Con la individualidad a la orden del dia, hay més estilos capilares que nunca. El deseo de imitar a las celebridades todavia da lugar a minicendencias de cor- ta duracién, pero hay tantos modelos para elegir que no hay nin- gtin lider claro que pueda decir: «Este es el estilo de peinado de comienzos del siglo x21.» El cabello corto, préctico, de la mujer politica, el cabello largo suelto de la estrella del pop, el cabello cui- dadosamente «despeinado» de la actriz. de Hollywood, el cabello erizado y salvaje de la rebelde, todos estos y otros mas se pueden ver juntos en nuestros periddicos del dia. E intentar etiquetar, aunque sea burdamente, estos estilos divergentes es estereotipar sin base porque, dentro de cada tipo, hay innumerables variances menores, Este no es lugar para enumerar todas estas variantes inventi- vas en detalle, pero ses importante apuntar que, a lo largo de si- 24 LA MUJER DESNUDA _slos, ha habido una pequefia cantidad de eestrategias capilares fe- meninas» importantes. Estas estén relacionadas no con los capri- cchos de la moda, sino con las posibilidades basicas de lo que pue- de hacerse con ef Cabello, femenino. Algunas de estas estrategias han desaparecido en la historia y en la actualidad parecen muy ex- trafas, Otras siguen vigentes. La estrategia mis sencilla de todas es la de adoprar el Estilo Natural. En ésta, la mujer lleva el pelo cayéndole, suelto y nacural ‘en todas las ocasiones, tanto en puiblico como en privado y tanto «en ocasiones sociales especiales como en la cotidianidad. Puede la- var, cepillar y peinar su cabello, pero no intenta arreglarlo 0 mo- delarlo de ninguna forma. Aunque ésta es la més basica de las es- trategias, actualmente es relativamente fara. Se puede encontrar todavia en sociedades no sofisticadas o en culturas donde la senci- llez se ha convertido en una doctrina social. Puede ser fruto de la pobreza, pero incluso alli donde no hay dinero pata gastar en pro- ductos para el cabello cuidado capilar profesional, a las mujeres nativas les gusta arteglarse el pelo. Hacerse trenzas, coletas, mofios cuesta poco o nada, y ayuda a pasar el tiempo. Entre las mujeres que tienen que desarrollar un trabajo fisi- co intenso —en los campos o en la fabrica, por ejemplo— pre- domina el Estilo Préctico. El pelo es recogido en la parte de atrds de la cabeza por comodidad, para impedir que caiga sobre los ojos o se enrede. Cuando la mujer no esta llevando a cabo sus ta- reas diatias, se lo desata y deja que caiga suelto. Esta ha sido una estrategia campesina popular en el pasado y todavia hoy es adop- tada por muchas mujeres que, aunque ya no llevan a cabo traba- jos fisicos duros, consideran que el cabello sujeto en una cola puede ser titil para controlar el cabello desgrefiado, tanto en el trabajo como en casa Pero, para la mayor‘a de las mujeres, especialmente las que viven en sociedades urbanas, las soluciones précticas y naturales nunca han bastado. Durante siglos han adoprado el Estilo Peina- do en el que el cabello se arregla de algiin modo: sujeto, modela- dG, tendo, ondulado, estirado, escalado, con mechas o adornado, Esta es la estrategia habitual, especialmente en aquellos paises donde los salones de peluqueria abundan, pero esta prohibida en FLcABeLLo 25 aquellos donde rigen estrictas normas religiosas y las exhibiciones de belleza femenina son tabi. Dos de las estrategias principales en el arreglo del cabello son destacarlo o disimularlo. Aumentar el pelo incrementa la fuerza ‘de la exhibicidn visual de cualquier modificacién que se haya es- cogido, Hace que la mujer parezca més alta y se la vea més. La forma favorita para conseguirlo ha sido ponerse alguna clase de peluca. Llevar pelo postizo es una estrategia que tiene al menos 5,000 afios de antigtiedad, En el antiguo Egipto, las mujeres de alto rango tenfan la costumbre de afeitarse la cabeza completa- mente y luego lucir una recargada peluca en piblico. Las mujeres romanas no se afeitaban la cabeza, pero también les gustaba po- “herse pelucas como una muestra de estatus, Su forma de presumir adquirié un rasgo desagradable cuando se puso de moda que el | cabello de que estaban hechas sus pelucas proviniera de las cabe- | zas de las personas derrotadas cuyos paises habfan sido conquista- / dos por el ejército romano —una antigua versién romana del arrancar el cuero cabelludo a los enemigos. Las pelucas fueron_prohibidas por la Iglesia en los.tiempos medievales, pero reaparecieron en la época isabelina. Esto se debié cen gran parte a que los primitivos cosméticos de la época perjudi- caban tanto el cabello y la piel que se hizo necesaria una cobertu- ra absoluta. Pero las pelucas ornamentales no iban a alcanzar su cenit hasta el siglo xvitt, cuando, a fuerza de exagerar, los aftadi- dos capilares de las mujeres elegantes llegaron a superar cualquier fotta cosa vista hasta entonces. Algunas de las pelucas tenian més | de 75 centimetros de altura y estaban elaboradamente decoradas. | Los marcos de las puertas debieron subirse para permitirles el > paso. Los asientos de los carruajes tuvieron que ser bajados espe- cialmente. Hubo que diseftar camas especiales para que las muje- res pudieran tumbarse y descansar mientras Hevaban puestas sus enormes pelucas. En la Opera de Paris, sdlo se permitfan las pelu- cas en los palcos: su presencia en cualquier otto lugar habria ocul- tado el escenario, Ninguna otra estrategia capilar ha producido nunca tanto impacto en la sociedad. Fue un ejemplo de un cierto consumo ostentoso. Debido al enorme coste de fabricacién y 26 LAUER DESNUDA mantenimienco de las pelucas, los maridos de sus portadoras tu- vieron que ser inusitadamente generosos para costear la moda. Por consiguiente, se ha aludido a las exhibiciones capilares de sus esposas como un ejemplo de «consumo vicario» —una forma de mostrar lo ricos que eran sus esposes. La tinica capaz de poner fin a esta moda escandalosamente extrema fie «Madame Guillotine», que corté las aristocréticas ca- bezas portadoras de pelucas. Después de la Revolucién francesa el uso de pelucas ornamentales no se recuperd completamente. Hubo momentos en los que resurgié brevemente de una forma ‘otra —como con las divertidas pelucas de la década de 1960, he- chas de materiales sintéticos y en brillantes colores artificiales—, pero los tiempos gloriosos se acabaron. En tiempos més moder- nos, cuando se han Hlevado pelucas, han sido tan realistas como para desmentir su propia existencia Algunas mujeres (especialmente aquellas cuyo cabello au- téntico se empobrece con la edad) no aparecerin nunca en pui- blico sin una realista peluca en su sitio, Bastantes celebridades famosas adoptan también esta estrategia, no por problemas capi- lares, sino por un asunto de comodidad. Aunque su cabello esté en buen estado, a menudo les resulta mas fécil llevar una peluca que gastar un tiempo valioso en erreglarse el cabello. La gran ventaja de esto es que una serie completa de elegantes pelticas | pueden ser peinadas y conservadas en perfectas condiciones en " ausencia del portador. Volviendo a la estrategia de destacar el cabello, un ejemplo notable en el pasado reciente es el Estilo Cabeza Grande que se hizo popular en la década de 1980. En éste, en lugar de llevar pe- luca se intenta que el cabello auténtico de la propietaria parezca lo més voluminoso posible. La apariencia de mayor volumen se ob- tiene «secindolo boca abajo, cardéndolo, echéndole espuma y luego rociindolo de laca en abundancia». El resultado, que de- safiaba la gravedad, fue descrito sarcésticamente por un critic como «una de las maravillas arquitecténicas de nuestro tiempo». Denominado algunas veces Cabello Dolly Parton (por la cantan- te country americana), este estilo ampuloso fue especialmente po- pular en las pequefias ciudades americanas y en los estados sure- EL CAMELLO. 27 fios, donde se ofa a menudo el lema: «Cuanto més alto el cabello, ms cerca de Dios.» Una de las razones de su popularidad era que su gran volumen hacia que los rasgos faciales grandes parecieran més pequefios y por lo tanto mds atractivos. Era también extra- jo y alegremente positivo, haciendo que la portadora pare- ciera més segura de s{ misma. Sin embargo, para sus detractores, éste era descarado y vulgar y nada mas que una compensacién de insuficiencias, Y tenfa un grave defecto —pudo haber sido un re- clamo femenino llamativo, pero también resulté ser antisexual— porque los hombres no podian meter sus shanos en él, despeinar- Jo 0 acariciarlo suavemente. Ms recientemente, se ha preferido una forma mds sofistica- da de destacar el cabello. Las extensiones capilares se afiaden al Ci- bello natural para hacerlo parecer mucho més largo. Se hace para transformar de manera temporal el peinado de pelo corto, 0 cuan- do el cabello natural no crece tanto como desea la mujer. Las mo- dernas técnicas de peluqueria han hecho casi imposible detectar la presencia de estas extensiones capilares, aunque algunas de ellas son visibles, deliberadamente artificiales y actan como una espe- cle de poste. La segunda estrategia principal de peinado es disimular de alguna forma el cabello natural, bien quitando. parte de él, bien recogiéndolo muy apretado, En su versién menos extrema adopta la forma de un peinado controlado y sobrio en ocasiones sociales especiales, pero suclto y natural para el uso diario y en privado. En décadas recientes, muchas mujeres desean parecer «naturales» la mayor parte del tiempo, aunque se toman muchas molestias para ocasiones muy especiales, como entierros, bodas y grandes acon- tecimientos y celebraciones. Para imbuirse de posicién social y disciplina se recogen el cabello en alto o lo constrifien de alguna manera, Esta exhibicién dice al espectador: «Soy importante, soy seria, no te tomes confianzas conmigo.» ~~ Algunas mujeres van un paso mds alld y jams llevan suelto el cabello en public. Lo mantienen estrictamente sujeto en un mofo apretado o en algiin otto peinado, constrefido en todo mo- mento, hasta en la intimidad de su hogar. Esta es la que se podria llamar la estrategia «gobernanta» 0 edirectoray. Las mujeres que ve 28 La MUJER DESNUDA necesitan_imponer su autoridad sobre los demas pueden aumen- tar su apariencia de control y poder sujeténdose el cabello de la manera mds tirante posible sobre el crinco. Esto las desfeminiza y las despoja de cualquier apariencia de relajacién o libertad perso- nal. Su cabello esté tan ordenado que no puede ser despeinado, , tan bien arreglado que no puede ser acariciado. Eso las hace pare cer tanto literal como metaféricamente inmutables y las vuelve inaccesibles ¢ intocables. Oras mujeres han optado por llevar el pelo tan corto que no puede «sujetarse», «levantarse» 0 «scltarse». El poco cabello que se deja puede colgar suelto, pero ya no requiere ser sujetado atris para facilitar el trabajo fisico, ni el peinado se puede cambiar para adaptarse a diferentes contextos sociales. de la década de 1920 fueron las primeras tipo de peinado como una declaracién de principios_y reaparecié luego, en la de 1960, mediante el trabajo del peluquero Vidal Sassoon. Evidentemente, el mensaje que pretende transmitir el Estilo Corto es que las mujeres que lo lucen son activas y despreocu das, Reducen su cabello a una versién elegante pero muy al da, afirmacién masculina en lugar de una remilgada exhibicién femenina. Sin embargo, el problema es que, aunque su reivindi- cacidn en principio tenfa sentido, ea la préctica los peinados cor- tos de las décadas de 1920 y 1960 resultaron ser bastante dificiles de mantener en buenas condiciones después de salir de la pelu- querfa. El Estilo Corto resurge de nuevo en la década de 1970 cuan- do, dé‘tina forma mds severa, se corvierte en una estrategia fem nista corriente, habitualmente como una demostracién reivindi cativa en la que las mujeres buscan que sus colegas masculinos las ‘raten con més respeto en su lugar de trabajo. Hacia 190, los peinados cortos se haban suavizade. Habian adquirido un coque mas femenino. La estrategia capilar de la mujer de negocios pos- Feminista estaba diciendo: «Sigo siendo disciplinada, pero ya no tengo que renunciar a mi feminidad para representar un papel protagonista en este mundo.» Al ser més flexible, el estilo de la década de 1990 se debatié entre un pelo corto excesivamente hombruno por un lado o demasiado recargado ornamentalmen- ELCARELLO. 29 te por otro. Lo que se pretendfa era enviar un mensaje de sutil control combinado con un aire de libertad sexual. Esto se con- virtié en el reto de los peluqueros profesionales en Occidente en los albores del siglo x00. En una forma mds dristica de reduccién del cabello, algunas mujeres han decidido cortarse el pelo casi al rape. Esto elimina coda posibilidad de «soltarse el pelo», incluso en privado. Para las mujeres bellas, es una especie de declaracién desafiante que dice: «

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